Aquiles Gay

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*ISFDyTn9

*Profesorado de Lengua Y Literatura


*Lenguas Clsicas II

Trabajo Final
Profesora: Luz Mattioli
Alumno: Facundo Aisa

Aquiles o el deseo
En el avin, cerca de ti,
ya no le tengo miedo al peligro.
Uno slo muere cuando est solo
Marguerite Yourcenar.

Cuando se propuso este trabajo, estaba leyendo Fuegos de Marguerite


Yourcenar. Una desconocida, a la que llegu de casualidad, buscando material para
pensar otra Clitemnestra, otras interpretaciones de la asesina mitolgica, diferentes a la
que propone Esquilo. Lo ms interesante es que descubr que no hay otra Clitemnestra,
que la nica es la de Esquilo; y sobre ella llegarn despus las lecturas e
interpretaciones, y algunas hasta reprocharn es el caso de Yourcenar - al Autor
Clsico una mirada sesgada a la hora de recoger el mito.
En el momento que surgi la propuesta, estaba por el leer el captulo en el que se recrea
a Aquiles. Ese captulo en particular me produca cierto desgano; la sola idea de
encontrar la figura ms representada del herosmo y la masculinidad. Esperaba
encontrar al Aquiles guerrero, asesino, con ansias de convertir su vida en una muerte
gloriosa, esperaba con resignacin la construccin del verdadero hombre griego. Este
prejuicio retras la lectura y me enfoqu en el captulo Fedra o la desesperacin, que a
su vez es definido por Yourcenar como una relectura de Fedra de Racine, obra que
haba ledo en el secundario, y por lo tanto yo tambin tuve que hacer una relectura, a la
manera que propone talo Calvino, con la madurez de la experiencia de vida, desde un
lugar completamente diferente. Una relectura donde todo se descubra como la primera
vez. Enmaraada estaba ah, hasta que por fin decid leer Aquiles o el destino.
La autora propone una mirada previa al hroe, un hombre en la lucha
desesperada por escapar a su destino, con una sensibilidad que hasta ese momento
nunca se me hubiera ocurrido en Aquiles. Me despert el fervor del que habla Borges en
su artculo Sobre los clsicos. Unas amigas lesbianas me comentan despus que
Yourcenar es un clsico de los movimientos lesbianas y feministas, lo cual no me
pareci extrao, teniendo en cuenta que en el ltimo texto del libro retoma la historia de
Safo, para hablar en la dcada del 30 de la existencia lesbiana. Este grupo de personas
adoptan a la autora como clsico, porque encuentran en sus libros las respuestas a
ciertas preguntas existenciales, reconocen en sus personajes sus experiencias de vida,
adems de encontrar en su poesa una herramienta poltica para ponerle el cuerpo a la
realidad. De entrada, definir Lo Clsico como concepto nico se vuelve engorroso,
porque supone un conflicto de intereses, en el que intervienen los parmetros cannicos
pero tambin la resistencia al canon. Lo clsico se construye en permanente discusin,
como un concepto abierto, en construccin, que despierta mltiples significaciones.
Las ficciones de Yourcenar, conducen necesariamente a las fuentes y as llegu a
las recopilaciones del mito de Aquiles de la biblioteca de Apolodoro. Por supuesto lo

primero que en lo que repar fue en el contraste, en la distancia, pero con la conciencia
de que se trataba del mismo material mitolgico. El Aquiles de Yourcenar es el mismo
que se construye en la Biblioteca de Apolodoro, basados ambos en los mismos relatos
del mito. Lo que cambia es el enfoque, las circunstancias sobre las que cada material
echa luces y sombras. Los relatos de Yourcenar se nutren de relatos anteriores, de
relecturas de los clsicos y de los mitos. La fuerza del mito se impone sobre la
contemporaneidad, aunque rezagada, para sentar las bases de un relato que propone
mirar el presente.
Lo clsico y lo moderno

