Ludwig Wittgenstein
Ludwig Wittgenstein
Ludwig Wittgenstein
DE LA ESENCIA A LA CONTINGENCIA
Autor
David Esteban Zuluaga Mesa
LUDWIG WITTGENSTEIN:
DE LA ESENCIA A LA CONTINGENCIA
Autor:
David Esteban Zuluaga Mesa
Fundacin Universitaria Luis Amig
Facultad de Filosofa y Teologa
Grupo de Investigacin en Filosofa y Teologa Crtica
Medelln, 2013
193 Z94
Zuluaga Mesa, David Esteban
Ludwig Wittgenstein : de la esencia a la contingencia [recurso
electrnico]/ David Esteban Zuluaga Mesa . -- Medelln : FUNLAM, 2013
101 p.
ISBN 978-958-8399-65-2
WITTGENSTEIN, LUDWIG JOSEPH JOHANN, 1889-1951 - PENSAMIENTO
FILOSOFICO; FILOSOFIA AUSTRIACA; WITTGENSTEIN, LUDWIG JOSEPH
JOHANN, 1889-1951 - PENSAMIENTO POLITICO; Zuluaga Mesa, David
Esteban
LUDWIG WITTGENSTEIN:
DE LA ESENCIA A LA CONTINGENCIA
Fundacin Universitaria Luis Amig
Transversal 51A 67 B 90. Medelln, Antioquia, Colombia
Tel: (574) 448 76 66 (Ext. 9711. Departamento de Fondo Editorial)
www.funlam.edu.co - fondoeditorial@funlam.edu.co
ISBN: 978-958-8399-65-2
Fecha de edicin: 22 de noviembre de 2013
Autor: David Esteban Zuluaga Mesa
Correccin de estilo: Rodrigo Gmez Rojas
Diagramacin y diseo: Arbey David Zuluaga Yarce
Edicin: Carolina Orrego Moscoso (Jefe Departamento Fondo Editorial Funlam)
A Sofa Zuluaga:
Vitalidad y dilogo, experiencia por excelencia.
AGRADECIMIENTOS
INDICE GENERAL
INTRODUCCIN
GENERALIDADES DE LA INVESTIGACIN .................. 12
BREVE ESQUEMA DEL ORIGEN DEL PENSAMIENTO
DE WITTGENSTEIN ........................................................ 16
G. Frege y B. Russell: bases de la filosofa wittgensteiniana ................................................................................. 17
Proposiciones y Pseudoproposiciones: acercamiento
al Tractatus Logico-Philosophicus ............................... 32
WITTGENSTEIN Y LO MSTICO ...................................... 38
Lo mstico: una experiencia por excelencia que pasa
por el silencio ............................................................... 39
La tica y la experiencia religiosa: camino hacia una
experiencia por excelencia ........................................... 50
ACERCAMIENTO A LA UNIDAD DE PENSAMIENTO DE
WITTGENSTEIN .............................................................. 62
Wittgenstein: unidad en la diversidad .............................. 63
CONSIDERACIONES FINALES ...................................... 77
REFERENCIAS ................................................................ 88
Obras complementarias ............................................... 91
Revistas ....................................................................... 92
ANEXO: FICHAS DE REGISTRO BIBLIOGRFICO ........ 93
INTRODUCCIN
pesar de que se pueda mostrar que todos los juicios de valor relativos son meros enunciados de hecho, ningn enunciado de hecho puede nunca ser
ni implicar un juicio de valor absoluto (Wittgenstein,
1930/1997, p. 36) permite hacer, junto con el autor,
un ejercicio de revisin del Tractatus Logico-Philosophicus y, al mismo tiempo, ofrecer nuevas relaciones conceptuales en torno a la concepcin
misma de lenguaje, asunto que se concreta en las
Investigaciones filosficas.
En la perspectiva del Tractatus:
El mundo es todo lo que ocurre (TLP 1). El mundo es la
totalidad de los hechos no de las cosas (1.1). Estos dos
primeros axiomas del TLP oponen una ontologa de los
hechos a una ontologa de las cosas. Deriva del acceso
lingstico a la realidad. Vemos cosas, pero hablamos
sobre cosas. La unidad lingstica elemental con que nos
referimos a la realidad es la proposicin; la expresin de
una mera palabra como tal no tiene todava relacin con
la realidad. Las proposiciones pueden ser verdaderas
o falsas. Si son verdaderas tiene que corresponderles
algo en la realidad que las hace verdaderas: los hechos
(Coreth, Ehlean, Haeffner & Ricken, 1989, p. 196).
