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SERIE POLTICAS SOCIALES 24

LOS PROYECTOS SOCIALES:


DE LA CERTEZA OMNIPOTENTE AL
COMPORTAMIENTO ESTRATGICO
Roberto Martnez Nogueira
NACIONES UNIDAS
COMISIN ECONMICA PARA AMRICA LATINA Y EL CARIBE
Santiago de Chile, 1998
LC/L.1113
Junio de
1998
El presente documento fue preparado por el seor Roberto Martnez Nogueira, Consultor del
Proyecto CEPAL/GTZ Gestin de Programas Sociales en Amrica Latina. Las opiniones
expresadas en este trabajo, que no ha sido sometido a revisin editorial, son de la exclusiva
responsabilidad de su autor y pueden no coincidir con las de la Organizacin.
NDICE
Pgina
Resumen . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5
INTRODUCCIN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7
1. El escenario . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8
2. Los proyectos sociales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12
3. La programacin de los proyectos sociales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 20
4. La gestin de proyectos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25
Bibliografa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31
5
RESUMEN
El trabajo explora la problemtica de la programacin estratgica y de la gestin de programas
y proyectos sociales, desde una perspectiva que combina aspectos conceptuales y analticos
con dimensiones normativas y evaluativas. Su propsito es aportar elementos que contribuyan
a un mejor diseo de los programas y proyectos sociales y que orienten el comportamiento
de los encargados de su ejecucin.
Su contenido est organizado en cuatro secciones. La primera refiere al escenario de
los programas y proyectos sociales, tanto en lo vinculado al cuestionamiento del Estado de
Bienestar como a la situacin del sector pblico argentino. En la segunda seccin se presenta
la conceptualizacin y una tipologa de los programas y proyectos sociales; la tercera explora
aspectos vinculados a la programacin y en la ltima seccin se formulan reflexiones sobre
la gestin , con especial referencia a la gerencia social.
7
INTRODUCCIN
Este trabajo tiene por objetivo explorar la problemtica de la programacin estratgica y de
la gestin de programas y proyectos sociales. La referencia a una problemtica es intencional:
se presenta y discute un conjunto de problemas relacionados que remiten a la naturaleza de
su contexto poltico y social, a las concepciones a que responden, a los atributos de la
poblacin-objetivo a la que van dirigidos, a sus contenidos y a los modelos de organizacin
y de gestin requeridos para implementarlos.
La presentacin procura aportar elementos para la comprensin de la complejidad de
los programas y proyectos sociales de manera de contribuir a su mejor diseo y a orientar el
comportamiento de los encargados de su ejecucin. El tratamiento adopta una perspectiva
que combina aspectos conceptuales y analticos con dimensiones normativas y evaluativas.
Si bien el anlisis se refiere a los programas y a los proyectos sociales, en adelante se har
mencin exclusiva a los proyectos por razones de economa expositiva y por ser ste el nivel
ms especfico de articulacin de acciones dirigidas a lo social.
La expresin "proyecto social" requiere una precisin. Por tal se entiende a un
conjunto de promesas y compromisos de accin orientados hacia un fin y, ms especfica-
mente, a previsiones de comportamientos deliberados transferencias, intervenciones o
tratamientos que tienen por propsito provocar impactos sobre individuos o grupos
denominados tambin poblacin-objetivo, grupo-meta o beneficiarios, y que comprenden una
determinada asignacin de recursos y responsabilidades. Su propsito es satisfacer
necesidades bsicas, construir capacidades, modificar condiciones de vida o introducir
cambios en los comportamientos, en los valores o en las actitudes que los sustentan.
Los proyectos sociales no constituyen un universo homogneo de acciones. Consisten
en una prestacin, un servicio o una intervencin en una situacin social: sta puede ser una
vacuna, un paquete alimentario, un servicio mdico asistencial, una actividad de educacin
o capacitacin, una obra de saneamiento, la construccin de viviendas, la organizacin
comunitaria, el apoyo a un emprendimiento productivo o la entrega de un subsidio. Cada una
de esas acciones requiere un diferente grado de movilizacin de valores, actitudes y
comportamientos por parte tanto del encargado de su ejecucin como del destinatario de la
accin.
El referente primero de las consideraciones que siguen es el mbito pblico. Se
entiende que los programas y proyectos sociales son formulados y ejecutados por
organizaciones estatales, por lo que se privilegian en la exposicin las temticas vinculadas
a su naturaleza poltica, a la movilizacin en torno a ellas de distintos actores sociales y a los
mecanismos de control y participacin. No obstante, muchas de las consecuencias de este
tratamiento son vlidas para otro tipo de entidades que pueden participar en algunas de las
instancias del proceso de ejecucin de programas o proyectos, entre ellas las organizaciones
sociales de tipo representativo, no gubernamentales de promocin o de servicio sin fines de
lucro.
Este trabajo no pretende agotar la discusin con respecto a la naturaleza de los
programas y proyectos sociales. Slo se hace mencin a algunos aspectos que son relevantes
8
para la estructuracin de la reflexin sobre la programacin estratgica y la gestin y que
tienen consecuencias operacionales para los participantes involucrados en los procesos de
formulacin, ejecucin o evaluacin.
El contenido del mismo est integrado por cuatro secciones. La primera hace
referencia al escenario de los programas y de los proyectos sociales, tanto en lo vinculado al
cuestionamiento del Estado de Bienestar como a la situacin del sector pblico argentino. En
la segunda se presentan la conceptualizacin y una tipologa de los programas y proyectos
sociales. La tercera explora aspectos vinculados a la programacin y en la ltima seccin, se
formulan reflexiones sobre la gestin, con particular referencia al papel de la llamada gerencia
social.
1. El escenario
a) El cuestionamiento del Estado de Bienestar
La denuncia de las limitaciones, las contradicciones y aun los vicios de las
instituciones del Estado de Bienestar se da en un contexto por dems complejo, fundndose
los cuestionamientos en argumentaciones diversas. Si bien la crisis fiscal ha sido una de las
razones ms comnmente esgrimidas para explicar su deterioro y para justificar la necesidad
de abandonarlo, no es nica ni suficiente para decretar su agona o eventual defuncin. Por
cierto, la expansin de los llamados derechos sociales y la conversin de demandas
particularistas en "titulaciones" (entitlements) plantea un horizonte de gastos crecientes
penosamente financiables. Las evidencias de una distribucin de ese gasto difcilmente
admisible en trminos de justicia pusieron de manifiesto las apropiaciones corporativas a que
muchas de las polticas fueron sometidas y la imperfeccin de ciertos mecanismos de
representacin. La mayor diferenciacin y heterogeneidad social hizo tambalear algunas de
las bases de un Estado de Bienestar construido sobre supuestos de homogeneidad de
beneficiarios. El modelo "fordista" de organizacin de ese Estado super los lmites de las
economas de escala y dio muestras de ineficiencias generalizadas (Loader & Burrows, 1994).
En todos estos factores se apoy un giro ideolgico que termin desligitimando
aquellas instituciones, llegando en algunas de sus posturas extremas a proclamar la
sustitucin de la solidaridad de la sociedad por la responsabilidad del individuo en funcin de
una pretendida inexistencia de lo social (Mishra, R., 1993). No obstante el rechazo tico que
estas posturas pueden suscitar, las viejas nociones legitimadoras del Estado de Bienestar
parecen insuficientes para dar respuesta al desafo normativo y emprico planteado por el
auge neoliberal a sus valores, principios y modos de funcionamiento. Frente a este desafo,
nuevas lneas de pensamiento ofrecen una riqueza analtica mayor, brindando aportes no ya
para su reconstruccin, sino para superarlo. Desde estas perspectivas, el valor de la equidad
y los deberes de solidaridad exigen reafirmar las aspiraciones a partir de las que se nutrieron
las instituciones que fueron crendose durante ms de un siglo, primero en Europa, para
diseminarse luego por el resto del mundo (Rosanvallon, 1995).
El debate sobre el futuro del Estado de Bienestar se ha convertido en el centro de
elaboracin de nuevas nociones sobre los "cimientos" de la sociedad, sobre las ideas de
justicia e igualdad y sobre el altruismo y la solidaridad. Posturas minimalistas con respecto al
Estado confrontan con otras que procuran dar un sentido "social" a ese mercado o reconstruir
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sobre nuevas bases las ideas solidaristas que pretenden recuperar viejas utopas (Peacock,
1991). El utilitarismo recibe la respuesta de nuevos construccionismos que hacen renacer la
tradicin kantiana. La aspiracin por la igualdad se hace ms compleja, transitando el camino
que va desde las definiciones que la conciben como algo esttico y posicional hasta otras que
aspiran a alcanzarla a travs de la construccin de capacidades (Sen, A., 1995). La
reivindicacin de las libertades positivas, el reconocimiento de la posibilidad de anticipar las
consecuencias negativas de mercado y, por lo tanto, de adoptar polticas activas y
preventivas, la introduccin de la nocin de diversidad al tratar la igualdad, la atencin a la
heterogeneidad de situaciones sociales a partir de esa diversidad, etc., son principios que
enriquecen la legitimacin de las instituciones del Estado de Bienestar y abren nuevos
caminos para su reconstruccin, superando las deficiencias y carencias tradicionales (Plant,
1995).
Pero stas no son todas las notas que caracterizan el escenario presente. Una
reestructuracin econmica de notable profundidad, el desempleo como problema casi
universal, el aumento de las disparidades sociales, la explosin de la problemtica de la
pobreza, modelos de poltica que se apoyan en los automatismos de los mercados y hacen
desplomar los mecanismos anteriormente existentes para regularlos, conforman una realidad
que exige nuevas alternativas para las polticas sociales en lo referido a sus contenidos, sus
alcances, financiamiento y produccin de prestaciones y servicios.
