Conociendo Al Profeta Ezequiel

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20.

Ezequiel

Historia del Antiguo Testamento presenta


un anlisis literaria que reconoce que el
Antiguo Testamento mismo manifiesta
ser ms que el relato histrico de la
nacin juda. Tanto para judos como para
cristianos, es la Historia Sagrada que
descubre la Revelacin que Dios hace de
S mismo al hombre y en l se registra no
solo lo que Dios ha hecho en el pasado,
sino tambin el plan divino para el futuro
de la humanidad.

Captulo XX
Ezequielel atalaya de Israel
Ezequiel estuvo profundamente implicado en los
problemas de su generacin. Comenzando su ministerio
como profeta en la vspera de la capitulacin de Jud, seis
aos antes de la destruccin de Jerusaln, no pudo escapar
al desastre nacional. Estuvo asimismo viviendo con la
aguda conciencia de la gravedad de la situacin de su
nacin, conforme se aproximaba la crisis del terrible juicio
de Dios. Su mensaje es especfico, pertinente, y se concentr en las circunstancias con las que tuvieron que
enfrentarse sus conciudadanos en el exilio. Cuando la
destruccin de Jerusaln se hubo convertido en historia,
volvi su atencin a las futuras esperanzas de Israel como
nacin.
Un profeta entre los exiliados
Por la poca del nacimiento de Ezequiel (622/21 a.
C.), Jerusaln estaba en movimiento con la ms grande
celebracin de la pascua en siglos, conforme el reinado de
Josas responda temporalmente a sus reformas de mbito
nacional. No slo las esperanzas religiosas prevalecieron de
forma optimista, sino que la decadencia influencia de la
dominacin asira en Palestina dio lugar al resurgir de
proyectos ms brillantes en el aspecto poltico. Asurbanipal,
cuyo reinado como gobernante de Asira acab en el 630 a.
C., no haba sido sucedido por reyes poderosos lo suficiente
como para resistir a los agresores medas y a los avances de
los babilonios. Las noticias de la cada de Nnive en el 612,
indudablemente, aliviaron a Jud de los temores de que los
ejrcitos asirios se propusieran de nuevo amenazar su

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de
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dependencia.
Con las actividades religiosas floreciendo en el
templo, con el apoyo real, Ezequiel, un miembro de una
familia sacerdotal, tuvo que haber disfrutado de agradables
relaciones con el devoto pueblo de Jud. Su hogar debi
haber estado situado en la muralla oriental de Jerusaln, de
tal forma que los atrios exteriores fueran su campo de juego
y los adjuntos recintos del templo constituidos en clases
para su entrenamiento formal y su educacin. Aquellos
aos juveniles bajo la sombra de Salomn en el templo, le
familiarizaron con todos los detalles del magnfico edificio
lo mismo que con la diaria ministracin ritual. Adems,
Ezequiel pudo muy bien haber asistido a su padre y a otros
sacerdotes, durante los aos de su adolescencia. En
consecuencia, cuando fue llevado a Babilonia, tuvo que
haber conservado vividos recuerdos del templo y de lo que
signific en la vida de su pueblo.
Aunque Ezequiel, como un muchacho de nueve
aos, pudo no haberse impresionado con las noticias de la
cada de Nnive, los acontecimientos que siguieron, no
pudieron evitar el causarle una indeleble impresin en sus
aos de formacin juvenil. Tras la sbita marcha de Josas y
su ejrcito para Meguido, para que el avance egipcio hacia
el norte quedase bloqueado, y ayudar a los asirios que se
retiraban, Josas es muerto (609 a. C.). Todos los
ciudadanos de Jerusaln, tuvieron que haberse sorprendido
ante tan rpidos cambios. El funeral de Josas, la
coronacin de Joacaz, la subsiguiente cautividad de este
ltimo y la coronacin de Joacim como un vasallo egipcio
sobre el trono de David,todo sucedi en un lapso de tres
meses. Lo ms perturbador de la totalidad del reino,
tuvieron que haber sido las noticias de la decisiva batalla de
Carquemis en el 605, conforme los babilonios tomaron
ventaja de su victoria para perseguir a los egipcios en
retirada al mando de Necao, hasta las fronteras de Egipto.
Tal vez Ezequiel como un joven de diecisis o diecisiete
aos se considerase afortunado con haber escapado, siendo
incluido con Daniel y otros que fueron tomados como rehenes para Babilonia en el 605 a. C.
Aunque l nunca menciona o se refiere a Jeremas,
es poco probable que no estuviese enterado del mensaje de
este profeta que era tan bien conocido en Jerusaln.
Seguramente Ezequiel tuvo que haber sido testigo de la
reaccin de la masa en el sermn de Jeremas en el templo
(Jer. 26), cuando los prncipes rehusaron permitir la
ejecucin de Jeremas por el pueblo y sus lderes religiosos.
Quizs quedase confuso por el hecho de que Joacim pudo
haber derramado la sangre de Uras el profeta y haber
quemado con tanta decisin el rollo de Jeremas, sin haber
sido sometido a un inmediato juicio.
Cuando Ezequel rayaba en sus recientes veinte
aos, los ciudadanos de Jerusaln se hallaban turbados por
la poltica extranjera de Joacim. En el 605, cuando los
egipcios se retiraron a sus fronteras, Joacim se convirti en
un vasallo de Nabucodonosor, mientras que tomaba rehenes
para ser llevados al exilio. Al ao siguiente, Joacim y otros

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reyes reconocieron a Nabucodonosor como soberano,


