El Fractal-Caleidoscopio
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Las nubes no son esferas, las montaas no son conos, las costas no son crculos, y las cortezas de los rboles no son lisas, ni los relmpagos viajan en lnea recta. Benot B. Mandelbrot; Introduccin a la Geometra Fractal de la Naturaleza, 2002.
Escrito bajo este seudnimo por el Lic. Luis Gerardo Hernndez Hernndez. Aunque existen estudios autoritativos que demarcan tales conjeturas como a suposiciones desacertadas que no se pueden por lo pronto verificar cientficamente, ver al respecto: http://www.nasa.gov/topics/earth/features/2012.html
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contrario, nos alimentamos voraz y tumultuosamente de las mltiples arquetas dilatadas de datos electrnicos fcilmente asequibles a la total periferia. En este tiempo figuradamente decisivo, podemos decir naturalmente, regresa espontnea la pregunta que interroga por el sentido del ser 3 para usar palabras de Heidegger (Ser y Tiempo, 1927) y se convoca, por medio de una nueva edicin de este certamen, a la emergencia de una reflexin lozana acerca de la Libertad. Al comenzar la justificacin, estructura y pesquisa de las palabras apropiadas a la emisin de este mensaje, exploramos la arena de los variados discursos antiguos y modernos sobre el tema; a autores clsicos y contemporneos, pensadores de diversas escuelas y disciplinas tericas, muchos de ellos consolidadamente reconocidos, otros olvidados y aun algunos desacreditados o superados, pero que siempre contribuyeron en algo con sus razonamientos a la integracin de esta perspectiva. Anhelamos que ella refleje el fulgor original que presumimos la Libertad reclama a la reflexin sobre s. Como profesin de fe, podemos hablar de un genuino llamado vocacional: la legtima sincrona entre la misin institucional de un grupo de emprendedores visionarios y una antigua inclinacin ideolgica que se acoplaron lmpida y llanamente en la intencin de promover y difundir la Libertad, al analizarle y ejercerle, haciendo expreso el propio pensamiento a travs del vlido recurso del libre ensayo. Sobre el estilo y doctrina a adoptar, debemos reconocer que en cierto momento, nos tent la idea de aclimatar nuestro discurso a los populares argumentos sociopoltico-contemporneos que, florecientes, han extendido un amplio dominio en nuestras esferas de reflexin sobre el tema, planteando planes y mtodos para mejorar y fomentar; casi podramos decir eficientar, las condiciones en que los gobiernos e instituciones pblicas y polticas establecen los marcos jurdicos de actuacin de sus ciudadanos, en arreglo a enfoques pretendidamente liberal-democrticos, pero en esquemas partidistas ensimismados y avariciosos. Por ms que hubisemos deseado encauzar nuestros afanes al desarrollo de lo que podramos llamar la argumentacin propia de una ingeniera social, nos incomodaba la intuicin de incurrir en la elaboracin de slo bellas utopas al encontrarnos de facto alejados del medio que presumiramos el mbito pertinente al impulso de tales ideas: los congresos de gobierno, en donde tal vez se recibiran con simples gestos de avenencia farisaica.
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ntimamente, tambin debemos confesar, llegamos a lamentar que casi todo lo que se nos presenta en estos das como discursos de Libertad, se halle llanamente transformado en anlisis y comentarios de tinte poltico. Proponemos que la consideracin de este valor humanista abarca un mbito mucho, mucho ms amplio que la mera legislacin. Vern que la Libertad nos parece a la vez una categora universal, que se puede temporalmente contener a la forma en que el caudal se reprime con la presa, pero que, cuando encuentra las condiciones naturales que trastornan sus disposiciones a proporciones de tempestad, suscita efectos que exponen la potencia de una fuerza incontrolable: Un sentimiento slo puede ser fuente de energa si el mismo constituye la expresin de una intensa necesidad (Sigmund Freud; El malestar en la cultura, 1929), cual ha sido demostrado por eventos revolucionarios registrados histricamente en distintos puntos del orbe incluso en recientes fechas. Por nuestra parte, resolvimos la adopcin de una intencin ms allegada, pertinente a la condicin de sujetos cosmopolitas que, sin pertenecer a la cpula poltica, ni acaso a airadas filas revolucionarias, presumimos le experimentamos efectivamente en trminos diferentes a los del puro discurso legislativo o cualquier presunto ejercicio militar. La naturaleza del debate actual nos advierte sobre el probable reproche que se podra ejercer sobre esta postura en trminos de la concepcin antropolgico-aristotlica del hombre como animal poltico, y aun la posibilidad del retorno de la crtica que Marx ejerciera sobre la Filosofa en las tesis de Feuerbach al declarar que: Los filsofos no han hecho mas que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo (1888)4. Contestamos con Chtelet que influir en el Hombre, como la Filosofa lo ha hecho a lo largo de la historia desde sus mismos orgenes, es influir eficientemente en el mundo, pues es en aqul sobre quien reposa el poder transformador de la cultura a partir de sus actos y conocimientos; y que, al atestiguar una fijacin temtica generalizada, afincada en lo poltico, resulta pertinente desarrollar la sensibilidad clara y distinta que nos permita ejercer una actitud crtica para tambin superar la sujecin inexcusable a tal enfoque, pues la Libertad buscar siempre la emergencia de nuevos horizontes conceptuales y no su anquilosamiento unvoco a tendencia perspectiva alguna.
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Y bien, creo que ha dicho una tontera. Los filsofos han transformado el mundo. Lo han querido y lo han conseguido. No directamente, por cierto, sino porque sus ideas han influido sobre las lites y sobre las masas. Las ideas filosficas se han incorporado en lo real. De lo cual deriva el inters por saber cmo el proyecto filosfico ha nacido y se ha consolidado. Franois Chtelet; Una historia de la Razn, 1992.
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En un tiempo en el que se ha puesto en tela de juicio la utilidad de la Filosofa para la educacin, al punto de considerar su desaparicin de los estudios bachilleres en nuestro pas, y de que incluso se generase un mbito de incertidumbre respecto de su relevancia pragmtica al casi referirse un ocaso del pensamiento filosfico en funcin a una extendida orientacin tcnico-mercantilista (que advierte la intencin de enajenar individualidades a definiciones autmatas encaminadas al mero consumismo), definimos allegarnos del discurso filosfico y de acompaarnos de algunos de los ms destacados representantes de la Tradicin Filosfica de Occidente, as como de algunos de los ms prominentes cientficos de nuestra era, no para adjudicarnos sus glorias a la forma de quienes se denunciara, son enanos sobre los hombros de gigantes (Bernardo de Chartres; Metalogicon de 1159 III, 4), sino para proclamar con ellos la relevancia que sta tiene como potencia crticoconstructivista, declarndola disciplina intelectiva soberana de aplicaciones ecumnicas notables al mbito humanista. No desentendemos que an pueda ocurrir que, para algunos, la pretensin latina de llevar a cabo este propsito parezca impertinente, concediendo tal autoridad tan slo acaso a antiguas y prestigiadas escuelas europeas, resultando impropia la asuncin de una tarea imposible para nuestra raza, en opinin de quienes pecaren de creer con el mismo Heidegger que slo se puede filosofar en griego o alemn (Ver al respecto, Kenichi Mishima; El alemn como dialecto filosfico y Alberto Hidalgo Tun en Crtica al pensamiento de Heidegger desde el Materialismo Gnoseolgico) y que el espaol no brinda las herramientas conceptuales para llevar a cabo tal faena. Slo nos queda al respecto afirmar que la necesidad de ejercer un pensamiento analtico y proactivo sobre la realidad, constituye un derecho universal de todo hombre con capacidades reflexivas, y que, al igual que est ocurriendo en el mundo natural, dado los cambios climticos y de asentamiento polar y econmico, los centros de influencia y relevancia del entorno global se hallan en tal radical e insegura disposicin, que todos tenemos que tratar, con aquello con lo que contemos, de realizar nuestro mejor y mximo esfuerzo (sobre todo en el mbito intelectual y en Amrica Latina proponemos nosotros). Declaramos en este momento que a lo largo de nuestra exposicin nos daremos a la tarea de fundamentar en extensin rplicas a los argumentos adversos sobre nuestra disciplina, raza y postura.
