El documento discute cómo los estudios culturales y visuales conciben la historia del arte y la literatura. Se argumenta que estos enfoques interdisciplinarios consideran las obras dentro de genealogías más amplias que incluyen prácticas sociales, en lugar de limitarse a la historia de las formas artísticas. Además, objetos populares y de masas ya no están excluidos y pueden analizarse junto a obras cultas. Finalmente, el documento explora la idea de que el arte "piensa" y funciona como marco para el pensamiento cultural.
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El documento discute cómo los estudios culturales y visuales conciben la historia del arte y la literatura. Se argumenta que estos enfoques interdisciplinarios consideran las obras dentro de genealogías más amplias que incluyen prácticas sociales, en lugar de limitarse a la historia de las formas artísticas. Además, objetos populares y de masas ya no están excluidos y pueden analizarse junto a obras cultas. Finalmente, el documento explora la idea de que el arte "piensa" y funciona como marco para el pensamiento cultural.
El documento discute cómo los estudios culturales y visuales conciben la historia del arte y la literatura. Se argumenta que estos enfoques interdisciplinarios consideran las obras dentro de genealogías más amplias que incluyen prácticas sociales, en lugar de limitarse a la historia de las formas artísticas. Además, objetos populares y de masas ya no están excluidos y pueden analizarse junto a obras cultas. Finalmente, el documento explora la idea de que el arte "piensa" y funciona como marco para el pensamiento cultural.
El documento discute cómo los estudios culturales y visuales conciben la historia del arte y la literatura. Se argumenta que estos enfoques interdisciplinarios consideran las obras dentro de genealogías más amplias que incluyen prácticas sociales, en lugar de limitarse a la historia de las formas artísticas. Además, objetos populares y de masas ya no están excluidos y pueden analizarse junto a obras cultas. Finalmente, el documento explora la idea de que el arte "piensa" y funciona como marco para el pensamiento cultural.
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Ernst van Alphen
"Qu Historia, la Historia de Quin,
Historia con Qu Propsito?": Nociones de Historia en Historia del Arte y Estudios de Cultura Visual 1 1 Originalmente publicado en Journal of Visual Culture, vol 4(2), pp. 191-202. Agradecemos al JVC su autorizacin para la publicacin de esta traduccin. 80 81 e s t u d i o s v i s u a l e s "Qu Historia, la Historia de Quin, Historia con Qu Propsito?": Nociones de Historia en Historia del Arte y Estudios de Cultura Visual Ernst van Alphen En primer lugar, debo aclarar que, para m, el propsito de los proyectos interdisciplinares de los estudios culturales y de los estudios visuales es desarrollar tanto un marco como un discurso que nos permita comprender los objetos y las prcticas culturales, incluyendo el arte culto y la literatura, en relacin a unas prcticas sociales ms amplias que las contempladas por la historia del arte o los estudios literarios. Esto no quiere decir que el conocimiento histrico del arte y la literatura sea rechazado o considerado superfluo, como algunos adversarios de los estudios culturales y visuales han tratado de argumentar 1 . Al contrario, con estos nuevos enfoques, las genealogas, antes de disminuir, aumentan en importancia. No obstante, una diferencia clave entre estos enfoques interdisciplinares y los tradicionales, es la clase de genealogas dentro de las cuales se considera que se han constituido los objetos y las prcticas culturales. stas ya no se limitan a la historia de las formas artsticas, a las intenciones artsticas, al mecenazgo o a la historia social del arte. En palabras de Douglas Crimp: Lejos de abandonar la historia, los estudios culturales intentan reemplazar esta historia del arte cosificada por otras historias.... Lo que est en peligro no es la historia per se [lo que, en todo caso, no deja de ser una ficcin], sino qu historia, la historia de quin, la historia con qu propsito. (1999: 12) Ernst van Alphen "Qu Historia, la Historia de Quin... Crimp hace esta afirmacin en el contexto de un debate sobre el esfuerzo de los historiadores del arte por insertar el trabajo de Andy Warhol en la camisa de fuerza de las convenciones histrico-artsticas; as fue como se canoniz a Warhol. Sin embargo, esta admisin en el dominio de las bellas artes se hizo a costa de obviar cuestiones centrales planteadas por el trabajo de Warhol. Su obra exige que reconsideremos el