mientras los ejrcitos babilonios marchaban sin encontrar
resistencia por toda Sirio-Palestina. Tras tres aos de
supervivencia, Joacim se rebel y Nabucodonosor retorn a
Palestina en el 601.
Aparentemente, Joacim resolvi su problema
mediante la diplomacia y continu como gobernante en el
trono davdico mientras que babilonios y egipcios se
comprometan en una batalla decisiva. Vacilando en su
lealtad, Joacim, al final, precipit el advenimiento de graves
problemas. Quizs tendra esperanzas de que Egipto le
salvara cuando se rebelase una vez ms. Antes de que las
fuerzas ms importantes de Babilonia llegaran, sin
embargo, la muerte de Joacim llev al trono a Joaqun.
Cuando los babilonios pusieron sitio a Jerusaln, la ciudad
fue salvada de la destruccin por la rendicin de Joaqun.
Aproximadamente diez mil de los ciudadanos ms
destacados de Jud, acompaaron a su joven rey a la tierra
de exilio.
Esta vez, Ezequiel no estaba presente meramente
para observar lo que les suceda a los dems. El exilio se
convirti en parte de su personal experiencia. A la edad de
25 aos, fue repentinamente transferido de Jerusaln y del
templo, que era su centro de inters como sacerdote, al
campo de los exiliados junto a las aguas de Babilonia.
Aunque el templo no fue destruido, muchos de sus vasos
sagrados fueron deshechos por la rudeza y la barbarie de los
invasores que los tomaron como botn de guerra y
utilizados despus en sus templos paganos.
En este nuevo entorno, Ezequiel y sus compaeros
de cautiverio, se establecieron en Tel-abib en las orillas del
ro Quebar, no lejos de Babilonia. A los exiliados se les
entreg parcelas de tierra y aparentemente vivieron bajo
ciertas favorables condiciones. Se les permiti la
organizacin de las cuestiones civiles y religiosas, de tal
forma que los ancianos estuvieron en condiciones de hallar
la tranquilidad y en el curso del tiempo, desarrollar intereses comerciales. As los exiliados tuvieron una
considerable libertad y oportunidades para establecer un
respetable nivel de vida.
Al parecer, lo peor de todo en el aspecto de su
cautiverio, fue el hecho de que no pudiesen volver a
Palestina. Aunque aquello era una imposibilidad poltica,
conforme Nabucodonosor incrementaba su poder y
dominio, ellos permanecan optimistas. Los falsos profetas
entre los exiliados, les aseguraron un pronto retorno a su
tierra nativa. Informes de Jerusaln, donde Hananas
predice que el yugo babilonio ser destruido en dos aos
(Jer. 28 : 1 ss.), alientan a los exiliados con la esperanza de
una pronta vuelta al hogar patrio. Cuando Jeremas avisa
por carta que tendrn que establecer y permanecer setenta
aos en el cautiverio, los falsos profetas se hicieron mas
activos (Jer. 29). Semaas escribe a Jerusaln cargando a
Jeremas con la responsabilidad de su cautiverio y pide que
le pongan en el cepo. En una carta pblica a los exiliados,
Jeremas, a su vez, identifica a Semaas como yn falso

profeta. Aparentemente, la actividad del falso profeta y de


otros iguales a l, llega a ser tan grave que dos de sus
lderes son ejecutados.
En el cuarto ao de su reinado (594 a. C.)
Sedequas hace un viaje a Babilonia. Tanto si se les permite
a los exiliados que se agrupen en Babilonia Para ver a
Sedequas conduciendo un carro o no, es cosa dudosa, ya
que ms all d su excitacin, la aparicin de Sedequas en
persona para pagar romo, levant las esperanzas para un
rpido retorno. Ms verosmil es que lo ahogase sus
propsitos de liberacin, y se hubiera impuesto la
prediccin y Jeremas, de que Jerusaln sera destruida
durante el curso de sus vidas.
Al ao siguiente, Ezequiel recibe la llamada al
ministerio profetice. No se indica hasta qu extremo l
comparti las falsas esperanzas de sus compaeros de
exilio. Es comisionado para ser como un atalaya de sus
camara-das de exilio. Su mensaje es esencialmente el
mismo que Jeremas haba proclamado con tanta
insistencia; es decir, la destruccin de Jerusaln En
oposicin a los falsos profetas, Ezequiel es llamado para
advertir al pueblo de que su bien amada ciudad ser
destruida. No podrn volver a su pas natal en un prximo
futuro.
En su presentacin, Ezequiel es un maestro de la
alegora. El simbolismo, las experiencias personales
dramatizadas, y las visiones estn ms ntimamente
entrelazados en su vida y su enseanza que en cualquier
otro profeta de los tiempos del Antiguo Testamento. Desde
el tiempo de su llamada, en el 593, hasta las noticias de la
destruccin de Jerusaln, est informado, y Ezequiel dirige
sus esfuerzos hacia el convencimiento del pueblo de que
Jerusaln est esperando el juicio de Dios. En vista de las
condiciones de] pecado y la idolatra que prevalecen en la
tierra de Jud, es razonable esperar la cada de Jerusaln. En
su ministerio pblico al igual que en su respuesta a la
demanda hecha por la delegacin de los ancianos, Ezequiel
afirma valientemente que Jerusaln no puede escapar al da
que se avecina de la retribucin.
Tras la cada de Jerusaln, Ezequiel vuelve su
atencin a las esperanzas para el futuro. Los proyectos de la
restauracin constituyen el tema de su nuevo mensaje. Con
la destruccin de Jerusaln y el templo como una realidad,
los exiliados tal vez fueron condicionados a escuchar el
mensaje de la esperanza. Se conoce poco respecto a los
aos subsiguientes al exilio de Ezequiel. La ltima
referencia fechada en su libro extiende su ministerio hasta
el ao 571 a. C. (29:17). Aparte del hecho de saberse que
est casado, no se conoce nada tampoco con relacin a su
familia. Puesto que tena treinta aos en el tiempo de su
llamada, no pudo haber vivido para ver la cada de
Babilonia y el retorno de los exiliados, bajo el reinado de
Ciro, el rey de Persia.
El libro de Ezequiel

Desde un punto de vista literario, el libro de


Ezequiel resalta en distincin con Hageo y Zacaras como
los mejores fechados entre los libros profticos.Los datos
del libro y sus fechas a lo largo de todo el libro, estn
cronolgicamente en orden, con la excepcin de 29:17,
32:1, y 17- Ello ocurre en las profecas contra las naciones
fechadas en el 589 y 571 respectivamente. El resto de las
fechas estn en cronolgica secuencia, desde el 593 a. C.,
en 1:1, hasta el 585 a. C. en 33:21, cuando las noticias
de Jerusaln y su destino trgico, llegan hasta l. La fecha
final est anotada en 40:1, situando la visin del estado
restaurado de Israel para el ao 573 a. C.
El libro de Ezequiel est lgicamente dividido en
tres partes principal. Los captulos 1-24 describen la
condenacin pendiente de Jerusaln- seccin inmediata (2532) est dedicada a las profecas contra las naciones
extranjeras. Los restantes captulos (33-48) marcan un
cambio completo en nfasis, puesto que la crisis anticipada
en la primera seccin ocurri con la destruccin de
Jerusaln. El nuevo tema es el avivamiento y la restauracin de los israelitas a su propia tierra. Para un anlisis ms
detallado de este libro, puede ser usada la siguiente
subdivisin:
I. La llamada y la comisin de Ezequiel Ezeq.