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A la vez deseamos declarar que nuestro acercamiento a la Libertad guarda una disposicin distinta de la que hemos atestiguado en la mayora de los pensadores de este tiempo en an un muy particular sentido. Encontramos que mientras mucho se adoctrina en lo que debera ser, se ha perdido el enfoque en lo que en realidad es. Parcenos que entonces, procurando hablar de Libertad, el discurso gravita entre lo que falta, lo pendiente, lo que hemos perdido; lo imperfecta, insegura y desvalida que sta se halla. Creemos que al referirnos a la Libertad es menester bien poder reconocerle, apreciarle, ejercerle y promoverle en trminos renovados e inspiradores, procurando superar nuestras relativas reservas y temores, y no slo denunciar lo que tentativamente resulta obstaculizarle. A la Libertad, pues, proponemos nosotros; hay tambin, en su determinante ejercicio, que celebrarle. Es tal vez de esperarse que esta orientacin plante en algunas sensibilidades la inapropiada idea de que nos adentramos en un mbito idealista, escabroso, fantstico y que no tendra nada que proponer al mbito social contemporneo al no referirse por entero a los temas de preocupacin inminentes que nos aquejan en estos das de apocalpticos horizontes. A quienes as nos malinterpreten habr que cortsmente anunciarles dos cosas: Primero, que el presente empeo se orienta hacia una efectiva exposicin de lo que la Libertad es, y no de los inconvenientes que la limitan, al modo en que quien va conduciendo en carretera pone atencin a los sealamientos que le llevarn a su destino, y no en los que van en contrario sentido, pues, si bien es cierto que se dan miradas de condiciones socavantes e inconvenientes a la conquista de nuestros deseados objetivos y caros sueos, nuestro empeo estar orientado hacia la inteleccin y participacin de su mpetu, ms que a la denuncia de cualquier supuesto impedimento o desarrollo de ingeniera utpica, es decir, no al estudio de lo que resulte imposible o relativamente le obstruya. Y segunda, que el mbito de la esencial Libertad nos parece ligado al ejercicio formal de una potestad subjetiva fundamentada en la conveniente valoracin, y por sobre todo en la experiencia constatadamente intelectiva y sensible de su eficacia. A quin insistiere en imprimir sobre esta reflexin el estigma de idealidad banal precisamente por mor de su cualidad subjetiva, al amigo que invoca que poltica es requisito primario a Libertad, le tendremos que reconvenir que ella tom en un punto partido por la poltica y slo a posteriori fue posible se planteara lo contrario, pues Libertad fue menester ejercerse incluso en el estado natural, con todo y los peligros que ello signific, y se reafirma en
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mbitos tan ntimos como el pensar y sentir del Hombre que estn originariamente fuera de cualquier marco poltico o jurisprudencial, adems de que cualquier movimiento o propuesta poltica surge de la reflexin genuina del individuo y grupos de hombres libres que se atreven a poner en prctica sus ideales y valores rumbo a la consecucin de sus intereses (de la categora que stos fueren). No, nuestra propuesta no plantea utopas ni reclama salvaguardas, no evoca lderes o mesas extraviados, no se lamenta de parajes desrticos o viejos tiempos de bonanza que nostlgicos aoremos. Ni siquiera pretenderamos criticar deconstructivamente sino slo en la medida en que ello es necesario para aliviar al criterio del peso terico de esa fijacin por lo ministerial. Convocamos a reconocer que nunca fue al Hombre absolutamente imprescindible contar con un marco social, o entorno poltico ideal para ejercer su potestad libertaria, sino bien al contrario, curiosa e inquietantemente, aun en las condiciones ms adversas y dismiles, en que le fue necesario agudizar consciencia, sentidos y nimo, el clamor por la Libertad del Hombre ha surgido incluso en medio de cadenas, entre sangre, sudor y lgrimas, y a pecho abierto, de entre aquellos que han consentido en efectivamente entregar su vida en pos de sus ideales: ideales virtudes, ideales valores, aquellos hroes idealistas que se cuentan por millares en la historia universal y en nuestra Raza. Sin embargo, y tal vez curiosamente para algunos, el tono de nuestro discurso tampoco se afianza en potica, pica, historia o literatura, sino que elaborar la exposicin de la Libertad en trminos ontolgicos, es decir, con el propsito de desarrollar la representacin que le es fundamentalmente propia a la disciplina filosfica: en atencin a la para algunos megalmana pretensin de exponer discursivamente la esencia de la Libertad, con la intencin de ni siquiera acaso capturarle conceptualmente, lo cual sera contrario a la exposicin fiel de su verdadera naturaleza, sino de intuitivamente insinuarle en beneficio de nuestra propia sensibilidad, con el final propsito de regresar a nuestra cotidianidad en posesin de un sentido emancipante de Libertad; su certeza y alienacin como potencia ntima y conveniente a la consecucin de los proyectos de vida que como individuos, nacin, regin y humanidad, nos tenemos pendientes para con nosotros mismos. La intencin que abrigamos al compartir esta postura nos lleva a realizar un ejercicio de integracin especulativa que, en el breve espacio que tenemos disponible, brinde de s una perspectiva
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tan cabal y edificante como lo plantea su naturaleza: un eidos () de vastedad tal vez
inauguralmente insospechada. Incurriremos en la representacin fenomenolgica de la Libertad en el mbito a que tal vez ms pertinentemente corresponda: al del Espritu y la forma filosfica de su expresarle como discurso. La Filosofa har, como todas las dems disciplinas alternativas del conocer, uso de su libertad para defender su derecho a existir 5 en un mundo que presume no necesitarle, que asume desde el advenimiento del sper-hombre tcnico-mercantilista que no hay ya ms necesidad de dios alguno y en donde lo extico, exuberante y caprichoso resulta ser que cada quien puede cmoda y satisfactoriamente establecerse en su pretensin de estar en lo cierto lo cual bien puede, por otra parte, y de manera cientficamente postulable, ser verdad, pero en que tambin el pesimismo existencialista y la falta de sentido nos condenan a un negativismo y a un agotamiento patente en muchos rasgos de nuestro ser, pensar, sentir y actuar, en mltiples estratos de la poblacin global, con lo cual se evidencia la inminente necesidad de emplear la facultad del raciocinio y el pensamiento crtico en la resolucin de los patentes problemas que como humanidad confrontamos. ste nos parece precisamente el tiempo propicio para el retorno, el eterno retorno de la necesidad del Hombre por reencontrar y reelaborar su sentido, pues ste tiende a envilecerse, envanecerse y caducar con el descuido del anlisis de los principios. Un curioso tiempo en que el relativismo protagrico se asoma divertido, coqueteando con un mundo que habiendo superado historiogrficamente las imposiciones tericas, demostradamente tericas, de un dogmatismo gnoseolgico impositivo, religiosista e intempestivo que no tuvo modo de conceder con el homo mensura que: El Hombre es la medida de todas las cosas, de las que son en cuanto que son, de las que no son en cuanto que no son. (Protgoras en Digenes Laercio; IX, 1) le evidencia superado, cual si el poder del dogma y la imposicin idetica hubiesen podido nunca sofocar del todo la emergencia de estas realidades alternativas, demostrndonos testigos de un multiculturalismo pleno y floreciente. Vemos la manera en que actualmente podemos hablar categricamente de una proyeccin eficiente del pensamiento, incluso tan slo en la forma de procesos informticos y de datos
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Ver http://www.ofmx.com.mx/defensa/
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electrnicos, y dado esto, de la emergencia de un pluralismo ideolgico que, sin ser algo nuevo en la historia, establece sus mbitos reales y reclama la potestad de ser as, por s y para s, como el ser humano lo decida, al estilo de lo expuesto en el Renacimiento por Pico della Mirandola en su Discurso sobre la dignidad del Hombre en las 900 Tesis (1486)6. Para quienes, en funcin a esta libre autodeterminacin, tienden a considerar a la Filosofa como a disciplina abolida por la ciencia, el arte, la poltica o las tecnologas, les tendremos que decir que ella enajena con toda la autoridad que le confiere su carcter humanista, es decir, ntimo, subjetivo, anterior y trascendental en sentido kantiano, las potencias de todos los dems mbitos y expresiones de la cultura con su poder reflexivo: al tiempo que la ciencia informa a la Filosofa, sta inspira a la ciencia brindndole continuamente metforas y perspectivas tiles a la comprensin fenomenolgica de sus frmulas e hiptesis, y revaluando el impacto de sus pesquisas en la sensibilidad y devenir humanos. Al tiempo que los tiempos corren, a esta vertiginosa y obcecada velocidad con que avanzan los descubrimientos y las tcnicas, la Filosofa se actualiza a su vez a s misma, aprovechando la sinergia de la integracin de todos los otros mbitos del conocer humano: lo histrico, lo tcnico, lo poltico, lo artstico, lo social, lo religioso, lo cientfico, lo literario y todo lo dems . Esto en propiedad no ser de suyo extrao para quien con ella est familiarizado y, que aun considerando la rapidez de todo lo que acontece, entienda que la velocidad del pensamiento tericamente superior a la de la luz sigue siendo la nica medida ulterior con la cul el Hombre podr dar cuenta de lo que ocurre sobre la totalidad de su mundo, motivo por el cul se muestra de manera elemental que sta devendr siempre relevante y generosa para el individuo reflexivo que, al aadirla a su integrada coleccin de perspectivas, siendo por otra parte ella misma la perspectiva ms holista y todo-integradora que pueda pretender, adjudicar para s la visin de conjunto a que podramos llamar la filosofa verdaderamente propia de cada ser humano: Hermenutica integral de su existencia.
Cuando Dios termin la creacin del mundo, empieza a contemplar la posibilidad de crear al Hombre, cuya funcin ser meditar, admirar y amar la grandeza de la creacin de Dios. Pero Dios no encontraba un modelo para hacerlo. Por lo tanto se dirige al primer ejemplar de su criatura, y le dice: No te he dado una forma, ni una funcin especfica, a ti, Adn. Por tal motivo, tendrs la forma y funcin que desees. La naturaleza de las dems criaturas la he dado de acuerdo a mi deseo. Pero t no tendrs lmites. T definirs tus propias limitaciones de acuerdo con tu libre albedro. Te colocar en el centro del universo, de manera que te sea ms fcil dominar tus alrededores. No te he hecho mortal, ni inmortal; ni de la tierra, ni del cielo. De tal manera, que podrs transformarte a ti mismo en lo que desees. Podrs descender a la forma ms baja de existencia como si fueras una bestia o podrs, en cambio, renacer ms all del juicio de tu propia alma, entre los ms altos espritus, aquellos que son divinos.
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As pues, al haber realizado estas primeras observaciones sobre los motivos y mtodos de esta exposicin, comenzaremos la integracin del complejo que deseamos ofrecer. sta se llevar a cabo mediante un mtodo simple, estructuralmente dispuesto en una sistemtica gnoseolgica de mbitos entrelazados y que nos brindar una visin de conjunto a la que podramos llamar cuntica, en cuanto que exploraremos especulativamente los lmites relativos al micro y macro cosmos, incluyendo por supuesto en esto la visin comn del mundo humano. En esto desearamos se afianzara la originalidad de nuestro empeo, en la amplitud y alcance de esta perspectiva: la exposicin de la pluralidad innumerable y esencial de los caminos de la Libertad, y la fuerza de determinacin que su asuncin consciente brinda al individuo y que bien pudiere fungir como motor de los cambios que en el mundo anhelamos.