significado del consumo, el coleccionismo, la visibilidad, la celebridad, la sexualidad, la identidad y la individualidad. Estas cuestiones pueden analizarse como temas o, como hizo Warhol en su obra, a travs de una actividad crtica. Pero las prcticas disciplinares de la historia del arte se sienten intimidadas cuando se enfrentan a obras que no slo tematizan estas cuestiones, sino que tambin intervienen o participan en ellas. El ejemplo de la difcil insercin de Andy Warhol en el campo de la historia del arte, tambin evidencia que los estudios culturales y visuales no se limitan, como se ha asumido frecuentemente, a dar prioridad a los objetos o prcticas de la cultura popular o de masas. Es slo que estos objetos y prcticas ya no son excluidos. Pueden ser debatidos en yuxtaposicin, o dentro del mismo marco que los objetos y prcticas de la literatura o del arte culto. No porque no exista ninguna diferencia entre los objetos populares y fabricados en serie y los tradicionalmente interpretados como "Bellas Artes", sino porque pueden partir de los mismos temas y generar preguntas similares, lo que transgrede el restringido campo de la singular genealoga de ambas clases de objetos. En este artculo analizar el estudio de la cultura visual, entendida como un tipo de escritura sobre los objetos culturales que explica su papel de agente activo en la cultura. Para ello, he partido de la afirmacin, slidamente desarrollada por el filsofo e historiador francs Hubert Damisch, de que el arte "piensa". Para explicar esta nocin, en la primera parte del artculo expondr su concepcin del arte 82 83 e s t u d i o s v i s u a l e s y, por extensin, de la historia del arte. La justificacin de la esttica del arte como agente activo, se apoya en la teora de Damisch, segn la cual, el arte en su especificidad histrica engendra cuestiones universales, transhistricas y filosficas. La manera en la que Damisch concibe la historia del arte, tiene mucho en comn con lo que acabo de describir como el proyecto interdisciplinar de los estudios culturales y visuales. No porque escriba sobre la cultura popular o de masas, ya que no lo hace en absoluto. Sino porque se ocupa de las obras de arte como articulaciones histricas de cuestiones que no pertenecen estrictamente al repertorio cosificado de las genealogas de la historia del arte. Sealar las ramificaciones metodolgicas de su afirmacin el arte "piensa", y analizar las diferentes cuestiones filosficas avanzadas por la obra de Damisch. El peligro de tales meta-reflexiones, es que suele ser difcil prever cmo se traducirn en una prctica crtica. Por esta razn, tambin mostrar cmo Damisch pone en prctica su afirmacin terica en la que considero su obra ms importante: El Juicio de Paris (1992). La idea de que el arte "piensa" se ancla en la tradicin de la esttica moderna que concibe el arte y la literatura como una forma de conocimiento crtico. El trabajo de Theodor Adorno, especialmente, es una absoluta e influyente manifestacin de este pensamiento. El concepto central de Adorno de la negatividad de la experiencia esttica considera las obras de arte modernas en su relacin negativa con todo lo que no sea arte. Esta negatividad esttica es la que determina la manera en que las obras son percibidas y deberan ser concebidas. Sin embargo, la idea del arte como conocimiento crtico parece implicar que la esttica es slo un discurso entre los muchos discursos y modos de la experiencia que constituyen la esfera diferenciada de la razn. Se podra objetar que sta es una visin totalmente reduccionista de la experiencia esttica, ya que son precisamente el arte y la literatura las que sobrepasan los lmites de la razn en los que se inscribe el conocimiento no-esttico. Ernst van Alphen "Qu Historia, la Historia de Quin... Pero esta crtica est basada en un profundo malentendido de su planteamiento. Afirmar que el arte debera tratarse como una forma de pensamiento no es lo mismo que afirmar que el arte produce un conocimiento positivo. La experiencia esttica es un proceso que empieza como un intento de conocimiento, pero este intento es anulado en ltima instancia. En palabras de Christoph Menke (1998): La experiencia esttica es un evento negativo porque es una experiencia de la negacin (el fracaso, la subversin) de (el esfuerzo, sin embargo, inevitable de) comprender (p. 24) Para evaluar la diferencia entre el conocimiento no-esttico y el intento fallido de comprender la experiencia esttica, Menke reformula el proceso del conocimiento esttico en trminos semiticos. El conocimiento no-esttico est basado en el conocimiento "automtico". Esto