Claudia Fernndez, en el captulo Clasicismos del libro La teora literaria


hoy, propone un recorrido histrico del trmino clsico, sobre las diferentes
acepciones que ido tomando el concepto. El origen etimolgico tiene un sentido elitista,
de clase, que segn la autora no lo perder nunca. El trmino nace en oposicin a lo
proletario, una clasificacin social que determinaba cules eran autores clsicos y cuales
proletarios. Clsicos eran los escritores de primer nivel, que producan literatura para
la clase alta y Clsica era tambin su produccin literaria, vinculada siempre con un
tiempo pasado.
Sobre esta idea del prestigio, el trmino ser retomado con su profunda acepcin
clasista. En el humanismo renacentista, dir Fernndez, el trmino se asocia a la
antigedad griega y latina, que luego se convertir en la antigedad clsica. Griegos y
romanos convertidos en modelos de un presidio dignos de ser imitados, constituyendo
as un pasado consagrado como patrn cultual. En este momento histrico lo clsico
ser asociado a los autores grecolatinos.
Otra acepcin de lo clsico est asociada a la permanencia en el tiempo, pero
tambin sobre esta idea imperante de la excelencia. Se relaciona con el concepto de
canon, de rotular de clsico aquellos textos que trascienden el tiempo y el espacio.
Entrar en el canon, segn Fernndez: Todo lo que sobrevive al tiempo, ms all del
tema, del contenido, del contexto histrico y cultural.
Contina: El renacimiento instaura una visin de la antigedad que solo privilegia las reglas
de la ortodoxia clsica, tales como la simetra y la proporcionalidad para la arquitectura, y el decoro y la
claridad para la literatura.

La idea de retomar los clsicos de la antigedad es una idea moderna. El


clasicismo de los clsicos es una construccin hecha por la modernidad. Un movimiento
que nace sobre la idea de proyectar modelos estticos que no se corresponden con los
antiguos en su totalidad.
En el S. XVII se toma la idea en Francia, de crear una nueva clasicidad, basada
en la imitacin del mundo antiguo y se materializa en el movimiento conocido como
clasicismo francs, que rechaza el modelo esttico barroco y reivindica la innovacin
del pasado antiguo. Esta nueva generacin de autores como Racine, Moliere, Corneille,
entre otros, se regan por los principios estticos que trazaba la Potica de Boileu, que
conceba al gnero literario como una esencia inmutable.
Es evidente que el trmino clsico es conflictivo, en el sentido que no puede
pensrselo como un trmino homogneo, sino todo lo contrario, se lo debe pensar como
disparador de nuevas acepciones. Claudia Fernndez expresa que la sola idea de lo

clsico es el meollo del problema, porque responde a miradas unilaterales. No en vano


talo Calvino propone una multiplicidad de definiciones, que giran en torno a lo clsico
como experiencia social pero tambin como experiencia individual. En muchas
definiciones lo que prevalece es la idea de las lecturas precedentes, el papel que juegan
a la hora de leer un libro considerado clsico. Los relatos previos, que discuten en un
relato que siempre tiene la caracterstica mtica de primognito.
Retomando el recorrido histrico, Claudia Fernndez contina:
La operacin axiolgica llevada a cabo por el clasicismo francs del S. XVII se renovar a finales del S.
XIX y principios del S. XX, sobre todo en Francia, donde las referencia a la cultura grecolatina se dejan
leer en la tensa relaboracin de mitos griegos .

