Este documento discute los conceptos de Estado-nación y nación. Explica que los Estados-nación modernos surgieron de la imposición de proyectos hegemónicos sobre etnias y pueblos preexistentes, negando su identidad. Aunque estos proyectos buscaron legitimidad incorporando elementos culturales de los grupos dominados, nunca eliminaron sus resistencias. El documento también contrasta las naciones creadas por las élites con las naciones endógenas de los pueblos originales.
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Autonomas indgenas en Amrica Latina:
Nuevas formas de convivencia poltica
Proyecto: Autonoma multicultural: condicin indispensable Para el desarrollo sustentable Unin Europea 2004
Introduccin
Los referentes tericos
La cuestin nacional: Estados - nacin.
Los Estados-nacin, entendidos como organizaciones jurdico-polticas que cuentan con un territorio determinado, un aparato burocrtico-administrativo, una lengua oficial, un ejrcito, una moneda comn, son formaciones modernas. Su lento surgimiento y consolidacin se debi a la confluencia de factores de distinta naturaleza, tales como el establecimiento del derecho positivo y su dominio sobre el consuetudinario, la escisin entre el derecho positivo y la moral, la separacin entre el arte y la religin, entre el poder religioso y el poltico, entre la economa domstica y la pblica, el surgimiento de nuevas fuentes de legitimidad, como el consenso, plasmado en ordenamientos jurdicos (constituciones) y, algo fundamental, el surgimiento del estatus de pertenencia a una nacin.
En el campo econmico, la progresiva consolidacin del Estado moderno va a ser favorecida por la expansin del mercantilismo, el intercambio y la fusin efectiva de regiones diversas, la nueva divisin social del trabajo, la creciente circulacin de mercancas, la produccin agrcola cada vez ms destinada a la venta, as como el fortalecimiento de los mercados regionales que en su interrelacin van integrando el mercado nacional. Todo ello, va a constituir un poderoso factor de unificacin nacional en el que el Estado juega un papel fundamental como instrumento poltico que se impone una doble tarea: centralizar- unificar / centralizar uniformar.
No es difcil identificar distintas naciones bajo el dominio de un mismo Estado, como sera el caso de Espaa o la confluencia de diferentes estados en una misma nacin como lo que fueron algunos estados balcnicos surgidos a partir de la primera y la segunda guerras mundiales.
A diferencia del Estado, cuya unidad y fortaleza dependen en gran parte del monopolio de la violencia fsica y presumiblemente legtima, la nacin se caracteriza por tener una comunidad de cultura (impuesta a travs de diversos mecanismos, como la instruccin pblica, una lengua que deviene en dominante, la leva y el ejrcito regular, etctera); conciencia de pertenencia por parte de los sujetos que la integran (que se expresa en sentimientos patriticos o nacionalistas de diverso grado de profundidad y alcance); un proyecto que se asume comn de carcter fundacional y un territorio especfico. Esto no significa que el Estado forzosamente carezca de ellas, pero no necesariamente un Estado cumple con estos factores constitutivos. Es decir, mientras la integracin del Estado descansa fundamentalmente en la coercin ya sea jurdica y/o militar; la integracin de la nacin descansa en el sentimiento de pertenencia y por tanto en la voluntad 1 .
1 En la actualidad, nos es difcil pensar en la nacin sin un vnculo poltico con un Estado unificado, pero esta dificultad proviene de la concepcin moderna de los Estados nacionales;
Con el surgimiento de los Estados-nacin modernos encontramos el fenmeno de una yuxtaposicin entre ideas de nacin distintas. Por un lado, se encuentran las etnias histricas u originales con diversos grados de continuidad y ruptura tanto reales como mticas; por otro, las naciones creadas o hegemnicas. Las primeras, son aquellas en las que el sentido de pertenencia se genera a travs de los usos y las costumbres heredados de generacin en generacin. El proyecto de nacin que en ellas impera proviene de las demandas y necesidades de la poblacin que las integra. Se trata de proyectos fundamentalmente endgenos. En cambio, las naciones creadas o hegemnicas, para el caso de Amrica Latina, provienen de procesos de ruptura de las clases dominantes de territorios que fueron conquistados y colonizados respecto de las metrpolis. Ocurre con los criollos que en los territorios de la Corona Espaola comienzan a tomar distancia de los peninsulares, a disputar mayores espacios polticos y a cuestionar sus prebendas econmicas. Se trata de la generacin de una conciencia nacional que si bien involucra a clases y sujetos sociales dominados mediante la construccin de un discurso pblico 2
igualitario, independentista y liberador, al mismo tiempo las mantiene subordinadas a los intereses econmicos y polticos de la burguesa en formacin.
La homogeneizacin de la sociedad nacional nunca consisti, de hecho, en una convergencia de las distintas culturas y modos de vida regionales o uno que los sintetizara, sino en la accin de un sector dominante de la sociedad que, desde el poder central, impuso su forma de vida sobre los dems. Los nuevos Estados nacionales se forman a partir del programa decidido por un sector social que se propone la transformacin del antiguo rgimen para formar una sociedad homognea. Es el proyecto de las monarquas ilustradas primero, el de una clase media revolucionaria despus, el que crea el Estado-nacin desde el poder. En las viejas monarquas corresponde a los intereses de una burguesa ascendente frente a la aristocracia; en los pases colonizados a una intelligentsia autctona occidentalizada. En todos los casos, el Estado-nacin nace de la imposicin de los intereses de un grupo sobre los mltiples pueblos y asociaciones regionales y locales que coexisten en un territorio. Las antiguas identidades basadas en la pertenencia tnica comunal, la familia, el gremio o la corporacin quedan subsumidas en la nueva identidad basada en la nacin y el Estado, y en la realidad imperativa y las lealtades primordiales de las nuevas clases sociales y la lucha de clases. El trnsito al Estado-nacin consolida tambin un dominio poltico 3 .
De estos procesos modernizadores que dan origen a los Estados-nacin, se genera la exclusin y negacin de aquellos sujetos sociales y polticos pertenecientes a las etnias
corresponde a un momento preciso de la historia de Occidente. Cierto: la nacin en su sentido tradicional, como comunidad cultural y proyecto compartido, tiene que incluir alguna organizacin poltica que haga posible la vida en comn. Pero esta es muy variable. Si entendemos por Estado un poder poltico y administrativo unificado, soberano, sobre un territorio limitado, que se reserva en l el monopolio de la violencia legtima, no siempre las naciones han coincidido con un Estado. Luis Villoro, Estado plural, pluralidad de culturas. Mxico, coed. UNAM-FFYL y Paids, 1998, pp. 16,17 2 Para un estudio detenido de la formacin de los discursos pblicos y ocultos que median en las relaciones de dominacin consultar el texto de J ames Scott, La dominacin y el arte de la resistencia, Mxico, Era, 2000, El discurso pblico es, para decirlo sin rodeos, el autorretrato de las elites dominantes donde stas aparecen como quieren verse a si mismas.[...] Debido a las concesiones retricas inherentes al autorretrato, ese discurso ofrece un terreno sorprendentemente amplio para los conflictos polticos que recurren a esas concesiones y que aprovechan el espacio que toda ideologa deja a la interpretacin. Por ejemplo, incluso la ideologa de los esclavistas blancos en el sur de Estados Unidos antes de la guerra incorporaba ciertos rasgos paternalistas que se referan a la proteccin, la alimentacin, el alojamiento, el vestido y la instruccin religiosa de los esclavos. p. 42 3 Ibd., pp. 28, 29 histricas y pueblos originales sobre los cules se erigen los proyectos hegemnicos emergentes. Son proyectos hegemnicos en el sentido gramsciano de legitimidad, pues para garantizar estabilidad y gobernabilidad en estas nuevas naciones se requiere tanto la existencia de un Estado que detente para si el monopolio de la violencia fsica considerada legtima; como la recuperacin de algunos elementos culturales de las etnias y los pueblos sojuzgados para la constitucin de un folklore que genere en el imaginario colectivo la idea de un Estado plural o con races en el pasado. Sin embargo, los diversos intentos por legitimar la imposicin de un proyecto de nacin moderna sobre otros previamente existentes nunca son suficientes como para eliminar las resistencias que sujetos polticos o sectores sociales pertenecientes a otras etnias o arraigados a historicidades diversas y a un entorno pluricultural y pluritnico, pueden generar frente al sistema poltico.
Desde el propio surgimiento de las sociedades nacionales tenemos la presencia de otro sujeto sociopoltico, conformado por las clases explotadas y marginadas, las clases desposedas, obreros, campesinos, sectores de la intelectualidad, las entidades socio tnicas subordinadas. Este conjunto de clases y grupos sociales, que forman el pueblo, va integrndose a los procesos de conformacin de la nacin en una permanente lucha por sobrevivir y desarrollarse, por romper con los esquemas de dominacin y explotacin capitalistas 4
Se ha utilizado la categora nacin-pueblo para referir al proceso de construccin de una nacin alternativa a la hegemnicamente existente y en el cual pueden participar potencialmente todos aquellos sujetos polticos que de una u otra forma estn siendo marginados, excluidos o negados por el Estado 5 . En los estados nacin pluritnicos, la emergencia de la nacin-pueblo es ms compleja que en aquellos estados nacin donde la identidad cultural tiende a ser mucho ms homognea. De hecho, una de las caractersticas fundamentales del Estado nacin es la tendencia a la homogeneizacin cultural, aunque tambin acta una tendencia diferencialista en circunstancias regionales y nacionales que favorezca los intereses de las clases dominantes.
Una diferencia importante entre el Estado-nacin y la nacin pueblo son sus mitos fundadores. Mientras el primero necesita de mitos y smbolos 6 que generen sentimientos de pertenencia comunes; la nacin pueblo ms que sustentarse en mitos se vincula, mediante ideas liberadoras y utopas a partir de las cuales se puede proyectar en un futuro mediato o de largo aliento, a la reconstruccin del Estado-nacin opresor.
Recapitulando, en el siguiente cuadro se destacan los procesos que intervienen interactuando y simultneamente en la constitucin de la nacin, en un momento histrico preciso, el origen, desarrollo y consolidacin del capitalismo:
4 Gilberto Lpez y Rivas, Nacin y pueblos indios en el neoliberalismo, Mxico, 2. ed., coed. Plaza y Valds y Universidad Iberoamericana, 1996, p. xvi 5 El desarrollo de la nacin tendra que romper con los lmites y superar las contradicciones de la nacin burguesa, los cuales se expresan fundamentalmente en la explotacin de clases, el racismo, la segregacin de pueblos indios, la opresin peculiar de la mujer, la discriminacin a grupos de edad, el control imperialista de nuestras economas y sociedades. Estas contradicciones se dan en el interior de nuestras naciones, y las luchas por superarlas constituyen la esencia misma de la cuestin nacional de nuestros das. Ibd.., p. xvii 6 La nacin es una comunidad humana estable, surgida histricamente como la forma de establecer la hegemona burguesa; esto es, su predominio poltico, econmico, social y cultural sobre un territorio que reclama como el mbito de su produccin y como su mercado interior de mercancas y fuerza de trabajo; estableciendo, asimismo, una imposicin lingstica y cultural sobre poblaciones generalmente heterogneas en su composicin tnico-nacional. Gilberto Lpez y Rivas, La cuestin nacional y el concepto de nacin en Alicia Castellanos y Gilberto Lpez y Rivas. El debate de la nacin: cuestin nacional, racismo y autonoma, Mxico: Claves Latinoamericanas, 1992, p. 21. (ver cuadro La Nacin)
Como producto de la lucha de las clases que emergen con el capitalismo. Como producto de la consolidacin de un sistema de hegemona nacional de clases en un mbito territorial, a travs de la imposicin de un orden jurdico que introduce la igualdad formal ante al la ley y universaliza la ciudadana. LA NACIN: Interaccin y simultaneidad de Procesos Como resultado de dos tendencias que se atraen y se repelen: universalismo versus particularismo, homogeneizacin versus diferenciacin. Como eslabn o mediacin entre las determinaciones que estn en la base del concepto simple de capital: Capital: muchos capitales en competencia; no hay un capital universal, por su naturaleza es a la vez universal y fragmentado en muchos capitales. Carcter universal y civilizatorio versus fragmentacin en capitales integracionismo-cosmopolitismo particularismo- nacionalismo
Las Autonomas
Las autonomas, tal y como las concebimos en nuestra Amrica Latina, son procesos de resistencia mediante el cual pueblos o etnias soterradas y negadas recuperan o fortalecen su identidad, a travs de la reivindicacin de su cultura, el ejercicio de derechos colectivos y el establecimiento de estructuras poltico administrativas con diversas competencias, mbitos o niveles de aplicacin y una base material propia. Sin embargo, las reivindicaciones de autonoma van desde slo el ejercicio de derechos y proteccin del territorio, hasta las transformaciones profundas del Estado y la sociedad actuales.
Se considera que los fenmenos autonmicos deben observarse de manera integral, esto es, en todas sus dimensiones polticas, econmicas, sociales y culturales, y que al ser la autonoma algo ms que una ley, el marco jurdico constitucional de los Estados es un punto de partida y no de llegada.
Las autonomas constituyen tambin procesos permanentes de negociacin y de aprendizaje de largo plazo, en los que la garanta de continuidad y desarrollo es la construccin del sujeto autonmico, la existencia de un interlocutor valido. Ante la falta de voluntad poltica de los Estados y los grupos de poder econmico, los sujetos autonmicos a travs de luchas y movilizaciones los emplazan a negociar sobre los trminos de su relacin con los pueblos indios. Por ello se afirma que la autonoma no se concede, se conquista. Estos sujetos autonmicos, en su expresin orgnica, revisten heterogneas representaciones (el Sindicato en Bolivia, la Conaie en Ecuador, el EZLN en Mxico, el Congreso Kuna en Panam).
Las autonomas posibilitan a grupos autodeterminados desarrollar y promover formas tradicionales de convivencia poltica con otros actores de las sociedades nacionales y una relacin armnica con la naturaleza. En ese sentido, en la medida en que la conformacin del sujeto autonmico conlleve transformaciones democratizadoras en su interior, el movimiento autonmico fortalece su representatividad y consenso.
Las autonomas reafirman las identidades tnicas y nacionales complementariamente y coadyuvan a la reforma democrtica del Estado sin romper su unidad, siendo adems caminos de pacificacin en los casos de conflictos armados una vez que los Estados aceptan transitar hacia las autonomas. La autonoma crea un grado ms alto de participacin poltica dentro de los contextos nacionales e institucionales.
Los obstculos para la consolidacin de las autonomas son el militarismo y la doctrina de seguridad nacional, la exclusin y el racismo, las condiciones de empobrecimiento extremo, los planes de ajuste estructural y los proyectos neoliberales que buscan apoderarse de los recursos naturales de los pueblos indgenas. La autonoma territorializada de estos pueblos es una condicin imprescindible para el manejo inteligente y sustentable de la biodiversidad.
En la cooperacin internacional hacia los pueblos indgenas, particularmente la que se origina en la Unin Europea, existe una brecha entre los conceptos y su puesta en prctica. Esta cooperacin enfatiza el combate a la pobreza y la modernizacin del Estado y no se toman en cuenta maneras, formas de vida y desarrollo de los propios pueblos. Asimismo, frente a los planes de descentralizacin de los Estados, orientados bsicamente a la municipalizacin, no se incluyen los distintos niveles y formas de articulacin poltica de los indgenas en los mbitos regionales y locales.
Las autonomas no estn dadas. No existen per. se. Por el contrario, adquieren razn de ser en cuanto se consolidan, durante la modernidad, los Estados-nacin. La construccin de la conciencia de lucha por la autonoma tampoco se genera de la noche a la maana. Para que se convierta en una demanda poltica y cultural se requiere de uno o varios sujetos autonmicos que la hagan suya.
La autonoma tendr que irse construyendo, junto al sujeto autonmico, en la lucha por espacios polticos, sociales, econmicos y culturales en los niveles locales, nacionales e internacionales; en las reformas jurdicas para lograr crear las condiciones, ahora, de un ejercicio autonmico; en la capacidad de adaptar campos de competencia y la delegacin de atribuciones y responsabilidades propios de un rgimen de autonoma a las tradiciones y los marcos constitucionales, y a las condiciones histricas de nuestros pases; en la necesidad de incorporar a los distintos grupos regionales en un proyecto democrtico de autonoma 7 .
Ciertamente existen algunos valores provenientes de la filosofa liberal que pueden ser rescatados en aras de la construccin de un proyecto nacional popular. Estos son valores como tolerancia, democracia, justicia, libertad. Sin embargo, otros valores tales como la igualdad jurdica formal, la competencia, el individualismo posesivo, la omisin del Estado respecto sus responsabilidades sociales, ponen en peligro la existencia y reproduccin de otros valores culturales, econmicos, jurdicos y poltico-administrativos provenientes de historias mltiples, cosmogonas diversas, formas de organizar los asuntos pblicos conforme a usos y costumbres que no necesariamente son compartidos por el proyecto hegemnico de nacin.
7 Lpez y Rivas., Op. Cit., p. 33
El trmino autonoma proviene del griego auto que significa mismo y de nomos que denota norma, lo cual es interpretado de manera acertada por Ren Kuppe como los arreglos poltico-legales que conceden a una entidad pblica dentro de un estado el derecho a actuar independientemente de la influencia directa del poder poltico central o nacional. A estos arreglos poltico-legales los consideramos procesos de negociacin. .
Ahora bien, las reivindicaciones de la autonoma tienen distinta naturaleza: pueden ser de carcter tnico, racial o nacional. Y territorialmente se pueden expresar como intrarregionales, regionales, municipales y comunales.
En el caso de Amrica Latina, las reivindicaciones por la autonoma han tenido expresiones mono y pluritnicas y territorialmente se han reivindicado como regionales, municipales y comunales.
Rescatando la dimensin de la intensidad de autonoma, propuesta por Kuppe, las organizaciones indgenas latinoamericanas vienen impulsando un proceso de autonoma que les de la posibilidad de participar polticamente de manera equivalente a otras instancias de decisin existentes 8 . Pero dicha intensidad no llega al grado de proponer la independencia respecto al Estado-nacin, y tampoco se demanda el desconocimiento de los marcos jurdicos existentes, sino su reformulacin para ser incluidos.
Entre otros aspectos actualmente puestos a debate en el marco de las demandas de autonoma, se encuentra de manera preponderante el de la territorialidad. En el proceso de constitucin de lo nacional se fragment unilateralmente el territorio, desconociendo sin ms el derecho de los pueblos indgenas sobre el mismo. De tal manera que lo que la autonoma busca, entre otras cosas, pero de manera fundamental, es garantizarles a los pueblos indios, en el mbito constitucional, un territorio a partir del cual hacer posible su reconstitucin y desarrollo. (Ver esquema pgina siguiente).
Desde luego que ello representa una problemtica sumamente compleja, que en los hechos significa una pugna permanente por la tierra-mercanca. Problemtica agravada en ltima instancia por la concepcin individualista sobre la posesin de la tierra, frente a nociones colectivistas predominantes en los pueblos y las comunidades indgenas.
Lo que el Estado liberal de mediados del siglo XIX tiene proyectado para las comunidades indias es su paulatina integracin o incorporacin a las pautas y estilos de vida del liberalismo europeo: la sujecin a un derecho que consagra la propiedad privada, la preeminencia del individuo sobre la colectividad, la condicin de ciudadano libre para acceder al mercado y a la libre competencia, etctera. En suma la incorporacin del indio al desarrollo y al progreso. Lo que significa, por supuesto, el abandono obligatorio de sus prcticas y costumbres, muchas de ellas de origen prehispnico, otras desarrolladas a lo largo de los trescientos aos que dur el periodo colonial y aquellas que van adquiriendo en su calidad de entidades sociales dinmicas y en permanente desarrollo.
