Steiner Rudolf - La Formacion de La Comunidad Antroposofica

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Rudolf Steiner

LA FORMACIN DE LA
COMUNIDAD ANTROPOSFICA
El despertar por el contacto humano anmico-espiritual

Anthroposophische Gemeinschaftsbildung, 1923

Digitalizacin y Arreglos
BIBLIOTECA UPASIKA
Coleccin Antroposofa

Rudolf Steiner La Formacin de la Comunidad Antroposfica

LA FORMACIN DE LA
COMUNIDAD ANTROPOSFICA
El despertar por el contacto humano anmico-espiritual,
Conferencia pronunciada en el Goethenaum
Dornach (Suiza) el 3 de marzo de 1923
Despus de haberles relatado (en la conferencia anterior) lo tratado en
Stuttgart (en la Asamblea de los Delegados) voy a dar ahora el contenido de
mis conferencias pronunciadas en tal oportunidad, para agregar en la prxima
conferencia algunos aspectos ms sobre el tema en cuestin. (N. del T. Con lo
expuesto en esta conferencia del 3 de Marzo de 1923, se explican
suficientemente, en forma concentrada, las condiciones fundamentales para
realizar una comunidad antroposfica).
El motivo de la primera conferencia en la Asamblea de los Delegados
ha de buscarse en un determinado anhelo, esto es, en el deseo de contemplar
las condiciones de formar la comunidad a que se aspira. La formacin de
comunidades humanas dentro del movimiento antroposfico es ciertamente
una cuestin a la cual ltimamente se ha dado mucha importancia, dentro de
nuestra Sociedad Antroposfica. En esta Sociedad principalmente haban
entrado muchos hombres jvenes, pero tambin otros de mayor edad, todos
haban entrado en la Sociedad Antroposfica con el manifiesto anhelo de
encontrar en la misma a otros hombres con quienes en cierto modo podran
hallar lo que al individuo no le puede dar la vida dentro del orden social del
presente. Con esto se alude a un anhelo bien comprensible, de muchos
hombres de nuestro tiempo.
Debido al haber llegado la poca de la conciencia humana despierta, los
antiguos vnculos sociales han perdido su fuerza y su contenido puramente
humanos. En todos los tiempos el hombre ha formado parte de una especie de
comunidad; no entr en una vida solitaria, sino en alguna forma de
comunidad, formando parte de una familia, de una agrupacin profesional o
de posicin social, y en los ltimos tiempos entr en la llamada sociedad de
clases y otras uniones. Todas estas comunidades siempre han sido portadoras
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de algo que el hombre como individuo no puede realizar. Como uno de los
vnculos ms fuertes en la vida social de los tiempos modernos se ha
engendrado la comunidad de clase.
Partiendo de las antiguas formaciones sociales, de las agrupaciones
segn la posicin social, de comunidades tnicas, e incluso de las
comunidades de raza, surgieron las comunidades de clase; y esto encontr
finalmente su expresin en que hubo cierta concordancia dentro de la llamada
alta sociedad, de la aristocracia, de la clase burguesa y despus del
proletariado. De este modo surgieron las comunidades de distintas clases
sociales, que se extendieron a travs de las nacionalidades y hasta sobre las
particularidades racistas, etc. Mucho de lo que actualmente existe en toda la
vida social internacional, tiene su origen en semejantes agrupaciones de
distintas clases sociales.
Por otra parte, en la poca ms reciente se ha manifestado en las almas
humanas, con cierta vehemencia, con cierta fuerza interior, el perodo del alma
consciente, el que por cierto ya haba venido anuncindose cada vez ms
desde el principio del siglo XV. No cabe duda de que dentro de las
agrupaciones de clase los hombres tambin se dan cuenta de que ya no pueden
alcanzar lo que necesitan para superar lo meramente individual. Por un lado el
hombre de nuestro tiempo tiene un fuerte sentimiento de individualidad, de
modo que tiende a rechazar lo que de alguna manera le restringe lo individual
de su sentir y pensar. Quiere sentirse como personalidad. Si puedo servirme
nuevamente de la expresin ya empleada en la conferencia anterior: desde el
fin del Kali Yuga, esto es, desde el principio de este siglo, vive en las almas
humanas, por ms vagamente que sea, algo que encuentra su expresin en las
palabras: yo quisiera ser una personalidad circunscripta a m mismo.
Ciertamente, muchos no saben formularlo, pero se trata de algo que se pone de
manifiesto en toda clase de descontentos e inconstancias de la vida anmica, lo
que en el fondo reside en que se quiere ser una personalidad circunscripta a s
misma.
No obstante, en la vida terrenal el hombre no puede desenvolverse sin
los dems. Los vnculos histricos y entre ellos la comunidad proletaria, no
nos dan lo que al mismo tiempo satisfaga el anhelo de personalidad, uniendo a
la vez el hombre con el hombre. En nuestro tiempo el hombre quisiera unirse
con los dems a travs de lo puramente humano; en cierto modo quisiera tener
vnculos sociales, pero stos deberan tener el carcter individual parecido a la
amistad personal.
