Pedro Arias

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 193

JOS LUIS FRESQUET FEBRER

LA EXPERIENCIA
AMERICANA ,
YLA TERAPEUTICA
en los
SECRETOS DE
CHIRURGIA (1567)

de
PEDRO ARIAS

DE BENAVIDES

INSTITUTO DE ESTUDIOS DOCUMENTALES


E HISTRICOS SOBRE LA CIENCIA
UNIVERSITAT DE VALNCIA - C. S. 1. C.
VALENCIA , 1993

es profesor
titular de Hi storia de la Ciencia en la
Universidad de Valencia.

J OS L UIS FRESQUET F EBRER

La experiencia americana y la teraputica


en los Secretos de Chirurgia (1567),
de Pedro Arias de Benavides

CUADERNOS VALENCIANOS DE HISTORIA DE LA MEDICINA

y DE LA CIENCIA
SERIE

XLI
A (MONOGRAFAS)

Jos Luis Fresquet Febrer

La experiencia americana
y la teraputica
en los Secretos de Chirurgia (1567),
de Pedro Arias de Benavides

Instituto de Estudios Documentales e Histricos sobre la Ciencia


(UNIVERSITAT DE VA~NCIA-C.S.I.C.)

Valencia, 1993

IMPRESO EN EspARA
PRlNTED IN SPAIN

I.S.B.N. 84~370-1196-S
DEPSITO LEGAL: v. 1.801 - 1993

ARTES GRFICAS SOLER,

S. A -

LA OLlVERETA, 28

- 46018 VALENCIA - 1993

SUMARIO

PRLOGO ............................................................................................ 9
INTRODUCCIN .............................................................................. 17
EL HOMBRE Y SU POCA ........................................................... 23
Pedro Arias de Benavides y su formacin ...................................... 23
Viaje al Nuevo Mundo. Primera escala: Las Canarias .................... 30
Estancia en Santo Domingo, Honduras y Guatemala ..................... 36
Estancia en Mxico ............................................................................ 42
Regreso de Benavides. La situacin de la medicina y de la
ciruga en la Espaa de la poca .................................................. 55
PRODUCTOS CURATIVOS ............................................................. 67
Berraza, cebadilla, hierba hedionda y yuca ..................................... 79
Hierba para el dolor de la ijada y mal de la orina ........................... 84
La zarzaparrilla ................................................................................. 85
El palo santo o el guayacn ............................................................... 89
Ruibarbo de las Indias .................................
93
Raz de mechoacn ............................................................................ 94
Blsamo de las Indias ....................................................................... 98
Aceite de liquidmbar ..................................................................... 100
Tacamaca ......................................................................................... 101
Incienso de Indias ............................................................................ 102.
Maguey ............................................................................................. 103
Tunas ................................................................................................ 107
Aguacate ........................................................................................... 108
Hovos ................................................................................................ 109
Guayabas .......................................................................................... 110
Drago ................................................................................................ 111
Lirio crdeno .................................................................................... 112
oo . . . . . . . oooo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Los productos curativos de los Secretos de chirurgia desde una


perspectiva actual ............................................................. 114
EL MORBO GLICO,. ............................................................... 119
Origen del morbo glico y seales para reconocerlo ................... 119
Tratamiento del morbo glico ......................................................... 128
Acerca del agua de palo mezclada con zarzaparrilla ..................... 142
OTRAS ENFERMEDADES QUIRRGICAS SIN RELACIN
CON EL MORBO GLICO .......................................................... 145
De la mirrarchia: Causas, diagn6stico, pron6stico y
tratamiento .............................................................................. 146
Enfermedades de la verga .............................................................. 148
Heridas penetrantes en el crneo ................................................... 153
La oftalma ....................................................................................... 159
Heridas de la gorga, traquiarteria o trquea ................................. 162
Heridas cortantes de las manos ...................................................... 164
Lamparones ..................................................................................... 167
Modo de aplicar sin dolor los polvos de Juan de Vigo .................... 170
Agua magistral para la boca ........................................................... 171
Como curan las cadas en las Indias ............................................... 171
REFERENCIAS BmLIOGRFIcAS ............................................. 173
NDICE ONOMSTICO ................................................................. 183
NDICE DE MATERIAS ................................................................. 187

PRLOGO
por
Jos Ma L6pez Piero

La investigaci6n historicomdica est sufriendo en la actualidad


una profunda crisis, en buena parte debida al proceso regresivo que
viene desmontando durante los ltimos aos la institucionalizaci6n
de la disciplina. Seal inequvoca de dicha crisis es la proliferaci6n
de trabajos de segunda mano, que significan una grave prdida de
informaci6n y un empobrecimiento te6rico y metodo16gico, que a
menudo pretende enmascararse con supuestas revoluciones
epistemo16gicas) y replanteamientos puramente verbalistas. Recientemente he intentado poner de relieve que tales especulaciones
suponen una completa ignorancia de la rica tradici6n de la
historiograffa mdica y sus implicaciones con las ms importantes
corrientes del pensamiento filos.fico, los estudios histricos y el
desarrollo de las ciencias sociales. Recuerdo la irona con la que Lafn
Entralgo me ha hablado en mltiples ocasiones de este tipo de caldo
de cabezas) y la forma en la que Ackerknecht asociaba el ensayismo
pretencioso e indocumentado con la decadencia de la actividad
cientfica de un pas o de una disciplina.
La citada crisis explica el marasmo casi completo en el que hoy se
encuentran los estudios sobre la historia de la teraputica y el
galenismo del siglo XVI, los dos temas en los que hay que encuadrar
el presente libro de Jos Luis Fresquet. Ackerknecht sola cifrar la
tradicional marginaci6n del primero en el hecho de que la ltima
exposici6n de conjunto fuera la poco satisfactoria obra del dans
Julius Petersen Hauptmomente in der geschichtlichen Entwicklung
der medizinischen Therapie (1877). l mismo contribuy6 a superar
esa importante laguna con una serie de artculos y, sobre todo, con su
Therapie van den Primitiven bis zum 20. Jahrhundert (1970), la
9

ltima de sus claras y lcidas sntesis, cuya edicin inglesa apareci


tres aos despus. Tambin hicieron importantes aportaciones al
tema otros maestros de su generacin. Lan Entralgo plante de
modo penetrante los presupuestos teolgicos y filosficos de los
orgenes de la teraputica moderna en Das Christentum und die
medizinische Technik (1960), publicado de modo resumido en castellano en la misma fecha, y ofreci una breve pero iluminadora visin
global de la farmacologa y la teraputica decimonnicas en el
correspondiente captulo de laHistoria universal de la medicina por
l dirigida (1974). Desarrollando en cierto modo el anlisis clsico
de Max Neuburger, Die Lehre von der Heilkraft der Natur (1926),
Erna Lesky se ocup en profundidad Von den Ursprngen des
therapeutischen Nihilismus (1960) en un artculo que tradlije al
castellano poco despus. Aunque durante las dos ltimas dcadas se
han publicado algunos trabajos aislados valiosos en torno a la
cuestin, las slidas y sugestivas perspectivas abiertas por estos
ttulos no han sido aprovechadas de modo sistemtico en lneas de
investigacin continuadas, con la nica excepcin prcticamente de
la desarrollada por Jos Luis Fresquet. Iniciada con su tesis doctoral
La teraputica farmacolgica en la Espaa del siglo XIX (1985), la
centr en una primera etapa en el estudio de la farmacoterapia
contempornea y la ha ampliado en una segunda a dos captulos
diferentes: la teraputica popular y la del siglo XVI.
La indagacin acerca de la teraputica popular valenciana que
actualmente encabeza Fresquet parti del seminario de folkmedicina
que desde hace ms de tres dcadas se imparte en Valencia como
parte de la enseanza de la disciplina para estudiantes de la
licenciatura de medicina. Dicho seminario haba sido dirigido anteriormente, entre otros, por Emilio Balaguer, para quien tambin
sirvi de experiencia inicial de una trayectoria que ha acabado
cristalizando en los importantes trabajos sobre la materia que desde
hace algunos aos vienen realizndose en el Departamento de la
Universidad de Alicante. Fresquet comenz por enriquecer el seminario desde el punto de vista didctico, convirtindolo despus,
mediante una cuidadosa planificacin, en un fructfero instrumento
de recogida normalizada de materiales para la investigacin. En
torno a esta tarea se ha constitudo un grupo, formado principalmente por antiguos estudiantes que continan integrados en el semina-

10

rio tras haber cursado brillantemente la asignatura. Los trabajos de


este grupo, fruto de varios aos de dedicaci6n, han motivado ya
notable inters en el ambiente de los cultivadores europeos de la
etnofarmacologa.
El anlisis de las diversas corrientes del galenismo del siglo XVI es
otra de las grandes lagunas de la investigaci6n historicomdica. En
mi estudio sobre las Controversiae medicae et philosophicae , de
Francisco Valles (1988), confundiendo quiz mis deseos con la
realidad, afirm que se estaba iniciando una importante serie de
investigaciones, principalmente debidas a autores centroeuropeos y
angloamericanos que prometan que en un prximo futuro se produjera un profundo cambio en los conocimientos acerca del tema.
Desgraciadamente me equivoqu, ya que tal serie no ha tenido
continuidad, de modo que en el momento actual no existen lneas de
trabajo sobre este captulo que puedan equipararse, por ejemplo, a
las dedicadas al galenismo bsjomedieval, tan brillantemente cultivadas en nuestro pas por Juan Antonio Paniagua, Luis Garca
Ballester y Pedro Gil Sotres. La investigaci6n tanto sobre el perodo
renacentista como acerca del medieval exigen una slida formacin
y un dominio del oficio diffcilmente alcanzables sin una exigente
profesionalizaci6n, que sin duda ha retrocedido en los ltimos afios
a causa del proceso regresivo de la institucionalizaci6n de la disciplina antes aludido. Sin esas condiciones, el acercamiento a los complejos problemas del galenismo del siglo XVI y a sus contextos realmente
labernticos degenera habitualmente en un pattico ensayismo.
La teraputica supone, adems, dificultades especficas. Un considerable obstculo es el planteado por la mera identificacin de los
medicamentos simples y compuestos de la poca. Es un aspecto que
eluden muchos historiadores de la medicina, por la nica razn de
que los correspondientes textos les resultan ininteligibles. A esta
barrera tcnica viene a sumarse un prejuicio extraordinariamente
difundido: la idea de que la teraputica medicamentosa de la poca
careca de eficacia. Dicho prejuicio, basado exclusivamente en el
llamado <cchauvinismo hist6rico asociado a la ignorancia, es paralelo
al que suele motivar la eficacia de la teraputica popular. Podra
reunirse una sabrosa antologa de las pintorescas afirmaciones que
ha motivado por parte de personalidades mdicas, de historiadores
de la medicina poco crticos e incluso de historiadores generales

11

carentes del sentido del ridculo. Como ejemplo representativo, me


limitar a recordar que en la Biblioteca Historicomdica de Valencia
existe un ejemplar de una de las innumerables ediciones tardas del
Tesoro de los pobres atribudo a Pedro Hispano, cuyas recetas,
incluidas las de ms innegable eficacia, llevan anotaciones manuscritas insultantes de un catedrtico de la propia Facultad de Medicina que alcanz cierta fama durante el primer tercio del presente
siglo. Aunque la edicin carece por s misma de inters, el ejemplar
merece una reimpresin facsmil como muestra de hasta donde
puede llegar la barbarie y la irracionalidad de los que creen que
nicamente el sistema mdico acadmico contemporneo cuenta con
recursos teraputicos eficaces.
Los estudios de Fresquet acerca de la farmacoterapia del siglo XVI
estn integrados en el trab~o en equipo que desde hace ms de un
lustro viene realizando, junto a Mara Luz Lpez Terrada, Jos
Pardo Toms y a m mismo, en torno a la introduccin en Europa de
la materia mdica americana. Debido a su experiencia en el tema, se
ha encargado de la asimilacin de las nuevas medicinas,. americanas por la teraputica europea del perodo, mientras que Lpez
Terrada y Pardo Toms estn sometiendo a un minucioso anlisis las
primeras noticias y descripciones de las mismas, desde las fuentes
colombinas hasta mediados de la centuria, y yo me he centrado en las
aportaciones posteriores de la Historia medicinal , de Nicols
Monardes,ydelaexpedicin a Nueva Espaa de Francisco Hemndez.
Dentro de este marco, la presente monografa sobre los Secretos de
Chirurgia de Pedro Arias de Benavides convierte un texto hasta
ahora considerado de escaso relieve histrico en una fuente de
primera importancia para el estudio de la fase inicial del citado
proceso de asimilacin de las (nuevas medicinas americanas. Ello
ha sido posible gracias a la lectura en profundidad que Fresquet ha
realizado de su contenido y a la cuidadosa contextualizacin a la que
lo ha sometido desde una doble perspectiva: las diversas mentalidades y los problemas prcticos de la medicina de la poca y la
trayectoria posterior de la farmacoterapia.
Por otra parte, este volumen significa una sobresaliente contribucin a la investigacin histrica de la ciruga espaola del Renacimiento, prcticamente paralizada desde la serie de estudios realizados o dirigidos por Luis S. Granjel a lo largo de los aos cincuenta y

12

sesenta. Replantea diversas cuestiones, entre el1as, una periodificaci6n ms precisa de la actividad quirrgica espaola del perodo, que deberan ser abordadas con unos mtodos que tuvieran en
cuenta las nuevas tcnicas de investigaci6n historicomdica. En la
producci6n anterior del propio Fresquet relativa a la obra quirrgica
de Juan Calvo -que fue el tema de su tesis de licenciatura- hay
algunos trab~os que son modlicos a este respecto. Destacare el
titulado La diversidad de mentalidades en la Cirugia>, (1580), de
Juan Calvo, a travs del estudio de sus referencias (1985), sin duda
el que ofrece resultados ms significativos de todos los realizados
entre nosotros con esta tcnica bibliomtrica.
Como sucede en otras muchas actividades, la situaci6n actual de
nuestra disciplina en Espaa resulta parad6jica desde una perspectiva internacional. Mientras que en los pases de mayor importancia
cientfica y cultural se ha producido el retroceso de la
institucionalizaci6n ya mencionado, en Espaa existe hoy un nmero de profesionales muy superior al de cualquier otro momento. No
es este lugar oportuno para debatir si se trata meramente de una
coyuntura motivada por la influencia de la obra de rango excepcional
de Pedro Lan Entralgo ysi tal coyuntura se ha producido con retraso.
Lo nico indiscutible es que al nlmero de profesionales existente
corresponden unas expectativas que no pueden ser defraudadas. En
varias ocasiones he expresado mi opinin de que los estudios realizados por los coetneos de Fresquet significan un avance cualitativo en
relaci6n con los de mi generacin. Importa mucho mantener este
nivel, aunque sea a contracorriente de la crisis que en este momento
padece la disciplina, cuya trayectoria ha sido hasta ahora y, en mi
opini6n, ser siempre guadnica. No puedo ni quiero ocultar que la
principal preocupaci6n del perodo final de mi vida acadmica es que
el carcter provinciano y dependiente de la vida cientfica y cultural
espaola acabe por desorientar a los que hoy protagonizan nuestra
actividad historicomdic~. Creo percibir alguna seal de alarma en
este sentido, pero espero y deseo que los devaneos de los picaflores de
revoluciones epistemoI6gicas.) y de modas ensaysticas sean literalmente arrollados por una caudalosa corriente de investigaciones tan
rigurosas y sugestivas como el presente estudio de los Secretos de
chirurgia, de Pedro Arias de Benavides.

13

Yo por bien tengo que cosas tan sealadas, y por ventura


nunca oidas ni vistas, vengan a noticia de mucoos y no se
entierren en la sepultura del olvido, pues podrl ser que
alguno que las lea halle algo que le agrade, y a los que no
aMndaren tanto los deleite
(PrlogodelLa.zariUode Torme8. Burgos, Ambel'68
y Alcal, 1654)
... no hay libro tan bajo ni de tan poco valor, que no sea
merecedor de ser leido

(Arias de Benavides)
Aunque los Antiguos supiesen mucho no pudieron saber
todas las propiedades y curas pues el tiempo an no les
habl dado lugar ni la experiencia de las COBas

(Arias de Benavides)

INTRODUCCIN

Pocas cosas reflejan con ms intensidad el mundo de la cultura que


ellenguf\ie escrito sobre el que se ha levantado el largo camino de la
tradicin. Lo escrito -como dice Emilio Lled6-, nos sirve para
sostener la voz de los hombres a 10 largo de los siglos y, al mismo
tiempo, nos permite intuir otra forma de sentir y de percibir cada
presente de la historia. El escrito habla aunque ya no pueda hacerlo
el hombre que 10 produjo, pero siempre es respuesta a una serie de
preguntas que viven en el espacio histrico en el que se produjo y
alent ese lenguaje. Por otra parte, el texto es visto, leido, interpretado o asumido por el lector convirtindose a la vez en contexto.
Con esta perspectiva comenc la lectura y el estudio de los Secretos
de Chirurgia, de Pedro Arias de Benavides, que no pasaba de ser una
linea, un breve prrafo o un escueto comentario en la historia de la
medicina espaola. En cuanto al autor, ms sombras si cabe: unos
pocos datos biogrficos extraidos de su nica obra que slo Germn
Somolinos ha contextualizado de forma somera, pero muy acertada.
Enfrentarse con una edicin quizs tosca, descuidada, llena de
erratas y redactada en un castellano tan alejado del que nos legaron
Laguna y Fragoso, por poner un ejemplo, es tarea poco gratifican te
al principio. Finalizada sta no puedo menos que afirmar que se
descubre en el libro, con sorpresa, 10 que podramos llamar un
clsico clandestino, es decir, un autor no consagrado por los
esquemas al uso, cuyas obras pueden llegar a alcanzar un extraordinario inters.
Por muy superficial que sea el contacto que uno haya mantenido
con la ciencia del siglo XVI, no pueden ocultarse las simpatas que
inspira ese perido histrico en el que Espaa jugo un papel destacado. En el terreno de la medicina, el grupo de mdicos y cirujanos
espaoles sobresali de manera singular. Por lo general existe la

17

tendencia a resaltar la labor de los mdicos humanistas, de los que


renovaron la anatoma, de los cirujanos con una gran altura acadmica y con una prctica exquisita, de los cientficos que escribieron
obras que alcanzaron varias reediciones de distintos idiomas,y de los
que divulgaron al resto de Europa las novedades halladas en el
Nuevo Mundo. Poco inters despierta sin embargo, la labor llevada
a cabo por personajes secundarios o por los que familiarmente
llamamos de segunda y tercera filas. De los primeros ha habido en
todas las pocas unos pocos mientras que de los segundos debi haber
abundancia. De aqullos podemos saberlo todo o casi todo. De stos,
muy poco: testimonios indirectos, unas cuantas obras dispersas y
una escasez total de estudios sobre los mismos.
El inters de analizar los Secretos de Chirurgia que surge en
primer trmino, deriva del hecho que su autor apenas est situado en
los esquemas que se han ideado para explicar la medicina y ciruga
de este periodo histrico. No se puede comparar la figura de Arias con
la de otros contemporneos suyos como Andrs Alczar, Juan Fragoso, Dionisio Daza, Francisco Daz, etctera. Aunque parece que tena
una no despreciable formacin acadmica, lo ms indicado es colocarlo en el extenso grupo de empricos que ejercieron en la poca y de los
que se sabe muy poco. Aunque no podemos afirmar que Benavides
tuvo alguna titulacin, est claro que no alcanz un brillo especial,
caracterstica que debi darse en muchos de sus contemporneos.
Situados en la poca, y realizadas las primeras incursiones en el
texto, los motivos de inters en el mismo aumentan. Benavides fue
de los primeros profesionales que se trasladaron al Nuevo Mundo
exceptuando a aqullos que lo hicieron en las campaas de Conquista. Su libro es considerado como el primero que se public referente
a la medicina mexicana. Si adscribimos a Arias en la primera
generacin de cirujanos que public y ejerci en Espaa durante el
siglo XVI, su obra se adelanta en unos aos a las del resto. Nos ofrece,
por otra parte, el perfil que pudiera corresponderse con el de una serie
de personajes situados entre los empricos toscos y los cirujanos
acadmicos, de los que poco se ha escrito.
Examinado el contenido del libro, salta rapidamente a la vista su
oportunidad. Los temas coinciden exactamente con aquellos que
fueron el eje de la modernidad y de la renovacin en la poca: los
nuevos productos curativos americanos, el morbo glico y las

18

enfennedades quirrgicas que ms llamaron la atencin de los


cirujanos de ese periodo. Adems de esto, si exceptuamos la primera
entrega del conocido texto de Monardes, Benavides fue el primer
profesional de la medicina espaola que estuvo en Amrica y que
public infonnaci6n de primera mano sobre las nuevas medicinas.
La tierra americana fue, sin ninguna duda, la raz6n de su obra as
como la que podra explicar los principales rasgos de su personalidad.
El Nuevo Mundo ofreca una perspectiva de las cosas muy alejada de
una visi6n desde la Grecia clsica o desde la Baja Edad Media.
Respeto a los clsicos s, pero no en exceso; tal es la intenci6n de
Benavides al afinnar Aunque los Antiguos supieron mucho no
pudieron saber todas las propiedades y curas pues el tiempo an no
les haba dado lugar ni experiencia de las cosas)).
En tanto que europeo y espaol de su tiempo, Benavides admir y
respet el saber de los clsicos y de sus contemporneos (<<sera gran
yerro querer yo poder llegar a ninguna parte de las mismas habilidades de los Antiguos escritores ni de los modernos)), pero la
utilizaci6n de los mismos como criterio de certidumbre dej6 de ser
una nonna. Frente a las opioniones de aqullos, como hombre del
Renacimiento, antepuso la propia experiencia, que le confiri una
slida base para actuar, arriesgar y mostrar entusiasmo por las cosas
desconocidas que podan ser eficaces y tiles.
El afn de observacin de Arias se vislumbra desde las primeras
pginas. Los asuntos que quiere tratar se mezclan con el relato de los
sucesos de su vida personal y con la descripcin del mundo que ve. Su
libro contiene buena cantidad de hechos y de observaciones mexicanas;
es copioso en relatos clnicos y en la exposici6n de remedios y curas;
contiene descripciones etnogrficas dispersas sobre la vida y costumbres de los indgenas y de los primeros hispanos que se asentaron en
aquellas tierras, entre otros datos de inters.
Todos estos elementos se situan en un momento histrico decisivo
en el que se prodqjo el fenmeno de la fusin mdica y teraputica de
dos culturas diferentes. Est claro que Arias no volvi6 la espalda a
cuanto significaba experiencia mdica de los pueblos aoorgenes,
frente a los que no mostr ni una actitud de defensa ni de crtica o
ataque. Deja dicho muy claramente en sus pginas que de ninguna
manera perteneci al grupo de mdicos ortodoxos, graduados, fonnados en el sa~r europeo clsico que desdearon el conocimiento de los

19

mdicos indgenas. Semejante actitud, tal como ha sido demostrado,


fue la que desplegaron centenares de personas ajenas al arte de
curar, que recibieron atencin y tratamientos eficaces procedentes
de los Indios. Tampoco se atorment Benavides buscando justificaciones tericas a los efectos positivos de los nuevos productos, ni se
adscribi a las recientes modas; por ejemplo, defendi el uso de
mercurio contra el morbo glico en vez de emplear los poco eficaces
guayaco y zarzaparrilla en la ciudad de Mxico.
El estudio que aqu presentamos mantiene la estructura del propio
texto de Benavides a la vez que trata de rescatar y de poner en su
lugar los distintos elementos. En primer trmino, hemos realizado
un intento de reconstruccin de la biografa de Arias, situndola en
el marco social y cultural correspondiente. Como criterio ordenador
hemos seguido la secuencia cronolgica que l mismo emplea. Hemos
incluido los detalles histricos, sociales y culturales dispersos a lo
largo de la obra. En segundo lugar, nos ocupamos de los productos
curativos, casi todos de procedencia americana, que merecen por
parte del autor captulos especiales, precedidos de una revisin de los
principios tericos que regan la teraputica del momento. La tercera
parte la hemos consagrado al estudio del morbo glico desde su
origen hasta su tratamiento. Por ltimo la cuarta, la hemos dedicado
a analizar las enfermedades quirrgicas estudiadas por Arias que no
guardan una relacin directa con el mal francs.
Cmo he dicho al principio, he intentado unir al estudio histrico
de la obra de Benavides, la visin de todos los temas desde nuestra
'. actualidad. En este sentido, tomando como excusa el texto, me he
adentrado en la historia del devenir histrico de muchos productos
curativos empleados por nuestra medicina.
El presente trabajo se enmarca en los programas de investigacin
que se han desarrollado, o estn en curso de realizacin, en el
Instituto de Estudios Documentales e Histricos sobre la Ciencia.
Fundamentalmente dos: La actividad cientfica espaola en relacin
con la materia mdica y minerometalurgia americanas, y su influencia en la ciencia europea (s. XVI-XVII) y Tradicin y modernidad en
la actividad cientfica espaola en los siglos XVI y XVII. A pesar de

ser ste un estudio individual, no hubiera sido posible sin la concurrencia de mis compaeros Mara Luz Lpez Terrada, Jos Pardo
Toms, y especialmente del que es mi mejor maestro, Jos Mara

20

Lpez Piero. No sena justo que obviara aqu los nombres de


nuestros recientes amigos de Mxico, quienes directamente o a
travs de sus trabajos, me han influido en buena medida, especialmente la obra de Alfredo Lpez Austin. A l, a C. Viesca y a los
dems que no cito, quiero agradecer la acogida que nos dispensaron en nuestro viaje a aquel Pas y a habernos facilitado el acceso
a su mundo profesional y acadmico, digno de los primeros
lugares del mundo.
Mi agradecimiento tambin a las anotaciones de mi compaera de
Departamento Carla Aguirre ya Vicente Zorrilla que se ha encargado del montaje de este libro.
Valencia, marzo de 1993.

21

EL HOMBREYSUPOCA
Pedro Arias de Benavides y su formacin
Escasos son los datos que poseemos acerca de la biograffa de Pedro
Arias de Benavides. Estos proceden, sobre todo, de Nicols Antonio,
Anastasio Chinchilla y Antonio Hernndez Morej6n1, y de las pobres
noticias autobiogrficas que incluye dispersas a lo largo de su nica
obra publicada. Quin mejor ha contextualizado y aclarado, desde
Mxico, la mayor parte de estas pistas, ha sido el prestigioso
historiador Gennn Somolinos2 , que tambin ha hecho un anlisis
interno de su obra.
Tomando como nico punto de referencia los Secretos de Chirurgia,
en la biografa de Arias de Benavides pueden distinguirse tres
periodos: el primero abarcara desde su nacimiento hasta la partida
hacia Amrica, el segundo correspondera a su estancia en el nuevo
Continente y, finalmente, podramos situar el tercero entre la fecha
de su regreso a Espaa y el momento de su muerte.
Los que dan informaci6n de su nacimiento3 aseguran que sucedi6
en la ciudad de Toro, provincia de Zamora; algunos se aventuran a
decir que fue en 1521, fecha bastante improbable. Los datos sobre sus
estudios son contradictorios. Mientras Chinchilla afirma que no se
sabe nada al respecto, Morej6n asegura que curs6 medicina y ciruga
en la Universidad de Salamanca.
No podemos fiamos de que en la portada de su obra figure que fue
escrita por el doctor... ~). Es cierto que a travs de la lectura detenida
1 NICOLAS ANTONIO (1788), vol.II, p. 172; CHINCHILLA, A. (1841-1846),
vol.I, 436-446; HERNANDEZ MOREJON, A. (1842-1852), vol.ID, p.126. Tambinapareceen:ALVAREZSIERRA,J.(1959-61),XIII:4,p.15yenFERNANDEZ
DURO, C. (1891), p.345-346.
2 SOMO LINOS D'ARDOIS, G. (1979 a y b), se ocupa de Benavides en diversas
pginas del vol 2, y en las p.I96-197, del volumen 3.
3 Hasta el momento nadie ha realizado las habituales labores de archivo con
el fin de esclarecer los datos relativos a las fechas de nacimiento y muerte, as
como pistas sobre su biografia. El hallazgo de algunas de stas podran modificar
las noticias que aqu presentamos.

23

del texto se advierte un buen conocimiento del saber quirrgico ms


en boga durante aquella poca as como de las obras de Galeno y de
Hipcrates. Llama poderosamente la atencin el hecho de que al
establecer el tratamiento de algunas enfermedades diga que hay que
llamar al mdico para que realice las labores que le son propias, es
decir, corregir los accidentes de enfermedad, consumir el humor
pecante y evacuarlo mediante sangrias y purgas, para que luego
pueda proseguir el cirujano con la parte de la curacin que le
corresponde. Cabe tambin la posibilidad de que obtuviera el ttulo
por una de las universidades llamadas silvestres o menores.
Podemos deducir, por tanto, que Pedro Arias de Benavides no fue
mdico sino c~ano y debi recibir una formacin bastante digna.
La nica ocupacin de caracter cientfico que haba cristalizado en
una profesin sensu stricto fue la medicina, cuya enseanza y
ejercicio estaban reglamentados desde la Baja Edad Media. Sin
embargo la ciruga, de acuerdo con la separacin tradicional entre
tcnica y ciencia, se ejerca al margen de aqulla por una serie de
personas que permanecan en organizaciones de tipo artesanal.
En Castilla, la institucin encargada de autorizar y controlar el
ejercicio de la medicina, as como el de la ciruga, fue el Tribunal del
Protomedicato. Los que queran desempear esta ltima disciplina
deban presentar un testimonio de haber practicado durante cuatro
aos en algn hospital, ciudad o villa donde hubiera cil'l\ianos
aprobados. La pretensin de regular el quehacer quirrgico no se
hizo realmente efectiva hasta finales del siglo XVI.
En Espaa, aparte de los mdicos y cirujanos autorizados, existan
tambin varios tipos de empricos y cultivadores de diferentes
supersticiones y hechiceras,,4. Entre los primeros podemos mencionar a los barberos y sangradores, algebristas, batidores de cataratas,
hemistas, los que resolvan estrecheces uretrales, comadronas,
etctera. Siempre hubo cierto inters en reglamentar su ejercicio.
Los Reyes Catlicos emitieron una pragmtica en 1500 por la que se
concedan autorizaciones para ejercer a barberos y sangradores,
examinados previamente por los barberos mayores". Las Cortes
.. Lan habla muy acertadamente de cirujanos universitarios, sabedores y
hbiles; de cirujanos menores, hbiles y expertos, pero poco instruidos; y
empricos trashumantes, incursos casi en el curanderismo. Estara Arias de
Benavides incluido en el segundo grupo?

24

llegaron tambin a conceder permisos a algunas de estas personas


que haban adquirido reconocimiento y prestigio pblicos. Los pertenecientes al segundo grupo, es decir, los ensalmadores, nigromantes,
hechiceros, etctera, fueron siempre objeto de persecucin tanto por
la Inquisicin como por las instituciones de tipo mdico.
Hemos visto, pues, que la figura del cirujano estaba separada social
y profesionalmente de la del mdico universitario. Slo en ltalia5 yen
algunos lugares de Espaa la situacin fue distinta. Hubo universidades que contaron con ctedras de ciruga as como mdicos titulados que se consagraron a la prctica quirrgica. Por ejemplo, cuando
seplanific61a estructura de la Universidad de Valencia en 1499, se decidi
incorporar la enseanza quirrgica que sevena dando en la ciudad desde
1462. Este estudio de cirug(8) haba obtenido en 1478 un privilegio real
para disecar cadveres y, desde 1486, eraob1igatorio haber cursado cinco
aos consecutivos para poder presentarse al examen que facultaba para
ejercer la ciruga. La Universidad de Valencia se convirti en una de las
primeras de Europa que cont con una ctedra de esta disciplina. Con
todas estas novedades surgi una generacin de hombres, con una slida
formacin, que realizaron una excelente laborejerciendo en hospitales, en
las universidades y en los campos de batalla.
De momento no poseemos datos que nos permitan afirmar que
Benavides estudi medicina o se form junto a un cirujano. Esto
ltimo es, quizs, lo ms probable; incluso puede que recibiera
formacin terica de forma privada o que asistiera a algunas clases
de medicina. Por sus propios testimonios sabemos que aprendi a dar
unciones mercuriales mientras estaba en Salamanca. Precisamente
en esta ciudad se aprobaron en 1538 unos estatutos en los que se
deca que en la Universidad el catedrtico de medicina debera leer
el texto de Avicena y que los escolares, tras obtener el bachillerato en
Artes, habran de or tres cursos de medicina, con los cuales, y
habiendo practicado medio ao con alguno de los doctores o licenciados, podran ser admitidos al examen que les capacitara para el
ejercicio de la profesin6
6 Casi todas las universidades italianas tuvieron ctedras de ciruga asociadas
a la de anatoma. Berengario da Carpi y Alessandro Benedetti fueron lo uno y
lo otro. Les siguieron figuras que no requieren comentario como Vesalio, Falopio
y Fabrizi d'Acquapendente.
6 GRANJEL, L. (1953), p.ll.

25

Por 10 general en las facultades de medicina se lean en versin


latina los manuscritos que contenan las ms importantes obras
mdicas de los clsicos tanto rabes como griegos. Tal como seala
Garca Ballester7, estas versiones afirmaron el galenismo arabizado
que a 10 largo de los siglos bajomedievales y de los primeros aos del
siglo XVI se estableci como paradigma mdico, es decir, como patrn
nico de interpretacin del fenmeno morbos08
El ncleo del galenismo arabizado en Espaa y Europa apenas era
otra cosa que el comentario escolstico al Canon de Avicena en su
versin latina medieval de Gerardo de Cremona que, por otra parte,
era un texto bastante incromprensible9 Con el tiempo, los que
utilizaron este mtodo llegaron a un callejn sin salida y fueron
paulatinamente marginados por el galenismo hipocratista, nueva
corriente desarrollada por los mdicos humanistas. Su principal
preocupacin fue la de expulsar de las facultades a Avicena y a los
otros autores rabes.
De forma paradjica, a pesar de 10 dicho, el propio Canon se
convirti tambin en objetivo de los humanistas porque lograba
sistematizar de forma madura la ciencia mdica griega. A travs de
l, como dice Garca Ballester, podan adentrarse con fruto, usando
las debidas cautelas, en la inmensa selva de los escritos galnicos.
Hacia 152410s mdicos ya disponan en latn de una buena parte del
Corpus de Galeno. Los nuevos traductores no cuestionaron la autoridad de ste a pesar de las novedades, pero hicieron una lectura
desde los escritos del Corpus Hippocraticum donde predominaban
las observaciones clnicas.
Como hemos visto, Benavides dice en sus Secretos que estuvo haca
31 aos (es decir, en 1535 o 1536) en casa del licenciado Alonso de
Ponte 10 donde vio dar a un clrigo la primera uncin de mercurio que
se administr en Salamanca. Era en su opinin cosa muy nueva y
7 GARCIA BALLESTER,

L. (1984), p.21.

8 Consideracin de la salud~nfermedad desde los presupuestos de la medicina

griega establecidos por Galeno y desa1TOllados posteriormente a lo largo de la


Edad Media en el seno de las grandes culturas mdicas mediterrneas.
9Hubo mdicos que saban rabe y podan leer las fuentes originales. No fue
el caso de los de Salamanca.
10 Hemos encontrado un Alonso de Ponte, bachiller artista. Matriculado en
medicina, 1546-47, en SANTANDER, T. (1984).

26

muy poco practicada. u Si pensamos que se form en esta ciudad


podemos deducir, a la luz de lo dicho, el tipo de saberes con los que
entr en contacto. Tambin es lgico pensar que si bien los conocimientos de tipo terico fueron importantes, la prctica y el desarrollo
de la habilidad manual debi ser primordial para el cirqjano, as
como el aprendizaje de una serie de tcnicas basadas ms en el
empirismo que en la ciencia. A travs del estudio de las referencias
de la obra podemos acercamos al conocimiento de las bases informativas de Benavides. En la tabla nmero 1 observamos los autores
citados por nmero decreciente de referencias y su floruit.
A pesar de las lgicas limitaciones por las caractersticas de los
Secretos de Chirurgia, la observacin de esta tabla nos pone de
manifiesto lo que sabemos sobre la ciruga de la poca. Durante la
primera mitad del siglo XVI la (autoridad) indiscutible fue la figura
del tpico cirujano medieval, Guy de Chauliac. En su Chirurgia
Magna sistematiz la traduccin rabe desde los supuestos del
galenismo arabizado. En Espaa se publicaron numerosas traducciones y comentarios de este tratado, tanto en cataln (como por
ejemplo la de Bemat Casaldevol, en 1492y la de N ards Sola, en 1508)
como en castellano Oa de Lorenzo Camicer en 1533, entre otras). A
pesar de que editaron traducciones de los textos quirrgicos de
Lafranchi de Milano (1495)y de Pietro d'Argellata (1503),la obra que
ms directamente compiti con la de Chauliac, fue la Ciruga de
Giovanni da Vigo, de la que Miguel Juan Pascual hizo una edicin en
castenano en 1537; como afirma Lpez Piero, sta neg incluso a
ensombrecer el conocido libro del cirqjano francs. l2
El libro de Jun de Vigol3 es otro ejemplo de un texto mdico
arabizado, aunque su autor fuese ya un cirujano protorrenacentistan
Su primera parte ofrece un resumen anatmico perteneciente a la
lnea basada en Avicena, aunque con numerosas rectificaciones
anotadas por el traductor.
11 ARIAS

BENAVIDES, P. (1567).
J.M. (1979), p.36!.
13 El libro de da Vigo lleg a alcanzar ms de cuarenta ediciones en varios
idiomas. En latn se public en 1514, 1516, 1519, 1520, etc. Alguna de estas debi
ser utilizada por Benavides puesto que las citas que hace de l son en latn.
Parece, por tanto, que no emple la versin de Miguel Juan Pascual.
12 LOPEZ PmERO,

27

Tablan2 1
Relacin de autores, nmero de referencias y
floruit citados en los Secretos de chirurgia (1567)
de Pedro Arias de Benavides
Autores
Galeno
Guy de Chauliac
Giovanni da Vigo
Hip6crates
Avicena
Rogerlo de Salerno
Ruy Daz de Isla
Diosc6rldes
Guglielmo Saliceto
Andrea Vesalio
Abu al Kasim
Aecio de Amida
Paulo Aliabab
Pablo Egina
Bernard Gordon
lamerlo
Serapion
Alonso de Ponte
A. Robles Cornejo
Jean de la Ruelle
Francisco de Toro
Damin Torres
Pedro Torres
Esteban de Zavala

Referencias

Floruit

12
11
9
4
3
3
3

ll-2
XIV-2
XVI-1
Va.C.

XI-1
XII-2
XVI-l
1-2

2
2

XIll-2

XVI-1

XI-l

VI-1

1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1

VII-l
XIV-1

n a.C.-1
XVI-2
XVI-1
XVI-l
XVI-2
XVI-l
XVI-2
XVI-2

Tambin cita Benavides a Hip6crates, refirindose siempre a los


Aforismos. Nadie puede negar la gran inteligencia creadora y capacidad de sntesis que encierra el texto ms conocido del Corpus
Hippocraticum. Fciles de recordar y de memorizar, constituyeron
una especie de vademcum para el mdico prctico y tambin para

28

el cirqjano. Su influencia, casi constante hasta el siglo XIX en la


medicina cientfica, puede detectarse todava hoy en los saberes
mdicos populares. Ms adelante vamos a ver, no obstante, que el
cirujano toresano se atrevi a afirmar que se poda curar con xito
algo que en los Aforismos se da como mortal de necesidad. Esta
misma actitud toma respecto de Galeno, cuyo methodus medendi
atrae su atencin a lo largo de la obra con relativa frecuencia. A pesar
de eso, con toda soltura y naturalidad se atreve a decir de aqul que
era humano y por tanto no poda conocer todo.
En cuanto a las citas a Avicena poco ms podemos aadir a lo dicho
anteriormente. Siguiendo con el comentario de los autores citados
observamos que tambin hay referencias a otros ms antiguos como
el mdico montpellierense del siglo XIV, Bernard de Gordon, cuando
habla de los lamparones, cuya obra Lilium medicine apareci traducida al castellano, en Sevilla en 1495 y en Toledo en 1513. Como todo
mdico y cil'\\iano de la poca cita a Dioscrides y especialmente la
versin de Jean de la Ruelle que apareci en Pars en 1516. Dos aos
despus, Antonio de Nebrija la reimprimi en Alcal de Henares
agregando un extenso vocabulario de los nombres espaoles de todas
las drogas mencionadas por Dioscrides. Parece ser que esta edicin
influy profundamente sobre todos los tratadistas de nuestro pas de
materia mdica del siglo XVI. Ignoramos si Arias lleg a conocer la
versin de Andrs Laguna, cuya primera edicin data de 1555.
Mencin especial merecen las referencias a sus contemporneos.
Por una parte, la cita a Ruy Daz de Isla, natural de Baeza, que
public en 1539 en Sevilla el Tractado contra el mal serpentino que
vulgarmente en Espaa es llamado bubas que fue ordenado en el
ospital de todos los santos d'Lisbona ... , con observaciones y datos
reunidos con anterioridad, donde el autor estudia el origen y tratamiento de la sfilis. Segn Somolinos14 este mdico es citado por
autores mexicanos de la primera poca y su obra est entre los
documentos ms utilizados desde antiguo para apoyar el origen
americano de la sfilis. La referencia de Benavides a Vesalio, a quien
dedica el adjetivo de famoso cirujano y anatomista, aparece en el
captulo consagrado a discutir el tratamiento de la oftalma cronic,)
a la que ms adelante nos referiremos. Estos datos los extrajo
14 SOMOLINOS

D'ARDOIS, G. (1979a), p.131.

29

posiblemente de la obra de Gunther de Andemach16 que enmend6 y


public en 1538 o tal vez a prcticas de Vesalio difundidas oralmente
durante su estancia en Espaa y comentadas y conocidas por los
cirujanos de la poca16 De ninguna manera los pudo hallar en la
Chirurgia Magna de Andrs Vesalio, atribuida a sus discpulos, que
se public6 por primera vez en Venecia en 156917
stas son, pues, algunas de las bases de la formaci6n de Pedro
Arias de Benavides. Con toda seguridad estana al tanto de otros
muchos autores y de sus obras que, dada la naturaleza del texto que
escribe, se ve obligado a silenciar. Poco le sirve la autoridad de los
clsicos para contamos su experiencia en la vida real.

Viaje al Nuevo Mundo. Primera escala: Las Canarias


La segunda parte de la biograffa de Pedro Arias de Benavides pudo
comenzar, como dice Somolinos, en 1545 o en 1550. Por los datos que
nos suministra en su obra sabemos que viaj6junto con el odor Alonso
de Zurita; por tanto, si sali6 con l desde Espaa tendramos que
tomar la primera fecha y si se uni6 a l en su regreso de Nueva
Granada para ir a Santo Domingo, escogenamos la segunda.
No nos es posible, ni siquiera de forma somera, estudiar el entorno
o marco geogrfico, ecol6gico y social, en el que se desenvolvi6
Benavides, en el que estuvo inmersa su existencia y en el que trat6
de realizarse. 8610 podemos hacer referencia a aspectos que s
pudieron tener alguna influencia en su modo de pensar y de actuar l8
Hubo en la poca de nuestro cirqjano una gran movilidad social que
caracteriz el dinamismo del Renacimiento, que algunos consideran
como un puente entre la relativa estabilidad y rigidez feudal y la de
15 Se refiere a las Anatomiae institutiones de este autor, que fue maestro de
Vesallo en Pars.
16 SOMOLINOS D'ARDOIS, G. (1979a), p.152.
17VESAlJO,A.AndreruVesalii ...ChirurgiaMagnainsepteumlibrosdigesta...
Venetiis, Oficina Valgrisiana, 1569.
18 Vase MARAVALL, J.A. (1986); CESPEDES DEL CASTILLO, G. (1988);
MARGOLIN, J. CEd.). (1992); TENENTI, A. (1989).

