DARÍO, Rubén - Edgar Poe y Los Sueños
DARÍO, Rubén - Edgar Poe y Los Sueños
DARÍO, Rubén - Edgar Poe y Los Sueños
I
No hace mucho tiempo se public un voluminoso libro sobre la vida y obras de
Edgar Poe, que puede colocarse entre lo mejor y ms completo de la bibliografa
poeana, junto con la tesis de M. G. Petit, estudio mdico psicolgico sobre Poe,
publicada en Lyon en 1903. Me refiero al sesudo trabajo de M. mile Lauvrire, en
que se ocupa, psicopatolgicamente, de la dura existencia y de la extraordinaria
obra del gran norteamericano. Dicho libro es a menudo puesto a contribucin en el
estudio del Dr. Dupouy, sobre los opimanos, quien juzgara que la parte onrica
que se nota en algunas producciones de Poe se debe al uso del veneno tebaico.
Muchos escritores que, bien informados, han tratado de la vida del autor de "El
Cuervo", no creen que fuese un opimano. La calidad de sus visiones smnicas,
en realidad, pueden haber sido producidas por el alcohol a altas dosis, como pasa
en casos de dipsomanas. Sin embargo, Dupouy cree firmemente, "con
Baudelaire, Woodberry, que cita el irrecusable testimonio de una prima, Miss
Herring, con Lauvrire... que Poe fue un adepto del ludano, como Coleridge, su
maestro admirado, y, desgraciadamente, su modelo en psicopatologa". Cierto que
en los cuentos y en algunos poemas se llega a notar el estado casi inexpresable
l logra a veces una conquista de expresin del ambiente y de la lgica ilgica
de los sueos; pero, repito, tambin eso puede observarse en ciertos estados
alcohlicos. Adems, no es una razn el que personajes de los cuentos hablen del
opio y de sus efectos, sean opimanos. Con todo, es muy posible que en aquellos
tiempos en que el uso medicinal del ludano estaba tan esparcido, haya l
recurrido a la droga para calmar neuralgias o malestares gstricos, sobre todo
cuando el clera causaba en los Estados Unidos terribles estragos. Y del uso
ocasional o preventivo haya cado en el uso habitual y de impregnacin, sin que
por ello haya abandonado, cuando timideces, miedos, postraciones y depresiones
le asaltaban, el empleo del alcohol. De all su excesivo soar; mas los sueos eran
en l una disposicin natural e innata, como en Nerval: viva soando. As pudo
escribir en "Berenice": "Las realidades del mundo me afectaban como visiones, y
como visiones solamente, en tanto que las locas ideas del pas de los sueos
llegaban a ser, en cambio, no la materia de mi existencia de todos los das, sino en
verdad mi nica y entera existencia." As puede observar Dupouy que desde su
juventud, junto con el gusto de lo impreciso y el sentimiento de lo infinito, "su
espritu desdea las realidades, se complace en las ficciones de su imaginacin y
se refugia en medio de los paisajes fantsticos que su 'ojo de visionario' le permite
porque estaba preparado, desde haca tiempo, desde siempre; sin embargo, sin el
influjo de los excitantes no hubiera adquirido lo anormal, lo raro, lo ultradiablico o
lo superangelical que se desborda en algunos de sus trabajos. Ms bien habr
que afirmar con el mismo doctor que "si Poe debe a su embriaguez dipsomanaca
ese indefinible estremecimiento de horror que hace pasar en algunos de sus
cuentos, ha sido preciso para que a nuestra vez nos estremezcamos leyndole,
que semejante horror fuese antes sentido por semejante genio, nico capaz de
traducirlo y de comunicarlo. Para gustar con el opio los exticos sueos de Poe,
para contemplar con un ojo vido los mgicos panoramas de un 'Pas de sueo',
para estremecerse de un potico terror ante la aparicin de una Ligeia, para or el
'never more' del 'Cuervo', hay, ante todo, que tener el genio de un Poe, y eso slo
deba dar a reflexionar a los presuntuosos que van a mendigar a la hipcrita y
maleficiosa droga una inspiracin que saben no encontrarn en ellos mismos".