8 En la prctica, en los casos de las autonomas, podemos constatar una escala de arreglos de actuacin jurdico-poltica que se distinguen por su grado de intensidad en su independencia frente al Estado. Un mnimo de autonoma se ve en un arreglo que permite la manifestacin de la opinin propia [...] Un grado ms fuerte de autonoma se puede constatar en la participacin activa en tales procedimientos, sin necesariamente tener la posibilidad de controlar sustancialmente las decisiones. Ms intensa todava es la situacin donde se concede a la entidad autnoma el derecho de participar en la decisin como parte equivalente. Ren Kuppe, Gua para la investigacin Latautonomy, indito.
La cuestin tnica
La cuestin tnica es parte constitutiva de la cuestin nacional en el sentido que la composicin etnolingstica, nacional, racial y cultural de la nacin es un factor fundamental en la construccin de la misma, tanto para su estudio como para las acciones polticas que en ese terreno se realicen. Esto significa que hacemos una distincin entre lo tnico y lo nacional.
Varias corrientes antropolgicas y de la Etnografa Terica utilizan indistintamente el trmino tnico o ethnos para referirse tanto a pequeas entidades, como tarahumaras o lacandones, como a grandes conglomerados humanos, como mexicanos o noruegos.
Tomemos, a manera de ejemplo, la definicin que ofrece Yu V. Bromley 9 de su concepto de Ethnos, en su sentido estricto, como un grupo estable de personas que tienen en comn caractersticas relativamente estables de cultura incluido lenguaje y psicologa, as como una conciencia de su unidad y diferencia de otras formaciones similares que se expresa en un ethnonimo, para darnos cuenta de la dificultad para distinguir, a partir de esta definicin, la especificidad entre grupos de diversa naturaleza tnica y nacional. De la misma manera, Rodolfo Stavenhagen, Federick Barth 10 y muchos otros antroplogos no identifican diferencias de este tipo en el uso de sus conceptos.
Esta utilizacin genrica del trmino tnico o etnia para denominar a poblaciones con caractersticas territoriales, culturales, econmicas y polticas de muy diferente grado de complejidad y naturaleza en extensin y en profundidad no parece adecuada para el anlisis cientfico ni mucho menos para la interpretacin poltica de esta problemtica.
En primer trmino hay que considerar que no obstante que el proceso nacionalitario o de formacin de naciones constituye un verdadero cataclismo para las etnias existentes, y que a partir de este proceso se dan cambios sustanciales en la dinmica interna y en la composicin de estos grupos, lo cierto es que las etnias son, desde el punto de vista de su aparicin histrica en las formaciones sociales, previas a la aparicin de las naciones. Tal como lo seala J os Lus Najenson:
El origen o el momento inicial de la emergencia histrica de la etnia como formacin social, como sociedad particular ...fue siempre previo, en cada caso al surgimiento de naciones y/o Estados nacionales, que entendidos como procesos, son concomitantes en general, al desarrollo o penetracin del capitalismo y la sociedad burguesa en el viejo y nuevo mundo. 11
Esto es en cuanto a la dimensin histrica del concepto. Una vez que se inicia el proceso nacionalitario, las etnias entran en profundas transformaciones, que incluyen la extincin de muchas de ellas, o su incorporacin a nuevos procesos de etnogenesis y de formacin de nacionalidades, de los que se derivan la mayora de las etnias y grupos nacionales actuales.
En este sentido, y desde la dimensin no solo histrica sino tambin terica del concepto de etnia, lo tnico se diferencia de lo nacional, e incluso, en los casos de los
9 Yu. V. Bromley. Theoretical Ethnography, Moscow: Nauta Publishers, 1984 10 R. Stavenhagen, La cuestin tnica: algunos problemas terico metodolgicos, Estudios Sociolgicos, Vol. X, n 28, enero-abril, 53-76, 1992. 11 J os Luis Najenson, Etnia, clase y nacin en Amrica Latina, en Antropologa Americana, Instituto Panamericano de Geografa e Historia, 1984. grupos tnicos en el sentido estricto, lo tnico se presenta como contrapuesto a lo nacional, esto es, se define, por oposicin o por diferencia, que puede ser de grado, con lo nacional. En este contexto, elaboramos una clasificacin que pueda dar cuenta de las diferencias existentes entre distintas unidades socioculturales en el interior de los Estados-nacin: Etnias: grupos tnicos y tnico - nacionales
Los grupos tnicos constituyen sistemas socioculturales diferenciados en el interior de la nacin basado en estructuras de organizacin comunal. Generalmente son grupos cuyo origen lingstico se remonta a un tiempo histrico precapitalista y en los que se da una importancia relativa, en la organizacin socioeconmica, a las relaciones de parentesco; asimismo, tenemos el predominio y la tendencia a la endogamia.
Estos grupos ocupan un archipilago de unidades comunales, con relaciones tenues entre s; a menudo, las comunidades no ocupan territorios compactados y pueden existir incluso con una gran dispersin en un amplio territorio o en territorios separados por barreras geogrficas, socioeconmicas y polticas. En todo caso, como seala Ber Borojov, 12
la base material de las condiciones de produccin de las etnias el territorio- lugar donde viven y reproducen su vida, no es un territorio nacional en si mismo, ni lo es para dichas sociedades tnicas... el territorio es tierra, la base material de su subsistencia y el lugar donde entierran a sus muertos.
Lo que permite definir un grupo tnico en estas condiciones es el hecho de que las diversas comunidades incluidas comparten ciertos complejos culturales, lengua, creencias, formas de organizacin social, etctera, sin que las mismas determinen una unidad socio- poltica por encima del mbito comunal. Estas caractersticas, a menudo, son producto de la fragmentacin impuesta por los procesos nacionalitarios sobre estas sociedades.
Un elemento importante de los grupos tnicos es que su conciencia de integracin social es bsicamente colectiva, no individual como en el caso de las nacionalidades, en torno a una identidad que mantienen, en menor o mayor grado, y no desliga totalmente a sus miembros, de los lazos comunitarios. La prdida de estas relaciones comunitarias, seala Najenson, -locales, de parentesco, linaje, tribu, etc.-, sera tambin un rasgo de transformacin hacia una conciencia de integracin distinta, no tnica y colectiva, sino nacional e individual-.
Los grupos tnico - nacionales si bien pueden basar su organizacin social en estructuras comunales, y compartir muchos de los rasgos de los grupos tnicos, han alcanzado un grado de desarrollo socio-poltico que rebasa el mbito de la comunidad o pueblo. Lo bsico es que como resultado de un proceso histrico que implica cierto grado de diferenciacin social, impactos econmicos, conformacin de un sistema ideolgico cohesionado y surgimiento de una lite intelectual representativa, entre otros factores, el grupo tnico-nacional es capaz de cristalizar una percepcin de la identidad propia en tanto unidad integral de todas las comunidades o pueblos que poseen elementos socioculturales comunes.
Un hecho actual que es factor importantsimo de formacin de grupos tnico- nacionales, lo constituyen los movimientos revolucionarios que, como en los casos de Guatemala, Ecuador, Bolivia, Mxico entre otros-- someten a los grupos tnicos a procesos nacionalitarios de unificacin de extraordinaria profundidad.
Las identidades diferenciadas de los grupos tnico-nacionales en relacin a la nacionalidad dominante o mayoritaria, y al Estado nacional respectivo, van conformando proyectos tnicos que se expresan en los mbitos nacionales de lucha por la hegemona, a
12 Ber Borojov, Nacionalismo y lucha de clases, Mxico: Cuadernos de Pasado y Presente, 1980 travs del planteamiento de diferentes reivindicaciones que van desde las agrarias y culturales, hasta las de autonoma.
Las etnias, esto es, los grupos tnicos y los grupos tnico nacionales, pueden sufrir diversos procesos de cambio que, de acuerdo con Najenson, pudieran clasificarse de la siguiente manera:
ETNO-REPRODUCCION: sobrevivencia cotidiana del estilo de vida o cultura global de una forma social tnica. ETNO-RESTAURACION: recreacin de aspectos esenciales de un estilo de vida tnico subalterno o perdido en parte. ETNO-GENERACION: formacin de un nuevo estilo de vida, a partir de componentes tnicos preexistentes, en una nueva sntesis cultural.
Las nacionalidades, que tienen su origen en los procesos de conformacin de las naciones, a partir de etnias preexistentes y a travs de los procesos ya referidos de unificacin-centralizacin-homogeneizacin que llevan al cabo los Estados nacionales, constituyen unidades socio-culturales distribuidas en la totalidad del territorio nacional, y fuertemente diferenciadas en las estructuras clasistas.
Las lites nacionales constituyen la intelectualidad orgnica que codifica un proyecto de autodeterminacin orientado claramente a establecer un Estado-nacin propio o a identificarse con el Estado nacional existente, el cual, a su vez, acta como expresin poltica de esa nacionalidad.
Los grupos nacionales pueden tener su origen en la migracin forzada o voluntaria de nacionalidades de otra sociedad nacional, o en la anexin o conquista de territorios nacionales ajenos, que por esa va ingresan a la jurisdiccin del Estado.
Estos grupos pueden optar por la asimilacin a la nacionalidad dominante o mayoritaria, o permanecer con sus propias identidades como grupos nacionales diferenciados o como minoras nacionales.
El trmino de pueblo tiene tambin mltiples connotaciones. Se utiliza comnmente para designar a cualquier comunidad humana de las definidas como etnias, nacionalidades o grupos nacionales. Tambin en su connotacin jurdico poltica significa el sujeto de soberana, por ejemplo, el gobierno del pueblo. En su significado sociopoltico identifica a las clases explotadas y desposedas de la poblacin de un pas. En su acepcin como sinnimo de etnia o nacionalidad, constituye una buena forma de rehuir los intentos clasificatorios a los que nos hemos referido. Por ello es el trmino preferido por el derecho internacional para referirse a las etnias, aunque en este sentido, el concepto pueblo conlleva derivaciones de autodeterminacin que no todos los Estados aceptan.
Es importante hacer notar que estas clasificaciones no son de ninguna manera rgidas o estticas, ya que reiterndolo- las etnias constituyen entidades socioculturales sometidas a permanentes transformaciones en sus caractersticas, en sus condiciones de produccin, en su territorialidad, en sus formas de vinculacin poltica y en sus identidades como grupos diferenciados.
En consecuencia, el potencial socio-poltico de estas identidades no radica, en efecto, en alguna esencia metafsica invariable, sino justamente en su capacidad de transformacin histrica, en su aptitud para transformarse, sin renunciar a la identidad contrastante que las sustenta, y al hacerlo, ser participe de los procesos actuales y de las empresas sociales futuras. De aqu que nuestra clasificacin podra traslaparse en toda una gama de situaciones de transicin posible.
Igualmente es necesario aclarar de manera reiterada que las etnias se encuentran firmemente relacionadas con la estructura socioeconmica y poltica en que se inserten. De ah que las agrupaciones tnicas no son entidades armnicas o equilibradas, como pretenden presentarlas los etnicistas, ya que en ellas repercuten los antagonismos que caracterizan el conjunto nacional del que forman parte. As, aun cuando lo tnico tiene una dinmica propia, con sus manifestaciones especficas, las etnias no son independientes de la estructura de clases; ms bien, slo considerando la vertebracin clasista de cada etapa o fase histrica, puede comprenderse la naturaleza de los complejos tnicos. De aqu que las etnias no se enfrenten a un mundo occidental indiferenciado sino a clases o fracciones de clases que tienen sus nombres propios (terratenientes, burgueses agrarios, acaparadores, industriales) y los agentes del Estado. Son las connotaciones tnico-culturales de explotacin las que hacen que las cosas a menudo aparezcan opacadas o invertidas. De esta manera se podra interpretar que las etnias son explotadas por ser discriminadas cuando en realidad la discriminacin es resultado, y al mismo tiempo, palanca reproductora de la explotacin.
Igualmente, la cuestin tnica, al fundamentarse en la matriz clasista, adquiere un carcter evidentemente SOCIOPOLTICO, que no puede reducirse a su aspecto cultural, De aqu la necesidad de incorporar en el anlisis de lo tnico, todas las dimensiones posibles en el marco de una perspectiva integral.
Tericamente se plantea, que todas las colectividades que hoy llamamos etnias son el resultado del largo proceso histrico -del cual la constitucin de los Estados nacionales vino a ser un momento ms- iniciado en el siglo XVI con las exploraciones geogrficas por parte de los colonizadores europeos, y que se prolonga hasta nuestros das en el marco de la globalizacin.
En este sentido, autores como Gilberto J imnez 13 se refiere a un proceso de etnicizacin, ocasionado por la desterritorializacin violenta y forzada de las comunidades originalmente asentadas en estos territorios, lo cual va a ocasionar la ruptura, o por lo menos la distorsin, de sus vnculos (materiales o simblicos) con sus territorios ancestrales. Como es sabido, a partir de la conquista las comunidades indias fueron desplazadas de sus territorios originales; la gran mayora fueron destruidas, y las sobrevivientes confinadas en otros territorios en la forma de misiones, encomiendas, reservaciones, corregimientos, repblicas de indios o regiones de refugio.
La desterritorializacin de las etnias, unido al de su origen, que considera que ste se basa en vnculos o afinidades primordiales, distintos a los vnculos meramente civiles en los que funda su nocin de pertenencia el Estado nacin, le van a dar al concepto de etnia un contenido que hacia adelante, de una manera ms o menos romantizada, aparecer contrapuesto en trminos de proyecto civilizatorio al proyecto homogeneizador del Estado nacin capitalista.
Los vnculos internos a partir de los cuales, o en funcin de los cuales vive una etnia y se hace aparecer como tal hacia adentro y hacia los otros que no forman parte de ella, constituye uno de los aspectos con respecto a las formas de subsistencia de la misma, y las formas que se da para aparecer ante los Otros. Para el anlisis que refiere a lo que una etnia es, en tanto comunidad especifica, con respecto a s misma y con respecto a los otros, se elabora el concepto de identidad tnica.
El problema de la identidad (tnica, social, nacional) vino a constituirse en un tema de anlisis en el contexto justamente de los proyectos homogeneizadores de los Estados nacionales capitalistas, que a lo largo del planeta pretenden desconocer, en aras de un arbitrario principio jurdico de igualdad, que todos los Estados, o por lo menos la mayora, son plurinacionales, multitnicos y plurilingsticos, esto es, que prcticamente no hay estados mononacionales.
La gran cantidad de problemticas dadas a escala mundial que tienen que ver con los derechos de colectividades especficas, que se han visto erosionados por causa de la constitucin de Estados nacionales, y que se ha profundizado dicha erosin en el contexto de la globalizacin, ha dado lugar al desarrollo de teoras de la identidad, de las cuales destacamos algunos aspectos en la medida en que resultan cruciales para entender la importancia de una etnia, y de sus potencialidades, as como del sentido poltico y tico que alimenta a sus demandas de autonoma.
En los trminos ms generales posibles, as como los ms comnmente aceptados en el mbito de la reflexin social, la identidad se refiere a un conjunto de repertorios culturales interiorizados, mediante los cuales los individuos o las colectividades definen y delimitan sus fronteras, esto es, se definen hacia adentro, con respecto a los dems integrantes, y hacia afuera con respecto a los otros, en una situacin determinada, en un contexto histrico especfico y atravesado por relaciones tambin especficas de dominacin y subordinacin.
13 Ver: Gilberto J imnez, Identidades tnicas: estado de la cuestin en Leticia Reina (coordinadora). Los retos de la etnicidad en los estados- nacin del siglo XXI. Mxico: INI; CIESAS, 2000. Al igual que los Estados nacionales europeos 14 , los Estados nacionales del continente americano se definieron a partir de la negacin de las etnias que habitaban originariamente en sus territorios. Los Estados que se formaron a partir de este proceso, hicieron tabla rasa de las identidades de los diversos pueblos desplegados en estos territorios, de tal manera que al constituirse como nacin, quienes decidieron la constitucin nacional apenas si tomaron en cuenta la historia de aquellos que haban sido derrotados, exterminados o confinados.
En suma, es importante concluir que:
Los complejos tnicos constituyen entidades sometidas al proceso histrico y cuyas bases socioculturales, condiciones de reproduccin y formas de vinculacin poltica se modifican constantemente; de aqu la posibilidad de transformarse sin renunciar a su identidad contrastante.
Por ser entidades histricas, los sistemas tnicos, son al mismo tiempo, fenmenos siempre contemporneos; an el pasado hay que verlo en funcin del presente y el futuro.
Las etnias existen firmemente relacionadas con la estructura socioeconmica y poltica en que se insertan. De aqu que las entidades tnicas no sean identidades armnicas o equilibradas, sino que se encuentran incididas por su integracin en la matriz clasista, no son independientes de la misma.
Por ello la necesidad metodolgica de ver a las etnias en sus contradicciones; lo cual no demerita o descalifica los ideales o arquetipos, las tendencias o el deber ser de los pueblos.
Los indgenas no enfrentan un mundo genrico no indgena: occidental sino a clases sociales y sus representantes.
A partir de la base clasista, el problema indgena constituye un fenmeno sociopoltico que no puede reducirse a lo cultural.
Por su carcter sociopoltico, lo tnico se vincula con otros sectores explotados de la sociedad, aunque sus reivindicaciones deben conservar su especificidad.
As, la cuestin tnica deviene en parte constitutiva de la cuestin nacional y, en consecuencia, las etnias o pueblos enfrentan a un proyecto nacional hegemnico que slo puede ser enfrentado exitosamente con un proyecto nacional contra hegemnico alternativo.
14 Visto desde la perspectiva de la sociologa, el origen del lenguaje nacional se halla en las profundidades de la verdadera fbrica de las naciones en el siglo pasado; la expansin nacional del Estado, la subordinacin de racionalidades singulares, regionales y tnicas, a la razn nacional del Estado. Qu intrigante proceso logr que ms del 38% de los italianos fueran desposedos de sus lenguajes locales para hacerse del italiano moderno en tan solo medio siglo? La misma pregunta se puede hacer a la historia francesa o a la alemana (sobre la historia del lenguaje nacional en Mxico las cifras no abundan, pero es de suponer que fue un proceso sustancialmente mas lento y mas fallido que en los pases centrales). Ilan Semo, Prologo, en Gilberto Lpez y Rivas. Nacin y pueblos indios en el neoliberalismo, p. III. La solucin de la problemtica tnica requiere de la accin poltica de los indgenas y no la accin de los indigenistas; se requiere de una poltica india: los indgenas como sujetos histricos, como protagonistas polticos y constructores de su propio futuro.
El indigenismo del Estado nacional
En las ltimas dcadas, particularmente, los Estados nacionales latinoamericanos aplicaron polticas indigenistas con la pretensin de incorporar al indio a la cultura nacional, pero que en la prctica mediatizaron sus formas especficas de expresin poltica y cultural. En rigor, el indigenismo trata de borrar las diversidades culturales de las sociedades nacionales e incorporar a los indgenas a los sectores asalariados tanto en el campo como en la ciudad.
