La Revolución de La Chaucha (1999)
La Revolución de La Chaucha (1999)
La Revolución de La Chaucha (1999)
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Programa de Investigacin Laboral
Grupo de anlisis de la subjetividad
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Herreros, Oscar Azocar, Ismael Rios, Juan
Cristobal Moreno, Leandro Torchio.
Rodrigo Seplveda.
Gumercindo Gonzlez, Sandra Molina.
Olivia Saavedra.
Anglica Lavn.
Manuel Olate.
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La Revolucin de la Chaucha
Santiago de Chile,
16 y 17 de agosto de 19491
Daniel Palma
Acadmico Universidad ARCIS
Introduccin
Uno de los episodios de movilizacin de masas menos
estudiados del siglo XX es la revuelta o revolucin
de la chaucha, que sacudi a Santiago en agosto del
ao 1949. A grandes rasgos, se trat de un sbito y
espontneo estallido social, protagonizado por estudiantes, obreros, empleados y pblico en general en
contra de las alzas del costo de la vida durante el mandato de Gabriel Gonzlez Videla. El blanco principal
de las protestas fue la locomocin colectiva, que el da
12 de agosto haba alzado sus tarifas, provocando la
ira de los santiaguinos. Marchas, interrupciones del
trnsito, volcamientos de micros, incendios de garitas,
enfrentamientos con Carabineros, balaceras, heridos,
muertos; en fin, durante aproximadamente una semana la capital chilena vivi momentos muy tensos, que
culminaron con la aprobacin de Facultades Extraordinarias en el Congreso y una violenta represin de los
manifestantes.
Para nuestro mayor asombro, la revuelta de la
chaucha no ha recibido atencin por parte de los estudiosos de los movimientos sociales urbanos o de la
violencia poltica popular. En obras generales sobre la
historia contempornea de Chile no se alude a estos
sucesos y tampoco en publicaciones que se ocupan del
gobierno de Gonzlez Videla2. En cierta medida, me
desconcert el hecho de no encontrar casi ninguna referencia a estos acontecimientos en un texto bsico
como Violencia poltica popular en las Grandes Alamedas de Gabriel Salazar. Salvo una alusin a la agitacin social de los empleados al pie de pgina y la
invocacin del nombre genrico que recibieron estos
sucesos -la revolucin de la chaucha-, el estallido
Artculo preparado en 1998 y publicado en una primera versin en Revista Alamedas, N6, Santiago, 1999, pp.138-151.
Vase, por ejemplo, Mariana, Aylwin, Carlos Bascun, Sofa Correa, Cristin Gazmuri, Sol Serrano y Matas Tagle: Chile en el siglo
XX, (Ed.Planeta, Santiago, 1990); Instituto de Historia de la P.Universidad Catlica de Chile: Nueva Historia de Chile, (Ed.Zig-Zag,
Santiago, 1996) y Leopoldo Benavides: El perodo 1938-1952, Serie Material Docente sobre historia de Chile, N1, FLACSO, Santiago, 1985.
3
Cfr. Salazar,Gabriel : Violencia poltica popular en las Grandes Alamedas. Santiago de Chile 1947-1987, (Ed.Sur, Santiago,
1990), p.133, nota 89 y p.160.
4
Entrevista a Alfonso Guerra, 21/1/1994, analizada en el curso Historiografa chilena de los aos 50: lectura crtica desde la memoria,
dictado por el profesor Pedro Milos en el Magster en Historia de la USACH, Santiago, 1998.
2
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y aporta un caudal de informacin bastante amplio que
permite formarse una idea bastante precisa de los hechos, aunque resta consultar otro tipo de material que
pudiera existir (fuentes orales, parlamentarias,
policiales, etc.). Por lo tanto, el relato que a continuacin se presenta constituye un primer acercamiento a
la revuelta de la chaucha, sin mayores pretensiones
que las indicadas arriba.