En este segundo momento del clasicismo Francs se puede ubicar la literatura de


Marguerite Yourcenar. En el prlogo de Fuegos, ella reflexiona sobre el procedimiento
de retomar los clsicos, de proponer una mirada de los relatos antiguos para pensar el
futuro del mundo. Ella trabaja con personajes mticos que pertenecen a la antigua
Grecia. Ella habla de narraciones que modernizan el pasado, y que a su vez estn
inspiradas en todas las lecturas posteriores que han suscitado los mitos hasta principios
de S. XX.
Lo antiguo en Fuegos es, segn la escritora, el pliegue menos visible de la
realidad literaria, pero el primero y fundante. Fedra es ms la Fedra de Racine, con
culpa y desesperada, que la Fedra ateniense. As como las figuras de Aquiles y Patroclo
se parecen ms a las creaciones artsticas posteriores a Homero 1, pero sobre la base de
los acontecimientos narrados en La Ilada.
Los clsicos de alguna manera, se inscriben en el mismo mundo mitolgico que
recrean en sus textos. Estn como por fuera de la historia, ubicados en otra realidad, a la
que solapadamente siempre se hace referencia. Los Clsicos son en -palabras de
Fernndez- "impulsos vivos, que no han perdido vigencia justamente por la
mutabilidad del arte y de la humanidad, por eso la posibilidad de que la mitologa griega
pueda echar luz sobre el presente, y la realidad cotidiana pueda echar luz sobre los mitos
universales de la antigedad.
Este concepto de modernizacin de la antigedad que propone Yourcenar, se
asemeja al procedimiento de aculturacin e hibridacin del mito que propone Claudia
Fernndez, para construir la versin personal de la historia. De cmo los textos clsicos
experimentan migraciones a lo largo de los siglos, parecen hablar ambas escritoras.
Aquiles o la mentira y Patroclo o el destino son los dos captulos sobre los
que he decidido trabajar ese concepto de hibridacin o reelaboracin del mito griego.
Marguerite Yourcenar los define en el prlogo de Fuegos:

1 Estuve investigando en internet algunas expresiones artsticas post homricas y encontr pinturas y esculturas que
retratan los momentos de los que parte Marguerite Yourcenar para construir los dos relatos. Aquiles en la torre de las
doncellas, con las hijas de Rey Licomenes, empuando la daga, ante la presencia de los hombres de la guerra, la
misma daga que Marguerite le har arrojar por la torpeza de sus movimientos y despus lo incitar a matar a
Deidama con sus propias manos. La escultura de Aquiles sosteniendo el cuerpo sin vida de Patroclo necesariamente
ha servido de inspiracin para el gesto desolador de Aquiles rescatando a su amado-amigo. Solo pueden citarse como
curiosidades a las que les falt una mnima investigacin. Pero que reflejan la posibilidad de relecturas a las que
Yourcenar se refiere en el prlogo de su libro.

Los dos relatos abigarrados en diversos puntos con los colores del S. XX nos transportan a un tiempo
onrico que carece de edad. Mezcla de pasado con presente que se vuele pasado.
Marguerite Yourcenar y el conocimiento