quiere decir que en el momento en el que los significantes son identificados, tambin lo es el significado supuestamente expresado por ellos. Por el contrario, la manifestacin esttica del conocimiento carece de tales reglas que posibiliten la identificacin del significado. El espectador o el lector se enfrenta "a la cuestin todava ms bsica de qu significa este objeto, si es que significa algo" (p. 34). Debido a que el significante nunca puede ser definitivamente identificado en el proceso del conocimiento esttico, sino que siempre se pierde en una fluctuacin interminable, el puente que define el signo comprensible en el conocimiento esttico se quiebra entre las dos dimensiones de la representacin semitica. (p. 36) La funcin crucial de las fracturas estticas del conocimiento consiste, precisamente, en provocar un esfuerzo por crear nuevos significantes. Solamente a travs de tales esfuerzos la manifestacin esttica del conocimiento consigue una disociacin o un distanciamiento de los 84 85 e s t u d i o s v i s u a l e s presupuestos convencionales. Es en este sentido en el que el arte es "autnomo" -no en el sentido de ser independiente del contexto, sino en el de que tiene un papel activo se constituye en agente. Esta capacidad de actuacin cambia el estatus del marco del arte. Si el arte "piensa", y si el espectador es apremiado a pensar con l, entonces el arte no es slo objeto de encuadramiento lo que, obviamente, tambin es cierto e importante sino que, a su vez, funciona como un marco para el pensamiento cultural. Esta relevancia intelectual del arte y de la literatura es de fundamental importancia para el propsito de los estudios visuales y culturales de estudiarlos dentro de un campo ms amplio que el de la historia del arte y la literatura. Arte como pensamiento En su tratado sobre pintura, Codex Urbinas Latinus (1270), Leonardo da Vinci da el siguiente consejo a los pintores: No despreciis mi opinin cuando os recuerdo que no os costara esfuerzo alguno deteneros de vez en cuando y examinar los tintes de las paredes, o las cenizas de un fuego, o las nubes, o el barro, o cosas similares, en las que, si sabis apreciarlas, encontrareis ideas realmente maravillosas. La mente del pintor es inducida a nuevos descubrimientos, a la composicin de luchas de animales y hombres, a diversas composiciones de paisajes y cosas monstruosas, como demonios y creaciones similares, que podran proporcionaros distincin, ya que la mente es impulsada a nuevas invenciones por cosas obscuras. (1956 [1270]: 51) Es sorprendente que Leonardo conceda tanta importancia a la mente y las ideas del pintor. La imagen que nos ofrece su tratado de pintura difiere considerablemente de la idea ms romntica del artista que todava prevalece Ernst van Alphen "Qu Historia, la Historia de Quin... en el siglo XX. Para Leonardo, la pintura no es una prctica expresiva, intuitiva, sensual o emotiva, sino, sobre todo, intelectual. El pintor piensa, descubre e inventa. Pero los descubrimientos de los que habla Leonardo no estn basados en el reconocimiento o la identificacin de un objeto percibido, o de una esencia. Al contrario, puesto que las formas de las "cosas" observadas son "oscuras", no constituyen significantes identificables, sino, ms bien, modelos no- significativos. Los descubrimientos o las invenciones son el resultado de un proceso, o de una lucha, por crear sentido a partir de algo "oscuro". Esta parece ser la concepcin de Leonardo de un modo de pensamiento o conocimiento visual no basado en el lenguaje. El filsofo e historiador del arte francs Hubert Damisch ha llevado ms lejos la concepcin del arte de Leonardo. Toda su obra est regida por la conviccin de que, de una forma u otra, las pinturas y otros productos culturales representan un proyecto intelectual o filosfico. No se ocupa de la pintura como simple manifestacin pasiva de una cultura o perodo histrico, o como producto de la intencin del artista. Ms bien, el pintor o la pintora piensa, y eso es lo que hace en sus pinturas. Por lo tanto, para Damisch una pintura es una reflexin: no slo en el sentido de la definicin pasiva de la palabra, como reflejo, sino tambin en el sentido de su definicin activa, como un acto del pensamiento. Es un axioma de la disciplina dedicada al estudio del arte que el significado de ste slo puede ser formulado histricamente. Una obra de arte, pues, es siempre una expresin del perodo histrico que la origin. La importancia atribuida al enfoque histrico para dilucidar el significado de las obras de arte ha sido tan grande que se refleja incluso en el nombre de la disciplina: mientras