Estas alternativas a las polticas sociales tradicionales deben atender a algunos
procesos sociales simultneos y que se influencian recprocamente: creciente heterogeneidad
social, mayor relevancia acordada a las diferenciaciones en funcin de localizacin, categora
etrea y patrones culturales, coexistencia paradjica de una mayor desarticulacin entre los
actores a nivel macrosocial con una elevada capacidad microsocial puesta de manifiesto por
el desarrollo de una enorme diversidad de mecanismos asociativos, mayor descentralizacin
de las funciones estatales, con nueva importancia de los gobiernos provinciales y locales, etc..
Por ello, esta aspiracin por un diseo superador de las polticas sociales se traduce en
demandas por incorporar a sus orientaciones y contenidos una explcita consideracin de la
naturaleza, expectativas, respuestas e impactos sobre los destinatarios de la accin, con la
consiguiente adecuacin de las actividades a las diferenciaciones que se establecen entre
stos. Las consecuencias sobre la gestin son obvias: i) mayor discrecionalidad del trabajador
de campo para el desempeo de sus tareas, ii) mayor complejidad en las tecnologas
operacionales utilizadas, iii) menor posibilidad de establecer rutinas y programaciones en
detalle de las acciones, iv) mayores exigencias en materia de control de resultados en
contraposicin a control de procesos. Estas tendencias se resumen en un giro hacia acciones
de ms baja programabilidad y de mayor interaccin con los beneficiarios, junto a
modificaciones sustanciales en los modelos de organizacin y de gestin y, por lo tanto, en
las contribuciones y los comportamientos de los encargados de su diseo, implementacin y
evaluacin. Pero dicho en estos trminos no se enfatiza lo suficiente la profundidad del
cambio que esto implica: un trnsito en el que la relevancia de lo tcnico se subordina a la
importancia de lo institucional, en el que la racionalidad instrumental pasa a ser superada por
la racionalidad discursiva.
b) El sector pblico argentino
La configuracin actual del sector pblico argentino para la formulacin y ejecucin
de polticas y programas sociales no responde a un plan racional ni a criterios tcnicos
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discernibles. Es el resultado de la acumulacin de funciones progresivamente asumidas por
el Estado. Coexisten instituciones del siglo pasado, esfuerzos pioneros para superar el Estado
asistencialista que an muestran resabios de una organizacin social posterior pero ya dejada
atrs y mecanismos innovadores en su carcter y en sus orientaciones. Su conformacin no
muestra coherencia, ni en su morfologa, ni en sus regmenes normativos ni en las polticas
de administracin de recursos. La importancia de las provincias ha crecido significativamente
como consecuencia de transferencias de responsabilidad y servicios no planificados ni
financiados. La delimitacin de competencias entre niveles de gobierno es confusa y a la vez
compleja por las grandes disparidades entre regiones y mbitos de accin.
Las modalidades organizativas de instituciones y programas se explican por mltiples
factores: respuestas polticas a demandas sociales, iniciativas tcnicas y burocrticas,
condicionamientos de las fuentes de financiamiento, capacidades de gestin instaladas, etc..
Las concepciones que las gobernaron fueron modificadas como consecuencia de los campos
de fuerzas en que estuvieron inmersas en sus trayectorias histricas, de los esquemas de
representacin establecidos en su interior y de los cambios en tecnologas utilizadas,
persistiendo en muchos casos las modalidades organizativas y de gestin originales.
El actual es un sector desarticulado, con un conjunto de organizaciones y programas
dependientes de diversos niveles de gobierno y ministerios, con superposiciones y
duplicaciones funcionales. Si por sector se entiende un rea articulada de polticas orientadas
a resolver un cierto conjunto de problemas, tal sector no existe. Las escasas
interdependencias mutuas y la reducida capacidad central para la orientacin de polticas y
programas determina que la gobernabilidad del sector constituya una aspiracin lejos de ser
satisfecha. Los mecanismos de coordinacin interinstitucionales e interjurisdiccionales
establecidos han demostrado en la prctica escasa continuidad y eficiencia.
El resultado de esta situacin es que campos completos de la actividad pblica
quedan sometidos a la discrecionalidad de conducciones circunstanciales, a las inercias
burocrticas y a las presiones locales y corporativas. Hay una gran dispersin de esfuerzos
autnomos, con perspectivas cristalizadas y acciones dirigidas a la misma poblacin meta con
criterios dismiles o contradictorios. Los aspectos administrativos compiten con los sustantivos.
La transformacin de la gestin se inhibe por las restricciones presupuestarias. Las
negociaciones entre niveles de gobierno se contaminan con cuestiones ajenas a la
problemtica social. Las revisiones normativas se dificultan por el peso de clientelas
fuertemente consolidadas. Estos atributos confieren una notable rigidez al aparato de
formulacin e implementacin de polticas y programas, en el que el excesivo reglamenta-
rismo pretende remediar la ambigedad en las competencias y dependencias jerrquicas
(Martnez Nogueira, 1989).
Las organizaciones encargadas de las polticas sociales suelen presentar una
definicin difusa de las misiones, objetivos, y estrategias, carencia de recursos humanos y
programaciones rigurosas, debilidades tcnicas y metodolgicas, definiciones ambiguas con
respecto a beneficiarios y modalidades de trabajo, asignacin de recursos reactiva, basada
en antecedentes histricos, desarticulacin interna, impactos inciertos, carencia de
instrumentos capaces de vincular la programacin a la ejecucin, seguimiento y control de las
acciones, predominio de inercias en la operacin y costos operativos elevados, con elevada
incidencia de los gastos administrativos. Receptoras de mandatos difusos y relegadas en la
importancia estratgica del Estado, no contaron tradicionalmente con condiciones bsicas
para responder a desafos crecientes. Incapaces e impotentes para realizar comportamientos
innovadores, terminaron por concentrar sus esfuerzos en autoadministrarse, volcando la
11
mayor parte de su atencin y recursos a la ejecucin de tareas dirigidas a su propio
mantenimiento, quedando inmovilizadas en una trama de normas y procedimientos que, en
su aspiracin de acrecentar el control, multiplicaron su vulnerabilidad y debilidad (Martnez
Nogueira, 1995).
Esta situacin no es sorprendente. Suele caracterizar a las organizaciones pblicas
de prestacin de servicios sociales, en particular cuando se dirigen a los sectores de escasos
recursos. Al estar stos poco estructurados y contar con escasa capacidad de articular sus
demandas, las organizaciones pblicas carecen de exigencias y estmulos externos para
mejorar su efectividad. De esta forma, sus comportamientos no estn gobernados por una
visin del servicio que pueda ser evaluada por sus receptores. Los juicios crticos para la
gestin pasan a ser los de los niveles polticos y los de sus propios integrantes. Para los
primeros, estas instituciones tienen diversos sentidos, cambiantes segn los gobiernos y los
liderazgos institucionales. Para los segundos, son mbitos de empleo y de despliegue de una
capacidad tcnica gobernada por una concepcin de la tarea slo sujeta a cuestionamientos
profesionales. Estas organizaciones se debaten por lo tanto entre una frecuente indiferencia
superior, apremios circunstanciales y apropiaciones corporativas de sus funcionarios. No es
de extraar entonces la ambigedad de sus objetivos, la carencia de programaciones y la
ausencia de una cultura de la evaluacin.
c) Las nuevas polticas sociales
En una sociedad en la que los problemas del desempleo, el empobrecimiento y la
exclusin exigen polticas sociales eficaces y una administracin eficiente, los proyectos
sociales ocupan un lugar estratgico. En este escenario se est generalizando la conviccin
de que se debe estructurar el desempeo de las funciones estatales en estos trminos. A
travs de proyectos se accede al financiamiento, se adjudican responsabilidades
institucionales y se distribuyen acciones entre distintos niveles de gobierno. Son medios por
los que puede intentarse una transformacin de las modalidades de gestin: permiten
establecer el marco para la fijacin de prioridades e instalar sistemas de seguimiento y
evaluacin. Posibilitan el despliegue de una mayor capacidad de anlisis y de la participacin
social para la asignacin, distribucin y utilizacin de recursos, as como una mejor
determinacin de sus impactos redistributivos y sobre los destinatarios.
En particular, los proyectos: a) constituyen expresiones de las polticas selectivas que
atienden a las heterogeneidades sociales y que procuran la construccin de capacidades; b)
tienen atributos que les permiten responder en mayor medida a los criterios de focalizacin
fundados en la necesidad de introducir una mejor orientacin al gasto social, en particular
privilegiando a categoras de ciudadanos por sus condiciones de riesgo o carencias; c) se
prestan al financiamiento compartido, con aportes de la cooperacin tcnica y financiera
internacional; d) brindan la posibilidad de mayor coordinacin y concertacin en las acciones
desplegadas por distintos niveles de gobierno; e) permiten articular las contribuciones
estatales con los recursos de las organizaciones comunitarias y no gubernamentales; f) se
constituyen en el marco para la provisin de bienes pblicos desde el sector privado; g) tienen
un horizonte temporal determinado, lo que los convierte en mecanismos de notable flexibilidad
para atender circunstancias precisas, como las emergencias sociales o la construccin de
redes de contencin en situaciones de cambio estructural profundo, y h) la definicin de sus
objetivos y metas permite una mejor constatacin de resultados e impactos.
En este sentido, debe hacerse referencia a los trminos en que se ha planteado en
los pases de Amrica Latina el debate sobre las polticas sociales. En el escenario del ajuste
y de la reestructuracin del Estado, y apoyndose en los cuestionamientos normativos y
12
operacionales al volumen y a la eficiencia del gasto social, desde algunos mbitos
internacionales y con eco en crculos polticos y acadmicos locales, se difundi una postura
simplista que haca de la gestin por proyectos la opcin excluyente para las polticas sociales.