La escritora francesa define su libro como una coleccin de poemas o serie de


prosas lricas unidas por cierta nocin del amor, que nace en los entretelones de una
crisis pasional y de una dolorosa separacin. Alejada de la vida, detenida en el tiempo,
la escritora utiliza relatos tomados de la leyenda para expresar sus sentimientos ms
ntimos. La mitologa griega ha servido, segn Yourcenar, como soporte a los poetas a
travs de los tiempos. Pero el abismo amoroso, la experiencia ms personal e ntima,
tie la mirada y se impone al relato, como el amor se impone a la vctima, como una
enfermedad o como vocacin. A juzgar por los relatos elegidos, dira que el amor se
impone a la vctima como el destino, imposible de doblegar.
Hay en el libro un profundo conocimiento de la antigedad clsica, pero tambin
una profunda conciencia de la multiplicidad de relatos que le sucedieron a travs de los
siglos. Ningn detalle del mito de Aquiles escapa a la mirada de Yourcenar, pero la
mirada del mito escapa a las lecturas tradicionales, se fuga en los intersticios de una
historia, que ha decidido relucir ciertas hazaas, para dejar otras tras las sombras.
Yourcenar hace resistir a Aquiles s su destino inexorable de hroe, lo resiste al hambre
homicida hasta las lgrimas, pero el destino se impone al hombre, como la guerra se
impuso al destino de la humanidad.
Esta experiencia de lecturas ha sido una experiencia de descubrimientos. No solo
desde la perspectiva que propone talo Calvino, desde la relectura permanente, sino
tambin porque he destapado un mundo que me era completamente desconocido. Cada
detalle de Fuegos abre una nueva significacin que se refiere a un mito diferente, que
obliga a buscar informacin, buscar relaciones, volver a las fuentes aunque en realidad
sea siempre llegar por primera vez. Me oblig a volver a la Orestada, volver a Racine,
releer algunos pasajes de La Ilada y conocer las versiones recogidas por la Biblioteca
de Apolodoro. Y eso en los primeros tres captulos. No es un alarde de lecturas, sino el
reconocimiento de una ignorancia que sirvi de tierra frtil para el reconocimiento de un
mundo, de una mirada particular y fundante del mundo. Todas las lecturas previas que
tena, la mayora de la secundaria, vagaban en la descontextualizacin, hasta que
empezaron a cobrar sentido en relacin. Ms que una organizacin de conocimientos
adquiridos, este trabajo se parece ms a reflexiones dispersas, matizadas con el aporte
terico. La polisemia del mito obliga a abrir lecturas, interpretaciones, soportes
artsticos; e ineludiblemente lleva a la imposibilidad de un cierre, y de miradas
unvocas.
Volviendo al Mito de Aquiles. Segn las versiones recogidas por la biblioteca de
Apolodoro, pertenece al grupo de leyendas heroicas denominada Ciclo Troyano, que por
la diversidad de variantes que presenta puede ser considerado un ciclo dentro del grupo
mayor. La versin ms antigua est contenida en poema La Ilada de Homero, que
narra los diez aos de la guerra de Troya y que recoge como tema fundamental la clera
de Aquiles. Las versiones de su nacimiento hablan de que Aquiles naci como resultado
del amor entre la diosa Tetis y un mortal. Fue sumergido por su madre en las aguas del
rio subterrneo Estigio cuando era un nio, otorgndole de esa manera inmunidad,
excepto en el taln, la regin del cuerpo que qued por fuera del agua cuando lo

sostena. De all que se lo considere un semidis, un hombre pero con el espritu de los
dioses. El tacn es para Aquiles, la conciencia de la disparidad fundante que hay entre
Dioses y humanos en la mitologa griega. Sobre esa excepcin trabaja Yourcenar, se
centra en el taln, en la debilidad de Aquiles, pero no como caracterstica constitutiva,
sino como experiencia sensible, como fuente de conocimiento.
Aquiles y la mentira y Patroclo o el destino son los nicos captulos del
libro que comparten la misma historia, que tienen una relacin de continuidad. En
ambos relatos, Aquiles es el personaje protagnico, como corresponde a la figura del
hroe troyano, pero Patroclo aparece como la sombra de Aquiles, como el causante de
su sufrimiento y es el personaje que define las historias, interviniendo siempre en favor
del destino, como revelador de la mentira en el primer captulo y su muerte como la
causa de la clera que permite a Aquiles ganar la guerra, en el segundo captulo.
Muchos personajes sacrifican sus deseos y sus vidas en pos de la gloria del guerrero
troyano. Muchas muertes se necesitan para edificar las figuras de los hroes. La guerra
encuentra en los relatos, una relacin significativa entre las leyendas remotas y la
actualidad poltica que se viva en Europa en la dcada del 30. No es dato menor que
Fuegos haya sido escrito en el perodo de entreguerras, con la experiencia devastadora
y fundante del siglo XX que fue la primera guerra mundial. Sin embargo la verdadera
tragedia es el padecimiento del amor. El amor no se vive si no es desde el sufrimiento y
del sacrificio al otro. La experiencia universal y atemporal est atravesada por la
coyuntura ms dolorosa y por las contingencias ms ntimas de la relacin amorosa.
El amor

