Este documento analiza las filosofías de Charles S. Peirce y Hans-Georg Gadamer, enfocándose en sus críticas al fundacionalismo cartesiano y a la noción ilustrada de eliminar todos los prejuicios. Peirce considera que los hábitos guían nuestras creencias y acciones, y son la base de la investigación científica. Gadamer critica el prejuicio de la Ilustración de eliminar todos los prejuicios. Ambos filósofos rechazan la idea de un pensamiento libre de influencias y propon
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Este documento analiza las filosofías de Charles S. Peirce y Hans-Georg Gadamer, enfocándose en sus críticas al fundacionalismo cartesiano y a la noción ilustrada de eliminar todos los prejuicios. Peirce considera que los hábitos guían nuestras creencias y acciones, y son la base de la investigación científica. Gadamer critica el prejuicio de la Ilustración de eliminar todos los prejuicios. Ambos filósofos rechazan la idea de un pensamiento libre de influencias y propon
Este documento analiza las filosofías de Charles S. Peirce y Hans-Georg Gadamer, enfocándose en sus críticas al fundacionalismo cartesiano y a la noción ilustrada de eliminar todos los prejuicios. Peirce considera que los hábitos guían nuestras creencias y acciones, y son la base de la investigación científica. Gadamer critica el prejuicio de la Ilustración de eliminar todos los prejuicios. Ambos filósofos rechazan la idea de un pensamiento libre de influencias y propon
Este documento analiza las filosofías de Charles S. Peirce y Hans-Georg Gadamer, enfocándose en sus críticas al fundacionalismo cartesiano y a la noción ilustrada de eliminar todos los prejuicios. Peirce considera que los hábitos guían nuestras creencias y acciones, y son la base de la investigación científica. Gadamer critica el prejuicio de la Ilustración de eliminar todos los prejuicios. Ambos filósofos rechazan la idea de un pensamiento libre de influencias y propon
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Creencias y prejuicios en la filosofa contempornea:
C. S. Peirce y H. G. Gadamer Por Nicols Martnez Sez Resumen El presente trabajo pretende establecer las semejanzas y diferencias en las filosofas de C. S. Peirce y H. G. Gadamer, y con particular inters, en las crticas que ambos autores realizan al fundacionalismo cartesiano y a la denostacin de los prejuicios mantenida por la Ilustracin A modo de conclusin se compararn cuestiones tratadas por ambos filsofos en relacin al mtodo, la comprensin del otro, la posibilidad de la libertad humana y se afirmar la idea de que tanto Peirce como Gadamer siguen siendo ilustrados al considerar la labor filosfica como una bsqueda abierta, revisable e ilimitada de la verdad.
Breve introduccin Una de las principales crticas que filsofos y pensadores contemporneos han realizado a la filosofa moderna se asienta en el cuestionamiento a la autonoma de la razn, a la posibilidad de pensar por uno mismo sin ningn tipo de tutela o sometimiento a autoridad alguna. En Qu es la ilustracin? (1784), I. Kant lleva a cabo una defensa de la autonoma de la razn que tiene como lema la famosa frase: Ten el valor de servirte de tu propia razn!. En Crtica del juicio (1790), Kant carga contra los prejuicios al afirmar que la tendencia a una razn pasiva, y por lo tanto, a la heteronoma de la razn se llama prejuicio, y el mayor de todos ellos es el de la supersticin, o sea, el imaginarse no estar sometido a leyes en que se apoya el entendimiento a base de su propia ley esencial. El programa de la Ilustracin es, para Kant, el emanciparse de la supersticin que nos sume y nos exige la necesidad de ser guiado por otros (Kant, 1961, pg. 146). Con este marco terico, dos filsofos contemporneos, provenientes de distintas tradiciones filosficas, el estadounidense Charles S. Peirce (1839-1914) y el alemn 2
Hans-Georg Gadamer (1900-2002), se han mostrado escpticos con respecto al ideal moderno de un pensamiento libre de prejuicios y de un punto de partida indubitable y certero para el conocimiento. Peirce considera que los hbitos guan nuestros deseos y nuestras acciones, y son el soporte mismo de la investigacin cientfica. Gadamer enfoca sus crticas al prejuicio ms notable de la Ilustracin: el prejuicio de eliminar todos los prejuicios, y considera que es imposible la reflexin transparente libre de prejuicios. Asumiendo la dificultad que conlleva la comprensin de los artculos peirceanos publicados a lo largo de su desarrollo intelectual, se tendr como gua para la lectura la clasificacin de sus cuatro perodos de pensamiento sealados por Karl-Otto Apel en El camino del pensamiento de Charles S. Peirce (1975) 1 . Adoptando tales criterios de divisin, el trabajo centrar fundamentalmente su anlisis en dos artculos que se inscriben dentro del segundo perodo de Peirce y que son considerados las partidas de nacimiento del pragmatismo: La fijacin de la creencia (1877) y Cmo esclarecer nuestras ideas (1878). Adems se tendr en cuenta las consideraciones de su cuarto y ltimo perodo en donde desarrolla la famosa idea del sentido comn crtico, en el artculo Temas del pragmaticismo (1905).