30

las sociedades de rdenes de nueva estructuracin. Las enormes


transformaciones en el conocimiento geogrfico, en la vida poltica,
econmica, religiosa y de las mentalidades, afectaron en buen grado
el orden social.
La movilidad social tuvo una dimensin geogrfica, caracterizada
por la importancia de los viajes y desplazamientos que realizaron
personas de todas las condiciones y que les llev a conocer medios
diferentes al suyo. Se fueron suprimiendo y relativizando muchas
fronteras sociales y mentales; ideas, gustos, costumbres, dejaron de
ser signos distintivos de determinadas zonas. La gente se mova
alimentada de relatos odos y de estmulos recibidos de personas que
estaban de paso.
Por otra parte, el inters por lo extrao y lo nunca visto, como
seala Maravall 19 , se difundi en las sociedades europeas durante
los siglos :xv y XVI, aunque a veces los testimonios en favor de esta
idea se encuentran en textos que exaltan la herencia heroica de la
Antigedad. Esta curiosidad fue extraordinaria en la Espaa de
mediados del siglo XVI a juzgar por la inagotable bibliografia sobre
temas maravillosos>. que en estas dcadas se produjo. Amrica
supuso para los espaoles un pasto inagotable para su apetito de
novedades2o. En estos momentos la cultura tena ya una fuerte
dependencia de la palabra escrita, que sin duda debi contribuir a
alimentar ese inters por lo nuevo. A mediados de siglo ya haban
visto la luz los escritos de Coln, Corts y Pedro Mrtir de Anglera.
En 1552 apareci la Historia de las Indias Y conquista de Mxico, de
Francisco Lpez de Gmara. En 1522 se public el Sumario de la
NaturalHistoriade las Indias, de Femndezde Oviedo, y nueve aos
ms tarde los diecinueve primeros libros de la primera parte de la
Historia general y Natural de las Indias. Los Naufragios , de Cabeza
de Vaca, se dieron a conocer en 1542. Todos ellos son anteriores a la
fecha de partida de Arias de Benavides hacia Amrica.
A pesar de que en esta poca se produjeron hondas alteraciones en
el gobierno y en la sociedad, no puede olvidarse tampoco que
subsistieron formas tradicionales de gran peso en la vida econmica,
poltica, social y cultural.
19 MARAV ALL, J.A (1986), p.73.
20MARAVALL, J.A (1986), p.79.

31

La sociedad en la que se desenvolvi Benavides fue expansiva e


innovadora. Dispuso de dos recursos valiosos; por una parte, la fuerte
produccin de lana proporcionada por los millones de corderos
merinos de la Mesta, y por otra, los metales preciosos, especialmente
la plata, que le suministraban las posesiones coloniales de Amrica.
Tal como explicaNadal21 , el desarrollo econmico, simbolizado por la
llamada revolucin de precios), favoreci el incremento de la poblacin. En trminos generales, aunque el pulso econmico y demogrfico no fueron regulares, s hubo un florecimiento de la produccin, de
los intercambios y de la poblacin.
La economa castellana, sobre todo durante el reinado de Carlos 1,
dio un vigoroso paso adelante merced al aumento del numerario
circulante y a la apertura de nuevos mercados. Se extendieron los
cultivos y se crearon importantes manufacturas con miras a abastecer a las Indias y al territorio nacional, ahora ms poblado. La
expansin del mundo rural fue muy evidente; la produccin de
cereales creci constantemente hasta 1580 por aumento de la extensin cultivada. El crecimiento urbano tambin fue significativo;
ciudades como Valladolid, Toledo, Segovia, Sevilla, etctera. vieron
crecer el nmero de sus habitantes.
El motivo por el cualArlas de Benavides decidi ir al Nuevo Mundo
no lo podemos saber; no hay el menor indicio que nos permita
aventurar una hiptesis. En general, hacia mitad de la centuria, la
emigracin a las Indias Occidentales sufri cambios significativos
segn aseguran muchos autores22 El espritu aventurero cedi paso
al deseo de seguridad econmica. Se trasladaron en mayor cantidad
m~eres y nios, artesanos y profesionales, funcionarios y miembros
de la servidumbre del cuerpo administrativo colonial y eclesistico.
La mayora procedan de Andaluca, Extremadura y de las dos
Castillas. Los motivos para abandonar la Pennsula debieron ser lo
bastante fuertes como para decidirse a emigrar y enfrentarse a la
nada fcil navegacin trasatlntica. La informacin relativa a las
Indias, sobre todo para la mayor parte de la poblacin que no saba
leer ni escribir, era oral y proceda de los familiares. Los relatos
J. (1988), p.28-S5.
ellos, BOYD-BOWMAN, citado por MARTlNEZ. J .L. (1984). p.165166 Y CESPEDES DEL CASTILLO, G. (1988), p.1SO.
21 NADAL,
22 Entre

32

hablaban de la abundancia, de la comida, de las ganancias y, sobre


todo, de perspectivas profesionales para el que estuviera dispuesto a
trabajar. Las misivas iban a veces acompaadas de una cantidad de
oro y de plata para costear el desplazamiento. Muchos de los
emigrantes eran gentes sencillas y humildes ansiosas de mejorar sus
vidas y la de sus familiares con mejores resultados que en la
metrpoli. Esto nos confirma no slo la gran movilidad social en
sentido horizontal o geogrfica, sino tambin la que podemos llamar
vertical, hacia arriba si se tiene suerte, o hacia abajo en caso
contrario, que tuvo lugar en el siglo XVI.
Para viajar Benavides debi obtener el permiso correspondiente
expedido por la Casa de la Contratacin, una de las formalidades que
se exiga en el siglo XVI para ir a Amrica. Despus de que en 1511
se permitiera pasar a las Indias, Islas y Tierra firme a todos cuantos
quisiesen, sin pedirles informacin y con solo anotar los nombres, a
partir de 1518 se sucedieron las disposiciones reales para reglamentar el paso a los nuevos territorios, sancionar a los que viajaban sin
licencia, impedir el paso de los herejes y prohibir el viaje a Espaa de
los nativos del Nuevo Mundo23 Instalado en el puerto de partida y
provisto de la documentacin necesaria se debi ver obligado, como
era comn en la poca, a tratar con el dueo del barco, su capitn o
su maestre, para llegar a un acuerdo en el pago del pasaje. Es muy
dificil saber la cuanta del mismo, pero con los datos que se tienen
podra ser algo superior a lo que pagaban los religiosos que oscilaba
entre los 6 y los 10 ducados. Se vera obligado a llevar con l todo el
matalotaje, es decir, todo lo que hubiese menester durante el viaje,
excepto el agua de la que los provea malamente el barco24
Lo que s parece claro por la informacin que suministra Arias de
Benavides es que hicieron escala en las Islas Canarias y concretamente en la isla de Hierro, de la que dice que es la que mayores
alturas presenta exceptuando el pico de Teyra (el Teide, que se sita
en Gran Canaria). Las Islas fueron la nica posesin de la corona de
Castilla en el Atlntico durante el siglo XV, y la colonizacin de sus
siete mil kilmetros cuadrados fue una empresa de varios decenios.
La altura de su relieve -seala, refirindose a la isla de Hierro-,
obliga a las naves a evitarla en 10 posible porque si se acercan a ella,
23MARTINEZ, J.L. (1984), p.31-40.
24 MARTINEZ, J .L. (1984), p.41.57.

33

las montaas tapan el viento o se producen corrientes que los


conducen a las rocas. Infonna de que tiene un puerto pequeo en el que
no pueden atracar las naves grandes porque all slo van los transportes
que hacen sus servicios entre las islas. Mas adelante dice:
~<Algunos de los que bamos en la carabela quisimos subir arriba,
por ver este rbol santo (el drago) ... y por algn refresco.Yo fui
entre los que fueron y luego en el puerto vi un pozo de agua, que
se cargaran de l tres o cuatro naos y muy buena agua, y en el
camino por donde bamos haba harta agua de manera que por
la mucha altura de la tierra, y como es muy angosta, siempre hay
muchos vientos en lo alto, ora sea de una parte, ora sea de otra,
y de noche Con la mucha humidad se recoge una niebla muy
espesa en la tierra y se recoge en aquellos rboles que hay en ella
que llaman dragos, donde tengo ya dicho que sale la sangre de
drago. Las hojas de este rbol son tan largas como una vara de
medir, y algo anchas del nacimiento, semejantes a las hojas del
lrio crdeno. En estas hojas se recoge aquella niebla; llmanla
los naturales buna, y cuando el sol viene alto, con su calor destila
aquella humedad, y cae al suelo y si tuviesen hechos pilones a los
dems rboles, como al rbol que ellos llaman santo, no dejalan
de cojer agua en todos. La causa por la que no lo hacen creo ser
esta: El rbol est muy cercano al puerto, que son unas cuevas
debajo de la tierra, y como siempre han bebido de aquel rbol, y
la tierra no se aumente, antes disminuye en el agua que el rbol
tiene hay harto y no procuran otra. Pero los que andan con los
ganados en el campo, que hay copia de ellos, pregunto yo a ellos
y sus ganados, que agua beben, pues sin esta es imposible, pues
el rbol no puede dar tanta agua como es menester para todos,
y as se entender que no solamente hay agua del rbol santo))25
En los aos en que Benavides hizo su viaje ya se dispona de
bastante informacin sobre las islas Canarias; gran parte de sta
procede de los cronistas y de personas que hacan la ruta americana.
Por ejemplo, L6pez de Gmara en su Historia general de las Indias
dedica un captulo a la conquista de estas islas y otro a las costumbres
de sus habitantes. Entre otros datos proporciona tambin informacin relativa al agua: El Hierro ... donde no hay otra agua sino la que
25 ARIAS

34

BENAVIDES, P. (1567), 56r57v.

destila un rool cuando est cubierto de niebla, y se cubre cada da


por las maanas: rareza admirable de natural).26.
Despus de lo visto, el texto de Benavides sigue proporcionando al
lector datos sobre el tema del agua, de la que dice que se recoge
tambin mediante unos hoyos que se escarban en la tierra donde se
acumula el roco, la que procede de la lluvia o la que llega cuando hay
temporal y con el tiempo se hace dulce. Es utilizada por los ganados.
Cuando no hace sol para que precipite el agua que se recoge en los
dragos, Benavides cuenta que los lugareos se juntan, se quitan los
tamaycos con que se cubren (a manera de esclavinas de cuero algo
grandes) y los atan con correas. I..os ponen y mueven alrededor del
rool para que el calor destile el agua.
Agua y ganado, dos elementos fundamentales para los navegantes.
Ya hemos mencionado las penurias sobre la bebida durante las
largas travesas. Respecto de la alimentacin los productos que
normalmente se llevaban eran, bizcocho blanco y ordinario, vino,
vaca, pescado y puerco salpresos, habas y guisantes, arroz, queso,
aceite, vinagre y ~os. El nico modo de suplir el actual frigorfico era
llevar animales vivos tales como vacas, corderos, cerdos y gallinas
que eran repuestos en las islas Canarias27
Benavides contina brindando datos, esta vez acerca de los habitantes de la isla de Hierro. Dice que no es tierra de mdicos y
cirujanos porque all la gente est bien alimentada a base de carne
de cabra, de (gofio)) (harina de cebada tostada) amasado con leche y
de los frutos de los mocanes28 Son gente con una buena constitucin
y muy trabajadora. Dice que cuando estn enfermos se sangran con
unas piedras como navajas con las que se sajan los brazos. Despus
se lavan las heridas con zumo de mocanes, fruto con el que tambin
evacuan los malos humores. Respecto de la vida cotidiana seala que
nadie tiene dinero pero que todos tienen lo que han de menester
porque no son codiciosos)) y se dan las cosas los unos a los otros. De
las mujeres cuenta que son de buen parecer y visten muy bien.
26 LOPEZ DE

GOMARA (1965), vo1.2, p.S8S.


27MARTINEZ, J.L. (1984), p.56-67.
28 El mocn es un arbolillo de la especie Visnea mocanera, de la familia de las
teceas. Al fruto se le llama yoya con el que se prepara un jarabe denominado
charcherquin. Arias de Benavides compara la fruta a las guindas rojas pasadas
ms speras que las azufaifas.

35

Estancia en Santo Domingo, Honduras y Guatemala


Al mes de partir de las Canarias, aproximadamente, donde los
hombres se haban lavado y se haba completado el avituallamiento,
debi llegar a La Deseada, La Guadalupe u otra de las islas Occidentales. Aqu se repartan los galeones segn fueran a Cartagena,
Tierra Firme, Santo Domingo o Nueva Espaa. La llegada a puertos
americanos constitua todo un acontecimiento para aquellos que
viajaban por vez primera: ante sus ojos la visi6n de lo extico y del
esplendor de la naturaleza. Tambin era la oportunidad de beber
agua fresca, lavarse y de probar las comidas y frutas americanas. All
les eran ofrecidos pan cazabe, aj, batatas, frutos de la tierra como
pias, guayabas, etctera29 No todos aceptaban y gustaban al
principio de estos nuevos productos.
Lleg por fin a Santo Domingo. Esta isla era diez veces ms extensa
que las Canarias. Casi desde el principio los espaoles la sometieron
a una explotaci6n intensa; tanto que desde 1509 hubo que llevar
habitantes de las Bahamas por falta de mano de obra. Desde 1512,sin
embargo, la producci6n de oro a partir de las ricas arenas aurferas que
se encontraron empez a decaer. Para Benavides aqulla era una tierra
muy enferma en la que haba gran cantidad de afectados por las
bubas, donde muchos negros las padecan a causa del mal sustento
que les engendraba humores corrompidos. Los espaoles daban a
criar sus hijos a amas de cra negras con las que convivan llegando
a establecer un estrecho contacto con ellas y con BUS hijos y sta es la
causa de que se contagiaran. Es curioso que Arias Bena~des
atribuya el color amulatado a una mala calidad de vida.
Lpez de G6mara tambin escribi6 unos aos antes que en esta Isla
eran todos bubosos enfermedad pegajossima y que atormenta con
muchos dolores y que como los espaoles dorman con las indias se
contagiaron en seguida. Algunos regresaron a Espaa a curarse y
durante la travesa pegaron el mal a las cortesanas quienes a su vez
colaboraron en la propagaci6n de la dolencia30
En opini6n de Benavides, La Espaola, con su gran calor, consuma
la humedad natural de las personas jvenes en tanto que ayudaba a
prolongar la vida de los viejos: celas mujeres son inmortales segn
29MARTINEZ, J.L. (1984). p.102-103.
LOPEZ DE GOMARA (1965), vo1.l. p.54.

30

36

vayan llegando a viejas)31. Aunque esta afirmacin puede proceder


de una simple obse"acin emprica, detrs subyace la interpretacin de la fisiologa griega clsica. Los autores hipocrticos caracterizaron las edades: la juventud era caliente y seca y la vejez, fra y
hmeda. Esta tipificacin, reelaborada por Galeno, entre otros, se
modifioS segn los distintos tratadistas a 10 largo de los siglos entrando
incluso en contradiccionesevident.es32. Lo que s estaba claro era que la
juventud, en sus distintas etapas, era caliente, y la vejez, fra. Se
consideraba que el temperamento era en parte hereditario y en parte
se adquira por obra del lugar en que se habitaba y del rgimen de
vida que se practicara, como ya se seal en el escrito hipocrtico
Sobre los aires, las aguas y los lugares. Por otra parte, Benavides
tambin se dio cuenta de que el calor era asimismo una caracterstica
de la alimentacin de aquellas tierras, que contena gran cantidad de
axi o chile y otras cosas picantes. Recordemos que, segn Galeno,
los humores tenan su origen inmediato en los alimentos. La digestin descompone este alimento en aqullos de los que se halle
compuesto o convierte en humor las sustancias que sean susceptibles
de esa transformacin; de tal modo que segn la ndole del sujeto que
se trate, la miel, por ejemplo, puede engendrar bilis amarilla en
sujetos jvenes y sangre en los viejos. Como vemos, aqu Benavides
se refiere a dos elementos fundamentales en la medicina galnica: el
clima y medio ambiente, por una parte, y la alimentacin por otra.
Benavides habla de Santo Domingo siempre que aborda el tema de
las bubas; del origen de las mismas y de la forma en que all tienen
de tratarlas33 , aspectos de los que nos ocuparemos ms adelante. La
ltima mencin a la Isla aparece en el captulo dedicado a las
seales de la herida penetrante, cuando comenta un caso en el que
el paciente muri:
Yo he visto pasar seis meses, y morir de tales heridas y no haber
falta ninguna en la cura, ni en el paciente, sino venirse a ulcerar
y corromper el bremate, y salir tanta tabla como una mano, y
debajo naturaleza tena criado una callosidad a manera de poros
31 ARIAS DE BENAVIDES, (1865), lOv.
32Vase, por ejemplo, el captulo octavo, Sobre los temperamentos de cada
edad>., en Las Controversias (1556), de Francisco Valles. Hemos utilizado la
traducci6n de LOPEZ PThmRO, J.M. Y CALERO, F. (1988).
33 ARIAS BENAVIDES, P. (1567), 9r -lav.

37

sarcoides y con la grande distancia y falta del castico, se le


empez6 a desflaquecer naturaleza y desmamparar el miembro y
le vinieron unos fingultos 34 , y muri6 al catorceno da que se
expeli6 aquellos huesos35.
Despus de estar en Santo Domingo, Benavides march6 a Honduras, lugar del que nos proporciona pocos testimonios, entre los que
merece ser destacada la noticia de un acontecimiento desastroso que
all tuvo lugar:
Cuando yo desembarqu en Honduras bamos en la nao setenta
y siete personas, en la cual nao iba el oidor de su Majestad, yen
distancia de ocho das murieron los setenta. De los siete que
quedamos vivos no se nos quit6 el miedo en muchos das. Yo los
dej a los seis vivos cuando part, porque los que escapan de esta
chapetonada viven mucho36.
Relaciona la chapetonada (suponemos que la llam6 as porque
afectaba a los espaoles o chapetones37 que iban a las Indias), con
los puertos de mar y recomienda a los viajeros que, cuanto antes, se
dirijan tierra adentro para evitar sta y otras enfermedades. Aprovecha la ocasi6n para hablar una vez ms sobre el tema de que aquel
terriotorioera ms apto para los viejos que para losj6venes; mientras
para los primeros era muy sano, a los segundos les consuma el calor
natural y la simiente generativa. Sabemos que a la llegada a puerto
muchos espaoles sufran determinado tipo de enfermedades descritas en algunos textos. Por ejemplo, Garcilaso relata que en la Baha
de las Esmeraldas, en Coaque, en 1535, sufrieron la verruga infecciosa, una suerte de dolencia ~<extraa y abominable para la cual no
saban qu partido tomar38 Bastante ms tarde, en 1590, poco antes
de morir Bernardino de Sahagn, cuando estaba en el Colegio de
Santa Cruz de Tlatelolco, una enfermedad llamada del catarro,),
34 Se

refiere a los singultoS), una especie de hipo y de sollozos.


BENAVIDES, P. (1567), ll8r-ll8v.
36 ARIAS BENAVIDES, P. (1567), 29v-3Or. Podemos pensar que no les era
desconocido el hecho de que se adquira una especie de inmunidad.
37 A comienzos del siglo XVII ,cuando los que a s mismos se llamaban
espai.oles dejaron de hacerlo para adoptarel trmino de criollos, a los que nacan
en la Pennsula se les denominaba de forma peyorativa gachupines en Nueva
Espaia y chapetones en el Peru. Todava hoy se emplean.
38 Citado por ESTEVE BARBA, F. (1965), p. 763.764.
35 ARIAS

38

hizo estragos39 en Nueva Espaa. Tambin en las relaciones de


Indias hay referencias a grandes pestes o cocolizteles. Como seala
Raquel ivarez4, se suele hablar de tres pestilencias; una primera
que se situara hacia 1519 y 1520, posiblemente de viruelas; una
segunda que se produjo en los aos cuarenta, y una tercera en 1576
y siguientes, no identificada ni por los indgenas ni por los espaoles
pero que se tratara, segn algunos, de tifus o de peste.
La paleopatologa, la etnohistoria, la arqueologa y disciplinas
afines, estn aportando muchos datos para hacerse una idea de las
enfermedades infecciosas y parasitarias previas a la conquista,
presentes durante ella y despus de la misma. La, hasta cierto punto,
vulnerabilidad biolgica de los indgenas, junto a las enfermedades
aportadas por los europeos y por los africanos, unido a las condiciones
de hambruna, guerras, malas cosechas, falta de una alimentacin
adecuada, escasa adapatacin al medio, etctera, fueron circunstancias que favorecieron la extensin de este tipo de enfermedades y la
elevadsima mortalidad. Aparte de la extensin de la viruela -mucho
ms estudiada-, hubo tifus exantemtico, tuberculosis, enfermedades
estreptoccicas y estafiloc6cicas, ttanos, trepanomatosis, enfermedades virales y enfermedades parasitarias como la malaria, la
leishmaniasis, escabiosis y helmintiasis, entre otrag41
De Honduras pas Arias de Benavides a Guatemala donde, segn
l, permaneci durante cuatro OOos42 En este mismo captulo, que
dedica al liquidmbar, nos da cierta informacin relativa a la
alimentacin. Dice que all los que se miran mucho a s mismos
comen bien, a base de aves y de camero, productos que en aquella
regin son baratos. No se les engendran malos humores y los
medicamentos hacen mejoroperaci6n, por 10 que los hombres
logran la longevidad sin dificultades, tema que, como hemos visto,
resulta obsesivo. El estudio del consumo de alimentos es un rea poco
estudiada y, por tanto, poseemos pocos datos al respecto. De la misma
39 Vase el pr6logo de GARCIA QUINTANA y LOPEZ AUSTIN en
BERNERDINO DE SAHAGUN (1988), p.20.
40 ALVAREZ, R. (1992), p. 127-130. Vase tambin VIESCA, C. (1990a) y
MALVIDO, E. (1990).
41 Vase ESTRELLA, E. (1992), p.19-23.
42 ARIAS BENAVIDES, P. (1567), 34 r.

39

forma incompleta son los trabajos sobre las raciones calculadas en


caloras, en protenas, grasas e hidratos de carbono. A ttulo de
ejemplo recogemos de la tabla que ofrece Be nnassar43 las siguientes
cifras: En Valladolid, entre los aos 1557 y 1561, una persona poda
consumir diariamente 433 gramos de pan, 79,5 de carne, 32,8 de
pescado, 0,57 centilitros de aceite y 27, 9 de vino, que suponen 1.500
caloras diarias aproximadamente. No estn contemplados en el
cmputo, sin embargo, productos que se conseguiran con facilidad
como frutas frescas y secas, legumbres, hortalizas, miel, huevos,
etctera. Benavides tambin cuenta que un licenciado que se llamaba Andino Artista, que conoci en Salamanca y era asmtico, cuando
fue a Guatemala a leer artes) tom la costumbre de beber aceite de
liquidmbar y san en cinco aos de su enfermedad, gracias al
producto y al buen regimiento.
De Guatemala en particular y de las Indias en general, narra
Benavides que los que viajaban por aquellas tierras se llevaban
consigo su comida y su cama porque no encontraban ni pan de trigo,
ni vino, ni podan utilizar las hierbas porque les eran desconocidas44
Esto es indicio de que durante los primeros aos les result dificil
amoldarse a los nuevos productos alimenticios. Tambin describe al
respecto su propia experiencia. Dice que hizo un viaje muy largo de
Guatemala a Mxico (cerca de trescientas leguas) llevando consigo a
un mestizo que se encargaba de los caballos, y a una negra embarazada, as como las provisiones necesarias para las jornadas que
haban calculado. Durante el recorrido la mujer pari y se vieron
obligados a parar unos das hasta que se recuperara. Cuenta que
sobrevivieron gracias al abastecimiento que llevaban porque para
ellos era dificil encontrar alimentos. Solo podan recurrir a la pesca
y al maz que llevaban para los caballos. Dice que el mestiz045 hizo
anzuelos de los clavos de errar, los at a unos cordeles y stos a unas
varas que cortaron de unos rboles. Ambos se fueron a pescar a un
rio que entra en la mar que pasa justo donde tenamos hecho rancho)
y cogieron peces sin dificultad. Tambin tuvieron problemas para
43 BENNASSAR,
44 ARIAS

B. (1990), p.128-137.
BENAVIDES, P. (1567), 36r-37v.

46 En este pasaje cuenta una ancdota sobre el mestizo. Dice que una vez,
cuando pescaba, le atac un tiburn. l pudo ver seis afios despus las huellas
de los colmillos del pez en el brazo del muchacho.

40

cocinar porque no nevaban los cacharros adecuados y se vieron obligados


a ingeniar un sistema para hacerlo conjcaras de calabaza46.
A la luz de los pocos datos que poseemos sobre Benavides parece
que ste tuvo bastante relacin con la orden religiosa de los Dominicos. Ocupados en asuntos de reforma interna tardaron un poco en
prestar atencin al fenmeno del Descubrimiento. Cuando termin
el primer decenio del siglo XVI, concretamente en diciembre de 1510,
lleg a Santo Domingo una expedicin de cuatro frailes. La Espaola
iba a ser el puente de enlace entre el dominicanismo europeo y el
americano, y el convento de la ciudad, la escuela de evangelizacin
americana47. Con la negada de nuevos miembros su radio de accin
fue ensanchndose progresivamente. En Cuba tuvieron la oportunidad de llevar a cabo algo que tenan en mente: evangelizar sin
conquista o lucha armada. Esto les acarre6 problemas nada ms
empezar, apenas un ao despus, en diciembre de 1511. Ms tarde
se establecieron tambin en Centroamrica y en Mxico. A mediados
de abril de 1533 una expedicin que se diriga a Per encontr graves
problemas y decidieron dirigirse a evangelizar Centroamrica. En
1535 llegaron a Granada de Nicaragua y se hospedaron en el
Convento de la Concepcin que haban abandonado los franciscanos.
Por desgraciados trances que surgieron con el nuevo gobernador de
Nicaragua el grupo se dirigi a Santiago de los Caballeros, en
Guatemala. Aqu, en esta zona, fue donde Las Casas y sus compaeros predicaron contra las campaas de conquista a la vez que
abogaban por el sometimiento pacfico de los naturales48 Enjulio de
1544 se embarc en Sanlcar una gran expedicin con destino a
Guatemala. De los 46 que partieron slo llegaron 27 a Ciudad Real
de Chiapas el 12 de marzo de 1545. De nuevo el conflicto con los
espaoles les oblig a dispersarse y vivir entre los indgenas en
Chiapa, Cinacantln, Copanabasta, Soconusco y Tuzulutln. Despus se edific un convento en Ciudad Real. Cuando Benavides
estuvo en aquellas tierras, posiblemente los dominicos ya se haban
46 En trminos generales, para preparar alimentos existan numerosos utensilios prehispnicos como el metate, ollas tamaleras, chiquihuites, y otros
hechos de barro, madera, fibras vegetales, etc. Los espaoles aportaron el metal
y el vidrio (vasos, cucharas, sartenes, tenedores, etc).
47MEDINA, M.A. (1992), p.15.
48 MEDINA, MA (1992), p.119-121.

41

constituido all en provincia integrada por San Vicente de Chiapa y


Guatemala. En este asunto parece que fue decisiva la influencia de
Las Casas, segn Miguel Angel Medina49
Cuenta Arias de Benavides que haba un fraile dominico en
Guatemala que tena mucha flema salada en las manos y que le
peda que le curase, a 10 que l se negaba porque no haba solucin.
Un licenciado portugus que se present le hizo un ungento de
solimn50, azogue, unto51 sin sal, y manteca de vaca, y en dos o tres
aplicaciones san, pero,
entrando yo a visitar mis enfermos me mostr las manos, el
ms contento del mundo, aunque yo le dije que a tres o cuatro
meses me las mostrase, para ver como estaran ... antes de mes
y medio cay muy malo del hgado, y entrando yo en el monasterio para hacer mis curas, el enfermero me mostr la orina del
fraile (que era el portero), la cual estaba muy mala, y a aquella
sazn estaba yo de partida para Mexico, con el doctor Zurita, y no
le pude curar... Despus supe que el fraile haba muerto de ah
a pocos das,,52.
Ms adelante comentaremos este hecho.

Estancia en Mxico
Al cabo de cuatro aos, parece que Arias se traslad definitivamente a Mxico junto con el oidor Zurita, aunque a la vista de lo dicho
parece que ya haba hecho all un viaje. Fue el lugar donde ms
tiempo permaneci. Despus de las noticias sobre Santo Domingo y
Guatemala empiezan a sucederse con abundancia en el texto de
Benavides las relativas a Mexico y Nueva Espaa.
49MEDINA, MA (1992), p.lao.
solimn es cloruro mercrico, tambin llamado sublimado corrosivo,
T1U!rcurius sublimatus corrosivus , bicloruro de mercurio, etc. Se sabe que Geber,
en el siglo VIll, 10 obtena por sublimacin de mercurio con vitriolo de hierro,
alumbre, sal comt1n y nitro. Procedimientos similares usaban mdicos como
Rhazes y Avicena.
51 Cualquier tipo de materia graSI\.
62 ARIAS BENAVIDES, P. (1567), lOOv-IOlr.
60 El

42

Tenochtitln fue destruida y sobre su solar se edific Mxico. El


asentamiento espaol fue siempre nuevo, planificado y desarrollado
de acuerdo con los conceptos europeos de organizacin del espacio y
para cubrir necesidades distintas que las que tenan los indgenas.
La ciudad a la que lleg Benavides se haba organizado, apenas unas
dcadas antes, alrededor de una plaza mayor a la que daban el
ayuntamiento, la catedral y las oficinas pblicas. Alrededor de la
plaza se trazaron y fueron construyndose dos serie de calles paralelas y perpendiculares entre s; de su cruce resultaron unos espacios
cuadrados o rectangulares llamados cuadras -trmino que sigue
utilizndose- que se haban distribudo como solares entre los
vecinos para que edificaran sus casas. En general, cuanto mayor era
el prestigio del beneficiario entre los fundadores de la ciudad, ms
grande y prximo al centro o a la plaza era el solar que se le
adjudicaba. Entre las principales edificaciones estaban las de Corts, Gil Gonzlez, Pedro de Alvarado y las de Altamirano. El nmero
de casas para blancos pas de ser de 150, en 1525, a 2000, en 1550,
lo que representa una cifra de habitantes de 15.000. Haban aparecido las calles comerciales como resultado del establecimiento en
ellas de los artesanos que vendan su produccin as como las
pulqueras o tabernas. Los distintos grupos sociales que se haban
establecido estaban constituidos por oficiales reales, clero, mineros,
mercaderes y hacendados.
La parte oriental fue la primera que se urbaniz. En esta zona se
reestructuro el mercado de La Merced, por contener los muelles
donde llegaban las embarcaciones con diferentes productos procedentes de Texcoco, Chalco, Xochimilco e Iztapalapa. Los indgenas se
situaron en la perifera, dividida en cuatro barrios: Teopan,
Tlaquechiucn, Moyotla y Atzacoalco.
Antes que Benavides llegaron a Mxico lo que Somolinos llama
dos equipos de mdicos cirujanos53; el primero estuvo constituido
por hombres que alternaron la espada con el bisturf54 ,mientras que
D'ARDOIS, G. (1979a), p. 149.
Una idea al respecto nos podemos hacer con lo que dice sobre los cirujanos
Bernal Daz del Castillo (captulo 157): pues un cirujano que &e llamaba Juan,
que curaba algunas malas heridas y se igualaba por cura a excesivos precios, y
tambin un mdico que se deca Murcia, que era boticario y barbero, tambin
curaba; y otras treinta trampas y zarrabusteras que debamos, demandaban
63 SOMO LINOS

43

el segundo estaba fonnado por cirlijanos y mdicos con algunos


estudios y con cierta prctica, que llegaron apenas terminado el sitio
y la toma de Tenochtitln. Fueron tiempos dificiles, heroicos, de
acomodaci6n, cuando todava la medicina indgena mantena su
esplendor y resultaba eficaz para aquellos que no podan esperar a
que el sistema mdico europeo estuviera plenamente establecido.
Fue tambin un periodo de organizacin y adaptacin de las mismas
instituciones cuya utilidad ya se haba comprobado en Espaa55
Escasa es la infonnaCn que poseemos de los mdicos, cirlijanos y
otros prcticos que se instalaron en las Indias Occidentales durante
los aos inmediatos al establecimiento del rgimen colonial. En el
caso de Mxico son de indudable importancia las obras de dos
profesionales que ejercieron all durante la primera mitad del siglo:
Cristbal Mndez y Pedro Arias de Benavides. El primero estuvo en
Mxico unos aos antes que Benavides; entre 1534 y 1545. Realiz6
sus primeros estudios en Sevillayse fonn6 como mdico en Salamanca,
donde recibi6 el ttulo de doctor alrededor de 1528. A su regreso se
estableci en Jan aunque pasaba largas temporadas en Sevilla. En
1553 public el Libro del exercicio corporal, basado fundamentalmente en su propia experiencia personal 56
Benavides hace alusin repetidas veces, al hablar de purgantes y
de astringentes, a que en las nuevas tierras era muy comn la
enfermedad de cmaras. Bajo este r6tulo podran incluirse varios
transtornos de tipo digestivoS7 , especialmente las diarreas con y sin
que les pagsemos de las partes que nos daban; y el remedio que Corts dio fue,
que puso dos personas de buena conciencia, y que saban de mercaderas, que
apreciasen qu podan valer las mercaderas y cosas de las que habamos tomado
fiado, y que lo apreciasen ...y se mand que todo lo que aquellos apreciadores
dijesen vala que vala cada cosa de las que nos haban vendido, y las curas que
nos haban hecho los cirujanos que pasasen por ello, e que si no tenamos dineros,
que aguardasen por ellos tiempo de dos aos.
55 SOMO LINOS D'ARDOIS, G. (1979a), p. 141-142.
56 Ms datos sobre su biograffa: SOMO LINOS D'ARDOIS, G. (1979b), p258262, LOPEZPINERO, J.M.; GLICK, T.; NAVARRO, V.; PORTELA, E. (dirs.)
(1983), vol.II, p. 51.
57EJ transtomo de cmaras fue muy frecuente desde el principio. Una de las
causas debi ser el cambio de hbitos alimenticios as como los excesos. Por
ejemplo, en BERNAL DIAZ DEL CASTILLO (captulo 180) podemos leer:
Corts compro fiado todo cuanto bastimento traa, y reparti dello a los
vecinos; y como estaban de antes en tanta necesidad y debilitados, y se hartaron
de la carne salada, dio a muchos dellos cmaras, de que murieron catorce,.

44

hemorragia, las cmaras sanguinolentas, los plijos, etctera. En


algunos sitios, como Guatemala, constitua una verdadera pestilencia. Esto le lleva a decir en repetidas ocasiones que el mdico deba
disponer de toda una serie de productos frescos para utilizarlos
siempre que fuera preciso, sobre todo porque algunas frutas eran tan
s610 de temporada. Por otra parte, no se fiaba demasiado de los
medicamentos que traan de Europa y expendan en las boticas;
muchas veces estaban pasados, adulterados y no ejercan su acci6n.
Tambin era consciente de que diversos factores de las nuevas tierras
obligaban a los mdicos y cirujanos que all ejercan a modificar
tratamientos y pautas curativas, as como que los indgenas y los
espaoles repondan a ellas de diferente manera. Como siempre, la
experiencia es la que 10 enseaba. Para ilustrarlo cuenta un suceso
acaecido en Mxico. Una vez lleg un mdico a estas tierras que:
iba tan sobervio y satisfecho de su habilidad, que antes que
llegase a Mxico empez6 a amenazar a mdicos y a cirlijanos,
estando en nuestra seora de Guadalupe, que es una legua de
Mxico, por ser cosa muy extraa la escribir aqu, y la manera.
Como aport a las Indias, l comi6 muchas frutas malas de la
tierra, y dironle unas cmaras colricas, y el findose en su
habilidad (como dicho tengo aunque hubo algunos mdicos de la
tierra que le aconsejaron lo que deba hacer le certificaron los
sucesos de aquella enfermedad en aquella tierra, y l les responda, vyanse vuestras mercedes con Dios, que si le queran
matar, y as se meti6 en una tina de agua fria hasta el estmago,
y como estaba tan descuidado sali6 de all muerto, y qued611eno
de medicinas y remedios de ellas, porque no quiso hacer ninguna
de las que usaban en la tierra..58
La ancdota es lo suficientemente expresiva como para deducir que
Benavides debi6 encontrarse con muchas sorpresas al utilizar teoras y medicamentos europeos para hacer frente a situaciones
patolgicas que nunca haba visto o a enfermedades semejantes a
otras del Viejo Mundo pero que no respondan del todo bien a las
pautas teraputicas que haba aprendido en Salamanca. Como buen
cirlijano, y asesorado siempre por el sentido comn, supo aprender
y experimentar con las nuevas sustancias que all encontr. Le
58 ARIAS

BENAVIDES, P. (1567), 53 v.

45

ayudaron a ello los indgenas, tal como podremos ver a lo largo de la


obra, y las constantes discusiones y puntos de vista de sus compaeros de profesin durante el periodo de ejercicio en Amrica.
Cuando habla del ruibarbo de las Indias59 cuenta que en el
marquesado de Cuemavaca haba un hidalgo espaol l1amado
Bemardino del Castillo60 que logr cultivarlo con gran xito debido
al clima clido y lluvioso. Este hombre plant tambin gengibre que
alguien trE\io de las Indias de Portugal y que se 10 haba proporcionado el virrey Antonio de Mendoza61 cuando parta hacia el Per.
Benavides dice que era mejor el uso de estas hierbas medicinales
cultivadas que el de las que traan por mar, porque llegaban al cabo
de mucho tiempo secas y estropeadas y apenas posean eficacia.
Bemardino del Castillo tambin cultiv mechoacn, planta oriunda
de las Indias Occidentales. Parece que Arias hizo buena amistad con
este personaje y una vez de vuelta en Toro, cuenta que le mand un
barril con cuescos o huesos de distintas frutas para que los cultivara
en aquella tierra clida y lluviosa). Lo hizo quizs como agradecimiento porque nunca cobraba nada por proporcionar de sus campos
plantas de uso medicinal; los ingresos los consegua con el azcar,
que le rentaba ms de siete mil ducados al a062
Al hablar Benavides de varias plantas medicinales, de las que
luego nos ocuparemos con ms detenimiento, sigue refirindose a
Mxico. Cuenta el uso de la madera del Incienso de Indias para la
fabricacin de imgenes y de dolos63 Describe cmo los indios
69 Posiblemente

el Rheum offlCiook, de origen asitico.


visto el nombre de Bernardino del Castillo en PORRAS ~OZ,
G.(1988). Adquiri una casa que le vendi Juan de OrdUi'ia, situada en la calle
que va del hospital de bubas -el del Amor de Dios- a dar a San Pablo
(Academia)>>, alIado del cruce con la calle que va del seor obispo de Mxico
hacia las casas de los indios (actual de la Moneda)>>. Extrae la infonnacin del
Libro sexto de Actas: Libro del Cabildo e Ayuntamiento desta Ynsine e muy Leal
Ciudad de Temutitlan Meneo ...que comenz ellO da del mes de diziembre de
1550 ai1os. Fenece a fin de diziembre de 1561 aos s.p.i., p.69.
61 Antonio de Mendoza fue el primer virrey de Mxico y tambin de las Indias.
Lleg en 1535. En 1549 fue nombrado por Carlos I virrey del Pero. El 23 de
septiembre de 1551 hizo su entrada en Lima.
62 ARIAS BENAVIDES, P. (1567), 21v-25v.
63 ARIAS BENAVIDES, P. (1567), 38r-38v
60 Hemos

46

cercanos ala ciudad sembraban alrededor de sus labranzasmagueyes


para separar los campos, planta que tambin utilizaban en sustitucin de la zarzaparrilla y del palo santo64
Cuando Benavides se ocupa de las tunas y de la cochinilla, tras
hacer una indicacin sobre el periodo de las lluvias (de San Juan
hasta finales de octubre), cuenta una ancdota interesante para
decir, en definitiva, que los que precisan de mdico o cirujano quieren
que ste tenga experiencia:
Come uno muchas de aquellas tunas, y orina en un orinal, y
llvale la orina, y es como sangre viva, y el mdico manda hacer
muchos remedios refrigerativos, y algunas flebotomas, yel que
tiene la orina, o cuya es, dice muy disimuladamente, dejmoslo
por hoy y maana, que soy muy enemigo de medicinas, y si fuere
la cosa adelante yo llamar a vuestra merced, y otro da adelante
viene el mdico a visitarle, y dice, seor sin hacerle nada se me
ha quitado, y el mdico est atemorizado y espantado. Estas y
otras burlas semejantes hacen los mdicos nuevos, que van a las
Indias, y los indianos vaquianos en la tierra (que quiere decir
viejos) en las Indias, tienen por estilo de no curarse con mdico
ninguno, hasta que haya pasado dos aos por ellos, que quieren
primero que que estos tales mdicos recin llegados, que por la
mayor parte son mozos hagan experiencia de las cosas tocantes
a las medicinas en otros y no en ellos65.
Parece claro que uno de los motivos por los que un hombre como
Arias de Benavides fue a las Indias Occidentales es el ansia de
experiencia y de conocimiento de lo nuevo y, frente a lo que opinan
algunos, creo que no mostr ninguna reticencia en asimilar algo
ajeno a su sistema mdico cuando poda comprobar que era eficaz.
Esto se demuestra claramente en el captulo dedicado al lirio crdeno. Mientras estaba en Mxico conoci a un indio que tena una cura
muy secretan y al que se le pagaba tan bien como a un mdico. A
travs de su hija pudo comprobar la manera de confeccionar la
frmula que haba averiguado por otros medios: y cotejando lo uno
con lo otro, vi que era verdad, y yo cur despus algunos en las Indias
64 ARIAS
65 ARIAS

BENAVIDES, P. (1567),42 v.
BENAVIDES, P. (1567), 45v-46v.

