El escenario es complejo. Quién lo diría cuando, en enero de 2022, comenzábamos a sacudirnos los escalofríos que había dejado el punto álgido de una pandemia que, a priori, no se vio venir. En realidad, podríamos decir que en los últimos cuarenta años (desde que se pronunció por primera vez la palabra ‘internet'), la realidad ha superado en multitud de ocasiones a la ficción.
Hoy, hemos asumido compartir nuestra vida en una red social u ofrecer todos nuestros datos a un reducido grupo de empresas que ya no escapan de sus propias auditorías algorítmicas.
Como la tecnología, no es ni buena ni mala, solo es nuestra realidad. Lo que inclina la balanza es siempre el uso que nosotros hacemos de ella.
Y en esa nuestra realidad, a las crisis socio sanitarias les pasa lo