que las disciplinas que estudian productos culturales como el teatro, el cine o la literatura son llamadas estudios literarios, teatrales, o cinematogrficos, la que se ocupa del arte se llama historia de arte. As, 86 87 e s t u d i o s v i s u a l e s muchos historiadores del arte se sorprenden ante la conviccin de Damisch de que las obras de arte slo se revelan plenamente si son tratadas como formas de pensamiento. A diferencia del inters histrico-artstico en la intencin del artista, el inters de Damisch por el pensamiento no se reduce a la intencin individual, sino, ms bien, a lo que Alpers y Baxandall (1994), en su libro sobre Tiepolo, denominan "inteligencia pictrica", trmino que se refiere a la fuerza intelectual de la imagen per se. Por lo tanto, la pregunta crucial para la definicin de su enfoque, es si el trabajo de Damisch es a- histrico. En otras palabras, es historia del arte, despus de todo, o su divergente enfoque lo sita fuera de la disciplina? Y qu representa para la definicin de la historia del arte la respuesta a esta pregunta? Es obvio que Damisch se muestra bastante impaciente ante la manera en que los eruditos reclaman la historia como la primera y ltima palabra en la tradicin de la historia del arte. En Thorie du nuage (1972), describe el papel del anlisis histrico en el estudio del arte como una forma de terror o de tirana que hace imposible plantear preguntas dirigidas a temas transhistricos o abstractos: El problema de la teora es cmo no entregarse a la tirana del humanismo, que solamente reconoce los productos y las pocas del arte en su singularidad, en su individualidad; y que considera ilegtimo, incluso inadmisible, cualquier cuestionamiento de las constantes, las invariantes histricas y/o transhistricas desde las que el hecho plstico es definido en su generalidad, en su estructura fundamental. (2002 [1972]: 143) El propio Damisch describe su obra como "estructuralista". Pero no debemos tomar esta etiqueta en un sentido estricto. El enfoque estructuralista, tal y como se manifest en los aos sesenta en disciplinas como la antropologa, la lingstica y los estudios literarios, era, a menudo, explcitamente a- histrico. Las preguntas sistemticas eran centrales, y las preguntas sobre Ernst van Alphen "Qu Historia, la Historia de Quin... el significado o la funcin de los textos o culturas se trataban como problemas inmanentes al texto, sobre los que la historia no tena influencia alguna. Los planteamientos de Damisch no ofrecen una fragmentacin tan radical de la historia. sta -el contexto histrico de una obra de arte-, siempre ha jugado un papel importante en sus anlisis "estructuralistas" del arte. La obra de Damisch destaca por sus extraordinarios conocimientos de historia. A pesar de ello, el lugar de la historia en sus anlisis es sorprendentemente diferente a lo acostumbrado en las disciplinas histricas tradicionales. No permite que la convencin erudita determine sus planteamientos, o que la "historia" determine qu preguntas son significativas o legtimas. No obstante, Damisch reconoce que, por muy sistemtica, terica o transhistrica que sea la pregunta que plantea, debe ser formulada dentro de los parmetros de los contextos histricos especficos. sta es una de las razones por las que no sera correcto ubicar su trabajo al margen de la historia del arte. La relacin de Damisch con la historia puede expresarse a travs de la pregunta que plantea en las pginas iniciales de The Origin of Perspective: Si es que hay una historia, de qu trata? (1994 [1987]: xix). Esta pregunta parece sencilla, pero tiene implicaciones trascendentales y desilusionantes. A travs de su demanda de especificacin de qu es historia? Damisch, de hecho, rechaza el rotundo significado del trmino "historia". En la cultura occidental, especialmente en la historia del arte, es habitual hablar de la historia sin un objeto. Aqu he invocado la misma estrategia divagadora, haciendo preguntas como "cul es el papel de la historia en el trabajo de Damisch?". As, la "historia" es tratada como una realidad. Y, como realidad, se convierte en un principio incuestionable, un dogma. Pero para Damisch la historia existe slo en la medida en que es la historia de algo. Utilizando el trmino de un modo absoluto, la "Historia" recibe una omnipotencia que solamente es comparable a la de "Dios". Por consiguiente, es posible imaginarla como una fuerza activa que produce obras de arte al igual que produce guerras o desastres "naturales". Desde esta perspectiva, es 88 89 e s t u d i o s v i s u a l e s efectivamente legtimo suponer que el significado del arte slo