Cuento EL ARTEFACTO PRECIOSO de Philip K. Dick

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EL ARTEFACTO PRECIOSO

Philip K. Dick
Por debajo del helicptero de Milt Biskle se vean las nuevas tierras frtiles. Haba hecho un buen trabajo en esta zona de
Marte, foreciente gracias a su reconstruccin del antiguo sistema de riego. La primavera llegaba dos veces al ao a este
mundo otoal de arena y sapos saltarines, de un suelo alguna vez reseco y resquebrajado que soportaba el polvo de tiempos
pasados, de una desolacin montona y sin agua. Haba sido vctima del reciente conficto entre Prox y la Tierra.
Muy pronto llegaran los primeros inmigrantes terrqueos, haran valer sus derechos y se apoderaran de esos terrenos.
Ya se poda retirar. Tal vez pudiera regresar a la Tierra o traer a Marte a su familia, utilizando su prioridad en el
otorgamiento de terrenos por su labor como ingeniero reconstructor. El rea Amarilla haba progresado mucho ms rpido
que las de los otros ingenieros. Y ahora esperaba una recompensa.
Inclinndose hacia delante, Milt Biskle presion el botn de su transmisor de largo alcance.
Aqu el ingeniero Reconstructor Amarillo dijo. Necesito un psiquiatra. Cualquiera estar bien si puede estar
disponible inmediatamente.
Cuando Milt Biskle entr en el consultorio, el doctor DeWinter se levant y le tendi la mano.
Me han contado dijo el doctor DeWinter que usted, de entre los cuarenta ingenieros reconstructores, es el ms
creativo. No es sorprendente que est cansado. Incluso Dios tuvo que descansar despus de trabajar duramente despus de
seis das, y usted lo ha estado haciendo durante aos. Mientras lo esperaba recib un memo con noticias de la Tierra que
seguramente le interesarn recogi el memo de su escritorio. El primer transporte de colonos est a punto de llegar a
Marte... y se dirigirn directamente a su rea. Felicitaciones, seor Biskle.
Tomando fuerzas, Milt Biskle dijo:
Qu pasar si regreso a la Tierra?
Pero si puede hacer que le otorguen terrenos para su familia aqu...
Quiero que haga algo por m dijo Milt Biskle. Me siento muy cansado, demasiado hizo un gesto. O tal vez
estoy deprimido. De todos modos, me gustara que dispusiera las cosas para que mis pertenencias, incluyendo mi planta
wug, sean llevadas a bordo de un transporte que est por partir hacia la Tierra.
Seis aos de trabajo dijo el doctor DeWinter. Y de pronto renuncia a su recompensa. Recientemente visit la Tierra
y todo est como usted lo recuerda...
Cmo sabe lo que recuerdo yo?
Ms bien se corrigi DeWinter suavemente, quise decir que nada ha cambiado. Superpoblacin, departamentos
comunitarios donde se hacinan siete familias con una nica cocina. Autopistas tan sobrecargadas que casi no se mueves
hasta las once de la maana.
En lo que a m respecta dijo Milt Biskle, la superpoblacin sera un descanso tras seis aos trabajando con el
equipo robtico autnomo.
Estaba frme en su decisin. A pesar de lo que haba logrado aqu, o tal vez precisamente a causa de ello, pretenda
regresar a casa contrariando los argumentos del psiquiatra.
El doctor DeWinter agreg:
Qu pasar si su esposa y sus hijos, Milt, estn entre los pasajeros de este primer transporte? Una vez ms tom un
documento de su escritorio cuidadosamente ordenado. Estudi el informe, luego dijo: Biskle, Fay; Laura C.; June C. Una
mujer y dos nias. Es su familia?
S admiti en tono seco Milt Biskle y mir directamente al psiquiatra.
Se da usted cuenta de que no puede regresar a la Tierra. Pngase el pelo y vaya a recibirlos al Campo Tres. Y cmbiese
los dientes. Todava lleva los de acero inoxidable.
Biskle asinti a disgusto. Como todos los terrqueos, haba perdido el pelo y los dientes bajo la lluvia radioactiva durante
la guerra. En los das de servicio en su solitario trabajo de reconstruccin del rea Amarilla de Marte no usaba la costosa
peluca que haba trado de la Tierra y, en cuanto a los dientes, personalmente encontraba que los de acero eran ms cmodos
que la prtesis de plstico de color natural. Eso mostraba cunto se haba alejado de la interaccin social. Se sinti vagamente
culpable; el doctor DeWinter tena razn.
Pero se haba sentido culpable desde la derrota de los proxitas. La guerra le haba dejado una sensacin de amargura; no
pareca justo que una de las dos culturas que competan tuviera que desaparecer puesto que las necesidades de ambas eran
legtimas.
El mismo Marte haba sido el centro de los combates. Las dos culturas lo requeran como colonia para establecer all sus
excesos de poblacin. Gracias a Dios, la Tierra se las haba arreglado para mostrar la supremaca tctica durante el ltimo
ao de la guerra... y por lo tanto fueron los terrcolas como l, y no los proxitas, los que reconstruyeron Marte.