Infinitamente mucho de lo que en la vida del presente tiene lugar entre
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los hombres, se debe al anhelo de tales comunidades humanas. Este anhelo de
comunidad humana se evidenci con especial intensidad, cuando, hace algn
tiempo, un grupo de personalidades jvenes me consultaron con respecto a la
idea de realizar algo as como una renovacin del cristianismo. Ellas partieron
de la creencia que tal renovacin del cristianismo slo es posible realizar
vivificando el impulso crstico de tal manera como se permite realizarlo sobre
la base de la antroposofa. Como resultado de este anhelo de telogos jvenes
que en parte se hallaban al fin de sus estudios teolgicos para poder asumir la
profesin pastoral, surgi lo que, por decirlo as, se ha realizado como la ms
reciente fundacin a travs de la Sociedad Antroposfica: el movimiento para
la renovacin religiosa.
Se entiende que con respecto a este movimiento para la renovacin
religiosa se presentan diversas tareas. Ante todo se trataba de vivificar el
impulso crstico en la forma como en el presente se lo puede hacer. Para ello
era necesario tomar verdaderamente en serio lo que muchas veces he
destacado, esto es, que el Cristo no solamente habl a las almas humanas en el
comienzo de la evolucin cristiana, sino que ha hecho verdad lo que se
expresa en las palabras: Estoy con vosotros todos los das hasta el fin de los
tiempos. Esto significa que se le puede or, cada vez que un alma le quiere
or, y que por lo tanto tiene lugar una constante revelacin de Cristo. Por esta
razn se debi pasar de las revelaciones escritas de los Evangelios a las
revelaciones directas y vivientes del impulso de Cristo. En ello consiste un
aspecto de las tareas de la renovacin religiosa.
Pero el otro aspecto era aquel al que entonces inmediatamente tuve que
caracterizar, diciendo: Hay que tener presente que una renovacin religiosa
tiene que conducir a formar comunidades, comunidades religiosas. Como
individuo el hombre puede dedicarse al conocimiento, si primero lo ha
recibido por medio de la comunidad. Pero el sentimiento religioso de la
realidad inmediata del mundo espiritual como un mundo divino, este
sentimiento, no tanto a travs del pensar, sino ms bien en el nimo, slo se
puede desarrollar por la formacin de la comunidad. A raz de ello agregu
que el saneamiento de la vida religiosa debe surgir a travs de una sana
formacin de comunidades.
En el primer momento fueron personalidades teolgico-evanglicas
quienes emprendieron el movimiento para la renovacin religiosa. A ellas se
les poda hacer recordar que en los tiempos modernos precisamente las
confesiones evanglicas se inclinaron cada vez ms a destacar la prctica de la
predicacin, dejando atrs lo cultual. Pero la predicacin atomiza las
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comunidades. La prdica que con la tarea de basarse en el conocimiento del
mundo divino, conduce a que cada individuo se forme su opinin particular, lo
que encontr su expresin en que en el tiempo moderno lo ms discutido ha
sido el credo, y que en cierto modo cada uno pretenda tener su propio credo.
Se ha producido el atomizar, la destruccin de la comunidad y la dedicacin a
lo religioso de cada uno individualmente.
Pero esto conducira paso a paso a la disolucin del orden social en
cuanto a lo anmico, si no se diera nuevamente la posibilidad de formar
verdaderamente una comunidad. He dicho que la verdadera formacin de
comunidad slo se puede realizar a travs de un culto, el que realmente est
basado en las revelaciones del mundo espiritual en nuestro tiempo. En este
sentido ha sido creado el culto que se practica en el movimiento para la
renovacin religiosa. Este culto tiene absolutamente en cuenta la evolucin
histrica de la humanidad, y por esta razn lleva en s en muchas de sus
particularidades, lo mismo que en su totalidad, una continuacin de lo
histrico. Pero en todos sus aspectos contiene tambin lo proveniente de lo
que slo en nuestro tiempo se puede recibir del mundo espiritual como
revelacin para la conciencia suprasensible.
El culto crea el enlace recproco de las personas que dentro del mismo
se renen. El culto va creando comunidades. Y en el curso de las discusiones
el Dr. Rittelmeyer ha dicho con toda razn que precisamente por el elemento
creativo de comunidad, propio del culto, el movimiento para la renovacin
religiosa se constituye en un fuerte, o quizs el ms intenso peligro para la
Sociedad Antroposfica. A qu aludi con estas palabras?. Se ha referido a
que en el presente, como ya lo he dicho, muchos hombres se aproximan a la
Sociedad Antroposfica con la tendencia a poder vincularse con otros en el
sentido de la libre formacin de comunidad, y como dicha vida en comunidad
se puede encontrar por el matiz religioso del culto, aquellos hombres que
tienen el anhelo de la vida en comunidad, por de pronto han de satisfacerlo
dentro del movimiento para la renovacin religiosa. Y por esta razn, para no
tener que contar con dicho peligro, la Sociedad Antroposfica tambin tendr
que hacer esfuerzos por cultivar un elemento creativo de comunidad.
