Este documento analiza la poesía de Elías David Curiel y los rasgos de modernidad en su obra. Explora temas como los sueños, la noche, el mundo como sueño de Dios, y la escritura como trama consciente. También examina los diversos códigos culturales y mitológicos que enlaza el poeta, así como los mitos de la modernidad como el exilio y la soledad. Finalmente, analiza las tensiones entre la identidad del poeta y el contexto histórico, social y económico de su época.
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Este documento analiza la poesía de Elías David Curiel y los rasgos de modernidad en su obra. Explora temas como los sueños, la noche, el mundo como sueño de Dios, y la escritura como trama consciente. También examina los diversos códigos culturales y mitológicos que enlaza el poeta, así como los mitos de la modernidad como el exilio y la soledad. Finalmente, analiza las tensiones entre la identidad del poeta y el contexto histórico, social y económico de su época.
Este documento analiza la poesía de Elías David Curiel y los rasgos de modernidad en su obra. Explora temas como los sueños, la noche, el mundo como sueño de Dios, y la escritura como trama consciente. También examina los diversos códigos culturales y mitológicos que enlaza el poeta, así como los mitos de la modernidad como el exilio y la soledad. Finalmente, analiza las tensiones entre la identidad del poeta y el contexto histórico, social y económico de su época.
Este documento analiza la poesía de Elías David Curiel y los rasgos de modernidad en su obra. Explora temas como los sueños, la noche, el mundo como sueño de Dios, y la escritura como trama consciente. También examina los diversos códigos culturales y mitológicos que enlaza el poeta, así como los mitos de la modernidad como el exilio y la soledad. Finalmente, analiza las tensiones entre la identidad del poeta y el contexto histórico, social y económico de su época.
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Revista de Literatura Hispanoamericana
No. 45 (2002): 39-55
ISSN 0252-9017 La poesa de Elas David Curiel, rasgos de modernidad Enrique Arenas Capiello Escuelade Letras. Instituto de Investigaciones Literarias yy Lingsticas. Universidad del Zulia. Maracaibo, Venezuela. Dedicatoria A Eleonoray Esteban, mis hijos Con amor Resumen Hemos tratado en este artculo de enhebrar temas como el sueo, la noche, el mundo como sueo de un dios, la escritura como trama consciente a travs de la metfora del tejer, algunos elementos de la cbala hebrea, la tica juda y absorcin de la culpa judeocristiana, poesa y cosmogona, los diversos cdigos culturales y mitolgicos que enlaza el poeta Curiel, la importancia de su obra dentro del moder- nismo, los mitos de la modernidad: exilio, soledad, conciencia del texto, hermetis- mo y ocultismo, la msica y el mito como elementos ordenadores de su poesa. Palabras clave: Msica, mito, forma, escritura, conciencia, cbala, exilio. The Poetry of Elas David Curiel, Traces of Modernity Abstract In the article we attempt to link themes such as dreams, night, the world as a divine dream, writing as a conscious plotting through the metaphor of weaving, certain elements of the Hebrew divination and absorption of Judeo-Christian guilt, Recibido: 25-06-2001 Aceptado: 29-11-2002 40 Enrique Arenas Capiello Revista de Literatura Hispanoamericana No. 45, 2002 poetry and cosmogony, diverse cultural and mythological codes that are intertwined by the poet Curiel, the importante of his works in modernism, myths of modernity: exile, loneliness, the consciente of the text, hermeticism and the occult, music, and the myth of poetic ordering. Key words: Music, nryth, forro, writing, conscious, divination, exile. Las tensiones de la identidad y nostalgia de un origen El contexto histrico, social, pol- tico y econmico que como un des- tino lo rode inevitablemente ha de- bido significar para quien, como el poeta Curiel, vivi para practicar la vida como poesa, la existencia en- marcada en el absoluto del poema, y ejercer su oficio vital ms hondo en correlacin con una cotidianidad ar- tificial, provocada para acceder a los ritos extraos, dolorosos, de dirigir sus pupilas insomnes y suicidas a fin de observar de frente la incandes- cencia del sol, o de acostarse desnu- do sobre el piso del patio de su casa, para, en cruz, en posicin de crucifi- cado, recibir el fuego, el castigo, o la iluminacin del demonio del me- dioda o la lcida alucinacin de ver el sol y su llama por dentro, desde dentro. Y este ser taciturno y cavilo- so que vive para la luz y sus enig- mas y para auscultar la noche en la luz y la penumbra en lo incandes- cente, construye desde aqu sus va- lores de libertad, de imposible, de sueo, de acceder a lo invisible, a lo otro. Aesta personalidad llena de soledad, de carencia, ensimismada en su trabajo potico, que es el ni- co trabajo que lo colma, lo asla, lo reconcentra, lo