Lo anterior hace fundamental referir de manera directa en el libro la nocin de proposicin, categora
8
que ms all de la relevancia que tiene en el Tractatus reconoce algunos antecedentes relacionados con
Gottlob Frege y Bertrand Russell apropsito de los
nombres y el significado. En este sentido, el primer
captulo se ocupa de mostrar, de manera breve, la influencia de estos dos filsofos en el pensamiento del
austriaco, as como la relacin existente entre proposicin y pseudoproposicin lo que se puede decir
y lo que no.
En el segundo captulo se aborda la nocin de
lo mstico propia del Tractatus Logico-Philosophicus y se analiza la relacin de sta con la tica y
la experiencia religiosa, reflexionando acerca de la
posibilidad de configurar desde all experiencias por
excelencia. En este orden, lo que pretende el captulo tres es sealar algunas ideas relacionadas con la
unidad de pensamiento de Wittgenstein, no propiamente desde las concepciones de lenguaje sino por
la confluencia de las mismas en el sujeto volitivo.
Finalmente, se aportan algunas ideas como
consecuencia de todo lo anterior relacionadas con
la imposibilidad de que un juicio de valor relativo sea
o implique uno de valor absoluto.
No obstante a lo anterior, quiero hacer una peticin de principio: a mi entender la obra del austriaco no debe reducirse a un primer y segundo
Wittgenstein buscando apartar el uno del otro.
Considero que su aparato conceptual obedece a un
proceso analtico del autor frente a temas coyunturales no slo de su poca, sino de la historia de la
filosofa, as como a numerosas influencias, como
plantea Paulo Roberto Margutti de la Universidad
Federal de Minas Gerais de Brasil, sealando tres
grupos distintos de filsofos relevantes para la obra
de Wittgenstein:
El primero de ellos, formado por Tolstoi, Schopenhauer y
Weininger (). Las ideas de estos autores convergen en
el sentido de asumir la existencia de la experiencia mstica (). El segundo grupo, est formado por Hertz, Boltzmann, Frege y Russell () y consideran que gran parte
de los problemas cientficos y filosficos slo podrn ser
resueltos a travs del anlisis lgico del lenguaje, que
permitir indicar los falsos problemas generados por los
usos ilegtimos de los signos lingsticos. El tercer grupo, est formado por un nico representante, Mauthner,
y se caracteriza por la perspectiva radical de la crtica
del lenguaje () su descubrimiento ms importante es
que la realidad se halla siempre un paso adelante del lenguaje, el cual aun cuando luche desesperadamente por
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GENERALIDADES DE LA
INVESTIGACIN
Las discusiones que se tejen en torno al pensamiento de Ludwig Wittgenstein Introducen a los
estudiosos de su filosofa en un debate casi interminable del que no se puede esperar an ninguna
respuesta concluyente; as, la reflexin que se desarrolla en este libro tiene como pretensin aportar al debate otra perspectiva frente a la obra del
austraco. A continuacin se presentan los rasgos
generales del ejercicio investigativo:
Qu se pretende:
De manera concreta lo que pretende es analizar
una afirmacin que hace Ludwig Wittgenstein en
la Conferencia sobre tica, a saber: Lo que deseo
12
Generalidades de la investigacin
13
La recoleccin y sistematizacin de la informacin para el desarrollo de este trabajo se hizo utilizando dos tipos de fichas: analticas y temticas.
Las primeras, con el nimo de identificar fuentes
de informacin que respondieran temticamente a
la propuesta planteada; las segundas, permitan,
una vez identificado el material, hacer el anlisis de
cada una de las categoras nombradas.
Como producto de esto se referenciaron algunos
apartados de inters superlativo para el problema
de investigacin aqu desarrollado, que permitieron
incluir un anexo al final del libro, que ser de apoyo
para el lector.
Entre los fragmentos citados se podrn encontrar, en orden cronolgico, reflexiones de Ludwig
Wittgenstein de los aos 1914 a 1951, lo cual implica un recorrido por obras tan representativas como
el Tractatus Logico-Philosophicus (1918/2003), La
conferencia sobre tica (1930/1997) y las Investigaciones filosficas (1936-49/1988); as como por textos impregnados de vida, cotidianidad, experiencia,
como son Diario filosfico (1914-16/2009), Luz y
sombra (1922-25/ 2006), Movimientos del pensar
(1930-37/2009), entre otros.
14
Generalidades de la investigacin
Las distintas entradas o secciones citadas expresan la relacin entre consideraciones relativas
y absolutas, de ah que se haya estimado relevante
presentarlas al lector como insumo para el anlisis
y el afianzamiento de esta propuesta.