Una de las versiones de la educacin de Aquiles cuenta que la madre del


centauro, Flira, lo aliment con entraas de leones y jabales para otorgarle fiereza y
con miel para entregarle dulzura. Si la imagen ms conocida y reproducida de Aquiles
responde a la fiereza, Yourcenar alimenta con la ms delicada miel, producida en el
mundo de lo femenino. El primer relato se ubica en el tiempo en que Tetis, sabiendo que
su hijo poda vivir una vida larga y sin gloria, o ir a Troya y obtener la gloria y morir
joven, decidi esconder a su hijo en la corte del rey Licomedes en la isla de Esciro.
La mentira se refiere a la posibilidad de convertir a Aquiles en algo diferente a s
mismo. Protegerlo del mundo de los hombres y albergarlo en la proteccin de mundo
femenino. Tetis lo envuelve con sus ropas de diosa, como las mujeres vestan de nias a
sus hijos varones para engaar a la fiebre; lo convierte en la imagen ideal de la mujer
que tenan los hombres griegos. La experiencia femenina cobra un sentido pedaggico.
Escribe
Yourcenar:
Entrar con la proteccin de un cors o de un vestido al continente inexplorado de la mujer donde el
hombre no ha penetrado sino como vencedor.

Aquiles aparece como una joven extranjera a las que todos presentan una diosa.
Experimenta una identificacin con los sentimientos femeninos, que hace que vea con
horror las muertes a las que est condenado a provocar en su futuro. Aquiles llora para
perfeccionar su disfraz de doncella, llora ante la presencia de Patroclo, nico capaz de
romper el artilugio de los dioses y encuentra en su mirada el futuro de gloria.
Las versiones ms difundidas del mito rescatan de ese momento de la historia,
el amor de Aquiles por Deidama, hija del rey Licomedes, producto del cual naciera un
nio llamado Pirro O Neoptolemo. Yourcenar las enfrenta con la muerte de Deidama,

en manos de Aquiles, en un ataque de celos ante la posibilidad de una relacin entre ella
y Patroclo. Elige como competidora a su enamorada y decide matarla, no con la espada
que aparece en diferentes imgenes de artistas post homricos, sino que por la torpeza
con la que agarra la espada, decide matarla ahorcndola, sintiendo la muerte en sus
propias manos.
Mientras la mata se aleja de aquella mujer a la que haba querido poseer, pero
ms fuerte era el deseo de convertirse en ella.
Aquiles toca con horror el cuerpo desnudo de Deidama, afirmando su rechazo
por el cuerpo femenino. Patroclo vestido de bronce eclipsa las imgenes amorosas que
conserva de su relacin con Deidama y en sus ojos de mujer es ms placentero admirar
el uniforme que el cuerpo desnudo de una mujer.
La figura de la otra mujer con la que Aquiles comparte la vida en la torre de las
doncellas, merece un comentario aparte. Yourcenar construye a Misandra como la
contrafigura del Hroe. Una mujer fuerte, de grandes msculos, que Aquiles mira como
la equivalente a un hermano, y ella lo que lo mira a l, convertido en ella, con la dulzura
con que se mira a una hermana. Misandra es retratada con un mpetu masculino, que
Yourcenar refuerza con rasgos fsicos, como manos anchas y pelo corto, que la
confunden con un varn, o la funden en la posibilidad de serlo. Misandra rene todas las
condiciones para convertirse en guerrera y salir a luchar en la guerra de Troya, pero no
es el destino de la mujer la guerra, entonces resigna sus deseos para cumplir con el
destino de Aquiles.
Y vuelvo a pensar en Yourcenar como clsica en los movimientos lsbicos.
Misandra podra encarnar esta experiencia del rechazo al destino inexorable de la
femineidad y de su condicin de mujer.
Ella le propone la huida al asesino de su hermana motivada por dudosas y
mltiples razones y descienden de la torre hasta el acantilado, y all, la ms dura de
aquellas mujeres se inclina sobre el mundo, dudando si arrebatar el destino de Aquiles,
de Troya en llamas y de Patroclo vengado, consciente que ni el ms perspicaz de los
dioses podra distinguir el corazn guerrero de hombre de ninguna de aquellas dos
mujeres. Prisionera de sus senos y de su destino de mujer, Misandra empuja a Aquiles y
con l a todo lo que ella nunca podr ser. El mito se impone como el mar, y Aquiles
emprende el viaje a la Guerra que durar 10 sangrientos aos.
La guerra

