Africa Romana Neira Lafrica XVI 2006
Africa Romana Neira Lafrica XVI 2006
Africa Romana Neira Lafrica XVI 2006
romana
Mobilita delle persone e dei J'0poli ,
dinarniche migratorie, emigrazionj e immigrazioni
nelle province occi dentali dell'Impero romano
Alu del XVI convegno di studio
Rabat , 15- 19 dicembrc 2004
A cura di Aomar Akerraz. Paola Ruggeri,
Ahmed Siraj , Cinzia Vismara
Estrarto
Carocci editore
Mara Luz Nei raJimnez
Influencias "orientales' en la musivaria romana
de Mauretanza Tingitana?
A propsito del mosaico denominado
del navigium Veneris de Volubilis
Tras el hallazgo en 1943 de este mosaico en una casa del barrio nordeste
de Volubi/is, su publicacin aos ms tarde por el profesor R Thouve-
nOl puso de manifiesto que aquel descubrimiemo deparaba una repte-
semacin ciertamente extraordinaria, una escena de navigium Vener',
nica en el amplio y rico repertorio de la musivaria romana (FIG. ).
Pues, si bien la diosa Venus apareca en distintas composiciones
musivas de tema mitolgico
1
, protagoni zando, particularmente en su
faceta de Venus marina, escenas de su nacimiento y de las denomina-
das de "Triunfo" y "Toilette"J, - en ocasiones no ajenas a combinacin
o contaminacin" -. donde no es infrecuente la inclusin de un mag-
nfico thiasos
5
, la representacin, en un navo, de Venus acompaada
l . R. THCll.NE'OOT. Milisons b VoIubJ1is. Jil Je GorJiell tr , Milison d ItI
mOS.lIe de VlnllS, ."PSAM_, Xli. 1958, pp. 49- 78. lilt\$. XIV-XIX; M. Pm"SIOi. DIpose,
repose el rtsltlun(io" dts moStllqlltS rom.intJ . ..MEFRA,.. LXXII. 1960, pp. 4} J1. lim.
VII ; R. TIIQUVENOT, us mostllqueJ de Mtlurlt."it lingiltllle, en G. CII. PlCARD. H. STERI'''
(ds. ). La mosoique grlcrrromtli1/e, AC'ttl du CoIloq/le dll Ctnlre N.tit)//tll de
la Rtchm:he Scienllfique (parir, tloiJt'J stpltmbrt r96Y, Paris 196s. pp. t69' 71; y panicu-
larmenle R. TuCXJVF.NOT, l mosilique du -N,Iuigim" Vel/ms" Voluhilis (M.rot:) . ..RA.,
1977. 1. pp. }J'p ..
1. Baste dur enlre las de mayo r difusin. dJuido de Paris. sus Amores con Adonis y
Mine, la "Ioileue
w
la VOlUS armad. etc. Cf. UMe u, l. S.V. ApbroJile.
}. J. LAssus, Vmus 11It1"ite, en PlCARD, STERN (&!s.). La mQuue triro-rom.;ne. d i ..
pp. In-91., flgli. 1'1<4-
4. En esle smrido. algunas de las represemaciones de la Venus marina en lo! mosai
cos romallOS combinan lanlO la ubicacin de la diosa Ol una corn;ha, en alusin 11 Ull a de
hu veniones de su nacimirnlo. como la imagen lriunfal . al figuror los extremos de
concha $OStCflidos por dos trilones o centauros marinos que e;ercen de conejo. y la pro
pio "Ioilelle" al incluir erofes que ponan un espejo en el que la diosa se cOfltelll pla o un
pequeo cofre de .dornos ron 105 que ella figura en actitud de omarse; miemras que en
otros t'jemplares musivos la Venus marina se asienla sobre una o las dos colas pisciformes
de los trilones o cemlluros marinos que la flanquean. miOltras se: comempla en un espejo
que ella misma o un sostiene. Cf. mpr .
Alrededor en San Cesaren de Appia. /t.Ca 'J l. Casa de los Dioscuros de O1ll4. en
L'A/riCJ ro"'."J X\'J. &'h, Roma loo6. pp. ISJ71SS!'i.
Maa Luz Neira ]imnez
Fig. r: Mosaico denominado del navigium Veneris, Volubilis (foto segn F.
Ghedini).
por tres figuras femeninas identificadas como las Tres Gracias y por
dos erates captados en el laborioso manejo de la vela, en clara alusin
los flancos en Iguvium y Cutl;ul, y dispuesto en registros en Altbiburlls, Tbeveste, HlppO
Regius y Caesarea, d . M. L. NEmA, La representacin deltb,asos marino en los mosaicos
romanos. Nereidas y tn'Iones, Madrid 2.002..
Influencias orientales" en la musivaria romana de Mauretania Tmgitana? 1539
a una travesa por aguas surcadas tambin por un cortejo marino no
estrictamente convencional
6
, resaltaba como un autntico hapax.
Se seal, no obstante, como paralelo la identificacin de Venus
en una embarcacin en dos mosaicos de Utica
7
, concretamente en un
fragmento conservado en el Museo del Louvr, cuyo carcter parcial
impide una conclusin certera, y en el gran pavimento de la denomi-
nada Casa de Catn, expuesto en el Museo del Bard0
9
(FIGS. 2-3), en
un registro intermedio junto a otras dos figuras femeninas igualmen-
te recostadas en el interior de sendos navos (FIGS. 4-5), y cuya parte
superior, coronada por un bside, estaba presidida en varios registros
por una gran mscara de Ocano, una representacin del triunfo de
Neptuno y Amphitrite y por dos nereidas sobre felinos marinos, a
partir de las cuales una amplia superficie aparece sobrevolada por
numerosas aves, en su mayora cabalgadas por erates alados y des-
nudos, provistos de arpones u otras armas, incluso un arco, mientras
en dos registros inferiores un numeroso y variado thiasas de nereidas
sobre monstruos marinos y/o tritones de varios tipos, guiando las
bridas de distintos hbridos, fruto de la fantasa, completaban una
gran composicin.
En coincidencia, dos erates alados y desnudos estn representados
en el manejo de la vela, ms concretamente en actitud de izarla. Pero
adems en el pavimento de la Casa de Catn un tercer eros porta un
cofre de alhajas que muestra a Venus sin lograr, al menos por el mo-
mento, atraer su atencin, ya que ella, recostada en el navo, dirige su
mirada, en sentido opuesto, a un eros sobre delfin que precede a la na-
ve, ajena al sobrevuelo de dos palomas - aves tradicionalmente relacio-
nadas con Venus - representadas en el instante de portar los extremos
de un collar con el que parecen disponerse a adornar a la diosa.
