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Ecosocialismo

INFORMACIN, COMUNICACIN Y EDUCACIN


Andrs Bansart
Ecosocialismo. Informacin,
comunicacin y educacin
Andrs Bansart
Ministerio del Poder Popular
para la Comunicacin y la Informacin
Avenida Universidad, Torre Ministerial
piso 8,9 y 10, Caracas-Venezuela
www.minci.gob.ve
Rif: G-20003090-9
Directorio
Nicols Maduro Moros
Presidente de la Repblica
Bolivariana de Venezuela
Ernesto Villegas Poljak
Ministro del Poder Popular
para la Comunicacin y la Informacin
Heidi Domnguez
Viceministra de Estrategia Comunicacional
Fanny Febles
Viceministra de Gestin Comunicacional
Ramn Medero
Director de Publicaciones
Edicin y correccin
Ricardo Romero
Francisco vila
Diseo y diagramacin
Saira Arias
Ilustraciones
Alfredo Rajoy
Julio, 2013
E
n la Propuesta del Candidato de la Patria, que se present por parte del
Comando de Campaa Carabobo, ante el CNE en la pasada campaa
electoral presidencial 2012, se contemplan cinco grandes objetivos histri-
cos. El quinto tiene como nalidad: Contribuir con la preservacin de la
vida en el planeta y la salvacin de la especie humana. Inicia su contenido
con el Objetivo Nacional: Construir e impulsar el modelo econmico pro-
ductivo ecosocialista, basado en una relacin armnica entre el hombre y
la naturaleza, que garantice el uso y aprovechamiento racional, ptimo y
sostenible de los recursos naturales, respetando los procesos y ciclos de
la naturaleza. Adems, en uno de los posteriores objetivos estratgicos y
generales, contempla: Disear un ambicioso Plan Nacional de Adaptacin
acorde con el compromiso tico bolivariano ecosocialista, que permita a
nuestro pas prepararse para los escenarios e impactos climticos que se
producirn debido a la irresponsabilidad de los pases industrializados,
contaminadores del mundo.
Les presentamos esta obra como contribucin al debate de las ideas
para la construccin de esa sociedad solidaria, como lo deca nuestro cantor
Al Primera, por la alborada de un nuevo mundo, donde podamos vivir
viviendo, inspirados en los ms altos valores del humanismo.
Los editores
PRESENTACIN
3
ECOSOCIALISMO,
INFORMACIN
Y COMUNICACIN
I
nformacin y comunicacin
no son sinnimos. La infor-
macin es una simple transmi-
sin de conocimientos, noticias
o ideas. La comunicacin supo-
ne una puesta en comn. En el
caso de la informacin, no se
espera una respuesta por parte
del receptor. A menudo, lo que
se busca (y lo veremos ms ade-
lante) es una reaccin, lo que es
muy diferente. Si alguien escu-
cha una emisin de radio o
de televisin, recibe un cierto
nmero de informaciones, un
mensaje cuyos contenidos es-
tn organizados por el emisor,
quien, desde luego, tiene unos
objetivos precisos y la expecta-
tiva de provocar una reaccin
por parte de los receptores.
Pero no espera una respuesta
y menos an una discusin. Se
supone que cada receptor reci-
ba pasivamente la informacin
y reaccione positivamente con
respecto a ella.
La prensa est conformada
por el conjunto de los medios
informativos. Puede ser escrita,
radial, televisiva u otra. Puede
ser diaria, semanal o mensual.
Puede tambin estar perma-
nentemente a disposicin de
quienes desean informarse. La
palabra prensa viene de la m-
quina de impresin que se uti-
lizaba hasta hace algunos aos.
De este modo, la expresin
prensa escrita sera un pleo-
nasmo. Sin embargo, se utiliza
esta locucin para diferenciarla
de los otros media como la radio
o la televisin.
La libertad de expresin es
el derecho que tiene cualquier
persona de expresarse. Esta li-
bertad tiene como corolario la
libertad de prensa. Estamos
hablando de dos derechos fun-
damentales: poder informar y
poder ser informado. Toda la
ciudadana tiene el derecho de
recibir una informacin veraz.
Existe pues una tica que el in-
formador debe respetar. La in-
formacin difundida debe ser
vericable; si no, se transforma
en un rumor que confunde a la
gente y perturba el orden pbli-
co. La ciudadana y cada perso-
na en particular tienen el dere-
cho de recibir una informacin
dedigna y de hacerse una opi-
nin a partir de la informacin
recibida.
La libertad de prensa es,
pues, el derecho de emitir men-
sajes para informar a la gente.
Desde luego, libertad no es li-
bertinaje. La libertad de prensa
supone una moral muy riguro-
sa. La prensa no puede decir
cualquier cosa porque simple-
mente le d la gana de hacerlo
o, peor, porque quiere alterar el
orden pblico. Volvemos a su-
brayar el hecho de que la ciuda-
dana tiene el derecho de recibir
una informacin veraz para que
cada persona pueda ejercer sus
derechos ciudadanos.
El problema mayor, que im-
pide o diculta el respeto del
derecho a la informacin, es la
concentracin de los medios in-
formativos en las manos de unos
pocos. Estos pocos, individuos
o grupos, poseen la totalidad o
gran parte de los medios y pue-
den as manejar la informacin
a su antojo. Pueden manipular
la mente de la gente sin que sta
pueda darse cuenta de ello y sin
que pueda recibir una informa-
cin distinta de la que este po-
der meditico decide propagar.
A pesar de que todos sabe-
mos lo que signica la palabra
democracia, no nos parece
intil recordar la etimologa
y el sentido de sta. Viene de
dos palabras griegas: demos (el
pueblo) y kracia (el poder). La
democracia es el poder en ma-
nos del pueblo, es decir, en ma-
nos de todos los ciudadanos,
sin excepcin. La palabra oli-
garqua viene tambin de dos
palabras griegas: oligos (unos
pocos) y kracia (el poder). La
oligarqua es el poder en ma-
nos de unos pocos. Ambos con-
ceptos, obviamente, chocan de
frente. Ambos son incompati-
bles. Para que se pueda ejercer
la democracia, toda la ciudada-
na debe tener la posibilidad de
informar y ser informada. Sin
eso, no puede ejercer su parti-
cipacin en la colectividad en la
cual vive (ya sea sta local, na-
cional o internacional).
Cuando se habla de oligar-
qua rerindose a la concentra-
cin de los medios informativos
en unas pocas manos, se est
designando claramente un sis-
tema antidemocrtico. La pren-
sa se convierte no en un ente
informador, esclarecedor, he-
rramienta indispensable de las
prcticas democrticas, sino, al
contrario, en un arma para tras-
tornar a la ciudadana y manipu-
larla. No se trata solamente de
difundir informaciones falsas,
incompletas o confusas, sino de
difundir informaciones insigni-
cantes destinadas a distraer a
la gente (en los dos sentidos de
la palabra distraccin: entrete-
nimiento y estrategia destinada
a llevar la atencin hacia hechos
intrascendentales e impedir as
una toma de conciencia y de res-
ponsabilidad). Es bien conocida
la frmula del imperio romano
decadente: Panem et circenses.
Se trataba de dar a la gente algo
de pan y los juegos del circo.
As se quedaba tranquila. Qu
pueda comer y distraerse! De
este modo, no se va a preocupar
por los asuntos de la Ciudad,
no va a ejercer sus derechos de
ciudadana.
En la palabra informacin,
se encuentra esta otra: forma-
cin. Para participar activa-
mente en la cosa pblica, en
la res publica, en la rep-
blica, es necesario formarse e
informarse. De este modo, los
medios de informacin deben
ser, al mismo tiempo, medios
de formacin. Formarse no es
algo aburrido. Al contrario. Es
algo apasionante. El ser humano
se da cuenta de que, al formarse
e informarse, va creciendo exis-
tencialmente y socialmente. La
repblica necesita que cada per-
sona sin ninguna excepcin
est bien informada y pueda
formarse de manera permanen-
te (desde su nacimiento hasta su
muerte). Necesita que cada per-
sona pueda pensar, reexionar,
confrontar ideas y participar en
la gestin de la Ciudad. Necesita
que el pueblo entero pueda ejer-
cer el poder. Eso es la democra-
cia y eso es, al mismo tiempo, el
poder popular. Ambas expresio-
nes democracia y poder popu-
lar, s, son sinnimos.
La persona que queda hip-
notizada durante horas y ho-
ras frente al televisor es igual a
aquellos romanos que iban a ver
los juegos del circo. As, la per-
sona se des-interesa de los asun-
tos pblicos, se des-vincula de la
res publica, se des-entiende de
la repblica. El imperio romano
se alej de la repblica. Los ciu-
dadanos perdieron su derecho
de ciudadana. Finalmente, el
imperio se hundi. Lo mismo
pasa en los imperios decadentes
del siglo XXI.
Para lograr una democracia
verdadera y sana, insistimos,
es imprescindible formarse e
informarse. La democracia no
es una situacin inmvil. La
democracia se est haciendo (o
des-haciendo) cada da. No se
debera hablar de democracia
participativa porque el adjetivo
est de ms. Es la participacin
de todos y cada uno, lo que hace
la democracia. Y, de agregar un
adjetivo a este sustantivo, ha-
blaramos ms bien de demo-
cracia directa. Para lograr esta
democracia directa no basta la
informacin. Se hace indispen-
sable la comunicacin.
La comunicacin es el hecho
de poner en comn, compar-
tir, convivir, vivir los unos con
los otros, vivir los unos para
los otros y, as, permitir un en-
riquecimiento mutuo, una iden-
ticacin de las complementa-
riedades, una denicin de las
reciprocidades, una puesta en
marcha y, luego, la aceleracin y
el mejoramiento de la participa-
cin, un caminar decidido hacia
la democracia directa.
4
En la comunicacin, los me-
canismos son ms complejos y,
desde luego, ms enriquecedo-
res que en el mero proceso de
informacin. Esta complejidad
es fuente de un valor social, cul-
tural y ecolgico ms grande.
El emisor de una informacin
se dirige a uno o varios recep-
tores, esperando una reaccin:
por ejemplo, que stos piensen
de una cierta manera (o no pien-
sen), compren un producto o vo-
ten de un modo u otro.
Gracias a la educacin y a una
buena formacin, los receptores
pueden adquirir la capacidad de
descodicar los mensajes y no
aceptar sus contenidos de ma-
nera pasiva. Ya es un gran paso.
Llegan a ser capaces de anali-
zar los contenidos del mensaje,
hacerse una opinin personal y
hasta organizar una respuesta si
los medios les dieran la oportu-
nidad de hacerlo.
En el juego insano de la in-
formacin manejada por la oli-
garqua, el emisor hace todo lo
que puede para poner trabas a
una recepcin inteligente por
parte de quienes leen, miran
o escuchan. Se trata de una in-
formacin unilateral. El emisor
organiza el proceso para impo-
sibilitar cualquier tipo de re-
exin y, sobre todo, de puesta
en comn que permitira salir
del individualismo del receptor
pasivo y crear una conciencia
colectiva.