Por cierto, los atributos sealados no son suficientes para que desplacen a las polticas
universalistas. Por el contrario, son instrumentos adecuados para complementar y
perfeccionar las consecuencias de esas polticas universalistas, constituyendo su
incorporacin una va estratgica para hacer un mejor uso de los recursos sociales en el
marco de instituciones y de los mecanismos a travs de los que se despliega la solidaridad
de la sociedad.
Esta exigencia de un mejor uso de los recursos sociales plantea la cuestin de los
modelos de organizacin y gestin. El viejo Estado de Bienestar fordista fue no slo un patrn
articulado de polticas sociales, sino un modo de relacin entre el Estado y la sociedad. La
visualizacin de una comunidad ms heterognea pero a la vez ms organizada y
participativa, capaz de desplegar su iniciativa requiere dejar de lado modos de organizacin
y gestin que la conceban como sometida al tutelaje estatal, pasiva, simple receptora de
servicios en los que no intervena ni tena posibilidades de controlar. Pero la superacin de
este Estado no puede provenir de la destruccin de sus organizaciones y el debilitamiento aun
mayor de sus capacidades. El ajuste y la reestructuracin constituyen etapas perversas si no
van seguidas de esfuerzos rigurosos de transformacin de los modelos de organizacin y
gestin. A aquel Estado debe sucederle otro, con capacidades schumpeterianas para la
innovacin permanente, atento a las demandas sociales, flexible, responsable ante la
sociedad y efectivo (Jessop, 1994). Todo ello hace que la necesidad de actualizar aquellos
modelos sea a la vez una consecuencia de las nuevas realidades sociales y de las nuevas
orientaciones de poltica, as como una condicin necesaria para atenderlas e implementarlas.
2. Los proyectos sociales
a) Qu son los proyectos sociales
Los proyectos sociales pueden concebirse como un proceso de conversin, como
ciclos de accin o como conjuntos de productos, resultados e impactos:
i) Los proyectos son procesos de conversin de intencionalidades polticas en
consecuencias sobre la sociedad. Resultan de y requieren la movilizacin de recursos cuya
naturaleza, cuanta, atributos bsicos, relaciones recprocas, compatibilidad y convergencia
determinan sus contenidos particulares y sus resultados. Esos recursos son de distinto tipo:
de poder, para establecer los objetivos y para asegurar las conductas
necesarias para su logro;
de conocimiento de la situacin, de las racionalidades de los actores
involucrados y de las relaciones causales operantes;
institucionales y organizacionales para traducir la decisin poltica y los
conocimientos en acciones, comprendiendo regmenes normativos, estruc-
turas, tecnologas sustantivas (educativas, sanitarias, de organizacin social,
etc.), de apoyo (de programacin, gestin y evaluacin) y recursos
financieros, materiales y humanos;

1
El carcter y la relativizacin de este ciclo fue abordado en Introduccin Introduccin al anlisis de polticas al anlisis de polticas
pblicas pblicas, INAP, 1996.
13
de legitimidad, para construir la aceptacin de las acciones, la justifica-
cin moral de las tecnologas de servicio y la participacin social. El papel de
la gestin es realizar la mediacin entre la intencionalidad declarada por el
diseo y los productos, resultados e impactos a travs de la conduccin del
ciclo de acciones movilizando y combinando los recursos requeridos por el
proceso de conversin. Su funcin central es identificar y resolver situaciones
que perturben la marcha del proyecto y ejecutar la conversin con la mayor
eficiencia posible.
ii) Con propsitos analticos, pueden distinguirse distintas fases en el ciclo de accin
que constituye el proyecto: los momentos de formulacin, sancin, ejecucin, seguimiento y
evaluacin.
1
En ellas se movilizan recursos y se hace uso de metodologas especficas. En
cada fase se deben realizar acciones diferenciadas pero a la vez articuladas, coordinadas y
convergentes para el logro de los objetivos. En este proceso intervienen mltiples actores con
diferente capacidad decisoria, ya sea como agencias con competencia poltica o tcnica o
como participantes con distinto grado de responsabilidad, involucramiento o continuidad en
la accin. La gestin del proyecto consiste en dar unidad y coherencia al ciclo de accin.
iii) Tienen por consecuencia un conjunto de productos, resultados e impactos: 1)
los productos organizacionales generados a travs del proceso de conversin; 2) los
resultados previstos en los objetivos y metas del proyecto, entendidos como relacin entre
los recursos movilizados y los productos o beneficios generados; 3) los impactos o cambios
en la realidad efectivamente alcanzados, ya sea sobre los individuos o grupos sociales que
conforman la poblacin objetivo, el grupo-meta o los beneficiarios o sobre otros aspectos de
la realidad no previstos en el diseo del proyecto. La gestin debe asegurar que estos
productos, resultados e impactos sean coherentes con la concepcin y los fines del proyecto,
asegurando su eficacia y efectividad.
b) La concepcin de los proyectos sociales y los modelos de organizacin y
gestin
Siendo los proyectos sociales intentos de producir impactos sobre la situacin de
bienestar o sobre las capacidades de los individuos o familias a travs de transferencias,
intervenciones o tratamientos especficos, suponen siempre la movilizacin de un patrn
normativo que permite evaluar ese bienestar o crecimiento de capacidades, el que resulta
de la discrecionalidad poltica o de una convencin socialmente sancionada. Este patrn
normativo justifica las elecciones realizadas y los criterios que regulan la operacin. En
situaciones de competencia entre grupos sociales por hacer prevalecer sus intereses o
perspectivas, este patrn normativo se convierte en el centro de controversias o conflictos,
procurndose con frecuencia superarlos por medio de la ambigedad en su enunciacin.
Los proyectos responden adems a comprensiones de los problemas enfrentados que
hacen uso de concepciones sobre la realidad social y las problemticas particulares, la
naturaleza humana y las condiciones y capacidades de individuos y grupos y los procesos de
cambio en valores y en comportamientos. Esta comprensin opera como un marco analtico
14
que da razn de la situacin, de sus orgenes, trayectoria histrica y evolucin futura. Todo
proyecto revela, por lo tanto, una "visin" de la sociedad y una teora en uso que brinda
sentido a las causalidades postuladas, es decir, a las relaciones entre los medios utilizados
y los resultados esperados. Ambas deben satisfacer requisitos de legitimidad social y
aceptacin profesional.
Los contenidos de los proyectos se apoyan en estas visiones y teoras. Son ellas las
que determinan la definicin del problema que ser atacado y las que fundamentan los
diagnsticos de los mismos. Gobiernan el carcter de los proyectos al definir el qu y el cmo.
Dan expresin al carcter "moral" atribuido a los destinatarios y a la accin por la
consideracin brindada a identidades, valores y preferencias. Son tambin las que dan sentido
y validan las tecnologas utilizadas, las que suelen tener un cierto grado de indeterminacin
en lo que respecta a su impacto directo sobre los niveles de bienestar de los destinatarios.
Estas visiones y teoras tambin respaldan los modelos de organizacin y de gestin
que se adoptan. Por modelo de organizacin se entiende la distribucin de
responsabilidades y capacidades decisorias entre mbitos y niveles, los mecanismos de
coordinacin, la definicin de los procesos de trabajo y el marco normativo. El modelo de
gestin est dado por las modalidades de funcionamiento, la administracin de los recursos,
la flexibilidad frente a circunstancias cambiantes, la articulacin con el medio, la innovacin,
etc.. El modelo de organizacin provee el marco para la accin, la gestin es la accin misma.
Estos modelos son crticos para la obtencin de los resultados e impactos, en particular stos
dependen del contacto directo entre operadores y destinatarios, de la naturaleza de las
relaciones que se establecen, del personal de que se dispone, de sus capacidades y
atribuciones y de su motivacin y compromiso.
Puede postularse una relacin entre los modelos normativo, analtico, de organizacin
y de gestin; es decir, entre la concepcin del proyecto, sus contenidos, su adjudicacin
institucional y la efectividad de la accin. De esta relacin se deriva la afirmacin de la
necesidad de coherencia y de correspondencia entre esos planos. La probabilidad de que las
acciones que se ejecuten y sus resultados se acerquen a las metas postuladas ser funcin
de la existencia de esa coherencia o correspondencia. Su ausencia llevar a tensiones y
distorsiones, con consecuencias severas sobre la eficiencia, eficacia y legitimidad de los
proyectos.
c) La relacin entre la programacin de los proyectos sociales y la gestin
Los proyectos sociales confrontan incertidumbres, tensiones, ambigedades y
conflictos inevitables. Su desarrollo sigue senderos muchas veces alejados de las previsiones
de los diseos originales, con una distancia significativa entre las intenciones y los resultados
e impactos. Esos senderos son construidos por respuestas a desafos y presiones, a
contingencias y a cambios de orientaciones en los actores participantes.
Como consecuencia, todo proyecto debe superar problemas de planeamiento y de
gestin. Con respecto a lo primero, la cuestin se refiere a cmo incorporar en el diseo
original la incertidumbre originada en cambios en el contexto de operacin, en conductas de
los participantes, en las actividades y en la naturaleza de las tecnologas utilizadas. De igual
manera, el problema de gestin consiste en resolver los conflictos que se plantean entre lo
previsto y lo contingente, entre lo formalizado y rutinizado y los requisitos de cada situacin
especfica, entre los juicios de valor y las consideraciones tcnicas, entre las posibilidades y
las restricciones, entre los mandatos de la jerarqua y las demandas de los receptores de las
prestaciones.

2
Tal vez el mejor esfuerzo por construir una tipologa de los proyectos sociales pueda encontrarse en Austin,
D., "The Political Economy of Social Benefit Organizations: Redistributive Services and Merit Goods", en Stein, H.
D., 1981.