Con lo precedente se ha llamado la atencin sobre algo que justamente
por la ms reciente fase de nuestra Sociedad Antroposfica es de singular
importancia. Se ha sealado la necesidad de que los antropsofos lleguen a
reconocer lo esencial de la formacin de comunidad. Hay que contestar a la
pregunta si la formacin de comunidad que se realiza en la renovacin
religiosa es la nica posible en el presente, o si dentro de la Sociedad
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Antroposfica existe otra posibilidad de formar comunidad. Naturalmente,
slo se podr contestar a esta pregunta si se examina un tanto la naturaleza de
la formacin de comunidad. En el hombre de nuestro tiempo existe no
solamente aquella tendencia a la formacin de comunidad que se puede
satisfacer por el culto. Esta ltima existe, pero no es la nica, pues existe
adems otra clase de deseo de formar comunidad. Esto quiere decir que para
cualquier individualidad es posible tomar en consideracin las dos clases de
anhelo de formar una comunidad, las que en el presente existen en todo
hombre, de modo que el elemento formativo de comunidad existe no
solamente en el movimiento para la renovacin religiosa, sino igualmente en
la Sociedad Antroposfica.
Cuando se habla sobre algo determinado, sin duda es necesario
expresarlo en forma de ideas. Pero lo que ahora voy a formular en ideas, en
realidad existe en los sentimientos de la humanidad del presente. Para la buena
comprensin hay que presentar las cosas mediante ideas, pero lo que ahora
voy a expresar es algo que existe en el sentir del hombre de nuestra poca.
La primera categora de formar comunidad, esto es la que
inmediatamente al comienzo de nuestra vida terrenal nos acoge como lo ms
natural, sin que comnmente se reflexione, o que viva en el sentimiento, es la
comunidad del lenguaje. Desde la niez aprendemos el lenguaje, y un especial
elemento formativo de comunidad reside por cierto en la lengua materna,
puesto que la misma aparece y es acogida por el nio en el perodo en que el
cuerpo etreo todava se halla en la organizacin humana de un modo no
separado y no diferenciado. Esto hace que la lengua materna quede
intensamente conexa con toda la naturaleza humana. Pero el lenguaje es un
elemento que se extiende sobre grupos humanos como algo comn de todos.
Por el lenguaje comn los hombres forman una unidad. Y si se tiene en cuenta
lo que frecuentemente he expresado, esto es, que en el lenguaje efectivamente
se halla incorporado un Ser espiritual; que el genio del idioma no es
simplemente la abstraccin de los eruditos del presente, sino un verdadero Ser
espiritual, se podr sentir que la comunidad del lenguaje se basa en que los
hombres que se comunican entre s por el mismo idioma, sienten el obrar del
genio real del lenguaje dentro del mbito de reunirse. En cierto modo se
sienten entonces bajo las alas de una real entidad espiritual. Y esto tiene lugar
en toda formacin de comunidad.
Cualquier formacin de comunidad tiene por base el que entre los que
se unen en la misma, obra una esencialidad espiritual superior que en cierto
modo desciende de mundos espirituales para unir los hombres. Pero
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singularmente, digamos, podemos adems encontrar otro hecho ms el que en
el ms eminente sentido puede aparecer en una agrupacin humana como un
elemento formativo de comunidad. El lenguaje comn une los hombres
porque lo que uno dice puede vivir en el otro; es decir que a un mismo tiempo
puede vivir algo comn en una cantidad de personas. Pero representmonos
una vez lo que sigue. Un cierto nmero de personas que vivieron juntos
durante la infancia y el primer tiempo escolar, vuelven a encontrarse debido a
alguna causa lo que ciertamente podra suceder, y frecuentemente ha
sucedido , despus de treinta aos. A la edad entre cuarenta y cincuenta
aos, como un pequeo grupo, dentro del cual cada uno con otro, durante la
infancia, haba estado en el mismo colegio, en la misma comarca, pasan ahora
a conversar sobre lo vivido conjuntamente en su infancia y adolescencia. Esto
despierta en ellos algo particular, un sentimiento que en tal momento aparece
como una comunidad bien distinta de la producida por el lenguaje. Cuando un
grupo de hombres que habla el mismo idioma, al encontrarse forma una
unidad precisamente por el mutuo entendimiento de las almas mediante el
lenguaje, tal unirse es algo relativamente superficial, en comparacin con
aquel otro que tiene lugar cuando en el profundo centro del alma uno se
impresiona por el estar viviendo recuerdos comunes. A cada palabra se le da
un matiz, un tinte especial por el hecho de recordar la niez y la adolescencia
vividas conjuntamente, pues lo que en los momentos de semejante unidad une
el hombre con el hombre, ejerce un efecto en lo ms hondo del alma, y cada
uno se siente ligado, mediante rganos ms profundos, a lo que vive en tal
encuentro.
