Cimbelino PDF
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CIMBELINO
De William SHAKESPEARE
DRAMATIS PERSONAE
* CIMBELINO, Rey de Bretaa.
* CLOTEN, Hijo de la Reina con su primer esposo.
* PSTUMO LEONATO, Caballero, Marido de Imgena.
* BELARIO, Seor desterrado, disfrazado bajo el nombre de Morgan.
* GUIDERIO, Hijo de Cimbelino, oculto, bajo el nombre de Polidoro y supuesto hijo de Morgan.
* ARVIRAGO, Hijo de Cimbelino, oculto, bajo el nombre de Cadwal y supuesto hijo de Morgan.
* FILARIO, amigo de Pstumo, italiano.
* IACHIMO, amigo de Pstumo, italiano.
* Un CABALLERO FRANCS, amigo de Filario.
* CAYO LUCIO, General de las tropas romanas.
* Un CAPITN romano.
* Dos CAPITANES bretones.
* PISANIO, Criado de Pstumo.
* CORNELIO, mdico.
* Dos NOBLES de la Corte de Cimbelino.
* Dos CABALLEROS de la Corte de Cimbelino.
* Dos CARCELEROS.
* La REINA, esposa de Cimbelino.
* IMGENA, hija de Cimbelino con su primer esposa.
* ELENA, DAMA de compaa de Imgena.
* Un CABALLERO HOLANDS.
* Un CABALLERO ESPAOL.
*Un ADIVINO.
* Seores, Seoras, Senadores romanos, Tribunos, Msicos, Oficiales, Capitanes, Soldados, Mensajeros
y otras personas de acompaamiento.
* Apariciones.
ESCENA:
* Unas veces en Bretaa y otras en Italia.
ACTO PRIMERO
ESCENA PRIMERA
Bretaa. El jardn del palacio de Cimbelino. Entran dos CABALLEROS.
CABALLERO 1: No encontris un hombre que no frunza el entrecejo. Nuestros temperamentos
no obedecen con ms docilidad a las influencias del ambiente que nuestros cortesanos acomodan su
rostro a la fisonoma del rey.
CABALLERO 2: Pero qu pasa?
CABALLERO 1: Su hija y heredera del reino, que reservaba para el hijo nico de su mujer, una
viuda con la que se enlaz recientemente, ha preferido a un pobre pero digno caballero. Se ha
casado con l. Su esposo est desterrado; ella, presa. Todo respira pesar externo, aunque creo que el
rey se halla verdaderamente afectado de corazn.
" CIMBELINO " William SHAKESPEARE.
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CABALLERO 2: El rey solo?
CABALLERO 1: Tambin el pretendiente que la ha perdido. Y tambin la reina, que deseaba
mucho el matrimonio. Pero en cuanto a los cortesanos, aunque algunos hayan acomodado sus
rostros al unsono de la fisonoma del rey, no hay uno cuyo corazn no se alegre de lo que parece
refunfuar.
CABALLERO 2: Y eso por qu?
CABALLERO 1: El que no ha obtenido la princesa es un ser por debajo incluso de una mala
reputacin. Y el que la posee, quiero decir, el que se ha casado con ella..., ay!, pobre hombre!..., y
que en consecuencia est desterrado, es una persona tal, que si se buscase su parecido a travs de
todas las regiones de la tierra, faltara siempre alguna cosa con que compararle. No creo que haya
hombre en el mundo con tan bello exterior y sea ms rico interiormente de los ms hermosos dones.
CABALLERO 2: Vuestro elogio va lejos.
CABALLERO 1: Mi alabanza queda an por debajo de su mrito, seor. La empequeezco ms
bien que le doy su justa y debida proporcin.
CABALLERO 2: Cul es su nombre y alcurnia?
CABALLERO 1: No conozco a fondo sus orgenes. Su padre se llamaba Sicilio, y conquist su
renombre contra los romanos bajo las banderas de Cassibelan; pero sus ttulos le vinieron de
Tenancio, a quien sirvi con una gloria y un xito dignos de admiracin, y as gan el sobrenombre
de Leonato. Adems, el caballero de quien se trata tuvo otros dos hijos que murieron con la espada
en la mano en las guerras de su tiempo, a causa de lo cual su padre, que entonces era viejo y
apasionadamente deseoso de dejar descendencia, experiment tal disgusto, que se fue de este
mundo; y su encantadora mujer, a la sazn embarazada del caballero objeto de nuestra
conversacin, expir despus de haber dado a luz. El rey tom al nio bajo su proteccin; le llam
Leonato Pstumo; le educ y le hizo husped de sus habitaciones ntimas. Mand darle toda la
instruccin que su tiempo le permita recibir, instruccin que absorbi como nosotros el aire, tan
pronto adquirida como presentada, y que le permiti en su primavera misma obtener el fruto. Vivi
en la Corte, cosa rara de lograr, muy elogiado, muy amado, modelo para los ms jvenes; para los
ms maduros, espejo en que podan corregir sus defectos. Puesto enfrente de los ms graves,
presentaba el espectculo de un nio que diriga a los caducos. En cuanto a su amada, por quien
ahora est desterrado, su propio mrito proclama hasta qu punto estimaba ella su persona y su
virtud; su eleccin indica con toda verdad qu gnero de hombre es.
CABALLERO 2: Le honro nada ms que por vuestros informes. Pero, decid, os lo ruego: es ella
la hija nica del rey?
CABALLERO 1: Su nica hija. Tena dos hijos; si el hecho es digno de vuestra atencin, notadlo:
el mayor, de tres aos, y el segundo estaba todava en paales, cuando fueron robados en la
habitacin de su nodriza; y hasta este momento no se ha podido conjeturar adnde han sido
llevados.
CABALLERO 2: Cunto tiempo hace de eso?
CABALLERO 1: Unos veinte aos.
CABALLERO 2: Cmo! Que hijos de un rey hayan podido ser robados as, estar tan
descuidadamente guardados, y la busca pueda ser tan poco activa que no se pueda hallar rastro de
ellos!
" CIMBELINO " William SHAKESPEARE.
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CABALLERO 1: Por extrao que sea, o por burlas que merezca esta negligencia, el hecho no es
menos cierto, seor.
CABALLERO 2: Os creo perfectamente.
CABALLERO 1: Es menester retirarnos. Aqu llegan el caballero, la reina y la princesa. (Salen los
Caballeros 1 y 2. Entran la REINA, PSTUMO e IMGENA)
REINA: No, estad segura, hija ma, de que no justificar la mala reputacin de la mayor parte de
las suegras ni os ver con malos ojos. Sois mi prisionera; pero vuestro carcelero os entregar las
llaves que encierran vuestra libertad. En cuanto a vos, Pstumo, tan pronto como pueda aplacar al
rey ofendido, ser abiertamente vuestro abogado. Pero, verdaderamente, est todava presa del
fuego de la clera, y bueno sera que os sometieseis a su fallo con toda la paciencia que vuestra
sabidura pueda aconsejaros.
PSTUMO: Si le place a Vuestra Alteza, partir de aqu hoy.
REINA: Sabis qu peligro corris? Voy a dar una vuelta por el jardn, lamentndome de los
sufrimientos de vuestros carios contrariados, aunque el rey haya ordenado que no se os deje hablar
juntos. (Sale la REINA)
IMGENA: Oh cortesa hipcrita! Con qu finura lisonjea esa alma tirnica all mismo donde
hiere! Mi queridsimo esposo: temo algo la clera de mi padre; pero, aparte el respeto sagrado que
le debo, no temo nada de lo que su clera pueda hacer contra m. Es necesario que partis; y yo,
preciso que me quede aqu para sostener a toda hora el tiroteo de las miradas furibundas, sin
consuelo posible, si no es el pensamiento de que halle en el mundo esa joya que podr contemplar
an.
PSTUMO: Mi reina, mi amada! Oh seora, no lloris ms, por temor de que no d ocasin de
ser tachado de ms sensibilidad de la que conviene a un hombre! Continuar siendo el esposo ms
leal que haya nunca empeado su fidelidad. Mi residencia en Roma ser en casa de un tal Filario,
que fue amigo de mi padre y que no me es conocido ms que por correspondencia. Escribid a esa
direccin, reina ma, y mis ojos bebern las palabras que me enviis, aun cuando vuestra tinta est
hecha de hiel. (Vuelve a entrar la REINA)
REINA: Sed breves, os lo ruego. Si el rey llega, voy a incurrir en su desagrado, ignoro en qu
medida. (Aparte) Sin embargo, har por llevarle a pasear de este lado. Nunca le causo un mal sin que
compre mis injurias para hacerse amigo de ellas. Paga mis ofensas a fuerte precio. (Sale la REINA)
PSTUMO: Aunque nuestra despedida se prolongara todo el tiempo que nos queda por vivir, este
retraso no hara sino acrecer nuestra pena de tener que separarnos. Adis!
IMGENA: No, quedaos un poco. Aun cuando no partierais ms que para dar un paseo a caballo,
a fin de tomar el aire, un adis as sera an demasiado corto. Mirad, mi muy amado: ste diamante
era de mi madre; tomadlo, querido corazn mo. Pero guardadlo hasta que cortejis a otra mujer,
cuando Imgena est muerta.
PSTUMO: Cmo! Cmo! Otra mujer? Oh dioses benditos, dadme solamente la que tengo, y
antes de permitirme abrazar nunca a otra despus de ella, desecadme
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con las ligaduras de la
muerte! (Colocndose la sortija en un dedo) Qudate, qudate aqu en tanto este dedo tenga sensacin
de vida! Y vos, mi dulcsima, mi bellsima, as como he hecho el cambio de mi pobre individualidad
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Sear up. Segn Onions, aqu sear, tiene el sentido de to dry up, cause to wither, blight. Sin embargo, no significar ms
bien agarrotar?
" CIMBELINO " William SHAKESPEARE.
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por vuestra persona, con prdida infinita para vos, as en nuestras bagatelas de endeble importancia,
gano todava sobre vos. Llevad esto en consideracin a m. Son unas esposas de amor; voy a
ponrselas a ste hermossimo prisionero. (Le pone un brazalete en el brazo)
IMGENA: Oh dioses! Cundo nos volveremos a ver?
PSTUMO: Ay, el rey! (Entran CIMBELINO y Seores)
CIMBELINO: Ser vilsimo, parte, fuera de aqu, lejos de nuestra vista! Si despus de esta orden
obstruyes la Corte con tu indignidad, eres muerto. Huye, eres un veneno para mi sangre!
PSTUMO: Los dioses os protejan! Y bendigan a los hombres virtuosos que quedan en la Corte!
Vedme partir. (Sale PSTUMO)
IMGENA: La muerte no puede tener opresin ms aguda que sta.
CIMBELINO: Oh criatura desleal, que debas renovar mi juventud, me has abrumado bajo el peso
de una vejez de muchos aos!
IMGENA: Os lo suplico, seor; no os causis ms dao atormentndoos. Vuestra ira me deja
insensible. Un golpe ms vivo subyuga en m todos los dems sufrimientos, todos los otros temores.
CIMBELINO: Habis perdido toda gracia, toda obediencia?
IMGENA: He perdido toda esperanza y vivo en la desesperacin; de esa manera, puedo decir que
he perdido toda gracia.
CIMBELINO: T, que pudiste haber tenido el hijo nico de mi reina!
IMGENA: Oh, bien afortunada soy con no haber podido! He escogido un guila y he rehusado
un milano.
CIMBELINO: Has tomado a un mendigo. Quisiste hacer de mi trono un sitial de bajeza?
IMGENA: No; antes le he aadido lustre!
CIMBELINO: Oh t, vil criatura!
IMGENA: Oh seor, falta vuestra es si he amado a Pstumo! Le habis educado como a mi
compaero de juegos, y es un hombre digno de toda mujer; casndose conmigo, se puede decir que
casi paga mi precio con usura.
CIMBELINO: Cmo! Estis loca?
IMGENA: Casi, seor. Que el Cielo me cure! Quisiera ser la hija de un vaquero, y que mi
Leonato fuese el hijo del pastor nuestro vecino!
CIMBELINO: Oh criatura insensata! (Vuelve a entrar la REINA) An estaban juntos. No habis
obrado segn nuestra orden. Partid con ella y encerradla!
REINA: Os suplico paciencia. Silencio, querida dama, hija ma, silencio! Dulce soberano,
dejadnos a nosotras mismas y que vuestra razn, mejor aconsejada, os d algn consuelo.
CIMBELINO: No; que languidezca lentamente, a una gota de sangre por da. Y cuando sea vieja,
que muera vctima de esa locura! (Salen CIMBELINO y los Seores)
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REINA: Fuera de aqu!, os es preciso ceder. Aqu est vuestro servidor. (Entra PISANIO) Hola,
seor! Qu noticias hay?
PISANIO: Seora, vuestro hijo ha desenvainado contra mi amo.
REINA: Oh! No habr ocurrido ningn accidente, creo.
PISANIO: Pudo ocurrir, si mi amo no hubiese jurado, ms que combatido, y no se hubiera
desposedo del estimulante de la clera. Han sido separados por caballeros que se encontraban all.
REINA: Me alegro mucho.
IMGENA: Vuestro hijo es amigo de mi padre; toma su partido. Desenvainar contra un
confinado! Oh bravo seor! Quisiera que estuviesen en frica frente a frente el uno del otro, y yo
all con una aguja para pinchar al que volviera la espalda. Por qu habis abandonado a vuestro
amo?
PISANIO: Por orden suya. No quiso permitirme que le llevara hasta el puerto. Me ha dejado estas
notas, relativas a las rdenes a que habr de obedecer cuando os agrade emplearme.
REINA: Este hombre ha sido vuestro fiel servidor. Me atrevo a empear mi palabra de que
continuar sindolo.
PISANIO: Lo agradezco humildemente a Vuestra Alteza.
REINA: Os ruego que demos un paseo.
IMGENA: (A PISANIO) De aqu a medio hora prximamente venid a hablarme. Debis ir, al
menos, a ver embarcarse a mi seor. Por el momento dejadme.
Salen IMGENA, la REINA y PISANIO.
ESCENA SEGUNDA
En Bretaa. Una plaza pblica. Entran CLOTEN y dos Seores.
SEOR 1: Seor, os aconsejara que mudarais de camisa. La violencia de la accin os ha hecho
humear como un sacrificio. Cuando una corriente de aire sale, otra corriente de aire entra. No hay
en la atmsfera tanta salubridad como la que exhalis.
CLOTEN: Si mi camisa estuviese ensangrentada, podra cambiarla. Le he herido?
SEOR 2: (Aparte) No, no, a fe ma; ni siquiera su paciencia.
SEOR 1: l herido! Si no est herido, su cuerpo es un caparazn impermeable. Si no est
herido, es una encrucijada para el acero.
SEOR 2: (Aparte) Su espada tena deudas. Ha salido por las afueras de la ciudad.
CLOTEN: El villano no ha querido hacerme frente.
SEOR 2: (Aparte) No; pero ha huido siempre adelante, mirndoos a la cara.
SEOR 1: Haceros frente! Tenis suficientes tierras de vuestra pertenencia. Pero l ha
aumentado vuestro haber. Os ha cedido algn terreno.
" CIMBELINO " William SHAKESPEARE.
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SEOR 2: (Aparte) Tantas pulgadas como ocanos tenis. Qu majaderos!
CLOTEN: Hubiera querido que no se nos escapase.
SEOR 2: (Aparte) Y yo tambin, hasta que hubierais tomado sobre el terreno la medida de lo
tonto que sois.
CLOTEN: Y pensar que ella ha podido amar a ese mozo y rechazarme!
SEOR 2: (Aparte) Si es un pecado hacer una buena eleccin, est condenada.
SEOR 1: Seor, como os he dicho siempre, su belleza y su talento no conjuntan. Tiene una
buena insignia, pero no he podido percibir ms que un mediano reflejo de su inteligencia.
SEOR 2: (Aparte) No brilla sobre los tontos por temor de que sus reflejos la hieran.
CLOTEN: Venid, voy a trasladarme a mi habitacin. Lstima que no haya sucedido mal alguno!
SEOR 2: (Aparte) No es se mi deseo, a menos que no hubiese acarreado la cada de un asno, lo
que no supone un gran mal.
CLOTEN: Queris venir con nosotros?
SEOR 1: Acompaar a vuestra seora.
CLOTEN: Vamos, venid; partamos juntos.
SEOR 2: Bien, mi seor.
Salen CLOTEN y los dos Seores.
ESCENA TERCERA
En Bretaa. Una sala en el palacio de Cimbelino. Entran IMGENA y PISANIO.
IMGENA: Quisiera que hubieseis echado races en las orillas del puerto e interrogado a todos los
navos. Si escribiese y su carta no llegase a mi poder, esa prdida me sera tan sensible como un
perdn llegado demasiado tarde. Cul fue la ltima palabra que te dirigi?
PISANIO: Fue "mi reina, mi reina!"
IMGENA: Y luego agit su pauelo?
PISANIO: Y lo bes, seora.
IMGENA: Tela insensible, y ms dichosa que yo por ese favor! Y eso fue todo?
PISANIO: No, seora; porque todo el tiempo que pudo distingursele de los dems con los ojos y
los odos de vuestro servidor aqu presente, se mantuvo sobre el puente, no cesando de agitar el
guante, el pauelo o el sombrero, segn los movimientos y transportes de su espritu le permitan
mejor expresar con qu lentitud se alejaba su alma, con qu rapidez contraria corra su bajel.
IMGENA: Tus ojos no debieron cesar de seguirle antes de haberle visto tan diminuto como una
corneja por lo menos.
PISANIO: Es lo que he hecho.
" CIMBELINO " William SHAKESPEARE.
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IMGENA: Habra roto los nervios de mis ojos, los habra hecho estallar slo para mirarle, hasta
que el alejamiento le hubiese hecho parecer tan delgado como una aguja; an ms: le hubiera
seguido con la mirada hasta que se hubiese fundido en el aire, despus de quedar reducido a la
pequeez de un mosquito; luego habra vuelto mis ojos y llorado. Pero, mi buen Pisanio, cundo
sabremos noticias suyas?
PISANIO: En su primera ocasin favorable; estad segura de ello, seora.
IMGENA: No me he despedido de l, pues tena una infinidad de cosas lindas que decirle. Antes
que hubiese podido indicarle cmo pensara en l en ciertas horas, con tales o cuales pensamientos;
o antes que hubiese podido hacerle jurar que las mujeres de Italia no traicionaran mi inters y su
honor; o antes que le hubiese podido prometer reunirse conmigo con sus oraciones, a las seis de la
maana, al medioda, a medianoche, pues en esas horas estoy en el cielo para l; o antes que
hubiese podido darle este beso de despedida, que quera engastar entre dos palabras preservadoras
de sortilegios, llega mi padre y, como el soplo tirnico del Norte, ha echado por tierra todos
nuestros capullos antes de abrirse. (Entra una Dama)
DAMA: La reina, seora, desea la compaa de Vuestra Alteza.
IMGENA: No olvidis de ejecutar las cosas que os he encomendado. Voy en busca de la reina.
PISANIO: Vuestras rdenes sern ejecutadas, seora.
Salen IMGENA, PISANIO y la Dama.
ESCENA CUARTA
Roma. Una sala en la morada de Filario. Entran FILARIO, IACHIMO, un FRANCS, un HOLANDS y un
ESPAOL.
IACHIMO: Creedlo, seor: le vi en Bretaa. Su renombre estaba entonces en auge. Se esperaba
verle dar las pruebas de mrito que despus le han conquistado su nombre. Pero en esta poca
hubiera podido contemplarle sin experimentar la menor necesidad de admiracin, aun cuando junto
a l se hubiese hallado el catlogo de sus cualidades y yo hubiera tenido facilidad de recorrerlo
artculo por artculo.
FILARIO: Os refers a una poca en que estaba menos provisto que hoy de todo lo que hace en lo
moral y en lo fsico un hombre cabal.
FRANCS: Le vi en Francia; tenamos all muchas personas que podan mirar al sol tan
resueltamente como l.
IACHIMO: Este asunto de su matrimonio con la hija de su rey, que le hace apreciar la tasa del
mrito de su mujer ms que la tasa del suyo, le da una fama, sin duda, por encima de su valla.
FRANCS: Y luego su destierro...
IACHIMO: S, y la aprobacin de los que, bajo los colores de la princesa, lloran ese lamentable
divorcio, sirve maravillosamente para engrandecerle, aunque no fuese ms que por contribuir a
fortificar su juicio en ella, juicio que, sin eso, se podra cmodamente echar abajo, hacindole
percatarse de que ha escogido un pordiosero, sin otras cualidades. Pero cmo es que viene a
establecerse con nosotros? Cmo ha nacido vuestro conocimiento?
" CIMBELINO " William SHAKESPEARE.
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FILARIO: Su padre y yo fuimos compaeros de armas, y a ste padre le fui varias veces deudor de
nada menos que de la vida. Aqu viene el bretn. Recbasele como se recibe a un extranjero de su
calidad por caballeros de vuestra educacin. (Entra PSTUMO) Os suplico a todos que hagis buen
conocimiento con este caballero, que os recomiendo como uno de mis nobles amigos. A qu punto
se elevan sus mritos, dejar a l mismo que os d las pruebas despus, en lugar de alabarle en sus
propias narices.
FRANCS: Seor, nosotros nos hemos conocido en Orlens.
PSTUMO: Desde entonces he sido siempre deudor vuestro por vuestras cortesas, que os pagar
incesantemente, sin poder quedar en paz.
FRANCS: Seor, apreciis demasiado alto mi pobre servicio. Me sent dichoso al reconciliaros
con mi compatriota. Hubiera sido una lstima que vinierais a las manos con la clera mortal que
entonces poseais ambos, por un motivo tan ligero y de naturaleza tan trivial.
PSTUMO: Os pido perdn, seor; era yo entonces un viajero joven; prefera a la sazn
conducirme segn mis propios conocimientos, a dejarme guiar en mis actos por la experiencia de
los otros. Pero, conforme con mi juicio actual, ms maduro, si no os ofende que os diga que es ms
maduro, mi querella no fue tan ftil.
FRANCS: S, por mi fe, era demasiado ftil para que se sometiera al arbitraje de las espadas, y
por dos hombres que, segn todas las apariencias, se habran destruido el uno al otro o se habran
matado ambos.
IACHIMO: Podramos, sin faltar a la correccin, preguntaros el motivo de la diferencia?
FRANCS: Sin inconveniente, creo. Fue una disputa en pblico, que puede, sin temor de atraerse
las reclamaciones de nadie, ser referida. Era una discusin muy semejante a la que surgi la noche
ltima, cuando nos pusimos todos por turno a cantar las alabanzas de nuestras amadas en nuestros
diversos pases. Aqul da este caballero sostena, y con la garanta de su sangre, que su amada era
ms bella, ms virtuosa, ms discreta, ms casta, ms constante, ms reservada y menos accesible a
la seduccin que ninguna de las ms raras entre nuestras damas de Francia.
IACHIMO: Esa dama no vivir actualmente, o la opinin de este caballero, a la altura en que
estamos, debe ser destruida!
PSTUMO: Conserva todava su virtud, y yo, mi opinin.
IACHIMO: No debis darle preferencia hasta ese punto sobre nuestras damas de Italia.
PSTUMO: Si fuese provocado hasta el extremo que lo fui en Francia, no alterara en nada mi
opinin, aun cuando hubiera de pasar por su idlatra antes que por su enamorado.
IACHIMO: Si hubieseis dicho, por una comparacin que habra conservado la igualdad, que era
tan bella y buena como nuestras damas de Italia, esa alabanza hubiera sido todava demasiado bella
y demasiado buena para cualquier dama de Bretaa. Si tuviera una superioridad tan cierta sobre
otras que he visto como ese diamante que llevis excede al brillo de la mayor parte de los que he
admirado, me vera forzado a creer que est por encima de muchas mujeres; pero no he visto el
diamante ms precioso que existe, ni vos la ms preciosa dama.
PSTUMO: La he elogiado en el grado que la estimo. As hago con mi diamante.
IACHIMO: Y en cunto estimis ese diamante?
" CIMBELINO " William SHAKESPEARE.
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PSTUMO: En ms de lo que posee el mundo.
IACHIMO: O vuestra amada incomparable ha muerto, o su precio es sobrepujado por el de una
bagatela.
PSTUMO: Os equivocis. El uno podra ser vendido o dado, si el comprador tuviese una fortuna
suficiente o si el mrito realzase lo bastante al que lo recibiera como donacin. La otra no es una
cosa que pueda comprarse, y no es una donacin ms que de los dioses.
IACHIMO: Y los dioses os han hecho esta donacin?
PSTUMO: Y con su favor la conservar.
IACHIMO: Podis conservarla a ttulo posesorio; pero sabis que las aves extranjeras se dejan caer
sobre los estanques de la vecindad. Vuestra sortija puede tambin ser robada; de modo que vuestros
dos objetos inapreciables, el uno es frgil y el otro puede perderse; un ladrn astuto o un cortesano
experto en ese oficio podra tratar de apoderarse de la una o de la otra.
PSTUMO: Vuestra Italia no contiene el cortesano bastante experto para vencer el honor de mi
amada, si al llamarla frgil queris hacer alusin a la defensa o a la prdida de su honor. No dudo de
que tengis abundancia de ladrones; no obstante, no temo por mi joya.
FILARIO: Dejemos esto aqu, caballeros.
PSTUMO: Seor, con todo mi corazn. ste digno signior, se lo agradezco, no me trata como a
un extranjero; estamos familiarizados desde la primera entrevista.
IACHIMO: Con cinco veces tanta conversacin, tomara posesin de vuestra bella amada. Y la
hara retroceder hasta entregarse, si fuese admitido cerca de ella y si tuviese ocasin de convertirme
en su amigo.
PSTUMO: No, no.
IACHIMO: Empeo sobre sta conviccin la mitad de mi fortuna contra vuestro diamante, prenda
que, a mi juicio rebasa un poco su valor. Pero hago esta apuesta ms bien contra vuestra confianza
que contra su reputacin. Y, por miedo de ofenderos, os dir que me atrevera a la empresa contra
cualquier dama del mundo.
PSTUMO: Vuestra persuasin temeraria os perjudica grandemente; y no dudo de que tengis el
merecido de vuestra empresa.
IACHIMO: Qu, entonces?
PSTUMO: Un fracaso; aunque vuestra empresa, como la llamis, merece ms..., merece un
castigo tambin.
FILARIO: Caballeros, basta ya del asunto. Esta discusin surgi demasiado repentinamente; que
muera como ha nacido, y, os lo ruego, hacer mejor conocimiento.
IACHIMO: Ojal hubiese empeado mi fortuna y la de mi vecino sobre la certeza con que he
hablado!
PSTUMO: Sobre qu dama caera vuestra eleccin para el asalto?
IACHIMO: Sobre la vuestra, de que tenis por tan segura la constancia. Recomendadme a la Corte
en que vive vuestra dama, y apuesto diez mil ducados contra vuestra sortija a que, sin otra ventaja
" CIMBELINO " William SHAKESPEARE.
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que la oportunidad de una segunda conferencia, os dar noticia de ese honor que os figuris tan bien
guardado.
PSTUMO: Apostar oro contra vuestro oro. En cuanto a mi sortija, la tengo por tan cara como mi
dedo; es una parte de l.
IACHIMO: Tenis miedo, y con ello mostris mejor vuestra discrecin. Aunque compris carne de
mujer a milln la dracma
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, no podris impedir que se corrompa; pero veo que hay en vos alguna
religin, puesto que tenis miedo
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PSTUMO: Eso no es en vos sino una manera de hablar; vuestros pensamientos tienen ms
gravedad que vuestras palabras, creo.