El clima econmico y poltico
Por muy sorpresivos que puedan parecer ciertos eventos cuando ocurren, siempre se dan en un contexto
determinado que la investigacin histrica tiene por
misin develar. En nuestro caso, el teln de fondo de
la revuelta de la chaucha estuvo fuertemente marcado por dos fenmenos de origen externo: la crisis econmica de postguerra y la Guerra Fra. Digamos que
tras la Segunda Guerra Mundial se viva una complicada situacin econmica internacional que alter considerablemente los intercambios comerciales y que en
Chile se reflej en los vaivenes de las exportaciones
de cobre, promediando la dcada de 1940. Por otra
parte, la Guerra Fra que enfrent a los Estados Unidos y la URSS adquiri su propia intensidad en las
esferas polticas de nuestro pas con la promulgacin
de la Ley de Defensa de la Democracia.
Chile atravesaba tambin por un acentuado proceso inflacionario, al tiempo que se encareca la vida y suban
Gonzlez Videla,Gabriel: Memorias, tomo 2, Editora Nacional Gabriela Mistral, Santiago, 1975, p.977.
dem., p.978.
7
El Mercurio, 3 de agosto de 1949, p.3.
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con mucha preocupacin, considerando que eran previsibles ms alzas en el corto plazo. La prensa de oposicin capt aquello y vaticin que junto al alza de la
bencina, se producir automticamente el alza de casi
todos los artculos de primera necesidad, pues tambin
subir el transporte de los diversos productos alimenticios a los centros de consumo, al igual que la indispensable parafina para calefaccionar los hogares populares. Se conclua que ante esta situacin, slo la
unidad total de todos los sectores afectados por este
caos econmico, lograr salvar al pas de la ruina a
que lo ha conducido el grupo de especuladores de la
alta banca, del latifundio y del imperialismo yanqui14.
Por otra parte, ya circulaban algunos rumores sobre
una inminente alza del precio del transporte pblico.
El diario El Pueblo, rgano del F.N.D., sostuvo el 11
de agosto que el silencio que han observado las esferas oficiales, respecto al alza de las tarifas de la locomocin colectiva solicitada por los pulpos de este servicio vital de la ciudad de Santiago, ha sido roto por
los propios empresarios, quienes, en conversaciones
que se les ha sorprendido, se han jactado de este triunfo obtenido sobre los habitantes de la capital. Las informaciones proporcionadas por algunos empresarios
hacen saber que ya cuentan con el visto bueno de las
esferas gubernativas para alzar a $1,60 el pasaje por
persona en los micros. ... No dudamos que puede ser
verdad lo que afirman los pulpos de la locomocin.
Sin embargo, una declaracin oficial vendra a poner
las cosas en su verdadero lugar...15.
Los temores opositores no tardaron en transformarse
en profeca. El mismo 12 de agosto en que comenzaba
a regir el nuevo precio de la bencina, y sin previo aviso, la Direccin General de Transporte y Trnsito Pblico, encabezada por el general Oscar Reeves, decret nuevas tarifas para la locomocin colectiva: $1,20
en los autobuses y tranvas, $1,60 en los microbuses y
trolebuses. Despus de las diez de la noche se cobrara
una tarifa nocturna de $2,00 y $3,00 respectivamente.
Dado que la mayor parte de los santiaguinos se movilizaba en micro, el alza del pasaje diurno en 20 centavos (una chaucha), y el nocturno en $1,60, o sea a ms
del doble del valor original, encendi la ira del pueblo
capitalino, como veremos ms adelante.
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intentaron volcar las mquinas en la calle. Segn Las
Noticias de ltima Hora, estos hechos no ocurran
en la capital desde 1905, cuando el pblico unnimemente de acuerdo desriel y bot de costado los tranvas... porque subieron de $0,05 a $0,1027. Mientras
se verificaban estos sucesos, los dirigentes estudiantiles de la FECH acordaron convocar a un paro para
mostrar su desacuerdo con esta medida que les afecta,
ya que el rubro de gastos de la locomocin gravita pesadamente en los hogares de clase media28.