1:1-3:21

II. La condenacin de Jerusaln 3:22-7:27


III. El templo abandonado por Dios 8:1-11:25
IV. Los lderes condenados 12:1-15:8
V. Condenacin del pueblo elegido de Dio16:1-19:14
VI. La ltima medida completa 1-24:27
VII. Naciones extranjeras 1-32:32
VIII. Esperanzas para la restauracin 33:1-39:29
IX. El estado restaurado 40:1-48:35
El contenido de este libro, tal y como est
considerado aqu, es considerado como la composicin
literaria de Ezequiel. El establecimiento para su ministerio
en Babilonia entre sus conciudadanos, est all. Aunque
Jerusaln es el punto focal de la discusin en 1-24, el
contexto no requiere que el autor est en Palestina, tras la
llamada de Ezequiel al ministerio profetice. Es significativo
anotar que l discute el destino de Jerusaln con los exiliados, y en ningn momento indica que se est dirigiendo a
los residentes en Jerusaln en persona como hizo el profeta
Jeremas.
I. La llamada y la comisin dada a Ezequiel 1:1-3:21
Introduccin 1:1-3

Visin de la gloria de Dios 1:3-28


El atalaya de Israel 2:1-3:21
La fecha es en el 593 a. C. En su quinto ao en
Babilonia, los cautivos no tienen ms brillantes
perspectivas de un pronto retorno a la patria. Estn
confusos y desasosegados al or a los falsos profetas
contrarrestar la advertencia de Jeremas. La ejecucin de
dos falsos profetas, Acab y Sedequas, por Nabucodonosor
evidentemente no obscureci sus esperanzas de retornar a
Jerusaln en un prximo futuro. En medio de su confusin,
Ezequiel es llamado para el ministerio profetice.
La llamada de Ezequiel es de lo ms
impresionante. Comparado con la visin de Isaas y la
simple comunicacin a Jeremas, la llamada de Ezequiel al
servicio proftico puede ser descrita como fantstica. Tiene
lugar junto al ro Quebar en los alrededores de Babilonia.
No hay ningn templo a la vista con el que pudiera haber
asociado la presencia de Dios. Es grande la distancia entre
l y Jerusaln, de tal forma que l apenas si tiene recuerdos
del santuario donde Dios haba manifestado su presencia en
los das de Salomn. Si Babilonia se hallaba a la vista,
Ezequiel pudo haber visto los grandes templos de Marduc y
otros dioses babilonios, que ya haban sido reconocidos por
el triunfante conquistador Nabucodonosor. Y all, en aquel
entorno pagano, Ezequiel recibe una llamada para ser un
portavoz de Dios.
Ezequiel se hace consciente de la presencia de
Dios mediante una visin (1:4-28). Inicialmente su atencin
queda presa por una gran nube brillante con fuego. Cuatro
criaturas elaboradamente descritas hacen su apariencia,
yendo de un lado al otro como el relmpago en una
tempestad. Esas criaturas parecen tener caractersticas tanto
naturales como sobrenaturales. ntimamente relacionadas
con cada criatura, hay una rueda que se mueve en todo
momento. Con el espritu de las criaturas en las ruedas la
conducta es espectacular pero ordenada. Por medio de alas
para cada criatura, se mueven bajo el firmamento. Ezequiel
tambin ve un trono sobre el cual est sentada una persona
que tiene parecido con un ser humano, con su forma
rodeada por el brillo de un arco iris. Sin explicar o
interpretar todas esas cosas, Ezequiel dice que todas esas
manifestaciones en apariencia, tienen parecido con la gloria
de Dios. All, en un pas pagano lejos del templo de
Jerusaln, Ezequiel toma conciencia de la presencia de
Dios.
Aunque l cae postrado ante aquella divina
manifestacin, Dios le ordena que se levante mientras que
el Espritu le llena y le capacita para obedecer. Dirigindose
a l como un "hijo del hombre", l es comisionado para ser
un mensajero para su propio pueblo que es desobediente,
testarudo y rebelde. El mensaje le es dado en forma
simblica. Se le ordena que se coma un rollo de
lamentaciones, angustias y penas que se convierte en su
boca en la dulzura de la miel. Avisado por anticipado de

que el pueblo no le escuchar, ni aceptar su mensaje, a


Ezequiel se le ordena que no les tenga ningn temor. Al
desaparecer la gloria de Dios, el Espritu hace consciente a
Ezequiel de la realidad literal de que se encuentra entre los
exiliados del Tel-abib cerca del ro Quebar. Sobrecogido
por cuanto ha visto, se pasa reflexionando sobre todas
aquellas cosas, siete das.
Tras una semana de silencio, Ezequiel es
comisionado para que sea como un atalaya para la casa de
Israel (3:16-21). Viviendo entre su pueblo, se hace
consciente de su propia responsabilidad para lo que tiene
que advertirles. Si ellos perecen a pesar de su aviso, l no
ser culpable. Sin embargo, si falla en advertirles y ellos
perecen, l ser cargado con el peso de la sangre derramada.
Siendo un guardin fiel, es una cuestin de vida o muerte.
II. La condenacin de Jerusaln 3:22-7:27
La destruccin descrita 3:22-5:17
La idolatra trae juicio 6:1-7:27
Mediante una simblica accin, Ezequiel no slo
detiene la atencin de los exiliados, sino que vividamente
describe el destino que pende sobre Jerusaln. Bajo estrictas
rdenes de ser sordo y hablar solamente a su auditorio
como el Seor le ha ordenado, Ezequiel graba un bosquejo
de Jerusaln en un ladrillo de arcilla. Colocando los
elementos precisos de guerra a su alrededor, el profeta
demuestra el inmediato futuro de la ciudad, tan bien
conocida y tan amada por los que le escuchan. Ellos no
necesitan explicacin verbal, puesto que estn totalmente
familiarizados con cada calle de la ciudad de la cual han
sido tan recientemente sacados por los conquistadores
babilonios.
Por un perodo de 390 das, Ezequiel yace sobre su
lado izquierdo, representando as el castigo de Israel, el
Reino del Norte. Por otros 40, yace sobre el lado derecho,
significando el juicio que aguarda a Jud, el Reino del Sur.
Durante este tiempo, las reacciones prescritas para
Ezequiel, normal a las consideraciones de un asedio,
quedan limitadas a un suministro de unos 340 gramos de
pan y menos de un litro de agua. Para cocer su pan,
Ezequiel recibe instrucciones de utilizar excrementos
humanos como combustible, describiendo de esta forma la
inmundicia de Israel. Esto resulta tan aborrecible para
Ezequiel, que Dios le permite que lo substituya por
excrementos de vaca. Una razonable interpretacin sugiere
que el profeta normalmente duerme cada noche, pero
durante el da representa el sino de Jerusaln, al yacer de
lado. Rehsa comprometerse en conversaciones ordinarias
y habla solo como dirigido por Dios. Indudablemente por la
pauta de su conducta, la totalidad de la comunidad de
exiliados va de vez en cuando a la casa de Ezequiel para ver
por s mismos lo que el profeta est demostrando.
Al final de este perodo (5:1 ss.), cuando la