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Al referirnos a la Libertad, no podemos sino vernos abrumados por la pluralidad de encuadres y mbitos a que podemos atenernos en su anlisis. Le encontramos un carcter universal tal que podemos hablar de su injerencia relativa a la determinacin de los dominios de la existencia todos. Para el Hombre, la consideracin de las condiciones bajo las cuales se ejerce, traza y delimita, discurren en torno a lo familiar, las comunidades, lo laboral, las escuelas, lo comercial, los medios de comunicacin, lo actitudinal, las instituciones en general, lo regional, el pensamiento, el arte, y la forma de representarnos a nosotros mismos e incluso de sentir, y en fin a todo el complejo entramado a que llamamos mundo, llegando aun al inters de establecer acuerdos a su respecto en la creacin de organizaciones legislativas interestatales (como la ONU) para la definicin de sus alcances entre las naciones. Incluso se supone el arbitrio de condiciones metafsicas a su determinacin en el mbito de las religiones, dado que ellas establecen cdigos de conducta en que se definen los lmites apropiados a la actividad humana en funcin a los frutos que sus actos brindaran en trasmundos futuros, pareciendo pues que, si estuvisemos en condiciones de tener contacto pacfico con civilizaciones extraterrestres, seguramente tambin entrara a colacin la consideracin de los mbitos de libertad pertinentes a cada raza interplanetaria. No dejamos pues de ver, en este preciso entramado regulativo, un marco impositivo instaurado al ser humano en mltiples mbitos de su quehacer, que nos obliga a replantearnos: Es posible considerar libre al Hombre atendiendo las condiciones incluso fsicas que se imponen a l como determinaciones al ser? Parecera tentativamente loable aceptar con Rousseau que el Hombre ha nacido libre pero tiene cadenas por todas partes (El Contrato Social, 1762). Quien deseare adoptar para s una orientacin positiva respecto a la efectiva posibilidad de su libertad, al punto de declararle taxativamente entre el conglomerado de condiciones exteriormente impuestas, anteriormente expuestas, se enfrentar a una compleja paradoja. Cmo se puede ser libre con todas las imposiciones establecidas por el medio? Tratando de contestar esta pregunta habremos de proponer este planteamiento, que entrelazaremos a la sustantividad hipottica de experimentacin fsica formal de este tiempo, haciendo la afirmacin definitiva de esta posibilidad: que el Hombre es efectivamente libre, argumentndole por medio de una representacin conceptual, cientfica y dialctica por un lado, pero esttico-trascendental y anmico-espiritual en lo fundamental por otro, algo que
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podr ser comprobable por cada individuo, en cada mbito; en lo real, en lo fsico, por el pensamiento y en lo sensible, pues padeceramos frustracin al subsumirnos tan slo a la utopa. A los filsofos, como a los cientficos, nos gusta por lo menos pretender genuinamente que nos referimos a la verdad, por ms que esta pretensin para ambas disciplinas resulte en conclusiones siempre transitorias dada la modificacin constante del campo y su representacin, aun cuando, por otra parte, resulten efectivamente tiles en cada estadio histrico para los fines que provisionalmente emergen en los tiempos en que se patentizan. Respecto de la Libertad entonces, elaboraremos una argumentacin cientificista que nos ayudar a categorizar la determinacin de que el Hombre es efectivamente libre. Algo que deber ser demostrable en amplio margen, desde su cualidad elemental, concediendo con Marx que:
Lo que se puede probar en lo pequeo es aun ms fcil de mostrar cuando se toman las relaciones en dimensiones mayores, mientras que, por el contrario, las consideraciones demasiado generales, dejan subsistir la duda de si el resultado se confirmar en lo particular.
El mbito elemental al que hemos de afluir no ser tal, en funcin a una nica relacin, o a un solo caso, institucin o expediente de estudios como nos ha sido posible atestiguar se ha realizado en otras propuestas. Tampoco nos estaremos refiriendo, como se nos ha reprochado, a un enfoque subjetivista extremo de corte autista. El mbito ontolgico de consideracin que vamos a atajar va a ser elemental e individualista, mas no en funcin a la segmentacin de un hecho respecto de los dems, de un sujeto particular de entre todos, en un personalismo rampln o resultando en meras conjeturas personales, dado que la condicin a que nos abstraeremos deber patentizarse en lo universal, verificable en todos los hombres, en todas las razas, en todas las corrientes, en todas las ideas, en todos los
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mbitos y en todos los casos, por muy desmesurada que esta representacin pudiese aparecer inauguralmente al ideario de algunos 7: La coordinacin de la pauta extiende su regularidad al patrn integral. Al hablar del Hombre, nos referimos a todos los hombres y mujeres, a todas las sensibilidades dispersas y diversificadas pero unvocamente integradas por su posicin relativa respecto de los dems individuos, particular y absoluta en s, de sujetos sustentantes de la representacin, entendida en Schopenhauer, dado que todos y cada uno guardamos la posicin gnoseolgica primordial en el universo propio de nuestra experiencia de vida: la de testigos fundamentales de la misma. La manera en que despus, esta privativa experiencia se entrelaza a la de los dems individuos, as como su advertida interaccin, habr de ser explicitada y analizada, pero de manera a posteriori, pues con principios simples pero bien elaborados en lo singular, se puede mejor dar cuenta de complejos increblemente entramados en lo colectivo, como demostraremos despus. El Hombre ser presentado libre, no porque lo asuma, ejerza o aproveche universalmente, sino porque la Libertad es de facto una potencia de carcter existencial: Estamos condenados a ser libres (Existencialismo y Humanismo, Sartre; 1946). Qu hacemos con nuestra libertad constituir el estudio ya posterior de los efectos provocados por el poder causal que aqu deseamos por principio develar. Para este propsito pues, el ejercicio que habremos de llevar a cabo, as como sus aproximaciones primarias y esbozos procedimentales, no sern inicialmente algo indito en la propuesta metodolgica de la Filosofa. Nuestra integracin comenzar con la operacin arquetpica de una retrospectiva elemental de carcter cartesiano estando por ello, en esta odisea, bien acompaados por el creador del mtodo cientfico8 para guiarnos en una ntima reflexin, en este tiempo mejor informadamente llamada meditacin (Meditaciones Metafsicas; Descartes), que ser deconstructiva de los constitutivos gnoseolgicos que integran la propia experiencia. Nos retraeremos temporalmente al mbito ms propio y genuino desde el que podramos ejercer nuestra pesquisa por la Libertad, desde la propia ntima percepcin, desde nuestra consciencia ms elemental aun cuando difcil de ser representada para algunas sensibilidades en extremo objetivadas: la consciencia-de7
Declaraciones extraordinarias requieren pruebas extraordinarias. Stuart Hameroff; Ultimate Computing: Biomolecular Consciousness and Nanotechnology, 1987. Pero la persona que por vez primera, explicita y rigurosamente formul el concepto de leyes de la naturaleza tal como las entendemos fue Ren Descartes (15961650) Stephen Hawking; El Gran Diseo, 2010.
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nosotros-mismos, Ser-ah heideggeriano, en nuestra llana y cotidiana primaria individualidad. Esto tiene por propsito fijar nuestro enfoque en nosotros, por ahora slo en nosotros; no porque el Hombre no sea efectivamente un ser social, sino porque olvidndonos temporalmente de sus condicionamientos contextuales, vamos a tornar nuestra atencin al fundamento, al mbito elemental de nuestra propia experiencia, pues compartimos la nocin de que el respeto a la libertad personal es la manera ms eficaz para construir una sociedad ms prspera (7a convocatoria del certamen Caminos de la Libertad). Despus tendremos oportunidad de regresar a lo cotidiano, pero plenos de una nueva visin de nosotros mismos y de la real potencia de nuestra potestad libertaria.
Cerrar ahora los ojos, tapar los odos, apartar mis sentidos, destruir en mi pensamiento todas las imgenes aun de las cosas corporales, o, al menos, puesto que eso difcilmente puede conseguirse, las considerar vanas y falsas, y hablndome, observndome con atencin, intentar conocer y familiarizarme progresivamente conmigo mismo. Ren Descartes; Meditacin Metafsica Tercera, 1641.
Desde esta postura se erigirn preguntas que tendrn la intencin de confrontarnos con la realidad de nuestro propio estado, la cuestin girar ahora en torno a la definicin esencial de si nos consideramos nosotros mismos sin ms, efectivamente libres. Esta pregunta deber ser contestada en el confort de nuestra propia intimidad, en confesin cabal de nosotros a nosotros mismos. En este puro ejercicio gnoseolgico se realizar espontnea la operacin arquetpica de una esencial declinacin, una toma de postura privativa, definicin psicolgica personal, y muy fundamentalmente; una (libre) decisin tica 9: Soy libre?
Que pretenderamos define y establece al individuo en un estado o condicin anmica e intelectual que de manera primaria y elemental sustenta el marco general de actuacin desde el que podr o querr manifestarse en el mundo, pues, declararse libre es abrirse las puertas a la eleccin de entre mltiples posibilidades siempre presentes, y al cambio; mientras que negrnosla, significa cerrarse definitivamente a la posibilidad y conformarse pasivamente a lo dado y a lo impuesto. N. de A.
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An, incorporaremos aqu otra orientacin, aprovecharemos la disposicin que hemos alcanzado de reposar temporalmente en nosotros mismos para introducir un principio tambin cardinal, propondremos con fundamento en el criterio de valoracin supremo propuesto en el siglo III a. C., por un maestro de la filosofa griega: Epicuro de Samos, la relevancia superior que sobre el mero pensamiento guarda la sensibilidad en su combinacin con ste. Pues en tal particular sentido podemos con certeza apostar que la sensacin es fundamental para la completa integracin, ya no de un puro concepto del ser libre, sino de una experiencia personal afirmativa de libertad.
() toda razn pende de los sentidos, y la verdad de stos se confirma por la certidumbre de las sensaciones. Efectivamente, tanto subsiste en nosotros el ver y or, como el sentir dolor (o el experimentarnos libres o sometidos a alguna forma de limitacin o esclavitud N. de A.). As que las cosas inciertas se notan por los signos de las evidencias. Aun las operaciones del entendimiento dimanan todas de los sentidos, ya por incidencia, ya por analoga, ya por semejanza y ya por complicacin (717); contribuyendo tambin algo el raciocinio.
Cuando Descartes fraguara mediante el mtodo de la meditacin, uno de los principios fundamentales de la filosofa moderna que el propio pensamiento, y por lo tanto la propia existencia, es indudable, algo absolutamente cierto, y algo a partir de lo cual se pueden establecer nuevas certezas, se forjara el aforismo latino cogito ergo sum: pienso, luego existo (Discurso del Mtodo, 1637), idea que se constituira esencial en el racionalismo occidental hasta nuestros das. Propondramos aqu una verificable y conveniente reformulacin: Aun el mbito intelectual puede ser demostradamente superado como certeza y privativa orientacin existenciaria. Si la evidencia que Descartes encontr de su propio ser fue su pensar, dira entonces que al no pensar dejaba de ser? (Paradoja de Boixnet:
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Pienso, luego existo, mas cuando no pienso, no existo?) No. Aun en el mbito ms ntimo del sentir, se contina siendo, pues podemos simplemente estar, sin pensar o actuar, de manera acaso temporal, y seguir, al slo sentir, siendo, motivo por el cual el mero sentir se halla ms cerca del ser esencial objeto an de investigacin para filsofos y cientficos. El fundamento asociativo entre Ontologa, Fsica y Neurociencia Afectiva que propondremos aqu como criterio de valoracin ptimo de la propia experiencia adems de dominio supremo de la libertad humana, presentar as la forma de un sentio ergo sum: siento, luego existo (aun cuando en este momento no est pensando nada sino slo contemplando sensiblemente), solemnidad de la consciencia como perceptora integral del mbito propio, pero a la vez como posibilidad nica de representacin de la manifestacin toda.