El incremento de los pasajes afect especialmente a
los alumnos de los Liceos Nocturnos, porque las clases... se inician entre las siete y las ocho de la noche y
terminan, trmino medio, entre once y once y media.
De tal modo pues, que el alza de tarifas pesa sobre sus
escasos recursos ms que sobre cualquiera otro sector.
Conviene recordar que la mayora son obreros y empleados de muy limitados recursos29. Sin embargo,
en estas jornadas los estudiantes nocturnos todava no
realizaron actos de protesta.
Finalmente, el rechazo popular al alza aliment tambin el resentimiento hacia los sectores ms pudientes
de nuestro pas. Como a los ricos no les importa que
suba o no el medio de transporte, ni siquiera dicen
cmo? -escriba un lector al diario Las Noticias Grficas-, pero [a] nosotros, los que tenemos que viajar
continuamente en micros, gndolas o carros y con un
sueldo msero, se nos va todo en el transporte. no habr nada que hacer para esto, seor Director?30. En
efecto, el desconsuelo y la rabia se apoderaron de mucha gente, lo cual qued resumido en las siguientes
palabras de un articulista: Este pueblo, sufri ayer un
nuevo latigazo. El alza de la movilizacin criminalmente gestada y lograda con la impunidad de un negociado que tuvo los ms inesperados y desconcertantes
Santos en la Corte, lo tiene desde ayer sumido en las
nuevas alcantarillas de la desventura. Este hombre se
ir hoy a pi a su trabajo, tranqueando por las calles
desoladas. Pisando sobre los charcos, chapoteando
sobre el barro, sus hijos tambin irn a pi a las Escuelas. O, simplemente, no acudirn a las aulas donde
ensean a silabear la vida a travs de la ingenua men27
tira de que Chile limita al Sur con la Antrtica, al Norte con Per, al Este con Argentina y al Oeste con el
mar. Y esto no es cierto. Porque la verdad, -la verdad
verdadera-, es que Chile limita hacia los cuatro puntos cardinales con la total miseria. Qu les importa
eso a los pulpos de la movilizacin, a los gestores, a
los Grandes Duques, a los afortunados ladrones que
convirtieron la miseria popular en la ms pinge empresa y a los payasos que hicieron un circo de todo,
incluso del propio drama de su patria? Nada, por supuesto. Ellos marchan en auto. El pueblo lo hace a
pie31.
Como se puede ver, un amplio espectro de personas y
organizaciones sociales desde el momento mismo del
alza la consideraron inaceptable. Pero nadie esperaba lo
que vendra. Los incidentes recin haban comenzado...
El desborde
Los das martes 16 y mircoles 17 de agosto de 1949
fueron testigo de una gran asonada popular en Santiago, posteriormente bautizada como revuelta o revolucin de la chaucha. Multitudes de personas expresaron en esas jornadas su descontento, centrando sus
ataques contra los vehculos de la locomocin colectiva y la fuerza pblica. Segn la prensa, durante esos
dos das el movimiento rompi los moldes de una
manifestacin estudiantil, estimulada con la complacencia de miles de peatones afectados por el alza, y
fue surgiendo un clima verdaderamente revolucionario32. Veamos, entonces, qu ocurri.
Las acciones de protesta se iniciaron desde muy temprano. Fuentes oficiales indicaron que a las 6:30 de la
madrugada del martes, diez individuos armados con
palos, latas de parafina y bencina intentaron incendiar
las mquinas del recorrido Vivaceta-Yarur, pero tuvieron que darse a la fuga cuando uno de los choferes
efectu siete disparos al aire33. No obstante, este mismo incidente fue relatado de manera muy diferente por
el vespertino Las Noticias de ltima Hora: ...a las
5:30 horas, los obreros que parten a su trabajo se encontraron ante choferes que los trataron de obligar a
El Pueblo, 14 de agosto de 1949, portada. La informacin sobre estos incidentes se ha tomado de El Mercurio, La Nacin, Las
Noticias Grficas y El Pueblo del 13 y 14 de agosto y de la Revista VEA del 24 de agosto de 1949.