En el proceso de comuni-
cacin, el receptor puede con-
vertirse en emisor. Es capaz
de analizar, hacerse preguntas,
buscar ms informaciones o
informaciones diferentes, mul-
tiplicar sus fuentes de informa-
cin, comparar informaciones
diversas. Luego, llega a tener
una capacidad de respuesta. Su
reexin (ojal colectiva) lo lle-
va a producir una retroalimen-
tacin, es decir, a una respuesta
que, al mismo tiempo, repre-
sente un enriquecimiento de la
informacin inicial. Si el recep-
tor se transforma en emisor, el
emisor inicial se puede conver-
tir en receptor. All llegamos a
la comunicacin, a la puesta en
comn y en acciones colectivas.
All llegamos a la democracia
verdadera, la democracia viva,
el Poder Popular. Los emisores/
receptores son numerosos y el
procedimiento previamente bi-
lateral se convierte en red.
El correo de los lectores
de los peridicos fue un primer
tipo de posible respuesta, pero
reducido, muy fcil de controlar
y fcilmente manipulable. Algo
similar es la posibilidad de lla-
mar a la emisora de radio o de
televisin, o de enviar twitters
que el emisor puede escoger
segn su conveniencia y hacer
creer que existe una cierta co-
municacin. Los foros abiertos
o las teleconferencias represen-
tan un paso adelante aunque
siempre puede existir una ma-
nipulacin por parte de quienes
organizan la actividad meditica
y pueden controlar la dinmica
del debate.
Internet, como lo indica
su nombre, es la creacin y el
funcionamiento de una red de
redes a travs de las cuales las
informaciones uyen y donde
cada emisor/receptor se en-
cuentra en un pie de igualdad
con los dems. Pero numerosos
escndalos demostraron que all
tambin pueden existir muchas
trampas. No hay que confundir
los medios con la utilizacin de
estos medios. Con un cuchillo es
posible cortar el pan o matar. El
cuchillo es neutro. Lo que no lo
es, es la utilizacin del cuchillo.
Volvemos entonces a lo que di-
jimos antes sobre la formacin.
Sin una buena formacin, se
puede distorsionar completa-
mente el juego y transformar las
herramientas en armas.
De este modo, formacin,
informacin y comunicacin
son acciones diferentes, pero
muy ligadas unas a otras. La
democracia exige las tres y una
relacin ntima entre ellas. Sin
eso, no hay democracia.
Ecologa comunicacional
La ecologa es el conjunto de
las ciencias y las tecnologas
vinculadas con el oikos (hogar,
en griego), con el espacio vital,
el espacio de vida, el espacio de
convivencia. Es un entorno y
son los seres vivos que interac-
tan en este entorno. La casa,
como construccin, no es un
hogar. El hogar es este edicio y
las personas que viven all. As,
la ecologa es la dinmica del
hogar. Desde este punto de vis-
ta, la ecologa tiene mucho que
ver con la comunicacin.
Cualquier ecosistema es una
red de seres vivos en un entor-
no preciso. Los elementos que
constituyen el ecosistema son
interdependientes. Las interac-
ciones de materia y energa, que
se realizan entre ellos, permiten
mantener la vida. Los seres hu-
manos forman parte de varios
ecosistemas (un macro ecosis-
tema comn, que es el planeta
tierra, y ecosistemas ms reduci-
dos como una regin especca
con caractersticas geogrcas,
climatolgicas y otras). La hu-
manidad no est encima ni al
lado del ecosistema, sino que
forma parte de ste. Forma par-
te de la naturaleza.
A partir de esta observa-
cin, se puede realizar un acer-
camiento ecosistmico de la
sociedad. El ser humano se en-
cuentra insertado en la natura-
leza y, en el seno de sta, existen
intercambios de informaciones.
El perro que ladra, el beb que
llora, la persona que grita, son
emisores de informacin. En
este caso, existen solamente in-
formaciones dispersas (las cua-
les reciben o no las respuestas
adecuadas). Para que exista una
comunicacin, es necesario
una voluntad de intercambio
para una puesta en comn y, por
lo tanto, un proyecto. Los seres
humanos (individuales o colecti-
vos) necesitan este intercambio
de informacin. Por ser dotados
de inteligencia, son capaces de
transformar la colectividad en
comunidad y de situarla en las
dinmicas de la naturaleza.
El divorcio, que el ser hu-
mano provoc con respecto al
resto de la naturaleza, da la im-
presin de que un ecosistema y
una sociedad humana slo pue-
den tener, a lo sumo, algunas
similitudes. Pero no es as. En
el mundo, todo est interrelacio-
nado. Lo que podra diferenciar
a los seres humanos del resto de
la naturaleza es su inteligencia
(gracias al desarrollo de su cere-
bro), pero eso no los hace salir
de esta naturaleza. El planeta
tierra vivi durante varios mile-
nios sin la humanidad, pero la
humanidad no podra vivir fue-
ra de la naturaleza o sin ella.
La inteligencia, de la cual es-
tn dotados los seres humanos,
les permite situarse en el mundo,
pensar y pensarse en trminos
de pasado, presente y futuro,
comunicar, comunicarse entre
s, poner en comn, crear una
comunidad. All est la ecologa
comunicacional: la capacidad
de intercambiar conscientemen-
5
te informaciones, lograr una for-
macin cooperativa y mantener
una comunicacin. En una pala-
bra, los seres humanos tienen la
capacidad de organizarse en co-
munidad. All est su libertad.
Pero tambin su inteligencia les
permite creerse por encima de la
naturaleza e intentar dominarla
en lugar de buscar equilibrios en
ella. Adems, esta misma inteli-
gencia les permite como lo he-
mos visto en la primera parte de
este ensayo romper los lazos
con sus semejantes e intentar
dominarlos.
El ecosocialismo
como sistema
El ecosocialismo es un sistema
poltico que articula, entre s, la
buena gestin de los ecosiste-
mas (en los cuales el ser huma-
no interacta con los dems ele-
mentos de la naturaleza) y una
cogestin de la sociedad (en la
cual los seres humanos si as
lo desean pueden comunicar-
se entre s y conformar una co-
munidad equilibrada, equitativa
y armoniosa).
En una sociedad ecosocia-
lista, no puede existir una di-
cotoma entre el ser humano y
la naturaleza, ni pueden existir
fenmenos como la exclusin,
la dominacin y la pobreza. Se
valora en alto grado la interac-
cin entre los tres mecanismos
de formacin, informacin y co-
municacin en benecio de los
equilibrios ecolgicos y sociales.
La formacin incluye la en-
seanza, la educacin mutua y
la autoformacin permanente.
Estos tres procesos interactivos
permiten el crecimiento del ser
en sus dimensiones individual y
colectiva, un crecimiento de la
calidad existencial y del Buen
Vivir.
La informacin permite de-
nir claramente los problemas,
entender los fenmenos de la
naturaleza y de las sociedades
humanas insertadas en ella, es-
pecicar las dicultades que
pueden existir en esta conviven-
cia en la naturaleza y entre esas
colectividades, entender los con-
ictos que pueden surgir, identi-
car los retos que se presentan
y pro-poner soluciones a los
problemas.
La comunicacin permite
intercambiar de manera equi-
tativa, clara y veraz las infor-
maciones, es decir, escuchar de
manera atenta, expresarse de
manera adecuada y poner las
informaciones en comn con el
n de mejorar la vida comunal
y social.
El ecosocialismo consiste en
salir de la sociedad de la des-
informacin para construir
una sociedad de informacin,
lo que permite a sus miembros
opinar, analizar, disear un pro-
yecto de sociedad, implementar
planes y programas propios,
evaluarlos y participar cada vez
mejor en la construccin perma-
nente de la democracia. All est
la democracia directa.
El ecosocialismo consiste en
salir de la ignorancia, la confu-
sin y la manipulacin gracias a
los intercambios de informacin
y de formacin mutua y perma-
nente para el crecimiento del
ser, la calidad de la vida.
El ecosocialismo consiste en
comunicarse cada vez mejor,
convivir con ms intensidad y
desarrollar la creatividad para
el bien comn.
Un elemento de vital im-
portancia para el buen funcio-
namiento de la sociedad eco-
socialista es el desarrollo de
verdaderos medios de comu-
nicacin social. Los llamados
comunicadores deben ser
excelentes informadores, capa-
ces de recolectar, interpretar y
transmitir honestamente las in-
formaciones, expresarlas de ma-
nera clara y preocuparse por la
retroalimentacin (que es, para
ellos, otra forma de escuchar y
una manera de enriquecerse en
el ejercicio de su profesin).
En cuanto a los eco-ciuda-
danos, deben tener u obtener
la formacin que les permita
recibir, escoger y compartir
las informaciones importantes,
descodicarlas correctamente,
analizarlas y emitir tambin in-
formaciones de inters para la
comunidad.
Si el imperialismo y las bur-
guesas que estn a su servicio
juegan tanto con la libertad de
expresin y tratan de poseer de
manera monopolstica los me-
dios para desinformar a la gente
y manipular la informacin, es
porque el control de la informa-
cin y el sabotaje de la comuni-
cacin es estratgicamente nece-
sario para seguir ejerciendo su
dominacin, seguir saqueando
la naturaleza a su antojo y rom-
per el avance del ecosocialismo.
Si bien los pases en transi-
cin hacia el socialismo pueden
y deben nacionalizar ciertos
medios de produccin, nacio-
nalizar la banca y proceder a
otras nacionalizaciones con el
n de asegurar la soberana
e impedir el robo, es difcil, o
casi imposible, nacionalizar los
medios de informacin. Hasta
podra llevar a contradicciones.
Pero no se puede permitir su
manipulacin.
Por otro lado, es necesario
impedir la privatizacin de la
formacin (que es un servicio
pblico al cual toda la ciudada-
na debe tener un acceso gratui-
to). Y hay que hacer todo lo po-
sible para desarrollar o reforzar
la comunicacin. Es indispen-
sable despertar las conciencias
y as contraatacar a un sistema
extremadamente poderoso. Me-
diante esta conciencia popular,
la democratizacin de la ense-
anza, la ecacia de una verda-
dera comunicacin y el fortale-
cimiento del poder popular, se
debe aniquilar el arma tal vez
ms potente del imperialismo y
las burguesas locales. Es nece-
sario multiplicar los medios lla-
mados alternativos y cooperati-
vos de informacin, formacin
y comunicacin. La ecologa
comunicacional debe llegar a
ser el alma del ecosocialismo.
EDUCACIN
MUTUA PARA
EL ECOSOCIALISMO
L
a naturaleza est herida y
los seres humanos nos es-
tamos suicidando matndola.
El mundo entero lo sabe, pero
quienes manejan la economa
globalizadora y aprovechan
esta economa destructora no
quieren cambiar su modo de
vivir. Las conferencias de Ro
de Janeiro, Kioto, Copenhague,
Cancn, Ro+20 fracasaron
una tras otras. Cuntos discur-
sos y cun pocas acciones!
Cuntas palabras ambiguas
que, en vez de aclarar el pano-
rama, no hacen sino confundir
a la gente! Con humildad pero
con rmeza, quisiramos en
estas pginas precisar ciertos
conceptos. No se trata de impo-
ner criterios, sino de proponer
algunas ideas para contribuir
a hacer avanzar la reexin
y, juntos, emprender acciones
realmente transformadoras.
Empecemos por el trmino
desarrollo. Desde mediados
del siglo XX, se viene utilizando
esta palabra. Se habla de pases
desarrollados y de pases sub-
desarrollados. Se autocalican
desarrollados los pases que
se han hecho ricos mediante
el colonialismo, es decir, la ex-
plotacin sistemtica y desver-
gonzada de pases ajenos, de su
naturaleza y de los pueblos que
forman parte de ella.