IACHIMO: Soy dueo de mis palabras, y emprender lo que he dicho, lo juro.
PSTUMO: Lo queris? Sea; todo consistir simplemente en poner mi diamante en depsito
hasta vuestro regreso... Convengamos los trminos de la apuesta. Mi amada excede en virtud la
enormidad de vuestros indignos pensamientos. Me atrevo a mantener esta apuesta contra vos. Aqu
est mi sortija.
FILARIO: No permitir la apuesta.
IACHIMO: Por los dioses, cosa hecha! Si no os aporto prueba suficiente de que he gozado la
parte ms deliciosa del cuerpo de vuestra amada, mis diez mil ducados son vuestros, as como
vuestro diamante. Si fracaso y la abandono dejndola en posesin de ese honor, en el que tenis
confianza, ella, vuestra joya, esta otra joya y mi oro son vuestros... con tal que, no obstante, tenga
yo vuestra recomendacin para hablarle ms libremente.
PSTUMO: Acepto las condiciones. Redactemos entre nosotros los artculos. Slo tendris que
responder a lo que sigue: si ejecutis vuestro viaje y me dais una prueba positiva de que la habis
conquistado, no soy ms largo tiempo vuestro enemigo. Ella no sera digna de nuestra discrepancia.
Pero si no es seducida, al no dar vuestros discursos prueba en contrario, me responderis con
vuestra espada de vuestra mala opinin y de la tentacin que habris hecho contra su castidad.
IACHIMO: Vuestra mano, y asunto concluido. Vamos a hacer que se estipule este convenio por
consejo legal, y, luego, derecho a Bretaa, a fin de que el asunto no se enfre y se ahogue. Voy a ir a
buscar mi oro y hacer levantar acta de nuestras dos apuestas.
PSTUMO: Acordado. (Salen PSTUMO y IACHIMO)
FRANCS: Creis que se mantenga?
FILARIO: El seor Iachimo no retroceder. Os lo ruego, sigmosle.
Salen FILARIO, el FRANCS, el HOLANDS y el ESPAOL.
ESCENA QUINTA
En Bretaa. Una sala en el palacio de Cimbelino. Entra la REINA, Damas y CORNELIO.
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Dram, en el texto: la dracma, u octava parte de la onza, que contiene tres escrpulos, o dos adarmes, o 72 granos.
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Broma que alude al adagio: "El temor de Dios es el comienzo de la sabidura." (Timor Domini, principium sapientia)
(PROVERBIOS, I)
" CIMBELINO " William SHAKESPEARE.
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REINA: Mientras el roco dura an sobre la tierra, reunid esas flores. Despachad. Quin tiene la
nota de ellas?
DAMA 1: Yo, seora.
REINA: Despachad. (Salen las Damas) Ahora, seor doctor, habis trado esas drogas?
CORNELIO: S, con permiso de Vuestra Alteza. Helas aqu, seora. (Le presenta una pequea caja)
Pero lo declaro a Vuestra Gracia, si puedo dirigiros sta insinuacin sin ofensa, mi conciencia me
obliga a preguntaros: por qu me habis mandado traer esas mixturas de un veneno activsimo, que
tienen las propiedades de producir una muerte lenta, pero, aunque lenta, no menos segura?
REINA: Me extraa, doctor, que me dirijas semejante pregunta. No he sido largo tiempo tu
discpula? No me has enseado a hacer perfumes, a destilar, a hacer conservas? S, y tan bien, que
nuestro gran rey me mima con frecuencia para tener la confitera de mi clase. Habiendo ido tan lejos
en este arte a menos que no me juzgues diablica, no es lgico que quiera impulsar mis
conocimientos en otra rama de la ciencia? Quiero ensayar el poder de las mixturas sobre criaturas
que no valen la pena de ser ahorcadas, pero no sobre ninguna criatura humana, a fin de
experimentar su vigor, aplicar antdotos a su accin, y por este medio llegar a darme cuenta de sus
virtudes y de sus efectos diversos.
CORNELIO: Con esta prctica, Vuestra Alteza no har ms que endurecerse el corazn. Adems,
la operacin de esos efectos ser a la vez malsana e infecta.
REINA: Oh, no te inquietes! (Aparte) Aqu llega un bribn adulador. Ensayar primero estos
venenos con l, pues tiene apego a su amo y es enemigo de mi hijo. (Entra PISANIO) Hola! Qu
ocurre, Pisanio? Doctor, vuestro servicio por el momento ha terminado. Podis ir a vuestros
asuntos.
CORNELIO: (Aparte) Sospecho de vos, seora, pero no haris mal alguno.
REINA: (A PISANIO) Escucha, una palabra.
CORNELIO: (Aparte) Desconfo de ella. Se imagina que tiene en su poder venenos de una lentitud
extraa. Conozco su alma y no quisiera confiar a una persona tan malvada una droga de un carcter
tan infernal. Los que tiene entre manos adormecern y entorpecern los sentidos por cierto tiempo;
quiz los ensaye antes con los gatos y los perros, y luego, enseguida, con criaturas de un orden ms
elevado. Pero no hay peligro alguno en la muerte aparente que producen, y en su efecto consiste
sencillamente en echar la llave a los espritus vitales durante un tiempo, para que se levanten ms
frescos cuando se despierten. Se equivoca al contar con un resultado que encontrar falso, y yo no
soy sino ms leal al ser as desleal con ella.
REINA: No tengo ya necesidad de tu servicio, doctor, hasta que te mande llamar de nuevo.
CORNELIO: Me despido humildemente. (Sale CORNELIO)
REINA: Llora todava, dices? No piensas que con el tiempo secar sus lgrimas y dejar entrar
los consejos en su alma, poseda hoy por la locura enteramente? Trabaja por este resultado. Cuando
me traigas noticias de que ama a mi hijo, te responder acto seguido que eres, desde entonces, tan
grande como tu amo. Ms grande todava, porque su fortuna est en este momento completamente
muda y su renombre en la agona. No puede volver ni continuar donde est. Cambiar de modo de
existencia no es para l ms que cambiar una miseria por otra; y cada da que nace, nace para llevar
a cabo sobre l una jornada de destruccin. Qu puedes esperar al apoyarte sobre un individuo que
" CIMBELINO " William SHAKESPEARE.
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se inclina, que no puede incorporarse de nuevo y que no tiene bastantes amigos para servirle de
puntal? (La REINA deja caer la caja. PISANIO la recoge) Recoges algo que no conoces; pero toma, por
tu trabajo. Es un remedio que he compuesto y que ha librado de la muerte cinco veces al rey. No
conozco cordial parecido. Vamos, haz el favor, tmalo; ser la prenda del bien futuro que te destino.
Muestra a tu ama en qu situacin est colocada; pero hazlo como si viniera de ti mismo. Piensa
qu cambio de porvenir constituir para ti; pero piensa tambin que conservas tu ama..., y mi hijo,
adems, tomar de ti buena nota. Impulsar al rey a darte cualquier beneficio que te plazca, y luego
yo misma, yo misma sobre todo, que te habr empujado a hacer esta obra meritoria, me
comprometo a recompensar dignamente tus servicios. Llama a mis doncellas. Piensa en mis
palabras. (Sale PISANIO) Un pcaro socarrn y constante, al que no se puede quebrantar; es el agente
de su amo, el hombre que la hace recordar para que ella se mantenga firme a favor de su esposo. Le
he dado una cosa que, si la toma, separar a Imgena de todo servidor adicto a su bien amado. Y en
cuanto a ella, si no cambia enseguida de carcter es muy seguro que la pruebe tambin. (Vuelve a
entrar PISANIO con las Damas) Eso, eso; me parece bien, me parece bien. Llevad a mi gabinete las
violetas, las primaveras y las velloritas
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. Adis, Pisanio; reflexiona en mis palabras. (Salen la REINA
y las Damas)
PISANIO: Y as lo har. Pero cuando me muestre desleal para con mi buen seor, me estrangular
yo mismo. He ah todo lo que har por vos.
Sale PISANIO.
ESCENA SEXTA
Bretaa. Otra sala en el palacio de Cimbelino. Entra IMGENA.
IMGENA: Un padre cruel y una falsa suegra. Un necio que requiere de amores a una dama
casada, cuyo marido est desterrado. Oh ste esposo! Mi suprema corona de dolor! Y stos
tormentos repetidos por su causa! Dichosa yo, si me hubieran robado como a mis dos hermanos!
Pero la aspiracin ms gloriosa es la ms cierta para tener un resultado miserable. Bienaventurados
aquellos que, por mediana que sea su condicin, poseen los objetos de sus honrados anhelos y
obtienen de ellos su duradera satisfaccin. Quin puede ser? Fuera! (Entran PISANIO e IACHIMO)
PISANIO: Seora, un noble caballero de Roma viene de parte de mi seor con cartas.
IACHIMO: Cambiis de color, seora? El noble Leonato est en lugar seguro y ofrece sus ms
tiernos afectos a Vuestra Alteza. (Le presenta una carta)
IMGENA: Os doy las gracias, mi buen seor. Sed muy bien venido.
IACHIMO: (Aparte) Todo lo que se ve de ella, el porte de su persona, es de una extremada
hermosura. Si est provista de un alma tan rara como su cuerpo, es el fnix de Arabia, y he perdido
la apuesta. Intrepidez, s mi amiga! Audacia, mame desde la cabeza a los pies! O, como al parto,
me ser preciso combatir huyendo, o ms bien huir rectamente sin volverme.
IMGENA: (Leyendo) "Es un hombre de nobilsima nota, a quien estoy infinitamente obligado por
sus bondades. Dignaos, en consecuencia, dejar caer sobre l un reflejo de la estima que guardis por
vuestro Leonato." No leer ms en voz alta, sino que mi corazn est caldeado hasta su mismo
centro con lo dems de esta carta y la recibe con gratitud. Sed bien venido, mi noble seor, tanto
4
Cowlips, en el texto; trtase exactamente de la vellorita o Primula veris, que aparece ms adelante y de la que hemos
visto otros ejemplos en el Sueo de una noche de verano, Enrique V, etc.
" CIMBELINO " William SHAKESPEARE.
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como palabras tengo para decroslo, y me esforzar en probroslo por todos los medios a mi
alcance.
IACHIMO: Os doy las gracias, bellsima dama. Cmo! Estn locos los hombres? La Naturaleza
les ha dado ojos para ver esta bveda elevada del cielo y los ricos productos de la tierra y del mar,
ojos que pueden establecer distincin entre los orbes inflamados por encima de nosotros y los
guijarros, todos de igual insignificancia, depositados en nmero incalculable sobre las playas; y con
anteojos tan precisos, no podemos establecer la diferencia entre lo bello y lo feo?
IMGENA: Qu es lo que causa vuestra admiracin?
IACHIMO: No puede ser culpa de los ojos, pues los monos y los babuinos, colocados entre dos
criaturas tales, acabaran por lanzar gritos de alegra al lado de sta y despreciaran la otra con sus
muecas. No es tampoco falta de juicio, pues en el caso de sta belleza, los idiotas pronunciaran un
sabio veredicto. No es tampoco efecto del apetito; la suciedad puesta frente a sta excelencia sin
mancha forzara al deseo a vomitar de vaco, en lugar de excitarle a satisfacerse.
IMGENA: Qu quiere decir eso, me hacis el favor?
IACHIMO: El apetito excitado, a fuerza de estar harto - ese deseo saciado, y, sin embargo, jams
satisfecho, ese tonel a la par lleno y dejando correr su contenido - despus de haber hecho presa en
el cordero, suspira despus del hartazgo.
IMGENA: Qu os transporta as, mi querido seor? Estis bien?
IACHIMO: Os doy las gracias, seora; bien. (A PISANIO) Os suplico, seor, que invitis a mi
criado a que se quede all donde le dej. Es extranjero y de inteligencia sencilla.
PISANIO: Me dispona a ir a desearle la bienvenida, seor. (Sale PISANIO)
IMGENA: Contina mi seor en buena salud, queris decirme?
IACHIMO: Su salud es buena, seora.
IMGENA: Est dispuesto a la alegra? Espero que s.
IACHIMO: Extremadamente jovial. No hay extranjero tan alegre y retozn. Se le llama el bretn
jaranero.
IMGENA: Cuando estaba aqu se inclinaba a la tristeza, y a menudo sin saber por qu.
IACHIMO: No le he visto jams triste. Hay en su compaa un francs, un eminente monsieur,
quien parece que adora en su pas a una hija de la Galia. Es un verdadero horno de suspiros; en ste
espectculo, el alegre bretn, vuestro esposo, quiero decir, re a plenos pulmones, y grita: "Oh, me
duelen los costados de tanto como me ro al pensar que un hombre que sabe por la Historia los
relatos del mundo, su propia experiencia, lo que es la mujer, lo que no puede evitar de ser, lo que
debe ser, se pueda pasar las horas de libertad languideciendo en una esclavitud segura!"
IMGENA: Es posible que mi seor hable as?
IACHIMO: S, seora; y con los ojos preados de lgrimas a fuerza de rer. Es una diversin estar
presente entonces y orle burlarse del francs. Pero los cielos saben que ciertos hombres son muy de
censurar.
IMGENA: Pero no l, espero.
" CIMBELINO " William SHAKESPEARE.
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IACHIMO: l, no. Sin embargo, las prodigalidades del Cielo con l podran estar empleadas con
ms reconocimiento. Los dones del Cielo en su persona misma son grandes; para vos, a quien
cuento con el nmero de sus dones, estn por encima de toda estimacin. En el momento mismo en
que estoy obligado a admirar, estoy obligado a apiadarme tambin.
IMGENA: Apiadaros de qu, seor?
IACHIMO: Cordialmente, de dos criaturas.
IMGENA: Soy una de ellas, seor? Me miris. Qu menoscabo notis en m que merezca
vuestra piedad?
IACHIMO: Lamentable! Cmo! Ocultarse del radiante sol y encontrar gozo en una prisin
alumbrada por una candela!
IMGENA: Os lo ruego, seor; hacedme el favor de acordar vuestras respuestas ms directamente
a mis preguntas. Por qu os apiadis de m?
IACHIMO: Porque otros pueden... estaba a punto de decir: gozar de vuestro..., pero es misin de
los dioses vengarse de ello, y no es la ma revelarlo.
IMGENA: Parece que sabis alguna cosa ma o que me concierne. Os ruego, puesto que dudar si
las cosas van mal causa a menudo ms sufrimiento que estar seguro de que van mal en efecto; pues
que las cosas ciertas, o no tienen remedio, o conocidas a tiempo, pueden hallarlo, que me descubris
cul es se secreto que impulsis adelante y despus atis corto.
IACHIMO: Si tuviera esa mejilla para baar en ella mis labios, esa mano cuyo contacto, cuyo
menor contacto forzara a un juramento de fidelidad al alma que la sintiera; si poseyese ese objeto
que aprisiona la mvil mirada de mis ojos, fijndola sobre l, y nada ms que sobre l; y si, no
obstante, mis besos fuesen esclavos de labios de uso tan comn como las gradas que conducen al
Capitolio, maldito sea yo entonces!, si cambiase apretones con manos convertidas en callosas por
los fingidos abrazos de todas horas, por la mentira tanto como por el trabajo; si me mirase en ojos
vulgares y sin brillo, parecidos a la luz humosa engendrada por un sebo maloliente, sera muy justo
que todas las plagas del infierno castigasen en un momento dado tamaa felona.
IMGENA: Temo que mi seor se haya olvidado de Bretaa.
IACHIMO: Y de s mismo. No por voluntad ma ni por tendencia a la indiscrecin os revelo la
mezquindad del cambio que ha hecho; sino que es la fuerza de vuestra gracia la que, obrando sobre
mi lengua como un hechizo, extrae ste secreto de las profundidades mudas de mi conciencia.
IMGENA: No quiero or ms.
IACHIMO: Oh carsima alma, vuestra causa toca a mi corazn con una piedad que me pone
enfermo! Una dama tan bella y heredera de un imperio que doblara el valor del ms grande rey,
estar asociada a libertinas pagadas con la misma pensin que sale de vuestras arcas! A malsanas
aventureras que por el oro arriesgan todas las penalidades que la corrupcin puede infligir a la
Naturaleza! A plagas que emponzoaran al veneno mismo! Vengaos! O la que os dio a luz no era
reina, o degeneris de vuestro gran origen.
IMGENA: Vengarme! Cmo podra vengarme? Si lo que me decs es verdad, tengo un corazn
que no quiere permitir a mis dos odos alterarle precipitadamente; si lo que decs es verdad, cmo
podra vengarme?
" CIMBELINO " William SHAKESPEARE.
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IACHIMO: Os condenar a vivir como una sacerdotisa de Diana, entre sbanas fras, mientras se
dedica a las cabriolas de sus caprichos cambiantes para ofensa vuestra y a expensas de vuestra
bolsa? Tomad venganza! Me ofrezco para vuestros dulces placeres. Soy ms noble que se
renegado de vuestro lecho, y continuar adicto a vuestro cario, siempre tan discreto como fiel.
IMGENA: Hola, a m, Pisanio!
IACHIMO: Dejadme que enfeude mi devocin en vuestros labios.
IMGENA: Atrs! Condeno mis odos por haberte escuchado tanto tiempo. Si fueras hombre de
honor, me habras hecho esta revelacin con un fin virtuoso, no con el fin tan bajo como
inconcebible que buscas. Calumnias a un caballero que se halla tan lejos de las acciones que le
imputas como t del honor. Y solicitas aqu una dama que os desdea igualmente a ti y al diablo.
Hola, a m, Pisanio! El rey, mi padre, ser informado de tu tentativa. Si encuentra conveniente que
un grosero extranjero venga a su Corte a proponer sus tratos como en un lugar de prostitucin
romana, y abrirnos su espritu bestial, sostiene una Corte de la que no se preocupa en modo alguno,
y posee una hija que no respeta en absoluto. Hola, a m, Pisanio!
IACHIMO: Oh feliz Leonato! Puedo decirlo. La fe que tu dama te dedica merece tu confianza, y
tu perfectsima virtud merece su fe inquebrantable. Vivid largo tiempo dichosa, dama del ms
noble seor que jams nacin alguna se envaneci de poseer, y amada nacida solamente para el ms
noble! Concededme vuestro perdn. He hablado de esa manera para saber si vuestra confianza tena
profundas races; voy a entregaros vuestro marido tal como era y tal como es todava: un varn de
los ms exquisitos modales; un mgico virtuoso, que encanta todas las sociedades en que se
encuentra. La mitad de los corazones le pertenecen.
IMGENA: Hacis la reparacin.
IACHIMO: Reina en medio de los hombres como un dios descendido del cielo; posee una especie
de dignidad, que le da ms que la apariencia de un mortal. No os irritis, poderossima princesa,
porque me haya aventurado a probaros con un falso informe. Mi experiencia ha confirmado,
honrndole, el profundo juicio que habis mostrado al escoger un esposo tan perfecto, que, lo
sabis, es impecable. El cario que le profeso me ha inducido a echaros de esa manera. Pero los
dioses os han hecho a la inversa de todas las dems; es decir, sin paja. Os lo ruego, vuestro perdn.
IMGENA: Todo est bien, seor. Considerad mi poder en la Corte como si estuviera a vuestro
servicio.
IACHIMO: Mis humildes gracias. Haba casi olvidado importunar a Vuestra Gracia con una
pequea merced, que tiene, sin embargo, su importancia, pues concierne a vuestro seor, a m
mismo y a otros nobles amigos que estamos asociados en el asunto.
IMGENA: De qu se trata, queris decirme?
IACHIMO: Una docena de romanos de nuestra sociedad y vuestro esposo, la ms bella pluma de
nuestra ala, se han concertado para comprar un regalo al emperador; adquisicin que yo, como
encargado de negocios de los dems, he hecho en Francia. Se compone de una vajilla de plata de un
gusto raro y joyas de una forma rica y exquisita. Su valor es grande, y estoy un poco deseoso, a
causa de mi calidad de extranjero, de depositarlos en lugar seguro. Os placer tomarlas bajo
vuestra proteccin?
IMGENA: De buena gana; y empeo mi honor por su seguridad. Ya que mi esposo est
interesado en esos objetos, los guardar en mi alcoba.
" CIMBELINO " William SHAKESPEARE.
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IACHIMO: Se hallan en un cofre vigilado por mis gentes. Tendr el atrevimiento de enviroslas
solamente por esta noche. Debo embarcarme maana.
IMGENA: Oh, no, no!
IACHIMO: S, os lo suplico; de lo contrario, faltar a mi palabra retardando mi vuelta. Despus de
haber abandonado Francia, no atravesar el mar sino con el designio, segn la promesa hecha, de
ver a Vuestra Gracia.
IMGENA: Os agradezco vuestras molestias; pero no partis maana.
IACHIMO: Oh, es preciso, seora! Por consiguiente, si os place enviar a vuestro seor vuestros
afectos por escrito, hacedlo esta noche, os lo ruego. He rebasado el tiempo que me estaba
concedido, circunstancia importante para nuestro presente, que debe ser ofrecido el da deseado.
IMGENA: Escribir. Enviadme vuestro cofre. Ser guardado con seguridad y se os entregar
fielmente. Muy bien venido seis.
Salen IMGENA e IACHIMO.
SEGUNDO ACTO
ESCENA PRIMERA
En Bretaa. La explanada delante del palacio de Cimbelino. Entran CLOTEN y dos Seores.
CLOTEN: Nunca hubo un hombre con semejante suerte! En el momento en que mi bolo iba a
besar el blanco, atina a echarlo fuera un bolo adverso! Haba apostado cien libras en la partida. Y
he aqu que un mequetrefe hideputa viene a hacerme exhortaciones porque juro. Como si yo le
pidiera prestados los juramentos que profiero y no fuese libre de gastar a mi antojo la provisin que
de ellos guardo.
SEOR 1: Qu ha ganado con eso? Le habis roto la chola con vuestro bolo.
SEOR 2: (Aparte) Si su talento se semejara al del que le ha roto la cabeza, no tendra ms que
una brizna en estos instantes.
CLOTEN: Cuando un caballero tiene gana de jurar, no es una insolencia en los concurrentes,
cualesquiera que sean, el cortar la cola a sus juramentos? Eh?
SEOR 2: S, mi seor. (Aparte) Tanto como cortarle las orejas.
CLOTEN: Perro, hijo de puta! Darle yo satisfaccin? Quisiera que hubiese sido un hombre de
mi rango!
SEOR 2: (Aparte) Para oler a imbcil como vos.
CLOTEN: Nada en el mundo me veja tanto como ese episodio. Que le den las viruelas! Me
gustara ms no ser tan noble como soy; no osan batirse conmigo, porque la reina es mi madre.
Cualquier Jack sinvergenza puede batirse tanto y tan a menudo como el corazn le dicte, y a m
me es menester ir y venir, semejante a un gallo que nadie se atreve a desafiar.
SEOR 2: (Aparte) Sois el gallo y el capn tambin; y lanzis el quiquiriqu con la cresta baja.
CLOTEN: Dices?
" CIMBELINO " William SHAKESPEARE.
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SEOR 2: Digo que no conviene que vuestra seora d satisfaccin a todo compaero que
ofenda.
CLOTEN: No lo s. Pero conviene que agravie a mis inferiores.
SEOR 2: S; conviene a vuestra seora solamente.
CLOTEN: Vaya! Pues eso digo.
SEOR 1: Habis odo hablar de un extranjero que ha llegado a la Corte esta noche?
CLOTEN: Un extranjero, y no estoy enterado de ello!
SEOR 2: (Aparte) Es un individuo extrao l mismo, y tampoco se ha enterado de ello.
SEOR 1: Ha llegado un italiano, y, a lo que se cree, amigo de Leonato.
CLOTEN: Leonato! Un pcaro desterrado; y se individuo es otro que tal, quienquiera que sea.
Quin os ha hecho saber la llegado de ese extranjero?
SEOR 1: Uno de los pajes de vuestra seora.
CLOTEN: Sera conveniente que fuese a avisarle? No degenerar con ello?
SEOR 1: No podis degenerar, mi seor.
CLOTEN: Me sera difcil, creo.
SEOR 2: (Aparte) Sois un idiota declarado. Por consiguiente, vuestros hijos, si son idiotas, no
degenerarn.
CLOTEN: Vamos, ir a ver a ese italiano. Lo que hoy he perdido a los bolos lo ganar esta noche.
Vamos, partamos.
SEOR 2: Voy a seguir a vuestra seora. (Salen CLOTEN y el Seor 1) Que una diablesa tan
astuta como su madre haya podido echar al mundo ste asno! Una mujer que lo arrolla todo con su
cabeza; y he aqu su hijo, incapaz de retener que, si de veinte se quitan dos, quedan dieciocho. Ay!
Pobre princesa! Divina Imgena, cunto debes sufrir, colocada entre un padre gobernado por tu
madrastra, una madrastra que urde complots a toda hora y un enamorado ms aborrecible que la
indigna expulsin de tu caro marido, que el acto horrible del divorcio que quera llevarte a cometer!
Que los cielos conserven inquebrantables las murallas de tu precioso honor! Que preserven contra
toda sacudida este templo de tu bella alma, a fin de que puedas vivir lo bastante para poseer un da a
tu esposo desterrado y este gran reino!
Sale el Seor 2.
ESCENA SEGUNDA
En Bretaa. Dormitorio en el palacio de Cimbelino. Un cofre colocado en un rincn. IMGENA est en la
cama leyendo; ELENA, su dama de compaa, en la habitacin.
IMGENA: Quin est ah? Es Elena, mi dama de compaa?
ELENA: S, si os place, seora.
IMGENA: Qu hora es?
" CIMBELINO " William SHAKESPEARE.
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ELENA: Cerca de medianoche, seora.
IMGENA: Entonces, he ledo tres horas. Mis ojos estn fatigados. Seala la pgina en el sitio en
que me he quedado. Vete a acostar. No te lleves el candelabro, djalo encendido; y si puedes
despertarme hacia las cuatro, te lo ruego, llmame. El sueo se apodera enteramente de m. (Sale
ELENA) Me encomiendo a vuestra proteccin, oh dioses! De los trasgos y demonios tentadores de
la noche preservadme, os lo suplico! (Se duerme. IACHIMO deslzase fuera del cofre)
IACHIMO: Los grillos cantan y los sentidos fatigados del hombre reparan sus fuerzas en el reposo.
Nuestro Tarquino oprima as quedamente los juncos, antes de despertar a la casta hermosura que
hiri. Oh Citerea, qu esplendorosamente adornas tu lecho! Fresco lirio, ms blanco que tus
sbanas! Oh, si pudiera tocarte! Un beso tan slo! Nada ms que un beso! Rubes sin igual de
sus labios, qu dulzura dais al beso que se os roba! Es su aliento el que perfuma as la habitacin.
La llama del candelabro se inclina hacia ella. Quisiera penetrar a travs de sus prpados para
contemplar dentro las luces contenidas en sus ojos, ahora bajo el dosel de esas ventanas blancas y
azuladas, recamadas del mismo tinte azul del cielo. Pero mi objeto es pasar revista a este cuarto.
