Las Mujeres de Mi Pueblo
Las Mujeres de Mi Pueblo
Las Mujeres de Mi Pueblo
Ingrid MARTNEZ
Ah van una vez ms, la Juana, la Tencha, la Chabela, La Cata, la Josefa, la Beatriz, la Tere, la Martha y nunca falta la Mara. Qu tendrn de comn, a parte de ser mujeres? Caminando va Pedro, apresura el paso, ya es muy tarde, ha tenido mala suerte, el restaurante de Hamburguesas donde trabaja fue invadido de nios y nias celebrando el cumpleaos del hijo de un diplomtico. De pronto, alguien lo detiene con un pual que coloca atrs, en su espalda, Pedro no se defiende, el otro, joven como l, no quiere matarlo, pero por descuido se ha dejado ver el rostro, es la primera vez que roba, desesperado aprieta el pual, inmediatamente cae Pedro dejando su huella de sangre en el suelo. Ay! Ay! Mi hijo me lo mataron! As grita enloquecida la Juana, mi Pedrito, y ayer cumpli 21 aos, Ay! Ay! Recoger su cadver. Fue mi culpa dice esto mientras se golpea el pecho- No! Fue esta mano tullida que ya no me dej trabajar, de tanto planchar y lavar jodida qued! No tardes hijo le deca siempre, ya no trabajes tan lejos, y l tiernamente responda: Y si no trabajo Qu comemos? Y suspirando sin resignarse termina la Juana: Qu me importa hoy la comida si ya no te tengo Hijito mo! Y el viento seca la sangre derramada de Pedro, quin te mat? No fue La Juana, no fue la artritis, no fue el pual, entonces Quin ser? Ay! Ay! Mi hijo lo capturaron! Ya no estar conmigo, a la crcel lo metieron. As llora la Tencha, Mi Chepe! Chepito mo, tan slo de 18 aos! Yo soy la culpable, tan vieja que estoy, sin leer ni escribir, sin
trabajar. Te me fuiste de las manos, y tus amigos eran esos muchachos tatuados. No queras robar, naciste bueno, Quin te hizo malo? Fui yo, no te di lo suficiente, cmo drtelo si viniste al mundo sin nada para ofrecerte? Me qued sola, ay! ay! Mi nico hijo. Ay! Ay! Mi hijo Juan-se lamenta Chabela- Cundo te volver a ver?, recuerdo tus palabras cada maana y saber que ya no ests ah en el campo sembrando, cuando me decas: Mam ya deje de llorar, cuando llegue al norte le enviar muchos dlares para cambiar esta casa de cartn por una de cemento y se pondr muy contenta. Pero no slo llora la Chabela, sino la Cata la esposa de Juan: ay! ay! Mi Juan, se me fue para el norte - y diciendo esto acaricia su barriguita de 5 meses de embarazo- y dice para el viento: (porque la Chabela no la escucha, est contemplando la foto de su hijo) Y cuando nazcas tus ojos buscarn a los de un hombre al que querrs llamar pap y por ms que busques no los encontrars; al pasar los aos me reclamars, por qu se fue mi pap? Y responder: que tengo llagados los pes tratando de vender en el mercado, que tu pap es un gran campesino, que se cans de cultivar la tierra, bueno la verdad no se cans, le arrebataron la tierra que es diferente, y para qu trabajaba? Para recibir una miseria, al pobre Juan lo explotaban y aun as ni para los frjoles nos alcanzaba. Entonces lloraremos los dos, t llorars por ser hurfano y yo por estar como si fuera una viuda, con un esposo que ha marchado, soando engaadamente con El norte! pero que a la vez en el norte se vuelve luchador y valiente, sufre, pero se levanta, para que nosotros tengamos una vida mejor. Por qu te marchas Juan? Ay! Ay! Mi hijo se me muere. stos son los lamentos diarios de Josefa, y contina: No quiere qu lave, qu planche, qu barra? cualquier cosa patroncita, pero es que mi hijo se muere, necesito comprar las pastillas, bueno, con lo que usted me paga slo para