47

de esta suerte, y se hallaron muy bien con la cura..,,66 Aade adems


que este indio fue el que cur a don Antonio de Mendoza cuando ya
los mdicos no tenan ningn remedio para sanarle67.
Tambin sabemos por los datos que nos proporciona Benavides en
su libro, que estuvo ocho aos a cargo de un hospital en Mxico que
se dedicaba a la curaci6n del morbo glico,,68. Segn Somolinos69 las
unciones mercuriales para el tratamiento de las bubas se debi
establecer en Mxico con anterioridad a la llegada de Benavides.
Menciona a Cabral, Bartolom Cataln, Alonso Guisado, Pedro
Hemndez, un tal Posa y otro cirl\iano de nombre Segovia, quienes
entre 1527 y 1550 figuran como curadores de bubas sin tener permiso
por parte del Cabildo. Hemos hallado que en 1527 los regidores de la
ciudad de Technotitln ordenaron e mandaron que ninguna persona sea osado de notar a ninguna persona que est enferma de bubas
e de otras llagas o dolores, sin que previamente v~nga a dar razn a
la Ciudad de ello, para ser visto y examinado, so pena de sesenta
pesos oro,,70. Al ao siguiente, ante el elevado nmero de prcticos sin
titulacin, el Ayuntainiento de la ciudad fue muy contundente sobre
el tema:
Que por cuanto a su noticia, es venida que muchas personas sin
ser mdicos ni cirqjanos examinados, curan a algunas personas,
e que por no saber lo que hacen, dems de les llevan su hacienda
les matan...e conviene que se provea e remedie, e proveyndolo
dijeron que ordenaban e mandaban, e ordenaron e mandaron
que ninguna persona que no sea mdico o cirujano examinado e
tenga ttulo, no sea osado de curar de medicina e ciruga so pena
de sesenta pesos oro') 71
Parece ser que slo presentaron ttulo en este momento maestre
Diego Pedraza y Juan de Amerquita, que haba llegado con Pnfilo
66 ARIAS

BENAVIDES, P. (1567), 5 v.
sabemos si se refiere a la apopleja que sufri apenas lleg a Mxico en
1535 cuando tena alrededor de los cuarenta. Estuvo casi un afio sin ejercer las
funciones de virrey. En su lugar actuaba su hijo Francisco.
68 ARIAS BENAVIDES, P. (1567), 75r-75v.
69 SOMO LINOS D'ARDOIS, G. (1979a), p.155-156.
70 Recogido enCIRUGlAMEXICANA en los siglos XVIyXVTI(936), p.29-30.
71 Recogido en CIRUGlA MEXICANA en los siglos XVI y XVTI (1936), p.29-30.
67 No

48

de Narvez. Sin embargo -afirma Somolinos-, aos ms tarde,


Benavides quizs fue el primero en normalizar los tratamientos. Por
otro lado el nuevo cinVano no slo hizo esto sino que parece que
suprimi, al menos parcialmente, las curas a base de guayaco o palo
santo72 Recordemos que en Salamanca aprendi esta prctica tal
como hemos visto ms arriba. En opinin de Somolinos, este Hospital
debi6 ser el del Amor de Dios, nico que poda acoger a este tipo de
enfermos. Estaba perfectamente consolidado, construdo y cumpla
con sus funciones antes de que se sucedieran los problemas con el
arzobispo Montfar a partir de 1566.
Los hospitales aparecieron en Amrica apenas unos aos despus
de iniciada la colonizaci6n. Las necesidades exigieron la fundaci6n de
los mismos con una caracterstica semejante a los de la Edad Media
en Europa, pero, a veces, con las ideas ms avanzadas. En opinin de
Josefina Muriel, la preocupacin de los conquistadores por la obra
hospitalaria, nos lleva a pensar que las primeras instituciones de
este tipo debieron surgir al mismo tiempo que empez a levantarse
Mxico, como ciudad espaola.
Los ms tempranos en edificarse fueron el de la Concepcin y el de
San Lzaro, ambos por iniciativa de Corts. El primero de ellos se
erigi en el lugar donde el Conquistador se encontr con Monctezuma
alrededor de 1521, yel segundo, situado en un lugar de las afueras
llamado Tlaxpana, surgi de la necesidad social de aislar a los
leprosos, entre 1521 y 1524. A partir de aqu se alzaron muy pronto
por toda el territorio excepto en las zonas del norte y noroeste. Eran
de tipo rural y se fundaron a peticin de los indios o de los frailes; eran
construidos por los naturales, que se asociaban a l bajo el sistema
de cofrada de Nuestra Seora, y se sostenan con bienes que
provenan de las mercedes que les otorgaban los virreyes73.
Tal como seala Josefina MurieJ74, cuando Zumrraga construy
la Catedral de Mxico, le impuso la obligacin de sostener un
hospital. En esta poca ya existan en la ciudad el de Nuestra Seora
de la Concepcin, como hemos visto, el Real de los Indios, y el que
fundara Quiroga, situado extramuros, llamado de Santa Fe. A pesar
72 ARIAS

BENAVIDES, P. (1567), 105 v.

73MURIEL, J. (1990), vol. 1, pl17.


74 MURIEL, J. (1990), vol.1, p.155-157.

49

de esto, no haba ningn


sitio concreto donde se
atendiese a los bubosos ,
que los habfaen gran cantidad, tanto indios como
espaoles. Fue entonces
cuando Zumrraga decidi crear un hospital destinado a este tipo de enfermos. Coloc la nueva
institucin bajo el amparo de los Santos Cosme y
Damin y le puso el nombre del Amor de Dios. Por
cdula de 24 de noviembre de 1540, el rey Carlos
acept el Patronato del
mismo. La parte administrativa corri a cargo
de la Iglesia. Las ordenanzas fueron elaboradas
por Zumrraga 75 y por
Aspecto actual del edificio que ocup el
hospital del Amor de DiOfl,
Mendoza de forma mancomunada y en armona.
Muerto Zumrraga hubo una serie de problemas, pero el arzobispado
continu su administracin con la obligatoriedad de informar anualmente a la Secretara del Virreinato, situacin que persisti hasta su
refundacin en el siglo XVIII.
75 Tras un viaje aEspaa este fraile se ll ev a Mx ico a veinte maestras para
que enseftaran a la s nias aztecas . Fue tambin el que sugiri al virrey el
establecimiento deuna imprcnta que pront..o se puso a funcionar bajo las rdenes
del artc5ano E steban Martn. Los tiles necesarios y los detalles del montaje
industri al fueron dirigidos desde Sevil la por Juan Kromberger. All se imprimieron algunos libros que ..olan a h ereja... segn lose nemigos de la corle; se trataba
de textos de orientacin erasmista. Zumrraga estableci tambin una biblioteca pblica en la sede arzobi spal y junlo con el virrey estableci los colegios de
Tlatelolco, en 1536, San Juan de Letrn . Santiago y San Francisco, pilar bsico
para la futura fundaci n de la Universidad de Mxico. Todos estos datos pueden
encontrarse de form a resumida en MONTORO, J. (1991). Sobre Zumrraga
vase GARCIA ICAZBALCETA, J. (1947).

50

El hospital que nos ocupa contaba con salas para hombres, para
ml\ieres, para los enfermos que se estaban dando las unciones
mercuriales y para los convalecientes. Parece ser que la capacidad
inicial fue de cuarenta camas que en el siglo XVIII se haban
convertido en una cifra que oscilaba entre ciento cincuenta y doscientas, segn las necesidades.
Respecto de su funcionamiento, Josefina Muriel, que no ha podido
encontrar las ordenanzas, asegura que puede deducirse, conociendo
el espritu de sus fundadores y sabiendo cmo era dos siglos ms
tarde. La cuestin religiosa estaba en manos de un capelln, un
sacristn, un mozo y una lavandera de sacrista. Un miembro del
Cabildo haca de administrador. Los servicios mdicos estaban a
cargo de un mdico, un cirl\iano mayor, cin\iano segundo, enfermero
mayor de hombres, enfermero segundo y tres enfermeros ayudantes;
enfermera de mujeres con tres ayudantas, dos untadores de hombres
y dos de mujeres, un barbero y un jarabero. Aparte de todo este
personal debi haber adems un despensero, chocolatero, cocineros,
porteros, etctera. Tambin lleg a contar con una botica.
En 10 tocante al edificio76, ocup lo que fue primero crcel del
arzobispado y despus se ampli con 10 que haba sido el colegio de las
nias indias, invadiendo el chafln de la calle de la Moneda, con la
de la Academia. La construccin era de dos pisos con varios patios
cuadrangulares a cuyos lados se encontraban las enfermeras, oficinas de servicios y las piezas para los capellanes. Algn autor de la
poca lleg a decir que no era nada despreciable como obra de arte.
En la actualidad, aunque el aspecto del edificio es neoclsico tras las
obras que se hicieron cuando la Academia de Bellas Artes 10 adquiri,
todava puede descubrirse -y 10 hemos hecho personalmente-, lo
que fue Hospital del Amor de Dios.
La vida de los cirujanos siempre ha estado plagada de ancdotas,
grandes xitos y grandes fracasos. La obras de los prcticos de esta
poca estn repletas de experiencias narradas con verdadera pasin.
Benavides no poda ser menos. Durante su estancia en Mxico se
enfrent con valenta al problema de un curtidor al que se le formaron
tres fistulas en la base del pene, por las que orinaba, y a quien, con
76MURIEL,J. (1990), vol. 1, p.159-162. Vase tambin, PORRAS MUoz, G.
(1988), p. 125-141.

51

el tiempo, se le tapon el orificio natural. Como ms adelante


veremos resolvi el asunto con paciencia y habilidad, y, Todos los
mdicosycirqjanos de Mxico fueron a ver la cura porcosamaravillosa>:77.
Otro episodio de su ejercicio en Mxico es relatado por Arias en el
captulo que dedica a las heridas de la cabeza. Fecha el acontecimiento en 1561, cuando el doctor Anguis, maestre escuela, por sede
vacante se opuso a la ctedra de cnones contra elliceniado Horozco,
hermano del doctor Horozco, oidor de su Majestad, y:
Como le quit la ctedra, la Iglesia hizo regocigo de ello, y tenan
en lo alto de la iglesia unos versos78 cargados para cuando viniese
del paseo el maese escuela, y llegando un mozo de coro a pegar
fuego a uno, volvi la espalda y se abaj, y el tiro se rompi y le
alcanz un pedazo de la curea en la cabeza,)79.
Benavides hizo la cura de urgencia; despus llamaron a otro
cirujano y a un mdico. Como haba sido el primero que haba
atendido al herido, se tuvo que hacer cargo del enfermo hasta el final
tal como era costumbre en aquella poca. Despus de este hecho
describe otro relativo al hijo del caballero Obregn, que cay en un
patio y all se hall sustancia medular.), lo que indica que posiblemente se le produjera una fractura craneal. El tratamiento lo realiz
el doctor Torres)), mdico y cirujano del virrey. Quizs se trata de
Damin Torres, bachiller en medicina que lleg a Mxico a mediados
del siglo XVI, que obtuvo el ttulo de doctoren aquella ciudad en 1554.
Tal como dice Somolinos80 , en 1560 fue designado por el Cabildo para
examinar a las personas que ejerciesen oficios relacionados con la
medicina en la ciudad, situacin que se repite en 1570 y en 1572 y
siguientes. En 1566 fue multado por faltista a la universidad. El muchacho cur bien -dice Arias-, gracias a que posea una naturaleza fuerte.
Benavides cuenta despus que atendi tambin de fractura craneal
a un sujeto llamado Vergara y,fue cosa tan notoria, que a quien
quiera de Mxico que le pregunten estos casos, lo saben y lo dirn,)81.

77 ARIAS

BENAVIDES, P. (1567), 113 r-1l6v.


de culebrina o pieza de artillera de poco calibre.
19 ARIAS BENAVIDES, P. (1567), 121r.
80 SOMO LINOS D'ARDOIS, G. (1979b), p. 303.
81 ARIAS BENAVIDES, P. (1567), 124r-124v.
18 Especie

52

Cuando se refiere a la Nueva Espaa, seala que aquella tierra es


ms sana que la de la Pennsula y , sobre todo, lo es para los indgenas.
Pone ejemplos de creencias mgicas y de costumbres que chocaban
por completo con las de la vieja Espaa. Les resultaba totalmente
extrao que se lavaran los cabellos con agua fra; que se curaran las
heridas con un poco de tierra y sal sin que les peIjudicara; que las
recin paridas llevaran a los nios al ro y se baaran con ellos,
etctera. No hace ninguna crtica negativa al respecto82 Sin embargo, entre estas prcticas tradicionales, el hbito de los indgenas de
tomar baos calientes y fros fue muy criticada por los espaoles en
generaI, que crean que esto provocaba laenfennedadllamada pasmo83.
Ms adelante, en el captulo sobre las heridas en las manos, al
discutir algunos aspectos de su tratamiento quirrgico, Benavides
hace referencia al licenciado Valpuesta. Se trata con toda seguridad
de Bartolom de Valpuesta, que se incorpor al Claustro de la
Universidad de Mxico en una fecha que es desconocida, pero cercana
segn Somolinos84 a la de 1568. Parece que antes de dedicarse a la
universidad estuvo ejerciendo.
Mientras estuvo en Mxico, Benavides sigui manteniendo estrechas relaciones con la orden de los dominicos. l mismo nos dice que
fue cil1\iano de su Casa hasta que regres a Espaa85 El primer
contingente de dominicos para Nueva Espaa se embarc en Sanlcar
el 2 de febrero de 1526. De los doce que partieron solo llegaron tres,
que se establecieron en el convento franciscano de la ciudad de
Mxico. Despus levantaron su monasterio en un terreno que cedi
la ciudad. Con el tiempo llegaran al resto de las regiones de Nueva
Espaa86 y el periodo que Arias estuvo all fue el de mxima
expansin y actividad. Nos informa de que curo a fray Domingo de
GibraIen87 de una erisipela y amput6 una pierna a fray Domingo de
la Concepcin, provincial de los frailes de Mxico.
82ALVAREZ, R. (1992), p.l28.
83 El pasmo era la prdida o suspensi6n de los sentidos y de la movilidad de los
espritus con contracci6n o impedimiento motriz de los miembros.
84 SOMO LINOS D'ARDOIS, G. (1979), p. 307.
85 ARIAS BENAVIDES, P. (1567), 48r-48v.
86MEDINA, M.A. (1991), p.63-116.
87Municipio de la provincia de Huelva.

53

En el captulo dedicado a las tunas, Benavides cuenta un episodio


que puede reflejar el menosprecio de algunos caballeros por las
rdenes religiosas, especialmente por los dominicos. Dice que haba
un tal Angel de Villasaa que se burlaba constantemente de los
mdicos recin llegados y de los frailes a quienes invitaba a comer y
ordenaba a su cocinero que pusiera habas purgativas en el guiso,
de tal forma que antes de acabar tenan necesidad de desencintar las
cal(:as). Un da que agasaj a un fraile que era sabedor del secreto le
cambi el plato y:
~(desta manera se vengaron los mdicos de l, porque como fue
adelante su mal, llamaron los mdicos que haba burlado y
rironse mucho de l, y llevronle sus dineros por curarle (que
tiene hartos) y los mdicos que le curaron eran los mismos que l
haba burlado, que as lo permiti Dios ... De esta burla se rea
mucho el virrey don Luis de Velasco, y le preguntaba si haba de
hacer ms burlas, y deca que s, hasta que engaase a un fraile
dominico...88
Al hablar de los purgantes Benavides nos vuelve a proporcionar
informacin sobre los hbitos de los indgenas. Dice que ellos toman
siete u ocho avellanas para purgarse, que son de efectos ms suaves
que las de Espaa. Tambin ejercen mejor su funcin porque el tipo
de dieta de all es diferente a la de la Pennsula. La purgacin
mediante plantas es quizs uno de sus usos ms universales entre los
hombres y tambin entre ciertos animales. La medicina indgena
empleaba las purgas de forma semejante a como lo haca la hispnica. El acto de purgar era visto como una especie de purificacin,
vinculada al trmino tlayectiani, limpiar, purificar, lavar. Utilizaban
races y tubrculos de los gneros Ipomea y Convolvulus, as como
frutos o semillas de algunos rboles o arbustos. Por ejemplo,
Bernardino de Sahagn dice que para el dolor de estmago ser
necesario purgarse comiendo dos o tres piones tostados que en la
lengua se llaman cuauhtlatlatzin 89. Lpez Austin y Quintana
comentan que este trmino nahuatl significa (cArbol tronador, Arbor
crepitansl piones de este rbol.). Quizs al hablar de avellanas se
estuvieran refieriendo a las semillas del arbusto Jatropha multifida,
88 ARIAS

BENAVIDES, P. (1567),47r-48r.
DE SAHAGUN (1988), vo1.2, p.645.

89 BERNARDINO

54

y de piones, a las del Jatropha curcas, o a otros arbustos de la familia


de las euforbiceas90 Respecto de las habas purgativas podran estar
hablando de las semillas de accin drstica, procedentes igualmente
de la euforbiceaHura crepitans L.91 Todos estos productos medicinales fueron aprovechados por los espaoles inmediatamente, en
cuya medicina los purgantes gozaban de gran valor. Habla de ellos
Nicols Monardes y tambin Juan Fragos092.
Arias sigue proporcionando informacin sobre los indgenas, de los
que dice que son muy delgados y viven ms de cien aos. Son,
asimismo, hwnildes y huyen ante las voces de cualquier espaol.
Seala que muestran gran miedo por las fieras; para protegerse
duermen junto a grandes hogueras y establecen turnos de guardia:
Hacen un cerco grande, dejando una puerta por donde poder
entrar, y de que los sienten (a los animales) mtense en aquel
cerco, quedando lumbre alrededor y all guarecerse. Pero si va
uno solo y si sale algn animal de estos, hncase de rodillas, y
tapa los ojos y djase que le maten sin defenderse. Esta es la
gente ms pusilnime que he visto en mi vida, y de ello se tiene
gran experiencia pues a tantos como eran les gan el marqus del
Valle 93 su imperio, en nombre de su Magestad>.94.

Regreso de Benavides. La situacin de la medicina y de la


ciruga en la Espaa de la poca
Los datos que poseemos sobre la vuelta de Benavides a Espaa y
sobre los aos transcurridos hasta su muerte son igual de pobres, o
incluso, todava ms pelados de noticias. Si regres junto con el oidor
Zurita la fecha puede situarse en 156495 Se instal de nuevo en Toro
donde sigui ejerciendo y preparando la publicacin de su nica obra
90Vase LOZOYA, x. et al. (1990), p. 113-116.
91 Vase LOPEZ PIERo, J.M. (1989), p.40.
92MONARDES, N. (1580); FRAGOSO, J. (1572).
93 Se refiere a Hemn Corts.
94 ARIAS BENAVIDES, P. (1567), 28r.
95S0MOLINOS D'ARDOIS, G. (l979b), p.196-197.

55

que sepamos. En ella encontramos algunos testimonios hacia el final.


Dice que tanto en esta ciudad como en las Indias Occidentales ha
curado a muchos de lamparones con su tcnica de tratamiento; la
cifra, segn dice, supera largamente los dos centenares. Esto nos
indica que ejerci regularmente en la entonces prspera ciudad
castellana y que debi gozar de buen nombre y mejor fama.
En las dos ltimas pginas de su libro dice que ha comentado su
contenido con los mdicos y cirujanos de la Corte, especialmente con
el doctor Zavala. La aprobacin y autorizacin para que el libro se
pudiera publicar corri a cargo del mencionado doctor Zavala y del
cirujano Pedro Torres; lleva la fecha de 1566. Poseemos escasas
noticias respecto del que sin duda fue Esteban de Zavala, natural de
Guernica, mdico y cinijanode la Casa Real, que resida en Guadalupe
y que muri en Madrid el 16 de julio de 1576, siendo enterrado en el
Monasterio de Nuestra Seora de la Victoria de esta ciudad96 Acerca
de Pedro de Torres poseemos ms datos. Naci en Daroca y fue
mdico de cmara de la emperatriz Mara de Austria. Lleg a
publicar en 1600 un Libro que trata de la enfermedad de bubas
(Madrid, por Luis Snchez) de algo ms de 114 pginas.
Hemos de buscar en el prologo cules fueron las intenciones de
Arias de Benavides al publicar su libro. Despus de referirse a la
grandeza, riqueza y honra de esta vida, que valen ms si se dan en
aquellas personas que se lo han merecido, dice que:
[esta obra] trata de muchas cosas nuevas de yervas, y races, y
frutas, y la manera de curar con ellas, en partes donde yo he
andado as en las provincias de las Indias, como en Espaa, y no
embargante que hasta el da de hoy, estn escritas muy muchas
maneras de curas, as de autores Antiguos como modernos, que
han dado mucha luz y claridad a mdicos y cinijanos para
provecho de la salud del cuerpo humano. Y aunque yo no sea
digno de sacar a luz este tratado, que as mismo trata de algunas
de medicina, y secretos particulares de ciruga, que yo he
experimentado, en las cuales he hallado mucho provecho y
beneficio para mis enfermos. Y por ser cosa nueva y que ac en
Espaa, se podrn aprovechar de las dichas yervas y raices, y
ansi mismo la forma y manera de curar con ellas, y por el
96JIMENEZ MUOZ, J.M. (1977), p.108

56

aprovechamiento que de ello se puede seguir, he querido sacarle


a luz, ..y si no la obra, a lo menos mi voluntad y deseo, ni se
desdee de ello, porque no hay libro tan bajo ni de tan poco valor,
que no sea merecedor de ser leido97
De nuevo vuelve a insistir en el prlogo que precede a la segunda
parte:
solamente escribir secretos algunos de ciruga que en aquellas partes he visto y entendido y obrado, porque pues Dios fue
servido que yo 10 alcanzase a saber quiero que todos participen
de ello, lo que la tuviere necesidad, y sepan y entiendan porque
como tengo dicho son cosas nuevas y secretos nuevos, y muchas
de ellas se han visto y experimentado en la ciudad de Toro, donde
al presente yo resido adonde se podr averiguar la operacin que
he dicho, no hago fuerza a que nadie de crdito a mis palabras,
all podrn saber de mis obras ... Aunque los Antiguos supiesen
mucho no pudieron saber todas las propiedades y curas pues el
tiempo aun no les haba dado lugar ni la experiencia de las
cosas...)98.
Podemos situar la figura de Pedro Arias de Benavides como el
ejemplo ms temprano de la primera generacin de cirqjanos de las
dos que propone Lpez Piero en la Espaa del siglo XVI, representante del extraordinario desarrollo que alcanz entonces la ciruga en
nuestro pas. A sta pertenecen los que nacieron a finales del siglo XV
o primeros aos de la centuria siguiente. Las figuras ms sobresalientes son Francisco Arceo, Andrs Alczar y Dionisio Daza, cuyas
obras aparecieron con fecha posterior a la de Benavides. Alczar fue
catedrtico de la disciplina en Salamanca y uno de los ms destacados cirl\ianos universitarios. Perfeccion la prctica de la trepanacin
e ide nuevos instrumentos para ejecutarla. Su obra principal lleva
como ttulo Chirurgiae libri VI, que se public en 1575.
Representante de la ciruga militar fue Dionisio Daza Chacn. Se
form en Valladolid y Salamanca y ejerci en los ejrcitos del
emperador Carlos y ms tarde en la corte de Felipe 11. Las numerosas
guerras le permitieron reunir una amplia experiencia que resumi
al final de su vida en el tratado Practica y Theorica de Cirugia en
97 ARIAS
98 ARIAS

BENAVIDES, P. (1567), 4v.


BENAVIDES, P. (1567), 62r-64v.

57

romance y latn (1582-1595). Describi numerosos casos clnicos,


seguidos a veces de autopsia. Tuvo clara conciencia de la superioridad
del cirqjano con forma~n acadmica frente a los meros empicos.
Del segundo grupo, es decir, de los que nacieron durante la dcada
de los treinta, destacan Bartolom Hidalgo de Agero, Francisco
Daz y Juan Fragoso. La principal aportacin del primero fue la
llamada vi a particular desecante, consistente en curar por primera
intencin las heridas por arma blanca, lo que se puede encuadrar en
los mtodos que se opusieron a la doctrina del pus loable. Para
demostrar sus ventajas utiliz una primitiva estadstica basndose
en los datos recogidos de su experiencia en el Hospital del Cardenal
de Sevilla. Sus obras se editaron despus de su muerte, en 1604, bajo
el ttulo genrico de Thesoro de la verdadera ciruga y va particular
contra la comn. Francisco Daz escribi sobre las enfermedades de
los riones y de las vas urinarias (1588) el Tratado nuevamente
impresso, de todas las enfermedades de los riones, vejiga, y carnosidades de la verga, y urina. Este libro se considera como el punto de
partida de la urologa moderna.
Juan Fragoso, ya conocido por nosotros por su libro sobre las
nuevas drogas orientales y occidentales99 , fue cinijano de cmara
junto con Francisco Daz, desde 1570 hasta su muerte en 1597.
Escribi una Chirurgia Universal (1581) con dos partes: la primera
dedicada a la anatoma, tumores, apostemas, heridas, fracturas y
dislocaciones, lceras, glosas a las partes mencionadas y dos breves
tratados teraputicos; la segunda comprende el texto de su polmica
con Hidalgo de Agero yun tratado de medicina legal de gran inters.
Fragoso y Daz siguieron una tendencia hipocratista y este ltimo,
como Benavides, situ en primer plano las conclusiones extradas de
sus experiencias.
Durante este periodo, cuando Benavides ya estaba instalado de
nuevo en Espaa, no existan apenas dudas de que la anatoma era
de capital importancia para la ciruga. Andrs Laguna haba publicado en 1535 su Anatomica methodus, donde critic con energa la
forma de ensear esta disciplina. En 1543 Andrs Vesalio dio a
conocer su De humanis corporis fabrica libri septen y estuvo en
contacto con muchos mdicos espaoles antes de que en 1559 se
99 Vase

58

FRESQUET FEBRER, J. L. (l992a) y (l992b).

viniera a residir a nuestro pas hasta 1564. Miguel Jernimo Ledesma


y Pedro Jaime Esteve consiguieron imponer en Valencia las corrientes renacentistas preparando el terreno para el desarrollo de la
escuela anatmica de esta ciudad, que alcanz su esplendor con
Pedro Jimeno y Luis Collado. El primero fue catedrtico de su
Universidad desde 1547 a 1550 y el segundo fue profesor de ciruga
en 1546 y 1548, Y despus ocup de forma alterna las ctedras de
anatomaysimples, la de principios y la de prctiC8 desde 1550 a 1574.
Cosme de Medina, discpulo y colaborador de Collado, desempe
la ctedra de anatoma de Salamanca desde su creacin en 1551
hasta 1561. Jimeno, al marchar de Valencia en 1550 se incorpor a
la Universidad de Alcal, uno de los centros ms activos del humanismo mdico para ensear la disciplina. De signo contrario a la
renovacin fue, sin embargo, la obra de Bernardino Montaa de
Monserrate, ejemplificada en su Libro de la Anathomia del hombre,
que public en Valladolid, as como los cursos de uno de sus maestros
en la universidad vallisoletana, Rodtguez de Guevara.
En cuanto a la fisiologa, apenas haba avanzado gran cosa. Miguel
Servet, representante de la corriente humanista dio a conocer la
circulacin pulmonar en su obra Christianismi restitutio, basada en
la experiencia propia. La versin definitiva se imprimi en 1553, pero
apenas se difundi debido al fanatismo de calvinistas y catlicos que
quem la prctica totalidad de la edicin. Juan Valverde de Amusco,
en su Composicin del cuerpo humano (1556) present61a circulacin
menor de la sangre como uno de los resultados de su colaboracin
cientfica con Realdo Colombo. Otras novedades relativas al campo
de esta disciplina fueron las aportaciones de Gmez Pereira, Miguel
Sabuco y Huarte de San Juan. Slo la obra del primero de ellos
Antoniana Margarita (1554) se public antes de que aparecieran los
Secretos de chirurgia. Su tesis del automatismo animal es un punto
de vista que ms tarde desempearla un papel relevante en la
configuracin de la imagen moderna del organismo humano.
En el terreno de los saberes relativos al hombre enfermo, los
ncleos ms activos e influyentes de la medicina espaola desplazaron a los brbaros)) en favor de la corriente humanista. Sus primeros
representantes se formaron en Paris yen Italia. Debemos mencionar
aqu, una vez ms, a Andrs Laguna, especialmente su obra en tres
59

volmenes Epitomes omnium Galeni Pergameni operum (1548), que


es una exposicin de las doctrinas de Galeno, muy apreciada en toda
Europa; se reedit siete veces.
Tambin podemos hablar de Francisco de Mena y Cristbal de
Vega. El primero, cercano a los planteamientos hipocrticos y profesor de Alcal, public tambin traducciones y comentarios de textos
de Galeno relativos a la purga, sangra, orina y pulso (1533-1558),
sobre la composicin de los medicamentos (1555) y otro sobre las
fiebres en 1568. Cristbal de Vega, escribi entre otras obras, De arte
medendi (1561), una sistematizacin de todo el saber mdico, una
traduccin de los Pronosticos y el que es sin duda su libro ms
maduro, Commentaria in librum Aphorismorum (1563).
Especial atencin deben merecer las obras de Francisco Valles,
importante figura de la Universiad de Alcal, donde estudi y en la
que lleg a ser catedrtico de Prima de medicina desde 1557 hasta
1572. En 1556 public su Controuersiarum medicarum et
philosophicarum libri decem, discusin de cuestiones problemticas
que afectan a todos los aspectos de la medicina. En 1559 aparecieron
sus comentarios a la obra de Galeno De locis patientibus. Entre 1561
y 1569 tambin edit sus traducciones y comentarios de los Aforismos y
del trataditoDe alimento, de los Pronosticas y De ratione lJictus in morbis
acutis, y entre 1567 y 1569 los de cinco nuevas obras de Galeno1OO
Podemos unir aqula labor llevada a cabo por la escuela valenciana. Miguel Jernimo Ledesma inici el reciclaje del Canon de
Avicena, que se public despus con el ttulo Prima primi Canonis
Auicennae sectio, con eplogos de Collado y Pedro Jaime Esteve. Este
ltimo tradujo y coment las Epidemias hipocrticas (1551) y la
Theriaca, de Nicandro (1552). Collado evolucion igual que Valles, lo
que puede detectarse en su Ex Hipocratis et Galem monumentis
Isagoge (1561) y en otros manuscritos. Por ltimo debemos citar
tambin a Miguel Juan Pascual a quien ya conocemos por su
traduccin de Giovanni da Vigo.
A pesar de lo dicho no podemos hacernos una imagen del todo
certera de la medicina de la poca. Como dice Lan101 , bajo la seduccin
100 Debemos recordar aqu que s610 nos referimos a las obras publicadas antes
de que Benavides llegara a Espaa o inmediatamente despus.
101 LAIN ENTRALGO, P. (1963), p. 23-25.

60

de lo que hizo el Renacimiento en cuanto atae al arte, a la religin,


a la vida social y poltica, se tiende a creer que todo el saber y quehacer
de los mdicos durante esa poca fue rebelin vigorosa contra la
autoridad de los maestros tradicionales, ruptura violenta con la
Edad Media y ansia de total renovacin.
Tradicin y renovacin, por tanto, se dieron cita en la medicina y
la ciruga espaolas 102 Claro est que Arias de Benavides se form
con las doctrinas bf\iomedievales y con las prcticas que pudo hacer
con algn cirujano o en cualquier hospital castellano. Su mejor
escuela debi ser la experiencia). Ya hemos visto que en muchos
casos no se poda actuar segn una teora previa, sino respondiendo
con sentido comn e improvisadamente a cada una de las situaciones
que ofreca la realidad. La prctica quirrgica en el Nuevo Mundo no
debi ser tarea sencilla. Los cirujanos se encontraron con la posible
presin que ofrecan las medicinas indgenas, con un limitado acceso
a productos de la farmacopea europea ya instrumentos quirrgicos,
con la dificultad de consulta de textos escritos, etctera Esto no
significa de ningn modo que la plantilla de prcticos que se traslad
all fuera de segunda fila, especialmente en las fechas en las que nos
estamos moviendo.
Como afirma Somolinos, lo que comenz como guerra y conquista
se convirti en un proceso de convivencia, no siempre armnica,
donde cada una de las races originales trat de mantener sus
principios. La realidad indgena y la hispnica, aunadas pero tambin muchas veces en conflicto, habran de mantener diversas
maneras de vigencia103. Esto nos puede ayudar a comprender mejor
el proceso de adaptacin mdica y la fusin que ambas prcticas de
curar necesitaron establecer para perpetuarse. La evolucin de la
medicina mexicana sigui un proceso paralelo al de la ideologa
cultural que se desarroll en el pas. Estuvo sometida a las mismas
influencias que el re'sto de las manifestaciones intelectuales y los
hombres que habran de practicarla sintieron sobre s el peso de
ambas tradiciones condicionadoras de su conducta 104.
l02Vase LOPEZ PIERO, J.M. (1992), p.35-91.
M. (1968), citado por SOMO LINOS, G. (1979a).
104 SOMO LINOS D'ARDOIS, G. (1979), p.106.
103 LEON PORTILLA,

61

Muchos autores consideran que la medicina que se llev6 al Nuevo


Mundo era poco eficaz y estaba plagada de disquisiciones intiles que
venan desarrollndose durante ms de quince siglos. Es muy
aventurado arriesgarse a hacer esta afirmaci6n cuando existen tan
pocos estudios sobre la historia de la teraputica. Sobre todo en el
caso de los cirujanos, una cosa era la teora y otra la prctica. Si la
medicina indgena se conservaba prcticamente pura y dirigida en
un sentido eminentemente utilitario, donde la observaci6n y el
empirismo llegaron a obtener xitos perdurables, la europea, a pesar
de los ropajes especulativos, debi6 lograr tambin un grado de
eficacia bastante alto. La obra de Benavides es un buen reflejo de las
circunstancias de esa adaptaci6n a un medio muy distinto al espaol
en el que se vieron obligados voluntaria o involuntariamente a
ejercer los mdicos y cirl\ianos.
Tiempo de aventura, de poner a prueba los conocimientos aprendidos en Espaa, de descubrir cosas nuevas; dicho en una sola
palabra, de adquirir experiencia. Cuando Benavides regres6 a
Toro, en nuestro pas ejercan cirl\ianos de gran talla como Daza,
Arceo, Alczar, Fragoso, Calvo, de cuya obra hemos ofrecido un
modestsimo esbozo. Ninguno de ellos sin embargo, haba publicado
nada. Esto no es motivo suficiente para que no se pusiera al corriente
de las transformaciones que haba sufrido la medicina durante su
ausencia. Por otra parte, al igual que para el resto, continuaban
siendo guas tericas las obras de Galeno, Guy de Chauliac, da Vigo,
Diosc6rides y otros, aunque tomadas con cierta flexibilidad. Por
debajo del recurso literario de la cita a los clsicos, late una cierta
tendencia a la afirmaci6n de lo que entonces era actual y moderno.
Recordemos otra vez que la intenci6n del autor que estudiamos al
redactar el texto objeto de nuestro anlisis no fue la de insistir sobre
temas que otros haban tratado ampliamente y mejor, sino la de
narrar y contar la propia experiencia vivida durante bastantes aos
en un lugar lejano y distinto, con medicam~ntos, alimentos y costumbres diferentes a las de la Pennsula. Nuevas tierras, nuevos problemas y situaciones y nuevas soluciones merecan ser divulgados a
travs de la letra impresa.
Igual que los autores de cosas y sucesos americanos') que contaron
al resto de los europeos lo que en el Nuevo Mundo haban presenciado,Arlas no tiene ms remedio que aducir las bases de su conocimiento directo y personal, esto es, su experiencia. Como bien seala

62

Maravall 105 , sta no slo certifica, sino que descubre l~ verdad de las
cosas y confiere la mxima seguridad posible a 10 que de nuevo nos
hace conocer. El hombre del Renacimiento senta vigorosa la llamada
de la realidad y reclamaba constantemente el imperativo de la
experiencia. Si al respecto es ilustrativa la totalidad de la obra de
Benavides, ms expresiva es la crtica que propina al mdico sevillano que escribe sobre frmacos americanos sin haber estado en
aquellas tierras, o al cientfico Chaves, que habla de las Islas
Canarias sin haber puesto jams un pie en ellas. Semejante actitud
es frecuente en las obras mdicas de la poca. Puede recordarse,
escogido al azar, la afirmacin que hace Laguna en sus Comentarios
a la Materia mdica de Dioscrides: cccuntos y cun trabajosos viajes
hice para salir con tal empresa honorablemente, cuntos y cun altos
montes sub, cuntas cuestas baj, arriscndome por barrancos y
peligrosos despeaderos); o la del cirujano Daza Chacn, que dice
que ceLa ciruga prctica, o agente, o fctica, como se quisiera llamar,
es la verdadera ciruga, porque es saber poner por obra y ejercitar y
hacer con las manos y con los instrumentos lo que el otro no supo muy
bien parlar. Y sta se pone entre las artes mecnicas, y no se alcanza
ni puede uno ser perfecto en ella si no la hubiere ejercitado muchos
aos106. Mediante este mtodo, pues, se poda conseguir una informacin de primera mano, ms amplia y precisa, y obtener un
conocimiento ms riguroso y cientfico de los saberes relativos a la
salud y la enfermedad.
Hemos entrado casi sin darnos cuenta en un tema de decisiva
importancia durante la poca que estudiamos: la experiencia. Aunque la tradicin de origen clsico segua siendo la base general del
cultivo de las diferentes reas cientficas en la Europa Occidental,
comenzaron a adquirir importancia los planteamientos enfrentados
con ella. En opinin de Lpez Piero 107 este enfrentamiento tuvo
diversas formas que pueden reducirse a tres grados: reunin de
observaciones y descripciones de datos nuevos y que en s mismos no
podan explicarse con los esquemas interpretativos al uso. El segundo consisti en rectificaciones de detalles sin entraren colisin con las
viejas doctrinas. Finalmente el tercero se present en forma de crisis
parciales que condqjeron a renovaciones de fondo aunque reducidas
J.A. (1986), p. 455-476.
I06Prrafo seleccionado en LOPEZ PIERO, J.M. (1983), vol 1, p. 273.
107 LOPEZ PIERO, J.M. (1979), p.149.

105 MARAVALL,

63

a sectores concretos de la actividad cientfica. Tradici6nyrenovaci6n,


por tanto, conviven de muy diversas formas en la ciencia de este
periodo y esto se puede ver tanto en el texto de Benavides como en el
conocimiento y aculturaci6n de los productos americanos en la
teraputica europea del siglo XVI.
Como ha sido estudiado por varios autores, la tcnica cobr nuevas
perspectivas durante el siglo XVI. Sus cultivadores fueron totalmente conscientes de su importancia y el prestigio que lleg6 a alcanzar se
hace evidente en numerosos textos como el de Daza Chacn. Los
cirujanos, alejados de la figura artesanal y servil que representaban
en el medioevo, se sintieron incluso superiores alos mdicos. Benavides
es un buen ejemplo de esto. Pero es ms, en los Secretos de Chirurgia
est patente tambin la nueva postura arriba apuntada de
desvinculaci6n parcial y superaci6n de las opiniones de los clasicos.
Sin duda alguna fue la etapa americana la responsable de esta
actitud. Los Antiguos nada haban escrito sobre las novedades
personalmente vividas y experimentadas. Por si fuera poco, la
segunda parte del libro est dedicada en casi toda su extensin a otra
novedad renacentista: el morbo glico.
El enfrentamiento a la autoridad de los clsicos se hizo mediante
varios procedimientos yen distintos niveles. El ms comn fue, por
lo general, anteponer la experiencia al criterio de autoridad, entendiendo comnmente a aqulla como la enseanza procedente de la
prctica o la vivencia personal. La experiencia era, adems, la de
cada uno, la personal. Fue caractetstica del Renacimiento tomarla
como base para organizar la relaci6n del individuo con el mundo. Los
ojos y las manos eran los instrumentos de que se vala el hombre para
conquistar el saber de las cosas. El caso de los cirqjanos puede
considerarse como ejemplo paradigmtico, pero puede hacerseexteDSlble
a los historiadores, cosmgrafos, naturalistas, incluso a escritores de
temas generales. Michel de Montaigne 108, por ejemplo, afinnaba que:
11 n'est dsir plus naturel que le dsir de connaissance. Nous
essayons tous les moyens qui nous y peuvent mener. Quand la
lGaNo hay deseo ms natural que el del conocimiento. Los hombres ensayamos
todos los medios que a ello nos pueden llevar, y cuando la raz6n nos falta
empleamos la experienciaPer varios mus artem experientia recito Exemplo
monstarante viam (Manulio, 1, 59) ... medio vil y endeble es la experiencia, pero
la verdad es tan grande que bien merece que no se desdee recurso alguno que
a ella nos conduzca.

64

raison MUS fauJ, MUS y employons l'erprieru:e ... qui est un moyen
plus faible et moins digne; mais la vrit est chDse sigrande, que MUS
ne devons ddaigner aucune entremise qui MUS Y co~, 109.
Pero tampoco haba que descuidar otras cosas; por ejemplo, Francisco Sanchez, mdico de la poca, en su De multum nobili et prima
universali scientia Quod nihil scitur (1581), sealaba que los desdichados seres humanos tienen dos medios para hallar la verdad
ce auxilios con los cuales no por ello saben ms, siquiera con perfecci6n,
pero si barruntan y aprenden algo"llO. Tales medios complementarios son la experiencia y el juicio lll . Gran nmero de testimonios
podramos traer aqu para demostrar que, como seala Maraval1 112,
las distintas concepciones de la experiencia condujeron a la afirmaci6n de que la raz6n humana fuera adquiriendo autonoma y suficiencia frente a la autoridad de la ciencia clsica.
Quizs para algunos cirujanos, igual que para Francisco Snchez,
el mero discurso sobre algo como la esencia de una cosa era totalmente presuntuoso, incluso insensato. Esto no impeda, sin embargo, que
los fen6menos pudieran ser observados y puestos en conexi6n y que
fuera posible fonnular conjeturas sobre su eventual repetici6n. Me
atrevera a decir incluso que Benavides, para quien la experiencia
era de gran valor (una de las palabras ms veces repetidas a lo largo
del libro ), fue un escptico respecto de muchos conocimientos de los
Antiguos. En su texto evit en lo posible el mbito de los fen6menos
interpretados por los Antiguos, lejos de 10 plausible. Podemos captar
su percepci6n de las cosas y una reflexi6n inmediatas que, unido a la
pericia adquirida y a los conocimientos transmitidos y convenientemente valorados, podran ser norma de acci6n. La segunda parte de
la obra, ms acorde con la ciruga europea de la poca, muestra una
ordenaci6n racional de los hechos conocidos regida por los conceptos
y esquemas de la ciencia clsica.
109 MONTAIGNE, M. (1972), vol.3, p. 351. Hemos utilizado la versin en
espaol MONTAIGNE, M.(1968), vol.3, p. 231-232.
lloSANCHEZ, F. (1581), p. 153154.
111 El ttulo del libro es, a la vez, muy expresivo: quod nihil scitllr se refiere al
conocimiento de las esencias, tema ante el que Snchez fue un nominalista puro.
Tuvo una fuerte tendencia al conocimiento emprico e inductivo de la realidad,
lo que le convierte, segn Lan, en un temprano representante de la mentalidad
del hombre de ciencia moderno.
112MARAVALL, J.A. (1986), p. 469-476.

65

~Sccretos

de Chirurgia, efpecial de

lasenfermed~des de Morbo galico y Lp~rone$

y tvlirrarchia, y asi nlifrno)a m4nera como fe eu


ran los Inoios de llagas y herid.s y otras paCsio
nes en las Indias muy vdl y proucchofo para en
Efpaa yottos muchos (eeretos de chirur
gia h2fia agora no cCcripto,.
3

7)'~i'o ,,/ r~reni(sJino y Ercl"T~(cidO.7 mll~

t!lto 7pod~,ofo S"eHordon carlos principJc"'l


E(P"illIs
~ ~ c...S~or nu~I}TQ.
JI"

t"omfJNe(Jo PtJ,. ~/:D()E1or P~drttr4s de Bella";


J~s 17~"O y 1141NT4/ de'" Cil/dad de TrmI.
1 ftiprdro m Valladolid por F rancirco 'F mJ3ud de
<?ordo~a 1 mprforde ia M ;gefiad R. ni

t:Oprelllll~glO) Ttlffi.do ti re41y tl}(dto enp~e!.


Ano. J S 6 7.