Cuerdas palabras para que sean bien entendidas por los jvenes engaados por
sus propias equivocadas ambiciones, que creen que con el ajenjo verlainiano
soarn las mismas fiestas galantes que Verlaine, o con el gin o el ludano de
Poe, tendrn la llave de los misteriosos infiernos y parasos que visit sealado
por la fatalidad, aquel espritu excepcional. Y quien dice en este caso Poe, o
Verlaine, dice otros ejemplos.
Y Poe mismo jams escriba bajo el influjo del excitante. l reproduca sus
sueos pasadas las crisis. Y ms de una vez seal el peligro alcohlico, como
enemigo de la meditacin. Puso la enfermedad alcohlica hoy reconocida como
enfermedad por la ciencia mdica sobre todas las enfermedades. Tena, ay! por
fuertes razones, morales y fsicas, que recurrir a aquel modificador del nimo y del
pensamiento; y cuando volva de la "gehenna", estaba plido de sobrehumanos
sufrimientos.
II
En Poe se desenvuelve ante todo una supercomprensin de s mismo hasta
ms all de los lmites de lo expresable, y del universo igualmente, hasta la
creacin de un propio sistema cosmognico. Con tal poder movase en el mundo
misterioso del sueo, como si fuese posesor de inmemoriales reminiscencias.
Desde nio se ve ya habituado a ese mundo hermtico. Cuando habla, por
ejemplo, en la persona de William Wilson, de una cosa de los tiempos
elizabethanos, "en una aldea brumosa", donde haba casas antiqusimas: "Era
verdaderamente uno de esos lugares como no se ven sino en sueos..." En
"Dreams" se le contempla "sumergido, cuando el sol brilla en el cielo de esto, en
sueos de una luminosidad viva, de una radiosa belleza; dejaba errar su alma en
regiones de su invencin lejos de su propia morada, en compaa de seres
nacidos de su propia fantasa". Todo lo que le concierne est rodeado de una
bruma que indica la anormalidad. No se trata an de sus hbitos de
intemperancia, que no han sino de ser causa del desarrollo de sus
predisposiciones enfermizas, de su hipersensibilidad singular. Cuando Poe
describe los comienzos de sus amores con la hija de Mrs. Clemm Virginia se
dira que narra un sueo. Es curioso saber que gustaba de los dibujos de ese otro
condiciones, es decir, puedo ahora, a menos que tenga mala salud, estar seguro
de que la condicin sobrevendr, si lo deseo, en tiempo deseado, cuando antes de
estos ltimos tiempos no poda nunca estar seguro, aun en las circunstancias ms
favorables. Estoy, pues, ahora seguro de que en presencia de circunstancias
favorables, la condicin se presentar, y aun me siento el poder de hacerla
presentarse y de obligarla a ello, bien que las circunstancias favorables no sean
menos raras; de otro modo ya hubiera hecho descender el Ciclo sobre la Tierra."
Mas veamos el sueo en la vasta arquitectura y en la evocatoria msica de sus
obras. En el ya citado poema "Dreamland" parece que el espritu del lector
comprensivo penetra en un imperio de misterio y de irrealidad, o de mgicas y
divinas realidades.
Por un camino obscuro y solitario
Embrujado por malos ngeles,
Donde un Eidolon llamado Noche,
Sobre un negro trono reina, rgida,
No he entrado sino ha poco en ese pas
De retorno de una vaga Thule lejana,
De una salvaje regin fantstica que se extiende, sublime,
Fuera del Espacio, fuera del Tiempo.
Valles sin fondo y olas sin lmites,
Abismos y cavernas y florestas titnicas
Cuyas formas escapan a todo ojo humano,
Bajo las lgrimas de roco que caen;
Montaas que se derrumban sin cesar
En mares sin orillas;
Mares que sin reposo aspiran
A levantarse hacia cielos de fuego;
Lagos que sin fin muestran
Sus aguas solitarias, tristes y muertas,
Sus tristes aguas, tristes y heladas
Bajo la nieve de los lirios languidescientes.
