Reproduccion Peces
Reproduccion Peces
Reproduccion Peces
Algunas especies de peces se reproducen dos o más veces al año. En general, esas
especies se preocupan mucho por sus crías, asegurando así su supervivencia a pesar
de los numerosos peligros que las circundan.
Entre los peces cultivados, la tilapia es uno de los que desovan a lo largo de todo el
año, creando, como es natural, problemas a los piscicultores. El desarrollo de las
gónadas, en esos peces, sigue un ritmo propio, en el que apenas influyen la
alimentación y la temperatura. El desove comienza cuando los huevos maduran y tan
pronto como la hembra encuentra un macho.
Los desovadores estacionales se propagan sólo durante una estación del año, pero
pueden desovar más de una vez en esa estación, como sucede con la carpa común
cuando vive en libertad. El desarrollo de las gónadas de los desovadores estacionales
procede sólo hasta una cierta fase y luego las gónadas quedan en reposo hasta que
las condiciones ambientales sean favorables. Esa fase de reposo puede durar varios
meses. La llegada de la estación adecuada reactiva el desarrollo de las gónadas y se
llega así a la propagación. La fase final de desarrollo del huevo, una vez iniciada, no
puede detenerse ni invertirse. Si las modificaciones del medio ambiente no son
suficientes para activar la fase final de desarrollo del huevo, prosigue la fase de reposo
hasta que uno de los factores ambientales (por ejemplo, el oxígeno o la temperatura)
cambia a peor, momento en el cual comienza la reabsorción de los huevos. Durante
ese año el pez ya no tendrá posibilidades de desovar.
La mayoría de los peces de agua dulce desovan en primavera, mientras otros lo hacen
durante la crecida de las aguas en ríos y lagos. Los peces tropicales y subtropicales
desovan durante la estación de las lluvias, cuando las crías tienen mejores
posibilidades de sobrevivir en las aguas turbias y de curso rápido.
Lugar de propagación
Los peces de agua dulce desovan en tres tipos diferentes de hábitat: 1) aguas
estancadas, 2) aguas de crecida y 3) terrenos inundados. Dentro de esos tres tipos de
medio hay muchas zonas de desove claramente distinguibles, que las distintas
especies de peces escogen según sus hábitos de puesta (Figura 2).
Desove en aguas estancadas. Los lugares que los peces eligen para la puesta en
aguas estancadas son a menudo diferentes según la especie. Las que ponen huevos
adherentes, como los ciprínidos europeos y el lucio, esparcen sus huevos sobre
malezas sumergidas, piedras o gravilla. El esciénido Plagioscion squamosissimus
pone los huevos entre dos aguas, donde prosiguen su desarrollo. Algunos peces,
como el lucioperca, el siluro, el bagre de canal, etc., ponen los huevos juntos,
formando una masa o en una especie de nido. Hay también peces que desovan en
hoyos y hendiduras (por ejemplo, Plecostomus).
Los peces que desovan en nidos recogen distintos materiales (raíces tupidas de
plantas acuáticas o árboles, piedras, etc.), los limpian de cieno y de eventuales restos
y construyen con ellos sus nidos. Algunos lo hacen recogiendo materiales trozo a trozo
(por ejemplo, algunas especies de Tilapia, el gurami gigante, etc.), mientras otros
(como Trichogaster, Hoplosternum spp. del Lejano Oriente y de América del Sur)
hacen nidos de espuma (nidos de burbujas). La incubación oral es una forma muy
eficaz de cuidados paternales, que se encuentran en Tilapia.
En general, entre los peces tropicales y subtropicales que desovan en estanques son
muy pocos los que abandonan los huevos a merced de la naturaleza. La mayoría de
ellos cuidan activamente de la cría, vigilando, defendiendo y aireando los huevos y las
larvas. Algunos vigilan incluso a los alevines.
Muchos de los peces cultivados son por naturaleza desovadores fluviales, aunque
crezcan bien en aguas estancadas. Cuando el río empieza a crecer se desplazan
aguas arriba, en grupos o por parejas, y desovan cuando las condiciones son
adecuadas para ello. Algunos ponen los huevos en objetos que se encuentran sobre el
lecho del río, como raíces, ramas u hojas de árboles, piedras, gravilla, etc., donde la
turbidez del agua impide que los depredadores los descubran.