PRODUCTOS CURATIVOS
Durante el siglo XV ya se hizo visible el afn colecionista en el
terreno de la botnica. Esta caracterstica alcanz enorme auge en el
XVI. La novedad no s610 dependi del nmero de las plantas sino de
la intenci6n con que se las reuna. A pesar de las limitaciones,
podemos afirmar que fue en esta centuria cuando se inicia la botnica
moderna. Otro tanto cabe decir de la zoologa. La medicina fue
heredera directa de la expansin de estas disciplinas y podemos
considerar que, en el terreno que nos ocupa, las contribuciones de
Monardes y de Hernndez significaron un cambio radical en el
proceso de introducci6n en Europa de la materia mdica americana.
Sin embargo, el uso de estos nuevos elementos hallados en una tierra
tan distinta a la europea, fue casi inmediato y precedi a cualquier
escrito sobre los mismos. Testimonios que dan fe de lo dicho pueden
encontrarse en las obras de los crosnistas e historiadores ms
tempranos. Tambin fueron madrugadores los empleos racionalizados a la luz de las doctrinas mdicas de la poca. El texto por nosotros
estudiado es un ejemplo representativo de todas estas situaciones.
En la obra de Benavides encontramos dos grupos bien diferenciados de productos curativos: los que se exponen en la tabla nmero 2,
casi todos de procedencia americana, y los que menciona en los
tratamientos de diversas enfermedades en la parte quirrgica de la
misma. Tambin son distintas las formas de acometer su estudio. La
mayora de las plantas de la primera parte merecen una atencin
minuciosa por parte del autor, mientras que cuando habla de las
sustancias de la segunda parte, da por sabidos muchos conocimientos y no entra en detalles.
Hemos de tener en cuenta que los Secretos de Chirurgia se public
slo dos aos despus de que viera la luz la primera entrega de La
Historia Medicinal de las cosas que se traen de nuestras Indias
Occidentales, de Nicols Monardes, que inclua tambin su tratado

67

acerca de la piedra bezaar y la yerva escue~onera. En general se


acepta que el punto de vista que adopt el mdico sevil1ano en la
descripcin de las sustancias medicamentosas, en sus mtodos de
preparacin, en sus indicaciones teraputicas y en sus modos de
administracin, supuso el comienzo de uno de los captulos ms
importantes de la farmacologa: la farmacognosia. Posiblemente
Arias de Benavidesya tena redactado o muy avanzado el manuscrito
de su texto cuando ley el de Monardes, pero parece que se procur
un ejemplar nada ms salir a la venta porque su frase yo se de
algunos, principalmente que los mdicos de Sevil1a por relaciones y
cartas han escrito algunas cosas, yo no procurar aqu sino decir lo
que he visto, y las cosas que muchas veces he experimentado)) 113, nos
hace suponer que as fue. Intuyendo su personalidad tampoco es raro
que critique a quien se atreve a escribir de cosas sobre las que carece
de experiencia directa, como ya hemos dicho antes.
Los captulos dedicados a estudiar las plantas medicinales no
pueden compararse con los de la obra de Nicols Monardes. En los de
Benavides se percibe que han sido vivido~), si se me permite la
expresin. El orden en el que se suceden los distintos apartados y
plantas parece que guarda relacin con la secuencia de acontecimientos de su estancia y viaje de Santo Domingo a Mexico. Llama la
atencin que slo se ocupe de un nmero bastante reducido de
productos porque, sin lugar a dudas, debi conocer muchos. Podemos
pensar que hace referencia nicamente a los que utiliz frecuentemente, a los que consideraba de mayor utilidad, o quizs, a ambas
cosas a la vez. Tampoco hay un criterio unitario para abordar el
contenido de cada captulo; la forma es ms etnogrfica que farmacolgica. Esto es la causa de que apenas hallemos elementos propios
del pensamiento teraputico europeo de la poca; no habla, por
ejemplo, de los grados, doctrina que nunca falta en los libros sobre
simples y en los antidotarios de entonces. Respecto de los efectos de
las sustancias que describe no valan mucho de los que les atribuan
los indgenas: purgacin, diaforesis, cicatrizacin, mundificacin,
etctera. Habitualmente refiere tambin la forma de preparacin y
administracin que utilizaban estos ltimos o los primeros mdicos
113 ARIAS BENAVIDES, P. (1567), 54v. Tambin alude a un tal Chaves, que
escribi sobre las Islas Canarias sin haber estado all. Posiblemente se trate de
Jernimo de Chaves.

68

y cirujanos que all se establecieron. La exposicin es muy libre y


posee gran frescura. Recordemos que en algn pasaje Benavides
opina que el prctico que se traslaba a aquellas tierras deba
adaptarse a nuevas circunstancias para las que poco servan las
cosas aprendidas en el Viejo Continente.
Aparte de todas estas consideraciones y, teniendo en cuenta la
fonna de referirse a los medicamentos en la segunda parte de la obra,
no es posible que Benavides desconociera 10 que podemos llamar
fannacologa general y materia mdica o fannacologa especial o
particular. De todas fonnas no es raro pensar que muchos cirujanos
olvidaran los aspectos ms tericos en los que se fundamentaba el uso
de estas sustancias, tal como ocurre en la actualidad entre los
mdicos al expedir una receta 114. Temas como la teora de los grados,
donde se daban cita las ms diversas opiniones, deba de ser til slo
parcialmente. En cambio, la experiencia, el haber comprobado personalmente la eficacia de ciertos productos para lograr los efectos
buscados, deba ser esencial.
Conviene repasar, sin embargo, cales eran los fundamentos
del tratamiento y los aspectos directamente relacionados con la
materia mdica.
La curacin, efecto del tratamiento cuando ste es correcto y
afortunado, tena su principio interno en la tendencia radical de la
physis del sujeto enfermo hacia el restablecimiento de su orden
propio. Esto poda acontecer de una forma espontnea o a travs de
la ayuda del mdico o, como dice Lan115 , de la acci6n tcnica del
mismo. El teraputa es as un servidor del arte dentro de los lmites
de la physis y encauzando adecuadamente las potencias o dynameis
en que eUa se realiza. El organismo haca esto con la ayuda de sus
sistemas ccfisio16gicos aunque fuera forzndolos un poco. La acci6n
de la physis y del mdico se completaba con la del propio enfenno
quien aportaba la robustez de su physis, su inteligencia, y obedeca
a las reglas que el mdico le impona. Ms adelante comprobaremos
c6mo Benavides seala la importancia de la introducci6n del sujeto
en el acto teraputico.
114 De poca utilidad para un cirujano prctico deba ser, por ejemplo, la larga
disquisici6n te6rica que hace Valles sobre las cualidades con que operan los
medicamentos, en sus Controversia..o; (1556) (captulo duodcimo).
115LAIN, P. (1987), p.297-318.

69

La medicina buscaba metas como la salvacin, la salud, el alivio y


el visible decoro del hombre. Que ilustrativo es al respecto el ejemplo
que suministra Benavides cuando relata la "aventura.) que emprendi para curar a aquel mozo que prefera morir antes que seguir
orinando por unas fistulas que se le haban hecho en la base del penel.
Lan al estudiar la medicina hipocrtica, resume en tres los
principios y reglas que deban orientar el tratamiento:
a) Favorecer y no perjudicar.
b) No hacer falsas promesas al enfermo. Recordemos aqu el
caso del fraile que tena flema salada en las manos y que
Benavides saba que la curacin era casi imposible. Aprovecha la ocasi6n para criticar a un mdico portugus que no
tuvo en cuenta este precepto.
c) De entre todos los tratamientos debe elegirse, cuando sea
posible, el que puede actuar sobre las causas de enfermedad.
Todo esto se concret en una serie de reglas: el tratamiento por los
contrarios, el mandamiento de la prudencia, la regla del obrar bien,
la educacin del paciente en tanto que paciente, la individualizaci6n,
y finalmente, la oportunidad del tratamiento. El mdico haca reales
todos estos principios a travs de la diettica, de la farmacoterapia
y de la ciruga.
Muchas de estas ideas, que hunden sus raices en los escritos
hipocrticos, son evidentes en el proceder de los mdicos y cirqjanos
de la poca de Benavides. Es ms, se haban convertido en hbitos.
De gran ayuda fue la elaboracin a que someti Galeno todos estos
principios ofreciendo al mdico una gua segura para curar casos
particulares. En primer lugar, tal como 10 ha estudiado Garca
Ballester116, analiz61as cuatro fuerzas o dynameis en que se expresa
la virtualidad (eficacia para producir un efecto que no es producido
de presente) de laphysis animal. En el segundo, cre61a doctrina de
la endeixis o indicaci6n teraputica, que fue, desde nuestro criterio,
la humanizaci6n de la teraputica.
Entre lascuatrofuerzas-atractiva, retentiva,alterativayexpulsivaes en sta ltima en la que recaa la condicin sanadora de la
116Vase GARCIABALLESTER, L. (1972 a), p.22 1-243; (l972b), p. 257-269.

70

naturaleza. En cuanto a la indicacin)), o lo que conviene hacer en


cada caso, bas Galeno su elaboracin en cuatro principios:
a) Indole o naturaleza del proceso morboso: el prctico debe considerar el caracter de la enfermedad, su tipo, su violencia, las
posibles complicaciones, etctera. Cuando se establece el diagnstico, sirve de gua para el tratamiento. No menos importante
es que se considere la regin donde se localiza el proceso
morboso.
b) Naturaleza del rgano donde asienta la enfermedad: el mdico
debe tener en cuenta su temperamento, la posicin del mismo,
su potencia, sus facultades (innatas y comunes), y su grado de
sensibilidad.
c) Constitucin biolgica individual del enfermo.
d) Agentes exteriores nocivos o causas procatrticas: Debe el
prctico estar atento especialmente a dos de ellos, el aire
ambiente y el sueo.
De alguna manera todas estas consideraciones se perciben de
forma explcita en el texto de Benavides, especialmente en la parte
ms quirrgica.
La doctrina farmacolgica giraba en tomo al concepto de medicamento {pharmakon) tomado de la medicina hipocrtica pero con un
sentido estrictamente teraputico. A los medicamentos se les atribuan facultades -dificiles de separar de los temperamentos-, es
decir, la causa eficiente de alguna accin. Seran sustancias exteriores al cuerpo capaces de producir en ste una accin favorable o
desfavorable. Manifestaran su dynameis propia, por ejemplo, enfriando, calentando, contrayendo, humedeciendo, relajando, etctera. Hubo muchas discrepancias en cuanto a la explicacin de esa
capacidad de los remedios medicamentosos. Entre las muchas explicaciones los cirujanos de siglo XVI utilizaron mucho la de la atraccin
de los humores ms afines a la naturaleza del frmaco. Otras veces,
como se ve en algunos escritos hipocrticos, la accin consiste en
purga~), purifica~), aspectos de los que nos ocuparemos ms tarde.
La esencia de la accin de los medicamentos resida en su constitucin y naturaleza compuesta de las cuatro primeras cualidades:
calor, frialdad, hwnedad y sequedad. La visin de un cir\\iano del
siglo XVI que repasa minuciosamente el tema -Juan Calvo-,

71

define el medicamento como el que tomado por boca o aplicado a


las partes, altera nuestra naturaleza y parte donde lo ponemos117.
Para que estos ejerzan su accin -sigue diciendo-, es necesario que
el calor natural de las partes de afuera o de adentro los altere para
que puedan actuar, cosa que hacen de dos maneras: conigen
nuestras enfermedades con alguna calidad manifiesta que tienen...
[o] alteran con toda su sustancia y temperamento porque su constitucin, temperamento y Naturaleza es totalmente contraria a la
nuestra)). Muchas veces la cualidad de un medicamento poda
deducirse de la reaccin que podan comprobar al administrarlo de
una manera que podemos llamar emprico-experimental, en el
sentido que tena la palabra experiencia.) en esta poca.
Lo que acabamos de decir era muy evidente en el caso de los
cirujanos. Como su campo de accin eran las regiones externas del
organismo, por 10 general, podan observar los resultados obtenidos
despus de aplicar distintas sustancias. Al referirse a ellas obvian
muchas veces explicaciones tericas sobre los mecanismos de
accin, que no eluden cuando hablan de productos que se administraban por boca.
En este periodo los medicamentos se clasificaban de diversas
maneras. Se hablaba de simples (no tenan mezclas de otros) y de
compuestos)), elaborados con varios simples o, en algunos casos, los
que se componan de cosas contrarias. Eran habituales los tratados
de simples, como el de Juan Fragoso, cuyo ttulo es muy expresivo al
informar de su contenido: De la Naturaleza, calidades y grados de los
medicamentos simples. Ms lo eran todava, los antidotarios de
medicamentos compuestos, como el del propio Fragoso o como el de
Juan Calvo.
Segn la accin se dividan en tres grandes grupos: los que
actuaban sobre cualidades elementales; los que tenan una accin
principal y otra secundaria y, por tanto, lo hacan sobre ms de una
cualidad; y los que posean acciones especficas como los vomitivos,
purgantes, hipnticos, etctera. Para algunos autores esto se complic ms o menos, pero fue de aceptacin general la doctrina de los
grados, otra forma de tipificarlos.
117 CALVO,

72

J. (1674), p.353.

Se defina el grado como el exceso de calor, humedad, sequedad o


frialdad; con el cual los medicamentos exceden al cuerpo templado,
o al medicamento templado).1l8. Esto serva para distinguir los
medicamentos y para interpretar su acci6n. Con la doctrina de los
grados trataban de establecer una unidad de medida (cuantitativa)
de la cualidad o cualidades de las sustancias. Esto signific un gran
avance en el terreno de la dosificaci6n. Una tabla de clasificaci6n
sencilla sera esta:
Tablan!!2
Clasificacin de los medicamentos segn su grado
Moderados

Calientes en
Frios en
Secos en
Hmedos

1er
1er
1er
1er

grado
grado
grado
grado

grado
'}Jl grado
'}Jl grado
'}Jl grado
'}Jl

Extremos

3er
3er
3er
3er

grado
grado
grado
grado

4 grado
4 grado
4 grado
4 grado

En el primer grado apenas podan percibirse las acciones medicamentosas a travs de los sentidos; en el segundo ya seran perfectamente percibibles; en el tercero seran algo peIjudiciales; y en el
cuarto sus efectos seran directamente destructivos. Podan establecerse grupos intermedios. Una forma de averiguar los grados de los
medicamentos era a travs de sus sabores (Vase la tabla nO 3). La
manzanilla sera de calor moderado; el marrubio (Marrubium vulgare
L.), de sabor amargo, sera caliente en segundo grado; el abr6tano
(Santolina chamaecypanssus L.) calentara con gran fervor y alteraci6n,.; la tpsia (Thapsia garganica L.) quemara y producira
vejiguillas debido a que es caliente en cuarto grado. As, sustancias
de complexi6n caliente y seca eran utilizadas, segn las doctrinas
galnicas, para enfermedades de causa fra, como dolores de cabeza,
dolores de pecho y de ijada, pasiones o dolores de pecho, etctera.
Gracias a la acci6n especfica de los medicamentos, a la que antes nos
hemos referido, se prescriban sustancias para lograr la digesti6n y
eliminaci6n de la materia pecante, para restablecer las funciones
118 CALVO,

J. (1674), p. 353-354.

73

orgnicas deficientes. La eleccin de remedios evacuantes se haca


en funcin de la localizacin del humor alterado, segn la va
preferida por la fuerza curativa de la Naturaleza para evacuarlo. En
los catarros se empleaban los expectorantes; en las dolencias de
estmago e intestino, los emticos y purgantes; en las enfermedades
generales, los diurticos y los sudotficos; y as un largo etctera.
Tablan2 3
Modo de descubrir la cualidad de los
medicamentos por los sabores 119

Sabor astringente
y austero, y acerbo:

Sabor acerbo:
Sabor dulce:
Sabor salado:
Sabor amago:
Sabor acre:

Son fros y desecan


Son frios en segundo grado
Son calientes
Son ms calientes que los dulces y algo
hmedos
Son ms calientes que los salados y adems
desecan
Son calientes en cuarto grado. De estos,
unos son secos y los otros hmedos

Aparte de usar la doctrina de los grados, era habitual entre los


cirujanos hablar de medicamentos segn las acciones que ejercan
cuando se aplicaban para resolver los problemas que ellos trataban.
Con arreglo a sto se establecan los siguientes grupoSl20:
a) Medicamentos repercusivos: aqullos que tenan la facultad de
hacer retroceder los humores que acudan a la parte enferma,
por las mismas venas por donde haban fluido. La explicacin de
esta accin es muy mecanicista: cerraban los poros. Sola tratarse de sustancias fras y secas.
extraida del Antidotario. CALVO, J. (1674).
interesante observar cmo muchos de estos grupos siguen conservndose en la medicina tradicional.
119 Tabla

120 Es

74

b) Medicamentos atrayentes: Selan aquellos productos que atraan


y sacaban). los humores y excrementos hacia afuera. A veces,
adems de esta acci6n principal posean la de consumir, resolver
y desecar. Eran calientes.
c) Medicamentos resolutivos: Eran aquellas sustancias que evacuaban por las porosidades del cuerpo los humores responsables
de alguna enfermedad o algn apostema. Eran de temperamento caliente y seco. Los del primer grado solan emplearse para
curar pequeos tumores y apostemas superficiales, cuando la
enfermedad estaba en partes principales, o cuando se quera
digerir y resolver algn humor del estmago, hgado y bazo.
Varios autores llamaban diaforticos). a las sustancias de este
grupo, calientes en segundo grado. Se administraban cuando el
cuerpo estaba bien evacuado.
d) Medicamentos emolientes y ablandantes: De temperamento
caliente y seco, se usaban para ablandar y molificar o suavizar
todo tipo de durezas.
e) Medicamentos supurantes: Se trataba de sustancias calientes en
primer y segundo gradosqueejercanla acci6n de supurar, por lo que
deban tener el mismo calor que la parte donde se aplicaban.
g) Medicamentos encarnantes y cicatrizantes: Despus de
mundificar o limpiar (para 10 que se usaban los medicamentos
mundificantes), eran los que eliminaban los residuos que quedaban en las llagas o lceras. Eran astringentes, secos y fros.
h) Medicamentos custicos: De temperamento muy caliente se
denominaban as a los productos que consuman la carne
superflua. Algunos autores distinguan tres tipos: los fuertes
(para consumir cosas extraas y callosidades), los corrosivos o
dbiles (para consumir carnosidades blandas y superficiales) y,
en medio, los putrefacientes (para callosidades, carne dura o
cuando se deseaba actuar en profundidad).
i) Medicamentos anodinos, narc6ticos y confortantes: Los primeros, calientes en primer grado, mitigaban el dolor y eliminaban
la causa preternatural del dolor>.. Los del segundo grupo y
tercero, lo mitigaban por su efecto anestsico, es decir, porque
dormanyprivabandesentidoalaparleafed.ada.. Losconfortativos
solan usarse en la convalescencia y eran calientes y secos.

75

Aparte de la obra manual y del instrumental necesario para


llevarla a cabo, el arsenal farmacolgico del cirqjano poda reducirse
a estos grupos de medicamentos. Ms adelante encontraremos
ejemplos variados de su uso.
Nos queda por abordar una parte importante del tratamiento de la
que, generalmente, se responsabilizaba el mdico. Habamos dicho
que los captulos clsicos de la teraputica eran la diettica, la
farmacoterapia y la ciruga. Vamos a ocupamos del primero y de lo
que podemos llamar preparacin del cuerpo del enfermo para que
pase a manos del cirujano121
En el caso de la ciruga en general y la de Benavides en particular,
puede apreciarse que cuando los cirujanos acometan el tratamiento,
antes que nada ordenaban la vida del enfermo. No podemos extendernos aqu en el amplio tema de la diettica y en el destacado papel
que desempe en la curacin de las enfermedades. De ah que la
primera medida que tomaba el cirujano fuera el establecimiento de
un ~gimen de vida adecuado, para favorecer el esfuerzo sanador de
la naturaleza. Su fundamento resida en el adecuado uso de las cosas
no naturales: aire y ambiente, comida y bebida, trabajo y descanso,
sueo y vigilia, excreciones y secreciones, y movimientos del nimo.
Veremos cmo Benavides propone a los enfermos que tienen un
problema causado por un exceso de flema que no coman alimentos
que engendren este tipo de humor, oc6mo recomienda reposo en otros
casos, o cmo suprime el vino de la dieta cuando puede serpeljudicial
para la curaci6n de determinado padecimiento.
Hablar de la preparacin del cuerpo para poder realizar la obra
manual -tarea que realizaban los mdicos-, es lo mismo que
referirse a las evacuaciones en sentido genrico. Los procedimientos
eran mltiples: sangra, purga, v6mito, ventosas, sanguijuelas,
baos, clsteres, sudor, ejercicico, fregamientos y dieta. De todos ellos
sobresalan la sangra y la purga, por lo que recibieron el nombre de
(Creme dios mayores.
La sangra era definida como la evacuacin de todos los humores
juntos acrecentados en la cantidad (en el sentido que le dio Avicena),
o bien, evacuaciones que vaciaban todos los humores de manera
121 Este tipo de informacin, ms o menos extensa, puede hallarse en muchas
obras quinirgicas de la poca, incluida o no en la parte dedicada alAntidotario.

76

indistinta (en el sentido de Galeno). Es lo que sola realizarse en


primer lugar teniendo en cuenta una serie de factores: lo que
llamaban grandeza de la enfermedad, la fortaleza de la virtud)) y
la edad adecuada.
La grandeza de la enfermedad) poda venir determinada por la
importancia y principalidad de la parte donde se localizara, por su
extensin o por su malignidad. No es lo mismo que asiente en la
regi6n craneal o en los pulmones, que se trate de una herida grande
y profunda, o que sea a consecuencia de la mordedura de un animal
venenoso. La fortaleza de la virtud resida en la firmeza de las tres
facultades que gobiernan el organismo y sus operaciones: la vital
(que se percibe por el vigor, la regularidad del pulso, y manifestaciones propias de las partes de la cavidad animal), la natural (que se
hace evidente en buenas digestiones, en las ganas de comer del
enfermo, y otros signos que demuestren el buen funcionamiento de
los rganos de la cavidad natural) y la animal (que se muestra en
acciones como dormir bien, sentirse anmicamente bien, etc). De las
tres, la que tena mucha importancia en el momento de sangrar era,
lgicamente, la vital y el mdico deba aprender sus manifestaciones
por experiencia.
Podran escribirse muchas pginas sobre la sangra y no es esa
nuestra intencin. Solo decir que el mdico tambin deba tener en
cuenta factores muy importantes como la oportunidad o no de
sangrar en ayunas, en enfermos afectados por procesos agudos, en
embarazadas, etctera, temas que en algunos textos son objeto de
extensas y farragosas consideraciones especulativas.
Si mediante la sangra se evacuaban indiscriminadamente todos
los humores incidiendo bsicamente en la cantidad, mediante la
purgacin resolvan el problema de la calidad. En general crean que
los mecanismos de purgacin eran los siguientes: atraccin del
humor por la semejanza del frmaco empleado, apretar y confortar,
y por ltimo, ablandar. Los simples que se empleaban para purgar
la clera eran sustancias tales como el ruibarbo, la escamonea, los
mirabolanos, los tamarindos, el acbar, etctera. Contra la flema
usaban el agrico, la coloquntida, el cartamo, y productos similares.
Contra la melancola recurran al elboro, el sen, el polipodio,
etctera. De la misma forma podan usar una gran variedad de
compuestos o preparados de varios simples. Para hacer ms eficaz la

77

purga administraban primero jarabes elaborados con todas estas


sustancias, que digeran el humor causante de la enfermedad.
En segundo lugar purgaban con pldoras confeccionadas con las
mismos productos.
Vamos a estudiar a continuacin, el contenido de la primera parte
de los Secretos de chirurg!a. Hemos omitido los comentarios relativos
al morbo glico>. que aparecen al comienzo as como otros temas que
ya hemos expuesto en la biograffa sobre Arias. Por tanto, slo
haremos referencia a los productos medicinales.
En los dos primeros captulos que se dedican a los aspectos
generales del morbo glico>., habla Benavides de tres plantas: la
berraza, la cebadilla y la yuca. Captulo aparte dedica a una hierba
para el dolor de ijada y mal de la orina>. Los captulos cuarto y
quinto hacen referencia a la zarzaparrilla. Les siguen dos dedicados
al palo santo o guayacn. Apartados independientes se reservan al
ruibarbo de Indias, la raz de mechoacn, la cathapucia). o higuera
del infierno, el blsamo de indias, el aceite de liquidmbar, la
tequemahaca>., el incienso de Indias, el maguey, las tunas, los
aguacates, los hovos, las guayabas, el drago y ellrio crdeno. Dentro
de todos estos epgrafes aparecen referencias a otras plantas de las
que prcticamente no diremos nada. La tabla 4 muestra la totalidad
de productos curativos citados. Despus analizaremos aqullos en
los que Benavides se detiene especialmente.

78

Tablan2 4
Productos curativos mencionados
en los Secretos de Chirurgia

Aceite de liquidmbar
Aguacates
Blsamo de las Indias
Berraza
Cacao
Cathapucia o higuera del infierno
Cebadilla
Cochinilla
Gengibre*
Guayabas
Guayacn
Hierba para el mal de ijada

Hovos
Incienso de Indias
Lrio crdeno*
Maguey
Maz
Mechoacn
Ruibarbo*
Sangre de drago*
Tequemahaca
Tunas
Yuca
Zarzaparrilla

( *No son de procedencia americana122)

Berraza, cebadilla, hierba hedionda y yuca


Cuando Benavides se refiere a la forma en que en Santo Domingo
curaban las bubas o morbo glico seala que, a pesar de tener
guayaco en abundancia, no lo usaban para este fin. Empleaban la
siguiente f6rmula: zumo de berraza mezclado con cebadilla molida;
lo colaban y lo cuajaban al fuego con aceite y cera. No sabemos
exactamente a qu planta est aludiendo cuando habla de (cberraza.
En principio ya se adverta en la Materia mdica de Diosc6rides que
cuando se fuera a buscar berros haba que guardarse de coger
ccberraza), quetenacierlo parecido con ellos. Se trata de la umbelfera
Heloscyadium nodiflorum L., que crece a las orillas de las aguas, en
arroyos y acequias y en los mismos sitios donde crecen los berros. Ms
122Podemos pensar que encontraron rapidamente las especies americanas de
ruibarbo y de sangre de drago, como el Rumex mexicanus Meiss, productos muy
utilizados en aquella poca.

79

datos se tienen acerca de la cebadilla. Se trata de la Helonias


officinalis, Lindley. Segn Fragoso:
( ...simiente venida de Nueva Espaa, que llaman ... por la semejanza que tiene con nuestra cebada en la espiga y en la hoja. La
cual es el mas fuerte caustico quejams se ha oido, a 10 menos de
plantas, en tanto grado que a donde es menester cauterizar o
consumir alguna carne podrida (echando el polvo en la llaga)
hace el mismo efecto que hara el fuego actual 123
Est justificado que le dieran este empleo puesto que, segn
Monardes -nombre al que le asocian todos los estudios sobre esta
planta-, vieron que los indgenas empleaban las semillas de la
misma manera; es decir, en las llagas con podedumbre, heridas de
cicatrizacin torpe, ulceraciones rebeldes, etctera. Los espaoles
tambin usaron de estas semillas en las llagas infectadas de los
caballos. En Nueva Espaa parece ser que la utilizaci6n de esta
planta era algo distinta. Lozoya et al 124 afirman que sus semillas se
usaban como veneno para ratas. Hemos hallado en el estudio de
LpezAustiny Garca Quintana que el quimichpatli, veneno contra
ratone&) o Sebadilla officinarum, en el texto de fray Bemardino se
Sahagn, figura junto a otras hierbas recomendado en los casos en
los que estaba envarado -tieso, entumecido, inm6vil- el pescuezol25. Sin embargo, en este libro, para las bubas se mencionan otros
productos: agua de la hierba tletlmaitl (planta no identificada)
bebida, y los polvos de tlalquequtzal (probablemente la Achillea
mlifolia o Polypodium lanceolatum)126.
La semillas de cebadilla fueron objeto de estudio experimental en
el siglo pasado por varios autores. Uno de sus principios activos, la
veratrina, fue descubierta por Meissner en 1828 y un ao ms tarde,
Pelletier y Caventou, demostraron la presencia de materia grasa
compuesta de oleina, estearina y cido cebdico; cera, supergalato de
veratrina y materia sobrante amarilla. Fran~ois Magendie tambin
le dedic parte de sus trabajos, comparndola con otras especies

J. (1572)
X. et al. (1990). p.187 -188.
125 BERNARDINO DE SAHAGUN (1991), vo1.2. p.642.
126 BERNARDINO DE SAHAGUN (1991). vo1.2. p.646.
123 FRAGOSO,

124 LOZOYA,

80

como el clchico de otoo y el elboro blanco127 En 1911 Schmidt


describi la veratrina como un polvo blanco, inodoro, de accin muy
venenosa, amoo, que aparece cristalino al microscopio y excita
violentamente al estornudo. Consta de una mezcla ntima de aspecto
amorfo de dos alcaloides ismeros, de los cuales uno es cristalizable
y prcticamente insoluble en agua (veratrina cristalizada, o cebadina)
yel otro no cristalizable y soluble en agua (veratrina).
Cuando la farmacologa experimental se desarroll lo suficiente
como para aislar los principios activos se someti la planta y semillas
a todo tipo de pruebas de laboratorio. Peset Cervera recoge un buen
resumen de estas investigaciones. La absorcin de la veratrina por
las mucosas es lenta pero fcil, en cambio, por la piel, es mnima. Se
elimina por vi a renal. En el aparato digestivo obra como emetocatrtico
y drstico. En animales se comprueba que una vez absorbida produce
un retraso de los latidos cardacos y una disminucin de la tensin
arterial, siguen las pulsaciones irregulares y, ms tarde, el paro
cardaco. A dosis altas hace penosa la respiracin y hasta la paraliza.
Respecto del sistema nervioso, los sujetos intoxicados con esta
sustancia presentan cefalalgias, vrtigos, ansiedad, desfallecimiento
y, a veces, convulsiones. La accin mejor estudiada es la muscular:
paraliza todos los msculos estriados, por verdadera accin qtmica...)).
El empleo, a la luz de 10 estudiado, era dudoso; sus indicaciones no
estaban bien establecidas. Se usaba como antiflogstico, analgsico
y diurtico. En el presente siglo, los alcaloides del veratro, especialmente los steres, se utilizan como agentes antihipertensivos. Actuan
produciendo un aumento de la conductividad sdica de la membrana
de todas las clulas excitables. Segn Goodman, una pequea dosis
de veratro administrada por vena obra de modo predominante en las
terminaciones de las fibras aferentes del seno coronario y del ventrculo
izquierdo. La respuesta es breve y se caracteriza por hipotensin y
bradicardia. La del seno carotdeo es lenta pero ms duradera.
Produce un descenso de la presin arterial sin un componente
ortosttico acentuado.
127Dice en su Formulario ... El anlisis que hicieron-refirindose aPelletier
y Caventou-de la simiente del veratrum sabadilla (la cebadilla) sirvi para

confinnar sus conjeturas. Aislaron el principio acre, al que reconocieron todos los
caracteres alcalinos; lo hallaron despus en .... MAGENDIE, F. (1827), p.1l3.

81

Como dice Patio, la cebadilla ya fue objeto de un importante


comercio en el siglo XVII. Fue muy utilizada como insecticida y esta
propiedad fue ampliamente aprovechada en el resto de Amrica,
desde las Antillas hasta el Per. A finales del siglo XIX continuaba
exportndose. En Espaa hasta hace relativamente poco tiempo, se
la ha empleado como raticida.
Cuando las bubas daban gran dolor a quin las padeca utilizaban,
segn Benavides), la 4<hierba hediond~), semejante al lentisco.
Cuando hace esta comparacin no sabemos si se refiere al lentisco,
Pistacia lentiscus L. o al lentisco hediondo,Anagyris foetida L.l28. Al
hablar de 4<hierba hedionda), Martnez l29 hace referencia a la Dalea
zimapanica (Schauer) Oeguminosas) y a la Datura stramonium L.
(solancea). Cobo l30 cuando cita esta planta dice que la ha visto en
La Espaola y en el Per; se la denomina as por el mal olor que
despide. Dice que sus hojas se parecen a las del durazno y que su
zumo se usaba para curar las heridas, y su cocimiento para lavarse
las piernas cuando haba flema salada y cualquier tipo de inflamacin. El uso del que habla Benavides es algo distinto: cortaban unas
varas, hacan un hoyo en el suelo y prendan una pequea hoguera
sobre la que echaban la hierba. Situaban al enfermo con las piernas
abiertas encima y 10 cubran con una manta. Al cabo del rato el
paciente empezaba a estornudar y lanzar por la boca y por las
narices gran cantidad de malos humores. Envueltos en la misma
manta los ponan en la cama. Repetan la operacin otros cinco o seis
dias l31 Quizs se tratara de una nueva forma de empleo de laDatura
stramomum, L., que figura en el Cdice de la Cruz Badiano 132 para
128 FONT QUER, (1979), p.513 Y 440.
129MARTINEZ, M. (1987), p.425.
130COBO, B. (1964), vol 1, 218.
131 ARIAS DE BENAVIDES, P.(1567),l2r-I2v.
132Tal como opina G. Somolinos, el encuentro de la medicina prehispnica y
de la de los europeos es quizs la nica ocasin de la Historia de la medicina en
que se ha producido un fenmeno cultural de gran trascendencia. Mxico
entreg un inmenso acervo de elementos y conocimientos teraputicos y nutritivos con los que desinteresadamente aument el caudal de estos materiales en
el Viejo Mundo; recibi a cambio, tambin de forma desinteresada, el reconocimiento universal de sus conocimientos y la admiracin para muchas de sus
prcticas originales. El representante plstico de esa fusin y de sus consecuencias universales puede situarse en el extraordinario Libellus de medicinalibus
indorum herbis. SOMO LINOS, G. (1990), p.128.

82

cuando el sueo se interrumpel33. En opinin de algunos, esta


planta fue traida de Amrica a Espaa l34 . Sus propiedades son
parecidas a las del beleo y la belladona pero mediante otras vas de
administracin. Sin embargo, Font Quer cuenta que durante la
primera mitad de este siglo se preparaban cigarrillos con hojas de
este vegetal para uso de los asmticos. El excesivo consumo produce
efectos txicos consistentes en nuseas y vmitos.
La alimentacin en esta parte geogrfica de Amrica se basaba en
el cazabi porque no haba ni maz ni trigo. El pan de cazabi lo sacaban
de la yuca, a manera de nabos de Espaa. Con el agua que sale de
la raz de esta yuca, cuando lo muelen dan ellas veneno y mata
brevemente, que se hinchan mucho y en distancia de veinticuatro
horas muere. No se ha podido haDar -seala- ninguna medicina
contra el envenenamientol35 Los indgenas lo intentaban de esta forma:
tomaban unas navajas de piedra que ellos hacen y sajvanle
todo el cuerpo y colgaban (a aquin daban este veneno) boca abajo
y si este remedio se le haca dentro de tres horas o cuatro
desaguaban aquel veneno y sanaba, y despus daban a beber
unos guamaros que ellos hacen de ciertas hierbas que nunca
pude conocer, y esta es la forma que tenan en Santo Domingo,
en curarsel36
1SS Somnum intermissum alliciunt et conciliant herba tl~olpahtli. ....
Libellus de Medicinalibus indorum herbis. 13v. Comentarios de Faustino
Miranda y Javier Valds. en MARTIN DE LA CRUZ (edici6n de 1991), vo1.2,
p.ll3-ll3.
184 Font Quer seala, entre otros, a Julio S.Stomi, en concreto a su Hortus
guaranensis (1944), p.257. FONT QUER (1988). p.597.
1SS El zumo o agua exprimida de la Manihot sementa Crantz, contiene
manihotoxinaque,junto con ungluc6sido que se transfonnaen cido cianhdrico.
son potentes txicos; se pueden eliminar mediante coccin prolongada y lavado.
Otras especies. como la Manihot dulcis, no son txicas.
1S6 ARIAS DE BENAVIDES (1567), 12v. Vale la pena recordar aqu, con Cobo.
que la yuca es venenosa y a partir de ella se elabora el cazabi. Para ello se
mondan, se rallan en unas piedras speras y se introduce en una talega larga y
angosta, que despus se cuelga por un cabo. Por el otro se le pone mucho peso y
se va extendiendo y apretando la yuca hasta que suelta todo el zumo ponzooso.
Lo que queda es una especie de almendras molidas que se echan en una especie
de cazuela y se hacen tortas. Luego las ponen al sol uno o dos das para que
enjuaguen. Segn Cobo aguantan un ao. Los espaoles lo coman a falta de pan

83

De esta planta, tambin l1amada potuyuca, guayo, cazabe, cazabi


y mandioca, ya hablaron tanto los colombinos (Coln, Chanca,
H.Coln, Pan) como Femndez de Oviedo y los cronistas Corts,
Cabeza de Vaca, Cieza y Lpez de Gmara 137. Igualmente se refirieron a el1a Monardes y Fragoso. La opinin generalizada es que se
trata de la Manihot esculenta Grantz., cuyo tubrculo en lengua
tana es yuca y yucuba la planta138. Su transcu1turacin fue rpida por
sus cualidades intrinsecas que hicieron que fueran muy pronto apreciadas por los europeos. Jug un papel decisivo en la dominacin europea
de la regin intertropical del Nuevo Mundo. Segn Bemab Cobo:
es una planta que crece dos estados, poco ms o menos; echa un
vstago o vara derecha, redonda, maciza y tan gruesa como tres
dedos de la mano. Est toda desde el suelo hasta el cogo110
poblada de hojas que no poco la agracian y hermosean, por ser
el1as de muy buen parecer; estn asidas al vstago o tal10 con un
pezn de una tercia de largo, muy parecido al de la hoja de la vid;
es muy colorado, redondo, liso y no ms grueso que un delgado
junco. La hoja es muy parecida a la del camo; tiene figura de
estrel1a con siete o nueve puntas hendidas hasta el pezn y casi
iguales que la hacen redonda; es cada punta semejante en el tal1e
y grandor a la hoja del durazno, salvo que no es tan acanalada;
tienen un verde oscuro que rojea tanto en cuanto139.

Hierba para el dolor de la ijada y mal de la orina


Benavides dice que en la provincia de Honduras hay un puerto que
se l1ama de San Juan de Puerto de Caballos, donde le mostraron una
hierba excelente para el mal de la orina y de ijada; la describe as:
Son las hojas de ella manera de hojas pequeas de naranjos, y
nacen unas varas como de ~umaque grandes,y hieden mucho. No
de trigo, generalmente hecho sopas en el caldo de la olla. El zumo crudo, que es
venenoso, pierde esta propiedad al cocerse. Las hojas de yuca servan para
deshidratar las piernas de los gotosos, dando baos. Tambin quitaban el dolor
de brazos o piernas.
137 PARDO, J.; LOPEZ, M.L. (1993).
138PAT)}iO (1964), p.43-57.
139 COBO, B. (1964), p.164-165.

84

la he visto ac en Espaa, aunque he procurado buscarla.


Aquella tierra es muy enferma de estas pasiones, y hallan el
remedio en esta hierba, que medico no le hay.140
Con esta descripcin no sabemos muy bien a qu planta se est
refiriendo. Muchas eran las que se usaban para el dolor de hijada
y mal de los riones. En la obra de Monardes encontramos descrita
una hierba cuyo zumo se empleaba para mitigar el dolor y vencer la
inflamacin. Lozoya 141 et al., hablan de la Erytrea chilensis, usada
contra el clico renal. En las identificaciones de las plantas empleadas en Nueva Espaa contra la obstruccin y la dificultad para
orinar, que aparecen en el Cdice de la Cruz-Badiano, figuran varias
especies de Passifloras, Dahlia, Rumex, etctera142.
Igual que en el arsenal teraputico de la folkmedicina actual, en la
poca de Benavides se empleaban muchas plantas con efectos
diurticos y para los transtornos del aparato digestivo. Es muy dificil
hacer una sistematizacin de todas aqullas que aparecen como
hierba o palo para el mal de ijada o para la orina. Con toda
seguridad cada autor se estara refiriendo a especies distintas l43 .

La zarzapanilla
En primer lugar, Benavides opina al igual que otros autores
(Monardes, Fragoso, Calvo), que la zarzaparrilla que se produce en
esta zona es la mejor:
En esta tierra que tengo dicho nace buena zarzaparrilla y es la
mejor que se halla en todas las indias, y por ser tan buena, hace
la operacin 144 muy diferente, como de bien a mal. Esta
zarzaparrilla de esta provincia es muy humida en tanta cantidad
140 ARIAS

BENAVIDES, P. (1567), 14r.


LOZOYA et al. (1990), p.264.
142M1RANDA,F.; VALDES, J. (1991), p.122-123.
143 En la actualidad, en los distintos mercados de la ciudad de Mxico, hemos
comprobado que se venden varias hierbas, virutas y pequeos trozos de ramas
y de troncos, con el calificativo de -para la orina.
144 La accin de obrar o la ejecucin de alguna cosa. Se toma tambin como
efecto, yen esta acepcin se dice que los remedios han hecho o no buena operacin.
141

85

que llega al tercero grado, esto se entiende el corazn, que la


corteza es caliente. Nace en partes sombras, tendindose por el
suelo a manera de grama
En Amrica haba varios tipos de Smilax: S. regelii, en Honduras;
s. febrifuga, en Ecuador; S. aristolochiaefolia, S. coudifolia, S.
jalapensis, en Mxico, eU:tera. Lejos de 10 que caba esperar, Arias
describe usos distintos a los que mencionan otros autores, como
Laguna, Monardes, Fragoso, etctera, quienes la relacionan siempre
con el ~<morbo glico):
En aquellas partes no curan con ella enfermedades de bubas o
morbo glico como ac se dice, a causa de la mucha humidad que
tiene, antes la dan a ticos 145, y los que tienen calenturas
cotinas 146, y sivocoS147, y tercianas, y pasiones 148 de cabeza. En
las pasiones de cabeza principalmente, hace maravillosa operacin por alguna propiedad oculta que debe tener, que no se ha
alcanzado hasta ahora. Pasados dos aos por ella despus de
cogida, como ha consumido la hwnidad que tiene, la toman para
pasiones de bubas. Es raz que no se quiere secar al sol, entonces
los de la tierra se aprovechaban de la corteza y la cocan, y la
beban para pasiones de morbo glico, de la suerte y manera que
adelante dir (dios queriendo, cuando diga de la cura) no
embargante que con ella nunca he visto perfectamente cura
ninguna salvo en un lugar que hay en la dicha provincia que se
llama yzquintepete, que quiere decir tanto como si dijsemos
tesso de perros el cual lugar tiene una propiedad y constelacin
que parece que admira a los que saben su propiedad. Este lugar
esta cinco leguas de Guatemala y todos los hombres y ml.\ieres de
este lugar que es de ms de diez mil casas estn llenos de bubas
tan generlmente que no se hallara hombre ni mujer que no las
tenga y los perros del lugar ni ms ni menos y de noche son tantos
los aullidos que dan los perros de los dolores de las bubas que
quin no sabe de que procede se espantara y jams se les quitan,
tienen los perros tolondrones y llagas cosa de maravilla a este
145 Enfermos con calenturas contnuas.
146Posiblemente enfermos con calenturas a golpes, es decir, con subidas y
bajadas bruscas.
147 Calenturas que duraban un da.
148 Dolores.

86

lugar van los espaoles a tomar la ~a~aparrilla y sanan con ella


cosa maravillosa de mirar que sanan los espaoles y no los
naturales y si no es en este pueblo no he visto en las indias sanar
perfctamente con agua de ~a~aparrilla porque les vuelve
dentro de poco tiempo.).
Sigue dedicando espacio a la zarzapaniDa y proporcionando informacin y datos valiosos sobre sus empleos y sobre quienes la utilizaban:
Otros tienen otra manera de curarle y es que toman la~a~aparrilla
y chanla en remojo cuando ella est fresca y despus la majan
en unas piedras que hay all que llaman Metates, que es donde
los indios muelen su pan y con aquella agua donde se remoj la
enbeben toda en 10 que han majado y envuelta en un pao grueso
de estopa mtenlo en una prensa, y sale de all unas babazas,
como sale el Muclago del malvavisco y de aqullo sin ms
purgar, ni otra cosa le dan cada maana al enfermo que se cura,
cantidad de media a~umbre la cosa ms mala de beber y pegajosa
del mundo, pero la necesidad les fuerza. Esta toman tres das
sucesivamente sin comer no beber cosa alguna salvo agua simple
de ~a~aparrilla, y con toda esta dieta no tienen de comer en estos
tres das. Nunca cesan de sudar, y pasados estos das hacen gran
cantidad de cmaras y quedan buenos aunque diran mejor si se
preparasen el humor y 10 evacuasen con consejos de mdico o
cirujano, pero esta gente es enemigusima de mdicos y de
cirujanos si la necesidad no les constrie mucho. Otros la tuestan
y hacen harina que se hace como de cebada y tiene buen sabor y
cada vez que beben la echan en el agua o con el vino tanta
cantidad como cabra en una cscara de nuez y esta t6manla sin
dieta y t6manla dos o tres meses y al cabo de dicho tiempo quedan
bien curados y de esta suerte yo la he dado a muchas personas y
he hallado bien con el suceso de la cura y ellos la quieren ms que
otra ninguna a causa de tomarla sin dieta ni cama, que es cosa
para gente de indias muy provechosa porque se gasta mucho si
hacen cama y como por la mayor parte la gente que va a las indias
es gente muy codiciosa desean y curan como dicho tengo, y digo
que una razonable hacienda se gasta all en una enfermedad,
porque todo les cuesta muy caro y ms les hurtan lo que tienen,
crolo, causa que no tienen todos quien les guarde su hacienda,
87

y de esta manera pasan en todas las Indias y aunque alguno de


estos muera no llega a ac la mitad de su hacienda que all se
consume la mayor parte de ella149
Como puede apreciarse, el tratamiento con zarzaparrilla ya estaba muy extendido y la forma de usarla estaba muy normalizada,
aunque el cinijano toresano nos ha proporcionado informaci6n
completamente nueva.
Nicols Monardes y Juan Fragoso tambin hicieron mencin de la
zarzaparrilla. Seala el primero que los espaoles la llamaron aspor
la semejanza que ofreca con la especie peninsular (Smilax aspera
L.). Dice asimismo que en un principio se us tal y como lo hacan los
indgenas obteniendo buenos resultados, pero que despus se cambi6
la forma de elaboraci6n y de administracin hacindola semejante al
procedimiento ms difundido para el empleo del guayaco. El mtodo
que seala Monardes que se abandon6 es uno de los que describe
Benavides, es decir, tomar durante tres das la babaza extraida por
maceraci6n de la planta.
Era muy habitual incluir la zarzaparrilla en otras preparaciones.
Especialmente se asociaba al palo santo. Es curioso observar que
Monardes racionaliz61a elaboraci6n, posologa y administraci6n de
esta planta desde el punto de vista de los principios de la teraputica
europea. En una de las f6rmulas en las que se asociaba al guayaco se
persegua quitar calor a ste y disminuir la sequedad de aqulla,
siguiendo la teora de los grados, para alcanzar una medicacin ms
temple da y acorde con el organismo.
Benavides tambin menciona la zarzaparrilla de Honduras como
la mejor, tal como hemos visto al principio. A la de Guayaquil dedic6
Monardes un captulo aparte. Dice que crecajunto a un rio que naca
en el Per yen el valle que se riega de sus crecidas. Esta zona estaba
habitada por los indios Guancavilcas, que tenan la costumbre de
sacarse los dientes como sacrificio para ofrecrselos a los dioses.
Tambin proporciona informacin sobre el poder medicinal de las
aguas del rio l5O
La zarzaparrilla sigui6 utilizndose hasta finales del siglo XIX, al
igual que otros diaforticos, como depurativa. Lo nico que variaba
149 ARIAS BENAVIDES, P. (1567), 14r-14v.
160MONARDES, N. (1580), p. 14 Y 72.