Cul es la relevancia de la investigacin:
La importancia del proyecto para el mbito filosfico radica en dos consideraciones fundamentalmente: 1) el debate permanente a propsito de
la obra del autor austriaco y, 2) las dinmicas contemporneas alrededor de la tica y la construccin
de sentido. Estas consideraciones confluyen en el
proyecto asumiendo que las nociones de proposicin, pseudoproposicin, juicios de valor relativos,
juicios de valor absolutos y lo mstico, favorecen la
construccin de conocimiento y de sentido desde
la contingencia y aportan al debate en torno a los
planteamientos wittgensteinianos.
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Este captulo pretende desarrollar un breve esquema de la estructura del pensamiento del Wittgenstein del Tractatus Logico-Philosophicus,
abordando en primer lugar, algunos elementos fundamentales de dos de los principales maestros del
austriaco: Gottlob Frege y Bertrand Russell; del primero, algunas consideraciones sobre la intensin
de los nombres; y del otro, acerca del lenguaje ideal
y la extensin de stos.
En segundo lugar, se abordarn las nociones de
proposicin y pseudoproposicin. La relevancia de
este apartado radica en la enunciacin de relaciones conceptuales de valor superlativo para el autor,
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Ms bien hemos de suponer que los dos nombres designan el mismo objeto de manera diferente. A la referencia
de signos tiene que corresponder una diferencia en el
modo con que se nos da lo designado (Coreth, Ehlen,
Haeffner, & Ricken, 1989, p. 174).
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Es evidente que Russell da un viraje a lo planteado por Frege al indicar que los nombres son etiquetas que se ponen de manera precisa a las cosas,
por tanto, el papel de los nombres no consiste en
connotar sino en denotar, se pasa de la intensin
(Frege) a la extensin (Russell). Esto quiere decir
que el significado de un nombre es su portador y no
su significado4.
Russell afirma que nuestro conocimiento de los objetos fsicos y de otras personas
(otherminds) slo es un conocimiento fundado en descripciones. Intentemos aclarrnoslo con ayuda de la descripcin la mesa en la que escribo es marrn. Contiene
una afirmacin determinada y es, por consiguiente, un enunciado sobre una funcin
afirmativa. Cmo podemos establecer su funcin de verdad? Para ello se requiere
segn Russell, un anlisis ulterior. Distingue entre afirmaciones atmicas y moleculares. Las afirmaciones moleculares estn formadas en ltimo trmino por afirmaciones
atmicas, unidas entre s mediante juntores lgicos (y, o, siluego). Su valor de
verdad est condicionado por el valor de verdad de las afirmaciones atmicas contenidas en la misma. Una expresin atmica consta de una expresin predicativa nica
o mltiple y en correspondencia con muchos nombres propios. El significado de un
nombre propio es el objeto que designa. Slo es aplicable a un objeto que le es conocido al hablante. De ah que el nico nombre propio sea el pronombre demostrativo
esto con el que el hablante se refiere a un dato sensible que en ese momento est
presente (Coreth, Ehlen, Haeffner, & Ricken, 1989 p. 187).
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Tanto la obra de Frege como la de Russell influyeron profundamente en la obra de Ludwig Wittgenstein5, sin embargo, fue Russell quien se mostr
determinante para el Wittgenstein del Tractatus Logico-Philosophicus.
[Russell] tena como objetivo encontrar un lenguaje lgicamente perfecto traducible al mismo lenguaje de la
ciencia en el que no habra lugar para ningn ente que
no se correspondiera con la realidad. Por ejemplo, si no
contamos con ejemplares de unicornios en un zoolgico
es absurdo incluir tales nombres de entes de ficcin dentro del lenguaje lgicamente perfecto (Santamara, 2009,
p. 123).
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En este sentido, una proposicin como descripcin de un estado de cosas es una figura que representa la realidad. La funcin de las proposiciones es hacer retratos lgicos del mundo, mostrar
lo que acontece en este. Una proposicin es una
figura de la realidad, pues si entiendo la proposicin, conozco la situacin que ella presenta y entiendo la proposicin sin que se me haya explicado
su sentido (Wittgenstein, 1918/203, TLP 4.021,
p. 150).
Las proposiciones representan entonces situaciones posibles y su sentido depende de la manera en que se relacionen sus elementos constitutivos. De ah que se pueda decir con Wittgenstein
(1918/2003) en TLP. 4.022 que: una proposicin
muestra su sentido. Una proposicin muestra
cmo estn las cosas si es verdadera. Y dice que
estn as (p. 150). Por tanto, lo que hace la proposicin es mostrar un estado de cosas como lo
seala Wittgenstein en TLP. 2; 2.01; 2.011; 2.012;
2.0121 (pp. 108-110).