Sin embargo, como ya indic Thouvenot', en esta magna com-
posicin la Venus no protagoniza el papel estelar que a todas luces
se advierte en Valubilis, ni figura acompaada por las Tres Gracias, e
incluso el magnfico thiasas marino no parece desplegado en torno a
la Venus, ya que la representacin principal en este magno escenario
marino es el triunfo de Neptuno y Amphitrite bajo una gran mscara
6. Cf. infra.
7. THoUVENOT, La mosai"que du "Navigium Vene,;s' , cit., p. 49, notas 2-4, fig. 8.
8. F BARATIE, Catalogue des mosai"ques romaines el palocbrtiennes du Muse du
Louvre, Paris 1978, nO Ma 1809.
9. C. DULlRE, Ulique. Les mosaiques "in Stlu" en debors des insulae -l/-IlI, CMT 1, 2
(974).
10. THOUVENOT, La mosaique du "Navigium Veneris", cit., p. 50.
2
1540 Mara Luz Neira ]imnez
Figs. 2-}: Mosaico de la Casa de Catn, Utica: 2) detalle de la parte superior y 3)
detalle de la parte inferior de la gran composicin (foto de M. L. NeiraJirnnez).
Influencias Non"entales" en la musivaria romana de Mauretania Tingitana?
Fig. 4: Mosaico de la Casa de Catn, Utica, detalle con la representacin de
Venus (foto de M. L. NeiraJimnez).
Fig. 5: Mosaico de la Casa de Catn, Utica, detalle con la representacin feme-
nina en la embarcacin central (foto de M. L. Neira Jirnnez) .
de Ocano, en clal11 referencia a su soberana sobre las aguas y, parti-
cularmente, sobre todos aquellos seres mitolgicos ligados al mundo
marino. En este sentido, la inclusin de Venus recostada en una em-
barcacin puede ser considerada como un indicio a tener en cuenta en
un anlisis del grado de representatividad de determinada documen-
tacin iconogrfica, segn se ver ms adelante, pero su lugar en la
composicin, en un lateral completando un tro con otras dos figuras
femeninas de incierta identificacin, refleja un papel ms secundario
que la aleja de la escena plasmada en Volubi/.
En relacin con las Tres Gracias, un fragmentario mosaico bcromo
conservado en Romal! plantea a nuestro juicio una posible asociacin
de ambas representaciones al reflejar en el centro de la composicin la
imagen cannica de las Tres Gracias
ll
, rodeadas por un interesantsimo
thiasos marino dispuesto, segn una tendencia muy difundida, de cara
al exterior sobre los lados, y en el que destaca, entre otras, la figura ex-
cepcional de una supuesta "nereida", asentada sobre la cola pisciforme
de un macho cabro marino, que aparece acompaada por dos erotes.
La excepcionalidad iconogrfica de este grupo al conjugar caractersti-
cas distintivas evidentes que lo distancian notablemente del repertorio
de representaciones de nereidas en la musivaria romana
lJ
, - como la
corona que porra la citada figura femenina bajo la aparente imagen de
una nereida, la inusual montura de un macho cabro marino, un hbri-
do tan slo documentado en el instante de portar una nereida en el
gran pavimento de la Casa de Soro/hus de Hadrume/u,,l4, y la actilUd
en la que se encuentran los supuestos "erotes" - nos condujo al influjo
de la Aphrodita Pandemos, cuyo tipo deriva de la escultura de Scopas
situada en ElJis, segn Pausanias (VI, 25, 1), una figura sentada sobre un
macho cabro, que, dado su carcter astral como di osa de los planetas,
apareca en muchas representaciones del siglo IV a.e. acompaada
por dos figuras con la apariencia de erotes, identificadas como perso-
nificacin de las emellas del da y la noche, Phosphoros y Hesperor
f
11. M. L. NFJRA JI:-"I!!NEl. Rqmsrnlllci&t tbillsos morino ro tns ftJgmtl1tos dt
mosllico baomo. en J. MANGAS. J. ALVAR (eds.1. HommtJfrtJ}osl Mono BlJUJut%. \'01. 111.
t.1Pdrid 1996. pp. UN9. fi gs. 1-9
Il .. NEJRAjWf!,NIlZ. Rt'prl'StnltJcil1 IhitJJOS mtJril1o, cit . pp. U}S. fig. t.
I). NElRA JIMa<El, I rtprtunlllcin dtllhlSos morino t n Un mOSIlI'cos romlll/os.
Ne,eidlll y Inlol/tl. cil.
14. L. tS moslllques, en Alt.u Archi%giqllt de SouSSt, feuillc:
57. Tunis t960. nm. P1I 9
15. NFJRA )I/omNEZ, RtprtStI1!O(lIl Ihiosos mar{IIO 1'11 Irt'S fogmt ntos. cit" pp. 139'
40. fig. L la Aphrodtia p'mdn/los y su relacin con Pbospborru y Htspt ros. \'ue,
respectivameme. LIMe n. t, s.v. Apbrodtt , 9"7-976. )' UMe 11, l. s.v. Aslrll, 74-84.
IS43
Bajo la influencia de esta iconografa, la representacin contaminada
de Aphrodita-Venus a la manera de una nereida en el mosaico itlico
aparece inmersa en una travesa marina, en la que asimismo participan
una nereida sobre delfn, un eros tambin sobre un delfn, otro eros
sobre una tigresa marina y dos t ri tones, uno con una iconografa muy
interesante que, transportando a dos erotes, uno de ellos en sus manos
al zadas, podra traslucir una representacin de Gzukos segn la leyen-
da del rescate de Meliker/es-Palemon, y un segundo tritn que gwa las
riendas de un animal marino.
Una travesa, que quizs habra experimentado el eco de Apulcyo
(Met., IV, 31, 4-7)16 al relatar la inmersin en el mar a la que la diosa se
inicia, seguida de un cortejo, despus de haber dado rdenes precisas
a su hijo Eros acerca del castigo que como terrible y despiadada ven-
ganza deba inflingir a la inocente Psique; mientras las Tres G racias, en
el centro de la composicin, podran estar representando su originario
papel de estaciones, como dispensadoras de los frutos de la tierra, so-
bre la que aparecen de modo explcito, y como encargadas de recibir,
a su llegada a Cythera, a Venus para lavarla y ungirla, segn nos trans-
mite Homero (Od., vm)17.