A propsito dijo el doctor DeWinter. Conozco sus intenciones en relacin a sus colegas, los ingenieros
reconstructores.
Milt Biskle le lanz una sbita mirada.
De hecho dijo el doctor DeWinter, sabemos que en este momento estn reunidos en el rea Roja para escucharlo
abri un cajn de su escritorio y extrajo un yo-yo, se puso de pie y comenz a manipularlo expertamente e hizo el perrito
. Su discurso es provocado por un ataque de pnico y tendr como efecto que sospechen que algo anda mal, aunque por lo
visto usted no puede decir qu podra ser.
se es un juguete popular en el sistema Prox. Al menos es lo que le alguna vez en un artculo dijo Biskle observando
el yo-yo.
Aj. Cre que era originario de las Filipinas concentrado, el doctor DeWinter ahora haca la vuelta al mundo. Le sala
muy bien. Me tom la libertad de enviar una nota a la reunin de ingenieros reconstructores, dando testimonio de su
condicin mental. La leern en voz alta... Siento tener que decrselo.
Todava tengo la intencin de dirigirme a la reunin dijo Biskle.
Bien, entonces se me ocurre un compromiso. Reciba a su familia cuando llegue a Marte, y despus dispondremos un
viaje a la Tierra para usted. A nuestra cuenta. Y a cambio usted se comprometer a no dirigirse a la reunin de ingenieros
reconstructores o a agobiarlos de la forma que sea con sus nebulosas corazonadas DeWinter lo mir directamente.
Despus de todo, ste es un momento crtico. Estn llegando los primeros inmigrantes. No queremos problemas; no
queremos que nadie se sienta inquieto.
Me hara un favor? pregunt Biskle. Mustreme que tiene puesta una peluca. Y que sus dientes son falsos. Solo
para estar seguro de que es terrcola.
El doctor DeWinter se quit la peluca y se extrajo la prtesis de dientes falsos.
Aceptar el ofrecimiento dijo Milt Biskle, si me prometen que mi mujer obtendr la parcela de terreno que le he
asignado.
Asintiendo, DeWinter le arroj un pequeo sobre blanco.
Aqu est su pasaje. Ida y vuelta, por supuesto, porque supongo que regresar.
Eso espero, pens Biskle mientras sacaba el pasaje. Pero depende de lo que vea en la Tierra. O ms bien de lo que me
dejen ver.
Tena la sensacin de que le dejaran ver muy poco. En realidad tan poco como fuera posible a la manera de Prox.
Cuando su nave lleg a la Tierra lo estaba esperando una gua elegantemente uniformada.
Seor Biskle? maquillada, atractiva y extraordinariamente joven, dio unos pasos hacia l, atenta. Me llamo Mary
Ableseth, su acompaante en la visita turstica. Le mostrar todo el planeta durante su breve estada Sonro de un modo
vivaz y muy profesional. Lo sorprendi. Estar con usted constantemente, da y noche.
Por la noche tambin? se compuso para decir.
S, seor Biskle. Es mi trabajo. Suponemos que se sentir desorientado por sus aos de trabajo en Marte... trabajo que
nosotros en la Tierra aplaudimos y honramos, como corresponde se puso a su lado, conducindolo hacia un helicptero
estacionado. Adnde le gustara ir primero? A la ciudad de Nueva York? Broadway? A los clubes nocturnos, los teatros
y restaurantes...?
No, a Central Park. Quiero sentarme en un banco.
Pero ya no existe ms Central Park, seor Biskle. Mientras usted estaba en Marte lo convirtieron en una playa de
estacionamiento para los empleados del gobierno.
Ya veo dijo Milt Biskle. Bien, entonces vayamos al parque Portsmouth en San Francisco.
Abri la puerta del helicptero.
Tuvo el mismo destino dijo la seorita Ableseth, sacudiendo tristemente la larga y luminosa cabellera roja.
Estamos tan detestablemente superpoblados. Podemos intentarlo igual, seor Biskle; han quedado unos pocos parques, uno
en Kansas, creo, y dos en Utah, en el sur, cerca de St. George.
Son malas noticias dijo Milt. Me permite ir hasta esa mquina proveedora de anfetaminas y ponerle una moneda?
Necesito un estimulante que me levante el nimo.
Por supuesto asinti con gracia la seorita Ableseth.
Milt Biskle camin hacia la mquina proveedora de estimulantes que estaba fuera del espaciopuerto, busc en el bolsillo,
encontr una moneda y la introdujo por la ranura.
La moneda atraves por completo la mquina y repiquete en el pavimento.
Qu extrao! dijo sorprendido Biskle.
Creo que eso tiene una explicacin dijo la seorita Ableseth. Esa moneda es marciana, hecha para una gravedad
ms ligera.
