Este documento resume la vida y obra del escritor estadounidense Henry James. Se explica que dedicó su vida a la literatura y que creía firmemente que la vocación literaria era lo más importante. A pesar de intentar ocultar detalles de su vida privada, destruyendo cartas, sus obras reflejan su visión del mundo. Creía en la integridad artística y que los escritores deben educar el gusto del público en lugar de complacerlo. Su obra explora los retos de vivir como artista.
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Este documento resume la vida y obra del escritor estadounidense Henry James. Se explica que dedicó su vida a la literatura y que creía firmemente que la vocación literaria era lo más importante. A pesar de intentar ocultar detalles de su vida privada, destruyendo cartas, sus obras reflejan su visión del mundo. Creía en la integridad artística y que los escritores deben educar el gusto del público en lugar de complacerlo. Su obra explora los retos de vivir como artista.
Este documento resume la vida y obra del escritor estadounidense Henry James. Se explica que dedicó su vida a la literatura y que creía firmemente que la vocación literaria era lo más importante. A pesar de intentar ocultar detalles de su vida privada, destruyendo cartas, sus obras reflejan su visión del mundo. Creía en la integridad artística y que los escritores deben educar el gusto del público en lugar de complacerlo. Su obra explora los retos de vivir como artista.
Este documento resume la vida y obra del escritor estadounidense Henry James. Se explica que dedicó su vida a la literatura y que creía firmemente que la vocación literaria era lo más importante. A pesar de intentar ocultar detalles de su vida privada, destruyendo cartas, sus obras reflejan su visión del mundo. Creía en la integridad artística y que los escritores deben educar el gusto del público en lugar de complacerlo. Su obra explora los retos de vivir como artista.
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INTRODUCCION
To live in the world of creation-to get into it
and stay in it-to frequent it and haunt it-to think intensely and fruitfully-to woo com binations and inspirations into being by a depth and continuity of attention and meditation-this is the only thing. Henry James, Notebooks. Henry J ames dedic toda su vida a la profesin de es critor y, a pesar de la situacin desahogada de su familia, fue la pluma su nico medio de vida. Estaba convencido de que "to live in the world of creation-to get into it and stay in it-to frequent it and haunt it" poda convertirse en una experiencia de creatividad y purificacin. La vocacin literaria, por tanto, es lo ms importante de su existencia, "this is the only thing", pues al expresar sus sentimientos e ideas, al elabo rarlas y convertirlas en una forma artstica con autenticidad y belleza, engrandeca sus facultades mentales y su sentido es piritual. Por tanto, J ames se aparece ante el crtico que se acer ca a l con intenciones biogrficas olvidando esta circuns tancia de su total dedicacin a la literatura, como una figura inaprehensible, ya que sus casi setenta y tres aos de vida -ms de cincuenta de carrera literaria- haban supuesto un es fuerzo constante y deliberado por defender su intimidad. Es taba convencido de que ^a vida de un artista, y su obra, eran dos cosas totalmente diferentes^no siendo necesario el conocimiento ntimo de la primera para disfrutar plenamente de la segunda: "a writer who gives us his works is not obliged to throw his life after them, as is very apt to be as sumed by persons who fail to perceive that one of the- most 11 interesting pursuits in the world is to read between the lines of the best literature" (GS, 169). Leer entre lneas por toda la obra de J ames es una per secucin apasionante: captar su visin exquisita de lo que observa, descifrar el pensamiento de sus personajes y encon trar la ancdota que descubre sus verdaderos sentimientos: no nos permite muchas ms intrusiones en su intimidad, celosamente guardada incluso en sus volmenes autobiogr ficos. Por tanto, los rasgos biogrficos de J ames hay que encontrarlos a travs de su obra, que es donde se refleja su vida privada. Y sta ha sido la gran tarea acometida por su principal bigrafo, Len Edel, en los cinco tomos que ha dedicado a este autor: consultando constantemente las columnas paralelas de sus novelas, relatos, critica u otros fragmentos fugitivos, as como sus cartas y dems docu mentos que se han podido preservar, ha tratado de reconstruir la vida real del escritor, ha encontrado imgenes perdidas del artista genial en plena posesin de su actividad creadora y ha llegado a un Henry J ames mucho ms consistente que la figura ofrecida por la leyenda. Como vemos por sus cartas, ya cuando tena veinti nueve aos estaba convencido de que "artists as time goes on will be likely to take the alarm, empty their table drawers and level the approaches to their privacy. The critics, psy chologists and gossip-mongers may then glean amid the stubble" (LE, 102). Y vuelve a insistir: A man has certainly a right to determine