No obstante, a pesar de la asociacin entre la supuesm represen-
tacin de una nereida contaminada por la imagen de Apbrodita-Venus
y las Tres Gracias en el citado pavimento bcromo, su composicin
no supone un paralelo ntido para el mosaico de Volubilis, ya que la
figuracin de las Gracias en el espacio central supone su localizacin
en ti erra, quizs, tal y como se ha sealado, en una isla, probablemente
meta y lugar de destino de aquella travesa escenificada, en contraste
con el mosaico tingirano, donde las Gracias aparecen embarcadas con
Venus, reflejando un instante mismo de la navegacin.
A este respecto, tampoco otra de las referencias literarias ms co-
nocidas ace rca de Venus y las Tres Gracias las situaban juntas en una
t ravesa marina. Me refiero al detallado relato de Apuleyo (Met., 30-
32)11 acerca de la escenificacin teatral deJJuicio de Paris contemplada
16. En ningn caso. la dependencia del citado paS;ijc: es liteN\.)'lI que la denominada
u",wesa de Venus es descri la como un adentnuniemo en el mar, pisando con sus pies de
rosa la Cll:5la espumosa de las aguas que se mecen. he aqu que se sienta y deja lIevl1r sobre
la serena superficie del profundo mar. ( ... 1 en marcha hacia el Ocano .. (APUl[\O. El
Amo dt Oro. inlrodu(cin. lnlduccin y notas de L. Rubio FemallOel, Bibliol(x:o ClsiCtl
Gredos. 9, Madrid 1978. p. }6. l ' reimpr. 19871.
17. Cf. Nl!lRA]l'II!NEZ. RtprtU11111d6n dt IhillffJS mllrino mosoico
blaomo. cit .. p. 240; Y sobre el papel originario de las Gl'lIcias como EstaciOl1e5. d . UMe
111.1, s. v. G,olillt.
t8. ApuLE\'o, El Amo dt Oro. di .. pp. 315.8.
<, ... Maa Luz Neil'll Jimne2.
por Ludo, todava convertido en asno, donde, entre otros pormenores,
se describe la aparicin en tercer lugar de "Venus", quien
se detiene en el mismo CCnlro del CSl'ef1ario [ ... J rodeada ele bulliciosos chiqui-
llos, r. .. ] de cucrpecillos rechonchos y blancos como la leche, se dira que eran
autnticos cupidos escapados en aquel instante del cielo o del mar; sus alil as,
sus minsculas sae'lllS y lodo el disfraz en su conjunto estaba maravillosamente
adaptado a su papel. [',.1 Luego, desfilaba un bello enjambre de muchachas sol
teniS; eran, de un laoo, las Gmcias con toda su gracia: y de otro lado, las Horas
con IOdo. su hem105Unt , todas ellas iban sembrando de guirnaldas. [",1
En la narracin del fin de este episodio (Apul., Met., 35, 3) se expresaba
con nitidez que tal escenificacin haba tenido lugar a seis millas de
Cencrcas
l9
Existe, no obstante, constancia de una cita que aducida por R.
Thouvenot
lO
poda ser la clave de la representacin de Volubilis, una
referencia de Plutarco contenida en su Vida de Antonio
ll
, donde el
autor de Queronea menciona cmo Cleoparra, tras haber recibi do, por
su posicin poltica en la guerm civil que afectaba :11 estado rOmllnO,
varias citaciones para comparecer en Tarsos ante un tribunal presidido
por Antonio, habra accedido por fin a dicho encuentro en la capital
de Cilicia, no sin antes haber orquestado una puesta en escena a travs
de la cual acabara por impresionar y embelesar al mismsimo Antonio,
cambiando el rumbo de sus vidas. Dc este modo, Plutarc.:o IlOS ut:s-
cribe cmo Cleoparra se embarc y naveg por el Cydnus, ro arriba,
- pues, en aquella poca, era navegable desde la desembocadura hasta
Tarsos - ataviada como Aphrodita en una pintura y acompaada por
nios como los eral es representados asimismo en pinruras, unos eroles
que, flanquendola, la abanicaban, al tiempo que las doncell as a su
servicio, ataviadas como nereidas y Gracias, manejaban los remos y las
cuerdas. Sobre la contemplacin de tan sorprendente escena, Plutarco
19. lbiJ. El mismo Lucio cuentll cmo consigui huir dd teatro, ofTe'Ciendo su 10-
caliucin al decir .. l. .. ] C$Cap galopando a toda velocidad. Despus de recorrer
seis millas sin pantr. llego a CcnCf"alS, ciudad consideruda como la ms ilume colonia de
Cori ntO, y handa a la vez por c:l mar Egeo y el golfo de SaMnita. AIlC hay un puertO que
constituye un refugio muy :seguro para las naves [ ... ],., p. JlO. Sobre eslC pprticulu, d.
,,/rll.
2.0. T HQUVENOT, La mosaqllr du "NIlVig.illff/ Vn/eris", cit .. p. 50. Asimismo, F. CHE-
DINt. Drom dor<lf; r Il1ppcti di en MllroccrJ, I'Occidente III'Orirntr, .. Archeo. Le
Nuo\'e Monogl"llfie, J. 1999, pp. 107 :.6. pan. pp. In" quien se hace eco de esta hipt esis
sin defenderla a ultrnnza.
l l . PI.UT . IIIlI . XXVI. Cf. C. B. R. PEu.L'\C (edJ, Pllllllrch's Uves. Anlbony, Cambrid
ge (MA) 1981.
seala el seguimiento masivo de los habitantes de ambas orillas y resal
ta que la expectacin creada lleg a originar un autntico xodo desde
la ciudad, hasta el grado de dejar slo a Antonio en la sede del tribunal.
Mientras, el rumor que circulaba - siempre segn Plutarco - hablaba
de la llegada de Aphrodita Venus a su encuent ro con el nuevo Dionysos
- Antonio - para el bien de Asia.