15
En el dibujo y recorrido de aquellos senderos algunos actores juegan un papel crtico:
los administradores, los tcnicos y los trabajadores de campo constantemente reinterpretan
los objetivos perseguidos, hacen apreciaciones de las situaciones enfrentadas, estructuran
problemas, generan alternativas y redefinen las prioridades. Estos comportamientos no slo
alteran los cursos de accin definidos por el diseo, sino que tambin modifican el contexto
de operacin entablando alianzas, fortaleciendo a algunos actores sociales, generando
expectativas y demandas y creando una imagen pblica de las acciones del proyecto. Los
resultados alcanzados pueden diferir as notablemente de los planteados en los objetivos
explcitos, las consecuencias no deseadas escapar al control de los participantes y la
incertidumbre sobre los impactos desbordar las capacidades analticas. En particular, si las
transferencias, intervenciones o tratamientos exigen el ejercicio de alguna discrecionalidad
por parte del operador, la implementacin requerir que la concepcin que gobierna al diseo
sea compartida a lo largo del ciclo de accin del proyecto.
Lo anterior tiene consecuencias para el tratamiento de las cuestiones vinculadas a la
programacin y a la gestin de los proyectos. Su anlisis debe adoptar perspectivas que dejen
de lado las aproximaciones simples para asumir su complejidad, que abandonen su
consideracin de entidades cerradas para pensarlos como ciclos abiertos de accin, y
superando las visiones centradas en los contenidos de los documentos de proyectos atiendan
a los procesos desencadenados y a las relaciones con su entorno. Ello implica adoptar una
concepcin integrada de la gestin que a la mera eficiencia en la aplicacin de recursos
orientados a un fin sume la construccin de la legitimidad y de la sostenibilidad social, as
como la consolidacin de una cultura organizacional compartida y basada en la visin y en
las teoras que gobiernan el diseo de las acciones.
d) Una tipologa de los proyectos sociales
Pueden construirse diversas tipologas de los proyectos apelando a distintos criterios:
su materia salud, promocin del empleo, nutricin, educacin, las caractersticas de los
destinatarios jvenes, mujeres, nios de la calle, poblacin rural, la relacin jurdica que
entraa un derecho o una accin discrecional del Estado, el tipo de tecnologas de
procesamiento, de mantenimiento o de cambio, etc. (Chambers, D, 1993).
2
No obstante,
con el propsito de hacer ms explcitas algunas de las cuestiones de relevancia para quienes
participan en distintas instancias de diseo, desarrollo y evaluacin de estos proyectos, parece
conveniente utilizar otras dimensiones cuyo inters est fundado en su capacidad para extraer
conclusiones significativas referidas a los modelos de organizacin y gestin y, adems, para
derivar consecuencias operacionales sobre el papel de los funcionarios y tcnicos.
Se anticip que la concepcin que gobierna el proyecto determina el modelo de
organizacin y gestin. Esa concepcin se explicita a travs de la definicin de las actividades
y de las tareas a realizar, sean stas transferencias, intervenciones o tratamientos. Esta
definicin supone apreciaciones sobre el conocimiento a ser utilizado, la relacin que se
establece con los destinatarios y la discrecionalidad del operador.
Para analizar estos aspectos puede recurrirse a dos dimensiones. Una se refiere a la
programabilidad de las tareas, dada por los requerimientos de variacin en su ejecucin,
difiriendo en el grado en que son susceptibles de rutinizacin o formalizacin. Est asociada

3
Corresponde a la nocin de "especificidad" de los proyectos utilizada por Israel (Israel, 1991).

4
El lector podr reconocer la herencia recibida de los trabajos de Perrow y Thompson.
16
a la disponibilidad de un stock de conocimiento explicitado, sancionado organizacional o
profesionalmente como adecuado para resolver las situaciones enfrentadas por el operador
durante la tarea. Conceptualmente, remite al grado de indeterminacin de la tecnologa para
alcanzar los impactos buscados, a la posibilidad de medirlos inequvocamente y al tipo de
participacin del destinatario en la prestacin o servicio. Corresponde al plano de lo que la
literatura organizacional denomina "contexto tcnico", en el que el criterio a satisfacer se
refiere a la eficiencia y eficacia en el control de su sistema de produccin y en la utilizacin
de medios conforme a estndares susceptibles de ser evaluados a travs del mercado o de
comparaciones interorganizacionales (Scott y Meyer, 1991).
3

La otra dimensin hace referencia a la necesidad de interaccin con el destinatario
de la accin. sta determina la relacin establecida entre el operador y el destinatario y el
papel que el primero asume dentro de la organizacin que ejecuta el proyecto, as como al
nivel de cambio a que se aspira en las condiciones o capacidades del segundo. Corresponde
al plano del "contexto institucional" en el que las organizaciones deben ajustar su
funcionamiento a reglas y procedimientos que cuentan con legitimidad y con apoyos
sociales que les permiten operar y que se expresan bsicamente por los receptores de los
servicios o prestaciones.
4

Utilizando estas dos dimensiones puede construirse una tipologa de situaciones que,
a pesar de la simplificacin de la realidad que supone la estilizacin resultante, puede ser de
inters para explorar tanto los atributos de la programacin como de la gestin de los
proyectos sociales. Puede postularse que cuanto mayor sea el mbito de comportamientos
que se pretende impactar, de las actitudes a ser modificadas y de los valores a ser
establecidos, mayor ser la interaccin necesaria entre la poblacin objetivo y los operadores
del proyecto, con mayor discrecionalidad en el plano de la gestin. De igual manera, cuanto
mayor sea la interaccin requerida para el suministro del servicio o la entrega de la prestacin,
mayor va a ser la necesidad de generar mecanismos para la participacin de la poblacin,
debiendo adaptarse a ello las metodologas de programacin que se acepten. Es decir, la
tipologa permite considerar las relaciones entre la concepcin, los contenidos y los modelos
de organizacin y gestin de los proyectos.
Debe enfatizarse que esta tipologa apunta a servir como instrumento analtico de
utilidad tanto para el diseo como para la gestin de programas o proyectos. Por un lado se
refiere a la naturaleza de las acciones sustantivas de los mismos; por otro, a las tareas
especficas que deben realizarse en su interior. Desde este ltimo plano, es obvio que en el
marco de un programa o proyecto coexisten tareas con diferentes tipos de requerimientos. Es
por ello que la gestin del proyecto debe apoyarse en una capacidad para identificar los
atributos de cada tarea, para estructurarlas conforme a su especificidad y para conducirlas
segn las distintas exigencias de coordinacin y control que cada una de ellas plantea.
i) Elevada programabilidad y escasa interaccin con los destinatarios.
Esta es la situacin ms sencilla. Las prestaciones son tangibles, como transferencias
de recursos monetarios o el suministro de alimentos. Se procura suministrar al beneficiario la
posibilidad de acceder a bienes de los que no podra disponer con sus ingresos regulares. Se
17
encuentran en esta categora los proyectos que intentan mejorar las condiciones de vida de
la poblacin a travs del saneamiento, la provisin de agua potable o la construccin masiva
de viviendas, sin alterar los atributos personales de los beneficiarios. Estas actividades son
altamente rutinizables y no requieren el despliegue de iniciativa y discrecionalidad por parte
de los operadores.
El proyecto puede ejecutarse sin ningn tipo de movilizacin de parte de ese
destinatario ltimo y la programacin se realiza con independencia de los beneficiarios. Su
ejecucin requiere una interaccin mnima con los beneficiarios, con un comportamiento de
stos reducido a su disponibilidad para la recepcin de la prestacin. A esta disponibilidad
puede sumarse el requerimiento de algn comportamiento activo, como en el caso de los
programas de vacunacin masiva para nios que requieren el compromiso de la unidad
familiar para acercarlos a los centros efectores.
Estos proyectos responden a una concepcin segn la cual existe una poblacin
homognea que es destinataria de un servicio o prestacin tambin homogneo. Esa
poblacin se define por no satisfacer ciertos mnimos poltica y socialmente definidos,
utilizndose criterios asociados a lneas de pobreza o de necesidades bsicas insatisfechas.
Los beneficios estn fuertemente estandarizados. Esto se logra a travs de un sistema de
clasificacin que rige la identificacin y elegibilidad de los destinatarios. Por lo tanto, en estos
casos el tratamiento o la intervencin no repara en las diferenciaciones existentes entre los
receptores. Podra afirmarse que son el correlato de una interpretacin de la prestacin como
un derecho del ciudadano, conforme a una nocin "desde la oferta" de las polticas sociales.
El tratamiento o intervencin es definido en el diseo del proyecto, el que determina las
condiciones que deben ser satisfechas para acceder a los beneficios. El operador no puede
modificar el servicio o la prestacin ni adecuarla situacionalmente, salvo evaluar la
elegibilidad de los solicitantes conforme a normas en cuya elaboracin no ha intervenido. Los
elegibles reciben tratamiento semejante, conforme a las prestaciones previstas por el
proyecto. Las prestaciones alcanzan solamente a los aspectos especficos contemplados en
el proyecto, sin que el operador pueda interesarse en otros aspectos de la situacin del
receptor.
En estos proyectos la etapa crtica es la de seleccin de los beneficiarios. Las
desviaciones tpicas se refieren a la reinterpretacin de los criterios de clasificacin y
elegibilidad realizadas durante la implementacin. Ellas pueden ser el producto de ambige-
dades en los criterios de focalizacin, del ejercicio del clientelismo en la conduccin del
proyecto o del paternalismo o debilidad de los operadores para resistir las presiones de los
demandantes. Estas desviaciones implican consecuencias para la equidad efectiva del
proyecto al beneficiar a quienes no deberan resultar elegibles o postergar a algunos que
satisfacen los criterios de elegibilidad definidos.