Entre los dos captulos de una misma historia hay una elipsis de 10 aos. Una
dcada de la guerra de Troya; aquella batalla que empez por la rebelda de una mujer
que se decidi a amar o por las aspiraciones polticas de Agamenn, y se convirti en
una guerra descarnada a base de una rutina de cadveres que lo enrojecieron todo. Ya
todo ha sido destruido, el fuego se la ha comido todo. Casandra tiene que parir el
porvenir engendrado por la cultura de la muerte. Escribe as Yourcenar la evolucin de
la guerra:
La primera generacin de hroes que haba acogido a la guerra como un privilegio, casi como una
envestidura-, al ser segada por los carros, dio lugar a un contingente de soldados que la aceptaron como
un deber, para despus soportarla como un sacrificio.

La elipsis se extiende hasta el Siglo XX, donde se confunde Troya con la guerra
moderna. En realidad Yourcenar da a pensar que es en aquella guerra de tiempos
remotos, donde se encuentra la gnesis de los conflictos blicos modernos. As como en
la Orestada de Esquilo pueden encontrarse los primeros registros de la concepcin
moderna de la Justicia, en Fuegos, la guerra de Troya permite explicar el sin sentido de
la Primera Guerra Mundial. El recurso de la hibridacin, encuentra en este captulo, la
posibilidad de explicitarse. Tanques de guerra; la belleza de Paris desfigurada por una
granada; Polixemo muriendo en un hospital. Elementos que la escritora incorpora en el
relato mitolgico, y como resultado de esa hibridacin, nace una nueva lectura del Mito.
Helena, el botn de una guerra de hombres, deambula entre los cadveres, tratando de
imitar en su boca el color de la muerte. En la guerra, como el amor, queda el mundo
devastado.
Yourcenar lo corrompe todo, desacraliza los relatos, para darle al mito la fuerza
vital que lo hace presente:
Ya pasaron los tiempos de las ternuras heroicas en el que el adversario era el reverso sombro
del amigo. Ifigenia haba muerto, fusilada por orden de Agamenn, acusada de haber tomado parte en el
motn de las tripulaciones del mar Negro

Y vuelve al relato original. Vuelve a aquel lejano episodio que par la guerra, y
que suspendi a Aquiles en la ms fra soledad del pasado. El cadver de Patroclo
siendo devorado por moscas azules en la playa. Aquel amigo, dice Marguerite, que
haba llenado el mundo del guerrero ahora lo vaciaba con su muerte. En Fuegos, a
diferencia de otros relatos, este es el nico conflicto del hroe. La clera de Aquiles no
es por diferencias polticas con Agamenn o por que este haya raptado a Briseida, su
botn de guerra. La clera de Aquiles en realidad es la desesperacin de haber perdido
aquello que lo completaba. No mata para no generarle a Patroclo enemigos de
ultratumba. Desnudo, suspendido en la realidad decadente de la guerra, desea recordar a
su amado, en un intento de imitar al cadver, en un vnculo que persiste ms all de la
muerte, al que se aferra a travs de los recuerdos.
Hay un pasaje homoertico del relato, en el que el deseo invade al mito y
pronostica la tragedia:
Todas las particularidades que recordaba al pensar en Patroclo su palidez, sus hombros rgidos, ms
bien altos, sus manos que siempre estaban algo fras, el peso de su cuerpo desplomndose en el sueo con
densidad de piedra adquiran por fin su pleno sentido de atributos pstumos, como si Patroclo hubiera
sido, estando vivo, un esbozo de cadver.