what the world shall know of him and what it shall not; the world's natural curiosity to the contrary notwith standing, a certain sanctity in all appeals to the gen erosity and forbearance of posterity, and that a man's table drawers and pockets should not be turned inside out (LE, 102). Muchos aos ms tarde, como afirma Len Edel, casi al final de sus das, segua sintiendo con la misma intensidad esa obsesin por destruir los documentos que pudieran poner al descubierto su vida privada: "the law that I have made tol erably absolute these last years as I myself grow older and think more of my latter end: the law of not leaving personal 12 and private documents at the mercy of any accidents, or even of my executors! I kept almost all letters for years-till my receptables could no longer hold them; then I made a gigan tic bonfire and have been easier in mind since" (1972:437). J ames era consciente de vivir en la nueva era del periodismo, con su excesiva curiosidad por la vida privada de los personajes conocidos. En su relato "The Real Right Thing", se plantea el dilema que tiene que resolver el hroe, un bigrafo con problemas de conciencia por desvelar se cretos que no le pertenecen. Y en su ensayo sobre George Sand se queja de la forma en que se han desvelado los amores de la escritora: "When we meet on the broad high way the rueful denuded figure we need some presence of mind to decide whether to cut it dead or to lead it gently home, and meanwhile the fatal complication occurs. We have seen, in the flash of our own wit, and mystery has fled with a shriek." Termina afirmando con amargura que "the reporter and the reported have duly and equally to understand that they carry their life in their hands. There are secrets for privacy and silence; let them only be cultivated on the part of the hunted creature" (GS, 168-9). Si bien Henry J ames intent ocultar todos los detalles de su vida privada -incluso destruyendo las cartas que no le interesaba dar a conocer-, lo que no trat de ocultar en sus escritos es la preocupacin que durante toda su carrera lite raria sinti por los problemas estticos, separndolos de cualquier cuestin moral: "We are discussing the Art of fiction; questions of art are questions (in the widest sense) of execution; questions of morality are quite another affair" (AF, 62); aunque aade: "the moral sense and the artistic sense lie very near together; that is in the light of the very obvious truth that the deepest quality of a work of art will always be the quality of the mind of the producer." (AF, 63- 4). Esta obsesin le obligaba a revisar incansablemente sus obras, como puede apreciarse en sus Notebooks, donde fue recogiendo cronolgicamente todos sus pensamientos junto con las dems anotaciones que le servan de fuente principal en los temas que despus iba a elaborar con su habitual maestra: 13 This sense of the story being the idea, the starting- point, of the novel, is the only one that I see in which it can be spoken of as something different from its organic whole; and since in proportion as the work is successful the idea permeates and pene trates it, informs and animates it, so that every word and every punctuation-point contribute directly to the expression (AF, 59-60). J ames sinti desde nio cl tema de la vocacin lite raria como el impulso ms fuerte de toda su vida: "1didn't want anything so much as I wanted a certain good. What I 'wanted to want' to be was, all intimately, just literary" (A, 413). Tena una profunda nocin de la integridad artstica y libr durante toda su vida una batalla continua para que el artista ocupara el sitio que le corresponda, como el lder cultural responsable de elevar el nivel esttico de su poca. Crea que un escritor "must give up the ambition of ever be ing a free-going and light-paced enough writer to please the multitude" (L, 174) y tratar, por el contrario, de educar el gusto del pblico, haciendo lo que llamaba "a civic use of the imagination", y quejndose de que un artista dotado de facultades creativas pasara toda su vida tratando de "take the measure of the huge, flat foot of the public" (CNB, 83): If we pretend to respect the artist at all, we must al low him his freedom of choice, in the face, in particular cases, of innumerable presumptions that the choice will not fructify. Art derives a consider able part of its beneficial exercise from flying in the face of presumptions, and some of the most interest ing experiments of which it is capable are hidden in the bosom of common things (AF, 56). Este problema lo trat J ames desde muchos puntos de vista, como explica en el Prefacio del tomo XV de la New York Edition, que comprende varios relatos en los que el hroe se dedica a la vida literaria -"The Lesson of the Master" (1888), "The Death of the Lion (1894), "The Next Time" (1895), "The Figure in the Carpet" (1896) y "The Coxon Fund" (1894)-: "some noted adventure, some felt embarrassment, some extreme predicament, of the artist enamoured of perfection, ridden by his idea or paying for his sincerity". Como explica Harold T. Me Carthy, J ames