Entre los desovadores fluviales ya cultivados o que podrían cultivarse y que ponen
huevos no adherentes, flotantes o semiflotantes, cabe mencionar las principales
carpas chinas, Barbus spp., Pangasius spp., y algunos miembros de las familias
Characidae, Anostomidae y Prochilodontidae. Este sistema de puesta es muy común
entre los peces de ríos tropicales y subtropicales.
Desove en zonas recién inundadas. Los campos recién anegados constituyen un lugar
ideal para el desove y para el crecimiento de los pececillos. Están casi exentos de
enemigos, porque la crecida del agua acaba con la fauna terrestre y no ha habido
tiempo suficiente para que se desarrolle la fauna acuática (depredadores). El agua es
de ordinario templada y rica en oxígeno, factores ambos que favorecen el rápido
desarrollo de los huevos y las larvas. Sobre los restos de plantas terrestres en
descomposición prolifera una rica flora y fauna microscópica, que ofrece alimento
abundante a los alevines y jaramugos. Los peces que desovan en este tipo de hábitat
ponen en general huevos adherentes y sus larvas suelen colgarse de objetos que
encuentran en el agua.
Entre los peces que se reproducen en terrenos recién inundados destacan la carpa
común y otros ciprínidos europeos, Ictiobus spp. de América del Norte y las principales
carpas indias.
Cuidado de la cría
Los cuidados paternales constituyen, entre los peces, una adaptación muy importante
para asegurar la supervivencia de la cría. Los progenitores cuidan de su descendencia
durante las fases más críticas de su ciclo vital, cuando está indefensa y es muy
sensible.
En sentido general, casi todos los peces cuidan de sus crías de una forma u otra, bien
sea activa o pasivamente.
Cuidado activo de la cría. En las especies que cuidan activamente de sus crías, uno
de los progenitores, o ambos, cuida y defiende los huevos y las larvas e incluso, a
veces, los alevines. Dichos cuidados comprenden la elección y preparación de un
lugar adecuado para depositar los huevos, la selección de un buen sustrato al que los
huevos puedan adherirse, la recogida de materiales para construir un nido y la
preparación misma de éste (Figura 3).
Los peces denominados “limpiadores de nidos” son los que tienen nidos más
primitivos: en general se trata de raíces tupidas de plantas, que los peces limpian
cuidadosamente. No recogen materiales para el nido ni lo construyen. En cambio, los
“constructores de nidos” recogen guijarros, hojas, raíces, etc., para construirlos (por
ejemplo, el gurami gigante). Algunos guramis preparan sus nidos aglutinando los
materiales recogidos con una sustancia espumosa adhesiva. Los “constructores de
nidos de burbujas” hacen sus nidos con espuma de mal sabor, que protege los
huevos, escondidos en medio de ella (por ejemplo: Trichogaster spp.). Están luego los
cíclidos que incuban en la boca (Tilapia leucosticta, T. galilea, T. macrochir, T. nilotica,
T. variabilis, T. macrocephala, Haplochromis spp., Astatoreochromis alluandi,
Serranochromis spp., Petenia spp., etc.). Estos peces recogen los huevos con la boca
y los conservan en ella hasta que hacen eclosión. Entre las tilapias, es la hembra la
que incuba los huevos en el caso de T. leucosticta, T. macrochir, T. nilotica y T.
variabilis, el macho en el caso de T. macrocephala, y ambos sexos en el caso de T.
galilea. El pez perlado pega sus huevos en la parte inferior de un objeto sumergido,
donde son fertilizados y permanecen hasta la eclosión. Las larvas recién nacidas son
trasladadas a hoyos poco profundos excavados por el macho, que las pasa de un
hoyo a otro al menos una vez al día. Luego es la hembra la que se encarga de cuidar
los alevines. Las tilapias que no incuban en la boca (T. zillii, T. melanopleura y T.
sparmanii) depositan los huevos en piedras u otros sustratos y cuidan celosamente los
huevos y las larvas.
