Jorge E Adoum
Jorge E Adoum
Jorge E Adoum
Poemas
amaba todava el castillo y la provincia que me correspondan por primogenitura.) An no despertaban los sirvientes con su ruido de escobas acomodado al sueo cuando sal a preguntar por mi destino.
Poemas
Entonces, te pregunto, si no tengo lo que me pertenece, qu me queda sino retornar cada da a la corbata sucia, recoger la gillette que an puede servirme, contentarme con trozos, con pedazos de cosas, hallar buen sabor a la basura, rondar los cementerios del da disputndoles a los perros y a los viejos su mnima oportunidad de vida, y decir que esto est bien, que todo est bien, porque sa es la santa voluntad de dios sobre la tierra?
Poemas
5.- gloga
Esta comarca limita con la sangre y la abundancia. Cada da pude hallar en el bosque iniciales de martirio y hermosura, y sobre la triste arena del pas descubierto el rastro que fue dejando la violencia. Oh dulce da indgena enterrado, puro territorio bajo el tiempo y la ceniza: yo amaba al victorioso general de bronce pero hay una historia nueva entre la hierba, una voz heroica que me llama a las races: "Sobre mi provincia de paz y de sembro le cantaba a la leche de la luna, a la grvida montaa; como a una nia proteg a la avena, la cuidaba del hielo con mi cuerpo; las muchachas llevaban audaz olor a perejil entre los pechos. Pero vosotros empezasteis la violencia, dijisteis: Ya no es tuya la tierra. No es ma? No tiene mi rostro la patata? No es mi ttulo la espalda desgarrada por la bestia? No me entreg su mltiple secreto la cabuya? No es mo el sitio donde me sedujeron los helechos? Aqu nac llorando la llovizna y he sembrado en el surco con mis dientes; bajo el arenal est mi territorio donde vive mi padre aadindole un ptalo a cada rosa que se quiebra. La semilla no es sino mi gotern endurecido, mi lengua hiere el brutal tabaco sin misericordia. T pusiste mi nombre en el arroz: toca, entonces, mis yemas, toca mi rostro que he golpeado contra tu propiedad y la mazorca
Jorge Enrique Adoum Poemas ww w. arte poet ic a.ne t
de granizo. Prueba mi sangre, su sabor de castigo en la fruta que abres como a una mujer bajo la luna. Todo lo que tienes a m me ests quitando: porque sembr y no fue ma la cosecha, porque cuid tu via y no gotearon en mis manos los racimos, tampoco tuve el agua y la tierra conquistadas: soledad y pajonal, vbora y destrozo, ltigo y sequa estaban destinados a matarme. Aliment al ganado y no tuve racin en su comida. Pero s del suelo la dimensin exacta que ser reconquistada a tu violencia. No es mo acaso el sitio donde me han matado tanto?" Ahora estoy seguro de mi culpa, ya conozco mi repblica de hierbas y prodigio. Yo iba como un ciego, llamando con mi bastn a su sal y su neblina, pero me encontraron el hroe y el profeta: porque sta es la nica historia de la tierra. .......................................................... Y ya no estuve solo: la patria se cubri de muchedumbre: la salud como si fuera la primera maana, hall su zcalo de voluntad, su verdad dura como una geologa de combate. Al fin estaba entre mi familia presentida, comenc a descubrir mi origen. Y me llen de hroe. Y esto es tambin historia exacta.
Poemas
goteaba sin cesar desde tu pelo. Pero estabas deseada por el odio y no solo me quitaron mi abatida geografa sino tambin la cita para peinarte junto al ro. Y ya no pude besar tus prpados, ni transcurrir ceido a tu garganta: tena tu cadver recostado en la tarde y llor en tu destrozo sin paz hasta que hubiera la paz abierto sus alas sobre la ola y el desierto. Llor y combat. Llev tus slabas de ternura como una coraza victoriosa contra la muerte y sus caballos oficiales, y pregunt por ti en las puertas de todas las ciudades, te buscaba en cada muchedumbre, como si nunca te hubiera mezclado con el polvo la violencia. Amor de tierra, joven derruida: t sabes que llevo tu sangre en mi pauelo, cada noche lo estudio, se es el mapa del yacimiento y de la selva defendidos de quienes te mataron; la fecha en que estaras mordiendo las naranjas de la tarde sin guerra y sin disturbio; se el maravilloso lmite del esfuerzo: la patria al otro lado del combate.
Poemas
10
11
que vive el encomendero todava en su fsil, si me miran llevando a un indio de la mano, aterido de patrn y tiempo, intacto en la obediente piedra, estatua para adentro, con que lo llenaron? Ah si fuera dable por un da limpiar el amor de todo cuanto es cierto, como cuando nos toca los prpados el delirio. Porque a veces no es posible tolerar a la madre con sus cosas. Quisiera entonces que no encuentren la lupa, que no miren de cerca lo difcil, eso no nuestro, tan desprecio, tan asco. Pero insisten y, como soy patriota, digo: "Sucede que los Incas". En dnde queda, di, di qu le hicieron.