En qu se est unido?. Se est unido en recuerdos, en aquello que
conjuntamente se ha vivido hace tiempo. Uno se siente trasladado a un mundo
que ya no existe, un mundo en que se ha vivido en comunidad con aquellos
con quienes ahora se est reunido. Esto slo es vlido para las condiciones
terrenas, y slo para ilustrar. Pero con ello se ilustra precisamente la
naturaleza del culto, pues podemos preguntar: A qu se aspira en el culto?. El
culto, ya sea que se exprese a travs de palabras, o bien mediante actos,
reproduce en el mundo fsico-sensible, en otro sentido que aquello que
tenemos en lo exteriormente circundante, algo que es reflejo inmediato del
mundo espiritual, del mundo suprasensible. Ciertamente, cada planta, cada
suceso de la naturaleza exterior es reflejo de lo espiritual, pero no de un modo
tan inmediato como aquello que se revela en un culto ceremonial, o mediante
una palabra de culto expresada de la justa manera, pues con ello se expresa
directamente el mundo suprasensible, por la palabra o el acto. El culto consiste
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precisamente en que en el mundo sensible se expresan palabras en tal forma
que el mundo suprasensible est realmente presente en su esencialidad,
consiste en que se ejecutan actos de tal caracterstica que en los mismos estn
presentes las fuerzas del mundo suprasensible. En un culto ceremonial tiene
lugar algo que no solamente significa lo que por el mismo se celebra, segn lo
que se percibe exteriormente con los ojos, sino que a travs de las fuerzas
fsicas comunes obra algo que ciertamente son fuerzas espirituales. Se realiza
un acontecer suprasensible en su reflejo sensible.
Esto quiere decir que por el hablar y actuar sensible el hombre est
directamente unido con el mundo espiritual. Podemos decir que en el genuino
culto el mundo que por la palabra y la accin en cierto modo se trae al mundo
sensible, corresponde a aquel del que el hombre ha descendido de la vida
prenatal. As como tres, cuatro o cinco personas que vivieron conjuntamente
durante la infancia, al encontrarse a la edad de cuarenta o cincuenta aos, se
sienten trasladados al mundo de la infancia, as tambin, quien juntamente con
otros presencia un verdadero culto, se siente trasladado sin saberlo, pues
permanece en lo subconsciente, pero debido a ello penetra tanto ms en su
sentir al mundo en que ellos conjuntamente estuvieron antes de haber
descendido a la tierra. El culto realmente se forma as que el hombre en
verdad experimenta algo que por cierto es recordacin, es imagen de lo que en
la existencia prenatal, o sea, antes de haber descendido a la tierra, l ha vivido.
Quienes pertenecen a una comunidad cultual sienten as en un ms alto grado
aquello que para ms claridad he descrito con respecto a recuerdos en comn
de la vida infantil: se sienten trasladados al mundo suprasensible por el cual
ellos han pasado conjuntamente. En ello consiste lo que liga a los hombres de
una comunidad cultual, y siempre ha sido as. Cuando se trata de una vida
religiosa que no debe atomizar, quiere decir que no debe considerar la
predicacin sino el culto como lo esencial, este ltimo ciertamente conduce a
la verdadera formacin de comunidad. Y la vida religiosa no tiene fundamento
sin la formacin de comunidad. La comunidad que de la referida manera es
una comunidad del recuerdo, con relacin a lo suprasensible, es, por lo tanto,
tambin una comunidad del sacramento.
Pero no es posible que esa forma de la comunidad del sacramento, es
decir de la comunidad del culto, siga conservando inalterablemente dicha
forma para el hombre moderno. No hay duda que para muchos todava
continuar as en el presente; pero la comunidad del culto no tendr
verdaderamente su valor, ante todo no alcanzara su justo objetivo, si
permaneciera meramente una comunidad del recuerdo de la vida
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suprasensible. Por esta razn apareci cada vez ms el deseo de agregar al
culto la prdica; slo que en la configuracin de la prdica como apareci en
el tiempo moderno en las comunidades evanglicas, se ha hecho lo atomizante
tan intenso, porque no se han tomado en consideracin los deseos reales del
desarrollo del alma consciente. La prdica de las iglesias del pasado tena su
base absolutamente en las necesidades de la cuarta poca post-atlante, pues en
las confesiones de tiempos pasados la prdica se basaba en el concepto del
mundo de la poca del alma racional. El hombre moderno ya no lo comprende
adecuadamente. Debido a ello las confesiones protestantes pasaron a emplear
la exposicin basada ms bien en la opinin humana, en el conocimiento de la
poca de la clara conciencia humana. Por un lado, esto se justifica plenamente;
por el otro, todava no se ha encontrado la correcta forma correspondiente. No
cabe duda de que la prdica dentro del culto es algo apartado del culto, pues
desde el mbito del culto tiende hacia el conocimiento. Pero esto se toma muy
poco en cuenta en la forma que la prdica ha adoptado en el curso de la
evolucin de la humanidad. Basta con que les recuerde algo para que lo
verifiquen. Si de las prdicas de nuestro tiempo no se toman en consideracin
las que no se basan en algn texto bblico, se ver que resta muy poco. En las
prdicas de los domingos o en las motivadas por algo especial, siempre se
parte de un texto de la Biblia, precisamente porque se niega la espontnea
revelacin viviente, la que tambin en el presente se puede recibir. Pero
siempre se parte de lo histrico. Se busca ciertamente la prdica individual,
pero no se han encontrado las condiciones pertinentes, de modo que la prdica
adquiere el aspecto de la mera opinin humana individual. Y esto atomiza.
