Amistades Peligrosas

Septiembre, considerado por muchos mes de amor y amistad, nos permite
considerar un poco el asunto a la luz de la palabra de Dios. Empecemos diciendo que

hay tipos de amigos:
amigos por conveniencia
amigos habladores (chicaneros)
amigos muy alegres
amigos desaparecidos
amigos McGiver
amigos bipolares
amigos descarados
amigos burleteros
amigos sinceros
La amistad es tan importante que Jess tuvo amigos, y l fue amigo. Ya que los amigos
los hay de todo tipo, te cuento pues, que hay amigos ms peligrosos que un alacrn en
una bacinilla. En esta noche hablaremos un poco de amistades peligrosas y
desempacaremos la ms peligrosa de todas, quiero que la identifique: abra su Biblia en
Santiago 4.4-10
Dios es un amigo celoso, y no permite que establezcamos una amistad con el
mundo: ser amigo de los dos -Dios y mundo- a la vez es imposible. Quien dice
que es amigo de Dios lo demuestra imitndolo a l. Quin es amigo del mundo,
vive como el mundo.
Amistades Peligrosas
La carta de Santiago es toda una obra de arte porque se compone de dos elementos
especiales: belleza y complejidad. Belleza, porque todo su mensaje embelesa el alma de
quienes tienen amistad con Dios. Complejidad, porque tiene unos apartes difciles de
entender. Belleza y complejidad, insumos ineludibles de una obra de arte.
Esta carta Santiago ofrece a la Iglesia el equilibro perfecto entre fe y obras. Algunos
pensaban que era suficiente con creer y mantener los brazos cruzados. Las buenas
obras parecan estar un poco descuidadas por la Iglesia a la cual se dirige Santiago.
El equilibro es sencillo: quien cree, acta. Porque la fe sin obras es muerta.
A grosso modo: en el primer captulo, Santiago nos invita a vivir sabiamente en medio
de las pruebas. En el segundo captulo, reconcilia la fe con las obras, como categoras
complementarias e indispensables en la vida cristiana. En el captulo tres, el autor nos
invita a sujetar al dominio de Cristo nuestra lengua, aunque pequea, peligrosa. Y al
llegar al captulo cuarto, nos advierte acerca del mundo y cmo ese mundo pretende
poseernos. Como mundo, entendemos todas aquellas categoras de pecado que nos
rodean. As pues, cualquier amistad que yo tenga con el pecado, me hace enemigo de
Dios.
1

Ed. Ramrez Suaza
porlaventanademicasablogspot.com
Desempaquemos en esta oportunidad, el pasaje en dos secciones: la primera, el

peligro. La segunda, La amistad.
Empecemos:
El peligro
En el AT, los profetas calificaron de
adulterio
cualquier tipo de infidelidad del pueblo
de Dios para con su Dios. Cuando el pueblo de Israel se iba tras otros dioses, los
profetas exhortaron al pueblo de
adlteros
por su infidelidad al Seor.
Un ejemplo es el profeta Oseas, quien dramatiza en su matrimonio lo que Israel hace
con Dios. Si recuerdas la historia, Oseas recibe la palabra de Dios que le ordena ir a
casarse con una mujer prostituta. Ella era as considerada, porque haca parte de los
cultos paganos a la fertilidad donde practicaban inmoralidades sexuales para honrar
sus dioses. Con una mujer as, se tiene que casar el profeta Oseas.
Durante el matrimonio ella le fue infiel y an as, Oseas deba hablarle al corazn y
conquistarla de nuevo.
Para el pueblo esto era difcil de digerir: cmo es posible que el profeta de Dios se
case con una mujer de esa calaa? Entonces el profeta levantaba la voz y denunciaba
los pecados de Israel como igual de vergonzosos a los de su mujer. As como l tena
una mujer infiel, Dios tena un pueblo infiel. As como su esposa era adltera, Israel
era adltero.
Es muy probable que Santiago tenga en mente este relato de Oseas -y de otros
profetas- en mente para su exhortacin: Ay, gente adltera! Lo cierto es que nuestras
infidelidades al Seor se entienden entre los santos, como un acto adulterio. Es un acto
de infidelidad que debera darnos vergenza.
Una de las evidentes maneras del adulterio como infidelidad a Dios, es la amistad con
el mundo. Ya lo he dicho e insisto: -no estamos en el mundo para ser amiguis;
estamos en el mundo para trastornarlo-. No podemos ser Iglesia si seguimos de
gancho con el mundo. Hemos negociado los estndares de santidad: ya el ingerir
licor no es pecado. Ya tener canitas al aire no es pecado. Ya exhibirse por la web nos
parece normal. El yugo desigual es la rebelda altiva contra la Palabra de Dios. La
integridad se nos derrite en las narices y venimos a cantar, levantar manos tan
campantes como si nada grave estuviera pasando. desde cundo tan amiguis del
mundo? Ay, gente adltera! No saben que la amistad con el mundo es enemistad
con Dios? Todo aquel que quiera ser amigo del mundo, se declara enemigo de Dios.
El asunto del celo de Dios es un poco difcil de interpretar. En primer lugar, Santiago
dice -como est escrito-, lo que no sabemos es, dnde estn escritas las palabras que l
cita. En segundo lugar, desde el griego es difcil traducir, porque puede entenderse
como, 1. El (Dios) celosamente anhela el Espritu que ha hecho morar en nosotros,
2. El espritu que Dios coloc en nosotros est lleno de fuertes deseos o Tiene

