MENTIRA

Una novela de K'Anne Meinel

Edición de libro electrónico

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Publicado por:

Shadoe Publishing para

K'Anne Meinel como E-Book

Copyright © K'Anne Meinel Julio 2022

MENTIRA

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Aunque los acontecimientos de este libro pueden ser similares a los hechos reales, todos los personajes son ficticios y cualquier parecido con personas reales es puramente intencionado.

K’Anne

CAPITULO UNO

Nellie no tenía la intención de convertirse en un antihéroe, en una justiciera, ni en nada de eso que decían en las noticias.  Simplemente estaba cabreada y quería que se hiciera justicia por la forma en que estos políticos habían estado tratando al público estadounidense durante tanto tiempo.  Debería enviar un mensaje a todos los que alguna vez pensaron en entrar en política por el prestigio, el dinero y el poder.  Deberían limitarse a cumplir con su puto deber, que es lo que siempre mentían, que podían hacer un trabajo mejor que la competencia o la persona anterior en ese puesto.

Su enfado empezó siendo pequeño.  Escuchando las noticias nacionales y oyendo que, una vez más, un político hacía promesas que no cumplía.  No era culpa suya, o eso decían, y sin embargo recibían una cuantiosa donación de una empresa matriz o algo parecido para poder presentarse de nuevo y hacer las mismas piruetas que antes.  Estaba harta de escuchar esa retórica política.  Estaba cansada de todos los ataques políticos, en ambos lados de la ecuación, que al presentarse contra alguien significaba que esa persona y su política la convertían en el enemigo.  Claro, era más complicado que eso.  Pensaron que el público no recordaría que habían hecho esto una y otra vez.  Que habían mentido.  El nuevo ciclo de noticias haría que el público poco educado olvidara.

Pero Nellie no olvidó.  Rara vez olvidaba esos detalles, y tenía una sensación de déjà vu al escucharlos una y otra vez.  A veces, con años de diferencia, seguían trayendo al mismo tipo de político con el mismo libro de jugadas de siempre.  Estaba cansada de ello.  Intentó expulsarlos y, a veces, ella y millones de personas lo consiguieron, pero siempre había otro esperando entre bastidores, pensando que podrían estafar al público con su dinero, su tiempo y conseguir el poder que tanto ansiaban.

En 2017, Nellie había sido contratada para trabajar en un acuerdo multimillonario de electrónica en Wisconsin.  Como ingeniera, pensó que sería genial trabajar para ellos y maravilloso para la economía de este estado.  El acuerdo estaba respaldado no sólo por el futuro presidente de los Estados Unidos, sino también por el actual senador de Wisconsin, que aseguró al estado que esta empresa taiwanesa traería muchos nuevos puestos de trabajo y mucho dinero.  Se prometieron 13.000 puestos de trabajo y sólo se obtuvieron quinientos cincuenta.  Más tarde, el senador aceptó enviar los puestos de trabajo y las empresas al extranjero, agotando aún más al Estado de los ingresos necesarios, no sólo de los impuestos que esto habría generado, sino de la infraestructura necesaria para mantener la solvencia del gobierno.

El pueblo donde se iba a construir esta nueva empresa de electrónica gastó más de ciento cincuenta millones en el terreno para construir esta empresa.  Nadie pensó en comprobar la viabilidad de los proveedores, ninguno de los cuales se encontraba cerca de Wisconsin.  En su lugar, el Estado concedió enormes exenciones fiscales a la empresa, construyó infraestructuras en forma de carreteras y otras mejoras, y gastó en ellas el dinero ganado con esfuerzo por los contribuyentes sin preocuparse por los contribuyentes reales ni por quiénes se beneficiarían.

La empresa, ubicada en Taiwán, cambió su nombre para que sonara más estadounidense.  La gente aún no se daba por enterada cuando el acuerdo original fracasó y la empresa prometió una versión más pequeña de producción limitada y no el grandioso plan que se había pregonado para conseguir no sólo el ex presidente, sino el senador y una serie de otros.

Nellie y otros como ella se quedaron sin los lucrativos puestos de trabajo que les habían prometido.  Ella rebotó y ahora trabajaba en una pequeña empresa de electrónica que fabricaba software y hardware para una empresa de fabricación de cajas fuertes cuyos productos se utilizaban en todo el país. 

