SIN LÍMITES
BARCOS FANTASMA MISTERIOS DEL MAR
4 diciembre de 1872. Mediodía. Desde la cubierta del Dei Gratia, el catalejo del capitán Morehouse enmarca el triste balanceo de un barco: dos mástiles, más de 30 m de largo y casi 8 de ancho y poco menos de 200 toneladas; envuelto en las brumas y meciéndose sobre las tranquilas aguas del océano. Mientras la sombra del bauprés titubea vacilante sobre el lánguido oleaje, su timón prefiere dejarse guiar por las oscuras aguas. Solo cuando la densa neblina comienza a disiparse, el catalejo alcanza a descubrir el nombre de la goleta escrito sobre su armazón de proa: es el Mary Celeste.
Después de hacerle varias señales sin recibir respuesta, y, a pesar de que amenazaba borrasca, el capitán Morehouse decide botar una chalupa con tres hombres para aproximarse hasta la nave. Nadie les recibiría… Tímidamente, y tras abordar la goleta, los marineros inspeccionan la cubierta y sus camarotes. De proa a popa, de babor a estribor… sin rastro de ninguno de sus tripulantes, ni indicios para sospechar los motivos de su desaparición: no hay señales que permitan barajar la posibilidad de un fatal encuentro o un motín. Tan solo algunas velas han sido arrancadas por el temporal. La cabina del puente de mando se encuentra completamente parapetada con
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