Como seala Gellner, el proyecto de homogeneizacin cultural sustentado en la idea de un estado, una nacin y una cultura, en el cual basa su xito el avance del sistema capitalista, vende la idea errnea de que la homogeneidad cultural es la condicin ideal para el buen funcionamiento, la estabilidad y la gobernabilidad. En esta perspectiva es que ha venido bien a la ideologa dominante, la confusin creada entre ambos conceptos, a partir de la cual los Estados nacionales sustentaron sus polticas de incorporacin forzada de las etnias.
En la mayora de los pases de Latinoamrica, a partir de la constitucin de los Estados nacionales, stos se condujeron con polticas de unificacin cultural forzada mediante estrategias de estandarizacin lingstica, religiosa, ideolgica y educativa, a contracorriente de una realidad imperante en la medida que la mayora de los Estados son plurinacionales, multitnicos y plurilingsticos.
Para Manuel Gamio, uno de los padres fundadores de la antropologa en Mxico, la marginalidad de los indgenas se deba al estancamiento provocado por la diferenciacin lingstica, por lo que la solucin al problema era la conveniente intervencin del Estado a fin de establecer una poltica que pretenda ir en auxilio del indgena, pero que en los hechos busc su asimilacin a la nacionalidad dominante y la homogeneizacin cultural y lingstica a los criterios burgueses de desarrollo y progreso.
Desde que Gamio defini a la antropologa como la ciencia del buen gobierno, los antroplogos jugaron un papel protagnico en la elaboracin de estas polticas indigenistas.
Desde sus inicios, el indigenismo asumi un relativismo cultural restrictivo, en definitiva racista, como uno de sus componentes; de tal manera que se consider que en las culturas indgenas haba aspectos que deban ser conservados y que merecan respeto y proteccin por parte de los Estados, y otros negativos que deban ser eliminados por no ser compatibles, ya sea con la modernidad o con los sistemas jurdicos impuestos.
De esta manera, la burocracia indigenista se convirti en seleccionadora del destino que tendran los procesos de incorporacin del indgena a la sociedad nacional, sin tomar en cuenta los derechos de estos grupos a decidir su propio rumbo. El indigenismo promovido por las lites criollas y mestizas gobernantes, se caracteriz desde sus inicios por el uso de una retrica de respeto a las lenguas y costumbres indgenas, y una prctica de destruccin de las estructuras tnicas de los pueblos indios. Uno de los argumentos ms caractersticos del indigenismo como poltica de Estado es precisamente conceptuar lo tnico como atraso, por lo que al eliminarlo de hecho, segn este punto de vista, se logra la incorporacin exitosa del indio a la sociedad nacional y su arribo a la modernidad.
Pese a su retrica que dice buscar el beneficio del indio, el indigenismo ha sido un contrasentido para encontrar o definir los caminos independientes de los pueblos hacia una articulacin con las sociedades nacionales de carcter equitativo y democrtico. Al mismo tiempo, el indigenismo ha significado un lastre con el que han tenido que verse los pueblos indgenas, al grado que las polticas que se desprenden de este modo de interpretar la realidad de los mismos ha significado el mayor obstculo para su verdadera integracin, como ellos lo decidan y no como quiere que lo hagan los estados nacionales latinoamericanos. 15
El indigenismo, al fin de cuentas, conjuga una lista de prejuicios raciales y culturales basados en la supremaca de lo europeo sobre lo indgena. Con una visin que agudiza la dominacin de un grupo social, el cual maneja el aparato gubernamental, y asiste a otro grupo social que es incapaz de valerse por s mismo, y por lo tanto necesita ser asistido. Dominacin cultural que niega el acceso a la toma de decisiones en el sistema poltico y excluye del aparato de gobierno a los indgenas.
Si el control de las urbes fue prioritario para que la dominacin de un sector social autoproclamado nacional se impusiera sobre la poblacin de los pases, en el terreno ideolgico la detentacin del inters nacional en una clase fue fundamental para legitimar el exterminio de todos aquellos que no compartieran los mismos postulados nacionales.
A la par de los procesos generales en los que se fue construyendo el marco jurdico y el sistema poltico de Amrica Latina, los pueblos indios han regido sus vidas y organizado sus comunidades a travs de costumbres propias. Como una forma de resistencia, los pueblos indgenas huyeron del alcance de los conquistadores y se asentaron en territorios muchas veces inhspitos pero a la vez inaccesibles al yugo colonial. No fue sino hasta el proceso de modernizacin que muchos de estos pueblos tuvieron nuevamente contacto con los sistemas de organizacin poltica y sus instituciones vigentes en las metrpolis.
Este contacto signific una nueva confrontacin. La expansin de lo nacional, y del marco jurdico que lo sustentaba, tuvo que chocar nuevamente con la autonoma que de facto se reproduca en las comunidades. Si en el pasado se acept algunas formas de organizacin indgena comunitaria en el contexto de la reforma y la consolidacin del Estado nacin, las comunidades indgenas y sus formas de reproduccin de la vida fueron hostigadas incluso militarmente.
Las comunidades indgenas nunca han recibido un trato equitativo durante el intercambio que han tenido con un aparato gubernamental que les exige una integracin al Estado nacional. Las diversas formas de autonoma son el resultado de procesos histricos que las comunidades indgenas han tenido en su interior. El intento de transformarlas por la fuerza siempre ha venido del exterior; de una clase dominante que se concibe como superior por el lugar que ocupa en el desarrollo lineal que impone la modernidad.
Los diversos intentos por consolidar los procesos autonmicos en los pueblos y las comunidades indgenas en Latinoamrica muestran nuevamente la enorme capacidad de resistencia y asimilacin de su cultura. La autonoma que de hecho han ejercido en sus territorios ahora exige una inclusin puntual en los Estados nacionales.
15 En el inicio de loa ochenta, un grupo de antroplogos crticos mexicanos se presentaron en el Foro Popular sobre la Cuestin tnica, organizado por el INI, declarando tajantemente: Todo indigenismo, independientemente de su ropaje integracionista, participativo o pluricultural, es un instrumento etnocida. Los renovados discursos y los propsitos declarativos no logran anular este carcter. Eckart Boege, Hctor Daz- Polanco, Andrs Medina, Gilberto Lpez y Rivas, El indigenismo y los indgenas. El sector indgena ha pasado a la ofensiva. Ante la nueva intencin del capital, ahora por medio de su manifestacin neoliberal, de desaparecerlos, se vieron obligados a acompaar sus resistencias en un solo movimiento y apostarle a la construccin de un Estado nacional democrtico que los incluya por completo. Pasar de la autonoma de hecho para exigirla en el derecho es un proceso en el que saben que se tienen que acompaar de otros sectores populares de la nacin.
Aun estamos a tiempo de que las propuestas del movimiento indgena eviten la reedicin de la historia trgica caracterstica de Amrica Latina, y que las iniciativas de este sector social, encaminadas a incluir todos los elementos constitutivos en la sociedad nacional, sean recogidos por las dems fuerzas sociales y se pueda construir, por fin, una sociedad plena basada en la inclusin y el respeto a la diferencia.
Mxico: las autonomas de los pueblos indios en el mbito nacional
Gilberto Lpez y Rivas 16
1.1 Factores externos e internos que inciden en torno a las autonomas
Para quienes en Mxico venimos acompaando al movimiento indgena desde los aos setenta del siglo pasado, el planteamiento autonmico en su significado contemporneo no est presente en esos aos en el campo de los acadmicos dedicados a la cuestin tnica ni en la discusin de las organizaciones indgenas.
Una de las principales expresiones analticas de lo que poda ser considerada como la antropologa crtica mexicana del inicio de la dcada de los ochenta es la declaracin fundacional del Consejo Latinoamericano de Apoyo a las Luchas Indgenas, CLALI, que se organiza en la Escuela Nacional de Antropologa e Historia en 1981. En ese documento se hace uno de los planteamientos ms radicales o de izquierda, en el contexto de la poca y en el espacio de los antroplogos, y ah no existe una sola referencia a la autonoma. En el mismo se analizan y critican las distintas corrientes que predominaban en ese momento en la poltica del Estado hacia los pueblos indios, el integracionismo indigenista, el etnopopulismo, pero no se hace un planteamiento de autonoma.
La construccin del sujeto autonmico en los pueblos indgenas del continente americano ha tenido flujos y reflujos y se ha enfrentado permanentemente a la oposicin y represin de los gobiernos, pero todo ello se ha acumulado en la memoria histrica de los pueblos indios. En esa memoria est la resistencia, muchas veces heroica, a la dominacin y la lucha constante por el respeto a sus formas tradicionales de organizacin poltica, a sus manifestaciones culturales y creencias religiosas. Una a una, estas historias han contribuido a la maduracin de las demandas hasta arribar a las actuales exigencias indgenas de establecer gobiernos autnomos, ya sean pluritnicos o monotnicos, en todos aquellos pases en los que su presencia etnolingstica-cultural se ha conservado.
Si quisiramos situar en una fecha determinada la aparicin de la gesta histrica por los autogobiernos indios tenemos que remontarnos al movimiento aymara y pachicuti que sacudi las formas de organizacin poltica en Bolivia en el ao 1952. Desde ese momento, y hasta el presente, la reivindicacin de un gobierno indgena por los indgenas y para los indgenas ha marcado la historia de ese pas. Levantamientos y sublevaciones han dotado a los movimientos indios bolivianos de la cualidad de situarse como referente de las luchas poltico-culturales mas importantes de esa nacin: a tal grado que en los ltimos aos, su agenda programtica los hace aparecer como un movimiento coordinado que est teniendo acceso a las representaciones parlamentarias y gubernamentales con la finalidad de impulsar desde ah su programa poltico. 17
La gestacin de la propuesta autonmica ha madurado de tal forma en Bolivia que los pueblos indios que ah coexisten y que han sido protagonistas en las luchas de los
16 Direccin de Etnologa y Antropologa Social del Instituto Nacional de Antropologa e Historia. Mxico.
17 Tulio Halperin Donghi nos comenta en su Historia Contempornea de Amrica Latina que "... en 1951 el candidato del Movimiento Nacionalista Revolucionario era el ms votado en las elecciones presidenciales; el golpe militar del general Ballivin, destinado a impedirle la llegada al poder, provoc como reaccin una revolucin de sectores marginales del ejrcito, que encontr apoyos populares muy amplios, y en abril de 1952 impuso a Paz Estenssoro: la revolucin nacional haba comenzado." p. 434.
cocaleros y el movimiento sindical de los ochenta y noventa, hoy en da no solamente demandan el ejercicio de la autonoma, sino la creacin de un Estado pluritnico en el que se refunden de raz las bases que fundamentan jurdicamente la Constitucin Poltica de su pas y del continente.
Sin embargo, en las ltimas dos dcadas destacamos varios eventos y procesos a partir de los cuales el concepto contemporneo de autonoma adquiere un inters poltico, tanto en el mbito del debate intelectual y acadmico, como en el desarrollo de los propios movimientos autogestionarios de los pueblos indios.
En primer trmino estara el establecimiento constitucional de un rgimen de autonoma regional en la Costa Atlntica-Caribe de Nicaragua en 1987, mismo que tuvo un impacto a nivel continental en la medida en que mostr que las autonomas constituyen una alternativa viable para que los estados nacionales puedan remontar situaciones de conflicto, incluso armado, que tienen su origen en la composicin pluritnica de la poblacin. 18
El Gobierno de Nicaragua decidi en diciembre de 1984 analizar la posibilidad del establecimiento de un rgimen de autonoma en territorio nicaragense. Esta iniciativa poltica decidida en el interior de la Direccin Nacional del Frente Sandinista de Liberacin Nacional, coordinada en su etapa inicial por el Comandante Lus Carrin, fue una sorpresa total para quienes fuimos convocados a formar parte de una comisin 19 que presentara un documento previo de discusin porque la reivindicacin de autonoma que primeramente se hizo en Nicaragua no provena del gobierno sandinista, sino de los movimientos etnicistas que muy pronto se oponen al mismo, encabezados por los dirigentes miskitos de MISURASATA: Brooklyn Rivera y Steadman Fagoth.
La autonoma regional para pueblos y comunidades tnicas que habitan en un 42% del territorio de ese pas fue un paso trascendente, en el marco de una revolucin social, que conform gobiernos regionales electos de representacin plural y continu un proceso de reconstitucin de la nacin nicaragense que haba quedado inconcluso durante la prolongada dictadura somocista. La Nicaragua de esos aos fue la sede de importantes reuniones internacionales en las que se discuti ampliamente la experiencia autonmica, con la presencia de numerosos dirigentes indgenas de todo el continente, incluyendo Mxico.
Un segundo evento que incidi, tanto a nivel terico y meditico como en las movilizaciones que gener a escala latinoamericana, tiene que ver con las encendidas polmicas, movilizaciones, encuentros y desencuentros en torno al quinto centenario del descubrimiento de Amrica en 1992. La manipulacin histrica y el manejo poltico maniqueo con que los grupos gubernamentales en cada pas pretendieron proyectar la celebracin de un acontecimiento que en la memoria de las culturas indias y de origen africano significa esclavitud, genocidio y etnocidio, contribuy a que, en el camino de un proceso de desgaste de lo nacional a raz de las recurrentes crisis econmicas y polticas experimentadas por los estados, diversos sectores a lo largo del continente -de entre los que sobresalen los pueblos indios- asumieran una actitud radicalmente crtica con respecto a sus alternativas de desarrollo en el contexto de las opciones de la modernidad neoliberal. As, al reflexionar respecto de las expectativas hacia el futuro, se seala que la autodeterminacin de las etnias, el derecho de los pueblos a tomar las riendas de su propio destino, constituyen un requerimiento indispensable de las nuevas formas que asuman los estados nacionales democrticos.
18 Ver el capitulo sobre Nicaragua de Manuel Ortega Hegg. 19 Formamos parte de esa comisin Manuel Ortega, Hazle Law, Galio Gurdian, Orlando Nez y el autor de estas lneas, entre otros. Tambin tiene importancia mencionar las repercusiones en el mbito latinoamericano de los procesos acontecidos en Ecuador y Per, donde las destituciones de Abdal Bucaram y J amil Mahuad tuvieron como protagonista central en las manifestaciones al Congreso de las Nacionalidades y Pueblos Indgenas del Ecuador (CONAIE), en el primer caso; y la derrota electoral y posterior exilio de Alberto Fujimori, en el segundo, debido a la participacin masiva de los indgenas peruanos. Las experiencias de los indgenas en ambos pases, les han servido para proyectarlos como sujetos histricos capaces de definir la transformacin de sus naciones y, en consecuencia, establecer un programa poltico con el que se logre una relacin distinta con los dems sectores que componen sus respectivas sociedades nacionales. 20
Un factor interno decisivo para el caso mexicano fue, evidentemente, la insurreccin de 1994, encabezada por el Ejrcito Zapatista de Liberacin Nacional (EZLN). Este ltimo evento -en particular a partir de las discusiones que dieron por resultado los Acuerdos de San Andrs- vincul la antigua y ansiada demanda de autogobierno, de reconocimiento poltico y constitucional de los sistemas normativos, la cultura y territorialidad de los pueblos indios, a la problemtica de la llamada cuestin nacional.
Cuando se inicia el Dilogo de San Andrs, la demanda de autonoma no era predominante en el movimiento indgena. En realidad, antes de 1994 pocas organizaciones hacan del proyecto autonmico su bandera de lucha: en este caso hay que distinguir al Frente Independiente de Pueblos Indios (FIPI), que despus deviene en Asamblea Nacional Indgena por la Autonoma (ANIPA), que hace propuestas autonmicas, incluso legislativas, previas a la insurreccin zapatista. 21 Sin embargo, las autonomas comienzan a ser discutidas como argumento de carcter programtico- poltico que toma un relieve nacional despus del levantamiento zapatista. 22
Los Acuerdos de San Andrs, firmados entre el Gobierno federal y el EZLN el 16 de febrero de 1996, son el resultado final de un anlisis profundo y riguroso llevado a cabo por intelectuales, especialistas, juristas y dirigentes de las ms diversas organizaciones convocados por la dirigencia zapatista durante el proceso de negociacin con la contraparte gubernamental. Es a partir de entonces que las demandas de autonoma para los pueblos indios mexicanos se convierten en la principal reivindicacin de sus movimientos. Se empieza a reflexionar de una manera ms concreta respecto de las formas en que, en las circunstancias actuales, se puede hacer realidad un proyecto jurdico-poltico que restituya a los indgenas sus derechos plenos, tanto en el mbito ciudadano como en su carcter de pueblos. Las autonomas toman en cuenta diversos factores de entre los que sobresalen, por un lado la dimensin histrica, esto es, la necesidad de reparar el agravio sufrido durante ms de quinientos aos; y por otro, la adecuacin de las propuestas a las condiciones polticas y jurdico-administrativas del Estado nacional contemporneo.
As, las autonomas que se han venido perfilando en los ltimos aos en nuestro pas resultan principalmente del esfuerzo terico, organizativo y poltico del EZLN, desde luego, del Congreso Nacional Indgena (CNI) y de otras organizaciones indgenas nacionales y
20 Al respecto pueden consultarse las pginas de la Internet www.peruindymedia.org y www.ecuador.indymedia.org 21 Margarito Ruiz, de esta organizacin, como diputado del PRD, present una iniciativa en esta direccin en 1991, misma que me toco firmar como diputado de esa fraccin parlamentaria. 22 El 5 de septiembre de 1990 fue ratificado por el Senado de la Repblica Mexicana el Convenio 169 de la Organizacin Internacional del Trabajo (OIT) Sobre Pueblos Indgenas y Tribales en Pases Independientes, y entr en vigor el 5 de septiembre de 1991, siendo Ley Suprema en nuestro pas segn lo estipula el artculo 133 de la Carta Magna. El Convenio 169 de la OIT empez a tomarse en cuenta como una herramienta til por los pueblos indios cuando el Consejo de Pueblos Nahuas del Alto Balsas recurri a l para defenderse y poder evitar la construccin de una presa en San Juan Telelcingo. regionales de Oaxaca, Guerrero, Michoacn, Veracruz y de otros estados de la Repblica en los que tienen presencia los pueblos indios.
Cabe resaltar que dentro de las propuestas surgidas de los Acuerdos en ningn momento se ha planteado, como se maneja de manera recurrente y sesgada, el establecimiento de territorios independientes o soberanos. El fantasma de la balcanizacin es tambin un recurso meditico manejado por sectores conservadores de la parte gubernamental, opuestos a la autonoma.
Por el contrario, lo que los pueblos indios quieren, y as lo han expresado de manera reiterada, es encontrar una frmula que les permita vivir con dignidad en el interior del Estado nacional. Ms aun, han reclamado de manera indita su derecho histrico de pertenencia a un Estado que en su conformacin los hizo a un lado, pese a que como lo demuestra la historia, los pueblos indgenas participaron activamente en las luchas que llevaron a la constitucin de la nacin mexicana.
La idea de las autonomas indgenas es nueva en el sentido de articular esa demanda y sus actores principales, los pueblos indios, con otros actores de la vida nacional y en el marco de los escenarios que la configuracin actual del Estado nacional mexicano les ofrece; pero no lo es en tanto existe una tradicin centenaria de autogobiernos de facto establecidos con mayor o menor xito por las comunidades indgenas a lo largo del territorio nacional. Ello es importante, en la medida de que de lo que se trata es de ubicar objetivamente la sustancia de las demandas actuales, que se nutren obviamente de esa tradicin centenaria y, al mismo tiempo, intentan conformarse para el momento actual.