Cerca de lagos que muestran as
Sus aguas solitarias, solitarias y muertas,
Sus tristes aguas, tristes y heladas,
Bajo la nieve de los lirios languidescientes
Sobre montaas, a lo largo de los ros
Que murmuran muy bajo, murmuran sin cesar,
Bajo los bosques grises, en los pantanos
Donde habitan el sapo y la salamandra,
Cerca de los charcos y de los estanques siniestros.
Donde moran los Vampiros,
En todos los lugares ms malditos,
En todos los rincones ms lgubres,
III
En los cuentos el sueo es ms imperativo, mezclado con esa prodigiosa
facultad matemtica que nos hace ver palpable lo increble. Advierte Lauvrire que
en los diecisis cuentos del Folio Club que Poe escribi a los veinticuatro aos,
est contenido el germen de todos sus trabajos posteriores. Lo fantstico no es
precisamente lo onrico, pero esto lo contiene. Egoeus o Usher, corre aventuras
fantsticas "en el mundo de las realidades como en el pas de los sueos". El
hroe de "Silence" "hace del ensueo hechizador todo el asunto de su vida"; y
busca la ayuda de los narcticos. El adorador de Berenice la mira "como la
Berenice de un sueo". En la atmsfera de un sueo aparecen Lady Rowena de
Tremain, Eleonore, Morella, Ligeia, Madeline. "Las amantes de Poe, dice Lauvrire
yo dira las amadas no tienen otro origen que el de criaturas mticas: son
tambin hijas de sueos msticos y no de la carne viva, frgilmente tejidas de
sombras y de rayos y no orgnicamente construidas de msculos y huesos." En
"Ligeia" dice: "En la exaltacin de mis sueos de opio (pues yo estaba de ordinario
sometido a la tirana de ese veneno) pronunciaba su nombre en voz alta durante el
silencio de las noches, o de da, en los refugios abrigados de los valles, como si,
por la salvaje vehemencia, por la solemne pasin, por el devorante ardor de mi
amor por la difunta, pudiese traerla al sendero que ella haba abandonado ah!
era, pues, para siempre? sobre la tierra." Uno de sus bigrafos, Ingram, posea
una nota escrita por Poe en un ejemplar de "Ligeia", en el que el poeta declaraba
haber sido su trabajo "sugerido por un sueo en el cual los ojos de la herona le
producan el intenso efecto descripto en el prrafo cuarto de la obra". En
"Berenice" se acenta la impresin de la pesadilla, sea o no de origen txico;
como su "Assignation", como en "El retrato oval", como en "La mscara de la
muerte roja", como en "Ligeia", como en el "Gato negro", como en casi toda la
obra poeana, Lauvrire se fija en la herencia daada, y en el alcohol, padre de
terrores. Le recuerda la tremenda palabra de Lancereaux: "Le rve terrifiant est
l'apanage du buveur." Recordis la pesadilla perpetua de Arthur Gordon Pym?