Voy a tomar nota de todo... Tales y tales pinturas... Aqu, la ventana. De este modo decorado su
lecho; la tapicera, las figuras as y as, pardiez!, y el motivo que representa... Ah! Pero algunas
notas sobre las particularidades de su cuerpo enriqueceran mi inventario con pruebas de seriedad
muy distintas a las descripciones de diez mil miserables muebles. Oh sueo, imitador
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de la
muerte, gravita pesadamente sobre ella, y dale la insensibilidad de una estatua fnebre que estuviera
yacente en una capilla. Quitmosle esto, quitmosle esto. (Quita el brazalete a IMGENA) Tan fcil
de sacar como el nudo gordiano fue difcil de deshacer. Es mo. Y ste testimonio aparente, obrando
con tanta energa como el testimonio ntimo de la conciencia, bastar para volver loco a su seor...
Sobre su seno izquierdo, una seal compuesta de cinco lunares, parecidos a las gotas carmeses del
cliz de una vellorita. He aqu un documento justificativo, ms fuerte que la ley misma pudiera
nunca proporcionar. El haber sorprendido ese secreto le obligar a creer que he forzado la cerradura
y cogido el tesoro de su honor. Basta. Para qu ms? Por qu anotar por escrito lo que tan bien
grabado e impreso se halla en mi memoria? Ella lea hace un instante la historia de Tereo. La pgina
est doblada en el pasaje en que Filomena se rinde. Tengo bastantes pruebas. Al cofre de nuevo, y
cerremos la abertura. Aprisa, aprisa, dragones de la noche, para que la aurora pueda abrir los ojos
del cuervo! Alojo dentro de m el temor. Aunque ella sea un ngel del cielo, el infierno est aqu!
(Suena el reloj) Una, dos, tres... Es hora, es hora!
IACHIMO se introduce en el cofre.
ESCENA TERCERA
En Bretaa. Una antecmara contigua al aposento de Imgena. Entran CLOTEN y algunos Seores.
SEOR 1: Vuestra seora es el hombre ms resignado cuando pierde, el ms fro que haya vuelto
nunca un as.
CLOTEN: El perder hara a cualquier hombre fro.
SEOR 1: Pero no resignado a la noble manera de vuestra seora. Slo os ponis acalorado y
furioso cuando ganis.
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Ape of death; literalmente, "mono de la muerte"; mas aqu ape equivale a imitador. A poco ms, el pensamiento es el
mismo de: "sueo, imagen de la muerte", o una variante que aadir a este concepto clsico, comn en todas las literaturas
" CIMBELINO " William SHAKESPEARE.
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CLOTEN: Ganar dara valor a cualquiera. Si lograse a esa necia de Imgena, tendra oro en
cantidad suficiente. Est casi amaneciendo, no?
SEOR 1: Es de da, mi seor.
CLOTEN: Quisiera que llegase esa msica. Se me aconseja darle msica de madrugada. Me dicen
que eso la ablandar. (Entran los Msicos) Avanzad, templad. Si podis emocionarla con vuestra
digitacin, bueno. Ensayaremos tambin con la lengua. Si nada se consigue, como le plazca; pero
no ceder jams. Comenzad por alguna cosa de excelente invencin. Continuad enseguida con un
aire de dulzura maravillosa sobre letra de una riqueza admirable..., y luego... que reflexione.
CANCIN
Escuchad! Escuchad! A la puerta del cielo canta la alondra
/y Febo comienza a levantarse
/para abrevar sus corceles en esta agua,
/que duermen en los clices de las flores,
/y los centelleantes capullos de las calndulas principian
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/a abrir sus ojos de oro.
Con todos las cosas bonitas,
/despirtate, mi dulce ama.
Despirtate! Despirtate!
Ahora, partid. Si esto "penetra", tendr vuestra msica por lo mejor del mundo. Si no "penetra" es
que hay un defecto en sus odos que las crines de caballo, las tripas de gato y una voz de eunuco
castrado fuera de lo conveniente no curarn jams. (Salen los Msicos)
SEOR 2: Aqu viene el rey.
CLOTEN: Me alegro de estar en pie tan tarde, porque sta es la razn de hallarme levantado tan
temprano. No puede sino dar su aprobacin paternal a la galantera que acabo de hacer. (Entran
CIMBELINO y la REINA) Buenos das a Vuestra Majestad, as como a mi graciosa madre.
CIMBELINO: Estis conspirando, aqu, a la puerta de nuestra terca hija? No saldr?
CLOTEN: La he atacado con msica, pero no se digna prestar atencin.
CIMBELINO: El destierro de su favorito es demasiado reciente y no le ha olvidado todava. Ser
menester un poco de tiempo an para borrar la huella de su recuerdo, y entonces os pertenecer.
REINA: Mucho tenis que agradecer al rey, que no deja pasar ninguna oportunidad para que
consigis a su hija. Tomad a vuestro cargo el hacerle la corte con todas las de la ley y estad
dispuesto siempre a aprovechar las ocasiones; que sus repulsas no hagan ms que acrecer vuestro
celo en servirla. Adoptad el aire de ejecutar como por impulso irresistible estos tributos que la
rends. Obedecedla en todo, excepto cuando sus rdenes tengan por objeto despediros. Adems, sed
insensible.
CLOTEN: Insensible! No. (Entra un Mensajero)
MENSAJERO: Dignaos saber, seor, la llegada de embajadores de Roma. Uno de ellos es Cayo
Lucio.
CIMBELINO: Un noble personaje, aunque venga en ese momento con un designio de violencia;
pero no es suya la falta. Debemos recibirle como conviene a la dignidad del que lo enva; y en
6
And winking Mary - buds begin. El compuesto Mary - buds, esto es, buds of a marigold, es de la exclusiva forja de
Shakespeare.
" CIMBELINO " William SHAKESPEARE.
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cuanto a l personalmente, sus servicios pasados nos invitan a acogerle mejor an. Nuestro querido
hijo, cuando hayis saludado a vuestra amada, venid a reuniros con la reina y Nos; tendremos
necesidad de emplearos cerca de ese romano. Venid, reina nuestra. (Salen CIMBELINO, la REINA, los
Seores y el Mensajero)
CLOTEN: Si est levantada, le hablar; si no, es que duerme todava y suea. Con vuestro
permiso. Hola! (Llama a la puerta de Imgena) S que sus doncellas la acompaan. Si pudiera dorar
la mano de alguna de ellas! Es el oro el que compra la entrada. A menudo lo obtiene. S,
ciertamente, y con frecuencia lleva a las ninfas de Diana a engaarse a s propias y a conducir su
cierva a la emboscada del cazador furtivo. El oro es el que hace matar al hombre honrado y el que
salva al ladrn, que aun a veces lleva a la horca a la par al hombre honrado y al ladrn. Qu no
puede hacer y deshacer? Voy a tomar una de sus mujeres como abogado; porque no entiendo muy
bien el asunto yo mismo. Con vuestro permiso. (Llama. Entra una Dama)
DAMA: Quin est ah, que llama?
CLOTEN: Un caballero.
DAMA: Nada ms?
CLOTEN: S, y el hijo de una dama noble.
DAMA: (Aparte) Es ms de lo que pueden vanagloriarse algunos individuos que tienen sastres tan
caros como los vuestros. Qu quiere vuestra seora?
CLOTEN: La persona de vuestra ama, est dispuesta?
DAMA: S, a permanecer en su cuarto.
CLOTEN: Aqu tenis oro para vos. Vendedme vuestra buena fama.
DAMA: Qu entendis por eso? Mi buen renombre o los informes que pueda dar en bien de vos?
La princesa! (Entra IMGENA)
CLOTEN: Buenos das, bella entre las bellas. Hermana ma, vuestra dulce mano. (Sale la Dama)
IMGENA: Buenos das, seor. Gastis demasiado trabajo para no lograr ms que molestias. Las
gracias que tengo a vuestro servicio se limitan a deciros que soy pobre en gracias y que apenas
puedo concederlas.
CLOTEN: No obstante, os juro que os amo siempre.
IMGENA: Si os contentarais con decirlo, me causara el mismo efecto. Pero si continuis
jurndolo, vuestra recompensa consistir siempre en responderos que me es igual.
CLOTEN: Eso no es una respuesta.
IMGENA: No hablara si no temiera que fuerais a decir que cedo ante vos al permanecer
silenciosa. Os ruego que me dejis tranquila. Por mi fe, que mostrar a vuestras ms corteses
deferencias la misma descortesa que ahora. Un hombre de tan grande inteligencia como vos
debiera saber abstenerse cuando se le ensea a hacerlo.
CLOTEN: Dejaros en vuestra locura sera en m una falta. No lo har!
IMGENA: Los tontos no son locos.
" CIMBELINO " William SHAKESPEARE.
21
CLOTEN: Me llamis tonto?
IMGENA: Pues soy una loca, obro como tal. Si queris resignaros, no estar ms loca. Esto nos
curar a los dos. Estoy apenadsima, seor, de que me obliguis a olvidar las maneras de una dama,
al punto de servirme de palabras tan claras. Y sabed de una vez para siempre que yo, que conozco
mi corazn, os declaro aqu, con la ms entera franqueza, que no hago ningn caso de vos. Y que
estoy tan cerca de faltar a la caridad, que me acuso a m misma de odiaros, cosa que habra querido
mejor haceros sentir que vanagloriarme de ella.
CLOTEN: Pecis contra la obediencia que debis a vuestro padre; porque el contrato que alegis
con ese ruin bribn, un individuo educado por medio de limosnas, alimentado con platos fros,
migajas de la corte, no es un contrato, de ningn modo. Est permitido a las gentes de condicin
inferior, y quin de condicin ms inferior que l?, encadenar sus almas con lazos voluntariamente
anudados por ellos, porque no tienen para ellos otras consecuencias que los chiquillos y la miseria;
pero a vos esa libertad os est prohibida por herencia de la corona, y no debis empaar el precioso
brillo con un vil esclavo, un miserable de librea, un individuo de pao escuderil, un panatero, y
menos todava.
IMGENA: Profano belitre! Aunque fueras el hijo de Jpiter, si no fueses bajo otros aspectos
superior a lo que eres, seras demasiado vil para servirle de lacayo. Te veras honrado, aun a los ojos
de la envidia, si para recompensarte dignamente, segn tus mritos, se te nombrara ayudante del
verdugo en su reino y au fueras odiado por este nombramiento.
CLOTEN: La niebla del medioda le pudra!
IMGENA: Jams podr correr peor suerte que la de ser nombrado por ti. Su ms pobre vestido,
con tal que tan slo se haya moldeado a su cuerpo, es ms preciado para m que todos los cabellos
de tu cabeza, aun cuando hubieran de transformarse en otros tantos hombres como t. Hola,
Pisanio! (Entra PISANIO)
CLOTEN: "Su vestido!" El diablo.
IMGENA: Ve a buscar inmediatamente a mi doncella Dorotea...
CLOTEN: "Su vestido!"
IMGENA: Estoy frecuentada por un tonto; asustada por l e indignada todava ms. Ve a decirle
a mi doncella que busque una joya que por azar demasiado adverso se ha escurrido de mi brazo. Me
vena de tu mano; sea yo maldita, si hubiera querido perderla por toda la renta de cualquier rey de
Europa. Creo que la he visto esta maana. Estoy segura de que la ltima noche estaba en mi brazo.
La bes. Espero que no haya desaparecido, para informar a mi seor que no concedo mis besos a
nadie sino a l.
PISANIO: No estar perdida.
IMGENA: As lo creo. Anda y bscala. (Sale PISANIO)
CLOTEN: Me habis insultado. "Su ms pobre vestido!"
IMGENA: S, lo he dicho seor. Si queris intentar contra m una accin judicial, tomad testigos.
CLOTEN: Voy a informar a vuestro padre.
IMGENA: Informad tambin a vuestra madre. Es mi buena amiga, y espero que no pensar sino
lo peor de m. Ahora os dejo, seor, con vuestro peor disgusto. (Sale IMGENA)
" CIMBELINO " William SHAKESPEARE.
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CLOTEN: Me vengar! "Su ms pobre vestido!"
Sale CLOTEN.
ESCENA CUARTA
Roma. Una sala en la casa de Filario. Entran PSTUMO y FILARIO.
PSTUMO: No temis, seor. Quisiera estar tan seguro de ganar la buena gracia del rey como
convencido de que el honor de ella quedar sano y salvo.
FILARIO: Qu medios empleis para reconciliaros con l?
PSTUMO: Ninguno, sino esperar el cambio del tiempo, resignarme a tiritar con el presente
estado de invierno de mi fortuna y desear que vuelvan los das ms calurosos. Con slo estas
esperanzas expuestas a la intemperie cuento para cumplir con vuestra amistad. Si me faltan, quedar
en gran deuda con vos.
FILARIO: Vuestro mrito y vuestra compaa pagan con usura todo lo que puedo hacer. A la hora
presente, vuestro rey ha odo hablar del gran Augusto. Cayo Lucio llenar hasta el final su misin.
Y pienso que vuestro rey consentir en el tributo y enviar sus atrasos antes que resignarse a volver
a ver a nuestros romanos, cuyo recuerdo est fresco en el dolor de sus sbditos.
PSTUMO: Creo, aunque no sea hombre de Estado, ni probablemente lo ser jams, que esto
engendrar una guerra; y oiris decir que las legiones que estn ahora en Galia han desembarcado
en nuestra Bretaa exenta de temores, antes que os enteraseis que se ha pagado el tributo de un solo
penique. Nuestros compatriotas son gentes mucho mejor organizadas que en la poca en que Julio
Csar se sonrea de su falta de arte; pero hallaba, sin embargo, que su valor era digno de que
frunciese el entrecejo. Su disciplina, unida ahora a su bravura, har ver a quienes los pongan a
prueba que estn en el nmero de esos pueblos que se perfeccionan en el mundo.
FILARIO: Mirad! Iachimo! (Entra IACHIMO)
PSTUMO: Sin duda, habis tenido por caballos de posta a los ciervos ms giles, e
innegablemente habrn besado vuestras velas los vientos de todos los puntos, para acelerar la
marcha de vuestro bajel.
FILARIO: Sed bien venido, seor.
PSTUMO: Presumo que la brevedad de la respuesta que habis recibido ha causado la rapidez de
vuestro regreso.
IACHIMO: Vuestra dama es una de las ms bellas que he visto jams.
PSTUMO: Y la ms virtuosa, por ende. Sin ello, su hermosura podra ponerse muy a gusto en
una ventaja para mortificar a los corazones viciosos, y obrar viciosamente con ellos.
IACHIMO: He aqu una carta para vos.
PSTUMO: El contenido ser bueno, presumo.
IACHIMO: Es muy probable.
FILARIO: Estaba Cayo Lucio en la Corte de Bretaa durante vuestra estancia en ella?
" CIMBELINO " William SHAKESPEARE.
23
IACHIMO: Era esperado all; pero no haba llegado todava.
PSTUMO: Hasta ahora, todo va bien. Brilla este diamante como de costumbre, o no se ha
apagado con exceso para que vuestra elegancia lo lleve?
IACHIMO: De perderlo, hubiese perdido su valor en oro. He ah todo. Hara un viaje dos veces
ms largo para gozar de una segunda noche tan deliciosamente breve como la que he pasado en
Bretaa, pues he ganado la joya.
PSTUMO: El diamante es demasiado duro para ceder.
IACHIMO: Ni lo menos del mundo, puesto que vuestra mujer es tan fcil.
PSTUMO: Seor, no tomis a chanza vuestra derrota. Me parece que sabis que no podemos
continuar siendo amigos.
IACHIMO: Podemos continuar sindolo, mi buen seor, si os atenis al contrato que hicimos. Si
no os refiriese el conocimiento completo de vuestra amada, entiendo que debiramos llevar las
cosas ms lejos. Pero me declaro en este momento el conquistador de su honra, al mismo tiempo
que de vuestra sortija, y no soy vuestro ofensor ni el suyo, puesto que no he obrado sino de acuerdo
con la voluntad de ambos.
PSTUMO: Si probis de una manera evidente que habis gustado de su lecho, aqu est mi mano
y aqu mi sortija. Si es de otro modo, la indigna opinin que habis tenido de su honra sin mancha,
conquista o pierde vuestra espada o la ma, o las deja a las dos sin amo, a disposicin del primer
recin llegado que las encuentre.
IACHIMO: Seor, mis pruebas llevan tal fisonoma de verdad, que cuando os las d, estaris
obligado a creerme. Mi juramento confirmar ms su evidencia; pero no dudo de que me lo
ahorraris cuando descubris que no tenis necesidad de l.
PSTUMO: Exponed vuestras pruebas.
IACHIMO: En primer lugar, su dormitorio, donde confieso que no dorm en absoluto, pero donde
obtuve una cosa que mereca bien el trabajo de velar, os respondo de ello, est cubierto de una
tapicera de seda y plata. El motivo que representa es el de la soberbia Cleopatra yendo al encuentro
de su romano, y el Cidno desbordndose por las orillas, ya de orgullo o ya por el peso de los botes.
Es una obra tan maravillosamente ejecutada, tan rica, que su hechura compite en ella con el valor
del asunto. Me pregunt con asombro cmo semejante obra poda haberse llevado a ese punto de
perfeccin y de realidad, puesto que la vida que palpitaba en ella era...
PSTUMO: Es exacto. Pero habis podido or hablar de esa obra aqu mismo, a m, o a cualquier
otro.
IACHIMO: Otros detalles justificarn el conocimiento que tengo de ella.
PSTUMO: Es lo que debis hacer, o, de lo contrario, mancillis vuestro honor.
IACHIMO: La chimenea cae al sur de la habitacin, y el delantero de esa chimenea
7
representa a la
casta Diana bandose. No vi jams figuras que pareciesen tan a punto de romper a hablar. El
escultor fue una segunda Naturaleza, pero una Naturaleza muda. La rebas, salvo si se considera el
movimiento y la respiracin.
7
Chimney - piece, en el texto
" CIMBELINO " William SHAKESPEARE.
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PSTUMO: sa es una cosa que habis podido tambin recoger de boca de otro, por tratarse, en
efecto, de una obra a menudo elogiada.
IACHIMO: El techo de la alcoba est decorado con querubines dorados. Los morillos del hogar, se
me olvidaban, son dos Cupidos ciegos, de plata, sostenidos sobre un pie, y que se apoyan
delicadamente sobre sus teas.
PSTUMO: Y son sas vuestras pruebas contra su honra? Concedamos que habis visto eso, y
demos justa alabanza a la felicidad de vuestra memoria; la descripcin de lo que se encuentra en su
dormitorio no puede haceros ganar la apuesta que habis empeado.
IACHIMO: Pues bien: palideced, si os es posible. Pido solamente permiso para sacar al aire esta
joya. Mirad. (Saca el brazalete) Y ahora la embolso de nuevo. Debe enlazarse con vuestro diamante.
Los guardar juntos.
PSTUMO: Jpiter! Permitidme que lo contemple una vez ms. Es el que yo le haba dejado?
IACHIMO: El mismo, seor. Se lo agradezco a vuestra mujer. Lo quit de su brazo; an lo estoy
viendo. La gentileza de su accin vendi ms caro su regalo, y, sin embargo, la enriqueca tambin.
Me la dio, y me dijo que la tena en gran estima en otro tiempo.
PSTUMO: Puede que se la quitara para devolvrmela.
IACHIMO: Os lo escribe as a vos, no es eso?
PSTUMO: Oh, no, no, no, es verdad! Tened, tomad tambin esta sortija! (Le da la sortija); es un
basilisco para mis ojos! Me mata al mirarla. Admitamos, pues, que la honra no reside jams all
donde est la verosimilitud, el amor donde hay otro hombre. Los juramentos de las mujeres no les
ligan ms a los que los reciben que lo que ellas estn ligadas a sus virtudes, que son nada. Oh falsa,
por encima de toda medida!
FILARIO: Tened paciencia, seor, y recuperad vuestra sortija; no est ganada an. Es probable
que haya perdido ese brazalete; o quin sabe si alguna de sus doncellas ha sido sobornada y se lo
ha robado?
IACHIMO: Por Jpiter! De su brazo, pas directamente a mis manos.
PSTUMO: Lo escuchis? Jura! Jura por Jpiter! Es verdad... Vamos, guardad la sortija... Es
verdad. Estoy seguro de que ella no ha perdido su brazalete. Sus doncellas son mujeres honorables,
que han prestado todas juramento de fidelidad. Ellas sobornadas por robar!... Y por un
extranjero!... No, la ha gozado; aqu est la prenda de reconocimiento de su incontinencia. A tan
caro precio ha adquirido el nombre de puta. Ten, toma tu salario y que todos los diablos del infierno
se dividan entre ella y t.
FILARIO: Seor, tened paciencia. No es esta una prueba suficiente para disuadir de su creencia a
quien est muy persuadido de...
PSTUMO: No hablemos ms de eso. Ha retozado con l.
IACHIMO: Si queris otras pruebas todava... Bajo el seno, que vale la pena de que se le oprima,
se encuentra un lunar justamente orgulloso del sitio delicadsimo en que est. Por mi vida, lo bes, y
aunque estuve plenamente saciado, me abri el apetito de comer todava. Os acordis de aquella
mancha que tiene?
PSTUMO: Y eso confirma otra mancha lo suficientemente grande para llenar todo el infierno,
aunque fuese sola.
" CIMBELINO " William SHAKESPEARE.
25
IACHIMO: Queris or algo ms?
PSTUMO: Ahorradme vuestra aritmtica. No contis vuestras reincidencias. Una vez y un
milln de veces!
IACHIMO: Jurar...
PSTUMO: Nada de juramentos. Si juris que no lo habis hecho ments. Y te matar si niegas
que me has hecho cornudo.
IACHIMO: No negar nada.
PSTUMO: Oh! Que no la tenga aqu para destrozarla miembro por miembro! Pero ir all y lo
har, en la Corte, delante de su padre. Har algo que... (Sale PSTUMO)
FILARIO: Est fuera de s! Habis ganado. Sigmosle y procuremos desviar la furia que le
domina en este momento.
IACHIMO: Con todo mi corazn.
Salen IACHIMO y FILARIO.
ESCENA QUINTA
Roma. Otro aposento en la casa de Filario. Entra PSTUMO.
PSTUMO: No hay medio de que los hombres vengan al mundo sin que las mujeres hagan la
mitad de la tarea? Todos somos bastardos, y aquel hombre honorabilsimo a quien yo llamaba
padre, estaba no s dnde cuando fui forjado. Algn monedero falso, con sus herramientas, hizo
conmigo una falsificacin de moneda legal. Sin embargo, mi madre pareca la Diana de su poca,
como mi mujer parece la maravilla de la suya. Oh, venganza, venganza! A menudo me restringa
en mis placeres legtimos, y me rogaba que me moderase. Lo haca con un pudor tan enrojeciente,
que aqul amable espectculo habra encendido al viejo Saturno. Tanto, que yo la crea casta como
la nieve que el sol no ha llegado a visitar. Oh, voto a todos los diablos! Ese amarillento Iachimo, en
una hora, no?, o en menos acaso, desde la primera entrevista?, quiz no ha hablado, sino que,
como un jabal harto de bellotas, como un jabal alemn, ha gritado: "Oh!", y la ha cubierto, sin
encontrar otra barrera que la que le ha opuesto el objeto que deseaba, ese objeto que ella deba
guardar de todo ataque. Oh, si pudiera descubrir en m lo que procede de la mujer! Porque no hay
en el hombre inclinacin al vicio que, lo aseguro, no venga de la mujer. Es la mentira? Es de la
mujer; estad seguros de ello. La adulacin? Es cosa de ella. La trapacera? Siempre de ella. La
lascivia y los malos pensamientos? De ella, de ella. La venganza? De ella. Ambiciones, codicia,
orgullo cambiante, desdn, antojos nimios, maledicencias, versatilidad, todos los defectos que
puede el hombre nombrar, an ms, todos los que el infierno conoce, le pertenecen, pardiez!, en
todo o en parte. Pero ms bien en todo que en parte; porque no son constantes ni siquiera en el
vicio, sino que siempre estn cambiando un vicio de antigedad de un minuto por otro vicio ni la
mitad de viejo. Quiero escribir contra ellas, detestarlas, maldecirlas... Y, sin embargo, el mejor
medio de aborrecerlas verdaderamente es rogar porque se cumplan sus voluntades. Los mismos
diablos no pueden castigarles peor.
Sale PSTUMO.
ACTO TERCERO
" CIMBELINO " William SHAKESPEARE.
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ESCENA PRIMERA
Bretaa. Una sala de Estado en el palacio de Cimbelino. Entran, por un lado, CIMBELINO, la REINA,
CLOTEN y los Seores; por otro, CAYO LUCIO y las personas de su squito.
CIMBELINO: Decidnos ahora: qu nos quiere Augusto Csar?
LUCIO: Cuando Julio Csar, cuya imagen vive todava en el recuerdo de los hombres, como si
estuviera presente ante sus ojos, y que ser eternamente para sus lenguas y sus odos materia de
hablar y escuchar, vino a esta Bretaa y la conquist, Cassibelan, tu to, tambin muy famoso por
las alabanzas de Csar, ms que por las hazaas que las merecieron, se oblig a pagar a Roma un
tributo anual de tres mil libras, tributo que en estos ltimos tiempos te has abstenido de pagar.
REINA: Y que, para cortar de raz ese asombro, se abstendr de satisfacer siempre.
CLOTEN: Habr muchos Csares antes que se vuelva a ver otro Julio. Bretaa se pertenece a s
misma y no queremos pagar nada por llevar nuestras propias narices.
REINA: Aquella ocasin que hallaron para imponernos tributo la volveremos a encontrar para
rehusarlo. Seor, mi soberano, acordaos de los reyes, vuestros antepasados; pensad al mismo
tiempo en la defensa natural de vuestra isla, que, semejante al parque de Neptuno, se yergue
rodeada de una cintura y de una empalizada de aguas rugidoras y de rocas infranqueables, y
protegida por arenas que no dejarn paso a las naves de nuestros enemigos, sino que las tragarn
hasta la cspide de sus mstiles. Csar hizo aqu una especie de conquista; pero no es aqu donde
pronunci su jactancioso "Llegu, vi y venc." Fue rechazado de nuestras costas, dos veces batido,
con vergenza la primera que jams le hubo alcanzado, y sus naves, pobres juguetes
inexperimentados, fueron sacudidas como cscaras de huevo sobre las olas de nuestros terribles
mares y fcilmente destrozadas contra nuestras rocas; en regocijo de lo cual el ilustre Cassibelan,
que estuvo un da a punto, oh engaosa Fortuna!, de apoderarse de la espada de Csar, hizo
resplandecer con luminarias de alegra la ciudad de Lud y relampaguear de valor a los bretones.
CLOTEN: Vamos, no hay ms tributo que pagar. Nuestro reino es ms fuerte que lo era en aquella
poca y, como dije, no hay ms Csares que aqul. Otros pueden tener las narices aguileas como
l; pero en cuanto a tener brazos capaces de dar golpes tan rectos, no.
CIMBELINO: Hijo mo, dejad a vuestra madre acabar.
CLOTEN: Contamos an con muchos de entre nosotros que tienen los puos tan fuertes como
Cassibelan. No dir que sea yo uno de ellos. Sin embargo, tengo manos. Por qu un tributo? Por
qu habramos de pagar tributo? Si Csar puede taparnos el sol con una manta, o meterse la luna en
el bolsillo, le pagaremos tributo por tener luz. Si no, no ms tributo, os lo ruego, seor.