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dos de la tica7 son sin-sentidos porque sobrepasan los lmites de la lgica, asunto al que se refiere
Wittgenstein (1918/2003) en el Tractatus cuando
dice: El sentido del mundo tiene que residir fuera
de l. En el mundo todo es como es y todo sucede
como sucede; no hay en l valor alguno y, si lo hubiera, no tendra ningn valor. (6.41, p. 269). Es
por ello por lo que no puede haber proposiciones
ticas. Las proposiciones no pueden expresar nada
que sea elevado (6.42, p. 269). Es claro que la
tica no consiste en que se la exprese. La tica es
trascendental (6.421, p. 269).
Aqu se teje un juego interesante, pues como plantea el aforismo 1 del Tractatus el mundo es todo lo
que es el caso (Wittgenstein, 1918/2003, p. 107) y el
Escribe Rush Rhees (1997): en el Tractatus (6.42), Wittgenstein afirma que no
puede haber proposiciones de tica, aunque considera que tiene algn significado
hablar de bueno y malo. Un poco antes, ha dicho: En el mundo todo es como es y
sucede como sucede, en l no hay ningn valor y, aunque lo hubiese, no tendra valor
alguno (). No hay proposiciones de tica era un comentario a 6.4: Todas las
proposiciones tienen un mismo valor. Esto, en primer lugar, significa que todas las
proposiciones de lgica tienen el mismo valor. Ningn principio lgico y ningn conjunto especial de principios lgicos constituye el fundamento y la fuente de todos los
dems; ninguno ocupa una posicin de excepcin. Pero al tratar las proposiciones
de tica (6.4) no se refiere al mismo valor de todas las proposiciones lgicas, sino al
de todos los enunciados de hecho. Quiz nadie tomara un juicio tico como afirmacin de un principio lgico, pero podra tomarse por algn tipo de descripcin de lo
sucedido (). Comparemos el valor absoluto queda fuera del mundo de los hechos
y la necesidad lgica queda fuera del mundo de los hechos. Ninguno de los dos
se puede expresar, pero podemos mostrar la necesidad lgica y, en cambio, el valor
absoluto no. Podemos mostrar la necesidad de los principios lgicos al escribir, con
la notacin V-F, tautologas y contradicciones. La notacin V-F es un smbolo lgico,
no una explicacin, con ella podemos escribir cualquier otra forma de proposicin.
(). Pero la notacin V-F no constituye ayuda alguna en los juicios ticos; puesto
que donde hay un juicio de valor absoluto, la cuestin es verdadero o falso? no
significa nada (pp. 51-52).
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incondicional
absoluto
expresado
en
las
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No obstante, hay que admitir que lo sealado respecto a las expresiones de la tica est siendo mirado nicamente desde la perspectiva proposicional y,
sin duda, a favor de ella. Mas la tica hace parte fundamental del sujeto, de su voluntad y como el sujeto
est fuera del mundo, el sentido del mundo reside en
el sujeto, asintiendo lo dicho en el aforismo 6.41 del
Tractatus:
El sentido del mundo tiene que residir fuera de l. En el
mundo todo es como es y todo sucede como sucede; no
hay en l valor alguno y, si lo hubiera no tendra ningn
valor. Si hay algn valor que tenga valor, tiene que residir
fuera de todo lo que sucede y de todo lo que es de esta y
aquella manera. Pues todo lo que sucede y todo lo que es
de esta y aquella manera es accidental. Lo que lo hace no
ser accidental no puede residir en el mundo pues, en tal
caso, eso sera, a su vez, accidental. Tiene que residir fuera del mundo (Wittgenstein, 1918/2003, p. 269).
Es decir, en el sujeto, y esto sin duda arremete contra el lmite del mundo. As,
La tica no es cuestin de hechos, sino de la significacin
que damos a dichos hechos. Por tanto, bueno o malo no
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WITTGENSTEIN Y LO
MSTICO
Wittgenstein y lo mstico
Wittgenstein y lo mstico
nuestros problemas vitales ni siquiera se han tocado. Desde luego, entonces ya no queda pregunta
alguna; y esto es precisamente la respuesta (TLP
6.52, p. 274)8.
En este orden de ideas, se puede decir que el
mundo que vemos y validamos y frente al que podemos dar respuesta al cmo es? Obedece al
mundo de la ciencia; no obstante, cuando las preguntas de la ciencia quedan resueltas y se asume
ste como limitado, aparece lo mstico como experiencia de sentido que se genera ante la completitud del mundo.