El mundo es mi representacin: sta es la verdad vlida para cada ser que vive y conoce, aunque tan slo el Hombre pueda llegar a ella en la conciencia filosfica y abstracta, tal como lo hace realmente al asumir la reflexin filosfica. Entonces le resulta claro y cierto que no conoce sol o tierra algunos, sino que slo es un ojo lo que ve un sol, siempre una mano la que siente una tierra; que el mundo que le circunda slo existe como representacin, o sea, siempre en relacin a un otro que se lo representa y que es l mismo. Arthur Schopenhauer; El Mundo como Voluntad y Representacin, 1819.
La incursin de las mximas anteriores es relevante al tema de la Libertad como integracin historiogrfica de los fundamentos filosficos que sustentan nuestro planteamiento. De esta manera, en este movimiento primario, nos hemos desplazado gnoseolgicamente en cuatro sentidos: de la ponderacin del mundo a la consideracin de nuestra experiencia privativa de ste, de ella a nuestras ntimas consideraciones intelectivas, y de ah, a lo que sentimos. Cuando hablamos de Libertad, y con integridad le queremos definir, debemos considerar su fenmeno no slo como la emergencia de una objetivada y eficiente, aun cuando siempre a
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la vez limitada y dependiente capacidad de desplazamiento y accin, esto es, no slo en el sentido de poder hacer esto o lo otro, o de ir a ste o aquel sitio, sino al mismo tiempo, como a efecto propio de la sensibilidad y el deseo, los cuales, resultan entonces en cierta forma de motor anmico para nuestros pensamientos y actos, siendo esta relacin tan evidentemente simbitica, esto es, invariablemente recproca, que tambin los actos y los pensamientos provocan comprobadamente variaciones en los tonos e intensidades de las emociones. Es ste el complejo propio de lo que podemos llamar la consciencia (sentidos, pensamientos y emociones integradas a lo existente), asentamiento y base del ser, en cada uno y todos los que componemos en la experiencia, la representacin entrelazada de la manifestacin. Ser libre, por esto, significa tener la capacidad, y asumida potestad eficiente de aspirar a nuestros genuinos afanes a partir de la determinacin que alcanzamos por una ntima pasin, es decir, por nuestro deseo de manifestarnos en el mundo de tal o cual forma, dentro del amplsimo marco de lo posible, siendo esto condicin de necesidad tal para la expresin del acto eficiente, que para Schopenhauer el universo mismo constituy la objetivacin material de una voluntad omnipresente que se expresa como un cosmos de proporciones infinitas, integrando en la experiencia del existir, la representacin multidimensional a que llamamos manifestacin, esto es, todo lo existente que se presenta siempre a una consciencia; una forma de animismo pantesta al cual podramos llamar la manifestacin representada de la libre voluntad universal. Ms adelante habremos de explicar cmo ello ha sido parcialmente demostrado por la mecnica cuntica y cmo esto se vincula a una experiencia personal positiva de libertad. Por todo lo anterior, no podramos entonces decir ciertamente de alguno que se pudiere considerar verdaderamente libre sin tener una poderosa y verdica sensacin referente al respecto: El sentimiento abierto y emancipante del ser libre, pues, Podra alguno declararse efectivamente libre sin experimentar el sentimiento propio a tal estado? Incluso aunque se encontrase en la cspide del mundo, por as decirlo, si el mejor de los hombres no se sintiese efectivamente libre, a l recurriran una y otra vez la pregunta por el sentido de todo y la nostlgica aoranza de su liberacin (emocional). Las sensaciones y emociones constituyen un pilar definitivo para nuestra experiencia; son nuestra experiencia. A sta le conducimos con el pensamiento deseablemente, pero casi en todo caso vemos reflejado un sentimiento o por lo menos un estado sensible emparentado a su respecto (pues, como
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ya dijimos, el ser es finalmente un estado siempre sensibilizado). Cuando alguno piensa: soy insignificante y estoy limitado o cuando al contrario piensa: soy nico y capaz, en m reside la posibilidad de siempre luchar contra la adversidad, al calificar nominando y erogando un criterio sobre la dimensin de algn fenmeno objetivo de la realidad, el pensamiento arroja inmediatamente un efecto sensible en la forma de un placer o un displacer, es decir una emocin (o pasin), reflejada a tal respecto, efecto que, al final, conlleva el curioso e inquietante rasgo de una asuncin propia. En su mito del carro alado (Fedn o Sobre el Alma, 387 a. C.), Platn ilustra metafricamente la constitucin del principio que anima los cuerpos de los seres vivos, como a un carruaje conducido por un auriga; la parte ms excelente, racional y divina de sta, y que constituye precisamente al intelecto (ver Aristteles; tica a Nicmaco, Libro Sexto, S. IV a. C.), dirigiendo a dos caballos, uno salvaje e indmito que representa los apetitos y deseos sensibles e irascibles (pero que, secundando a Nietzsche, sera como naturaleza el asentamiento a la vez de la voluntad, el valor y la fortaleza ver El Origen de la Tragedia, 1872), y otro dcil y noble, que representa aquella parte que propulsa el carro hacia el conocimiento, la realizacin del bien y la justicia (ver Epicuro; Carta a Meneceo, S. IV a. C.). No podemos dejar de ver, aun en esta figura alegrica, la intencin de fundamentar tres sesgos o tiempos del alma: el intelecto, la sensibilidad y la pasin. La fase intelectual bien pudiere constituir la parte terica, argumentativa y discursiva en que se plasman las intenciones y los planes, que son relativamente fciles de elaborar en tanto que constituyen imgenes mentales que se desarrollan prestas en la imaginacin de los individuos. Sea tal vez por esto que a los liberales de hoy se nos critica, no de que no se tengan buenas y numerosas ideas e intenciones respecto de cmo mejorar y corregir el estado social actual de cosas, cual bien calificado, dispuesto y visionario sera nuestro auriga, sino de no poder exhibir la intrpida pasin que requiere la ejecucin de estos actos, cual si nuestros caballos propulsores estuviesen famlicos, enfermos, agotados o simplemente mal dispuestos; demasiado acostumbrados tal vez, ya slo al suave trote y a evitar los caminos sinuosos, escarpados y rocosos por los que nos orienta la visin de los cambios de fondo que nuestra sociedad requiere y, aun, una insensibilidad patente respecto de lo que ocurre a los dems, a los necesitados, relegados y prescritos del sistema. Las partes sensible y aun pasional de la frmula nos parece no deben ser desdeadas o suprimidas del complejo. Si bien una mente
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clara y una orientacin bien definida son necesarias para la buena conduccin de nuestra vida y de la familia, comunidades, sociedad y civilizacin, la sensibilidad abierta a lo que ocurre alrededor y a los dems, y que constituye una parte fundamental del criterio de valoracin prctica a emplear en nuestra consideracin de la realidad, as como la pasin, el impulso y la determinacin de llevar a cabo nuestros propsitos, constituirn la integracin de un poderoso carro de combate, en contra, ya no de un particular adversario, sino de la adversidad en general. Y dado que cualquier empeo filantrpico por compartir la verdad del ser libre, debera estar en posesin de aquello que pretende infundir a la forma de evitar lo que se dice: no poder dar lo que no se tiene, el efectivamente liberal tendr por lo menos que sentirse (concederse) libre, y en la posibilidad de participar a otros de ese estado, contando l mismo con esa inteligencia, pasin y sensibilidad, que requiere proyectar para convencer e inspirar, a menos de slo pretender, nuevamente, exponer slo quimeras. Es con el anlisis fundamentado por esta pasin que se suscita genuina la reflexin sobre la Libertad, y el motivo esencial de tal reflexin, puede resultar en su aplicacin cabal a proyectos teleolgicamente hedonistas, eudemonistas, y en el ms amplio y noble sentido, utilitaristas. Mas ahora, despus de haber realizado los movimientos anteriores de una perspectiva gnoseolgica a otra, dentro de lo patente a la experiencia, habremos de realizar un nuevo salto en nuestro estudio. Concedemos que analizar la Libertad en trminos discursivos subjetivistas les ha parecido a muchos insuficiente para decretar su validez o reconocer su sustantividad a lo largo de la historia. Buscar la concesin unnime sobre la objetividad existenciaria de la Libertad mediante consideraciones argumentativas subjetivadas es como perseguir gallinas en un corral, afanndonos por alcanzarles al vuelo, sin atinar acaso a apresar a alguna. En vez de ello quisimos conducirnos ms apropiada y convincentemente y elaborar un salto cuntico para trasladarnos de la percepcin, la comprensin y la emocin, a aquello que hace a stas posibles, un mbito de estudios ciertamente distinto del que venamos procurando, mas desde donde habremos de trazar la explicacin esencial de las posibilidades ontolgicas de la Libertad en el mundo fsico. En esta transmutacin de nuestro enfoque, entraremos, como lo advertimos desde el principio, al terreno de la ciencia, para categorizar con ella, en el inverosmil encuadre del micro-mundo fsico, aun una evidencia de alcances atmicos de la singularidad a que llamamos Libertad, al punto de insinuar su
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aplicacin al mundo incluso todo de lo natural. Si se puede demostrar esto, con evidencia en lo que presenta la teora fsico-mecnica actual, habremos ya logrado dejar de perseguir gallinas, mejor consiguiendo, a la manera en que lo hiciera el flautista de Hamelin de los hermanos Grimm, hacer gravitar a esta explicacin, las reflexiones elementales y pretendidamente objetivas que presumimos. Aclaramos que este acercamiento cientificista tampoco es algo nuevo a la Filosofa, la cual comenzara como filosofa natural (fsica especulativa clsica) y que aun la declaracin elemental que se alcanzar al proponer otro principio ontolgico de la realidad, se habr de rescatar de entre nociones filosficas olvidadas que nos compartan su verdad desde hace siglos. Algo que Epicuro el samio, habra de proponer incluso antes de nuestra era, y que tom varios siglos en poder ser de nuevo develado, reservadamente pertinente en la modernidad como lo podremos categorizar en este tiempo, aun en la necesidad de ser, como teora, actualizada, corregida, extendida y perfeccionada, no justificada por entero, mas s esencialmente sustentada por ciertos hallazgos de la fsica cuntica. Deca Vctor Hugo que no hay nada ms poderoso que una idea a la cual le ha llegado su momento, y el momento del clinamen como explicacin fundamental de la Libertad, y aun de la Existencia, ha regresado.
