Período Clásico Mesoamericano
Período Clásico Mesoamericano
Período Clásico Mesoamericano
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• 1 Características generales
• 2 Centro de México: Teotihuacan
• 3 Oaxaca (250-800/900 d. C.)
o 3.1 Mixteca Alta (Fase Las Flores)
o 3.2 Valles Centrales (Monte Albán)
• 4 Occidente
• 5 Véase también
Lejos de lo que se suponía en buena parte de los primeros textos sobre las culturas del
clásico, hoy se sabe que tanto Teotihuacan como los estados mayas fueron pueblos
guerreros, aunque nunca al grado alcanzado por las culturas del Posclásico. La guerra
parece ser un asunto central en la historia del Área Maya, como lo develan las estelas de la
época y las representaciones iconográficas de escenas bélicas que se han descubierto en
sitios como Bonampak y Toniná. En aquella región florecieron varias ciudades-estado
hostiles entre sí. Por su lado, Teotihuacan no pudo haber llegado a ser el gran centro
político y económico que fue sin hacer uso de la fuerza, como también lo atestigua la
iconografía de la ciudad; aunque parece que las mismas dimensiones del poder
teotihuacano libraron a la ciudad de hostilidades de otros Estados en competencia.
Igualmente, Monte Albán se impuso en los Valles Centrales de Oaxaca por medio de
acciones bélicas, según demuestran las estelas de conquista del Edificio J de esa ciudad.
Otro de los rasgos principales del clásico fue el urbanismo. Las ciudades eran
cuidadosamente planificadas y trazadas. Las ciudades, además de ser centros
administrativos y religiosos, fungieron como complejos productivos y nodos comerciales.
Como último dato, es necesario recalcar que en el clásico se ‘cristalizaron’ la mayor parte
de las deidades del panteón mesoamericano, y que la religión ocupó un lugar importante en
la estructura social como auxiliar del poder político. Presumiblemente, el clero
monopolizaba el conocimiento de la astronomía, la matemática, la escritura y hasta el
comercio y la política.
En Mesoamérica no existen fuentes escritas sobre este periodo, por lo que el conocimiento
principal lo ha proporcionado la arqueología. Existen textos mayas esculpidos y pintados,
que se han identificado como cronológicos, astronómicos e históricos, aunque no son la
fuente principal para el conocimiento de los mayas, pues están realizados en su compleja
escritura jeroglífica, que aún está en proceso de desciframiento. El Clásico, que abarca del
año 200 d. C. al 900 d. C., se caracteriza por un notable florecimiento cultural.
La cronología teotihuacana se puede dividir en seis fases que son las siguientes que vamos
a nombrar a continuación:
Respecto a su organización social, los investigadores han propuesto que la ciudad estaba
dividida en barrios por linajes o por corporaciones con ocupaciones específicas. Lo que sí
es seguro es que su poderío no podía erigirse sobre la estructura del parentesco, y que se
trataba de una ciudad multiétnica. Hasta el momento, no es posible establecer cuál fue el
grupo mayoritario, se especula que pudieron ser pueblos de habla oto-mangueana, popoluca
o nahua.
Los más de mil sitios del Clásico que se hallan en los Valles Centrales de Oaxaca se
encontraban evidentemente bajo el control de Monte Albán. La historia clásica de Monte
Albán suele dividirse en dos periodos:
• Monte Albán IIIA (250-600 d. C.): Fuertes vínculos con Teotihuacan, de naturaleza
probablemente pacífica.
• Monte Albán IIIB-IV (600-800/900): Máximo apogeo de la ciudad. Disminución de
los contactos con el Centro de México. El declive de la ciudad es gradual, e inicia
alrededor del año 750, por causas aún indeterminadas.
Esta ciudad se halla construida en un cerro sobre 400 m del nivel del valle. Llegó a tener en
la época de su mayor apogeo una población de 15 mil-30 mil habitantes, que ocuparon más
de dos mil terrazas en las laderas del cerro. La ciudad se hallaba subdividida en 15 grandes
barrios, que correspondían bien a un número igual de linajes o bien, a grupos corporados de
actividades económicas.