A nivel histrico, las propuestas toman en cuenta la dominacin colonial y nacional, el despojo territorial y el sometimiento cultural de que han sido objeto los pueblos desde la llegada de los espaoles y hasta el da de hoy. En este sentido se recurre a la amplia documentacin existente relativa a la larga historia de dominacin, as como a la de sus luchas de resistencia. De aqu surge la exigencia tica que tendra el Estado nacional contemporneo de restituir lo que en ms de quinientos aos se ha negado.
Lamentablemente, pese a que los representantes gubernamentales que en distintos momentos han estado participando en el proceso de dialogo en el estado de Chiapas reconocen que hay esa deuda histrica para con los pueblos indios, a la hora de hacer realidad lo acordado en las negociaciones, las decisiones y acciones polticas incurren en una dramtica amnesia que una y otra vez, como ha ocurrido siempre, termina en un muro autoritario de un Estado incapaz e inflexible. 23
1.2. Algunos datos estadsticos bsicos.
En nuestro pas las estadsticas registran 56 etnias o grupos etnolingsticos constituidos por cerca de 10 millones de habitantes considerados genricamente indgenas.
23 El 13 de febrero de 2004, con motivo de la represin del gobierno estatal al Consejo Autonomo de Tlalnepantle, Morelos, escrib en La J ornada: No fue suficiente con darles la espalda a los pueblos indios por parte del Estado mexicano decretando una contrarreforma en materia indgena que no respeto los Acuerdos de San Andrs y alejo las posibilidades de solucin pacifica al conflicto chiapaneco. Haba que dejar claro, como lo declaro Santiago Creel que el gobierno federal no permitir el establecimiento de nuevas formas de gobierno a voluntad propia o a contentillo de algn grupo que no est de acuerdo con la autoridad constitucional y que pretenda rebasarla. Aunque rpidamente el Secretario cambio el discurso al deslinde de responsabilidades con respecto a los conocidos excesos de Sergio Estrada Cagigal en Morelos, el corpus real del pensamiento de la actual clase en el poder es que no puede permitirse el establecimiento de organizaciones autonmicas que no tienen cabida dentro del marco constitucional. La Jornada, 13 de febrero de 2004.
Cifras que es necesario tratar con reserva, dado lo que se ha considerado como etnocidio estadstico, ocasionado por factores diversos, entre ellos, la falta de criterios censales que profundicen la identidad tnica, el desinters y la negligencia gubernamentales ante esa poblacin, o por una actitud de ocultamiento o estigma tnico asumido por los propios miembros de los pueblos indios.
De acuerdo con las estimaciones globales hechas por el Consejo Nacional de Poblacin (CONAPO) y el Instituto Nacional Indigenista (INI), de 97 483 412 habitantes que reporta el censo del 2000, (en el 2004 mas de 104 millones), habra en nuestro pas 12 707 000 indgenas, que constituira el 11.8 % del total. Cifra que toma en cuenta los indicadores censales con base en el criterio Hablantes de Lengua Indgena (HLI) mayores de cinco aos, que constituyen un total de 6 044 547 de personas.
Considerados por entidad federativa, son los estados de Yucatn, Veracruz, Oaxaca, Chiapas, Guerrero, Puebla, Hidalgo y el Estado de Mxico, los que tienen una mayor concentracin de poblacin indgena, aunque sta se encuentra dispersa en mayor o menor nmero a lo largo de todo el territorio mexicano. (Ver. Cuadro 1)
CUADRO 1 Poblacin hablante de lengua indgena de 5 aos y ms por entidad federativa segn sexo, 2000
INEGI. XII Censo General de Poblacin y Vivienda, 2000, y estimaciones de poblacin indgena segn CONAPO-INI
Como podemos observar, aunque existe poblacin indgena en prcticamente todos los estados de la Repblica, es en el sur y en el sureste donde se concentra la mayora, destacando los estados de Yucatn, en el que de acuerdo con el Censo del 2000, existe una poblacin indgena de 979,614 habitantes que representan el 39.04% de la poblacin estatal; Oaxaca, con el 38.24% indgena y Chiapas con el 24.98%. No es extrao pues que sea en estos estados que se llevan a cabo en la actualidad los ms importantes movimientos reivindicativos de las autonomas.
En cuanto a la distribucin de la poblacin indgena, considerando slo su adscripcin a alguna lengua especfica, las estimaciones de CONAPO dan un total de 10 millones 735 mil hablantes de alguna lengua indgena, del cual slo entre el Nhuatl y el Maya concentran el 37.9 por ciento. Los grupos indgenas ms numerosos, que en conjunto representan poco ms el 70 por ciento de la poblacin total son: el Nhuatl con 2.6 millones, el Maya con 1.5 millones, el Zapoteco con 802.0 mil, el Mixteco con 750.6 mil, el Tzotzil con 415.6 mil y el Tzeltal con 393.0 mil. (Ver cuadro num. 2).
Cuadro num. 2
Poblacin indgena considerada como hablantes por grupo etnolingstico, de acuerdo a las estimaciones de CONAPO con base en el XII Censo General de Poblacin y vivienda 2000.
Siguiendo con las estimaciones oficiales dadas a conocer por el Instituto Nacional Indigenista y el Consejo Nacional de Poblacin, de 2 443 municipios que hay en nuestro pas, 871 tienen poblacin indgena, lo que constituye el 35.7 del total. De ellos, en 481 la poblacin indgena es mayoritaria.
De estos 871 municipios con presencia indgena, el 100% de ellos mantienen algn grado de marginacin, y 668 mantienen un grado de marginacin alto o muy alto; esto es, del total de municipios con poblacin indgena, ms del 80 por ciento viven en condiciones de marginacin graves. El 42.3 por ciento no tiene agua entubada, el 20.7 por ciento no tiene electricidad, el 73 por ciento no dispone de drenaje, llegando al extremo de un 13 por ciento que no dispone de ninguno de los tres servicios mencionados. Casi el 60 por ciento trabaja en el sector primario, poco ms del treinta por ciento no recibe ingresos por su trabajo y ms del 22 por ciento percibe entre uno y dos salarios mnimos.
La comparacin relacionada con el indicador nivel de instruccin entre los porcentajes nacionales y los referidos a la poblacin hablante de lengua indgena, arroja resultados reveladores de la marginacin de los pueblos indios de nuestro pas. Mientras que del total de la poblacin nacional de 15 aos o ms, segn la informacin del XII Censo General de Poblacin y Vivienda 2000, el 10.3 por ciento no tiene ninguna instruccin, mientras que del total de la poblacin indgena nacional de 15 aos o ms, el 31.7 por ciento no tiene ninguna instruccin. Y en el otro extremo, mientras a nivel nacional el 16.8 por ciento de la poblacin nacional tiene bachillerato terminado, slo el 2.7 por ciento de la poblacin indgena tiene el bachillerato terminado; o peor an, de acuerdo con el INEGI, mientras el 11 por ciento de la poblacin nacional tiene algn grado de licenciatura, el 0.0 por ciento de la poblacin indgena tiene grado de licenciatura.
1.3 Antecedentes histricos y caractersticas de las propuestas autonmicas.
Si entendemos la autonoma como "la delegacin de competencia mutuamente acordada entre sujetos polticos (...), la autonoma no es una renuncia a la soberana estatal nacional, sino una distribucin de atribuciones y funciones que pueden ser complementarias, exclusivas o restrictivas de poderes federales, estatales, regionales y municipales." 24 ; se podr comprender que su gestacin y desarrollo son un proceso por el que han y estn pasando los pueblos y las comunidades indgenas y del que no escapa la poblacin total del Estado nacional, por la simple razn que el proceso autonmico implica la construccin, en un territorio determinado, de relaciones diferenciadas de otros grupos sociales, pero que se enmarcan dentro de un Estado nacional.
Ya con anterioridad 25 haba expresado que el debate por la nacin no necesariamente pasaba por la desintegracin del Estado, sino que tomaba el curso de las identidades locales que le dieron forma inicial. Desde ese momento concebamos a la autonoma como un espacio de debate, dialogo y negociacin entre el poder constituido y las representaciones polticas de los pueblos.
"En el marco de este tipo de proyectos nacionales somos testigos de un proceso de restauracin tnica de los pueblos indios de Mxico y de Amrica Latina en general. La presencia de los pueblos indios como sujetos polticos activos es un hecho cada
24 Gilberto Lpez y Rivas. Nacin y pueblos indios en el neoliberalismo, p. XVII. 25 Gilberto Lpez y Rivas y Alicia Castellanos. El debate de la nacin, Mxico, Ed. Claves Latinoamericanas, 1992, 113 pginas. Para la presente mencin ver Introduccin pp. 7-10. vez ms evidente, se expresa en el carcter de sus organizaciones, en sus reivindicaciones, cada vez ms estructuradas, que podran ser sintetizadas en la demanda central de autonoma." 26
Es durante las dcadas de los aos ochenta y noventa, que los movimientos indios independientes del Estado constituyen las bases tericas y programticas a partir de las cuales se van conformando sujetos activos en el acontecer poltico de nuestros pases. As, de la perspectiva acerca de los indios mantenida en dcadas anteriores, an en las ideologas ms radicales, como los sujetos vctimas de la explotacin y las polticas paternalistas, se pasa a la conformacin del sujeto autnomo, activo, participativo, forjador de sus propias decisiones, elaborador de sus propias estrategias en la lucha por sus derechos.
La dcada de los aos noventa es significativa para el movimiento indgena continental por el avance terico y poltico que adquiere el concepto de autonoma. La propuesta de la autonoma, aparece como antittica a la ideologa indigenista que desde principios del siglo XX adoptaron los estados nacionales. Los movimientos reivindicativos indgenas en Amrica Latina han puesto de relieve la necesidad de buscar soluciones al problema indgena a partir de procesos democratizadores. Se plantea en este sentido que, la cuestin indgena, aun en los pases donde los indios constituyen pequeas minoras demogrficas, significa la llave para procesos de transicin democrtica de carcter integral, dentro de los cuales la autonoma se constituye en la estrategia de articulacin de los indgenas a esos procesos.
Es necesario aclarar que la autonoma puede ser ejercida de manera diversa, sin que exista un esquema nico para todas las circunstancias. Se dan los casos de una autonoma regional pluritnica, como en Chiapas, aconsejable para situaciones en las que convivan mestizos y pueblos indios de diversos orgenes; puede ser una autonoma mono-tnica, como sucede en Oaxaca con los mixes, o con los yaquis, en Sonora; esto es, para el caso de una concentracin territorial de un pueblo determinado. Tambin, puede ser una autonoma personal-cultural 27 para poblaciones que vivan en territorios dispersos o en mbitos urbanos donde se localizan poblaciones indias, como en el caso de la Ciudad de Mxico.
As, la autonoma de los indgenas se ha erigido en la demanda central de organizaciones no slo indgenas, sino de un amplio abanico de partidos y organizaciones polticas. La autonoma se presenta como una de las formas del ejercicio del derecho a la libre determinacin, e implica fundamentalmente el reconocimiento de autogobiernos comunales, municipales o regionales en el marco del Estado nacional. Autonoma no es independencia ni implica soberana, elementos indispensables en la integracin de un Estado.
Las propuestas de autonoma se plantean, por otra parte, como una distribucin de competencias en los distintos niveles de la organizacin del gobierno y en torno a variadas atribuciones polticas, econmicas, sociales y culturales. Como un medio para definir formas de participacin de etnias y pueblos dentro del actual Estado nacional en trminos de programas sociales, polticos y econmicos. En consecuencia, la autonoma organiza los mecanismos de participacin de los autogobiernos indgenas en los espacios regionales y municipales, esto es, distribuye las distintas formas en que se expresa la autoridad indgena sobre espacios tanto locales, como regionales o municipales.
26 Gilberto Lpez y Rivas. Nacin y pueblos indios en el neoliberalismo, p. XV. 27 Recordemos la discusin de los marxistas austriacos respecto de este trmino. Ver: Otto Bauer, Las nacionalidades y la socialdemocracia, Mxico, Siglo XXI Editores, 1979. Las autonomas instituyen tambin, formas de reconocimiento de derechos a entidades socioculturales en su carcter de pueblos, dentro de lo que se acepta como la tercera generacin de los derechos humanos, esto es, los que se refieren a los derechos colectivos. En el caso de la etnias, el derecho a la autodeterminacin cultural y poltica como garante de los derechos individuales y sociales que reconoce la Constitucin. La propuesta de las autonomas supone la obligatoriedad del Estado nacional, de matriz liberal, que constitucionalmente se asume pluritnico, por garantizar no slo las condiciones para el ejercicio del derecho individual, sino tambin de los derechos colectivos de los pueblos en tanto entidades tnicamente diferenciadas.
De esta manera, se trata tambin de lograr concientizacin autonmica fundamentada bsicamente en la formacin de sujetos que hagan suya la autonoma. Los pueblos, en consecuencia, deben contar -en el marco de una poltica compensatoria- con los instrumentos tericos y medios prcticos para la defensa de los derechos colectivos, a fin de facilitar la seleccin y preparacin de sus lderes, dirigentes o representantes, hacia adentro y hacia afuera de sus autogobiernos, capacitados para operar como interlocutores vlidos ante la sociedad nacional. Entre otros requisitos en esta direccin, habr que establecer condiciones para procesos educativos formales e informales que faciliten tal propsito.
La necesidad de la inclusin de sus derechos colectivos, de sus derechos en tanto colectividades autnomas, en la Constitucin, es una de las luchas ms importantes que han emprendido los pueblos indios de Mxico en los ltimos aos. Sin embargo, esta inclusin es considerada por algunos sectores del gobierno federal como un factor de ruptura de la unidad nacional. Unidad nacional por cierto cuestionable ante la polarizacin social y los grandes desequilibrios regionales.
Los debates parlamentarios en torno a la inclusin de las autonomas en la Constitucin tocan aspectos centrales que han puesto en evidencia el inherente racismo que impera en los crculos parlamentarios y gubernamentales, que no pueden concebir autogobiernos indgenas.
Si bien de lo que se trata es de aceptar y construir eventualmente un cuarto nivel de gobierno, conformado por las autonomas regionales, para lo cual se requieren reformas a una Constitucin que evidentemente no las considera, de ninguna manera ello es atentatorio -ni en la teora ni en la prctica- de la unidad nacional. Ms all del cuestionable concepto de unidad nacional al que recurren los detractores de las autonomas, que entre otras cosas excluye los derechos colectivos de las etnias, no es atentatorio de la unidad nacional en la teora porque el concepto de autonoma refiere en s mismo a un sentido de pertenencia: se es autnomo solamente dentro de una entidad mayor, que es soberana; de otra manera, el concepto no sera autonoma, sino independencia; y no lo es en la prctica porque ninguna pueblo o comunidad india en Mxico est demandando tal cosa.
Otro aspecto del debate se refiere a la posibilidad de reconocer los derechos colectivos de corte consuetudinario que puedan incorporarse al orden jurdico nacional, estatal o municipal, segn sea el caso. En dicha posibilidad, se sostiene la necesidad de asegurarse que esos derechos colectivos sirvan para garantizar los derechos individuales de los indgenas como ciudadanos, y no para preservar formas ancestrales de marginacin y discriminacin que solapan la imposicin de caciques y fuerzas polticas, que explotan en favor de sus intereses el sentimiento tnico. En este sentido, la propuesta seala que los pueblos indgenas tienen derecho a la proteccin de sus lenguas, sistemas normativos, usos y costumbres, siempre que no sean incompatibles con los derechos humanos definidos en las leyes del pas y en los tratados internacionales.
En la medida en que cada etnia tiene una historicidad propia, atravesada por las fracturas ocasionadas por siglos de sojuzgamiento y marginacin, tendr que ser en la praxis concreta, en medio de procesos de dilogo y negociacin, como se determinen las formas en que se puede hacer compatible el derecho consuetudinario indgena, con el derecho liberal que rige el Estado. Desde luego, en el marco de una lgica compensatoria orientada por una voluntad democrtica y de respeto a la dignidad de la persona y de la colectividad.
El debate entonces debiera tender hacia la forma de hacer compatibles los derechos y la cultura indgenas cuya existencia es incuestionable- con el derecho liberal estatuido por la Constitucin, formulado en el marco de una tradicin que slo reconoce derechos individuales.
1.4 Trascendencia de los Acuerdos de San Andrs
Despus del levantamiento militar de los indgenas mayas en el estado de Chiapas el 1 de enero de 1994, articulados en torno al Ejercito Zapatista de Liberacin Nacional (EZLN), los Acuerdos de San Andrs han sido hasta ahora el nico producto de las negociaciones entre el gobierno federal y los rebeldes. Estos Acuerdos se articularon en torno a mesas de trabajo en las que se discutieron las grandes temticas que abarcan el universo de las demandas de los pueblos indgenas del pas.
En la primera de estas mesas participaron la comandancia del EZLN y un equipo de asesores, entre los que se encontraban intelectuales y polticos de reconocido prestigio y de distintas posiciones poltico-ideolgicas, as como representantes indgenas de numerosos pueblos; una representacin del gobierno federal y su respectivo cuerpo de asesores, constituido principalmente por funcionarios pblicos; la Comisin Nacional de Intermediacin (CONAI) y la Comisin Nacional de Concordia y Pacificacin (COCOPA), conformada por diputados y senadores de las fracciones parlamentarias de los distintos partidos polticos representados en el Congreso de la Unin.
De esta primera mesa surgieron los llamados Acuerdos de San Andrs, firmados el 16 de febrero de 1996, que a su vez nutrieron por consenso de las partes la Iniciativa de ley COCOPA. Sin embargo, al poco tiempo de firmados los acuerdos, el propio gobierno federal los desconoci. Esto trajo como consecuencia la primera ruptura de un dilogo que a la fecha no ha podido reiniciar.
El primer desconocimiento pblico de parte del gobierno federal a los acuerdos firmados fue un enorme retroceso en la tarea de reconstruccin el tejido sociopoltico de nuestro pas. La lamentable accin del gobierno de Ernesto Zedillo Ponce de Len ech por la borda el enorme esfuerzo dedicado a establecer consensos ante la confluencia de un grupo tan amplio de actores sociales que participaron en su redaccin. 28
28 A principios del 2003, tomando partido en una controversia en la que participaron personajes de izquierda reconocidos y que participaron en la elaboracin de aquel documento escrib lo siguiente: Ya desde el dialogo que precedi a esa firma, se dio un debate en el seno mismo del cuerpo de invitados y asesores de los zapatistas, precisamente sobre los mbitos, niveles, atribuciones o competencias de los autogobiernos indgenas, por lo que el EZLN tuvo que enfrentar una compleja negociacin con la delegacin gubernamental en la que cada trmino, concepto, prrafo, que finalmente se integraron a los documentos firmados, eran arrancados en rspidas discusiones, y en un contexto de crisis, provocaciones armadas y retrocesos que muchas veces pusieron el proceso al borde del naufragio. Pero no fueron menos difciles las discusiones en el interior del amplio y plural cuerpo zapatista de asesores, conformado por representantes de la mayora de los pueblos del territorio nacional, especialistas y analistas de distintas ciencias sociales, dirigentes sociales y polticos, miembros destacados de la sociedad civil. Incluso hubo quien pretendi aprovechar el espacio brindado generosamente por los zapatistas para tratar de imponer sus puntos de vista, as como quien no se aproxim a esa experiencia singular para escuchar, entender, aprender y, en todo caso, convencer para lograr el consenso, que fue el
Con el arribo de un nuevo titular del Poder Ejecutivo en el ao 2000, despus de la derrota electoral del Partido Revolucionario Institucional (PRI), que haba gobernando al pas durante los ltimos setenta aos, se promovi por parte de la fraccin parlamentaria del nuevo partido gobernante en la Cmara de Senadores, una iniciativa de ley que retoma como punto de partida aquella que se conoce como Ley COCOPA. Sin embargo, en el proceso legislativo que sigui, esta propuesta fue totalmente distorsionada en forma y contenido.
