Isabel Bongard
Por Susana Pacheco
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Isabel Bongard - Susana Pacheco
niñez.
ISABEL EN SU ALEMANIA NATAL
Isabel nace en el poblado de Mellen, perteneciente a la región montañosa de Sauerland, la que ocupa parte del estado federal de Renania del Norte - Westfalia, uno de los dieciséis Estados Federados que hoy conforman Alemania.
Isabel creció en torno al río Ruhr, afluente del Rhin en su curso inferior. Rodeado de bosques de follajes multicolores, la presencia diaria y silenciosa del ganado, los animados pájaros y los suaves lomajes hacen de esta región un bello y sereno paisaje.
Sus padres fueron Mathias Bongard, campesino y Margarete Cordes, dueña de casa. Karl su hermano mayor y Theodor, su hermano menor.
Mellen contaba en esos años con 28 grandes casonas. En una de ellas vivía la familia Bongard Cordes. En la actualidad quedan tan sólo siete de aquellas imponentes y bellas casonas rurales que albergaron la historia más íntima de esas familias alemanas, trabajadoras, católicas y muy sacrificadas.
Isabel asistió a la escuela a la que concurrían todos los niños de Mellen y que estaba ubicada en Balve, lugar distante a ocho kms. de Mellen, distancia que debía recorrer caminando diariamente. Por tradición, para las niñas no era necesario aprender a leer y escribir; era mejor que permanecieran en casa para ayudar en los quehaceres del hogar, en las faenas del huerto y colaborar en el cuidado de los hermanos menores.
Esta carta que Isabel envía a su amiga Dina, a los doce años, expresa claramente esta situación:
Balve, 21, Enero de 1862
Querida Dina, como tú quieres saber lo que yo hago cada día, así te voy a informar ahora. En la mañana a las seis horas me levanto o cuando tengo que ayudar a mi madre me levanto a las cinco. Entonces me visto, y cuando he hecho esto, rezo mis oraciones por la mañana. Después de haber rezado mis oraciones voy a la sala y aprendo mis lecciones que debo saber para la escuela. Más tarde tengo que cocinar la comida y cuando la comida está lista, tengo que poner la mesa y servirla. Las oraciones de la mesa las hace mi padre¹.
Pero el destino de Isabel era otro.
Gracias a su vehemencia y enorme capacidad intelectual, la educación le abrió un destino inimaginable para una mujer de su época.
Llegando el año 1862, y una vez terminada la educación primaria, Isabel inicia un nuevo destino. Con sólo trece años, es enviada al convento de las monjas Ursulinas, en la ciudad de Colonia.
Colonia, es una de las ciudades más antigua y grande de Alemania, construida a las orillas del río Rhin. Famosa por su catedral gótica, cuya construcción demoró seis siglos. Finalmente fue inaugurada en 1880, año en que Isabel ya vivía en Colonia.
El convento de las Ursulinas estaba bajo el alero del arzobispado de Colonia y esta congregación atendía una escuela popular para niñas de escasos recursos, a las que se les enseñaba un oficio: dibujo, costura, cocina, tedel arzobispado de Colonia y esta congregación atendía lar, de tal manera que una vez terminada su educación, las alumnas recibían un certificado de capacitación o competencia, por medio del cual les era posible ingresar a un trabajo en alguna fábrica o ejercerlo en forma independiente.
Además de esta escuela, las Ursulinas atendían un liceo para señoritas, con internado pagado y con una malla curricular que consideraba idiomas extranjeros, inglés y francés, música, ciencias naturales, matemáticas y talleres de arte. Este liceo para señoritas fue el que acogió a Isabel Bongard. Al recibir una educación de elite, ella ya estaba elegida
para cumplir una importante y noble misión, aun cuando su humilde origen de niña campesina le determinaba otro porvenir.
En Colonia, Isabel adquiere su formación de profesora primaria. Terminada esta etapa, continúa con las Ursulinas en la ciudad de Bonn. Allí recibió su título de profesora de Estado. Isabel nunca perdió contacto con las Ursulinas y, con toda seguridad, esta Congregación valoró sus atributos, su esmero como persona y maestra para nunca dejarla abandonada, como ya veremos.
En 1875 las autoridades del Estado cierran todas las escuelas católicas, incluyendo las Ursulinas. Entonces la congregación abandona el país y se traslada a Bélgica.
Entre los años 1876 a 1881, Isabel se desempeñó como profesora primaria en Oberaussen, lugar distante a 30 km. de Colonia.
Pronto la vida se mostró especial e incomparable. Había llegado la juventud, e Isabel conoció la sublime esencia del amor; aquel embrujo inesperado había sorprendido su vida y tocado su corazón.Comienza una relación sentimental con un joven noble de apellido von Schönen. De este amor, un 17 de octubre de 1882, nace Paula, también en el pueblo de Mellen. Para ese entonces, Isabel tenía 33 años.
El nacimiento de Paula, significa para Isabel toda una alteración (y complicación) de su vida profesional. Debido a la estricta regla de celibato impuesta a las profesoras de la época, ella estaba impedida de continuar con el ejercicio de su profesión. Por esta razón, y en un acto que muestra su determinación y carácter, Isabel decide mantener esta situación en estricto secreto y así poder continuar con su carrera. Tenía una idea muy clara sobre la vida que quería llevar.
Trabajó algunos años en un Liceo de Niñas de la ciudad de Colonia, luego, como profesora de Matemáticas y Ciencias en una Escuela Normal en Berlin. Aquí toma conocimiento de la posibilidad de viajar a América y comenzar una nueva vida. Se abría la oportunidad de ser contratada para viajar a un lejano país llamado Chile. Decide postular y es aceptada.
¿Y Paula? Antes de