Hbito y verdad en Charles S. Peirce En uno de sus primeros textos filosficos, El espritu del escolasticismo (1869), Peirce rescata el valor del espritu del escolasticismo al considerar que el pensamiento medieval supona que tanto la autoridad como la razn eran dos mtodos coordinados para llegar a la verdad, y aunque la originalidad del pensamiento no fuese muy admirada en aquellos siglos, los escolsticos fueron minuciosos y concienzudos en el tratamiento de cualquier cuestin que se les presentara, dando a cada idea miles de vueltas en la cabeza. Peirce seala que tales caractersticas no se encuentran en los filsofos modernos que al parecer trabajan aislados y desoyendo las ideas de sus pares. Por lo tanto, el espritu de los filsofos modernos, se contrapone al espritu escolstico o
1 Karl-Otto Apel seala cuatro perodos en el pensamiento de Peirce: Primer perodo (de 1855 a 1871), Segundo perodo (de 1871 a 1883), Tercer perodo (de 1883 a 1893 o 1902) y Cuarto perodo (de 1898 o 1902 hasta 1914). 3
al del hombre de ciencia, que es un espritu impulsado por la bsqueda minuciosa de la verdad. En su segundo perodo, segn la clasificacin apeliana, cuando escribe La fijacin de la creencia (1877), Peirce rescata el papel de la imaginacin en las investigaciones cientficas que a partir de la modernidad han logrado conjugar razn y experiencia. El objeto del razonar, explica Peirce, es averiguar algo que no conocemos a partir de lo que ya conocemos, y lo que nos lleva a extraer una inferencia ms bien que otra es un cierto hbito de la mente, constitucional o adquirido, que puede ser bueno o malo dependiendo si nos lleva a conclusiones verdaderas o a conclusiones falsas. As pues, el hbito es el soporte de nuestro conocimiento acerca del mundo. Peirce reconoce la existencia de dos estados mentales, el de la duda y el de la creencia, y donde es posible el paso de uno a otro sin alterar el objeto del pensamiento. Adems de la desemejanza entre la sensacin de dudar y la de creer, para Peirce hay una diferencia prctica: Nuestras creencias guan nuestros deseos y conforman nuestras acciones (Peirce, 1988) Por un lado, el estado de creencia otorga un sentimiento de seguridad, tranquilidad y satisfaccin por el establecimiento de un hbito que determinar nuestras acciones. No deseamos eludir o cambiar el estado de una creencia por otra cosa: [] nos aferramos tenazmente no meramente a creer, sino a creer precisamente lo que creemos (Peirce, 1988). Peirce indica tres propiedades de la creencia: (i) es algo de lo que nos percatamos inmediatamente; (ii) apacigua la irritacin de la duda e (iii) involucra el asentimiento de una regla para la accin, es decir, un hbito. La esencia de la creencia, viene a decir el filsofo, es el asentamiento de un hbito, y las diferentes creencias se distinguen por los modos de accin que se siguen. Si las creencias apaciguan la misma duda y producen las mismas reglas de accin entonces no pueden ser creencias diferentes. Por otro lado, el estado de duda, tiene efectos contrarios al estado de creencia, generando inquietud e insatisfaccin, e impulsando una bsqueda y lucha que estimula la imaginacin hasta finalizar con el cese de la duda y la obtencin del estado de 4
creencia, la cual pensamos como verdadera, independientemente de que sea verdadera o falsa: La duda [] nos estimula a indagar hasta destruirla (Peirce, 1988). Peirce critica a aquellos filsofos que han imaginado que para iniciar una indagacin es necesario empezar por cuestionar absolutamente todo, que pretendan hacer de su duda una duda radical y que slo conseguan transformar la duda en una proposicin interrogativa que no estimulaba la lucha por la creencia. La nica duda que estimula la lucha y la indagacin en busca de una creencia es la duda viva y real que se origina ante una experiencia externa o interna que entra en conflicto con una idea que ya poseemos. El punto de partida en Peirce ya no es la duda sino la creencia, y de esta manera, se presenta como un filsofo opuesto al fundacionalismo cartesiano que pretende dudar de todo para encontrar una base certera, un punto indubitable y libre de presupuestos desde donde realizar juicios verdaderos acerca del mundo. Las creencias de los hombres se influyen unas a otras, y no se fijan meramente en el individuo sino en la comunidad. Peirce acepta y tolera a aquel que cree de acuerdo a los deseos de su voluntad y que va contra el impulso social que hace que el pensamiento o el sentimiento de otro pueda considerarse equivalente al de uno mismo. Este mtodo de fijar creencias lo denomina mtodo de la tenacidad. Posteriormente, critica duramente a aquellos Estados o instituciones que pretender regular las opiniones de todos los hombres a travs de lo que denomina el mtodo de la autoridad, ya