Ante la intencin de realizar la definicin de una cualidad humana, es comn y pertinente que nos sea requerida una concepcin antropolgica sustentante. Cul es el concepto de Hombre que asume el planteamiento? Hemos podido atestiguar a este respecto, cmo diferentes consciencias se sincronizan idiosincrticamente, haciendo aparecer concepciones coincidentes, en distintos lugares e individuos, a partir tal vez, de la evolucin propia de un as llamado subconsciente colectivo 10 (Jung), y de las nuevas capacidades de comunicacin
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Lo inconsciente colectivo es todo menos un sistema aislado y personal. Es objetividad, ancha como el mundo y abierta
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dinmica que ha establecido la tcnica de estos tiempos. Compartimos ya en la modernidad la certeza de que el ser humano es una entidad multidimensional, un entramado de mbitos sincrnicos y entrelazados, e incluso hemos visto la vasta pluralidad de factores que componen su experiencia. El Hombre es un complejo de distintas categoras de esferas integradas que interactan, influyndose recprocamente. Esta perspectiva juega ahora un papel fundamental en la comprensin de variados aspectos de su experiencia vital. El sujeto es parte de su contexto, es verdad, pero tambin es independiente de l en un paralelo si bien divergente sentido, pues puede abstraerse de ste y no por eso dejar de ser l mismo, y puede aun cambiar e influir voluntariamente en su entorno. Es un animal poltico, s, pero es tambin una individualidad claramente soberana en tanto que consciencia singular, en un mbito diferente de actuacin, como lo hemos procurado redimir aqu. Tiene una profesin, un trabajo, ejerce estudios, comercia, invierte, participa socialmente, brinda y se cuestiona, tiene familia y certezas alternativas y variadas acerca de la realidad y de su mundo ntimo, anmico y espiritual, mas ninguna de estas condiciones es del todo permanente o esttica, pues el Hombre puede cambiarlas, ejerciendo el poder de su determinacin. El ser humano es un ente compuesto de distintas dimensiones, algunas exteriores y objetivas en el ms lato sentido, pero otras internas, incluso si se desea, en uno metafrico. Este ente es, ya lo dijimos, una integracin sincrnico-multidimensional: Es todos estos caracteres y constitutivos entrelazados. Esta integracin presenta componentes fijos y variables, aspectos determinados por la naturaleza y el nacimiento, y otros factores resultantes de la propia definicin; de la preferencia, de lo que elegimos adoptar como aditamentos a la vida, y an de los inminentes efectos de la casualidad, la fatalidad y el azar ( fatum). De esta diversa combinacin de condiciones, naturalezas, singularidades y elecciones se va integrando la experiencia de cada uno, a la forma en que se sazonara una pcima mgica en un gran caldero. Cada experiencia o accidente, cada decisin e idea que se van aadiendo, a la forma de ingredientes al ser, le van dando un nuevo sabor, le van aportando algo al todo holista que llamamos ser humano y, en su insercin a una sociedad, a lo que llamamos cultura y humanidad. Esto es de forma tal que lo que se va elaborando resulta ser siempre
al mundo. Yo soy el objeto de todos los sujetos, en perfecta inversin de mi consciencia habitual, donde soy siempre sujeto que tiene objetos. All estoy en la ms inmediata e ntima unin con el mundo, unido hasta tal punto que olvido demasiado fcilmente quien soy en realidad. Perdido en s mismo es una frase adecuada para designar ese estado. Pero ese mismo es el mundo, o un mundo cuando puede verlo una consciencia. Por eso hay que saber quin se es. C. G. Jung; Sobre los Arquetipos de lo Inconsciente Colectivo, 1934/1954.
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nuevo y distinto. El Hombre es una integracin, incluso psicolgicamente hablando, como siendo compuesto por distintas personalidades. Somos la asamblea de nuestros caracteres psicolgicos dominantes y recesivos. Dentro de nosotros cohabita un valiente, un miedoso, un feliz y otro animoso, entre muchos otros aspectos actitudinales, emocionales, intelectivos y parciales, que tomando turnos, se manifiestan definitorios del carcter psicolgico total del individuo en un momento u otro de su devenir. Al habernos subsumido, en el estudio de la Libertad, a lo que quisimos proponer como su mbito ms elemental: la ntima sensibilidad privativa, pretendimos alcanzar su fundamento experiencial en la integracin de todas estas distintas dimensiones, al interior de su aspecto basal. En general, nos es tentativamente viable el poder sentirnos a nosotros mismos, es decir, el ser auto-conscientes de nuestra sensible existencia, a menos de padecer alguna patologa que afectare nuestro sentido de ser lo cual de por s se plantea bizarro y ajeno, y sin embargo, aun cuando este ltimo fuere el caso, no podramos pretender cabalmente el estar del todo inconscientes en fase o mbito alguno de nuestro devenir. Se dice en las Upanishads, antiguos textos filosficos hinduistas, que ningn momento de la existencia presenta la forma de una absoluta inconsciencia, dado que alguna percepcin, incluso una muy vaga y sutil, se sostiene a lo largo de ella, incluso mientras soamos, y aun, cuando sin soar, entendemos que en ese oscuro estado de consciencia, el sujeto cognoscente intuye al despertar, que mientras estuvo dormido; no experiment nada 11.
Considero a la consciencia fundamental. Considero a la materia como derivada de la consciencia. No podemos trascender la consciencia. Todo aquello de lo que hablamos, todo lo que consideramos existente, postula consciencia. Max Planck12; El Observador, 1931.
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Una vez alguien le pregunt a un gran sabio: Qu es el Ser? El sabio respondi: El Ser es el testigo de la mente. Dentro de nosotros hay un ser que observa todas las actividades de nuestras horas de vigilia. Por la noche, cuando vamos a dormir, ese ser no duerme, sino que se mantiene despierto y por la maana nos informa de nuestros sueos. Quin es ese conocedor? La Katha Upanishad dice que el Ser que est en todas partes es quien percibe tanto el estado de sueo como el de vigilia. Swami Muktananda; A dnde vas?, 1995. Fsico teortico alemn fundador de la teora cuntica, la cual le vali el premio Nobel de Fsica en 1918.
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Por ms que la anterior incursin pudiera acusarse espiritualista, y de que en ocasiones la descripcin de fenomenologa gnoseolgica o epistemolgica, guarde la apariencia de contenidos msticos o esotricos, nuestra intencin en este ensayo se halla en disposicin diametralmente contraria a tal respecto, ya que si nos fuere an hoy posible referirnos al universo en trminos espirituales, en el actual estado de cosas ilustrado, sera de necesidad absoluta el no abandonarnos a dogmas o definiciones ortodoxas que se hallen sin comprobacin por experiencia, de individuos aun tal vez necesariamente aristcratas o emancipados de nuestra era, pues declaramos la intencin de alcanzar y proponer determinaciones propiamente verificables a sujetos libres de falsas opiniones populares y prejuicios religiosistas de orden dogmtico. Al hablar de la base fundamental de la experiencia humana, secundaremos la tendencia contempornea a evitar la incertidumbre arrojada por cualquier concepcin metafsica o religiosa y preferimos declinar con los tiempos de cualquier explicacin de tal tipo (aun cuando en lo personal no censuramos visin cosmolgica o religiosa alguna, mientras no pretenda tornarse impositiva, condenatoria o unvoca), rechazando provisionalmente la nocin de la existencia de un alma inmortal 13 y prefiriendo, a este respecto, hacer ahora el salto gnoseolgico que habamos tambin ya anunciado hacia el mbito de un conocimiento presumiblemente universalizado y experimentalmente demostrable: la ciencia.
Es Laplace a quien usualmente se le da el crdito de postular claramente el determinismo cientfico: Dado el estado del universo en un tiempo cualquiera, un juego completo de leyes determinan tanto el futuro como el pasado. Esto excluira la posibilidad de milagros o el papel activo de Dios. El determinismo cientfico que Laplace formulare es la respuesta cientfica moderna (...). Es en realidad, la base de toda ciencia moderna, y
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Muchos pretenderan aceptar como fundamento ontolgico del Hombre una forma histricamente representada de demiurgo; el alma inmortal, concebida como esencia de la experiencia individual y que es entonces supuestamente relevante porque su existencia representa a la vez la adopcin de una postura moral, de suyo caracterstica, respecto de la interpretacin de la naturaleza de lo real: la Religin y sus doctrinas, dogmas y mandamientos; un acercamiento que, por mucho que se quisiese ntegramente rescatar de la crtica a que se somete por sus inconsistencias definitorias y bajo los argumentos brindados por la evolucin de las evidencias objetivas, y por tanto patentes, que arroja el estudio cientfico de la materia, se enfrenta a complicaciones insalvables al tratar de explicar y adaptarse a los cambios que se van patentizando en nuestra concepcin del cosmos con el correr del tiempo. N. de A.
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un principio que es importante a lo largo de este libro. Una ley no es cientfica si se sostiene slo cuando un ser sobrenatural decide no intervenir. Reconociendo esto, Se dice que Napolen pregunt a Laplace cmo encuadraba a Dios en esta escena. Laplace respondi: Seor, no tengo la necesidad de esa hiptesis. Stephen Hawking; El Gran Diseo, 2010.