des- 14 criba el acto de escribir como un acto de vida creativo de dos formas que se relacionan entre s: al mismo tiempo que creaba una obra de arte, como resultado de su profunda reflexin, creaba tambin inevitablemente "his ethical ideal and its claim upon his self-identity." As la experiencia es ttica poda ser ms efectiva como instrumento para el desar rollo cultural que cualquier clase de enseanza, ya que "aesthetic experience, while directing no more imperatives to the reader, could reveal a possible ideal and make the public aware of what could be" (1958:133), a travs de la impresin directa del artista. Esa "direct impression of life" del artista -como J ames considera que debe ser cualquier relato en su ensayo crtico sobre Maupassant (1888)-, la formulaba ya en "The Art of Fiction" (1884): "One perceives in that case -by the light of a heavenly ray- that the province of art is all life, all feeling, all observation, all vision... As people feel life, so they will feel the art that is most closely related to it" (AF, 58-9). Y poste riormente la ampli en "The Future of the Novel" (1899), al afirmar que una obra literaria "will take in absolutely any thing... But for its subject, magnificently, it has the whole human consciousness" (FN, 102). A J ames le interesaban profundamente todos los problemas del arte de la literatura: "catching the very note and trick, the strange irregular rhythm of life, that is the at tempt whose strenuous force keeps Fiction upon her feet" (AF, 58), y principalmente el tema del escritor en conflicto con la sociedad. Estos relatos de la vida de escritores los pre senta como fbulas, sirvindose de la alegora e incluyendo elementos autobiogrficos. Tambin J ames haba sido des conocido del pblico, incomprendido por la crtica e impor tunado por la sociedad. Su experiencia le haba demostrado que el escritor es un ser excepcional, un ser aparte: extrao entre sus contemporneos, da un sentido a su destino por el sacrificio que hace a su arte, renunciando a otros placeres que le ofrece la vida. En "The Lesson of the Master", Henry J ames se plantea los problemas del escritor y sus lectores, de la falta de apreciacin inteligente de lo que el autor quiere expresar, de la relacin del artista y la sociedad, del distanciamiento entre la vida y el arte. En esta obra, J ames refleja el cambio moral experimentado en el sector ms cer- 15 cano a su vida: la vida literaria. El Maestro de este relato, un gran novelista, le plantea claramente a su discpulo, el joven y futuro escritor, la eleccin que habr de hacer, lo que tendr que abandonar si desea dedicarse en cuerpo y alma a su profesin: el artista debe elegir entre el xito fcil -al que nicamente podr aspirar si lleva una vida disipada- o encer rarse en su celibato y tratar de producir obras maestras, que el mundo posiblemente no comprender, pero que para l justificarn plenamente todas sus renuncias. La gran leccin que Henry St. George ensea a Paul Overt en "The Lesson of the Master" es que no debe ser como l, pues despus de recibir todas las recompensas materiales de un escritor famoso, ha dejado de escribir libros importantes y su apariencia es ya la de cualquier agente de bolsa. No obstante, para el joven, su dolo no ha cambiado, y sigue recordando sus obras maestras, a pesar de la baja calidad de las ltimas: "For the young aspirant" -nos dice el narrador- "Henry St. George had remained a high literary figure, in spite of the lower range of production to which he had fallen after his three first grcat successes, the comparative absence of quality in his late works" (LM, 96). En este relato, presenta J ames ei tema de la soledad del artista y el refugio solitario que supone para l su arte. El verdadero artista debe estar preparado para sacrificarlo todo a * su compromiso con la forma de vida y las obligaciones que implica la creatividad. Debe plantearse cuanto antes la elec cin que el Maestro St. George impone a su discpulo Paul entre el mundo y el arte. Estos jvenes que viven para el arte, que veneran a algn Maestro y le sobreviven para crear y acrecentar su leyenda, aparecen en la mayora de sus obras sobre la vida literaria como, por ejemplo, en "The Death of the Lion" o "The Figure in the Carpet". Uno de estos relatos lo escribi J ames cuando tena 50 aos y lleva como ttulo "The Middle Years". Es fcil encontrar una lnea paralela entre el protagonista y J ames. Siempre ha tenido una salud precaria, agravada en la edad madura; siempre ha sido un corrector empedernido de sus textos, que le impidi escribir todo lo que hubiera deseado; de ah que exprese claramente lo que considera ms importante para el escritor: en vez de afanarse en encontrar "another go", "a better chance", que su 16 obra sobreviva, aunque sea escasa, que influya en las nuevas generaciones y reciba una respuesta de sus sucesores. Georges Markow-Totevy (1969:19) encuentra en estos relatos un elemento trgico, ya que el artista representa el nuevo hroe de la vida moderna, en constante lucha con su tiempo y representando su herosmo por la creacin, en vez de por la