El casamiento de Laucha
Por Roberto Payró
()
Información de este libro electrónico
Lee más de Roberto Payró
La Australia Argentina Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCuentos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesPago Chico Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesDivertidas aventuras del nieto de Juan Moreira Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesNuevos cuentos de Pago Chico Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesNovelas y fantasías Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones
Relacionado con El casamiento de Laucha
Libros electrónicos relacionados
La viuda valenciana Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl conde Lucanor Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesModo flash Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesBuscando el final feliz: Hacia una nueva lectura de los cuentos maravillosos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesDetrás de las imágenes Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesQuasar 2: Antología ci-fi Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesAlmanaque Histórico Argentino 1880-1916: Consolidación del orden liberal Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl pozo de la escritura Enunciación y Narración en la novela El pozo, de Juan Carlos Onetti Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesPaís de lluvia Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesXV Juegos Literarios Nacionales Universitarios Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLas mentiras inexactas Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCrónicas bárbaras: Los mejores reportajes de los que volvieron para contarlo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCultura y literatura en los cuentos de Gabriel García Márquez Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesRíe, payaso, llora: Antología de cuentos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLos que pintan la aldea II Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl Libro de buen amor Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesY el mundo está ahí Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl hombre que se mece: Historias animadas Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa melodía de los siete paraísos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesAbrir en caso de emergencia (Lengua): Propuestas para Prácticas del Lenguaje, Lengua y Literatura Calificación: 5 de 5 estrellas5/514 microrrelatos fantásticos y otros relatos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa Celestina como tragedia Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCaracter / Carácter Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesDel terror al horror: Cuentos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesGénero, nación y literatura: Emilia Pardo Bazán en la literatura gallega y española Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesTelémaco Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesPasión crítica: Ensayos sobre literatura latinoamericana contemporánea Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesMicrocuéntame Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl taller literario como viaje pedagógico Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesDon Gil de las calzas verdes Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones
Clásicos para usted
El Arte de la Guerra - Ilustrado Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El Viejo y El Mar (Spanish Edition) Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La Divina Comedia Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El Yo y el Ello Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El libro de los espiritus Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El Principito: Traducción original (ilustrado) Edición completa Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El Arte de la Guerra Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Meditaciones Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El lobo estepario Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Don Quijote de la Mancha Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Los 120 días de Sodoma Calificación: 4 de 5 estrellas4/5To Kill a Mockingbird \ Matar a un ruiseñor (Spanish edition) Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Crimen y castigo Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Las 95 tesis Calificación: 5 de 5 estrellas5/5EL PARAÍSO PERDIDO - Ilustrado Calificación: 4 de 5 estrellas4/5EL Hombre Mediocre Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La montaña mágica Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El leon, la bruja y el ropero: The Lion, the Witch and the Wardrobe (Spanish edition) Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Los hermanos Karamázov Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La Política Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La Ilíada y La Odisea Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Poemas de amor Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Obras Completas Lovecraft Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Orgullo y Prejuicio Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El extranjero de Albert Camus (Guía de lectura): Resumen y análisis completo Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La vuelta al mundo en ochenta días: Clásicos de la literatura Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El cuervo Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El Corán Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La casa encantada y otros cuentos Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El sobrino del mago: The Magician's Nephew (Spanish edition) Calificación: 4 de 5 estrellas4/5
Categorías relacionadas
Comentarios para El casamiento de Laucha
0 clasificaciones0 comentarios
Vista previa del libro
El casamiento de Laucha - Roberto Payró
LAUCHA
EL CASAMIENTO DE LAUCHA
El nombre de Laucha -apodo y no apellido- le sentaba a las mil maravillas.
Era pequeñito, delgado, receloso, móvil; la boca parecía un hociquillo orlado de poco y rígido bigote; los ojos negros, como cuentas de azabache, algo saltones, sin blanco casi, añadían a la semejanza, completada por la cara angostita, la frente fugitiva y estrecha, el cabello descolorido, arratonado...
Laucha era, por otra parte, su único nombre posible. Laucha le llamaron cuando niño en la provincia del interior donde nació; Laucha comenzaron a apodarle después, allí donde lo llevó la suerte de su vida, desde temprano aventurera; por Laucha se le conoció en Buenos Aires, llegado apenas, sin que a nadie se pudiese atribuir la invención del sobrenombre, y Laucha le han dicho grandes y pequeños durante un período de treinta y un años, desde que cumplió los cinco, hasta que murió a los treinta y seis...
De sus mismos labios oí la narración de la aventura culminante de su vida y, en estas páginas, me he esforzado por reproducirla tal como se la escuché. Desgraciadamente, Laucha ya no está aquí para corregirme si incurro en error; pero puedo afirmar que no me aparto de la verdad muchos centímetros.
I
Pues, señor, después de andar unos años por Tucumán, Salta, Jujuy y Santiago, ganándome la vida perra como Dios me daba a entender, unas veces de bolichero, otras de mercachifle, de repente de peón, de repente de maestro de escuela, aquí en un pueblo, allí en una ciudad, allá en una estancia, más allá en un ingenio, siempre pobre, siempre rotoso, algunos días con hambre, todos los días sin plata, comencé por fin a temer con que puede ser que me fuera mejor en Buenos Aires, en donde nunca me podría ir peor, porque esas provincias nunca son buenas para hombres así como yo, sin un peso, ni mucha letra menuda, ni mucha fuerza... ni muchas ganas de trabajar tampoco... Y tanto temé, que al fin resolví largarme y principié a hacer economías de a centavo -¡yo que nunca había juntado plata!- hasta que reuní todo lo que necesitaba para el viaje... lo preciso y nada más.
No he de contar los milagros y otras vivezas que tuve que hacer para juntar la platita: ya se lo imaginarán, y de no, poco importa. El caso es que un día me acomodé en el tren -¡claro que en segunda, porque no había boleto de perro!-, llegué hasta Córdoba, subí al Central Argentino, y en el Rosario me embarqué para Campana en el vapor de la carrera, porque la cosa salía más barata... Campana era entonces el puerto de salida y de llegada de los vapores del Paraná, y ahí mismo se tomaba el tren para Buenos Aires.
Desembarqué con mi equipaje, que era un poncho grueso de lana, criollo, de los tejidos a mano, muy lleno de colorinches, y que le había ganado a la taba a un peón catamarqueño en Tucumán: se lo había hecho la mujer qué sé yo en qué punta de años...
¡Ah!, ya había volado hasta el último cobre en las comidas y copetines del viaje; así es que me encontré en Campana con que para seguir a Buenos Aires tenía que empeñar o vender alguna prenda... y a no ser el poncho... Creerán que esto no tiene nada que ver con mi casamiento; pero esperen un poco... La miseria, como buena vieja brava hace con el hombre lo que se le antoja... A mí me hizo llegar hasta el casorio; ya verán...
II
Bueno, pues, anduve de tienda en tienda queriendo vender el poncho y sacar boleto con la platita, pero sin suerte porque no encontraba ningún aficionado.
-Esos ponchos no se usan por acá -me decía uno.
-Ya tengo demasiados ponchos -me decía otro.
-No compro ropa