Desarrollar signica po-
ner o mantener en movimiento,
desenvolver, activar. La esencia
del desarrollo es el movimien-
to. Qu signica entonces ha-
blar de pases desarrollados?
Ya estn inmviles porque lle-
garon a la felicidad suprema,
el bienestar completo, el equi-
librio perfecto? Y qu signi-
ca un pas subdesarrollado?
Ser un pas esttico en su
pobreza, su ignorancia, su inca-
pacidad de levantar la cabeza?
Para evitar susceptibilidades
6
se empez a hablar, de manera
condescendiente, de pases en
va de desarrollo. Y eso qu
signica?, que estamos prontos
a iniciar el despegue, que algn
da seremos capaces de empezar
el ascenso hacia las alturas don-
de ya se encuentran los pases
desarrollados?
El trmino desarrollo se uti-
liza a menudo como sinnimo
de crecimiento econmico.
All est quizs el meollo del
asunto. A partir de esta equivo-
cacin o esta mentira, surgieron
las categoras de pases indus-
trializados y pases no-indus-
trializados (sobreentendiendo
que los no-industrializados
son aquellos incapaces de in-
dustrializarse). Algunos cre-
cen y otros no son capaces de
hacerlo. El problema es que,
a principios del siglo XXI, los
pases desarrollados estn es-
tancados y que algunos pases
subdesarrollados, de repente,
logran un crecimiento econmi-
co positivo. Digamos ms bien
alcanzan (es ms neutro). En-
tonces surge otro trmino: pa-
ses emergentes.
Armamos de manera en-
ftica: desarrollo no es sinni-
mo de crecimiento econmico.
Prueba de esto es la situacin
social, tica y humana de aque-
llos pases que siguen creyn-
dose los desarrollados. El de-
sarrollo es una bsqueda, que
no termina nunca, de equilibrio
entre el ser humano y la natu-
raleza de la cual forma parte,
es la bsqueda nunca acabada
de justicia social, equidad, bien-
estar y felicidad. Acaso existe
en el planeta un ser (individual
o colectivo) que puede armar
que est bien para siempre, que
se encuentra en una felicidad
perfecta y eterna?
El desarrollo es una bsque-
da, una marcha incesante, un
caminar permanente hacia un
ideal que siempre debe ser ms
exigente. Va a ser importante re-
cordar esto cuando hablemos de
educacin.
En vez de la palabra desa-
rrollar, mejor deberamos uti-
lizar la palabra desenvolver.
Estbamos envueltos y ahora
debemos desenvolver la maraa
de problemas en los cuales nos
envolvieron. Nos estamos des-
envolviendo.
En otras latitudes y otros
tiempos, algunos grupos socia-
les lucharon para conquistar
un cierto bienestar para todos.
Para todos o para quienes vi-
van en su mismo pas? Lucha-
ron a tiempo contra el genocidio
de los indgenas de lo que bau-
tizaron Amrica? Lucharon
contra el comercio triangular,
contra la esclavitud, contra el
despojo de la tierra, contra las
agresiones contra la Madre Tie-
rra, contra el robo de tierras,
contra la explotacin de la ma-
dre naturaleza, contra la explo-
tacin de los indgenas, de los
africanos, de los pases sub-
desarrollados?
Actualmente, las izquierdas
de los pases ricos hacen huel-
gas, realizan marchas, efectan
manifestaciones para defender
sus derechos (derechos que,
lo aceptamos, se lograron a ve-
ces gracias a las luchas de sus
padres o sus abuelos). Ahora,
se trata a menudo de derechos
individuales (derecho a la pen-
sin u aumentos de sueldos).
Pero, luchan por una sociedad
mundial diferente, por el reequi-
librio entre el ser humano y la
naturaleza, por cambiar radical-
mente el modelo de sociedad?
En varios foros internaciona-
les, ciertos compaeros de es-
tos pases, que observan la situa-
cin con sinceridad, nos dijeron
que si el socialismo tiene an
algn futuro en la tierra, ste se
encuentra en Nuestra Amrica.
S. Es en Abya Yala
1
donde tiene
que nacer, crecer y dar frutos un
socialismo indito que llama-
mos ecosocialismo.
El ecosocialismo como
alternativa
Fracasaron las experiencias de
socialismo que se realizaron
en otras partes del mundo y en
otros tiempos. Lo que pas en
1 Abya Yala nombre que dieron los aborgenes
al continente americano antes de la llegada
de Cristobal Coln. (Nota del editor)
aquel entonces y aquellos luga-
res lejanos deben servirnos de
leccin para saber lo que no hay
que hacer. Y para determinar
lo que podramos, podemos o
debemos hacer. Fracasaron por-
que no respetaron la naturale-
za, porque aceptaron guerras,
porque, una vez conquistados
algunos derechos (ms indivi-
duales que colectivos y plane-
tarios), se encerraron en luchas
por el poder sin cuestionar ms
un orden que lastimaba la na-
turaleza y a la mayora de los se-
res humanos.
Ahora, nos toca a nosotros,
en Abya Yala, inventar, crear,
desarrollar este ecosocialismo
que, por el momento, no se
puede concretar sino aqu. Nos
toca proponer e implementar
un nuevo modelo de sociedad
y unas relaciones equilibradas
entre el ser humano y la natu-
raleza. No se trata de respe-
tar la naturaleza, de hablar de
un ambiente como si fuera un
contorno extrao a nosotros, un
escenario. Formamos parte de
la naturaleza. Quienes lo saben
y pueden armarlo son los pue-
blos originarios.
El ecosocialismo es un mo-
delo de sociedad estrechamen-
te ligado con la naturaleza que
exige la soberana, el respeto y
la autonoma de los pueblos, un
modelo que considera al ser hu-
mano (a todos los seres huma-
nos) como la razn de ser de las
luchas, un modelo de sociedad
que rechaza las discriminacio-
nes, que impulsa nuevas formas
de poder popular, que promue-
ve la participacin voluntaria y
voluntarista por parte de quie-
nes desean, exigen y se exigen a
s mismos la inclusin, la parti-
cipacin y la cooperacin.
El ecosocialismo no es cual-
quier tipo de socialismo. Arti-
cula, dentro de un proceso de
desenvolvimiento comunitario e
igualitario, la economa, la eco-
loga y la cultura. La economa
es la creacin y la reparticin de
los bienes y servicios que nece-
sita el ser humano para su buen
vivir. La ecologa es la bsque-
7
da permanente de equilibrios
dentro de la sociedad humana y
entre sta y la naturaleza de la
cual forma parte. La cultura es el
modo de vivir del ser colectivo,
sus expresiones y sus costum-
bres, su manera de comunicar
interna y externamente.
El ecosocialismo tiende a lo-
grar una relacin equilibrada
entre el ser, el estar y el hacer.
Tiende a producir bienes y ser-
vicios sin lastimar la naturale-
za y repartir de manera justa y
equitativa estos bienes y servi-
cios (un hacer justo). Tiende a
mejorar su ambiente de acuerdo
con los derechos de la naturale-
za y los derechos de todos los
seres humanos (el bien estar).
Tiende a crecer como ser huma-
no en sus dimensiones colecti-
va e individual, comunicndose
ms y mejor con la naturaleza y
con sus semejantes (el ser ms).
Educacin, enseanza
y desenvolvimiento
El ser humano puede siempre
superarse y tender a ms equi-
librio y a una mayor realizacin
de s mismo. Debe hacerlo por-
que es su razn de existir. Debe
mejorar su condicin de existen-
cia, individual y social. Puede y
debe mejorar su vida y la Vida.
Debe mejorar su vida personal,
ayudar a los dems a mejorar la
suya y mejorar los equilibrios
vitales del ambiente del cual for-
ma parte.
Para lograr este desenvol-
vimiento personal y colectivo,
debe educarse. La educacin
(del latn ex ducere: conducir ha-
cia fuera) es el hecho de salir de
s mismo y conducirse a s mis-
mo hacia fuera de su ego para
integrarse en el ser colectivo y
su ambiente. El verbo educar
debera ser reexivo. No se pue-
de educar a alguien. Cada uno
se educa a s mismo, ayudando
a los dems a hacerlo.
Alguien puede ensear a otro,
pero la educacin, ella, es un
proceso reexivo. Si estoy ense-
ando algo a un nio, le permito
al nio educarse a s mismo y,
de manera simultnea, me voy
educando a m mismo. El nio
con sus por qu, sus cmo, sus
cundo me lleva a plantearme
preguntas, a formular respues-
tas, a ayudar al nio a situarse
en el mundo y tambin a ubicar-
me mejor a m mismo en este
mundo, este mundo al cual per-
tenecemos.
El humano es un ser ecolgi-
co, social y econmico. Hace, se
hace y participa de un ecosiste-
ma que contribuye a conservar,
destruir o reconstruir, si come-
ti el error de echarlo a perder.
Siempre est en la bsqueda de
equilibrios y siempre intenta su-
perarse a s mismo. No se trata
de superar a los dems, sino de
superarse a s mismo ayudando
a los dems a superarse tambin
y a aumentar la calidad de su
vida y la calidad de la Vida.
La educacin es un proceso
que se prolonga a lo largo de
toda la vida. De este modo, no
se puede confundir los trmi-
nos educacin y enseanza. La
escuela o cualquier otro centro
de instruccin proporciona for-
macin: adiestra o ensea a los
individuos. Desde luego, con-
tribuye en la educacin del ser
humano, pero esto correspon-
de solamente a una parte de su
educacin.
La educacin permanen-
te es el proceso que consiste
en ir tomando una conciencia
cada vez ms matizada de s
mismo y de su pertenencia so-
cial y ecolgica. Es un proceso
que se va prolongando durante
toda la vida; que le permite al
ser humano evaluar perma-
nentemente sus potencialida-
des, valorar stas y utilizarlas
para su bienestar, su hacerse y
el crecimiento de su ser.
Ya que el humano es un ser
social y ecolgico, esta educa-
cin no puede ser individual y,
menos an, individualista. Se
trata de una educacin mutua.
Cuando hablamos del ser, no
nos referimos slo al individuo,
sino tambin y sobre todo al ser
colectivo. No es nicamente el
individuo que se educa durante
toda la vida dentro y gracias a la
o las comunidades a las cuales
pertenece. El ser colectivo debe
tambin educarse a s mismo en
el ecosistema al cual pertenece
(su ambiente fsico) y en rela-
cin estrecha con los dems se-
res colectivos que lo rodean (su
ambiente humano).
El ecosocialismo nunca ser
algo acabado, sino siempre una
dinmica. Lo primero, desde
luego, es disearlo y empren-
der acciones para concretizarlo.
Todava estamos en una etapa
preliminar o prerrevoluciona-
ria. Para iniciar una revolucin
ecosocialista es imprescindible
y urgente transformar el sistema
de educacin y, dentro de ste,
los sistemas de enseanza, de
aprendizaje y de adiestramiento.
El corazn o el motor de los
cambios es la revolucin cul-
tural. La cultura es la esencia
del pueblo y son las relaciones
de ste con la naturaleza que
lo envuelve, son su historia y
sus esperanzas, sus recuerdos
y sus proyectos, sus palabras
y sus gestos, sus cuentos y sus
cantos, la cultura es su cocina,
su msica, la manera cmo sus
miembros se comunican entre s
y se comunican con los dems.