medicinas me alcanza, para comer? Eso es de vez en cuando, a veces comemos y a veces no, Pero mire patrona la Josefa sigue arreglando la ropa mientras habla, y la patrona sin atencin a la conversacin, sigue de espaldas viendo el televisor. Porque patrona -insiste la Josefa- si usted quiere puedo hasta arreglar el jardn , digo pues y as me da un dlar ms, porque el doctor del cantn que por cierto slo llega una vez cada 15 das, dice que este mi cipotio (nio), necesita leche y carne, que est desnutridito que no come bien, o mejor dicho porque no come y ahora enferm de leuceleucequia no, no leucemia -se corrige Josefa- bueno lo que sea, pero est enfermo, y usted La patrona, una mujer alta, fina, elegante, apaga la televisin, se levanta con desprecio de su asiento, ignora que en el rostro morenito de Josefa, quemado por el sol, lleno de arrugas adelantadas a su edad, hay una lgrima que limpia con sus manos callosas, pero que a la vez son cariosas como slo una madre acaricia, cmo slo una madre entrega todo en la lucha diaria, cmo slo una madre limpia con ternura, el sudor de la calentura, en la carita inocente del hijo enfermo en cama. Cmo Josefa hay muchas mujeres en el cantn, que hacen de madre y padre, abandonadas, solas, sufrientes, descalzas. Con su esfuerzo y trabajo, tratan de sobrevivir aunque sea de las migajas, para darles a sus hijos el pan. Por qu lloras Josefa? Por qu tu nio no salta, grita, juega? Tienes Josefa el rostro marcado, y el corazn cansado Soaste alguna vez? tus ojos negros vacilantes no responden. Entonces Quin te impidi soar? Mam! Mam! Despierta, tenemos que caminar mucho para llegar a la escuela, Mam despierta! Beatriz, aun con su cara maquillada, hace el mayor de los esfuerzos por levantarse, abre un ojo y tmidamente abre el otro, de un impulso ayudada por
Marcos su hijo, se levanta de la cama, se viste con lo primero que encuentra y rpidamente los dos cruzan la puerta de la casita de lminas. Durante el camino pregunta a su hijo: -Qu tal ayer en la escuela? Marcos (que asiste a primer grado) responde: Muy bien! Me pusieron un 10. -Y por qu? Pregunta la madre muy alegre -Pues la maestra dijo que hablramos de nuestra mam. Yo fui el primero en levantar la mano. Empec a contar orgullosamente que mi mam es muy bonita, que sale de noche a trabajar, que se viste con ropa de muchos colores, y faldas cortas porque dice que no alcanza la tela para ms, se pinta la cara, siempre est alegre porque trabaja en fiestas, y por eso no puede llorar, ni enfermarse, que tiene muchos amigos y que trabajando conoci a mi pap, que gracias al trabajo que hace yo puedo comer, estudiar, vestirme y jugar. -plidamente Beatriz dice: Y te preguntaron en qu trabajaba? -Pues claro mam! -Y qu les dijiste? - dije: Est claro en qu trabaja mi mam! Se viste de colores, se pinta la cara, trabaja en fiestas, solo re, no se enferma, tiene muchos amigos, entonces mi mam es Una Payasita! -Beatriz, sorprendida, abraza a su hijo de 7 aos, dejando correr dos lgrimas que Marcos limpia con cario. En qu trabajas Beatriz? No importa, Marcos se siente orgulloso de ti. Quin te conden a trabajar as? Esto si importa! Caminando cabizbaja va Tere. Ya son las 6:00 de la
maana, y contempla el panorama de su comunidad marginal, llora al ver las lneas del tren que antes servan para transportar y que ahora al paso del tiempo, estn viejas y oxidadas y sirven nada ms, para dividir unas champas de otras. Mira la basura tirada por todos lados, al fondo los viejos borrachos que descansan junto a los perros en el suelo de polvo maloliente; los jvenes huele pega aun duermen, y ya estn en la esquina los primeros pidiendo limosna. Sigue observando y se detiene en dos nias: una lleva en su cabeza un huacal (recipiente) con el maz molido y la otra lea para encender el fuego, recuerda entonces, cuando ella haca lo mismo, cuando caminaba por los rieles del tren y jugaba a modelo una mano en el huacal y la otra en la cintura o jugaba que iba a la escuela, que aprenda a leer, a contar, a colorear, soaba