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Deleuze y la cartografía
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Libro electrónico94 páginas1 hora

Deleuze y la cartografía

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Información de este libro electrónico

Pensar el vínculo entre el pensamiento y la cartografía no es algo nuevo. Desde sus inicios, la reflexión filosófica ha buscado esas correspondencias que posibiliten generar una orientación en la que se sea capaz de engarzar el pensamiento y lo real.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento31 ago 2024
ISBN9786078988587
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    Deleuze y la cartografía - Luis Armando Hernández Cuevas

    Imagen de portada

    Deleuze y la cartografía

    Deleuze y la cartografía

    Luis Armando Hernández Cuevas

    (Coordinador)

    UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA CIUDAD DE MÉXICO.

    BIBLIOTECA FRANCISCO XAVIER CLAVIGERO

    D.R. © 2024 Universidad Iberoamericana, A.C.

    Prol. Paseo de la Reforma 880

    Col. Lomas de Santa Fe

    Ciudad de México

    01219

    publica@ibero.mx

    Primera edición: agosto 2024

    ISBN: 978-607-8988-58-7

    Prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio sin la autorización escrita del titular de los derechos patrimoniales.

    Hecho en México.

    Digitalización: Proyecto 451

    Índice de contenido

    Portadilla

    Legales

    INTRODUCCIÓN. Luis Armando Hernández Cuevas

    LÓGICA CARTOGRÁFICA. Luis Armando Hernández Cuevas

    CARTOGRAFÍA Y ESCRITURA: MOVIMIENTOS Y MULTIPLICIDADES PARA PENSAR LA LITERATURA. Ana María Cristi Patricio Landaeta Mardones

    ESQUIZOANÁLISIS Y LIBERTAD EN LA FILOSOFÍA DE DELEUZE. José Ezcurdia

    INTRODUCCIÓN

    Los escritos reunidos en este libro tienen en común una operación: experimentar con el concepto de cartografía creado por el filósofo francés Gilles Deleuze.

    Los efectos de tales experimentaciones quedan esbozados en las líneas que componen los tres escritos aquí dispuestos. Y si bien, desde una mirada de reojo, cada uno de ellos pareciera abordar la noción de cartografía a partir de un horizonte completamente dispar, desde una mirada otra pareciera que cada uno de estos tres textos logra hacer patente una tonalidad escondida, la cual, como una misma problemática, señala a la creación como la apuesta misma por la generación de libertad.

    Lo anterior se hace evidente cuando, desde el primer escrito, la creación late al delinear la necesidad de disponer de una lógica cartográfica más que de una razón cartográfica, gracias no sólo a que señalan los vínculos que encuentra Deleuze entre la geografía y la imaginación a través de la imagen de las islas desiertas, sino también a las señas que nos brindan los personajes conceptuales dispuestos en el poema épico de Lewis Carroll, La caza del Snark. Una agonía en ocho espasmos, en torno a la recreación de movimientos capaces de producir acontecimientos geológicos impersonales.

    De otro modo, el envite por la creación, como la apuesta misma por la generación de libertad, se hace patente cuando, en el segundo texto, continuando con aquella sentencia de Deleuze y Guattari dispuesta en Mil Mesetas que afirma que lo que no ha existido es una Nomadología, justo lo contrario de una Historia, se habla de la necesidad de no escribir ya más Historias de la Literatura, sino de producir rizo-cartografías nómadas en las que, a diferencia de las historias codificadas por la metodología arbórea, seamos capaces de posicionar el camino sobre la meta, subvirtiendo con ello toda teleología y, por lo mismo, volviéndonos capaces de actuar sobre un territorio intensivo. Y es que resulta que dicho actuar sobre el territorio intensivo se constituye como una forma siempre provisoria y contingente bajo la cual se precipita la libertad.

    Por último, la apuesta por la creación late bajo los trazos del tercer escrito al concebirse el esquizoanálisis como una pragmática cartográfica; una práctica de producción de mapas entendida como producción misma de inconsciente en la que, al afirmarse intensidades que generan movimientos (longitud) y afectos (latitud), instan a un poblamiento de deseo nómada idóneo para irradiar la libertad autogenerativa del cuerpo vivo.

    Para finalizar, no me queda más que agradecer a los autores de los textos aquí presentados, a Ana María Cristi de la Pontificia Universidad Católica de Chile, a Patricio Landaeta Mardones de la Universidad de Playa Ancha y a José Ezcurdia Corona del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias de la Universidad Nacional Autónoma de México, así como al editor en jefe de las Lecturas de Sileno, José Luis Barrios, por su invitación para participar en esta bella colección.

    Luis Armando Hernández Cuevas

    LÓGICA CARTOGRÁFICA

    LUIS ARMANDO HERNÁNDEZ CUEVAS

    Crítica a la razón cartográfica

    Para comenzar diré que la cartografía posee una lógica anómala. Y es que la lógica cartográfica exige de aquel que se atreve a trazar líneas en una superficie el ocasionar una experiencia capaz de repetir el origen. Así, en lo que sigue, trataremos entonces con una imagen extraña de la cartografía; una imagen que ya no remite a la representación, y cuya lógica no se halla asentada en la adecuación.

    Posicionamiento insólito de la cartografía… repetir el origen. ¿Cómo aventurarnos a pensar ello? En un manuscrito de nombre Causas y razones de las islas desiertas (1) —que se cree que fue redactado en los años cincuenta— podemos encontrar una primera seña que nos encauza a dejar de guiarnos bajo las escalas, las proyecciones y los signos de una razón cartográfica, para comenzar a diagramatizar bajo una lógica cartográfica que apuesta por la repetición en sí.

    A grandes rasgos, dicho manuscrito de Gilles Deleuze inicia trayéndonos a cuenta que para los geógrafos existen dos clases de islas: por un lado, islas accidentales, es decir, continentales derivadas de una desarticulación y, por otro, islas originales, u oceánicas, las cuales en su mayoría nacen de acontecimientos orgánicos (como lo son las creadas por formaciones corales).

    Para nuestro filósofo, los geógrafos nos precisan algo que la imaginación ya nos revelaba: tierra y océano están en un constante movimiento. El mar está sobre la tierra, y cualquier erosión, hundimiento y desplazamiento es aprovechado por el agua para su expansión; por otro lado, la tierra está bajo el mar, y ante la más mínima conjunción de fuerzas los estratos salen a la superficie. Entre tierra y océano hay una confrontación por expresarse en superficie. De tal modo, lanzando una pregunta que guiará los siguientes párrafos, podemos cuestionar: ¿cuál es el vínculo entre tal confrontación tierra-océano con la generación de una lógica cartográfica?

    Sondeando la pregunta arriba dispuesta, Deleuze nos señala que, intencionadamente, debido a nuestra propensión por la seguridad, admitimos como algo concluido el combate entre la tierra y el océano. Nos aterra pensar en el devenir marítimo-geológico. Por lo anterior, ante la constante alteración de los estratos, de su inquebrantable devenir, preferimos fijar por medio de una razón cartográfica el trazado de mapas, provocando con ello que la geografía y la imaginación se enclaustren en un mero ejercicio de representación.

    En el mismo manuscrito encontrado entre los papeles de Diferencia y repetición hallamos un ejemplo de lo anterior. Deleuze nos precisa que

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