SIN LÍMITES
AL BORDE DE UN ATAQUE DE ANSIEDAD
Sensación de falta de aire, cansancio, alteraciones en el sueño, irritabilidad, tensión muscular y dificultad para concentrarse son algunos de los síntomas de la ansiedad, un problema que, según datos de la OMS, padece 22% de la población en algún momento de su vida. El Estudio Europeo de la Epidemiología de los Trastornos Mentales estima que en el último año 6% de las personas ha experimentado síntomas como los citados.
No es asunto superficial, pues constituye, junto con la depresión, la principal causa de incapacidad en el planeta y juntas representan el cuarto motivo de consulta en los centros de salud. A pesar de todo, solemos restarle importancia, ya que no vemos en ella una enfermedad debilitadora que requiera tratamiento.
¿En qué consiste con exactitud la ansiedad? ¿Cuándo se convierte en un problema? “Desde el punto de vista fisiológico, es la respuesta a una amenaza, y eso biológicamente está bien. Si viene un león, te tiene que provocar la ansiedad suficiente para que salgas corriendo. Otra cosa es cuando la situación se cronifica y todo empiezas a verlo como un peligro”, dice Marina Díaz Marsá, presidenta de la Sociedad de Psiquiatría de Madrid y responsable de la Unidad de Trastornos de la Conducta Alimentaria del Hospital San Carlos de Madrid.
Eso sí, la situación cambia cuando en vez de impulsarte, te paraliza. “Las emociones ayudan a adaptarse mejor. La ansiedad nos activa, por ejemplo, cuando tenemos un examen. La dificultad aparece cuando te bloqueas y no eres
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