88

era el concepto de depuracin; desde eliminar los malos humores


o sus principios daosos, a purificar la sangre de sustancias txicas.
En la actualidad pueden hallarse en la folkmedicina muchos productos que tienen esta accin. En las ltimas tres o cuatro dcadas del
presente siglo el gnero Smilax ha vuelto a atraer la atencin de los
cientficos despus de que se obtuviera cortisona a partir de saponinas
vegetales. Entre los componentes de la planta estn la sarsaponina
y la emilagenina, que forman con el agua soluciones jabonosas
coloidales que producen la babaza a la que se refelan los autores
arriba mencionados. En la actualidad, tal como sealan Lozoya et
al 151 , se usa para dar sabor a los alimentos y medicamentos, y sus
glucsidos esteroideos para sintetizar derivados hormonales.

El palo santo o el guayacn


Como veremos, Benavides igual que Paracelso 152, puede encuadrarse en el grupo de personas que no eran partidarios del uso del
guayaco contra la sfilis. Segn l,
El palo de las Indias se tuvo en esta parte por medicina muy
loable para enfermedades de bubas y otras pasiones flemticas
y esclirticas y de junturas, y dicen y afirman ser medicina
carminativa y que curan con ella radicativamente, y esto es lo
que hasta aqu se ha sentido de ella, y tambin la dan a algunos
que tienen flema salada.
Hace referencia a un tratado sobre el palo santo escrito por un
franciscano, en el que se proporcionan unas frmulas para administrarlo. l mismo, por su experiencia, opina que, aunque se siguieran
estas recomendaciones, no se lograra mayor xito que el que se

x. et al. (1990), p. 75-76.


Vase PARACELSO. Von der franziJsischen Krankheit drei Bacher.
Frankkfurt am Mayn, Durch Herman GlfTerichen, 1553. Vase especialmente
Das Holz Guaiaco, publicada por vez primera en 1529; nosotros tenernos la
versin extraida de Chirurgische Bacher und Schrifften dep Edelen
Hochgelehren ... Philosophi und Medid Philippi Theophrasti Bombart von
Hohenheim Paracelsi genandt. EstraBburg, Johannem Huserum Brisgoium,
1605, p. 322-329.
161 LOZOYA,

152

89

alcanza solo con la dieta y el reposo. Esto es altamente significativo


y equivale a decir que le niega cualquier efecto. Ms adelante aade:
El palo de las Indias nace en tierra muy caliente, y en fra ni
templada, no se cra ni produce. As que me parece a m, que
aunque el cura los dolores, y llagas viejas (que muchas se curan
con l, como se tiene por cierto). Yo digo, que cra y engendra otras
enfermedades de mal de orina y de ijada, y de riones, a causa
que como dicho tengo, el palo de las Indias se cra en tierra muy
caliente y es seco en ms del tercero grado, que creo llega a ms
de dos partes ms del tercer grado...
Se refiere tambin a que el palo que llega a Espaa es de muy mala
calidad y que aD no consumen el madero ni las ramas sino las races.
Resalta que trata de l porque su fama se ha extendido yno porque 10 use:
Otras formas tengo yo de curar, que mediante dios he tenido tan
buena ventura, y ganado con ella honra y dineros dios loado. Digo
que las races que dije atrs, que beban all, tngolas por menos
calientes la causa es, que la tierra de las indias donde nace el
palo, aunque es muy caliente es humida, y las races estn
metidas en aquella humidad y son muy mejores, porque con la
humidad templan el calor y sequedad que tienen. E] rbol esta
siempre al so] fuera de la tierra y ]a calor del cielo es muy grande
consume ]a humidad que e] rbol tiene y queda caliente y seco,
en el grado que tengo dicho, 10 que al contrario, en las races por
estar metidas en la dicha humidad que tiene. He querido especular todo esto, no porque 10 pienso dar a ninguno, sino porque
se sepa cual es 10 mejol"I53.
E] guayaco es una de las pocas plantas medicinales que ha
merecido ms atencin que otras en estudios de tipo histrico. Fue
descrito entre otros por Fernandez de Oviedo y Lpez de Gmara154.
Desde principios de] siglo XVI se inici con este producto un comercio
muy activo que alcanz gran importancia y se convirti en uno de los
negocios ms rentable de la familia de los Fugger. Los barcos
regresaban a Sevilla y Cdiz cargados de grandes cantidades del
rbol descortezado. La existencia de obras como la de Ulrich von
Hutten De guaiaci et morbo gaUico liber unus (1519), reeditado y
153 ARIAS

BENAVIDES, P. (1567), 2Ov-21r.


TOMAS, J.; LOPEZ TERRADA, M.L. (1992).

154 PARDO

90

traducido numerosas veces, debi contribuir a popularizar su uso


entre los mdicos y cirujanos de toda Europa. Se le emple, junto a
la raz de China y la zarzaparrilla, contra la sfilis, prefirindolo a
ambos. El hecho de que tanto la afeccin como su remedio procedieran de Amrica fue interpretado, como se ve en Laguna, Monardes
y otros, como prueba de que la providencia divina no abandonaba a
los seres humanos en sus problemas ms graves l55
En esta poca ya se hablaba de la especie Guaiacum officinale L.
(guayacn) y del Guaiacum sanctum L. (palo santo), aunque existen
otras cuyos componentes son parecidos. En Nueva Espaa se llamaba a este rbol matlalquahuitl (rbol azul) que se empleaba para
producir productos artesanales y recipientes l56
La forma de empleo que se generaliz parece que procede de von
Hutten y consista en hacer dos extracciones mediante coccin siendo
la primera la ms activa. Aparte de mezclarlo con zarza y raz de
China, los cirujanos empleaban estas cocciones como coadyuvantes
del verdadero tratamiento a base de mercurio. Su uso fue decayendo
con el tiempo. En el siglo XIX se presentaba en el mercado en trozos
grandes del grosor del brazo o muslo y tambin en astillas de
distintas dimensiones. Tena un color parduzco verdoso y amarillento en la parte ms exterior157 Sola falsificarse con otros leos como
el boj. Despus de mitad de siglo se emple la resina de guayaco que
despeda un olor balsmico y participaba de las virtudes de este
grupo de medicamentos; especialmente se le comparaba con la
trementina. Se utiliz en forma de pldoras para la dismenorrea y,
por su poder sudorfico, contra la gota y el reumatismo crnico.
Tambin segua confeccionndose el agua de palo a razn de 32 a 250
gramos por litro, as como la tintura alcohlica de guayaco l68 De
todas formas, el empleo de sudorficos fue decayendo. Amalio
Gimeno 159 y Vicente Peset Cervera160 se referan a ellos por el gran
166 LOPEZ PII'lERO, J.M. (1989), p. 45.
166 LOZOYA, X. et al (1990), p. 52.
167 Todava hoy 10 hemos podido adquirir en pequeos trozos y astillas en el
Mercado de la Merced en Mxico D.F.
16SPLANS PUJOL. F. (1870b), p.106; GUBLER, A (1877), p. 210.
169GlMENO CABAAS, A (1877-80), vol.2, p.167-168.
160 PESET CERVERA, V. (1905-1906), vol. 2, p. 592-593. Vase tambin
RABUTEAU, A (1872). p. 547-549.

91

renombre que haban tenido a


LIGNVM INDICVM
lo largo de la historia de la
teraputica, pero estaban convencidos de que no posean
ninguna actividad y slo servan para vaciar el bolsillo de
los enfermos).
A partir de la presente centuria se sigui trabajando de
forma experimental con el
guayaco. Se pudo aislar el
guayacol 161 producto que se
extraa por lo general de la
creosota, lquido oleoso que se
obtiene de la destilacin seca
de la madera de haya y utilizado como poderoso antisptico,
anestsico local y custico para
las verrugas. El guayacol, en

h
1
d
1
Grabado del Palo Santo que procede
camb10, se a emplea o en a
de la edicin de la Ma.lerl4 Mdica de
tuberculosis pulmonar, por va
Dioscorldes, deAndris Laguna (1555)
oral, y como calmante de dolores mediante aplicaciones locales. Tambin se ha usado el carbonato
y el benzoato de guayacol en problemas del aparato respiratorio
(bronquitis crnicas, bronquitis ptridas, neumonas, etctera)162.
Ms recientemente, se ha descrito la accin antiinflamatoria de
ciertos productos que se obtienen de la resina de guayaco, por fusin
o por ebullicin del duramen, que contiene un 25 por cin de la
misma. De estos destacan el azul de guayaco y el cido guayarinico 163.
Hemos encontrado todava el uso de la resina de guayaco y de la tintura
de guayaco durante este siglo a travs de los inventarios de farmacias l64
161 Este producto puede obtenerse de otras maderas, generalmente de la de haya.
162POULSON, E. (1931). p. 284-287. Vase tambin MANQUAT, A (s.a.), vol
1,313-319.
163 LOZOYA, X. et al (1990), p.55. Vase tambin SCHMIDT, E. (1911), vol.3.
84, 411-412.
164 Estn presentes en en un inventario de la farmacia de Alcublas (Valencia),
que abarca el periodo 1937-1942.

92

Ruibarbo de las Indias


Ya hemos visto que el ruibarbo lleg pronto a las Indias Occidentales y que un tal Bemardino del Castillo tena cultivo del mismo. Se
trata del rizoma o tal vez la raz de varias especies del gnero Rheum,
En la historia de la materia mdica ha habido mucha controversia
acerca de la determinacin de cules dan el ruibarbo. El que era
verdaderamente oriental proceda de las montaas de China y de
Siberia. En el siglo pasado segua siendo frecuente su uso mediante
cocimientos, jarabes, extractos, polvos, e~tera. Se consideraba
como tnico, estomacal, purgante y tambin vermfugo. Segn Peset,
su accin se debe al crisofanol, cido crisofnico o crisaborinal65 Sin
embargo, estudios posteriores demostraron que contena cidos
glico, reotnico y crisofnico; oxalato de cal, resinas (aporetina,
feoretina, eritroretina) y cido catrtico. Este ltimo se parecedesde
el punto de vista qumico y fisiolgico al de las hojas de sen. Parece,
pues, que la accin purgante se debe a ste cido y no al cido
crisofnico que, segn Schroff, se encuentra en cantidades muy
reducidas. A pequeas dosis se recomend como tnico y estomacal
en casos de atona gstrica, aunque el farmaclogo francs G. Hayem
seal que su uso repetido produca hiperclorhidria. Su accin
purgante se aprovech en casos en los que slo se deseaba obtener
una evacuacin alvina en enfermos en los que se quiere respetar el
tracto digestivo, es decir, en anmicos, caqucticos, en los viejos y en
los nios l66 Hoy, el ruibarbo, se sigue estudiando en el grupo de
purgantes que actan sobre el intestino grueso; son drogas que
irritan el colon estimulando su actividad motora propulsiva. La
accin se debe a los derivados del antraceno, que tambin estn
presentes en el sen, la frngula 167, la cscara sagrada, el acbar o en
el aloe. Todas estas plantas contienen glucsidos que son inactivos
por si mismos, pero en el organismo liberan los principios activos,
derivados de la antraquinona l68
Segn Benavides, extraan el zumo de la planta y lo preparaban
con una decoccin de pulpa de caaft'stola. Lo dejaban secar a la
165 PESET CERVERA, V. (1905-1906), vol. 2, p. 678-679.
166VaseMANQUAT,A.(s.a.), vo!.l, 717-720y POUI.SSON,E.(19~1), p. 370-376.
167 Tanto el sen como la frngula siguen emplendose abundantemente en la
folkmedicina valenciana.
168 LlTTER, M. (1975), p. 327-328.

93

lumbre y despus elaboraban unas tabletas con azcar. Con este


producto as preparado, lograban purgar sin violencia.

Raz de mechoacn
Veamos, en primer trmino, lo que dice Benavides de esta raz:
Esta raz de mechoacn nace en unos albahaqueros grandes,
lleva unas races a manera de orejones secos, algo gruesos, en la
operaci6n es muy violenta quieren decir ser especie de turbitI69 ,
aunque no en su bondad, purga muy radiclmente tanto, que si
alguno se desmanda a tomar algo ms de la medida, purga en
tanta cantidad, que le falta en una disenteria, de la cual algunos
mueren especialmente los que viven en provincia de Honduras,
porque 'en aquella tierra ninguna suerte de cmara que de a
ninguna persona no vive, si no que es pestilencia mortal en la
nueva Espaa no es esta raz tan maliciosa, ni venenosa, y como
ellos la cran all, y en aquella regi6n, no hace tan mala operaci6n
como en Guatimala, y en la nueva Espaa purgan en cantidad
piensan la gente vulgar, que todo el bien est en la mucha
cantidad que se purga y en espacio de una hora purgaban todo
cuando tenan en los intestinos que no quedaba bueno, ni malo.
Piensan ellos como purgan, en tanta cantidad que es cosa
maravillosa. Los mdicos han contradicho esta medicina por lo
que toca a sus conciencias, pero esto aprovecha poco, antes dicen
que porque se curen con ellos dicen mal de la raz, despus ac
andando el tiempo, conocieron como han muerto muchos con l
en Guatimala, tvose entendido la malicia de ella que era cosa
venenosa. Quiero escribir la forma que tenan en tomarlo.
Hacan polvos la raz as como harina y todo lo que caba en un
real de a dos echaban en una copa de vino y as lo beban y no era
bien sosegado en el estmago, cuando haban menester apercibirle. Si ellos tenan en esta purga por buena, no era mas, de
porque purgaba presto y en tanta cantidad y que no les costaba
nada, y algunos que se purgaban con medicinas de botica, como
estaban corrompidos los simples a causa del mucho tiempo que
169 Convolvulus turphetum L. Purgante drstico y enrgico, de efectos inciertos. Vase EDWARDS, M.; VAVASSEUR, L. (1835), vo1.2, p. 252-253.

94

estn en Espaa cogidos, y despus 10 que se detiene embarcado,


y mas 10 que se tarda en vender a los boticarios de Indias, que les
quieren rescatar los mercaderes si saben que tienen necesidad de
una cosa, y despus se detiene tambin en sus boticas, de suerte
que se viene a corromper. Pues estando corrompidos los simples,
no pueden ser buenos los compuestos y no obran, y hacen burla
en las Indias de las medicinas que llevan de Espaa, entendido
han el error de esta raz, despus que se haU el Ruibarbo,
hal1anse bien con el, y no se curan con otras cosas. En cuanto toca
a algunas fiebres, aunque sean interpoladas y otros sinocos 170
ptridos y otras suertes de enfermedad que siguen este estilo)) 171 ,
Como puede apreciarse, Arias no es un ferviente partidario de esta
planta. Decimos sto porque la raz de mechoacn se convirti en el
purgante por excelencia en Europa despus del Descubrimiento, 10
que se debi, quizs, a las maravillosas propiedades que le atribuy
Monardes. Segn Lpez Piero l72 , el prestigio de este autor influy
decisivamente en la amplia difusin del mechoacn. Tempranamente
empezaron a venir barcos cargados de esta mercanca, que era
empleada como purgante suave sin correr los riesgos y las complicaciones que acarreaban otros productos. Tschirch 10 identific como el
Convolvulus mechoacan Vandel1i o C. orizaben.qis Pellet. Lozoya 173
et al, dicen que se trata de 10 que hoy se llama Ipomeajalapa, que
contienen ipuranol y jalapina, que son considerados como purgantes hidragogos.
No sabemos si Benavides se refeJa a la misma planta. Hay que
tener en cuenta que duran te muchos siglos se <:on fundieron algunas
variedades de la familia de las convolvulceas, como lpomea purga
con el Convolvulus mechoacan. En el siglo XIX seguan existiendo
serias dudas sobre la identificacin de 10 que todava se designaba
como raz de mechoacn. Confundan el verdadero con la nuez negra
(Tamus communis L. ) y con el mechoacn bastardo 174. En el mercado
170Ca1oncturas fuertes que 8010 duran un da.
171 ARIAS BENAVIDES. P. (1567), 23r-24 r.
172 LOPEZ PIERO. J.M. (l9R9), p. 43.
173 LOZOYA, X.l't al. (1990), p. 114-115.
174 PLANS y PUJOL, F. (lR70b), p. 66; Vase tambin EDWARDS, M.;

VAVASSEUR, L. (lR35), vol. 2, p. 252.

95

lo que se denominaba as eran unas rodajas o trozos de diferentes


tamaos de color gris pardo, rugosos por fuera, o amarillentos y
desprovistos de la capa ms externa. Se pulverizaban con cierta
facilidad adquiriendo un color blanco amarillento. Con frecuencia
era alterado por insectos. Trousseau se quejaba tambin de que slo
una pequea parte de lo que haba en las boticas era verdadero
mechoacn, porque sola falsificarse con raz de brionia175 seca. Dice
que su empleo daba lugar a resultados muy inseguros y relaciona a
Chevalier, Loiseleur y Deslongchamps, como algunos de los que
trataron de estudiar este producto desde el punto de vista de la
farmacologa, antes de mediados del siglo XIX. Llegaron a aislar una
resina tan activa como la de lajalapal76

Cathapucia o higuera del infierno


Segn Benavides, las cathapucias:
nacen en tierra caliente, son a manera de la higueras bravas de
Espaa, excepto que en la fruta lleva unos razimos largos, como
razimos de uvas, de las que cuelgan (unas manzanillas), y cada
man~illa tiene un abrojo a manera de erizo de castaa. Las
avellanas que estn dentro son dulces de comer, y con ellassepurgan
Dice que se toman en cantidad de siete u ocho de estas avellanas
para purgarse. All son menos fuertes que las de aqu, refirindose a
Espaa. No sabemos si se est refiriendo a la higuera del infierno de
Espaa (Ricinnus comunnis L.)o bien a laque, segn Lpez Piero l77 ,
se identific en la obra de Monardes como Jathropa curcas L. o
Curcas purgans Endl. Las semillas del Curcas son parecidas a las del
ricino, pero no se observa la carncula. Su ncleo o almendra es
blanca, oleosa, inodora cuando es reciente, pero de olor a rancio al
cabo de un tiempo; el sabor es al principio amigdalino y despus acre.
Contiene aceite fijo en el cual se halla, segn algunos autores, un
principio acre al que llaman (curcasino. Se usa para preparar
emulsiones purgantes y obtener aceite fij o178.
175 Bryonia dioica J acquin.
176TROUSSEAU, A; PIDOux, H. (1842), vo1.2, p.323.
177 LOPEZ PIERO, J.M. (1989), p.39-40.
178 PLANS y PUJOL, F. (1870b), p.323.

96

Segn Trousseau, el aceite de ricino que traan de Amrica tena


mucho color y era muy acre debido a que se haban mezclado junto
con los verdaderos ricinos otros muchos euforbios como el Jatropha
curcas, J. multifla y J. gosipifolia, y el croton tiglio. Segn Gibourt,
para obtener el aceite dericino americano, se quebrantaban las simientes
con un martillo, se separaban las cscaras para moler solo las almendras
y se las prensaba. El aceite obtenido y filtrado era casi inodoro, muy
lquido, y precipita por el fio una gran cantidad de estearinal79
Gubler, cuando se refiere a su accin fisiolgica, dice que causa una
sensacin de quemadura en la boca y en el estmago, nauseas,
vmitos y evacuaciones albinas, algunas veces una superpurgacin
con transpiracin excesiva, postracin, desvanecimiento y delirio.
Respecto de los usos indica que el zumo de la planta se aplica con xito
como remedio externo contra las hemorroides. En Cabo Verde lo
utilizan para provocar la secrecin lctea yen la India se frotan con ella
el cuerpo para la sama, los herpes y el reumatismol80 Poulsson dice que
tambin se emplea, mezclado con alrohol, romo aceite para el cabeDo181
Los frutos de estas plantas contienen un aceite en cuya composicin se halla gran cantidad de ricinoleina, triglicrido formado por
por glicerol y cido ricinoleico, cido graso no saturado, que se libera
en el intestino delgado y acta como irritante local. Es desdoblado con
intervencin de la bilis y del jugo pancretico, en glicerol y cido
ricinoleico. Al ser este ltimo un irritante, acta sobre la mucosa
intestinal por via refleja a travs de los plexos de Meissner y
Auerbach, estimulando el peristaltismo del intestino. Se produce
una evacuacin a las dos o seis horas de ingerirlo; suele ser completa
y pueden transcurrir varios das antes de la prxima defecacin. En
este sentido se le ha utilizado en las intoxicaciones agudas por drogas
o alimentos 182. Por ltimo, a ttulo anecdtico, tal como sealan
Lozoya et al., el aceite de ricino se ha utilizado para lubricar motores
de coches de carreras y motores de avin, dado que su punto de
congelacin es muy bajo y que es insoluble en bencina.

179TROUSSEAU, A (1842 ), vo1.2, 856-857.


180 GUBLER, A (1877), p. 330.
181 POULSSON, E. (1931), p. 369.

97

Blsamo de las Indias


Benavides distingue perfectamente el blsamo americano del que
era habitual en Europa y que llama de Alejandra. Dice que es muy
bueno para las heridas frescas. Proviene, segn l, de:
unos rboles pequeos poco mayores que parras, llevan una
frutezica como unas uvicas pequeas, y en el tronco de estos
arbolicos, hacen unas cortaduras por donde gotea y destila aquel
lirorel que 10 han para silos frailes dominiros de aquella provincia sin
que haya hombre ninguno que haya de ello una gotal83.
Lo usan, segn cuenta, en enfermedades del estmago y pasiones
de las junturas, que proceden de humor flemtico. El que Benavides
empleaba all proceda del queromprabaa los indgenas. Estos quemaban
el rbol y goteaba una sustancia romo pez, que recogan en vasijas. El
mejor momento para usarlo era cuando tomaba rolor blanquecino.
Uno de los captulos clsicos de la materia mdica ha sido el de los
blsamos, denominacin que ha incluido a 10 largo de los siglos
sustancias muy diversas. En el siglo XVI, tal como se ve en Andrs
Laguna l84 y en otros comentadores de Dioscrides, el verdadero
blsamo proceda de un rbol delaespecie Commiphoraopobalsamum
L., cuyo comercio desapareci durante la Edad Media siendo sustituido por otros productos. ste, tambin denominado blsamo de la
Meca o de Judea, que es un aceite-resina, recibi todo tipo de
atribuciones maravillosas que, incluso, se seguan manteniendo en
algunos textos de teraputica del siglo XIX. En cambio, no pasa de ser
una trementina muy suave, tnica y astrigente.
Benavides no distingue, como Mon ardes 185 , los dos blsamos
procedentes de Nueva Espaa: el de Per (procedente del rbol
182 LITTER,
183 ARIAS

M (1975), p.327.

DE BENAVIDES, P. (1567), 31r.

LAGUNA, A (1570), p.27.


JM. (1989), p.47-48.
186 Se emple6 contra la tuberculosis a travs del llamado mtodo Landerer,
que consista en la inyecci6n intravenosa de cinamato sdico. Se pretenda
producir una inflamaci6n reactiva alrededor de los focos tuberculosos que haba
de provocar un encapsulamiento cicatricial, la formaci6n de tejido conjuntivo
fibroso y finalmente la calcificai6n. En pocas palabras: imitanma curaci6n
natural o espontnea.
184

186 LOPEZPINERO,

98

Myroxilon balsamum L., Harms var.pereirae}y el de Tol (Myroxilon


balsamum L., Harms varo balsamum). Aunque en la composicin de
ambos blsamos hay diferencias, su empleo teraputico fue similar
ya posteriori se demostr que algunos de los usos que le daban en el
XVI era correcto. Los principales componentes de los blsamos son
el cido benzoico y el cinmico. El primero est muy repartido en el
reino vegetal en diversos blsamos, resinas, y aceites esenciales. El
segundo 186, acompaa generalmente al benzoico. El de Perd 187
contiene cinameina y muy poca cantidad de ben zoico 188 Segn
Gubler189, obra como estimulante ligeramente acre. Administrado al
interior produce una excitaci6n febril caracterizada por la fuerza y
frecuencia del pulso y por la sed. Se segrega por las vias respiratorias,
piel y glndulas renales. Por estos motivos en el siglo XIXy principios
del XX se segua utilizando contra las afecciones de las mucosas,
excepto las de las vas urinarias, y con preferencia en el catarro
pulmonar, la bronquitis crnica y la laringitis crnica. Por va tpica
se recomend contra la dermatosis pruriginosas y tuberculosas (por
producir una menor inflamaci6n sobre la piel) y tambin contra la
sarna. Como sabemos, el cido benzoico se ha empleado en la
conservaci6n de alimentos porque impide la proliferaci6n bacteriana
en un medio ligeramente cido. Es poco txico y apenas tiene sabor.
Hoy se le utiliza como componente de la pomada llamada de Whitfield,
de cido benzoico y saliclico, como frmacoantimic6tico. Resblandece
la queratina, desprende el epitelio cornificado y produce hinchazn
y resblandecimiento de algunas clulas. La epidermis se descama
con facilidad y con ello se desprende el rea invadida por hongos y las
capas subyacentes se hacen ms accesibles a los medicamentos o a
la desbridaci6n quirdrgical90

187 Vase

POULSSON, E. (1931), p.291-293.


RABUTEAU, A. (1872), p.567 YSCHMIDT, E. (1911), vol.3, p. 397402. LOZOYAet al (1991), pAO, hablan de cido benzoico, benzoato y cinamato
de bencilo, cido cinmico y nerolidol.
189 GUBLER, A. (1877), p. 83-84.
190 GOODMAN, L.; GILMAN, A (1978), p.797.
188 Vase

99

Aceite de liquidmbar
Dice que el aceite de liquidmbar es casi como el blsamo y que se
extrae de unos rboles grandes a manera de cipreses. Tomado por
boca purga los humores flemticos. Lo ingieren contra el asma,
empiema y periplemon8191. Toman cada mes una onza del
producto. Las mqjeres utilizan el aceite contra las pasiones de madre
y el dolor de ijada. Se purgan con l y lo aplican tambin sobre las
partes enfermas.
E1 gnero liquidmbar incluye el LUuidambar styraciflua L. de
Amrica central y septentrional (desde la SielTa Madre Oriental hasta
Chiapas y parte de Guatemala, en lugares elevados) y el LUuidambar
Orientalis Miller, Lamck, que crece en los pases ribereos del Mar Rojo.
En Mxico era Damadoxochiocotzocuahuitl (rbol de liquidambar perfumado) y el xochiocotzotl era el liquidmbar perfumado192
La variedad americana se llam en trminos generales Copalme.
Por incisin del tronco o espontneamente proporciona un blsamo
lquido llamado blsamo de copalme, styrax lquido o estoraque
americano, de consistencia como la miel, con poco color mientras sea
reciente y puro, con olor a cido benzoico, de sabor amargo, acre y
caliente. A veces se ha confundido con el Styraxofficinalis, sobre todo
porque tiene una composicin y propiedades parecidas. Segn
Lozoya 193 et al., es una resina que los indgenas apreciaban mucho
por su agradable aroma. Lo usaban tanto para aromatizar el tabaco
que fumaban como para preparar ungentos tiles para curar
heridas, tiayotras afecciones dermatolgicas. Tal comohemosvsto
en el captulo correspondiente al blsamo, los componentes de este
producto son parecidos a los de los blsamos del Per y de Tol, es
decir, acido benzoico y cinmico. Es, por tanto, un excitante del
sistema mucoso y as se le ha venido administrando en afecciones
catarrales crnicas (vas respiratorias, urinarias, intestinales, etctera). Como hemos visto, se emplea en forma de ungentos para las
heridas y llagas gangrenadas o necrosadas por su poder antisptico.
Sigue usndose en la medicina popular mexicana como estimulante,
191 Posiblemente,

empiema y peripleuritis.
DE SAHAGUN (1988), vol.1, p. 920.
193 WZOYA X.et al. (1990), p.26-27. Vase tambin MERAT Y LENS (18291848), vo1.4, p.128-129.
192 BERNARDINO

100

sudorficio, digestivo, expectorante y antisptico 194 Tambin se


emplea en perfumera y en la industria alimentaria para dar sabor
a dulces, refrescos y chicles.

Tacamaca
Esta goma procede, segn dice Benavides, de un rbol ms grueso
que el del incienso y no tan seco. Las mqjeres se ponen la goma en el
ombligo cuando tienen mal de madre as como cuando estn preadas. Segn l esta costumbre tambin se extendi por Castilla,
importada por aqullos que viajaban a las Indias. Dice que a las
indgenas les baja la regla an estando embarazadas por la mucha
virtud de la tierra y muchos manjares que comen.
Monardes se ocupa tambin de esta resina que, segn Lpez
Piero, es la misma a la que Hemndez dedic un captulo titulado
en el vocablo original de tecomahaca, es decir, oleorresina mexicana procedente del Elaphrium tecomaca (D.C.) Standl o Elaphrium
tomentosum, Jacq. Esta resina fluye por rendijas y se conserva
pastosa durante mucho tiempo. Su color es amarillo y rojizo formando listas; es lustrosa, de fractura concheada, uniforme y vtrea, de
olor aromtico algo almizclado, sobre todo perceptible echando la
sustancia en el fuego, y sabor resinoso amargo 195 Lozoya l96 et al la
identifican, en cambio, como Protium heptaphyllum de la familia de
las burserceas, y Martnez197 , como Bursera fragilis Wats 198.
Los usos que resea Benavides tambin estn descritos por Monardes
y por Fragoso199 Aaden adems, que el humo que produce cuando se
194 LOZOYA, X. et al (1990), p. 27.
195 PLANS y PUJOL, F.(1870b), p.435. Hay tambin otra tacamahaca procedente de la Icica tacamahaca, H.B., Icica heptaphyllum. Amblet, etc.
196 LOZOYA X.et al. (1990), p.16.
197 MARTINEZ, M. (1987), p. 844.
198 A principios de la presente centuria se llamaba tacamaca a las resinas
obtenidas de especies corno Icica heptaphyllum, Calophyllum inophyUum, etc.
Las procedentes de rboles orientales era blanca, pardo-amarillenta o verdosa,
y la de los americanos, slida, pardusca y traslcida. Vase SCHMIDT, E.
(1911), vol.S, p.4l6.
199MONARDES, N. (1580), p. 4; FRAGOSO,J. (1572). l8v-19r. Vase tambin
COBO, B. (1964), vol. 1.271.

101

echa a las brasas, sirve para recuperar a la mujer que se ha desmayado


por el dolor de tero. La tacamaca y otras gomoresinas, como la
caraa, el copal, etctera, tambin se emplearon contra las enfermedades provocadas por causa fra (fro, humedad, viento) entre las que
caba encontrar los reumatismos, algunos problemas de tipo respiratorio, dolores de cabeza, etctera. Por va externa se empleaban para
las contusiones, heridas, y otros traumatismos, buscando la desinflamacin y la cicatrizacin.
Segn Lozoya2OO et al., estos productos siguen emplendose en la
medicina popular actual. Los indgenas las utilizaron practicamente
para 10 mismo que los espaoles, es decir, para problemas derivados
de la accin del viento Oos complejos aires del dios EhecatD, que
desencadenaban los sntomas de congestin, inflamacin y dolor. El
fro y la lluvia, vinculados a los padecimientos del dios Tlaloc,
provocaban reumatismo, artritis, dolor, rigidez, etctera.

Incienso de Indias
Para Benavides el incienso de las indias es un rbol tan blanco como
la nieve, y es muy delgado, y de la manera del lamo. Debajo de la corteza
se halla una goma, no agotas sino de fonna aplastada, que es muy blanca.
Dice que all cuesta barato y que tiene los mismos usos que el incienso en
Espaa. El madero es muy preciado para fabricar imgenes:
Yo traje de all cinco imgenes de nuestra Seora, y la blancura
y lisura y lustre espanta, y es cosa que no se puede dar ningn
barniz sobre ella que sea tan lindo como el color que ella tiene. Es
madera incorruptible (a manera de decir) y es cosa muy preciosa,
y como es natural nuncajams desdice. De este rbol hicieron los
indios algunos dolos, y en el Tateluco de Mxico se hallaron
cuando le tom el marqus del valle Martn Cortes.)201
Este rbol es tambin mencionado por Fragoso. No sabemos muy
bien a qu especie se refiere. Martnez202 , en la voz incienso.), habla
de varias especies de burserceas (Bursera bipinnata Eng1., Bursera
gracilis Eng1.) y a la Encelia farinosa A Gray.
et al. (1990), p. 13.
ARIAS BENAVIDES, P. (1567), 38v.

200 LOZOYA X.
ZOI

202MARTINEZ, M. (1987), p. 471.

102

Maguey
De todas las plantas a las que se refiere Benavides, sta es la ms
importante para l:
El maguey es de la forma que dir, cosa ac no conocida, ni an
oda, y si no viniera yo tan ocupado con cosas muchas, que de all
traa, no viniera sin traer alguna raz, porque simiente no la
lleva, y con temor que creciera tanto en el tiempo que de all sal
que no cupiera en mi cmara 10 dej, y hubiera aprovechando
mucho para mis curas. No creo yo que hay rbol en el mundo de
tantas virtudes, ni propiedades, ni que de tantas cosas sirva.
Particulrmente dir de l 10 que de l se, porque alguno fuera
tan curioso que la falta ma no la haya en l, y quisiera encomendar a algn marinero o maestre de nao que se le traiga de la
Nueva Espaa, que en otras Indias no 10 hay. Este maguey como
tengo dicho tiene muchos provechos que yo experiment, y a
nadie 10 quise descubrir, porque los mdicos de aquella tierra no
estn bien con l, a causa de sus intereses y provechos, que
tratando yo algunas veces con ellos de este maguey, me decan
que para que me aprovechara tanto de este maguey, que si
alguna vez me hiciese mal alguna cura que no tena cosa escrita
por dndeme salvar del yerro, por ser cosa incgnita, por Dios
bendito, a mi siempre me fue bien con l>>203.
Aparte de hacer una descripcin minuciosa de la planta, Benavides
tambin explica el uso que hacan los indgenas para separar los
campos y para hacer puntas de flecha. Cuando las pencas estaban
secas, dice que las empleaban para hacer tablas204 , alpargatas, hilo,
cuerdas, y otros productos. Habla tambin de la forma en que preparaban una especie de jarabe pectoral para las enfennedades del pecho:
con una hacha o machete cortan la mitad de aquellas pencas, y
luego tras ello el corazn del maguey, y escarvan en la cima, y
hacen un con cavo tan grande, que cabe una guicara, que es a
203 ARIAS

BENAVIDES, P. (1567), 39r-40r.

204 Benavides dice que hacan tablas para construir sus casa de

estas manera:
si tienen necesidad de maderos para sus casas, no le cortan la cima, sino djanla
crecer en alto, quitndole las pencas (como dicho tengo). As cran maderos para
sus casas, y crecen en tanta manera, que en seis u ocho meses se hace una viga
de cuatro o cinco varas, que bastan para lo que ellos las han menester, y de esta
manera hacen vigas para sus casas que son pequefias

103

manera de una caldereta de cobre y con ella cada maana sacan


lo que se ha recogido, que a veces tiene cada maguey un a~umbre,
y cucenlo y de ello hacen buena miel. Es muy pectoral, y no hay
cosa de tanta operacin como ella sea. Esta era cura suya de los
indios en tiempo que les vena algn catarro, y si les quedaba de
la cocedura algn resduo hacan azcar piedra. Pasados diez o
doce das de esta vendimia, hacan uno de esta manera. Tienen
una raz, y todos caminan con ena, mtenla en aquel cncavo
donde est recogido aquel mosto, y menendolo, y luego es hecho
vino para enos, que naman pac1ire a mi gusto cosa mala, y que
emborracha muy presto, mas ellos se hallan bien, no tienen otro
vino sino aquel, sino que al cabo de un mes se les acaba el vino,
y echan otra y hacen vinagre, este es mejor que vino).205.
Benavides cuenta a continuacin la forma en que los indgenas
utilizaban esta planta para el mal de bubas o ccmorbo glico:
"Ahora quiero decir la virtud de las pencas que los indios la
saban, porque una india me la mostr a m, de la manera que se
aprovechavan de ella porque arriba en Mxico, ni haba
~a~aparrilla, ni palo, y en su lugar curaban con eno las enfermedades de bubas. Tomaban ellos (y yo as lo he hecho) un grumo
de aquel maguey, y hacanlo pedazos menudos, y echbalo en na
olla de agua grande, que caba un cntaro de agua y tapada con
un plato, y enlodada con masa que no se saliese el vaho, y all
coca tres o cuatro horas, y asllevbase donde estaba el enfermo,
y destapbase la olla, y sala gran cantidad del vaho, y aquel
reciba el enfermo estando tapado que no se saliese aquella calor,
y con la gran fortaleza, a la hora empe~aba a sudar y tanto como
si les metiesen en el ro, y luego as como estaban los emvolvan
y sudaban, y de esta manera curaban en siete das de sus bubas
o frialdades que tenan y salan muy bien curados. Otras veces
tomaban una penca de aquellas y hacan un hoyo en la tierra y
tenan hecha mucha brasa y ponan encima la penca del maguey
a asar, y ponan el indio encima, que tomase aquella calor, y
tambin sudaba con aquello, aunque era mucha fortaleza y recio
de sufrir, pero es ms breve porque se haca en solo tres das, y
de esta manera pasaban ellos su mal y con purgarsa.)206.
20SARIAS
206 ARIAS

104

BENAVIDES.P. (1567). 41r-42r.


BENAVIDES. P. (1567). 42v-43v.

Fragoso se ocupa tambin de esta planta que la denomina con su


nombre valenciano fil-i-agull8 (hilo y agqja). Podra haber obtenido
la informacin sobre sus usos teraputicos de la obra de Benavides,
cotejndola con la de Plaza y Clusius. Todos estos autores se estn
refiriendo conc1aridadal.Agave sp., tambin llamado henequn, maguey,
pita, aloe,eUtera. Estas plantas ya son citadas por Femndez de Oviedo
y por Cieza2D7 La descripcin de LSpez de Gmara2D8 es ms extensa y
contiene algunos usos medicinales, como el empleo del zumo caliente de
las pencas asadas sobre las heridas y llagas frescas para que
cicatricen, asi como el zumo del cogollo y races, mezclado con jugo de
ajenjos de aquellas tierras, contra la picadura de las vboras. Igual
que Benavides, aunque de forma ms confusa, Gmara dice que el
lquido como arrope que destila la planta, si 10 cuecen es miel; si 10
purifican, es azcar; si 10 destemplan, es vinagre; y si le echan ocpatli
(Eryngium beecheyanium Hollx), es vino.
Segn Merat209 el Agave, genero de las liliceas, se confunde
habitualmente con los Aloes. Distingue entreAgave americana L.,A
foetidaL,A mexicana Lam. y elA vivipara L. Pati0210 , en cambio,
distingue entre los Agaves y Fourcroya. Los primeros selan originarios de Mxico y sur de los Estados Unidos, mientras que los segundos
procedelan de los Andes acuatoriales, de donde se dispersaron hasta
el Brasil por el Sur, y a Yucatn y las Antillas por el norte. Si nos
guiamos por el trmino maguey, se aplica en algunas regiones solo
al bohordo o escapo floral de las Agave o Fourcroya, como en
Venezuela, y en otras, como Colombia, se extiende a toda la planta.
Bernab Cobo211 tambin distingue dos grandes tipos de magueyes:
los de la zona del Per y el maguey del vino, de Nueva Espaa. Este
ltimo es el que tiene al final de sus hojas puas duras y afiladas y se
le emplea para multitud de cosas. Despus se refiere a otros tipos de
magueyes: maguey de ciruelas, el montano, el de Dios, el amarillo,
etctera. Quizs la primera catalogacin de las especies y variedades
de magueyes, con sus aplicaciones medicinales, es la que ofrece
Francisco Hernndez.
207 PARDO,

J., LOPEZ, M.L. (1993).

208Vase LOPEZ TERRADA, M.L.; PARDO


donde se reproduce el texto de Gmara.

TOMAS, J. (1992), p. 41 Y 81,

209MERATY LENS (1828-1847), vo1.1, p. 107-108.


210PA~O, V.M. (1963-1970), vol.3, p. 25-58.
211

COBO, B. (1964), vol. 1, 211-213.

105

La importancia que los nahuas daban al maguey, especialmente al


que produca una especie de aguamiel, se refleja en el alto nmero de
denominaciones que usaban para referirse a ellos: metlcozli,
cozticT1U!tls (Agave sp.), mexoxochtli (AgaveaT1U!ricana varo marginataaurea Trel.); nexmetl, qlULmetl, hoitzitzilmetls, tapayaxmetl, etc
(Agave patatorum Zucc); tlacaT1U!tl (Agave atrovirens Karw .); teometl
(Agave atrovirens varo sigmatophyIla Berger), etc212 Lpez Austin
ha recogido los usos que aparecen en el Cdice Florentino: el pulque
blanco se mezclaba con frecuencia a otras hierbas y races. El que
recay debe beberlo; se le debe mezclar con chilcoztli y semillas de
calabaza. [Estas] se pelarn. Dos veces, tres veces debe beberse y
despus se baar [el enfermo] en vapor. La penca nueva del maguey
se macera con piedras, se muele, se cuece. Algunas veces se mete al
fuego.). Cocido y mezclado con sal serva para las heridas de la cabeza
y de otras regiones del cuerpo. Tambin se utilizaba en polvo
mezclado con trementina. Junto con chichiepatli (<<medicina roja.)
Coutarea latiflora L.) se coca para preparar una sustancia que se
beba en ayunas para las enfermedades de pecho. Para hacer menos
sensible la espalda al dolor se restregaban las pencas213 .
A partir de esta planta los nahuas elaboraban el pulque, que
ocupa una posicin de singular relieve en la historia de la bebidas
fermentadas. Son muchos los trabiijos214 que se han dedicado a
estudiar su contenid0215 , especialmente a base de azcares, y los
microorganismos que intervienen en el proces0216
212 GONCALVES DE LIMA, O. (1978). p. 15.
213 LOPEZ AUSTIN. A. (1969). p. 195-197. Lpez Austin nos dice al hablar de
la teraputica entre los nahuas. que el organismo reciba del alimento o del
medicamento los principios de los que careca. En trminos ms generales. todo
trabajo ocasionaba un sobrecalentamiento que traa como consecuencia el
desgaste. Para compensarlo. el individuo deba descansar. alimentarse e ingerir
pulque. ya que tanto el el descanso como el pulque y la comida enfriaban el
cuerpo para devolverlo a la normalidad.
214 Vase el libro de GONCALVES DE LIMA (1978).
215 Entre los componentes se describieron proteinas. fibra cruda. calcio.
fsforo. hierro. tiamina. rivoflavina. cido ascrbico y aminocidos como lisina,
triptfano. histidina. fenilamina.leucina. tirosina, metionina. valinay argirina.
J..os estudios fueron realizados en 1948 por Guillermo H. Massien, Jess Guzmn,
Ren Craciolo. Jose Calvo. Vase GONCALVES DE LIMA, O. (1978). P .21-22.
216Vase GONCALVES DE LIMA, O. (1978).