28
El Mercurio, 15 de agosto de 1949, p.43.
29
Las Noticias Grficas, 17 de agosto de 1949, p.16.
30
dem., 13 de agosto de 1949, p.3.
31
dem., p.5
32
VEA, 24 de agosto de 1949, p.3.
33
La Nacin, 17 de agosto de 1949, p.2.
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sibilitados de continuar en servicio. ... El micro XA972, Ovalle-Negrete, que fue el ms averiado en este
punto, al retirarse a las 14.15 horas era virtualmente un
montn de fierros desarmados por las piedras y la accin de la muchedumbre en este sitio35.
Al medioda, los estudiantes universitarios se congregaron en el centro para proseguir sus protestas contra
el alza. Los manifestantes... se vieron pronto aumentados por el pblico y obreros que se juntaron en grupos en diversas zonas de la capital, a tal extremo que
la polica en los primeros momentos se encontr desorientada ante el giro que tomaron los acontecimientos. Los ataques a los microbuses se intensificaron al
punto que algunos audaces procedieron a volcarlos en
plena va pblica. Una micro Matadero-Palma qued
tumbada a un costado de la Plaza de Armas, mientras
una Pila-Cementerio fue interceptada y volcada en calle Bandera. Otro tanto afect a las mquinas que circulaban por las calles Esmeralda, Independencia y Rozas.
Los vehculos que lograban pasar entre los manifestantes no corran mejor suerte. Obreros y estudiantes parapetados en el edificio en construccin de la calle Ahumada frente al caf Do Brasil, estaban atacando, a las
14 horas, a todos los micros y tranvas que circulan por
esa arteria. Debido a estos ataques que se hacan con
piedras y ladrillos de todos los portes, quedaron detenidos en este punto varios vehculos que se vieron impo-
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Los pormenores de estos hechos estn en Las Noticias de ltima Hora, 17 de agosto de 1949, p.11 y La Nacin, 17 de agosto de 1949, p.2.
Entre los detenidos haba un tipgrafo, un empleado, un obrero grfico, un enfermero, otro obrero, un carpintero, un dactilgrafo y dos
sin oficio conocido. La Nacin, 17 de agosto de 1949, p.2.
40
VEA, 24 de agosto de 1949, pp.16-17.
41
Las Noticias de ltima Hora, 17 de agosto de 1949, p.16 y La Nacin, 18 de agosto de 1949, pp.1-2.
42
El Pueblo, 18 de agosto de 1949,p.4.
43
Las Noticias de ltima Hora, 17 de agosto de 1949, p.16.
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44
Vase, por ejemplo, Las Noticias de ltima Hora, 18 de agosto de 1949, pp.8-9.
VEA, 24 de agosto de 1949, p.4.
46
La Nacin, 17 de agosto de 1949, p.2.
47
En palabras del propio presidente: A pesar de encontrarme convaleciente, y contrariando las instrucciones del mdico, abandon el
lecho y me traslad a Santiago. Inmediatamente reun el Consejo de Gabinete, que, impuesto de la gravedad y magnitud de los acontecimientos, apoy mi proposicin de solicitar Facultades Extraordinarias... Gonzlez Videla, Memorias, op.cit., p.978. Llama la atencin
que Gonzlez Videla se refiera a su delicado estado de salud, pues el 14 de agosto El Mercurio (p.31) inform que S.E. haba recuperado por completo su salud y se encontraba desarrollando algunas actividades en Valparaso.
