Modos de Hacer
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Modos de Hacer
Un proyecto editorial de
Paloma Blanco, Jesús Carrillo,
Jordi Claramonte, Marcelo Expósito
A.F.R.I.K.A. GRUPPE • NICOLAS BOURRIAUD • DOUGLAS CRIMP • MICHEL DE CERTEAU • ROSALYN DEUTSCHE
NINA FELSHIN • FIAMBRERA OBRERA • HAL FOSTER • ALEXANDER KLUGE Y OSKAR NEGT - LUCY R. LIPPARD
NE PAS PLIER - RECLAIM THE STREETS - MARTHA ROSLER - ©TMARK • FLORIAN SCHNEIDER
Traducción:
Paloma Blanco (Nina Felshin), Paloma Blanco y Jesús Carrillo (Lucy R. Lippard), Jesús
Carrillo y Jordi Claramonte (Hal Foster), Jesús Carrillo (Douglas Crimp, Martha Rosler,
Florian Schneider), Lilia Frieiro (Alexander Kluge y Oskar Negt), Marcelo Expósito y Jordi
Claramonte (Ne pas plier - Brian Holmes), Marcelo Expósito (Ne pas plier - Luc Carton y
otros, Reclaim the Streets -John Jordan), Marcelo Expósito y Jesús Carrillo (Rosalyn Deutsche),
Jordi Claramonte (Nicolas Bourriaud, a.f.r.i.k.a. gruppe - Sonja Brünzels, ®TMark),
Alejandro Pescador (Michel de Certeau) adaptada por Jordi Claramonte.
Coordinación editorial:
Cristina Zelich
Alberto Martín
© De los textos:
los autores
EXPLORANDO EL TERRENO
' Decimos búsqueda consciente en tanto en cuanto asumimos que toda práctica social
(artística inclusive) tiene implicaciones de este orden, como ya hemos afirmado; lo que carac-
terizaría aquellas prácticas que aquí tratamos es la consciencia que muestran sobre su dimen-
sión social y política.
PALOMA BLANCO, JESÚS CARRILLO, JORDI CLARAMONTE, MARCELO EXPÓSITO
Para cerrar esta sección, se incluyen dos apartados ("Hacia una
noción de lo político en el arte contemporáno" y "Lecciones de resistencia
cultural") de una de las obras fundamentales de Hal Foster: Recodings. Art,
Spectacle and Cultural Polines, un texto central en el debate teórico de los
80 en torno al "arte político" y su redefinición respecto a lo que Foster
denomina las "prácticas postmodernas críticas o de resistencia." En él su
autor nos remite a la nueva coyuntura de los años 80, una época en que la
que la confusión de cultura y base socio-económica bajo la égira del capi-
talismo exigía un repensamiento general del arte político-crítico. De este
modo frente a un arte político encerrado en un código retórico que repro-
duce las representaciones ideológicas dictadas desde el poder, Foster hace
incapié en la necesidad de una práctica que exceda las pretensiones de
beneficio y recodificación del capital, un 'arte con una política, lo que
vendrá a llamarse un arte postmoderno crítico o de resistencia, que interven-
ga directamente en el campo de la cultura, la cultura entendida como lugar
de conflicto y de contestación desde el que llevar a cabo una investigación
crítica de los procesos y aparatos que controlan las representaciones cultu-
rales, una práctica transgresora y resistente que busque transformar y con-
testar los sistemas dados de control de la producción simbólica y de circu-
lación de los procesos de significación, si bien, como ya destaca Foster, se
hace esencial que esas prácticas lleven consigo una efectividad material
dentro de la totalidad social evitando de este modo quedarse reducidas a
meras intervenciones reapropiadas y recodificadas dentro del gran espacio
ideológico de dominación.
En el segundo de los textos Foster ya introduce el concepto del "Otro",
de los grupos sociales minoritarios, el "otro social" objeto de apropiación y
recuperación ideológica y comercial por parte del sistema dominante que
busca codificar, consumir y erradicar la 'diferencia', social, sexual,... para
ejercer así un mayor control social, un 'monopolio del código' que, según
Foster, debe ser cuestionado y resistido desde una práctica cultural y políti-
ca transgresora y resistente, proponiendo dos modelos a este respecto: el con-
cepto de lo menor desarrollado por Deleuze y Guattari y el concepto de revo-
lución cultural elaborado por Fredric Jameson. De este modo Foster nos da
las pautas en torno a un tema que desarrollará más tarde en los 90 en su artí-
culo "El artista como etnógrafo" en el que se advierte del peligro del mece-
nazgo ideológico llevado a cabo desde las instituciones, de la codificación
automática de la diferencia y de la posibilidad de que este tipo de trabajos se
conviertan en un nuevo género estético al servicio del espectáculo codiciado
por los museos e instituciones culturales.