que cuando se ha intentado ha desembocado en las peores crueldades e imposiciones. Un mtodo ms intelectual y respetable de fijar las creencias, le parece a Peirce, que es el que acepta slo las creencias agradables a la razn, lo denomina el mtodo a priori. En los hombres existen preferencias naturales comunes que, a travs de sus influencias y conversando unos con otros, desarrollan gradualmente en armona con sus causas naturales. As pues, la agradabilidad de la razn, una sensacin vinculada a lo instintivo, sera la causa ltima de las creencias y, por lo tanto, la indagacin se convierte en algo similar al desarrollo del gusto, que es una cuestin de moda sin acuerdo fijo y que segn Peirce ha fracasado de manera patente al descubrir que los sentimientos se encuentran fuertemente determinados por las diferentes comunidades. Al fijar los hombres sus propias opiniones con este mtodo son llevados hacia resultados diferentes minando de 5
esta manera el concepto de verdad. Los tres mtodos le parecen a Peirce insuficientes para la bsqueda de una verdad objetiva, externa y no relativa. Por lo tanto, considera que para satisfacer nuestras dudas, es necesario un mtodo por el cual nuestras creencias puedan determinarse, no por algo humano o reducible a la inspiracin privada de un individuo o a la introspeccin del tipo cartesiana, sino por algo externo, permanente, que no se vea influenciado por nuestro pensamiento y que haga de la verdad algo pblico. Tal mtodo debe ser el de la investigacin cientfica que es el que permite mediante la razn averiguar cmo son real y verdaderamente las cosas. De esta manera, cualquiera que, teniendo la suficiente experiencia y razonando lo bastante sobre ello, podra llegar a la nica conclusin verdadera. Peirce sostiene que la creencia de sentido comn de que hay cosas reales es la condicin de posibilidad de que surjan insatisfacciones ante dos proposiciones incompatibles que generen una duda real y, posteriormente, una indagacin cientfica. El mtodo de la investigacin cientfica es el nico mtodo que presenta cierta distincin entre una va recta y una va errnea, permitiendo comenzar por lo conocido para proceder hacia lo desconocido. Los otros mtodos no poseen un criterio que permita tal demarcacin y hacen de la verdad una cuestin relativa. Si bien pueden estos mtodos ofrecen algunas ventajas con respecto al mtodo cientfico (tranquilidad, un cierto estado de paz, regocijo sentimental etc.), ste ltimo es el nico que puede conseguir que nuestras opiniones coincidan con los hechos. Adems, el mtodo de la ciencia, es el que mantiene la feliz esperanza de que con las disputas, y partiendo de distintos puntos de vistas y mtodos especficos de acuerdo a las ramas del saber, se pueda arribar a una verdad comn, es decir, a una misma y nica conclusin. Jaime Nubiola resalta que en las ltimas dcadas de su vida, el cientfico y filsofo norteamericano desarroll lo que llam el commonsensismo, vinculado a la tradicin escocesa del common sense, pero con el aadido de que se trataba de un commonsensismo crtico. Este sentido comn no solo admite proposiciones indudables sino inferencias indudables, es decir, hbitos asimilables a los instintos, indispensables para la vida prctica y la resolucin de cuestiones vitales, que vendran a funcionar como un complemento y un soporte estable pero corregible para la investigacin cientfica. As, en Temas del pragmatismo (1915), Peirce rectifica su opinin sobre la inmediatez de la consciencia y sostiene que la consciencia inmediata es asuncin de 6
un hbito o disposicin y afirma que el razonamiento empieza con premisas y no en forma inmediata. En este artculo Peirce considera a tales premisas como creencias originales para diferenciarlas de las creencias cientficas. Las creencias originales forman el sentido comn crtico, son relativamente estables y se encuentra sometidas a leves cambios de generacin en generacin. En sntesis se puede sealar que el hbito o sentido comn, cuyos componentes esenciales son las ideas preconcebidas y los prejuicios, son de carcter contingente y finito, y estn en la base de las indagaciones cientficas. El mtodo cientfico, a travs de la reflexin crtica, es el que permite corregir constantemente nuestros juicios de conocimiento basados en un sentido comn que Peirce considera crtico, es decir, posible de revisin y correccin por ensayo y error. As lo interpreta David C. Sospedra cuando considera que el sentido comn no es fuente de verdad, aunque se pueda suponer que hay mucho de verdad, dado su fuerte estabilidad y universalidad (Sospedra, 2005, pg. 4). Las ideas preconcebidas o prejuicios vienen a condicionar de una manera no absoluta la indagacin cientfica cuya meta es la de buscar una verdad objetiva, pblica y de carcter siempre provisional.