CIMBELINO: Debis saber que fuimos libres hasta el da en que los injuriosos romanos nos
arrancaron ese tributo. La ambicin de Csar, que se haba inflado de tal modo que alcanzaba casi a
los confines del mundo, sin pretexto ninguno, vino aqu a imponernos el yugo, yugo que conviene
sacudir a un pueblo guerrero, y nos envanecemos de ser uno de ellos. Recordad, pues, a Csar qu
es lo que estamos dispuestos a hacer. Nuestro antepasado fue ese Mulmucio, que estableci nuestras
leyes, cuya autoridad mutil con exceso la espada de Csar, cuyo restablecimiento, con todas sus
franquicias, ser, en virtud del poder que ejercemos, el acta meritoria de nuestro reino, aun cuando
la misma Roma se irritase por ello. Hizo nuestras leyes ese Mulmucio, quien, el primero en Bretaa,
ci sus sienes con una corona de oro y tom el ttulo de rey.
" CIMBELINO " William SHAKESPEARE.
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LUCIO: Me contrara, Cimbelino, tener que declararte la enemistad de Csar Augusto, de Csar,
que tiene ms reyes por servidores que oficiales tienes t en tu casa. Recibe, por tanto, esta
declaracin: en el nombre de Csar, proclamo contra ti la guerra y la ruina. Espera una tormenta
irresistible. Comunicado este desafo, te doy las gracias por lo que me concierne.
CIMBELINO: Bien venido seas, Cayo. Tu Csar me hizo caballero. Pas junto a l una gran parte
de mi juventud. Por l adquir este honor, que quiere quitarme hoy por la violencia, y que sabr
defender a ultranza. Estoy perfectamente informado de que los panonios y los dlmatas estn ahora
en armas para defender sus libertades. Si los bretones no supieran leer el sentido de semejante
ejemplo, hara falta que fueran muy fros. Csar no los encontrar as.
LUCIO: Dejemos hablar a los hechos.
CLOTEN: Su Majestad os desea la bienvenida. Divertos un da o dos con nosotros, o incluso ms
tiempo. Si nos buscis enseguida en otro plan, nos hallaris en medio de nuestra cintura de agua
salada. Si nos echis de ella, es vuestra; pero si sucumbs en la aventura, nuestros cuervos, gracias a
vosotros, se pondrn ms gordos, y eso es todo.
LUCIO: Bien, seor.
CIMBELINO: Conozco las intenciones de vuestro seor; l conoce las mas. Todo lo que queda
despus de esto es: "Sed bien venido."
Salen todos.
ESCENA SEGUNDA
Bretaa. Otra habitacin en el palacio. Entra PISANIO con una carta.
PISANIO: Cmo! De adulterio! Por qu no habis escrito cul es el monstruo que la acusa?
Leonato! Mi amo! Qu veneno extrao ha penetrado en tu odo? Qu trapacero italiano, tan
emponzoador de lengua como de mano, ha persuadido a tus odos, demasiado complacientes?
Desleal! No; es castigada por su lealtad, y resiste, ms todava con la fuerza de una diosa que con
la fuerza de una esposa, los asaltos que reduciran cualquier otra virtud. Oh amo mo! Su alma,
comparada con la ma, est en esta hora tan baja como lo estaba tu fortuna, comparada con la suya.
Cmo! Que la asesine? Eso es lo que me ordenas, en nombre del afecto, de la fe de mis
juramentos, tan encadenados a tu obediencia?... Yo..., ella... su sangre?... Si a eso se llama prestar
un buen servicio, que no se me tenga jams por buen servidor. Qu figura tengo yo, pues, para
parecer desprovisto de humanidad en el grado que supondra tal accin? (Leyendo) "Hazlo. La carta
que le he enviado te suministrar la oportunidad por la orden que ella misma te d." Oh papel
maldito! Negro como la tinta que te cubre! Oh papelucho insensible! Puedes complacerte con un
acto as? Y, sin embargo, conservar exteriormente esta virginal blancura? Oh, he aqu que llega!
Voy a aparentar ignorancia de la orden que he recibido. (Entra IMGENA)
IMGENA: Qu hay, Pisanio?
PISANIO: Seora, aqu tengo una carta de mi seor.
IMGENA: De quin? De tu seor! De mi seor! Leonato! Oh, sabio, en verdad, sera el
astrnomo que conociera las estrellas, como yo su escritura! Todo el porvenir le estara abierto. Oh
vosotros, dioses buenos, haced que lo que est aqu contenido embalsame de amor las noticias de la
salud de mi seor, de su contento, no obstante que estemos separados, creo que esto le aflige;
ciertos disgustos son medicinas saludables, y sta es una de ellas, pues impide al amor alterarse; de
" CIMBELINO " William SHAKESPEARE.
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su contento, por tanto, en todas las cosas, excepto en sta! Buena cera, con tu permiso! Benditas
seis, abejas, que formis stas cerraduras de secretos! Los amantes y los hombres que estn ligados
por peligrosos compromisos no ruegan de igual modo. Aunque metis en prisin a los deudores,
sellis, sin embargo, el librito de memorias del joven Cupido. Buenas noticias, oh dioses! (Lee) "La
justicia y la ira de vuestro padre, si me sorprendiese en su reino no podran impulsar tan lejos de m
la crueldad, que no pudierais resucitarme con vuestros ojos, oh vos, la ms cara de las criaturas!
Sabed que estoy en Cambria, en Milford - Haven; seguid el consejo que os dicte vuestro amor al
recibir este aviso. Ahora os desea toda felicidad el que contina fiel a su juramento y, siempre en
amor creciente, se llama vuestro, Leonato Pstumo." Oh, un caballo con alas! Lo oyes, Pisanio?
Est en Milford - Haven. Lee y dime a qu distancia est esa localidad. Si una persona,
persiguiendo asuntos vulgares, puede alcanzar ese sitio en una semana, por qu no podra yo
deslizarme all en un da? Fiel Pisanio, que aspiras como yo a ver a tu seor..., que aspiras...,
consignmoslo, pero no como yo; que aspiras, sin embargo, pero de una manera ms dbil!... Oh,
no como yo!, porque mi impaciencia est por encima y por encima... Habla, y habla pronto; un
consejero de amor debiera tapar con sus palabras el tubo de la oreja y ahogar la audicin; dime
cunto hay desde aqu a ese bienaventurado Milford. De camino me informar de cmo el Pas de
Gales ha sido tan feliz para merecer un puerto as. Pero lo primero, y ante todo, dime cmo
podemos escabullirnos de aqu y qu excusa podemos encontrar para explicar el empleo de nuestro
tiempo entre nuestra partida y nuestro regreso. Pero, ante todo, cmo partir de aqu? Despus de
todo, por qu buscar de antemano excusas y qu necesidad hay de buscar una siquiera? Nos
ocuparemos de esto ms tarde. Habla, te lo ruego: cmo podemos recorrer veintenas de millas de
una hora a otra?
PISANIO: Una veintena entre uno y otro sol es una etapa bastante fuerte para vos, seora, e incluso
demasiado fuerte, demasiado fuerte.
IMGENA: Verdaderamente quien se decidiera a realizarla no podra marchar ms despacio,
amigo. He odo hablar de apostadores de carreras, a quienes los caballos se han mostrado ms
veloces que la arena haciendo el oficio de reloj... Pero esto es una infantilidad... Anda, invita a mi
dama de compaa a fingir una enfermedad; que diga que le es preciso irse a casa de su padre. Y
procrame enseguida un traje ecuestre, que no sea ms rico que el que le convendra a la mujer de
un granjero
8
.
PISANIO: Seora, debierais considerar antes...
IMGENA: Veo rectamente delante de m, amigo. En cuanto a lo que se halla a derecha, a
izquierda, o a lo que debe estar detrs, una niebla tal cubre todo de manera que mis ojos no pueden
penetrarla. Partamos, te lo ruego. Haz lo que te he recomendado. No hay nada ms que decir; no
hay otro camino que tomar sino la ruta de Milford.
Salen IMGENA y PISANIO.
ESCENA TERCERA
Gales. Una comarca montaosa. Salen de una gruta BELARIO, ARVIRAGO y GUIDERIO.
BELARIO: Hace un da soberbio, un da para no estar en casa gentes cuyo techo es tan bajo como
el nuestro. Postraos, hijos. Esta puerta os ensea cmo debis adorar al Cielo y prosternaros con una
plegaria piadosa en la maana. Las puertas de los monarcas tienen arcos tan altos, que los gigantes
de ademanes fanfarrones pueden atravesarlas conservando sus turbantes impos sobre sus cabezas y
8
Franklin, en el texto. Los franklines eran ricos burgueses del campo.
" CIMBELINO " William SHAKESPEARE.
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sin dar los buenos das al sol. Salud, hermoso Cielo! Habitamos en la roca, y, sin embargo, no
tenemos para ti un corazn tan cerrado como los hombres que llevan una vida ms pomposa.
GUIDERIO: Salve, Cielo!
ARVIRAGO: Cielo, salud!
BELARIO: Ahora, a nuestra caza en las montaas. Escaladme esa colina lejana, que vuestras
piernas son jvenes; yo batir estas llanuras. Cuando desde lo alto me divisis del tamao de un
cuervo, considerad que es el sitio en que se aminora o pone en plena evidencia. Entonces podris
rumiar todos los relatos que os he hecho sobre las cortes, los prncipes, las intrigas de guerra. All,
el servicio prestado no es un servicio porque se ejecute, sino porque es aceptado como tal. Al
comparar de esa manera, sacaremos un provecho de todas las cosas que vemos. Y a menudo
descubrimos, para nuestro gran consuelo, que el escarabajo, con sus alas dentro de su caparazn,
est ms seguro que el guila de ancha envergadura. Oh esta vida, es ms noble que la que se
resigna a los fracasos, ms rica que la que saca su ociosidad de un salario de corrupcin, ms
orgullosa que la que pavonea con sus vestidos de seda impagados! Aquellas gentes pueden muy
bien obtener el saludo del sombrero del comerciante que confecciona su elegancia; pero al mismo
tiempo quedan asentados en sus libros. No hay vida comparable a la nuestra.
GUIDERIO: Hablis conforme a vuestra experiencia. Pero nosotros, pobres pjaros con plumas,
no tenemos jams en nuestro vuelo perdido el nido a la vista, e ignoramos de qu naturaleza es el
aire lejos de nuestro hogar. Es posible que sta vida sea la mejor, si la vida en el seno del reposo es
la mejor. Es tanto ms dulce cuanto que habis conocido otra ms spera. Est en armona perfecta
con vuestra vejez de miembros agarrotados. Pero para nosotros es una celda de ignorancia, un viaje
en un lecho, la prisin de un deudor que osa rebasar el lmite prescrito.
ARVIRAGO: De qu hablaremos cuando seamos viejos como vos? Cuando oigamos el viento y
la lluvia azotar el sombro diciembre, cmo haremos en esta gruta fra para pasar las horas
heladas? No hemos visto nada. Somos como las bestias. Sutiles como el zorro para encontrar su
presa, belicosos como el lobo para nuestro alimento. Nuestro valor consiste en cazar lo que huye.
Como el ave prisionera, hacemos un coro de nuestra jaula y cantamos nuestra esclavitud con el
mpetu de la libertad.
BELARIO: Cmo hablis! Oh, si conocieseis las costumbres de las ciudades, y las conocieseis
por haberlas sentido! Si conocieseis los artificios de la Corte, tan difcil de abandonar como de
mantenerse en ella! La divisoria no puede ser escalada ms que con una cada cierta; o es tan
escurridiza, que el miedo de caer hace sufrir tanto como la cada. Si conocieseis el trabajo en la
guerra, fatiga que slo parece tener por objeto el peligro en nombre de la gloria y del honor! Pero
sta esperanza expira en la bsqueda misma, y el que la persigue logra tan a menudo un epitafio
informe como la memoria de una bella accin. Cuntas veces el mal no tiene la recompensa del
bien cumplido! Y, lo que es peor, cuntas veces no es preciso hacer la reverencia a la censura! Oh
hijos mos, el mundo puede leer una historia en mi persona! Mi cuerpo lleva las seales de las
espadas romanas, y era renombrado en otro tiempo entre los ms ilustres. Cimbelino me quera, y
cuando un soldado entablaba una conversacin, mi nombre no estaba lejos. Entonces era yo como
un rbol que se inclina bajo el peso de sus frutos; pero una sola noche, una tempestad, un robo,
llamadlo como queris, sacudi mis frutos maduros, abati hasta mis hojas y me dej desnudo,
expuesto a los rigores del invierno.
GUIDERIO: Oh fortuna incierta!
BELARIO: Toda mi falta, como os he dicho con frecuencia, consisti en esto: que dos villanos,
cuyos falsos juramentos prevalecieron sobre mi perfecto honor, juraron a Cimbelino que yo estaba
" CIMBELINO " William SHAKESPEARE.
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confederado con los romanos; se sigui a ello mi destierro, y durante estos veinte aos sta roca y
estos dominios han sido mi universo; he vivido aqu en honrada libertad, he pagado ms deudas
piadosas con el Cielo de las que haba contrado durante toda mi vida precedente. Pero, andad, a las
montaas! Lo que aqu decimos no es lenguaje de cazadores. El que mate la primera res ser el
dueo del festn; los otros dos le servirn, y no temeremos el veneno que amenaza a menudo en los
ms altos parajes. Os volver a encontrar entre los vasallos. (Salen GUIDERIO y ARVIRAGO) Cmo
son difciles de ocultar las exhalaciones de la Naturaleza! stos jvenes que sospechan poco que
son los hijos del rey, y Cimbelino jams suea que estn vivos. Creen que son mis hijos, y aunque
estn educados pobremente en esta gruta, que les mantiene la cabeza baja, sus pensamientos van a
alcanzar las techumbres de los palacios; la Naturaleza los impulsa a tomar las cosas, incluso las
simples y vulgares, de una manera principesca, que deja muy lejos las maneras de los otros. ste
Poliodoro, el heredero de Bretaa y de Cimbelino, que su padre llamaba Guiderio, por Jpiter!,
cuando estoy sentado sobre mi escabel de tres patas y le refiero mis proezas guerreras, toda su alma
se sumerge en mi relato. Si digo "as es como cay mi herido, as como le puse el pie en el cuello",
inmediatamente su sangre principesca se sube a sus mejillas, el sudor le inunda, se estiran sus
jvenes nervios y toma la postura que puede traducir mis palabras por accin. El hermano segundo,
en otro tiempo Arvirago, ahora Cadwal, en una actitud semejante, se enfrasca por completo en mi
narracin y muestra que la siente mucho ms todava. Escuchemos! La res sale de su madriguera!
Oh Cimbelino! El Cielo y mi conciencia saben que me has confinado injustamente. Por eso me
llev stos nios cuando no tenan otra edad sino tres y dos aos, respectivamente, con la idea de
privarte de descendencia, como t me has privado de mis tierras. Eurfila, t fuiste su nodriza; te
tomaban por su madre, y todos los das van a honrarte en tu tumba. A m mismo, Belario, que me
nombro hoy Morgan, me toman por su padre segn la Naturaleza. La caza est levantada!
Sale BELARIO.
ESCENA CUARTA
Gales. Cerca de Milford - Haven. Entran PISANIO e IMGENA.
IMGENA: Cuando nos bajamos del caballo, me dijiste que el sitio estaba muy prximo. Nunca
mi madre dese verme por la primera vez como deseo ahora... Pisanio! Amigo! Dnde est
pstumo? Qu tienes, pues, en el alma para temblar as? Por qu ese suspiro se escapa del fondo
de tu pecho? Un personaje pintado, que tuviera tu semblante de este momento, sera tomado por el
retrato de un hombre perplejo que fuera incapaz de explicarse. Cobra un aspecto que refleje menos
el miedo, sin que el susto vaya a terminar de destruir mis sentidos ms firmes. Qu sucede? Por
qu me presentas se papel con malos ojos? Si son noticias del tiempo vernal, anncialas como una
sonrisa; si son noticias invernales, no tienes ms que conservar esa fisonoma... La letra de mi
marido! Esa maldita ponzoosa Italia le habr hecho caer en algn lazo, y ahora est en algn paso
difcil. Hablad, amigo; tus palabras podrn atenuar un poco cualquier exceso que se encuentre quiz
en esta carta, y cuya lectura ser para m la muerte.
PISANIO: Leed, os lo ruego, y veris que soy, miserable de m, el ser ms desdeado de la suerte.
IMGENA: (Leyendo) "Tu ama, Pisanio, ha hecho la puta en mi lecho. Las pruebas han penetrado
en mi corazn, que sangra por ellas. No hablo por dbiles conjeturas, sino sobre pruebas tan fuertes
como mi dolor, y tan ciertas como la venganza que espero. ste papel de vengador debes
representarlo por m, Pisanio; si no has manchado tu fidelidad favoreciendo la brecha que ella ha
abierto en la suya, qutale la vida con tus propias manos. Te proporcionar la oportunidad en
Milford - Haven; ella ha recibido una carta ma con ese objeto. Si temes el herir y el darme la
prueba cierta de que es cosa hecha, eres complaciente con su deshonra y desleal con su ejemplo."
" CIMBELINO " William SHAKESPEARE.
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PISANIO: Qu necesidad tengo de sacar mi espada? Esta carta le ha cortado ya la garganta. No;
he ah el resultado de la calumnia, cuyo corte est ms afilado que el de la espada, cuya lengua
sobrepuja en veneno todas las serpientes del Nilo, cuyo soplo es llevado en mensaje por todos los
rincones del mundo; reyes, reinas, estados, vrgenes, matronas, secretos de la tumba misma, donde
encuentra medio de deslizarse, esa vbora de la calumnia lo mancha todo. Vamos, seora; cmo os
sents?
IMGENA: Falsa en su lecho! Qu es ser falsa? Es descansar sobre l sin dormir y pensando en
l? Es llorar desde una vuelta del cuadrante a la otra? Y si la fatiga domina al fin a la naturaleza,
es dormir con un sueo interrumpido por una pesadilla temerosa que le afecta y despertarme
gritando? A qu llama ser falsa en su lecho? Es eso?
PISANIO: Ah buena seora!
IMGENA: Yo falsa? Tomo por testigo a tu conciencia. Iachimo, le acusaste de incontinencia.
En aqul momento me hiciste el efecto de ser un villano; ahora me parece que tu rostro era
suficientemente honrado. Alguna picaza de Italia, que tiene sus afeites por madre de sus atractivos,
le habr seducido. Soy un vestido anticuado, pasado de moda, y como tela demasiado rica para ser
colgada en las paredes, debo ser decapitada. Que se me haga pedazos! Oh, los juramentos de los
hombres son los verdaderos traidores de las mujeres! Oh esposo mo, gracias a tu mala accin,
todos los virtuosos aspectos sern desde ahora considerados como vestidos puestos por una villana,
separables del que los ostenta, y solamente blasonados como un cebo para seducir a las mujeres!
PISANIO: Buena seora, escuchadme.
IMGENA: Despus de la perfidia de Eneas, muchos hombres honrados fueron tenidos en su
poca por falsos como l. Los llantos de Sinn trazaron ms de una santa lgrima y privaron de
lstima ms de una desgracia real. Lo mismo t, Pstumo, sern la levadura que agrie la reputacin
de todos los hombres de nobles costumbres; los valientes y los virtuosos sern, a causa de tu gran
error, tenidos por falsos y perjuros. Vamos, amigo mo, s honrado, ejecuta el mandato de tu amo.
Cuando le veas, rndele un poco de testimonio en obediencia ma. Mira, yo misma saco la espada!
Tmala y hiere el inocente palacio de mi amor, mi corazn. No temas; est vaco de todo, excepto
de dolor. Tu amo ya no est en l; tu amo, que constitua su verdadera riqueza. Ejecuta sus rdenes,
hiere. Puedes ser valiente en una mejor causa; pero en este momento pareces cobarde.
PISANIO: Lejos de m, vil instrumento! No condenars mi mano!
IMGENA: Pero cmo? Debo morir. Si no es por obra de tu mano, no eres el servidor de tu amo.
Y contra el suicidio hay defensas tan divinas, que paralizan mi dbil mano. Vamos, aqu est mi
corazn. Hay algo delante. Despacio, despacio! No queremos defensa; obediente como la vaina.
(Saca papeles de su seno) Qu es esto? Las epstolas del leal Leonato cambiadas en otros tantos
escritos herticos? Atrs, atrs, corruptoras de mi fe, no serviris ms de coraza a mi corazn! As
es como pobres locas pueden creer en falsos doctores. Bien que las han traicionado sienten la
traicin con un dolor punzante, un dolor todava peor le aguarda al traidor. Y t, Pstumo, que
sublevaste mi desobediencia contra el rey, mi padre, y que me hiciste despreciar las solicitudes de
los prncipes, mis iguales, te percatars enseguida de que lo que hice no fue un acto de realizacin
ordinaria, sino una determinacin muy rara. Y sufro yo misma al pensar cmo tu memoria te
torturar con mi recuerdo, cuando te halles harto de lo que te sacias ahora. Despacha, te lo ruego. El
cordero suplica al matarife. Dnde est tu cuchillo? Eres demasiado lento en llevar a cabo la orden
de tu amo, cuando yo misma deseo ser ejecutada.
" CIMBELINO " William SHAKESPEARE.
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PISANIO: Oh graciosa seora! Desde que he recibido esta orden no he cerrado los ojos ni un
minuto!
IMGENA: Ejectala, y luego vete a dormir.
PISANIO: Antes de hacerlo, me mantendr despierto hasta quedarme ciego.
IMGENA: Por qu, entonces, emprendiste el ejecutarla? Por qu engaarme, hacindome
recorrer tantas millas bajo un pretexto falso? Por qu este sitio, mi viaje y el tuyo, la fatiga de
nuestros caballos? A qu santo esta ocasin que se te presenta? A santo de qu perturbar con mi
ausencia la Corte, donde no me propongo volver jams? Por qu venir tan lejos para tender tu arco,
cuando has tomado posicin, y la cierva, sumisa a tus golpes, est delante de ti?
PISANIO: Nada ms que por ganar tiempo, a fin de eximirme de tan detestable oficio. Durante este
viaje me he formado un plan. Mi buena seora, escuchadme con paciencia.
IMGENA: Habla hasta fatigar tu lengua; expn lo que tengas que decir. Acabo de escuchar que
soy una puta, y mi odo, herido as por esa mentirosa injuria no puede recibir ni ms grande herida
ni remedio que cure sta. Pero habla.
PISANIO: Pues bien, seora: estaba persuadido que no querrais regresar a la Corte.
IMGENA: Es muy verosmil, puesto que me traas aqu para matarme.
PISANIO: No se trata de eso. Pero si mi inteligencia estuviese a la altura de la rectitud de mis
intenciones, mi proyecto saldra bien. Es imposible que mi amo no est engaado. Algn malvado,
s, y un malvado consumado en su arte, os ha hecho a los dos esta maldita injuria.
IMGENA: Alguna cortesana romana.
PISANIO: No, por mi vida. Le dar aviso de que estis muerta, y le enviar alguna muestra
sangrienta de que es verdad, pues he recibido orden de obrar as. Se os encontrar desaparecida de
la Corte, y eso confirmar perfectamente mi dicho.
IMGENA: Pero, mozo, cmo har durante ese tiempo? Dnde me alojar? Cmo vivir? Y
qu alegra tendr en mi vida cuando est muerta para mi esposo?
PISANIO: Si queris regresar a la Corte...
IMGENA: Nada de Corte, nada de padre! No ms nuevos fastidios como ese insoportable noble,
mulo, imbcil Cloten, cuyas solicitudes de amor han sido para m tan terribles como un asedio.
PISANIO: Si no regresis a la Corte, entonces no podis habitar en Bretaa?
IMGENA: Dnde, en ese caso? Es que el sol no brilla ms que en Bretaa? No hay ms que
en Bretaa das y noches? En el volumen del mundo, nuestra Bretaa aparece como si formase parte
de l sin ser incluida; un nido de cisnes en un inmenso estanque. Piensa, te lo ruego, que hay seres
vivientes fuera de Bretaa.
PISANIO: Me contento que pensis en otro pas. El embajador de Roma, Lucio, llega maana a
Milford - Haven; ahora, si pudierais haceros con un alma tan impenetrable como vuestra suerte es
sombra, y disfrazar solamente lo que no podra ser descubierto sin peligro para vos, una carrera
feliz y llena de promesas se abrira delante de vos. S, es posible que incluso vivis cerca de la
residencia de Pstumo, o, por lo menos, lo bastante vecina para que el rumor os haga saber de hora
en hora cmo vive realmente, si no podis seguir con vuestros propios ojos sus movimientos.
" CIMBELINO " William SHAKESPEARE.
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IMGENA: Oh los medios de ejecucin! Aunque haya peligro para mi pudor en ese proyecto, no
corre riesgo de muerte, y me aventurar.
PISANIO: Pues bien: entonces, he aqu el plan. Habris de olvidar que sois una mujer. Cambiar el
mando por la obediencia; la timidez y la delicadeza, que son las compaeras inseparables de todas
las mujeres, o, para hablar con ms verdad, que son el ser encantador de la mujer misma, habris de
reemplazarlas por un valor temerario; estar pronta en las puyas, viva en las rplicas, impertinente y
quimerista como la comadreja. Aun ms todava: debis olvidar ese rarsimo tesoro de vuestras
mejillas al punto de exponerle, oh, qu duro es, pero ay!, no existe otro remedio!, a las voraces
mordeduras de Titn, el abrazador universal, y olvidar tambin vuestras elegancias laboriosas y
rebuscadas, que hacen que os atraigis la clera de la gran Juno.
IMGENA: Vamos, abrevia. Veo claro tu plan, y soy ya casi un hombre.
PISANIO: Para comenzar, tomad su aspecto. En previsin del asunto, me he provisto ya, todo se
encuentra en mi saco de viaje, de un jubn, de unas calzas, de un sombrero, de todas las prendas
diferentes del traje de hombre. Queris vestiros, e imitando con tanta perfeccin como podis los
modales de un joven de vuestra edad, presentaros delante del noble Lucio, solicitar entrar a su
servicio, decirle cules son vuestros mritos, que l apreciar muy pronto si tiene odo musical?
Incontestablemente, os acoger con alegra, porque est lleno de honor y de una piedad que duplica
a ese honor. En cuanto a vuestros medios de existencia en el extranjero, disponed de m, que soy
rico, y no dejar que os falten recursos, ni ahora ni ms tarde.
IMGENA: Eres el nico apoyo que los dioses quieren dejarme. Te lo ruego: partamos. Hay otras
muchas cosas que tener en cuenta. Pero las ejecutaremos a medida que la ocasin propicia nos lo
permita. Afronto esta empresa con la audacia de un soldado, y la sostendr con el valor de un
prncipe. Partamos, haz el favor.
PISANIO: Bien, seora; debemos despedirnos con un corto adis, por temor de que, si se nota mi
ausencia, no se sospeche de m el haber favorecido vuestra evasin de la corte. Mi noble ama,
tomad esta caja. Me viene de la reina. Su contenido es precioso. Si os ponis enferma en el mar o
tenis dolores de estmago en la tierra, una gota de este elixir har desaparecer toda indisposicin.
Busquemos algn sitio apartado, y vestos ahora para vuestro papel de hombre. Que los dioses
puedan llevaros a buen puerto!
IMGENA: Amn. Te lo agradezco.
Salen IMGENA y PISANIO.
ESCENA QUINTA
Bretaa. Una sala en el palacio de Cimbelino. Entran CIMBELINO, la REINA, CLOTEN, CAYO LUCIO,
Seores y Servidores.
CIMBELINO: No voy ms lejos; y ahora, adis.
LUCIO: Gracias, real seor. Mi emperador ha escrito; es menester que parta de aqu, y me disgusta
muchsimo tener que deciros que sois el enemigo de mi amo.