accin. Muchos de estos hroes aparecen como ob sesionados por la visin de que son portadores, y slo desean poder expresarla plenamente: para Selon en "The Author of Beltrafio" (1884) tambin la vida es demasiado corta para el arte, y en "The Real Right Thing" (1899) y "The Abasement of the Northmores" (1900) tratan de llegar al fondo de las in quietudes que atormentan a los bigrafos ante lo que deben desvelar u ocultar de sus hroes; "The Private Life" (1892) es un estudio casi alegrico de un dramaturgo cuyas obras son escritas por su doble; "Sir Dominick Ferrand" (1892) plantea los dilemas de un periodista ante la tentacin de revelar unos documentos importantes que han cado en sus manos, y en "J ohn Delavoy" (1898), J ames presenta una crtica mordaz del editor de The Cynosure, Mr. Beston, quien exige el sometimiento de los escritores a su propio criterio para que les publique sus obras. No poda aceptar que se obligara al novelista a tratar exclusivamente los temas que atraan al pblico. Como explica en su ensayo sobre D'Annunzio, los argumentos que se ocupan del tema del sexo, presentndolo exclusivamente como una funcin animal instintiva, son vulgares, y en "The Madonna of the Future" (1873) se queja de que muchos artistas slo se preocupan de "cats and monkeys -monkeys and cats- all human life is there!" (MF, 35). Por el contrario, J ames consideraba una necesidad ineludible del artista cultivar las sensaciones que reciba y analizarlas cuidadosamente profundizando en su apariencia exterior hasta llegar a descubrir lo que podan revelar sobre la vida en general. Como le confiesa a su gran amigo Henry Adams, en su carta de marzo de 1914: ...of course we are lone survivors, of course the past that was our lives is at the bottom of an abyss -if the abyss has any bottom; of course, too, there's no use talking unless one particularly wants to. But the purpose, almost, of my printed divagations was to 17 show you that one can, strange to say, still want to- or at least can behave as if one did (L, 360-1). Aunque sea de la mayor importancia el uso que haga el artista de sus experiencias, para J ames est en primer lugar la necesidad de recibir toda clase de impresiones, de vivir, de adquirir experiencias: "to live...to have his experience" (MY, 11). Esa experiencia sin lmites que aparece por todos los es critos de Henry J ames -"the experience of the self"- es una categora a la que, ms pronto o ms tarde, habrn de acudir la gran mayora de sus crticos, quienes coinciden al valorar la gran capacidad de J ames para retener las impresiones que iba captando de la vida -"I have lost nothing of what I saw" (A, 80), dice el mismo J ames en su autobiografa- e inter pretarlas despus, convirtiendo su significado en obras de arte. Percy Lubbock (1970: xiii) cree que para J ames cualquier acontecimiento de su vida, cualquier visin o sonido -no importa su naturaleza- era slo un punto de par tida para que su estilo literario, cada da ms magistral, ela borara artsticamente ese material. La mayora de los artistas toman la experiencia tal y como es, dejndola resposar en su memoria hasta que se deciden a utilizarla en sus obras. Por el contrario, segn Len Edcl, para Henry J ames las experien cias slo supona un punto de partida para su energa creadora" (1953:14). Matthiessen cree que el inters de J ames en acudir exclusivamente a sus propias experiencias se debe a que haba comprendido lo que faltaba en el mundo literario de su padre, cuyos personajes tienen una dimensin universal. Estaba convencido de que ...his concern with what was universal-rather than with what was individual-had diffused itself so widely that it ended by losing the image of any actual man... The primary obligation for the artist was to start with the tangible, with what he had seen for himself. And if his image of man is restricted, if it has little of the radiant aura...it possesses the indispensable quality of mature art (1963:150). Este inters de Henry J ames por utilizar sus propias experiencias y, a partir de ellas, realizar su arte creativo es precisamente lo que le diferencia tambin de sus colegas 18 contemporneos. J ames no reproduce las situaciones ni los tipos que solan aparecer en los temas Victorianos, ni tampoco utiliza los nuevos exponentes del naturalismo. Observaba directamente la informacin que le proporcionaba su propia experiencia, "the considerations and emotions that have been intense for one in the long ferment of an artistic process" (A, 158), analizndola como si se tratara de un problema al que no poda aplicarse un sistema moral con vencional y apropindose despus de los elementos que haba encontrado para enriquecerse a s mismo, insistiendo en la necesidad de que las impresiones del escritor deban ser directas, para que su propia experiencia fuera as autntica. Como indica Darshan Singh Maini, "lo que le interesa es nicamente la sntesis de lo puramente individual y personal en la experiencia humana. (1987: 194-5). Y as lo expresa en "The Art of Fiction": It is equally excellent and inconclusive to say that one must write from experience; to