La lectura de este pasaje, con mencin expresa a aquella trave
sa fluvial de Cleoparra y particularmente a los detalles del montaje
escenificado como un nauigium de Aphrodila en compaa de nios
ero/es, Gracias y nereidas nos remite, sin duda, a la representacin del .
mosaico, objeto principal de esta comunicacin. En razn de estas
similitudes, evidentes, podra presuponerse entonces una estrecha
conexin entre texto e imagen
U
e incluso una dependencia del pasaje
plutarqueo, ya que tan slo parece haberse obviado en la decoracin
musiva el toldo de la nave bajo cuya sombra se recostaba en el texto
Cleopatra/Aphrodita, si bien es la vela y especialmenre su propio mano
to arqueado por efecto del vient o el que protege a la Aphrodito. Venus
del mosaico, al tiempo que los eroles, en lugar de abanicar a la diosa,
manejan las velas y las nereidas, en vez de figurar en el imerior de la
embarcacin como las Gracias, con un remo, aparecen formando par
te, segn es ms habitual en la musivaria romana, de un cort ejo marino
en torno a la nave.
Pero, llegados a este punto, ha de suponerse que la escena repre
sent ada en el mosaico de Volubilis refleje el conocimienro preciso del
pasaje de Plutarco, de aquella referencia explcita contenida en su VIda
de Antonio, evidenciando, quizs, el alto grado de culrura del dominus
que encarg el mosaico para decorar una de las estancias de su resi
dencia y, en esre caso, una conexin ntida entre Cultura Escrita e Ico
nografa?, acaso, la utilizacin de un antiguo modelo basado en aquel
texto sorprendente que relataba un hecho histrico?, sea como fuese,
revelando en ambos casos la seleccin consciente de aquella escena
ll. Este tema es probablemcme tulO de 105 ms intcresantes en el eslUdio de la muo
$ivari a romana. Y a pesar ele los anlisis de magnficos especialistas al abordar el estudio
dc un mosaico o de un conjunto y por $Upuesto. de lemas especficos en obras musivn,
todov!a sigue siendo necesario ahondar en el vInculo, estrecho o no, entre Cuhul'lI Escritll
e IronogroHa y su gl"lldo segun el COmClf!O. Sobre este panicular, d. G. LPEZ MON
TEAGUOO, Texto e imagen en J IIntigedod difICIl. :Linel"lle. CuadernO'.l sobrc Cultul"ll
Escrita, 1, 1001, pp. 37 01; M. L. NElRAjL\lf1o..'EZ, CII!tur<l emita e }l/ograja. A/gunas re-
fle:t;iont'l en tomo a 111 ref.,ci" en /<1 fllllVIJrill romllnll, !.itterne. Cuadernos sobre Cuhul"ll
Eserila .. , j -", lOO}- .. , pp. 8f lH: EAn .. CII/lllrll Escrita e lconogra/ill. AlgllJllll ujlexioneJ en
lomo a SIl u laci6n en III nfllJivarill romllll<lll, .. Litteflle. Cuadernos sobre Cultura Escrita,
6, z.oo6.
Mara Luz Neira ]imnez
alusiva a la historia de Cleopatra, o, por el contrario, la eleccin de un
bello tema decorativo que, sin el conocimiento exhaustivo de su fuente
originaria, tanto en lo literario como en lo iconogrfico, hubiera pare-
cido adecuado para el campo musivo del pavimento del triclinium?
A nuestro juicio, este ltimo supuesto debera ser descartado, ya
que tanto el tema como la propia representacin no corresponden al
amplio y diverso repertorio documentado en la musivaria romana, lo
que elimina la hipottica eleccin de una escena que como estereotipo
pudiera haber sido aplicada sin grandes problemas de adaptacin. Su
plasmacin, un autntico hapax, parece adems revelar un esfuerzo en
la adecuacin de las imgenes al marco de la escena y al propio campo
del mosaico que pavimentara la sala de recepcin principal de la casa,
el triclinium, situado en el extremo del eje vertical trazado desde el
ingreso a la residencia. Pues si la nave y las figuras que en su interior
aparecen embarcadas -la Aphrodita sentada en la popa, las Tres Gra-
cias, en inusual posicin, y los erotes - podran responder, segn indic
Thouvenot'l, a la copia de un cartn, el thiasos marino dispuesto, co-
mo tal, en funcin del navo de la diosa no deba figurar en el original
que sirvi de modelo fundamental.
A este respecto, cabe sealar que quizs la nica incertidumbre
se cierne sobre las dos figuras femeninas que, parcialmente inmersas
en el agua e intercambiando sus miradas, han sido representadas en
actitud de sostener con las manos alzadas el fondo del casco del navo
(FIG. 6) , transmitiendo la sensacin de pretender contribuir, desde el
agua, al empuje de la popa. La inmersin de la parte inferior de sus
cuerpos en un agua que no deja traslucir su forma precisa nos impide
saber si se trata de tritones as o nereidas natantes, que, pese a no ser
habituales ni frecuentes, s figuran en algunos mosaicos romanos
24
.
23. THOUVENOT, La mosai"que du /l Navigium Veneris", cit., pp. 23.51, particularmente
al referirse a la ejecucin de las velas y a su manejo por los erotes, aunque sin descartar
que ms que una mala copia del cartn podra deberse tambin a una psima restauracin
realizada todava en la Antigedad.
24. Aunque la inmersin en el agua dificul ta la identificacin de estos seres mitol
gicos, la representacin de una tritonesa est documentada en el conocido mosaico de la
Chebba, donde curiosamente figura, en lugar de un ms frecuente tritn, formando pareja
con un centauro marino y guiando las riendas de los hipocampos en una clebre escena
de la travesa triunfal de PoseidnNeptuno, segn un punto de vista frontal (lnv. Mos. Af.
D, 86; M. L. NEIRA JlMNEZ, Lo tipologa del carro en los mosaicos romanos del "Triunfo'
de Neptuno, en I.:A/rica romana XI, p. 564, fig. V, !). Es digno de sealar que esta tri tonesa
muestra en lo relativo al rostro y al cabello largo, suelto y con raya en medio cayndole
por los lados, una gran similitud con las dos representaciones de Volubilis. Sobre las re
presentaciones de nereidas natantes en la musivaria romana, cf. M. L. NEIRA JIMtNEZ,
Representaciones de nereidas. LA pervivencia de algunos series tipolgicas en los mosaicos
Influencias on"entales en la musivaria romana de Mauretania Ttngitana? 1547
Fig. 6: Mosaico denominado del navigium Venen's, Volubilis, detalle de las trito-
nesas( ?) o nereidas natantes(?) (foto de F. Ghedini).