puede ser comprendido "histricamente", sin reflexionar sobre qu implica este adverbio y cmo funciona. Damisch concede a la historia un lugar ms modesto, aunque no menos importante, negndose tenazmente a concederle un significado abstracto o absoluto. Esto se debe, bsicamente, a su talante interdisciplinar. Mientras que el filsofo Damisch prefiere plantear preguntas de carcter universal o abstracto, el historiador Damisch slo admite un uso concreto del trmino "historia". Respecto al estudio del arte, su concepcin de la historia conduce a la inesperada -aunque lgica- pregunta: "de qu es el arte una historia?". Esta pregunta nos lleva a comprender que el significado pleno de las obras de arte no puede ser evaluado en trminos de historia como un concepto absoluto. La "historia" es, pero tambin tiene, una materia. La materia, el objeto del arte, suscita preguntas de carcter abstracto, transhistrico y filosfico. "Histricos" son los parmetros bajo los que un o una artista concreta trabaja, las expresiones que le han sido transmitidas y la articulacin especfica de sus respuestas a una problemtica ms general. No obstante, esta problemtica no puede ser reducida a trminos puramente histricos. Al mismo tiempo es adems filosfica y, por lo tanto, transhistrica. Pertenece al mundo del pensamiento en el que estamos inmersos en todo momento. Las implicaciones de la teora de Damisch de que el significado del arte solamente puede ser planteado eficazmente considerndolo una forma de pensamiento, son dobles. Primero, como espectador, uno es invitado a pensar con la obra de arte, lo que significa que uno es impulsado a iniciar un dilogo articulando cuestiones de naturaleza ms general -por ejemplo, filosfica, poltica o social. Slo cuando el espectador del arte plantee esta clase de preguntas, la obra de arte liberar sus ideas. Segundo, aquello que es histrico en la obra de arte slo puede ser realmente comprendido cuando se le permite ser una expresin histrica de un problema de carcter ms Ernst van Alphen "Qu Historia, la Historia de Quin... general y fundamental. Damisch (1994) formula esto dentro de su planteamiento estructuralista de la siguiente manera: La pintura es un objeto de estudio histrico especfico y debe ser tratado como tal: lo que, paradjicamente, significa que uno debe adoptar un punto de vista deliberadamente estructuralista, lo que nicamente da mayor relieve a la dimensin histrica de los fenmenos. (p. 444) Esta declaracin caracteriza el procedimiento de Damisch en todas sus obras. El enfoque histrico no se opone a otro ms terico o, en sus propias palabras, estructuralista. Lo que hace Damisch es redefinir el papel de la historia en la historia del arte, mostrando reiteradamente que slo una perspectiva terica nos permite ver las obras de arte como una historia de algo. El planteamiento de Damisch del arte como una forma de pensamiento conduce a una prctica del estudio histrico del arte que difiere fundamentalmente de las premisas ms limitadas de la historia del arte. Aunque generalmente su obra no se relaciona con el trabajo interdisciplinar de los estudios visuales y culturales, tiene mucho en comn con ellos. El slo hecho de que articule las obras de arte, y otros objetos culturales, en relacin a temas e ideas que transgreden las limitadas genealogas definidas por la disciplina de historia del arte, indica la afinidad entre su trabajo y la investigacin ms amplia de los estudios culturales y visuales. Trabajando con la Esttica El trabajo de Damisch que me gustara comentar a continuacin es El Juicio de Paris. En este libro, la alegora de la belleza de Ripa ocupa un lugar central. De acuerdo con Ripa, la dificultad de contemplar o pintar la belleza se debe a que la luz que la rodea nos ciega. Ripa formula, o "teoriza", la imposibilidad 90 91 e s t u d i o s v i s u a l e s de ver la belleza, a travs de la imagen de una mujer desnuda con la cabeza cubierta de nubes. En su tratado sobre las nubes, Damisch tambin se muestra especialmente interesado en el uso de stas como portadoras de la idea de que la belleza es incognoscible e irrepresentable. En El Juicio de Paris, la alegora de Ripa forma parte de complejas reflexiones de distinta ndole. En este caso, el planteamiento de Damisch, entre el arte y la historia, se ocupa de la esencia de la belleza y de lo que permanece oculto o reprimido cuando la contemplamos. En El Juicio de Paris, Damisch reflexiona sobre la categora que para muchos todava es sinnimo de arte: la belleza. Pero, qu es la belleza y qu papel juega en relacin al arte? Esta pregunta parece tan fundamental como imposible