Cul ser entonces el alcance de nuestro libre albedro y de nuestra erogada libertad si, aun Dios existiere, habra posibilitado el ser anulado de la perspectiva gnoseolgica del Hombre moderno al darle la potestad de declararle del todo inexistente, y aun irrelevante a su material experiencia en la permanente posibilidad abierta de cambiar nuestra concepcin del universo a voluntad, al adaptarla a un cuerpo particular de creencias heredadas o personalmente elaboradas? Podramos dejar de ver, en la patencia de esta capacidad de determinacin de la naturaleza espiritual del mundo, la inminentemente efectiva libertad de concepcin, asuncin y definicin que se eroga al Hombre? Nosotros proponemos con Epicuro que resulta pertinente que se permita a cada quien decidir ntima y genuinamente sobre la posibilidad o imposibilidad de la existencia de un ser superior universal, incluso inteligente14. Queda a cada quien decidir, en su propia individualidad y eleccin, la cualidad esencial, realidad material o espiritual con Dios o sin dios, del universo, de forma personal. Finalmente, el conocimiento del mundo que adoptemos definir las expectativas propias que sobre l guardamos, determinando de igual forma, la manera en que el Hombre habr de pensar, sentir y actuar, a partir del genuino modo de ntimamente representrselo. Con todo lo anterior, cuando alguno se quisiese definir por concepcin religiosa alguna, siendo esto su completo e inalienable derecho, la visin teolgica de su mundo no debera pretender dejar de lado o ignorar del todo lo que se est descubriendo en el mbito de la ciencia. Las conclusiones que se estn extrayendo de los experimentos
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Para conocer ms acerca de nuestra postura al respecto se puede revisar el captulo 3, seccin: Apropiada Intuicin de la Divinidad de la tesina de grado intitulada: Concepto de Felicidad en la Filosofa Hedonista de Epicuro de Samos; Luis Gerardo Hernndez; UNAM, 2007. Pg. 54. http://www.scribd.com/doc/63216419/Concepto-de-Felicidad-en-laFilosofia-Hedonista-de-Epicuro-de-Samos
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realizados en laboratorios de todo el mundo dejan ver que nuestro universo es ms curioso y singular de lo que lo pudimos haber nunca pensado o lo hubiese pretendido representar cualquier religin, y ello no se puede desacreditar o ignorar por la intencin de seguir ulteriormente y sin reparo dogma alguno, por lo cual, entraremos al estudio de un mbito ausente de la necesidad de la figura de Dios, o smbolo alguno de mtica infinitud, a pesar de cualquier reserva que pudisemos guardar, en la intimidad, a este respecto. Adems de considerar al Hombre como a complejo constituido por una amplia variedad de dimensiones sustrayendo ya entonces la nocin de alma inmortal, le hemos de considerar nuevamente aqu como composicin, mas en un distinto, si bien tambin elemental sentido, uno muy simple y esencial, que, sin embargo, enmarca las orientaciones generales con que contamos en la actualidad acerca de la estructura material de la existencia. Entraremos en la consideracin de determinaciones fsicas verificables en el mbito microscpico, pues ahora, pasamos de la consideracin social, antropolgica, psicolgica y espiritual de nuestro estudio, a un curioso mbito de emergencia verificable: el fsico-atmico, un fascinante entorno de proporciones infinitesimales que presumiblemente abarca todos los dems mbitos del existir, al ser base material de la manifestacin. Si en nuestra deconstruccin de los componentes gnoseolgicos propios de la experiencia humana con todas sus implicaciones, llegamos al punto de la consideracin de la consciencia como base esencial de la experiencia individual y social, podemos ahora con propiedad preguntarnos: Sobre qu principios objetivos (materiales) se sustenta la posibilidad de la emergencia de una consciencia libre y sensible? Esta pregunta puede presentarse intrigante, irrumpiendo con un enfoque que se hubiese pensado ajeno al estilo de consideracin que venamos procurando. Con ella, estamos marcando una pauta definitivamente distinta de orientacin, de definicin teleolgica a nuestra exposicin, y un regreso alterno fundamental hacia el mundo, en sus mbitos materialista, objetivo y microscpico. Adoptaremos una visin objetivista de carcter demostrativo, enfocada en lo material y su constante cambio. Deconstruiremos ahora la experiencia al considerarla resultado de la interaccin de un conjunto general de sistemas orgnicos: el cuerpo humano, tambin en su independencia, porque curiosa pero comprobadamente, el ser individuos significa ser libres incluso tambin en ese sentido: como independientes poseedores de un propio cuerpo; este cuerpo materialmente compuesto.
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Hemos deconstruido nuestra experiencia llegando ahora a su aspecto material, asumiendo los constitutivos que sustentan la posibilidad de la emergencia de la consciencia humana, no ms como espirituales o psicolgicos, sino como materiales. Exploraremos la realidad en su sustancia fsica verificada por la ciencia: los tomos, los cuales rodeados de vac o (74% de energa oscura, 22% de materia oscura y 4% de tomos 15) componen finalmente todo, tanto lo objetivo, como la posibilidad de existencia misma del conocedor; la emergencia de la consciencia. Aqu se deben integrar, como consideraciones relevantes, varios mbitos nticos, pues mientras existen los reinos mineral, vegetal y animal en la visin general de un ecosistema, podemos aun hablar de encuadres fsicos, biolgicos y qumicos antes de llegar al mbito cuntico, en dnde las diferencias entre los constitutivos de estos reinos y campos de estudio resultan ser esencialmente nulas. El propsito de recurrir a un anlisis atmico-elemental en busca de la esencia de la Libertad es del todo originalmente filosfico. Ya Marx en su tesis doctoral sobre las diferencias de las filosofas de Demcrito y Epicuro pone de manifiesto que para encontrar el hilo conductor de la libertad humana se deba seguir con estos griegos el camino a la base constitutiva del ser material. Existe un marco de posibilidades fsicas que se presenta patente a la emergencia de la experiencia, del estar, del reflexionar e incluso del sentir. Una serie de procesos sutiles, parciales y segmentados pero a la vez integrados en lo que llamamos el cuerpo y sus funciones. Un estudio acabado de fisiologa humana podr mejor puntualizar los sistemas, rganos, tejidos, clulas, y dems componentes, que hacen posible la vida en su ulterior complejidad. En este punto nos podemos preguntar: A qu realizar este cambio de perspectiva desde lo humanista, subjetivo y social, hacia lo cientfico, natural, microscpico y positivista? El movimiento que llevamos a cabo podra haberse argumentado caprichoso si no hubisemos planteado desde el principio el propsito de elaborar la exposicin de una explicacin cientficamente sustentable sobre lo que hemos dado en llamar la esencia de la Libertad. Evidentemente una demostracin tal se sospecha paradjica, incluso absurda. Si antes habamos dicho que la Libertad como concepto se asociaba a mbitos tan variados de la experiencia del Hombre que se poda incluso concebir diluido entre la aplastante multitud de
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Ver http://www.cosmologia.relatividad.org/modelos.html
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encuadres que le son pertinentes, en la patencia de su relevancia, A qu ahora involucrar un mbito tan despersonalizado como lo es la ciencia fsica? Como cultura (occidental), nos hemos acostumbrado de tal manera al crdito que concedemos al discurso cientfico 16, que tendemos a justificar la validez de las premisas que defendemos al simplemente referirles un carcter cientfico a sus pruebas sustentantes: Esto est cientficamente comprobado, decimos, para elevar nuestras demostraciones a carcter de indubitable. Si es cientficamente demostrable, solemos conceder en estos das; es verdad. Esto puede ser explicado por el hecho de que la ciencia se basa en la realizacin de estudios cimentados en fenmenos materialmente comprobables, y en que la orientacin gnoseolgica contempornea basa sus conjeturas aceptadas en elementos patentemente brindados a los sentidos desde la fuerte influencia del positivismo de Hume, Comte y Stuart Mill de finales del siglo XIX. La ciencia, mediante la generacin y presentacin de mltiples pruebas, nos ha acabado por convencer acerca de la veracidad de las cosas que declara, por estar basadas en datos cuantificables en perfecta matemtica, y por enfocarse en arrojar resultados prcticos, estables y replicables, permitiendo, adems de la demostracin indudable, la creacin de herramientas tiles y relevantes como las que posibilitan el aprovechamiento de las energas naturales, las comunicaciones, los transportes, la industria, etc., con lo que se ha dejado de cuestionar en sus eficiencias. Cuando se mejoraron las capacidades de observacin cientfica por mor de mejores mtodos, clculos e instrumentos, y por haber superado el oscurantismo religiosista, se comenz a entrever que el universo que habitamos no era en absoluto como se haba antes apenas llegado acaso a vislumbrar. Este cambio de paradigma transform por completo la visin de la realidad que el Hombre asumi y adopt a lo largo del modernismo y hasta nuestros das. Se comenzaron a presentar soluciones tcnicas que nos hicieron creer que nada era imposible para el adecuado conocimiento de la naturaleza y se liberaron nuevas capacidades de aprovechamiento, produccin y observacin del entorno, con que incluso, podra llegar a pretenderse en nuestros das tal vez de forma todava en exceso triunfalista, es posible al Hombre llegar a entender los mecanismos de la naturaleza,
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Particularmente por el hecho de que a lo largo de los ltimos 40 aos las demostraciones realizadas por las ciencias naturales nos han convencido de la aplicabilidad eficiente de sus principios para la conveniente transformacin de la naturaleza, al grado de que hemos avanzado ms en este periodo en nuestra tcnica que en la totalidad de la historia del Hombre en la Tierra. N. de A.
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al punto de alcanzar aquel ideal ilustrado 17 de entronizarle amo absoluto de la misma, con disciplinas de avanzada tales como la gentica, la nanotecnologa, la robtica, la computacin cuntica y muchas otras ramas de la tecnologa actual, con las cuales querramos por lo menos pretender, se lograre salvar a la especie de una catstrofe global. As, cuando cosmognicamente se plantean teoras acerca del origen del universo, en el mbito cientfico, nos podemos referir en nuestro tiempo al llamado Big Bang que se supone le cre, asumiendo que, una vez dado el fenmeno, contina en constante expansin. A partir de la segregacin de elementos esenciales, se conjetura la generacin de cuerpos celestes, y en ellos, por un sistema de aglomeracin y separacin de compuestos, producto de la gravedad y otras fuerzas, el devenir de un conjunto impresionante y sorprendente de operaciones qumicas que generaron los elementos biolgicos que suscitaran la vida, originndose entonces, el ser ms elemental que por mor de una evolucin orgnica inconsciente, desde una etapa primitiva, devino en la aparicin de los organismos ms complejos, incluso pensantes.
En la actualidad, casi todos los naturalistas admiten la evolucin bajo alguna forma. Mster Mivart opina que las especies cambian a causa de una fuerza interna o tendencia, acerca de la cual no se pretende que se sepa nada. Que las especies son capaces de cambio, ser admitido por todos los evolucionistas, pero no hay necesidad alguna, me parece a m, de invocar ninguna fuerza interna fuera de la tendencia a la variacin ordinaria. Charles Darwin; El Origen de Las Especies, 1968.
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El mito se disuelve en Ilustracin y la naturaleza en mera objetividad. Los hombres pagan el acrecentamiento de su poder con la alienacin de aquello sobre lo cual lo ejercen. La ilustracin se relaciona con las cosas como el dictador con los hombres. ste los conoce en la medida en que puede manipularlos. El hombre de la ciencia conoce las cosas en la medida en que puede hacerlas. De tal modo, el en s de las mismas se convierte en para l. En la transformacin se revela la esencia de las cosas siempre como lo mismo: como materia o substrato de dominio Adorno y Horkheimer; Dialctica de la Ilustracin, 1944.
