Platícame acerca de tus últimos proyectos, El baile de los 41 y El paraíso de la invención.
El baile se estrenó en noviembre. Esa película me emociona porque me dio la oportunidad de trabajar con David Pablos (Las elegidas) a quien admiro mucho y quien, desde mi perspectiva, uno de los directores más talentosos que tenemos en México. Con esta película tratamos de recrear imágenes de un hecho histórico al cual metieron en un baúl y le pusieron llave; se mitificó, ridiculizó y hasta caricaturizó. Abrir ese baúl es intentar armar imágenes más reales y aterrizadas.
El paraíso de la invención es la obra de teatro que me agarró en medio de la pandemia, y me salvó la vida y la cabeza. Me dio seguridad mental, le dio un sentido a mis días. Poder despertarme, tener un ensayo, repasar líneas, conectarse con los compañeros, realizar un trabajo. Lorena Maza es una directora a quien admiro y le tengo mucha estima; Marina de Tavira no es solo una actriz maravillosa, también es una compañera de trabajo estupenda. Agradezco esa obra más allá del resultado o del ejercicio, agradezco que me hayan aventado el salvavidas.
Como actores están acostumbrados a brincar de un proyecto a otro, de un personaje a otro.