En Luz y sombra en el fragmento epistolar denominado: El ser humano en la campana de cristal roja presuntamente escrito por Wittgenstein a
su hermana Hermine en 1925, el austraco refiere
una analoga que allana los aforismos 6.44 6.45
6.522 y, en general, las ideas del Tractatus y lo que
Luis M. Valds Villanueva (2003), en los comentarios hechos a la edicin que del
Tractatus Logico-Philosophicus hace Tecnos, escribe respecto a TLP 6.52: Wittgenstein expres algunas veces que el impulso hacia lo mstico tena que ver con la insatisfaccin que nos dejan las respuestas de la ciencia. Una vez que se dan todas las respuestas cientficas posibles, ya no quedan ms respuestas que dar y tampoco quedan
preguntas genuinas. Las posibles preguntas que alguien puede plantear entonces slo
son preguntas aparentes cuya respuesta es precisamente que no son preguntas. Ahora
bien, Wittgenstein no cree que carezca de valor el intentar plantear esas preguntas y
dar respuesta. La gente ha hecho eso siempre, lo seguir haciendo y, por cierto, con
provecho. Lo equivocado es no darse cuenta de que se trata de preguntas y respuestas
cuyo contenido no trata del mundo y considerarlas como si se tratara de preguntas y
respuestas genuinas (p. 275).
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Wittgenstein y lo mstico
en su domo (donde todo es rojo); y otra, desde fuera del domo donde la luz no atraviesa an ningn
cristal.
Ciertamente hay una luz que reposa fuera del
mundo. As, dentro del domo estn las proposiciones, el mundo de la ciencia; fuera de l las pseudoproposiciones, las experiencias ticas, estticas
y religiosas. Frente al primero, todos los hombres
al unsono asienten con certeza, es el mundo de la
ciencia (lo vlido). Frente al segundo, se apela al
sentido, a la experiencia individual, que por dems
es inexpresable.
Ese ser humano (inserto en el domo) se mueve de ac
para all por su estancia, examina los objetos, los juzga, etc., pero dado que su espacio no es el ESPACIO,
sino slo una parte delimitada por el cristal roj del
espacio slo con que se mueva lo suficiente chocar inevitablemente con el lmite de ese espacio (Wittgenstein,
1922-25/2006, p 55).
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Wittgenstein y lo mstico
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Wittgenstein y lo mstico
Si se mira en relacin con la analoga que sealbamos ms arriba, se podra afirmar que de lo
que se habla en las seis tesis del Tractatus obedece a lo que es el mundo dentro del domo, algo que
se puede decir con claridad. Por su parte, la tesis
siete seala el ejercicio especulativo del tercer tipo
de hombre mencionado en prrafos anteriores, el
hombre que choca y dice: tengo que atravesar el
cristal e introducirme en el espacio de la luz que se
proyecta desde fuera, y esto ltimo no hace parte
de las cosas que pueden ser dichas con claridad.
Si lo primero ya est dicho, lo que queda por rescatar es lo no dicho, esto es, el silencio que queda
una vez se ha puesto lmite a las expresiones de los
pensamientos.
Callar la boca entonces, no es un tipo del silencio que presupone tranquilidad (stille) en tanto todo
est callado, sino un ejercicio de introspeccin del
hombre, que por voluntad propia, se abstiene de
hablar, no habla (schweigen); de ah que callar no
sea silenciar (verschweigen).
Callar se constituye, en tanto introspeccin, en
un movimiento interno, en un dinamismo que se recoge en la propia experiencia para dotarla de senti47
Wittgenstein y lo mstico
En efecto, dado que ni la lgica, ni la tica pueden decir nada del mundo que sea indiscutiblemente verificable desde las ciencias naturales, se
puede decir junto con Wittgenstein (1918/2003) en
TLP 6.13 que la lgica no es una teora sino una
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imagen especular del mundo. La lgica es trascendental9 (p. 253). Del mismo modo, aunque en un
nivel distinto al de la lgica, seala el austraco en
TLP 6.421: es claro que la tica no consiste en que
se la exprese. La tica es trascendental10 (p. 269).
Cyril Barretten en tica y creencia religiosa en
Wittgenstein dice, siguiendo al autor en sus planteamientos respecto a la tica que: (1) no hay proposiciones de tica; (2) la tica es inexpresable, y
(3) la tica es trascendental.
La primera de ellas se sigue lgicamente de la nocin
wittgensteiniana de proposicin. Para l, una proposicin
Escribe Valds (2003): las proposiciones de la lgica son tautologas no dicen
nada aunque este hecho muestra las propiedades formales del lenguaje, del mundo.
El que no digan nada explica tambin por qu las proposiciones de la lgica no pueden
ser confirmadas ni refutadas por ninguna experiencia posible: su verdad se reconoce
por el smbolo slo. Tampoco la validez general es indicio de que algo es una proposicin de la lgica; una proposicin de la lgica general por ejemplo, todos los
hombres son mortales slo vale de manera accidental, mientras que la validez general de la lgica es esencia. La lgica es trascendental, esto es: las proposiciones de
la lgica no son distintas en gnero a las dems proposiciones, pero muestran algo que
no est presente en todas las proposiciones que dicen algo, pero que no puede decirse
(p. 76). Anscombe, escribe Valds, interpreta la afirmacin de Wittgenstein de que la
lgica es trascendental del modo siguiente: las proposiciones de la lgica no son de un
gnero distinto del de las dems proposiciones. Lo que sucede es que la proposiciones
de la lgica muestran algo que est presente en todas las proposiciones que dicen algo,
pero que no se puede decir mediante una proposicin (p. 254).