Ed. Ramrez Suaza
deseos ardientes el espritu que l ha hecho habitar en nosotros. Una dificultad ms,
es que no sabemos si el trmino
espritu s
e refiere al ES o al espritu humano.1
A pesar de estas dificultades de la gramtica bblica en su idioma original, propongo
dos caminos de vivencia de estas palabras: 1. Dios es celoso, como lo es una leona
cuando ve sus cachorros en peligro, y la amistad con el mundo provoca en Dios un celo
que protege al Espritu Santo, que ha hecho morar en nosotros. Dios no consiente que,
morando el Espritu en nosotros, nos hagamos amigos del mundo. 2. El Espritu que
Dios nos ha dado, es celoso. Nos cela cuando nos ponemos de amiguis con el mundo.
l -el ES- es celoso y no permite nuestra amistad con el pecado.
En cualquiera de los dos casos Dios es celoso, ya sea con su Espritu que habita en
nosotros -y esta postura me parece ms peligrosa porque el agresor es el portador de
ese sagrado Espritu Santo-. En el otro caso, es el Espritu quien cela al creyente con un
amor que exige exclusividad: o de Dios o del mundo, pero de ambos jams.
El peligro del que vengo hablando es doble entonces. Por un lado, la amistad con el
mundo es un riesgo fatal, porque amenaza por completo mi amistad con Dios. Eso es
peligroso, ser enemigo de Dios! No me veo ni los veo a ustedes como enemigos de
Dios. Por lo tanto, declaramos hoy al mundo nuestra enemistad.
Nos vemos ahora en la necesidad de adentrarnos en la amistad, sobre todo en tratar de
responder a la pregunta, cmo hago para ser amigo de Dios? Cmo evito la amistad
con el mundo?
La amistad
...no hay ms que una Amistad suprema a la que se orientan todas las amistades
humanas; un Amigo ideal en quien hallamos, perfecto y completo, a Aquel cuya
sombra y modelo buscamos en nuestros amores humanos.2
La amistad con Dios nos da la trascendencia que buscamos en nuestras amistades. En
otras palabras: buscamos la amistad de Dios en nuestros amigos, lo mismo hacen ellos
en nosotros. Esto nos puede permitir el hecho de atrevernos a decir que, solo la
amistad con Dios nos permite ser buenos amigos con los dems; de lo contrario, es
imposible ser amigo.
Dios pone condiciones para darnos su amistad, la primera e indispensable: la
obediencia. Jess dijo en S. Juan 15.14:
Ustedes son mis amigos, si hacen lo que yo les
mando.
Los mandamientos de Dios no son gravosos ni pretenden nuestra
incomodidad. Los mandamientos del Seor son puros, perfectos, dulces, maravillosos
que traen un abanico de provechos al ser humano. Nos incomoda que la amistad de
1
2
Pablo Deiros. 1992. Santiago & Judas. Comentario Bblico, p.192

Huhg Benson, R. 2002. La amistad de Cristo, p.19

Ed. Ramrez Suaza
Dios no sea incondicional; pero es que ninguna amistad puede ser incondicional, para
ser amigos se precisa de condiciones. Dios tiene las suyas: amigos, si hacen lo que yo
digo. Dios no es manipulador, l es Seor que es diferente y como tal, su voz es de
mando, de autoridad, al mismo tiempo que es amor. Esa voz de autoridad y amorosa se
obedece. Se obedece con gozo. Se obedece con inmediatez. Se obedece con diligencia.
Se obedece con gratitud. Se obedece con pasin. Recuerda, la obediencia tarda y de
malagana es peor que la rebelda.
Para ser amigos de Dios, se precisa de intimidad. Dice Santiago: acrquense a Dios.
Esta es una frase que nos invita a girar nuestro corazn hacia el rostro de Dios. Eso es
posible en la intimidad. Cada uno de nosotros tenemos la responsabilidad de ir a Dios
en oracin, en el disfrute de Su Palabra y en la obediencia de ella. As nos acercamos a
Dios. Esa palabra intimidad, es un sinnimo de amistad. S, la amistad es posible por
las relaciones, y cada uno de nosotros debemos abrirnos a un dilogo, a una relacin
con Dios. Dios nos invita a l. Dios nos propone dilogo. Dios nos habla y nos ama.
Hablemos y amemos a Dios.
Finalmente, construimos amistad con Dios por medio del arrepentimiento. El
arrepentimiento es una virtud constante de los creyentes. Uno no se arrepiente una vez
en la vida y con eso tiene. No. El arrepentimiento es un hbito del hijo de Dios. Cada
da necesitamos afirmar nuestros pies en el ejercicio de arrepentirnos. Cada da
debemos confesar nuestros pecados. Cada da pedir perdn por nuestros pecados.
Cada da limpiarnos las manos, purificarnos el corazn, hacer arrepentimiento sincero,
genuino.
Lo bueno de uno arrepentirse es que Dios lo oye y le perdona. Escucha bien, Lo bueno
de uno arrepentirse es que Dios lo oye y le perdona. No dude a la hora de arrepentirse.
Y claro est, cada arrepentimiento trae un compromiso de santidad. No podemos
arrepentirnos y seguir igual.
Conclusin
Damas y caballeros, la amistad con el mundo es peligrosa, como otras amistades, pero
quiz esta sea la ms peligrosa, porque quien se hace amigo del mundo, pues
inmediatamente le declara a Dios su enemistad. Y a decir verdad, ser enemigos de Dios
no vale la pena. Es preferible mil veces ser amigo de Dios. l te ama. l anhela tu
amistad. l te invita a ser amigos. Aceptemos el hecho de ser amigos de Dios. En la
amistad con Dios la plenitud de vida debe ser nica, especial, trascendente y llena de
sentido para peregrinar con esperanza, fe y amor.

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Pablo Deiros. 1992. Santiago & Judas. Comentario Bblico, p.192

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