No obstante, su actitud difiere de la protagonizada por las tritonesas
y natantes documentadas
2S
, respondiendo a una ejecucin coherente
desde el punto de vista esttico que podra reforzar su inclusin ya en
el original que sirvi de modelo a la representacin de la escena de
navegacin.
En lo relativo, en cambio, al resto de miembros del thiasos marino,
son varios los detalles que revelan, a nuestro juicio, su inexistencia en el
cartn originario y su integracin posterior y adecuacin tras la copia
de las figuras debidas al modelo inicial para servir de complemento a
la escena que, ya con estas nuevas incorporaciones, decorara por fin el
campo musivo del triclinium. Esta conclusin se desprende del anlisis
comparativo que un estudio previo de catalogacin de' las representa-
ciones de nereidas y tritones
26
ofrece, desvelando hasta qu punto los
romanos de la Antigedad Tarda, <<Antigedad y Cristianismo, XIV, 1997, pp. 372'4, figs .
14'16, donde se advierte su indiscutible papel de nereidas, pero excepcionalmente sin fi
gurar transportadas por ningn animal , ht'brido marino o tritn, en la misma posicin que
las figuras varoniles de natantes, generalmente negroides.
25 Segn ya se resalt en el citado artculo, cf. NEIRA J!MtNEz, Representaciones de
nereidas. LA pervivencia, cit., p. 372, nota 2.8.
16. M. L. NElRAJ lMNEz, El mosaico de los tritones de Itlica en el contexto :onogr
fico delthiasos marino en Hispania, en CIMA VI (r990) , Guadalajara 1994, pp. 359.67; EAD. ,
Maria Luz Neira ]imnez
tipos habituales y bien difundidos a travs de numerosos modelos en
circulacin, bien conocidos por artistas y artesanos, han debido sufrir
algunas, pero significativas, modificaciones al ser insertadas para com-
poner un magno cortejo en funcin del citado navigium.
Me refiero, por ejemplo, a la nereida que figura cabalgando sobre
la cola pisciforme de un hipocampo en direccin hacia la derecha,
asentada en el mismo sentido de la marcha del animal, mientras ste,
sin prestar atencin al eros que, tirando de sus riendas, le precede,
vuelve su cabeza, completamente de perfil, hacia ella, sin duda, atraido
por el ademn de la nereida. Esta representacin parece corresponder
a uno de los cuatro tipos troncales catalogados, aquel segn el cual las
nereidas se asientan sobre la cola pisciforme de un animal, monstruo
marino o variedad de tritn, vistas de tres cuartos en el mismo senti-
do de la marcha y coincide en parte con una variedad no demasiado
representativa, que se caracteriza por mostrar las manos hacia delante
en actitud generalmente de guiar las bridas del animal, con el que
puede llegar a intercambiar su mirada
27
; sin embargo la nereida sobre
hipocampo de Volubilis, que con la ayuda de su mano derecha sostiene
sobre sus rodillas un cesto repleto de frutos, dirige la mirada al espec-
tador y alza su mano izquierda, sealando al navo, con la inequvoca
intencin de atraer nuestra atencin sobre la imagen principal del na-
vigium. La transformacin del modelo se aprecia adems en la ejecu-
cin del brazo alzado, que, ante la necesidad de adaptacin, quiebra la
coherencia de la figura y da la impresin de haber sido aadido como
una pieza articulada, aunque quizs el resultado ms incoherente se
desprenda de la ubicacin de la nereida con respecto a la nave, ya que
ella no figura sealando, como sera de esperar, a la diosa sino, con
cierta distorsin, hacia la proa.
Del mismo modo, otra nereida sobre felino marino, situada en el
extremo inferior derecho del cuadro (FIG. 7), refleja tambin en su
representacin cambios obligados por su adaptacin al conjunto, que
la distancian de los tipos estereotipados y sus variantes conocidas. En
principio se asemeja a las nereidas de un tipo, segn el cual figuran no
asentadas sino junto a la cola pisciforme de un animal, monstruo marino
o variedad de tritn y, particularmente, a una variante que las muestra
con una de sus rodillas, la pierna flexionada, sobre la cola pisciforme y
LA representacin del thiasos marino en los mosaicos romanos. Nereidas y tritones, cit. ;
EAD., Representaciones de nereidas. lA pervivencia, cit ., pp. 363.402, figs. t 83.
27. Cf. supra. Un ejemplo de este tipo y variedad en el pavimento bcromo de las
Termas Martimas de OstlO (G. BECATIl, Seavi di Ostia, IV, Mosaici e pavimenti marmorei,
Roma 1961, p. II2, nO 2Il , lms. CXL-CXLVI).
. \
Influencias "orientales" en la musivaria romana de Mauretania Tingitana? 1549
Fig. 7: Mosaico denominado del navigium Vener , Volubilis, detalle del lateral
derecho de la escena (foto de F. Ghedini).
Mana LUl Ndl"ll1imnrz
una mano en el lomo de la montura. Bien documentada especialmente
en los pavimentos de San Cesareo de Appia y la Casa de Soro/hus de
Hadrumclum, de final es del siglo D d.C.
18
, donde tambin se pueden
apreciar Otras variantes estrechamente relacionadas, su representacin
en Vo/ubi/is reproduce de modo inhbil el modelo, al mostrar la posi-
cin de las piernas en sentido inverso, es decir fl exionando la derecha
y estirando hacia atrs la izquierda, cuando las nereidas sobre animales
marinos en direccin hacia la derecha siempre suelen Uexionar y apoyar
la izquierda y estirar la derecha; si bien resul ta aun ms sorprendente
que, en lugar de intercambiar su mirada con el felino, representado en
el instante de girarse, ella rorne completamente su cabeza, vista de perfil,
dirigiendo sus ojos a la nave, en una posicin imposible, slo acorde con
el movimiento anificial de unas piezas articuladas, obligada por el impe
rioso requisito de concentrar su atencin sobre la escena principal.