vuelve a todas horas sobre s mismo: "hurao, esquivo, como vagando por zo- nas de luna, se le vea de tarde en tarde recorrer las angostas y polvorientas ca- lles de su ciudad nativa, a la vez que sos- tena consigo mismo el dilogo intermi- nable que le sugeran la complejidad de sus sueos. Absorto, introvertido y com- penetrado por una urea de hechizo, se perda entonces en el laberinto intermina- ble de cujes y tardones de los alrededo- res de su pueblo, y era tal su abstraccin que en ms de una oportunidad lleg has- ta no darse cuenta del peligro que pudie- ra amenazarle' (Domnguez: 109 en V. Medina, S/F), Tal como lo recogiera de quienes lo conocieron el profesor Luis Artu- ro Domnguez. Aquella sociedad en- vuelta en constantes conflictos y querellas, entre los caudillos locales y sus facciones, aquel entorno pleno de discordias, por las competencias del mercado, un ambiente triste, ais- lado, desentendido de una autntica preocupacin o vocacin por la poe- sa, por lo espiritual profundo, por las bsquedas interiores que condi- Lapoesade Elas David Curiel, rasgos de modernidad 41 cionaban y asediaban el alma de Cu- riel, no hallaban ninguna correspon- dencia con su espritu atormentado e i mpelido por una axiologa potica, sagrada, trascendente, de mirada y palabra interiores. En las ltimas dcadas del siglo XIX, poca de adolescencia y adul- tez de Elas David Curiel, la preocu- pacin central de sectores importan- tes de las clases dominantes, de la sociedad pudiente, es la de hacer di- nero, ampliar sus intereses econmi- cos y fortalecer la red de extensin de sus mercados. Las importantes investigaciones histricas sobre el desarrollo de la industria, el comer- cio, las finanzas y de la puesta en marcha del ferrocarril en contra de todo tipo de obstculo, entre los cuales no eran menores la inestabili- dad poltica y social, la escasez y la casi imposibilidad de armar grandes capitales, o estudios, repito, realiza- dos por la Doctora Blanca de Lima as lo confirman; y es la comunidad juda adinerada la que lleva siempre la batuta en estos proyectos y reali- zaciones, "...se daba un vigoroso proceso de acumu- lacin de capitales en manos de diversos comerciantes e industriales, muchos de ellos ligados econmica y consaguinea- mente a casas comerciales de las Antillas Holandesas" (De Lima: 37, A.N.H.). "Coro parece haber sido un punto de ge- neracin, concentracin y trfico de capi- tales que no permanecen hacia su interior" ( De Lima: 46, A.N.H.), "pese a la inesta- bilidad del pas, Coro vio surgir a fines del siglo XIX una serie de pequeas in- dustrias. Todas involucraban a personajes relacionados con la comunidad juda-se- fard de las Antillas Holandesas" (p 50, Op. Cit). "Para fines de siglo, el comer- cio coriano con Europa estaba en alza" ( De Lima, p 32, The Coro and...). En relacin al ferrocarril La Ve- la-Coro nos dice la profesora De Lima "tambin se revela en el espe- cfico caso del ferrocarril Coro-La Vela el inters y presin por parte de la incipiente industria y el comercio a gran escala contratados por un n- cleo de emigrados holandeses, des- cendencia juda sefard, para ese en- tonces ya en proceso de asimilacin a la sociedad venezolana, que junto a otras naciones detentaban el control de la comercializacin y el sistema financiero" (De Lima: 32, Op. Cit). "Excluyendo la vasta red econmica del contrabando interno, resulta aqu que es- tos comerciantes logran crear y mantener hasta el ocaso del patrn econmico agroexportador, una trama comercial que tuvo dos direcciones: hacia el exterior a travs de especficas materias primas lo- cales, como los cueros de chivo, el divi- dive, el caf, y la boiga, y hacia el inte- rior del pas con otras ciudades donde te- nan sucursales, y contactos estrechos con comerciantes, muchos tambin de origen antillano; esta circunstancia le permiti posteriormente, ya concludo el 4 2 Enrique Arenas Capiello Revistade LiteraturaHispanoamericanaNo. 45, 2002 proceso de acumulacin de capital. ni~ orar hacia otras regiones del pas, ms activas econmicamente" (De Linia: 58- 59, Op. Cit.). De este universo pragmtico y utilitarista, como hemos ya dicho, ciertamente estuvo ausente, alejado, por su misma forma de entender y concebir la vida, por su fuerte atrac- cin por la poesa y otros valores ra- dicalmente adversos al mercantilis- mo, el poeta Elas David Curiel. La faccin poltica o partidista, el fanatismo poltico o religioso, le fueron ajenos por su propio carcter, generoso, tolerante, aunque parad- jicamente solitario, retrado, hurao. Viva hacia adentro su propia exis- tencia atormentada, invadido por so- licitaciones profundas y sin respues- tas. Su poesa no lo revela por lo crptico y hermtico, por los emble- mas y enigmas. A su alrededor ocu- rran ciertos cambios y transforma- ciones externas auspiciadas por la clase dirigente o el gobierno o por la colaboracin de ambos. Su insercin en ese entramado