El modelo de organizacin adecuado a este tipo de proyectos es el burocrtico. En
l, el operador cuenta con competencias claramente definidas, con descripciones detalladas
de tareas y procesos. Estos proyectos se prestan a conducciones altamente jerarquizadas. La
programacin es central y en ella no participan los operadores. No existen mecanismos de
control social o de participacin. Las normas que regulan la operacin tienden a asegurar que
se realice conforme a las especificaciones establecidas. El control es formal, centrndose en
el cumplimiento de las prescripciones contenidas en la especificacin de puestos de trabajo
y de procesos y en las reglas dictadas. El modelo de gestin es vertical, alcanzndose la
coordinacin a travs de la programacin, con escasa articulacin con otras instituciones en
el nivel operativo.
Por su pertenencia a contextos tcnicos fuertemente cristalizados y contextos
institucionales dbiles, estos proyectos tienen atributos que hacen que el seguimiento preste
18
particular atencin a los coeficientes tcnicos de ejecucin relacin entre insumos y
productos, centrndose por lo tanto en la cuestin de la eficiencia y en el respeto a los
criterios de elegibilidad. Por lo tanto, el examen de la adecuacin de la concepcin del
proyecto a la temtica tratada y la efectividad de las tecnologas utilizadas quedan como
tareas libradas a la evaluacin de impacto en la que problematiza el diseo al que responde
el proyecto.
ii) Elevada programabilidad e interaccin media o intensa con los destinatarios.
Estos son proyectos con actividades claramente definidas pero cuyo desempeo est
sujeto a la discrecionalidad del operador en el marco de un conocimiento disciplinario
establecido y que constituye el campo de una profesin determinada. Su contexto tcnico
est, por lo tanto, cristalizado, pero al mismo tiempo el desempeo del proyecto depende de
la legitimidad que le acuerdan los destinatarios de las actividades.
Estos proyectos se refieren a problemas ordinarios, predecibles. Su tratamiento, si
bien debe adecuarse a cada situacin, recurre a conocimientos codificados. Sus tecnologas
son de "mantenimiento", es decir, tratan de prevenir, mantener y retardar el deterioro del
bienestar personal y de la salud del beneficiario, sin cambiar directamente sus atributos
personales (Hasenfeld, 1990). Comprende situaciones de interaccin media programables con
independencia de los beneficiarios. Muchos programas sanitarios de tipo asistencial responden
a estos atributos. Un ejemplo es el funcionamiento de centros de salud en lo referido a la
atencin de la demanda espontnea. En ellos puede anticiparse el rango de situaciones que
se presentarn, exigiendo su resolucin un conocimiento especfico posedo por el profesional
que lo atiende. Pero las tareas de ese operador no pueden ser programadas en detalle pues
el tratamiento o intervencin se realiza en funcin de las caractersticas o problemticas
particulares del receptor de la prestacin o del servicio.
Ms compleja es la situacin en la que se requiere algn cambio actitudinal, como es
el caso de los programas de prevencin o educacin sanitaria. Comprende adems
situaciones de interaccin continua y elevada y con mnima participacin de los destinatarios
en el diseo en las que no slo hace falta un cambio actitudinal, sino tambin realizar la
prestacin atendiendo al desarrollo cognitivo y afectivo de los participantes y a su
circunstancia. Pueden citarse como ejemplos, adems de los sanitarios, los programas de
capacitacin laboral, de educacin para adultos o de promocin laboral de la mujer.
En estos casos, el objeto de la programacin es la oferta de servicios y las metas a
alcanzar, ya que la tarea cotidiana queda librada a las contingencias que se presenten. La
gestin puede ser conducida centralmente en cuanto a los lineamientos bsicos, pero se
requiere la delegacin de capacidad de decisin en el nivel de campo para adecuar la
prestacin a la poblacin atendida. Por ello, la necesidad de coordinacin entre los operadores
es mayor, logrndose a travs de interacciones entre los que realizan aportes diferenciales
a la tarea. La participacin como estilo de gestin es necesaria, por cuanto es un modo de
socializar informacin y de disminuir los costos de esa coordinacin. La participacin social
es un recurso para anticipar la demanda por servicios y de este modo reducir la incertidumbre
en la operacin. A la vez, permite regular los niveles de atencin ms aceptables y eficientes.
iii) Baja programabilidad y elevada interaccin con los destinatarios.
Son los proyectos cuyas acciones estn diseadas en funcin de las necesidades o
situaciones particulares del receptor, sea una persona o grupo social. Se incluyen los llamados
"servicios sociales personales" as como las acciones de promocin social, de desarrollo de
19
la organizacin comunitaria, de ayuda mutua o de apoyo a microemprendimientos asociativos.
Por su carcter particular de baja formalizacin se los denomina programas "blandos".
Corresponden al plano de la "racionalidad discursiva", con contextos tcnicos escasamente
cristalizados y alta dependencia de las actividades de la legitimidad acordada por sus
destinatarios o por la sociedad.
Sus caractersticas son: a) individualizacin o personalizacin de los destinatarios y
de los servicios y prestaciones, b) distribucin diferencial entre la poblacin de manera que,
aun siendo masivos, el beneficio suministrado (el producto de la actividad) difiere conforme
al receptor, c) distribucin selectiva, ya que no se suministra a toda la poblacin, sino a
quienes se autoseleccionaron o con los que la conduccin del programa establece una
relacin particular, reuniendo condiciones acordes al perfil del beneficiario, y d) participacin
del operador en esta seleccin con discrecionalidad relativamente elevada.
En estos casos se desea modificar comportamientos y las actitudes y los valores que
los sustentan. Se utilizan tecnologas de cambio que producen resultados inciertos. Se
pretende introducir una transformacin significativa en la situacin, lo que demanda una tarea
de cierta proyeccin temporal. Impactan sobre la totalidad de la persona, grupo o comunidad,
intentando modificar sus condiciones a partir de la construccin de nuevas capacidades o la
remocin de obstculos para su expansin. Por la incertidumbre con respecto a los resultados
de sus tecnologas, suelen suscitar conflictos y controversias sobre las concepciones que los
rigen y sobre sus modos operativos.
Son proyectos con participacin persistente de los destinatarios en todas las etapas
de programacin, ejecucin y evaluacin. Comprende las prestaciones que requieren
comportamientos colaborativos no ya de un individuo o familia, sino de grupos de
beneficiarios o comunidades enteras. Si bien el operador moviliza conocimientos sancionados
profesionalmente, debe realizar una constante interpretacin de la especificidad de la
situacin, ya que los servicios o prestaciones se adecan al problema especfico del receptor.
Son "a medida" de la situacin, quedando en el operador la responsabilidad por su
identificacin y evaluacin.
El modelo de organizacin es altamente descentralizado. La conduccin del programa
est a cargo de la construccin y mantenimiento de su legitimidad social, de su orientacin
general, del apoyo a las unidades operativas y de la negociacin por recursos. La actividad
de campo ejerce una notable autonoma, supone estrategias localizadas de accin. Al estar
su vulnerabilidad bsica localizada en su concepcin y en la eficacia de sus tecnologas, la
evaluacin atiende en primer lugar a los impactos producidos.
iv) Baja programabilidad y reducida interaccin con los destinatarios.
Una cuarta categora se refiere a proyectos con prestaciones de complejidad
relativamente baja frente a problemas anticipables y cuyas tareas, a pesar de su carcter
homogneo, no estn estandarizadas ni formalizadas. Este es el caso tpico de algunos
proyectos asistenciales de transferencia de recursos que se manejan con escasa precisin con
respecto a los beneficiarios, criterios de focalizacin no definidos y con alta discrecionalidad
poltica en su manejo. Un ejemplo son los programas de emergencia econmica o productiva
de pequeos productores agrarios: en ellos, constatada la situacin genrica de un rea o de
un rubro, es frecuente que quede a discrecin de la autoridad de administracin de los
recursos determinar la elegibilidad del demandante. Otro caso es el de las acciones de los
municipios para la entrega de subsidios a carenciados.
Si bien estos proyectos se prestan al clientelismo y a la arbitrariedad, la reducida
formalizacin puede tener consecuencias positivas. En efecto, ciertos contextos institucionales
20
permiten la operacin eficiente de proyectos susceptibles de una elevada programabilidad en
forma similar a los de este tipo. El sistema administrativo britnico, caracterizado por la
existencia de principios no explcitos y normas y procedimientos establecidos por la
acumulacin de antecedentes, tiene una modalidad operativa que otorga una mayor
flexibilidad al operador, actuando ste de manera "cuasiartesanal", con adecuacin espacial
y temporal en la accin pero sin cambios significativos en las polticas o en los contenidos de
los proyectos (Weale, 1991).
3. La programacin de los proyectos sociales
El resultado de la programacin es un mandato para la ejecucin y un parmetro esencial para
la evaluacin de sus productos, resultados e impactos. En esta seccin se presentan los
requerimientos de las tareas de los distintos tipos de proyectos sobre la labor y los contenidos
de la programacin. En efecto, al constituir los proyectos un gnero con extrema
diferenciacin interior, puede avanzarse la conjetura de la existencia de una relacin entre el
tipo de proyecto y las metodologas de programacin. Esta asociacin no es ms que una
forma particular de afirmar la correspondencia entre la concepcin de los proyectos y los
modelos de organizacin y gestin. A su vez, como existe una pluralidad de metodologas de
programacin, la cuestin que se plantea no es entonces debatir la superioridad relativa de
cada una de ellas, sino indagar su adecuacin a los diferentes tipos de proyectos.
a) La metodologa tradicional
En las ltimas dcadas han sido cuestionadas las metodologas convencionales de
programacin fundadas en el modelo racional-deductivo. Este modelo es una concepcin
normativa de los procesos decisorios por la que planes, programas o proyectos son
integrantes de un sistema de fines y medios que remite a la misin del Estado y a la
orientacin del gobierno frente a la problemtica social. Aquellos seran recortes arbitrarios
de conjuntos de promesas de accin e instrumentos para la estructuracin de las actividades
dirigidas a alcanzar los fines perseguidos.