CIMBELINO: Nuestros sbditos, seor, no quieren soportar su yugo. Sera poco real en Nos,
ciertamente, mostrarnos menos celosos que ellos mismos de las prerrogativas de la soberana.
" CIMBELINO " William SHAKESPEARE.
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LUCIO: Despus de esto, seor, os pido una escolta que me conduzca hasta Milford - Haven.
Seora, que todas las alegras lleguen a Vuestra Gracia, as como a vos, seor!
CIMBELINO: Seores, esta misin os incumbe. No omitis ninguno de los honores que le son
debidos. Ahora, adis, noble Lucio.
LUCIO: Vuestra mano, mi seor.
CLOTEN: Seor, los acontecimientos tienen an que decidir quin ser el vencedor. Que lo pasis
bien.
CIMBELINO: No abandonis al noble Lucio antes que haya pasado el Severn, mis nobles seores.
Completa dicha! (Salen CAYO LUCIO y los Seores)
REINA: Se va frunciendo el entrecejo; pero eso nos honra, por haberle dado motivo para ello.
CLOTEN: Tanto mejor. De esta manera, vuestros valientes bretones realizarn sus deseos.
CIMBELINO: Lucio ha escrito ya al emperador qu giro tomaban aqu las cosas. Nos conviene
preparar con tiempo nuestros carros y nuestros jinetes. Las fuerzas que tiene ya en la Galia sern
bien pronto reunidas y enviadas contra Bretaa para esta guerra.
REINA: No hay que dormirse. Urge que nos pongamos en accin pronto y vigorosamente.
CIMBELINO: Aguardbamos tanto que las cosas ocurrieran de este modo, que hemos tomado
nuestras medidas. Pero, mi amable reina, dnde est nuestra hija? No ha aparecido delante del
romano y no ha venido a cumplimentarnos, como todos los das. Nos produce el efecto de tener
hacia nosotros ms malicia que respeto. Hemos llegado a advertirlo. Mandadla comparecer ante
nosotros, pues hemos soportado demasiado bondadosamente su conducta. (Sale un Servidor)
REINA: Real seor, desde el destierro de Pstumo, su vida ha sido muy retirada. Es menester
esperar el tiempo de la curacin, seor. Suplico a Vuestra Majestad que se ahorre palabras duras. Es
una dama tan sensible a los reproches, que las palabras son para ella golpes, y los golpes la muerte.
(Vuelve a entrar el Servidor)
CIMBELINO: Dnde est, seor? Cmo justificas sus desvos?
SERVIDOR: No os desplazca, seor; todos sus aposentos estn cerrados con llave, y el ms fuerte
ruido que puede hacerse no obtiene ninguna respuesta.
REINA: Mi seor, la ltima vez que he ido a verla me ha rogado excusarla si permaneca en su
cuarto; sin esa indisposicin que la retiene, no habra dejado de venir a rendiros los cumplimientos
que debe ofreceros todos los das. He aqu lo que me haba encargado deciros; pero los asuntos de
nuestra gran Corte han hecho que flaquee mi memoria.
CIMBELINO: Sus puertas cerradas con llave? Y no se la ha visto en estas ltimas horas?
Hagan los cielos que mis temores sean falsos! (Sale CIMBELINO)
REINA: Hijo mo, seguid al rey, entendis?
CLOTEN: A ese hombre de su confianza, Pisanio, su viejo servidor, no le he visto en estos ltimos
dos das.
REINA: Andad, mirad vos mismo. (Sale CLOTEN) Pisanio! El hombre tan profundamente adicto a
Pstumo! Ha recibido de m una droga. Ruego a los cielos que su ausencia provenga de que la haya
ingerido, pues cree que es una cosa preciossima. Pero, en cuanto a ella, dnde ha ido? Quiz la
" CIMBELINO " William SHAKESPEARE.
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desesperacin la haya dominado. O, desolada por su fervor amoroso, ser posible que haya volado
hacia su deseado Pstumo? Ha marchado, ora a la muerte, ora a la deshonra, y puedo sacar
provecho para mis fines de una u otra circunstancia. No estando ella, dispongo de la corona de
Bretaa. (Vuelve a entrar CLOTEN) Qu hay, hijo mo?
CLOTEN: Se ha fugado; es lo cierto. Entrad y apaciguad al rey, que est colrico. Nadie se atreve
a acercarse a l.
REINA: Tanto mejor! Ojal esta noche no le permita ver el da de maana! (Sale la REINA)
CLOTEN: La amo y la odio, pues es bella y real. Todas las cualidades dignas de amor las tiene
ms exquisitas que ninguna dama, que todas las damas, que ninguna mujer. Posee lo que existe de
mejor en cada una, y, compuesta de las partes de todas, las excede a todas, y por eso la amo. Pero,
al desdearme y dirigir sus favores hacia el vil Pstumo, daa de tal manera su juicio, que todo lo
que posee de raro desaparece. Siendo as, concluir por decir que la odio; an ms: que quiero
vengarme de ella, porque cuando los imbciles son... (Entra PISANIO) Quin anda ah? Cmo!
Estis maniobrando, bribn? Venid ac. Ah preciso enredador! Bellaco, dnde est tu ama?
Responde con una sola palabra, o irs derecho a encontrar la compaa de los diablos.
PISANIO: Oh mi buen seor!
CLOTEN: Dnde est tu ama? O, por Jpiter!, no lo preguntar una vez ms. Discreto villano, tu
corazn me confiar ese secreto, o te arrancar el corazn para encontrarle en l. Est con
Pstumo, ese Pstumo cuya enorme masa de bajeza no podra proporcionar una dracma de mrito?
PISANIO: Ay!, seor, cmo podr ella estar con l? Desde cundo est ausente? Est en Roma.
CLOTEN: Dnde est, seor? Avanzad ms cerca. Nada de respuestas cojas. Dime claramente
qu ha sido de ella.
PISANIO: Oh mi muy digno seor!
CLOTEN: Oh mi muy digno villano! Revlame enseguida dnde est tu ama con una sola
palabra, nada de digno seor; habla, o tu silencio es tu condenacin y tu muerte inmediatas.
PISANIO: En ese caso, seor, ste papel contiene el resumen de todo lo que s tocante a su fuga.
(Le presenta un papel)
CLOTEN: Vemoslo. La perseguir hasta el trono mismo de Augusto.
PISANIO: (Aparte) Me es forzoso hacer esto, o perecer. Est bastante lejos, y todo lo que ste papel
le ensea podr ponerle sobre la pista, pero no le har correr a ella ningn peligro.
CLOTEN: Hum!
PISANIO: (Aparte) Escribir a mi seor que ha muerto. Ah Imgena, que puedas llegar sana y
salva a la aventura, y sana y salva volver!
CLOTEN: Granuja! Esta carta es verdadera?
PISANIO: As lo creo, seor.
CLOTEN: La letra es de Pstumo; la conozco, belitre; si quisieras no ser un villano, sino ser para
m un leal servidor, cumplir con seria exactitud todos los oficios que yo tenga necesidad de
encargarte; dicho de otro modo, cumplir directa y francamente cualquier villana que te ordenara, te
" CIMBELINO " William SHAKESPEARE.
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considerara como a un hombre honrado; mis recursos no te escasearan para tus necesidades, ni mi
voz para tu adelanto.
PISANIO: Bien, mi buen seor.
CLOTEN: Quieres servirme?... Puesto que has podido continuar unido constante y pacientemente
a la fortuna indigente de ese mendigo de Pstumo, no puede sino el reconocimiento hacer de ti mi
celoso servidor. Quieres servirme?
PISANIO: S, seor.
CLOTEN: Dame tu mano. Aqu est mi bolsa. Tienes en tu poder algunos de los trajes de tu
ltimo amo?
PISANIO: S, mi seor; tengo en mi alojamiento el traje que llevaba el da en que se despidi de mi
seora y ama.
CLOTEN: El primer servicio que has de hacerme es ir a buscarme ese traje y trarmelo aqu. Sea
ese tu primer servicio. Anda.
PISANIO: Bien, mi seor. (Sale PISANIO)
CLOTEN: "Encontrarte en Milford - Haven!" He olvidado preguntarle una cosa; tratar de
recordarla luego. All es, all mismo ser donde te mate, villano de Pstumo! Quisiera que te
trajeran esos vestidos. Ella me dijo una vez, vomito ahora la hiel que eso me introdujo en el
corazn, que tena al simple traje de Pstumo ms respeto que a mi noble persona entera, con todas
las cualidades de que est adornada. Me apoderar de ella con ese traje sobre mi espalda. Primero le
matar a l, y bajo los ojos de ella. As ella ver mi valor, que ser un tormento para su desprecio.
Una vez l en tierra, cuando haya acabado de insultar su cadver, y satisfecha mi lujuria, cosa que
ejecutar como lo digo, con las prendas que ha elogiado tan fuerte, a fin de vejarla, os la vuelvo a
conducir a la Corte y la hago hacer la ruta a pie. Senta un placer maligno en despreciarme; tendr
un maligno placer en vengarme. (Vuelve a entrar PISANIO con las prendas) Son sas las prendas?
PISANIO: S, mi noble seor.
CLOTEN: Cunto tiempo hace que parti para Milford - Haven?
PISANIO: Apenas puede haberse trasladado all.
CLOTEN: Lleva esas vestiduras a mi cuarto. La segunda cosa que te ordeno. La tercera es que seas
un mudo voluntario en mis designios. Prtate como un buen servidor y no ha de faltarte un buen
progreso. Mi venganza est al presente en Milford. Que no tuviera yo alas para perseguirla! Anda,
y s leal. (Sale CLOTEN)
PISANIO: Me recomiendas lo que sera mi prdida, porque ser leal contigo sera mostrarme
desleal, lo que no ser jams, para con quien es la lealtad misma. Corre a Milford para no encontrar
all a la que persigues. Cae, cae sobre ella, bendicin del Cielo! Que la diligencia de ese necio
pueda ser dificultada por retrasos, y que su fatiga sea su nica recompensa!
Sale PISANIO.
ESCENA SEXTA
Gales. Delante de la gruta de Belario. Entra IMGENA con traje de muchacho.
" CIMBELINO " William SHAKESPEARE.
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IMGENA: Veo que la vida del hombre es una vida penosa. Estoy fatigada, y dos noches seguidas
la tierra me ha servido de lecho. Estara enferma si no fuera porque me sostiene mi resolucin.
Milford! Cuando de lo alto de la montaa Pisanio te mostr a mis ojos, estabas, sin embargo, al
alcance de mi vista. Oh Jpiter, creo que los asilos huyen ante los miserables; a lo menos aqullos
donde podra hallar socorro! Dos mendigos me han dicho que no poda equivocarme de ruta.
Mienten, pues, gentes tan pobres sobre quienes pesa la afliccin, ellas que saben qu castigo o
prueba es la miseria? Cierto es, y nada extrao, el que las gentes ricas digan tan raramente la
verdad. Pecar en la abundancia es ms culpable que mentir en la necesidad, y la falsedad es ms
criminal en los reyes que en los mendigos. Mi querido seor, eres uno de los hombres ms falsos de
la tierra. Ahora que mi pensamiento se fija en ti, mi hambre ha pasado. Sin embargo, no hace un
minuto estaba a punto de sucumbir bajo la necesidad de alimento. Pero qu veo all? Hay un
sendero que conduce all. Es alguna guarida salvaje. Hara mejor en no llamar. Sin embargo, el
hambre, antes de aniquilar la naturaleza, comienza por hacerla valiente. La abundancia y la paz
engendran los cobardes. La necesidad es siempre madre del valor. Hola! Hay alguien aqu? Si es
civilizado, que hable. Si es salvaje, que tome o pida lo que quiera a cambio de mi alimento. Hola!
No hay respuesta? Entonces voy a entrar. Es bueno que saque mi espada; y si mi enemigo teme a
una espada tanto como yo, apenas osar poner aqu los ojos. Dadme un enemigo as, cielos santos!
(Entra en la gruta. Entran BELARIO, GUIDERIO y ARVIRAGO)
BELARIO: Vos, Polidoro, que os habis mostrado el mejor bosquimano, sois el rey del festn.
Cadwal y yo haremos de cocinero y de criado. Es nuestro convenio. El esfuerzo de la industria
languidecera y morira bien pronto sin la necesidad que la estimula. Venid: nuestros apetitos harn
parecer sabroso lo que es ordinario. La fatiga puede roncar sobre un lecho de piedras, mientras que
la inerte indolencia encuentra dura la almohada de pluma. Ahora, que la paz est aqu, pobre
morada, que te guardas a ti misma!
GUIDERIO: Estoy molido de fatiga.
ARVIRAGO: Estoy debilitado de trabajo, pero robusto de apetito.
GUIDERIO: Hay vveres fros en la gruta. Vamos a apacentar all arriba hasta que hayamos hecho
cocer la caza que hemos matado.
BELARIO: (Mirando a la gruta) Deteneos, no entris. Si no fuera porque ese extrao ser come
nuestras vituallas, creera que aqu hay un hada.
GUIDERIO: Qu es eso, seor?
BELARIO: Un ngel, por Jpiter! O, si no, una maravilla terrestre. Contemplad la naturaleza
divina bajo la fortuna y la edad de un joven! (Vuelve a entrar IMGENA)
IMGENA: Mis buenos amos, no me hagis mal. He llamado antes de entrar. Y crea poder
mendigar o comprar lo que he cogido con franqueza; no he robado; y no habra robado nada aun
cuando me hubiese encontrado el suelo cubierto de oro. Aqu tenis dinero por mi comida. Lo
hubiera dejado encima de la mesa al terminar de comer, y habra partido dedicando rezos al que
hubiese subvenido a mis necesidades.
GUIDERIO: Dinero, joven?
ARVIRAGO: Que todo el oro y toda la plata se cambien ms bien en barro!, pues no se aprecia en
una tasa ms elevada sino por aqullos que adoran a los dioses de barro.
" CIMBELINO " William SHAKESPEARE.
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IMGENA: Veo que estis colrico. Sabedlo; si me matis por mi falta, habra muerto
abstenindome de cometerla.
BELARIO: Dnde vais?
IMGENA: A Milford - Haven.
BELARIO: Cul es vuestro nombre?
IMGENA: Fiel, seor. Tengo un pariente que se dirige a Italia. Se ha embarcado en Milford. E
iba a reunirme con l cuando, casi muerto de hambre, he tenido que cometer esta ofensa.
BELARIO: Te lo ruego, hermoso joven, no nos creis rsticos, ni juzguis de la humanidad de
nuestras almas por nuestra salvaje habitacin. Sois bien hallado! Es casi de noche. Haris mejor
comida antes de partir, y os agradeceremos que os quedis y la comis. Muchachos, deseadle la
bienvenida.
GUIDERIO: Si fueseis mujer, joven, os hara la corte apremiantemente, slo por ser vuestro
criado. Honradamente os digo que lo hara.
ARVIRAGO: Por m, estoy contentsimo de que sea hombre. Le querr como a mi hermano! Y la
bienvenida que deseo a mi hermano despus de una larga ausencia, os la deseo. Sed bien venido!
Poneos de humor alegre, pues que habis cado entre amigos.
IMGENA: Entre amigos, en efecto, si he cado entre hermanos... (Aparte) Ah, pluguiera al Cielo
que hubiesen sido los hijos de mi padre! Entonces mi precio hubiera sido menor y habra habido
ms igualdad entre nosotros, Pstumo.
BELARIO: Algn pesar le tortura.
GUIDERIO: Oh, cmo quisiera librarle de l!
ARVIRAGO: Y yo tambin, aunque me costase alguna fatiga y tuviera que correr algn peligro.
Oh dioses!
BELARIO: Escuchad, hijos. (Les cuchichea al odo)
IMGENA: (Aparte) Los grandes cuya corte no fuera ms extensa que esta gruta, que se sirvieran
ellos mismos y que, dejando a un lado el hueco homenaje de las multitudes inconstantes, se
atrevieran a las virtudes que les aseguran sus conciencias, no podran eclipsar a estos dos hermanos.
Perdonadme, oh dioses! Pero puesto que Leonato es falso, cambiar voluntariamente de sexo para
ser su compaera.
BELARIO: Ser as. Hijos, vamos a aprestarnos a nuestra casa. Entra, hermoso joven. La
conversacin en ayunas es fatigosa. Cuando hayas cenado, te rogaremos cortsmente que nos
cuentes de tu historia lo que de ella nos quieras decir.
GUIDERIO: Entrad, haced el favor.
ARVIRAGO: La noche es menos bienvenida para el bho, la maana menos bienvenida para la
alondra, que lo sois para nosotros.
IMGENA: Gracias, seor.
ARVIRAGO: Os lo ruego, entrad.
Salen IMGENA, BELARIO, GUIDERIO y ARVIRAGO.
" CIMBELINO " William SHAKESPEARE.
39
ESCENA SPTIMA
Roma. Una plaza pblica. Entran dos Senadores y Tribunos.
SENADOR 1: He aqu el tenor del edicto del emperador. Puesto que el ejrcito regular est ahora
ocupado contra los panonios y los dlmatas, y las legiones de Galia son ahora demasiado dbiles
para emprender la guerra contra los bretones rebeldes, estamos encargados de estimular para esta
cuestin el celo de la nobleza. Crea a Lucio, procnsul, y a vosotros, tribunos, transmite sus poderes
absolutos para la leva inmediata de reclutas. Larga vida a Csar!
TRIBUNO 1: Es Lucio el general de las tropas?
SENADOR 2: S.
TRIBUNO 1: Y est ahora en Galia?
SENADOR 1: Con esas legiones de que he hablado y que vuestros reclutas estn llamados a
reforzar. Los trminos de vuestra orden os dirn la cifra de ellos y os indicarn la poca en que
deben ser enviados.
TRIBUNO 1: Cumpliremos con nuestro deber.
Salen todos.
ACTO CUARTO
ESCENA PRIMERA
Gales. La selva, cerca de la gruta de Belario. Entra CLOTEN.
CLOTEN: Heme aqu cerca del lugar donde deben encontrarse, si Pisanio me ha sealado
exactamente su itinerario. Qu bien me sientan sus prendas! Y por qu su amada, que fue hecha
para el que ha sido vestido por el sastre, no ha de sentarme tan bien? Tanto ms, perdonad la
palabra, cuanto se dice que una mujer os sienta, para significar que se tendra gusto en poseerla.
Voy, en consecuencia, a poner manos a la obra. Me atrevo a declararme a m mismo, pues no hay
vanagloria para un hombre en conferenciar con su espejo en su propia habitacin, que las lneas de
mi cuerpo estn tan bien dibujadas como las del suyo. No soy menos joven, soy ms fuerte, no le
soy inferior en fortuna, tengo sobre l la ventaja de las circunstancias, le soy superior por el
nacimiento, estoy tan experimentado como l en la guerra general, y soy ms notable, en los
combates individuales. Y, sin embargo, esa criatura sin discernimiento le ama y me desprecia. Lo
que es la vida humana! Pstumo, la cabeza que tienes ahora sobre tus hombros habr cado de aqu
a una hora, tu amante ser violada, y tus prendas hechas pedazos ante tus ojos! Y hecho todo esto,
se la devolver a su padre a puntapis. Quiz se muestre un poco iracundo por este tratamiento
ligeramente brutal; pero mi madre, que sabe gobernar su mal humor, har volver todo eso en elogio
mo. Mi caballo est atado en lugar seguro. Afuera, espada ma, y para un cruel designio! Fortuna,
hazles caer bajo mi mano! sta es la descripcin misma que me ha dado del lugar de su cita, y ese
mozo no osara engaarme.
Sale CLOTEN.
" CIMBELINO " William SHAKESPEARE.
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ESCENA SEGUNDA
Gales. Delante de la gruta de Belario. Salen de la gruta BELARIO, GUIDERIO, ARVIRAGO e IMGENA.
BELARIO: (A IMGENA) No estis bien. Quedaos aqu en la gruta, os volveremos a encontrar
despus de la caza.
ARVIRAGO: (A IMGENA) Hermano, qudate aqu. No somos hermanos?
IMGENA: S, como el hombre debiera ser hermano del hombre; pero una arcilla difiere de otra
por la categora, y, sin embargo, su polvo es igual. Estoy muy enfermo.
GUIDERIO: Andad a cazar; me quedar aqu con l.
IMGENA: No estoy tan enfermo como para eso; sin embargo, no estoy bien. Pero no soy un
ciudadano afeminado, como los que tienen aspecto de morir antes de estar enfermos. As, os ruego
que me dejis. No renunciis a vuestra excursin cotidiana. Romper con sus hbitos es romper con
todo. Estoy enfermo; pero no podis curarme permaneciendo conmigo. La sociedad no es un alivio
para aquel que no tiene disposiciones de sociabilidad. No estoy muy enfermo, puesto que puedo
razonar acerca de mi mal. Os lo ruego, dejadme aqu con toda confianza; no robar a nadie ms que
a m mismo, y si muero, el robo ser tan miserable!
GUIDERIO: Te quiero; lo he dicho. Te quiero con un amor tan grande, tan profundo, como quiero
a mi padre.
BELARIO: Cmo! Qu dices? Qu dices?
ARVIRAGO: Si es un pecado hablar as, vaya, seor, comparto la falta con el bueno de mi
hermano. No s por qu amo a este joven, y os he odo decir que la razn del amor es sinrazn. Pero
si el atad estuviera a la puerta y se me preguntase quin debe morir, dira: "Mi padre, no este
joven."
BELARIO: (Aparte) Oh noble mpetu! Oh dignidad de la Naturaleza, grandeza nativa! Los
cobardes son los padres de los cobardes, y los seres viles engendran seres viles. La Naturaleza tiene
harina y salvado, materia despreciable y materia preciosa. No soy su padre; pero quin puede ser
ste que realiza el milagro, incluso, de hacerse amar antes que yo? (Alto) Son las nueve de la
maana.
ARVIRAGO: Hermano, adis.
IMGENA: Os deseo buena caza.
ARVIRAGO: Y a vos, buena salud. Si os place, seor.
IMGENA: (Aparte) Son buenas criaturas. Dioses, qu mentiras he escuchado! Nuestros
cortesanos dicen que todo est salvaje, menos la corte. Experiencia, oh, cmo refutas las opiniones
recibidas! Los mares dominantes alimentan monstruos; los pobres ros, sus tributarios, nos dan para
nuestras mesas pescados tan delicados como los suyos. Estoy siempre enferma, enferma del
corazn. Pisanio, voy a tomar un poco de tu droga. (Traga algunas gotas del elixir)
GUIDERIO: No he podido decidirle a hablar. Me haba dicho que era noble, pero desgraciado,
deshonradamente daado; pero, sin embargo, honrado.
ARVIRAGO: Es lo que me ha respondido a m tambin. Sin embargo, me ha dicho que ms tarde
podra enterarme de ms.
" CIMBELINO " William SHAKESPEARE.
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BELARIO: Al campo, al campo! (A IMGENA) Os dejamos por el momento; entrad y descansad.
ARVIRAGO: No estaremos largo tiempo ausentes.
BELARIO: Os lo ruego, no vayis a poneros enfermo, pues es preciso que ocupis el puesto de
gobernante.
IMGENA: Con buena o mala salud, os quedo adicto.
BELARIO: Y para siempre. (IMGENA entra en la gruta) Aunque en la miseria, este joven parece
haber tenido nobles antepasados.
ARVIRAGO: Con qu voz de ngel canta!
GUIDERIO: Y qu exquisita cocina! Ha cortado nuestras races como dibujos y sazonado nuestra
copa como si Juno hubiese estado enferma y fuese su enfermero.
ARVIRAGO: Noblemente asocia una sonrisa con un suspiro; tanto, que se dira que el suspiro no
es lo que es, sino por la pena de no ser una sonrisa, y que la sonrisa se burla de que el suspiro se
escape de un templo tan divino para ir a mezclarse a los vientos que denuestan los marineros.
GUIDERIO: Noto que el disgusto y la paciencia, igualmente implantados en l, mezclan juntos sus
races.
ARVIRAGO: Agrndate, paciencia! Y que ese saco infecto, el disgusto, desembarace con sus
races heridas de muerte la vid creciente!
BELARIO: Es ya entrada la maana. Vamos, partamos. Quin est aqu? (Entra CLOTEN)
CLOTEN: No puedo encontrar a esos fugitivos. se villano se ha mofado de m. Estoy rendido de
fatiga.
BELARIO: "sos fugitivos!" No es de nosotros de quienes quiere hablar? Le reconozco, creo; es
Cloten, el hijo de la reina. Temo alguna emboscada. He ah que hace aos que no le he visto, y, no
obstante, le reconozco. Estamos fuera de la ley. Partamos, aprisa!
GUIDERIO: No es, despus de todo, ms que un hombre. Vos y mi hermano, id a explorar si tiene
compaeros cerca de aqu. Andad, os lo ruego. Dejadme solo con l. (Salen BELARIO y ARVIRAGO)
CLOTEN: Despacio! Quines sois, que hus de ese modo delante de m? Algunos villanos de
las montaas? He odo hablar de gentes de esta clase. Qu esclavo eres?
GUIDERIO: Nunca hice un acto ms digno de esclavo que respondiendo a esa palabra "esclavo"
con un golpe.
CLOTEN: Eres un ladrn, un violador de leyes, un bellaco. Rndete, ladrn!
GUIDERIO: A quin? A ti? Quin eres? No tengo un brazo del volumen del tuyo? Un
corazn del mismo volumen? Tus palabras, lo concedo, tienen ms volumen que las mas, porque
no llevo un pual en la boca. Dime: quin eres para que necesite rendirme a ti?
CLOTEN: Ruin patn! No conoces quin soy por mis ropas?
GUIDERIO: No, granuja; no ms de lo que conozco a tu sastre, que es tu verdadero abuelo. Hizo
esas ropas que, segn parece, te hacen a su vez.
" CIMBELINO " William SHAKESPEARE.
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CLOTEN: Insigne lacayo, no es mi sastre quien las ha hecho.
GUIDERIO: Fuera de aqu entonces, y ve a agradecer al hombre que te las dio. Eres algo memo.
Me repugna zurrarte.
CLOTEN: Injurioso ladrn, oye mi nombre y tiembla.
GUIDERIO: Cul es tu nombre?
CLOTEN: Cloten, zopenco!
GUIDERIO: Y t, doble zopenco, admitiendo que Cloten sea tu nombre, no puedes hacerme
temblar. Si fuera sapo, vbora, araa, podra ms seguramente emocionarme.
CLOTEN: No tienes miedo?
GUIDERIO: A los que respeto, los temo; son los sabios. En cuanto a los tontos, me ro de ellos, no
los temo.
CLOTEN: Muere, entonces! Cuando te haya matado con mi propia mano, perseguir a los que
acaban de huir hace un momento, y colocar vuestras cabezas sobre las puertas de la ciudad de Lud.
Rndete, palurdo montas! (Salen combatiendo GUIDERIO y CLOTEN. Vuelven a entrar BELARIO y
ARVIRAGO)
BELARIO: No hay escolta alguna en los alrededores.
ARVIRAGO: Ni la ms pequea. De seguro os habis engaado.
BELARIO: No s qu decir. Hace mucho tiempo que no le he visto; pero el tiempo no ha
modificado en manera alguna los rasgos que tena entonces. Los sonidos de su voz, ese modo de
hablar a sacudidas, le eran propios. Creo firmemente que era Cloten mismo.
ARVIRAGO: Los hemos dejado en este sitio. Deseo que mi hermano haya salido bien del trance
con l, puesto que decs que es tan cruel.