A partir de ello, en abril del 2001, se aprueban reformas a la Constitucin en materia de derechos y cultura indgenas que significaran la clausura definitiva de la va parlamentaria para avanzar en la inclusin constitucional de las autonomas indgenas.
Las reformas aprobadas contienen impedimentos jurdicos hbilmente incrustados- que implican que a todo derecho reconocido o concedido se le impone una nota precautoria que acota, limita e impide la aplicacin plena de las leyes y el ejercicio efectivo de esos derechos al referirlos injustificadamente a otros artculos de la propia Constitucin o a leyes secundarias. As por ejemplo, el Art. 2 reformado dice:
El derecho de los pueblos indgenas a la libre determinacin se ejercer en un marco constitucional de autonoma que asegure la unidad nacional. El reconocimiento de los pueblos y comunidades indgenas se har en las Constituciones y leyes de las entidades federativas, las que debern tomar en cuenta, adems, los principios generales establecidos, criterios etnolingsticos y de asentamiento fsico.
Como se puede apreciar, las reformas remiten a leyes locales el reconocimiento de los pueblos indgenas y las caractersticas de la autonoma, lo cual no es favorable dada la correlacin de fuerzas en esos mbitos y la existencia de poderosos cacicazgos en las etnorregiones.
El inciso A del mismo Art. 2, puntualiza:
Las constituciones y leyes de las entidades federativas establecern las caractersticas de libre determinacin y autonoma que mejor expresen las situaciones y aspiraciones de los pueblos indgenas en cada entidad, as como las normas para el reconocimiento de las comunidades indgenas como entidades de inters pblico.
Contradictoriamente con la esencia de las autonomas, en el mismo artculo, se instituyen programas asistenciales y clientelares que condenan nuevamente al indgena a un papel pasivo de la accin decisiva del Estado. El slo hecho de negar a las comunidades el estatuto de entidades de derecho pblico, y definirlas como de inters pblico, ya evidencia una falta de voluntad democrtica en la medida en que nuevamente los regresa a la condicin de entes tutelados de polticas estatales de las que justamente quieren salir a partir de la autonoma.
mecanismo colectivo que gui toda decisin tomada por los representantes del EZLN. No slo Marcos ni los comandantes del EZLN optaron por la propuesta autonmica que se asent en los acuerdos de San Andrs, sino que la decisin fue fruto del consenso de todos los participantes de las distintas submesas que redactaron sus documentos despus de un intenso debate interno. Lo que result de este proceso, el texto final de los Acuerdos, se someti a consulta de los pueblos y las comunidades zapatistas, quienes votaron mayoritariamente en favor del documento firmado por sus comandantes en discreta ceremonia. Lo que puede darle una idea al lector de la complejidad e importancia del proceso. Vase: Gilberto Lpez y Rivas A siete aos del los Acuerdos de San Andrs, en La Jornada, 14 de febrero de 2003 De igual manera, las reformas desconocen los alcances de las autonomas en los mbitos municipales y regionales en que los pueblos indgenas los hagan valer, cuestin establecida con toda claridad en los Acuerdos de San Andrs y cuya importancia radicaba en que abran la posibilidad para la reconstitucin de estos pueblos. Los Acuerdos de San Andrs incluan el reconocimiento en la legislacin nacional de las comunidades como entidades de derecho pblico, y el derecho de asociarse libremente en municipios con poblacin mayoritariamente indgena.
De esta manera es que las reformas se convierten en autnticas contrarreformas, en la medida en que eliminan constitucionalmente la posibilidad y el derecho de las comunidades a ser parte autnoma, integrante y activa, en lo poltico, lo jurdico y lo administrativo, del Estado.
De hecho la reforma presenta incongruencias y condicionamientos que constituyen serios retrocesos frente a otras leyes en el pas y frente a los tratados internacionales en la materia. Este es el caso de la aprobada en Oaxaca, en donde se logra definir claramente conceptos como pueblo, comunidad, territorio, libre determinacin o autonoma, aplicados a esa entidad. Especficamente, la reforma efectuada violent los Acuerdos de San Andrs al establecer lo siguiente:
a) Sustituir las nociones de tierras y territorios por lugares. Lo cual en los hechos desterritorializa a los pueblos, les sustrae de su base material de reproduccin como tales, y constituye incluso un retroceso con respecto a lo establecido en el Convenio 169 de la Organizacin Internacional del Trabajo, que nuestro pas ha firmado y ratificado. La sustitucin pas por alto el consenso alcanzado durante las negociaciones de San Andrs, que dieron como resultado su inclusin explcita en los Acuerdos posteriormente firmados. En dichos Acuerdos se define: todo pueblo indgena se asienta en un territorio que cubre la totalidad del hbitat que los indgenas ocupan o utilizan de alguna manera. El territorio es la base material de su reproduccin como pueblo y expresa la unidad indisoluble hombre-tierra-naturaleza.
Mientras en la propuesta de la COCOPA quedaba claramente establecido el derecho de acceder de manera colectiva al uso y disfrute de los recursos naturales de sus tierras y territorios salvo aquellos cuyo dominio directo corresponde a la nacin, la reforma aprobada acota: Acceder, con respeto a las formas y modalidades de la propiedad y la tenencia de la tierra establecidas en esta Constitucin y a las leyes en la materia, as como a los derechos adquiridos por terceros o por integrantes de la comunidad, al uso y disfrute preferente de los recursos naturales de los lugares que habitan y ocupan las comunidades.
b) Eliminar el concepto de pueblo y sustituirlo por el de comunidades y con ello trastocar el sujeto de la ley reconocido en los Acuerdos de San Andrs y en el propio Convenio 169 de la OIT, y de esta manera limitar las competencias locales y regionales de estas entidades jurdico-polticas.
c) Introducir las contrarreformas neoliberales al artculo 27 constitucional a partir de las cuales se permite la venta de las tierras comunales y ejidales. Esta presencia del artculo 27 violent un compromiso al que llegaron el EZLN y el gobierno federal durante las negociaciones de San Andrs, de no introducir referencias directas de este artculo en las reformas constitucionales, mientras no se discutiera en una mesa posterior (en la mesa 3) el tema de Bienestar y desarrollo.
d) Limitar la posibilidad de que los pueblos indgenas adquieran sus propios medios de comunicacin. Mientras que los acuerdos de San Andrs planteaban que a fin de propiciar un dilogo intercultural desde el nivel comunitario hacia el nacional es indispensable dotar a estos pueblos de sus propios medios de comunicacin. Por tanto se propondr a las instancias nacionales respectivas la elaboracin de una nueva ley de comunicacin que permita a los pueblos indgenas adquirir, operar y administrar sus propios medios de comunicacin, la reforma aprobada solo concede: establecer condiciones para que los pueblos y las comunidades indgenas puedan adquirir, operar y administrar medios de comunicacin, en los trminos en que las leyes en la materia lo determinen.
En sntesis, las reformas realizadas afectan el desarrollo social, econmico y poltico de los pueblos indgenas y, sobre todo, impiden el ejercicio y desarrollo de las autonomas.
Las demandas de autonoma implican que los pueblos indgenas puedan ser reconocidos como sujetos de derechos polticos colectivos e individuales, con capacidad para definir sus propios procesos econmicos, sus formas comunitarias y regionales de gobierno, su participacin en los rganos de jurisdiccin estatal y representacin popular, el aprovechamiento de sus recursos naturales y la definicin de sus polticas culturales y educativas, respetando los usos y las costumbres que les dotan de identidad y les permiten resistir la hegemona de un Estado y un rgimen poltico que los ha mantenido olvidados y marginados durante siglos. 29
La autonoma tambin acta como una poltica de compensacin apoyada por la voluntad poltica de un Estado democrtico. No se trata solamente de reconocer derechos sobre tierras o gobiernos locales, se trata tambin de establecer fondos y polticas nacionales para desarrollar las etnorregiones con servicios pblicos, programas econmicos, de salud, educacin, vivienda, etc.
As como los pueblos indios mostraron una vez ms su capacidad organizativa al presentar 361 controversias constitucionales en contra de las reformas aprobadas, en la misma medida el Estado mexicano, a travs de la Suprema Corte de J usticia de la Nacin (SCJ N), vino a confirmar su carcter excluyente. El mximo rgano del Poder J udicial opt por la va fcil de declararse sin facultades para revisar las reformas y adiciones a la Constitucin y el procedimiento ilegal que les da origen, cerrando de esta manera el cerco del Estado mexicano contra las autonomas indgenas.
Con todo, la simple presentacin de las controversias constitucionales ya represent un paso adelante en la construccin de la autonoma indgena, porque ese enorme esfuerzo de organizacin, disciplina y profesionalismo de los municipios indgenas manifest los niveles de preparacin de una intelectualidad indgena que, acompaada por los dirigentes del movimiento, asesores y la sociedad civil, ha roto con la tradicional dependencia que otrora mantena con respecto a los organismos del Estado.
El gobierno federal, el Congreso en ambas Cmaras y el poder J udicial no supieron evaluar el enorme avance que para la sedimentacin de un verdadero Estado democrtico significan los Acuerdos de San Andrs. Por esa misma razn, desdearon y desdean el proceso que implic llegar a construir tales acuerdos entre todos los participantes y, mas
29 "Otro elemento comn al movimiento poltico contemporneo de los pueblos indios es que la propuesta bsica de su estrategia liberadora es la autonoma como la expresin esencial de su derecho a la libre determinacin. El trmino de libre determinacin implica que determinado sujeto socio tnico, considerado como pueblo, puede, en todo momento, decidir su propio destino en el marco de un Estado- nacin; o que el desarrollo de sus procesos polticos internos puede llevarlo a la conformacin de una entidad de naturaleza nacional que, en algn momento, opte por el derecho a la autodeterminacin, lo que significa, en el sentido estricto, el establecimiento de su propio Estado nacional, situacin que se presenta de manera recurrente en Europa. En Amrica Latina, la libre determinacin, en prcticamente todos los casos, se expresa en trminos de autonoma, de manera implcita o explicita." Gilberto Lpez y Rivas, Nacin y pueblos indios en el neoliberalismo, p. XVI. aun, les tiene sin cuidado seguir adelante con las dems mesas de discusin que se pactaron con el EZLN.
El EZLN supo entender el significado profundo de la autonoma y la trascendencia de los Acuerdos de San Andrs; sigue exigiendo el cumplimiento de tales acuerdos, pero el pacto principal no fue slo con el gobierno. El EZLN reiteradamente est pidiendo refrendos del acuerdo pactado entre la sociedad civil que junto a ellos gener un frente de oposicin al gobierno y la clase poltica. Aquel pacto, que simblicamente se materializa en los Acuerdos de San Andrs, viene a ser ni ms ni menos, el pacto de recomposicin que desde abajo se le est dando a la crisis de reproduccin del capital y al proceso de debilitamiento de los estados nacionales que esta crisis ha generado en Mxico.
Por ello, el EZLN declar:
Hoy, despus de dos meses de debate pblico, el documento del 29 de noviembre ya no es slo la iniciativa de una comisin del legislativo, sino la propuesta de un amplio sector de la sociedad civil rural y urbana que reconoce la pertinencia de las reformas contenidas en el texto de la COCOPA, que se torna entonces sumamente importante. Un hito en la historia del pas: por vez primera se escucha a amplios sectores de la sociedad. Por primera vez un proyecto de ley, de tal importancia, se construye desde mltiples rincones. Por primera vez se consensa en mltiples espacios de expresin y participacin independiente. Por primera vez el legislativo redacta una propuesta de ley como expresin de esas aspiraciones ciudadanas. Por primera vez existe un respaldo social amplio, al cuerpo legislativo en su trabajo de elaborar leyes. 30
Por tal razn se busca por todos los medios que el ejemplo de los municipios autnomos zapatistas y de los caracoles no se extienda por todo el pas. El Estado mexicano hace uso de multiplicidad de recursos para borrar del mapa poltico nacional a las autonomas indgenas. 31
Tambin ha habido quienes sin necesidad de ser cooptados por el gobierno, se han dejado llevar por impulsos e incomprensiones del proceso en su conjunto; tal fue el caso de un grupo de asesores que durante el dialogo del que emanaron los Acuerdos de San Andrs, no respet los mecanismos de participacin convenidos previamente con los zapatistas, atac el texto negociado y a quienes lo apoyamos. 32 Ese grupo, que opt por considerar sus posiciones como irreductibles, sentenci que si no se estableca un rgimen de autonoma regional, con un cuarto nivel de gobierno, entre los municipios y los poderes estatales, se traicionaba al movimiento indgena y a la autonoma misma, minimizando lo hasta ah logrado.
Fue imposible en los trminos de constante golpeteo poltico y militar en que se llev a cabo la negociacin obtener del Estado mexicano, impulsor de polticas racistas y estrategias contrainsurgentes, la autonoma regional para los pueblos indgenas. Tambin prevaleci la idea de construir autonomas desde abajo, que respetaran la diversidad y heterogeneidad de las propias culturas y las construcciones polticas de cada comunidad, municipio y regin con poblacin indgena. Por consiguiente, un patrn nico regional de
30 Carta Pblica a la Comisin de Concordia y Pacificacin aparecida el 12 de febrero de 1996. Versin proveniente la pagina en Internet del EZLN: www.exln.org 31 As, el 14 de enero, como mencionamos, se da la represin al consejo autnomo de Tlalnepantla, Morelos, cuyo miembros tienen que exiliarse en Milpa Alta, Distrito Federal. 32 Esto ocurri en la ciudad de Mxico en un momento muy delicado de la negociacin, pues las comunidades zapatistas se encontraban en pleno proceso de consulta. Los asesores tenamos ese carcter mientras las partes estaban reunidas, por lo que la dirigencia zapatista critic duramente el contenido de esta reunin convocada por miembros de ANIPA, quienes ya no fueron invitados a continuar como asesores en la siguiente fase del dilogo. autonoma poda afectar en forma negativa la misma multiculturalidad del mundo indgena y el traslape territorial con el resto de la poblacin asentada en muchos estados. Tambin, en un sociedad como la mexicana, en la que el federalismo ha sido la forma histrica de organizar el Estado y la nacin, sostener la autonoma regional contra viento y marea acarreaba mltiples conflictos adicionales con un gobierno que a duras penas acept, para luego traicionar, lo logrado en San Andrs, alejando la posibilidad de una solucin pacifica entre las partes.
Como bien se plante en el documento Punto y seguido, elaborado por el cuerpo de asesores en La Realidad, ni las autonomas ni los acuerdos de San Andrs son una panacea para la problemtica indgena. Constituyen tan slo un paso fundamental en la lucha por el reconocimiento de las formas de gobierno indgena. Este carcter instrumental de la autonoma es lo que se debe resaltar, as como la conformacin del sujeto autonmico que se apropie de los presupuestos tericos y las prcticas polticas, sociales y culturales de las autonomas.
2.1 Luchas autonmicas paradigmticas. Chiapas y las Juntas de Buen Gobierno
Ao y medio despus que el Ejrcito Zapatista de Liberacin Nacional mantuvo una estrategia de reconstruccin de su base social ms cercana 33 , aparece en el mbito nacional con una nueva iniciativa poltica, las J untas de Buen Gobierno, en la que se profundiza el proceso de operacin prctica de la autonoma en los territorios en los que tiene presencia poltica, militar y organizativa.
El largo proceso de lucha por el reconocimiento de los derechos y la cultura indgena enarbolado por el EZLN tiene mltiples implicaciones dentro del establecimiento de una relacin distinta entre los pueblos indgenas y el Estado mexicano. Esta es, sin ms, la apuesta de la autonoma que este movimiento ha mantenido a lo largo de sus continuas interlocuciones con el Estado a lo largo de casi una dcada; en este sentido lo entiende por ejemplo, el intelectual indgena Francisco Lpez Brcenas.
En su versin interna puede concretarse en la decisin de un pueblo tomada de manera libre para continuar perteneciendo al Estado al que estaba integrado. Esa forma de ejercer la libre determinacin se convierte en autonoma, por eso es que se dice que la autonoma es una forma de ejercicio de la libre determinacin; en la otra, como ya dijimos, el pueblo se vuelve soberano el mismo, mientras en la autonoma la soberana radica en el pueblo todo, de la cual los pueblos indgenas son solo una parte 34 .
El proceso autonmico zapatista se caracteriza por la tendencia a profundizar su dinmica con base en la prctica de la autocrtica de sus comunidades y bases de apoyo. Un proceso en el que, de una u otra manera, se han involucrado variados sectores de la sociedad mexicana.
La participacin de la llamada sociedad civil ha sido significativa, a tal grado que ha contaminado el proceso autonmico en las comunidades rebeldes, pues ha logrado influir en
33 Estrategia que implic un silencio casi total de parte del EZLN, en el que sacrific gran parte de su interlocucin con los movimientos sociales del interior del pas e internacionales, mientras por parte del gobierno se prosegua con una estrategia de contra insurgencia concebida desde el inicio del movimiento Zapatista. 34 Francisco Lpez Barcenas. Autonoma y derechos indgenas en Mxico, Mxico, CONACULTA, 2002, 119 paginas. Para esta cita ver p. 38. algunas de sus decisiones, por lo menos en lo que respecta a su estrategia externa. Pero tambin ha diseminado la semilla de la autonoma por todo el pas y en el mundo entero; a tal grado que as como los zapatistas siguen con inters la problemtica de Euskal Herria y alientan los espacios autonmicos en todo Mxico, de indgenas y no indgenas, el movimiento por una globalizacin alternativa y la izquierda italiana, por citar los ejemplos ms visibles, apoyan solidariamente las iniciativas zapatistas.
Precisamente con tales alcances e implicaciones, el zapatismo ha optado por reestructurarse en el mbito de sus fronteras civiles; es decir, en los alcances de su propia propuesta autonmica. Despus de la negativa de la clase poltica y los poderes del Estado por reconocer los derechos de los pueblos contemplados en los Acuerdos de San Andrs, y modificar la Constitucin para dar cabida a esos derechos, al movimiento zapatista no le quedaba ms alternativa que profundizar en los hechos el proceso que haba iniciado siete aos atrs.
Sin embargo, los anuncios de los mandos civiles y militares del zapatismo en ocasin del establecimiento de la J untas de Buen Gobierno constituyen una respuesta a una situacin nica en su gnero: la relacin contra hegemnica con las estructuras gubernamentales, pero tambin con los sectores sociales que intentan solidarizarse, no siempre de una manera afortunada, con las comunidades indgenas en rebelda. Esto es, el contacto con las personas provenientes de otros lugares dentro y fuera del pas ha dado pauta para que la propuesta autonmica del zapatismo se modifique, aunque sea de manera transitoria, o mientras dure el actual proceso que las comunidades pertenecientes al EZLN llaman de resistencia.