our suppositious aspirant such a declaration might savour of mock ery. What kind of experience is intended, and where does it begin and end? Experience is never limited, and it is never complete (AF, 52). Con un vocabulario de terico riguroso, J ames intenta definir su concepto de experiencia como "some mark made on the intelligence" (PL, 82), segn aparece en The Portrait of a Lady, o ms ampliamente en "The Art of Fiction": ...it is an immense sensibility, a kind of huge spider web of the finest silken threads suspended in the chamber of consciousness, and catching every air borne particle in its tissue. It is the very atmosphere of the mind; and when the mind is imaginative- much more when it happens to be that of man of genius-it takes to itself the faintest hints of life, it converts the very pulses of the air into revelations (AF, 52). Pero las referencias ms insistentes a este tema las ex presa en el primer volumen de su autobiografa A Small Boy and Others, donde nos presenta su niez como a "reach of reminiscence". Para acceder a la experiencia del mundo y a ese conocimiento profundo del pensamiento humano tuvo 19 que dedicarse desde nio a almacenar impresiones y vibra ciones: I at any rate watch the small boy dawdle and gape again, I smell the cold dusty paint and iron as the rails of the Eighteenth Street corner rub this contemplative nose, and, feeling him foredoomed, withhold from him no grain of my sympathy. He is a convenient little image on warning of all that was to be for him, and he might well have been even hap pier than he was. For there was the very pattern and measure of all he was to demand: just to be some where -almost anywhere would do- and somehow receive an impression or an accession, fell a relation or a vibration (A, 17). Todas esas experiencias que fue acumulando en su vida -como demuestran las pginas autobiogrficas- no las abandon nunca hasta haberlas observado con toda atencin, para posteriormente cristalizarlas en una expresin y apropirselas como un objeto valioso que poda utilizar en su obra, como "un acto de vida", ...treating an inch of canvas to an acre of embroidery. Let the poor canvas figure time and the embroidery figure consciousness -the proportion will perhaps then not strike us so wrong. Conscious ness accordingly still grips me to the point of a felt pressure of interest in such a matter as the recover able history -history in the aesthetic connection at least- of its insistent dealings with a given case. How in the course of time for instance was it not insistently to deal, for a purpose of application, with the fine prime image deposited all unwittingly by the"picturesque" (A, 521). Ese inters obsesivo de Henry J ames por la "recoverable history", que inclua todas las circunstancias y a L todas las personas que le haban rodeado, preocupaba a muchos de sus amigos. Henry Adams critica la forma minu ciosa conque analiza en sus memorias todos los aconte cimientos triviales de su vida, considerndolo una futilidad. Por eso le escribe J ames justificndose por utilizar sus expe- ' riendas y cultivar el inters que supusieron en su momento - y seguan suponiendo para l-, precisamente por considerar las la principal fuente del artista: 20 The purpose, almost, of my printed divagations was to show you that one can, strange to say, still want to-or at least behave as if one did...I still find my consciousness interesting-under cultivation of the interest. Cultivate it with me, dear Henry-that's what I hoped to make you do...Why mine yields an interest I don't know that 1 can tell you, but 1 dont challenge or quarrel with it-I encourage it... (L, 174). Estaba convencido de que el artista deba buscar lo que le interesaba del tema que iba a tratar y despus deba presentarlo de la forma que ms atrajera al lector; es decir, despus de formar su propia opinin del tema, tena que ser consistente con la forma de desarrollarlo. De esta manera, si un escritor cultivaba su propio sentido o criterio de las cosas que le rodeaban, podra expresar pensamientos profundos sobre ellas en un estilo personal: Each of us, from the moment we are worth our salt, writes as he can and only as he can, and his writing at all is conditioned upon the very things that from the standpoint of another method most lend them selves to criticism. And wc each know much better than anyone else can what the defect of our inevitable form may appear...probably, I really understand better than anyone except yourself why, to do the thing at all, you must use your own, and nobody's else, trick of presentation. No two men in the world have the same idea, image and measure of presentation (L, 45). Por eso J ames presentaba sus relatos, segn Darshan Singh Maini, como "an expanding metaphor", como un todo rganico entre "form and substance, technique and theme, vision and style" (1987:195). Su lucha por la bsqueda de la forma ms depurada casi llega a convertirse en una persecu cin mtica y su concepcin de la novela en una con sumacin. Los aspectos que ms admiraba en una obra eran: "movement, density, vividness, intensity, resilience, econ omy, objectivity, coherence, moral energy, rhetoric and poetry" (1987:195); no obstante, la cuestin del estilo supe raba para J ames en importancia a cualquier otro elemento. En su ensayo sobre Gabriele D'Annunzio afirma: "there is no complete creation without style" refirindose al "style of 21 substance", as como al "style of form", precisamente porque lo consideraba como una forma de comprender la realidad, como un aspecto de la realidad: ... for him, style is not only the signature of the writer's psyche, carrying the aroma of the personal ity in action, but is also at once a mode of compre hending reality and an aspect of reality. It has a cognitive function; and it is in this sense that style becomes insight (1987:195). Uno de ls aspectos ms interesantes del estilo de Henry J ames, que conviene tener en cuenta al estudiar su praxis literaria, es su tratamiento del narrador: la presencia del narrador omnisciente no puede considerarse un elemento caracterstico de su estilo literario, ya que el desarrollo de una inteligencia central observadora como tcnica narrativa lo hace, en la mayora de los casos, artsticamente innece sario. Esta inteligencia central observadora de J ames puede ser un observador activo o pasivo. Este ltimo suele tener una estrecha conexin con los personajes desvalidos, espe cialmente los nios, que acaparan el centro de la narracin en tantos relatos de J ames -como por ejemplo What Maisie Knew (1897) y The Turn of the Screw (1898)-, y al observador activo lo utiliza J ames para desarrollar su princi pio del punto de vista limitado, elemento esencial de su aportacin a la novela moderna, que le coloca entre los escritores ms innovadores de su poca. Como explica J ames en las reflexiones tericas que iba recogiendo en sus Note books sobre "both the dramatic and narrative look" (NB, 198), mientras en el teatro la escena se presenta claramente ante el espectador para que l la interprete y comprenda, en la novela se hace evidente por medio de un observador activo que est implicado en la accin y la expone desde su punto de vista limitado. Esto le permite al novelista incorporar a la objetividad de la descripcin la subjetividad de la pre sentacin, lo que da lugar a esa doble visin oblicua y ambigua que caracteriza toda su narrativa. "Madamc de Mauves" (1874) es un claro ejemplo del recurso jamesiano del observador activo; en este caso -segn Charles Holfman- J ames utiliza a Longmore como "an angle of revelation": "Longmore, as the intermediate intelligence 22 in 'Madame de Mauves', does not essentially alter the main course of the story, but to assume that Longmore is a minor character is to mistake Longmore's passiveness for detach ment" (1957:73). Al igual que Winterbourne en Daisy Miller (1878), el rasgo dominante del carcter de Longsmore es la pasividad, que se intensifica al tener que desempear el papel de observador. Pero, en realidad, se trata de un observador activo que observa la delicadeza y virtudes de Madame de Mauves y despus las interpreta, enriqueciendo as su sensi bilidad: "Something of infinite value was floating past him, and he had taken an oath not to raise a finger to stop it. It was borne by the strong current of the world's great life and not of his own small one" (MM, 17). Longmore, al igual que Winterbourne, es un ejemplo de esa inteligencia central observadora o del narrador-observador jamesiano que busca nuevas experiencias. Por otro lado, la figura del narrador-observador jame siano puede tener unas caractersticas muy diversas: a algunos de ellos la marcha lenta de la desesperanza consigue derrotarlos, tanto si se trata del observador activo -Winter bourne o Pemberton- como del observador pasivo que ya ha abandonado cualquier clase de bsqueda -J ohn Marcher-. A todos ellos su torpeza les ha impedido responder al amor de las vctimas, desde Morgan Moreen, Miss Tina, Paul Overt, Oliver Lyon, Hugh Vereker, hasta Winterbourne. En "An International Episode" (1879), aparece un nar rador inteligente que satiriza a los dos ingleses Lord Lam beth y Percy Beaumont por su ignorancia de las costumbres americanas, y, al mismo tiempo, a Bessie Alden por encarnar el tipo nacional de la americana puritana. El contraste que se produce en la presentacin de la historia -las diferencias de las tradiciones y costumbres entre Amrica e Inglaterra- pro porciona la clave para comprender el punto de vista limitado utilizado por J ames. Este tema internacional lo analizar mucho ms profundamente en Daisy Miller (1878), donde encontramos un ejemplo de la actitud cnica del narrador- observador hacia las relaciones entre los europeos y los "americanos europeizados" -mucho ms intransigentes an- y la joven americana. En "The J olly Crner" podemos leer el recono cimiento de Henry J ames de su propia ambivalencia sobre la 23 leyenda Amrica-Europa. Henry J ames haba crecido y se haba educado no slo en Amrica, su tierra natal, sino tam bin en Europa, debido a las originales ideas de su padre de que sus hijos no recibieran la educacin tradicional a travs de unos