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Con una inspiración arraigada en la naturaleza y la exploración de materiales orgánicos, el artista mexicano celebra la belleza de la imperfección y lo efímero, creando obras donde lo imprevisto juega un papel crucial.

Desde temprana edad, el arte se convirtió en un refugio para su expresión creativa, abriendo paso a una filosofía que continúa guiando su trabajo alrededor del mundo y tocando en su camino destinos como Barcelona, Grecia, Japón y Nueva York.

Motivado por la idea de retribuir a su país y a la comunidad artística que lo ha inspirado, en 2014 Sodi funda Casa Wabi en Puerto Escondido, Oaxaca, un proyecto diseñado por el aclamado arquitecto Tadao Ando que además de ser un espacio arquitectónico de impacto reúne excepcionales referentes de la arquitectura mundial, como Álvaro Siza y Alberto Kalach, y obras de escultores y artistas, entre ellos, del propio Sodi. Casa Wabi es un refugio para la creatividad y el diálogo horizontal, con programas de residencia artística, tanto en Oaxaca como en Tokio, talleres de artesanía y cine, así como espacios de exhibición en Ciudad de México, la fundación nutre un ambiente de intercambio cultural que trasciende fronteras y abre