Y no se refiere este personaje lvido a uno de sus espantosos sueos, en este
prrafo de pavor?: "Toda suerte de calamidades y de horrores me asaltaron. Entre
otras atrocidades, me ahogaba hasta morir bajo enormes almohadas
amontonadas por demonios del aspecto ms horrible y ms feroz. Inmensas
serpientes me apretaban en sus enlazamientos y me miraban fijamente en pleno
rostro con sus ojos horriblemente chispeantes. Despus, desiertos ilimitados, cuya
extrema soledad inspiraba el ms punzante terror, se extendan hasta perderse de
vista ante m. Gigantescos troncos de rboles grisceos y desnudos perfilaban sus
columnatas infinitas tan lejos cuanto el ojo poda alcanzar; sus races se ocultaban
bajo bastas charcas cuyas tristes aguas pasaban, inertes, terribles en su negrura
intensa, y esos rboles extraos parecan dotados de una vitalidad humana,
agitaban aqu y all sus brazos de esqueletos y gritaban gracia a las aguas
silenciosas en agrios acentos penetrantes de la ms spera agona, de la ms
intensa desesperacin." El terror y la exaltacin imaginativa, etlicos, estn
perfectamente patentes. A esto se agrega tambin el efecto tebaico. "Hemos visto,
dice Lauvrire, en ciertas poesas, como 'Pas de sueo', 'El valle sin reposo' y 'La
ciudad del mar', cmo el opio presta a las visiones espontneas del espanto sus
atributos ordinarios de eternidad y de inmensidad; luego lo veremos dotar de la
misma amplitud los vastos paisajes fantsticos de 'Silencio'; pero como se trata en
la mayor parte de esos cuentos de emociones dramticas, le vemos sobre todo
reforzar ese gnero de pattico con todo el horror casi real de las peores
pesadillas." Agrega que en los "Recuerdos de Mr. Berloe" y en "Ligeia", es donde
mayormente se demuestran los efectos del opio. Desde luego, el personaje mismo
que es el poeta confiesa el uso de la droga negra. Y qu paisaje, qu
escena de sueo igual a la de "Silencio", que Lauvrire condensa?: "Fatigado,
triste, soador, el hombre est en un vasto desierto sin reposo: bajo el ojo rojo del
sol poniente palpitan tiernamente ros tumultuosos; gigantescos nenfares
suspiran tendiendo hacia el cielo sus largos cuellos de espectros; grandes rboles
primitivos, todos empapados de roco, balancean con un siniestro fracaso sus
cimas despojadas; nubes grisceas se precipitan en cataratas ruidosas sobre las
murallas de fuego del horizonte; y de toda esa incesante perturbacin de los
elementos sale el implacable clamor: 'Desolacin'. As como tiembla el hombre en
esas soledades sin sosiego! Mas he all que toda esa tumultuosa desolacin se
encuentra de repente por un demonio irnico herida de una maldicin, la maldicin
del 'Silencio'." La palabra de Poe llega al extremo de la expresin de las
misteriosas y angustiosas impresiones de la pesadilla. "Y los lirios y el viento, y la
floresta, y el cielo, y el trueno, y los suspiros de los nenfares se callan; y la luna
cesa de subir, vacilante, su sendero de los cielos; y el trueno expira; y el
relmpago se apaga; y las nubes se suspenden inmviles; y las aguas caen,
inertes y niveladas; y los rboles cesan de balancearse y los nenfares no tienen
ms suspiros; y no hay ms murmullo entre las aguas, ni la sombra de un sonido
en todo el vasto desierto sin lmites. Y mis ojos cayeron sobre la faz del hombre y
esta faz estaba lvida de horror. Y bruscamente levant su cabeza de entre sus
manos y avanz sobra la roca y escuch. Pero no hubo una voz en el vasto
desierto sin lmites y los caracteres inscriptos sobre la roca eran: 'Silencio'. Y el
hombre se estremeci y volvi el rostro, y se fue con toda rapidez, de modo que
no le volv a ver jams." Nunca el verbo humano ha expresado lo indecible de
manera igual.
"The facts in the case of the Mr. Valdemar" es otra pesadilla. Es uno de esos
escritos que los nerviosos no deben leer nunca de noche. Otros puntos seala
Lauvrire en otros cuentos, que producen igual estremecimiento de horror, como
en el "Entierro prematuro", "El pozo y el pndulo", "La mscara de la muerte roja".
Aqu, cierto, lo pesadillesco llega a la exacerbacin... "El personaje era grande y
descarnado, envuelto de la cabeza a los pies en los vestidos de la tumba. La
mscara que ocultaba el rostro representaba tan bien la fisonoma de un cadver
rgido, que la observacin ms atenta hubiera difcilmente descubierto el artificio.