de responder. Emitimos juicios sobre la belleza constantemente; opinamos sobre si un objeto la posee o no, y en qu grado. En filosofa, este tipo de juicios se conocen como esttica. Pero cuando queremos saber en qu consiste exactamente la belleza resulta difcil decir algo concluyente. Excepcionalmente, en un tiempo en el que la mayora encuentra tales juicios algo vergonzosos, y prefiere obviarlos, Damisch dedica un libro entero a esta problemtica. Su enfoque es sorprendente. Damisch confronta los comentarios sobre la belleza de dos pensadores cuya importancia contina vigente hoy: Sigmund Freud e Immanuel Kant. El primero admite que tiene poco o nada que decir sobre la belleza; el segundo hace del criterio esttico el tema central de una de sus obras ms importantes. A pesar de la afirmacin de Freud de que el psicoanlisis no tiene poder para decir nada sobre la idea de belleza, sus concisas observaciones permiten a Damisch leer a Kant de una manera diferente 2 . El texto en el que Freud se ha manifestado de una forma clara sobre la belleza es El malestar en la cultura (1930). Dos de los comentarios de Freud, en los que describe la belleza como algo paradjico, juegan un papel crucial en el planteamiento argumental de Damisch. Freud (1960 [1930]) declara: "La belleza no tiene un uso indiscutible, ni responde a una clara Ernst van Alphen "Qu Historia, la Historia de Quin... necesidad cultural. Sin embargo, la civilizacin no podra prescindir de ella (p. 82). Una pgina ms adelante hace la siguiente observacin: "Belleza" y "encanto" son, originalmente, los atributos del objeto sexual. Es preciso mencionar que, sin embargo, los genitales, cuya visin siempre es excitante, raramente se han considerado como algo hermoso; la cualidad de la belleza parece, ms bien, estar vinculada a ciertos caracteres sexuales secundarios. (p. 83) Freud trata de articular una posible relacin entre la receptividad de la belleza, es decir, la emocin esttica, y la excitacin sexual. Entre estas dos emociones parece establecerse una relacin tan estrecha como recprocamente excluyente. La historia del arte occidental parece confirmar las observaciones de Freud. La representacin de los rganos sexuales en pintura o escultura ha sido, prcticamente siempre, considerada indecorosa. Para que una pintura fuera juzgada "bella", la representacin de los genitales tuvo que ser eludida. Sin embargo, como seala Damisch, no podemos resistir la tentacin de hojear las obras de arte, como un nio escondido bajo la mesa con un libro, precisamente para descubrirlos. En sus Tres Ensayos sobre la Teora de Sexualidad (1905), Freud hace otro comentario sobre la relacin entre el arte y los rganos sexuales que pone en perspectiva la relacin entre el concepto ms amplio de belleza y la excitacin sexual: La ocultacin progresiva del cuerpo que se ha producido a lo largo de la civilizacin, mantiene despierta la curiosidad sexual. Esta curiosidad trata de completar el objeto sexual revelando sus partes escondidas. No obstante, puede ser desviada (sublimada) hacia el arte, si su inters puede ser desplazado de los genitales a la forma del cuerpo como un todo. (1953 [1905]: 148) 92 93 e s t u d i o s v i s u a l e s Basndose en esta cita, Damisch plantea la posibilidad de que la belleza en relacin al arte derive, de algn modo, del objeto de deseo sexual. Utilizando un trmino de su teora psicoanaltica, Freud llamara a esto un desplazamiento. Retricamente hablando, la belleza sera una sincdoque -toto pro parte- de los genitales. Algo realmente indecoroso. Esta sugerencia es contrarrestada por el que se considera el texto ms importante en la cultura occidental sobre el juicio de la belleza: la Crtica del Juicio (1987 [1790]) de Kant. La nocin de "gusto" en Kant, definida como el poder de juzgar si algo es hermoso, presupone un observador imparcial, un total desinters por parte de la persona que emite el juicio esttico. Es precisamente esta condicin del "gusto" la que prohbe la representacin de los rganos sexuales. Teniendo en cuenta la excitacin sexual que provoca su visin, el desinters del espectador sera expuesto, y su criterio anulado. Esto explica porqu slo se puede hablar de belleza cuando la posibilidad de excitacin sexual ha sido desplazada o reprimida. Por esta razn los genitales no pueden figurar en el "arte bello". El concepto de belleza no puede ser aplicado a los rganos sexuales porque, afirma Damisch, es generalmente entendido en trminos de forma, a diferencia de los genitales que pertenecen ms bien al campo de lo informe. Esto no implica que la forma bella sea un sustituto de los