Eso la dejó un poco deprimida, sobre todo después de perder a su mujer tras un aborto para el que tuvo que viajar a un estado vecino.  Si hubiera podido hacerlo cerca, el estrés del viaje y la incompetencia de un conductor borracho no la habrían matado.  Nellie, devastada por su pérdida y al darse cuenta de que los políticos habían estado jugando con la vida de la gente, estalló... y no de una manera que le hubiera permitido simplemente desahogarse y seguir adelante.  La pérdida de su esposa, por un embarazo que no había querido, no había instigado por su cuenta, sino que se lo habían impuesto, hizo que Nellie se enfureciera ante la farsa.  La policía y el fiscal del distrito, no siguieron adelante, y el hombre había sonreído y pasado por encima de las acusaciones de que había violado a esta lesbiana. 

Los análisis de sangre habrían demostrado que él era el padre, pero entonces Kate no quería que él se involucrara en su vida, en la vida de un niño que no había querido ni planeado.  Decidió interrumpir el embarazo, viajando lejos para interrumpirlo.  Nellie habría dado la bienvenida a un hijo del cuerpo de su esposa, pero ésta, por algún sentimiento de culpa por la agresión, lo había decidido por ambas y pagó el último sacrificio.

Nellie nunca volvería a ser la misma.  Se volvió reclusa y empezó a ignorar a sus amigos, quedándose en casa en su propia empresa cuando no estaba en el trabajo viajando por todas partes para instalar aparatos electrónicos y cajas fuertes para la gente.  Empezó a hacer chapuzas en su sótano, haciendo sus trabajos secundarios de electrónica que tan bien pagaban y manteniendo el trabajo de día.  Se mantenía al margen, apartando poco a poco a sus amigos, que pensaban que quizás todo se debía a la muerte de su esposa, pero no se daban cuenta de lo enfadada que estaba Nellie con la política, con los destinos, con las mentiras.

Nellie se las arregló para desarrollar los microchips en una matriz que, cuando se unía al neopreno especialmente diseñado y transpirable que había encargado, permitía que la matriz y todo lo que estuviera a su alrededor durante varios centímetros fuera invisible.  No creía que pudiera conseguirlo, pero cuando funcionó y no pudo encontrar su creación, se sintió exaltada.  El hecho de no tener a nadie con quien compartir su logro, fue un verdadero bajón, y aprovechó la decepción para hacer ejercicio y lavar su pena con el sudor.

¿Y si pudiera convertir esto en un traje?, preguntó a la esfera inferior.  ¿No se sentiría orgullosa mamá de que todas sus lecciones de costura no hayan salido mal?.

Nellie descubrió que hablar consigo misma, incluso en su propio cerebro, la ayudaba a mantenerse cuerda.  Nadie le respondía nunca y pensó que eso era una buena señal de que no estaba perdiendo el contacto con la realidad.

Tras meses de duro trabajo, años en realidad, conseguir que las fichas se colocaran de forma que no sólo estuvieran interconectadas, sino que también fueran funcionales en la tela, fue muy difícil.  Un cuerpo tiene contornos y pliegues que los chips no suelen apreciar.  Se necesitaron muchas horas y muchas fichas dañadas para averiguar cómo conseguir que todo funcionara.

Nellie, deberías salir más a menudo, a Kate no le gustaría que te convirtieras en una ermitaña, se lamentaron las amigas que le quedaban.

Gracias, pero estoy trabajando en algo y me gustaría terminarlo, dijo agradecida.  Poco a poco fue eliminando a estos amigos preocupados, convirtiéndose en la misma ermitaña de la que la acusaban.

Suponiendo que estaba trabajando en algún prototipo de robot, de los que había regalado en Navidad a sus hijos como tapadera de todos los chips y aparatos electrónicos que compraba, la dejaron en paz.  No pudieron evitar notar las luces encendidas a altas horas de la noche en su casa.  A veces estaban encendidas hasta bien entrada la mañana, pero Nellie nunca faltaba al trabajo, viajando por todas partes para instalar esas cajas fuertes de alta seguridad, a veces incluso bóvedas.  Todas eran de alta tecnología y Nellie las conocía muy bien.  Hizo un buen trabajo para su empresa y se ganó la reputación de ser una empleada muy competente, aunque no muy estricta.

Fue una sorpresa cuando Nellie decidió jubilarse.  Contó a algunas personas clave sus planes de viajar a los parques nacionales y ver el país mientras era joven y podía.  Nadie la creyó, pero cogió sus 301.000 y los cobró en efectivo, poniéndolos en un fideicomiso que supuestamente el gobierno no podría tocar.  También puso su dinero secundario allí, pudiendo sacar y vivir de él indefinidamente.  Cuando su casa se puso a la venta y vendió