La Venganza
()
Información de este libro electrónico
Ambas esencias son definitivamente perjudiciales a la evolución saludable del espíritu.
Es menester pues recurrir a la indiferencia como lenitivo eficaz para la armonía del alma.
El divino Prometeo, permanecía todo el tiempo insensible a los sonoros truenos de Zeus.
Isidro Duarte Oteron
Nacido en Cruces, Cuba, el 2 de Enero de 1967. Actualmente reside en USA , y desconoce totalmente cual futuro le depara su destino.
Lee más de Isidro Duarte Oteron
El Castigo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl Cristal Roto Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEgregious Supplicium Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa Agonia Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl Tesoro Fatal Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa desventura Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa Duda Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl Origen De La Querella Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa Tangente Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesUn Vector Equidistante Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones
Relacionado con La Venganza
Libros electrónicos relacionados
La desventura Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl Origen De La Querella Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesUn Vector Equidistante Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa vendedora de deseos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEn la sangre Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Nacidos del Diamante: Cristhalina Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCuentos para caer en cuenta Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La Duda Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesWelcome to the freak show Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa piel sagrada: La historia del primer asesino serial mexicano Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLas mil espadas Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa Odisea Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Héroes y heroínas. Los favoritos de los dioses Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl circo del Dr. Lao Calificación: 3 de 5 estrellas3/5La sombra Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl ruido de las bestias Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesUna verdad mortal Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa historia de nadie y otros cuentos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesPóker Kingdom I. La sonrisa del Arlequín: Póker Kingdom, #1 Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEstirpe Maldita Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCuentos Del Linaje Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesBaraka, el Perdón de las Brujas Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesHistorias curiosas de un mundo en cortocircuito Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesArkoriam Eterna: El llamado de la piedra Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesComo el bosque en la noche Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl Dios de los Jilgueros Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesPandemonio Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesHistorias de Erana: la maldición del guerrero. Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesAgua Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesTales of New Tower: Tales of, #1 Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones
Ficción general para usted
Orgullo y Prejuicio Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El libro de los espiritus Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Meditaciones Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Las 95 tesis Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Crimen y castigo Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La matriz del destino: El viaje de tu alma Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La Divina Comedia Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Mi cicatriz ya no llora Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El metodo de la domadora de mamuts Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Esposa por contrato Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Cuentos infantiles: Cuentos para niños en español (Ilustrado) Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La milla verde (The Green Mile) Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La Ilíada y La Odisea Calificación: 5 de 5 estrellas5/5¿Cómo habla un líder?: Manual de oratoria para persuadir audiencias Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Piense y hágase rico (traducido) Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesFortuna Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Susúrramelo al oído Calificación: 5 de 5 estrellas5/5JJ Benítez: desde el corazón Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Leviatán - Espanol Calificación: 5 de 5 estrellas5/5100 cartas suicidas Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Crítica de la razón pura Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Una y mil veces que me tropiece contigo Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Cuentos para pensar Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Vaya vaya, cómo has crecido Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Reto de valientes: El honor comienza en el hogar Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Cuentos infantiles de ayer y de hoy Calificación: 5 de 5 estrellas5/5No me toques ni un pelo... ¡o te vas a enamorar! Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El poder de la conciencia (traducido) Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Arsène Lupin. Caballero y ladrón Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Novela de ajedrez Calificación: 5 de 5 estrellas5/5
Categorías relacionadas
Comentarios para La Venganza
0 clasificaciones0 comentarios
Vista previa del libro
La Venganza - Isidro Duarte Oteron
Copyright © 2021 por Isidro Duarte Oteron.
Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.
Esta es una obra de ficción. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. Todos los personajes, nombres, hechos, organizaciones y diálogos en esta novela son o bien producto de la imaginación del autor o han sido utilizados en esta obra de manera ficticia.
Fecha de revisión: 14/01/2021
Palibrio
1663 Liberty Drive
Suite 200
Bloomington, IN 47403
825091
CONTENTS
EXORDIO
CAPITULO I
CAPITULO II
CAPITULO III
CAPITULO IV
CAPITULO V
CAPITULO VI
CAPITULO VII
CAPITULO VIII
CAPITULO IX
GRECIA.
3 000, a.e.