informes rganos sexuales. El concepto psicoanaltico de la sublimacin, requiere que reconozcamos el hecho de que la soberana de lo informe contina desempaando su papel como una corriente subterrnea en el dominio de la forma, es decir, de la belleza. Aunque Kant se sentira horrorizado ante tal "impureza" y uso interesado del juicio esttico, Damisch es capaz de descubrir aquellos pasajes de Kant que, involuntariamente, implican esto mismo. En sus Observaciones sobre el sentimiento de lo bello y lo sublime (1960 [1764]), escrito 26 aos antes de su Crtica del Juicio, la diferencia sexual juega un papel importante. Kant Ernst van Alphen "Qu Historia, la Historia de Quin... afirma que las cualidades de la mujer pueden ser relacionadas con las de lo bello, mientras que las cualidades del hombre pueden ser entendidas en relacin con lo sublime. Esto nos plantea la siguiente pregunta: el juicio sobre la belleza de una mujer es para Kant una cuestin de "gusto"?; corresponde a un juicio esttico imparcial? Difcilmente. El propio Kant plantea una duda similar en su Crtica (1987 [1790], donde se pregunta: qu pensamos cuando decimos esta mujer es hermosa?. Esto plantea un problema a su filosofa sobre los juicios estticos, porque su nocin de juicio esttico slo puede ser aplicada al arte, no a la naturaleza. Su justificacin es la siguiente: en el caso de una mujer hermosa "no juzgamos la naturaleza en su apariencia como arte, sino en la medida en que, de hecho, es arte (aunque arte sobrehumano)" (pp. 179- 80). Mientras Kant ha intentado reservar los juicios estticos para el arte, en la actualidad el deseo sexual, que tuvo que ser reprimido para alcanzar su objetivo, retorna. En ltima instancia, la solucin de Kant -elevar a la mujer al estado de arte divino para salvaguardar su filosofa sobre el juicio esttico- es poco satisfactoria. Esta es la razn de que -inspirado por los concisos comentarios de Freud y por el relato de Balzac sobre la belleza absoluta en el arte: La obra maestra desconocida (1837)- Damisch llegue a la conclusin de que, de una manera u otra, "siempre hay una mujer detrs" (Damisch, 1996 [1992]: 50). En otras palabras, para Damisch cualquier criterio esttico tiene una connotacin o un fondo de deseo sexual. Como Damisch muestra en su libro, el mito del origen sobre el juicio esttico -la leyenda griega del juicio de Paris- y la representacin de este mito en la historia del arte occidental, no puede evitar transmitir, precisamente, esta idea al espectador y al lector. Paris, el desafortunado prncipe/pastor es elegido para juzgar qu diosa es la ms hermosa: Hera (Juno), Atenea (Minerva) o Afrodita (Venus). Paris escoge a Afrodita, ofrecindole una manzana dorada. A cambio, recibe como recompensa a la mortal Helena, lo que conducir a la Guerra de Troya y la destruccin de una civilizacin entera. 94 95 e s t u d i o s v i s u a l e s Pero es aceptable analizar un mito griego y su representacin en el arte occidental, exclusivamente desde la perspectiva de la Crtica de Kant y la Civilizacin de Freud? No es algo anacrnico? Basndose en el trabajo de Aby Warburg, Damisch contestara que el mito griego, su representacin en el arte, as como los textos de Freud y de Kant, forman parte del mismo complejo mtico. ste es uno de sus planteamientos estructuralistas ms reveladores. Sin embargo, es importante advertir que esto no quiere decir que todos puedan ser reducidos al mismo significado. Ms bien, quiere decir que slo pueden ser comprendidos estableciendo una estrecha conexin entre ellos. ste es un buen ejemplo del punto de partida metodolgico de Damisch: si queremos conocer la dimensin histrica de un producto cultural, primero debemos determinar de qu historia forma parte. Para Damisch, el mito griego, Freud, Kant as como las pinturas del Juicio de Paris de Rubens, Cranach o Watteau, incluso el Djeuner sur lherbe de Manet y las versiones de Czanne o Picasso-, slo pueden ser comprendidos significativamente, considerndolos manifestaciones histricamente especficas de la tensin universal entre juicio esttico y deseo sexual. El prximo paso es considerar el mito como pensamiento. Cuando situamos a Kant, a Freud y al mito griego dentro del mismo marco, se plantea el siguiente problema: cmo es posible que la civilizacin occidental se haya atribuido un origen mtico que, a primera vista, es la historia de un juicio esttico defectuoso? Defectuoso porque falsea la premisa sobre la que parece haberse fundado la cultura, es decir, la represin del deseo sexual. Mientras que Hera representa la soberana y promete a Paris el poder como recompensa, y Atenea representa