La revolucin cultural es una
toma de conciencia, un aumento
de conciencia que lleva a una va-
loracin de s mismo como ser
colectivo y a transformaciones
drsticas (hacia un hacerse me-
jor, ms bienestar y un ser ms).
La educacin forma parte de
la cultura. Debe transformar-
se para convertirse en una he-
rramienta ecaz en el proceso
general de cambio, empezando
por el cambio de mentalidad (sa-
lir, por ejemplo, de la sociedad
de consumo de manera cons-
ciente y voluntaria). A partir
de este cambio fundamental, la
colectividad debe ir modican-
do su manera de hacer y de ser.
Porque no se trata de un barniz
cultural, sino de una forma de
existir y transmitir la existencia.
Concretamente, el ser colecti-
vo y cada uno de los individuos
que lo van conformando, deben
revolucionar y aumentar su cul-
tura en sus diferentes dimensio-
nes. Mediante una formacin
continua y mutua, deben lograr
siempre una mayor cultura eco-
lgica, una nueva cultura econ-
mica y una mejor cultura polti-
ca. No se trata de conocimientos
sobre la ecologa, la economa
y la cultura (los conocimientos
se adquieren y su adquisicin
forma parte del sistema de en-
seanza); se trata de transfor-
marse en actor de su propio de-
sarrollo, se trata de dejar a ser
objeto y llegar a ser sujeto, lle-
gar a ser el sujeto del desenvol-
vimiento, salir de la condicin
de envuelto en una sociedad de
dinero, consumo e individualis-
mo, y desenvolverse hacia una
sociedad solidaria, equitativa y
transparente, donde sea agrada-
ble vivir.
A un nivel ms grande que la
comunidad de base, el ecosocia-
lismo consiste en conformar una
red de agentes que van denien-
do e implementando planes y
programas en funcin de las po-
lticas decididas por el conjunto
de los ciudadanos. Dentro de la
educacin permanente y mutua,
los ciudadanos van aprendien-
do, mediante acciones concre-
tas, a ejercer el poder. All est
el poder popular.
La educacin para el ecoso-
cialismo (y tambin la ensean-
za en todos sus niveles) lleva a
observar una realidad compleja,
analizarla y, a partir del su an-
lisis, disear e implementar ac-
ciones que respeten la naturale-
za y a todos los seres humanos.
Gracias a la educacin mutua,
el individuo aprende desde
su infancia hasta el nal de su
vida a considerarse y actuar
como parte de un sujeto colec-
tivo. El pueblo es el conjunto de
los sujetos colectivos que inte-
ractan, se van transformando y
transforman el mundo. El pue-
blo es la comunidad libremente
movilizada y conscientemente
politizada, capaz de ejercer el
poder.
Estamos hablando por lo tan-
to de una democracia directa y
permanente en la cual, desde
la ms tierna infancia los seres
8
individuales aprenden a convi-
vir en el ser colectivo y partici-
par en su desenvolvimiento. La
participacin ciudadana es algo
siempre perfectible y la educa-
cin mutua permite hacer pro-
gresar a cada ser individual, a
cada ser colectivo y al conjunto
del campo poltico.
Interaccin educativa
Como lo hemos dicho ms arri-
ba, el ser se encuentra frente a
realidades complejas en las cua-
les interactan entre s varios
campos: ecolgico, econmico,
cultural y poltico, entre otros. Se
podra decir que todos estn en
el Todo y cada todo es complejo.
Ya hablar de ecosocialismo
es una relacin mltiple y com-
pleja en la cual se articulan el
campo losco, el campo eco-
lgico y el campo poltico. Esta
articulacin se va a articular ella
misma, en seguida, con el cam-
po econmico y dar al mismo
trmino economa un sentido
muy especco (como, por ejem-
plo, la necesidad de economizar
los recursos y repartirlos de ma-
nera justa). No nos referimos
por lo tanto a la economa ca-
pitalista, pero tampoco estamos
hablando de cualquier econo-
ma que se calicara de socialis-
ta. Porque no estamos hablando
de cualquier socialismo, sino de
ecosocialismo.
La educacin ecosocialista,
adems de ser mutua y perma-
nente, tiene que ser sistmica.
El ser colectivo y sus integran-
tes deben tener la capacidad de
identicar las partes del todo,
descubrir las relaciones entre
estas partes, analizarlas una por
una y volver a aprehender la to-
talidad. Esto debe ser as para
todos los problemas con los cua-
les se enfrenta.
El proceso educativo ecoso-
cialista lleva a una integracin
social y ecolgica, siendo sta el
prerrequisito de la participacin
y, al mismo tiempo, su objetivo
siempre renovado, rejuveneci-
do y reactivado. La participa-
cin es el proceso mediante el
cual las personas se involucran
voluntaria y conscientemente
en la bsqueda de soluciones
para los diversos problemas
que afectan a la comunidad. Es
gracias a la participacin que se
llega a la verdadera ciudadana.
Pero no se llega a ella de mane-
ra denitiva: sta se va haciendo
y rehaciendo cada da (de all
la necesidad de una educacin
permanente).

De la enseanza directiva
a la comunidad educativa
La enseanza o, como se le
llama a veces, la educacin for-
mal- consiste en proporcionar
a los nios, los adolescentes y
los jvenes adultos una serie de
cursos u otras actividades (como
seminarios y laboratorios) me-
diante los cuales van adquirien-
do conocimientos o habilidades.
stos van desde conocimientos
bsicos o habilidades simples
hasta conocimientos muy sos-
ticados y destrezas complicadas.
Si estamos progresando ha-
cia el ecosocialismo, la ensean-
za tiene que cambiar tanto en
las estructuras escolares o uni-
versitarias como en los conteni-
dos de las diversas actividades
que permiten la trasmisin de
conocimientos y el aprendizaje
de habilidades.
Lo primero es valorar a las
maestras, a los maestros, a to-
dos los docentes. Hay que dar-
les sueldos que corresponden a
la inmensa responsabilidad que
asumen y exigirles un nivel muy
alto no solamente con respecto
a las materias que deben impar-
tir, sino con respecto a sus habi-
lidades pedaggicas. A menudo,
la docencia es mal considerada,
mal pagada y poco estimulada.
Nos encontramos entonces en
un crculo vicioso. Hay que rom-
per ste y valorar grandemente
esta profesin que es, al mismo
tiempo, una vocacin.
Lo segundo es romper los
muros, las paredes, los tabiques
que separan la escuela de la rea-
lidad. Las escuelas primarias
y secundarias no pueden estar
aisladas de la realidad. No se
puede obligar a los estudiantes
a conocer esta realidad desde
aulas cerradas y libros a menu-
do fastidiosos. El aislamiento
se debe tambin a la distancia
que existe, en muchas ocasio-
nes, entre el hogar y la escue-
la. Los alumnos deben realizar
entonces un largo trayecto para
llegar a la escuela y encontrarse
en un contexto totalmente di-
ferente de su espacio vital. No
solamente eso es antieconmico
(porque cuesta caro) y antieco-
lgico (porque los autobuses so-
brecargan el trco automovils-
tico y contaminan el aire), sino
que es tambin antiecolgico en
otro sentido: hace salir al nio y
al adolescente de su entorno (ya
sea ste rural o urbano).
El ecosocialismo exige que,
en cada pueblo o en cada barrio,
exista una comunidad educati-
va. Esta comunidad educativa
est constituida no solamente
por los docentes y los alumnos,
sino que incorpora a los padres
y a todo el vecindario, es decir, a
todos aquellos quienes van con-
formando la comunidad de base
o la comuna. Es uno de los es-
pacios ms integradores de esta
comuna.
Para los nios y adolescentes,
se van realizando, en la comuni-
dad educativa, actividades esco-
lares, actividades paraescolares
y actividades extraescolares. Las
actividades escolares correspon-
den a los programas propuestos
por el ministerio correspon-
diente. Es necesario que stos
existan para darle una homoge-
neidad al pas. Las actividades
para-escolares son actividades
que corresponden al ecosiste-
ma en el cual vive la comunidad
local y a su realidad y necesi-
dades. Es la misma comunidad
educativa la que disea e imple-
menta estas actividades, desde
luego con la participacin activa
de los mismos nios o adoles-
centes. Surgen de la misma rea-
lidad y complementan las activi-
dades de enseanza con matices
propios de cada comunidad de
base. En cuanto a las activida-
des extraescolares, son las que
los nios y adolescentes pueden
escoger libremente segn sus
gustos o deseos (pueden ser ac-
tividades deportivas, artsticas,
manualidades, clubes de cine o
de lectura u otras actividades,
tambin segn las posibilidades
u oportunidades de cada pueblo
o barrio).
Los miembros de la comu-
nidad de base deberan involu-
crarse en las actividades paraes-
colares y extraescolares. Tienen
ocios cuyas caractersticas
pueden ensear a los nios y
adolescentes. As stos sabrn
lo que signica trabajar en me-
cnica, carpintera, cocina, en-
fermera, plomera, panadera,
ser bombero, minero, costurera
o polica. Todas y todos pueden
ensear lo que estn haciendo,
mostrar la utilidad de sus faenas
y, as, abrir horizontes o des-
pertar vocaciones. Esta activi-
dad, mediante la cual el adulto
ensea, le sirve a l mismo para
aprovechar un proceso de valo-
racin y autoeducacin.
La comunidad educativa no
es nicamente un espacio fsico,
sino tambin y sobre todo un
espacio colectivo de reexin.
Es la casa comunal, el lugar de
encuentros e intercambios, el
espacio de transmisin de sabe-
res. Su losofa es, desde luego,
el ecosocialismo. El ecosocialis-
mo, en efecto, no es un partido
o un sistema poltico (en el sen-
tido restringido de la palabra);
es una losofa, una manera de
concebir la vida en sociedad y
de pensar la relacin del ser hu-
mano con la naturaleza. Desde
luego, es tambin el lugar des-
de donde se va construyendo la
polis, donde se va planican-
do, diseando y organizando la
ciudad de piedra y donde se va
imaginando, creando, edican-
do la Ciudad con mayscula, la
ecosociedad.
ste es el espacio nuevo en el
cual se puede ensear y tambin
donde toda la comunidad puede
lograr un alto nivel de autoedu-
cacin y educacin mutua. To-
dos estos procesos deben estar
ntimamente vinculados con la
vida cotidiana de los miembros
9
de la comunidad de base. Deben
estar vinculados con la naturale-
za, con el patrimonio cultural y
con las preocupaciones econ-
micas. Deben superar la parce-
lacin de saberes y, juntando la
diversidad de funciones y la vi-
sin holstica de la realidad, per-
mitir una integracin creciente.
En cuanto a los espacios de
formacin superior, deben en-
contrarse en lugares estratgi-
cos del pas e ir formando a los
profesionales -mujeres y hom-
bres- que la sociedad necesita.
Muy bien podran, en algunos
casos, ubicarse en el medio de
una red de comunidades edu-
cativas y asegurar, permanente-
mente, una interaccin de todas
stas entre s. En este caso, el
centro de educacin superior
podra ser el centro de una eco-
rregin y permitir adaptar las
enseanzas (primarias, secun-
darias y superiores) a las nece-
sidades en conocimientos y ha-
bilidades de sta.