social a travs del peridico, la escritura y la docencia, no tenan ms peso que el pequeo prestigio local entre otros poetas e intelectuales con los cuales pareca slo compartir el amor por la litera- tura, la lectura, y el deseo honesto y ciertamente idealista de ensear una cultura ms espiritual ; y en muy, pero muy contadsimas excepciones, personas con quien compartir bs- quedas, angustias e interrogaciones existenciales: `rotas, pues, como estaban sus ligadu- ras domsticas con el medio social por voluntaria aversin contra quienes lo dominaban y regan, as como por vir- tudes y defectos del propio tempera- mento y educacin, no vivi sino para ser el solitario de obra astral" (V.M., p 141, E.D.C.: vida y obra). "Su niez, si no fue la del nio pobre y mal alimen- tado, semejante a la de esos que nave- gan el pilago del arroyo, en cambio, pese a su buen nacimiento y educacin, fue hosca, taciturna, privada de juegos y de la compaa infantil de sus con- temporneos" V.M., p 127, Op. Cit.). En su vida intelectual, Curiel no tuvo realmente interlocutores para sus ansias ms profundas, para la in- terpretacin y comprensin de sus visiones, de sus incursiones en la vertiente hermtica y ocultista de su poesa. No era esa la literatura ni la preocupacin obsesiva de sus rela- cionados, de los hombres o mujeres de su tiempo, en el campo de una preocupacin por la cultura y las ar- tes. No era para l el juego retrico o floral, la religin como costumbre o rito social, vaco; el intelecto al servicio del poder de los gobernan- tes de turno. Hay as en la poesa de Elas Da- vid Curiel, una tensin entre lo que pudiramos llamar factores histri- cos (familiares, econmicos, socia- Lapoesade Elas David Curiel, rasgos de modernidad 43 les, culturales y polticos) que ejer- cen ciertamente, directa o indirecta- mente, consciente o inconsciente- mente sobre su entorno ntimo o cer- cano, sobre su intimidad, una suerte de presin que condiciona sus accio- nes, reacciones, actitudes ms pro- fundas, sus sentimientos de frustra- cin y aislamiento y al mismo tiem- po sealamos otra fuerza volitiva y personal que va convirtiendo todos esos factores y a travs de represen- taciones simblicas, en una suerte de dramatizacin ontolgica de su destierro interior. La sociedad, a quien slo le interesa real y nica- mente, en lo ms profundo de su ser, la ganancia, el rito, la ascendencia, la mascarada social, la figuracin y el acto intelectual como teatro del poder; una escritura determinada desde el intimismo romntico, al ejercicio de una retrica decadente o una religiosidad de catecismo, im- primen por rechazo en su alma, una repulsa y un extraamiento. As, to- das las representaciones de la sepa- racin y del exilio (en su sangre lle- va ya todos los de la dispora hebrea y la expulsin sefard), van fraguan- do en su potica una suerte de sim- bologa del rechazo, la marginacin y la no aceptacin. Se levanta en el entramado de sus imgenes e iconos ms soterrados, lo que pudiramos considerar como el otro extremo de las tensiones que agobian su alma y a la que pudiramos llamar el exilio ontolgico del poeta. "Y se crey celeste proscrito, sonmbulo que extravi el derrotero y despert en la noche, sitibundo de eternidad y hambriento de infinito! (Curiel, p 87, O.C.1974). 'Pero hasta me destierra de m propio. De m propio me asla, en mi importuna soledad, en mi psiquis autoscopio el silencio insondable de la Luna" ( Curiel, p 100, Op. Cit). "Desterrsele del cielo, pues por ellos el mortal descorri en su impo anhelo todo el inconstil velo de las esfinges del Mal!" ( Curiel, p 126, Op. Cit). La dispora ancestral y la expe- riencia ms cercana de los progroms (1831-1855), la animadversin, el rechazo de las comunidades en las que les ha tocado vivir, la angustia y el encierro por una identidad cultu- ral y religiosa constantemente nega- das, rechazadas y malditas, alimen- tan su consciente y su inconsciente de una mezcla de inseguridad fsica y ontolgica, de la necesidad de una existencia solapada, repartida entre sus propios valores, y los que desde sus ancestros, ha tenido que adoptar. Dice a este respecto la profesora De Lima: "... el pequeo grupo de mi- grantes sefarditas que se asent en Enrique Arenas Capiello 44 Revista de Literatura Hispanoamericana No. 45, 2002 Coro, vivi dos procesos simult- neos: una prdida de su imaginario, de ese conjunto de significaciones que les daban identidad al grupo fa- miliar, permitiendo as su cohesin y sobrevivencia y otra de ruptura de los patrones de parentalidad y matri- monio que garantizaban su perte- nencia al grupo sefardita" (De Lima: 84-85, Op. Cit). "Ese conjunto de ausencias o prdidas desdibuj el perfil del grupo y la familia; ya no tenan el cuerpo de conocimientos que los refiriera a su especfica realidad de grupo particular y distinto. Slo que- daba un elemento aislado y carente de significado integral: el ser judo; elemen- to estigmatizado