peculiar conducta de Ezequiel es conocida por toda la


colonia de exilados, el pueblo tuvo que haberse sentido
sorprendida al verle afeitarse la cabeza y la barba
dividiendo cuidadosamente sus cabellos en tres partes
iguales, pesndolas. Al quemar un tercio, cortando otro en
trozos pequesimos con la espada y esparciendo el ltimo
tercio al viento, Ezequiel, de forma realista, demuestra y
anuncia lo que Dios har con Jerusaln en Su juicio.
Un tercio de su poblacin morir de hambre y de
peste, otro tercio caer por la espada, y el tercio restante,
ser esparcido por el viento. Dios no tendr compasin de
ellos. Los cargos contra ellos ellos han escarnecido el
santuario de Dios con abominaciones y cosas detestables
(5:11).
Los detalles del juicio pendiente estn claramente
delineados en 6-7. Dondequiera que los israelitas han
rendido culto a los dolos, las vctimas del hambre y la
peste y por la espada, yacern esparcidas por toda la tierra.
Los cuerpos muertos ante sus altares sern el silencioso
testimonio de que los dioses que han adorado, no podrn
salvarles. Para reforzar el nfasis Ezequiel recibe la orden
de patear el suelo y hacer sonar las palmas de sus manos.
Por este severo juicio, Dios har que le reconozcan como al
Seor.
La terrible destruccin est prxima. La sentencia
de Dios en todos sus temibles aspectos, est a punto de ser
ejecutada sobre Jud y Jerusaln. La injusticia, la violencia,
y el orgullo estn sujetos a la ira de Dios. El asunto est
terminado. Nadie responde a los sonidos de la trompeta que
les llama a la guerra. La espada les rodea mientras que el
hambre prevalece dentro de la capital. Dios est volviendo
su rostro para que puedan profanar su santuario y permitir
que todos los ladrones hagan su rapia. A causa de sus
crmenes sangrientos El trae lo peor de las naciones contra
ellos. Los profetas, ancianos, sacerdotes y el rey, todos
fracasarn mientras que el desastre se hace una realidad en
Jud. El Todopoderoso est realmente juzgndoles sobre la
base de sus terribles pecados.
III. El templo abandonado por Dios

8:1-11:25

El sitio de la visin 8:1-4


La idolatra en Jerusaln 8:5-18
El juicio ejecutado 9:1-10:22
La misericordia de Dios en el juicio 11:1-25
En el tiempo de catorce meses, el espectacular
ministerio de Ezequiel resurge el inters popular y la
reaccin entre los exiliados. El oportuno tema del sino de
Jerusaln es de preocupacin corriente para un pueblo que
tiene un inters y un intenso deseo de volver a su pas natal
a la primera y ms rpida oportunidad. Tienen la nocin de

que Dios no destruir a su pueblo, que es el custodio de la


ley, ni su templo que representa su gloria y presencia con
ellos (Jer. 7-12). A su debido tiempo (592 a. C.) una
delegacin de ancianos llega a conferenciar con el profeta.
Con los ancianos aparentemente esperando ante l,
Ezequiel tiene una visin de las condiciones y de los
acontecimientos que sobrevendrn en el templo (8:1-11:25).
El relata este mensaje como est indicado en la declaracin
concluyente del pasaje.
Qu es el anlisis de las condiciones en Jerusaln
desde el punto de vista de Dios segn est revelado por
Ezequiel? Las condiciones religiosas son un lejano grito de
la conformidad a la ley y a los principios de Dios. Aunque
la gloria del Seor est todava en Jerusaln, Ezequiel ve
cuatro horribles escenas de prcticas idoltricas en las
sombras del templo. Una razonable interpretacin es
reconocer con Keil, que no todas esas prcticas
prevalecieran realmente en el propio templo sino que la
visin representa las condiciones idoltricas existentes por
todo Jud.
Ms conspicua es la imagen de los celos. Tal vez
esto es una representacin hecha por el hombre del Dios de
Israel, una explcita violacin del primer mandamiento. Sea
cual sea lo que signifique, la imagen de los celos es una
temible provocacin al santo Dios de Israel.[17] Como
representantes de Israel, los setenta ancianos adoran a los
dolos en el templo. Aparentemente ellos tienen
concepciones humansticas de un Dios omnisciente. A la
entrada de la puerta norte del templo, las mujeres estn
llorando por Tamuz, el dios de la vegetacin que muri en
el verano y volvi a la vida al llegar la estacin de las
lluvias. En el atrio ulterior, entre el porche y el altar,
veinticinco hombres estn de cara hacia el este adorando al
sol, cosa que estaba explcitamente prohibida (Deut. 4:19;
17:3).
Esta provocacin es la causa de que Dios deje libre
su ira en el juicio. Los culpables estn advertidos. La gloria
de Dios se mueve desde el querubn hasta el umbral del
templo. La misericordia, sin embargo, precede al juicio
conforme un hombre vestido con ornamentos de lino, marca
a todos los individuos que deploran la idolatra en el
templo. Comenzando con los ancianos en el templo, los seis
ejecutores van por toda Jerusaln matando a todos aquellos
que no tengan la marca sobre la frente. Sobrecogido por la
pena, Ezequiel apela a Dios en Su misericordia, pero se le
recuerda que Jerusaln est llena con sangre e injusticia.
Este es el tiempo de la iraDios ha olvidado al pas.
Cuando el hombre vestido de lino informa que ha
identificado y marcado a todos los justos por toda la ciudad,
Ezequiel ve la manifestacin de la gloria de Dios que l
haba visto en el momento de su llamada. En esta aparicin,
las criaturas vivientes, en la parte sur del templo, son
identificadas como querubines. El hombre vestido de lino
recibe entonces el divino mandato de ir y colocarse entre
las ruedas que giran y el querubn para obtener carbones
ardientes y esparcirlos sobre la ciudad de Jerusaln. La