La educacin entre adultos
Se habla, desde hace tiempo, de
la educacin de adultos (confun-
diendo adems y una vez ms
los trminos educacin y en-
seanza). En realidad, se trata-
ba, hasta hace poco, de una en-
seanza para los adultos, para
aquellos que no haban podido
seguir los cursos regulares en su
infancia o su adolescencia. En
una ptica ecosocialista, esta-
mos hablando no de enseanza
(a pesar de que sta puede estar
incluida en el proceso), sino de
educacin. Y no se est hablan-
do de educacin de adultos o
para adultos, sino de una educa-
cin entre adultos.
La alfabetizacin de adul-
tos puede ser organizada por
la clase dominante si sta ne-
cesita que obreros y obreras
sepan leer y escribir para rea-
lizar un trabajo ms eciente
y as hacer sus empresas ms
rentables. Se tratara entonces
de una enseanza. Pero la alfa-
betizacin concientizadora se
hace entre adultos de manera
voluntaria considerando la es-
critura y la lectura (y el mismo
aprendizaje cooperativo) como
un medio para comunicarse,
una herramienta para analizar
los problemas y un arma para
participar en la lucha a favor de
ms justicia.
Esta educacin entre adultos
es, por lo tanto, esencialmente
cooperativa. Las mujeres y los
hombres de la comunidad se
ayudan mutuamente para edu-
carse y para insertarse juntos
dentro de las dinmicas sociales,
econmicas, ecolgicas, cultura-
les y polticas que se relacionan
entre s y llevar, gracias a sus in-
teracciones, a una sociedad eco-
socialista.
En medio de la comunidad
educativa situada ella misma en
el centro de la comuna, las mu-
jeres juegan un papel especial-
mente importante. Ellas estn
ms presentes all que los hom-
bres, conocen mejor los proble-
mas de cada ncleo familiar y
las necesidades y dicultades de
la gente, son ellas quienes dan a
luz a los nios, les dan de comer
y los cran, por eso estn ms
cerca de la naturaleza y del ser
social. Son ellas quienes mejor
pueden abrir el camino hacia el
ecosocialismo.
Cuando se habla de reexin,
no se trata exclusivamente de
sentarse alrededor de una mesa
para discutir. Las actividades de
reexin pueden consistir tam-
bin en intercambiar con otras
comunidades de base visitn-
dolas o realizando excursiones
hacia espacios naturales o urba-
nos. Aqu cabe el ecoturismo que
debe articularse con el turismo
social. El turismo social no es
un turismo barato para gente
de pocos recursos econmico.
En cuanto al ecoturismo, no se
trata de un turismo para gente
rica que viene de otro continen-
te para sacar fotos de un animal
que poca gente puede observar
en el planeta. Se trata de un tu-
rismo educativo mediante el cual
las personas pueden descubrir la
naturaleza, valorarla y cuidarla
mejor. Se trata, de igual mane-
ra, de un turismo que permita a
las colectividades encontrarse,
aprender las unas de las otras e
ir creando redes educativas.
Una actividad realizable por
y para los adultos y en la cual
stos pueden incluir a los nios
y los adolescentes es lo que se
llama el ecomuseo. La pala-
bra museo parece grandiosa
y podra asustar. En realidad,
este tipo de actividad es simple.
Los miembros de la comunidad
identican un problema que
afecta a esta misma comuni-
dad o unas preguntas que sta
se est haciendo. Por ejemplo,
existe un problema causado
por la basura, los zancudos o
las ratas. La comunidad analiza
el problema y va armando una
exposicin que explicar los da-
os causados, las causas del pro-
blema, su evolucin y la manera
cmo combatirlo. Los mismos
miembros de la comunidad, ni-
os pequeos y grandes, los
adolescentes, los adultos y los
ancianos, todos, podrn visitar
la exposicin presentada en la
casa comunal. Tambin se po-
dr invitar a vecinos de otras co-
lectividades cercanas para verla.
Los adolescentes podran ser los
principales protagonistas de la
investigacin, los curadores de
la exposicin y los guas para ni-
os o adultos. As aprendien-
do y enseando irn educn-
dose entre s. Podramos hablar
aqu de autogestin educativa.
De la informacin
a la comunicacin
Los tiempos estn cambiando.
Ms bien, son los seres huma-
nos algunos seres colectivos
quienes desean transformar el
mundo, acabar con las divisio-
nes, terminar con las discrimi-
naciones, liquidar la injusticia.
Quieren que cesen las divisio-
nes, quieren una integracin,
pero, al mismo tiempo, asumen
las diferencias como una rique-
za de la naturaleza y de su hija,
la humanidad. La biodiversidad
y la etnodiversidad conforman
la riqueza de nuestra Tierra.
Los procesos educacionales
tienen, entre otros objetivos,
valorar estas diversidades y per-
mitir la comunicacin entre las
diversas culturas, relacionadas
todas en un gran proyecto civili-
zatorio. Lo que se est disean-
do e implementando en Abya
Yala, en este siglo XXI, es una
refundacin o, ms bien, una
fundacin, la de un nuevo mo-
delo de sociedad.
La sociedad colonial o la
neocolonial, adems de nu-
merosas otras caractersticas
nefastas, tena (tiene todava)
aspectos racistas, machistas y
clasistas. La formacin estaba
reservada a las lites o a quie-
nes stas consideraban necesa-
rios como recursos humanos
para su economa. En cuanto a
la informacin, en un juego que
se deca democrtico y que era
falsamente representativo, era
manipulada por quienes tenan
el poder y no tenan ninguna in-
tencin de compartirlo.
En la sociedad ecosocialista,
formacin e informacin se van
haciendo, desde el nivel local
hasta el nivel planetario, me-
diante la comunicacin. Comu-
nicar es poner en comn. Regre-
samos otra vez al concepto de
reciprocidad.
Los mal llamados medios de
comunicacin no permiten la
puesta en comn ni el dilogo.
Son meros medios informati-
vos que distorsionan la idea
misma de la democracia y orien-
tan como lo hace la publici-
dad a los individuos para que
piensen de una cierta manera y
sean consumidores dciles. Su-
brayamos la palabra individuos
porque hacen todo lo posible
para individualizar la sociedad,
fragmentarla e impedir cual-
quier comunicacin que pue-
da llevar a una solidaridad y al
socialismo. No quieren que los
individuos se transformen en
ciudadanos, ni que los consumi-
dores se transformen en com-
partidores.
En la sociedad capitalista, la
informacin periodstica es a la
poltica lo que la publicidad es
10
al mercado. Se trata de vender
una manera de pensar e impo-
ner un modo de consumir. Se
trata, ante todo, de impedir a
los individuos pensar en trmi-
nos comunitarios. Se hace creer
al individuo que es ms si tiene
ms (y si el otro tiene menos).
La sociedad de consumo es una
suma de individuos cerrados y
alienados, una masa dcil e idio-
tizada, mientras que la sociedad
socialista es una multiplicacin
de personas abiertas y libres,
una comunidad que se va ha-
ciendo y transformando perma-
nentemente en funcin a las di-
nmicas ambientales y sociales.
Los verdaderos medios de
comunicacin son ahora indis-
pensables. Pero que sean real-
mente de comunicacin. Por
lo tanto qu sirvan para que los
seres colectivos (y, dentro de las
comunidades, para que los seres
individuales) tengan las herra-
mientas para compartir saberes
e informaciones. Lo que se lla-
ma prensa alternativa es una
posibilidad, sobre todo a nivel
de las bases. Pero es urgente
que sta deje de ser alternativa
para llegar a ser continua, dura-
dera y persistente. Qu sea sta
la prensa.
Se necesitan medios locales,
ecorregionales, nacionales y
planetarios para intercambiar
informaciones y discusiones. Se
ve ya cmo los movimientos so-
ciales van adquiriendo un poder
de convocatoria cada vez ms
grande y cmo proyectan hasta
el conjunto del planeta discusio-
nes que se realizan en los niveles
de base y las redes que las comu-
nidades conforman entre s.
Esto, desde luego, no se im-
provisa. Desde la escuela pri-
maria, es necesario aprender la
importancia de una verdadera
comunicacin, saber cmo fun-
ciona la prensa, no permanecer
indiferente frente a sta, apren-
der a leer un peridico, escuchar
la radio de manera crtica y lle-
gar a ser capaz de descodicar
los mensajes de la televisin.
Hay que aprender haciendo,
aprender a analizar la informa-
cin creando y transmitiendo
informaciones, aprender a co-
municar participando en crcu-
los comunicativos. Esto tiene
que hacerse desde la niez en
una dinmica de educacin par-
ticipativa y permanente.
Horizontalidad
y verticalidad
para una comunicacin
ciudadana
Sin una formacin mutua, una
informacin compartida y una
comunicacin verdadera es im-
posible llegar a una autodeter-
minacin de las colectividades y
de los pueblos. Insistimos sobre
la idea de los crculos de la in-
tegracin: la autodeterminacin
y la integracin se harn si las
comunidades de base funcio-
nan correctamente, si existe en
las mismas bases una verdadera
integracin, si las comunidades
de base logran organizarse en
redes. La horizontalidad y la co-
municacin son fundamentales
para esta integracin (son fun-
damentales, es decir fundadoras
del proyecto ecosocialista).
Son las comunidades de base
(y, sobre todo, las indgenas y
campesinas) las que se encuen-
tran ms cerca de la Madre Tie-
rra y, por lo tanto, saben si las
relaciones que tenemos con ella
son correctas o equivocadas. Por
lo tanto, si hablamos de ecosocia-
lismo es evidente que ste no se
har nunca sino a partir de la mo-
vilizacin de estas comunidades.
La horizontalidad es, por lo
tanto, esencial para el proceso
ecosocialista (esencial en el sen-
tido de que esta horizontalidad
es su esencia). Sin embargo, se
necesita tambin una cierta ver-
ticalidad. El Estado debe recibir
las informaciones que vienen
desde las bases, interpretarlas,
buscar denominadores comunes
u observar divergencias. A partir
de esto, tiene que delinear po-
lticas, disear planes e imple-
mentar programas destinados al
conjunto del pas, tambin em-
prender acciones a favor de una
integracin regional.
Desde luego, en la cumbre
del Estado (y en todos los otros
pisos de la pirmide institu-
cional), se encuentran los por-
tavoces de las comunidades de
base (el Estado no es un ente
abstracto) y las decisiones que
se van tomando deben bene-
ciar al conjunto del pas. No
son, por ejemplo, las comunida-
des de base las que pueden na-
cionalizar las minas o decretar
una reforma agraria. De todos
modos, antes de que baje el as-
censor con las decisiones, habr
subido varias veces este mismo
ascensor con las observaciones,
preocupaciones y reexiones de
las comunidades de base para
permitir al Estado tomar las de-
cisiones que se estiman las ms
convenientes. Tambin es el Es-
tado el que puede y debe corre-
gir las asimetras y las disparida-
des entre las diferentes regiones
del pas con el n de ofrecer las
mismas oportunidades para to-
das las comunidades tanto del
campo como de la ciudad.
El ser colectivo y los seres in-
dividuales deben ir conociendo
todos estos mecanismos para
poder ejercer correctamente
sus derechos y deberes. Resulta
necesario un esfuerzo conjunto
del Estado y de las comunidades
organizadas con el n, por ejem-
plo, de crear nuevas fuentes de
trabajo o de solucionar otras
cuestiones de inters general.
Las comunidades de base re-
ciben desde arriba informacio-
nes con las decisiones tomadas.