El EZLN ha anunciado que las J untas de Buen Gobierno nacen para cumplir las siguientes funciones:
Contrarrestar el desequilibrio en el desarrollo de los municipios autnomos y de las comunidades. mediar en los conflictos que pudieran presentarse entre municipios autnomos, y entre municipios autnomos y municipios gubernamentales. atender las denuncias contra los Consejos Autnomos por violaciones a los derechos humanos, protestas e inconformidades, investigar su veracidad, ordenar a los Consejos Autnomos Rebeldes Zapatistas la correccin de estos errores, y vigilar su cumplimiento. vigilar la realizacin de proyectos y tareas comunitarias en los Municipios Autnomos Rebeldes Zapatistas, cuidando que se cumplan los tiempos y las formas acordados por las comunidades; y promover el apoyo a proyectos comunitarios en los Municipios Autnomos Rebeldes Zapatistas. vigilar el cumplimiento de las leyes que, de comn acuerdo con las comunidades, funcionen en los Municipios Rebeldes Zapatistas. atender y guiar a la sociedad civil nacional e internacional para visitar comunidades, llevar adelante proyectos productivos, instalar campamentos de paz, realizar investigaciones (que dejen beneficio a las comunidades), y cualquier actividad permitida en comunidades rebeldes. de comn acuerdo con el CCRI-CG del EZLN, promover y aprobar la participacin de compaeros y compaeras de los Municipios Autnomos Rebeldes Zapatistas en actividades o eventos fuera de las comunidades rebeldes; y elegir y preparar a esos compaeros y compaeras. realizar labores administrativas y de gobierno al interior de los municipios autnomos, buscando salvaguardar el propio espacio de planificacin e independencia requerida para reproducir y hacer viable, en las condiciones excepcionales existentes, el proyecto de los Municipios Autnomos Rebeldes Zapatistas. en suma, cuidar que en territorio rebelde Zapatista el que mande, mande obedeciendo. 35
La opcin por la autonoma ha sido una constante del EZLN en su discurso y en su agenda programtica. Ante el acoso gubernamental, que por un lado ofrece negociar y por el otro despliega una estrategia de contrainsurgencia en la que apoya la creacin de bandas paramilitares, la Comandancia General del EZLN ha buscado poner en prctica el proyecto autonmico, a la vez que ha impulsado iniciativas que tienen como finalidad la construccin de una alternativa democrtica en el horizonte nacional y de relacin igualitaria entre los pueblos del mundo.
Puede decirse que ante cada embate proveniente del lado gubernamental, el EZLN ha respondido con una iniciativa constructiva para destrabar los obstculos que impiden el dialogo y el quehacer poltico, rompiendo el aislamiento impuesto por el cerco militar y meditico. La estrategia del EZLN por tratar de establecer la autonoma se remonta al 19 de diciembre de 1994, cuando los zapatistas, circunscritos segn el gobierno federal y estatal a tan solo 3 municipios, aparecieron en 38 de los 110 municipios en los que est dividido el estado de Chiapas.
Finalmente, se anunci la creacin de 32 municipios rebeldes que elegiran democrticamente a sus propias autoridades: con lo que reestructuraban en los hechos la organizacin administrativa municipal reconocida en la Constitucin local.
En ese contexto, la iniciativa de los Caracoles (lugar de residencia de las J untas de Buen Gobierno), que sustituyen a los Aguascalientes, retoman la tarea de ser puntos de encuentro entre las comunidades zapatistas y la sociedad civil nacional e internacional. Sin embargo, replantean la relacin hasta el momento establecida, pues, a lo largo del tiempo el vnculo entre la sociedad civil y la base social insurgente ha tendido a deteriorarse, y si desde un principio las comunidades indgenas zapatistas pregonaron el respeto a su dignidad, por momentos ste se ha visto sustituido por la compasin, como el mismo vocero del grupo rebelde lo afirma.
Con no pocas personas hemos insistido en que la resistencia de las comunidades zapatistas no es para provocar lstima, sino respeto. Ac, ahora, la pobreza es un arma que ha sido elegida por nuestros pueblos para dos cosas: para evidenciar que no es asistencialismo lo que buscamos, y para demostrar, con el ejemplo propio, que es posible gobernar y gobernarse sin el parsito que se dice gobernante. 36
Las funciones de los Caracoles, adems de una forma de enlace civil entre los zapatistas y el exterior, abarcan la imparticin de justicia, la salud comunitaria, la educacin, la vivienda, la tierra, el trabajo, la alimentacin, el comercio, la informacin, la cultura y el trnsito local. Son instancias que conectan a varios municipios autnomos de las distintas regiones en las que el EZLN mantiene su hegemona. A su vez, los consejos autnomos estn integrados por un presidente, secretario, ministro de justicia, de asuntos agrarios, del comit de salud, de educacin y el responsable del registro civil 37 .
La iniciativas dadas a conocer por los mayas zapatistas tienden a profundizar el proceso de autonoma y, en consecuencia, a hacerlo operativo y viable ante nuevos desafos y circunstancias. Ya desde hace algn tiempo se empezaba a notar el trato distinto que las comunidades zapatistas estaban pidiendo a los actores con los que mantienen una relacin de colaboracin constante. Por ejemplo, las organizaciones no gubernamentales
35 La Jornada, 28 de julio de 2003. 36 La Jornada, 25 de julio de 2003. 37 La Jjornada, 9 de agosto de 2003. (ONGs) nicamente podran entrar a realizar un proyecto si es que las comunidades lo requeran o era solicitado directamente por ellas. Ahora, se aplicar el llamado impuesto hermano que asciende a un 10% de la inversin total de cualquier proyecto, para tratar de compensar un desarrollo desigual en las comunidades que por estar ms cerca de los centros urbanos, como Oventic, o ser mas conocidos, como La Realidad, eran privilegiados por sobre aquellos que necesitan con urgencia un apoyo solidario.
Un ejemplo visible de cmo las propias comunidades empezaron a organizar su autonoma es el caso de la Red de Defensores Comunitarios, que tratando de evitar el proceso de observacin humanitaria al que eran sometidos continuamente por los organismos de derechos humanos, se organizaron para ser ellos mismos los observadores y defensores de sus derechos. De esta forma, la informacin que se presenta a la prensa o a otras organizaciones enclavadas fuera de las comunidades indgenas, es recabada directamente por miembros de la propia comunidad a partir de las denuncias a las violaciones a sus derechos humanos, civiles y comunitarios que observan de manera directa.
De la misma manera, la necesidad imperiosa de romper con la dependencia del exterior, aunque se sostenga en instituciones y organismos que actan de buena fe, ha generado que las propias comunidades zapatistas cuenten hoy con un programa educativo que funciona mediante promotores educativos surgidos de las comunidades, y que se dedican de tiempo completo a impartir cursos de nivel bsico en las escuelas construidas y administradas por las comunidades en resistencia. De esta manera, intentan romper con el lastre del asistencialismo, aunque se presente como solidario, que desde la dcada de los setenta se origin en los escritorios de las burocracias gubernamentales para integrar a los indios al mundo del desarrollo.
Tambin en cuestin de servicios mdicos, los municipios autnomos zapatistas han impulsado un programa sanitario que contempla la figura de promotores. Actualmente cuentan con dos clnicas asentadas en los municipios de Oventic y La Realidad, y seis micro-clnicas ms que se distribuyen a lo largo de la geografa de los municipios rebeldes.
Las comunidades zapatistas analizaron la experiencia previa negativa del prestador de servicio social del gobierno en el rea de salud, quien muchas veces permaneca en las comunidades ms por obligacin que por conviccin, y que se marchaba en un periodo determinado sin capacitar a los miembros de la comunidad. Esta experiencia result en la decisin de construir la autonoma tambin en el mbito de la salud.
La negativa de los zapatistas a recibir apoyo financiero gubernamental se fundamenta en la conviccin de construir un desarrollo basado en sus necesidades, en un desarrollo sustentable enraizado en sus propios esfuerzos. Por eso mismo, han optado por desarrollar cooperativas de caf orgnico, de tejidos artesanales, de apicultura, zapatera, etctera.
Los zapatistas han observado que una de las caractersticas de la poltica neoliberal del Estado es la destruccin de los recursos naturales y humanos de sus comunidades: la inviabilidad de sus cultivos, la dispersin de sus pobladores, la negacin de sus valores. La autonoma les ha servido a los zapatistas para frenar la exportacin de mano de obra hacia el exterior, combatir el analfabetismo, el alcoholismo y la desnutricin.
Hasta el momento no se puede decir que la estrategia de los zapatistas haya sido totalmente exitosa, pero hay que reconocer que han dado un salto gigantesco en la construccin de su futuro autonmico. Y esto se ha logrado debido a que el EZLN ha resistido y se ha manifestado como una sociedad de seres libres que saben decidir por si mismos.
Pablo Gonzlez Casanova afirma al respecto:
La dimensin y profundidad que alcanza el nuevo proyecto zapatista corresponde a la capacidad que ha mostrado este movimiento para redefinir su proyecto rebelde en los hechos y tambin los conceptos, manteniendo al mismo tiempo sus objetivos fundamentales de un mundo con democracia, libertad y justicia para todos 38
Es necesario recalcar que con la iniciativa de las J untas de Buen Gobierno instaladas en los cinco Caracoles, la influencia Zapatista abarca ms de la mitad del territorio chiapaneco. Tambin, un grupo armado como es el EZLN ha dejado la administracin y el gobierno de los Municipios Autnomos a las autoridades civiles. Es de destacar esta iniciativa, porque no obstante las condiciones de hostigamiento que sufren los municipios rebeldes, sus mandos militares le apuestan a la administracin civil para evitar vicios de concentracin de mando y visiones militaristas en la accin de gobierno.
Gonzlez Casanova interpreta que:
El nuevo planteamiento de los caracoles no slo redefine con claridad conceptos que se prestaron a las ms distintas interpretaciones, debates y hasta oposiciones. Articula y propone un proyecto alternativo de organizacin (a la vez intelectual y social) que, arrancando de lo local y lo particular, pasa por lo nacional y llega a lo universalLa concrecin del proyecto se da al convertir las luchas por las autonomas y la creacin de autonomas en redes de pueblos autnomos. Se trata de un programa de accin, de conocimiento, de perseverancia y dignidad para construir un mundo alternativo, organizado con respeto a las autonomas y a las redes de autonomas. Su propsito es crear con las comunidades, por las comunidades y para las comunidades, organizaciones de resistencia que desde ahora formen mallas a la vez articuladas, coordinadas y autogobernadas que les permitan mejorar su capacidad de contribuir a que otro mundo sea posible, 39
A seis meses de la creacin de las J untas de Buen Gobierno, el cronista de las realidades chiapanecas, Hermann Bellinghausen, informaba que cientos de comunidades expresaban su satisfaccin con el desempeo de esos gobiernos que obedecen a sus ciudadanos:
Las juntas de buen gobierno son una escuela para quienes se acercan a ellas con algn proyecto alternativo, un problema comunitario o agrario, una negociacin poltica. Tambin resultaron una escuela para quienes las conforman, pues experimentan una forma de gobierno que no exista, y la responsabilidad es tan grande que a veces se les ve bastante preocupados. 40
2.2 Oaxaca y su legislacin indgena.
Oaxaca es un caso paradigmtico en la lucha por el respeto a la autonoma dictada por las comunidades indgenas. Es uno de los estados del pas en el que su poblacin indgena tiene una presencia casi proporcional a la mestiza. De los 570 municipios reconocidos en Oaxaca, 411 se rigen bajo el sistema de usos y costumbres para elegir a sus representantes y darse la forma de organizacin poltica que consuetudinariamente
38 Pablo Gonzlez Casanova, Los caracoles zapatistas, Redes de resistencia y autonoma, Perfil de La Jornada, 26 de septiembre de 2003. 39 Ibd., pg. 7. 40 Hermann Bellinghausen. La Jornada. 11 de febrero de 2004. Pg. 16. reconocen. 41 Tambin es un estado caracterizado por una historia de discusin y anlisis de los alcances y el respeto de los derechos indgenas.
En efecto, aun antes del levantamiento indgena en el estado vecino de Chiapas, en Oaxaca se haba dado un debate profundo sobre las implicaciones del gobierno autnomo, pero ste se haba desarrollado fuera de los reflectores del espacio nacional, y se presentaba ms como un proceso limitado a lo local y regional. Aunque, indudablemente, la discusin pone en evidencia las coincidencias con los dems pueblos indgenas del territorio nacional. 42
En el estado de Oaxaca, con toda su complejidad y riqueza, se ha desarrollado un proceso histrico que pasa por concebir, desde una visin comunalista, la instauracin de la autonoma. La composicin tnica de la regin permiti pensar la autonoma de una manera comunitaria mono-tnica, pues la concentracin de grupos se encuentra claramente identificada en espacios territoriales relativamente homogneos. Adems, la visin comunal de los agrupamientos tnicos de Oaxaca ha mantenido sus lazos de identidad ms apegados a un territorio definido y las identidades grupales que de este factor se generan.
Con la firma de los Acuerdos de San Andrs se sientan las bases para un avance significativo en el reconocimiento constitucional de los derechos de los pueblos indios del pas en general, y de Oaxaca en particular. Ya desde 1992 se haba modificado el artculo 4 constitucional para reconocer la composicin pluritnica de la nacin mexicana. Sin embargo, en la legislacin del estado de Oaxaca esta caracterstica se haba reconocido dos aos antes. En cierto sentido, el movimiento indgena de Oaxaca ha estado adelante de otros movimientos en la institucionalizacin y el reconocimiento jurdico de la autonoma, que se ha desarrollado de facto en las comunidades.
Tal es as, que en Oaxaca la Ley de Derechos de los Pueblos Indios y Comunidades Indgenas reconoce los sistemas normativos de las comunidades. Tambin, Oaxaca realiza una reforma constitucional apegada a los Acuerdos de San Andrs, que incluso va ms all de la propuesta de Cocopa.
Sin embargo, han persistido limitaciones de origen, como el lugar que ocupan las representaciones emanadas de dichos pueblos en las estructuras administrativas que reconoce el Estado mexicano. Si bien es cierto que los grupos etnolingsticos de Oaxaca se vieron beneficiados por el levantamiento Zapatista, tambin lo es que en algunos aspectos quedaron circunscritas sus demandas a las modificaciones a la Constitucin Poltica de los Estados Unidos Mexicanos que realiz el Congreso de la Unin.
Es de rescatarse el reconocimiento que dicha constitucin local hace de los derechos sociales en funcin de las facultades y prerrogativas de naturaleza colectiva que el orden jurdico oaxaqueo reconoce a los pueblos y comunidades indgenas, en los mbitos poltico, econmico, social, cultural y jurisdiccional, para garantizar su existencia, pervivencia, dignidad bienestar y no discriminacin basada en la pertenencia a aquella, reconociendo el carcter jurdico de personas morales de derecho publico: as como de su territorio y la mencin explcita de la existencia de sus asentamientos con anterioridad a la formacin de las fronteras estatales. Persistiendo, no obstante, la evasin a reconocer el disfrute pleno de sus recursos naturales, que si bien quedan limitados a lo que estipula el pacto federal, su nula mencin es significativa de los alcances que se pretendan al legislar.
41 Informacin disponible el Censo de Poblacin y Vivienda de 2000. 42 Las resoluciones a las que se lleg en el Congreso Indgena realizado en San Cristbal de las Casas en 1974 y Congreso de Paztcuaro al ao siguiente as lo demuestran. Lo que es necesario resaltar de dicha legislacin local no son solo los campos jurdicos, sino el significado poltico de su mera existencia. Con esta legislacin caen por tierra los argumentos de quienes sealan en el reconocimiento de la autonoma, ya sea limitada o plena, un elemento de desestabilizacin y fragmentacin de la unidad nacional. Oaxaca sirve de ejemplo para demostrar que el reconocimiento de la autonoma es fundamental para incluir en el proceso inconcluso de construccin de la nacin pueblo a los habitantes originarios de los territorios en los que se erigi el Estado mexicano. Aceptar que los pueblos indios deben de ser parte de la nacin como miembros con plenos derechos y con el respeto de sus particularidades es una tarea urgente en el Mxico de hoy.
En el caso particular de la regin Mixe, situada en este estado, la practica de la autonoma se ha topado con los obstculos generales que se presentan en otras zonas, pero el mayor no es slo el poltico y el jurdico, sino el de carcter econmico, por la negativa del gobierno estatal de canalizar recursos.
Como en otras comarcas, en la Mixe de Oaxaca el proceso de autogobierno implica la concentracin de una memoria histrica acerca de su organizacin. Tambin aqu, el autogobierno no ha necesitado del reconocimiento jurdico del sistema liberal que nos rige; pues aunque los pristas y a ltimas fechas todos los partidos polticos han intentado tomar ventaja de la organizacin comunitaria, este tipo de sistema poltico-social es calificado como ajeno a las comunidades.
El problema prctico inmediato es darle viabilidad econmica a su proyecto social y poltico; sobre todo, romper con el centralismo que ha administrado la miseria de las poblaciones para mantener el control poltico del estado.
La viabilidad de la autonoma en la regin Mixe pasa entre otras cosas-- por cambiar la naturaleza de la relacin con la administracin central del estado. Asimismo, Oaxaca, Guerrero, Puebla y Chiapas son famosos por la influencia y el control que caciques locales le imponen al gobierno local y federal. Por eso mismo, la centralizacin es uno de los obstculos ms visibles para la continuidad del proceso autonmico caracterstico de Oaxaca. Tal condicin de subordinacin hacia los centros polticos del estado ha provocado un desarrollo desigual en las comunidades indgenas, pues los recursos provenientes de las arcas pblicas se quedan en su gran mayora en las cabeceras municipales y se van repartiendo de tal forma que los poblados perifricos son los ms desfavorecidos. Esto es un problema grave de organizacin administrativa y sensibilidad poltica, que si en las ciudades tiene graves consecuencias, en las comunidades indgenas representa un asunto de vida o muerte.
Este tipo de limitacin se ha intentado romper con una organizacin regional que pueda atacar de raz los problemas. La Asamblea de Autoridades Mixes (ASAM) busca resarcir en la medida de sus posibilidades y alcances los vicios en los que ha cado la administracin de los fondos pblicos por parte de los gobiernos estatal y federal. La Asamblea est conformada por las autoridades municipales de la zona Mixe, que a su vez, son elegidas de una manera directa en asambleas comunitarias. La ASAM es el rgano ms respetado en la regin, como lo son en sus respectivos municipios las Asambleas Comunitarias y, en menor grado, los Consejos de Ancianos. 43
Los rganos comunitarios de gobierno son lo que ha permitido que la organizacin autnoma goce de cabal salud en el estado. La persona mas respetada en las comunidades puede ser el alcalde, quien ha pasado por todos lo espacios de representacin: topil
43 Ver: Adelfo Regino Montes, El pueblo Mixe, espejo de una realidad paradjica: la lgica de imposicin externa y la esperanza por la autonoma. (SER) Servicios del pueblo Mixe, Indito, 2003 (polica), regidor (salud, educacin, hacienda, etc.), secretario, tesorero, sindico, alcalde y presidente que se exigen como servicio publico no remunerado para la comunidad.
Los municipios se componen de agencias municipales y su funcionalidad radica en las autoridades administrativas, que ponen especial nfasis en organizar las fiestas religiosas. Como se puede apreciar, el pago a la labor es el reconocimiento y respeto pblico a quienes participan en esos puestos. Por eso mismo, se ha logrado mantener la unidad y continuidad de las tradiciones y formas de gobierno en las comunidades indgenas mixes, aun de aquellos que han tenido que migrar.
Precisamente, un aspecto importante en el establecimiento de una autonoma con mayores alcances son las contribuciones de los miembros de las comunidades que migran, principalmente, a Estados Unidos. Muchas veces las migraciones a ese pas se dan con la finalidad de ahorrar dinero para regresar a cumplir con las obligaciones de servicio comunitario sin remuneracin econmica alguna. Tambin se da el caso de migraciones con la finalidad de reunir una cierta cantidad de dinero para invertirla en proyectos comunitarios, ya sea familiarmente o mediante un fideicomiso integrado por miembros de la comunidad de origen.