S dijo Milt Biskle mientras la recuperaba. Como haba predicho la seorita Ableseth, se senta desorientado. Se
qued inmvil mientras ella pona una moneda propia y obtena un pequeo tubo de estimulantes anfetaminas para l. Por
cierto, la explicacin pareca adecuada, pero...
Ahora son las veinte, hora local dijo la seorita Ableseth. Y yo no he cenado, aunque seguramente usted lo hizo a
bordo de la nave. Por qu no me lleva a cenar? Podemos hablar con una botella de Pinot Noir de por medio y me puede
contar sobre esas vagas corazonadas que lo trajeron a la Tierra, sobre algo que va terriblemente mal, y sobre su maravilloso
trabajo de reconstruccin que, segn dice, carece de sentido. Me encantara escucharlo.
Lo gui de regreso al helicptero, al que ambos entraron, sentndose juntos y apretados en el asiento trasero, Milt Biskle
la encontraba agradable y complaciente, decididamente terrquea. Se senta un poco perturbado y su corazn se aceler.
Haba pasado mucho tiempo desde que haba estado tan cerca de una mujer.
Escucha dijo Biskle, mientras el circuito automtico del helicptero haca que se elevaran sobre la playa de
estacionamiento del espaciopuerto, estoy casado. Tengo dos hijas y vine aqu por negocios. Estoy en la Tierra para
demostrar que los proxitas en realidad ganaron y los pocos terrcolas que quedamos somos esclavos de las autoridades prox,
y que trabajamos para...
Se detuvo; no le quedaban esperanzas. La seorita Ableseth permaneca apretada contra l.
Usted realmente cree dijo la seorita Ableseth poco despus, mientras el helicptero pasaba sobre la ciudad de
Nueva York que soy una agente prox?
No... no dijo Milt Biskle. Supongo que no.
No pareca probable dadas las circunstancias.
Mientras permanezca en la Tierra dijo la seorita Ableseth, por qu quedarse en un hotel ruidoso y
superpoblado? Por qu no viene a mi departamento comunal en Nueva Jersey? Hay lugar de sobra y usted ser ms que
bienvenido.
Muy bien estuvo de acuerdo Biskle, sintiendo que sera intil discutir.
Bien la seorita Ableseth le dio una orden al helicptero, que gir hacia el norte. Cenaremos all. As ahorrar
dinero. Y adems en todos los restaurantes decentes hay una cola de dos horas a esta altura de la noche, de manera que es
casi imposible conseguir mesa. Probablemente ya no recuerde eso. Qu maravilloso ser cuando la mitad de nuestra
poblacin pueda emigrar!
S dijo Biskle. Y les gustar Marte; hicimos un buen trabajo sinti que algo de entusiasmo regresaba a l, una
sensacin de orgullo por el trabajo de reconstruccin que l y sus compatriotas haban hecho. Espere a verlo, seorita
Ableseth.
Llmeme Mary dijo la seorita Ableseth mientras se acomodaba la pesada peluca escarlata que se le haba
desaliado en los ltimos minutos en la apretada cabina del helicptero.
Muy bien dijo Biskle, y, a pesar de cierta inoportuna sensacin de infdelidad hacia Fay, creci su sensacin de
bienestar.
Las cosas pasan rpido en la Tierra dijo Mary Ableseth. Debido a la terrible presin de la superpoblacin.
Se acomod los dientes.
Ya veo agreg Milt Biskle, y tambin se acomod su propia peluca y los dientes. Podra estar equivocado?, se
pregunt a s mismo. Despus de todo, poda ver las luces de Nueva York all abajo. Decididamente la Tierra no era una
ruina despoblada y su civilizacin estaba intacta.
O era una ilusin, impuesta por las desconocidas tcnicas psiquitricas de Prox a su sistema de percepcin? Era verdad
que la moneda haba atravesado completamente la mquina de anfetaminas. Eso indicaba que algo andaba sutil y
terriblemente mal?
Tal vez la mquina en realidad no estaba all.
Al da siguiente l y Mary Ableseth visitaron uno de los pocos parques que quedaban. En la regin sur de Utah, cerca de
las montaas, el parque, aunque pequeo, era de un verde brillante y atrayente. Milt Biskle estaba recostado sobre la hierba y
observaba a una ardilla que trepaba por un rbol dando saltos ligeros, con su cola colgando detrs como un torrente gris.
No hay ardillas en Marte dijo adormecido.
Llevando un ligero traje de bao, Mary Ableseth se desperez a sus espaldas, entrecerrando los ojos.
Este lugar es tan agradable, Milt. As me imagino a Marte.
Ms all del parque, el trnsito pesado se mova por la autopista. El susurro le recordaba a Milt el oleaje del Ocano
Pacfco. Ese sonido lo adormeci. Todo pareca estar bien, le arroj una nuez a la ardilla, que se dio vuelta y a saltos se
dirigi hacia la nuez, haciendo una mueca inteligente en respuesta.