Esta metodologa centra su atencin en el diseo, producto de una operacin tcnica
realizada a partir de parmetros de valor definidos por la autoridad poltica en el marco de
restricciones identificadas. Su elemento central es el cmputo. Para realizarlo, se cuenta con
una variedad de aproximaciones, algunas de las cuales pretenden hacer uso de instrumental
de naturaleza cuantitativa: matrices de insumo-producto, anlisis de costo-beneficio o costo-
efectividad, etc. Obedece a la racionalidad instrumental y el criterio dominante es la eficiencia
en la asignacin de recursos y responsabilidades. En esta metodologa no se considera el
"contexto institucional" ni hay procesos deliberativos: se descuenta la legitimidad social y cada
unidad ejecutora debe realizar las acciones prescritas sin introducir juicios de valor.
Este diseo tiene requisitos severos: a) definicin precisa de los objetivos; b)
problemas estructurados en forma no ambigua; c) comprensin del desarrollo de los
problemas a resolver y de la poblacin destinataria, apoyada en diagnsticos que permiten
la identificacin de causalidades operantes y la apreciacin del contexto; d) anticipacin de
las condiciones a enfrentar y una previsin sobre el curso de los eventos, tanto en presencia
como en ausencia de accin; e) identificacin de futuros posibles y de la situacin a que se
desea llegar; f) evaluacin y seleccin de alternativas basadas en criterios explcitos; g)
mandato claro y explcito para los ejecutores con elementos suficientes para orientar y regular

5
Matus fue tal vez la expresin latinoamericana ms poderosa en la crtica al modelo tradicional (Matus, 1989).
21
sus decisiones a travs de la definicin de criterios y de restricciones en las diferentes
instancias del ciclo de accin; h) especificacin detallada de las tareas de manera que los
ejecutores tengan una gua para sus comportamientos exenta de vacos y ambigedades,
descontando condiciones que impidan desvos en los procesos, en los productos, en los
resultados y en los impactos; i) estimacin de los recursos demandados; j) especificacin de
las tcnicas y procedimientos a utilizar, y k) adjudicacin institucional para la implementacin,
con la determinacin de las funciones para los niveles de conduccin, ejecucin y
seguimiento, es decir, el modelo de organizacin.
Como se observa, esta metodologa est construida sobre ciertos supuestos: pueden
anticiparse las contigencias, no existen incertidumbres, los operadores se ajustan a los
mandatos recibidos, los restantes actores no pueden perturbar la ejecucin y los desvos son
provocados por desajustes susceptibles de remediar a travs del uso de la capacidad de
sancin de la autoridad poltica. Es decir, se programa como si se enfrentara una situacin de
certeza. La viabilidad est asegurada por la convergencia de los recursos movilizados.
Esta metodologa requiere un rgano central que integre las acciones y oriente la
diferenciacin estructural del sistema de ejecucin. Las unidades de formulacin deben estar
integradas por especialistas y mbitos centrales para la conduccin de las acciones. A su vez,
las relaciones entre el rgano central y las unidades de ejecucin son de tipo funcional,
debiendo stas acomodar sus comportamientos a lo prescrito jerrquicamente con
intervencin de aquellos especialistas.
b) La trayectoria y el cuestionamiento de la metodologa
Este modelo no es slo un recurso analtico o un patrn normativo. Constituy una
prctica y un estilo que perduran como el paradigma para la toma de decisiones en contextos
organizacionales. Gobern el pensamiento sobre las polticas pblicas y el diseo de
mecanismos institucionales desde antes de la Segunda Guerra Mundial hasta hace dos
dcadas. Sobre este modelo se construyeron fallidas experiencias de planificacin nacional
y sectorial. Al constatarse que los resultados distaban notablemente de las aspiraciones, los
fracasos se atribuyeron en primer lugar a la ausencia de condiciones polticas inestabilidad,
falta de liderazgo que pudieran dar el marco adecuado a la labor de los tcnicos y a la
utilizacin de la metodologa, a deficiencias en la disponibilidad o en el procesamiento de la
informacin, a insuficiencias analticas o a ineficiencias administrativas. De este modo, los
planes, los programas y proyectos y las metodologas para su formulacin quedaron por
mucho tiempo relegados a una funcin simblica, expresiones de una racionalidad tcnica que
no llegaba a impactar sobre la sociedad por lo que se entenda eran carencias de polticos y
administradores.
La falta de correspondencia entre prcticas e impactos llev a cuestionamientos
mucho ms severos. El debate se hizo apasionado: se acus a esta metodologa de
tecnocrtica, de estar asociada a una visin estadocntrica de la sociedad, de negar la
participacin social y de no poder adecuarse a situaciones de alta incertidumbre, turbulencias
contextuales, demandas ambiguas, tensiones y conflictos.
5
Por cierto, esta metodologa
responda a una concepcin del Estado formal y normativa, que postulaba una definicin
unvoca de su misin y una nocin compartida del bien comn. Supona convergencia entre
decisiones y acciones, con polticas coherentes en sus objetivos, instrumentos, procesos de
22
implementacin e impactos sociales. Era un Estado visualizado como un sistema jerrquico
dotado del "poder" suficiente para asegurar que las previsiones y promesas contenidas en
planes, programas y proyectos se cumplieran, con capacidad de regulacin, control y sancin.
Requera la existencia de un escenario sin actores que pudieran oponer su voluntad a la
decisin estatal. Pero adems ese Estado tena una disponibilidad de "conocimiento"
suficiente para anticipar las contigencias, ya sea por su control sobre los actores, por la
programabilidad de las acciones o por la predictibilidad de los resultados. La gestin estara
totalmente determinada por el mandato contenido en el diseo, careciendo de oportunidades
y atribuciones para que los ejecutores puedan ejercer su discrecionalidad.
Esta visin del Estado, obviamente, debe corregirse, ya que desprecia la diversidad
social y responde a pretensiones de omnisapiencia y omnipotencia localizadas en el mbito
central que jerrquicamente conduce la accin. Por cierto, la multiplicidad de actores con
percepciones, intereses y capacidades diferentes y a veces conflictivos implica abandonar la
idea de un sistema teleolgico y de una racionalidad compartida. La unidad del Estado como
entidad consciente de sus comportamientos y con capacidad de control y sancin es una
situacin hipottica frente a la que se propone otra caracterizada por ambigedades en la
definicin de funciones y conflictos valorativos e instrumentales. La informacin no es un
recurso homogneo, sino que asume diversos significados y valoraciones para cada uno de
los actores. La sancin de una poltica no implica necesariamente que las unidades a cargo
de su implementacin se orienten por los propsitos que la inspiran. La distribucin de
capacidades decisorias entre distintas unidades organizacionales y niveles no es un problema
tcnico sino, bsicamente, de articulacin poltica. La frontera de las organizaciones de
formulacin y ejecucin de programas y proyectos es, en el mejor de los casos, difusa:
interactan y son penetradas por actores sociales y manipulan recursos organizacionales y de
poder. El mecanismo institucional establece restricciones al comportamiento de los agentes,
tanto pblicos como privados, pero a la vez dejan grados de libertad para que cada uno de
ellos despliegue sus estrategias conforme a sus intereses, recursos y percepciones.
c) Las nuevas metodologas
Esa realidad del Estado dio razn adicional a los planteos dirigidos a complejizar los
atributos de los modelos decisionales y, por consecuencia, de las metodologas de
programacin. Se abandon el modelo cerrado, jerrquico y determinista, para sustituirlo por
posturas que se interrogan sobre los actores sociales, sus diferentes racionalidades y sus
comportamientos autnomos, aceptando lo contingente y la reflexividad de los
comportamientos. Se dej de lado la aspiracin de programar en detalle, poniendo nfasis en
la construccin de recursos de poder y de legitimidad de manera de preservar la capacidad
de orientacin, flexibilizando las acciones por medio de la delegacin de capacidad decisoria
para la adaptacin situacional (Zald, M., 1981).
i) Las dimensiones incorporadas.
Este giro llev a integrar al anlisis planos que en la metodologa tradicional se
consideran como parmetros o supuestos. Estos planos se refieren a los distintos recursos que
determinan las distintas dimensiones de la viabilidad de los proyectos, tal como se anticip
en la seccin 2a. Estas dimensiones de la viabilidad son:
poltica: capacidad de conduccin no sometida a restricciones de parte de otros
actores involucrados en el sistema de accin;
23
tcnica: disponibilidad y utilizacin de conocimiento adecuado para la definicin
de la situacin y en la formulacin de previsiones, sobre las relaciones de causa-
efecto operantes y de tecnologas apropiadas;
institucional y organizacional: capacidad de gestin determinada por el marco
organizacional de la accin, por los recursos movilizados y por su administracin en
funcin de los objetivos definidos, y
social: referida a la aceptabilidad del proyecto de parte de los supuestos
beneficiarios o destinatarios.
Las nuevas metodologas incorporan as el anlisis del contexto y postulan una
reduccin de la unilateralidad en los diseos de planes, programas y proyectos. En primer
lugar, parten de supuestos ms complejos con respecto al poder y al conocimiento. Son
enfoques bsicamente procesuales que reconocen la existencia de incertidumbre y valorizan
el aprendizaje social. Incorporan previsiones sobre la implementacin y exigen la induccin
de alianzas y acuerdos de parte de la conduccin del proyecto. Se interpreta que el proyecto
constituye un escenario de concertacin y confrontacin. Es un mbito para el acuerdo y la
oposicin cuyo resultado dista de satisfacer los requerimientos del orden deductivo postulado
por el modelo simple. La racionalidad final es un compromiso de racionalidades locales, tal
vez distante de cualquier nocin de ptimo.
Las metodologas que se desarrollaron fueron numerosas. Si bien todas ellas integran
de alguna manera las dimensiones sealadas, dieron diferente peso a las mismas, con
excesos, que pronto se pusieron de manifiesto como deformaciones de los procesos
decisorios. stas fueron provocadas por asignar a alguna de estas dimensiones el carcter de
condicin suficiente y sobredeterminante para provocar la viabilidad del proyecto.