48
Est aludiendo al Bogotazo, ocurrido el ao anterior en Colombia.
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gravsimos de nuestra vida cvica, que se preste, sin
vacilacin alguna, el decidido apoyo a la causa del orden constitucional y de la democracia.
En mrito de las consideraciones expuestas, vengo en
someter a vuestra aprobacin, en el carcter de urgente, el siguiente PROYECTO DE LEY:
ARTCULO PRIMERO.- Autorzase al Presidente de
la Repblica para usar de las facultades a que se refiere el nmero 13 del artculo 44 de la Constitucin
Poltica del Estado, con arreglo a los trminos del artculo segundo de la ley nmero 5.163 de 28 de abril de
1933, pudiendo ejercer, en especial, las siguientes atribuciones:
1) La de someter a las personas a la vigilancia de la
autoridad;
2) La de trasladarlas de un punto a otro de la Repblica;
3) La de arrestarlas en sus propias casas y en lugares
que no sean crceles ni otros que estn destinados a la
detencin o prisin de reos comunes;
4) La de suspender o restringir el ejercicio del derecho
de reunin;
5) La de restringir la libertad de imprenta; para este
efecto podr establecer la censura previa y prohibir la
circulacin de todo impreso, grfico o texto, que tienda a alterar el orden pblico o a subvertir el rgimen
constitucional. Esta facultad se hace extensiva a las
radiodifusiones, y
6) La de hacer practicar investigaciones, con allanamiento si fuere necesario, para cumplir las rdenes que
se den, de acuerdo con la facultades anteriores.
ARTCULO SEGUNDO.- La presente ley regir por
el plazo de seis meses, a contar desde la fecha de su
publicacin en el Diario Oficial.
Santiago, 17 de agosto de 1949. Gabriel Gonzlez V.
I.Holger T.49
En suma, para el gobierno haba un claro responsable
de las protestas en Santiago: el proscrito Partido Comunista, lo cual justificaba la solicitud de las facultades. Para fundamentar an ms aquello, el ministro del
Interior ley a los parlamentarios un documento que
demuestra que el comunismo internacional acord en
el Congreso de la Paz de Pars, utilizar a los intelectuales como fuerza de choque para su propaganda y
crear en Amrica Frentes Estudiantiles que, bajo el dis-
49
La Nacin, 18 de agosto de 1949, p.2 y Las Noticias de ltima Hora, 18 de agosto de 1949, p.8. Immanuel Holger era el ministro del
Interior en ese entonces.
50
Ver La Nacin, 18 de agosto de 1949, pp.1-2.
51
El Mercurio, 17 de agosto de 1949, p.3.
52
Cfr.Benavides: op.cit. y Luis Ossandn, La revuelta de la chaucha, indito.
53
Apuntes del curso Historiografa chilena de los aos 50: lectura crtica desde la memoria, op.cit..
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En el seno del principal partido de gobierno, el radical, en principio no hubo una postura nica y ante la
exigencia de muchos militantes de base de suprimir el
alza de la locomocin, los parlamentarios se mostraron divididos. As, mientras para el diputado Julio
Durn todo lo ocurrido era muy grave y haba que examinar cuidadosamente la situacin, el senador Eleodoro
Enrique Guzmn fue muy categrico en sealar que el
alza no iba a ser derogada. Ya sabemos que a la hora de
decidir, los radicales cerraron filas en torno al presidente de la Repblica. Otros comentarios de voceros
oficiales que se pueden citar son los del ministro de
justicia Colombino Rossetti, del P.S. de Chile, quien
afirm que aqu no ha pasado nada, y del Director
General de Investigaciones, Luis Brun que indic que
fueron incidentes sin importancia.