Poemas
12
13
Condecoracin y ascenso
Homenaje a Newton Moreno Has preguntado, di, te has preguntado, cuando el fcil cuchillo meti su lmina abusiva en el costado, hurgndole su hueso de agona, dnde est el centinela, dnde la guardia? No preguntaste nunca, nunca supiste dnde estaba cuando la pisada de torpes poderosas suelas vino a espantar la iguana de las islas mayores, vino a orinar en nuestros pedestales, vino a pegar su chicle en nuestro idioma. Estaba firmes! donde toda la vida ha estado, disparndonos, templando la red del tiro contra el pez del hombre, puntera sin fecha fija contra el desocupado, Alto Mando contra los panaderos para hacerlos lea a la salida de la harina, matndonos de octubre a julio y de mayo a enero cuando aprendamos a combatir con piedrecillas, ramas de lamo, poemas: chatarra contra los cuadernos de filosofa, chatarra contra el alba de otro da. Ahora est tambin donde toda la vida, agonizando indios en la crcel y en el surco, abrindoles la voz a puetazos. Si no han hablado en cuatrocientos aos de golpes prehistricos, terrestres, si no han dicho nada ni de sus otras muertes. Desde lo inmemorial de esta fotografa estn dndole coces entre todos, dndole Dios, Patria y Libertad para que aprendan. Nuevos amos con estrellas en el pramo del hombro? No, nuevos mayordomos, Generales,
Jorge Enrique Adoum Poemas ww w. arte poet ic a.ne t
14
nuevos aciales para la antigedad del odio, como si se tratara de un remordimiento en su espejo tenebroso, vengndose del padre o ms bien del ovario, por suprimir su piel color de Amrica, su pelo pensativo, su cornada, para que nadie grite Traidor! con todo el cuerpo. No lo creais, madres, entre tanta leche y cacerolas, pero las camisas del hijo ensangrentadas, sus tambores, pero los dientes que os devuelven de la celda, pero el cadver. Me han matado as entre otros al amigo con quien cuando muchachos disputbamos el nico Lautramont que lleg al pueblo. Era tan miope que debi acercarse mucho para verme y cuando me di cuenta haba entrado en mi alma. As entr en la ley, lleno de lentes, buscndole un rincn, un banco donde pueda sentarse a no morir el campesino y su gallina. Lo han matado por eso, me lo han muerto a golpes, a fro y golpes de oficial, dejndole migas de sol cada tres das, patendole por dentro a Maldoror antiburgus y justo, golpendolo como una puerta contra las paredes de cuarteles, hospitales, tumbas. Su borbotn de bueno, el triste pie, sus anteojos que no fueron a su entierro. Estn matando, todava, donde toda la vida pagamos por su oficio eficaz, profesional. Pero, carajo, tambin se resucita por capricho.
Poemas
15
Poemas
16
17
Despedida y no
Como un muerto, amor, yo me incorporo, echo puados de olvido y grava, tablas que mord, piedras, lo que queda de m y de las flores que un da me pusieron, y todo lo que echaron sobre ti para enterrarme: las embriagueces de la equivocacin, toda la complicidad por amor, todo el amor que confund con el silencio, los clavos que no me dejaban ir hasta tu frente. Le devuelvo a tu ayer la herencia injusta que me dej en los ojos, mi desesperacin hecha de tierra, el llanto que sacaba su alcohol a las primeras cuerdas del pasillo, mi angustia que presenta tu preez, mis races atadas a tu verdad enorme, tu alarido en la espalda. Ah quedan mi camastro con sus sbanas de soledad y de melancola, mi empleo, mi patrn, mi desempleo, mis deudas de aguardiente y aspirina, mis zapatos llenos de no hay vacantes y costuras, los almuerzos en que me ponan un libro abierto sobre el plato, mi espera de la gran ocasin, de la gran cosa, del gran da. Aqu comienzo, salgo del rencor como de madre, me pongo todos los huesos. Yo me voy de este hotel de pesadumbre a hoy da, yo me voy a aprender la esperanza como una lengua antigua que olvid entre los escombros de tanto ser cado en el fracaso, pero tengo con quin hablar, con los que han muerto por carta y no lo creo y llegan a ensearme su boleto, tu recibo hecho pedazos por la crueldad del da y las rfagas del ao. Henos aqu, botn de tus edades, hasta l altura a que has crecido, hasta la lnea del posterior rescate, prisionera de ti. Almas amontonadas junto al muro,
Jorge Enrique Adoum Poemas ww w. arte poet ic a.ne t
18
caras contra la pared para verte por dentro ese rostro de hermosa que estaba en las medallas, y agarradas las manos a lpices, fusiles, herramientas, cucharas: la batalla es contigo y el regreso es contigo, porque has de ser feliz aunque no quieras.
Poemas
19
Poemas
20