BELARIO: Cuando apenas estaba formado, quiero decir llegado a la edad de hombre, no tena
ningn sentimiento de las amenazas del peligro; porque la falta de juicio es a menudo el antdoto
del miedo... Pero, mira, tu hermano. (Vuelve a entrar GUIDERIO con la cabeza de Cloten)
GUIDERIO: Este Cloten era un necio, una verdadera bolsa vaca, sin dinero alguno. Hrcules
mismo no hubiera podido saltarle los sesos, porque no los tena. No obstante, si no hubiese hecho lo
que he hecho, el tonto llevara mi cabeza a estas horas como yo llevo la suya.
BELARIO: Qu has hecho?
GUIDERIO: S perfectamente lo que he hecho. He cortado la cabeza de un tal Cloten, hijo de la
reina, segn sus propias frases, el cual me haba llamado traidor montas y haba jurado que nos
cogera a todos con su propia mano, que cambiara nuestras cabezas del sitio en que estn an.
Alabados sean los dioses!, y las plantara sobre los muros de la ciudad de Lud.
BELARIO: Estamos todos perdidos!
GUIDERIO: Por qu, noble padre? Qu tenemos que perder sino lo que juraba que nos quitara,
nuestras existencias? La ley no nos protege. Por qu, entonces, hemos de ser tan delicados que
dejemos a un arrogante pedazo de carne amenazarnos, hacer a la vez los papeles de juez y de
verdugo, todo ello con su sola autoridad, porque tememos la ley? Qu escolta habis descubierto
en los contornos?
" CIMBELINO " William SHAKESPEARE.
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BELARIO: No hemos descubierto una sola alma; pero el buen sentido dice que seguramente deba
de tener algunas personas de escolta. Aunque su carcter no fuera sino un cambio, y cambio de mal
en peor todava, no hay frenes, completa locura, que haya podido hacerle delirar hasta el punto de
traerle aqu solo. Es posible que se haya dicho en la corte que gente de nuestras seas se alojaban
aqu en una gruta, cazaban aqu, llevaban vida de proscritos y oportunamente podran emprender
algn golpe audaz. Al saber esto, es posible que haya tenido un acceso de furor, esto le parecera, y
habra jurado venir a apualarnos. Pero es improbable que haya venido solo para emprender una
cosa semejante, o que las personas de la corte le hayan dejado hacer. Nuestro temor tiene buenos
fundamentos si tememos que ese cuerpo no tenga una cola ms peligrosa que la cabeza.
ARVIRAGO: Que las cosas ocurran como los dioses las han decretado de antemano. Ocurra lo que
quiera, mi hermano ha hecho bien.
BELARIO: No era mi nimo ir a la caza de hoy. La enfermedad de ese joven Fiel me haca
encontrar largo el camino.
GUIDERIO: Le he cortado la cabeza con su propia espada, que diriga contra mi cuello. Voy a
echarla en la cala que est detrs de la roca. Que vaya a la mar y diga a los peces que es Cloten, el
hijo de la reina. He ah cmo me preocupo de l. (Sale GUIDERIO)
BELARIO: Temo que eso sea vengado. Quisiera el Cielo que no lo hubieses hecho, Polidoro,
aunque el valor te siente bien.
ARVIRAGO: Ojal lo hubiese yo hecho y la venganza me persiguiese slo! Polidoro, te amo
como a un hermano; pero te tengo gran envidia por haberme privado de esta accin. Quisiera que
todas las venganzas con que la fuerza humana pueda medirse viniesen a encontrarnos y nos
pusieran a prueba.
BELARIO: Bien; es cosa hecha. No cazaremos ms hoy; ni iremos a buscar el peligro all donde
no hay provecho. Te lo ruego, a nuestro peasco. Haced de cocineros t y Fiel. Esperar a que el
violento Polidoro haya llegado y le llevar comida inmediatamente.
ARVIRAGO: Pobre Fiel, enfermo! Voy a reunirme con l de muy buena gana. Para dar color a
sus mejillas har que sangre toda una parroquia de Clotens como ese y me envanecer de mi
caridad. (Sale ARVIRAGO)
BELARIO: Oh t, diosa, divina Naturaleza, cmo haces aparecer tu blasn en estos dos nios
principescos! Son tan suaves como cfiros, que encorvan la violeta sin agitar su cabeza olorosa, y,
sin embargo, en cuanto hierve su sangre real, tan violentos como el ms irresistible de los vientos,
que, cogiendo en la cima al pino de la montaa, le hace inclinarse hasta el valle. Es maravilloso ver
cmo un oscuro instinto les ha hecho hallar esta realeza sin estudio, este honor sin lecciones, esta
galanura sin imitacin de otro, este valor que los empuja por s mismo, pero que les lleva una
cosecha como si hubiera sembrado en ellos! Sin embargo, es muy inquietante saber lo que nos
presagiaba la presencia de Cloten en estos lugares, o lo que nos acarrear su muerte. (Vuelve a entrar
GUIDERIO)
GUIDERIO: Dnde est mi hermano? He enviado con la corriente la estpida testa de Cloten en
embajada a su madre; guardo su cuerpo en rehenes hasta su regreso. (Msica solemne)
BELARIO: Mi instrumento inspirador! Escucha, Polidoro, resuena! Pero a qu propsito lo hace
Cadwal resonar en stos instantes? Escuchemos!
GUIDERIO: Est en casa?
" CIMBELINO " William SHAKESPEARE.
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BELARIO: Acaba de entrar ahora mismo.
GUIDERIO: Con qu fin hace eso? desde la muerte de mi queridsima madre ese instrumento no
haba hablado. Todas las cosas solemnes debieran corresponder a accidentes solemnes. El motivo
de ello? Himnos por nada y lamentaciones por bagatelas son alegras de monos y disgustos de
nios. Est loco Cadwal?
BELARIO: Mira, aqu le tienes que llega y que nos trae entre sus brazos la dolorosa causa de esa
msica que condenamos. (Vuelve a entrar ARVIRAGO, llevando en brazos a IMGENA, que parece
muerta)
ARVIRAGO: Est muerta el ave que tanto ambamos. Hubiera preferido pasar de un golpe de mis
diecisis a los sesenta aos, cambiar mi edad alerta por la edad de las muletas, antes que haber visto
esto.
GUIDERIO: Oh lirio hermossimo, pursima azucena en los brazos de mi hermano! No ests la
mitad de gracioso que cuando te sostenas en tu tallo!
BELARIO: Oh melancola! Quin se ha sumergido nunca hasta tu fondo? Quin ha sondado
jams tu lgamo para buscar la ensenada en que tu lento barquito pudiera guarecerse con mayor
facilidad? Oh bienaventurada criatura! Jpiter sabe qu hombre has podido llegar a ser; pero yo
s, nio rarsimo, que has muerto de melancola! En qu estado le habis encontrado?
ARVIRAGO: Rgido, como lo veis. Sonriendo as, como si alguna mosca le hubiera cosquilleado
en su sueo para hacerle rer, y no como si el dardo de la muerte le hubiese penetrado. Su mejilla
derecha, reposando sobre un almohadn.
GUIDERIO: Dnde?
ARVIRAGO: En el suelo, los brazos cruzados as. Cre que dorma y me he quitado de los pies mis
chafalladas abarcas
9
, cuya pesadez haca repercutir demasiado mis pasos.
GUIDERIO: En efecto, dijrase tan slo que duerme. Si nos ha abandonado har de su tumba un
lecho. Las hadas frecuentarn su tumba y no se acercarn a ella los gusanos.
ARVIRAGO: Fiel, mientras dure el esto y viva yo aqu, perfumar tu triste tumba con las ms
hermosas flores. No te faltarn ni la flor que se semeja a tu rostro, la plida primavera, ni el jacinto
azulado como tus venas, ni la hoja de la eglantina, que, sin menoscabarla, no igualaba en sus
perfumes a tu aliento. El petirrojo, con su caritativo pico, oh pico que avergenza atrozmente a
esos ricos herederos que dejan a sus padres sin monumento!, vendra l mismo a traerle todo eso
para cubrirte. S, y cuando las flores se hubieran marchitado, te aportara tambin haces de musgo,
para proteger tu cuerpo contra el invierno.
GUIDERIO: Calla, te lo ruego, y no representes con palabras tan tiernas el papel de una jovencita
en una circunstancia tan seria. Sepultmosle, y que nuestra admiracin no retarde el pago de lo que
es ahora una deuda reclamada por la tumba.
ARVIRAGO: Di: dnde le depositaremos?
GUIDERIO: Al lado de la buena Eurfila, nuestra madre.
ARVIRAGO: Sea, Polidoro; aunque nuestras voces hayan adquirido ahora el sonido ronco de la
virilidad, cantmosle nuestra despedida, como hicimos en otro tiempo con nuestra madre.
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My clouted brogues, en el texto.
" CIMBELINO " William SHAKESPEARE.
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Sirvmonos de la misma meloda y de las mismas palabras, salvo que cambiemos el nombre de
Eurfila por el de Fiel.
GUIDERIO: Cadwal, no puedo cantar. Llorar y repetir las palabras contigo; porque las melodas
dolorosas fuera de tono son peores que los sacerdotes y los templos que mienten.
ARVIRAGO: Recitaremos el canto, entonces.
BELARIO: Los grandes pesares, a lo que veo, curan los menores, pues Cloten est en absoluto
olvidado. Era el hijo de una reina, nios. Aunque haya venido aqu como enemigo nuestro, acordaos
que ha estado bien castigado. Aunque los poderosos y los humildes, igualmente condenados a
pudrirse, no sean ms que un mismo polvo, sin embargo, el respeto, se ngel del mundo, establece
una distincin de sitio entre el alto y el bajo. Nuestro enemigo era prncipe; sepultadle, pues, como
un prncipe, aunque le hayis arrancado la vida como enemigo vuestro.
GUIDERIO: Traedle aqu, por favor. El cuerpo de Tersites vale tanto como el de Ayax cuando
ambos estn muertos.
ARVIRAGO: Si queris, id a buscarle; recitaremos mientras tanto nuestro canto fnebre.
Hermano, principia. (Sale BELARIO)
GUIDERIO: Pero, Cadwal, debemos colocar su cabeza del lado del Oriente. Nuestro padre tiene
sus razones para esta ceremonia.
ARVIRAGO: Es verdad.
GUIDERIO: Ven, entonces, y cambimosle de sitio.
ARVIRAGO: As. Comienza.
CANTO FNEBRE
GUIDERIO: No temas ya al calor del sol,
/ni las cleras del furioso invierno;
/has cumplido tu misin terrestre,
/has vuelto a la patria y recibido tus premios.
Mozos y mozas guarnecidas de oro
/deben, como los deshollinadores, dirigirse al polvo.
ARVIRAGO: No temas ya la ira del poderoso,
/ests al abrigo de los golpes del tirano;
/no te preocupes ya del vestido y del alimento;
/para ti la caa es como la encina.
El rey, el sabio, el mdico, todos
/deben seguir tu suerte y dirigirse al polvo.
GUIDERIO: No te asuste ya el estallido del relmpago.
ARVIRAGO: Ni la piedra del trueno, temida por todos.
GUIDERIO: No temas ya la calumnia, la censura temeraria.
ARVIRAGO: Has terminado ya con la alegra y los lloros.
ARVIRAGO y GUIDERIO: Todos los jvenes amantes, todos los amantes deben
/ir donde t vas, y dirigirse al polvo.
" CIMBELINO " William SHAKESPEARE.
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GUIDERIO: Que ningn encantador te haga dao!
ARVIRAGO: Que ninguna hechicera lance maleficio contra ti!
GUIDERIO: Que los fantasmas insepultos te respeten!
ARVIRAGO: Que nada malo se aproxime a ti!
ARVIRAGO y GUIDERIO: Que tu disolucin sea tranquila
/y renombrada tu tumba! (Entra BELARIO con el cuerpo de Cloten)
GUIDERIO: Hemos terminado nuestras exequias. Vamos, echmosle en la tierra.
BELARIO: He aqu unas cuantas flores. Pero hacia medianoche traer ms. Las hierbas que
conservan el fresco roco de la noche son las que convienen ms para esparcirlas sobre las tumbas...
Sobre sus mejillas... Sois como las flores, y ahora estis marchitas. As ocurrir con stas
hierbecillas
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que sembramos sobre vos... Vamos, partamos. Alejmonos para rogar de rodillas. La
tierra que les dio el nacimiento las ha recobrado al presente. Sus placeres, como sus penas, de aqu
abajo, han pasado ya. (Salen BELARIO, GUIDERIO y ARVIRAGO)
IMGENA: (Despertndose) S, seor; en Milford - Haven. Cul es el camino? Os doy las
gracias... Por se matorral de all?... Por favor, cunto hay desde aqu? Santos cielos! Puede
haber an seis millas?... He viajado toda la noche. Por mi fe, voy a acostarme y dormir. (Viendo el
cadver de Cloten) Pero despacio! Nada de camarada de lecho. Oh dioses y diosas, esas flores son
la imagen de los placeres del mundo y ese hombre ensangrentado, la imagen de sus penas! Creo que
sueo. Porque me imaginaba que habitaba una gruta como sta y que aderezaba comida de honrados
seres. Pero no es as; no es ms que una de esas visiones salidas de la nada y que el cerebro forma
como humaredas. Nuestros ojos incluso estn algunas veces como nuestros juicios: ciegos. Bajo mi
buena fe, que todava tiemblo de miedo. Pero si queda an en el Cielo una gota de piedad tan
pequea como el ojo de un reyezuelo, oh dioses temibles concededme una parte de ella! El sueo
me domina an. Incluso despierta, existe fuera de m tanto como en mi interior. Es sentido, no
imaginado! Un hombre sin cabeza!... Los vestidos de Pstumo! Reconozco la forma de su pierna.
Aqu est su mano. Aqu su pie de Mercurio; su muslo de Marte; sus brazos de Hrcules; pero su
cara, de Jpiter... Asesinos en el Cielo?... Cmo!... Raptada!... Pisanio, que todas las
maldiciones que Hcuba, desesperada, lanz contra los griegos, con las mas encima, sean lanzadas
contra ti! Has conspirado con ese demonio sin igual de Cloten y has asesinado aqu a mi seor.
Que leer y escribir sean tenidos desde ahora como traiciones!... se condenado Pisanio con sus
forjadas cartas..., se condenado Pisanio ha cortado el gran mstil del ms bravo bajel de este
mundo. Oh Pstumo, ay! Dnde est tu cabeza? Dnde est? Ay! Dnde est? Pisanio pudo
apualarte el corazn y dejar la cabeza donde estaba... Cmo ha podido ser? Es Pisanio? Es l y
Cloten. La maldad de una parte, el lucro de la otra, han operado aqu este espectculo de dolor. Oh,
es evidente, evidente! La droga que me ha dado, que deca tan preciosa, y que deba servirme de
cordial, no la he hallado mortfera para mis sentidos? Esto confirma mi opinin. Fue obra de
Pisanio y de Cloten. Ah! Colorea con tu sangre mi plida mejilla, a fin de que parezca ms horrible
an a los que tenga la suerte de encontrar. Oh esposo mo, esposo mo! (Se desmaya. Entran CAYO
LUCIO, un CAPITN y otros Oficiales y un ADIVINO)
CAPITN: Las legiones que estaban de guarnicin en la Galia, segn nuestras rdenes, han
atravesado el mar. Os esperan all en Milford - Haven, con vuestras naves. Estn dispuestas a obrar.
LUCIO: Pero qu noticias hay de Roma?
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Herblets. La palabra no ha sido usada por ningn escritor antes de Shakespeare.
" CIMBELINO " William SHAKESPEARE.
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CAPITN: El Senado ha removido a los habitantes de las fronteras y los caballeros de Italia,
ardientes voluntarios cuyo valor promete un noble servicio, se han alistado y vienen bajo la
direccin de Iachimo, el hermano del gobernador de Siena.
LUCIO: Cundo los aguardis?
CAPITN: Al primer tiempo favorable.
LUCIO: Esta prontitud nos da bellas esperanzas. Ordenad que se pase revista a las tropas aqu
presentes, invitad a los capitanes a que se ocupen de ello. Ahora, seor, qu habis soado
recientemente sobre esta guerra?
ADIVINO: La noche ltima los dioses me han enviado una visin; haba ayunado y rezado para
que me revelasen sus voluntades bajo esta forma. He visto el ave de Jpiter, el guila romana,
extendiendo sus alas desde el hmedo medioda hasta esta parte del Occidente. All se ha
desvanecido ante el esplendor del sol. Esto presagia, si mis pecados no turban mi adivinacin, xito
feliz en los ejrcitos romanos.
LUCIO: Tened a menudo tales sueos y que nunca sean falsos. Cuidado, eh! De quin es se
tronco sin cabeza? La ruina dice que el edificio fue hermoso. Qu hay all? Un paje! Est
muerto, o duerme sobre ese cuerpo? Est muerto, ms probablemente; pues la Naturaleza tiene
horror de acostarse con un cadver o de dormir sobre un muerto. Veamos el rostro del nio.
CAPITN: Est vivo, seor.
LUCIO: En ese caso, nos informar sobre ese cuerpo. Joven, cuntanos tus aventuras, pues me
parece que tienen necesidad de ser conocidas. Quin es el hombre del que haces tu sangrienta
almohada? Y quin se ha permitido mutilar esa bella imagen forjada por la noble Naturaleza?
Qu inters tienes en este triste accidente? Cmo se ha efectuado? Quin es este hombre?
Quin eres t?
IMGENA: No soy nada, o si soy algo, ms valdra que no fuera nada. Ese hombre virtuoso era
mi amo, un valentsimo y virtuoso bretn que ha sido muerto aqu por montaeses. Ay! No hay
ms amos as. Puedo errar del Oriente al Occidente, pedir empleo por todas partes, probar millares
de amos todos buenos, servirlos lealmente; nunca ms encontrar uno parecido.
LUCIO: Ay buen joven! Tus quejas no me afectan menos que la sangre de tu amo. Dime su
nombre, mi buen amigo.
IMGENA: Ricardo del Campo. (Aparte) Si no echo esta mentira por hacer dao, aunque los
dioses la oigan, espero que me la perdonarn. Preguntis seor?
LUCIO: Tu nombre.
IMGENA: Fiel, seor.
LUCIO: Justificas por completo ese nombre. Tu nombre concuerda a maravilla con tu fidelidad; tu
fidelidad, con tu nombre. Quieres buscar fortuna cerca de m? No te dir que encuentres un amo
tan notable; pero de seguro que no sers menos estimado. Cartas del emperador de Roma,
entregadas a m por un cnsul, no te recomendaran tan eficazmente como tu propio mrito. Ven
conmigo.
IMGENA: Os seguir, seor. Pero primero, si place a los dioses, voy a sustraer a mi seor a las
moscas y depositarlo en una fosa tan profunda como estos pobres tiles (enseando sus dedos) puedan
abrirla. Luego, cuando haya hecho a su fosa una alfombra de hojas y hierbas, y musitado por dos
" CIMBELINO " William SHAKESPEARE.
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veces los varios rezos que s decir, llorar y sollozar. Y, abandonando as su servicio, os seguir, si
os place tomarme a vuestras expensas.
LUCIO: S, buen mozo, y ser ms bien tu padre que tu amo. Amigos mos, el nio nos ha
enseado nuestros deberes de humanidad. Busque el sitio ms lindo y florido que podamos hallar, y
abrmosle una tumba con nuestras picas y nuestras partesanas. Vamos, levantadle en vuestros
brazos. Nio, t eres quien le encomiendas a nuestros cuidados, y ser enterrado como los soldados
pueden hacerlo. Ponte alegre; enjuga tus ojos. Hay cadas que nos sirven para levantarnos ms
felices.
Salen todos.
ESCENA TERCERA
Bretaa. Una sala en el palacio de Cimbelino. Entran CIMBELINO, Seores, PISANIO y gente del squito.
CIMBELINO: Regresad y venid a decirme cmo se encuentra. (Sale un acompaante) Una fiebre
causada por la ausencia de su hijo, un delirio que pone su vida en riesgo. Cielos, con qu golpes
redoblados me abrumis al mismo tiempo! Imgena, la mayor parte de mis consuelos, desaparecida.
Mi reina, en el lecho, en un estado desesperado, y en el instante en que guerras terribles me
amenazan. Su hijo, que sera tan necesario en estos momentos, partido. Todo eso me hiere hasta
quitarme toda esperanza de dicha. Pero en cuanto a ti, camarada, que debes de saber dnde ha ido y
que te haces tan bien el ignorante, te arrancaremos la verdad con crueles torturas.
PISANIO: Seor, mi vida es de vos y la entrego humildemente a vuestra voluntad. Pero en cuanto
a mi ama, no s dnde est, por qu ha partido, ni cundo se propone regresar. Suplico a Vuestra
Alteza que me considere como su leal servidor.
SEOR 1: Mi buen soberano, el da que se descubri que la princesa estaba ausente, se hallaba l
aqu. Me atrevo a jurar que es sincero y que cumplir lealmente todos sus deberes de sumisin. Por
lo que atae a Cloten, se le busca con toda diligencia imaginable, y sin ninguna duda se le
encontrar.
CIMBELINO: Es un momento lleno de enojo. (A PISANIO) Queremos soltaros enseguida; pero
sospechamos que no por eso continen menos cargos dirigindose contra vos.
SEOR 1: Permtame Vuestra Majestad que le anuncie que las legiones romanas, venidas todas
de las Galias, han desembarcado en vuestras costas, con un refuerzo de caballeros romanos
enviados por el Senado.
CIMBELINO: Ahora tendra necesidad de los consejos de mi hijo y de la reina! Tantos asuntos
hacen que desvare mi cabeza.
SEOR 1: Mi buen soberano, las fuerzas que estn a vuestra disposicin son ms que suficientes
para afrontar las que se os anuncian. Que lleguen otras ms; estad dispuesto a afrontarlas tambin.
Todo lo que reclama la situacin es poner en movimiento esas fuerzas que no piden sino marchar.
CIMBELINO: Os doy las gracias. Retirmonos y tomemos las circunstancias como nos llegan. No
tememos las molestias que nos puedan venir de Italia; pero nos lamentamos de lo que pasa aqu...
Partamos! (Salen todos, excepto PISANIO)
PISANIO: No he recibido cartas de mi amo desde que le escrib que haba inmolado a Imgena. Es
extrao. Ni oigo hablar de mi ama, que me haba prometido hacerme saber a menudo noticias. No
" CIMBELINO " William SHAKESPEARE.
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s tampoco lo que ha sido de Cloten; pero tengo inquietud por todo a la vez. Los cielos pueden
todava proveer a esto. Soy honrado en las cosas en que miento. No soy sincero con el fin de ser
sincero. Las guerras actuales probarn a los ojos mismos del rey que amo a mi pas, o perecer en
l. Dejemos esclarecer por el tiempo las dems dudas. La Fortuna conduce al puerto muchas barcas
sin piloto.
Sale PISANIO.
ESCENA CUARTA
Gales. Delante de la gruta de Belario. Entran BELARIO, GUIDERIO y ARVIRAGO.
GUIDERIO: El estrpito es grande alrededor nuestro.
BELARIO: Alejmonos.
ARVIRAGO: Qu placer, seor, encontrarnos en la vida para sustraerla as a toda accin y a toda
aventura?
GUIDERIO: Y, por otra parte, qu esperanza tenemos ocultndonos? De este modo, los romanos,
o nos matarn como bretones, o nos aceptarn como rebeldes brbaros, hijos ingratos de su patria, y
nos matarn despus de haberse servido de nosotros.
BELARIO: Hijos mos, subiremos ms alto sobre las montaas. All nos pondremos en seguridad.
No es preciso pensar en reunirnos al partido del rey. La muerte reciente de Cloten, al no ser
conocidas nuestras personas ni registradas las listas del ejrcito, podra muy bien causarnos un
interrogatorio para hacernos declarar dnde hemos vivido; interrogatorio que acabara por
arrancarnos la confesin de nuestro acto, cuyo castigo sera la muerte por tormento.
GUIDERIO: Seor, es una suposicin que en este tiempo os hace poco honor, y no nos satisface.
ARVIRAGO: No es probable que los bretones, oyendo de tan cerca el relincho de los caballos
romanos, contemplando los fuegos de los campamentos de sus enemigos, teniendo los ojos y los
odos tan fuertemente ocupados, vayan a perder su tiempo en fijarse en nosotros y en preguntar de
dnde venimos.
BELARIO: Oh! Soy conocido de muchas gentes del ejrcito, y, ya lo veis, los numerosos aos no
haban podido borrar a Cloten de mi memoria, aunque fuera nio cuando le vi. Por otra parte, el rey
no ha merecido ni mi servicio ni los desvelos de vosotros, a quienes el destierro ha condenado a la
falta de educacin, en la certeza de llevar siempre esta vida dura, que os ha privado de las dulzuras
que os prometa vuestro nacimiento, para hacer de vosotros para siempre los esclavos curtidos por
los estos abrasadores, los esclavos tiritantes del invierno.
GUIDERIO: Antes de vivir as, vale ms cesar de vivir. Al ejrcito, seor, os lo ruego. Mi
hermano y yo no somos conocidos, y en cuanto a vos, se piensa tan poco y estis, por otra parte, tan
cambiado, que no se os preguntar ciertamente.
ARVIRAGO: Ir, por ese sol que brilla en lo alto! Qu cosa es estar obligado a decirme que no
he visto nunca morir a un hombre; que apenas si he contemplado nunca la sangre, excepto la de
liebres poltronas, machos cabros lascivos y piezas de caza; que jams he montado otro caballo que
uno que no conoca ms jinete que yo, jinete que nunca llev espuela ni acicate en su taln! Me
avergenzo de mirar al sol divino, de recibir el beneficio de sus benditos rayos, permaneciendo tan
largo tiempo un pobre desconocido.
" CIMBELINO " William SHAKESPEARE.
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GUIDERIO: Por los cielos! Ir. Si queris darme vuestra bendicin y permitirme partir, tendr
ms cuidado de m, seor; pero si me rechazis vaya!, que la casualidad se sirva de las manos de
los romanos para hacer que caiga sobre m la suerte con que me amenazar vuestra repulsa.
ARVIRAGO: Digo lo mismo. Amn.
BELARIO: Puesto que valoris en tan poco vuestras existencias, no tengo razn alguna en
conservar mi vieja persona para nuevas preocupaciones. Estoy con vosotros, muchachos. Si la
suerte quiere que muris en las guerras de vuestra patria, mi lecho est all tambin, nios, y en l
me acostar. Conducidme, conducidme! (Aparte) El tiempo les parece largo! Su sangre se
encuentra humillada con no poder brotar y mostrar que son prncipes.
Salen BELARIO, GUIDERIO y ARVIRAGO.
ACTO QUINTO
ESCENA PRIMERA
Bretaa. Un campo entre los campamentos bretn y romano. Entra PSTUMO con un pauelo manchado de
sangre.
PSTUMO: Oh lienzo ensangrentado, te conservar, pues he anhelado que estuvieses tinto en
este color! Oh vosotros, maridos, si cada uno de vosotros tomase una resolucin as, cuntos
asesinaran a mujeres mucho mejores que ellos, por la ms pequea transgresin!... Oh Pisanio!
Los buenos servidores no ejecutan todas las rdenes. No se atienen a ejecutar ms que las justas.