106

Tunas
Hasta la publicaci6n de la obra de Benavides es bastante raro
encontrar testimonios sobre los distintos tipos de tunas217. En la
provincia de Mxico -seala-, hay cuatro tipos: las blancas, las
moradas, las amarinas y las coloradas. Las blancas son las mejores
de comer (se refiere a los frutos). Tienen la propiedad de estreir. De
las coloradas los indios cogen cada maana el rocio que precipita
sobre ellas y 10 venden a buen precio. Esto ocurre sobre todo en Valco
y Tascala. En estas zonas tambin producen la cochinilla, sobre todo
en la poca de lluvias (desde San Juan hasta octubre)218. A continuaci6n se refiere, como hemos visto en la parte biogrfica, a que tien
de color rojo la orina. Describe asimismo su uso como fruta astringente cuando cuenta la ancdota de Vinasaa.
Benavides no nos da noticia de otros posibles usos, ni siquiera
recoge el que describe Laguna219 contra las heridas. Alguna especie
de esta planta arraig6 bien en la Pennsula, especialmente en el sur
y zona mediaterrnea. Tanto Font i Quer como Mulet Pascual, han

Grabados que representan dos especies del gnero Opuntia.,


de la Historia. General (1536) de Fernndez de Oviedo.
217 A ellas tambin se refieren Fernndez de Oviedo, Cabeza de Vaca y Lpez
de Gmara. Respecto de los mdicos son mencionadas por Laguna y Fragoso.
218 ARIAS BENAVIDES, P. (1567), fo1.46.
219 LAGUNA, A (1570), p.1l8-ll9.

107

descrito gran cantidad de usos populares, desde los pramente


mgicos, hasta los empricos (como astringente -los frutos-,
emoliente, antiflogstica, antiespasm6dica, etctera)22o.
Igual que el maguey, esta planta estuvo y est ligada a la vida
nacional por 10 que hemos de deducir que sus usos han sido mltiples.
Por ejemplo, en el Libellus de Medicinalibus Indiorum herbis, se
recomienda eljugo del nohpalli asociado a una serie de plantas para
aliviar las quemaduras del cuerpo221. Se deba ungir con esta mezcla
la piel y despus con miel y yema de huevo. En el Cdice Florentino
tambin aparecen los trminos nopalli (Opuntia en general) y
tlanexnopalli (nopal de luz), tlatocnochnopalli (tuna de luz, fruto
de una especie no identificada), etctera, tal como ha estudiado
L6pez Austin 222

Aguacate
El aguacate es una fruta muy importante desde el punto de vista
alimenticio y medicinal, en opini6n de Benavides. Es blanda,
mantecosa y muy gustosa. Se come normalmente con sal o con
azcar. Tambin habla del aceite de aguacate que utilizan los
indgenas contra la tos untndose el pecho. Mezclado con clara de
huevo lo beban cuando se iban a dormir. Dice que tom6 de este aceite
y le fue bien. Tambin se usaba para hacer orinar y era muy bueno
para las lceras o llagas de los pulmones. Su nombre botnico es
Persea americana Mili.
Los primeros espaoles que llegaron all pensaban que los aguacates eran una especie de peras, de ah que llamaron a estos rboles
perales)). Cieza, Femndez de Oviedo y otros ya hablan de ellos 223,
aunque es infrecuente que se refieran a usos medicinales. Cobo224 los
220 Hemos comprobado en distintas zonas de la Comunidad Valenciana su uso
mgico, para protegerse de los celosos.
221. MARTIN DE LA CRUZ (1991), 49v. Traducci6n en el volumen 2 de la
presente edici6n, p. 70 7l.
222 LOPEZ AUSTIN, A (l969), p. 197.
223 Vase LOPEZ TERRADA, M.L.; PARDO TOMAS, J. (1992), p. 39 Y 65,
donde se reproduce el texto de Oviedo.
224 COBO, B. (1964), 1, p. 241-242.

108

denomina paltas, vocablo que deriva del quechua paltay. Dice que el
aceite extraido de los huesos se usa para curar los empeines, y que el
mismo hueso en polvo, dado a beber en agua de llantn o almacigada
acerada, sirve para estancar las cmaras.

Hovos
Los hovos o huovos americanos, se identificaron errneamente en
un principio con los mirabolanos asiticos (Myrabalans sp.) cuyo uso
en la materia mdica europea era muy frecuente. De ellos (Spondias
mombin L.) ya hablaron Chanca, Coln, Pan, Oviedo y Lpez de
G6mara225 Patio seala que el trmino Jobo u hobo es palabra
tana que recibi frecuentemente de los europeos el nombre de
mirabolano, teniendo en mente quiz los mirabolanos asiticos del
gnero Terminalia.
Para Benavides estaba tambin claro que no eran los mismos
rboles y frutos, aunque dice que le hubiera gustado experimentarlo:
ccEsta es una fruta amarilla, de la propia suerte de dtiles. Llevan
los rboles gran cantidad de ella. Los rboles son muy altos, y a
esta causa es muy mala de coger la fruta, y la dejan hasta que se
seca, y estando madura se halla cada da alrededor de los rboles
gran cantidad de l. El cuesc0226 de dentro, es como mirabolanos
cetrinos; all se tena por muy cierto ser la misma cosa. Cuando
yo me vine quera experimentarlos, porque all estaba la nueva
Espaa un boticario que afirmaba ser ellos. La fruta de encima
es muy colrica, y da calenturas con ella; no hay esta fruta sino
en la costa de la mar, o en tierra muy caliente, y por eso no las hay
en las Indias, sino solo en las partes dichas).227.
Segn Cobo228 el rbol es de la grandeza de un nogal; es de muy
buen ver y da sombra fresca y sana, por 10 que los caminantes
descansan en ella antes que elegir la de otro rbol. La fruta es como
las ciruelas ms pequeas de Espaa, algo alargadas, como la mitad
225PARDO, J.; WPEZ, M.L. (1993).
226 Hueso

que se halla dentro de la fruta.

227 ARIAS

BENAVIDES P. (1567), 5Ov-51r.


vol. 2, p.246-247.

228 COBO,B.

109

de un dedo, no muy puntiagudas y de color amarillo cuando estn


maduras. Se parecen a los dtiles, excepto en el sabor. Es olorosa,
tiene la cscara muy delgada y el hueso grande. Da informacin sobre
algunos usos teraputicos. La corteza y las hojas hervidas se usan
para lavados de piernas. En casos de necesidad de agua, sus raices,
ricas en agua, sirven perfectamente para calmar la sed.

Guayabas
Si los purgantes eran esenciales en la medicina europea de esta
poca, no menos lo eran los astringentes. Benavides hace mucho
hincapi en que en las Indias Occidentales era necesario disponer de
muchos de estos productos porque all era frecuentsimo la enfermedad de cmaras, peor que la pestilencia, que se presentaba con
una alta incidencia entre los espaoles. Un buen ejemplo de fruto que
tenan a su disposici6n para lograr efectos astringentes era la
guayaba (Psidium guajava L.).
Para Benavides es una fruta estptica que a unos gusta y que a
otros no. Dice que los indgenas la tostaban y la daban a beber con
cacao229 molido. Segn l esta f6rmula no daba resultados con los
espaoles; estos deban tomarla con agua de llantn.
Monardes tambin mencion6 este fruto, al igual que Pan, Fernndez
de Oviedo, Ciezay Lpez de G6mara230 El mdico sevillano seala que
las guayabas se usan como estpticos cuando estn verdes y como
laxantes cuando estn maduras. Tambin dice que los indgenas
usan cocimiento de las hojas para deshinchar las piernas y quitar las
opilaciones de bazo231 Cobo la considera como la fruta ms habitual
y comn de las Indias y dice que hayal menos diez o doce especies
distintas. Aparte de referirse tambin a los usos mencionados, dice
que los polvos hechos de las hojas son usados por los disciplinantes232
Entre los indgenas estaba extendido el empleo como antidiarreico
y contra la sarna y otras alteraciones (infecciones) de la piel. En el
229 Es la linica mencin que hace a esta planta. Para l deba ser ya muy
habitual el consumo de cacao.
230 PARDO, J.; LOPEZ, M.L. (1993).
231 MONARDES, N. (1580), p. 83.
232 COBO, B. (1964), vol.!, p. 245-246.

110

Libellus de Medicinalibus indorum herbis aparece en dos ocasiones


el trmino xalxocotl o fruto de arena o guayaba. En una de las veces
se le asocia a otras hierbas para la disentera, usado mediante
clsteres. En otra, forma parte de una mezcla de plantas diferentes
para reigerar el cuerpo.233En la Historia General de las Cosas de
Nueva Espaa, se habla del xalxococuahuitI rbol del fruto de
arena y del xalcocotl como el fruto de la arena), o guayaba234
Segn Lozoya235 et al., culturas mdicas de muchos otros paises
incluyen en su arsenal teraputico tanto el uso del fruto como el de
las hojas y las raices de esta planta para tratar infecciones. Las
acciones se deben, segn se ha estudiado recientemente, a los derivados
elagitaninosCantidiaITicosyespasmolticos),yaun grupo de flavonoides
con moderada accin antibitica.

Drago
Despus de hablar de las guayabas, Benavides dedica muchas
pginas a hablar del drago, sangre de drago y, sobre todo, de otros
temas relacionados con la isla de Hierro tal como hemos visto en la
parte biogrfica. Dice que el rbol es de tronco gordo y algo spero y
cortezoso, ms moreno que pardo. Tiene unas sajaduras largas por
las que gotea la buena sangre. Seala que los indgenas la mascan y
tienen por ello buena dentadura y buen aliento. Dice que de este rbol
hay mucha cantidad en las islas Canarias y especialmente en la isla
de Hierro, tal como l pudo ver.
El nombre de sangre de drago se aplicaba a una especie de resina
de color rojo a la que se atribuan propiedades curativas. Se obtena
de la familia de las arecceas, originarias de Sumatra, Borneo y la
India. El producto contiene dracorreseno, que poseera las propiedades teraputicas, y dos colorantes -dracorrubina y dracocarmfnEn Amrica se encontraron muy pronto rboles que proporcionaban
resinas de las mismas caractersticas, sobre todo las relativas al
233 MARTIN DE LA CRUZ (1991), 44r y SIr. Traduccin en el volumen 2 de
la presente edicin, p. 63 Y 45 respectivamente.
2M BERNARDINO DE SAHAGUN (1988), vol. 2, p. 918 (Glosario).
235 LOZOYA, X. et al.(1990), p. 257259.

111

color. En las Antillas se hall el Pterocarpus draco L. en Nueva


Espaa, del Croton draco L. en el Caribe y en las costa de Colombia,
el Pterocarpus santalinus L., etctera. En la actualidad se siguen
utilizando estas resinas con el nombre comn de sangre de drago236
En la composicin de algunas de ellas estn presentes el cido
benzoico y cinmico, de los que ya hemos hablado anteriormente.
En el siglo XIXseguan existiendo dudas respecto de la procedencia
del producto que se utilizaba en farmacia con el nombre de sangre de
drago. Se hablaba del Pterocarpus draco L. (Amrica, especialmente
las Antillas), del Dracoena draco L. (Canarias) y del Calamus draco
L. (La India). En esta poca se prefiri ste ltimo. Extraan el
producto sometiendo a los frutos a la accin del vapor de agua.
Destilaban de esta forma un lquido rojo que reunan y amasaban en
bolas o cilindros. Otras veces 10 extraan hirviendolos en agua. El
resultado era una sustancia rojo obscuro, mate, poco lustrosa, casi
inodora, y de olor balsmico cuando se echaba sobre ascuas. Se
empleaba en forma de polvos como astringente, junto con otras
sustancias para fabricar dentfricos, como emplastro confortativo de
Vigo, y como hemostsico237
Gubler seala que la experiencia popular, confirmada por la de los
mdicos, ha visto que esta sustancia resinosa posee virtudes menos
maravillosas de 10 que les deca el entusiasmo irreflexivo de los
primeros observadores, pero al cabo, reales y tiles.)238. Por su
similitud con los balsmicos se empleaba para disminuir el flqjo
mucoso y aumentar la diuresis.

Lirio crdeno
Cuando hablamos del lirio crdeno nos referimos al Iris germanica
L. ya otros lirios afines como el Iris florentina L. y el Iris paUida
Lamarck. Tanto los antiguos como los mdicos medievales exaltaron
sus virtudes curativas. Suele criarse en lugares despejados, entre
piedras, sobre los muros en ruinas y, en general, no demasiado lejos
236 LOZOYA,
237 PLANS

X. et 01.(1990), p. 215-216.

y PUJOL, F. (1870b), p.427 -429) Y PESET CERVERA, V. (1905-

1906), vol. 2, p 245.


238 GUBLER, A (1877), p.373.

112

de las zonas habitadas por haberse cultivado en otros tiempos


profusamente y resistir el abandono. Florece de abril a junio. Los
rizomas de estas especies se lavan bien frotndolos con un repillo, se .
mondan para quitarles la corteza ms superficial y se dejan secar al sol.
En su composicin aparece una buena cantidad de fculas, aproximadamente el 50 %, y materias tnicas y grasas. Los rizomas suelen
contener un glucsido llamado iridina239 En el ccDioscrides aparece como una especie de c(remedio universal,) dados los mltiples usos
que all se relatan. En los comentarios de Laguna podemos ver que
adlninistrado el zumo del rizoma verde en cantidad de una onza, por
espacio de unos das, purga al hidrpico, que as se deshincha y sana.
Mascada en ayunas, encubre el infecto y corrupto anhelito24o. En
el siglo XIX segua utilindose el rizoma fresco como purgante, y seco,
como desinfectante241 .
Puesto que se emple masivamente en aquella poca no es raro que
se cultivaran pronto muchas plantas de este tipo en el Nuevo Mundo
y que se utilizaran otras de semejante aspecto y porte que pudieron
haber encontrado. Benavides hace mencin de ella porque aprendi
una forma de usarla que le ense un indgena que cur al virrey
Mendoza, tal como hemos dicho.
Dice Benavides que vio vender este rizoma en los mercados. Segn
l, toman tanta raz como cinco dedos de largo y luego la lavan y la
muelen y la mezclan con agua. Separaban una cantidad que cupiera
en un huevo y le echaban un poco de harina de maz hasta hacer una
masa como para formar un buuelo y, con enjundia de gallina
derretida, le echaban un poco de miel de maguey por encima. Lo
daban para purgar hidrpicos. Despus tomaban otra raz y la
rallaban y la frean con enjundias de gallina y cuajaban el producto
con cera negra para untar el vientre y el estmago todos los das.
Beban tambin el zumo hecho con las raices y con agua.
En la actualidad, salvo los usos diversos que le da la medicina
popular2"2, se utiliza para la confeccin de polvos cosmticos y denticos.
239 Vase FONT QUER, P. (1979), p.

240 LAGUNA,

916-917y SCHMIDT, E. (1911). vol. 3. p. 958.

A (1570), p. 12.

241 PESET CERVERA, V. (1905-1906), vol 2, p.479.


242Muchos de estos usos vienen descritos en FONT QUER, P. (1979). p. 916-917.
en MUIEr PASCUAL, L. (1991). p. 227 Y en los trabajos manuscritos sobre uso
popular de plantas medicinales en la Comunidad Valenciana, del Departamento de
Historia de la Ciencia y Documentacin, de la Universidad de Valencia.

113

Los productos curativos de los SecretOB de chirurgia desde


una perspectiva actual
Segn seala Ackerknecht243, en el Instituto de Historia de la
Medicina de Zurich se conserva un manuscrito de L. N. Jusserandot
que corresponde a la transcripci6n de las lecciones sobre materia
mdica que imparti6 Xavier Bichat el ao de su muerte en Pars. Las
pginas seintemunpenenlalecci6n treintayseis,quecomienzadiciendo:
Les memes mdicaments furent tout el coup utiliss par les
humoralistes et les solidistes. Les thories changeaient, mais les
medicaments demeuraient les memes. Ils continuerent el etre
appliques et el agir de la meme fafOn, ce qui prouve que leurs effets
son indpendants des idees des mdecins et ne doivent etre tudis
que par l'observatioTt.
A pesar de los pocos estudios que tenemos sobre la historia de la
farmacologa, estas afirmaciones son ciertas y estn formuladas con
una extraordinaria claridad. Pueden hacerse extensibles al devenir
de una serie de sustancias procedentes del reino vegetal, animal y
mineral empleadas por la medicina hasta llegar la eclosi6n de la
farmacologa experimental de mediados del siglo XIX, por empirismo
o experiencia, o a la luz de una serie de teoras interpretativas.
Bsicamente, como afirma Bichat, los productos que se han venido
utilizando para hacer frente a la enfermedad han sido siempre los
mismos, considerando tambin las grandes incorporaciones que se
han producido a lo largo de la historia como las relativas a los
hallazgos de los paises orientales y de los americanos.
Lo que sucedi6 despus de la importante transformaci6n de la
materia mdica en farmacologa experimental, y en la consolidaci6n
de una farmacoterapia cientficamente fundamentada, merece detenidos estudios en los que no vamos a entrar. Sin embargo, la medicina
tradicional o popular ha sido una de las herederas de gran parte de
los saberes relativos al empleo de productos de la materia medica,
especialmente de plantas medicinales, que se han unido a aquellos
cuyo origen nos es desconocido y se ha perpetuado a lo largo de los
siglos. Buscando su posible utilidad, hace unas dos dcadas que se ha
incluido en los programas de la Organizaci6n Mundial de la Salud.
243 ACKER.KNECHT,

114

E. H. (1986), p. 170.

En algunos pases la medicina tradicional ha llegado a ser parte


integrante del sistema sanitario oficial, en igualdad de condiciones
con la medicina que llamamos moderna. En otros, aunque esta forma
de luchar contra la enfermedad se reduzca a ciertos ncleos de la
poblacin, se sita fuera del sistema sanitario oficial. En general, se
busca que este tipo de prcticas no sea nocivo a la vez que se trata de
impulsar los aspectos que pueden ser tiles. En cifras sabemos que
unos 3.200 millones de los habitantes del planeta confian en las
medicinas tradicionales para sus principales necesidades de salud,
y hay que tener en cuenta que gran parte de estas terapias incluyen
el uso de extractos de plantas o de sus principios activos. En China,
por ejemplo, el 40 % de los casos de atencin primaria se solucionan
con el empleo de plantas medicinales.
Uno de los posibles corolarios del estudio de las prcticas populares
sobre salud y enfermedad, especialmente las que se refieren al
empleo de remedios teraputicos, es el mejor conocimiento de la
historia de la farmacoterapia. Podemos hablar de proyecciones
etnogrficas.), trmino que utiliza Lpez Austin al referirse a un tipo
de fuentes auxiliares; en su caso el estudio de las sociedades indgenas actuales, para completar lo que en su trabajo son las fuentes
ncleo de investigacin: los textos de Sahagn y Molina244 De la
misma forma, por poco que se conozca la medicina tradicional,
podemos observar que muchas ideas, tcnicas y saberes relativos a
la medicina cientfica clsica y moderna, estn de alguna manera
presentes en aqulla. Tal como seala Ackerknecht245 , un porcentaje
muy alto de 10 que es la medicina popular de nuestro entorno es
galenismo. Esta afirmacin habra que matizarse porque, como
sistema abierto que es la folkmedicina, no ha dejado de incorporar de
forma reelaborada o no, saberes procedentes de la medicina cientfica
a lo largo del tiempo hasta el presente.
La participacin del historiador de la medicinay del antroplogo en
la nueva orientacin de la disciplina que llamamos etnofarmacologa
puede ser de gran valor. sta ha surgido por mltiples factores entre
los que el econmico tiene un gran peso. El campo de accin de esta
disciplina no debe reducirse a la identificacin, obtencin e investi244

LOPEZ AUSTIN, A (1989), voI.l, p. 31-33.


E.H. (1985), p. 10.

245 ACKERKNECHT,

115

gacin de productos curativos. Existe un enonne etnocentrismo si se


considera la planta de fonna aislada y separada de su entorno
ecolgico, social y cultural en el que se emplea.
Desde el comienzo del desarrollo de la fannacologa experimental,
un alto porcentaje de fnnacos ha sido el resultado del estudio
cientfico de plantas bien conocidas en la medicina tradicional. En la
actualidad se plantea la pregunta de si es preferible aislarcompuestos puros o continuar empleando las preparaciones tradicionales sin
identificar l~s principios activos. A corto plazo, la segunda opcin
parece la adecuada para aquellos pases que no pueden permitirse el
elevado costo de importar fnnacos en grandes cantidades. Existen
muchos casos en los que se comprueba que es de gran ayuda el uso
de preparaciones galnicas nornalizadas, inocuas y eficaces, antes de
llegar a descubrir los principios activos.
En el campo de la investigacin de las plantas de uso popular, se
presentan muchos problemas. Entre ellos podemos mencionar la
dificultad de reproducir muchos de los resultados registrados en la
literatura sobre la actividad biolgica de los extractos de plantas.
Existen factores, como el tipo de animales empleados para experimentar, su alimentacin, los cambios en los componentes qumicos
de los vegetales segn la poca del ao o el rea geogrfica donde
fueron recolectados, su edad, etctera, que influyen en la posible
eficacia de las sustancias usadas y que hay que tener en cuenta en los
estudios que se realicen. Por otro lado, muchos trabajos se hacen in
vitro y gran parte de los cientficos son remisos a aceptar datos sobre
los efectos de extractos crudos de plantas sin pruebas en animales
intactos o en seres humanos.
La rigurosidad del mtodo cientfico parece ser, por tanto, un
obstculo importante ms en el plano terico que real. La discusin
desde las distintas disciplinas -botnica, qumica, fannacologa,
antropologa, historia de la medicina, etctera- est dando lentamente sus frutos. Salvando las distancias, puede establecerse un
paralelismo entre 10 que acabamos de decir y 10 que debi significar
para los mdicos europeos del siglo XVI encontrar una gran variedad
de productos potencialmente utilizables como medicamentos. Los
problemas fueron de ndole diversa; desde la escasez de un vocabulario adecuado para hacer las descripciones de los mismos, hasta las
dificultades de explicar sus acciones mediante los supuestos terapu-

116

ticos de la poca. Hubo barreras culturales de todo tipo para entender


el empleo que les daban los indgenas.
No menos dificultades presenta en la actualidad el estudio del
devenir histrico del empleo de esas sustancias. A pesar de esto, a la
luz de todo lo dicho, podemos afirmar una serie de hechos: una buena
parte de los productos que se han empleado a lo largo del tiempo en
las farmacopeas de los 'distintos sistemas mdicos, vienen avaladas
por la experiencia acumulada siglo tras siglo; en la natural tendencia
del hombre a explicar los fenmenos, desde los diversos tipos de
ciencia o desde las creencias mgico-religiosas, se han atribudo y, a
veces hallado, nuevos usos a estas sustancias, que pueden provenir
tambin del mestizaje de distintas culturas. Como parece demostrarse en los diversos trabajos sobre la incorporacin y difusin de
remedios americanos en la teraputica europea del siglo XVI, hubo
una asimilacin de los mismos por pura imitacin junto a la que se
prodlijo a travs de un reciclaje desde los principios de la teraputica
de la poca. El mestizaje en este momento -fenmeno ms complejo
de lo que a primera vista parece---- es evidente; ambos sistemas se
prestaron elementos y ambos se modificaron mutuamente.
Desde el punto de vista diacrnico y dentro del marco de la
medicina cientfica exclusivamente, hemos visto cmo el uso originario de una sustancia persista junto a otros nuevos que se iban
encontrando, o cmo era sustituido por stos. Puede pensarse que la
eclosin de la farmacologa experimental consagrara definitivamente algunos de stos y hallara la explicacin cientfica de sus
efectos a travs de la explicacin de sus mecanismos de accin, o los
relegara haca otros usos industriales o simplemente al olvido.
Efectivemente sucedi as en muchos casos. Recordemos que el
extraordinario desarrollo al que lleg la quimioterapia de sntesis,
hizo que palidecieran muchos estudios iniciados con algunas plantas
hasta que los mdicos perdieron el inters al disponer de una amplia
gama de sustancias creadas en el laboratorio para hacer frente a un
nmero elevado de sntomas, signos y causas de enfermedad. Sin
embargo hoy, cuando los medicamentos de sntesis estn tocando
techo, se ha vuelto de nuevo la mirada hacia las plantas y principios
activos que tiempo atrs se utilizaron y a otras que siguen usndose
en distintos lugares de la Tierra y que nunca llegaron a formar parte
de los arsenales teraputicos de los mdicos occidentales. Podemos

117

poner como ejemplo, familias tan importantes de remedios como los


blsamos, las zarzaparrillas, el guayaco y otros.
Para los incrdulos que opinan que los tratamientos del pasado
eran ineficaces y pintorescos, se est demostrando en la actualidad
que sto no es as en absoluto. Por lo general, despus de aceptar el
paralelismo existente entre la medicina tradicional y la materia
mdica, anterior a la aparicin de la farmacologa experimental, se
ha visto que existe una fuerte correlacin entre las acciones
farmacolgicas de principios activos aislados de ciertas plantas y los
usos tradicionales de las mismas. Existe, pues, un resurgimiento del
inters por todas estas sustancias desde distintas parcelas de la
ciencia. A ttulo de ejemplo, y sin pretender ser exhaustivos, ofrecemos en la tabla nO 5, el nmero de trabajos publicados entre 1969 y
agosto de 1992 sobre alguna de las especies y gneros de las plantas
que menciona Benavides en sus Secretos de Chirurgia.
Tablan!!5
Nmero de trabajos publicados en la literatura
cientfica internacional (1969-1992) sobre plantas que
son mencionadas en los Secretos de Chirurgia (1567).
Fuente: Biological Abstracts.

Gneros y especies
Agave
Anagyris foetida
Convulvulus
Draco
Iris germanica
Liquidambar styracif7,ua
Manihot esculenta
Pistacia
Pistacia lentiscus
Opuntia
Rheum
Smilax
Spondias mombin

118

Nf! de trabajos
487

14
6

147
58
424

935
462
109
819
229
196
33

EL ((MORBO GLICO

Origen del ((morbo glico y seales para reconocerlo


Una de las principales caractelsticas de la medicina del Renacimiento es la descripcin de las nuevas enfermedades. Ninguna ha
despertado tanta curiosidad e inters como el morbo glico , que fue
considerado como una novedad, al menos en el modo de su transmisin venrea y sntomas resultantes. Tal como sealan muchos
autores, al ser una enfermedad que se adquiere con la relacin
sexual, la tradicin moral del mundo occidental ha visto en ella la
materializacin del castigo divino por la transgresin de los preceptos.
En torno al origen del morbo glico se ha desarrollado uno de los
debates ms controvertidos de la historia de la medicina desde los
primeros textos que al se dedicaron. Benavides no muestra ninguna
opinn propia al respecto ni trata de justificarla como hacen otros
autores en sus obras. Aborda este tema siguiendo a Giovanni da
Vigo246 que, aunque no habla de Coln ni de Amrica, proporciona los
datos sobre el comienzo de la enfermedad en Europa:
El ao mil cuatrocientos noventa y cuatro en el mes de diciembre, el serensimo Carlos, rey de Francia, fue con grande multitud de gente hacia las partes de Italia para cobrar el reino
Npoles. Yen aquel ao apareci casi por toda Italia un genero
de enfermedad de natura incgnita, al cual ponen varios y
diversos nombres las naciones diversas. lAs franceses le nombraron mal napolitano. Y los napolitanos a causa que en el
sobredicho ao fue por toda Italia comunicado le llamaron mal
francs. Los genoveses le nombraron vulgarmente male dele
tavelle. Los Toscanos le nombraron male dele bulle. Los
246 VIGO,

J. DE (1548), p. l. de la parte dedicada al morbo glico.

119

lombardos, le male dele lebrosale, y los espaoles le llaman


bubas, de forma que segn la voluntad de cada nacin le ponen
diversos nombres.
Ya desde entonces se fech la aparicin del mal francs en el ltimo
ms de 1494 y en los primeros de 1495, tras el sitio y ocupacin de
Npoles por las tropas del rey de Francia, Carlos VIII, pretendiente
a la corona de este reino. El saqueo a la que fue sometida la ciudad, las
actitudes de los soldados invasores y su posterior retomo hacia el norte,
contribuyeron a unaexpansi6n rpida de la enfermedad portada Europa.
Respecto de Coln y el origen americano de la enfermedad, ms
bien parece que Benavides siga a Ruy de Isla o Rodrigo Ruz de Isla,
puesto que su obra constituye uno de los principales testimonios en
los que se apoya esta idea. Ya hemos visto que conoca su Troctado
contra el mal serpentino, publicado en 1539 -aunque parece que
desde los aos veinte circularon versiones manuscritas del mismo-,
donde recoge su experiencia sobre la nueva afeccin. En ste situa su
comienzo en Santo Domingo (isla Espaola) donde la haban contraido
los marineros espaoles al tener relaciones sexuales con las indgenas. Dice que vio personalmente los primeros casos en Barcelona, en
1493, fecha que coincide con la presentaci6n de Coln ante los Reyes
Catlicos al regreso de su primer vi~e. De Sevilla a Barcelona, y de
aqu a Francia y a Italia (tropas que acompaaron al Gran Capitn
en defensa del rey deNpoles), habria sido el itinerario inicial del mal
francs por el Viejo Continente247 En 1498 los marineros de Vasco
de Gama la llevaron tambin a la India. Ms tarde en 1505 apareci6
en China y Japn.
La polmica qued abierta y se ha mantenido hasta la actualidad,
aunque han progresado mucho los conocimientos al respecto248 Las
disciplinas biolgicas y sociales as como la paleopatologa, enfocan
hoy la epidemiologa histrica de la sfilis venrea como una fase de
la historia biolgica de las relaciones entre el gnero Treponema y la
especie humana. Un ejemplo de esto son las propuestas de Hackett249,
altamente ilustrativas as como escolares.
247 Una buena sntesis sobre el tema puede verse en CARRERAS
PANCHON, A (1991).
248 Vase BROTHWELL, D.; SANDISON, AT. (eds). (1967). p. 279-295, Y
McNEIL, W.H. (1984).
249HACKETl', C.J. (1963),7-41.

120

A pesar de esto no se tiene una certeza definitiva, mxime cuando


no hay posibilidad de distinguir la espiroqueta que provoca el pin de
la que provoca la ~filis. En las Relaciones de Indias se dice que la
enfermedad de bubas exista antes de la llegada de los espaoles y era
una enfermedad grave pero no excesivamente peligrosa ni de gran
extensi6n. Tampoco suelen referirse al guayaco como remedio para
su tratamiento250 Existen tambin evidencias paleopatol6gicas que
demuestran su presencia en la Amrica prehispnica aunque parece
que de menor gravedad. Algunos distinguen un tipo de trepanomatosis
presente en las zonas tropicales de Mesoamrica, que en la poca se
llam6 mal de bubas.) y que se trataba de una frambesa251 Por otra
parte, el origen europeo no es descartable porque puede pensarse en
la posibilidad de que una cepa de la espiroqueta del pin encontr61a
forma de prescindir de la via poco eficaz del contagio piel a piel, y
pasar a la mucosa genital de huesped a receptor. Viene aqu a
colaci6n la tesis mixta de Lan quien afirma que la enfermedad
existi6 casi con toda seguridad en Amrica antes del Descubrimiento;
que se trajo a Europa a travs de los navegantes; que existi6 tambin
algn tipo de sfilis europea anterior a 1493; y que la explosi6n del
mal que se produjo en Npoles pudo deberse a la importaci6n de la
sfilis americana o a la exaltaci6n de la virulencia de grmenes
europeos endmicamente nocivos252
Lo que s est claro y as nos lo hacen saber a travs de sus obras
Femndez de Oviedo, Lpez de Gmara,Bemal Daz del Castillo, el
propio Benavides y otros, es que en Amrica hubo en el periodo
inmediatamente posterior al Descubrimiento gran cantidad de afectados por las bubas. Atacaba de igual manera a espaoles que a
indgenas, a mestizos, que a negros; incluso, Arias dice que a los
perros, como hemos visto al hablar de la zarzaparrilla. Seala que
conoci6 un pueblo a cinco leguas de Guatemala, donde:
todos los hombres y mujeres de este lugar, que es de ms de diez
mil casas, estn llenos de bubas tan generalmente que no se
R. (1992). p.l29.
Vase CHRISTENSEN. V.M. (1969). p.20-25; JAEN. M.T. (1977);
STEWART. T.D.; SPOEHR, A Evidence on the paleopathology ofyaws. En:
BROTHWELL. D.; SANDISON.A.T. (eds.)(1969). p.307-319; VIESCA 'I'REVI'O.
C. (1990b).
252 LAIN ENTRALGO. P. (1963). p.35-39.
250 ALVAREZ.
251

121

hallara hombre ni mujer que no las tenga, y los perros del lugar
ni ms ni menos, y de noche son tantos los aullidos que dan los
perros de los dolores de las bubas que quin no sabe de que
procede se espantara. Y jams se les quitan. Tienen los perros
tolondrones y Dagas cosa demaraviDa. Aestelugarvan los espaoles
a tomar la ~parrilla y sanan con ella cosa maravillosa de mirar
que sanan los espaoles y no los naturales y si no es en este pueblo
no he visto en las indias sanar perfectamente con agua de
~aIVaparrilla porque les vuelve dentro de poco tiempo.
Ya hemos dicho que cuando se refiere a Santo Domingo habla
tambin de la gran cantidad de personas que estaban infectadas de
mal francs, afirmacin muy semejante a la que hace L6pez de
Gmara, en su captulo titulado Las bubas vinieron de las Indias,
de su Historia General de las Indias: ceLos de esta isla Espaola son
todos bubosos, y como los espaoles dorman con las indias, se
llenaron en seguida de bubas, enfermedad pegajossima y que
atormenta con grandes dolores253
Hay que tener presente que 10 que los mdicos y cirujanos de esta
poca diagnosticaban como sfilis o bubas254inclua muchas veces
otro tipo de afecciones con signos y sntomas parecidos, especialmente en cuanto a las manifestaciones dermatolgicas se refiere. Se
confundan, sin duda, las bubas, algunas formas de lepra y otras
enfermedades de la piel y sistema linftico. El diagnstico solan
establecerlo por los signos cutneos y por los dolores. Algunos
autores, sin embargo, ya trataron de establecer una especie de
diagnstico diferencial. Por ejemplo, Juan Calvo, en su Libro del
Morbo galico, incluido en su Ciruga Universal y particular del
cuerpo humano (1580), establece las diferencias entre las bubas y la
elefantiasis, las bubas y la lepra, las bubas y las lechines o
impetgines255, y entre las bubas y las coras256.
253 LOPEZ

DE GOMARA (1965), vol. 1, p.54.

254Vase al respecto eltrabajo de HACKFlT, C.J .(1967)enellibroBROTHWELL,

D.; SANDISON, A.T. (eds). (1967), y su An the origin of the human


treponematoses. Bulletin ofthe World Health Organisation, 29, 7-41,1963.
255 Bajo el trmino de imptigo, en la actualidad se habla de una dermatosis
infecciosa hetero y autoinoculable, caracterizada por la aparici6n de
vesiculopstulas, aisladas o aglomeradas, de distinto tamao, que al desecarse
forman costras amarillentas que caen sin dejar cicatriz.
256 Acor o erupci6n de pequeas ppulas.

122

El hecho de la contagiosidad del mal francs estuvo claro desde el


principio. El propio da Vigo deca:
enfermedad contagiosa mayormente por juntarse la mujer
sucia con el hombre o al contrario. Porque su principio fue casi
siempre en las partes genitales como es la matriz y su cuello en
la mujer y la verga en el hombre con unas pstulas pequeas, del
color alguna vez azul, alguna vez negro, y alguna vez un poco
blanco con callosidad alrededor...)
Si bien a lo largo de los Secretos de Chirurgia queda patente el
contagio sexual de las bubas, es cierto que cuando se refiere por vez
primera a la enfermedad, dice que la causa principal de que los
espaoles las contraigan se debe a que dan a criar sus hijos a amas
de cria negras y a la convivencia estrecha que mantienen con stas
y con sus hijos. Este fenmeno lo situa en la isla Espaola, donde hay
gran cantidad de afectados. Tambin admite el contagio no venreo
al interpretar el hecho de que los frailes la padecan sin mantener
relaciones sexuales.
Cuando Benavides menciona el contagio significa que ya est
haciendo referencia a las causas de enfermedad. Como dej establecido Aristteles, hablar de causa implicaba diferenciar perfectamente el emprismo del conocimiento tcnico. Esta idea fue recogida por
los mdicos y a Galeno se debe la elaboracin cannica de la doctrina
de las causas de enfermedad que influira decisivamente en toda la
medicina posterior. Como sabemos, Galeno distingue tres causas
principales: la externa, primitiva o procatrctica; la interna,
dispositiva o proegmena; y la causa continente, conjunta, inmediata o sinctica. Algunos autores llamaban a las dos primeras causa
eficien~), porque eran condicin imprescindible para que existiera
enfermedad; cooperando juntas daban lugar al nasos. Las primeras,
es decir, las externas, eran los agentes que actuando sobre la
naturaleza del enfermo desencadenaban el proceso morboso. Las
internas tenan como base la distinta disposicin constitucional o
condicional del individuo. Actuando las dos sobre el organismo se
hacan realidad, o se actualizaban, en un transtorno ms o menos
localizado, que constitua la tercera de las causas.
Muchos autores, como Benavides, ya no hicieron mencin de las
causas superiores de caracter tergico o astral como origen del mal
francs que aos atrs haban puesto de manifiesto Corodas Gilinus,

123

Laurencio Frisio, Almenar, Alfonso Ferrius y otros. La causa externa


principal, tal como se lee en los Secretos de chirurgia, sera el contagio
venreo, al que habra que aadir otras vi as como hemos dicho. Tanto
l como otros contemporneos suyos creyeron que ese contagio)
poda adquirirse tambin respirando el aliento inficionado) de un
enfermo aquejado de bubas -6obre todo si padeca mucho tiempo la
enfermedad-, vestirse con sus ropas, dormir en la misma cama,
mamar leche de la mugerinfectada, etc257 Una ltima causa posible
apuntada por Benavides es la corrupcin de los humores, respuesta
muy simple y de sentido comn a la pregunta de cmo se contagi el
primer hombre que tuvo el mal. Entrelascausasinternaso dispositivas
Arias habla claramente de que los hombres robustos y de buena
complexin son ms resistentes al mal; los dbiles, mal alimentados
y, sobre todo los jvenes, se contagian con facilidad2S8. Tambin
concede mucha importancia al medio. El gran calor de aquellas
tierras consume la humedad natural)) de las personas jvenes,
mientras que ayuda a prolongar la vida de las viejas. La temperatura elevada tambin colabora a que se hiciera una interpretacin muy mecanicista del contagio: ayuda a dilatar los poros y,
como consecuencia, el contagio se produce con gran facilidad. Es
como si Benavides intuyera que una de las barreras ms importantes contra la infeccin es la integridad estructural de las
superficies corporales.
La enfermedad -afeccin pasiva en la doctrina galnica- conduce a los resultados terminales de la causa morbosa. Esto desencadena
una serie de manifestaciones, sntomas, signos o accidentes (alteraciones ligadas a una sustancia que llamamos enfermedad). Hay que
tener en cuenta que el signo en la patologa galnica era aquello por
10 que algo que era desconocido se conoca y se haca patente. Las
tema puede verse de forma sistematizada en CALVO, J. (1580).
este prop6sito el aforismo 39 de la secci6n segunda, 8eniores
juvenibus, ut plurimum Il!grotant minas; qui vera morbi ipsis accidunt longi,
maxima ex parte comitantur ad morteTn (Los ancianos por 10 general no
enferman tanto como los j6venes, pero sus enfermedades son largas, y la mayor
parte termina en la muerte) [versi6n de Bosch y Canals] ; (Los ancianos,
generalmente, tienen menos enfermedades que losj6venes; pero la mayor parte
de las enfermedades crnicas que les ocurren acaban con ellos) [versin de
Garca Gual et al.].
257 Este

258 Menciona a

124

seales que permitan afirmar que un enfermo padeca mal francs


deban ser varias, en opinin de Benavides:
...alosprincipios,a1gnmaldeverga,algunosencordios,repercutidos,
ora con medicinas repercusivas o enos mismos obrando naturaleza;
dolores en las junturas; caimiento de las cejas y pestaas, a
manera de alopecia; algunas llagas en la campanilla, de mala
digestin; algunos dolores de cabeza sin fiebre; algunos nudos
que empiezan a salir en la cabeza, aunque pequeos, con muy
mala color en la cara; y flojedad, y que se cansan cuando andan,
y desean sentarse y no se quieren tomar a levantar>.259.
A veces, despus de leer este resumido cuadro clnico de la sfilis y
compararlo con otros ms detallados que ofrecen autores como da
Vigo o Calvo, tenemos la tentacin de afirmar que Benavides se est
refiriendo a un tipo de sfilis distinto del que se daba en Espaa. Por
otro lado, los testimonios que se desprenden de su obra de que haba
diagnosticado y tratado casos de esta enfermedad en Espaa, nos
hacen reconocer que no formula explcitamente ningn juicio sobre
las posibles diferencias. La repetida mencin a la importancia del
clima y, en el fondo, de costumbres sociales y culturales, nos lleva a
pensar en aquellas teoras que afirman que las trepanomatosis no
son ms que formas diferentes de presentacin de una nica enfermedad que se ve modificada, no por mutaciones del germen, sino por
un cambio en el hbitat en el que se desenvuelve el huesped.
Adems de todo lo dicho, voluntaria o involuntariamente, tenemos
la tendencia a comparar los cuadros clnicos que leemos con los que
hemos estudiado actualmente en las facultades de medicina. Los
trabajos de laboratorio pueden demostrar la existencia de lesiones de
caracter sifiltico en restos de cadveres humanos, pero poco nos
dicen sobre los signos y sntomas y desarrollo de la enfermedad.
Releyendo el texto de Benavides deducimos un cuadro infeccioso de
tipo general bastante inespecfico a no ser por las lesiones. El
encordio). o (incordio) era un trmino mdico usado en esta poca
para referirse a un tumor que se congela o endurece y se forma en las
ingles, de procedencia sifiltica26o
259 ARIAS

BENAVIDES, P. (1567), fol. 71v.


flemn, que con el nombre general de
bubo, porque bubo es segn Galeno, una simple inflamacin de las partes
glandulosas, como son las ingles, los sobacos y detrs de las orejas.
260 Para Juan Fragoso es una especie de

125

El texto de Vigo, que Benavides conoca, muestra mejor la secuencia clnica. Tras la presencia de esas pstulas localizadas en los
rganos genitales, que no desaparecan dando medicPJn interna),
se extendan por todo el cuerpo y surgan ulceraciones en las partes
genitales de fcil recidiva. Las que se diseminaban por todo el cuerpo,
localizadas preferentemente en la frente, cara, cabeza y cuello,
brazos y piernas, tenan la corteza dura e incluso surgan carnosidades a modo de verrugas. A esto se unan dolores de tipo general. Al
ao, aparecan durezas a semejanza de huesos) que se acompaaban de fuertes dolores nocturnos. Acababa corrompindose el hueso
y su panculo. Pasado ao y medio se engendraban tumores de
materia gruesa y flemtica muy arraigada a modo de una castaa
no pequea, de color blanco con sustancia dura, parecida a un nervio
medio podrecido. Adems de esto, de forma concomitante y segn
las personas, se presentaban otro tipo de problemas y lesiones como
apostemas, corrupcin, formicas261, carbunculos262 , gangrenas y
(cestiomenos263. Vigo se refiere asimismo los dolores, la aparicin de
flema salada en manos y pies, etctera
Algo distintas son las descripciones de otro cirujano, Juan Calvo,
en 1580. Hay un antecedente de relacin sexual. A las ocho horas o
a las veinticuatro, se presenta una gonorrea glica en forma de pus
con escozor y dolor genital. Aspecto plido y de mal color del enfermo
que presenta dolores mviles (cabeza, brazos, piernas, rodillas,
etc). Calenturilla o fiebre no muy alta. El paciente se despierta a
media noche. Finalmente, los signos de enfermedad glica: pstulas
por todo el cuerpo con materia viscosa muy virulenta;talpariaa264,
con dolores y pstulas; voz ronca y desaparicin del galillo. A esto
261 mcera que va corroyendo no slo la piel sino que puede alcanzar la carne
que est debajo. Se llama as porque evoluciona como la hormiga o por
exulceracin que en ella se halla con una continua pesadumbre enojosa como
si all estuviese una hormiga. Tomado de JUAN CALVO (1674), p.104.
262 Tumor o apostema que se hace de sangre sumamente quemada, gruesa y
podrida; negrea en la superficie de la carne y arde como si fuera lumbre o un
carbn encendido.
263Mortificacin total de la parte, cuando est negra y corrompida, de calidad
que aunque se corte no lo siente el paciente.
264 Abceso o tumor, que se engendra en el pericrneo, o entre l y el crneo. Se
hace de humor acre y cOlTOsivo, que cunde y hace cabidad. Talpa viene del
latn, que significa topo.