EXORDIO
¡Oh, Helios, esplendoroso astro, agregio, y ovante cuerpo celestial que iluminas con radiante luz, esos intrincados vericuetos por donde circula la infeliz raza humana! Si de veras es cierto lo que dicen los eruditos en la materia, de que solo tu’ posees el vigor de obligar a los 9 planetas conocidos hasta ahora, girar a tu alrededor por tiempo indefinido, y que nadie mas que tu’, y solo tu’, puedes hacer eso, y algo mas que nosotros no sabemos; ¿por que’ pues te ocultas 12 horas al día, permitiendo que la delictuosa oscuridad se apodere de la tierra por otras 12 horas mas, y coadyuves intencionalmente a perpetrar el crimen que ella desarrolla?
Todo ser nocturno es rapaz y sanguinario. Eso tu’ lo sabes. Es tu propia desidia deliberante la que tolera este tributo infando a los criminales solapados. Tu premeditada incuria facilito’ a que un nefasto día, aquel maldito caballo de combustible palo, entrara especioso en la plaza de Troya, y produjera una catastrofe universal que todavía hoy inconsolablemente recordamos.
Todo estaba oscuro, y en hermetico silencio en aquel palacio real de Priamo, algunas antorchas a manera de crepúsculo, proyectaban cierta luz opaca y artificiosa viable para cometer el pecado mortal. No hubo piedad para perpetrar tal execrable latrocinio.
Todos los hombres fueron pasados a cuchillo, los niños arrojados de las almenas del acicalado palacio al suelo rocoso, y polvoriento, las mujeres feas fueron cautivas para las rudas labores del hogar, y las mas bellas para concubinas de los vencedores.
¡Bravo! En verdad mereces un aplauso por poseer esa inmutable placidez que te hace indiferente al dolor humano. De hecho no alabo tu conducta. ¿Acaso no sentiste ingente lastima de ver aquel indefenso viejo rey, asido al ara del largo vidente Zeus rogando perdon?
Pero, ¿cuál perdon
pudiera dispensar un soberano, cuando inmutablemente observa desde la nevada cumbre del Olimpo, llorar lagrimas de ambar a la amada hermana de Faeton, por la fracasada agencia de su travieso hermano?
CAPITULO I
Ulterior a que el astuto Odiseo, fecundo en ardides, hubiera exterminado a todos los pretendientes que ansiaban a ultranza seducir a su esposa Penélope en su propia mansión que habia construido con sus propias manos para querenciosa parsimonia de mujer e hijo que vivieran en paz y felicidad durante el tiempo que abarca la vida, quiso entonces procurar olvidar todos los sufrimientos que experimento’ en el trasiego maritimo desde la destruida ciudad de Troya hasta su tierra natal Itaca.
Numerosos incidentes tuvo que experimentar para poder echar las velas a la salada mar abundosa en peces, y procurar a merced de todos los medios que le eran posible, continuar su curso marino desafiando toda procela e ineluctable vendabal que arreciaba con ahogarlo en el insondable fondo de los mares.
Se pudiera testificar entonces que desde que Odiseo abandono’ la arenosa costa de Ilion, un hado funesto lo perseguia perennemente, como si la reina Hecuba antes de morir en la playa, le sentencio’ una maldición incurable.
Antes de zarpar, habia hecho enormes sacrificios de pingues animales a Poseidón, el que bate la tierra con el objeto de que el Dios lo protegiera en su periplo maritimo de regreso a casa. Y para estar seguro de que su sagrada ofrenda iba a originar fructuosos resultados, solicito’ al adivino Calcas, erudito en las ciencias ocultas, y otras muchas cosas mas desconocidas al entendimiento humano, le exhorto’ de favor que le presagiara el poster futuro.
A lo que el nigromante después de haber lavado sus manos en agua bendita, disipado una desbordante copa de vino, y examinado las entranas de las victimas que su ayudante habia degollado, recito’ en versos octosilabos la siguiente poesia.
— ¡Oh, Odiseo mortal!
De la guerra vencedor,
Ten cuidado del furor,
De aquel marino inmortal.
Poseidón es sin igual,
Cuando su enojo florece,
A su cara, y enrojece,
De la ira, ¡cuan le temo!
No toques a Polifemo,
El gigante que adormece.
-0-
Sigue feliz tu trasiego,
Y no detengas el paso,
Que las Musas del Parnaso,
Te alaban por ser tu’ griego.