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Sabemos que el cuerpo humano constituye un gran milagro de la naturaleza orgnica. El fenmeno de la consciencia se fundamenta en la perfecta integracin de variados procesos bioqumicos y fisiolgicos, de distintos sistemas, rganos, glndulas, clulas, transmisores y compuestos, en un increble complejo de elementos que finalmente se descompone en tomos, para alcanzar a Epicuro, y de ah, en partculas subatmicas, para alcanzar en la actualidad a las teoras cunticas que pretenden la representacin de la manera en que stas se comportan, y donde comienzan a emerger impresionantes misterios acerca del curioso cosmos que habitamos. Somos entidades atmicas integradas que se definen en mltiples sentidos a partir de tal condicin. Como seres pensantes, supuesta cspide de la pirmide evolutiva, nos definimos psicolgicamente a partir del aprendizaje, por el desarrollo individual y social, en funcin a la educacin recibida en el particular escao a que pertenecemos en nuestra cultura anfitriona. Ya finalmente somos polticos cuando confrontamos la realidad esencial de la existencia de los otros, habiendo abandonado concepciones solipsistas u ostracistas, y al entendernos constitutivos de, y constituidos por, la comunidad de congneres y efectos que nos rodean. Lo que finalmente vamos a considerar es que la evolucin de todo el drama humano ha partido de una naturaleza cosmolgica surgida desde el mbito subatmico. Es aqu en dnde encontraremos la ms curiosa y extraordinaria explicacin acerca del hecho de que la realidad es un marco de posibilidades abierto y constantemente influenciable. Se establecen nuevos marcos de posibilidades fcticas y fsicas en un entorno que plantea la opcin de tomar una decisin a cada momento, lo que, en lo fundamental, disimula procesos mucho ms sutiles y elementales ocurriendo de manera incansable en el mundo atmico, determinando marcos de posibilidades infinitesimales e infinitas.
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humano). Ha sido tericamente planteado que la determinacin misma de la posicin de stas partculas se realiza a partir de una cierta forma de fijacin consciente, es decir, bajo cierta intencionalidad influyente como enfoque sobre el hecho, dado que las definiciones de tales estados de energa son incluso presumiblemente afectados por la funcin del observador18. Lo que esto quiere decir es que nos encontramos en un mbito en el que la definicin de lo real se halla en funcin del enfoque voluntario de alguna forma de curiosa consciencia, incluso la nuestra propia. Ahora sabemos que el electrn toma caminos inconcebibles en su devenir hacia la determinacin de su ubicacin para manifestarse como materia. Sus rutas corresponden a definiciones simple y sencillamente imposibles de predecir, aun cuando se consolidan en lo patente fenomenolgico.
En la Grecia clsica, con Epicuro de Samos, se forjara un concepto explicativo de la voluntad y la decisin fundamentado en la concepcin especulativa de una operacin atmica definitoria de la naturaleza, que sera despus nombrado por uno de sus ms prominentes discpulos, en Roma; en el siglo I a. C. (Lucrecio 21): el clinamen22, figura que
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De acuerdo a la fsica cuntica, no puedes slo observar algo. Esto es, la fsica cuntica reconoce que para hacer una observacin, se debe interaccionar con el objeto que se est observando. Por ejemplo, para ver un objeto en el sentido tradicional, le ponemos luz encima. Ponerle luz a una calabaza, tendr por supuesto, apenas un ligero efecto sobre ella. Pero arrojar incluso un tenue rayo de luz sobre una partcula cuntica, esto es, dispararle fotones encima, tiene un efecto apreciable, y algunos experimentos muestran que cambia el resultado de los mismos, en la manera en que la fsica cuntica lo describe. Stephen Hawking; Ibdem. Pg. 70. Es algo que nadie decide, ni an sabe, pues nadie comprende todava la fsica cuntica (ibdem). Fsico estadounidense, considerado uno de los ms importantes de su pas en el siglo XX. Su trabajo en electrodinmica cuntica le vali el Premio Nobel de Fsica en 1965. Cuando los tomos se mueven en lnea recta a travs del vaco por su propio peso, se desvan ligeramente en el espacio en momentos y lugares inciertos, apenas lo justo para que pudieres decir que en su movimiento han cambiado. Mas, si no tuvieren tal costumbre de desviarse, caeran todos hacia abajo a travs de las profundidades y a la nada, cual gotas de lluvia, y no se producira colisin, ni contacto alguno se producira entre ellos. En tal caso, la naturaleza habra nunca entonces producido nada. Lucrecio; Sobre la Naturaleza, Siglo I a. C. Clinamen. Esencia de la libertad; Ligera desviacin de los tomos en su cada (o en su movimiento sometido a leyes necesarias) que los epicreos idearon para conciliar su fsica determinista con la libertad humana que supone toda predicacin de una tica. Ver http://lengua-y-literatura.glosario.net/terminos-filosoficos/clinamen-5649.html
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posteriormente sera rescatada por Marx en su tesis sobre las filosofas de Demcrito y Epicuro que ya antes hemos citado. Fue por estos pensadores griegos 23 que se concibi de manera original, en la poca Clsica, la cualidad atmica de la realidad, y por Epicuro, el filsofo, su relacin con el libre albedro humano. Que el mundo est constituido por un nmero incalculable de partculas infinitesimales habra de ser comprobado por la ciencia durante el siglo XVIII y primeros aos del siglo XIX por John Dalton, qumico, matemtico y meteorlogo britnico. A partir de entonces se intuye la injerencia de una curiosa desviacin o movimiento, en la interaccin de los tomos y sus partculas constitutivas, en la generacin de las diversas configuraciones de la materia. En cada momento de la existencia se pone en juego la toma de una peculiar forma de declinacin, incluso elemental, que determina la emergencia de fenmenos fsicos, en funcin a la intencionalidad demarcada por el estado de cierta forma de consciencia simple en los movimientos de las partculas a niveles subatmicos, movimientos de energa auto-definida en cuantos que toman carcter universal al replicarse infinitamente en cada escao de la materia, desde el mundo microscpico, hasta la configuracin de las galaxias, en una forma que puede entenderse azarosa y circunstancial, pero que insina la influencia de una intuicin elemental que determina la composicin de la realidad y sus fenmenos relativos. Estudiar el clinamen en el marco cientfico actual sugerira el desarrollo de una ontologa subatmica, que presume la posibilidad de comprender los infinitos movimientos de la materia mediante la captacin de operaciones de partculas energticas que interactan atrayndose y rechazndose, yendo y viniendo, integrndose y disgregndose, esto es, declinando; en cierta forma inverosmil pero probable, decidiendo.24
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Sin olvidar la misteriosa figura de Leucipo, presunto maestro tentativamente inventado de y por Demcrito y que presumiblemente habra tambin propuesto de manera inaugural la pregunta que interroga por el sentido del ser, de acuerdo con Alberto Constante: La versin ms conocida es aquella que toma la forma de: "Por qu es en general el ente y no ms bien nada?", y que nace con Leucipo. Ver nota al pie 12 en: http://www.scielo.org.mx/scielo.php? script=sci_arttext&pid=S1870-879X2010000100005 En el experimento de la doble rendija (de Thomas Young N. de A.), las ideas de Feynman significan que las partculas toman sus caminos a lo largo de una ranura u otra, caminos que se entrelazan a travs de la primer ranura, regresan por la segunda y luego pasan por la primera de nuevo; caminos que pasan por el restaurante que sirve aquel grandioso estofado de camarones y luego rodean Jpiter, unas cuantas veces, antes de redirigirse a casa; incluso caminos que atraviesan el universo entero y luego regresan. Esto, en opinin de Feynman explica cmo las partculas, adquieren informacin acerca de la ranura que est abierta si es que alguna lo est, para pasar por ella. Cuando ambas ranuras estn abiertas, el camino que sigue la partcula que viaja a travs de una puede interferir con el camino que sigue a lo largo de la otra, causando la interferencia. Esto puede sonar disparatado, pero, para los propsitos de la ms fundamental fsica elaborada en nuestros das y para los propsitos de este libro las formulaciones de Feynman han probado ser ms tiles que las anteriores. Stephen Hawking; Ibd. Pg. 66.
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Qu conclusiones est arrojando a este respecto el estudio de la realidad, y qu relacin tiene con la categorizacin que hemos elaborado acerca de la Libertad? Que los tomos estn en perpetua configuracin y reconfiguracin, a partir de una cierta forma de intencionalidad que los hace integrarse o disgregarse hacia uno u otro de los estados de la materia por una curiosa fuerza, comprobable pero misteriosa, que define acaso de manera siempre temporal las determinaciones que toma, sindonos imposible predecir por completo sus movimientos25. Todo esto ha llevado a la emergencia de la consciencia, en la forma de seres vivos que, constituyndose en lo que podramos llamar el universo consciente, e incluso pensante, se definen como la fraccin del mismo en que reposa la materia inteligente. Al transferirse al mbito individual, aquella declinacin aleatoria, el efecto vitalizador clinamen, se transforma en libre albedro. La consciencia despierta, observa su mundo y despliega su red de intereses en funcin a un propuesto principio del placer (Freud; Ms all del principio del placer, 1920). Este proceso, por ms que pretendiese ser controlado, emerge siempre como fenmenos no del todo previsibles, potestad de los individuos que como dueos de la funcin, le sustentan. Esas mismas individualidades se segregarn o integrarn en unidades sociolgicas cual si se tratara de los compuestos qumicos, que en el mundo humano llamamos familias, comunidades, empresas, rganos, instituciones, federaciones, estados y organizaciones (...est bien... tambin partidos y ejrcitos), a los cuales al fin pertenecemos o de los cuales nos abstraemos, en los que somos puestos, en que podemos ser aceptados o rechazados, e incluso a los cuales estamos obligadamente ligados, provocndose entonces el drama del devenir social.
De acuerdo a la fsica cuntica, no importando cuanta informacin obtengamos o que tan poderosas sean nuestras habilidades computacionales, los resultados de los procesos fsico no pueden ser predichos con certeza, dado que no son determinados con certeza. En vez de ello, dado el estado inicial de un sistema, la naturaleza determina su futuro estado a travs de un proceso que es fundamentalmente incierto. Stephen Hawking; Ibid. Pg. 63.