divina gloria se transfiere entonces desde el atrio hasta la


puerta oriental del templo.
Ezequiel es llevado por el Espritu a la puerta
oriental donde veinticinco hombres responsables del
bienestar de Jerusaln se hallan reunidos (11:1-13). Bajo el
liderazgo de Jaazanas y Pelatas, dos prncipes cuya
identidad es incierta, aquellos hombres malinterpretan las
advertencias y se quedan complacientemente en la
esperanza de que Jerusaln les proteger de los juicios de
Dios. La falacia de esto es evidente para Ezequiel, con la
muerte de Pelatas. Jerusaln no ser un caldero para
protegerles de la condenacin pendiente, ellos sern
juzgados en los lmites de Israel. El pueblo de Dios ha
desobedecido sus mandamientos y conformado su conducta
siguiendo la pauta de las naciones circundantes.
Aplastado por la pena, Ezequiel cae sobre su rostro
ante Dios, implorndole que salve a los que quedan. En
rplica, se le asegura que Dios, que ha esparcido a su
pueblo, lo volver a reunir trayndoles de nuevo al hogar
patrio. En la tierra del exilio, Dios ser un santuario para
ellos. Cuando ellos sean trados de vuelta a la tierra de
Israel, El impartir un nuevo espritu sobre ellos y un nuevo
corazn condicionndoles para la obediencia.
En conclusin, Ezequiel ve en esta visin la
partida de la presencia de Dios. La gloria de Dios que se
cerni sobre Jerusaln, ahora se dirige a la montaa oriental
de la ciudad. Jerusaln con su templo es abandonada para el
juicio. La destruccin que pende sobre ella, es slo una
cuestin de tiempo.
La visin (8:11) revela a Ezequiel las condiciones
en Jerusaln como vistas por Dios. Como un antiguo
ciudadano de Jerusaln, Ezequiel estaba familiarizado con
la prevaleciente idolatra, pero entonces, como un guardin
comisionado para la casa de Israel, l comparte la divina
perspectiva. La copa de la iniquidad de Jud est casi llena
a rebosar. Esta divina revelacin, la comparte con los
exiliados (11:25).
IV. Los lderes condenados 12:1-15:8
Demostracin del exilio 12:1-20
Los falsos lderes 12:21-14:11
La condicin sin esperanza 14:12-15:8
Por una accin simblica, Ezequiel manifiesta ante
su auditorio israelita en Babilonia las amargas experiencias
en abastecer para los residentes que permanecen en
Jerusaln. Lo ms pattico es la ltima partida, de un
ciudadano que es forzado a marchar de su hogar,
conociendo que su ciudad est condenada y que se
encamina hacia el exilio. Ezequiel demostr esto al salir de
su hogar a travs de un agujero de la muralla, llevando

sobre sus hombros un fardo conteniendo algunas cosas


necesarias. En forma similar, el prncipe de Jerusaln har
su salida final de la capital de Jud (12:1-16). Describiendo
las condiciones en los ltimos das del asedio, Ezequiel
come ansiosamente su pan y bebe su agua con temor y
temblor (12:17-20).
Los jefes religiosos son responsables por engaar
al pueblo, asegurndoles la paz, cuando la ira de Dios les
est aguardando. Las mujeres, de igual forma, han sido
culpables de causar en el pueblo el que crea en las
mentiras. Todos los que profetizan falsamente estn
condenados por el mal que han causado hablando. Ezequiel,
con valenta, culpa a los ancianos, que concurren ante l
para inquirir del Seor, teniendo dolos en sus corazones. El
profeta les urge a que se arrepientan, no sea que la ira de
Dios caiga tambin sobre ellos.
Jerusaln es tan pecadora, que no habr nadie que pueda
salvarla de su destruccin (14:12-15:8).
Muy
verosmilmente, el pueblo cree que a causa del grupo de
justos que hay en la ciudad, Dios pospondr sus juicios,
como haba hecho en el pasado. En una final y solemne
advertencia, Ezequiel dice a su auditorio que incluso si
No, Daniel o Job estuviesen en Jerusaln, Dios no salvara
a la ciudad. Ellos slo pueden salvarse a s mismos. Como
una via en el bosque dispuesta para ser quemada, as los
habitantes de Jerusaln esperan el juicio de Dios.
V. El pueblo elegido de Dios condenado16:1-19:14
La historia espiritual de Israel 16:1-63
El rey infiel 17:1-24
La responsabilidad individual 18:1-32
Lamentacin por los prncipes de Israel 19:1-14
En lenguaje alegrico, Ezequiel describe la
corrupcin de la religin israelita. Cuando Israel era como
un nio recin nacido, inerme y desamparado, ellos fueron
elegidos por Dios y tiernamente nutridos como el pueblo de
su eleccin. Gozando de esas divinas bendiciones, Israel
cometi deliberadamente la idolatra en su apostasa, como
una ramera en sus pasos pecaminosos. En lugar de ser
devotos de Dios, ha malgastado las cosas materiales que tan
abundantemente se le haban suministrado. Los padres
incluso llegaron a ofrecer a sus hijos en sacrificio a los
dolos. En el curso del tiempo, acariciaron el favor de las
naciones paganas, tales como Egipto, Asira y Caldea. La
cada de Samara debera haber sido interpretada como un
aviso dado a tiempo. La sentencia conra Jud concluye con
una promesa de restauracin (16:53-63). Dios recordar su
pacto con ellos en reconciliacin tras de que hayan sido
debidamente castigados por sus pecados.
En otra alegora o adivinanza (17:1-24), Ezequiel

presenta la condenacin poltica de Jud, ilustrando


especficamente el precedente captulo. El rey de Babilonia,
como un guila o un buitre que se cierne sobre la copa de
de un cedro, ha interrumpido la dinasta davdica. El rey
substituto, obviamente Sedequas, romper su convenido
con Babilonia y volver a Egipto en busca de ayuda, en
lugar de depositar su fe en, Dios. En consecuencia, ser
tomado y llevado cautivo para morir en la tierra del exilio.
Aparentemente, los exiliados han llegado a la
conclusin de que se hallan sufriendo a causa de los
pecados de sus padres (18:1 ss.). Seguramente, el exilio era
un lugar de sufrimiento colectivo (11:14-21) pero en claros
y definidos trminos Ezequiel traza una lnea de
demarcacin entre los justos y los infieles. Incluso aunque
todos tengan que sufrir al presente, la ltima distincin
entre ellos es una cuestin de vida o muerte. Los injustos
perecen, los justos tendrn que vivir. Como las leyes
bsicas del Pentateuco estn dirigidas al individuo, as
Ezequiel en ello, resalta la responsabilidad de cada israelita.
Habiendo tratado con el problema del individuo,
Ezequiel revierte al tema de la mxima importancia: el
destino de Jerusaln. En una lamentacin (19:1-14), expresa
el pattico desarrollo que tendrn los acontecimientos,
mostrando al prncipe de Jud como a un len capturado
con cepos Y enjaulado para su deportacin a Babilonia. El
lamenta que la destruccin del reino sea tan completa, y que
no quede un retoo ni siquiera un cetro Para un gobernante.
VI. La ltima medida completa 20:1-24:27
El fracaso de Israel 20:1-44
El juicio en proceso 20:45-22:31
Consecuencias de la infidelidad 23:1-49
Ezequiel atemperado para el juicio 24:1-27
Durante dos aos, el profeta, como un atalaya, ha advertido
fielmente al pueblo. Una vez ms en el 591 una delegacin
de ancianos toma asiento ante l, para inquirir la voluntad
del Seor. Sedequas est todava en el trono de Jerusaln.
Ezequiel revisa una vez ms la historia de Israel.
Esta vez resalta que Dios eligi a Israel en Egipto, le dio su
ley, y les llev a la tierra de Canan, pero ellos no han
hecho otra cosa que provocarle con sus dolos, ritos
paganos, y sacrificios. En su ira, Dios le ha esparcido y
finalmente los volver a traer purificados en, gracia a su
propio nombre (21:1-44).
La pronunciacin de esta revisin recarga el
nfasis del juicio que sigue como secuencia natural. Dios
est encendiendo un fuego para consumir el Neguev
(20:45-49). Est afilando su espada, llevando al rey de
Babilonia a Jerusaln en un acto de juicio (21-22). Los