No dejes a Polifemo ciego,
El hijo de Poseidón,
Pues caera’ la maldición,
Entera sobre tus hombres,
Y tempestades sin nombres,
Lloveran sin compasión.
Posterior a esta consulta espiritual, el astuto Odiseo, fecundo en ardides, permanecio’ por largo rato en absoluta concentración mental. Por un momento cavilo’ que el hechicero Calcas se habia vuelto loco; ya que jamas habia escuchado que existian los gigantes en el mundo en que vivia, ni cuando era niño le habian hablado de estas cosas.
De todas maneras, ‘el personalmente respetaba los augurios de Calcas, y mucho menos deseaba entrar en ningun tipo de discusión con el mago por algo significativamente insuperable a su comprensión.
No podía perder mas tiempo, tenia que arribar presto a su patria, anhelaba enormemente principiar una nueva vida tranquila en el hogar con su querida familia, y extinguir de su memoria aquella absurda guerra que tantas vidas cobro’ a los aqueos de sangre imperterrita por la infidelidad de una ninfomaníaca que según pregonaba su propia madre llamada Leda, la concibio’ de un ayuntamiento forzoso por el propio Zeus, quien para no ser descubierto por su esposa Hera, se transformo’ en acuatico cisne, y de esta manera deposito’ un maravilloso huevo en el regazo de la madre de Helena.
¡Que’ bonita excusa inventan las mujeres para disimular sus pecados!
Sea cierta o no ‘esta maravillosa fabula, la tal Helena nacio’ para crear dificultades, y ser el subterfugio letal que destruyo’ la opulenta Ilion. Una mujer vil y alevosa para algunos, y revolucionaria independiente para otros. Como quiera, ella fue la autora primordial que azuzo’ el origen de la querella global.
A partir de este minuto, las mujeres ya no quisieron respetar a sus maridos, ni mucho menos atender el hogar. El desprestigio, la depravación, la vida disoluta penetro’ en las sociedades, y a hembra progresivamente inicio’ un nuevo ritmo de vida.
Por ella, se vistio’ de luto la aurora de azafranados rizos en Ilion, y su inmanente luz matinal ya no aparecia en el lontano horizonte con la misma intensidad y lustro, que en otros tiempos se exhibia. Tributo infando que desmoralizo’ la raza humana, y dio’ pabulo eficaz a la poster existencia terrícola.
Pero volvamos pues a retomar el hilo de esta escritura, para no desviarnos del tema central. Aquel famoso periplo le tomo’ a Odiseo 20 años de extenuada actividad, los cuales estuvieron cargados de multiples aventuras. Pero patentemente dentro de estas aventuras
, hubo una que no podía borrarla de su mente tan fácil como ‘el queria.
Se trataba nada mas y nada menos, que de la bruja Circes. Una mujer encantadora ardiente en la cama, y complaciente en el resto de la casa. Era una de esas damas que lo acaparan todo a un mismo tiempo. Realizan a la perfeccion su papel de dama hogarena, y de leona en la cama, todo lo devora sin compasión.
Mas bien pudieramos calificar a una mujer asi, como un peligro domestico, y tambien publico.
Lo mas inconveniente de todo es que para este tipo de hembra, no hay ninguna ley que les prohiba ser despoticas, crueles, y siempre embaucadoras. Lo seducen todo, lo violan todo, y por si fuera poco, lo dominan todo. Y para colmo de los males de Odiseo, esta tal Circe era inmortal; porque era hija directa del Dios Helios y la ninfa marina Perse. Por parte de padre, jamas perecia.
Ella habia intentado todos los misteriosos sortilegios habidos y por haber para retener al rey de Itaca a su lado; pero todo ensayo resulto’ insubsistente.
Ya de antemano le habia vaticinado el ciego Tiresias en un rito espiritual, cuando el rey de Itaca descendio’ al fondo del Erebo, los siguientes versos octosilabos.
— ¡Oh, Odiseo fecundo,
En ardides y artificios!
No vuelvas a ‘este orificio,
En esta parte del mundo.
Sigue tu curso rotundo,
Y no detengas tu nave,
En la isla, cuya llave,
Oculta esos misterios,
Propios de cementerios,
Que solo Circe lo sabe.
-0-
Empero, vamos a ver,
Como tu