Prejuicios y verdad en Hans-Georg Gadamer En Verdad y mtodo (1960), Hans-Georg Gadamer, orienta sus preocupaciones filosficas a la pregunta acerca de cmo es posible la comprensin en las ciencias humanas y sus conclusiones afectan, sin embargo, a todo comprender, incluso el cientfico. As, se propone eliminar las inhibiciones resultantes del concepto cientfico de verdad para explorar la historicidad de la comprensin. Sostiene que toda interpretacin correcta tiene que protegerse contra la arbitrariedad de las propias ocurrencias y orientar la mirada a la cosa, es decir, debemos dejarnos determinar por la cosa misma. Gadamer explica el mecanismo de la comprensin: cada vez que el intrprete quiere comprender un texto, realiza una proyeccin, y tan pronto como aparece en el texto un primer sentido, proyecta enseguida un sentido del todo. El sentido slo se manifiesta porque el intrprete ya lee el texto desde expectativas vinculadas con un sentido determinado. La comprensin del texto consiste en la elaboracin de este proyecto 7
previo que es constantemente revisado conforme se avanza en la penetracin del sentido. Diversos proyectos de elaboracin probablemente rivalicen unos con otros hasta que pueda establecerse unvocamente la unidad de sentido. Gadamer no vacila en afirmar que toda interpretacin empieza siempre con conceptos previos que deben ser sustituidos progresivamente por otros ms adecuados (Gadamer, 1999, pg. 333). Este constante reproyectar, en el que consiste el movimiento de sentido del comprender e interpretar, es lo que describe Martin Heidegger cuando habla de crculo hermenutico. Para Gadamer, el que intenta comprender est expuesto a los errores de las opiniones previas y la tarea hermenutica consiste en la elaboracin de proyectos correctos y adecuados, es decir, anticipaciones que deben confirmarse en las cosas. La arbitrariedad de las opiniones previas acaba con el proceso de las proyecciones anticipadas y revisables. El intrprete no debe dirigirse a los textos directamente desde sus opiniones previas y hbitos lingsticos sino que debe examinarlas en cuanto a su legitimacin, es decir, en cuanto a su origen y validez (Gadamer, 1999, pg. 334). Gadamer explica que no se puede presuponer que lo que nos dice un texto tiene que poder integrarse sin problemas con nuestras propias opiniones y expectativas. Esto no ayuda a la comprensin sino que, por el contrario, lo que nos es dicho por alguien, ya sea en una conversacin o por un libro, se encuentra por principio bajo la presuposicin opuesta de que aquella es su opinin y no la ma, y que se trata de que yo tome conocimiento de la misma, que est abierto a la opinin del otro en alguna clase de relacin con el conjunto de las opiniones propias, pero no necesariamente de que la comparta. El que quiere comprender un texto tampoco puede entregarse desde el principio al azar de sus opiniones previas e ignorar lo ms obstinada y consecuentemente posible la opinin del texto, sino que tiene que estar dispuesto a dejarse decir algo por l. Gadamer aboga por una conciencia hermenutica de carcter receptivo aunque no neutral, capaz de hacerse cargo de las propias opiniones previas y prejuicios. Lo que importa, seala el filsofo, no es llevar a trmino final las anticipaciones sino hacerlas conscientes para as ganar una comprensin correcta de las cosas mismas. Los prejuicios no percibidos, en cambio, nos vuelven sordos hacia la cosa de que nos habla la tradicin. 8
Toda comprensin es prejuiciosa, es decir, que parte de ideas previas y anticipaciones. sta es una de las conclusiones ms importantes que Gadamer seala y culpa a la Ilustracin por haber querido desconocer este hecho e ignorar la tradicin: Pues existe realmente un prejuicio de la Ilustracin, que es el que soporta y determina su esencia: este prejuicio bsico de la Ilustracin es el prejuicio contra todo prejuicio y con ello la desvirtuacin de la tradicin. (Gadamer, 1999, pg. 337) En el anlisis de la historia del concepto de prejuicio slo en la Ilustracin adquiere el matiz negativo que ha tenido hasta el da de hoy cuando pasa a significar juicio falso o juicio no fundamentado. A los ojos de la Ilustracin la falta de una fundamentacin no deja espacio a otros modos de certeza sino que significa que el juicio no tiene un fundamento en la cosa y por tanto es un juicio sin fundamentos. Gadamer afirma que sta es la conclusin tpica del espritu racionalista, de cuyo eco se hace la ciencia moderna al seguir el principio de la duda cartesiana de no tomar por cierto nada sobre lo que quepa alguna duda. La tendencia general de la Ilustracin, opuesta a la tradicin, fue no dejar valer autoridad alguna y decidirlo todo desde el tribunal de la razn. La Ilustracin instaur la oposicin entre uso de la propia razn y fe en la autoridad y, en su repulsin generalizada contra sta ltima, ignor que la autoridad es, adems de una fuente de prejuicios, una fuente de verdad. As, el rechazo de toda autoridad no slo se convirti en un prejuicio consolidado por la Ilustracin, sino que condujo tambin a una grave deformacin de su concepto. El concepto de autoridad se convirti en lo contrario de la razn y la libertad, en el concepto de obediencia ciega (Gadamer, 1999, pg. 374). Gadamer rechaza que la esencia de la autoridad sea esto ltimo porque la autoridad no tiene su fundamento ltimo en un acto de sumisin y de abdicacin de la razn, sino en un acto de reconocimiento y de conocimiento. As, se reconoce que el otro est por encima de uno en juicio y perspectiva y que en consecuencia su juicio es preferente o tiene primaca sobre el propio: La autoridad no se otorga sino que se adquiere, y tiene que ser adquirida si se quiere apelar a ella. Reposa sobre el reconocimiento y en consecuencia sobre una accin de la razn misma que, hacindose cargo de sus propios lmites, atribuye al otro una perspectiva ms acertada. Este sentido rectamente entendido de autoridad 9