La representacin de la nereida relacionada con un toro marino en
diado derecho del campo musivo - segn la orientacin de la escena
principal, h:lcia el interior del triclinium para favorecer su contempla-
cin desde los leeti - aparece muy daada por una gran laguna que
tambin fecta a la pareja situada a continuacin en el extremo superi or
derecho. No obstante, si es posible apreciar el busto de la nereida, con
su cabeza de pcrfU como el tOro, en el instanre de besarse, al tiempo
que se deba aferrar a su testa rodendole con ambas manos, mient ras
un velo ondea a su espalda. A pesar de la laguna, parece que esta pareja
slo fue parcialmente representada, ya que, a juzgar por la superficie
disponible y la presencia muy cercana de otra nereida sobre un tritn,
no hay indicios que muestren la figu racin completa, concretamente de
las ext remidades de la nereida y la cola piscifonne del lOro marino. Por
esta razn, el beso, con la cabeza completamente de perfu en ambos, y
el velo arqueado a su espalda la aproxima a una de las variantes de un
tipo distinto a los dos ya citados, cuya mximo exponente induyendo el
beso se documenta en el mosaico polcromo de la Casa de los Dioscuros
de Ost;a
1
'J y, al margen de la musivaria, en sarcfagos romanos)O. y sin
embargo la citada nereida en Vo!ubdis no se asi enta, como las de esta
lB. Acerca de estOS mosaicos, A. [JI,'SAI.....co, 54n Jt AppiA t lt 1"l/It Col/Il//o-
d'ant . ..nUStA,. . }S. J?!l04. pp. 81'9. (gs. 1-7: FoocHER, cit.. nm. f7 Jl9
19. Cf. NElRA )tM8oIEZ, ReprtSellladont'1 dt ntftidas. La !J"Iliflmc'a. cit . pp. n881.
figS.l$17.
JO. A. RtNW. AI/liktll S"rkopbagrt litfs. v, J. Dit MUrUltSrll, Bcslin J9}9 (reimpr.
[969). nm. 71, flg. 41. lm. lj. donde las nereidas si tuadas el) los extremos se .brozpn a
un toro que tambin vud\'c su cabt:-la. vista casi de frente, hacia eUM. igual que en
otro sarcfago conser\'ado en d VatiCllno. nm. 91, fig. H. lam. }6.
,
t"uttt(s orittt/atu t1I f. tttulitovn' rottt1UI di! Maure(ania Tl1IIIihtna}
serie, dando la espalda al espectador en sentido inverso a la marcha del
animal sobre cuya cola pisciforme figura, sino ms bien sugiriendo, sin
otro remedio, la idea de tener sus extremidades inmersas en el agua.
De la pareja formada por otra nereida representada sobre la cola
pisciforme de un tritn resulta imposible emitir un juicio destinado
a sealar similitudes y diferencias que arrojen luz sobre su corres
pondencia o alejamiento de los tipos y series catalogadas, aunque es
preciso destacar al menos en la parte conservada el brazo izquierdo de
la nereida que apoya su mano en el inicio de la cola pisciforme de un
tritn en direccin hacia la derecha, con la cabeza, vista de tres cuar
tos, y su brazo derecho extendido hacia ella, con ademn de rodear su
cintura. Apenas queda espacio, particularmente para las piernas de la
nereida, por lo cual desconocemos hasta qu punto pudo responder
al tipo de las que se asientan, de tres cuartos, en direccin inversa a la
marcha del tri tn, hacia la derecha, mientras se apoyan con la mano
izquierda en el principio de la cola pisciforme, ni a cual de las variantes
conocidas pertenecera en virtud de la posicin de su mano derecha y
ni siquiera si intercambiara la mirada con su tritn.
Acerca de la consideracin que debe extraerse de los cambios
reseados sobre los modelos difundidos puede dar idea la correspon
dencia a cuatro tipos troncales, con sus series y variantes respecrivas,
de las ms de 420 representaciones de nereidas documentadas en la
musivaria romana, un argumento que refuerza aun mis el carcter
nico de la obra.
Esta perspectiva nos hace volver sobre uno de los planteamientos
ya expuestos, la cuestin en torno a la eleccin consciente de un tema.
y ll egados a este punto, barajando la hiptesis de un dominus de fi
nales del siglo U d.C. , asiduo lector de las Vidas Paralelas de Plutarco,
fallecido en el ao 125, buen conocedor de su Vida de Antonio y de
los pasajes que lo relacionan con Clcopatra, que refieren su encuentro
en Tarsos ... , preguntarse tambin qu razones podran haber
guiado al propietario de la Casa denominada del navigium en Vo/ubrlis
para elegir la cirada secuencia del montaje escenogrfico de Cleoparra
en su travesa por el Cydnlls, ro arriba, hasta Tarsos?
Por supuesto, los dems mosaicos que pavimentaban otras estan
cias de la Casa)\ con representaciones de Acten y el bao de Diana)!
}I. THOUVENOT, La Mso" J 14 /IIosaiqllt dt Wnlls. cir. , p ... 9. Induso en el mismo Iri-
dinillm un cuodro de mosaiC() mostroba una reprcscntacin de 19 lucha entre
un gato y un ratn. una escena de cancatul1l de los juegos de anfi tealro.
}1. R. REBUFFAT. La mOflziq/lt du lMi" dt Ditllle ti \'o/lIbilis (MQroc). en La moraiqut
grho--rot1l",t. cit .. pp. 19}119.
Luz NcilllJimna
e Hylas y las ninfas)), entre los ms imponantes, as como las clebres
piezas de decoracin escultrica - el busto de Catn, la escultura del
viejo pescador y, quizs, el principe coronado por una diadema, lu-
ba(?) - que act ualmenle se conservan en el Musco Arqueolgico de
Rabat, nos inducen a pensar en un rico propietario, probablemente de
ciena culrura y, sin embargo, no acenamos a comprender su inters
por contar ante sus invitados, en Volubilis, con una rplica del pasaje
literario alusivo a la estancia de Cleoparra en la lejana Cilida, un lugar
tan distante de la Maurelania Tingilana.
Pues si su conocinliento o "devocin" por Plutarco le hubieran
guiado, resulta cuantO menos extrao acudi r precisamente a aquel rda-
tO de un hecho, que, si bien con el transcurso del tiempo habra podido
ser adornado por la leyenda, no dejaba de ser un episodio histrico del
ao 41 a.c., Y no a otros pasajes de mayor significado o reinterpretacin.
A este respecto, las referencias mitolgicas ofrecen una variada gama de
posibilidades a la hora de su reutilizacin y adaptacin a un espacio, re-
velndose como muy apropiadas para exponer la cuhura del dominus,
sus preferencias e incluso sus creencias, que, como es sabido, suj etas a
reinterprctacin no ti enen porque mostrar un significado literal.