Cuando la ardilla estuvo erguida sosteniendo la nuez, Milt Biskle arroj una segunda nuez hacia la derecha. La ardilla la
escuch caer entre las hojas de los arces. Irgui sus orejas, lo que le record a Milt el juego que haba practicado una vez con
un gato que le perteneca a l y a su hermano, en los das en que la Tierra no estaba tan superpoblada, cuando las mascotas
todava eran algo legal. Haba esperado hasta que Calabaza el gato estuvo casi dormido y entonces arroj un pequeo
objeto a un rincn de la habitacin. Calabaza se despert. Con sus ojos abiertos de par en par y sus orejas erguidas, se volvi
y se sent durante quince minutos escuchando y observando, meditando sobre qu objeto poda haber hecho ese ruido. Era
una manera inocente de molestar al viejo gato, y Milt se sinti triste, pensando en cunto haca que haba muerto Calabaza,
su ltima mascota legal. En Marte, sin embargo, las mascotas seran legales otra vez. Eso lo consol. En realidad, en Marte,
durante los aos en que trabaj en la reconstruccin, lo consol una mascota. Una planta marciana. La haba trado con l a la
Tierra y ahora estaba sobre la mesa de la sala de estar del departamento del departamento compartido de Mary Ableseth,
con sus ramas cadas. No se haba adaptado al clima poco familiar de la Tierra.
Es raro murmur Milt que mi planta wug no haya forecido. Haba pensado que en una atmsfera con tanta
humedad...
Es la gravedad dijo Mary, los ojos todava cerrados, sus senos subiendo y bajando regularmente. Estaba casi dormida
. Es demasiado para ella.
Milt consider la forma de la mujer, recordando a Calabaza en circunstancias similares. El momento de la vigilia, entre el
sueo y el despertar, cuando la conciencia y la inconciencia se funden... estirndose, tom una piedra.
La arroj hacia un montn de hojas que estaban cerca de la cabeza de Mary.
Ella se sent repentinamente, los ojos completamente abiertos y con el traje de bao cayndosele.
Sus orejas estaban erguidas.
Nosotros los terrcolas dijo Milt perdimos el control de la musculatura de nuestras orejas, Mary. Incluso de los
refejos bsicos.
Qu? murmur ella, parpadeando confusa mientras se acomodaba el traje de bao.
La habilidad para erguir las orejas se nos atrof explic Milt. A diferencia de los perros y los gatos. Aunque si nos
examinaran morfolgicamente no se daran cuenta porque nuestros msculos todava estn all. As que cometieron un error.
No s de qu ests hablando dijo Mary, de mal humor. Se dedic a acomodar el sostn del traje de bao, ignorndolo
por completo.
Volvamos al departamento dijo Milt ponindose en pie.
Ya no poda sentir que estaba recostado en un parque porque ya no poda creer en el parque. Una ardilla irreal, hierba
irreal... lo eran en verdad? Le mostraran alguna vez la sustancia que haba bajo la ilusin? Lo dudaba.
La ardilla los sigui durante un breve tramo mientras caminaban hacia el helicptero, luego volvi su atencin a una
familia de terrqueos que inclua a dos nios pequeos. Los nios le arrojaron nueces a la ardilla que correteaba con vigorosa
actividad.
Convincente dijo Milt. Y en verdad lo era.
Es muy malo que no haya vuelto a ver al doctor DeWinter, Milt dijo Mary. Podra haberle ayudado.
Su voz sonaba extraamente dura.
Sin la menor duda agreg Milt Biskle mientras reingresaba en el helicptero.
Cuando regresaron al departamento de Mary encontraron a la planta wug marciana muerta. Era evidente que haba
perecido por deshidratacin.
No intentes explicarme esto le dijo a Mary mientras los dos contemplaban de pie las ramas muertas de la planta.
Sabes lo que signifca. La Tierra supuestamente es ms hmeda que Marte, incluso que el Marte reconstruido. Sin embargo,
la planta se ha secado por completo. No hay humedad en la Tierra porque debo suponer que las explosiones de los Prox
vaciaron los mares. Estoy en lo correcto?
Mary no dijo nada.
Lo que no comprendo dijo Milt es por qu les preocupa mantener las ilusiones funcionando. Ya termin mi
trabajo.
Tal vez haya ms planetas que requieran un trabajo de reconstruccin, Milt dijo Mary, despus de una pausa.
Es tan grande la poblacin de ustedes?
Estaba pensando en la Tierra. Aqu dijo Mary. El trabajo de reconstruccin tomar generaciones; se necesitara
todo el talento y la habilidad que poseen sus ingenieros reconstructores agreg: Solo estoy siguiendo tu lgica
hipottica, por supuesto.
As que la Tierra es nuestro siguiente trabajo. As que se es el motivo por el que me dejaron venir hasta aqu. En
realidad vine para quedarme aqu.
Se dio cuenta de eso, completa y absolutamente, en un relmpago de comprensin.
No volver a Marte y no ver a Fay otra vez. T la ests reemplazando todo cobraba sentido.