Por lo que respecta a la relación entre los cuidados paternales y el número de huevos
producido pueden sacarse, en general, las conclusiones siguientes:
i. los peces que cuidan pasivamente de la cría producen muchos más huevos
que los que cuidan de ella activamente;
ii. los peces que cuidan activamente de la cría producen muchos menos huevos
que los que no cuidan de ella, y
iii. los peces que abandonan los huevos después de la puesta producen más
huevos que los que no los abandonan.
Por esas razones, estos peces (tilapias y otros) no se han tenido en cuenta en el
presente manual.
Figura 1 Adaptación para la supervivencia de la especie: Reproducción
A) Aguas estancadas
B) Ríos
C) Zonas recién inundadas
Estadio I: Las células huevo primitivas (oogonios) son muy pequeñas, apenas mayores
que las demás células (8–12 micras). Se multiplican por mitosis.
Estadio II: Las células huevo crecen hasta unas 12–20 micras y alrededor de cada una
de ellas empieza a formarse un folículo. El folículo, cuya función es alimentar y
proteger al huevo durante su desarrollo, se convierte en último término en una capa
doble de células.
Estadio III: Durante esta fase, la célula huevo aumenta considerablemente de tamaño,
llegando a 40–200 micras, y queda encerrada en el folículo.
Estadio IV: Durante esta fase comienza la producción y acumulación de vitelo, proceso
conocido con el nombre de vitelogénesis. El huevo sigue creciendo hasta llegar a 200–
350 micras y acumula en su protoplasma gotas de sustancias lipoides.
Estadio VI: Es la tercera parte de la vitelogénesis, durante la cual las placas de vitelo
empujan las gotas lipoides hacia los bordes de la célula, donde empiezan a formarse
dos anillos. Los nucléolos, que intervienen en la síntesis de la proteína y en la
acumulación de nutrientes, pueden verse adheridos a la membrana del núcleo. El
tamaño del huevo es de 600–900 micras.
Los estadios IV, V, VI y VII son los estadios de vitelogénesis, durante los cuales se
sintetiza el vitelo y se acumula en la célula huevo. El huevo está ya materialmente
listo. Para llegar a esta fase de desarrollo, los peces hembra necesitan una dieta rica
en proteínas y temperaturas favorables.
Al terminar el estadio VII el huevo puede permanecer inmutado por varios meses: es el
llamado estadio “de reposo” o “de latencia”.
Los huevos fertilizados de los peces pueden ser de distintos tipos. A efectos prácticos,
sin embargo, pueden distinguirse dos categorías principales: libres y adherentes
(Figura 8).
Huevos libres
Los huevos libres pueden dividirse en los cuatro tipos siguientes, según su peso
específico:
El peso específico de los huevos depende del volumen del espacio perivitelino y del
peso específico de la masa central. Esta última puede ser pesada, si no tiene gotitas o
glóbulos de aceite, o ligera, si tiene una o más.
Huevos adherentes
La membrana de estos huevos está recubierta de una capa adhesiva que se activa
cuando el huevo entra en contacto con el agua y hace que los huevos se adhieran a
algún objeto o se aglutinen entre sí. Pueden distinguirse dos tipos de adherencia:
La adhesividad es a veces muy fuerte y los huevos sufren daños si se les arranca de
su sustrato. Otras veces es muy ligera y es fácil separar los huevos. Entre ambos
extremos se encuentran varios tipos intermedios.
Los huevos de los peces varían también en tamaño. Los factores que determinan el
tamaño del huevo son: las dimensiones de la masa central, el espesor de la
membrana o cubierta y las dimensiones del espacio perivitelino. Los dos primeros
determinan el tamaño del huevo “seco” (es decir, antes de que entre en contacto con
el agua), mientras el tercero determina el tamaño de los huevos henchidos de agua.
En la sección que trata de los trabajos prácticos de piscifactura se darán más detalles
sobre los procesos de fertilización, dilatación, desarrollo del germen y del embrión,
eclosión, desarrollo de las larvas, desarrollo de los alevines, etc.
Figura 4 Esquema general del desarrollo de los productos sexuales de los peces
Figura 5 Condiciones ambientales y maduración de los huevos de peces
Figura 6 Desarrollo de los huevos
Figura 7 Proceso natural de desove
A) Huevos libres
Gotita de aceite