Juan Forn - Les Daré Una Torre

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Contratapa|Viernes, 18 de marzo de 2011

Les dar una Torre


Por Juan Forn
En abril de 1918, Lenin dio orden de destruir toda la estatuaria zarista y reemplazarla
con monumentos al bolchevismo y la Revolucin. Hay una foto de esa poca en donde se lo
ve inaugurando un par de estatuas gemelas de Marx y Engels de medio cuerpo. La leyenda
dice que, en plena inauguracin, Lunacharski coment en voz baja que parecan una pareja
tomando un bao de asiento. En ninguna revolucin hay mucho espacio para el humor. La
rusa tuvo en sus inicios la suerte de contar con Lunacharski como Comisario de las Artes. Y
Lunacharski tuvo la milagrosa fortuna de que Lenin y Trotsky lo autorizaran a dar a los
vanguardistas rusos de la poca un lugar en la construccin del Hombre Nuevo. De todos
esos vanguardistas, ninguno tan delirante y genial (lo que no es poco decir en una lista que
va de Malevitch a Maiacovski y de Eisenstein a Grodchenko) como Tatlin, el hombre que
so el monumento ms alucinado que pueda concebirse y por supuesto no logr hacerlo
realidad.
Tatlin es famoso por esa torre que nunca construy, el Monumento a la Tercera
Internacional. Iba a medir cuatrocientos metros de altura, iba a girar sobre su eje en forma
espiralada (en realidad, cada una de sus partes iba a girar a diferente velocidad: el cubo
inferior dara un giro por ao; el cilindro siguiente, un giro completo cada mes; la cpula de
cristal rotara cada da sobre su eje y cada noche cubrira el cielo ruso de consignas
revolucionarias), iba a ser una cachetada a Eiffel y su vacuo mercantilismo arquitectnico,
iba a ir ms all del Coloso de Rodas y del Faro de Alejandra y ni hablemos de la Torre de
Pisa. Iba a ser el pararrayos del mundo, o ms bien su antpoda, cuando empezara a irradiar
en todas direcciones los rayos del bolchevismo y la Revolucin. Iba a ser, en palabras de
Lunacharski, el primer monumento sovitico sin barba.
Pero no slo no se construy nunca, sino que tampoco se sabe con certeza si iba a ser
una torre: despus de caer en desgracia, Tatlin se pas la segunda mitad de su vida entre
gallinas, inventando una mquina de volar que bautiz Letatlin (no era un autohomenaje:
letat quiere decir volar, en ruso), pero en sus ratos libres volva de tanto en tanto a los
planos de su Torre, que por supuesto se perdieron luego de su muerte ms que annima, en
1953. Uno de sus colaboradores, de los pocos que siguieron visitndolo veinte, treinta aos
despus de fracasar clamorosamente en el utpico intento de construirla, aseguraba que, en
sus ltimos tiempos, Tatlin haba recuperado a tal punto el amor por la navegacin de sus
aos juveniles, cuando era cadete de marina (vena de una familia de holandeses
constructores de barcos, migrados a Rusia), que haba empezado a pensar que la Torre
deba ser un objeto que se trasladara por la URSS sobre las aguas. Acaso el bolchevismo
no era capaz de cambiar hasta el curso de los ros en su territorio? Qu le impeda trasladar
por aquellas aguas un objeto de cuatrocientos metros de altura?
Tatlin tena treinta aos cuando fue puesto a cargo de la renovacin estatuaria en el
nuevo Estado sovitico e inici su magno proyecto, inspirado en partes iguales por el

modernismo de Occidente, el espritu revolucionario y la milenaria alma eslava. Debi


saber que nunca llegara a construir su Torre, y no slo por razones estructurales o
econmicas. La reaccin oficial a la maqueta de cinco metros de altura que present en
pblico en 1921 fue tibia: Trotsky celebr el rechazo a las formas tradicionales pero le
inquiet un poco que la Torre pareciera el esqueleto de una obra en perpetua construccin.
Ehrenburg elogi el diseo pero lament la falta de figuras humanas. Shklovski dijo que
sera el primer monumento hecho de hierro, vidrio y revolucin. Pero lo que decidi a
Stalin a descabezar de cuajo el proyecto fue or que la Torre generara asociaciones e
interpretaciones de la misma manera en que lo haca la poesa con las palabras, y que esas
asociaciones e interpretaciones flotaran en el aire sovitico como perpetuos copos de
nieve.
Una de las curiosidades del avant-garde revolucionario ruso fue su fascinacin con
Marte (por ser el planeta rojo). Puede decirse, en ms de un sentido, que Tatlin invent la
arquitectura extraterrestre: a pesar de su enorme masa, la Torre deba ser ms area que
cualquier otro monumento. De hecho, inicialmente la idea era que fuese un dirigible en
perpetua rbita por los cielos soviticos, lo que la convierte en el artefacto ms marciano de
la Rusia bolchevique. Y as se la recibi cuando aquella maqueta de cinco metros de altura
fue presentada en el pabelln sovitico de la Exposicin de Pars de 1925: ni siquiera Le
Corbusier y Mies Van der Rohe la pudieron tomar del todo en serio. La maqueta qued a
cargo del PC francs, que se olvid de pagar la tarifa del depsito y, cuando quisieron
acordarse, nadie saba adnde haba ido a parar.
La mstica de la Torre de Tatlin para las generaciones siguientes, especialmente en
Occidente, tiene mucho que ver con lo poco que se sabe de ella y de su inventor. En 1968,
con los aires revolucionarios impregnando la atmsfera, el Museo de Arte Moderno de
Estocolmo dedic una muestra de homenaje a Tatlin: no tenan una sola pieza original del
autor, ni siquiera las cacerolas y dems enseres domsticos que supo disear en sus inicios.
Slo haba apuntes dispersos y testimonios orales y un par de fotos de Tatlin y su equipo
sonriendo orgullosos junto con la maqueta terminada. La reconstruccin de aquella
maqueta (que se convertira en el logo de una famosa coleccin de libros de la Nueva
Izquierda) viaj a Eindhoven al ao siguiente y cuando volvi fue imposible de rearmar:
alguien se haba robado algunas piezas. Algunos dijeron que haba sido mal armada de
antemano, otros dijeron que era imposible de armar tal como la haba imaginado Tatlin. Lo
mismo sucedi en una megamuestra del Pompidou de 1984, titulada Pars-Mosc: se
exhibi all otra maqueta de la Torre pero nadie le prest especial atencin. Ya soplaban los
vientos de la posmodernidad: se la consider un mero ejemplo ms de que los soviticos
eran los indiscutidos creadores del gnero ciencia-ficcin.
El crculo se cierra en 1999 cuando el historiador japons de arquitectura Takehiko
Nagakura, un especialista en monumentos nunca construidos, realiz un cortometraje
espectral en que la Torre de Tatlin ocupa su lugar en el cielo peterburgus, mucho ms alta
y solitaria y perdida entre las nubes que sus dos solemnes vecinos, el Palacio de los Soviets
y la Baslica de Firminy junto al ro Neva. Las distintas partes de la Torre giran sobre sus
ejes. Todo lo que ansi Tatlin de ella ha encarnado en esas imgenes. Lo nico que
Nagakura no se atrevi a hacer es a darle palabra a la Torre, de manera que la cpula no
proyecta consignas que floten como copos de nieve en el cielo de esa ciudad que, si tuviera
la Torre, y esa Torre hablara, sera sin la menor duda el paisaje que ms me gustara
contemplar cuando me llegue el momento de dejar este mundo.

(http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-164413-2011-03-18.html)

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