126

aade Calvo las seales pron6sticas: cuanto ms vieja sea la enfermedad ms dificil de curar; se afectan con facilidad las personas
dbiles con pocas defensas y estas son ms dificiles de curar; mala
seal es que desaparezcan las bubas porque significa que la enfermedad se vuelve hacia el interior265.
No es nuestro propsito hacer una revisi6n meticulosa de las
distintas descripciones del mal francs, pero es interesante aadir
elementos que nos permitan efectuar una comparaci6n con lo que
detalla Benavides. Hay que tener en cuenta adems que el saber
clnico, es decir, la capacidad para entender con raz6n descriptiva y
explicativa la realidad de un individuo enfermo, mejoraron considerablemente desde el siglo XV. Ante una nueva enfermedad caba
esperar una lenta descripci6n de la misma cada vez ms minuciosa
y perfecta. En esta tarea colaboraron los cinijanos con su caracterstica habilidad en el arte de las descripciones. Portimo, igual que la
tuberculosis, las manifestaciones correspondientes a los distintos periodos del mal francs, se imbrincan e incluso es posible que se invierta el
ordencronol6gicodesu presentaci6n. Esto sera unanuevadificuItad para
sistematizar los conocimientos relativos a la enfennedad
Volviendo al cuadro clnico, si nos atenemos a la descripci6n de
Benavides, e incluso a la de Vigo y Calvo, parecen expresar el
polimorfismo con el que se presenta esta afecci6n, teniendo en cuenta
las variaciones que se han podido dar a 10 largo de la historia
motivadas o no por los distintos tratamientos. Es cierto que parece
faltar lo que nosotros llamamos periodo primari0266 La similitud se
establece con los periodos secundario y terciario. Una vez transcurridas las cuatro o cinco primeras semanas de la enfermedad, las
espiroquetas se propagan desde el chancro inicial a los ganglios
265 Esta afirmaci6n de Calvo desmiente. al menos parcialmente, la idea
generalizada de que crean que cuando desapareca la enfermedad es que se
n :?(}.,
haba curado.
266El primer periodo se cnattdriza por la aparici6n del chancro de inoculaci6n,
generalmente en zonas genitaies, aunque a veces puede darse con bastante
frecuencia en la boca, labios, lengua o amgdalas. Este chancro representa el
lugar de contagio, la puerta de entrada, el asiento primitivo de la infecci6n y el
punto de diseminaci6n de la misma. Es raro que este hecho pase desapercibido
para el paciente o para el mdico. Cuando no existe evidencia de este periodo, se
habla de sfilis criptognica o decapitada, ya que la puerta de entratada no se
hace ostensible.

127

linfticos regionales (inguinales) que, una vez hinchados, se convierten en la imagen ms divulgada por los clsicos, que es la de los
bubones o bubas. A partir de aqulas espiroquetas se diseminan por
sangre al resto del organismo dando lugar a las manifestaciones
cutaneomucosas bien descritas por todos: desde las siftlides maculosas
o roseola sifiltica, hasta las papulosas, pustulosas y ulcerosas. Su
localizacin preferente, como ya hemos visto explicada en el siglo
XVI, es la frente, caras de flexin de las extremidades, cara posterior
del tronco, etctera Las maculopapulosas (quizs lo que ellos llamaban flema salada), recidivan con frecuencia en las palmas de las
manos y de los pies, remedando una psoriasis. En las mucosas de las
regiones bucal, farngea y anal, las lesiones inflamatorias tipo
papuloso de color grisceo se convierten muchas veces en condilomas.
Durante este periodo clnico aparece una gran variedad de sntomas
y signos de caracter general, advertidos de igual modo por los autores
a los que nos estamos refiriendo: malestar, astenia, prdida de
memoria, nerviosismo, adelgazamiento, palidez, caida del cabello,
etctera La duracin de este periodo, con sus aparentes mejoras y
recidivas, suele durar de uno a cuatro aos.
En el periodo terciario267 aparecen las lesiones gomosas, expresin
de la nueva localizacin de la enfermedad en algn rgano. Se trata
de un ndulo intravisceral formado por tejido de granulacin que
tiende a resblandecerse o a cicatrizar en forma de esclerosis. Los
gomas en los huesos, referidos como hemos visto por da Vigo,
desarrollan periostitis y focos osteomielticos, con peoraciones.

Tratamiento del morbo glico


Vamos a abordar a continuacin, el complejo tema del tratamiento
de la sfilis o morbo glico, siguiendo la misma pauta expositiva que
la que ofrece Benavides en sus Secretos de Chirurgia. Hemos de
advertir que, en otras obras, se habla habitualmente de una teraputica general y de curas particulares para las variadas complicaciones
que pueden aparecer en la evolucin de la enfermedad. Nosotros nos
ocuparemos del tratamiento de las bubas cuando predomina el
267 No

128

haremos mencidn de la sfilis nerviosa.

humor melanclico, que es el normal, del que se aplica cuando


prevalece la flema, as como de la cura de las llagas, tolondrones y
flema salada que surgen en el transcurso del proceso patolgico. Ala
vez que comentemos las pautas teraputicas, haremos mencin de las
causas, seales y pronsticos. Por ltimo, insistiremos denuevo, como
hace Arias, en el tema de la mezcla de agua de palo con zarzaparrilla.
a) Tratamiento del morbo glico en general o cuando predomina
el humor melanclico
Como cabe esperar, uno de los aspectos ms estudiado y discutido
del morbo glico es 10 que concierne a su tratamiento. Giovanni da
Vigo es muy expresivo al respecto:
<c fue necesario buscar para la cura de esta enfennedad nuevos
remedios; y a la verdad si algo de salud se ha hallado e esta
enfermedad ha sido ms con nuevas experiencias que con remedios antiguos, hallados con razn y autoridad de los doctores))268
Como hemos visto al hablar de las plantas americanas, Benavides
informa, en primer lugar, de cmo tratan en Santo Domingo el mal
de bubas. A pesar de tener guayaco en abundancia, dice que no lo
usan. Emplean la siguiente frmula: zumo de ceberraza)) mezclado
con cebadilla molida; 10 cuelan y lo cuajan al fuego con aceite y cera.
Con la mezcla deban untar las lesiones. Cuando las bubas daban
gran dolor a quin las padeca, utilizaban la hierba hedionda)),
semejante al lentisco. Cortaban unas varas, hacan un hoyo en el
suelo y prendan una pequea hoguera sobre la que echaban la
hierba. Situaban al enfermo con las piernas abiertas encima y 10
cubran con una manta. Al cabo del rato el paciente empezaba a
estornudar y lanzar por la boca y por las narices)) gran cantidad de
malos humores. Envueltos en la misma manta los ponan en la cama.
Repetan la operacin otros cinco o seis das269. Se acompaaba el
tratamiento de unas recomendaciones alimenticias, consistentes en
el consumo de cazabi.
El aprovechamiento de las acciones fsicas del calor y del calor
hmedo parece que estaban extendidas en las nuevas tierras descubiertas. En Mxico est muy estudiad027o, por ejemplo, el uso del
268VIGO, J. DE (1548). Libro sobre el mal francs, rol. 11 r.
DE BENAVIDES, (1565), 12r-I2v.
270Vase LOPEZ AUSTIN, A (1984), yVIESCA, C. (1986), p. 165-167.

269 ARIAS

129

temazcal para echar del cuerpo las sustancias que enfermaban o que,
sobrando, amenazaban con romper el equilibrio. Tena un sentido
ritual y uno teraputico. Este mtodo lo hemos visto cuando hemos
hablado del uso del maguey contra las bubas.
En el segundo libro, sin embargo, Benavides explica un tipo de cura
ms normalizada. Parece que es la que l estuvo aplicando a los
enfermos del Hospital del Amor de Dios e impuso sobre otro tipo de
procedimientos a base de agua de guayaco, tal como hemos dicho.
Consista sta en eliminar el humor melanclic0271 a base de jarabe
de palomina y de borrajas, si ste era el humor corrompido. La
palomina es la Fumaria officinalis L, que contiene protopina y cido
fumrico, entre otros componentes, aunque sus propiedades se
deben a alguna sustancia todava poco estudiada. Su principal uso ha
sido como planta depurativa y tonificante, segn la dosis empleada272 . La borraj a oBorago offzcinalis L. contiene abundantemuCl1ago,
sales minerales (silice, calcio, postasio), resinas y antocianinas, entre
otros. Se la emplea normalmente como planta diurtica y depurativa.
Cuando la orina del enfermo dejaba de salir plida y cetrina, era
indicio de que haba hecho su efecto.
El siguiente paso era la purgacin. Para ello poda recumrse a
varios procedimientos. El ms habitual era la administracin en
forma de pildoras de varias plantas. Aqu Benavides recomienda las
pldoras fumarias273, elaboradas a base de la palomilla, a la que
antes nos hemos referido. Con este mtodo eliminaban el c(humor
contagiado ~ materia antecedente- que estaba en las venas y
acuda al lugar de las pstulas, lceras y dems lesiones. Las dosis
y la duracin del tratamientovanaban conforme al methodus medendi
galnico, es decir, parte afectada, constitucin del enfermo, circunstancias externas, etctera Para conseguir el mismo fin tambin
empleaban otras tcnicas externas como las ventosas, los baos, las
271 El humor melanclico era el excremento de la segunda coccin. Fro, seco
y negro, de sabor astringente, se engendraba en el hgado. Los humores, podan
ser causa de salud o de enfermedad. Deban estar bien templados y mezclados

tanto en cantidad como en calidad.


272Recientemente se han descrito otros usos: antihistamnica, espasmoltica,
digestiva, colagoga y colertica.
273 Se llamaban fumarias porque cuando se pona su zumo en los ojos
provocaba escozor y lagrimeo igual que el humo.

130

fricciones y las sangras. EnestepuntoAriashacemenci6n del aforismo


hipocrtico que dice <cConrocta purgare atque movere; non cruda, nee in
princips, modo non turgeant; plurima vera non turgent>P4
Se pasaba despus a la cura principal o aquella que se encannaba
a eliminar la causa conjunta, en este caso, el humor glico y maligno
que quedaba en las venas, <9 unturas o partes muy localizadas. Aqu
recomienda Benavides que se realice la sangra, de la parte en la que
est la enfermedad. Mientras tanto el enfermo debe beber agua de
anis o de hinojo, si es hombre, o de canela, si es mujer275 Si podan
disponer de zarzaparrilla, ordenaba poner en una olla azumbre y
medio de agua y una onza de zarza y se herva hasta que menguara
a la tercera parte. El enfermo deba beber de esta cocci6n dos veces
al da. Con esto sudaban abundantemente.
Mientras tanto preparaba un unguento que aplicaba .sobre las
lesiones a base de:
toman tres cuartas de azogue, pesadas de marco, y no medicinales, y chanlo en un almirez; y all lo amasen con triaca y
despus triganlo tanto en el mortero alrededor, hasta que est
bien muerto, que se conocer en que no se tome ajuntar aunque
echen una gota de aceite en el alnrez, y as estando bien
mortificado, lo saquen de all y muelan seis onzas de unto de
puerco sin sal muy molido,,276
Para Benavides la triaca277 quitaba fuerza y malicia al azogue278.
El metal se elinnaba por la orina lo que se perciba porque ola de
una forma caractenstica durante el tratamiento.
274 AforisT1Ws, nmero 22, seccin Primera.Conviene evacuar lo cocido, mas
no lo crudo, y no debe hacerse nunca en el principio de las enfermedades
mientras no haya turgencia u orgasmo, pues muchsimas veces no la hay
(versin de Bosch y Canls). d>W-gense y muvanse los humores cocidos, no los
crudos, ni tampoco en el comienzo, si no hay turgencia. La mayora de las veces
no la hay (versin de Garca Gual et al.).
275 Uno de los usos principales de las tres plantas es como estimulantes del
apetito, euppticas y carminativas.
276 ARIAS

BENAVIDES, P. (1567), 77v.

Compuesto que contena varios simples diferentes segn el autor, las


modas y el periodo histrico.
278 Segn Benavides esto se reconoca porque los dientes no se alteraban
en absoluto.
277

131

Merece la pena detenerse en el tratamiento del mal francs a


base de mercurio. Su empleo, habitual en las enfermedades de la
piel, contradeca la doctrina galnica: c6mo un veneno fro y de
acci6n local, poda ser activo contra una enfermedad indudablemente general y activa? Como dice Lan, ms convincente pareca
ser el empleo de los sudorficos, en especial del palo santo o del
guayaco, que venan de Amrica. No todos los autores afirmaban
que se trataba de un medicamento frO; algunos, como Constantino, Fracanciano, Pedro Aponense y Pablo Egina, opinaron lo
contrario.
Segn Ben avi des, haciendo uso de esta cura, el azogue se
eliminaba, como hemos dicho, por la heces y por la orina; hay
hombre que orina treinta y cuarenta veces, y tanto hiede que no
hay ninguna persona que sufra el hedor de la orina279. Es decir,
que reconoca una especie de absorcin, una distribucin para
abrir paso a otros medicamentos y una eliminaci6n280 . No podemos deducir el tipo de compuesto de mercurio que se usaba o en
el que se converta el metal durante el proceso de preparacin
descrito por Arias. S610 sabemos que el azogue unido a la manteca
no sulele hacer nada extra corpus, si bien las fricciones repetidas
enrojecen algo la piel debido quizs al enranzamiento de la grasa,
pudindose presentarse eritemas y vesculas 281 .
La absorci6n del mercurio por la piel ha sido siempre objeto de
debate. Segn Armand Rabuteau282 , farmac610go francs de la
segunda mitad del siglo XIX, cuando el metal se une a un cuerpo
graso se debe a que, tras evaporarse, atraviesa la barrera epitelial.
Esto mismo sucede -seala- cuando se somete a los sifilticos al
vapor de cinabrio en estufas en las que la cabeza queda fuera. Otros
autores, en cambio, se inclinaron por las hiptesis que explicaban su
absorcin por va respiratoria. Despus se demostr6 que las dos
interpretaciones eran ciertas, si bien los ungentos deban adminis279 ARIAS

BENAVIDES, P. (1567),78r.
la precisin de que es buena seftal que la orina se vea
turbia, porque es indicio de que se cura la enfermedad. En cambio, en otras
afecciones ocurre lo contrario.
281 PESET CERVERA, V. (1905-1906), vo1.2, p.153.
282RABUTEAU, A (1872), p.192-209.
280 En este sentido hace

132

trase en forma de fricciones aplicadas con rudeza. Antoine Merget283,


Frbringery Edmond Foumier284 hicieron experimentos al respecto
y observaron que a las pocas horas apareca metal en la orina. MIler
y Antoine Rmond285 , por su cuenta, demostraron tambin que un
sl.\ieto expuesto a vapores de mercurio en un local cerrado eliminaba
por va renal cantidades respetables del mismo y, lo que es ms
importante, que los enfermos mejoraban ostensiblemente.
Durante el presente siglo286 la cura mediante fricciones consista
en introducir diariamente unos 3 a 5 gramos del lquido metal
durante periodos de 20, 30 o 40 das en distintas zonas del cuerpo
para evitar irritaciones. Al poco tiempo se observaba la eliminacin
de aquel por orina, que poda prolongarse hasta meses despus de
dar por finalizada la cura. A este procedimiento se le considero poco
txico a pesar de no poder controlar con exactitud las dosis absorbidas. Al principio este tratamiento y otros similares se realizaban en
los periodos floridos de la enfermedad o cuando haba algn signo
evidente de la misma. Ms tarde, la reaccin de Wassermannn
lleg a constituir un elemento de gran valor. A partir de entonces
empezaron a hacerse curas crnico-intermitentes (mtodo de
Fournier), que buscaba someter al organismo durante varios aos
a la accin del mercurio.
No nos explicamos, en cambio, la fuerte diuresis reseada por
Benavides que poda deberse al uso de plantas con accin diurtica
fuerte que, unido a los sudorficos, colaborara a la eliminacin del
metal por las otras Vas habituales. Sabemos que en el siglo XVIII los
mdicos se dieron cuenta del extraordinario poder diurtico de los
283 Hemos podido localizar algunos de sus trabajos: ..Sur l'action toxique des
vapeurs mercurielles, Bordeallx Soco Sci.M~m., 2, 28-29, 1886; .Action des
vapeurs mercurielles sur l'conomie, Bordeaux Soc.Sci,M~m., 4, 97-337, 1888;
Mercure et mercuriaux. Bordeaux, impr. de G. Gounouilhov, 1882; Mercure,
action physiologique, toxiqlle et ~rapeutiqlle. Bourdeaux-Paris, Librairies
associs, 1894.
284 FOURNIER, E. (1898).
285 Vase su trabajo Notes pour servir li l'tude de l'action du mercure sur
l'organismell.Ann. de Dermatol., 9, 158-161,1888.
286Vase al respecto: BRUNTON, L. (1905), p.635-638; COMBY, J. (1905),
p.695-700; FOURNIER, Ed. (1898); MANQUAT, A(trad.espaola de la 5' ed.
francesa), p. 176-200; PESET CERVERA, V. (1906), p. 146-179; E. POULSON
(1931), p. 556-572; VELAZQUEZ, L. (1931), p. 290-321.

133

calomelanos (cloruro de mercurio). Administrado por va oral, rectal,


o mejor an, por la parenteral, ejercen rpidamente su accin
aumentando la excrecin de sodio y cloruro por disminucin de la
reabsorcin tubular de los mismos. Por consiguiente, la eliminacin
de agua y el aumento de volumen urinario producido es secundario
a la excrecin de electrolitos287
Volviendo al tratamiento propuesto por Benavides, al segundo da
sangraba del brazo derecho una cantidad equivalente a cuatro o cinco
onzas si era necesario. Segua despus un lavatorio de aguamiel y un
poco de vinagre rosado. Si haba malicia se usaba agua de 11 antn288 ,
miel rosada y ungento egipciaco289 Segua la cura290 aadiendo
otros tres ungentos: una onza de ccmaciet6n,)291, otra de ccaragn,)292
y otra de dialte8)293, que mantena juntos por espacio de dos das,
tras lo cual (en las siguientes jornadas) agregaba cuatro onzas de
ceniza de sarmientos, media de almciga294 , media de incienso, una
de clavo y otra de canela. Echaba despus aceite de bayas y de
manzanilla295 (una onza de cada uno) y aceite de ladrillos (tres
onzas); para hombres bien fornidos pona una onza de euforbio296 El
primer da untaba los brazos, las piernas y las ingles; el segundo, la
287 LlTTER,

288 Plantago

M. (1975), p.276.

majar L. Planta de propiedades astringentes, antiinflamatoria,


cicatrizante, etc.
289El ungento egipciaco se compona de alumbre (sulfato alumnico potsico).
vinagre, flor de cobre o cardenillo y miel.
290No hemos podido precisar si este tratamiento sustituye al anterior o se
una a l.
291 Llamado por Calvo marcietn, que se elaboraba en las boticas, para
desopilar el estmago, hgado y bazo y contra el dolor. Sola mezclarse tambin
con dialteas. No hemos encontrado la f<Snnula.
292 Este ungento llevaba gran cantidad de componentes; en tomo a los
vinticinco. Entre los distintos simples estaban la ruda, el euforbio, la nafta.
laurel, petroleo, pelitre, aceite, cera, etc.
293 Se compone de linaza, alhobas, aceite, cebolla albarrana, pez griega, resina,
trementina, galbano, goma, yedra y raices de malvavisco. Serva para quitar el
dolor; la dialtea ablandaba las durezas.
294 Resina que exuda de las incisiones de la corteza de laPisl.acea lentiscus L.
Se emple como masticatorio, como astringente y estimulante. Mezclada con
ter forma una especie de cemento para tapar las caries.
295 Elaborado bsicamente con manzanilla y aceite com\1n.
296 Gomorresina que se obtiene de plantas de la especie EuphorbiaresiniferaBerg.

134

barriga desde el ombligo hacia abtVo evitando el estmago, bazo e


hgado; el tercero y siguientes segn el criterio que obtuviera de la
evolucin del mal. Durante todo este tiempo ordenaba no cambiar las
sbanas y la cama del enfermo. Tambin seala que el azogue es
venenoso y por eso haba que utilizar la cantidad mnima necesaria
para guiar y abrir las vas por donde ...pasen las medicinas, y la
verdadera cura ha de ser con medicinas benditas y que no tengan
violenci8297. El humor se va evacuando por la orina y por las
cmaras y advierte que no debe asustarse el mdico si ve sangre en
las deposiciones, pues procede de las venas hemorroidales298. Aparte
de retirarles el vino, les recomienda a sus pacientes que tomen caldos
hechos con aves y carneros, que coman carne y huevos frescos, en
todas las comidas. Retiraba la cura cuando el paciente orinaba y
defecaba abundantemente. Aade aqu un comentario relativo a que
el cirujano no debe asustarse cuando vea sangre en las cmaras;
dice que se debe a que sale por las hemorroides, venas que proceden
directamente de hgado y evacuan todo el humor melanclico. Esto
es evidente cuando por la orina se echa mucho epostasis, que indica
que el hgado se est limpiando. Por ltimo diremos que Benavides
recomienda hacer este tratamiento en tiempo fro y no en caliente,
[porque] los poros estn relajados y abiertos y juntamente con el humor
se sale la virtud, y desOaquece la naturaleza en demasa, tanto que an
despus no tiene fuerzas para obrar, y expeler lo que quecbb).299
b) Tratamiento del morbo glico cuando predomina el humor
flemtico
Segn Benavides se sabe enseguida cuando predomina el humor
flemtico en un enfermo afectado de morbo glico porque las
seales son inconfundibles. La flema es gruesa y se deposita en las
(~unturas o articulaciones y en los huesos en tal cantidad que, a
veces, llegan a corromperlos. Los dolores son muy acusados. Este tipo
de enfermedad es rebelde a la curacin, pero tiene mejor pronstico
297 ARIAS

BENAVIDES, P. (1567), 67v.

Cita a este propsito el aforismo 12 de la seccin sexta (aunque la


numeracin parece que est equivocada), de Hip6crates: A diutumis sanato
he11W"hoidibus, si una qU8!piam non servatur, periculum est hydropem, vel
tabem advenire ( Quien se ha recuperado de hemorroides crnicas, si no se
conserva una, corre el riesgo de que le sobrevenga una hidropesa o una tisis).
298

299 ARIAS

BENAVIDES, P. (1567), 68v.

135

-dice- cuando no hay tolondrones300 o bultos, y vomitan buena


cantidad por boca cuando se les aplica la uncin mencionada en el
apartado anterior. Dioo que tiene preferencia por los hombres blanc0s30 1
Para el tratamiento se debe obrar en consecuencia, es decir, usar
jarabes desticados.) y de fumarla, y purgar con pldoras ftidas.) y
fumarias. A la uncin se aade una dragma de euforbio y otra de
solimn, con el fin de avivarla. El euforbio es una gomorresina que
se obtiene por incisin de la Euphorbia resinifera Berg., procedente
de la zona de Marruecos con efectos irritantes. Tambin se empleaba
como rubefaciente y estornutatorio. El solimn, en cambio, es una sal
inorgnica soluble compuesta de cloruro mercrico302 , con un contenido en mercurio del 73 % aproximadamente. Tiene poder antisptico, ms bien, bacteriosttico; el in mercrico precipita las proteinas
bacterianas. Es irritante y si se absorbe, es altamente txico. El
efecto local es variable segn la concentracin; pueden llegar a
producir eritemas, erupciones vesiculosas y an flictenas. Si llega a
sangre se combina con las proteinas del plasma y se distribuye por
todos los rganos. Se elimina por el rin, un 10 % 10 hace por el colon
y una pequea parte por la saliba303 A propsto de esta ltima va,
Benavides dice que a los dos das debe el enfermo ponerse un anillo
de oro en la boca con el fin de que el azogue que se elimine por all no
corroa los dientes. El tema de la estomatitis producida por el
mercurio fue tambin un tema muy debatido durante las ltimas
dcadas del siglo XIX304. Vemos que en este mtodo inclua una sal
inorgnica con un grado de solubilidad alto, que deba estar favorecido por el empleo de sustancias que producan alteracin de la
300 El tnnino tolondrn se usaba para designar a un bulto o chichn que
surga en alguna parte del cuerpo, espeialmente en la cabeza.
SOl Este dato, que se repite ms adelante, apoya las teoras que defienden la
presencia de varios cuadros clnicos causados por el treponema, siendo menos
grave el que afcetaba a los indgenas.
302 Desde el siglo VIII ;;e obtena por sublimacin de mercurio con vitriolo de
hierro, alumbre. sal comn y nitro.
303 Vase PESET CERVERA, V. (l905-1906). 11. p. 147, 192; SCHMIDT. E.
(l911). m. 1046-1117; POULSSON. (l931), p .565; LITrER, M. (l975). p.276277 y 518-519; GISBERT CALABillG, J.A. (l9891). p. 719-727, VELZAQUEZ,
L. (1930), vol.1, p. 290-321.
304 Vanse al respecto las opiniones de A. MANQUAT (s.a.). vol. 2, p.176-200.

136

barrera drmica o por la simple presencia de heridas. Sabemos305


que, una vez atravesada la dermis, el metal se une por igual a las
proteinas plasmticas y a los glbulos rojos. Se acumula con preferencia en los riones; el in Hg++ se deposita en los liposomas,
mitocondrias y membranas epiteliales. Otra parte importante se fija
en la metalotionena, proteina de bajo peso molecular, que desempea un papel protector. Cuando se sobrepasa su capacidad para fijar,
aparece el dao renal.
En ninguno de los dos casos ha hablado Benavides de las veces que
aplicaba los ungentos y del empleo por via oral del mercurio que
parece que, ya en esta poca, algunos empezaron a utilizar. Por esta
tcnica o mediante fricciones, fumigaciones y vapores, no es raro que
se prodlijeran efectos indeseables e intoxicaciones graves si no se
tomaban las debidas precauciones. Los enfermos sufran estomatitis
dolorosas; el aparato digestivo se alteraba con frecuencia y disminua
el apetito y la ingesta; aparecan vrtigos, temblores y otras manifestaciones neurolgicas asociadas a un sndrome renal306 Todo esto
hizo que hubiera detractores muy enrgicos en contra del uso del
mercurio. Sin embargo, los tratamientos de Benavides parece que
eran muy suaves a la vista de lo estudiado.
c) Causas, seales, pronstico y cura de las llagas que se producen
en el morbo glico
Para empezar, conviene recordar qu se entenda por llaga en esta
poca. La definan como una solucin de continuidad fresca, sangrienta, sin materia, en partes camosas307 Su causa en los enfermos
de morbo glico)) -seala Benavides-- es la contagiosidad y los
malos humores que asientan en las mencionada alteraciones
dermatolgicas. Puede estar refirindose a cualquiera de las lesiones
del periodo secundario o terciario con estas caractersticas. Segn l
la curacin es bastante dificil y, a veces, incluso peJjudicial. Al
cerrarlas el humor corrosivo que por all se evacuaba se queda en el
305GISBERT CALABUIG, JA (1991), p.719-727. Vase tambin LITrE&,
M., (1975)p.275-298. Muy interesante es el captulo correspondiente en
RABUTEAU, A. (1876), voll, p.152-181.
306GISBERT CALABtnG, JA (1991), p.723-727.
307 Definici6n tomada de CALVO,J. (1580). Si se daba en los huesos se llamaba
fractura; en el msculo, herida; en las membranas, ruptura; en el nervio, pasmo;
y en los ligamentos, opopasmo.

137

interior del organismo. Por tanto, es menester que se purgue y se sangre


el cuerpo segn el lugar del cuerpo donde asiente la llaga. Para digerir el
mal humor recomienda como es habitual el uso dejarabe de bolTajas y
de palomilla; despus se purga con confecciones deamech). yelectuario308
indio>. Ordenaba despus ocho o diez das de reposo.
El tratamiento local consista en aplicar unas hilas secas impregnadas con un poco de ungento amariUo). o blanco y una pequea
cantidad de litargirio o protxido de plomo semivitrificado por el
fuego. Este compuesto de plomo aplicado sobre la piel y mucosas obra
como un astringente enrgico; se secan las heridas y se favorece la
granulacion. Si bien se han empleado sales ms adecuadas, como el
acetato, este metal se ha venido utilizando hasta la actualidad en las
contusiones sin heridas, en inflamaciones articulares agudas,
inflamaciones crnicas de las mucosas, blenorragia yen la vaginitis.
El xido de plomo ha sido un medicamento de gran valor en el
tratamiento del eczema crnico309
La cura debe proseguir segn Benavides, con la sangra correspondiente y tres das de uncin mercurial normalizada o estandar. Los
pacientes deben guardar cama por periodo de una a dos semanas tras
10 cual ya pueden salir a la calle. Ms que nunca -dice-- hay que
prohibirles que beban vino, precepto que han de cumplir; al respecto
cita el primer aforismo de Hipcrates310
d) Causas, seales y curacin de los <<tolondrones que aparecen en
el morbo glicol>

Al hablar de tolondrones posiblemente Benavides se referia a las


lesiones gomosas del periodo terciario. Eran perfectamente
reconocibles y la mayor parte de las veces se localizaban en la cabeza.
La causa eran los humores corrompidos que asentaban y corrompan
los huesos hacindolos jivosos. Tambin poda deberse, segn l, a
308 Gnero de confeccin medicinal que se hace con diferentes simples, con miel
o azcar, formando una especie de conserva de la consistencia de la miel.
309POULSSON, E. (1931), p.596-597.
310 eVita brevis, ars longa, occasio praeceps, experimentum periculosum,
judicium difficile. Nec solum se ipsum prlU!Stare oportet opportuna facientem,
sed et aegrum, et assidentes, et exteriora. (<<La vida es corta, la ciencia larga, la
ocasin pronta, el experimento engaoso, y el juicio difcil. Y no podr el mdico
por s solo salir airoso en la curacin de una enfermedad, si no le favorece por otra
parte el enfermo, los asistentes y los agentes exteriores).

138

la contagiosidad. Vuelve a insistir en el hecho de que se dan con ms


frecuencia en los hombres blancos. Despus de esta precis6n, podramos pensar en una forma de sfilis ms virulenta en los europeos
y una ms atenuada en los indgenas?
Respecto de la curaci6n recomendaba que se obrara de la siguiente
manera. En primer lugar digera, como siempre, el mal humor con
jarabe de borrajas y de palomilla. Despus sangraba y purgaba con
pldoras cochias y fumarlas si el humor era sutil, o con pldoras
agrias y fumarlas, en caso contrarlo. El tratamiento local consista en poner un parche de diaqui16n amoniacad0311 y me1iloto312.
Ordena asimismo hacer una planchita agujereada de plomo para
ponerla bien sqjetaencima de lalesi6n. No est dems-dice-darle
al enfermo que beba agua de zarzaparrilla. Si con esto no se cura hay
que recurrir a la obra manual. Se hace una incisi6n en forma de T,)
en el tolondrn. Con los dedos se separa el perlcrneo del crneo y se
ponen lechinos o clavos de hilos impregnados con clara de huevo
batida con aceite rosado sobre las cortaduras. Se mantiene abierto
durante algn tiempo para poder realizar las curas a base de
digestivos (yema de huevo, trementina, azafrn molido y aceite
rosado) y legrar la corrupci6n del crneo o los tejidos muertos:
Yo he visto muchas veces, que donde est la corrupcin est un
huesezuelo redondo, a manera de garbanzo medio despegado del
crneo, que penetra ambas tablas, y echndole la legra para raer
el casco, sale luego muy fcilmente, como cosa distinta y apartada, y descubre debajo la duramadre313.
311 Emplastro amoniacado. Se denominaba diaquiln porque se haca a base
de zumos y de babazas. Haba de tres clases: el mayor, el menor y el amoniacado.
Este ltimo tena la misma frmula que el mayor (almciga, aceite de lino, aceite
de manzanilla, aceite de eneldo, babazas de lino, babazas de alholbas, babazas
de higos grasos y pasas, zumo de lirio y de cebolla, hisopo, cola pez, trementina,
resina de pino y cera amarilla) al que se le agregaba bdelio, sagapeno y amonaco
para aumentar su efecto. Se usaba para ablandar durezas, resolver y madurar
encordios, escirros, etc. Falopio aada a veces enjundia de gallina. El Bdelio o
bedelio es una gomorresina que se obtiene del Balsamodendron mukul L. o del
Balsamodendron africanlls L. El sagapeno es una gomorresina extraida de una
umbelfera del Irn. La goma amonaco se obtiene tambin de las umbelferas
prsicas Dorema auckeri Boissier y Dorema ammoniacum Dom.
312 Melilotus officinale Medikus. Por va externa es astringente y
antiintlamatorio.
313 ARIAS BENAVIDES, P. (1567), 93r.

139

Benavides afirma que la herida cicatriza y cura en unos cuarenta


das. Una vez digerida la mala materia y la llaga est limpia, se pasa
a mundificar y cicatrizar. Para ello recomienda el empleo de polvos
capitales del tipo sangre de drago, inciens0314 y almciga315)) y polvos
de lili0316 , sarcocola317 y mirra318 Todos estos productos poseen
caractensticas y propiedades semejantes.
A continuacin Benavides dedica un captulo que titula, De la
opinin que han tenido algunos mdicos de Indias, y el Maestro Isla,
mdico del Rey de Portugal, que no se cure esta enfermedad dentro de
un ao, y la contradiccin de ello que pone el auto,.,>. Frente a esto, l
es de la opinin de que la llaga que tarda en curarse es dificil que
cicatrice. Su experiencia le ha demostrado -dice-, que si las cura
cuando todava no han arraigado y el enfermo se guarda de los
excesos, cicatrizan y sanan bastante bien. Este hecho apoya una vez
ms la idea de que nuestro cirujano era un claro intervencionista.
e) Curacin de la flema salada
En este captulo Benavides se refiere a una lesin caracterstica o
a una forma de presentacin del morbo glico. La causa vueleve a
ser, una vez ms, la flema. Este humor, de naturaleza fra y hmeda,
se forma principalmente en el estmago ysu produccin se favorecese
con la ingesta de alimentos de las mismas caractersticas -frios y
hmedos-o Se sabe que predomina por la aparicin de
resquebrajaduras y de grietas en las palmas de las manos y en los
pies. Ms raro es que se localicen en la cara y en el abdomen, y esto
se debe con frecuencia segn dice, a los tratamientos en los que se han
empleado medicamentos recios y casticos como el solimn319 Posiblemente tal como hemos indicado antes, se trate de las lesiones
maculopapulosas que aparecen como manifestaciones dermatolgicas
despus que las espiroquetas hayan pasado de los ganglios al
314 Se obtena de varias epecies del gnero Boswelia (terebintceas), generalemnte
de la B.crJro!rii Birdw., B. bahu-dajiann, Birdw., y B.papyrifera Rich.
316 Se obtienen del Pistada lentiscus L., rbol del archipilago griego.
316Posiblemente de la azuzena o LUium candidum L., con propiedades emolientes.
317 Licor de un rbol de Persia, que se usaba en al tratamiento de las heridas.
318 Licor gomoso y oloroso que se extrae de rboles de la familia de las
burserceas y del gnero Balsam.odendron.
319 ARIAS BENAVIDES, P. (1567), 97r-98r.

140

torrente sanguneo diseminndose por todo el organism032o Flema


salada" figura tambin en el texto del cirujano Francisco Daz, del
que Riera opina que es de los primeros que mencionan a Paracelso y
que ciertas expresiones como sta no concuerdan del todo con los
habituales esquemas del galenismo renacentista321 Nosotros no
nos atrevemos a afirmar lo mismo respecto de Benavides. Creemos que le pone el calificativo de salada por la semejanza de las
descamaciones con la sal. .
Las causas del exceso de flema las atribuye Benavides a las malas
comidas que calientan el hgado o engruesan el bazo, o a la corrupcin
de la sangre en el mismo hgado. Esta situacin se da, tal como l
aprecia, en sujetos que beben vino en abundancia y comen salazones
y muchas especias. Seala, por ltimo, el contagio como otro posible
origen322 El pron6stico es bueno en los jvenes porque suelen seguir
las indicaciones de sus mdicos o cirujanos. Malo es para los viejos si
continuan llevando un mal regimiento323
En cuanto a la cura avisa de que es difcil que concluya con buenos
resultados, y muchas veces 10 nico que puede hacerse es paliar los
sntomas de los pacientes. Esto se debe a que se encuentran implicados muchos humores y cuando se trata de corregir uno se perjudica
al otro. En primer lugar, como siempre, ordena la vida al enfermo y
le prohibe que coma pescados, productos salados, vinagres, especias,
cosas agrias como limas y naranjas, etctera Corrige asimismo los
accidentes con sangras y purgas. Administra agua de zarza simple
y al da siguiente da jarabe de borrajas y oximelis (miel con vinagre
blanco), para disolver los malos humores, y pulpa de caafstola para
purgarlos. Transcurridos dos o tres das procede a dar las unciones
mercuriales que desarraigaban no solo la melancola y la flema sino
que tambin ejercen acci6n sobre la c61era324

32Posiblemente en algunos casos era la manifestacin de la enfermedad pero,


en otros, podra tratarse de alteraciones iatrognicas producidas por un exceso
de cloruro mercrico o sublimado.
321 RIERA, J. (1967), p.23.
322 ARIAS BENAVIDES, P. (1567),98.
323 ARIAS BENAVIDES, P. (1567), 98v-99v.
324 ARIAS BENAVIDES, P. (1567), loor-103.

141

Acerca del agua de palo mezclada con zarzaparrilla


A lo largo de la obra de Los Secretos de Chirurgia hemos podido
observar que Benavides no es demasiado partidario del uso del
guayaco o palo santo, pero como sabe que muchos mdicos y cirujanos
los emplean, en este captulo ofrece sus opiniones al respecto, o mejor
dicho, la forma en que l elabora las medicinas con estos productos.
Recomienda poner a remojo durante dos horas las raices de la
planta para que pierdan amargor y malicia. Se cambia el agua y
permanecen all otras seis horas. Despus se echa media libra de palo
y se deja hervir a fuego lento hasta que el lquido menge a la tercera
parte. En lo que sobre, se echan tres onzas de zarzaparrilla y se deja
hervir de nuevo hasta que mengue de la misma forma. La espuma
que se forma se puede usar para lavar las llagas del enfermo si estas
existen. Del lquido resultante se le da a beber al enfermo por la
mafiana y por la noche. El resto del da puede beber agua que se hace
a partir del palo que se ha empleado en la primera coccin. La
finalidad primordial del empleo de estas aguas es ]ograr]a sudoracin325
No obstante, oomo hemos advertido en otros lugares, este tratamiento
sera ooadyuvante del principal a base de azogue o mercurio.
Los abusos en el uso del azogue oont1'8 ]a sfilis fueron tan frecuentes
que lleg a tener muchos detractores que prefirieron sustancias ms
suaves y ms acordes con las doctrinas galnicas. El uso del guayaco,
de la zarzaparriUa y de otros sudorficos fue decayendo con e] tiempo.
La cura a base de mercurio se mantuvo hasta la aparicin de
frmacos realmente eficaces, pero su forma de administracin evolucion hasta normalizarse en la segunda mitad del siglo XIX. En las
primeras dcadas de la presente centuria los mdicos afirmaron que
este metal influa en todos los periodos de la enfermedad; la reaccin
de Wassermann se haca negativa despus de aplicar una cura
suficiente. Cuando se descubri la espiroqueta Uegaron a creer que
el metal actuaba directamente sobre el germen hasta destruirlo. Las
experiencias Uevadas a cabo inmediatamente negaron a desmentir
con rapidez esta afirmacin. El tratamiento consista en curas
frecuentes al principio y se continuaba decreciendo la intensidad de
las mismas a 10 largo de cuatro o cinco afios.
325 ARIAS

142

BENAVIDES, P. (1567), l03r-105v.

Si la actividad teraputica con mercurio en los tiempos ms


recientes est poco estudiada, los acercamientos a tales hbitos en el
siglo XVI son todava ms raros. A este hecho habra que aadir la
escasez de trabajos sobre el resto de productos que se empleaban, el
conocimiento exacto de lo que fue el ccmorbo glico y enfermedades
satlites, y un sin fin de dificultades entre las que destacan las
derivadas de proyectar nuestra ciencia mdica actual sobre la
medicina de entonces. A pesar de esto, despus de estudiar el texto
de Benavides, podemos ofrecer una serie de afirmaciones: el empleo
del mercurio debi frenar en muchas ocasiones por un determinado
espacio de tiempo el desarrollo de la enfermedad o de alguno de sus
sntomas; el uso de ungentos a base de plantas y minerales con
propiedades desinfectantes, mundificantes y cicatrizantes ayudaran a resolver las lesiones externas; el control alimenticio, el reposo
y el conjunto de reglas que conocemos bajo el epgrafe de ccdiettica
favoreceran el aumento de las defensas del individuo; no menos
importante debi ser la obra manual del cirl.\ano, imprescindible
para resolver lesiones rebeldes a cualquier tipo de tratamiento, como
los gomas, as como contribuir a una mayor calidad de vida del
enfermo. Hemos de tener en cuenta, sin embargo, que estos resultados fueron para ellos tan reales como lo pueden ser para nosotros pero
la explicaci6n de los mismos es completamente diferente. A ttulo de
ejemplo merece ser recordado aqu el hecho de que Benavides emple6
el mercurio para abrir y guiar a las causas de la enfermedad hasta
su expulsin del cuerpo por las heces y la orina.