por la sociedad catlica coriana y la jerarqua eclesistica. Ala agresin sobrepuesta al estigma no haba significados que oponer" (De Linia: 85, A.N.H.). De alguna forma, las tensiones diversas que informan los textos poticos de Elas David Curiel a este respecto, son un trasunto icnico, dramtico, metafrico, de fuerzas encontradas de su propia realidad cultural, familiar, social, histrica, transmutado en esa red verbal obse- siva, neurtica y pesadillesca que estremece su escritura. "Cito a Hamlet enfermo de anlisis y abulia, quien a rendir a Ofelia su cordial hiper- dulia, prefiere or eclucuo fantasma en Elsi- nor" (Curiel: 94, O.C.). "Cuando rebosa la quimera el alma, es un lad la silenciosa calma y resplandece el tenebroso abismo" (Curiel: 92, Op. Cit.). Pero es mejor, Psiquis, que nunca el re- flejo de tu efigie copie mi espejeante musa, pues quiz en el limpio cristal del espejo contemples el rostro mortal de Medusa" ( Curiel: 41, Op. Cit). La contradictoria sustancia que constituye la materia temtica de esta poesa, que reflexiona honda- mente lo que su fe, vive y experi- menta, apunta, ciertamente, a una vibracin permanente de los contra- rios, a una oscilacin de los opues- tos. La "espejeante musa" de Curiel, su espejo mental emite onda y ener- ga de dolor, sufrimiento, duda, va- cilacin y frustracin. Es arco tendi- do hacia blancos o centros vacos o inexistentes. Como en la poesa ba- rroca, este modernismo su generis de Curiel, invoca en su auxilio y exilio todas las presencias cultura- les, religiosas, astrales, musicales, literarias, para colmar ese espacio despoblado que es realmente su existencia. Hay ciertamente, como quiere Juvenal Lpez Ruiz y Blanca De Lima, la persistencia de un lla- mado moral, de una contextura ti- ca, tanto en la conducta vital de Cu- riel, como en la de sus correligiona- rios judos. Un gran marco general, remanente de la tica colectiva de la Lapoesade Elas David Curiel, rasgos de modernidad 45 comunidad sefard. Pero esa expre- sin tica y axiolgica, aparece en l en unin contradictoria con el cato- licismo, el hinduismo, la mitologa griega y aspectos diversos de la cul- tura universal . La mixturacin poti- ca de la poesa de Curiel, a partir del sincretismo religioso, mtico y sim- blico de las diferentes fuentes en las que abreva su escritura es en par- te, acarreo del modernismo y en- mascaramiento de su propio lote i maginario, existencial y tico. "donde la luz crepuscular de Osiris en un ambiente de sutil fragancia flota y ondula esparramando el iris" (Curiel: 91, Op. Cit). "o es Psiquis, cuerpo astral, slo la esfera hermtica en que habita el Ego humano, como si cada espritu en su arcano su propio Cristo gestatorio fuera o fuera en gestacin un dios pagano?" (Curiel: 95, Op. Cit). "Es de la humanidad ante el fecundo. Slo es cada pas piedra del atrio del infinito prtico del mundo" (Curiel: 90-91, Op. Cit). El asumir la miscegenacin de valores, cdigos, conos, mediacio- nes simblicas de diversas civiliza- ciones, le da como un piso, una se- guridad relativa al poeta, que se siente recriminado por sus antepasa- dos, por su inconsciente memoria de los rechazos y vejaciones universa- les a su comunidad, por el recuerdo en la palabra de sus mayores, en su casa, de los ataques, repulsas, de que han sido objetos los sefardes en la comunidad coriana; por el vaco que experimenta a su alrededor por la convivencia con los otros, por los antivalores que l siente que rechaza y por los que a su vez se siente re- chazado, estigmatizado y hasta in- comprendido y condenado. Por ju- do, por poeta, por loco, por soa- dor, el poeta construye tambin su muro de las lamentaciones y desa- rrolla un aislamiento real e imagina- rio que cuaja en su poesa a travs de obsesiones, visiones de pesadilla, persecuciones y hostigamientos es- pectrales, frustraciones y sentimien- tos de irrealizacin, de impotencia; entonces su irrealidad deviene lo ms real, ese fundamento que no le da la vida, lo fija en smbolos e im- genes, se construye con los dones y miserias del lenguaje potico. "Pero el njel despierta en la dormida alma, consciente hipntica. Qu trunca pvida pesadilla ha sido nunca de tan glorioso despertar seguida? Vela en la paz de Dios. Vela en el sumo ensueo de las cosas. Todo es humo de Dios que hizo la luz de la mirada. Alma no te disfumines. Fa. Espera la velacin azul en urea esfera. Jesucristo, devulveme a la Nada!" ( Curiel: 156, Op. Cit). Enrique Arenas Capiello 46 Revisiade LiieraturaHispanoamericanaNo. 45, 2002 Los mitos de la modernidad potica El nacimiento como azar infortu- nado, el origen y la estirpe que pro- vienen de otros planos trascendentes y eternos, el llamado e imantacin astral al alma del poeta, constituyen el marco y el punto de partida para las metamorfosis del yo y para la elaboracin simblica de la realidad alterna con la que Curiel desplaza y substituye lo real insatisfactorio y atosigante. El poema instala su es- critura interior en una especie de he- chizo, de trance, y el poeta adopta varias marcas, en una suerte de rito de paso para comenzar sus transfor- maciones de identidad, de espacio, de familia y de alma. 