Regulación y Supervisión
Regulación y Supervisión
Regulación y Supervisión
No. 501
2008
tá - Colombia - Bogotá - Colombia - Bogotá - Colombia - Bogotá - Colombia - Bogotá - Colombia - Bogotá - Colombia - Bogotá - Colombia - Bogotá - Colo
Regulación y supervisión:
La otra cara de la política monetaria
Resumen
1
Codirector del Banco de la República. Las opiniones y posibles errores son
responsabilidad exclusiva del autor y sus contenidos no comprometen al Banco de la
República ni a su Junta Directiva.
I. INTRODUCCIÓN
Uno de los orígenes de una buena parte de los bancos centrales en el mundo,
incluyendo el papel de regulación y supervisión 2 , se remonta a la creación de las
clearing-houses. O sea una especie de asociaciones o cámaras de compensación entre
los bancos comerciales o mercantiles de una nación o unidad territorial definida, las
cuales estaban en capacidad de emitir certificados de corto plazo a fin de que unos
pudieran extender su buena condición crediticia en beneficio de otros.
A través de sus funciones, estas instituciones también hacían las veces de prestamistas
de última instancia para sus miembros. Además, en especial a partir del inicio del
siglo anterior, admitían, expulsaban y sancionaban a sus miembros; les fijaban límites
máximos de tarifas e intereses, requisitos mínimos de capital y niveles de encajes; los
auditaban y les exigían la presentación periódica de sus balances; y, finalmente, hasta
emitían dinero y les ofrecían ciertas modalidades de seguros sobre los depósitos
durante episodios de pánico (Gorton 1985).
2
Los términos regulación y supervisión en este documento se emplean de manera indistinta, de suerte
que uno supone incluido al otro, al menos que se advierta explícitamente una distinción.
2
II. LOS ACUERDOS DE BASILEA
Más recientemente, tras varios episodios de crisis y quiebras bancarias, y a raíz del
desenvolvimiento de una feroz competencia y de no pocos conflictos internacionales
entre diversos intermediarios financieros, cuyo crecimiento comenzó a tomar un
particular vigor durante la década de los años 60, el entonces grupo de bancos
centrales conocido como G-10 creó en 1974 el Comité de Basilea sobre Supervisión
Bancaria.
Los tres pilares recomendados por la segunda y última versión del Comité de Basilea
sobre Supervisión Bancaria, acordada en junio de 2004, más ampliamente conocida
como Basilea II, se refieren a los siguientes temas (Basel Commitee on Bank
Supervisión 2004):
3
• La supervisión de los mismos por parte de agencias especializadas oficiales –
el pilar más discutido y difundido – a través de los Principios Básicos de la
Supervisión Bancaria (Basel Core Principles o BCP), que datan de 1997
(Basel Committee on Banking Supervision 1998).
• La llamada disciplina de mercado, basada en modelos internos de los bancos
relativos a la provisión de información pública, precisa y oportuna, que facilite
el conocimiento, el monitoreo y el control de sus operaciones por parte de la
ciudadanía – el pilar hasta ahora más rezagado en su implementación -.
Estas instituciones captan recursos del público, el cual, en su gran mayoría, carece del
conocimiento suficiente y los medios idóneos para evaluar la solvencia, la liquidez y
los riesgos que aquellas corren. Por ende, la regulación y la supervisión están
llamadas esencialmente a llenar tan delicado vacío, con el fin de facilitar la confianza
tanto de los depositantes y clientes como de la totalidad de los agentes de la economía
en el sistema financiero, la cual es condición indispensable para su desarrollo sano y
su crecimiento sostenible.
4
Ante semejantes cometidos, se necesitan normas que le garanticen al supervisor el
suministro de la información completa sobre la situación y la evolución de los
intermediarios financieros. Así como facultades coercitivas suficientes para propiciar
de manera efectiva su cabal observancia, y a fin de permitirles limitar o prohibir todas
aquellas actividades que, a su juicio, coloquen en riesgo su solvencia o su liquidez y,
por consiguiente, la seguridad pública económica.
No hay que olvidar, como sostiene Goodhart (2005), que “es natural que los
banqueros se preocupen más por la suerte de sus propias instituciones, que por el
bienestar del sistema como un todo.” De suerte que, según el espíritu de los 25 puntos
fundamentales consignados en los BCP para garantizar una supervisión efectiva, su
independencia y su autonomía frente a eventuales presiones de orden político o
privado resultan ser dos factores clave para el éxito de su trascendental misión (Barth
et al., 2006).