no tiene nada que ver con una obediencia ciega de comando. En realidad no tiene nada que ver con obediencia sino con conocimiento. Cierto que forma parte de la autoridad el poder dar rdenes y el encontrar obediencia. Pero esto slo se sigue de la autoridad que uno tiene. (Gadamer, 1999, pg. 347) De esta manera Gadamer rescata y valora el concepto de autoridad y lo vincula al reconocimiento que se hace de una persona por tener una visin ms amplia, es decir, un saber mejor. Por tanto, lo que diga tal persona no es irracional ni arbitrario, sino que en principio puede ser reconocido como cierto. Tampoco el Romanticismo, como actitud restauradora y contrapuesta a la Ilustracin, logra una consciencia autnoma al intercambiar el patrn de valoracin de los ilustrados haciendo que el mito de un tiempo originario se sobreponga a la razn. Tanto uno como otro ejecutan la misma operacin: romper con la continuidad de sentido de la tradicin. Este anlisis lleva a Gadamer a cuestionarse si el estar inmerso en las tradiciones significa estar sometido a prejuicios y limitado en la propia libertad. Al respecto dice: Mucho antes de que nosotros nos comprendamos a nosotros mismos en la reflexin, nos estamos comprendiendo ya de una manera autoevidente en la familia, la sociedad y el estado en que vivimos. La lente de la subjetividad es un espejo deformante. La autorreflexin del individuo no es ms que una chispa en la corriente cerrada de la vida histrica. Por eso los prejuicios de un individuo son, mucho ms que sus juicios, la realidad histrica de su ser (Gadamer, 1999, pgs. 343-44) Al considerar al hombre como un ser finito e histrico, Gadamer pretende rehabilitar el concepto de prejuicio y as reconocer la existencia de prejuicios legtimos. La cuestin ahora es: cmo distinguir los prejuicios legtimos de aquellos que tenemos que superar mediante la razn crtica? Una conciencia hermenutica sabe que no puede estar vinculada a las cosas al modo de una unidad de sentido incuestionable y natural. Entre la familiaridad y la extraeza se ubica la tarea de la hermenutica (Gadamer, 1999, pg. 365). La hermenutica no tiene como objetivo desarrollar un procedimiento o mtodo de comprensin ya que la fe en el mtodo niega la historicidad del comprender. As 10
entonces, lo que debe hacerse es iluminar las condiciones bajo las cuales se comprende. Estas condiciones estn dadas pero los prejuicios y opiniones previas que ocupan la conciencia del intrprete no estn a su disposicin; el intrprete no puede distinguir los prejuicios productivos que hacen posible la comprensin de los que la obstaculizan y producen malentendidos. Esta distincin slo puede saldarse en la comprensin misma. El sentido de un texto siempre supera al de su autor y, por ello, la comprensin no es slo un comportamiento reproductivo sino siempre productivo. Quizs, seala Gadamer, no es correcto hablar de comprender mejor en relacin con este momento productivo inherente a la comprensin. Comprender no es comprender mejor, ni en el sentido objetivo de saber ms en virtud de conceptos ms claros, ni en el de la superioridad bsica que posee lo consciente respecto a lo inconsciente de la produccin. Bastara decir que, cuando se comprende, se comprende de un modo diferente. Este concepto de la comprensin rompe desde luego el crculo trazado por la hermenutica romntica. (Gadamer, 1999, pgs. 366-67) Todo texto entendido es comprendido desde una pretensin de verdad. Gadamer rechaza de la hermenutica del Romanticismo la idea de que la distancia histrica permite desconectar la participacin subjetiva del observador y as comprender el verdadero sentido que hay en las cosas. El verdadero sentido contenido en un texto no se agota al llegar a un determinado punto final sino que es un proceso infinito. No es que slo se vayan desconectando nuevas fuentes de error y eliminando las distorsiones del verdadero sentido sino que constantemente aparecen nuevas fuentes de comprensin que hacen patentes relaciones de sentido insospechadas. La distancia histrica no permite una comprensin concluida ya que siempre la comprensin se encuentra en constante movimiento y expansin. (Gadamer, 1999, pgs. 368-69). Lo que s permite la distancia en el tiempo es resolver la verdadera cuestin crtica de la hermenutica, la de distinguir los prejuicios verdaderos bajo los cuales comprendemos, de los prejuicios falsos que producen malentendidos. La conciencia histrica y hermenutica debe hacer conscientes los prejuicios que guan su comprensin y esto implica poner en suspenso su validez. Pues mientras un prejuicio nos est determinando, ni lo conocemos ni lo pensamos como juicio. Gadamer afirma que slo se logra hacer visible un prejuicio cuando de algn modo se lo estimula a 11