la fuerza que ofrece a Paris la posibilidad de la victoria, ste escoge a Afrodita, la diosa del amor y la fertilidad, que lo recompensa con una mujer. Es como si Paris no hubiese elegido a Afrodita por ser la diosa ms hermosa sino que, ms bien, hubiese cado bajo su hechizo. Incluso, se podra decir que Paris se enamora de Afrodita, lo que implica que el mito del primer juicio esttico es, al mismo tiempo, un mito del primer "pecado". En este sentido, es difcil distinguir a Paris de Adn. Ernst van Alphen "Qu Historia, la Historia de Quin... Y el hecho de que una manzana tenga un papel importante en ambos mitos no carece de significado. Basndose en los antiguos mitos indoeuropeos, Damisch argumenta que el juicio de Paris no debe ser ledo como un mito sobre las graduales diferencias de la belleza, o como un juicio equivocado. Antes bien, aborda el tema de la esencia de la belleza. Escogiendo a Afrodita, el mito hace una declaracin sobre la naturaleza de la belleza, su relacin con el deseo, y los juicios sobre ambos. La belleza no puede ser entendida en relacin con la soberana o la sabidura de Hera, ni en relacin con la fuerza de Atenea. Sino que debera ser entendida en la tensin entre la forma y lo informe, activada por el amor y el deseo sexual. El mito afirma, de hecho, que un juicio desinteresado al estilo de Kant es una quimera. Desde la perspectiva de esta interpretacin del mito griego, resulta comprensible que el juicio de Paris funcione como un mito de origen en la civilizacin occidental. Damisch recurre a una amplia variedad de pinturas, dibujos y grabados para ilustrar su discurso. Cada representacin ocupa un lugar diferente en la historia de las reflexiones sobre el juicio esttico. Opta claramente por una pintura, porque representa abiertamente y con mayor precisin el desplazamiento y la represin de la sexualidad como una fase que precede al juicio esttico. Se trata del leo El Juicio de Paris (1720) de Antoine Watteau, en la coleccin del Louvre. En l vemos a Paris en el momento en que ofrece la manzana a Afrodita. La diosa est desnuda, como era habitual; Hera y Atenea, por el contrario, estn completamente vestidas. La primera puede ser reconocida por el pavo real, su atributo convencional. Atenea sujeta su escudo, que sirve de espejo a Afrodita. Lo ms sorprendente de esta pintura es la postura de sta. Mientras que, generalmente, es representada frontalmente, en esta pintura la vemos desde la parte posterior. Paris no puede ver su cara y sus pechos, porque estn cubiertos con un velo. Vemos el reflejo de su rostro en el escudo de Atenea, pero no se nos ofrece ninguna visin de sus genitales. En el caso de esta pintura, el desplazamiento del 96 97 e s t u d i o s v i s u a l e s 1 Ver el "Cuestionario OCTOBER de cultura visual" (1996), especialmente las declaraciones de, Thomas Crow y Martin Jay, as como los artculos en el mismo nmero de October de Hal Foster y Rosalind Krauss. 2 Esta manera de considerar la actividad interpretativa de Damisch sigue el artculo la diferencia en el interior de Barbara Jonson, en su libro The Critical Difference (1980). Notas juicio de Paris al nuestro es, en el sentido ms literal, un desplazamiento de los genitales (que no han participado en el desarrollo de la forma humana hacia la belleza) hacia atributos sexuales secundarios; un desplazamiento de los rganos sexuales hacia el rostro; un desplazamiento de lo informe hacia lo formado, pero tambin un desplazamiento de la forma al parergon, el "suplemento" que hace posible conceptualizar la forma en su propia diferencia. (Damisch, 1996 [1992]: 309) A travs de un riguroso anlisis del concepto de belleza en la filosofa y el psicoanlisis, y la consideracin del tema en los mitos occidentales y el arte, en El Juicio de Paris, Damisch logra formular un aspecto del arte que lo hace atractivo, tanto en el sentido esttico como ertico de la palabra. Afronta un problema fundamental de la filosofa de la cultura. Muestra cmo la belleza del arte, a pesar de las opiniones de Kant, atrae fsicamente al espectador. Se podra decir que plantea una esttica psicoanaltica. El propsito de una perspectiva de la cultura visual sera, entonces ofrecernos la historia, no del arte, sino de la tensin entre esttica y deseo sexual. ...................................................................................................................... [ Traduccin: Yolanda Prez Snchez ] Ernst van Alphen "Qu Historia, la Historia de Quin... Alpers, Svetlana / Baxandall, Michael (1994) Tiepolo and the Pictorial Intelligence. 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