Pero, incluso si la cuestin es planteada desde una perspectiva que
defienda la menor implicacin de un dominus y un mayor protago-
nismo del anista, tampoco resulta comprensible la seleccin de una
escena que fi nalmente debera ser acepf>lda por el comanditario. ni la
justificacin con la que podra aprobarse finalmente la plasmacin de
aquella escena urdida por Cleopatra.
El repaso del citado pasaje puede, no obstante, arrojar luz sobre
este enigma, pues en la descripcin de Plutarco se expresa con nitidez
que Cleop:ma se atavi como Aphrodila en una pintura, igual que los
nios, que aparecan como los erotes tambin de las pinturas, y, con el
mismo sentido, sus jovenes sirvientes, a la manera de Gracias y nerei-
das, para protagonizar la travcsa fluvial del Cydnus. Con este montaje
escnico, la egipcia urde una estratagema que reside en un golpe de
efecto capaz de impresionar a los habitantes de Cilicia y al mismsimo
Antonio, presentndose, aun a pesar de que en realidad su comparen-
cia era obli gada, no como una vctima, sospechosa de alta traicin a
Roma, suj eta a citacin, sino como una diosa, recordando qui zs los
ancestrales orgenes divinos de la realeza egipcia.
Para eUo, no obstante, es de suponer que habra reproducido un
j}. Incluido en el esludio reeic:memClllc publicado por 1. MA;'lAS, El mosiliro /tillictll-
It dI' Hys . .,Romula,.. j , UlQ .. . pp. 10jl.4.
ceremonial fcilmente identificable por aquellos a los que deba impre-
sionar, pues de lo contrario su objetivo habra carecido de sentido. De
tal modo que tras la referencia punrual del suceso histrico protagoni-
zado por Clcopaua, debera advertirse la pervivenda de unas prcticas
de culto a Aphrodila que, a travs de diferentes ceremoniales y fen-
menos de sincretismo, estn bien documentadas en las poleis griegas,
el mundo helenstico y la rbita romana.
En relacin con la escenificacin de la egipcia, ya desde el inicio del
fenmeno colonizador la diosa es reconocida, entre otros patrocinios,
como protectora de la navegacin y, en calidad de tal, con el epteto
de Euploia, sus santuarios a menudo en emplazamientos portuarios
y costeros reciban numerosas ofrendas con el deseo y la pretensin
de experimentar una tranquila t ravesa, de favorecer el retomo de los
navegantes por parte de sus familiares e incluso de agradecer personal-
mente al regreso la intercesin de la diosa}4.
En aquella actividad, Aphro,J;/a, no obstante, no se eriga como
nica divinidad protectora, ya que desde antiguo tanto Hera como lsis
figuraron tlImbin est rechamente vinculadas a la navegacin. A este
respecto, rituales que se remontan al siglo VU a.e. mencionan exvotos
de naves en el santuario consagrado a Hera en Samos y la celebracin
de una procesin ritual en las naves con la estarua de Hera, simulando
primero su robo y despus su restitucin. En el caso de Isis, las referen-
cias de los autores antiguos y los propios hallazgos arqueolgicos tes-
timonian afinidades tales como la coincidencia de templos dedicados
a ambas divinidades, a Aphrodita y a sis, en algunas localidades; as
Pausanias (n, 2 , 3) hace referencia al templo de l sis en Cencreas, donde
exisa asimismo uno dedicado a Aphrodila
JS
Pero, quizs, lo ms sobresaliente en relacin a la escena que nos
ocupa sea la celebracin de un ri tual que, en este contexto de religio-
sidad martima y culto a las divinidades protectoras de la navegacin
frente a 105 naufragios y otros accidentes propios del mbito martimo,
se documenta por primera vez en Eretria durante e1 siglo I a.c., el
navigitltll lsidir o ploiaphesia, una festividad que cada 5 de marzo mar-
caba e1 inicio de la estacin que inauguraba la temporada naviera, el
comienzo de la navegacin.
H. M. ROMERO, Conflictos mf" 111 filigiosiJad fl1miliar y tXf1/'ritncill sacrtJ dt los
IItJlJI!gallf/'s gritgos .. Arys ... 1, 1998. pp.
jS. R. ScRANTON tf tJI., Krnch"ai, &sfrrn Porf ofearinth. l . Topogrllphy tmd Art:hilu
Iltrt. Leiden. 19711. pp. 88' 9. E incluso en una dedicnloria del siglo 1I a.e. hallada en Delos.
bis y aparee/an vcnemdas conjumamclllc como d"indades morinas, cf. PH.
BRUNEAU, /sis PrlgitJ J Drlos . .. SGI . LXXXV. 1961, p.
Maria
De aquella fiesta que despus se celebrara tambin en Cencreas,
Atenas, Bizancio y en OI.ras partes del lmperio Romano, conocemos
al gunos detalles por el valiossimo relato de Apuleyo {Mel., XI , 5. s;
7-17)'6, quien menciona una comitiva procesional de doncellas, sacer-
dotes e instruidos hasta la orilla, la nave ricamente decorada, en cuya
vela haba una inscripcin bordada en letras de oro alusiva a los votos
formulados para la reanudacin de una prspera y tranquila navega-
cin, el ritual de consagracin de la nave con oraciones, el alzado de
una antorcha encendida, huevo y azufre, la libacin con un pur de
leche sobre el mar, y, por fm, la botadura de la nave, repleta de ofren-
das votivas, as como el depsito de ramos y coronas ante la estatua en
plata de Isis
J7
La datacin atribuida a la celebracin inicial del navigium lsidis en
el siglo I a.c., en el mismo contexto cronolgico en el que transcurri
la travesa fluvial de C1eopatra, y la tradicional vinculllcin de Aphrodi-
la e Isis como divinidades protectoras de la navegacin;8. identificadas
desde antao incluso con el mismo epteto de El/pIojo y relacionadas
ambas tambin, en mnto diosas invocadas para la obtencin de fortuna
en el transcurso de las travesas martimas, con las Moiras
J9
, podra
haber generado, tras la previa recepcin del influjo helnico, una in-
fluencia dd denominado culto oriental sobre el destinado a Aphrodita,
como fruro de una permanente interrelacin que conducira con el
tiempo a fenmenos de asociacin y sincretismo.