Aquiles envidia a Hctor el privilegio de matar a su hombre. Solo l mereca


matar a Patroclo y ser testigo de la belleza y la desnudez de la muerte. La escritora
plantea la viudez de Aquiles por su compaero, el nico hombre capaz de ser el mejor
enemigo.
Pero consciente de trabajar sobre un relato ya concebido, Marguerite impone el mito
para dar lugar siempre al destino heroico de Aquiles. As como la claudicacin de
Misandra de un futuro deseado, la muerte de Patroclo se hace necesaria para cumplir
con el destino de gloria del hroe.
Segn los datos recogidos en la Biblioteca de Apolodoro, en narraciones post
homricas aparece una batalla de Aquiles con Pentesilea, la reina de las amazonas. Una
guerrera, que hace alarde de su belleza y valenta. Yourcenar convierte esta batalla en un

manifiesto donde Aquiles expresa como las mujeres representaban para l la parte
instintiva de la desgracia, aquella cuya forma l no haba escogido y que tena que
soportar sin poder aceptarla. Le reprocha su madre las aguas de aquel rio, que le
coartaron la capacidad de ser vulnerable, atributo verdadero del hroe. Hay en Aquiles
una profunda identificacin con el valor de lo femenino, con la capacidad de
sensibilizarse ante un mundo que le reclama la muerte.
Aquiles mata a la amazona invadido por el amor que se hallaba en el fondo del odio,
buscando en ese asesinato la posibilidad de otorgar a Patroclo la pureza de su muerte.
Dicen las narraciones post homricas, que Aquiles lloro al descubrir que era mujer.
Marguerite lo escribe sollozando frente al nico rostro en el mundo que se pareca a su
amado Patroclo.
La hiptesis

As como con la guerra de Troya, Yourcenar intenta echar luz sobre la tragedia de la
Primera Guerra Mundial, de manera contraria, utiliza categoras modernas para tratar de
explicar la relacin de Aquiles y Patroclo y el desamparo ante la prdida. La angustia de
Aquiles parece decir algo ms que la normalidad en la que tratan de inscribir sta
relacin muchas lecturas del mito. Siempre se inscribe en las relaciones de pederastia
que se daban de manera comn entre un joven y un hombre adulto en la Antigua Grecia.
Relacin que estaba basada en el deseo ertico, en la contemplacin de la belleza del
cuerpo desnudo y en una tradicin educativa y de formacin moral. La pederastia, que
los griegos la consideraban esencial en la formacin de su cultura y un factor importante
en el entrenamiento militar, es traducida por Yourcenar al concepto moderno de
homosexualidad. Es a travs de la relacin homosexual que la escritora explica la
verdadera razn de la angustia de Aquiles ante la prdida del objeto de amor. Aquiles
quiere encerrase en el cadver, quiere entrar al cuerpo de Patroclo, como si no le
alcanzara para volver a sentir el amor de su compaero. El mismo amor con el que
Aquiles mata a Deidama y con ella a todas las versiones que rezan el amor del hroe
por la madre de su nico hijo. En los dos captulos, los nicos asesinatos que comete
son a mujeres. Lejos de una actitud que a la luz de los siglos puede considerase
misgina, se trata en estos captulos, de matar a la mujer, que a travs de la miel,
aliment su capacidad de amar, mucho ms que la de matar.
Bibliografa:

Claudia Fernndez. Clasicismos en: La Teora Literaria Hoy.


talo Calvino. Por qu leer los clsicos. Siruela, Biblioteca
Calvino.
Jorge Luis Borges. Sobre los Clsicos. Cuidad Seva.
Biblioteca de Apolodoro. Acerca del mito de Aquiles y sus
proyecciones.
Marguerite Yourcenar. Fuegos. Alfaguara Bolsillo.

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