travs del encuentro con la tradicin. La comprensin empieza all donde algo nos interpela y la suspensin de todo juicio tiene la estructura lgica de la pregunta, cuya esencia es abrir y mantener abiertas las posibilidades (Gadamer, 1999, pg. 369). Gadamer introduce el concepto de horizonte como aquel que representa una posicin que limita las posibilidades de ver. Los prejuicios forman el horizonte de un presente, pues representan aquello ms all de lo cual ya no se alcanza a ver. El horizonte es el mbito de visin que abarca y encierra todo lo que es visible desde un determinado punto. El que no tiene horizontes es un hombre que no ve suficiente y que en consecuencia supervalora lo que le cae ms cerca. En cambio tener horizontes significa no estar limitado a lo ms cercano sino poder ver por encima de ello. El que tiene horizontes puede valorar correctamente el significado de todas las cosas que caen dentro de ellos segn los patrones de cerca y lejos, grande y pequeo. (Gadamer, 1999, pg. 373) Gadamer niega que existan dos horizontes distintos y totalmente cerrados. Cuando nuestra conciencia histrica se desplaza hacia horizontes histricos no quiere decir que se traslade a mundos extraos, a los que nada la vincula sino que por el contrario todos ellos juntos forman ese gran horizonte que se mueve por s mismo. Un horizonte no se gana desplazndose a una situacin histrica sino que este desplazarse significa traerse a s mismo hasta esta otra situacin. Uno es el que se desplaza a la situacin del otro. Este desplazarse no es empata de una individualidad en la otra, ni una sumisin del otro bajo los propios patrones, sino que significa siempre un ascenso hacia una generalidad superior, que rebasa tanto la particularidad propia como la del otro. El concepto de horizonte expresa esa panormica ms amplia que debe alcanzar el que comprende, y que est en formacin en la medida en que se pone a prueba constantemente todos los prejuicios.
Conclusiones y asuntos en cuestin El trabajo ha pretendido abordar, en los textos de Peirce y Gadamer, algunos puntos en comn tales como la crtica al fundacionalismo moderno, la utilidad de un mtodo en 12
la bsqueda de la verdad, las determinaciones a la libertad vinculadas a los prejuicios e ideas previas, el valor cognoscitivo de la autoridad y la comprensin del otro: i. Contra el fundacionalismo cartesiano Tanto Peirce como Gadamer se presentan crticos al fundacionalismo cartesiano y a su pretensin de buscar un punto indubitable y libre de prejuicios. Peirce sostiene que slo una duda real y viva que surge de una experiencia conflictiva con nuestras ideas preconcebidas puede motivar la indagacin de la verdad. Por lo tanto el punto de partida de Peirce no es la duda, como lo es en la filosofa cartesiana, sino aquellas creencias originales que entran en conflicto haciendo de la duda una motivacin para la indagacin que busca las creencias verdaderas. Por su parte Gadamer considera que la primera de todas las condiciones hermenuticas es la precomprensin que surge de tener que ver con el mismo asunto que se quiere comprender. No es posible desembarazarse por completo del mundo como propona Descartes cuando separaba la sustancia pensante de la sustancia extensa. A diferencia de esto, Gadamer seala que los prejuicios son fundamentales y sustentadores, ya que la vinculacin con el asunto que se quiere comprender se expresa a travs de la tradicin misma desde la que se pregunta. Por otra parte, afirma que la conciencia hermenutica no puede estar vinculada a las cosas desde una unidad de sentido incuestionable y natural. La aspiracin de Gadamer no es deshacerse de todos los prejuicios sino iluminar las condiciones bajo las cuales se comprende y hacer conscientes hasta cierto punto los prejuicios que guan esta comprensin. La principal preocupacin de Gadamer est en sealar que en las ciencias del espritu no puede haber una ciencia libre de prejuicios ya que el significado del asunto que se indaga no se encuentra solo al final sino tambin en el comienzo, desde el momento en que se elige el tema de investigacin y se lo recorta en funcin de un cierto inters del investigador. ii. Diferencias acerca del mtodo Peirce considera que el nico mtodo que trata a la verdad como algo externo, objetivo y provisional en tanto sujeto a posibles correcciones, es el mtodo cientfico. As pues, el filsofo norteamericano, aspira a que el mtodo de la ciencia sea el nico que pueda ser utilizado en las ciencias del espritu cuando se desea encontrar en stas algn tipo de verdad. Al llevar a la filosofa a una condicin igual a las ciencia 13