En cuanto a la derecha, en una reunin de la directiva
del partido Liberal efectuada en la noche del martes
16 de agosto se conden los disturbios y se lament
que la exaltacin pblica haya causado graves perjuicios a bienes particulares. Su presidente Ladislao
Errzuriz baj completamente el perfil a lo que estaba
sucediendo al sealar: Esto es una algazara estudiantil. Fuimos informados de los hechos ocurridos que,
felizmente, no tienen trascendencia. Por otra parte, yo
tengo auto. Sin comentario. El senador conservador
54
La Nacin, 18 de agosto de 1949, pp.1-2. Un testigo seala sobre esto: El Gobierno pidi Facultades Extraordinarias y las Cmaras
venales se las concedieron en el transcurso de la noche. Son las quintas del actual gobierno. ... El Gobierno, como siempre, ha considerado este movimiento como comunista y ha detenido a los principales jefes visibles de ese partido. Doctor Jorge Palma C., Memorias de
un ciudadano, diario de vida indito, 18 de agosto de 1949.
55
Todas las opiniones citadas se encuentran en Las Noticias de ltima Hora, 17 de agosto de 1949, pp.3, 10-11 y El Pueblo, 18 de
agosto, portada.
56
El Mercurio, 19 de agosto de 1949, p.19 y El Pueblo, 21 de agosto de 1949, p.2.
57
Las Noticias de ltima Hora, 17 de agosto de 1949, p.3 y El Pueblo, 19 de agosto de 1949, portada. Tras la acusacin de Martones,
Gonzlez Videla se querell contra el diputado.
58
Declaracin del diputado Javier Lira. Las Noticias de ltima Hora, 17 de agosto de 1949, p.3.
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por un cordn de ametralladoras, mientras pelotones
de carabineros de infantera y caballera se haban estacionado en puntos estratgicos, en los alrededores
del Palacio Presidencial. El patrullaje permanente de
toda la ciudad, vigilancia de servicios vitales, como
luz, gas, agua potable, as como los establecimientos
industriales, hizo que el da en que Santiago amaneci
bajo las Facultades Extraordinarias fuera, contrariamente a los anteriores, de una calma extraordinaria59.
Y no poda ser de otra manera, si contemplamos las
disposiciones adoptadas.
La capital, declarada zona de emergencia, qued al
mando del general de brigada Santiago Dans Pea,
quien fue designado por el presidente en calidad de
jefe de plaza. En su primer comunicado Dans decret
las siguientes normas:
a) Se prohbe la circulacin de dos o ms personas
reunidas;
b) Se prohbe el estacionamiento y reunin de personas, en cualquier nmero, en el sector comprendido
entre las calles San Antonio, Santo Domingo y Alameda Bernardo OHiggins y San Martn;
c) Los vehculos de locomocin colectiva circularn
por sus recorridos normales, resguardados por las Fuerzas Armadas para la mayor seguridad de las personas
que los ocupen;
d) Los negocios y establecimientos comerciales, cualquiera que sea su giro, debern desarrollar sus actividades en forma normal;
e) Las radiotransmisoras debern efectuar sus transmisiones en la forma acostumbrada; pero evitando hacer cualquier transmisin que tienda a causar inquietud o provocar alarma pblica;
f) Los diarios y peridicos debern evitar, asimismo,
hacer publicaciones de carcter tendencioso o alarmista. La infraccin a lo ordenado en los nmeros que
anteceden har que el suscrito solicite la aplicacin de
la censura, de acuerdo a la ley de Facultades Extraordinarias en actual vigencia.
g) Los permisos para cargar armas quedan suspendidos hasta nueva orden60.
La reticencia de muchos empresarios de autobuses y
choferes a restablecer el servicio por temor a nuevos
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$ 1.155.000
$ 770.000
$ 300.000
$ 300.000
$ 200.000
$ 300.000
empleados y transentes. Ello se confirma, por ejemplo, al examinar los oficios de 40 detenidos de los das
16 y 17 en que la prensa entreg la informacin: haba
apenas 4 estudiantes, 17 obreros, 10 empleados, 2 comerciantes, 2 zapateros, 2 pintores y 3 que no presentaban ocupacin.