prncipes han derramado sangre inocente, el pueblo es


culpable de los males sociales, quebrantando la ley y
olvidando a Dios. Jerusaln se convertir en un horno para
purificar al pueblo, mientras que derrama su ira.
El pecado de los pactos con los extranjeros, est
desarrollado en el captulo 23, segn Samaria, llamada
Ahola y Jerusaln, llamada Aholiba, llevan sobre s el cargo
de la prostitucin. Las alianzas con naciones extraas, que
frecuentemente implican el reconocimiento de dioses
paganos, constituyen una grave ofensa hacia el
Seor. Infortunadamente, Jud fall en ver la cada de
Samaria como un aviso. En vista de sus pecados Jerusaln
est advertida de que los caldeos vendrn a ejercitar su
juicio sobre ellos. La copa de la ira de Dios est a la mano.
En el mismo da, 15 de enero del 588, en que los
ejrcitos babilnicos rodearon a Jerusaln, Ezequiel recibi
otro mensaje (24). No se indica si Ezequiel dramatiz esto
en una accin, somblica o la produjo verbalmente en
forma de alegora. Teniendo ante l un cordero escogido en
la sartn, que representa a Jerusaln, Ezequiel saca la
consecuencia de la destruccin. La sartn con manchas de
orn, figurando manchas de sangre, es colocada sobre el
fuego hasta que se funde. En el proceso de su fundicin, las
manchas sangrientas son quitadas, ilustrando claramente
con ello que las manchas de sangre de Jerusaln sern
quitadas slo por la completa destruccin. En el curso de
esta representacin grfica, muere la esposa de Ezequiel.
Como una seal significativa para su auditorio, se le ordena
a Ezequiel no llevar luto pblicamente. Tampoco el pueblo
lo llevar cuando reciba las noticias de que el templo de
Jerusaln ha sido destruido. El Dios soberano hace esto
para que ellos sepan que El es el Seor. En conclusin,
Dios asegura a Ezequiel que cuando las noticias del sino de
Jerusaln, le lleguen, su sordera terminar.
VII. Naciones extranjeras 25:1-32:32
Amn, Moab, Edom y Filistea 25:1-17
Fenicia 26:1-28:26
Egipto 29:1-32:32
Las profecas fechadas en estos captulos, con la
excepcin del 29:17-21, ocurren durante el dcimo o
duodcimo ao del cautiverio de Ezequiel. Esto aproxima el
perodo del asedio y sitio de Nabucodonosor en Jerusaln,
al 588-586. Con la capitulacin de Jerusaln pendiente,
surge indudablemente la cuestin de a qu nacin, entre las
otras, tendr Dios planeado llevarse a Jud. Tendrn ellos
que ir all para juicio?
En el captulo que abre este pasaje, los amonitas,
moabitas, edomitas y filisteos son denunciados por su
orgullo y gozosa actitud ante el sino de Jud. Aunque
aliados a Jud para conjurarse en una rebelin contra Babilonia (Jer. 27:3), ellos la abandonaron para or el fragor del

combate de la invasin de Nabucodonosor. Por su


arrogancia y su odio hacia la religin de Israel, sern
castigados. La ejecucin contra ellos comienza en el
subsiguiente perodo; pero el completo cumplimiento de
esta prediccin espera al ltimo establecimiento de la
supremaca de Israel en, su propio suelo. A travs de Israel,
Dios llevar su venganza contra Edom (25:14).
Los ms largos pasajes estn dirigidos contra los
fenicios y sus ciudades de Tiro y Sidn y contra Egipto.
Con los ejrcitos de Babilonia concentrados sobre
Jerusaln, los exiliados pueden haber imaginado por qu
Fenicia y Egipto escaparon al vengativo empuje de
Nabucodonosor.
En un anlisis de mayor extensin, Ezequiel trata
del destino de Tiro y su prncipe con una adecuada
lamentacin para cada uno de ellos (26:1-28:19). Sidn,
que era de menor importancia, recibe slo una breve consideracin (28:20-23). Por contraste, Israel ser restaurada
(28:24-26). La condenacin de Tiro es cierta, puesto que
Dios est llevando a Nabucodonosor contra ella. La
lamentacin, de Tiro describe la prdida de la gloria y la
supremaca que haba gozado en su estratgica situacin, en
su belleza arquitectnica, su fuerza militar y sobre todo, en
su fabulosa riqueza comercial. Tampoco Sidn escapar a
la destruccin (28:24-26).
Para hacer un paralelo de la cada de Tiro,
Ezequiel habla del destino del prncipe que gobierna la
ciudad y el reino de Tiro (28:1-10). Aunque bueno a sus
propios ojos, el rey de Tiro es solamente un hombre por lo
que a Dios concierne. Por sus vanas aspiraciones, ser
castigado.
Egipto, que usualmente juega una parte vital en las
relaciones internacionales de Jud, recibe una extensa
consideracin en estas profecas (29-32). En su asociacin
con Israel, la nacin de Egipto ha sido como una caa, que
se abandona al enemigo cuando llega la conquista. Egipto y
sus gobernantes tambin estn inculpados con orgulloel
faran se jacta de que el no Nilo, del cual depende la
existencia de Egipto, estaba hecho por l.
La conquista y la rapia aguardan a Egipto.
Aunque sea restaurada en un perodo de cuarenta aos de
desolacin, Egipto nunca llegar a adquirir su antigua
posicin. Nunca proporcionar de nuevo una falsa segundad para Israel. Dios enviar a Nabucodonosor a Egipto
para que despoje su riqueza, ya que los malos hombres
poseen la tierra. Los divinos actos del juicio sern evidentes
en la destruccin de los dolos en Menfis y la errla de las
multitudes en Tebas.
En forma de advertencia, Egipto es comparado a
Asira, que sobresala como un cedro del Lbano por
encima de todos los dems rboles (31:1-18). Como el
poderoso reino de Asira, Egipto caer. Ezequiel compara la
destruccin a su descenso en el Hades. Un ao y dos meses