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hubiesen requerido que toda la humanidad se dedicare a desarrollar operaciones matemticas de billones de nmeros por varios aos sin cometer un solo error 26, motivo por el que, para poder haber nunca concebido esto, era necesario y aun imprescindible contar con los avances tecnolgicos de nuestro tiempo, una evidencia patente de la relevancia histrica de esta generacin, a la cual tocan las nuevas exploraciones y descubrimientos, la instauracin de las soluciones que requiere nuestra poca, empleando las novedosas y potentes herramientas tecnolgicas (nuevos hombros de gigantes de los tiempos) con que ahora contamos. A la vez, el descubrimiento de la complejidad relativa que surge de una simple frmula esencial en el desenvolvimiento fractal, nos brinda la tentativa revelacin de que la frmula de lo universal es la operacin de un simple movimiento csmico esencial que se replica infinitamente en una concatenacin perfecta, con lo cual se plantea la necesidad de reinterpretar, bajo esta perspectiva, la importancia que los actos que cada uno de nosotros realizamos, tiene en la integracin del devenir social. Nuestras decisiones ntimas e individuales influyen demostradamente como elementos definitorios en la configuracin integrada a que llamamos nuestra realidad. El mbito de la decisin nos es elemental desde el momento en que despertamos. Estamos decidiendo. Nuestra experiencia se desarrolla a partir de la evolucin de las mltiples condiciones que ya hemos analizado. Estamos en un medio que se categoriza cada vez ms evidentemente como constante cambio, pues nuevas y sorprendentes configuraciones se plantean posibles a partir de la definicin aleatoria y voluntaria de sus constitutivos integrados. Todas estas transformaciones son como los arabescos de un caleidoscopio fractal; por donde quiera que se mire atestiguamos el cambio y el movimiento armnico de las causas y los efectos. A donde quiera que enfoquemos nuestra visin y llevemos la atencin se podr comprobar una mayor complejidad y detalle, en los fenmenos que se nos presentan, en cada punto de la manifestacin, en el micro y macro cosmos; en el mundo natural, social, poltico, econmico y psicolgico del Hombre. Las transformaciones sern siempre innumerables y las iremos atendiendo de acuerdo a nuestro inters. Es, este firmamento, la configuracin de tomos y fuerzas, la orientacin de una tremenda voluntad existenciaria estratificada. En plena libertad relacional con su entorno, el Hombre, hasta cierto grado de pertinencia, determina su realidad a partir de una conciencia progresiva, no
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porque todos mejoremos, o procuremos alguna forma de sublimacin, sino porque todos tenemos que asumir y afrontar las consecuencias del imparable cambio. Todos estamos indefectiblemente sometidos a los efectos de la variacin, la atenuacin y la necesidad, y por lo mismo, estamos obligados a luchar, a decidir y a esforzarnos, de una u otra manera, incluso por el logro de nuestra pura supervivencia. Ya posteriormente, las condiciones de la masa social se determinan por la aglomeracin de decisiones individuales, llegando a consolidacin como fenmeno social, en la forma en que se le representara en el llamado efecto mariposa, concebido por Edward Lorenz, en el que se presume, un movimiento tentativamente irrelevante en un punto dado de la representacin, puede transformar la historia entera, como por ejemplo podemos categorizar el asesinato del archiduque Francisco Fernando de Austria en 1914, que se presume uno de los principales detonantes de la Primera Guerra Mundial, o el nimio hecho de tirar un tanto de basura en la calle.
Cada cabeza es un mundo y cada vida requiere su propia estrategia, lidiar con sus propias problemticas y retos, que son siempre considerables y complejos. De la conjuncin de stas determinaciones se elaborar un producto personal y social, en la forma de condiciones, constitutivos, procesos, historias y particularidades que nos muestran diversos mundos de potencialidad abierta e infinita, definidos a partir de las decisiones continuas y propias de cada componente. Hemos elegido la representacin metafrica, fractal, esttica y cunticocaleidoscpica de este fenmeno porque la forma en que se simbolizara de manera tradicional lucira incompleta en esquemas estticos y desvinculados. En funcin a todo lo anterior, vemos evidente que el cambio de las actitudes de cada uno en lo individual puede lograr un giro completo en el mundo como movimiento integral, mas con todo, no sabemos an como encauzar la tremenda libertad de todos, o si ser esto algo finalmente, verdaderamente deseable as como quines deberan entonces estar a cargo de
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tan titnica e insufrible labor. Se demuestra que la Libertad es algo que corresponde al mbito de la subjetividad y la consciencia, sta ltima tan misteriosa e inasequible an a las formulaciones cientficas, que se concede no haber podido an definirle por entero y sin embargo haber podido nunca negarle en absoluto tampoco, pues representara la negacin de nosotros mismos, de la sensibilidad patente que somos. Es en esta concepcin de potencia del espritu, en lo fundamentalmente materialista de su expresin, en donde puede ms perfectamente ser posible encuadrar la Libertad, dado adems, que todos acudimos a su intuicin subconsciente para devenir en el mundo de manera natural. Nuestra consciencia del entorno se compone de un conjunto de percepciones, dirigidas hacia todo mbito y que se segregan unas de otras a pesar de constituir la unidad del momento presente. Vemos la emergencia de lo que podemos deducir como un marco de posibilidades infinitas que cohabitan armnicamente unas con otras, como en una representacin musical.
El universo est lleno de fractales, incluso podra ser uno l mismo. Ian Stewart; Los Fractales, 2002.
El fractal-caleidoscopio representa la propia perspectiva, el movimiento de nuestra consciencia hacia el mundo y el propio movimiento puro e inconmensurable del mismo. Se generan siempre nuevas configuraciones a lo largo del devenir histrico y su perpetuo cambio. Mientras estamos aqu, el mbito de la variacin se halla del todo abierto y en inminente desenvolvimiento. Nuestras consciencias se reflejan unas en el espejo de otras, y en esta multiplicidad de reflejos y accidentes se exhibe la complejidad insondable de la interaccin humana, las infinitas combinaciones posibles de sus relaciones y consecuencias. En la simple representacin de tal sinergia vemos el potencial develado de la realidad social, la potencia de la verdadera Libertad aplicada al complejo mundo de lo humano. Los individuos vamos integrando el entramado social a partir de nuestras decisiones y posibilidades de interaccin, en esos momentos de verdad en que se dan los encuentros
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entre individuos y organizaciones, y se conciben planes y actos conjuntos, o incluso sus combates. Mandelbrot intuy la importancia que su geometra tendra al ayudar a representar variados mbitos de la realidad fsica y a entender y visualizar muchos aspectos de sta que antes haban sido slo planteados en trminos geomtricos tradicionales, es decir, en representaciones abstractas y estticas de simplicidad imprecisa. En este trabajo queremos hacer patente que la representacin fractal tiene tambin la curiosa cualidad de coadyuvar a la mejor comprensin de variadas figuras del pensamiento, brindando una forma de concebir la psicologa, el devenir historiogrfico, la sociologa y la fenomenologa, entre muchos otros objetos de carcter, incluso ideal, de manera concatenada. Mandelbrot, en nuestra opinin, al descubrir los fractales, encontr tambin tal vez sin proponrselo una curiosa forma de graficar las ideas y conocimientos varios en esquemas relacionales, en cierta especie de mapas conceptuales dinmicos que pueden ilustrar, acaso imaginariamente, la tremenda complejidad del mundo en continuo cambio, de manera adems periscpica, y que definitivamente ayudan a representar el fenmeno abierto de la Libertad universal; fuerza elemental que corre en todo hacia una consumacin, tal vez ulteriormente, slo tentativa o aparente... para continuar celebrando.
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Habl Zaratustra, parte 1; 1001 Metas, 1883), como motor sociolgico del devenir histrico, y que fuese antes tambin representada con Hegel, en su Dialctica del Amo y del Esclavo (la Fenomenologa del Espritu, 1807), y despus de ste, en Marx, con su concepto de Lucha de Clases: Toda la historia de la sociedad humana, hasta la actualidad, es una historia de lucha de clases (Manifiesto del Partido Comunista, 1848). El mundo moderno ha sido creado por nosotros, por la interaccin de nuestros actos, no hay nadie ms a quien abuchear o aplaudir: hemos sido nosotros mismos, lderes o seguidores, arrastrados o emprendedores, triunfantes o vencidos, quienes hemos desarrollado el devenir histrico y el estado actual de cosas. Cules son los objetivos propios y necesarios, inminentemente relevantes en estos tiempos para la supervivencia de la especie? Quines sern los promotores y realizadores de los fundamentales cambios que demandan con presteza los tiempos de la hiperconectividad y el sobrecalentamiento global, del riesgo sistmico, la amenaza atmica, la catstrofe ecolgica, el derrumbamiento econmico, la desigualdad social y la escasez generalizada de recursos? Esperamos o somos los hroes, sujetos histricos requeridos, en sta nuestra era de la informacin y la interoperabilidad mundial, para la preservacin del planeta? Una cosa es empero cierta acerca de la poderosa corriente de la voluntad universal que fluye a lo largo y ancho de toda actividad humana y fsica, y esto es, que la fuerza del clinamen, la fuerza de la voluntad transformadora, nunca se detiene. Ni siquiera los cuerpos concisos dotados de densidad y aparente pasividad estn estticos. El poder de la voluntad universal corre sin barreras ni fronteras, hacia todos lados sobre un espacio vaco, sin lmites y sin detenerse y, transferido esto a lo social, el movimiento del Espritu, hace que esa individualidad concreta, atmica en cuanto unidad, que llamamos ser humano, tampoco se detenga, pues obligados a la accin por un similar poder, por la potestad del devenir y del impulso cuntico molecular, los hombres continuarn actuando, sus mentes en movimiento, sus miembros y rganos en operacin y sus anhelos en demanda, hasta el momento de su muerte, cuando sus constitutivos materiales muden hacia otros estados de la materia, y sus ideas relevantes, herencias y legados, hacia otros sujetos. Esa demanda, ese anhelo siempre inacabado de avance o desenvolvimiento, se manifiesta tambin como la decisin en el individuo, en forma similar a aquella en que los tomos y sus partculas deciden, impulsados en su movimiento por una fuerza inconmensurable y, sin embargo, ejerciendo su
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privativa potestad de injerencia: atrayendo y repeliendo, procurando e ignorando, acercando y alejando a personas, objetos y actos, proyectos y misiones, a su estado y cuadrante. Al Hombre, no le es tan preciso se le recuerde la libertad que efectivamente tiene, porque esa libertad es base irrevocable de su devenir, de su diario vivir. Tal vez nuestra real intencin al llevar a cabo estas iniciativas de toma de conciencia sobre ella es adoptar perspectiva para ver a dnde nos est conduciendo, en la intimidad de nuestra individualidad, en lo familiar, en lo social y global, esa libertad que sabemos ejercemos, aun cuando atinamos a definir nunca por entero, mas a partir de la cul estructuramos para nosotros el mundo que habitamos. El mundo es el resultado de lo que hemos y habremos de elegir en nuestro integral conjunto y, dada la incertidumbre de los tiempos que nos aguardan, intuimos la necesidad de que las fuerzas positivas tomen posiciones y se enfrenten, como de era en era, a la adversidad relativa, para determinar, si este ser un entorno de realizacin, o el escenario y momento de la debacle humana.
Hay una fuerza motriz ms poderosa que el vapor, la electricidad y la energa atmica: la voluntad. Albert Einstein. Por Mi Raza Hablar el Espritu.27 Mxico, Distrito Federal a 14 de Junio de 2012.
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...pretendiendo significar que despertbamos de una larga noche de opresin. Jos Vasconcelos; 1921.
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