La informacin debe ser able y
las comunidades deben recibirla
de manera completa y clara para
discutirlas y concretizarlas en
acciones especcas. Se logra,
de esta forma, establecer una
corresponsabilidad (al mismo
tiempo horizontal y vertical),
la cual es una responsabilidad
compartida entre la ciudadana
y la representacin que sta tie-
ne en las instituciones pblicas.
Es la reexin en medio de
este inmenso ujo de informa-
ciones horizontales y vertica-
les la que permite, en el seno
de las comunidades de base, ir
progresando en el proceso de
educacin mutua y de ciudada-
na activa. Todo este proceso es
generado gracias a la participa-
cin y lleva a ms participacin.
En sntesis, se trata de concebir
y desarrollar nuevas relaciones
de poder con el n de lograr una
creciente inclusin social.
Una educacin
para salvar el planeta
En el siglo XXI, nos encontra-
mos en un cruce de camino.
Fracasaron los modelos econ-
micos, polticos y sociales ge-
nerados por los pases colonia-
listas y neocolonialistas (todos
antiecolgicos, ya sean capita-
listas o que se digan socialistas).
El mismo fracaso de aquellos
modelos y la crisis en la cual se
encuentran sus creadores hacen
que nos encontremos con posi-
bilidades inditas.
Quisimos en este captulo
precisar ciertos conceptos y
presentar algunas sugerencias.
Como lo dijimos al principio,
no queremos imponer criterios,
sino proponer algunas ideas
con el n de contribuir a hacer
avanzar la reexin. Adems,
confesaremos que las ideas emi-
tidas no son nuestras. Vienen
del pueblo, vienen de de lo que
pudimos observar y escuchar.
Vienen del pueblo y regresan al
pueblo para contribuir a una re-
exin comn y a una accin co-
munitaria. Nosotros slo somos
mediadores.
Deseamos que estas lneas
sean discutidas, rayadas o su-
brayadas, modicadas o asu-
midas por quienes se saben los
dueos del futuro.
La naturaleza est herida y
los seres humanos, que forma-
La horizontalidad es, por lo tanto,
esencial para el proceso ecosocialista
11
mos parte de ella, nos estamos
suicidando matndola. Slo el
ecosocialismo y, para modelar-
lo, una educacin mutua y con-
tinua conjugada con una partici-
pacin permanente permitirn
salvarnos y salvar el planeta.
EDUCACIN
MUTUA
PARA EL
ECOSOCIALISMO
E
l capitalismo, en sus diferen-
tes formas y sus mltiples
reformulaciones, se bas y si-
gue basndose en la acumula-
cin. La economa capitalista,
hasta las corrientes que simpa-
tizan polticamente con ciertos
socialismos, se sita por encima
de la cultura, de la poltica y de
la ecologa. Es la ciencia de lo
cuantitativo ms que de lo cua-
litativo. Dgase lo que se diga,
los responsables de la economa
creen y hacen creer que, prime-
ro, es necesario cubrir las nece-
sidades fsicas del ser humano.
Podra ser verdad en parte, pero
quin dice que lo material es
ms necesario que lo espiritual?
Incluso, si as fuera (inclusive, si
se pudiera armar y comprobar
que, antes de pensar, es necesa-
rio comer), no sera una razn
para ubicar la economa por
encima de otros campos del sa-
ber y de la praxis. De todos mo-
dos, crear riquezas es una cosa
y repartirlas es otra, dos accio-
nes que el socialismo no puede
disociar. Los pases hablan del
producto interno bruto (PIB) y
de crecimiento, estancamiento
o regresin de ste. En funcin
de eso, se decreta la buena o la
mala salud de la economa. Tal
vez pueda ser la buena o la mala
salud de la economa, pero no la
buena o la mala salud del pas,
la buena o mala salud de la so-
ciedad, la buena o mala salud
del pueblo. Un pas, que tiene
un crecimiento econmico bajo,
pero cuyas riquezas estn re-
partidas de manera equilibrada,
puede estar en una salud mucho
mejor que un pas que tiene un
crecimiento econmico muy
alto, pero cuya reparticin de ri-
quezas es desequilibrada.
En este ltimo pas, habra
una parte reducida de la pobla-
cin muy rica y una mayora po-
bre a veces inmensamente po-
bre mientras que, en el primer
pas citado, el conjunto de la po-
blacin sera capaz de cubrir sus
necesidades. En el pas rico
(con un PIB elevado) y desequi-
librios en la reparticin de la ri-
queza, habr necesariamente ce-
los por parte de quienes tienen
menos (celos porque el vecino
posee ms) y miedo por parte
de quienes poseen ms (porque
stos vern en aquel otro una
amenaza, la de verse atacado,
atracado, robado, despojado de
sus riquezas). De all viene la
violencia. Los ricos atribuyen
esta violencia al gobierno (si es
de izquierda) o a la incapacidad
de los pobres, su ojera y sus re-
sentimientos (si no pueden atri-
buir esta violencia al gobierno).
Desean entonces unas fuerzas
del orden capaces de proteger
su orden, el orden del desequi-
librio, del odio y de la desespe-
racin. En el pas donde el cre-
cimiento econmico no es alto,
pero donde las riquezas estn
bien repartidas, no existir este
odio. Si es posible cubrir las ne-
cesidades de toda la ciudadana,
sta podr dedicarse a otras ac-
tividades, adems del trabajo.
En este caso, el trabajo no ser
una maldicin, sino un espacio
de creatividad, de intercambio y
de solidaridad.
Cuando un gobierno hace el
balance del ao anterior, pre-
senta cifras. La cifra que todo
el mundo espera es la del creci-
miento econmico. Si subi el
PIB, se canta victoria. Si el PIB
baj, la bandera se pone a me-
dia asta. En el primer caso, el
del crecimiento alto, se da a me-
nudo como resultado positivo el
nmero de automviles impor-
tados. Sin embargo, ms veh-
culos automotores individuales
signican ms contaminacin
del aire, ms enfermedades del
pulmn y, ya que la circulacin
se hace cada vez ms densa, ms
estrs, ms enfermedades car-
diovasculares y ms lentitud
para desplazarse. Gran victoria!
Adems, cada individuo quiere
un modelo ms nuevo y, sobre
todo, ms llamativo y ms caro
que el del vecino. Cree que, de
esta forma, crece su prestigio,
cuando lo que crece es su indi-
vidualismo y su imbecilidad. As
es la sociedad de consumo (la
sociedad en la cual, desgraciada-
mente, seguimos viviendo).
Tal vez no sera mejor que,
al presentar el balance del ao
anterior, el jefe de gobierno pu-
diera anunciar que se import
menos automviles individua-
les, pero que se import ms
vehculos colectivos y que se fue
mejorando el servicio pblico de
transporte, con buenas carrete-
ras, con vas urbanas exclusivas
para los autobuses y otras ven-
tajas ms para quienes compar-
ten este servicio y ya no tienen
que preocuparse de comprar un
carro individual (o dos o tres
para los ms ricos), de pagar se-
guros caros, de ir a cada rato al
taller para el mantenimiento o
para arreglar algn desperfecto,
de comprar neumticos, de te-
ner rabia porque el vecino aca-
ba de comprar un modelo ms
nuevo y ms lujoso, de tener
rabia porque la cola no avanza,
porque se pierde el tiempo en
los embotellamientos, de tener
rabia porque los dems automo-
vilistas son todos unos irrespon-
sables que no saben manejar o
pasan encima de los dems sin
escrpulo y con prepotencia. En
su balance anual, el jefe de go-
bierno podra presentar resul-
12
tados cuantitativos (insistiendo
sobre los ahorros de dinero y
de tiempo) y podra presentar
resultados cualitativos: un aire
ms puro, menos ruido, ms
tranquilidad, menos agresivi-
dad, ms convivencia, ms tiem-
po para dedicarse a la familia,
compartir con las amistades,
enriquecerse espiritualmente
mediante la lectura, la audicin
de una buena msica, la visin
de una excelente pelcula (no
una pelcula de terror o de gue-
rra, sino de encuentros con la
naturaleza y las riquezas cultu-
rales de la humanidad).

Somos capaces de escoger
entre la paz y la guerra
Cul es la causa de las guerras?
De las guerras caseras, las gue-
rras familiares, las guerras entre
vecinos, las guerras entre pases
vecinos, las guerras internacio-
nales o las guerras mundiales?
La riqueza! Cul es la causa
del colonialismo, del neocolo-
nialismo, del imperialismo? La
riqueza! Cul es la causa de la
guerra entre empresas? La ri-
queza, siempre la riqueza, la
acumulacin de riquezas! Cada
quien -individuo, colectividad
o pas- quiere acumular ms y
ms riquezas. La gente y los pa-
ses no compiten para la calidad
de vida, sino por la acumulacin
de riquezas. Entre el para y el
por ya existe un abismo. Uno
anuncia un objetivo, el otro de-
nuncia una causa. Se pelea por
causa del dinero: cmo acumu-
lar ms riquezas? Cmo apode-
rarse de las fuentes de materias
primas? Cmo subordinar al
otro con el n de acaparar sus
materias primas? Cmo explo-
tar al otro pagndole salarios
bajos y vendiendo productos ca-
ros? Cmo ganar ms? Cmo
acumular ms riquezas? Si se
trabaja para aumentar la calidad
de la vida, la perspectiva cam-
bia totalmente. En vez de com-
petir, vamos a cooperar. En vez
de acumular, vamos a repartir y
compartir. En vez de robar las
riquezas de otro pas, vamos a
buscar la complementariedad
con l y concretizar la coope-
racin. En vez de pelear dentro
de la familia por cuestiones de
dinero, vamos a jar juntos ob-
jetivos para mejorar la calidad
de nuestra vida comn, trans-
formar la colectividad (suma de
individuos) en comunidad (mul-
tiplicacin de voluntades).
En vez de pelear con el pas
vecino por cuestiones de fron-
teras y de riquezas que se en-
cuentran cerca de las fronteras,
vamos a ver cmo disear un
proyecto comn de desenvol-
vimiento, un proyecto que nos
permita salir de nuestro envolvi-
miento y, juntos, abrirnos ms a
las verdaderas riquezas del mun-
do. En vez de invadir el planeta
para acumular las riquezas del
suelo y del subsuelo, generando
guerras, destrucciones, muertes
y otras desgracias, vamos a di-
sear juntos e implementar un
proyecto de sociedad planetaria
equilibrado, justo y armonioso.
Podemos escoger entre la paz
y la guerra. Ninguno de los dos
es el resultado de un determinis-
mo. Ambos son la consecuencia
lgica de una toma de concien-
cia, una manera de considerar el
mundo y la sociedad, un modo
de aprehender los inevitables
problemas del mundo: se cree
que la solucin a estos proble-
mas es el enfrentamiento, la
guerra y el saqueo del uno por
el otro, o bien se cree que la so-
lucin es imaginar juntos una
solucin inteligente y equitativa.
Nuestras sociedades estn
basadas sobre una lgica capi-
talista (incluso, cuando se cali-
can de socialistas). Porque de
qu socialismo estamos hablan-
do? La palabra socialismo ya
perdi consistencia. Se la utiliza
de cien maneras diferentes (des-
de el nacional socialismo hasta
el socialismo real pasando por
la socialdemocracia y muchas
ideologas ms). Pero casi siem-
pre la lgica es la misma que la
del capitalismo: la acumulacin.
Acumular por qu, acumular
para qu, acumular para quin?