Bien dijo Mary, con una sonrisa que casi pareca mueca, se puede decir que lo estoy intentando.
Le dio un pequeo golpe a Milt en el brazo. Descalza, todava con su traje de bao, se le acerc lentamente.
Se apart de ella, asustado. Recogi la planta wug muerta y, aturdido, se dirigi hacia la abertura para los desperdicios y
arroj los restos resecos y quebradizos. Se desvanecieron en el acto.
Y ahora dijo Mary diligentemente, vamos a ir a visitar el Museo de Arte Moderno en Nueva York y luego, si
tenemos tiempo, el Museo Smithsoniano en Washington D.C. Me pidieron que te mantuviera muy ocupado para que no
pudieras comenzar a darle vueltas al tema.
Pero ya lo estoy haciendo dijo Milt mientras la contemplaba dejar el traje de bao y ponerse una prenda gris de lana.
Nada puede evitarlo, se dijo. Ahora lo sabes. Y a medida de que los ingenieros reconstructores terminen su labor va a
suceder una y otra vez. Yo solo fui el primero.
Al menos no estoy solo, comprendi. Se sinti un poco mejor.
Qu tal me veo? le pregunt Mary mientras se pona lpiz de labios frente al espejo del dormitorio.
Muy bien dijo l con indiferencia. Se pregunt si Mary a su debido tiempo se encontrara con todos los ingenieros
reconstructores, convirtindose en la amante de todos ellos. La cuestin ya no era nicamente si ella era lo que pareca, sino
tambin si podra conservarla.
Le pareci una prdida gratuita, fcilmente evitable.
Se dio cuenta de que ella estaba comenzando a gustarle. Mary est viva. Era muy real, terrquea o no. Al menos no
haban perdido la guerra ante cualquiera; haban perdido ante autnticos organismos vivos. En cierto sentido se sinti
reconfortado.
Ests listo para ir al Museo de Arte Moderno? dijo Mary vivamente, con una sonrisa.
Ms tarde, en el Smithsoniano, despus de haber visto el Spirit of St. Louis y el avin increblemente antiguo de los
hermanos Wright que pareca tener al menos un milln de aos vio la oportunidad de echarle una mirada a una sala por
la que haba estado esperando con ansiedad.
No le dijo nada a Mary ella estaba concentrada estudiando una vitrina de piedras semipreciosas en su estado natural
sin pulir, se escabull y, un momento ms tarde, estaba ante una seccin con una vitrina llamada:
MILITARES PROX DE 2014
Haba tres soldados prox estticos, con sus oscuras caras, manchados y mugrientos, las armas porttiles listas, en un
refugio conformado por los restos de uno de sus transportes. All colgaba inerte una bandera prox manchada de sangre.
Aquel era un enclave derrotado del enemigo; las tres criaturas parecan estar a punto de rendirse o de ser fusiladas.
Un grupo de visitantes terrqueos estaba ante la exhibicin, mirando tontamente.
Convincente, no le parece? le dijo Milt Biskle al hombre que estaba ms cerca.
Por supuesto estuvo de acuerdo el hombre de mediana edad, de anteojos y pelo gris. Estuvo en la guerra? le
pregunt a Milt, mirndolo directamente.
Trabajo en la tarea de reconstruccin dijo Milt. Soy ingeniero Amarillo.
Oh asinti el hombre, impresionado. Muchacho, estos proxitas dan miedo. Parece como que van a salir de la
vitrina y nos van a matar. Lanz una sonrisita. Los proxitas pelearon duramente hasta que los derrotamos, hay que
reconocerles eso.
Esas armas me provocan escalofros dijo a su lado la esposa, de pelo gris y muy bien arreglada. Parecen muy
reales.
Continu caminando con desagrado.
Usted est en lo correcto dijo Milt Biskle. Parecen estremecedoramente reales puesto que en verdad lo son.
No tena ningn sentido crear una ilusin de este tipo ya que el objeto real estaba disponible. Milt pas por debajo de la
barandilla, se acerc al cristal que protega la exhibicin, levant un pie y lo rompi. Estall en pedazos y llovieron
fragmentos astillados con un enorme alborozo.
En el preciso momento en que llegaba corriendo Mary, Milt tom el rife de uno de los proxitas y se volvi hacia ella.
La muchacha se detuvo, respirando entrecortadamente, y lo mir sin decir nada.
Estoy dispuesto a trabajar para ustedes le dijo Milt, sosteniendo expertamente el rife. Despus de todo, si mi
propia raza ya no existe difcilmente pueda reconstruir una colonia en un mundo para ella. Puedo entender eso. Pero quiero
saber la verdad. Mustrenmela y continuar con mi trabajo.
No, Milt dijo Mary, si supieras la verdad no seguiras con tu trabajo. Volveras esa arma contra ti mismo.
Sonaba tranquila, incluso compasiva, pero sus ojos brillantes y abiertos de par en par estaban muy atentos.
Entonces te matar dijo Milt. Y despus se suicidara.