Ahora bien, si el movimiento para la renovacin religiosa, que en lo
esencial se basa en lo que le llega de la antroposofa, toma en cuenta el hecho
de la continua revelacin, quiere decir, la viviente experiencia espiritual que
se recibe del mundo suprasensible, ver que justamente su prdica le conduce
a comprender que necesita algo distinto, esto es, necesita la fuente de la que
fluye el continuo viviente conocimiento del mundo espiritual. Necesita, por lo
tanto, la ciencia espiritual antroposfica. Quisiera decir: la prdica siempre
ser la ventana por la que el movimiento para la renovacin religiosa tendr
que acoger lo que le debe dar la constante y viviente Sociedad Antroposfica.
Pero para ello es preciso lo que ya he expresado en la ltima conferencia en el
edificio del Goetheanum, (N. del T. Conferencia pronunciada el 31 de
diciembre de 1922 la noche del incendio -, la ltima en el libro La
comunin espiritual de la humanidad), refirindome a la renovacin
religiosa: para que pueda crecer el movimiento para la renovacin religiosa,
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tiene que existir a su lado, la viviente Sociedad Antroposfica, quiere decir, la
intensa vida de la antroposofa, por el trabajo de sus miembros. El movimiento
para la renovacin religiosa pronto quedara sin la fuente que le da su
contenido, si a su lado no tuviera un cierto nmero de hombres no es
preciso que sean todos, pero s un cierto nmero de personalidades en
quienes verdaderamente vive el conocimiento antroposfico.
Pero como ya les he dicho, son muchos los que llegan a la Sociedad
Antroposfica y que no solamente buscan el conocimiento antroposfico en
abstracto, sino que en ella, por un anhelo de los hombres de la poca de
conciencia, tambin quieren tener la formacin de comunidad. Se podr decir
que la Sociedad Antroposfica igualmente podra practicar un culto.
Ciertamente, lo podra hacer, pero esto pertenece ahora a otro campo. En
primer lugar voy a hablar de la especfica formacin de comunidad
antroposfica. En la vida humana del presente todava existe por cierto algo
diferente de lo que para la comunidad humana puede basarse en un comn
recuerdo de lo vivido en el mundo suprasensible antes de la-vida terrenal.
Existe lo que ahora se debe experimentar precisamente en la forma
correspondiente a la poca de conciencia. Al respecto es necesario hablar de
algo que con respecto al hombre moderno la mayora an no lo toma en
consideracin. Es cierto que en todos los tiempos se ha hablado de idealismo,
pero cuando en el presente se habla del idealismo, ste es en general, incluso
en los bien intencionados, nada ms que simplemente frase. Pues en nuestra
poca donde en la muy extendida civilizacin surgieron en forma
particularmente intensa las fuerzas y los elementos intelectuales, falta la
comprensin general del hombre en su totalidad. Como anhelo tal
comprensin existe sin duda especialmente en la juventud actual. Pero
precisamente la falta de precisin con que esa comprensin aparece en la
juventud del presente, nos muestra que en las almas humanas de nuestro
tiempo vive algo que no ha llegado a la claridad, que an no se ha
diferenciado y que, si se diferencia, sigue siendo ingenuo.
Tngase presente lo que sigue. Si nos remontamos a tiempos cuando en
la humanidad se extendieron corrientes religiosas, veremos que en tiempos
pasados de la evolucin histrica de la humanidad, una u otra anunciacin
desde el mundo espiritual fueron acogidas por muchos hombres con enorme
entusiasmo. No sera posible que las confesiones religiosas actualmente
existentes pudiesen dar sostn a los hombres, si en el momento de su
anunciacin no hubiera existido, mucho ms que ahora, una profunda afinidad
de las almas con algo que se anunci desde el mundo espiritual. Observando a
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los hombres del presente, es inimaginable pensar que ellos podran
impresionarse tan profundamente como los de tiempos pasados por la
anunciacin de verdades religiosas. Es cierto que en el presente todava se
fundan sectas; pero en comparacin con el ardor con que almas humanas
acogieron anunciaciones del pasado, tales fundaciones de sectas tienen un
carcter pedantesco. No existe el ntimo calor de las almas para acoger lo
espiritual. Es ms, este calor se ha disminuido rpidamente en el ltimo tercio
del siglo XIX. Si bien, debido a la insatisfaccin, todava puede haber
hombres que prestan atencin a esto o aquello, y hasta llegan a cierta
confesin, aquel calor positivo que antes haba en las almas humanas y que
nicamente ha hecho posible acoger lo espiritual con todas las fuerzas del
propio ser humano se ha perdido, dejando lugar a cierta frialdad, la que
tambin se manifiesta en las almas humanas, cuando en el presente hablan de
ideales y de idealismo. Lo ms importante en nuestro tiempo es en realidad
algo que en el fondo todava tardar mucho en realizarse, algo que por mucho
tiempo no ser ms que esperanza, pero que, como esperanza, vive ya en el
presente en enormemente muchos hombres. Lo voy a caracterizar de la
siguiente manera.
Consideremos los dos estados de conciencia, generalmente bien
conocidos: el hombre soante, y el hombre de la conciencia despierta diurna.
Qu sucede en el hombre soante?. En el hombre durmiente, sin ensueos,
sucede lo mismo, puesto que dormir sin soar, solamente significa que los
sueos son apagados, que no se los advierte. Repito pues Qu sucede en el
hombre soante?.