con ser una maestra y ensear en su pobre comunidad. Qu sueos aquellos contados a la lnea del tren! Y ahorano hay ahora, se lamenta mientras limpia su carita pintada de 19 aos. Llega al final de la lnea del tren, cree estar tambin al final de su vida, se detiene, mira hacia el cielo, pide un milagro, quiere volver a soar, volver a rer, est harta que el maquillaje le oculte la sonrisa, quiere ser libre y no esclava de la noche, de las pasiones pagadas por hombres. Se sienta entre las piedras, quiere sentir un abrazo verdadero y dice para ella misma: Qu tonta fui! Fcilmente engaada, claro, De qu ms podra trabajar? Crecida en la calle, entre los nidos de la droga, el alcohol, la violencia y el desamor. Qu oportunidades podra tener una muchacha como yo? Y solo le ped a la vida vivir! Vivir dignamente! Qu me impidi serlo? Cul es la diferencia entre las mujeres que usan perfume con chaqueta y de aquellas que obligadas usan perfume sin chaqueta, para comer, para comprar medicinas, para ayudar a la familia, para sobrevivir da a da? Detienen sus pensamientos, las dos nias aquellas, las dos van sujetadas de las manos, van jugando saltando las piedras, contando tambin sus sueos a la va del tren. Tere cierra los ojos, los oprime fuertemente para dejar escapar las lgrimas, se olvida de pedir para ella y reza una plegaria para aquellas dos nias, para que nunca estn sentadas como ella en la orilla,
cansadas por la noche, maltratadas y pintada la cara. Hoy no se levant, Martha temprano a cocinar el desayuno para su esposo y sus hijos. Est muy cansada, pues la noche anterior le toc terminar unos planos para el proyecto de mega comercio en donde trabaja, pero no est cansada solo por los planos, est cansada de los hombres que tiene como jefes, de su salario. Y en la soledad de su cuarto, escucha cerrar la puerta, ya todos se fueron, y mirando hacia la ventana, comienza su monlogo: Cansada estoy de trabajar tanto, de hacer bien mi trabajo, pero como soy mujer, mi sueldo es inferior en comparacin a los dems arquitectos, Por qu ganan mejor si hacemos el mismo trabajo? Por qu no me llaman arquitecta, y yo si tengo que llamarles Seor Arquitecto? Por qu nunca me ascienden despus de tanto tiempo trabajando con ellos? Sus reflexiones hacen que desve su rostro de la ventana y detiene su mirada al cuadro de al lado, es la foto de su familia, su esposo y sus dos hijos y ella en medio. Calla por un momento Interrumpe su silencio el llanto, y contina hablando queriendo que el mundo la escuche: Y yo quin soy? Una mujer! susurra su conciencia guarda silencio, y encuentra la foto de su madre. Ay madre querida! perdname, hasta hoy comprendo tu tristeza, t mi madre, una campesina condenada al analfabetismo por el hecho de ser mujer. Y que aos ms tarde, los mismos hijos que alguna vez cuidaste y amaste, te encierran en un asilo, segn ellos para que te cuidaran mejor. Y as cada quien escogi su camin, y se olvid de tus mejillas, de tus manos amorosas, de tus blancos cabellos. Tanto fue el olvido, que recordamos que tuvimos una madre hasta verte en el atad, Para qu sirvieron las flores que compr? Nunca en vida te las di. Dejaste todo y te entregaste olvidndote de ti misma, soportando las borracheras y golpes de mi padre, y sin contar las infidelidades, soportando todo para no destruir el matrimonio y dejar a hijos sin pap. Y cul fue tu recompensa? olvidada en un asilo, un esposo difunto, y unos hijos dedicados a sus asuntos. Siempre me decas, vuelve al pueblo que alguna vez