'Predomina en todos, como en un poema nico, la psiquis familiar por tema" ( Curiel : 51. Op. Cit). "Cre, mas la causa del absurdo ignoro, ser hipnotizado por estrella de oro. La hipnotizadora estrella fue el brillante Sirio de magnticos guios de diamante. No s si habrn sido tales concreciones aluciones o revelaciones: s, que contra el Santo Israel en guerra, formidable golpe de luz me ech a tierra!" (Curiel: 51, Op. Cit). La escritura corno sueo vigilan- te, insomne, el sueo como tema y como mbito donde se despliegan las llamadas y misterios de la pe- numbra y la oscuridad, la conscien- cia onrica como lugar donde se ori- ginan, se manifiestan las voces y los mensajes sibilinos e ininteligibles en su ms honda raz, el drama del um- bral donde luchan y se exasperan la pesadilla y la vigilia densa, atormen- tada e insomne, el lugar donde el da con la contextura del milenio o lo acrnico, introduce en el discurso de Curiel una zona de la ms complejas de nuestra moderna poesa. "El durmiente cabalga, suspendido entre el mar y la astrfera cumbrera, y el caballo galopa, sostenido por la velocidad de la carrera. Huye el jinete entre infinito y ola en alazn de distendida cola, airn trasero de una sola pluma. El bridn se encabrita, y desde el vano ncteo se precipita al oceano y se desboca en la encrespada espuma" ( Curiel: 105, Op. Cit). Suerte de caro nocturno y onri- co, el espritu planea sobre el vaco, el ensueo y la espuma, navega en la noche del infinito; la noche y el sueo introducen al poeta en la in- vestigacin de la escala y el plano, en una plataforma de geometra y msica estelares, en el dominio de la ascensin que es tambin un descen- so a la psiquis por la cifra y la melo- da secreta y abismal. En Curiel es- tos universos espectrales, metafsi- cos y extticos, conducen su palabra potica al lmite de una experiencia y un discurso oraculares. El herme- La poesa de Elas David Curiel, rasgos de modernidad 47 tismo de Curiel es engaosamente cerebral o intelectual. Detrs o junto a su carcter crptico e impenetrable arde una existencia trgica, autnti- ca, estremecida por fuerzas invisi- bles y pnicas que atraviesa, ilumi- nan y ponen a temblar su alma al borde de lo invisible y la locura. Se desplaza el poeta por una realidad oscilante, por un piso frgil de "te- mor y temblor". De manera que esta poesa es profundamente dolorosa y arriesgada desde el punto de vista existencial. No hay que engaarse con este modernismo, estos voca- blos extraos y crpticos que inventa el poeta para poder ubicamos con pre- cisin escalofriante en los lmites en los que danza su transido discurso l- rico; en este escritor corianosefard las tensiones de su vida, las de su cultura y vividura hebrea, expresan una cohe- rente correlacin de su escritura y su existencia. Su lenguaje es punto de cruce y potenciacin al mximo, fra- guado en conos simblicos, de las angustias secretas, de los abismos n- timos, de la errancia y la conciencia de expulsin y rechazo, de su estirpe, de la comunidad hebrea coriana. "Oh patio florido que la noche encantas! El vecino muro proyecta tus plantas: Plantas que sugieren psquicas visiones Al temblor sombro de sus ramazones" (Curiel: 54, Op. Cit). "Escucha pasos y percibe voces, servil esclavo de nocturnos miedos: sobre la piel espeluznantes roces y en los odos llamamientos quedos" (Curiel: 83, Op. Cit). "Y se crey celeste proscrito, sonmbulo que extravi el derrotero y despert en la noche, sitibundo de eternidad y hambriento de infinito!" ( Curiel: 87, Op. Cit.). La metafsica de la existencia, la bsqueda obsesiva de la escala de Jacob, la lucha con el ngel y las diversas incursiones por las ms di- smiles teologas y cosmogonas, las diversas mscaras que adopta ese yo proteico e insomne, configu- ran el modo en que irrumpe la otre- dad en la poesa de Elas David Cu- riel. Ese mundo alterno de mitos, personajes, espacios, conducen su conciencia a las fronteras del in- somnio, la noche y la psique pri- mordiales. Curiel viaja por parajes extraos que emergen de la casa fa- miliar, del duermevela, de los terro- res y las incriminaciones espectra- les o lunares. "Y oy, rompiendo el nocturnal mutismo, el son lejano de indistintos plectros... y presa de mortal sonambulismo, movi la planta a la regin de espectros, pis en la nada y resbal al abismo!" (Curiel, p 87, Op. Cit). "Selene sobre la nocturna calma gravita ponderosa, y silenciosa sobre s misma se repliega el alma, como una cuna que se vuelca en fosa." (Curiel, p 100, Op. Cit). Ewigite ^1i-ena.ti Capiello 48 Revistaele LiteraturaHispatimi neriranaNo. 