El vive en el mundo de las imgenes de sus sueos de tal moque este
mundo de los sueos a veces es ms llamativo, conmovindole en el fondo del
alma ms intensamente, por cierto, que lo cotidiano que se experimenta con la
conciencia despierta diurna. Pero se lo vive como individuo aislado. Dos
personas pueden dormir en la misma habitacin, pero en su conciencia onrica
tendrn dos mundos totalmente distintos. No los viven en comn, sino cada
uno su mundo propio; a lo sumo pueden contarse el contenido mutuamente.
Al despertar de la conciencia onrica a la conciencia comn diurna, el
hombre percibe por medio de sus sentidos los mismos objetos que el otro que
est a su lado. Aparece un mundo que les es comn. Al pasar de la conciencia
de los sueos a la conciencia despierta diurna, el hombre despierta entrando en
un mundo comn. Podemos preguntar: Qu es lo que al hombre le hace
despertar de la conciencia soante a la clara conciencia diurna?. La luz, el
ruido, el mundo circundante y a este respecto tampoco los otros hombres se
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exceptan le hacen despertar a la conciencia comn diurna. Del ensueo se
despierta por el contacto con lo natural del otro hombre, por su lenguaje, por
lo que l dice, etc., por el modo de cmo sus pensamientos y sentimientos se
expresan a travs de sus palabras. Se despierta por lo que naturalmente vive en
el otro hombre comn; quiere decir que el mundo natural circundante nos hace
despertar a la conciencia comn diurna. En todas las pocas del pasado era as
que de la conciencia onrica el hombre despertaba a la conciencia clara diurna
por el contacto con el mundo natural circundante, y ste era al mismo tiempo
el portal por el que si lo haca l penetraba en lo suprasensible.
A este respecto entr un elemento nuevo en la vida humana con el
despertar y el desarrollarse del alma consciente, pues ahora tiene que haber un
segundo despertarse, y ste aparecer cada vez ms como un deseo de la
humanidad. Se trata del despertarse por el contacto con el alma y el espritu
del otro hombre. En la vida diurna comn es as que slo se despierta por el
contacto con la naturaleza del prjimo; pero el hombre que por el obrar de la
poca de conciencia ha llegado a ser independiente, personal, quiere
despertarse por el contacto con el alma y el espritu del otro hombre.
Efectivamente, quiere despertarse por el contacto con el alma y el espritu del
otro hombre, quiere encontrarse con l de tal manera que en su alma propia el
otro causa un toque, un llamamiento, como con respecto a la vida soante lo
producen desde afuera, la luz, el ruido, etc.
Desde el principio del siglo XX este deseo se manifiesta en forma
elemental y se har cada vez ms intenso. En todo el curso del siglo XX, no
obstante su naturaleza totalmente catica y tumultuosa que reinar en toda la
civilizacin, surgir el deseo, aparecer el deseo de que por el contacto con
otro hombre se quiere despertar en ms alto grado de lo que por la influencia
del mundo natural circundante se puede despertar. La vida soante se
despierta, por la influencia del mundo natural circundante, al estado de vigilia
de la vida diurna. Esta ltima despierta, por el contacto con el alma y el
espritu del otro hombre, a una conciencia superior. El hombre debe llegar a
ser ms para el hombre de lo que antes siempre ha sido; debe convertirse en
un ser despertante. Los hombres tienen que conocerse y acercarse mutuamente
mucho ms de lo que hasta ahora haban tenido contacto: cada uno que tiene
contacto con otro debe hacerse un ser despertante. Para ello los hombres
modernos que ahora entraron en la vida terrenal, han acumulado demasiado
karma como para no sentir su propio destino unido, cada uno con aquel con
quien como otro hombre llega a encontrarse en la vida. En pocas anteriores
las almas eran ms jvenes (de menos encarnaciones) y tenan menos
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vnculos krmicos. Pero ahora se da la necesidad que el hombre no solamente
despierte por la influencia de la naturaleza, sino por el contacto con los
hombres con quienes se est unido por el karma, a los cuales se quiere buscar.
Vemos pues que aparte del deseo de recordar la patria suprasensible,
deseo que se puede satisfacer por el culto, existe el otro que consiste en
dejarse despertar a lo espiritual-animico por el contacto con el otro hombre. Y
el impulso que surge del sentimiento es aquel del idealismo moderno. Cuando
el ideal deja de ser puramente abstracto, cuando volver a arraigarse
vivazmente en lo anmico-espiritual humano, adoptar la forma de decirse:
quiero despertar por el contacto con el otro hombre.
Esto es en el fondo el sentimiento indefinido, que en la juventud del
presente se forma: quiero despertar por el contacto con el otro hombre. Esto es
al mismo tiempo lo que especialmente como una vida en comunidad se puede
cultivar en la Sociedad Antroposfica, lo que de la manera ms natural en ella
aparece. Pues, cuando se une un grupo de personas con el fin de vivir
conjuntamente en lo que por la antroposofa puede revelarse del mundo
suprasensible, tal experiencia en un grupo de personas es algo distinto de lo
vivido en forma solitaria. El despertar por el contacto con el alma del otro, en
el momento de estar reunidos, crea una atmsfera, la que por cierto no
conduce al mundo suprasensible, tal como se lo describe en el libro Cmo
se alcanza el conocimiento de los mundos superiores?, pero la que
ciertamente facilita la comprensin de las ideas sobre el mundo suprasensible,
como las transmite la ciencia espiritual antroposfica.