Si la tica no tiene que ver con lo que es al caso es obvio que no puede haber proposiciones de tica. Las que ms se aproximan son aquellas que aluden a las consecuencias de nuestras acciones (Vase 6.422), pero en este caso su valor es slo extrnseco.
La tica, como la esttica, es un tipo de actitud que no se relaciona con lo que es al
caso. Tanto la una como la otra estn emparentadas con el carcter del mundo como
un todo y no con algo que sucede dentro del mundo. Tanto la lgica (6.13) como la
tica son trascendentales; ni una ni otra tienen que ver con lo que es el caso, aunque s
con el armazn donde se dan los hechos (Valds, 2003, p. 269).
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Wittgenstein y lo mstico
El mundo es la totalidad de los hechos, dice Wittgenstein. Los hechos no son ni buenos ni malos,
son hechos. Sin embargo, las consideraciones ticas o juicios valorativos en torno a un hecho aparecen justamente en virtud de que el hecho est, es
decir, las valoraciones se profieren siempre frente
a algo, un objeto, un acontecimiento. Por ejemplo,
decir la silla es bella supone la existencia de una
silla x que para un sujeto determinado es bella. Sin
embargo, los juicios de la tica, la esttica y la experiencia religiosa, a diferencia del carcter veritativo
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Wittgenstein y lo mstico
chos: un bisonte, un ciervo o un mamut, atravesados por venablos (Montaa, 1972, p. 14), aunque
los dibujos podran corresponder en algn momento
con la realidad. La intencin reposa en un carcter
mgico ritual, a saber: proveerse de fuerza y valor
para facilitar la caza, asunto que de ningn modo
se patentiza en la representacin, aunque sea esta
la que se muestra como trampoln para el evento
mgico.
El mundo es limitado. De ah que las pseudoproposiciones de la tica arremetan contra el lmite del
mundo permitiendo ir ms all de los hechos, como
en efecto lo hacen adems de la tica, la esttica
y la experiencia religiosa. El hombre reconoce el
mundo como la totalidad de los hechos, sabe o podra saber si son verdaderos o falsos. No obstante,
todo ese entramado de hechos se ve superado,
se queda corto, ante la necesidad de avizorar o
trascender el lmite del mundo y ello implica preguntarse qu valor tiene para cada sujeto el mundo,
esto es, responderse a uno mismo: qu de todo lo
que se me presenta como representacin del mundo hace que yo siga en l, que mi vida cobre un
sentido?
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Wittgenstein y lo mstico
Wittgenstein y lo mstico
satisface
un
cierto
estndar
predeterminado
Wittgenstein y lo mstico
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ACERCAMIENTO A LA
UNIDAD DE PENSAMIENTO
DE WITTGENSTEIN
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continuamente con los lmites del lenguaje (Santamara, 2009, pp. 124-125).
La discusin wittgensteiniana a propsito del lenguaje se traslada de lo que puede ser dicho o no
proposicin vs pseudoproposicin y encuentra
eco en las prcticas cotidianas de las personas en
las que se asume que la verdad no queda anclada
en una sola perspectiva, sino en el significado que
adquieran las expresiones segn el contexto en el
que se muevan.
Las palabras en una oracin tienen significado
si se quiere una funcin dentro de esa oracin concreta mas, el significado de las palabras depende
del punto en el que se encuentre en la oracin, lo
cual quiere decir que stas tienen mltiples usos y,
en efecto, pluralidad de sentidos. Lo que debe matizarse aqu es que hay mltiples juegos de lenguaje,
de tal suerte que si en el primer Wittgenstein el mrito estaba en la correspondencia de la proposicin
con la realidad; aqu el mrito est en reconocer el
juego de lenguaje en el que se participa.
De lo anterior se sigue que esclarecer/reconocer, describir el mundo, dar cuenta de lo que hay,
se configure como un juego de lenguaje, esen67
Es, pues, en este sentido, que las experiencias ticas, estticas y religiosas pasan a considerarse cuestiones msticas, que por medio del milagro12 otorgan
sentido y significado a la vida de los hombres:
La transformacin de agua en vino es, todo lo ms, sorprendente y a quien pudiera llevarla a cabo lo miraramos
asombrados, pero nada ms. () Lo milagroso ha de ser
La expresin milagro para efectos del proceder terico de Wittgenstein se entiende como la posibilidad de otorgar sentido y significado a los hechos constituyndolos
como experiencia par excellencey en este sentido msticos (Wittgenstein, Movimientos del pensar, 2000).