te vio nacer, cambia las cosas hija, que tu profesin no sea para ti misma Qu sea para el mundo! Me amaste sin rencores hasta el final madre querida, hoy no te defraudar, volver al pueblo y realizar tu sueo, tu locura, tu aventura, lo que siempre quisiste y nunca te dejamos hacer. Hoy regreso, y espero madre ma me acompaes y no me abandones. Fue difcil para Martha. Empez con los planos para construir el sueo de su madre: una escuelita en el pueblito, una escuelita cerca para todos y todas. Por fin terminaron la escuelita, pero faltaban, pupitres, pizarras y lo ms importante estudiantes, maestras y maestros. As que reuni Martha a todos los habitantes y empez diciendo: Mi mam Mara, que muchos de ustedes la recordarn, tena un sueo, ste consista en tener una escuela, en donde se enseara a vivir mejor, a no dejarse engaar, a defender sus derechos, a organizarse, a convivir, a cuidar la naturaleza y juntos salir de la pobreza. Mara muri, pero aqu estamos para resucitar ese sueo, les pido, que seamos fuertes, que nos unamos; as que empezar pidiendo su ayuda, no tenemos aun maestros ni maestras, yo les propongo que para iniciar seamos nosotros mismos los que inauguremos la escuela Yo me ofrezco a ensear a leer y escribir y Ustedes en qu se apuntan? Hubo un silencio muy prolongadoLa Juana fue la primera en hablar: -Yo... yo... yo puedo leer aunque sea un poquito y con los nmeros nadie me engaa. Puedo....puedo ensear a contar, a sumar y a restar. -Bienvenida!-grita Martha- no termina de hablar, cuando dice la Tencha: -Bueno, yo puedo ensear a cortar la tela y a la fuerza me sale una que otra camisa, si le parece Martha, empezamos -Muy bien! dijo ilusionada Martha, cuando de pronto habl la Chabela:
- yo puedo ensear a hacer pan, mi santo padre que en paz descanse, me ense y nunca se me olvid, y as trabajando juntos hasta ponemos una panadera, ya me imagino el pancito calientito, se vender ya vern. -Excelente! Tendremos que hacer rifas, ventas para reunir dinero y comprar los materiales-coment Martha-pues yo no s ni leer ni escribir-grit la Josefa-pero la patrona siempre bota un sin fin de cuadernos y papeles, me los traer para la escuelita. -Buena idea! Con una gran sonrisa - dijo Martha-digodigoyoyo el poco tiempo que fui a la escuela aprend a dibujar, y a pintar la ropa con ail, bueno pues estoesto fue antes que me expulsaran pero eso es olvidopuedo ensear a los nios y nias, y adems recuerdo unas clases para cuidar el medio ambiente, puedo bueno si ustedes quierendigo pues Hay ya me enred! -No te preocupes Beatriz-aadi entendemos Bienvenida a la escuela! Martha-
-Este esteme permiten ustedes saben lo que yo soy-dijo apenada la Tere- pero he querido reeducarme, y es as, como unas mujeres me han estado hablando de un tal Jess, yo pudiera ensear a los nios y nias lo que ese Jess hizo en vida. Slo les pido que me den una oportunidad. -Martha rpidamente la oportunidad te espera, espiritualidad. abraz y le necesitamos dijo: La tambin
Tere con una sonrisa volvi su mirada hacia los rieles del tren, sospechando que le haban ayudado a realizar su sueo de ensear, de ser maestra. Y as cada quien iba ofreciendo su ayuda. Y ah van una vez ms, la Juana, la tencha, la Chabela, La Cata, la Josefa, la Beatriz, la Tere, la Martha y nunca falta el recuerdo de la Mara, la madre de
Martha. Qu tendrn de comn, a parte de ser mujeres? No! no es el sufrimiento recogiendo los cadveres de sus hijos, no! no son las lgrimas viendo emigrar a sus muchachos, no! No es la angustia de ver a sus hijas enfermas, ni la discriminacin, ni el dolor, ni el hambre, son las ganas de vivir dignamente y en paz, de luchar contra la injusticia, de crecer como mujeres valoradas, de soar con la igualdad, de la esperanza de ser madres, esposas, hijas, hermanas, abuelas construyendo otra sociedad rompiendo las estructuras de opresin, en donde sus hijos e hijas vivan con un cielo ms azul que los vea ser felices, amando, creyendo, confiando, y por qu no decirlo sonriendo a cada hermana y hermano!