Si bien ya se conoca la deformacin voluntarista de la metodologa tradicional,
su revisin llev a que en ciertos casos se exagerase la incidencia de la decisin
poltica, apoyndose en nuevos enfoques de las ciencias sociales que reaccionaron
contra el pensamiento estructuralista predominante durante dcadas.
La deformacin tecnocrtica fue evidente en metodologas de creciente sofisti-
cacin en el clculo de costos y beneficios a travs de la incorporacin de modelos
que permitieron tratar la aleatoriedad de los procesos sociales y que introdujeron la
lgica del conflicto a travs del instrumental de la teora de los juegos.
Los intentos por superar los problemas de la gestin llevaron a deformaciones
formalistas, con frecuencia de tipo juridicista, en las que el nfasis en los regmenes
normativos, las estructuras y los procedimientos dio lugar a una mayor utilizacin de
disciplinas como la teora de la organizacin, la administracin y el derecho.
Por fin, y de gran influencia durante las dcada de los setenta bajo la forma del
discurso de las "necesidades sentidas", las posturas basistas privilegiaron la
legitimidad social, simplificando la complejidad de los procesos de cambio y negando
las diferenciaciones internas en el mundo de los grupos sociales.
ii) Los procesos de formulacin.
No fueron slo los giros disciplinarios los que caracterizaron a las nuevas metodo-
logas. Se recurri tambin a la incorporacin de los actores sociales a los procesos de
24
formulacin a travs de su participacin y de la institucionalizacin de la negociacin,
modificando profundamente los procesos decisionales involucrados:
La primera revisin del modelo jerrquico dio lugar a mecanismos para alcanzar
una mejor comprensin de la problemtica reduciendo los riesgos del conocimiento
parcial a travs de la convocatoria a especialistas y a organizaciones sociales para
el asesoramiento en el proceso de formulacin. Esta cooptacin compromete a los
participantes con las decisiones sin consecuencias inmediatas para los convocados,
salvo la gratificacin simblica y la expectativa de que la presencia evitar la
adopcin de decisiones negativas para sus intereses.
Otras metodologas combinan el cmputo de costos y beneficios con reglas y
mbitos institucionales para la "negociacin" y el "ajuste". Pretenden la coordinacin
de expectativas, el conocimiento de las preferencias de los actores y una mejor
racionalidad agregada. No buscan la optimizacin en el logro de los objetivos, sino
mayor viabilidad poltica a travs de acuerdos con organizaciones sociales, convenios
con distintos niveles de gobierno y contratos con ONGs o grupos tcnicos. Estas
metodologas implican transacciones: el Estado brinda autorizaciones, privilegios o
recursos mientras que los restantes actores comprometen contribuciones y
comportamientos.
Las metodologas que parten del supuesto de poder disperso y conocimiento
insuficiente recurren a la participacin dirigida a lograr la concertacin, el consenso,
la construccin de poder y la acumulacin de informacin. Para ello los requisitos son
la conviccin de que mejorar la situacin compartida de los actores y que tendr
algn impacto sobre las acciones. Si stos no son satisfechos, la participacin puede
llevar a la inmovilizacin del aparato decisorio o al retiro del apoyo, con el
consiguiente riesgo de la cristalizacin de perspectivas de valor simblico pero que
escasamente contribuyen a generar los comportamientos requeridos por el proyecto
(Hirschman, 1970).
De igual manera, las nuevas metodologas requieren nuevas estructuras institucio-
nales, mecanismos horizontales de coordinacin y formas de organizacin que permitan la
flexibilidad para lograr la adaptacin a las circunstancias enfrentadas y permitir el aprendizaje
y la innovacin. Estas estructuras deben dar cabida a la diferenciacin de situaciones y a la
integracin de decisiones, articulando diversos actores, niveles y mbitos.
d) El enfoque estratgico en las nuevas metodologas
La concepcin de los proyectos como procesos sociales y la jerarquizacin de la
problemtica de los actores es comn a los enfoques estratgicos de la programacin. No
es del caso dar una definicin precisa del concepto de "estrategia", tarea por dems difcil
pues requerira especificaciones de niveles de discurso y mbitos de pertinencia por la
diversidad de usos y de aplicaciones que se le ha dado. Pero s pueden sealarse sus notas
centrales. La estrategia siempre supone capacidad de eleccin en un contexto de
restricciones, oposicin de voluntades e incertidumbre con respecto a las condiciones a
enfrentar debido al despliegue de la capacidad de accin de otros actores. La estrategia es
entonces una gua para el futuro para la fundamentacin de acciones en presencia de
incertidumbres y oposiciones. Es el modo de orientar las acciones en un contexto que no
permite programaciones completas, dejando librado entonces al proceso de implementacin
25
su reformulacin constante para alcanzar la adaptacin y para la superacin de restricciones
externas. As, el administrador es un participante ms en el juego poltico y de fuerzas sociales
que se despliega en torno a las acciones pblicas y a la movilizacin de recursos.
Esa conceptualizacin tiene consecuencias operacionales para la programacin. Esta
pasa a ser una construccin cotidiana, permanente. No es un momento en la vida del
proyecto, sino que es un proceso continuo. En ella se busca maximizar la capacidad para
movilizar a los actores sociales, facilitar la adopcin de comportamientos adecuados a la
naturaleza de las actividades que se promueven o regulan y potenciar los recursos
organizacionales, polticos y econmicos al servicio de las estrategias. La programacin debe
precisar el campo social de la ejecucin del proyecto, identificar los actores relevantes y sus
racionalidades, intereses, recursos, aspiraciones y perspectivas, anticipar sus
comportamientos y sus relaciones de colaboracin, competencia o conflicto, focalizar las
interacciones efectivas y entender sus mecanismos de accin. La organizacin y la gestin
son adems el resultado de una apreciacin situacional. Por ello el anlisis debe incluir las
respuestas de distintos niveles y unidades administrativas a las relaciones que se establezcan
y a los intentos de instrumentacin a lo largo de la implementacin, las reinterpretaciones del
proyecto que aquellos puedan realizar y las consecuencias de las evaluaciones de los actores
sociales sobre los impactos del proyecto.
De igual manera, el enfoque estratgico lleva al abandono de la nocin de una gestin
gobernada por una conduccin central y por relaciones exclusivamente verticales o
jerrquicas. Tambin supone dejar de lado la diferenciacin tajante entre programacin y
accin, entre programador y administrador. Si lo que interesa es la promocin y el desarrollo
de ciertas capacidades a travs de la convergencia de voluntades y la utilizacin de estmulos,
los instrumentos deben ser mltiples, flexibles y basados en dosis diferentes de poder e
informacin segn la naturaleza de esos actores y de las actividades.
4. La gestin de proyectos
El abandono de la metodologa tradicional de programacin no ha sido universal. Sus
alternativas no alcanzaron an el grado de consolidacin que aqulla disfrut por tanto tiempo,
tal vez por su mayor complejidad y variedad. Lo que s puede afirmarse es que la evidencia
sobre sus limitaciones ha sido tan abrumadora que la crtica ha afectado la capacidad de
apreciar los mbitos particulares en los que puede ser aplicada con cierto xito. En efecto, en
algunas experiencias las metodologas tradicionales mostraron una cierta eficacia: cuando la
gestin opera en un contexto controlado y con posibilidad de programar las tareas en detalle.
En otras fueron incapaces de servir como instrumentos 2tiles para orientar la accin. Esto
pone de manifiesto la necesidad de contar con capacidades en los programadores y los
gerentes de los proyectos sociales para identificar las condiciones de operacin y construir a
partir de ellas los modelos de organizacin y gestin ms efectivos.
Esa asociacin necesaria fue explorada en las secciones anteriores. En sta se
formulan algunas consideraciones sobre las condiciones polticas y organizacionales
necesarias para la gestin de proyectos y sobre los requerimientos en materia de compor-
tamientos de parte de los responsables de la misma. Por ltimo, se presentan algunas
acciones para el perfeccionamiento de la gestin de proyectos.
26
a) Los requisitos polticos
La gestin eficaz de proyectos tiene precondiciones polticas. No obstante esta
afirmacin, es posible que la ejecucin pueda darse en condiciones adecuadas aun cuando
el marco brindado por esas condiciones no sea el ms adecuado. Tal vez ste es el desafo
primero para una gestin de calidad: el desarrollo de capacidades para superar obstculos
contextuales a travs de la creacin de alianzas, la construccin de la legitimidad y la
preservacin de los criterios tcnicos y operacionales, de los embates de eventuales presiones
clientelsticas y de la arbitrariedad burocrtica:
i) Entre las precondiciones que pueden mencionarse est la articulacin en el
diseo de polticas, programas y proyectos. Para ello es preciso contar con
mbitos de nivel poltico elevado que aseguren la coherencia entre estos planos de
accin. Esta exigencia no es trivial ni reproduce el modelo tradicional. Es una
condicin para asegurar que los esfuerzos del proyecto no se vean anulados por las
consecuencias de otras decisiones pblicas. Es una prueba tambin que deben
atravesar para evaluar su realismo y las condiciones de viabilidad enfrentadas.
ii) La coherencia que se postula no se reduce al nivel de los proyectos. El marco de
la gestin est dado por polticas macroeconmicas y sociales, programas universales
y selectivos, acciones asistenciales y otras dirigidas a la creacin o ampliacin de la
igualdad de oportunidades. Todas ellas inciden sobre la realidad de la poblacin meta,
en particular cuando es objeto de accin desde distintas perspectivas sectoriales y
mbitos institucionales. Ello hace conveniente operar contando con una
programacin social que forme parte del planeamiento de la accin de gobierno.