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aquello que proporciona contenido y significado a esa accin. Y con ello no me refiero a lo extraordinario, o a lo que
no ha sucedido nunca, sino al espritu con el que se hace
algo as y del que la transformacin del agua en vino es
slo un smbolo, un gesto (por as decirlo). Un gesto que
(efectivamente) slo puede hacer quien es capaz de hacer
eso extraordinario (Wittgenstein, 1930-37/2009, p. 231).
y un valor determinado por la experiencia que consiste en otorgar valor a los hechos, esto es, atribuirles condiciones ajenas (deseos, por ejemplo).
Lo anterior rotula, cuando hablamos por ejemplo
de esttica y religin, bajo dos disposiciones fundamentales para la aprehensin del mundo, la primera que seala la esttica como disciplina autnoma
con toda su conceptualizacin cientfica (si puede
decirse de este modo) as como a la religin con el
dogma; la conceptualizacin de la esttica y el dogma religioso son y deben entenderse para todos
de la misma forma, tiene un valor objetivo universal. La segunda disposicin seala la experiencia,
es decir, lo que hace que resplandezca la vida al
margen de las consideraciones cientficas o dogmticas.
Puedo yo conocer de budismo? S, efectivamente. Puedo yo conocerlo y no atribuirle un sentido para mi vida? No hay duda, es posible que mis
fines frente al budismo sean solamente acadmicos y aunque esto representa per se un sentido, no
evidencia una experiencia por excelencia.
Wittgenstein (1938/2009) en Lecciones y conversaciones sobre esttica, psicologa y creencia
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religiosa, describe el modo como se usan las imgenes (desde sus juegos de lenguaje concretos) en
la ciencia y la vida ordinaria, de la siguiente manera:
Tomen La creacin de Adn. Pinturas de Miguel ngel
que representan la creacin del mundo. () Si alguna
vez la viramos seguro que no pensaramos que eso es
la divinidad. La imagen tiene que ser usada de un modo
completamente diferente si vamos a llamar Dios a ese
hombre con la extraa capa, etc. Podran imaginar que la
religin se enseara por medio de esas imgenes. Por
supuesto, slo nos podemos expresar por medio de una
imagen. Esto es bastante extrao podra ensear a
Moore la imagen de una planta tropical. Hay una tcnica
de comparacin entre imagen y planta. Si le mostrara la
pintura de Miguel ngel y dijera: por supuesto, no puedo
mostrarle el objeto real, slo la pinturalo absurdo es
que yo nunca le he enseado la tcnica de uso de esa
imagen (1996, pp. 140-141).
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Asunto que indiscutiblemente abre un nuevo panorama para el sujeto y la concepcin de la tica en
Wittgenstein.
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CONSIDERACIONES FINALES
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Consideraciones finales
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En estas lneas el Diario filosfico es muy ilustrativo. Wittgenstein (1914-16/2009) enuncia que:
De no existir la voluntad, no habra tampoco ese centro
del mundo que llamamos el yo, y que es portador de la
tica. En lo esencial, bueno y malo es slo el yo, no el
mundo. El yo, el yo es lo ms profundamente misterioso
(p. 107).
Esto podra poner el pensamiento wittgensteiniano en una postura interesante, pues se encuentra
en l un anlisis de doble va en el que se puede
considerar una perspectiva analtica del lenguaje,
que evidencia un distanciamiento, en principio de
la condicin volitiva del hombre, y que seala, independiente de lo que se valore, el mundo tal como
es. Sin embargo, como se observa en el fragmento tomado del Diario filosfico (1914-16/2009)
fechado el 5/8/1916 el yo es el portador de la
tica. De ah que se pueda decir que la voluntad
es independiente del lenguaje y las concepciones
que sobre el mismo aparezcan. Sin embargo, depende de la concepcin de lenguaje que se tenga,
la participacin del sujeto volitivo en el entramado
del mundo.
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Lo mstico se inserta, como se nombr en el captulo II, en una experiencia por excelencia. Sin embargo, es necesario asumir que una experiencia por
excelencia no est dada nica y radicalmente desde los juicios de valor absolutos o los componentes
pseudoproposicionales de la tica, pues estos se
inscriben en el anlisis general que desarrolla Wittgenstein frente al lenguaje, al igual que la totalidad de las proposiciones (Wittgenstein, 1918/2003,
TLP 4.001, p. 145). Con esto se quiere decir que
las pseudoproposiciones de la tica y de la lgica,
as como las proposiciones de las que se habla en
el Tractatus, no son ms que una clasificacin proposicional que surge de la tarea de aclarar las expresiones del pensamiento y por tanto, aunque logran clasificar distintos modos de referirse al mundo
y sus lmites, no son estas las que configuran una
experiencia por excelencia.