El senador Frei corrobora este diagnstico al sealar:
Yo he visto grupos de veinte hombres que salan a
derribar microbuses y que gente que pasaba por las
calles donde estos hechos se estaban desarrollando, y
que a simple vista se observaba eran personas de diferentes condiciones sociales, ajenas al movimiento producido, ayudaban con entusiasmo en estas manifestaciones de protesta. ... Esta protesta encontr realmente
acogida como consecuencia del descontento latente que
existe en todos los sectores de nuestro pueblo66. Si
agregamos a esto los antecedentes entregados en las
pginas anteriores, podemos concluir que se trat de
un movimiento con un alto grado de espontaneidad en
el cual actuaron mltiples actores. Por lo tanto, cabe
desechar las apreciaciones de quienes afirman que aqu
hubo bullangueras manifestaciones estudiantiles o
una mera agitacin social de los empleados, como
la calific Salazar67.
Los acontecimientos de agosto de 1949 tambin colaboraron en la crisis interna que experiment el gobierno poco tiempo despus. Tras la revuelta de la
chaucha las movilizaciones no se detuvieron, hubo
muchas huelgas en distintas zonas del pas y se decret zona de emergencia en siete provincias a raz de la
agitacin de los trabajadores68. El testimonio de Volodia
Teitelboim va en la misma direccin: Fue muy importante la huelga de la chaucha, que tuvo un noventa por ciento de espontaneidad y un diez por ciento de
idea pensada. Determin una crisis profunda en el gobierno de Gonzlez Videla y de ah sale el gobierno de
la sensibilidad social69.
Por otra parte, la revuelta tuvo sus rplicas en otro
mbito, cual es el fortalecimiento de la unidad entre
distintas organizaciones de base. Esto se puede observar, por ejemplo, en una declaracin de la CTCh del
18 de agosto, donde se sostiene que la unidad de los
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Alternativa
obreros, empleados y estudiantes puede y se impondr, echando por tierra el alza y los planes criminales
de los reaccionarios y el imperialismo de descargar el
peso de la crisis sobre las espaldas de las masas laboriosas. Llamamos a formar un amplio Comando Unitario para luchar contra las alzas y la caresta de la vida.
... Viva la unidad de obreros, empleados y estudiantes! Viva la unidad popular y combativa de todas las
fuerzas democrticas! Viva el Comando Unitario contra la caresta de la vida!70. Por supuesto que habra
que realizar mayores investigaciones para ver si esta
hiptesis se sustenta realmente, pero no est de ms
sugerirla.
En ltima instancia, la imagen internacional de Chile
parece haber sufrido algn deterioro, por la represin
que sufrieron los manifestantes. Al respecto, la revista
VEA public los encabezados de algunos medios grficos argentinos, donde se comentaba Videla ahoga
en sangre justas demandas obreras, Dictadura en
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Chile, Rebelin de los rotos hambrientos o Chile tratado a punta de bayonetas. Ello motiv al ex presidente Arturo Alesandri a decir que esos diarios haban envenenado la tradicional amistad
chileno-argentina71. Tambin este aspecto derivado de
los hechos de agosto de 1949 debera ser investigado a
futuro.
En conclusin, la revolucin de la chaucha result
ser una muestra ms del agotamiento que estaba experimentando el gobierno de Gonzlez Videla y revel
que importantes sectores de chilenos y chilenas estaban dispuestos a manifestar su malestar en las calles.
En ese sentido, este estallido social fue un preludio de
la dcada de 1950 y, particularmente, de los sucesos
del 2 de abril de 1957, por lo cual no nos debieran
sorprender las notorias similitudes en ambas coyunturas. Y no es de extraar, tampoco, que volvamos a encontrar a muchos de los protagonistas de agosto de 1949
en la efervescencia de abril de 1957.