45, 2002 En escritos anteriores he hablado de la soledad, del sentido de recha- zo y separacin y de la voluntad del poeta de colocarse con voz propia dentro del modernismo. Su sensibi- lidad y bsqueda dentro de la poe- sa parece corresponder en el plano de las relaciones sociales y litera- rias con sus compaeros de convi- vencia histrica, potica, y con los hombres de su sociedad, a la voca- cin de aislamiento, la conciencia de no compartir metas, valores o expectativas. "Roedora conciencia del prjimo, tuve mirada zahor y odos que escuchan la idea que el pr- jimo no quiere expresar. Y, porque mi lengua denunci su alma, se apart de m" (Curiel: 48, Op. Cit). El artista como mscara, el yo como entidad huidiza, evitan sobre ese espacio de niebla que se despla- za como la atmsfera lunar de la no- che y revelan el mbito en que luz y sombra, realidad y visin metafsica se funden, y al mismo tiempo, du- dan una de la otra. Y en esa oscila- cin de umbrales, la existencia de un da en la nocturnidad de la pavo- rosa revelacin o el cuerpo de la no- che en las alucinaciones del da, anm- bos se imbrican en un solo tejido, en un mismo lenguaje, en una ambigua recepcin de atraccin y rechazo de la heredad ontolgica, de la tica, del origen asumido con orgullo, pero impuesto en la severidad de la ley. La constante alusin al sufri- miento, a la atadura atvica, a la muerte, al cavilar y transver -tiene mucho que ver con los apremios y las llamadas invisibles de un destie- rro multisecular y eterno. Cierta- mente en el alma de Curiel, el peso, la obsesin por el silencio y la mu- dez trabaja activamente y busca otro lenguaje con el que expresar lo inde- cible y lo invisible. En el silencio emergen otros ritmos, la palabra en sepia, el vocablo apagado, cenizoso, que dibujan en la boca del poeta la musitacin, la plegaria, el salmo. La combinacin de silencio, quietud, tensin, disolucin, obran como un sudario verbal que filtra al texto potico de adherencias concretas. El dolor, la muerte, copan la escena. "El viejo siente enervador hasto, completamente el corazn exhausto y el universo celular vaco" p 89 (M.A.) "Extraa suerte. Religioso Mito. Colm en sus trojes la Ventura el arca y en el granero eternizse un rito: las nupcias del Dolor y de la Parca" ( Curiel: 82, Op. Cit) La idea del viaje hacia dentro, ha- cia el cosmos o hacia el reino inte- rior que parece articular ambos es- pacios se representa en la poesa de Elas David Curiel con la msica te- rrena y con las melodas estelares. Traslado o fuga en los dos sentidos de sta ltima, como huida y como Lapoesade Elas David Curiel, rasos de modernidad 49 texto musical, en Elas David Curiel la ausencia de su cuerpo o su reduc- cin a cuerpo verbal de los otros se- res que lo afectan espiritualmente, fantasmas, ngeles, hadas, diosas, manifiestan varios destierros en el poeta; de su cuerpo, siempre estig- matizado erticamente, de su mun- do, de su lengua, de los otros, de su entorno social, de su herencia cultu- ral y religiosa, para construirse un cuerpo "potico", una identidad, una suerte de ciudadana transcultural, una familia labrada en las palabras, en las imgenes, en la mezcla de c- digos y smbolos culturales y reli- giosos. El poeta ser entonces un ngel descendido de Sirio, sus pa- rientes, seres extraterrestres de Psi- cpolis; el hasto, el descontento, el dolor de no pertenecer con arraigo, esa desposesin vuelta, segn la vo- luntad imaginaria de Curiel, exilio ontolgico, cobra su altsimo precio en el poema, y es el desgarramiento, el vaco, el lmite que bordea la lo- cura. En la frontera entre la conver- sin verbal de la realidad y su trans- mutacin en cono personal y sim- blico, emerge la obra como trnsito entre lo invisible, la cavilacin, la oposicin sueo-vigilia, la voluntad del nacimiento a otra lengua, a otro lugar, a la patria astral y csmica. "Medio ambiente impropicio para crear la obra de perfecta hermosura: la cohesin verbal de los ritmos que al gnesis del poema concurren y sugerentes msicas a las estrofas dan" (Curiel: 24, Op. Cit.). "Salgo de mi hipntica vigilia, y no acierto si he estado dormido o si he estado des- pierto" (Curiel: 53, Op. Cit). "So en sinfnica espiral subimos a la estrella rtila en donde vivimos en das mejores de paz y de ensueo" ( Curiel: 53, Op. Cit). "Pero puede vestirse cada estrofa, como el lirio evanglico, de plata tejida por el numen y en el peplo suntuoso humilde fulgecer el alma" ( Curiel: 47, Op. Cit). El modernismo y la modernidad de Curiel no tienen sede en Pars, Londres o Nueva York. Poeta recon- centrado y solitario, su esttica no es la del lujo, el objeto art noveau ni la hetaira o la geisha. Es siempre un poeta de visin interior y psicolgi- ca. Claro, que la pasin carnal con remordimiento le acompaa; tam- bin la duda, el tedio, la culpa, el horror. Y entonces hay que entender lo emocional o sensible tambin como una operacin de lo mental, de la psico-lgica, de los procedi- mientos y mecanismo de la psique. Este modernismo es una escritura que se