naturales, los investigadores, en lugar de despreciarse entre ellos, cooperaran hombro con hombro multiplicando sus resultados (Peirce, 1988). Adoptar el mtodo cientfico implica establecer una nomenclatura donde se definen cnones terminolgicos, como ocurre en la qumica, la zoologa o la botnica, de tal manera que cada trmino tenga un significado definido nico y aceptado universalmente por los estudiosos de la materia. Cualquier tergiversacin de los significados originales no es ms que una descortesa e injuria a la filosofa misma. El mtodo cientfico hace que la reflexin se sobreponga al hbito, que es condicin de posibilidad para el conocimiento, y que la indagacin cientfica logre sortear los obstculos que los prejuicios, tanto personales como culturales, ofrecen a la bsqueda de la verdad. Gadamer, en cambio, considera que la fe en el mtodo niega la historicidad de la comprensin y por tanto no est interesado en describir un mtodo sino en iluminar las condiciones bajo las cuales se comprende. La crtica de Gadamer apunta al carcter nico que tiene el mtodo para acceder a la verdad dejando de lado cualquier otra verdad o experiencia de verdad que no pueda accederse va este privilegiado mtodo. Lo importante, para Gadamer, es ser conscientes de las propias anticipaciones que guan la comprensin. Un comportamiento objetivador y ajeno a la tradicin no es posible debido a que la tradicin es algo propio, ejemplar o aborrecible, donde estamos inmersos y la actitud real consiste en reconocerse dentro de ella. Intentar apartarse de s mismo para refugiarse en un mtodo objetivo priva a la comprensin del horizonte histrico. A diferencia de Peirce que considera a la verdad como algo externo a nosotros, Gadamer advierte que la verdad se recoge en la misma tradicin donde nos encontramos y por tanto diluye la dualidad gnoseolgica exterior-interior u objeto- sujeto ya que slo es posible el ensanchamiento de un interior u horizonte de comprensin. Cmo vincular el anti-fundacionalismo de Peirce y Gadamer con su respectiva aceptacin y rechazo del mtodo cientfico? Aqu se puede sealar un punto de cruce interesante entre ambos filsofos. Cuando Peirce piensa al mtodo de la ciencia lo piensa como soportado por un sentido comn crtico, es decir, por un sentido comn que si bien es estable puede modificarse y corregirse a lo largo del tiempo. Que el mtodo funcione sobre los prejuicios del sentido comn es lo que hace que la filosofa peirceana se distinga del fundacionalismo cartesiano y su bsqueda de un punto certero, indubitable y libre de prejuicios. Gadamer, quien tambin presenta a su filosofa 14
contraria al fundacionalismo, rechaza el mtodo por creerlo parte de ese comportamiento objetivador que pretende apartarse de la propia subjetividad e instalarse en un punto libre de prejuicios. Al ser toda comprensin prejuiciosa, ningn mtodo puede liberarnos de la historicidad dentro de la cual comprendemos y, por lo tanto, no tiene el mtodo ese status privilegiado de acceso nico a la verdad. iii. Dos ilustrados en busca de la verdad Si se hiciera una delimitacin, quizs algo arbitraria, pero que permitiese organizar lo que a prima facie parece catico, se podran sealar dos grandes tendencias en las propuestas filosficas contemporneas: la primera, vinculada an con la tradicin ilustrada que si bien es crtica de muchas de sus tesis sigue teniendo como finalidad la bsqueda de la verdad, aunque la forma de acceder a ella, va un nico mtodo u otro tipo de acceso, es una cuestin de continuas disputas entre los ilustrados; la segunda tendencia incluira a todas aquellas propuestas filosficas posmodernas que profesan un fuerte rechazo a cualquier tipo de verdad, y asumen una posicin escptica y relativista de carcter radical. No se pretende aqu sostener que todos los autores son posibles de ubicar dentro de estas dos grandes tendencias, sino que quizs puedan sealarse sus cercanas a una u otra lnea de acuerdo a los temas por los cuales se interesan y al nfasis que con defienden ciertas tesis. De esta manera se puede arriesgar la hiptesis de que tanto Peirce como Gadamer, a pesar de ser crticos de algunos puntos centrales de la Ilustracin, siguen siendo ilustrados al considerar que la labor filosfica se vincula con la bsqueda de la verdad. Peirce busca la verdad por la verdad misma, donde sta tiene un carcter ilimitadamente abierto. Una proposicin verdadera no es nunca con seguridad verdadera sino que se acepta como provisional y posible de refutacin. La filosofa peirceana tiene como punto de partida una creencia falible y este principio de falibilidad no implica, en forma alguna, negar la verdad objetiva sino impulsar la investigacin cientfica en su bsqueda. El mtodo cientfico, al someter a crtica las ideas preconcebidas, hace avanzar progresivamente el conocimiento de la verdad cuando se pasa del estado de duda al estado de creencia. Gadamer considera su proyecto contrario al de la Ilustracin por adscribir al mayor prejuicio: el prejuicio de eliminar todos los prejuicios, y advierte que toda comprensin parte necesariamente de prejuicios. A pesar de sostener tesis anti-ilustradas, Gadamer 15