Todo eso hubiera sido, sin embargo, tolerado, sino aprobado por esos alegres
locos. Pero la mscara haba llegado hasta adoptar el tipo de la Muerte Roja. Su
vestido estaba untado de 'sangre', y su ancha frente, as como todos los rasgos de
su cara estaban manchados de ese horror escarlata." Y Juego: "Y entonces se
reconoci la presencia de la Muerte Roja. Ella haba venido como un ladrn
nocturno. Y uno a uno cayeron todos los convidados en las salas de la orga
regadas de sangre, y cada uno muri en la actitud desesperada de su cada. Y la
vida del reloj de bano se fue con el ltimo de esos seres gozosos. Y las llamas de
los trpodes expiraron. Y las Tinieblas, y la Ruina, y la Muerte Roja establecieron
sobre todo su imperio ilimitado." Igual sensacin de lo inexpresable se tiene en "La
barrica de amontillado", en "El demonio de la perversidad", en "El corazn
revelador", en "El gato negro". En "El entierro prematuro" habla de que "no
conocemos sobre la tierra peor agona; no podemos soar nada tan horrible en los
ltimos crculos del infierno"; y hay all pginas de un pavor sobrehumano. Llega a
todo, dice su citado bigrafo, a fuerza de misterio, "pues el misterio, explica Poe,
es el mejor resorte del terror", "pues el horror es tanto ms horrible a medida que
es ms vago, y el terror ms terrible a medida que es ms ambiguo". En pavoroso
sueo pasa toda esa desorbitada historia de las aventuras de Gordon Pym. La
razn vacila, la imaginacin padece en su desbordamiento. Repito que nunca la
vida interior de la pesadilla ha sido as revelada por la palabra humana. Se ha
necesitado de una influencia exterior, de un "farmakon", de un daimon que haya
aguzado y superexcitado percepciones y revuelto neuronas. Y no es lo mismo en
el "Maelstrom", o en el "Manuscrito" encontrado en una botella? Bien cita
Lauvrire la frase total de Barbey d'Aurevilly: "Desde Pascal tal vez, no ha habido
nunca genio ms espantado, ms entregado a las ansias del terror, y a sus
mortales agonas, que el genio pnico de Edgard Poe." Y es que el terror de Poe
es el indecible terror lvido de los sueos, terror de muerte, de juicio final,
meterico, inexplicable. Es el Egoeus en "Berenice", es el de los invitados del
prncipe Prspero, es el inenarrable pavor de Pym. Se lee en "Eleonore": "Los
hombres me llaman loco; pero la ciencia no ha decidido an si la locura es, o no
es, lo sublime de la inteligencia; si casi todo lo que es la gloria, si todo lo que es la
profundidad no resulta de una enfermedad del pensamiento de un 'modo' del
espritu exaltado a expensas del intelecto general. Los que suean de da estn al
corriente de mil cosas que escapan a los que slo suean de noche. En sus grises
visiones gozan de percepciones sobre la eternidad y se estremecen, al despertar,
a la idea de que han estado al borde del gran secreto. Asen por trozos algo del
conocimiento del bien y ms an de la ciencia del mal. Sin timn y sin brjula,
penetran en el vasto ocano de la 'luz inefable', y, como los aventureros del
gegrafo de Nubia, 'agressi sunt mare tenebrarum, quid in eo asset exploraturi'."
En el dilogo entre Oinos y Agathos, dice el primero, en cierta parte: "Percibo
claramente que lo infinito de la materia no es un sueo." A lo que responde
Agathos: "No" hay sueo en el Aidenn; pero nos est dicho que "el nico" objeto
de este infinito de materia es proveer fuerzas infinitas donde el alma pueda aliviar
esa sed de "conocer" que existe en ella, inextinguible por siempre, pues extinguirla
sera para el alma el anonadamiento completo.
Sueo hay tambin en uno de los trabajos menos conocidos de Poe, "La isla del
Hada". Y sueo en que no interviene por cierto lo terrorfico. Despus de algunas
reflexiones filosficas, en l usuales, y de descripciones con su pintoresco
singular, dice: "Como yo soaba as, los ojos entrecerrados mientras el sol
descenda rpidamente hacia su lecho, y que torbellinos corran alrededor de la
isla, llevando sobre su seno grandes escamas blancas, todas brillantes de la
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