expone, que se propone tam- bin como un laboratorio, como una elaboracin cerebral, donde alma, consciencia, psique e imaginacin se articulan, se hilan, para convertir- se en una escenologa potica, en un Enrique Arenas Capiello 50 Revistade Literatura Hispanoamericana No. 45, 2002 teatro de las dicciones y contra-dic- ciones del discurso potico. Las neurosis, la alucinacin, la pesadilla, el pavor, la visin, muestran su cos- tura, su encarnacin en una mente que es casa, crneo, yo, tejido, esca- la, msica y sonambulismo. "!Oh el verde oasis que hosped al be- duino que el desierto cruz como un sonmbulo y despert, de sbito, y no encuentra ni el pozo azul ni el silencioso rbol! Oh el acerico de alfileres de oro! Oh los ritmos irnicos y del canto, con que la diosa atorment al blasfemo! Oh la imprevista ocultacin del astro!" ( Curiel: 45, Op. Cit.). "Los orbes y los tomos la misma norma que integra, desintegra : ' amplia infinitud es expansin del Ego y reduccin del firmamento el alma" ( Curiel : 47. Op. Cit.). La vocacin de Curiel, como la de los modernistas, por la voracidad mtica y cultural, por la construccin de vocablos extraos mitad griegos o latinos, por la mitologa griega, hind, por las mil y una noches, por el ritmo y el tono, la atraccin y el rechazo por la herencia cultural he- brea, la casi ausencia de palabras ju- daicas, la no existencia de lugares o nombres americanos, indgenas o lo- cales, la mezclas de isotopas cristia- nas, judas, griegas, orientales, etc., representan lo que Octavio Paz ha dicho en relacin a Rubn Daro: "mscaras, sucesin de mscaras, que ocultan un rostro tenso y vido, en perpe- tua interrogacin" (Paz: 21, Cuadrivio). "Una totalidad de presencias que la con- ciencia puede asir en un momento nico" (Paz: 21, Op. Cit.). "La actualidad, que a primera vista parece una plenitud de tiempo, se muestra como una carencia y un desamparo" (Paz: 22, Op. Cit.). "El modernismo es un mito vaco, un alma deshabitada, una nostalgia de la verdade- ra presencia" (Paz: 22. Op. Cit) "Bsque- da de un origen , reconquista de una he- rencia" (Paz: 29, Op. Cit). "... Ese pasado inmemorial que es tambin un perpetuo comienzo" (Paz, Op. Cit.). En la poesa de Elas David Cu- riel el lenguaje no slo es voz, regis- tro, revelacin, enfrentamiento con los otros como desencarnados, con lo otro, sino tambin el escenario que revela los movimientos del alma, el teatro de operaciones de la casa y la psique, el idioma de la no- che y del misterio, lo irrevelado de la infancia, la niez; las palabras ininteligibles que parecen estarles destinadas ab initio: "la nostalgia de la unidad csmica es un sentimiento permanente del poeta modernista" (Paz: 28. Op. Cit.) "Esttica del rit- mo", "visin rtmica del universo" (Paz: 29, Op. Cit.). La idea modernista de la unidad csmica, del ritmo del mundo, de vi- vir toda la historia universal como un solo bloque de sentido -lo moder- no-, tiene mucho que ver con la se- Lapoesade Elas David Curiel, rasgos de modernidad 51 paracin de tanto lo real rutinario como de la mente, del lenguaje y de la historia personal, pues, la direc- cin de esta modernidad, significa tener ante los ojos toda la cultura, los mitos, como en una suerte de museo imaginario potico. Y en este arte de acarreo, de saqueo de los ms disimiles imaginarios estticos y simblicos, o como dice Harold Bloom: "la poesa es, por lo tanto, contraccin y al mismo tiempo, ex- presin" (La angustia de las influen- cias). "La buena poesa es una di- dctica de movimientos, revisionis- mos, (contraccin) y de vigorizadas fuerzas hacia fuera" (Bloom: 111, Op. Cit.). Y este doble movimiento del modernismo hacia su propia tra- dicin (espaola) desde la ilumina- cin (desde fuera, desde la literatura francesa, griega, oriental, etc.) y tambin hacia fuera y hacia lo inte- rior "esta manera de ver, or y sentir al mundo se explica generalmente en trminos psicolgicos: la sineste- sia. Una exasperacin de los ner- vios, un trastorno de la psique" (Paz: 28, Op. Cit.). Estas superposiciones y corres- pondencias de diversos sentidos, de diversas estructuras de pensamien- tos (positivismo, cristianismo, paga- nismo, hinduismo, teosofa) y diver- sas capas de civilizaciones "son una rebelin contra la presin social y una crtica de la abyecta actualidad latinoamericana" (Paz: 20, Op. Cit). Un rasgo significativo de moder- nidad en Curiel lo constituye (he aqu tambin un aspecto de su exis- tencia separada y que busca la inser- cin en un orden de cultura y exis- tencia utpicas como ideal) en sus textos poticos la concepcin del len- guaje como un sistema de notacin musical; la composicin del texto como un diagrama de acordes y diso- nancias que parecieran visualizar su visin de la existencia y de la poesa como un espacio de ascensos y des- censos, como un escenario ritmado y cifrado por unos rituales de los senti- dos y la reflexin de lo real que lo di- suelve en gama, fuga y abismo. "y en la cristalina bveda del crneo, "Jcovh" repercuten los sidereos sones llenndome de ter azul los pulmones!" ( Curiel: 53, Op. Cit). "y en donde acompasan las psiquis sus h uellas con la orquesta enorme de mundos y es- trellas, y en danzas nocturnas alientan las rosas y quiebran el iris en cien mariposas!" ( Curiel: 55, Op. Cit). "Y como en le humana voz expresa el timbre, mejor que la frase, la emocin, oh nu- men! Ms que las palabras en mtrica urdim- bre, Los ritmos recnditos tu idea resumen." ( Curiel: 40, Op. Cit.). "Cllate, y encuerda, como red de alambre vibratorio en negros zigzages tejida, Enrique Arenas Capiello 52 Revistade LiteraturaHispanoamericanaNo. 