El Brujo Postergado
El Brujo Postergado
El Brujo Postergado
El brujo postergado
(En: Historia universal de la infamia. Madrid: Alianza, 1983, 121-125)
10
15
20
25
30
35
40
45
50
55
60
ms remedio que asentir. Fueron para Roma los tres, donde los recibieron con honores
y misas y procesiones. A los cuatro aos muri el Papa y nuestro Cardenal fue elegido
para el papado por todos los dems. Cuando don Illn supo esto, bes los pies de Su
Santidad, le record la antigua promesa y le pidi el cardenalato para su hijo. El Papa
lo amenaz con la crcel, dicindole que bien saba l que no era ms que un brujo y
que en Toledo haba sido profesor de artes mgicas. El miserable don Illn dijo que
iba a volver a Espaa y le pidi algo para comer durante el camino. El Papa no
accedi. Entonces don Illn (cuyo rostro se haba remozado de un modo extrao), dijo
con una voz sin temblor:
Pues tendr que comerme las perdices que para esta noche encargu.
La sirvienta se present y don Illn le dijo que las asara. A estas palabras, el Papa
se hall en la celda subterrnea en Toledo, solamente den de Santiago y tan
avergonzado de su ingratitud que no atinaba a disculparse. Don Illn dijo que bastaba
con esa prueba, le neg su parte de las perdices y lo acompa hasta la calle, donde le
dese feliz viaje y lo despidi con gran cortesa.
Del Libro de Patronio del infante don Juan Manuel, que lo deriv de un libro rabe: Las
cuarenta maanas y las cuarenta noches.