Si se encuentran hombres que con idealismo se juntan en un grupo, y
quienes, ya sea por la lectura en voz alta, o bien en otra forma, se comunican
mutuamente lo que es el contenido de la antroposofa, se produce un bien
determinado entendimiento. Precisamente a travs del comn ahondarse en lo
suprasensible se despiertan mutuamente de la manera ms intensa, las almas
humanas: el alma se despierta hacia una mayor comprensin, y cuando existe
tal nimo, se genera algo que hace descender sobre los hombres unidos en el
mutuo comunicarse y el comn estudio de las ideas antroposficas, un
verdadero Ser comn. As como en el lenguaje vive el genio lingstico, bajo
cuyas alas en cierto modo viven los hombres, as tambin ellos viven bajo las
alas de un Ser superior, cuando con el justo espritu idealista se ahondan en las
ideas antroposficas. Qu es lo que entonces tiene lugar?.
Pues bien, si aqu (dibujo en el pizarrn) se halla el nivel en el que el
mundo suprasensible se divide del mundo sensible, resulta que en el culto
tenemos los sucesos y las esencialidades del mundo superior (arriba); en el
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culto, en la palabra y en el acto del culto los tenemos tambin proyectados en
el mundo fsico (abajo). En cambio, en la rama antroposfica, en aquello que
en el grupo antroposfico se vive en el mundo fsico, por la fuerza del
verdadero idealismo que se espiritualiza, lo tenemos transmitido hacia arriba,
al mundo espiritual. Por el culto se trae lo suprasensible, en palabras y por el
acto, hacia abajo al mundo fsico. Por la rama antroposfica se transmiten
hacia arriba, al mundo suprasensible, los pensamientos y sentimientos del
grupo de antropsofos. Y cuando por el justo espritu (Gesinnung) se vive en
una agrupacin humana el contenido antroposfico, despertndose las almas
por su contacto mutuo, estas almas humanas efectivamente se elevan a la
comunidad en espritu (Geistgemeinschaft). Pero es preciso que tal conciencia
exista verdaderamente; y si existe y si en la Sociedad Antroposfica aparecen
semejantes grupos, entonces tenemos, si cabe expresarlo as, en este culto
invertido, en el otro polo del culto, un elemento formativo de comunidad en el
sentido ms eminente. Metafricamente se podra decir: la comunidad
religiosa, por medio de su culto, trata de inducir a los ngeles celestiales a que
desciendan al lugar en que se profesa el culto, a fin de estar entre los hombres;
la agrupacin antroposfica a su vez trata de elevar las almas humanas al
mundo suprasensible, a fin de estar entre los ngeles. He aqu el elemento
formativo de comunidad en ambas congregaciones. Pero si la antroposofa ha
de ser para el hombre algo que realmente le conduce al mundo suprasensible,
es preciso que no sea ni teora, ni abstraccin. Entonces no basta con que se
hable de seres espirituales, sino que se deben buscar las ms inmediatas
oportunidades para estar unido con seres espirituales. El trabajo de un grupo
antroposfico consiste no meramente en que los hombres hablen sobre ideas
antroposficas, sino que ellos se sientan reunidos de tal manera que las almas
humanas se despiertan por el contacto mutuo y que los hombres son
trasladados a lo alto del mundo espiritual, de modo que realmente se
encuentran entre seres espirituales, aunque quizs sin visin. Si no existe en la
visin puede ser realidad eh el ntimo sentimiento. As tenemos lo
fortaleciente que puede emanar de los grupos que dentro de la Sociedad
Antroposfica se han creado con la adecuada formacin de comunidad. Es
ciertamente necesario que aquello que en la Sociedad Antroposfica realmente
existe, se generalice cada vez ms, pues se trata de lo que no han podido
encontrar los nuevos miembros en los ltimos aos. En realidad lo han
buscado, pero sin encontrarlo. A lo sumo se les ha dicho: si quieres ser un
verdadero antropsofo, debes creer en la existencia del cuerpo etreo, en la
reencarnacin, y lo dems.