Esta es la atmsfera que parece desprenderse de algunos pasajes de
Apuleyo en el siglo n d.C. , en una poca un poco anterior pero cercana
a la cronologa del mosaico volubilitano. Ya que, aun considerando
que su obra es un relato de ficcin, no es menos cierto que un buen
nmero de las situaciones reflejadas al hilo de los sucesos experimen-
tados por Lucio reflejan el diverso contexto geogrfico y culrural del
Imperi o, al menos a [ravs de secuencias no reales, pero s verosmiles
j6. Sobre el culto de Isis al la rbita del dominio romano, cf. adems V. 1'R.A.'I TAM
TlNH, , (Ulu d'lsis ti Po",pli, Paris [96 .. : R. E. WITT.lJiJ in be G'l1rco-Ro""m Wor/d,
London.Srnuhampton 19]1.
)7. Sin duda el peso de la [rndidn debi ser fundamentill en la conf1gul"l1cin de
lap!oiaphtsiQ, Y1" que adernois de la lrayesia martima de la estatua del samuario de HerJ
en Samas: Luciano {S", D., 1)) refiere al tmtor los rilOS en el santuario de Atll rgatis en
Hienpolis de Siria la ce!ebrocin dos veces al ao de una procesin en la que se llevaba
una es[atua de oro dd templo dedicado a HerJ hastil el mar. CL M. ROl-IERO. E.I ,lO dt las
pit d,as IJ(}lteadtJs (S/rab., j.l.4). l\rys .. , 1, [m, p. 80.
}S. Cf. supra, nota)S.
)9. M. RoMERO, l/lscripcin a ll'u! Guro 1 Afrodita sOOrt Ol/cla de plomo halldtJ in
19(11, ..:Os[rku, VIII, 1, [m. p.
,
y propias de aquella poca. Y en este sentido, es de resaltar cuando
describe la presentacin de la diosa l sis, en primera persona, a Lucio,
todava un asno, diciendo:
Aqu me lienes, Lucio [. ., ] Soy la madre de la inmensa naturale'"la, la duea de
todos los elementos {...] la encamacin nica de dioses y diosas [. . .]; soy la divi-
nidad nica a quien venem el mWldo entero bajo mltiples foonas. variados rilos
y los ms diversos nombres. L.,] Venus Pafia para los isleos de Chipre Ll, las
dos Etiopas y los egipcios poderosos por su antigua sabidura me honran con un
culto propio y me conocen por mi \"Crdadero nombre: soy la reina !siso
No pretendo con ello defender la asociacin radical de Isis y Aphrodila-
Venus y la identifi cacin de la escena musiva como el navigium Isidis,
sino, por el contrario, su decisivo influjo sobre Jos rituales destinados
a honrar a la Aphroda- Venus, protectora de la navegacin tambin en
pleno Imperio, Lejos de quedar marginado por el auge de Isis, preci-
samente su vocacin si ncrtica habra reforzado el culto a Aphrodita,
un culto evidente al menos en las provincias del Norte de Africa, que
siglos atrs cont con el poderoso sustrato de la Astart fenido-pnica,
dando lugar a la frecuente representacin en diferentes versiones de la
denominada Venus ma rina y a la trasposicin y asuncin de algunos
detalles propios del culto isaco en los rituales dedicados a Venus.
Hasta tal punto que junto a los erales, como figuras tradicional-
mente ms cercanas a Venus o los miembros habituales de un cort ejo
marino, su asociacin con las Tres Gracias estara fundamentada en su
originario papel de estaciones que, adems de aludir al mbito agr-
cola, puede referirse tambin al concepto de "buen tiempo" , siempre
deseable para la navegacin y, en este sentido, estrechamente vincu-
lado a la llegada de la primavera y, por tanto, al inicio de la estacin
navegable"".
De su pujanza como divinidad muy presente y de las celebraciones
que la tenan como prmagonis[a en el siglo n d.C. es, de nuevo, un
significativo testimonio la obra de Apuleyo, quien, excep[ando la de-
dicacin de buena parte de su texto a !sis, cntre las escasas referencias
a otras divinidades, ha documentado el protagonismo de Venus (Me/.,
IV; x, 30-35) taoro en su toma de partido frente a Psique. como en el
J uicio de Pars, en el marco, no se debe olvidar, de una escenificacin
tearral a seis millas de Cencreas, donde tenemos constancia de la exis-
tencia de un samuario consagrado a Aphrodita.
Podra objetarse que tales escenificaciones, celebraciones o ri("Ua tes
40. Cf. bid .
destinados al culto de Aphrodita-Venus en sus festividades y entre las
que cabra suponer representaciones de un navigium para invocar la
proteccin de la diosa, resultan chocantes cuando la escena en cues-
ti n decora un pavimento de una casa de Volubilis en el interior de la
Mauretania Tingitana. Y sin embargo, considero que tal y como suce-
de en el interior de la Baetica y del Africo Proconm/aris, la seleccin
consciente de un rema con representacin de un navigium Vener no
habra tenido como finalidad tanto el recuerdo de una divinidad, ms
o menos lejana en la celebracin de una festividad determinada, sino
ms bien, dadas las connotaciones de contaminacin e influjo isaco,
el deseo de proteccin en la navegacin, de cuya buena fonuna quizs
dependiera el beneficioso intercambio de los frutos debidos al cultivo
de la frtil tierra de Volubi/is y, por tanto, la prosperidad de aquel dcr
mtnus.
A travs de su contemplacin en la estancia principal de su resi-
dencia, en el triclinium, la escena sugiere y plantea una lectura que, a
ojos de! espectador, respaldara la invocacin y, por tanto, el patroci-
nio de la diosa Venus, aquella que mediante su proteccin garantiza
la navegacin, el trfico comercial y, en consecuencia, su beneficio
econmico, y de la que el propietario con e! encargo de esta obra se
enorgullece. Una posicin que en esta Casa no debera sorprender-
nos, especialmente si se tiene en cuenta, como parece advertirse, que
tambin con un espritu deSnido fueron seleccionadas y finalmente
elegidas para las estancias puramente domsticas ajenas a la recepcin,
- al menos para los dos cubicu/a pa\>Unentados con mosaicos figurados
- representaciones vinculadas al agua, pero con un tono ertico y pa
sional ms apropiado para las salas mimas, Acten y el bao de Diana
e Hylas y las ninfas
4
!.
-41. S. MUTIl. Er/("/m vom R4um, U ~ im R.aum. Bcrlin I ~ , pp. 6] ss.