En otros casos, los emigrantes que se han quedado a residir en el pas del norte no rompen los lazos que los unen con sus comunidades, sino que reproducen sus costumbres en los lugares en los que se asientan y, ms an, envan remesas destinadas, principalmente, pero no exclusivamente, a cubrir los gastos de las reparaciones de las parroquias o para las fiestas de los santos patronos. Este fenmeno deja de ser novedoso si se toma en cuenta que los pueblos indios americanos tienen una historia larga y compleja de migraciones y establecimiento de nuevos asentamientos donde, por cierto, reconstruyen sus formas de organizacin poltica que los identifica.
Por ltimo, es necesario sealar que la viabilidad del proyecto autonmico en Oaxaca, como en otras partes del pas, depende del fortalecimiento de sus nexos con sectores a nivel nacional e internacional. Sobre todo para tratar de subsanar las graves deficiencias econmicas y establecer vnculos comerciales estables y justos, es decir, basados en la sustentabilidad de la produccin y el respeto al entorno ecolgico.
2.3 Guerrero: militarizacin y destruccin del tejido social. Proyecto de Justicia y Seguridad Comunitaria de La Montaa y Costa Chica
Marcada por la represin y la miseria econmica, la zona de la Montaa, en el estado de Guerrero, ha sufrido ltimamente una presin extra por las bandas de narcotraficantes que se han apoderado de regiones completas. Guerrero es el primer productor de hoja de amapola en toda la Repblica Mexicana; ingrato privilegio para una sociedad que despus del levantamiento indgena de 1994 ha sido acosada continuamente por elementos del Ejrcito Mexicano y guardias blancas subsidiadas por caciques locales.
Si la zona de la Sierra, poblada mayoritariamente por indgenas, tena suficientes problemas con cargar con la acusacin desde el poder de ser territorio rebelde y nunca dominado por completo, a partir de las guerrillas de Genaro Vzquez y Lucio Cabaas, el levantamiento indgena en Chiapas signific un escenario propicio para la lucha por la reivindicacin de la identidad cultural y tnica, as como por la autonoma de los pueblos indios de Guerrero.
Sin embargo, los gobiernos federal y local, as como los poderes caciquiles de facto, conscientes de la fuerza que adquirira la lucha coordinada de los ms de 300,000 indgenas que habitan el estado con sus pares en todo el territorio nacional, que cuestionara el control que durante todo el siglo pasado los mestizos encargados de la administracin pblica se haban esmerado en construir, optaron por la represin sistemtica de toda organizacin independiente, adoptando una estrategia de violencia y terror hacia los pobladores.
No siendo suficiente lo anterior, el surgimiento de un movimiento armado con reivindicaciones socialistas, y que fuera catalogado por los gobiernos zedillista y foxista como la guerrilla mala (en comparacin con los zapatistas , que serian la guerrilla buena), durante el primer aniversario de la masacre ocurrida en el vado de Aguas Blancas, marc lo que en el estado se ha convertido en una realidad inocultable: la nica respuesta que tiene el gobierno ante las demandas de los ciudadanos es la represin, lo que empuja a que muchos sectores piensen que la nica salida posible ante la cerrazn de las autoridades sea la va armada.
La aparicin del Ejercito Popular Revolucionario (EPR) determin el rumbo de la agenda gubernamental hacia el estado: desde ese momento y hasta la fecha, toda organizacin popular independiente es acusada de tener nexos guerrilleros. Brutal reduccionismo de una realidad tan compleja que coexiste entre la represin y la idea vigente de generar espacios autnomos que representen las demandas del pueblo.
La administracin de Ren J urez Cisneros, gobernador del Estado de Guerrero, como antes la de Rubn Figueroa, se caracteriza por la violencia con la que trata a los pueblos indgenas. Como muestra estn las 302 violaciones a los derechos humanos documentadas por el Centro de Derechos Humanos de la Montaa Tlachinollan, desde junio de 1994 hasta mayo de 2003, causadas principalmente por la invasin de militares establecidos en la regin. Violaciones que, por cierto, no han merecido una sola respuesta seria que concluya en una accin penal contra los responsables. 44
En las regiones de la Costa Chica y la Montaa, la inseguridad ha sido una constante entre los lugareos. Territorio hostil, donde la violencia ha sido una forma de relacin por haberse institucionalizado como una modalidad de interlocucin entre el gobierno y sus gobernados, Guerrero vive en la actualidad un proceso paulatino de deterioro de su tejido social proveniente de dos flancos: la militarizacin de sus zonas agrarias y la infiltracin del narcotrfico, esto es, poderes ajenos a las comunidades indgenas y al campesinado, que han establecido de facto la ley de las armas por sobre la convivencia poltica.
Las comunidades de la zona de la Costa chica de Guerrero y la zona de la Sierra han optado por crear sus propios mecanismos de seguridad y proteccin ante la incapacidad de las instancias gubernamentales por proverselas. 56 comunidades agrupadas en la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias pusieron en marcha un programa de seguridad interna llamado Polica Comunitaria, que se dedica a vigilar a los poblados que forman parte de la Coordinacin. Ms an, prestan auxilio gratuito a otras comunidades que no estn en su zona de influencia. De esta manera, las comunidades han emprendido la prctica autonmica para brindarse la seguridad que las autoridades estatales y federales no han querido establecer.
La Polica Comunitaria ha ofrecido tranquilidad a sus poblados porque sencillamente sus miembros habitan en los territorios bajo control y prestan un servicio organizado por ellos. La forma de funcionamiento de esta polica, como su nombre lo indica, se basa en la visin de prestacin de servicios comunitarios que los indgenas tienen en la base de su organizacin social y poltica; lo cual es una caracterstica cultural que les ha permitido
44 La Jornada, 16 de junio de 2002. construir espacios reales de autonoma que respondan a sus necesidades y, sobre todo, a que las respuestas sean satisfactorias.
En gran medida, los resultados positivos que ha dado la Polica Comunitaria a las comunidades se debe a la visin que estas mismas tienen de la justicia y el servicio pblico. Esta polica no recibe pago alguno, y la nica gratificacin es el reconocimiento social por prestar tan importante accin pblica. Los comentarios de sus integrantes son categricos: imparten justicia, no venden justicia, pues la Comunitaria no combate al gobierno ni a los otros poderes, la Comunitaria combate la delincuencia. 45
La Polica Comunitaria ha trastocado intereses encubiertos tras los contubernios establecidos entre las fuerzas de seguridad y el narcotrfico. Hoy en da no es una novedad entender el negocio redondo que representa la seguridad pblica para quienes la controlan y para aquellos que, como policas o militares, cobran un sueldo a cargo del erario publico y se dedican a organizar bandas criminales. Por eso mismo, la polica comunitaria ha sido atacada virulentamente por el gobierno estatal y el ejrcito, a tal grado que sus miembros son encarcelados por prestar un servicio a sus pueblos. Los policas comunitarios han sealado que la imparticin de justicia basada en sus usos y costumbres, no es cosa del otro mundo 46 , lo que sucede es que el gobierno no quiere reconocer la capacidad autonmica que los pueblos indios tienen.
Una vez ms, los pueblos indgenas de Guerrero han demostrado que pueden solucionar sus problemas si se les deja de perseguir y hostigar. La autonoma en esta regin, como en muchas otras, pasa por demostrar con hechos que son capaces de regirse bajo sus propias reglas y dar resultados alentadores. Los indgenas guerrerenses han aprendido que el ejrcito y las policas federal y estatal no estn en sus comunidades para erradicar de raz el narcotrfico sino para evitar, desalentar y combatir el enorme potencial que tienen como sujetos autnomos. Esto es, la fuerza pblica est en sus comunidades no para combatir el crimen sino para atacar a las comunidades y a sus formas de autonoma.
2.4 La zona de Zongolica: represin y cacicazgos.
En Mxico, el mapa de la autonoma es tambin el de la represin. Los destacamentos militares, si se observa bien, estn situados estratgicamente para responder a los peligros que representan las regiones campesinas, mayoritariamente indgenas. El gobierno federal le apuesta a una guerra interna tendiente a neutralizar a los grupos campesinos e indgenas que resistan sus procesos de modernizacin. La situacin en las comunidades indgenas muestra que efectivamente la apuesta gubernamental es si no el aniquilamiento del campesino y el indgena mexicano, por lo menos su debilitamiento y desarraigo de las formas autnomas de organizar sus vidas.
Las Fuerzas Armadas han dejado de cumplir con la funcin que la Constitucin les confiere. A la supuesta salvaguarda de la soberana y cuidado de las fronteras del territorio nacional les han sumado las tareas policacas de combatir el narcotrfico y, sin aceptarlo, controlar los focos que el gobierno federal considera rojos; es decir, donde hay organizacin indgena y campesina independiente. Tambin, se han involucrado en el combate contra los grupos guerrilleros diseminados en por lo menos 11 estados de la Repblica.
La Sierra de la Zongolica, que se ubica entre la colindancia de los estados de Puebla y Veracruz, es una prueba fehaciente del clima intimidatorio y represivo que el gobierno federal y los gobiernos estatales han impuesto contra toda manifestacin de
45 http://www.suracapulco.com.mx/anterior/2002/marzo/22/pag1.htm 46 http://www.suracapulco.com.mx/anterior/2002/marzo/22/pag1.htm polticas autonmicas en los territorios indgenas. La represin que los gobiernos de Veracruz y Puebla, con el respaldo de organismos federales han emprendido contra las comunidades asentadas en esta regin ha sido despiadada. Obviamente, intereses de caciques locales se entremezclan con las intenciones de apropiarse de las zonas ms ricas en recursos naturales del pas.
El Plan Puebla Panam deja ver su verdadero rostro en la regin de la Sierra de la Zongolica, creando un clima de inestabilidad para desarticular cualquier asomo de organizacin comunitaria. Un caso que salt del anonimato cotidiano de la represin a la prensa escrita y las imgenes televisadas, por la acrimonia con que fue y sigue siendo orquestado, es lo que ha sucedido con el Consejo Regional de la Sierra de Zongolica. Ah, los intereses de las mafias que detentan las concesiones del transporte pblico, emparentados con el gobernador del estado de Veracruz, Miguel Alemn Velasco, decidieron violar las leyes que regulan las tarifas por la prestacin de este servicio, subiendo el cobro indiscriminadamente y sentndose en mesas de negociaciones establecidas para calmar la tensin provocada y con la intencin de volver a burlar la ley y los acuerdos.
En este conflicto, los indgenas nahuas de la regin de Zongolica han denunciado que varios de sus lderes han sido detenidos y hostigados continuamente, mientras se siguen turnando rdenes de aprehensin contra aquellos que los relevan en las direcciones polticas de su movimiento. El ao 2001 fue particularmente prodigo en encarcelamientos contra miembros de 12 municipios nahuas que se vieron afectados por las decisiones arbitrarias de la empresa transportista Adelas, que monopoliza el servicio en la regin. Vicencio Vite Bautista, maestro bilinge en la zona, cabeza visible de este movimiento, sufri el escarnio gubernamental por oponerse a tal arbitrariedad 47 .
El gobierno tambin ha recurrido a la clausura de centros comunitarios en los que se brinda educacin bsica bilinge. Como ya ha sido documentado por varios investigadores, la tendencia a atacar los procesos autonmicos esta encaminada a clausurar la posibilidad de brindar alternativas a las comunidades indgenas para su desarrollo. Precisamente, una de estas estrategias es la imparticin de educacin nicamente en espaol, una lengua que significa colonizacin y sometimiento para los indgenas mexicanos.
Un acontecimiento que tuvo lugar no en Veracruz ni en Puebla, pero que ejemplifica la realidad en la que vive el Mxico profundo y contradice el discurso oficial del gobierno del cambio, es el conflicto protagonizado entre estudiantes y padres de familia de la Escuela Normal Superior de Chiapas y el gobierno de este estado el pasado 6 de julio de 2003 y que se expandi al estado de Guerrero: la cancelacin de plazas que tradicionalmente el estado aseguraba a los egresados de estas escuelas bajo el pretexto de la modernizacin educativa, que impone un examen de evaluacin para tener acceso a los centros laborales. Una piedra ms para obstaculizar la formacin de personas provenientes del medio rural e indgena.
Afortunadamente la guerra de exterminio no ha triunfado y la resistencia de los pueblos indios sigue dando frutos. En el estado de Puebla se inaugur la primera universidad Indgena con administracin independiente y que tiende a la autonoma, desde el contenido de los planes de estudio hasta financieramente. Aun no lo han conseguido, pero estn en el intento. Ellos saben, como todas las comunidades indgenas, que el camino de la autonoma es un proceso que se construye todos los das.
47 Ver La Jornada 4 de marzo de 2001 y Ojarasca no. 51. 3.1 Las autonomas y su incidencia nacional e internacional
Las comunidades indgenas nacionales se han tenido que enfrentar a polticas de Estado que oscilan entre la asimilacin/integracin y la segregacin/reproduccin de las diferencias. El clmax de la participacin de los pueblos indgenas en la construccin de ejes conceptuales y prcticos fue el cuestionamiento popular y democrtico en 1994, con el inicio de un proceso en que, parafraseando a Hegel y Marx, los indgenas empezaron a dejar de ser indgenas en s para transformarse en indgenas para s.
La identidad en grupos subalternos est determinada por las variables de la resistencia y la asimilacin con respecto a los procesos de globalizacin del capital. En el caso de Mxico, con el movimiento zapatista se ha puesto la semilla para la formacin de los sujetos autonmicos que constituyen el ncleo del amplio movimiento de los explotados y marginados que le darn, parafraseando a Manfred Kossok, la sal al movimiento revolucionario, social y nacional de principios del siglo XXI.
Han madurado las condiciones en Mxico para crear un programa contra - hegemnico nacional, cuyo esqueleto potencial es el Plan La Realidad - Tijuana. La apropiacin de este plan por parte de todas las comunidades indgenas y de la mayor parte del pueblo mexicano es hoy tarea primordial de los sectores progresistas del pas. Hoy cobra ms vigencia que nunca la necesidad de una reforma profunda del Estado. Las autonomas de hecho, consolidadas en los municipios rebeldes, van a conducir a la formacin de etnorregiones, que ancladas en su diversidad, fortalezcan lo nacional - popular.
Esa es la piedra angular de la autonoma: reconocer y ampliar funciones y atribuciones a los pueblos indgenas sin perder su vinculacin nacional. Las nuevas polticas de Estado deben elaborarse y aplicarse sin las viejas prcticas patrimonialistas, paternalistas y asistencialistas, que conculcaban los derechos ciudadanos de los indgenas para asignarles un papel clientelar.
El neoliberalismo proclama el fin de los estados nacionales en favor de un cosmopolitismo capitalista que contradice sus propios planteamientos con un nacionalismo (estadounidense) exacerbado y expansionista. El movimiento indgena alternativo se ha transformado en la anttesis de esas premisas excluyentes. El poder de convocatoria, a escalas regional, nacional y mundial, que ha tenido el movimiento indgena anuncia un orden civilizatorio igualitario, diverso, y por lo mismo, incluyente.
Este carcter realmente universal del movimiento indgena no diluye sus races nacionales. El zapatismo naci para fortalecer el Estado nacional democrtico, no para debilitarlo. Las demandas de un Estado socialmente responsable incluyen las propuestas y demandas zapatistas. Ante un Estado que practica la antidemocracia y que est al servicio de las trasnacionales, el movimiento liberador de 1994 propone un nuevo pacto social que ubique al Estado al servicio de la mayora de la poblacin explotada y excluida en las ms diversas formas. La autonoma es en este sentido una gua para la accin de una sociedad participativa y responsable.
Los pueblos indios son sujetos de derecho a la libre autodeterminacin y autonoma, aunque hasta el momento no gozan de un reconocimiento constitucional en ese sentido. 48
No ha habido avances por la negativa del Estado mexicano a reconocer la base material de
48 Gilberto Lpez y Rivas. Pueblos indios, autonoma y reforma constitucional en Gabriel Garca Colorado e Irma Erndira Sandoval, Autonoma y derechos de los pueblos indios, Mxico, Cmara de diputados, LVII legislatura- Instituto de Investigaciones Legislativas, 2000, Pg. 259
la autonoma, tierras y territorios, como se establece en los Acuerdos de San Andrs, el Convenio 169 de la OIT y la propuesta de la COCOPA. 49 En esencia, los Acuerdos de San Andrs afirman que son los propios indgenas quienes deben decidir sobre proyectos y programas de desarrollo.
La experiencia acumulativa de ocho aos de municipios autnomos y la prctica de la autocrtica emanada de este ejercicio constituyen un paso adelante en la construccin de autonomas. Se observa cmo las acciones de los zapatistas se amparan en el imaginario y la tradicin histrica de los mexicanos. Al igual que la marcha del color de la tierra de 2001 reproduca la marcha del Ejrcito Libertador del Sur, cerca de noventa aos atrs, hoy el alumbramiento de Los Caracoles se da en el aniversario del nacimiento del General Emiliano Zapata, prcer e inspirador del movimiento de 1994.
Gobernar en forma autonmica ms de 30 municipios, coligarlos a travs de las cinco J untas de Buen Gobierno con sede en Oventic, La Realidad, La Garrucha, Roberto Barrios y Morelia traslucen una experiencia organizativa de gobierno que debe ser retomada pedaggicamente por otros pueblos indgenas. Ya los municipios autnomos y las J untas de Buen Gobierno forman parte de las mejores tradiciones democrticas del pueblo mexicano y son referencia obligada de gobernabilidad democrtica.
Las reacciones de los sustentadores de la lgica del poder son diversas. En aparicin ante los medios de comunicacin electrnicos, Ignacio Burgoa Orihuela, defensor de oficio de los privilegios y jurista apegado a las formalidades del viejo Estado liberal, pregona que la autonoma pone en entredicho la integridad del territorio nacional. Santiago Creel, Secretario de Gobernacin, no ve contradicciones entre las J untas de Buen Gobierno y el Estado de derecho. Ante un enemigo como el EZLN, que va acompaado por la fuerza de la razn, el gobierno federal juega al oportunismo meditico. Acepta en apariencia la nueva situacin de hecho, pero es poco su esfuerzo para coadyuvar a un nuevo acuerdo constitucional.
La organizacin poltica de las J untas de Buen Gobierno que emerge a partir del 8 de agosto de 2003 significa un fortalecimiento del poder local merced a la gran cantidad de atribuciones y funciones que tendrn. Pero a la vez que crece la responsabilidad y el poder desde abajo, va aumentando la capacidad de los ciudadanos para poder vigilar las acciones de gobierno. La decisin del EZLN de garantizar el libre trnsito por la zona de conflicto es en realidad cimentar la construccin de una gobernabilidad realmente democrtica.
El esfuerzo organizativo de las J untas de Buen Gobierno es novedoso y prometedor. Como bien define un editorial de La Jornada, hay una combinacin de lo centenario y lo nuevo a la hora de atender los asuntos de justicia, agrarios, salud, educacin y registro civil. 50 Es un salto cualitativo que institucionaliza con justicia los Acuerdos de San Andrs, traicionados por los tres poderes de la Federacin y por una clase poltica slo dedicada a garantizar su reproduccin como casta burocrtica, e insensible ante la emergencia nacional que vive el pas y las graves condiciones internacionales provocadas por la actual poltica del imperialismo estadounidense y sus aliados.