Espera le suplic. Milt... esto es muy difcil. No sabes absolutamente nada y sin embargo fjate lo desdichado que
se te ve. Cmo esperas sentirte cuando puedas ver el estado en que est tu propio planeta? Casi es demasiado para m y yo
soy... vacil.
Dilo.
Yo soy solo una... balbuce una visitante.
Pero entonces yo estaba en lo cierto dijo. Dilo. Admtelo.
Ests en lo cierto, Milt ella suspir.
Aparecieron dos guardias uniformados del museo llevando pistolas.
Est bien, seorita Ableseth?
Por el momento dijo Mary. Ella no apart los ojos de Milt y del rife que llevaba. Esperen les orden a los
guardias.
S, seora los guardias esperaron. Ninguno se movi.
Ha sobrevivido alguna mujer terrcola? pregunt Milt.
No, Milt dijo Mary, tras una pausa. Pero los proxitas pertenecemos tambin a la misma especie, como bien sabes.
Podemos cruzar nuestra sangre. Eso te hace sentirte mejor?
Por supuesto dijo l. Muchsimo mejor.
Tena ganas de volver el rife sobre s mismo, sin esperar nada ms. Hizo todo lo posible por resistir el impulso. As que
todo el tiempo haba tenido razn. No haba estado Fay en el Campo Tres en Marte.
Escucha le dijo a Mary Ableseth. Quiero volver a Marte otra vez. Vine aqu para saber algo. Ya lo s, ahora quiero
regresar. Tal vez hable otra vez con el doctor DeWinter, tal vez pueda ayudarme. Tienes alguna objecin?
No ella pareci comprender cmo se senta. Despus de todo, hiciste tu trabajo all. Tienes derecho a regresar. Pero
tarde o temprano tendrs que regresar a la Tierra. Podemos esperar un ao o ms, tal vez incluso dos. Pero eventualmente
Marte estar completo y necesitaremos ms lugar. Y va a ser mucho ms duro aqu... como ya podrs descubrir. Ella
intent sonrer pero fracas; l apreci el esfuerzo. Disclpame, Milt.
A m tambin dijo Milt Biskle. Mierda, me sent mal cuando muri la planta wug. Entonces supe la verdad. No era
solo una sospecha.
Te interesara saber que tu colega ingeniero reconstructor Rojo, Cleveland Andre, se dirigi a la reunin en tu lugar. Y
les transmiti tus sospechas junto con las suyas. Votaron el envo de un delegado ofcial a la Tierra para investigar. Est en
camino.
Me parece interesante dijo Milt, pero no es realmente importante. Difcilmente cambie las cosas. Baj el rife.
Puedo regresar ahora a Marte? se senta cansado. Dile al doctor DeWinter que voy para all.
Dile, pens, que tenga todas las tcnicas psiquitricas de su repertorio listas para m, porque sern necesarias.
Qu pas con los animales de la Tierra? pregunt. Sobrevivi alguna forma de vida? Qu pas con los perros y
los gatos?
Mary les lanz una mirada a los guardias del museo; un destello de comunicacin fuy silenciosamente entre ellos,
luego dijo:
Quiz sea lo mejor despus de todo.
Qu es lo mejor? pregunt Milt Biskle.
Que lo veas. Solo durante un momento. Parece que ests mejor preparado de lo que habamos pensado. En nuestra
opinin tienes derecho a ello luego agreg. S, Milt, los perros y los gatos sobrevivieron; viven entre las ruinas. Vamos y
echemos una mirada.
Fue tras ella pensando para s mismo, ella no estara en lo correcto la primera vez?, de verdad quiero mirar? Puedo
enfrentar la verdadera realidad? Por qu tuvieron la necesidad de mantener la ilusin hasta ahora?
En la rampa de salida del museo Mary se detuvo y dijo:
Ve al exterior. Yo me quedar aqu, estar esperando a que regreses.
Dndose por vencido, descendi por la rampa.
Y vio.
Todo estaba en ruinas, por supuesto, como ella haba dicho. La ciudad haba sido decapitada, nivelada a un metro sobre
el nivel del suelo; los edifcios se haban convertido en recuadros vacos, sin contenido, como antiguos patios infnitos e
intiles. No poda creer que lo que estaba viendo era nuevo. Pareca que estos restos abandonados siempre haban estado all,
exactamente como estaban ahora. Y... cunto tiempo ms permaneceran de ese modo?