Al igual que la disciplina de mercado, son también factores clave el acceso directo, el
entendimiento y la correcta interpretación del ciudadano común sobre información
bancaria que se le suministre de manera confiable, periódica, uniforme, comparable,
oportuna, completa y didáctica.
5
La falta de independencia de los órganos de regulación y supervisión bancaria en
buena parte de los mercados emergentes, ha sido precisamente una de las áreas de
mayor preocupación identificada por el Financial Sector Assesment Program (FSAP),
del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, un programa especial
emprendido en 1999 bajo la inspiración de los BCP.
En últimas, lo que está en juego son los criterios para decidir quiénes pueden o no
emplear los ahorros de la sociedad y para cuáles propósitos; quiénes pueden o no
emprender nuevos negocios; y quiénes pueden o no conservar o aumentar sus
posiciones de poder económico en una nación.
Dentro de este orden de ideas, variables como las operaciones de mercado abierto; los
requerimientos de liquidez y de encajes; los niveles mínimos de capital; los regímenes
de provisiones ordinarias y anticíclicas; las normas sobre diversificación de los
portafolios de inversión de los administradores del ahorro; y los criterios sobre
administración de riesgos, entre otras, a la postre son los factores genuinamente
determinantes de los incentivos para el suministro de los ‘fondos prestables’ al
público. Lo cual equivale a afirmar que constituyen los elementos condicionantes del
canal del crédito en la transmisión de la política monetaria.
6
Una de las materias más delicadas y controvertidas en el ámbito de las restricciones a
la inversión y el manejo de sus riesgos, es la relativa a la exposición de las
instituciones financieras en los sectores inmobiliario y bursátil, de cuyos ciclos se
derivan los signos del ‘efecto riqueza’, a su vez una de las más poderosas fuentes
determinantes del gasto de los hogares en la economía.
Los ciclos de este tipo fueron magistralmente caracterizados por Hyman P. Minsky
(1992): En momentos de auge, la gente suele sobre endeudarse para invertir. Cuanto
más dure la euforia, los prestamistas asumen más riesgos, hasta el punto en que los
ingresos generados por los activos adquiridos por los prestatarios dejan de ser
suficientes para amortizar sus deudas. Y los acreedores tienden entonces a exigir el
pago inmediato de créditos, lo cual obliga a los deudores a desprenderse
precipitadamente de sus activos especulativos, por contera provocando la caída
abrupta de sus precios. En el caso de la actual crisis hipotecaria de Estados Unidos,
las pérdidas por concepto de este tipo de operaciones se cuentan por cientos de miles
de millones de dólares.
7
nuevos productos y servicios financieros de naturaleza heterogénea; y del crecimiento,
integración y consolidación de conglomerados económicos multisectoriales y
multinacionales, la efectividad de la política monetaria, cifrada exclusivamente en el
manejo de las tasas de interés de referencia del banco central, tiende a debilitarse de
manera ostensible e ineluctable.
En cuanto se refiere a los Credit Default Swaps (CDS), según afirma Calvo (2007)
“ofrecen un seguro a los prestamistas, lo que puede ayudar a frenar las bancarrotas
encadenadas que ocurren cuando los prestamistas mismos entran en bancarrota como
resultado de que sus deudores no repagan las deudas. Sin embargo, como se suele
decir, no hay tal cosa como un almuerzo gratis, alguien termina pagando por el
default y todavía no es claro que frente a una crisis financiera sistémica los problemas
de bancarrota continúen siendo tan serios como antes…son las instituciones
financieras las que están sacando el riesgo crediticio de sus carteras, lo que significa
que el consumidor debe estar tomando una mayor parte del riesgo en caso de default.”
En opinión de Rajan (2005), aunque hoy hay más participantes dispuestos a asumir
más riesgos, a la postre los riesgos financieros que están siendo creados por el sistema
son en realidad mucho mayores.
8
El surgimiento de nuevos intermediarios no bancarios con fuerte apetito por el riesgo
– como los pension funds, los hedge funds, las private equity firms y los venture
capital funds -, así como la creación de instrumentos que permiten que más gente
pueda compartir riesgos con extraños en los cuatro puntos cardinales del globo,
constituyen un formidable reto para los banqueros centrales y los supervisores del
sistema financiero, dentro del cual los bancos comerciales tradicionales ocupan un
espacio cada día más reducido (Rajan 2005).
Todas estas nuevas prácticas han comenzado a afectar los mecanismos de transmisión
de la política monetaria tradicional, basados primordialmente en el manejo de las
tasas de interés de intervención, de las operaciones de mercado abierto y los encajes.
Al punto que resulta preciso dotar al banco central de herramientas adicionales que le
permitan, mediante una mayor y más apropiada cobertura funcional, enmendar la
pérdida de efectividad de su ejercicio fundamental.