Monte Alban contaba con una Gran Plaza, rodeada por edificios civiles y religiosos. Su
característica principal sigue el modelo talud/tablero de Teotihuacan, con una peculiaridad
propia de la región: el tablero de ‘doble escapulario’. En la gran plaza podían caber hasta
15 mil personas. Alberga, además, un buen número de tumbas, de las cuales las más
importantes son la 103, 104 y 105. Las ofrendas encontradas estaban compuestas por
ornamentos de concha, piedra verde, y sobre todo, por las célebres urnas de cerámica
grisácea (obras maestras del arte clásico zapoteca), que por lo general no contenían nada
más que algunas cuentas, objetos de concha o se hallaron vacías.
[editar] Occidente
En Occidente no es posible establecer una división clara entre el preclásico y el clásico,
debido a que el nivel de complejidad de las culturas del área no lo permite. Durante el
periodo clásico, Occidente tuvo escasas relaciones con el resto de Mesoamérica, excepción
hecha del área de Guerrero, escenario de la tradición Mezcala, de la que sabemos gracias a
sus objetos de piedra tallada.
En toda la región maya se construyeron numerosos asentamientos humanos y grandes
centros ceremoniales y políticos, además de los edificios claramente destinados al culto, y
construcciones que servían para actividades administrativas, sistemas de drenaje y
aprovisionamiento de agua potable. Numerosas casas habitación que muestran los distintos
estratos sociales, mercados, plazas y otras edificaciones, que revelan una estructura de
poder religioso y civil muy bien organizada...
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Antiguamente, se solía presentar al Posclásico como una época dominada por Estados
bélicos; en oposición con los pacíficos Estados del Clásico. Las nuevas interpretaciones de
las evidencias arqueológicas sobre varios pueblos del Clásico —es el caso de los
teotihuacanos y mayas— han dejado claro que la guerra también fue una actividad
importante entre esas sociedades. Es especial la imagen de los mayas, a los que se solía
imaginar como un pueblo gobernado por sacerdotes entregados a actividades intelectuales.
En la actualidad, aunque se reconocen las diferencias entre las sociedades mesoamericanas
clásicas y posclásicas, la oposición entre Estados militaristas y Estados teocráticos ha
dejado de tener validez explicativa.
[editar] Fuentes
• Rojas Rabiela, Teresa (s/f): "Las obras hidráulicas mesoamericanas en la transición
novohispana"; en http://eh.net/XIIICongress/cd/papers/17RojasRabiela261.pdf,
consultado el 14 de diciembre de 2007.
• Zapata Peraza, Renée Loreley (1989): Los chultunes, sistema de captación y
almacenamiento pluvial, INAH, México.
• Monografias, Renato Bionio (1946)
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El Periodo Preclásico abarca aproximadamente desde los años 2500 a.C., fecha probable
de la elaboración de la primera cerámica mesoamericana; hasta el 200 d. C., en que se
consuma la caída de Cuicuilco y tiene lugar el florecimiento de Teotihuacan. A lo largo de
este periodo se da un proceso de evolución de las sociedades agrícolas igualitarias hacia
unas más estratificadas que concluirán con la formación del Estado teotihuacano.
Contenido
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• 1 Preclásico Temprano
o 1.1 San José Mogote, Oaxaca
o 1.2 La Mixteca
• 2 Preclásico Medio
o 2.1 Transformaciones económicas
o 2.2 Transformaciones sociales
o 2.3 El calendario y la escritura
o 2.4 Los sitios del Preclásico Medio
2.4.1 Presencia olmeca en el Golfo, Centro y Guerrero
2.4.2 La Gran Tradición del Istmo o Complejo Mixe-zoque
2.4.3 Capacha
• 3 Preclásico Tardío o Protoclásico
• 4 Véase también
• 5 Bibliografía
• 6 Referencias
La etapa temprana del Preclásico abarca los 1.300 años que van de 2500 a. C. al 1200 a. C.
Para esta época, las sociedades mesoamericanas habían llegado a ser plenamente
sedentarias, aunque como ocurriría a lo largo de la historia de la región, requerían
complementar sus actividades económicas con pesca, caza, y recolección.
Durante este periodo, el tipo de asentamiento humano característico debió ser la aldea.
Hacia el final de este horizonte algunas de ellas crecieron en población y llegarían a ser
dominantes, como El Opeño en Occidente; Tlatilco, Coapexco y Chalcatzingo en el Centro;
y San José Mogote en Oaxaca.
[editar] La Mixteca
La Mixteca es una región compartida por los actuales estados de Oaxaca, Puebla y
Guerrero. Se trata de una zona que presenta evidencias de una ocupación antiquísima.