ms tarde, tras haber sabido la cada de Jerusaln, se


lamenta una vez ms de la humillacin que pende sobre
Egipto (32:1-16). El canto fnebre del funeral (32:17-32),
tal vez fechado en el mismo mes [, expande la lamentacin,
situando ya en la lista seis naciones para ir al Hades.
Egipto, en su destino, se unir a poderes tan grandes como
Asira, Elam, Mesec y Tubal, y las naciones vecinas tales
como Edom, los sidonios y los prncipes del norteindudablemente, una referencia a los gobernantes sirios.
Todos esos darn la bienvenida a Egipto en el Hades, en el
da de la calamidad.
VIII. Esperanzas para la restauracin 33:1-39:29
El atalaya con una nueva comisin 33:1-33
Los pastores de Israel 34:1-31
Contraste entre Edom e Israel 35:1-36:38
Promesa de restauracin y triunfo 37:1-39:29
El mensaje de Ezequiel est ligado a los tiempos
en que l vive. Desde el tiempo de su llamada, en el 593 a.
C., ha conducido, por la palabra y por la accin simblica,
el destino de Jerusaln. Durante el sitio de Jerusaln, se le
dio un, mensaje concerniente al lugar de las naciones
extranjeras en la economa del Dios de Israel. Con la
destruccin de Jerusaln cumplida, Ezequiel, una vez ms,
dirige su atencin a las esperanzas nacionales de Israel.
Un fugitivo procedente de Jerusaln informa a
Ezequiel y a los exiliados en enero del 585 a. C. que la
ciudad ha capitulado realmente ante el ejrcito de
Babilonia. Indudablemente, los informes oficiales en
Babilonia haban anunciado previamente la conquista de
Jud. Probablemente, la fecha dada (33:21-22) est
ntimamente relacionada a la totalidad del contenido de este
captulo. Dios, que haba previamente revelado a Ezequiel
el hecho de la cada de Jerusaln, en la vspera de la llegada
de este mensajero, entonces invita al mensajero a que hable
de nuevo. Esta terminacin de su perodo de sordera, es un
signo de la divina confirmacin (24:27). Dios ya haba
condicionado a Ezequiel, al recordarle que l es un atalaya
de la casa de Israel (33:1-20). Dirigindose de nuevo como
"hijo del hombre", l es el responsable para advertir a su
propio pueblo.
Tras de la llegada del fugitivo, Ezequiel es
preparado para el mensaje transicional (33:24-33). El
remanente no arrepentido que hay en Palestina, transfiere
entonces su confianza desde el templo arruinado al hecho
de que ellos son la semilla de Abraham. Con. Jerusaln en
ruinas, seguramente ninguno de los que se encuentran entre
el auditorio de Ezequiel es lo bastante estpido para pensar
que puede intentar una rebelin con xito frente a
Nabucodonosor. Ezequiel es advertido de que el pueblo
ser lo bastante curioso para escuchar su mensaje; pero no
lo obedecer.

El tema de la esperanza comienza con una


discusin de los pastores de Israel (34-1:31). En contraste
con los falsos pastores, que estn condenados por su
egosmo, Dios aparece descrito como el verdadero Pastor
de Israel. Mirando en el futuro lejano de los israelitas, se les
asegura su restauracin nacional. Haciendo un pacto de paz
con ellos, Dios les establecer en su propia tierra para gozar
de bendiciones sin lmites bajo el pastor, identificado como
"mi siervo David". Puesto que la historia no tiene datos del
cumplimiento de esta promesa para Israel, parece razonable
anticipar esta realizacin en el futuro.
La tesis de la restauracin de Israel est
desarrollada en 35:1-36:38, en contraste a la anttesis de la
destruccin de Edom. Edom o monte de Seir est cargado
con los delitos de enemistad, odio sangriento, avidez y
codicia de la tierra de Israel e incluso de blasfemia contra
Dios. Edom, incluyendo a todas las naciones (36:5), est ya
marcada para su devastacin. Por contraste, los israelitas
sern reunidos desde todas las naciones y una vez ms
gozarn del favor de Dios en su propia tierra. Israel ha
profanado el nombre de Dios entre las naciones; pero El
actuar trayndoles de nuevo en gracia a Su nombre. Por
una transformacin, Dios les impartir un nuevo corazn y
un nuevo espritu, purificndoles en la preparacin para que
sean Su pueblo.
Sin duda, tanto Ezequiel como su auditorio
tuvieron que haberse preguntado cmo sucedera tal cosa.
Con Jerusaln en ruinas y el pueblo en el exilio, las
perspectivas no podan ser ms obscuras y sombras. En
37:1-39:29, la restauracin de Israel en triunfo sobre todas
las naciones, queda desarrollada y dibujada. Por divina
revelacin, Ezequiel llega a la seguridad de que todo esto
tendr su cumplimiento.
El Espritu del Seor conduce a Ezequiel en medio
de un valle lleno con huesos secos. Dios invita al profeta a
que hable a aquellos huesos. Ante su asombro total,
Ezequiel ve cmo los huesos se animan con la vida. Esta
resurreccin de los huesos muertos, significa la reavivacin
y la restauracin de la totalidad de la casa de Israel,
incluyendo tanto al Reino del Norte como al del Sur. Sern
reunidos como los israelitas sern reagrupados procedentes
de entre las naciones con la especfica promesa de que un
rey gobernar sobre ellos. El gobernante o "pastor", de
nuevo identificado como "mi siervo David", deber ser el
prncipe para siempre en tanto el pueblo se conforma a los
estatutos y ordenanzas de Dios. En la tierra de Israel, Dios
establecer una vez ms su santuario de forma tal, que todas
las naciones conocern que El ha santificado y purificado a
su nacin de Israel.
El establecimiento de Israel no permanecer oculto
ni sin desafo. Naciones procedentes de las partes del norte,
especialmente Gog y Magog, reunirn en masa sus ejrcitos
para luchar contra Israel en los postreros das. Viviendo en
ciudades sin vallar y gozando de una prosperidad sin
precedentes, Israel se convertir en el objeto codiciado de
los enemigos invasores procedentes del norte. Esto, sin