libros de texto, sino una formacin ms directa visi tando diferentes pases y museos o asistiendo a teatros y conciertos. Amrica era un pas joven y la cultura estaba tan slo tmidamente empezando a florecer. Por ello, un escritor de la generacin y caractersticas de J ames no poda sentirse satisfecho hasta decidirse por el exilio. J ames es' el escritor que incorpora por primera vez una innovacin totalmente original al gnero autobiogrfico, ya que el mtodo que utiliza en sus memorias es el desarrollo de esa inteligencia central observadora que convierte el proce so de escribir en una experiencia de igual naturaleza que el proceso de llegar a la edad adulta y a la madurez artstica. Como William Hoffa afirma: "his desire for detached narra tion at times even leads him to see the 'small boy' as some one else, a little hero with an adventure all his own, though one with which the older man is sympathetic" (1969:284). Una ltima caracterstica, y quizs la ms importante y original del narrador-observador jamesiano, es que frente a ese observador central, puede advertirse la presencia de otra dimensin en muchos de sus relatos, que nos lleva a la con clusin de que hay dos centros de consciencia en la nar racin, el protagonista, y otro, ms inteligente, cuyos conocimientos y clarividencia le colocan en el lugar central de la historia. Como explica Harold Me Carthy: There are often many characters in James's novels more intelligent than the one through whose consciousness the reader experiences the story, but it is the chosen character's fine awareness and responsiveness that usually determine his central position. The unity and focus achieved through the use of a center of consciousness were artistic enhancements of great importance, and their value lay in that they supplied a closer felt relation with the experience than it was otherwise possible to achieve (1958:72). La descripcin de este segundo narrador-observador presenta incluso diferencias retricas, como J ohn Carlos 24 Rowe ha observado, pues suele utilizar el modo condicional, en vez del pasado u otros tiempos verbales. Este recurso seguramente lo introduce J ames para distinguir la voz de este otro narrador, de las impresiones mucho ms ingenuas y con menos juicios valorativos del narrador-protagonista: "... people watched best, as a general thing, in silence, so that such would be predominantly the manner of their vigil" (BJ , 228). Este complejo observador jamesiano -segn William R. Goetz- es un personaje clave de la obra, ya que a travs de su gran opacidad y de su distancia del protagonista o nar rador, ejercita una fascinacin sobre l y se acapara el papel principal de la historia (1986:160): "he couldn't have made known she was watching him, for that would have published the superstition of the Beast" (BJ , 254). Sergio Perosa afirma asimismo que este narrador- observador caracterstico de Henry J ames est realmente implicado en la accin, aunque se encuentre alejado de ella; es decir, desarrolla su papel en la historia, pero, adems -lo que es an ms importante-, acta de intermediario para el I lector, proporcionndole no la interpretacin completa de la escena sino claves para que l mismo pueda interpretarla (1983:50): "It was all to have made, none the less, as 1have said..." (BJ , 235), o "When the day came, as come it had to..." (BJ , 238). Encarnando este complejo narrador -reflector a travs del cual se manifiesta lo que el lector va conociendo de los acontecimientos- muchos crticos han observado la presencia v de J ames como autor, que hace su aparicin en la narracin al lado del protagonista apropindose del papel de algn otro/ personaje, de modo que -segn Goetz- el carcter principal "feels that he lives in ignorance while true authority, mastery of knowledge resides elsewhere" (1986:160). /Wayne Booth tambin ha podido observar el punto de vista d J ames frente a esa inteligencia central observadora, especialmente en sus ltimas obras, afirmando que: "the result is a kind of 'double vision': we have the effect of see ing things through the protagonist's eyes, but the moral vision is J ames's all the while" (1983:280). Esta tcnica nar rativa alcanzar su culminacin en 1897, con The Spoils of Pointon, el relato ms largo -ocupa ms de trescientas pgi- as en la London Edition- y quiz el ms magistral en cuanto a sentido analtico. Como afirma Len Edel, esta obra marc el cambio decisivo en la novelstica de Henry J ames. Fue la primera de una serie de novelas experimentales escritas despus de su fracaso como dramaturgo en 1895 y, por ello, sera la primera que contara con las caractersticas de sus escritos ms avanzados. Si bien hasta The Tragic Muse (1889) puede decirse que todas sus relatos seguan la linea narrativa de Thackeray, George Eliot, Trollope, los escritores Victorianos, desde 1896 -despus de esos sis aos dedicados al teatro- Henry J ames registr un cambio importante en la forma de contar una historia, huyendo cada vez ms de utilizar el narrador omnisciente y usando de modo creciente los efectos escnicos y dramticos. Esto supuso que comenzara a