no deja de hablar de adecuacin, correccin de sentido, prejuicios legtimos y falsos y pretensin de verdad en la comprensin de textos que involucra un proceso infinito donde no slo se eliminan fuentes de error sino que surgen nuevas fuentes que establecen nuevas relaciones de sentido. Admite, adems, una forma de distinguir prejuicios legtimos de los que producen malentendidos que es la que se da a travs de la distancia histrica. En su cuestionamiento a la idea de progreso, por estar demasiado apegada a las ciencias de la naturaleza, afirma, sin embargo, un avance a travs de la penetracin de sentido cuando los conceptos previos se sustituyen por otros ms adecuados. Siguiendo a Javier Hernndez-Pacheco, que mantiene que la lectura de Verdad y mtodo es una invitacin a buscar una idea de saber y de verdad ms amplia que la de las ciencias positivas, podemos arriesgar la idea de que Gadamer seguira instalado dentro de la tradicin ilustrada. Entonces, existe en ambos filsofos una adhesin, aunque expresada en lenguajes filosficos diferentes, a la idea de que el papel de la filosofa es la bsqueda de la verdad? Si consideramos que en Peirce la indagacin cientfica por la verdad se hace sobre una base de prejuicios de sentido comn y en Gadamer que la comprensin busca alcanzarse a travs de prejuicios legtimos dentro de una tradicin donde es posible un avance en la penetracin de sentido, podemos indicar que tanto uno como otro estn interesados en alcanzar y comprender la verdad desde lenguajes diferentes. El desacuerdo, adems del mtodo, quizs pueda sealarse en el lugar donde ambos filsofos buscan la verdad: mientras Peirce busca la verdad a travs de la indagacin cientfica yendo ms all del sentido comn, Gadamer busca la verdad en un ms ac, es decir, en el mismo horizonte de comprensin en que se encuentra quien pregunta y donde se surgir una respuesta provisional una vez ampliado el propio horizonte. iv. En defensa de la libertad humana De las dualidades libertad-hbito (Peirce) y libertad-tradicin (Gadamer) que ponen en cuestin la autonoma de la razn se pueden plantear nuevas preguntas acerca de las condiciones de posibilidad de la libertad humana: estamos determinados en nuestra libertad por el hbito o la tradicin? Cun libres y creativos podemos ser? Por un lado, el sentido comn crtico en Peirce abre un espacio de reflexin sobre las ideas preconcebidas dadas y que aquellos defensores del sentido comn clsico, 16
exhortaban a que aceptemos de manera acrtica. A pesar de expresar su admiracin por otros mtodos de fijacin de creencias considera que slo el mtodo de la ciencia es el que permite hablar de verdad en un sentido pblico y absoluto, en lugar de privado y relativo. Por otro lado, Gadamer sostiene que, si bien los prejuicios limitan la posibilidad de un acceso acabado a la verdad objetiva, existe una chispa de autorreflexin individual que parece abrirse espacio bajo la corriente cerrada de la historia. Gadamer seala que la tradicin es siempre un momento de la libertad porque incluso aquella tradicin ms autntica y venerable necesita ser afirmada, asumida y cultivada (Gadamer, 1999, pg. 349). Resulta entonces que el sentido comn crtico y la chispa de autorreflexin individual, a que refieren ambos filsofos, parecen no oponer la libertad al hbito o tradicin. Estos dos ltimos no son determinantes, en sentido fuerte, del pensar, hacer o decir humano sino que, al contrario, son las bases que posibilitan la bsqueda de la verdad y, si bien son condicionantes, no nos determinan absolutamente en nuestra libertad. As, las filosofas peirceana y gadameriana se encuentran en posiciones tericas distantes de aquellas filosofas deterministas que socaban la libertad. El sentido comn o la tradicin pueden ser aceptados o rechazados desde la perspectiva crtica, pero sobre todo, dejan un espacio vital y creativo que vale la pena defender. v. El desafo de comprender al otro En su prlogo de Perfiles filosficos (1991), Richard J. Bernstein, afirmaba que tanto para Peirce como para Gadamer, es precisamente enfrentndonos a lo que es distinto a nosotros como arriesgamos, sometemos a prueba, modificamos y refinamos nuestros juicios anticipados. El esfuerzo por sustraernos de lo ms cercano y salir de la comodidad de las opiniones previas es lo que nos impulsa a la indagacin por la verdad, a la bsqueda del dilogo autntico con el otro, aceptando sus ideas sin subsumirlo a nuestras propias opiniones y haciendo que el resultado de una conversacin no sea sabido de antemano por ninguno de los interlocutores. Ambos filsofos defienden la idea de tener en cuenta la perspectiva del otro, y por lo tanto, nos plantean un reto en momentos donde el esfuerzo por conocer el punto de vista del otro, del que piensa diferente, se vilipendia por intil o simplemente se vuelve cada vez ms excepcional. Lo cercano, lo muy cercano y un conjunto de consignas polticas fanticas que se imponen 17
con el fin de formar parte del sentido comn, consolidan un horizonte estrecho que no permite movilidad ni acepta dilogo alguno. Peirce y Gadamer revaloran el concepto de autoridad alejndolo de la obediencia ciega y acrtica, y vinculndolo con el reconociendo del otro como alguien ms ilustrado, con una visin ms amplia, es decir, con un saber mejor. Estas ideas los distancian del imperante relativismo contemporneo, que con sus enfurecidas diatribas a la neutralidad y a la posibilidad de un saber mejor, predominan entre los intelectuales y acadmicos. En respuesta a esta situacin, vale la pena remarcar lo que Gadamer llama receptividad frente a lo otro, una receptividad que no se confunde con la neutralidad, ya que asume sus ideas previas como anticipaciones y aspira a un esfuerzo indagatorio por la verdad. Se desprende de aqu la posibilidad de superacin, tanto de una posicin ingenua neutral como de una toma de posicin estrecha por cercana, por el an noble esfuerzo de comprender el punto de vista de los otros. Bibliografa
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