Oh dioses, si hubieseis tomado venganza de mis faltas, jams habra vivido para llevar a cabo esta
accin! Habrais salvado a la noble Imgena por el arrepentimiento y me habrais herido a m,
miserable, mucho ms digno de venganza. Pero ay! A unos los arrebatis de aqu por pequeas
faltas; es por amor, con el fin de que no puedan pecar ms. A otros les permits cometer delito sobre
delito, cada nueva fechora peor que la precedente, y luego los llenis de terror para mayor bien de
sus almas. Pero Imgena es de vos ahora. Haced vuestra divina voluntad y dadme la dicha de
obedeceros! Se me ha conducido aqu, en las filas de la nobleza italiana, a combatir contra el reino
de mi seora. Bastante es que haya matado a su duea, oh Bretaa! Silencio! No te causar herida.
En consecuencia, santos cielos, escuchad pacientemente mis designios. Voy a despojarme de estas
vestiduras italianas y a vestirme como un aldeano bretn. Bajo estos hbitos combatir contra el
partido con el cual he venido; y as, Imgena, morir por ti, cuyo recuerdo hace de mi vida una
muerte, que se renueva con cada uno de mis hbitos. Y de este modo, desconocido, ni dolido ni
odiado, me expondr cara a cara al peligro. Har ver a los hombres que hay ms valor en m del que
denotan mis prendas. Dioses, transferidme el vigor de los Leonato! Para avergonzar la costumbre
mundana, quiero comenzar la moda con esta divisa: "Menos exterior, ms interior."
Sale PSTUMO.
ESCENA SEGUNDA
Bretaa. Un campo entre los campamentos bretn y romano. Entran, por un lado, CAYO LUCIO, IACHIMO,
y el ejrcito romano; por el otro, el ejrcito bretn; LEONATO PSTUMO le sigue como un pobre soldado.
Atraviesan la escena y salen. Ruido de armas. Luego entran combatiendo IACHIMO y PSTUMO; este
ltimo triunfa de IACHIMO y le desarma; luego le deja.
IACHIMO: El sentimiento de mi delito pesa sobre mi corazn, y me quita toda virilidad. He
calumniado a una dama, la princesa de esta comarca, y el aire de este pas me debilita como
" CIMBELINO " William SHAKESPEARE.
51
venganza; sin esto, este rstico, desperdicio completo de la Naturaleza, me hubiera vencido en mi
profesin de las armas? Caballeras y honores, llevados como yo los mos, no son ms que ttulos
despreciables. Bretones, si vuestros nobles se hallan tan por encima de este zoquete como l lo est
por encima de nuestros seores, entonces existe entre vosotros y nosotros esta diferencia: que
nosotros somos apenas hombres y vosotros sois dioses. (Sale IACHIMO. La batalla contina. Los
bretones huyen. CIMBELINO cae prisionero. Luego, entran, lanzndose a su rescate, BELARIO, GUIDERIO
y ARVIRAGO)
BELARIO: Alto, alto! Tenemos la ventaja del terreno. El desfiladero est guardado. Nada nos
obliga a emprender la fuga, si no es la cobarda de nuestros temores.
GUIDERIO y ARVIRAGO: Alto, alto y combatamos! (Vuelve a entrar PSTUMO, que secunda a
los bretones. Liberan a CIMBELINO y salen. Luego vuelven a entrar CAYO LUCIO, IMGENA y
IACHIMO)
LUCIO: Retrate de las tropas y slvate, nio; pues los amigos matan a los amigos, y es tal el
desorden, que se dira una guerra de la gallina ciega.
IACHIMO: Es a causa de sus nuevos refuerzos.
LUCIO: Esta es una jornada que ha cambiado singularmente. Recobremos la ventaja a toda prisa, o
huyamos.
Salen todos.
ESCENA TERCERA
Bretaa. Otra parte del campo de batalla. Entran PSTUMO y un Seor bretn.
SEOR: Vienes del sitio donde han hecho resistencia?
PSTUMO: De all vengo; pero vos me parece que vens del lado de los fugitivos.
SEOR: S.
PSTUMO: No hay por qu censuraros por ello, seor, pues todo estaba perdido si no hubiesen
combatido los cielos. El rey mismo tena cortadas las alas, y su ejrcito estaba en derrota. De los
bretones no se vea ms que la espalda; todos huan a travs de un estrecho desfiladero. El enemigo,
lleno de ardor, sacando la lengua a fuerza de matar, teniendo ms tarea que hacer que instrumentos
para ejecutarla, hera a aquellos mortalmente, a estos ligeramente, mientras que otros se dejaban
caer al suelo slo de espanto; tanto, que el estrecho desfiladero estaba repleto de cadveres heridos
por detrs, o de cobardes que vivan para morir tras una deshonra prolongada.
SEOR: Dnde se halla ese desfiladero?
PSTUMO: Muy cerca del campo de batalla, en forma de trinchera y fortificado con murallas de
csped, ventaja que ha ideado un soldado viejo, y un soldado bravo os responde de ello; aqul ha
merecido de veras vivir hasta tan viejo, como lo atestigua su barba blanca, para rendir ese servicio a
su pas. Seguido de dos muchachos, mozalbetes hechos para jugar a la barra ms que para realizar
una matanza as, poseedores de rostros hechos para caretas, o, por mejor decir, ms blancos que los
que se protegen con caretas por pudor o por precaucin contra el sol, se ha abierto paso a travs del
desfiladero, gritando a los que huan: "Son nuestros gamos y no nuestros hombres de Bretaa
quienes mueren huyendo! Andad al mundo de las tinieblas, almas que hus! Deteneos, o seremos
para vosotros romanos, y os daremos como a bestias salvajes esa muerte de que hus como bestias,
" CIMBELINO " William SHAKESPEARE.
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y que podris evitar volvindoos de cara con resolucin! Alto, alto!" Esos tres hombres, firmes
como tres mil, y valiendo tanto como tres mil en esta accin, pues tres combatientes hacen frente a
un ejrcito en una posicin donde los dems no pueden obrar, secundados por la ventaja de la
situacin, y ms todava por el sortilegio de su nobleza, que habra sido capaz de transformar un
huso en lanza, encendieron la chispa en los ojos apagados de espanto; la vergenza se despierta en
los unos, en los otros el coraje; tanto, que aquellos que no haban sido cobardes sino por imitacin,
oh, en la guerra es un crimen maldito dar el primero un ejemplo tal!, se volvieron y, recorriendo
con la mirada el camino que haban hecho comenzaron a rugir como leones ante las picas de los
cazadores. Entonces los perseguidores han comenzado a detenerse; luego han reculado; despus ha
ocurrido un desastre, una increble confusin. Vedlos que huyen como gallinas por el camino donde
haban venido como guilas, y que desandan cautivos los mismos pasos que haban marchado
vencedores. Y ahora, nuestros cobardes, parecidos a los despojos de comida en un duro viaje,
comienzan a convertirse en enfermeros de los que se hallan en peligro de muerte, encontrando
abierta la puerta trasera de corazones que no estaban ya custodiados. Oh cielos, cmo heran! Los
unos, a los que estaban ya muertos; los otros, a los moribundos; algunos, a sus amigos que haban
sido llevados adelante por las primeras olas. Haca unos momentos, diez eran acuciados por uno
solo; luego, cada uno de esos diez se transformaba en el estrangulador de veinte. Las mismas gentes
que antes preferan morir a resistir, se convirtieron en los terrores mortales del campo de batalla.
SEOR: He aqu un sucedido singular! Un estrecho desfiladero, un anciano y dos nios.
PSTUMO: Pardiez! No os extrais. Pero estis hecho ms bien para extraaros de las cosas que
os decir que para llevar a cabo ninguna. Queris rimar ahora por todo lo alto y tomarlo por motivo
de un epigrama?
Dos nios, un anciano dos veces nio,
/un estrecho camino,
/salvaron a los bretones, perdieron a los romanos.
SEOR: Vamos, no montis en clera, seor.
PSTUMO: Ah! Y por qu haba de encolerizarme? Consiento gustoso en ser amigo de
quienquiera que huya de su enemigo; porque si obra conforme a su carcter, s que huir tambin
muy ligero de mi amistad. Me habis puesto en vena de versos.
SEOR: Adis; estis colrico. (Sale el Seor bretn)
PSTUMO: Le veis cmo huye todava? Y es un noble! Oh noble bajeza! Encontrarse en el
campo de batalla y preguntar por noticias! Cuntos habran dado hoy sus honras para salvar sus
esqueletos! Cuntos habrn movido los talones para hacer lo mismo, y, sin embargo, estn
muertos! Y yo, embrujado en mi desgracia, no he podido percibir la muerte all mismo donde la oa
gemir; no he podido sentirla all donde hera. Es extrao que ese monstruo, odioso como es, posea
el privilegio de ocultarse en las capas brillantes, en los blandos lechos, en las dulces palabras, y que
cuente con otros ministros que nosotros, que tenemos nuestros puales en la guerra. Pero, bueno, la
encontrar; era hace poco del partido de los bretones; ahora ya no soy bretn y me vuelvo al partido
con el que he venido. No quiero combatir ms, sino que me rendir al primer bergante que me toque
en el hombro. Grande es la carnicera que han hecho aqu los romanos, y grande debe de ser
tambin la matanza con que han respondido los bretones. Para m, mi rescate es la muerte. He
venido a dar el ltimo suspiro entre los golpes del uno y del otro bando. No quiero ni conservar mi
vida en estos lugares, ni llevrmela a otra parte, sino terminarla por un medio cualquiera, en nombre
de Imgena. (Entran dos Capitanes bretones y Soldados)
CAPITN 1: El gran Jpiter sea alabado! Lucio est prisionero. Se cree que el viejo y sus hijos
eran ngeles.
" CIMBELINO " William SHAKESPEARE.
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CAPITN 2: Haba all un cuarto individuo con traje de campesino, que hizo frente al enemigo
con ellos.
CAPITN 1: Es lo que se dice; pero no se ha vuelto a hallar a ninguno de ellos. Alto! Quin va?
PSTUMO: Un romano, que no estara ahora aqu para entregarse si hubiera sido secundado.
CAPITN 2: Apodermonos de l. Perro! No volver a Roma una sola pierna de romano para
decir cules son los cuervos que los han picoteado aqu. Se envanece de sus servicios, como si fuera
alguien de importancia. Conduzcmosle al rey. (Entra CIMBELINO, seguido por BELARIO,
GUIDERIO, ARVIRAGO, PISANIO y los Cautivos romanos. Los Capitanes presentan a PSTUMO ante
CIMBELINO, quien lo entrega a un Carcelero. Despus salen todos)
ESCENA CUARTA
Bretaa. Una crcel. Entran PSTUMO y dos Carceleros.
CARCELERO 1: No os trabarn ahora; estis encerrado con cerrojos. Paced, segn hallis
pienso.
CABALLERO 2: O lo que el apetito os diga. (Salen los Carceleros 1 y 2)
PSTUMO: S bienvenida, esclavitud, pues eres, creo, un camino que conduce a la libertad!
Despus de todo, estoy en mejor estado que el que tiene la gota, puesto que antes quisiera gemir
bajo sus sufrimientos a perpetuidad, que ser curado por se mdico seguro, la muerte, llave que abre
todas estas puertas. Oh conciencia ma, ests ms encadenada que mis piernas y mis puos! Oh
dioses buenos, concededme el instrumento del arrepentimiento para abrirme ese cerrojo, y luego
que est libre para siempre! Es bastante estar afligido? As es como los hijos apaciguan a los
padres, segn el carcter. Ms llenos de clemencia estn los dioses. Debo arrepentirme? No puedo
hacerlo mejor que con estas cadenas deseadas, ms bien que llevadas con violencia. Para pagaros
mi deuda, oh dioses!, si mi vida ha de ser el precio principal de mi liberacin, no estimis nada de
m, tomadme por entero. S que sois ms clementes que los hombres viles que toman a sus
acreedores arruinados un tercio, un sexto, un dcimo y les dejan reponerse de su naufragio. No es
tal mi deseo. Para compensar la preciosa existencia de Imgena, tomad la ma; aunque no sea tan
preciosa, sin embargo, es una existencia; la habis acuado. Entre los hombres no se pesan todas las
piezas de moneda; se las acepta por su cuo, aunque sean ligeras. Oh dioses, obrad as, tanto ms
cuanto que mi existencia es propiedad vuestra! Y ahora, poderes supremos, si os place escuchar este
requerimiento, tomad mi vida y romped stas fras trabas. Oh Imgena! Te hablar en el seno del
silencio! (Se queda dormido. Msica solemne. Entran, como en una visin, SICILIO LEONATO, padre de
Pstumo, anciano vestido de guerrero, conduciendo de la mano a una respetable matrona, su mujer, madre de
Pstumo. Los precede la msica. Luego, precedidos de otra msica, llegan los dos jvenes LEONATO,
hermanos de Pstumo, con las heridas de que murieron en la guerra. Rodean a PSTUMO mientras est
dormido)
SICILIO:
No ms largo tiempo, seor del trueno,
/hagas caer tu despecho sobre stas moscas, los mortales.
Rie a Marte, regaa a Juno,
/que te reprocha tus adulterios y se venga de ellos.
Mi pobre nio, al que no vi jams la cara,
ha obrado nunca de otro modo que bien?
Mor mientras l esperaba en el seno de su madre
" CIMBELINO " William SHAKESPEARE.
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/el trmino marcado por la ley de la Naturaleza.
Si, como los hombres dicen, eres el padre del hurfano,
/debiste ser el suyo y protegerle con tu gida
/contra las heridas crueles de esta tierra.
MADRE:
Lucina no me prest su ayuda,
/sino que me rapt en medio de mis sufrimientos,
/y as es como Pstumo, arrancado de mi seno,
/vino llorando entre sus enemigos.
Criatura digna de compasin!
SICILIO:
Como ella haba hecho por sus abuelos, la gran Naturaleza
/dio a su sustancia una forma tan bella,
/que mereci las alabanzas del mundo
/como heredero del gran Sicilio.
HERMANO 1:
Cuando una vez alcanz la edad de hombre,
dnde estaba en Bretaa
/el que se le pudiera comparar?
Dnde quien era digno de parecer objeto deseable
/a los ojos de Imgena, que supo, mejor que todos,
/estimar su valor?
MADRE:
Por qu entonces le burlasteis con una boda,
/para estar confinado y arrojado
/de la morada de Leonato, y desterrado
/lejos de la que le era tan cara,
/la dulce Imgena?
SICILIO:
Por qu sufristeis que Iachimo,
/miserable criatura de Italia,
/manchase su noble corazn y su cerebro
/con unos celos intiles?
Por qu permitisteis que fuera la burla y la irrisin
/de la villana del otro?
HERMANO 2:
Por eso hemos abandonado nuestras moradas, ms tranquilas que el mundo,
/nuestros padres y nosotros dos.
Nosotros dos, que al combatir por la causa de nuestro pas,
/camos bravamente y fuimos muertos,
/por mantener con honor
/nuestro feudo y el derecho de Tenancio.
HERMANO 1:
El mismo valioso servicio, pstumo
/ha desplegado con Cimbelino.
Oh Jpiter, t, rey de los dioses!
Por qu has aplazado as
/los favores debidos a sus mritos
/y los has cambiado todos en dolores?
" CIMBELINO " William SHAKESPEARE.
55
SICILIO:
Abre tu ventana de cristal; mira abajo
/y no hagas ms largo tiempo caer sobre una raza valerosa
/tus speras y poderosas injurias.
MADRE:
Jpiter, puesto que nuestro hijo es virtuoso,
/lbrale de sus miserias.
SICILIO:
Mira afuera de tu palacio de mrmol; socrrele!
O nosotros, pobres manes, acusaremos
/a tu divinidad ante el radiante snodo de los dems dioses.
HERMANO 2:
Socrrele, Jpiter! O apelamos contra ti
/y recusamos tu justicia. (JPITER desciende en medio del trueno y de los relmpagos, sentado sobre un
guila; lanza su rayo. Los fantasmas caen de rodillas)
JPITER:
Basta, espritus nfimos de las bajas regiones,
/no ofendis ms nuestros odos. Chitn! Cmo osis, fantasmas
/acusar al Tonante, cuyo rayo, lo sabis,
/iniciado en el cielo, cae sobre todas las tierras rebeldes?
Pobres sombras del Elseo, partid; y reposad
/sobre vuestros lechos de flores que no se marchitan jams!
No os preocupis de los accidentes de los mortales;
/ese cuidado no os pertenece; es de nosotros; lo sabis.
Aflijo al que ms amo, a fin de que mis dones
/sean recibidos con tanta ms dicha cuanto ms retrasados se hallan.
Estad tranquilos. Vuestro hijo ha cado, pero vuestro poder lo levantar.
Sus alegras se preparan; su tiempo de prueba va a acabar con un feliz desenlace.
Nuestra estrella jupiteriana presida su nacimiento
/y se cas en nuestro templo. Levantaos y desapareced.
Ser el seor de la seora Imgena,
/y su afliccin presente le prepara una ms grande dicha futura.
Colocad sobre su pecho estas tabletas; en ellas
/nos plugo escribir todos sus destinos.
Y ahora, que un campaneo semejante
/no exprese ms vuestra impaciencia, o excitaris la ma.
Sube, guila ma, a mi palacio de cristal. (Se remonta)
SICILIO:
Ha venido en el seno del trueno; su aliento celeste
/exhalaba olor de azufre. El guila sagrada
/se ha abatido como para cegarnos con sus garras.
Su ascensin es ms radiante de ver que nuestros campos bienaventurados.
Su ave real alisa sus plumas y se frota el pico,
/como hace cuando su dios est contento.
TODOS:
Gracias, Jpiter!
SICILIO:
El pavimento de mrmol se vuelve a cerrar; se ha entrado
/bajo su techo esplendente. Partamos, y para ser felices
/realicemos con cuidado sus grandes mandatos. (Los fantasmas se desvanecen)
" CIMBELINO " William SHAKESPEARE.
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PSTUMO: (Despertndose) Sueo, has sido un abuelo, pues me has engendrado un padre y creado
una madre y dos hermanos; pero... oh irrisin, han partido! Se desvanecieron tan aprisa como han
nacido. Ahora, heme aqu despierto. Los pobres miserables que cuentan con el favor de los grandes
suean, como yo he hecho, se despiertan y no encuentran nada... Pero, ay!, divago. Cuntos, sin
soar con la Fortuna y sin merecerla, estn, sin embargo, colmados de favores!... Y este caso es el
que se da en m, que acabo de tener la feliz suerte de este sueo sin saber por qu. Qu hadas
frecuentan este lugar? Un libro? Oh, un hermoso libro! No te parezcas a nuestro mundo de
engaosas apariencias, que tu envoltura sea ms noble que tu contenido. Responde a tu forma, y, al
revs de nuestros cortesanos, s tan bueno como tus promesas. (Lee) "Cuando un leoncillo
desconocido de s propio encuentre, sin buscarla, una criatura delicada como el aire y sea abrazado
por ella; cuando las ramas cortadas de un cedro real, muertas despus de numerosos aos, revivan,
se junten al viejo tronco y reverdezcan, entonces Pstumo ver el fin de sus miserias, la Bretaa
ser afortunada y florecer en la paz y la abundancia." Es todava su sueo, o es la estofa de esos
discursos de los locos, engendrados por la lengua, sin el socorro del cerebro. Es una de estas dos
cosas, o no es nada. O estas palabras carecen de sentido, o tienen uno que el buen juicio no puede
por s solo descubrir. Sea lo que fuere, las peripecias de mi existencia se parecen a este libro, y
quiero guardarlo, aunque slo sea por simpata. (Vuelve a entrar el Carcelero 1)
CARCELERO 1: Avanzad aqu, seor; estis a punto para la muerte?
PSTUMO: A punto, quiero decir, demasiado asado; estoy a punto desde hace tiempo.
CARCELERO 1: La horca es la palabra justa, seor; si estis a punto para ella, estis bien cocido.
PSTUMO: De modo que, si soy una buena comida para los espectadores, el plato pagar el
escote.
CARCELERO 1: Es una terrible cuenta para vos, seor. Pero lo que hay de consolador para vos
es que no se os pedirn nuevos pagos, que no tendris que temer las notas de mesn, que, al partir,
causan a menudo tanta tristeza como antes haban causado alegra. En efecto, vais a la taberna
dispuesto a desvaneceros de hambre, y sals zigzagueando por haber bebido con exceso;
compungido de haber pagado demasiado y compungido de estar demasiado bien pagado, la bolsa y
el cerebro igualmente vacos... El cerebro tanto ms pesado cuanto ms ligero est; y la bolsa tanto
ms ligera cuanto ms ha sido desembarazada de peso. Enseguida vais a veros desembarazado de
estas contradicciones. Oh, qu caridad os tiene una cuerda de nfimo coste! Os libera en un abrir y
cerrar de ojos de millones de dudas; no tenis otro balance de cuentas mejor que el suyo; os liquida
tambin del pasado y del porvenir. Vuestro cuello, seor, es la pluma, el libro y la cuenta. Total, la
liquidacin terminada.
PSTUMO: Estoy ms contento de morir que t de vivir.
CARCELERO 1: En verdad, seor, el que suea no teme el dolor de muelas, pero cuando un
hombre se apresta a dormir vuestro sueo y tiene un verdugo para ayudarle a ir al lecho, creo que
cambiara d buena gana de sitio con su funcionario; pues considerad, seor, que ignoris por qu
camino pasaris.
PSTUMO: S, lo s, amigo mo.
CARCELERO 1: Vuestra muerte, entonces, tiene ojos en su cabeza; no es as como la he visto
pintada. Pero, una de tres cosas: o aceptis creer a los que toman sobre ellos el saber cul es el
camino, u os atribus vos mismo el saber lo que estoy seguro de que no sabis, u os es preciso
aventuraros en la averiguacin, bajo vuestros riesgos y peligros, de lo que vais a hacer, y cmo se
" CIMBELINO " William SHAKESPEARE.
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verificar vuestro viaje, y si se terminar de una manera feliz, lo cual, creo, no volveris para
decirlo a nadie.
PSTUMO: Te digo, amigo, que no tienen ojos aquellos que para dirigirse por el camino en que
me preparo a entrar los cierran y rehusan servirse de ellos.
CARCELERO 1: Graciosa ocurrencia esa de decir que el mejor uso que un hombre puede hacer
de sus ojos es ver el camino de la ceguera! Estoy seguro de que la horca es el camino de los ojos
cerrados. (Entra un Mensajero)
MENSAJERO: Quitadle las cadenas. Conducid vuestro prisionero ante el rey.
PSTUMO: Me traes buenas noticias. Se me llama para dejarme en libertad.
CARCELERO 1: Es a m a quien van a ahorcar en ese caso.
PSTUMO: Estaras entonces ms libre que continuando de carcelero; no hay cerrojos para los
muertos. (Salen PSTUMO y el Mensajero)
CARCELERO 1: A menos de encontrar un hombre que quisiera casarse con la horca y procrear
patibulillos, no he visto jams quin fuese ms entusiasta de ella. Sin embargo, por mi conciencia,
por muy romano que sea, existen otros ms granujas que l que desean vivir; y los hay tambin,
entre los romanos, algunos que mueren contra su voluntad. As hara yo si fuera uno de ellos.
Quisiera que furamos todos de un alma, de una buena alma. Oh, sera la desolacin de los
carceleros y de las horcas! Hablo contra mi provecho presente; pero mi deseo encierra una ventaja.
Sale el Carcelero 1.
ESCENA QUINTA
Bretaa. La tienda de Cimbelino. Entran CIMBELINO, BELARIO, GUIDERIO, ARVIRAGO, PISANIO,
Seores, Oficiales, gentes del squito.
CIMBELINO: Colocaos a mis lados vosotros, a quienes los dioses han hecho los salvadores de mi
trono. Mi corazn se aflige de que no pueda encontrarse a ese pobre soldado que ha combatido con
tan rica valenta, cuyos harapos han humillado a las armaduras doradas, cuyo pecho desnudo
marchaba delante de los escudos impenetrables. Sera feliz si nuestro favor tuviera poder y medios
para hacerle dichoso, lo que ocurrir si le descubrimos.
BELARIO: No he visto jams tan noble furia en tan pobre ser, ni tan raras proezas en un hombre
que no denotaba ms que miseria y lastimoso estado.
CIMBELINO: No se tienen noticias suyas?
PISANIO: Se le ha buscado entre los muertos y los vivos; pero no se encuentran sus huellas.
CIMBELINO: Siento heredar la recompensa que le era debida. La aadir a las vuestras (a
BELARIO, GUIDERIO y ARVIRAGO); a vosotros, hgado, corazn y cerebro de Bretaa; a vosotros,
por quienes declaro que vive. Es tiempo ya en esta hora de preguntaros de dnde vens. Decdmelo.
BELARIO: Seor, hemos nacido en Cambria y somos caballeros. Vanagloriarnos de otra cosa no
sera ni leal ni modesto, a menos de aadir que somos gentes honradas.
" CIMBELINO " William SHAKESPEARE.
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CIMBELINO: Doblad vuestras rodillas. Levantaos, mis caballeros de la batalla. Os creo
acompaantes de nuestra persona y os investir de dignidades adecuadas a vuestra alcurnia. (Entran
CORNELIO y Damas) He aqu rostros que tienen el aspecto contrariado. Por qu saludis nuestra
victoria con semblantes tan tristes? Se os tomara por romanos, y no por gentes de la Corte de
Bretaa.
CORNELIO: Salud, gran rey! Estoy obligado a amargar vuestra dicha participndoos que la reina
ha muerto.
CIMBELINO: A quin puede convenir semejante mensaje peor que a un mdico? Sin embargo,
considero que si la vida puede prolongarse por la medicina, la muerte se apoderar, no obstante,
tambin del doctor. Cmo ha acabado la paciente?
CORNELIO: Con horror, con una agona furiosa como su vida, que, despus de haber sido cruel
en el mundo, ha concluido por ser cruel, sobre todo con ella misma. Si tal es vuestro gusto, os
referir lo que ha confesado. Sus doncellas, que, con las mejillas empapadas en lgrimas, estaban
presentes cuando muri, pueden sacarme del error si miento.
CIMBELINO: Habla, te lo ruego.
CORNELIO: Primero, ha confesado que no os ha amado nunca; que lo que acariciaba no erais vos,
sino la grandeza conferida por vos; que se haba casado con vuestra monarqua, y era la esposa de
vuestro trono, pero aborreca a vuestra persona.
CIMBELINO: Slo ella lo saba, y si no lo hubiera declarado al morir, no habra credo la
confesin de sus labios. Contina.
CORNELIO: Respecto a vuestra hija, a quien aparentaba amar tan profundamente, ha confesado
que era para ella un escorpin, y que la habra matado con el veneno que yo le di si no hubiera
impedido la muerte con la huida.
CIMBELINO: Oh sutilsimo demonio! Quin podra penetrar en el pensamiento de una mujer?
Hay todava algo ms?
CORNELIO: S, seor, y cosas peores... Ha confesado que os reservaba un veneno mortal; que,
una vez tomado, se alimentara con vuestra vida minuto por minuto y os habra consumido
lentamente tomo por tomo. Durante este tiempo, contaba, a fuerza de velaros, de haceros
compaa, de llorar, de besaros, envolveros con sus comedias. S, y una vez que os hubiera
hechizado con sus engaos, llevaros a que declararais a su hijo por heredero de la corona. Pero
trastornados sus propsitos por la extraa ausencia de este ltimo, se abandon a una desesperacin
impdica, descubri sus designios con desprecio del cielo y de los hombres, se arrepinti de no
haber podido realizar los crmenes que haba concebido, y muri as, desesperada.