9
creciente, de parte de los hogares, que ahora son mucho más directamente
responsables por el manejo de sus propios riesgos financieros que en cualquier otro
momento de la historia (Borio 2007).
Haciendo una analogía con la seguridad del tránsito vehicular, no se trata solamente
de mejorar el estado de las vías, sino fundamentalmente de dedicarle mayor atención a
la implementación de límites de velocidad. Esto es, al fortalecimiento de la
orientación ‘macroprudencial’ de la regulación y la supervisión. Para ello es
indispensable evitar la excesiva dispersión institucional que en materia de
responsabilidades sobre la estabilidad financiera suele existir (Borio 2007).
La regla de Taylor indica que la tasa de interés de referencia o intervención del banco
central se debe fijar con base en la desviación de la inflación observada con respecto a
su meta (la brecha de inflación), y en la del producto real frente a su potencial (la
brecha del producto).
10
inflación y crecimiento, y ajustando en consecuencia sus respectivas tasas de interés
de referencia o intervención.
En últimas en el mundo real dichas tasas no son las relevantes para efectos del
equilibrio macroeconómico, según lo advierten asimismo Sitiglitz y Greenwald
(2003), antes citados. Ni los consumidores ni las firmas toman sus decisiones de gasto
con base en aquellas.
Lo que realmente cuenta es el costo del capital materializado en las tasas de interés
del crédito a las empresas y los hogares. Y como quiera que el margen entre las
primeras y las últimas es por naturaleza inestable, la tasa de interés neutral de la
política monetaria varía aún si el costo de capital permanece constante. Lo cual quiere
decir que, para efectos de la aplicación de la regla de Taylor en la política monetaria,
el concepto y la medida de la tasa neutral necesariamente cambia en función de las
condiciones financieras de la economía.
Ahora bien, según advierte Mishkin (2008), cada vez que los mercados financieros
sufren alteraciones significativas, se requiere que la autoridad monetaria responda de
manera preventiva a las implicaciones macroeconómicas que fluyen de dichos
fenómenos. Pues bien, no hay fuente más expedita, directa y confiable de esta
información que el ejercicio cotidiano y riguroso de la supervisión.
11
En concordancia con el criterio de Goodhart, en Colombia, de haberse adoptado a
partir de 2006 el régimen de provisiones anticíclicas en los mismos términos que
entonces le sugirió el Banco de la República al gobierno, el cual según la legislación
financiera vigente no es de su resorte, seguramente no habría tenido que sobre-utilizar
el instrumento de su tasa de interés de intervención para controlar el excesivo
crecimiento del crédito.
De otra parte, uno de los casos de éxito recientes más ilustrativos es el de Malasia, sin
duda el país mejor librado tras las severas perturbaciones financieras sufridas por el
sureste asiático durante la segunda parte de la década de los años 90. Según Mishkin
(2006), contrario a lo que han sostenido Stiglitz (2002), Krugman (1999), y Kaplan y
Rodrick (2002), quienes le atribuyen su éxito a los controles de capital, la razón
principal yace en que su banco central adelantó un trabajo de regulación y supervisión
- funciones que le corresponden directamente según su legislación -, mucho más
efectivamente que todos sus pares de esa región desde antes de la crisis.
12
clave para la política monetaria, aunque una agencia diferente ejecuta la supervisión
(Alesina et al. 2002).
En cuanto se refiere a Gran Bretaña, hasta 1997 su banco central (Bank of England)
ejercía en su totalidad el papel regulador y supervisor. Con posterioridad a ese año
dichas funciones pasaron al control de un organismo diferente, la Financial Services
Authority (FSA), dependiente del Ministerio del Tesoro, al tiempo que aquel adquiría
su independencia del gobierno.
Como se sabe, dicha separación es hoy objeto de un intenso debate, propiciado por
quienes han propuesto el regreso al sistema anterior, bajo la competencia del banco
central. En parte debido al colapso de uno de sus principales bancos – el Northern
Rock -, que aquel no estuvo en capacidad de prever ni evitar, por haber carecido tanto
de la información oportuna sobre la salud del sistema financiero como de su
regulación y supervisión.
13
En el caso de Colombia, y de otros países de la región - entre éstos Bolivia, Chile
Ecuador, México, Perú y un poco más tarde Venezuela -, se adoptó el modelo de
banca central entre los años 1923 y 1924, bajo la orientación de una misión
encomendada al profesor norteamericano Edwin Kemmerer. Sin embargo, a pesar de
que su recomendación original consistió en que las funciones de regulación y
supervisión fueran asumidas directamente por el nuevo banco central, que llevaría el
nombre de Banco de la República, a la postre las autoridades de entonces decidieron
separar y trasladar dichas competencias a una superintendecia bancaria adscrita al
gobierno a través del Ministerio de Hacienda.