Hacia la derecha vio una compleja mquina recorriendo la calle llena de escombros. Mientras l observaba, se extendi
una multitud de seudpodos que hurgaban en los cimientos ms cercanos. Los cimientos, de acero y concreto, fueron
pulverizados abruptamente; el suelo desnudo, expuesto, se vea ahora de una marrn oscuro, chamuscado por el calor
atmico provocado por el equipo automtico de reparacin, una mquina, pens Milt Biskle, que no era muy diferente a la
que usaba en Marte. Evidentemente, la mquina tena la tarea de limpiar todo lo antiguo en una pequea rea. Saba muy
bien por su propia experiencia durante el trabajo de reconstruccin de Marte lo que seguira a continuacin, probablemente
en solo minutos, llevado adelante por un mecanismo igualmente elaborado que establecera los cimientos para las
estructuras que all se levantara,
Y, de pie en el otro lado de la calle desierta, observando el trabajo de limpieza que llevaba adelante la mquina, se poda
ver a dos fguras delgadas y grises. Dos proxitas de nariz aguilea, con su pelo natural y plido dispuesto en espiral y los
lbulos de sus orejas estirados por los objetos pesados que colgaban de ellos.
Los vencedores, pens para s mismo. Experimentando cierta satisfaccin ante el espectculo, fue testigo de cmo
destruan los ltimos artefactos de la raza perdedora. Algn da una ciudad puramente prox se elevara aqu: arquitectura
prox, calles de amplios y extraos patrones prox, construcciones uniformes con el aspecto de cajas con muchos niveles
subterrneos. Y ciudadanos como esos deambulando por las rampas, recorriendo los tneles de alta velocidad en su rutina
diaria. Y que pasara, pens, con los perros y los gatos terrqueos que ahora habitaban estas ruinas, como haba dicho
Mary? Tambin desapareceran? Probablemente no por completo. Habra un lugar para ellos, tal vez en los museos y
zoolgicos, como rarezas para ser admiradas. Sobrevivientes de un ecologa que ya no exista. Puede que ni siquiera eso.
Y sin embargo... Mary estaba en lo correcto. Los proxitas pertenecan a la misma especie. Aun si no se pudieran cruzar
con los terrqueos que sobrevivieron, la especie como l la conoca continuara. Y se cruzaran, pens. La relacin que tena
con Mary era una prueba. El resultado incluso poda ser bueno.
El fruto, pens mientras se alejaba y comenzaba el regreso hacia el museo, poda ser una raza que no fuera prox ni
terrquea por completo. De la unin poda surgir algo genuinamente nuevo. Al menos podemos tener esperanzas de eso.
La Tierra sera reconstruida. Haba visto una pequea muestra de ese trabajo con sus propios ojos. Tal vez los proxitas
carecieran del talento que l y sus colegas, los ingenieros reconstructores, posean... Y ahora que Marte estaba virtualmente
terminado podan comenzar aqu. No era completamente desesperanzador. No del todo.
Camin de regreso hasta donde lo aguardaba Mary y le dijo con voz ronca:
Hazme un favor. Consgueme un gato que pueda llevar conmigo en mi regreso a Marte. Siempre me gustaron los
gatos. Especialmente los de color naranja con rayas.
Uno de los guardias del museo, despus de lanzarle una mirada a su compaero, dijo:
Podemos solucionar eso, seor Biskle. Podemos conseguir un... cachorro, esa es la palabra?
Gatito, creo corrigi Mary.
En el viaje de regreso a Marte, Milt Biskle estaba sentado con la caja que contena el gatito naranja en su regazo,
pensando en sus planes. En quince minutos las nave descendera sobre Marte y el doctor DeWinter o lo que se haca pasar
por el doctor DeWinter estara esperndolo. Sera demasiado tarde. Desde donde estaba sentado poda ver la salida de
emergencia con su luz roja de advertencia. Sus planes estaban enfocados sobre la compuerta. No era lo ideal pero servira.
En la caja el gatito naranja extenda una pata y golpeaba contra la mano de Milt. Senta las agudas las agudas y delgadas
zarpas raspar contra su carne y con la mirada ausente apartaba su mano de la caricia del animal. Marte no te gustar nada,
pens y se puso de pie.
Cargando la caja se dirigi velozmente hacia la compuerta de emergencia. Antes de que la pudiera alcanzar la azafata la
haba abierto. Se meti en su interior y la compuerta se cerr a sus espaldas. Durante un instante estuvo quieto dentro del
estrecho compartimiento, y luego comenz a tratar de abrir la pesada puerta exterior.
Seor Biskle! le lleg la voz de la azafata amortiguada por la puerta. La oy abrir la puerta y andar a tientas para
poder asirlo.
Mientras l giraba la puerta exterior el gatito que estaba dentro de la caja que sostena bajo el brazo maull.
T tambin?, pens Milt Biskle, e hizo una pausa.
La muerte, el vaco y la pronunciada falta de calor del espacio exterior se fltraron a su alrededor, a travs de la puerta
parcialmente abierta. Milt los olfate y algo en su interior, como en el gatito, hizo que por instinto se apartara. Se tom una
pausa, an sosteniendo la caja, sin intentar abrir la puerta exterior ms all de lo que estaba, y ese momento la azafata lo
agarr.
Seor Biskle dijo ella a medias sollozando, se ha vuelto loco? Por Dios, qu est haciendo? ella se las arregl
para tirar hacia dentro y cerrar la puerta exterior, ajustando la seccin de emergencia otra vez a su posicin de cerrado.