embargo, ser un da de divina vindicacin. Las fuerzas de


la naturaleza en forma de terremotos, lluvia granizo, fuego
y azufre sern dejadas sueltas contra el feroz invasor. La
confusin, el derramamiento de sangre y la pestilencia
prevalecern mientras luchan el uno con el otro. Ave de
presa y bestias salvajes devorarn los ejrcitos de Gog y
Magog y el enemigo quedar sin ayuda, permitiendo as
que Israel tome todos sus despojos de guerra. Durante siete
meses, enterrarn a los muertos y purificarn la tierra.
Con todas las naciones conscientes de los juicios
de Dios, a Israel se le asegura la restauracin de su buena
fortuna. Ellos vivirn con seguridad en la tierra donde nadie
tendr miedo. No quedar nadie entre las naciones, cuando
Dios vierta su Espritu sobre ellas.
IX. El estado restaurado 40:1-48:35
El nuevo templo 40:1-43:12
Regulaciones para el culto 43:13-46:24
La tierra de las bendiciones 47:1-48:35
El tiempo de la pascua durante el mes de Nisan
(573), indudablemente, recuerda a los exiliados el ms
grande milagro que Dios hubo llevado a cabo en nombre de
Israel a quien liber del cautiverio de Egipto. Durante los
catorce aos que haban transcurrido desde la destruccin
de Jerusaln, los exilados, probablemente, adaptados a su
nuevo entorno, no hubieron tenido ninguna esperanza de un
inmediato retorno. Como mucho, si creyeron en la
prediccin de Jeremas concerniente a un perodo de exilio
de setenta aos, slo unos pocos de los que haban sido
tomados en Jerusaln, podran haber retornado. Sin duda, la
promesa de Ezequiel de la definitiva restauracin les
asegur del amor de Dios y de Su cuidado por la nacin de
Israel.
Ezequiel tuvo otra visin. Similar a la revelacin
de los captulos Sal, el profeta ve la realidad de la
restauracin. De nuevo, el punto focal es el templo de
Jerusaln, que simboliza la presencia real de Dios con su
pueblo. Un hombre inominado, lo ms probable un ngel
del Seor, toma a Ezequiel para hacer una visita del templo,
sus alrededores y la tierra de Palestina. La gloria de Dios,
que primeramente abandon al templo a su condenacin,
entonces retorna a su sagrado santuario. Una vez ms, Dios
habita all entre su pueblo. A Ezequiel se le instruye para
que observe bien aquel viaje de la restaurada Israel. Todo lo
que ve y oye, lo comparte con sus compaeros en el exilio
(40:4).
Desde el ventajoso punto de la cima de una alta
montaa, Ezequiel ve una estructura parecida a una ciudad
representando el templo y su entorno. El gua, con una vara
de medir en la mano, inspecciona cuidadosamente las
murallas del rea del templo y la de varios edificios,
mientras que conduce a Ezequiel en aquel espectacular

viaje. Lo ms extraordinario del viaje por el templo es la


reparacin de la gloria de Dios, que Ezequiel identifica con
la revelacin que tuvo en el canal de Quebar (ver 1 y 8-11).
A Ezequiel se le asegura entonces que aquel es el nuevo
templo que Dios establecer para su eterno habitar con su
pueblo. Nunca ms se despreciar el nombre de Dios con la
idolatra. A los penitentes y contritos, que hay entre el
auditorio de Ezequiel, este mensaje del templo restaurado
les ofrece la esperanza. Y son alentados a conformar sus
vidas en obediencia a los requerimientos de Dios (43:1013).
Las nuevas regulaciones para un culto aceptable
estn cuidadosamente prescritas (43:13-46:24). Ezequiel ve
el altar y toma nota de las ofrendas y sacrificios que
proporcionan al pueblo una base aceptable para su aproximacin a Dios. Al entrar en el templo, se postra en
reconocimiento de la gloria de Dios que llena todo aquel
santuario. Una vez ms, recibe instrucciones para marcar
bien las ordenanzas y detalles para aquellos a quienes se les
permita oficiar en el nuevo templo. Por romper la alianza y
profanar el templo con la idolatra, el sacerdote est sujeto a
grave castigo. Dios bendecir a Israel con una clase
sacerdotal restaurada y un prncipe que ensear al pueblo,
establecer la justicia y observar las fiestas y las
estaciones.
La visin culmina en los viajes de Ezequiel por la
tierra de Israel (47:1-48:35). Comenzando en las puertas del
templo, el profeta ve un ro que sale hacia el sur desde
debajo del umbral hasta Arabia, suministrando agua fresca
para la abundante vida del mar y para la irrigacin de la
tierra en la produccin de frutos. La totalidad de la zona,
resurge con una nueva vida y la industria de la pesca
florece, abundando la vida en las granjas en toda la tierra.
La tierra de Canan est cuidadosamente dividida en
parcelas para cada tribu, desde la entrada de Hamat en el
norte hasta el ro de Egipto, en el sur. El prncipe y los
levitas recibirn una parcela prxima a la ciudad en donde
el templo est situado. Esta ciudad, en la cual se manifiesta
la divina presencia de Dios, es identificada como "El Seor
est all".
Israel restaurado a la tierra prometidaesta es la
esperanza que Ezequiel tiene para su generacin en la tierra
del exilio. Dios reagrupar a su pueblo en triunfo y lo
bendecir una vez ms.
Esquema VIII CRONOLOGA PARA EZEQUIEL
621. Nacimiento de Ezequiel.
Reformas de JosasMinisterio de Jeremas.
612. Cada de Nnive.
609. Muerte de Josas.

Joacaz gobierna tres mesesJoacim hecho rey


605. Batalla de Carquemis.
Rehenes tomados de Jerusaln a Babilonia
601. Batalla egipcio-babilnica en las fronteras de Egipto.
598. Joacim se rebela contra Babilonia.
597. Joaqun y cerca de 10.000 personas incluido Ezequiel
hechos cautivos.
594. Embajada enviada por Sedequas a BabiloniaJer.
29:3.
Sedequas aparece en BabiloniaJer. 51:59.
593. Llamamiento de Ezequiel1:1 y 3:16.
592. Tableta asignando raciones para Joaqun.
Los ancianos conferencian con Ezequiel8:1-11:25.
591. Los ancianos conferencian con Ezequiel20:1
588. El asedio a Jerusaln comienza en enero.
Mensaje de Ezequiel24:1.
587. Profecas de Ezequiel29:1, 30:20; 31:1.
586. Los babilonios entran en JerusalnSedequas huye
19 de julio
El templo es incendiado: 15 de agosto
Profeca contra Tiro26:1
585. Llegan los fugitivos8 de eneroEzeq. 33:21
Lamentacin sobre Egipto32:1 y 17
573. Visin de Ezequiel40:1.
571. La ltima profeca fechada de Ezequiel29:17
561. Joaqun liberado de la prisin, 26 marzo del 561
a. C.II Reyes 25: 27. (De acuerdo con Thiele, un
clculo de Nisan a Nisan es utilizado en Ezequiel,
mientras Reyes utiliza Tishri a Tishri; el primero comienza en abril y el segundo en octubre).
Habla el Antiguo Testamento por Samuel J. Shultz

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