Durante el periodo Preclásico Temprano, el sitio principal de la región fue Yucuita (del
mixteco yuku=cerro, e ita=flor, de donde su nombre significa Cerro de las flores), una
aldea de unos pocos cientos de habitantes, fundada hacia el año 1400 a. C. La aldea contaba
con una plataforma central de piedra, en torno a la cual fueron construidas las chozas de sus
habitantes. Más tardío fue Monte Negro, contemporáneo de la Fase Monte Albán I, y una
de las mayores aldeas protourbanas en la región de la Mixteca Alta.
La segunda parte del período que ahora nos ocupa es denominada Preclásico Medio, y
comprende los siglos que van de 1200-400 a. C. Se trata de una época de intensos cambios
tecnológicos, especialmente en los que respecta a la agricultura. En algunas regiones clave
del territorio mesoamericano se construyen los primeros sistemas de irrigación o de control
de aguas. En su libro sobre la agricultura mesoamericana, Palerm consideraba que la
movilización de grandes cantidades de mano de obra para la realización de los proyectos
hidráulicas es un indicio de una sociedad segmentada, con un Estado fuertemente
centralizado.
En consonancia con Palerm, López Austin y López Luján dicen que precisamente la
estratificación social es una de las características principales de las sociedades del
Preclásico Medio. Aparecen, asociados a estos sistemas hidráulicos, complejos
ceremoniales de arquitectura monumental permanente, es decir, diseñados para perdurar en
el tiempo. Los sistemas de irrigación aparecen primero en el valle de Tehuacán, Puebla,
hacia el año 700 a. C.; unos cien años más tarde, en la cuenca lacustre de México; y por el
año 400 a. C., en los Valles Centrales de Oaxaca. De modo paralelo a la modernización
tecnológica de la agricultura, las especies cultivables asociadas a éste período aumentaron
en repertorio.
De hecho, en esta época, es posible observar que las élites regionales mantenían relaciones
entre sí. La base de ellas era el comercio, pero desde luego que éste estaba acompañado de
cierta actividad militar. En el estado actual de conocimiento de las sociedades
mesoamericanas, no resulta fácil dar una respuesta adecuada al papel de los militares en las
sociedades del Preclásico Medio. Sin embargo, como lo indican numerosos monumentos en
Monte Albán, en las Tierras Bajas mayas y el área nuclear olmeca, es seguro que por lo
menos estas tres regiones testificaron el expansionismo zapoteca, maya y olmeca.
Por otro lado, el proceso de urbanización incipiente en que se vieron inmersos algunas
aldeas de Mesoamérica al ocaso del Preclásico Temprano, toma en esta fase sus
características más claras. Las aldeas se convierten en ciudades, que repiten claramente la
segmentación de la vida social en los tipos de construcciones (los de la élite suelen ser más
suntuosos y duraderos que las viviendas populares). Las ciudades mesoamericanas fueron
construidas con base en un plan concienzudo, que convirtió a los centros ceremoniales de
esta etapa en verdaderos observatorios astronómicos. Los ejes principales están
relacionados con puntos notables de observación astronómica que permitían a los
sacerdotes predecir llevar una contabilización del tiempo. Sobresalen, como modelos
urbanos de la época, las ciudades de La Venta, en Tabasco, y San José Mogote en Oaxaca.
Durante este periodo tiene lugar el desarrollo de la cultura olmeca, que resume todos los
desarrollos culturales de los mesoamericanos de aquel tiempo. De esta cultura son los
primeros indicios de escritura y del uso de calendario. Debieron tener una estructura social
muy compleja que les permitió desarrollar su escultura y arquitectura monumentales. Los
principales sitios de esta cultura son La Venta, Tres Zapotes y San Lorenzo, ubicados en la
llanura costera del Golfo de México. Estos sitios corresponden a la llamada área nuclear
olmeca.
Sin embargo, se han encontrado objetos relacionados con esta cultura en diversos sitios de
Mesoamérica, sin que se hayan clarificado hasta el momento las razones de estos hallazgos
en lugares tan lejanos como Tibias (Costa Rica) y Tantoc (San Luis Potosí). Los hallazgos
de objetos olmecas fuera del área nuclear son particularmente numerosos en las regiones
del Centro y Guerrero. En la primera, son emblemáticos sitios como Tlatilco (estado de
México), Chalcatzingo (Morelos) y Las Bocas (Puebla). Éste último es conocido porque
durante la década de los setenta aparecieron en el mercado de arte precolombino numerosas
figurillas, que supuestamente provenían del lugar, mismas que, después se supo, realmente
tenían un origen incierto. Sin embargo, excavaciones realizadas en la década de 1990
revelaron la verdadera importancia de "Las Bocas" como una de las pocas aldeas de que se
conserven restos en la actualidad.