El EZLN tuvo que responder a los sectores ms derechistas del Estado y la sociedad, que especularon una vez ms con el argumento de un posible separatismo y la supuesta ilegalidad de los autogobiernos regionales. Fue la Comandanta Esther quien reafirm el carcter incluyente de las demandas y propuestas de gobierno zapatistas, ajenas a cualquier acto separatista: no podemos dejar de ser indios para ser reconocidos como mexicanos.
49 Ibd., Pg. 258 50 Ibd.
Otra comandanta, Rosalinda, con un lenguaje popular y profundo resumi la experiencia acumulada de ms de ocho aos de prctica autonmica que sirvi de defensa a los municipios rebeldes ante el neoliberalismo y la poltica contrainsurgente: Ya sabemos funcionar nuestros municipios.
Estos logros en las autonomas se reflejaron en la pluralidad de fuerzas indgenas y no indgenas que acudieron al encuentro de Oventic, alentadas por la posibilidad de gobernar sus propios asuntos y escapar a una realidad impuesta por las gerencias presidenciales del foxismo-salinismo. stas apostaron a hacer del sureste mexicano un terreno promisorio para los proyectos de las trasnacionales, cobijados por el Plan Puebla Panam, y desalojar de esta rica regin de la geografa mexicana a los incmodos pueblos indgenas.
La gobernabilidad democrtica de los zapatistas se trasluce en la decisin de atender a todas las poblaciones residentes en la zona de conflicto, independientemente de su procedencia ideolgica, religiosa o poltica. Con ello, se avanz en la puesta en prctica de la sustentabilidad democrtica con participacin plena de las comunidades, aplicando las leyes zapatistas que entre otras- prohben el trfico ilegal de madera, drogas y alcohol. En estas estrategias de desarrollo sustentable tuvieron un papel muy destacado las mujeres zapatistas, lo mismo que en la instrumentacin de las nuevas formas de gobierno local alternativo, abiertas a las innovaciones y a las crticas de los gobernados.
La posibilidad de que los zapatistas puedan constituir una opcin de democracia participativa, anclada en la justicia y la equidad, en pos de la edificacin de un Mxico nuevo, incluyente y democrtico, depender de la capacidad de la fuerza insurgente para involucrar a la mayor parte de los pueblos indgenas en la puesta en prctica y profundizacin de sus autonomas, y del apoyo que concite de las organizaciones sociales y polticas nacionales. La toma de posicin ante los procesos revolucionarios de otros pueblos, la definicin sobre los problemas internacionales desde una perspectiva de izquierda, y la disposicin a continuar participando activamente en la lucha contra la globalizacin del capital, ponen al zapatismo ante nuevos retos, a diez aos del estallido de su rebelin.
Las J untas de Buen Gobierno son sin duda un eslabn en la cadena que construyen los pueblos de Mxico y Amrica Latina en su lucha por la forja del sujeto autonmico. Adems, constituyen un fenmeno socio-poltico novedoso que amerita ser estudiado por esa intelectualidad que, carente de un proyecto alternativo de nacin, se niega a transitar por los caminos abiertos por la experiencia indgena.
El da 11 de agosto de 2003, el Congreso Nacional Indgena (CNI) dio un paso fundamental al darle dimensin nacional a los planteamientos de las J untas de Buen Gobierno y declarar: ''Hemos emprendido el camino de la autonoma en los hechos, para lo cual decidimos fortalecer nuestro autogobierno'' 51 y con respecto al EZLN seal: ''que nuestro paso camina a su lado, somos compaeros de camino y tambin estamos empeados en la construccin de la autonoma y la reconstruccin integral de nuestros territorios y pueblos''.
3.2 Reaccin del poder ante las autonomas.
Para la lgica del poder oligrquico, las autonomas son una amenaza a su sistema de dominacin. La razn primordial de su rechazo estriba en los intereses econmicos y polticos en juego. Para el Estado, ceder ante las demandas de los pueblos indios
51 La J ornada, 12 de agosto de 2003 significara enfrentar a ncleos del poder regional de caciques y latifundistas que, bajo la proteccin de guardias blancas, regulan el precio de los productos agrcolas y ganaderos; detentan el poder poltico, administran a su conveniencia los recursos naturales, permitiendo la explotacin indiscriminada e irracional de la selva y los bosques; significa cuestionar la cultura poltica dominante en la cual las relaciones de tutelaje y dependencia personal han sido adecuadas para fomentar prcticas clientelares.
El Plan Puebla Panam, impulsado por el presidente Fox, se proyecta bajo la lgica de ese poder oligrquico y se ha convertido en los hechos en otro gran obstculo para el reconocimiento de las autonomas. Se trata de un plan regional para el desarrollo carretero, tele comunicativo 52 y energtico del sureste de nuestro pas y Centroamrica. Con el PPP se pretende reordenar la poblacin indgena para conformar enclaves urbano-maquiladores y para establecer un corredor biolgico en la franja de Golfo para que industrias norteamericanas cultiven productos transgnicos. Con estas medidas buscan transformar al indgena en un homo economicus en detrimento de una ciudadana pluricultural, no excluyente y dispuesta a abogar por un desarrollo sustentable y solidario 53 .
La gran apuesta de dicho Plan es la intervencin de diversas industrias nacionales y trasnacionales a fin de explotar los vastos recursos energticos y de biodiversidad. Es un Plan que permitir cuantiosas ganancias para el capital y que contribuir al dominio hemisfrico de Estados Unidos. Desgraciadamente, la racionalidad que prevalecer para explotar los recursos energticos y agroforestales ser la ganancia indiscriminada y no el desarrollo sustentable.
El PPP es la carta de presentacin del presidente Fox para la insercin autoritaria, discriminatoria y excluyente de Mxico en la globalizacin. 54 En la justificacin de este Plan, el gobierno mexicano opina que la calidad de la gestin pblica depende de la inteligencia para adecuar las instituciones, disear polticas y llevar a cabo acciones capaces de aprovechar con creatividad las oportunidades de desarrollo que brinda la globalizacin de la economa mundial 55 .
Con la puesta en marcha de este Plan, el gobierno mexicano va a oponerse activamente a la constitucin de autonomas. Ceder en este terreno significa, en la lgica capitalista, renunciar a la explotacin indiscriminada de los recursos naturales y de mano de obra barata.
El Acuerdo de Libre Comercio para Amrica (ALCA) es otro proyecto perteneciente a la misma estrategia imperial que pretende Estados Unidos frente a la Unin Europea.
A estas dificultades que representan el PPP y el ALCA debemos agregar la reforma autoritaria que sufri el Estado mexicano durante el gobierno de Salinas de Gortari, cuando
52 El PPP tiene la intencin de generar nuevas polticas pblicas para el desarrollo humano en la lucha contra la pobreza y la promocin de la inversin y el desarrollo productivos, la realizacin de inversiones estratgicas en infraestructura que permita a la regin comunicarse mejor y aprovechar las potencialidades inscritas en los tratados de libre comercio de Mxico, una nueva poltica de precios y tarifas de bienes y servicios producidos por el sector pblico y programas para el aseguramiento de la sustentabilidad ambiental del crecimiento econmico. Vid. Plan Puebla Panam. 53 Gustavo Esteva, Autonoma, mbitos de comunidad. Una visin pluralista radical. En Gonzlez Casanova Henrquez, Pablo y Arturo Lomel Gonzlez, Etnicidad, democracia y autonoma., Mxico, UNAM Centro de Investigaciones Humansticas de Mesoamrica y el Estado de Chiapas, 1995, p. 19 54 Vid. Gilberto Lpez y Rivas, El Plan Puebla Panam y la contrarreforma indgena, Mxico, peridico La Jornada, viernes 6 de julio de 2001 55 Vid. Plan Puebla-Panam adems de continuar con la venta de las empresas paraestatales, comenzada en el sexenio de Miguel de La Madrid, modific el artculo 27 constitucional para permitir la venta de tierras ejidales y comunales con el claro propsito de privatizar el agro.
Recordemos que el EZLN se levanta en armas el 1 de enero de 1994, fecha en que entraba en vigor el Tratado de Libre Comercio de Amrica del Norte. Un tratado a todas luces inequitativo entre las naciones participantes y en algunos aspectos violatorio de la soberana nacional, como es el caso del trato a los mexicanos emigrantes y trabajadores que radican en Estados Unidos.
Es posible pensar que el gobierno estadounidense permitir las autonomas propuestas por los pueblos indios, cuando la propia existencia de la soberana nacional le parece obsoleta?
No slo Mxico sino otras naciones latinoamericanas atraviesan por una crisis en su composicin estatal provocada por la instauracin de un modelo econmico que lejos de haber logrado desarrollo y crecimiento econmicos, ha derivado en severas polticas econmicas y sociales que han provocado mayor miseria. As lo constatan los sucesos de los ltimos aos en Bolivia, Argentina, Ecuador, Colombia y Venezuela, por referir los casos ms sonados en los medios de comunicacin. En todos y cada uno de ellos ha estado presente la mano intervencionista de Estados Unidos, que a pesar de disputar a Europa la hegemona sobre Medio Oriente, pretende imponer su libre arbitrio en Amrica Latina.
En el caso concreto de Mxico, la lucha por las autonomas forma parte de un proyecto nacional que se ha venido gestando a lo largo de muchas dcadas de exclusin y dolor, de infortunio y discriminacin entre los pueblos indgenas. Se trata de un proyecto nacional 56 que se fundamenta en que los sujetos autonmicos estn dispuestos a integrarse con otros sectores de la sociedad mexicana. Especficamente, el EZLN se ha dirigido a estudiantes, campesinos, obreros, amas de casa, intelectuales, pequeos empresarios, asalariados, profesionistas para formar una nacin distinta, donde quepan todos los mundos. No reivindican la autonoma para pertrecharse en un ostracismo sin porvenir. Defienden la autonoma y la libre determinacin como vas para alcanzar una mayor democracia, equidad de gnero, combatir la discriminacin, integrarse a un mercado equitativo en el que puedan vender libremente sus productos y en el cual los pueblos indgenas sean considerados ciudadanos y se les reconozca como sujetos polticos capaces de participar en la vida nacional.
El propio EZLN ha hecho diversos intentos por tratar de integrar a las distintas fuerzas polticas progresistas del pas en una lucha comn contra el neoliberalismo. Su misma presencia internacional es reflejo de su disponibilidad para abrirse al mundo, intercambiar opiniones con los ms diversos actores en torno a un proyecto de civilizacin alternativo al existente.
Por ello, la lucha por las autonomas esta ms vigente que nunca. Desde ellas, se puede resistir pero tambin construir y organizar. La lucha por las autonomas en Mxico se puede convertir en la posibilidad de trabajar despacio y minuciosamente con los sujetos autonmicos y los ms diversos sectores sociales para impulsar desde espacios como el trabajo, la escuela, la familia, los instrumentos de una transformacin que incluya identidades, culturas, proyectos e intereses diversos.
No obstante, la autonoma as entendida debe procurar no contaminarse de la cultura poltica hegemnica. La autonoma no debe ser entendida en este sentido como limpieza
56 Mucho se ha aprendido, no obstante de la experiencia en Nicaragua a travs de su propuesta de autonoma regional en la Costa Atlntica. Vid. Lpez y Rivas. Op. Cit, p. 120 tnica, etnicismo o autarqua. Tampoco debe dejar de mirar autocrticamente hacia su entorno para impedir la reproduccin de prcticas polticas clientelares o corporativas. Debe acercarse a lo ms rescatable de la cultura democrtica: la tolerancia, el dilogo, la eleccin racional. Estas deben ser sus herramientas para dirimir los conflictos provenientes de sus diversos orgenes tnicos, de identidades diversas y patrones morales y culturales diferentes.
Es importante discutir y nutrir estas experiencias latinoamericanas de autonoma, con las existentes en otros pases y continentes, en otras culturas. Pues las autonomas significan una lucha por una civilizacin distinta a la que hoy predomina. Me refiero a la civilizacin hegemnica del capital en la que la produccin y reproduccin de la vida humana est subordinada a la produccin y reproduccin de mercancas. En la que existen los recursos naturales para alimentar a toda la humanidad, pero en la que prevalece una racionalidad instrumental para la cual el hambre, la explotacin y el desastre ecolgico se justifican en aras del enriquecimiento constante de un quinto de la poblacin que detenta el 86% de la riqueza mundial.
3.3 El impacto de las transnacionales y la solidaridad internacional
El gobierno federal de Vicente Fox naufraga entre la indolencia, la ineptitud y el seguimiento acrtico y cmplice de los programas impuestos desde el exterior, tal cual lo hicieran sus progenitores polticos, zedillistas y salinistas.
No ha habido cambios en la conduccin de la poltica econmica del gobierno federal con respecto al rgimen prista. Los mismos funcionarios y las mismas orientaciones de avanzar en un modelo exportador funcional a los intereses del capitalismo norteamericano. De ah el involucramiento de los sectores empresariales ms afines a los intereses de las trasnacionales con predominio estadounidense- en la bsqueda de asegurar sus ganancias. Es altamente prioritario para las empresas trasnacionales, el gobierno de Estados Unidos, y el elenco gobernante mexicano, asegurar las condiciones para que prospere el Plan Puebla Panam.
Armando Bartra define muy bien la mecnica del PPP:
Los llamados Centros de Integracin Rural que propone el PPP, y con ellos los interocenicos corredores comerciales y de servicios, los parques industriales de maquila, los desarrollos tursticos caribeos de cinco estrellas, las vertiginosas plantaciones celulsicas o huleras y las faranicas obras de infraestructura propiciatorias de tales inversiones, son ante todo una posibilidad de hacer negocios que el gobierno de Mxico y sus socios de Centroamrica le ofrecen al gran capital; junto con la mano de obra barata, leyes laborales y ambientales laxas, desregulacin y exenciones fiscales, seguridad jurdica y otros arrumacos 57
Los orgenes del Plan Puebla Panam se pueden localizar en diferentes instancias nacionales e internacionales. Coincide en esencia con el Plan Nacional de Desarrollo Urbano 1995-2000 del gobierno de Ernesto Zedillo y contiene las propuestas elaboradas en 1996 por la Consultora Ochoa y Asociados para el Megaproyecto del Istmo de Tehuantepec. 58 Muy pronto, el PPP despert el entusiasmo de los consorcios empresariales, y para 1997 era previsto el apoyo del Consejo Empresarial Mexicano para Asuntos
57 Armando Bartra. Cosechas de Ira. Economa poltica de la contrarreforma agraria, Itaca, Mxico, 2003 58 Barreda. Op.cit Internacionales (CEMAI) y el Consejo Empresarial de Integracin Econmica del Sureste (CEIDES) 59
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Centroamericano de Integracin Econmica (BCIE), son los principales financiadores del proyecto. Las empresas que ya han mostrado su inters por invertir en el Plan Puebla Panam son Odebretch (Brasil, Infraestructura) Banco Internacional de J apn (Hidroelctricas), Grupo Pulsar, Grupo Xtra, Grupo Kanec, ICA, Impulsora Azucarera del Noroeste, Ceo Mcallen Economic Developement, Filmomedia, Consejo Mexicano de Comercio Exterior, Carso, Telmex, Grupo Financiero Banamex City Bank, entre otras. 60
Un proyecto asociado con el PPP es el Corredor Biolgico Mesoamericano, que cuenta con apoyos del Banco Mundial por 11.5 millones de dlares. 61 Los ecologistas light son compatibles con las ambiciones de las trasnacionales. 62 World Wildlife Foundation, Conservation International, The Nature Conservancy, participan en los trabajos de hacer a un lado el escollo que representan los indios y los pobres y no tienen empacho de asociarse con el gobierno mexicano promoviendo la supuesta defensa de la Reserva Biolgica de los Montes Azules, a travs de los intentos de desalojar a las comunidades indgenas que all habitan.
El escenario social y econmico de aplicacin del PPP es la profundizacin de la contradiccin entre la riqueza de recursos naturales y la pobreza de los habitantes. La regin que abarca el PPP esta poblada por alrededor de 64 millones de habitantes. De ellos, la mitad vive y trabaja en el campo y el 18% es indgena. 63
En el caso de Mxico, las estadsticas afirman que el 60% de los mexicanos son pobres, circunstancia que se incrementa geomtricamente cuando se compara la situacin salarial de los trabajadores mexicanos y estadounidenses. El salario mnimo por hora de un trabajador norteamericano es de 5.15 dlares. Su hermano de clase mexicano percibe en la misma unidad de tiempo 10 veces menos si es trabajador industrial y 14 veces menos si es trabajador no calificado. 64
Ofrecer al pas como reservorio de mano de obra barata es el principal atractivo que Fox seala en sus muy frecuentes viajes al extranjero. Vender biodiversidad 65 , un esquema aceitado de mecanismos de contrainsurgencia, recursos naturales, patrimonio cultural, infraestructura portuaria, aeroportuaria y carretera, por supuesto que privada, y ahora (2004) la entrega de los aeropuertos al FBI y otras agencias de espionaje de Estados Unidos, conforman el resto del men que ofrecen los ejecutivos gerenciales del pas.
No es casual que entidades integrantes del territorio del Plan Puebla Panam ofrezcan las siguientes ventajas comparativas: Tabasco, segundo lugar en el PIB, y entre las diez primeras entidades con mayor ndice de marginacin; Oaxaca y Chiapas, 50% de la poblacin clasificada como de alta y muy alta marginacin. 66 Florencio Salazar Adame, antiguo prista de Guerrero, bajo el gobierno del cambio Secretario Ejecutivo del PPP, y
59 Ibd. 60 J os Gasca Zamora. El Sur-sureste de Mxico en la estrategia del Plan Puebla Panam http://nodo50.org/pchiapas/documentos/ppp/pp26.htm 61 Dato aportado por el Banco Mundial en 2000 y citado por Gasca. Ibd. 62 Barreda. Op.cit 63 Armando Bartra. Detrs del Plan Puebla Panam en http://nodo50.org/pchiapas/documentos/ppp/pp4.htm 64 Ibd. 65 10% de la biodiversidad mundial tienen los territorios mexicano y centroamericano, segn Gasca. Op.cit 66 Gasca, Op.cit hoy funcionario de la presidencia, siguiendo los cnones de la economa clsica del siglo XVIII, afirm que atraer inversiones es sinnimo de bienestar social. 67
El hoy mundo pauprrimo, fruto de las insuficiencias del modelo de desarrollo estabilizador de los aos setenta del siglo pasado, que no cumpli a cabalidad con la obligacin constitucional de dotar de tierra a los campesinos y promovi el xodo hacia la selva de las comunidades indgenas, ahora pretende su desalojo, an con violencia. Bajo el argumento tendencioso de la depredacin de la Selva por parte de las comunidades indgenas, se quiere instaurar una economa de plantaciones, con la potencialidad de fomentar el ecoturismo, con hoteles de cinco estrellas, adems de realizar labores de biosprospeccin y biopiratera. En este rubro encaja el negocio de las semillas genticamente modificadas o transgncias, emprendido por Pulsar, Savia, Monsanto, y Ciba. 68 El latrocinio de recursos naturales por parte de las trasnacionales, tan caracterstico del siglo XIX y XX, hoy se reedita en las geografas ms pobres del pas, contando con tecnologa e investigacin cientfica de punta. La fiebre privatizadora para operar estas transformaciones no se hace esperar y los intentos de privatizar reas Naturales Protegidas y los centros culturales, sobre todo prehispnicos, son muestras de esta etapa de subordinacin del gobierno mexicano a la modernidad capitalista.