PRESENTACIÓN
ESPACIALIDAD Y ARTE PÚBLICO
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Como se explica más ampliamente en algunos pasajes del libro, el concepto de
modernismo en la teoría e historiografía estética estadounidense lleva implícitas unas conno-
taciones muy particulares que teóricos como Clement Greenberg formularon. En adelante,
modernismo y modernista se usarán en este sentido, y han de ser necesariamente distingidos
de modernidad, término relacionado con la tradición de la teoría política europea. En cual-
quier caso, el contexto donde se utilizan cada uno de estos términos y las anotaciones edito-
riales marcarán la pauta de su interpretación a lo largo del volumen.
PALOMA BLANCO, JESÚS CARRILLO, JORDI CLARAMONTE, MARCELO EXPÓSITO
libro, actualizando un texto publicado en 1991) describe un proyecto en el
que se pretendía poner al día el potencial político del arte al comprometer-
se con una cuestión de espacialidad pública concreta, intentando permeabi-
lizar así las fronteras entre los respectivos espacios de la galería y de la vida
de las personas sin hogar3 de la ciudad de Nueva York. En dicho proyecto,
If You Lived Here (Si vivieras aquí, Dia Art Foundation, 1989) se proponía
el espacio del arte como un ámbito al servicio de una reivindicación de tipo
político y social. El último texto, "Hackeando la frontera" (escrito para este
libro), desarrolla este vector de intervencionismo crítico sobre el espacio una
vez que se ha superado la barrera que separa galería y mundo y se plantea la
acción en el ámbito general de lo social. En el proyecto expuesto por Florian
Schneider se pone la reflexión sociológico-crítica acerca de la espacialidad
contemporánea al servicio de unas prácticas que pretenden subvertir de facto
los modos de opresión derivados de la economía espacial proyectada desde
el poder. En este caso, el locus específico del arte deja de ser la galería, para
ser el lugar mismo del conflicto y de la resistencia.
3 Personas sin hogar, traducimos así en este libro el término inglés homeless people, que
se refiere a las personas que residen en la ciudad "sin techo", en las calles.
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PRESENTACIÓN
ne un productivo equilibrio entre, por un lado, el empeño por recuperar la
tradición dispersa de las múltiples prácticas históricas en que la gente ha
expresado el descontento, la protesta, el rechazo, la oposición (prácticas con
o sin articulación política concreta: el movimiento obrero, pero también el
trabajo de la fantasía y otros procesos de simbolización o de identificación
colectiva, a través de la organización autónoma de la experiencia), y por otro,
el panorama de pluralización del espacio político que el ciclo de luchas
sesentayochistas manifestó de forma irreversible.
El escenario de desarrollo y hegemonía de lo que Kluge y Negt llama-
ron nuevas esferas públicas de producción industrializadas es precisamente
donde hoy quedan enmarcados los movimientos de oposición y antago-
nistas, cuya actividad vienen a abordar el resto de los textos en esta sección.
Sea en aquellas prácticas de trabajo político alternativo, que buscan no sólo
una reapropiación, sino fundamentalmente una redefinición radical del
espacio público o que pugnan por el desarrollo de un movimiento de resis-
tencia global alternativo al proceso dominante de globalización (así
Reclaim the Streets y el movimiento de oposición global anticapitalista),
sea en el tipo de trabajo político que artistas y colectivos potencian hoy de
muy diversas maneras, de acuerdo con una concepción ampliada del tra-
bajo "estético" que (re) establezca vínculos con los movimientos sociales de
oposición, con las expresiones de autonomía social y de protesta en la vida
cotidiana (así Ne pas plier), la cuestión, hoy como ayer, sigue siendo cómo
trabajar, desde diversas tradiciones o imaginarios, incluso desde la contra-
dicción, por procesos sociales que impugnen de forma radical el orden de
dominación existente.