Sabe muy bien lo que estoy haciendo le dijo Milt Biskle mientras le permita que lo impulsara hacia el interior de la
nave, hacia su asiento. Y no creo que pudiera detenerme, se dijo a s mismo. Porque no fue usted. Podra haber seguido
adelante y haberlo hecho. Pero decid no hacerlo.
Se pregunt por qu.
Ms tarde, en el Campo Tres en Marte, el doctor DeWinter sali a su encuentro, como l haba estado esperando.
Ambos caminaron hacia el helicptero estacionado y DeWinter dijo, con un tono de voz preocupado:
Me informaron que durante el viaje...
Es cierto. Intent suicidarme, pero cambi de opinin. Tal vez usted sepa el motivo. Usted es el psiclogo, la autoridad
en todo lo que sucede en nuestro interior entr en el helicptero teniendo cuidado de no golpear la caja que contena al
gatito terrestre.
Va a seguir adelante y trabajar en su parcela con Fay? le pregunt el doctor DeWinter tan pronto como el
helicptero levant vuelo sobre los campos de trigales verdes y hmedos. A pesar de... lo sabe?
S asinti l. Despus de todo hasta donde saba, no haba otra cosa que pudiera hacer.
Ustedes los terrcolas sacudi la cabeza DeWinter. Son admirables.
Not la caja en el regazo de Milt Biskle.
Qu tiene all? Una criatura de la Tierra? Fij sus ojos sobre la caja con cierta sospecha. Para l era una
manifestacin de una forma extraa de vida. Un organismo de aspecto bastante peculiar.
Me va a hacer compaa dijo Milt Biskle, mientras sigo con mi trabajo, ya sea construyendo mi propia propiedad
o... O ayudando a los proxitas en la Tierra, pens.
Es lo que llaman una serpiente de cascabel? Escucho el sonido de sus cascabeles el doctor DeWinter se apart un
poco.
Est ronroneando Milt Biskle sacudi al gatito mientras el piloto automtico del helicptero los guiaba a travs del
montono cielo rojo marciano. Tener contacto con una forma de vida familiar, se dijo, me mantendr cuerdo. Me permitir
seguir adelante. Se sinti agradecido. Mi raza puede haber sido derrotada y destruida, pero no han perecido todas las
criaturas terrcolas. Cuando reconstruyamos la Tierra tal vez podamos lograr que las autoridades nos permitan tener lugares
protegidos. Ser una parte de nuestra tarea, se dijo a s mismo, y otra vez acarici al gatito. Al menos podemos tener la
esperanza de que as sea.
Cerca de l, el doctor DeWinter tambin estaba sumergido en sus pensamientos. Admiraba la intrincada destreza de los
ingenieros en el tercer planeta, los que haban logrado el simulacro que descansaba en la caja sobre el regazo de Milt Biskle.
El logro tcnico era impresionante, incluso para l, y lo vio con absoluta claridad... como por supuesto no poda hacer Milt
Biskle. Este artefacto, aceptado por el terrcola como un organismo autntico de su pasado conocido, proveera una punto de
apoyo sobre el cual este hombre podra mantener su equilibrio psquico.
Pero, qu pasara con los otros ingenieros reconstructores? Qu pasara cuando cada uno de ellos hubiera terminado su
trabajo y tuvieran les gustara o no que tomar conciencia de la situacin?
Variara de un terrqueo a otro. Un perro para uno, un simulacro ms elaborado, probablemente de una hembra nbil
humana para otro. En todo caso, cada uno sera provisto como una excepcin a las reglas. Una entidad sobreviviente
esencial, seleccionada entre las que se haban desvanecido por completo. Las pistas sobre las inclinaciones de cada uno de los
ingenieros seran obtenidas al investigar el pasado de cada uno, como haba sucedido en el caso de Biskle. El simulacro del
gato estaba terminado varias semanas antes de su abrupto viaje de regreso a la Tierra provocado por un ataque de pnico.
Por ejemplo, en el caso de Andre ya estaba en construccin el simulacro de un loro. Estara listo para cuando realizara su
viaje a casa.
Lo llamar Trueno explic Milt Biskle.
Un buen nombre dijo el doctor DeWinter. Pens que era una vergenza que no pudieran mostrarle la verdadera
situacin de la Tierra. En realidad, sera bastante interesante que aceptara lo que vea, porque en algn nivel deba
comprender que nada poda sobrevivir a una guerra como la que haban sostenido. Obviamente quera creer con
desesperacin que perduraban ciertos vestigios, aunque no fueran ms que cascotes. Pero es tpico de la mente terrquea
aferrarse a ciertos fantasmas. Eso poda ayudar a explicar su derrota en el conficto; simplemente no eran realistas.
Este gato dijo Milt Biskle va a ser un excelente cazador de ratones marcianos.
Seguro agreg el doctor DeWinter, y pens, mientras sus bateras no se agoten. Tambin l acarici al gatito.
Se activ el conmutador y el gatito comenz a ronronear ms fuerte.

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