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Rudolf Steiner La Formacin de la Comunidad Antroposfica


Muchas veces he dicho que un libro, como por ejemplo mi Teosofa
se puede leer de dos distintas maneras. Se lo puede leer como sigue: el ser
humano se compone del cuerpo fsico, el cuerpo etreo, el cuerpo astral, etc.,
l pasa por vidas terrenales repetidas y tiene su karma, quiere decir que se
toma nota de conceptos. Se trata por cierto de otros conceptos que en otros
campos, pero en ciertas circunstancias el proceso espiritual que tiene lugar
puede ser exactamente el mismo que cuando se lee un libro de cocina. He
dicho precisamente que se trata del proceso espiritual, no de acoger ideas. Si
se lee: chese manteca en una cacerola, agrguese harina y huevos,
revolviendo la masa, esto es lo mismo que leer: existe la sustancia fsica,
fuerzas etreas y astrales, mezcladas. Como proceso anmico no hace ninguna
diferencia, si se tiene manteca, grasa, huevos, harina, todo mezclado, o si para
el ser humano nos imaginamos cuerpo fsico, etreo, astral, mezclados. Pero
tambin es posible leer la Teosofa de tal manera que se sabe: este libro
contiene conceptos que con el mundo de conceptos comunes de lo fsico se
relacionan como el mundo de conceptos de lo fsico con el mundo de los
ensueos. Estos conceptos pertenecen a un mundo para el cual hay que
despertar del mundo fsico comn, al igual que del mundo de los sueos para
el mundo fsico. Es el ntimo sentimiento (Gesinnung) con que se lee y que da
a lo ledo el justo colorido. Y para el hombre del presente este ntimo
sentimiento se toma vivaz, segn los medios que se empleen. Otros medios
ms los que el hombre puede distinguir por s mismo, se describen en mi libro
Cmo se alcanza el conocimiento de los mundos superiores?. Pero para el
hombre moderno, totalmente aislado de la visin del mundo superior, es
necesario la fase transitoria de poder despertar, por el contacto con lo anmicoespiritual del otro hombre, para el unirse con el mundo espiritual, as como de
la vida de sueos, por la luz, los ruidos y lo dems, despierta a la conciencia
del mundo fsico.
Para ello es preciso adquirir la comprensin. Es necesario llegar a la
comprensin para lo que en la Sociedad Antroposfica la antroposofa debe
ser: debe ser un sendero del espritu, y si ella es un sendero del espritu,
tambin se obtendr la formacin de comunidad. Pero la antroposofa
efectivamente se debe realizar en la vida. Esto es una necesidad, y mediante
un ejemplo fcil de hallar les puedo ilustrar que se trata de una necesidad.
Despus de muchas reuniones de crculos pequeos y grandes en Stuttgart,
estuve una vez reunido con la juventud acadmica. Primero tambin se
hablaba sobre cmo mejor se puede proceder para que la Sociedad
Antroposfica adquiera la forma adecuada, para que todo se realice bien, etc.
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Rudolf Steiner La Formacin de la Comunidad Antroposfica


Pero al cabo de cierto tiempo la conversacin haba entrado en el problema
antroposfico como tal, porque los estudiantes (varones y mujeres) tenan el
deseo de preguntar: Cmo debemos estudiar en el futuro, cmo hay que
hacer las tesis doctorales, etc.?. No se poda contestar en forma exterior, sino
que haba que penetrar directamente en la antroposofa. Dicho de otro modo,
se haba empezado con lo filisteo y ya se entraba en lo antroposfico y su
aplicacin prctica: Cmo hacer una disertacin, cmo estudiar qumica, etc.,
si se es antropsofo?. La antroposofa se evidenci como algo real para la
vida, por el hecho de que la conversacin de por s entraba en ella.
Se trata precisamente de que la antroposofa no debe existir nicamente
como abstraccin. Naturalmente, tambin se puede proceder de tal manera que
se convoca a una reunin con el fin de deliberar sobre la cuestin: Cmo se
debe constituir la Sociedad? y luego sigue como segundo punto una
conversacin sobre antroposofa. Pero esto sera un procedimiento exterior,
mientras que yo me refiero a un impulso interior que consiste en que a raz de
las necesidades cotidianas se exige hacer las cosas de un modo antroposfico.
Justamente por la experiencia de que, al hablar sobre la constitucin de la
Sociedad Antroposfica se llegaba necesariamente, por el desarrollo
orgnico interior a tener que explicar cmo con respecto al desarrollo
embrionario ha de pensar el cientfico pedante por un lado, y el antropsofo,
por el otro, se evidencia el impulso viviente de la antroposofa. De ello se trata
precisamente, no de una contabilidad doble, donde por una parte se fundan
exteriormente una Sociedad Antroposfica y una Confederacin para la
vida espiritual libre y lo dems, sino que en verdad se realice lo viviente, sin
que se llegue a ser un hombre abstracto y terico, y sin que artificialmente
siempre se haga referencia a lo antroposfico, diciendo: en lo antroposfico el
hombre tiene que encontrarse con el hombre, etc. Tales abstracciones no
deben ser lo que importa, sino que lo concretamente antroposfico debe
conducir a la consideracin del tema respectivo, y entonces no se llega a decir:
esto es antroposfico, o no antroposfico, antes bien, ni hace falta expresar la
palabra antroposofa. Porque tambin es necesario que no se recurra al
fanatismo de la palabra.
Lo siguiente no ha sido algo meramente exterior. En el ltimo Congreso
en Viena (junio de 1922) he pronunciado doce conferencias sobre los ms
diversos temas, y me haba propuesto no expresar ni una sola vez la palabra
antroposofa, durante las doce conferencias; y lo he cumplido, de modo que en
las doce conferencias de Viena no se podr encontrar la palabra
antroposofa, ni tampoco antroposfico. Para dar otro ejemplo: se puede
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Rudolf Steiner La Formacin de la Comunidad Antroposfica


llegar a conocer a otro hombre, sin que se tenga inters en saber si su apellido
es Prez, o si l tiene este o aquel ttulo, o algo parecido. Lo que importa ser
tomarle simplemente tal como l es. Si se toma la antroposofa como lo
viviente que ella es, sin dar excesiva importancia a su nombre, esto ser lo
mejor en el presente.

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