Más recientemente, la Misión Alesina, el nombre con el que se conoce otro de los más
autorizados trabajos sobre la modernización del sector financiero colombiano, así
mismo lo recomendó, al afirmar que “nuestro criterio es que el banco central es la
14
alternativa superior como agencia supervisora…El banco central debería ser
responsable de la supervisión de los sectores bancario y financiero por tres razones.
La primera es que es menos probable que la industria ‘capture’ al banco si éste realiza
la supervisión. Segundo, si el banco central realiza la supervisión y regulación, los
incentivos del Ministerio de Hacienda para ‘distorsionar’ las prácticas bancarias en su
favor se reducen. Finalmente, el requerimiento de información para manejar la
política monetaria sugiere que el banco central puede beneficiarse de estar a cargo de
la supervisión del sector bancario.” (Alesina et al. 2002)
VIII. CONCLUSIÓN
15
juzgue necesaria sobre la marcha de los intermediarios financieros vigilados; para
ejercer un poder coercitivo mínimo a fin de asegurar el cumplimiento de sus dictados
y normas; y para intervenir en aquellos cada vez que juzgue preciso, hasta el punto,
inclusive, de poder determinar el cese de su funcionamiento, según sus criterios.
A fin de alcanzar tan sustanciales propósitos, no hay camino más indicado, viable y
próximo que colocar bajo el encargo de la autoridad monetaria ‘la otra cara de la
moneda’. Esto es, las funciones de regulación y supervisión. De suerte que con la
independencia y la autonomía con las que la Constitución Nacional ha dotado al
banco central de Colombia, este pueda cubrir igualmente el ejercicio de aquellas.
Por tanto, habida cuenta de todas las consideraciones, reflexiones y razones expuestas
a lo largo del presente documento, es perentorio garantizar la efectividad de la política
monetaria mediante la extensión de la responsabilidad directa del banco central al
16
ámbito de la regulación y la supervisión. Ámbito que, a la par del manejo de la tasa de
interés de intervención, constituye pieza insustituible e inseparable de su esencia.
REFERENCIAS
Alesina, A., Carrasquilla, A., Steiner, R. (2002) “El Banco Central en Colombia”. En
“Reformas Institucionales en Colombia”, editado por Alberto Alesina. Fedesarrollo y
Alfaomega, Bogotá.
Barth, J.R., Caprio, G., Levine, R. (2006) “Rethinking Bank Regulation”. Cambridge
University Press.
Borio, C.E.V. (2007) “Change and constancy in the financial system: implications for
financial distress and policy”. Bank for International Settlements, BIS Working
Papers No. 237, October.
17
Goodhart, C. (2005) “Financial regulation, credit risk and financial stability”.
National Institute Economic Review.
Gorton, G. (1985) “Clearinghouses and the Origins of Central Banking in the United
States”. Journal of Economic History, 45.
Kaplan, E. and Rodrik, D. (2002) “Did the Malaysian Capital Controls Work?” In
Edwards, S. and Frankel, J.A. eds. Preventing Currency Crisis in Emerging Markets.
University of Chicago Press, Chicago.
McCulley, P. and Toloui, R. (2008) “Chasing the Neutral Rate Down: Financial
Conditions, Monetary Policy, and the Taylor Rule”. Global Central Bank Focus.
Minsky, H.P. (1992) “The Capital Development of the Economy and The Structure of
Financial Institutions”. Working Paper No. 72. The Jerome Levy Economics Institute
of Bard College.
Mishkin, F.S. (2006) “The Next Great Globalization”. Princeton University Press.
Mishkin, F.S. (2007) “Financial Instability and Monetary Policy”. At Risk USA 2007
Conference, New York, New York November 5.
Mishkin, F.S. (2008) “Monetary Policy Flexibility, Risk Management, and Financial
Disruptions”. Federal Reserve Bank of New York, January 11.
Rajan, R.G. (2005) “Has Financial Development Made the World Riskier?” IMF,
September.
Stigliz, J.E. and Weiss, A. (1981) “Credit Rationing in Markets with Imperfect
Information.” American Economic Review, 71.
Stiglitz, J.E. (2002) “Globalization and Its Discontents”. W.W. Norton, New York.
18
Stiglitz J.E. and Greenwald, B. (2003) “Towards a New Paradigm in Monetary
Economics”. Cambridge University Press.
19