El problema, por lo tanto, no es
la acumulacin, sino la reparti-
cin. El problema no es el PIB,
ni el nmero de automviles
importados, ni el tamao de mi
casa, ni tampoco la importan-
cia que me estoy dando compa-
rando mis riquezas con las del
vecino. Se puede poseer poco y
no acumular, pero repartir co-
rrectamente y buscar en la vida
otra cosa que la riqueza. A nivel
vecinal, nacional o internacio-
nal, podemos escoger la paz o
la guerra. Es una cuestin de vi-
sin hacia el mundo, un objetivo
vital y la voluntad de concretizar
lo que se ha escogido.
Las fragmentaciones
del ser y del saber
La cultura del tener, de la po-
sesin, de la acumulacin, lleva
inevitablemente a la competencia
y a la insatisfaccin, porque nun-
ca se logra tener lo que se quiere
tener, nunca se logra poseer lo
que se desea, nunca se acumula
lo suciente para saciar la sed de
riqueza. Ya sea el ser individual
o el ser colectivo, siempre quie-
re ms, ms y ms. En este caso,
no se trata de cubrir necesidades,
sino de satisfacer deseos. Es posi-
ble llegar a cubrir todas la necesi-
dades de una persona, una comu-
nidad o la humanidad completa
(esto se comprob). Es posible
llegar a cubrir todas estas necesi-
dades sin acumular cada vez ms
riquezas: basta ahorrar y repartir
correctamente. Sin embargo, es
imposible satisfacer los deseos,
porque un deseo engendra otro,
porque, si se satisface un deseo
por un instante, otros deseos van
a surgir en seguida, porque el
vecino va a tener algo ms, por-
que el modelo del artefacto que
deseaba ya est superado por un
modelo ms sosticado (aunque
no ms til ni necesario). Jams
se puede terminar de satisfacer
los deseos. All est la sociedad
de consumo. El consumo es la
razn del capitalismo: producir
para consumir, crear deseos para
llevar a consumir ms.
Esta cultura del tener frag-
menta al ser, ya sea el ser indi-
vidual o colectivo, o fragmenta la
misma existencia. El individuo
quiere ms, trabaja ms para te-
ner ms, se obsesiona para po-
der acumular ms, trabaja ms
y, si no puede conseguir lo que
desea, roba o mata. Al hacer
esto, se va matando a s mismo.
Se mata en un trabajo en el cual
no puede realizarse y que tiene
como nica nalidad conseguir
un sueldo y as poder comprar.
Se fragmenta entre la persona,
que podra nacer de s mismo,
y el individuo egosta, que nace
como un monstruo.
El ser colectivo tambin quie-
re ms, tambin trabaja ms o
explota a otros para que stos
trabajen y les d ganancias, tam-
bin queda siempre insatisfe-
cho, jams puede estar en paz,
porque el esclavista es esclavo
de la institucin que ha engen-
drado, tiene miedo de una rebe-
lin de los esclavos, tiene miedo
de que los individuos, los traba-
jadores explotados, los pueblos
esclavizados se rebelen y le im-
pida satisfacer sus deseos de ri-
queza y de poder (si los esclavos
no lo matan). All est el colo-
nialismo, el neocolonialismo, el
imperialismo.
La cultura del tener frag-
menta la misma existencia. La
naturaleza humana se va frag-
mentando en un sinnmero de
contradicciones: el ser indivi-
dual o colectivo confunde sus
necesidades con sus deseos,
pierde su identidad, ya no sabe
para dnde va, cul es el senti-
do de su vida, cul es el sentido
de la vida. Para apoderarse de
las riquezas de la naturaleza,
estudia sta en sus ms mni-
mos detalles. Hasta busca la
esencia de la vida y busca la
inmortalidad sin encontrarla
jams. Fragmenta su ciencia en
un gran nmero de disciplinas
y un sinnmero de disciplinas.
Pasa del telescopio al microsco-
pio, observa, desmonta, separa,
fragmenta y termina sin ser ca-
paz de recomponer la totalidad
y dar un sentido a la vida para
llegar al buen vivir.
Para conocer la naturaleza, se
aleja de ella y la convierte en ob-
13
jeto. Observa este objeto en sus
ms mnimos detalles y llega a
conocer las partes olvidndose
del todo. El mismo ser humano
quiere separarse de la naturale-
za para estudiarla y olvida que
forma parte de ella. Se siente
por encima de la naturaleza, la
estudia para saber cmo puede
aprovecharse de ella, la va cono-
ciendo y la explota en sus ms
mnimos rincones. Se cree due-
o de la naturaleza porque quie-
re aduearse de todo, enrique-
cerse, acumular y satisfacer sus
deseos. Manipula la naturaleza,
la transforma, inventa medios
para controlar la vida.
Divorcio entre
la naturaleza y la cultura
Para poder conocer la natura-
leza y explotarla cada vez ms,
el ser humano la manipula. La
manipula para que sea ms pro-
ductiva. Ni se preocupa por las
consecuencias de sus manipula-
ciones. La cultura del tener, de
la acumulacin, del deseo lleva al
ser humano cada vez ms lejos
en la transformacin de la natu-
raleza. Su sed de saber es, en rea-
lidad, una sed de conquista y de
acumulacin de riqueza. Escava
la tierra para sacar de su seno
un mximo de riquezas: el oro,
la plata, el estao, el cobre, el
uranio, la bauxita, el litio y otras
riquezas. Y, como la minera ne-
cesita mineros, los ricos (indivi-
duos, pases o empresas) esclavi-
zan hasta a mujeres y nios para
robarle a la tierra sus riquezas. El
ser humano perfora la tierra para
sacar el gas, el petrleo, el agua y
otras riquezas. Como en el mito
de quien deseaba transformar
todo en oro, el ser humano hace
del mito una realidad: transfor-
ma todo en riqueza. Buscando el
oro en los ros, los envenena con
el mercurio y provoca la muerte
de los peces y la vida que oreca
en el ro. Modica el curso de los
ros, construye embalses, inunda
grandes extensiones de tierras
para represar el agua, edica
centrales hidroelctricas y modi-
ca as los ecosistemas, dejando
morir a muchas especies anima-
les y vegetales. Inventa organis-
mos genticamente modicados
(OGM) para -segn dice- pro-
ducir ms alimentos y luchar
contra el hambre en el mundo.
En realidad, es para que algu-
nas empresas trasnacionales
ganen ms dinero. Los campe-
sinos deben comprar semillas
cada ao a estas empresas en
vez de conservar, como antes,
los mejores granos para sem-
brarlos y producir alimentos
y vida. Con eso, las empresas
van destruyendo la biodiver-
sidad: desaparecen las inmen-
sas variedades de cereales, de
papas o de otras plantas y se
reduce cada vez ms la diversi-
dad biolgica. En vez de dar de
comer a la poblacin, la deja
sin sustento, sin tierra, sin tra-
bajo y sin vida. Las empresas
cortan rboles segn las ne-
cesidades del mercado (leer:
los antojos del mercado) y
provocan la deserticacin y
la modicacin del rgimen de
las lluvias.
En su afn de descubrir los
secretos de la vida o, mejor di-
cho, en su afn de aprovechar
al mximo de la naturaleza para
sus nes de riquezas y de poder,
el ser humano logr separar los
elementos de la materia para pro-
vocar energa, hasta poder cons-
truir bombas capaces de destruir
en unos segundos la naturaleza
y aniquilar a la humanidad. Aho-
ra, se puede escoger: morir de a
poco con todas aquellas trans-
formaciones de la naturaleza,
todas aquellas acciones antina-
turales, o morir bruscamente
como murieron las poblaciones
de Hiroshima y Nagasaki. Pron-
to, habr pasado un siglo desde
el invento de la bomba atmica
y, durante este siglo, la ciencia y
la tecnologa han perfeccionado
las armas. Hicieron ms ecaces
las armas de destruccin masiva
que poseen algunos pases, los
cuales prohben que otros las
consigan para proteger la paz
en el mundo.
La tierra sufre, la tierra llora,
la tierra siente que la vida se le
est escapando. El ser, que se
autodenomin homo sapiens,
la est matando y se est suici-
dando. El ser, que la naturaleza
ha dotado de inteligencia, qui-
so separarse de la naturaleza y
quiere dominarla. No logr do-
minarla. Est logrando matarla
y se est matando a s mismo en
su orgullo y su locura. All se en-
cuentra el resultado del divorcio
entre la naturaleza y la cultura.
El socialismo?...
Qu socialismo?
El capitalismo es, por excelen-
cia, el sistema econmico del
tener. Pero existen socialis-
mos cuyo objetivo es tambin el
tener. Piensan igualmente en
trminos de acumulacin. Persi-
guen diferentes objetivos que el
capitalismo. Quizs no quieren
una acumulacin individual de
riqueza. Quizs desean una me-
jor reparticin de la riqueza acu-
mulada. Quizs acumulen la ri-
queza para ser ms ricos que el
mismo capitalismo y, as, poder
destruirlo y generar otro mun-
do. Ya lo hemos dicho: existen
varios socialismos.
Hubo un sistema llamado
socialismo real que estuvo en
guerra contra el capitalismo.
Gan el capitalismo. En este sis-
tema, la acumulacin tena otros
objetivos que el capitalismo.
Pero no logr sus objetivos o
stos no eran los que se preten-
da seguir. Cuando desapareci
el socialismo real, surgi en
seguida, en el mismo lugar, un
capitalismo tanto o ms agresi-
vo que el capitalismo de otras
latitudes. Cmo la riqueza acu-
mulada en nombre del ser colec-
tivo pudo, en un instante, encon-
trarse entre las manos de unos
pocos individuos? Misterio!...
Misterio?
Hubo sistemas socialistas,
partidos socialistas, que preco-
nizaban ms justicia social, es
decir, una mejor reparticin de
la riqueza. Pero mantenan el
propsito de la acumulacin de
riquezas. Haba que acumular
mucha riqueza y repartirla de
14
manera equitativa. Repartieron
mejor la riqueza? Uno puede
plantearse la pregunta. Ojal la
respuesta fuera positiva. Pero
lo que es cierto es que estos
sistemas seguan la lgica de la
acumulacin y que, para lograr
esta acumulacin, se sacric a
menudo la naturaleza, se mantu-
vo el divorcio entre la sociedad
y la naturaleza, entre la cultura
y la naturaleza, como si fueran
antagnicas. Tambin -lo sabe-
mos- estos sistemas o partidos
no atacaron siempre el colonia-
lismo o el neocolonialismo que
permitan la acumulacin de ri-
queza. De este modo, aceptaron
la explotacin de la naturaleza
y la explotacin de seres huma-
nos de otros pases para lograr
esta acumulacin de riquezas en
el suyo. As, cierto reequilibrio
en algunas partes del mundo se
realizaba mediante el desequili-
brio de otras partes del mundo.
La acumulacin de riqueza y la
mejor distribucin de la riqueza
en alguna parte del mundo se
hacan, de manera paradoxal,
mediante la explotacin de la
naturaleza, la prdida de rique-
za y la explotacin del ser hu-
mano en otra parte del mundo.
Hubo partidos que se cali-
caban como partidos socialis-
tas, cuyos objetivos consistan
en obtener votos, ganar elec-
ciones y llegar al poder. Luego,
las promesas de justicia social
se esfumaban y los elegidos de
la democracia representativa se
adormecan hasta las siguientes
elecciones y las nuevas prome-
sas iguales a las anteriores. En
cuanto a la acumulacin de ri-
quezas, segua producindose
en nombre de las necesidades
o los deseos de la gente, sin de-
masiadas preocupaciones por la
naturaleza y la manera cmo se
generaban estas riquezas.