Esta caracterización muy esquemática del presente no debe hacernos
obviar algo: la coexistencia de formas de lucha no puede establecerse sino
sobre la aceptación de la heterogeneidad del espacio público contemporá-
neo. De este principio partió la crítica estadounidense Rosalyn Deutsche en
su ensayo "Agorafobia" (1996) para acometer sus sistemáticos análisis y crí-
ticas, no solamente de la tipología de espacio público que está siendo con-
formada en este nuevo estadio del capitalismo, sino también de la función
aquiescente o reproductora de dichos procesos que ha venido a jugar el arte
(ocasionalmente mal llamado "público") y sus instituciones. Deutsche insis-
te, por lo demás, en la centralidad de las prácticas de crítica de la represen-
tación visual acometidas por el feminismo postmodernista de las últimas
décadas a la hora poner en solfa no solamente las ideologías neoconservado-
ras, sino también las metáforas espaciales del postmodernismo crítico, los
tintes nostálgicos y excluyentes, vinculados a un imaginario político caduco,
PALOMA BLANCO, JESÜS CARRILLO, JORDI CLARAMONTE, MARCELO EXPÓSITO
de ciertas formulaciones de la nueva crítica urbanística, de los geógrafos o de
los críticos e historiadores de arte de izquierda en los Estados Unidos, así
como de algunos paladines del nuevo activismo artístico.
MODOS DE HACER
CODA
Nos parece que las prácticas artísticas y de activismo político, sobre las
que aquí se trata están fundamentalmente afectadas por una serie innume-
rable de desplazamientos y trueques. Se trata de prácticas que han recorrido
—aún lo están haciendo— un trecho social y político enormemente abierto y
variado: ampliando contextualidades, articulándose políticamente superan-
do los modelos clásicos de organización, deshaciéndose del modelo de artis-
ta-autor y de la separación entre obra y público, etc. Quizá por esta inesta-
bilidad fundacional tienden a mostrar en ocasiones una cierta distancia entre
lo que anuncian y los efectos que consiguen. Son trabajos que enuncian un
discurso con el claro propósito de superarlo en la práctica o que, por el con-
trario, manejan unos referentes teóricos y políticos de altos vuelos que nunca
resultan del todo actualizados o que incluso son radicalmente desvirtuados.
Es pues imprescindible tomar en cuenta la necesidad de un desplazamiento
constante a la hora de reflexionar sobre su funcionamiento mismo, su efec-
tividad plástica y política, su "peligrosidad" acaso. Desplazamientos que par-
ten de asumir la necesidad de no convertir lo que son decisiones o compor-
tamientos de estricto carácter contextual, político, históricamente
determinado, en formulismos, esteticismos o estilismos ahistóricos, por ené-
sima vez universalizados, desenraizados: evitando y criticando su permanen-
te cosificación en una Historia del Arte mecanicista, lineal, perfectamente
estructurada y compartimentada -que aún hoy domina con muy diferentes
caras, algunas incluso pretendidamente progresistas-, donde encajarían muy
bien en el mapa ejemplarizante de grandes autores y obras maestras. En cual-
quier caso, creemos que es importante distinguir en este punto dos tareas
bien diferentes, incluso diríamos que antagónicas: si la tarea de la historio-
grafía dominante es recuperar las disonancias, normalizando lo que en su
momento fueron rupturas, la nuestra es revisar el pasado arrancándolo de las
manos de la Historia con mayúsculas, revelando la manera en que determi-
nadas prácticas o propuestas constituyen rupturas en el devenir ordenado de
la narrativa normalizadora. Y esto, no debemos olvidarlo, con un fin inme-
diato: criticar y actualizar las prácticas históricas de oposición, para ser capa-
ces de articular hoy nuevas rupturas y nuevos antagonismos.
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Por lo demás, parece inevitable a toda producción cultural en el seno
del espectáculo el tener siempre que contemplar y jugar la baza de una posi-
ble anulación y esterilización. Ello hace preciso aún, desde nuestro punto de
vista, otro orden de desplazamiento: aquel que dicta la necesidad de esca-
motear a la vista ciertos factores relacionados con la efectividad misma del
trabajo, partiendo de no limitar las perspectivas propias, ni los objetivos.
Una enseñanza que hemos extraído de reflexionar en conjunto sobre deter-
minados referentes de vanguardia y de tardovanguardia, y también de la pro-
pia gestación de este libro, es la siguiente: ya no es eficaz seguir cifrando todo
el "peligro" de determinadas prácticas en su capacidad de sorprender, epatar,
provocar y escandalizar, pues finalmente todos nuestros ancestros han acaba-
do con mayor o menor dignidad reducidos a la sección de genialidades más
o menos simpáticas de esos parques temáticos que son los museos. Toman-
do nota de esta moraleja, y siendo conscientes de la complejidad del mundo
contemporáneo y del espacio social y político actual -lo que en este libro
hemos querido reflejar-, nos dirigimos al fracaso más absoluto si no somos
capaces de articular prácticas de oposición y antagonistas que manejen
objetivos y perspectivas múltiples, y que sepan mostrarse con distintos
camuflajes allá donde operen. No conviene que el adversario conozca feha-
cientemente cuál es nuestro mapa de operaciones cuando nos movemos
pegados al terreno. Aunque suele ser bueno dejar que lo piense.