despojar su ficcin de detalles superfluos, de los elementos utilizados por Balzac, a quien haba admirado durante tanto tiempo. The Spoils of Poynton, por tanto, supuso un jaln, una marca significativa en la vida literaria de Henry J ames, que le condujo a sus novelas ms largas y modernas, como su trptico mayor -The Wings of Ihe Dove, The Golden Bowl y The Embassadors-, que iba a escribir ya en el nuevo siglo. Aunque este narrador-observador se identifique con el escritor, Barbara Eckstein apunta el error que supondra compararle con el narrador omnisciente de los Prefacios que escribi J ames para su New York Edition (1907-17): "The lillle drama confirms at all events excellenty, 1 think, the contention of the old wisdom... Every one, every thing, in the story is accordingly sterile", explica J ames en el Prefacio a The Spoils of Poynton (SP, 5-9): The non-fictional voice of the prefaces and the nar rative voicc of the novels are separate yet not dis tinct entities. The ambiguity of their difference al lows James a full play of possibilities between the two poles: precise, third-person narration in a sym metrical form and indistinct, third/first-person nar ration in a parody of symmetrical form. The degree to which writer controls subject is at issue (Eckstein, 1988:178). La publicacin de la New York Edition supuso un esfuerzo extraordinario para Henry J ames y de ello obtuvo 26 muy pocos o ningn beneficio. Michael Ancsko ha estudiado los problemas que tuvo que afrontar J ames en sus relaciones con los editores durante su larga vida de autor y la forma en que todo ello transform su conducta como escritor profe sional: "the rapid rise and expansion of the reading public, the proliferation of periodicals, and the development of the modern publishing firm all contributed to the making of Henry J ames; the shape of his career parallels (and in some respects, anticipates) the transformation of literature's status in the culture at large" (1986:33). J ames dependi econmi camente de sus ingresos literarios hasta 1893, fecha en que recuper su participacin en la herencia familiar al morir su hermana Alicia, pero tuvo que resolver en cada momento, con inteligencia e imaginacin, su "friction with the market" (1986:33), y supo hacerlo de una manera mucho ms posi tiva que su padre, quien no recibi nunca beneficios econmicos de sus obras literarias. Hay una referencia en las memorias de Henry J ames a los primeros escritos que haba publicado: "the editing of those earliest things other than 'rigidly' had for me a sort of exquisite inevitability" (A, 158), y a los primeros veinte dlares que haba ganado como escritor: I had earned it, I couldnt but feel, with fabulous felicity: a circumstance so strangely mixed with the fact that literary composition of a high order had, at that very table where the greenbacks were spread out, quite viciously declined, and with the air of its being also once for all, to 'come' on any save its own essential terms, which it seemed to distinguish in the most invidious manner conceivable from mine ( A 476). J ames haba estado en contacto continuo con la vida literaria europea -Flaubert, Zola, Turgenev, George Eliot, George Meredith, Trollope, desde los escritores Victorianos hasta el naciente Bloomsbury group"-, haba peregrinado durante toda su vida escribiendo continuamente sobre los lugares que visitaba -English Hours, Italian Hours, A Little Tour in France, Portraits of Places-, haba abandonando Nueva York, su lugar de nacimiento, cuando era sta una ciudad provinciana, para vivir plenamente en Europa y uti lizarla como marco en la mayora de sus obras. 27 J ames haba pasado ms de medio siglo explorando las posibilidades tcnicas de su oficio y tratando de com prender la naturaleza y la funcin del propio proceso creativo. Como haba expresado en 1884 en "The Art of Fiction", la experiencia nunca es completa y la realidad tiene formas diversas; por eso, en toda su obra se pone de mani fiesto esta preocupacin por los elementos que intervienen en la creacin artstica. Uno de los defectos que le achacaban sus detractores es que no haba vivido. Quizs Henry J ames no haba vivido en el sentido habitual de la palabra: no haba tenido amores violentos, no haba visitado pases exticos, sto haba permanecido tranquilo y observando durante toda su vida, para convertir estas observaciones en obras de arte: I still, in the presence of life have reactions-as many as possible... It's, I suppose because I am that queer monster, the artist, an obstinate finality, an inex haustible sensibility. Hence the reactions-appear- ances, memories, many things, go on playing upon it with consequences that I note and 'enjoy' (grim word!) noting. It all takes doing-and I do. I believe I shall do it again-it is still an act of life. (L, 361) OBRAS CITADAS (En las obras de Henry J ames se indican las abrevia turas utilizadas en el texto). ANESKO Michael (1986), "Friction With the Market": Henry James and the Profession of Authorship. New York: Oxford University Press. 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