CIMBELINO: Habis escuchado todo eso vosotras, sus doncellas?
DAMA 1: Lo hemos escuchado, con permiso de Vuestra Alteza.
CIMBELINO: Mis ojos no fueron culpables, puesto que era hermosa; ni is odos, puesto que
escuchaban sus lisonjas; ni mi corazn, puesto que la crea tal como se mostraba. Desconfiar de ella
hubiera estado mal. Sin embargo, oh hija ma!, podrs decir que fue locura ma y hallar la prueba
en lo que has debido sentir. Quisiera repararlo todo! (Entran CAYO LUCIO, IMGENA, IACHIMO,
el Adivino y otros prisioneros romanos, custodiados. PSTUMO llega detrs) Ya no vienes a pedir el
tributo, Cayo; lo han abolido los bretones perdiendo, en verdad, bastantes bravos, cuyos parientes
" CIMBELINO " William SHAKESPEARE.
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han solicitado que los manes fueran aplacados con el exterminio de vosotros, sus cautivos, solicitud
que les hemos concedido. As, preparaos a vuestra suerte.
LUCIO: Considerad, seor, las eventualidades de la guerra. La jornada os pertenece por azar. Si
nos hubiera pertenecido, no habramos amenazado a vuestros prisioneros con el cuchillo una vez
que nuestra sangre se hubiese enfriado. Pero, puesto que los dioses quieren que no haya para
nosotros otro rescate que la muerte, que venga. A un romano le basta saber sufrir con corazn de
romano. Augusto existe y pensar lo que debe hacer. Eso, por lo que me toca particularmente.
Implorar de vos una sola gracia. Permitid que mi paje, nacido bretn, sea rescatado. Nunca hubo
dueo que tuviera un paje tan afectuoso, tan fiel a sus deberes, tan diligente, tan escrupuloso, tan
leal, tan diestro, tan buen administrador en todo. Que su virtud apoye mi requerimiento, que Vuestra
Alteza no me negar, me atrevo a afirmar. No ha hecho dao ninguno a los bretones, aunque haya
servido al romano. Salvadle, seor, y enseguida no escatimis la sangre de ninguno de nosotros.
CIMBELINO: De seguro que le he visto. Su fisonoma me es familiar... Nio, tus miradas han
conquistado mi favor, y me perteneces desde ahora. No s por qu ni cmo me veo impulsado a
decirte: "Vive, nio!" Vamos, no lo agradezcas a tu amo. Vive y pide a Cimbelino, sea cual fuere,
el regalo que mi generosidad pueda concederte y que convengan a tu condicin, que te lo otorgar.
S, aun cuando me pidieras un prisionero, y el ms noble de todos.
IMGENA: Doy las gracias humildemente a Vuestra Alteza.
LUCIO: No te recomiendo que intercedas por mi vida. S lo que hars.
IMGENA: No, no, ay! Otra cosa distinta me reclama. Veo una cosa que para m es ms amarga
que la muerte. Vuestra vida, mi buen amo, deber tener cuidado de ella misma.
LUCIO: El nio me desdea, me abandona, me desprecia. Cortas son las alegras de los que se fan
en la fidelidad de las jvenes y de los muchachos... Por qu tiene el aspecto tan perplejo?
CIMBELINO: Qu desearas, nio? Te amo cada vez ms. Piensa tambin cada momento ms en
lo que anhelas pedirme con preferencia. Conoces al hombre que miras? Habla: quieres que viva?
Es tu pariente, tu amigo?
IMGENA: Es romano y no ms pariente mo que yo de Vuestra Alteza, yo, que, habiendo nacido
vuestro vasallo, os soy, sin embargo, un poco cercano.
CIMBELINO: Por qu le miras as?
IMGENA: Os lo dir en privado, seor, si queris concederme audiencia.
CIMBELINO: S, con todo mi corazn, y te prestar la atencin ms profunda. Cul es tu
nombre?
IMGENA: Fiel, seor.
CIMBELINO: Eres, mi buen mancebo, mi paje. Ser tu amo. Da una vuelta conmigo. Habla
libremente. (CIMBELINO e IMGENA conversan aparte)
BELARIO: Este adolescente, no ha resucitado de entre los muertos?
ARVIRAGO: Un grano de arena no se parece ms que otro de lo que se parece a aqul lindo
muchacho de mejillas rosadas que muri y se llamaba Fiel. Qu pensis de ello?
GUIDERIO: Pienso que es el mismo muerto, que est vivo.
" CIMBELINO " William SHAKESPEARE.
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BELARIO: Silencio, silencio! Observemos un poco ms. No se ha fijado en nosotros. Tengamos
cuidado. Dos criaturas pueden ser semejantes. Si fuese l, estoy seguro de que nos hubiera hablado.
GUIDERIO: Pero le hemos visto muerto.
BELARIO: Guardad silencio. Continuemos observando.
PISANIO: (Aparte) Es mi ama. Puesto que est viva, que las cosas vayan bien o mal, como quiera
que sea. (CIMBELINO e IMGENA se adelantan)
CIMBELINO: Ven, mantnte a mi lado; pronuncia en alto tu demanda. (A IACHIMO) Seor,
avanzad aqu; responded a este muchacho, y respondedle francamente, o por nuestra grandeza y por
nuestra justicia, que es nuestro honor, una cruel tortura sabr separar la verdad de la mentira. (A
IMGENA) Comienza, hblale.
IMGENA: El favor que reclamo es que ese caballero declare de quin tiene esa sortija.
PSTUMO: (Aparte) Y qu le importa a l eso?
CIMBELINO: Ese diamante que est en vuestro dedo, cmo ha llegado a vuestro poder?
IACHIMO: Me torturars por no decir lo que, una vez dicho, te torturara.
CIMBELINO: Cmo! A m?
IACHIMO: Me contento con verme obligado a declarar una cosa cuyo secreto es un tormento para
m. He adquirido por villana esta sortija. Era la joya de Leonato, a quien han desterrado, y lo que
debe afligirte ms, como me aflige a m mismo, que ms noble seor no alentar nunca entre el
cielo y la tierra. Quieres or ms, mi seor?
CIMBELINO: Todo lo que se refiera a este asunto.
IACHIMO: Aquella maravilla, tu hija, cuyo recuerdo hace sangrar mi corazn y estremecerse mi
alma mentirosa..., perdn..., me desmayo.
CIMBELINO: Mi hija! Qu sabes de ella? Rene tus fuerzas. Preferira que vivieses tanto como
le pluguiese a la Naturaleza, a que murieses sin que yo supiese ms. Haz un esfuerzo, amigo, y
habla.
IACHIMO: Una vez, maldito sea el reloj que seal la hora!, estaba en Roma, maldito sea el
palacio donde pas!, en un festn, oh, que nuestros manjares no estuvieran envenenados, al menos
los que yo me llevaba a la boca!, el virtuoso Pstumo, qu dir?; era demasiado virtuoso para
encontrarse en compaa de hombres malvados, y entre los ms raros hombres virtuosos era el
mejor de todos. Como estuviera sentado tristemente, escuchndonos alabar nuestras amadas de
Italia, por su belleza, que reduca a la impotencia la elocuencia de los ms admirables oradores; por
sus formas, que hacan parecer incompletas esas estatuas de los altares de Venus o de Minerva de
talla elevada, cuyas actitudes no pueden ser alcanzadas por la demasiado prematura naturaleza; por
su carcter, tienda de todas las cualidades que el hombre ama en la mujer, adems de por ese
anzuelo del matrimonio, por la gracia que subyuga a los ojos...
CIMBELINO: Estoy en brasas. Lleguemos al hecho.
IACHIMO: Llegar a l enseguida a menos que no te dispongas a estar prontamente entristecido.
ste Pstumo, como un noble seor enamorado y un hombre que tena una amante real, recogi el
guante y, sin despreciar a las que elogibamos, fue a su asunto tranquilo, como la virtud, comenz
" CIMBELINO " William SHAKESPEARE.
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el retrato de su amada. ste retrato, una vez que lo hubo acabado su lengua, fue tal, que, al
suponerlo con vida, o las mujeres que nosotros ambamos eran porcallonas de cocina, o su
descripcin nos reduca al estado de tontos que no saben hablar.
CIMBELINO: Vamos, vamos, al hecho.
IACHIMO: La castidad de vuestra hija... Aqu es donde comienza. Habl de ella como si Diana
estuviera habituada a los sueos lbricos y ella sola fuera casta en el mundo. Ahora, miserable de
m, me hice el incrdulo en lo referente a ese panegrico, y le apost una suma de oro contra esta
sortija, que su honor llevaba en el dedo entonces, a que consegua el favor de entrar en su cama y
ganaba esta joya mediante su adulterio y el mo. l, leal caballero, teniendo en la honra de su mujer
toda la confianza que he descubierto que mereca, comprometi esta sortija, y la habra
comprometido aun cuando incluso hubiese sido uno de los diamantes del carro de Febo, y hubiera
podido comprometerlo con toda seguridad, aun cuando mismamente hubiese valido el carro entero.
Salgo con toda diligencia a Bretaa para este designio. Debis, seor, acordaros de mi presencia en
vuestra Corte. Fue all donde vuestra casta hija me ense la inmensa diferencia que hay entre lo
amoroso y lo lujurioso. Al estar as mi esperanza extinguida, pero no mi vanidad, mi cerebro
italiano concibi en vuestra inocente Bretaa una vilsima estratagema, pero excelente para mi
ventaja. Para abreviar, mi tctica sali tan bien, que regres con pruebas suficientemente aceptables
para volver loco al noble Leonato, hiriendo la confianza que tena en la honra de Imgena con tales
y tales testimonios, descripciones exactas de las tapiceras y de las pinturas de su dormitorio, ste
brazalete que le perteneca, oh perfidia, de qu manera lo he adquirido!, y ms an por ciertas
seales secretas que tiene en su persona, de tal suerte, que no pudo hacer otra cosa sino creer que
ella haba roto enteramente su compromiso de castidad, y que yo haba recogido el beneficio...
Adems, me parece que le veo ahora...
PSTUMO: (Avanzando con precipitacin) S, me ves, en efecto, demonio italiano! Ay de m, loco
demasiado crdulo, insigne asesino, ladrn, digno de todos los eptetos dedicados a todos los
villanos pretritos, presentes y futuros! Oh, que algn ntegro justiciero me d una cuerda, un
cuchillo o un veneno!... Oh, rey, enva a buscar a los atormentadores ms hbiles! Vedme aqu, a
m, que indulto a todo lo que hay de ms aborrecido sobre la tierra; tanto es lo que la excedo. Soy
Pstumo, quien mat a tu hija. Pero miento como villano que soy; obligu a un villano menor que
yo, a un ladrn sacrlego, a realizarlo. Ella era el templo de la virtud, la virtud misma. Escupidme,
tiradme piedras, cubridme de barro, echadme detrs de todos los perros de la calle; que todo
malvado sea llamado Pstumo Leonato, y que la villana sea menos infamada que lo era en otro
tiempo. Oh, Imgena, mi reina, mi vida, esposa ma! Oh Imgena, Imgena, Imgena!
IMGENA: Calma, mi seor. Escuchad, escuchad!
PSTUMO: Vamos a cambiar esto en comedia? Toma, paje impertinente, toma esto para tu
papel! (Da un golpe a IMGENA, que cae)
PISANIO: Oh caballeros, socorro! Mi seora y la vuestra! Oh mi seor Pstumo, no habis
matado a Imgena hasta este momento! Socorro, socorro! Mi honorable seora!
CIMBELINO: Gira el mundo todava sobre su eje?
PSTUMO: De dnde me vienen estos vrtigos?
PISANIO: Volved en vos, seora ma!
CIMBELINO: Si es as los dioses se proponen herirme de muerte por exceso de gozo.
PISANIO: Cmo se encuentra mi ama?
" CIMBELINO " William SHAKESPEARE.
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IMGENA: Oh, retrate de mi vista! Me diste un veneno. Fuera de aqu, desgraciado compaero!
No vengas a respirar donde estn los prncipes!
CIMBELINO: La voz de Imgena!
PISANIO: Seora, que los dioses lancen sobre m sus rayos sulfurosos si no cre que la caja que os
di era una cosa preciosa. Me vena de la reina.
CIMBELINO: Nueva revelacin!
IMGENA: Su contenido me envenen.
CORNELIO: Oh dioses! Haba olvidado en la confesin de la reina una cosa que atestigua su
honestidad. "Si Pisanio - dijo - ha dado a su ama esa composicin que le di como cordial, ha servido
como servira a una rata."
CIMBELINO: Qu quiere decir eso, Cornelio?
CORNELIO: Seor, la reina me peda a menudo que la preparase venenos, pretendiendo siempre
que se limitaba a matar viles seres para satisfaccin de su ciencia, tales como perros y gatos sin
valor. Yo, temiendo que sus designios fuesen ms peligrosos, compuse para ella cierta droga que,
tomada, tena la propiedad de suspender el poder de la vida; pero, al cabo de poco tiempo, todas las
facultades de la naturaleza volvan a sus debidas funciones. Habis tomado esa droga?
IMGENA: Muy probablemente, pues he estado muerta.
BELARIO: Hijos mos, he ah la causa de nuestro error.
GUIDERIO: Es Fiel, ciertamente.
IMGENA: Por qu rechazis lejos de vos a vuestra esposa? Imaginad que estis en lo alto de
una roca, y ahora rechazadme an. (Le abraza)
PSTUMO: Culgate aqu como un fruto, alma de mi vida, hasta que el rbol muera.
CIMBELINO: Ahora, qu tenis que decir, carne ma, hija ma? Me tomas por el lobo de esta
pieza? No me vas a hablar?
IMGENA: (Arrodillndose) Vuestra bendicin, seor.
BELARIO: (A GUIDERIO y ARVIRAGO) Amabais a este joven, y no os lo censuro. Tenais motivo
para ello.
CIMBELINO: Que mis lgrimas que caen sean para ti un agua de bendicin! Imgena, tu madre
ha muerto!
IMGENA: Os acompao en el sentimiento, mi seor.
CIMBELINO: Oh! No vala nada, y gracias a ella nos encontramos aqu de una manera tan
extraa. Pero su hijo ha partido, no sabemos por qu, ni dnde est.
PISANIO: Mi seor, ahora que no tengo ya temores, dir la verdad. Cuando el seor Cloten supo la
ausencia de la seora, se lleg a m con la espada desnuda, la espuma en la boca, y jur que si no le
delataba qu ruta haba tomado, me iba a matar acto seguido. Por casualidad, tena yo entonces en
mi bolsillo una carta que mi amo haba escrito fingidamente. Las indicaciones de esa carta
" CIMBELINO " William SHAKESPEARE.
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manifestaban que deba buscar en las montaas cerca de Milford; en un acceso frentico se plant
las vestiduras de mi amo, que me haba forzado a darle, y parti a toda prisa con proyectos
impdicos, y despus del juramento de violar la honra de la dama. Lo que haya acontecido ms
tarde, no lo s.
GUIDERIO: Permitidme acabar la historia. Le he matado en el sitio que decs.
CIMBELINO: De veras? Quieran los dioses que no! No querra que tus nobles acciones fuesen
recompensadas por una dura sentencia arrancada de mis labios. Te lo ruego, valeroso joven:
desdcete de tus palabras.
GUIDERIO: He dicho y he hecho como digo.
CIMBELINO: Era un prncipe.
GUIDERIO: Un prncipe harto incivil. Los insultos que me dirigi no eran nada principescos, pues
me provoc con un lenguaje que me habra empujado a dar puntapis a la mar si hubiera surgido
contra m de tal manera. Le cort la cabeza, y me alegro de que no sea l quien refiera aqu de m lo
que yo refiero de l.
CIMBELINO: Lo deploro de ti. Te condenas por tu propia boca y debes sufrir nuestra ley. Eres
muerto!
IMGENA: Haba tomado a aqul hombre sin cabeza por mi esposo.
CIMBELINO: Atad al culpable y conducidle fuera de mi presencia.
BELARIO: Detente, seor monarca. Ese hombre es superior al hombre a quien mat; desciende de
tan alto sitial como t mismo y ha merecido ms de ti que toda una banda de Clotens, incluso
acribillados de heridas. (A los guardias) Dejad sus brazos tranquilos; no fueron creados para la
esclavitud.
CIMBELINO: Qu dices, viejo soldado? Acaso quieres frustrar la recompensa que te es debida
an, provocando nuestra clera? Cmo desciende de tan alto lugar como nosotros?
ARVIRAGO: Ha ido demasiado lejos en eso.
CIMBELINO: Y morir por sus palabras.
BELARIO: Moriremos los tres; pero probar que hay dos de nosotros tan encopetados como he
dicho que ste lo era. Hijos mos, es menester que haga una declaracin peligrosa para m, aunque
pueda ser ventajosa para vosotros.
ARVIRAGO: Vuestro peligro es el nuestro.
GUIDERIO: Y nuestro bien el suyo.
BELARIO: Pues bien, atencin si os place! Gran rey, tuviste un sbdito que se llamaba Belario.
CIMBELINO: Por qu hablas de l? Es un traidor desterrado.
BELARIO: Es el mismo que lleva estos viejos trazos que ves aqu. Est desterrado, en efecto;
traidor, no s cmo lo fue.
CIMBELINO: Llevoslo de aqu. El mundo entero no le salvar.
" CIMBELINO " William SHAKESPEARE.
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BELARIO: No tanta impetuosidad; pgame primero por haber educado a tus hijos, y luego
confscamelo todo, tan pronto como lo haya recibido.
CIMBELINO: Por haber educado a mis hijos!
BELARIO: Soy demasiado brutal y demasiado descorts. Mrame aqu, de rodillas. Antes de
levantarme habr engrandecido a mis hijos; hecho esto, no te importe el viejo padre. Poderoso rey,
stos dos jvenes caballeros que me llaman padre y creen ser hijos mos, no me pertenecen. Han
salido de vuestros lomos, mi seor soberano, y han sido engendrados con vuestra sangre.
CIMBELINO: Cmo! Salidos de m?
BELARIO: Tan seguro como habis salido de vuestro padre. Yo, el viejo Morgan, soy ese Belario
que habis desterrado en otro tiempo; mi ofensa, mi castigo, mi traicin, todo ello no existi sino
por vuestro gusto; en lo que he sufrido consiste todo el mal que hice. stos nobles prncipes, nobles
eran y nobles son, los he educado durante estos ltimos veinte aos; las artes que pude inculcarles
las poseen, y sabis, seor, cul era mi educacin. Eurfila, su nodriza, con la que me cas para este
secuestro, rob los nios en el momento que fui desterrado. La impuls a este acto porque haba
recibido de antemano el castigo que mereca. El castigo, que fue la recompensa de mi lealtad, me
excit a la traicin. Cuanto ms debais sentir la prdida de estos preciosos seres, ms responda su
robo a mi objeto. Pero gracioso seor, ved de nuevo a vuestros hijos, y al devolvroslos, me es
forzoso perder dos de los ms amables compaeros que hay en el mundo. Que la bendicin de esos
cielos que se extienden por encima de nosotros caiga sobre sus cabezas como el roco, pues son
dignos de ir a aumentar las estrellas del firmamento!
CIMBELINO: Lloras mientras hablas. El servicio que vosotros tres me habis rendido hoy es ms
increble que la historia que cuentas. Perd a mis hijos. Si son los que estn aqu, no podra desear
una pareja de ms nobles hijos.
BELARIO: Dignaos escucharme todava. ste caballero que llaman Polidoro, nobilsimo prncipe,
es vuestro verdadero Guiderio; ste otro caballero, mi Cadwal, es Arvirago, vuestro prncipe ms
joven; aqul, seor, fue envuelto en una soberbia colcha, obra de manos de la reina, su madre,
colcha que puedo fcilmente presentar como prueba.
CIMBELINO: Guiderio tena en el cuello una seal, una estrella color de sangre; era una marca
singular.
BELARIO: Aqu est Guiderio; lleva siempre aqulla marca que la Naturaleza, en su sapiencia, le
dio para que hoy le sirviera de testimonio.
CIMBELINO: Oh! Soy, entonces, como una madre que acaba de dar nacimiento a tres hijos?
Nunca hubo madre que estuviera tan contenta de su parto feliz... Oh, imploro a los dioses seis
bendecidos vosotros, que, despus de tan extrao alejamiento de nuestras rbitas, volvis para
reinar en ellas!... Oh Imgena, pierdes un reino con este acontecimiento!
IMGENA: No, mi seor; he ganado con este acontecimiento dos universos... Oh mis nobles
hermanos! Nos hemos venido a encontrar de este modo? Oh! No digis ahora que no soy de
nosotros tres la ms verdica. Me llamabais hermano cuando no era sino vuestra hermana. Os
llamaba hermanos, cuando erais verdaderamente mis hermanos.
CIMBELINO: Os habis encontrado alguna vez?
ARVIRAGO: S, mi buen seor.
" CIMBELINO " William SHAKESPEARE.
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GUIDERIO: Y la hemos amado desde la primera entrevista y continuado amndola hasta la hora
en que la cremos muerta.
CORNELIO: De la pcima de la reina que haba tragado.
CIMBELINO: Ah maravilla del instinto! Cundo sabr el relato completo de estas aventuras?
Este resumen a grandes rasgos tiene necesariamente circunstancias cuyo relato detallado mostrar el
inters. Dnde y cmo habis vivido? Cundo habis entrado al servicio de nuestro cautivo el
romano? Cmo os habis separado de vuestros hermanos? Cmo los habis encontrado
primeramente? Por qu habis huido de nuestra Corte, y donde habis huido? Todos estos
incidentes y los motivos que os han impulsado al combate a vosotros tres, as como otra infinidad
de cosas, mereceran otras tantas preguntas; y luego, todo el encadenamiento de las circunstancias,
la una engendrando a la otra; pero no es tiempo ni lugar convenientes para un largo interrogatorio.
Ved: Pstumo se junta a Imgena, y ella, parecida a un relmpago inofensivo, deja resbalar sus ojos
sobre l, sobre sus hermanos, sobre m, sobre su seor, hiriendo a cada uno con una mirada de
alegra, que cada uno le devuelve. Abandonemos este lugar y hagamos que se inciense el templo
para nuestros sacrificios. (A BELARIO) Eres mi hermano. Te tendremos siempre por tal.
IMGENA: Sois tambin mi padre, y a vuestros socorros debo el ver estos momentos de dicha.
CIMBELINO: Todos nos hallamos saturados de alegra, salvo aqullos que estn encadenados;
que se muestren alegres tambin, pues deben gozar de nuestra felicidad.
IMGENA: Mi buen seor, puedo an prestaros servicio.
LUCIO: Que seas feliz!
CIMBELINO: El soldado preferido
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que ha combatido tan gallardamente, habra mantenido
tambin su puesto en esta escena y honrado las gratitudes de un rey.
PSTUMO: Soy, seor, el soldado que hizo compaa a estos tres, con un pobre equipo que
convena al objeto que persegua entonces. Iachimo, declarad que era yo. Os he tenido bajo mi
poder y hubiera podido poner fin a vuestros das.
IACHIMO: Estoy abrumado por segunda vez; pero en este momento, el peso de mi conciencia
hace doblar la rodilla como la primera vez que la dobl bajo vuestra fuerza. (Se arrodilla) Tomad, os
suplico, esta vida que os debo tantas veces; pero recobrad primero vuestra sortija, y ved aqu el
brazalete de la ms fiel princesa que prometiera lealtad.
PSTUMO: No os arrodillis delante de m. El poder que tengo sobre vos es el de consideraros; el
resentimiento que os conservo, el de perdonaros; vivid y obrad ms honradamente con los dems.
CIMBELINO: Sentencia noblemente manifestada! Nuestro yerno nos ensea cul debe ser
nuestra generosidad. Perdn es la palabra para todos.
ARVIRAGO: Seor, nos habis ayudado en el combate como si tuvieseis, en efecto, la intencin
de ser nuestro hermano; estamos satisfechos de que lo seis.
PSTUMO: Vuestro servidor, prncipes. Mi buen seor de Roma, llamad a vuestro adivino.
Durante mi sueo, me ha parecido que el gran Jpiter, montado en un guila, se me apareca al
mismo tiempo que otros fantasmas, figuras de mis propios padres; en mi despertar he hallado sobre
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Forlorn, en el texto: "perdido", pero en el sentido de "no hallado", "inhallado" o "inhallable", si as pudiera decirse en
nuestro idioma.
" CIMBELINO " William SHAKESPEARE.
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mi pecho ste escrito, cuyo texto es tan difcil de entender que no he podido penetrar el sentido; que
nos muestre su talento explicndonoslo.
LUCIO: Filarmono!
ADIVINO: Aqu me tenis, mi buen seor.
LUCIO: Leed, y exponednos el sentido de este escrito.
ADIVINO: (Leyendo) "Cuando un leoncillo desconocido de s propio encuentre sin buscarla una
criatura delicada como el aire y sea abrazado por ella; cuando las ramas cortadas de un cedro real,
muertas despus de numerosos aos, revivan, se junten al viejo tronco, y reverdezcan, entonces
Pstumo ver el fin de sus miserias; Bretaa ser afortunada y florecer en la paz y en la
abundancia." Leonato, t eres el leoncillo; tu nombre, descompuesto, da exactamente este sentido,
pues que es Leo nato. (A CIMBELINO) Esta criatura de aspecto delicado, que nosotros nombramos
mollis aer, es tu virtuosa hija; y de mollis aer hacemos mulier, cuya mulier, lo adivino, es tu
fidelsima esposa (A PSTUMO), la que te pertenece a ti, que, para realizar el texto del orculo, has
sido hace poco abrazado por ese vapor delicado que no reconocas y que no buscabas.
CIMBELINO: La analoga es bastante aceptable.
ADIVINO: El cedro elevado, real Cimbelino, te personifica. Sus ramas tronchadas sealan a tus
dos hijos, que, robados por Belario y credos muertos desde hace tantos aos, reviven ahora unidos
al cedro majestuoso; tus hijos, cuya posteridad promete la paz y la abundancia en Bretaa.
CIMBELINO: Bien; comencemos estos das en paz. Cayo Lucio, aunque vencedor, nos
sometemos a Csar y al Imperio romano, prometemos pagar el tributo acostumbrado; no lo hemos
negado ms que a instigacin de nuestra reina, que los cielos, en su justicia, han castigado, haciendo
caer sobre ella y los suyos una mano pesadsima.
ADIVINO: Las manos de los poderes supremos concedan la armona de esta paz! La visin que he
revelado a Lucio antes del comienzo de la batalla an reciente
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, se halla en este momento
plenamente cumplida; pues el guila romana, planeando altiva desde el Sur al Oeste, se ha
ablandado y desvanecido con los rayos solares. Lo que significa que nuestra guila principesca, el
imperial Csar, renovara la alianza con el radiante Cimbelino que brilla aqu, en el Oeste.
CIMBELINO: Alabemos a los dioses, y que desde nuestros altares benditos suban en espirales
hacia las ventanas de sus narices los inciensos de nuestros sacrificios! Anunciemos esta paz a todos
nuestros sbditos. Pongmonos en marcha; que una bandera romana y otra bretona floten
amigablemente reunidas; atravesaremos as la ciudad de Lud. Ratificaremos nuestra paz en el
templo del gran Jpiter, y la sellaremos con fiestas. En marcha! Nunca se vio guerra que terminara
por una paz como esta, antes que fueran lavadas las manos tintas en sangre.
Salen todos.
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Scarce - cold, en el texto; literalmente, "apenas enfriada".