45, 2002 la noche que bulle, como si el enjambre de un milln de insectos labrara la vida." ( Curiel: 41, Op. Cit.). La meloda como pausa interior, el silencio como tema y revelacin, los silencios y las pausas disonantes, los desacordes tonales, la voz encor- dada, la msica pitagrica, fraguan una encrucijada de temas y obsesio- nes que conducen el discurso de Elas David Curiel, como l mismo lo ha dicho, por "zonas de luna". Los desencuentros y los fracasos, la idea de que es maldito desde la cuna, de que lo hostigan sus ances- tros, de que lo emplazan, de que lo llaman desde la estrella Sirio, de que es un expulsado y un exiliado eter- no, se proyecta y se expresa verbal- mente hablando, sobre la rtmica mental, sobre los registros y las es- calas de una prosodia mstica y ca- balstica "repercuten los sidereos so- nes", "musical por nica aveterna salmodia", "con la orquesta enorme de mundos y estrellas". La escritura ve tejer y ordenar la emocin, la sensibilidad, la sensa- cin, la percepcin del tiempo, el vislumbre de la otra realidad, las fronteras de lo misterioso, los signos de lo invisible que del silencio por la urdimbre sinfnica, por la acsti- ca velada del gesto y la voz, del paso del movimiento y la duracin. "Acstica del vasto mutismo de las co- sas" (Curiel , p 63. Op. Cit.). "ni desarrolla escalas de lnea y de color; haz de cuerdas do nunca repercuti la gama" (Curiel, p 66, Op. Cit.). .. Y no omos el coro de la estelaria fiesta, ensordecidos por el diapasn astral. El Silencio es el pice de la infinita or- questa. La mudez del cadver es audicin coral." ( Curiel, p 77, Op. Cit.). "de esa lengua armoniosa como silencio de ave, divinamente muda como el gesto de un dios" (Curiel, p 67, Op. Cit.). "Los nidos ornitnfonos son breves y si- lenciosos tlamos. Del gnesis arcano le descorre los siete velos ]sis!" (Curiel, p 71, Op. Cit.). La msica como mito y el mito como msica empiezan a mostrar la vocacin simbolista de Elas David Curiel por las tramas y las corres- pondencias textuales, mticas, tem- ticas y sinestsicas. Al tema de la msica y su urdimbre, une Curiel el de la obsesin, el de la preocupacin por el origen, el de la creacin del mundo y de la obra. La reflexin so- bre el entramado potico y el surgi- miento del otro lenguaje dentro del lenguaje referencial. El lenguaje se adensa, se espesa, por esa capa de solicitaciones tonales, verbales, ar- mnicas, coreogrficas, visuales y auditivas que arman el mito de su creacin potica. El texto es una confluencia de diversos registros, visiones y acordes. Y si a esto agre- La poesa de Elas David Curiel, rasgos de modernidad 53 gamos las ms variadas isotopas ci- vilizatorias, el concierto o sinfona de los cdigos, de las disimiles cul- turas y mitologas, que aunque de acarreo, y un tanto banalizadas por el mercado de las ideas y las formas en esa suerte de primer museo ima- ginario de la modernidad que son las exposiciones (tan lcidamente estu- diadas en una obra importante de Graciela Montaldo), notamos el uso original con que Curiel trabaja estos aspectos. Ese colmar el vaco del texto, esas mltiples solicitaciones de la conciencia, del alma, disponen la biografa ms verosmil del escri- tor. Un punto en que la imaginacin dibuja sus creencias, su escena pri- mordial, sus apetencias, el juego de i mgenes que la perfilan y vertebran hacia el sentido que siempre ha bus- cado, que siempre busca. "El texto es la formulacin de una pluralidad de significantes en la que se pierde el sujeto" (Kristeva: 290, Los cami- nos de la crtica actual). Bibliografa ARRIETA, Rafael Alberto. Introduccin al modernismo literario, Coleccin Es- quemas # 24, Editorial Columba, 2da edicin, 1961, Buenos Aires, Argentina. BATAILLE, Georges. Laliteratura.N, el mal, Coleccin Ser y Tiempo, Ed. Taurus, Madrid, Espaa, 1959. BEAUJON, Oscar. Historiadel Estado Falcn, Edic. de la Presidencia de la Rep- blica, Caracas, 1982. BOOM A., James. Del simbolismo al estructuralismo, Coleccin Biblioteca de Fi- lofosa, Edit. El Ateneo, Buenos Aires, Lima, Ro de Janeiro, Caracas, Monte- video, Mxico, Barcelona, Bogot, 1976. BLOOM, Harold. Laangustias de las influencias, Monte Avila Editores, Col. 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