Las proposiciones y las pseudoproposiciones,
con todo lo que implican, podran llegar a constituirse en experiencia por excelencia en un sentido pragmtico no lgico dado que en esta ltima
siempre est implicada la valoracin, un carcter
que segn la voluntad de los sujetos constituye una
accin o un hecho como preferible.
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En este orden de ideas, es necesario leer a Wittgenstein teniendo presente el lmite del propio mundo (el de cada uno), pues la tensin que se origina
aqu es entre el mundo y la vida, de este modo se
generarn las conexiones que por antonomasia
acentan en cada persona alguna experiencia por
excelencia, despus hay que dar lugar al silencio.
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Referencias
85
86
Referencias
87
Obras complementarias
Albano, S. (2006). Wittgenstein y el lenguaje. Buenos Aires. Quadrata.
Hacker, P. (1998). Wittgenstein. Bogot: Norma.
Holgun, M. (1997). Wittgenstein y el escepticismo.
Santiago de Cali. Universidad del Valle.
Pears, D. (1973). Wittgenstein. Barcelona. Grijalbo.
Toro, J. (2008). Wittgenstein: esttica con mtodo.
Bogot: Universidad Nacional de Colombia.
Verneaux, R. (1984). Historia de la Filosofa contempornea. Barcelona: Herder.
88
Referencias
Revistas
Hoyos Melguizo, J. G. (1993, agosto). Algunas notas acerca de los juicios morales. En: Estudios
de Filosofa, No 8, Medelln. Universidad de Antioquia, pp. 43-84.
Moulines, U. (1990, abril). Hechos y valores: falacias y metafalacias. Isegora, No 3, Espaa.
Consejo Superior de Investigaciones Cientficas, pp. 26-42.
Pea, L. (1990, abril). Los dilemas morales en
la filosofa analtica. Isegora, No 3, Espaa.
Consejo Superior de Investigaciones Cientficas, pp. 43-79.
Tugendhat, E. (1991, abril). La indefensin de los
filsofos ante el desafo moral de nuestro tiempo. Isegora, No 3, Espaa. Consejo Superior
de Investigaciones Cientficas, pp. 107-117.
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ANEXO: FICHAS DE
REGISTRO BIBLIOGRFICO
91
Obra
Diario filosfico
Seccin
25.5.15
(1914-1916)
Apartado
El impulso hacia lo mstico viene de la
insatisfaccin de nuestros deseos por
la ciencia. Sentimos que incluso una
vez resueltas todas las posibles
cuestiones
cientficas,
nuestro
decir
(con
acento
schopenhaueriano): el mundo de la
representacin no es bueno ni malo,
sino el sujeto volitivo.
Soy perfectamente consciente de la
total falta de claridad de todas estas
proposiciones. De acuerdo con lo
anterior el sujeto volitivo tendra,
pues, que ser feliz o desgraciado, y la
felicidad y la desgracia no pueden
pertenecer al mundo.
Al igual que el sujeto no es parte
alguna
del
mundo,
sino
un
92
2.8.16
8.7.16
20.10.16
Tractatus Lgico-
4.002
Philosophicus
(1918)
93
de
diseada
la
vestimenta
con
est
objetivos
naturales.
(La
palabra
4.114
4.115
5.632
6.41
94
6.44
6.45
6.52
6.522
95
Luz y sombra
Pg. 55
Texto 1: Vivencia
(-sueo)
nocturna (1922)
Texto 2: El ser
humano en la
campana de
cristal (1925)
Conferencia
Pg. 35
30)
Creo
que
si
tienen
en
96
Movimientos
pensar
del
Pg. 231
(Diarios
1930-1932/
1936-
1937)
decirlo).
Un
gesto
que
es
capaz
de
hacer
eso
extraordinario.
Pg. 57
Pg. 122
Si la bienaventuranza eterna no
significa algo para mi vida, para mi
modo de vida, no tengo por qu
romperme la cabeza con ella; si
puedo con razn pensar en ella, lo
que piense ha de estar en relacin
precisa con mi vida, y, si no, lo que
97
& 23
filosficas (1936-
49)
II pg.
513
98
debemos
saber
ya
lo que
Pg. 140
conversaciones
sobre
esttica,
psicologa
creencia religiosa
(1938)
slo
nos
podemos
& 21
99
Apuntes 1914
& 30
1951
No
me
interesa
levantar
una
100
101