Para ello es preciso disear un sistema de planeamiento estratgico y de
formulacin de programas y proyectos que abarque a las instituciones con
responsabilidades en la problemtica social. De esta forma, ser ms claro el sentido
y la correspondencia entre las definiciones de las lneas de accin de los proyectos,
de la poblacin objetivo, de los criterios de selectividad (dimensin social), de las
reas prioritarias (dimensin territorial), de los recursos movilizables, su
dimensionamiento y fuentes, de su asignacin, de su distribucin por programas, de
su distribucin por rea territorial y de la asignacin de responsabilidades
institucionales.
iii) Adems de las contribuciones a la gestin, esta explicitacin de valores, principios
y modalidades operativas tiene una consecuencia sobre el debate pblico. Permite
una mejor apreciacin de las concepciones en juego, de los intereses afectados y de
las disputas que puedan generarse en torno a las tecnologas a utilizar. Todo ello
contribuye a la transparencia de las polticas, al ejercicio de un mejor control social
y, en definitiva, a consolidar la democratizacin de la sociedad.
iv) La implementacin de los proyectos debe ser coherente con las acciones de otras
instituciones. Esa coherencia se alcanza a travs de la disposicin de capacidades
efectivas para la orientacin de las polticas sociales y para la concertacin. Estas
capacidades son las que aseguran la gobernabilidad del conjunto de agencias
pblicas participantes en la ejecucin de programas y polticas, tanto desde los
27
niveles de conduccin como de los de planeamiento estratgico, programacin,
ejecucin y seguimiento y evaluacin. Esta gobernabilidad, adems, debe alcanzarse
a travs de procesos en los que la programacin, el financiamiento y la evaluacin
sirvan como elementos determinantes de la gestin, constituyendo los proyectos la
unidad bsica para la asignacin de recursos, con productos, resultados e impactos
claramente especificados y verificables.
v) Los proyectos no pueden concebirse como instrumentos aislados, sino integrando
conjuntos de acciones que pretenden alcanzar un impacto integral sobre la realidad
social. Es por ello que los proyectos implican la necesidad de concertar y coordinar
la accin de mltiples organizaciones, pblicas, privadas y no gubernamentales, tanto
a nivel de sus conducciones como en el terreno operativo. Por lo tanto, debe
concebirse a los proyectos como los instrumentos estratgicos para la convergencia
interinstitucional. Los mismos permiten identificar las acciones a realizar, sus
requerimientos y riesgos. A travs de ellos la coordinacin debe superar el estadio de
una aspiracin por satisfacer para estructurarse, a partir de ajustes e interacciones a
nivel de campo, en base a complementariedades y la colaboracin en la accin.
b) Los requisitos organizacionales
La gestin efectiva de proyectos requiere la presencia de ciertas condiciones
organizacionales. En este punto se presentan algunas consideraciones sobre las mismas con
la intencin de aportar elementos para el perfeccionamiento de la gerencia social.
i) En primer lugar, las organizaciones encargadas de los proyectos sociales deben
contar con adecuadas definiciones de funciones y delimitacin precisa de sus
competencias, orientacin finalista y especificacin de impactos sociales como
mandato para su accin. Es preciso que cuenten con criterios explcitos para ejercer
la selectividad para operar sobre destinatarios con perfiles claramente identificados,
con instrumentos adecuados a cada problema y con atencin a las especificidades
socio-territoriales. Ello exige disponer de esquemas organizativos y de gestin con
fuerte delegacin de capacidad decisoria de manera de dar lugar a adaptaciones
en el uso de instrumentos, a la incorporacin de los actores locales y a la promocin
de la organizacin social.
ii) La gestin orientada por resultados e impactos se construye sobre sistemas
integrados de programacin, presupuestacin, seguimiento y evaluacin que sirvan
de soporte a los procesos decisorios desde la conduccin poltica hasta el nivel
operativo. Esta modalidad de gestin supone modificaciones sustanciales en las
entidades ejecutoras, en las que hasta hoy la asignacin de recursos, los sistemas de
informacin y el control de gestin y la evaluacin estn centrados en los insumos
(recursos utilizados) y en los productos (nmero de prestaciones, beneficiarios
atendidos, etc.), sin referencia a los procesos de conversin ni a las consecuencias
de la accin.
28
iii) La informacin tambin es necesaria para mejorar la eficiencia de la gestin. Es
requisito para orientarla y para evaluar resultados e impactos. Tambin es condicin
para el aprendizaje: se ha dicho que la administracin de los sectores sociales carece
de memoria institucional. Esto es a la vez causa y consecuencia de su vulnerabilidad.
Su reconstruccin es otra condicin esencial para dar continuidad a la gestin y
estabilidad a las expectativas de la ciudadana.
iv) Una administracin con plantas gerenciales y tcnicas capacitadas y adecuada-
mente motivadas e incentivadas, operando en el marco de estructuras flexibles y
orientadas por metas permitir implementar polticas de manejo de recursos internos
ms eficaces. Si eso ocurre se eliminar la absurda asignacin de recursos actual en
la que a la vez sobra y falta personal, se sobrecarga a la administracin de tareas no
dirigidas a la obtencin de productos finales y existe una sobreabundancia de
regulaciones y procedimientos que nadie cumple o cuyo cumplimiento es meramente
ritualista.
c) Los requisitos conductuales
En este marco organizacional, la gestin importa nuevos requerimientos que deben
ser satisfechos por los administradores o gerentes de proyectos:
i) stos deben estar alertas para la deteccin sistemtica de nuevas oportunidades
de perfeccionamiento de los contenidos y de la implementacin de los proyectos,
contribuyendo a la identificacin de problemas y amenazas. El desempeo de
papeles activos en la negociacin por recursos, en la fundamentacin de los criterios
adecuados a los propsitos perseguidos deben ser atributos de la gestin y en la
promocin de la eficiencia. La adopcin de perspectivas estratgicas para mejorar
las condiciones de operacin, la viabilidad tcnica y la legitimidad social es tambin
una condicin de efectividad.
ii) Al definirse el papel del Estado como promotor, catalizador y activador, ste debe
movilizar las capacidades de la sociedad civil, incorporndola a esquemas no
directivos de accin. A su vez, al tener responsabilidades para la ejecucin de los
proyectos distintas instituciones pblicas con variada insercin dentro del aparato
estatal, la nocin de red es conveniente por cuanto la convergencia en las acciones
se lograr en muchos casos slo a travs del convencimiento, de la negociacin y de
la discrecionalidad de los actores participantes. Por consiguiente, la gerencia social
se concibe no como una posicin dentro de un esquema vertical de autoridad, sino
como articuladora, activadora de la movilizacin social y generadora de
consensos y compromisos.
iii) La participacin requiere el fortalecimiento y la intervencin de las organizaciones
sociales, convirtindose el Estado en promotor de redes de colaboracin y
complementacin y adoptando metodologas de intervencin en las que la comunidad
adopta un papel activo. Es por ello que adems la gerencia social debe tener
capacidades para asistir a las organizaciones de la sociedad civil de manera que
esa participacin sea ms efectiva.
29
d) Las acciones para el perfeccionamiento de la gestin
La superacin de la situacin actual de extraordinaria dispersin del aparato del
Estado que atiende a lo social, tanto por el nmero de instituciones como por la proliferacin
de programas, junto a su reducida flexibilidad operativa, debe basarse en un principio
aparentemente paradjico: centralizar para dar un marco que haga efectiva la descentrali-
zacin.
Esta centralizacin deseable debe realizarse de manera que respete las especifici-
dades de cada servicio, la naturaleza de cada destinatario de la accin pblica y las demandas
particulares de las tecnologas organizacionales utilizadas. En este sentido, el rediseo
normativo es fundamental, superando el clsico pndulo que oscila entre reformas
globalizantes fundadas en supuestos de homogeneidad de los componentes del Estado y
micro-reformas gobernadas por el casusmo y la demanda puntual. Dentro de esta segunda
categora pueden estar los proyectos sociales, muchas veces resultado de intentos por superar
las carencias y deficiencias de la administracin central de los ministerios y de las
modalidades de gestin propias de los programas tradicionales. Pero, esto evidencia la ilusin
de que es posible crear ncleos aislados de eficiencia, incontaminados por la ineficiencia
sistmica del sector pblico.
Ese rediseo normativo debe dar lugar a regmenes diferenciales que atiendan al tipo
de actividad (asistencial, promocional) y a los atributos de la poblacin-meta de cada mbito
de accin. Pero este rediseo no tendr eficacia si a la vez no se ponen en marcha sistemas
adecuados de seguimiento y evaluacin de la gestin que suministren la informacin
suficiente para la necesaria rendicin de cuentas de los funcionarios ante sus superiores y del
gobierno ante la sociedad.
El impulso para el perfeccionamiento constante de las organizaciones debe provenir
de una amplia participacin, alentando la iniciativa social y de los funcionarios, con controles
sociales y con la movilizacin de las capacidades tcnicas disponibles, tanto en el seno de la
administracin como en el resto de la sociedad. Este perfeccionamiento debe pensarse desde
el ciudadano, desde el usuario del servicio, desde el destinatario de la accin social. Hasta
aqu todos los intentos de reforma fueron dictados por demandas del Estado, en particular por
la necesidad de reducir el gasto pblico. Esta prctica debe superarse. Si bien debe estar
siempre presente la exigencia de eficiencia, es preciso eludir el riesgo de que la reduccin del
gasto empeore el servicio, deteriore la capacidad analtica del Estado y en definitiva le
agregue debilidad e impotencia, como ha ocurrido repetidamente. La concepcin que oriente
la reforma de la gestin es central: sus aspectos instrumentales sern eficaces no por sus
atributos intrnsecos, sino por su adecuacin a los problemas a resolver. En este sentido, la
calidad del diagnstico pasa a ser el elemento crtico sobre el que debe apoyarse la voluntad
poltica y la capacidad tcnica.
31
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