Tambin hubo movimientos
o partidos socialistas que se da-
ban la impresin a s mismos de
querer inventar un mundo di-
ferente, pero que utilizaban los
medios utilizados en el mundo
del cual se pretenda salir o que
se pretenda transformar. Se-
gua la produccin de riquezas
(habitualmente con los mismos
medios), segua la acumulacin
y, por ende, segua el saqueo de
los recursos que, de manera tan
generosa, ofrece la naturaleza.
Hubo muchos socialismos.
Hay todava muchos socialis-
mos, muchas maneras de conce-
bir y concretizar el socialismo.
Si nos identicamos con un cier-
to ideal socialista, es imperativo
precisar de qu socialismo esta-
mos hablando, qu socialismo
queremos construir y cmo lo
vamos a construir.
La reconciliacin
de la cultura
con la naturaleza
La naturaleza ha dado todo. Ha
dado todo lo que poda. No se
le puede pedir ms. Es la cultu-
ra la que debe dar el paso para
la reconciliacin. Es necesario,
por lo tanto, cambiar la cultura
o cambiar de cultura. Para eso,
es ineludible salir de una cultu-
ra centrada en el deseo ms que
en la necesidad. Es imperativo
salir de una sociedad cuya pre-
ocupacin mayor es la econo-
ma, es decir, la explotacin de
la naturaleza. Es imprescindible
respetar la naturaleza y pregun-
tarle lo que puede dar y lo que
necesita como cuidado. Los ci-
clos de la naturaleza son muy
largos, mientras que la vida de
las civilizaciones es muy cor-
ta (ni hablamos de la vida, ms
que efmera, de los individuos).
Es, por lo tanto, obligatorio pre-
ocuparnos ms o, por lo menos,
preocuparnos tanto por la eco-
loga que por la economa.
La palabra griega oikos (eko)
signica hogar. El hogar no es
solamente la casa. Es la casa y
los seres que viven en la casa.
Tenemos que preocuparnos,
al mismo tiempo, de la eco-
loga y de la eco-noma. La
primera es la preocupacin por
la armona del oikos. La segun-
da es la preocupacin por cu-
brir las necesidades que exis-
ten en el hogar.
La cultura es la inteligencia
de un ser particular de la natu-
raleza. Este ser apareci mucho
tiempo despus de la aparicin
de la vida en la Tierra. La Tierra
pudo vivir sin este ser. Podra
seguir viviendo sin l. Por lo
tanto, si hubiera que identicar
prioridades, el ser humano no
vendra, como l suele creerlo,
de primero. Pero no queremos
hablar de prioridades, sino de
armona. Para que haya armo-
na, debe existir un equilibrio
lo ms perfecto posible entre
la eco-loga y la eco-noma.
Es la cultura, o sea, nuestra in-
teligencia colectiva de seres hu-
manos la que permite denir y
lograr este equilibrio para que
exista armona en el planeta.
Si no aceptamos esto, acep-
temos entonces todos los cata-
clismos que ya estamos provo-
cando y padeciendo, y todos los
que vamos a seguir provocando
y padeciendo. Asumamos el he-
cho de que deseamos suicidar-
nos. En el poco tiempo que nos
queda de vida como ser colecti-
vo inteligente, sigamos explo-
tando la naturaleza, producien-
do riquezas y acumulando estas
riquezas. Uno se preguntara
por qu? y mostrara que el ser
humano es todava ms idiota
de lo que se podra imaginar.
Si, en cambio, deseamos lo-
grar un mximo de armona en
el hogar, en nuestro oikos, en-
tonces tenemos obligatoriamen-
te que cambiar drsticamente
nuestra manera de vivir en ste
con el n de lograr una verdade-
ra convivencia. Hay que econo-
mizar los recursos. All est otro
sentido de la economa: el hecho
de cuidar los recursos de los cua-
les disponemos y que sabemos
limitados, evitar malgastarlos
y distribuirlos equitativamente
entre quienes compartimos la
vida en este hogar comn.
Un socialismo ecolgico
y econmicamente justo
All est el socialismo que co-
rrespondera a lo que nos pre-
ocupa desde el principio de este
escrito. Aqu no cabe la acumu-
lacin de riquezas, ni la acumu-
lacin individual ni colectiva. El
ecosocialismo es un socialismo
que se preocupa por preservar
la naturaleza, que se esmera por
producir slo lo que se necesita,
que no se deja llevar por el an-
tojo de los deseos, que ahorra lo
ms posible los recursos y que
racionaliza su uso con una pre-
ocupacin de equidad social.
El eco-socialismo es un
sistema poltico, pero tambin
social y cultural, garante de la
armona del oikos, de la paz en
el hogar, de la convivialidad en-
tre todos los que coexisten en
este hogar.
Desde luego, el individualis-
mo no cabe ni por casualidad
en este sistema. Nadie puede
pretender tener ms que otro,
gastar ms recursos o acumu-
lar por benecio propio. El in-
dividualismo es inconcebible
en tal sistema.
Es tambin obvio que todos,
en el hogar, tienen los mismos
deberes y los mismos derechos,
segn lgicamente su edad,
su estado de salud y otros cri-
terios evidentes. Todos mere-
cen el mismo respeto y gozan
de la misma dignidad. Todos
-cada uno segn sus posibili-
dades y sus aptitudes- asumen
responsabilidades para mante-
ner el hogar limpio, agradable
y convivial.


El tringulo ecologa-
economa-cultura
Cuando se est diseando pol-
ticas, planes, programas o pro-
yectos, es necesario contem-
plar tres aspectos: el ecolgico,
el econmico y el cultural. La
ecologa no corresponde slo a
la proteccin de la naturaleza,
sino a una mejora del ambiente
tocado por las acciones del ser
humano: conseguir un aire ms
puro, reducir la contaminacin
acstica, obtener aguas ms
puras, evitar la contaminacin
de los suelos, luchar contra la
erosin e impedir la desertica-
cin La economa no consiste
en acumular riquezas, sino en
producir lo que se necesita para
15
vivir y repartir de manera equi-
tativa los bienes y servicios La
cultura es la manera de ver el
mundo y el modo de vivir en
este mundo, es el modo de vi-
vir en sociedad, son los saberes
y la manera de crearlos, con-
servarlos y transmitirlos, es la
capacidad de informar, recibir
informaciones y comunicarse
Antes de emprender una accin
colectiva, es indispensable con-
siderarla bajo estos tres ngulos:
ecolgico, econmico y cultural.
Si, por ejemplo, se contempla
la posibilidad de construir una
carretera, no se trata exclusiva-
mente de una cuestin econ-
mica. Desde el punto de vista
econmico, se supone que esta
construccin es til o necesa-
ria, hasta puede ser considerada
como indispensable: es preciso
unir entre s dos puntos de una
geografa para facilitar el des-
plazamiento de las personas o
el transporte de las mercancas.
Desde el punto de vista ecol-
gico, pueden surgir problemas:
as, la carretera puede atravesar
una zona protegida y arriesgar
el equilibrio de algunos eco-
sistemas; o la carretera podra
impedir las migraciones de al-
gunos animales y, por causa de
ella, afectar la reproduccin de
estos animales. Desde el punto
de vista cultural, la construccin
de la carretera puede ocasionar
tambin ciertos problemas: al-
gunos sitios pueden, por su be-
lleza, representar un patrimonio
considerado como importante
y la carretera representara una
prdida al respecto; o, a lo lar-
go de la carretera, pueden vivir
unos pueblos originarios que
sta, de ser construida, desequi-
librara, impidiendo sus modos
de vida y, tal vez, llevndoles a
la muerte.
Cualquier tipo de actividad
del ser humano tiene aspectos
positivos y aspectos negativos.
Por esto, es tan importante
considerar todas las posibles
incidencias, ver cules son las
ventajas y las desventajas de
emprenderla. Son miles los
ejemplos que se podra presen-
tar para ilustrar esta armacin,
pero, desde luego, el lector es ca-
paz de imaginarlos a nivel de su
entorno cercano, en su propio
barrio o aldea, a nivel de su pue-
blo o su ciudad, a nivel nacional
o hasta internacional. Es impor-
tante que reexione al respecto
y, mediante la democracia direc-
ta y el poder popular, que par-
ticipe en las tomas de decisin.
El ecosocialismo
revolucionario
Ya hemos planteado la pregun-
ta: qu socialismo? Pensamos
que, en esta poca de la histo-
ria de la humanidad, es total-
mente imprescindible adoptar
el ecosocialismo. Pero, agre-
gamos un adjetivo a este nom-
bre compuesto: revolucionario.
Por qu revolucionario? Por
la sencilla razn de que la hu-
manidad se encamin hacia un
callejn sin salida con sistemas
econmicos cuyo objetivo es la
acumulacin y que son total-
mente incapaces de responder
a las necesidades de la huma-
nidad y responder a las exigen-
cias de la naturaleza para no
volverse loca. La acumulacin
innita en un planeta nito es
un contrasentido absoluto. Sin
embargo, muchos pases y, so-
bre todo, la mayora de las em-
presas no se preocupan ni por
los equilibrios de la naturaleza
ni por la armona social. Saben
muy bien lo que habra que ha-
cer para salvar el planeta y a
la humanidad, pero su sed de
poder y dinero, los hace insen-
sibles a cualquier argumento.
Lo ms dramtico de esta
situacin es que muchos so-
cialistas -individuos, movi-
mientos, partidos o gobier-
nos- tienen o mantienen la
misma lgica capitalista de la
acumulacin, del progreso,
del desarrollo (que camuan
ahora con el adjetivo sosteni-
ble). Como va funcionando la
humanidad, no hay sostenibili-
dad posible en el sentido por el
cual vamos. Es indispensable
organizarnos de manera total-
mente diferente, es indispensa-
ble cambiar los modos de vivir,
es indispensable tomar medi-
das drsticas.
Sabemos que no son los lla-
mados pases del Norte los que
tienen la capacidad o la volun-
tad de adoptar un estilo de vida
diferente al que llevan. Nunca
van a aceptar transformar su
modo de vivir, reducir su con-
sumo de energa, renunciar al
uso que hacen de las materias
primas (que, entre parntesis,
sacan de los llamados pases del
Sur). Jams van a aceptar perder
las ventajas que se adjudicaron
en detrimento de varias gene-
raciones de proletarios de sus
propios pases, en detrimento
de los pueblos de los territorios
que han colonizado, en detri-
mento de la vida misma (incluso
la suya propia).
Los pueblos de Abya Yala,
los pases de Nuestra Amri-
ca, se encuentran actualmente
en una cierta posicin de fuer-
za que permite emprender un
movimiento verdaderamente
revolucionario. Por esta razn
es aqu y ahora que, de mane-
ra urgente y sin vacilar, debe-
mos implantar el ecosocialis-
mo revolucionario. Maana
ser demasiado tarde y, si no
asumimos nuestras responsa-
bilidades hoy, las generaciones
futuras podrn, con razn, po-
nernos en el banquillo de los
acusados por haber sido geno-
cidas y ecocidas.
Debemos avanzar hacia una explosin masiva del conocimiento
Hugo Chvez
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