Más problemática es la relación entre los olmecas y la región de Guerrero. Aquí se han
encontrado por lo menos dos asentamientos que muestran indicios de ocupación humana —
como Teopantecuanitlán y Oxtotitlán—, y otros varios donde aparecen muestras de la
presencia olmeca, que podrían remitir a que, sitios como las Grutas de Juxtlahuaca hayan
tenido una importancia ceremonial para los portadores de la cultura olmeca. Por otra parte,
se presume que las relaciones de estos grupos con las áreas oaxaqueña y Maya contribuyó
con el desarrollo cultural en esas regiones de las culturas zapoteca y maya.
Los hallazgos arqueológicos en la zona del istmo de Tehuantepec han permitido determinar
que en aquélla región tuvo lugar un desarrollo temprano de la cerámica. La principal
característica de la cerámica de esta región (datada entre el lejano 1800 y 1350 a. C.), es
que a diferencia de sus contemporáneas del valle de Tehuacán y la costa de Guerrero, la
cerámica de Barra, Locona y Ocós alcanza grandes alturas artísticas. Esto ha hecho suponer
que los portadores del complejo mixe-zoque debieron haber mantenido contactos con los
pueblos de Ecuador. La Tradición del Istmo habría penetrado desde el territorio
Guatemalateco a la costa del Golfo, donde, en la confluencia de las culturas zapoteca,
mixe-zoque y protomaya, habría florecido. Durante el período Preclásico Medio, la Gran
Tradición del Istmo se extendió por la costa del Pacífico desde Tehuantepec hasta El
Salvador. La cerámica de La Blanca en Guatemala es con mucho la más fina del Preclásico
temprano y antecede por unos 600 años a la Olmeca más temprana, a la cual Michael Coe,
curador emérito del Museo Peabody de Harvard, llama una versión de campo de la mucho
más sofisticada Cerámica de La Blanca, por otra parte las esculturas munumentales de la
Cultura Monte Alto en el Pacífico de Guatemala, también anteceden por mucho a la
Olmeca.[1]
[editar] Capacha
Hacia el final del Preclásico había comenzado la planificación de las ciudades que llegarían
a ser embemáticas de Mesoamérica, como Monte Albán y Teotihuacan.
[editar] Bibliografía
• Ramírez, Felipe (1996). "Temamatla: Una visión del horizonte Formativo desde la
Cuenca de México"/Tesis de Licenciatura/Escuela Nacional de Antropología e
Historia/INAH-SEP/México.
• Ramírez, Felipe, Lorena Gámez y Fernán González (2000). La cerámica de
Temamatla/IIA-UNAM/México.
• Serra Puche, Mari Carmen y Felipe Ramírez (2001). "Temamatla, un sitio del
horizonte formativo en el sureste de la Cuenca de México"/Revista Expresión
Antropológica/No. 12/mayo-agosto/Centro Cultural Mexiquense/Toluca, Edo. de
Méx./México.
[editar] Referencias
1. ↑ Orígenes de Los Olmecas en el Pacífico Sur de Mesoamérica.
Obtenido de «http://es.wikipedia.org/wiki/Per%C3%ADodo_Precl
%C3%A1sico_mesoamericano»
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Además de sus avanzados sistemas políticos y sociales, entre los logros más importantes de
los mayas están un calendario infinitamente más preciso que el gregoriano, que actualmente
usamos; en el caso de las ciencias exactas, también es importante la invención del "cero" en
su sistema matemático y el desarrollo de la astronomía y la astrología al desarrollar tablas en
las que se precisan los movimientos del sol, la luna y las estrellas. En las artes, los mayas
fueron creativos y lograron una técnica depurada en escultura, pintura, cerámica y otras
artes. Las fachadas esculpidas de sus templos y palacios rivalizan con las de la antigua
Grecia y Roma. Los artefactos de jade, cerámica policromado y tallado en hueso
encontrados en las ruinas del área son un elocuente testimonio de sus habilidades.