143

OTRAS ENFERMEDADES QUIRURGICAS SIN


RELACION CON EL ((MORBO GLICO~~

En general el contenido de las obras de los cirujanos espaoles del


siglo XVI incluye aspectos generales y te6ricos sobre la ciruga y el
quehacer quirrgicos, lecciones sobre simples y antidotarios, y
expuestas de forma pormenorizada, las enfermedades cuyo tratamiento les concerna directamente. Estas eran los apostemas, las
llagas y las lceras. El trmino apostema o tumor, engloba un gran
nmero de procesos de causas muy dispares y que hoy estn perfectamente individualizadas. Consideraban a las lceras o llagas viejas
como soluciones de continuidad en la carne con ciertas disposiciones
que impedan su cicatrizaci6n y, por tanto, la curaci6n. Por ltimo,
las heridas o llagas frescas, solan recibir por parte de los ci~anos
una atencin ms minuciosa. Es quizs el captulo en el que la ciruga
espaola renacentista ms contribuciones aport.
Despus de haber abordado el tema del morbo glico)~, Benavides
reune al final de la obra, informacin sobre un reducido nmero de
procesos quirrgicos, basndose en su propia experiencia. En principio no hay ningn criterio de selecci6n. Tres de ellos despertaron
mucha polmica en su poca: el tratamiento de las fracturas craneales,
las heridas de la verga, y las heridas de las manos que implican
cortamiento de nervios y ligamentos. Otro se refiere a la mirarchi~~,
un proceso morboso abdominal de dificil curaci6n. Tambin se ocupa
de una enfermedad que deba ser bastante frecuente, la oftalma,
de las heridas de la trquea, y de los lamparones. Para acabar dedica
dos breves captulos a divulgar una forma de enmasacarar los polvos
de Juan de Vigo, una frmula para curar las llagas de la boca y la
manera que tienen en las Indias de tratar las caidas.
La forma de desarrollar y exponer cada uno de los captulos antes
mencionados es muy desigual. Esto no puede interpretarse como un

145

factor negativo de la obra porque el propio Arias dice repetidas veces


que l solo pretende escribir 10 que ha experimentado en cada uno de
estos casos. Por tanto, se supone que muchas cosas son conocidas por
el lector y no puede exigirse la precisin que tienen otros textos
quirrgicos sistemticos.

De la ccmirrarchia: Causas, diagnstico, pronstico y


tratamiento
El motivo por el que aborda esta enfermedad es dar a conocer la
manera que tienen en las Indias de curarla. Su localizacin es el
mirraque)) o,
tela nerviosa, y que tiene comunicacin con el cerebro, como
todas las pasiones nerviosas, y como aquella tela est encarcelada, y el humor que all se encarcela, es rebelde, y grueso, y las
purgas no llegan all, ni menos el por su grosedad, no va bien a
obedecer al estmago el humor, y si algo va, es 10 sutil, y qudase
10 pesado y grueso)326
Hemos encontrado el trmino ccmyrrac), en el texto de Fragos0327.
Nos dice que procede del rabe y que se corresponde con la tela
carnosa que envuelve al abdomen. Mondino de Luzzi, en el siglo XIV,
distingue entre ccmyrach o pared abdominal, <csyphac)) o peritoneo y
<czirbus)) u omento. Benavides seala, adems, que la enfermedad
que asienta en esta parte es muy dolorosa, y que las medicinas que
se aplican externamente en la piel no penetran ni hacen ningn
efecto. Respecto de las seales dice que no las hay ni exteriores ni
interiores, y quin mejor nos puede ayudar a reconocerla es el propio
enfermo cuando describe el tipo de dolores que tiene328.
La causa -apunta- son los humores flemticos y melanclicos, y
las personas que tienen esta complexin estn ms dispuestos a
padecerla. Entre estos pone como ejemplo a los religiosos, que pasan
326 ARIAS

BENAVIDES, P. (1567), l06v.


FRAGOSO, J. (1666), p.5.
328 ARIAS BENAVIDES, P. (1567), 106v-107v.

327

146

mucho tiempo sentados e inactivos, y a los estreidos, a causa de la


vecindad de los intestinos con el mirraque329.
Respecto del pronstico se muestra muy pesimista. 86]0 ha logrado
xitos cuando aplica el mtodo de curar que aprendi en Amrica.
Primero menciona las recomendaciones de tipo general, entre las que
figuran guardarse de las comidas que engendren humores melanclicos o flemticos. En segundo lugar, como siempre, sangras. En
tercero, durante seis u ocho das debe administrrsele al paciente
jarabes a base de fumarla para digerir los malos humores y purgarlos
despus con pldoras fumarias y fti4as, junto con escamonea330
preparada. Si esto no da buen resultado, ordena coger una olla de
a~umbre y medio y cocer en ella una onza de zarzaparrilla, con media
de sen331 y de polipodio332 Debe hervir hasta que quede reducido el
lquido a la cuarta parte. De esta agua debe beber el enfermo por
espacio de quince o veinte das. Despus, en presencia del mdico, el
cirujano debe:
sealar con la pluma mojada en tinta alrededor del estmago, tres
corros del tamao de la seal de al margen, e irse hacia el bazo, que
es en el lado izquierdo, debajo de las costillas de dicho lado, de trecho
a trecho, sealando otros dos corros alrededor de ombligo, hacia el
hgado; otros dos desvindose del dicho hgado, y aten al enfermo
muy bien atado ...
. A continuacin se coge un cauterio del tamao del crculo cuya
figura est al margen, y se aplican en el lugar donde estn las marcas
dibl.\iadas, sin llegar a penetrar. Ms tarde se pone manteca de vaca
yal da siguiente un digestivo a base de trementina y huevo con aceite
rosado o de manzanilla. Por estos poros que hace el cinijano -dice
Benavides- sale el mal humor que est encarcelado. Una vez se
expele el humor -seala- es conveniente ir cerrando las heridas.
329 ARIAS

BENAVIDES, P. (1567), 107v-108r.

del Convulvulus scamonia L. Se usaba


tambin una falsa escamonea, que proceda de la especia Cynanchum acutum
L. Ambas tienen un efecto purgante.
331 Se trata de la Cassia obovata Colladon. Tiene propiedades purgantes y
sigue emplendose con frecuencia en la medicina popular.
332 Se trata del Polypodium vulgare L. El rizoma de este helecho tiene
propiedades purgantes suaves.
330 Gomorresina que procede de la raz

147

Para ello recomienda el uso de hilas secas con ungento de minio333


por encima334
El cuadro clnico descrito por Arias no es lo suficientemente preciso
como para aventurar hiptesis sobre el tipo de afeccin o afecciones
a las que se refiere. Los problemas que se pueden presentar en la
regin abdominal son mltiples, si bien podemos pensar que habla
de la patologa de los epiplones o del peritoneo, donde el dolor es uno
de los sntomas predominantes. No nos dice nada sobre otros signos
como pudieran ser la fiebre, los vmitos o de aquellos que derivan de
los transtornos hidroelectrolticos que se producen. En la actualidad
el tratamiento de la peritonistis, por ejemplo, es uno de los campos
donde ms se ha progresado. Se busca establecer una reanimacin
activa (reposo del tubo digestivo, postura del enfermo en la cama,
cobertura antibitica, regulacin del equilibrio electroltico, etctera) por un lado, y por el otro, encontrar el momento oportuno para
realizar la intervencin quirrgica. A travs de la obra manual se
intenta resolver la causa y evacuar el lquido acumulado en los
hipocondrios y en el saco de Douglas. No podemos saber con exactitud
si mediante su tratamiento Arias proceda a extraer los lquidos. Los
riesgos de extender la infeccin deban ser altos y por l sabemos que
el pronstico en este tipo de enfermedades era funesto.

Enfermedades de la verga
Entre los distintos epgrafes de las obras de los cirujanos del siglo
XVI se encontraban los consagrados a tratar de los apostemas, las
llagas y las lceras del pene o verga. Aparece sin embargo, una nueva
enfermedad que no era abordada por los tratadistas anteriores,
hecho del que fueron conscientes muchos autores como Juan Calvo335 , quien dice que este padecimiento es de reciente aparicin.).
Para l carnosidad y callo no se distinguen, segn la esencia, sino
por razn de ms y menos~). Para Francisco Daz, autor de un tratado
333 Oxido

de plomo.
BENAVIDES, P. (1567), l08v-l12v.
335 CALVO, J. (1674), p.336.
334 ARIAS

148

que se considera como el punto de partida de la urologa moderna, la


carnosidad es:
excrecencia de carne, ms de lo que segn naturaleza en una
parte se requiere, y poniendo un claro ejemplo, para que mejor se
pueda entender: es como cuando hay una herida en la cual la
naturaleza comienza a encamar, y crece tanto, que solemos usar
del alumbre quemado para que se coma aquella carne
suprflua336
Como afirma Riera337, la patologa renacentista acept la veracidad de esta hiptesis que fue superada con los avances de la
exploracin anatomopatolgica de los enfermos muertos por esta
afeccin. Por ejemplo, el propio Daz, que estudi anatoma en
Valencia y medicina en Alcal, lleg a practicar varias autopsias. Las
definiciones de las carnosidades no se basan en los sntomas sino en
la descripcin de la propia lesin.
El cuadro clnico estaba presidido por los problemas de retencin de
orina. Calvo, por ejemplo, realiz una excelente descripcin del mismo:
el enfermo no mea tan libremente como sola. El segundo, mear
con mucha fuerza poco a poco. El tercero, que acabando de mear,
de all a poco tiempo tiene otra vez gana. El cuarto es que a lo
mejor que orinar se les suprime, y tapa la orina, y con esta seal
conocemos que no solo hay canosidad, ms an que no est muy
adentro. El quinto, salir el hilo de la orina muy delgado y torcido
como dos hilos. El sexto es propio de los que tienen carnosidades
ir goteando la orina sin poderla contener, porque la facultad
retentrice de los msculos est muy flaca, y no pueden retener la
orina, y as se vacolando, y saliendo poco a poco la parte ms sutil,
y clara de ella. Y tambin que teniendo carnosidad en la va, de
una vez no puede salir toda la cantidad que se recoge e la vejiga,
y as son forzados a orinar muy a menudo. El septimo es, los que
tienen estas carnosidades cuando tienen parte con mujer, no
pueden echar libremente el semen en el tero ... Sobre todas estas
seales hay otra certsima, y verdadera que se toma del sentido
del tacto, y es si poniendo una candela de cera por la va, del
largor de doce dedos, hallaremos impedimento habiendo prece336 DIAZ,

F. (1588), p.199-200.
J. (1967), p.13-61.

337 RIERA,

149

dido alguno de los antedichos accidentes y gonorrea, es cierto que


es carnosidad, o callosidad338.
Hemos traido aqu esta descripcin por ser representativa de la
importancia que se concede a la observacin detallada, que puede
proporcionar valiosos datos sobre la gravedad del mal, localizacin,
etctera Asimismo, es muy expresivo el hecho de que el diagnstico
definitivo se establezaca ((viendo la lesin a travs del tacto. Semejante cuadro clnico basado en los transtornos de la
miccin y la esterilidad,
es narrado por Daz.
Hubo en esta poca diversos modos de hacer
frente a esta nueva enfermedad, pero el ms usual
fue la dilatacin progresiva de las estrecheces mediante candelas y la destruccin custica de las
carunculas endouretrales.
Algunos autores como
Amato Lusitano, se inclinaron por conceder la primaca a Lorenzo Alderete,
profesor de Salamanca339
Otros, en cambio, como
Calvo, Andrs Laguna,
Juan Fragoso, Hidalgo de
Agero y Daz, afirman Pgina de la Chlrurp Unll1eraal (1681) de J.
Fragoso que muestra varios instrumentos
que esta tcnica la ide un quinirglc08paralasenfermedadesdelavejiga.
tal Maese Felipe, cirujano
de Carlos V. Este mdico parece que ejerci en distintas ciudades
de Espaa. Por ejemplo, en 1564, las Cortes de Valencia acordaron
concederle trescientas libras para que divulgara la enseanza de la
cura de carnosidades y asistiera a los enfermos afectados por las
338 CALVO, J. (1674), p.339.
339Vase LAIN, P. (1963), p.108 Y RIERA, J. (1967), p.13-61.

150

mismas. En el Archivo Rodrigo Pertegs340 hemos encontrado que el


da 21 de abril de 1564 el Consell Seeret habilit a Diego Dias, doctor
en medicina porque, <(/!s persona molt habily senyaladament en curar
eamuftas ques fan en la via de la orina... y le dieron trescientas libras
para cuatro meses, durante los cuales deba ensear la tcnica a los
mdicos y cirujanos del Hospital General de Valencia. Tambin fue
sometido a un control por parte de determinados mdicos para
verificar que cumpla con las obligaciones contraidas.
Parece que existe un acuerdo general en sealar que la aparicin
casi sbita de las carnosidades y estrecheces uretrales fue una
consecuencia del aumento de las enfermedades venreas, especialmente de la sfilis y de la gonorrea. La evolucin de stas con o sin
tratamiento, el uso de curas poco eficaces, unido a otras causas, debi
contribuir a hacerel fenmeno bastante frecuente. El origen venreo
fue reconocido ya por muchos autores de esta poca y segn parece,
hubo muchos empricos que se especializaron en el campo de la
curacin de estas carnosidades.
El motivo por el que Benavides se ocupa del tema parece ser el xito
que logr al tratar casi con toda seguridad uno de estos. casos, que
lleg a evolucionar de forma aparatosa. Conoci a un curtidor de la
ciudad de Mxico al que se le hicieron unas fstulas en el nacimiento
de la verga; tres agqjeros por donde orinaba, mientras que por la
parte natural no sala ninguna gota. El conducto fisiolgico se
haba obstruido. Cuenta que el mancebo decidi operarse o morir
porque no poda seguir pasando aquella pena: se vea triste del todo
escocido y ulcerado de aquellos orines. Cuando hizo el primer reamocimiento le pareclimposible trataraquellaenfennedad Aade: con todo
le dije queyo volvera allenlamaana,yluego anduve buscando algunos
autores, as como Iovanni da Vigo y Guido,ynunca pude hallar ni la cura,
ni semejante cosa, y as recurr a mijuicio..341
Es verdad que poco poda encontrar porque casi nada se haba
escrito al respecto. Por esas fechas, en 1551, Andrs Laguna public
en Roma su Methodus cognoscendi extirpandique excrescentes in
vesieae eolio caruneulas. Las aportaciones de Amato Lusitano,
340 Archivo Rodrigo Pertegs. Carpeta Varia. Biblioteca y Museo Historicomdicos. Facultad de Medicina. Valencia.
341 ARIAS

BENAVIDES, P. (1567), 114r.

151

Alfonso Ferri y Ambrosio Par son un poco posteriores. Ide entonces


la siguiente cura. Preparo al enfermo con jarabes desticados>. y
fumarios y 10 purg con pldoras de 10 mismo. Despus le orden la
vida.) y se le coci en agua dos onzas de zarzaparrilla y una de palo
en cuatro a~wnbres de agua, hasta que mengu a la cuarta parte. Se
le dijo que bebiera maana y tarde.
Respecto de la obra manual, Benavides dice:
Hice hacer un hierrecillo de plata de gordor de una algalia342
macizo, con una punta algo vota y una bombilla de plata hueca.
Tngome de declarar en este instrumento 10 ms que pudiere, a
causa que en la verga algunas veces se han visto agujeros, y yo
los he visto, y no es mala prctica tener cuenta con esta cura,
porque servir la bombilla para orinarporeUa, y que en tanto que
se curan las lceras se orine por ella, a causa que la orina no
impida la consolidacin. La bombica es de la suerte que dir, de
la propia forma de un embudito de hoja de lata, de largura de una
tercia, y al cueUo, ac fuera su escudete, a manera de campana,
de largor de una pulgada, soldado en aquel caoncito que entra
dentro en el orificio, y teniendo esto aparejado, y y cauterios bien
calientes, la paja que tengo dicha caliente, hecha brasa, le met
por el orificio del cao por donde sola orinar poco a poco, por no
tocar en la vejiga, y luego met dentro su manteca de vaca y la
bombilla untada con eUa, y estando as hecho esto, quem las
fistlas por donde orinaba, y all en los orificios puse muy justa en
unas hilas emvueltas, unas planchitas de cera, y teniendo all
tapado muy justo, le puse una planchuela de plomo bien delgado,
que daba vuelta alrededor del miembro, bien justa, y all hice su
ligadura encomenddada a la parte de tris, Ycuando le hubede curar
le puse su bombilla y le hice que hiciese fuerza para orinaJ')343
El paciente orin al cabo de una hora. Mantuvo el artilugio durante
unos das mientras curaba las fistulas que se le resistieron algo, pero
que finalmente cerraron.
342Instrumento quinirgico, especie de tienta de metal de un palmo y seis dedos
de largo, algo convexa, hueca y agujereada por los lados y no por el cabo, es decir,
una especie de sondra uretral. Se empleaba en operaciones de vejiga, supresiones de orina, etc.
343 ARIAS BENAVIDES, P. (1567), 114v-116r.

152

Esta idea de Benavides nos recuerda el procedimiento quirrgico


empleado por Daz para tratar las estrecheces:
Y para este caso [tratamiento de las carnosidades] andando
confuso, y con mucho cuidado buscando remedios o instrumento
que fuese para esto bastante, y que lo pudiese hacer presto, y con
el menor peligro que se pudiese, y viendo que tampoco aprovechabael plomo como los dems dichos, vine a dar en que se hiciese
una como algalia, y que como algalia est abierta por los lados,
lo est este instrumento por la punta, de modo que hubiese
dentro una verga de plata con su punta, eircortandola callosidad
poco a poco, para mayor seguridad, y este es el mejor que he podido
haber inventar para este negocio propio y muy necesario))344.
Creo que puede establecerse un paralelismo. En el caso de Benavides
aparte de cortar se deja la prtesis con el fin de obtener una
recicatrizacin. Despus de un tiempo pudo retirar el instrumento
que haba ideado. Cuenta que durante muchos das el enfermo
recibi la visita de mdicos y cirujanos que queran comprobar la
maravilla del tratamiento. Este es un excelente ejemplo de cmo
muchas veces los cirujanos tenan que hacer frente a nuevas situaciones. Usando los conocimientos aprendidos, la experiencia y el
juicio, llegaron a solucionar muchos problemas. En la historia de la
ciruga se comprueba que el intervencionismo suele ser funesto al
principio, pero a la larga, da sus frutos.

Heridas penetrantes en el crneo


Si los traumatismos craneales tienen hoy una extraordinaria
importancia por su frecuenciay porque constituyen una de las causas
principales de mortalidad y morbilidad reclamando la atencin de la
medicina y de la sociedad, no menos inters merecieron por parte de
los cirujanos del Renacimiento.
Tal como exponen Lpez Piero y Garca Balleste.345, las ideas y
las tcnicas clsicas relativas a la ciruga craneal tuvieron su punto
344 DIAZ,

F. (1588), p.241.

346 LOPEZ

PnmItO, J.M. et al. (1967).

153

de partida en la traduccin de los textos mdicos griegos y rabes


realizada en el Toledo del siglo XII. El nexo de unin con las
contribuciones renacentistas se estableci a travs de la escuela
quirrgica boloesa durante la Baja Edad Media. Uno de sus
miembros ms destacados fue Lanfranchi quien, por razones polticas, emigr a Pars convirtindose en la cabeza ms destacada de la
escuela bajomedieval de ciruga francesa. Figura influyente de sta
fue Guy de Chauliac, al que tanto cita Benavides como lo hacen el
resto de los cirqjanos espaoles del siglo XVI. Giovanni da Vigo y
Berengario da Carpi fueron tambin significativos en el terreno de la
ciruga craneal. Francia, Italia y Espaa llegaron a ser, pues, los tres
paises herederos de la tradicin grecorabe.
Uno de los factores responsables del esplendor de la ciruga
espaola del Renacimiento -hay que decirlo nuevamente- fue la
extraordinaria formacin, generalmente de tipo acadmico, que
llegaron a tener los cirqjanos en nuestro pas. Frente al abuso de la
craneotoma que se practicaba indiscriminadamente en el resto de
los pases europeos exceptuando los ya mencionados, nuestros prcticos adoptaron posturas que fueron desde el rechazo absoluto ---el
caso de Hidalgo de Agero-, hasta los que trataron de determinar
las indicaciones de la intervencin as como de perfeccionar la tcnica
y de mejorar el instrumental con que realizarla.
Aparte de las contribuciones de Berengario da Carpi,Andrea della
Croce y del francs Par, hubo espaoles que participaron en el
desarrollo de la ciruga craneal. Francisco Arceo (1493-1580), dedica
en su obra varios captulos a las heridas ceflicas, haciendo hincapi
en las fracturas sin herida aparente y a las contusiones craneales
infantiles. La mayor parte de Chirurgiae librii sex (1575) de Andrs
Alczar (?-1585) trata de ciruga craneal. Obra muy apreciada en su
poca, contiene dos contribuciones destacadas: el estudio diagnstico
de las heridas ceflicas, y la valoracin que concede a los sntomas
neurolgicos (vrtigos, transtomos de la visin, de la voz, etctera).
La obra sobre este tema de Daza Chacn, ocupa un libro entero de
su Practica y Teorica de Cirugia (1584-1595). Preconiz la sutura
simple en las heridas sin fractura, apoyndose en su propia experiencia. Respecto de las fracturas se muestra como un decidido
intervencionista cuando hay compresin o punzamiento de las membranas cerebrales por algn fragmento seo, hematoma o abceso.
154

Juan Fragoso y Juan Calvo tambin abordaron el tema de las


heridas o llagas craneales. El primero critic abiertamente el
abstencionismo teraputico de Hidalgo de Agero y se inclin por el
uso de legras en vez de trpanos. El segundo, que ofrece una excelente
exposicin acadmica sobre el asunto, dedic diez captulos de su
Ciruga Universal y Particular (1580), a estudiar con detalle las
heridas de la cabeza (crneo y regiones faciales). Distingue entre las
que son penetrantes y las que no lo son, as como los signos que lo
demuestran. Respecto del tratamiento aborda tambin los dos tipos
de procesos adems de las contusiones sin fracturas y las que
presentan complicaciones.
Benavides se ocupa de las heridas craneales porque desea contar
su propia experiencia al respecto, por eso hace referencia a dos casos
clnicos que tuvieron lugar en Mxico. Seala que las autoridades
clsicas, como Galeno e Hip6crates, se equivocaron al decir que las
fracturas de este gnero que implicaran prdida de sustancia craneal
eran mortales de necesidad; incluso dedica un captulo especial para
insistir en el asunto346 Arias se apoya en la siguiente expresin
ccincissa vesica vel epate aud cor substancia cerebri penitus letalet)347,
que procede, segn l, de la segunda parte de los Pronsticos.
Nosotros no la hemos encontrado ni en esta obra, ni en los Aforismos ,
ni tan siquiera en De las heridas de la cabeza. Podra tratarse de uno
de tantos aadidos que circulaban en esta poca o de alguna expresin oral. Las seales que acompaan a este tipo de heridas son:
fiebre aguda, temblor, espasmo, alienacin deljuicio, cortamiento de
lavoz, tenebrosidad, ccfenerlos ojos rubiOSt) yquenopuedansuirlaluz348.
Como es habitual las causas estaban en las armas como la daga o
un cuchillo, una espada o cualquier elemento cortante. Los palos, las
caidas o las piedras eran responsables de contusiones, que son ms
dificiles de curar que las heridas, porque no se sabe muy bien que ha
pasado dentro y puede sobrevenir la muerte en cualquier instante,
en opinin de nuestro cirujano349
346 Nos referimos al captulo 51 que titula De la herida penetrante en el
craneo, escrita contra el aforismo de Hip6crates donde trata ser mortal. ARIAS
BENAVIDES, P. (1567), 116v.
347 Como en el original.
348 ARIAS BENAVIDES, P. (1567), 117r-118v.
349 ARIAS BENAVIDES, P. (1567), 117v-118v.

155

El pronstico lo hace depender, en primer trmino, de la luna;


cuando hay plenilunio, la sustancia medular est muy alta y pegada
al crneo, por lo que en una herida puede afectarse esta parte
anatmica con mayor facilidad. En segundo lugar, si los (accidentes
no han remitido despus del da catorce, es seal de mal pronstico,
tal como afirma Pablo Egina. Signos de buena evolucin son, en
cambio, cuando los labios de la herida estn firmes y gruesos y la
materia de buen 010r150
Respecto de la cura escribe Arias que muchos autores como Avicena,
Guy de Chauliac, Albucasis351, Guillermo de Saliceto, etctera han
escrito sobre el tema. Solo explica el suceso que le aconteci en
Mxico. A este episodio ya nos hemos referido anteriormente. Se
trata de un accidente que se prodqjo cuando un mozo de coro,
llamado Vergara, fue a celebrar el xito logrado por un tal doctor
Anguis en unas oposiciones, prendiendo fuego a un cohete situado en
10 alto de la iglesia. Se cay y fue alcanzado por una curea en la
cabeza. Benavides dice que fue el primero en atenderle cuando an
estaba sin sentido. Despus fue reconocido por un mdico y por otro
cirujano que encontraron mucha sanguinolencia, pero no realizaron
ninguna obra manual limitndose exclusivamente a aplicar aceites
y digestivos en la herida. Al tercer da fue tratado de nuevo por Arias
Benavides y extrajo un trozo de hueso del tamao de media haba en
el que haba pegada sustancia medular en una cantidad equivalente
a medio garbanzo. Despus elabor un emplastroque puso encima de
la herida a base de malvas352 cocidas bien trituradas junto con tres
onzas de harina de habas, dos de linaza, dos de alhobas353 y una de
350 ARIAS

BENAVIDES, P. (1567), 118v-1l9r.


Garca Ballester, puede considerarse a este autor como el punto de
partida de la autntica ciruga craneal en Espaa, y el occidente europeo.
Recupero la tradici6n quilrgica clsica, renov6 la tcnica de la craniectoma y
su obra influy6 decisivamente e el posterior desalTOllo de las ideas y tcnicas
quitrgicas occidentales gracias a la enonne difusi6n que alcanz6. sto fue posible
por el papel central que en la difusi6n y renovaci6n de las ideas cientficas
occidentales jug6 la Escuela de Traductores de Toledo.
352 Podra tratarse de cualquier especie de la familia de las malvceas, como
la Malva silvestris L. que se utilizaba en forma de cataplasmas como emoliente,
es decir, para ablandar todo tipo de inflamaciones. En su composici6n llevan
mucho muclago. En la folkmedicina valenciana actual se sigue empleando la
cataplasma hecha con malvas cocidas en aceite de oliva.
353Posiblemente la Trigonellafomum-graecum L. con propiedades emolientes.
351 Segn

156

lentejas. Todo se colaba por un almirez y se incorporaban despus dos


yemas de huevo, tres onzas de aceite infancino (de aceitunas verdes)
o rosado, una de aceite de linaza y dos de manzanilla. Segn l, este
emplastro des apostemaba mucho y evitaba accidentes posteriores.
Poco a poco -dice- fueron desapareciendo los signos. A continuaci6n se refiere a un emplastro que aplicaban los antiguos a la nuca,
para atraer las sanies y la putrefacci6n a las partes exteriores.
Las heridas craneocerebrales se diferencian de los traumatismos
cerrados por presentar una puerta de entrada que favorece la
infecci6n y un foco de atricin o aplastamiento. Por los datos que nos
suministra Benavides sabemos que hubo conmoci6n y que la herida
no era demasiado extensa por lo que la prdida de sustancias no debi
ser muy grande. Esto, unido al hecho de que no se infectara, quizs
explique la curaci6n. En realidad este tipo de heridas ocasionan con
bastante frecuencia complicaciones graves y secuelas importantes
en relacin con la prdida de sustancia cerebral, el riesgo de infecci6n
y la cicatriz cerebral. La intervenci6n quirrgica no es demasiado
sencilla porque la escisi6n de los tejidos contaminados ha de ser lo
suficientemente amplia como para prevenir la infeccin pero debe
economizarse tejido a fin de pennitir la restauraci6n de los planos
protectores (plano cutneo, 6seo, menngeo y cerebral).
Tambin menciona otro caso parecido que le sucedi6 a un hijo de un
caballero llamado Obregn, que cur6 el doctor Torres, y un accidente
semejante que tuvo Luis de Velasco354, cuando tendra menos de
trece aos. Todos estos casos, seala, son muy conocidos en la ciudad
de Mxico. Atribuye parte de los buenos resultados a las caractersticas de las tierras americanas.
Dedica un captulo aparte a las cautelas que hay que tener en
heridas de cabeza que l personalmente ha experimentado. Dice que
es comn en este tipo de procesos lavar con leche de m1.ijeres las telas
del cerebro, prctica que l no aconseja. Recomienda que los medicamentos y paos que se empleen en la cura estn algo calientes y trata de
que los ungentos aplicados atraigan hacia afuera y desapostemen355
354 Se refiere al hijo del virey Luis de Velasco, que tena 11 aos cuando se
traslad a Mxico con su padre, su tio Francisco de Velasco y de su primo Rodrigo
de Vivero y Velasco, en 1550.
355 ARIAS BENAVIDES, P. (1567), 125r-127r.

157

El captulo cincuenta y siete est dedicado a las fracturas de crneo


sin que haya heridas externas. Sobrevienen por golpes fuertes y el
mdico debe sospecharlas cuando hay fiebre. Recomienda Benavides
que se llame al mdico para descargar o compartir responsabilidades
ante las personas y ante la justicia. Aparte de esto, si el enfermo est
fuerte para resistir la cura, debe practicarse una trepanacin o legra
en la parte baja del lugar donde se sospeche que est el mal. Se
muestra partidario de intervenir aunque sea mortal356
El captulo cincuenta y ocho se consagra a otra precaucin que hay
que tener en este tipo de heridas. Cuando estn cerca de las
comisuras, y la duramadre357 pende del pericrneo358 con unos
nerviecillos que salen de las comisuras, si estos se cortan, se suelta
y cae sobre la piamater359 , membrana que envuelve a la sustancia
medular, dando lugar a apostemas y putrefacciones que a su vez
desencadenan apoplejas. Benavides recomienda que se actue pronto
ante la sospecha de herida craneal, porque las esperas son peIjudiciales360 Con estos datos podemos deducir que saba perfectamente
la importancia de los traumatismos sin heridas en esta zona del
cuerpo, que podan abarcar desde una simple conmocin cerebral a
una contusin grave con transtornos de las grandes funciones vitales
y muy mal pronstico, aunque desde fuera no se pudiera apreciar la
lesin. La evolucin de estas ltimas, ligada a la profundidad del
coma, al estado general del sujeto ya su edad, pueden desembocar en
la muerte o en diversas secuelas. Tambin debieron conocer el hecho
de que el desenlace fatal se produca a veces en el lapso de algunos
das, incluso semanas, despus de atravesar por periodos de aparente mejora. No es de extraar que Arias piense en los aspectos legales
366 ARIAS

BENAVIDES, P. (1567), 127r-128v.


la poca se refiere a las telas que envuelven a los sesos y sus salidas, y
a todos los nemos de la cabeza, cubriendo la parte superior; y por ser esta la ms
gruesa que las dems que envuelven los sesos por la parte de afuera, es muy
aspera y desigual por eso se le llama duramadre. Es la ms externa, gruesa y
fibrosa de las tres meninges que rodean el encfalo y la mdula espinal.
358 Membrana densa y de mucho sentido, que cubre el casco por encima. Se
refiere al periostio de la cara externa de los huesos del crneo.
369 Membrana vascular, finay semitransparente, la ms interna de las tres
que constituyen las meningfes, que se aplica inmediatamente a la superficie del
eje cerebroespinal.
360 ARIAS BENAVIDES, P. (1567), 128v-130r.
367 En

158

del tema porque segn afirma yo he visto un cinijano que aconteci un


caso de esta manera, y en un ao no haber quien le Damase,y haberse de
mudar a vivir a otra parte, con ser cinijano361
En el captulo siguiente vuelve a mostrarse partidario de la
intervenci6n. Se trata de heridas en las que se ha visto afectada la
primera tabla y alguna parte de la segunda. Entonces dice que sin
esperar a que se produzcan los signos propios de la afectaci6n de las
dos, el cirujano debe de poner al descubierto las telas del cerebro y
proceder a la cura habitual. Con este procedimiento ---dice- he
ganado honra y dinero362

La oftalma
La frecuencia de esta enfermedad deba ser muy alta. Posiblemente los cirujanos intervinieran cuando ya se haban probado varios
remedios sin lograr una curaci6n satisfactoria. Asimismo, tal como
ha ocurrido en otros captulos, bJ\io este trmino deban agruparse
varias enfermedades hoy perfectamente individualizadas, entre las
que la conjuntivitis (en sus formas agudas ---catarral, purulenta,
membranosayflictenular-ocr6nicas(angular,folicularygranular
o tracoma) deba ocupar un lugar predominante. Se estudiaba por 10
general dentro del conjunto de los apostemas en particular. Para
Daza Chacn es una inflamacin no pequea, y suele venir con
grandsimo dolor, y rubor, y calor, y puntadas, y hcese en la tnica
exterior del ojo, llamada adnata o col\iuntiva, que en efecto es en lo
blanco del ojo, la cual ... tiene su crecimiento en ...el pericrneo). Para
Calvo es tambin una inflamaci6n de la tnica adnatadel oj o363. En
este periodo solan distinguir entre el orzuelo, tumorcillo semejante
al grano de cebada, el eglope o una pequea inflamacin que sola
hacerse en el ngulo mayor del ojo y la nariz, y la rija o fistula del
conducto lacrimal.
361 ARIAS

BENAVIDES, P. (1567), 128r.


BENAVIDES, P. (1567), 130r-131v.
363 DAZA CHACON, D. (1673), p. 305-310, CALVO, J. (1674), p.317.
362 ARIAS

159

La enfermedad364 se diagnostica por el signo ms evidente que era


el continuo corrimiento a los ojos por causa de alguna clera que
aguz~ y gua el mencionado humor. Otra veces la causa es la
extravasaci6n de sangre de las venas o bien un exceso de humor
melanclico, flemtico, o por mezcla de todos ellos. Si los humores
tienen alguna mordificaci6n, -seala- entonces dan lugar a lceras palpebrales.
Benavides dice que debe realizarse el tratamiento que propone
cuando los mdicos y santiguadores365 han fracasado con sus curas
locales. La que l propone comienza por digerir los malos humores y
evacuarlos. Despus ordena la vida recomendando alimentos que no
favorezcan la formaci6n del humor que est alterado. Cuando predomine la c6lera debe administrarsejarabe rosado y acetoso (oximelis?
-miel con vinagre-) simple, con agua de llantn; se purga despus
con pldoras de ruibarbo y cochias. Si predomina la sangre, aparte de
hacer sangras, se administra caaffstola en decocci6n con flores
cordiales; si es la flema, se purga con pldoras aureas, y si es la
melancola, entonces se purga con pldoras fumarlas y aureas.
Despus de esto se deja descansar al paciente unos das y se le da
agua de zarzaparrilla, segn la f6rmula que ha proporcionado al
hablar de la flema salada. El da que vaya a hacerse la obra manual,
se afeita la cabeza del enfermo y se le da a comer carnero con perejil
o gallina para que se abran las venas, y a las cuatro horas se hace la
cura. Esta consiste en atar un pao a la garganta como quien quiere
dar garrof.e,), con el fin de que las venas se hinchen y con una lanceta
se cortan las senticas (frontales ?) de ambos lados, dejando salir
unas seis onzas de sangre. Despus se cauterizan con unos hierrecillos
cuya forma dibuja en el margen situado junto al texto. Los das que
siguen deben dedicarse a curar las llagas o heridas que se han
producido con el cauterio. Para la cicatrizaci6n, una vez mundificadas,
recomienda el empleo de lirio crdeno y de sarcocola en forma de
polvos. El cirujano debe mantener abierta la herida el mximo
tiempo posible con el fin de que se evacuen los malos humores.
Mientras tanto se aplican unas cataplasmas en la frente del enfermo
364 En la poca se designaba como ophtalma,. a la enfermedad de los ojos o
inflamaci6n de los mismos.
365 Es la nica refererencia que hemos encontrado en la obra relativa a
prcticos de la medicina tradicional o popular.

160

hechas a base de dos claras de huevo, yeso, alquiira molida366,


sangre de drago, incienso y almciga, con la finalidad de que purgen
algn resto de humor malo que haya podido quedar. Pasados ocho o
diez das se vuelve a purgar.
Hemos contrastado lo que dice Benavides con lo que exponen otros
cirujanos en sus obras. Por ejemplo, Daza Chacn, quien dedica
muehas pginas a hablar del tema, sefiala que hay que ir con
precauci6n porque esta enfermedades muy contagiosa. Se detiene de
forma especial en el tratamiento de la oftalma cuando viene la
fluxin por las venas externas:
Si la fluxi6n viniere por las venas, y arterias que estn fuera del
casco, que se van a terminar a los angulos externos de los ojos,
entonces en menester, como dice Avicena, cortarlas, y atajar aquellos
caminos por donde viene la fluxi6n ....Usamos algunas veces cortar
las arterias que estn en lo postrero de la cabeza, y de las que estn
detrs de las orejas, solemos cortar tambin las arterias que estn en
las sienes, y todo esto hacemos para curar el mal que se ha hecho en
las tnicas de los ojos
Comenta que nunca ha visto cortar las venas que se situan detrs
de las orejas pero s las que estn en las sienes. No obstante
recomienda que se cautericen siguiendo una tcnica parecida a la de
Arias; cortarlas y sacarlas es muy doloroso para el paciente. Juan
Fragoso dedica menos atenci6n al problema pero tambin se refiere
al mismo tipo de soluci6n quirrgica367
Esta tipo de cura, sin intervenci6n directa en la zona afectada, es
muy representativa de la medicina humoral, puesto que est encaminada nicamente a evacuar de una forma drstica 10 que se supone
que es la causa directa de la enfermedad. Benavides afirma que ha
curado a muchos con este procedimiento. A continuaci6n refiere el
modo en que Vesalio realizaba la cura. Cortaba el cuero y apartaba
la vena de encima de la arteria sentica, atndola por un cabo y por
el otro. Despus la cortaba por la mitad y proceda a continuaci6n tal
S66 Debe referirse a la alquitira, goma muy pegajosa que se obtena del
tragacanto de Grecia (plantas leguminosas del gnero Astragalus). Algunos
afirman que proceda en concreto de la especie A. gummifer L., del Lbano.
Algunos autores la comparan con la que puede obtenerse de las Opuntias sp.
367FRAGOSO, J. (1666), p.136.

161

como se hace en las varices. Se evita as que el humor llegue a los ojos.
En opinin de Benavides este procedimiento es mas laborioso y
pesado para el enfermo368
En este apartado observamos cmo nuestro cirujano prefiere el
hierro candente a la ligadura. Esta tcnica fue practicada por
algunos mdicos de la Antigedad y de la Edad Media, pero los
cirujanos del Renacimiento la hicieron habitual. Fue frecuente ligar
los grandes vasos en el curso de la amputacin. La emplearon con
gran xito Par Y Daza Oa llam laqueaci6n). Este ltimo tuvo la
idea de tratar aneurismas ligando el vaso por encima del saco
aneurismtico e incidiendo despus la dilataci6n vascular369

Heridas de la gorga, traquiarteria o trquea


Segn Benavides la traquiarteria est situada por delante del
pescuezo o garganta y por ella entra y sale el anhelito)) a refigerar
los miembros espirituales para templar el calor excesivo del corazn.
Su composici6n -sigue diciendo- es a base de cartlago con una
especie de cercos. Las heridas de esta parte del cuerpo sueldan
bien. Los signos que demuestran que est afectada esta estructura
son evidentes: se exhala viento por la llaga, hay congojas y sudores))
a causa de la respiracin dificultosa y de que se mete sangre por
ella)). Mal pronstico es que se seque y se crie mala materia. Es raro
que se hable de las heridas de esta estructura anatmica por
separado, puesto que cuando se agreda directamente a la zona del
cuello se vean implicadas arterias y venas, produciendose generalmente la muerte.
Arias dice que las causas estn en las espadas, cuchillos o dagas
habitualmente. Si se curan y sanan antes del sptimo da es un buen
augurio. Si pasa el tiempo y no cicatrizan perfectamente, es mala
seal porque se cronifican. Su experiencia en este tipo de casos se
reduce a tres. El procedimiento de curacin consiste en apuntar bien
los bordes cortados y de coserlos con hilo resistente y delgado. Se
368 ARIAS

BENAVIDES, P. (1567), 131v-l38v.

369LA1N, P. (1963), p.I06-107.

162

aplica una especie de emplastro compuesto de clara de huevos con


polvo de arrayn (El arrayn es la mirtcea Myrtus communis L., que
tiene propiedades antispticas y anticatarrales) y rosas. Se llama al
mdico para que corrijalos accidentes, mediante sangras. Hasta que
cicatrice las comidas deben ser lquidas, debe administrarse jarabe
de culantrillo de pozo o violado si hay fiebre, y debe evitarse sobre
todo que el paciente tosa. El culantrillo de pozo es la Adiantum
capillus-Veneris L., que se ha utilizado casi siempre como un
antitusgeno y en los catarros de las vias respiratorias. Por la teora
de las signaturas, tambin se ha empleado para acrecentar el cabello
y aumentar su robustez debido a que los rabillos semejan los pelos de
una hermosa cabellera. Eljarabe de violetas, que se prepara cociendo
las flores en agua y aadiendo despus azcar, tambin se usa como
antitusgeno, para ablandar la tos y aumentar la expectoracin. Ms
tarde se puede aplicar a la herida aceite de manzanilla y de lombrices
antes de consolidar con ungento blanco o de minio. Exista la
creencia de que el aceite de manzanilla mitigaba el dolor porque esta
planta posea un temperamento familiar al del cuerpo human037o
Su uso estaba ya extendido por Egipto. Se elaboraba con dos onzas
de manzanil1a y una libra de aceite y se dejaba reposar al sol durante
cuarenta das; despus se colaba. El aceite de lombrices, que ya
empleaba Aecio de Amida para los dolores de los oidos, en el siglo XVI
se utiliz preferentemente en heridas de los nervios, quizs por
analoga. Lo preparaban lavando las lombrices en vino blanco y
cocindolas al bao maria hasta que se desmenuzaban. En ocasiones
mezclaban algn blsamo o trementina. No sabemos muy bien qu
era el ungento blanco; posiblemente se tratara del que llamaban de
atuta u holln que se forma en los hornos de cobre. Se mezclaba con
aceite rosado, cera blanca, zumo de uvillas coloradas, hierba mora371 ,
albayalde (carbonato de 6xido de plomo bsico), plomo lavado e
incienso. Se usaba para cicatrizar heridas. Por ltimo el ungento de
minio proviene de una f6rmula de Pedro Argelata. Se llama tambin
ungento de albayalde quemado o, en romance, ungento de azarc6n.
370 Hemos podido observar que su uso sigue siendo frecuentsimo en la
folkmedicina valenciana. Se siguen elaborando con procedimientos parecidos a
los de la poca de Arias.
371 Solanum nigrum L., Contiene solanina. En laMateriamldicade Dioscrides,
se recomienda esta planta, mezclada con ciertos minerales, para cicatrizar llagas.

163

Se le empleaba para enfriar y secar, lo que lo haca til en heridas


viejas, especialmente de las piernas.
En el captulo sesenta y ocho se detiene a examinar una cuestin
que le preocupa. Cuando cura estas heridas ha dado a beber vino y
no entiende cmo se sale por la traquiarteria cuando esta no es su va.
Sospecha que debe haber alguna comunicaci6n oculta. Cuando hay
enfermedades de pecho se toma por boca la medicacin yva al cemeri)
o al esfago y de ah al estmago. Despus, por algn mecanismo de
resudacin van a los pulmones y hacen su efecto. El enferm0372
expele las enfermedades por boca y esto es sefial de buen pronstico. Parece, pues, que hay una colaboracin entre los dos rganos: el
esfago y la traquiarteria y, cuando uno de los dos est enfermo, el
otro colabora a su restablecimiento373 Este hecho nos puede poner
de manifiesto los escasos conocimientos sobre anatoma que deba
tener Benavides. Por otra parte es un bello ejemplo de razonamiento
deductivo tpico de la medicina de la poca.

Heridas cortantes de las manos


Dice Benavides que no sela menester hablar del tema por 10
mucho que se ha escrito acerca del mismo, pero que puede hacer
alguna aportacin en lo que se refiere a la reconstruccin de los
nervios cortados. Sefiala que en Mxico haba muchas opiniones al
respecto y que el cin\iano Valpuesta sostena que no deban apuntarse los cabos, basndose en Galeno. Benavides opina que ste no dijo
tal cosa, sino que habl de los daos que podan sobrevenir cuando se
hace puntura del nervio o puntura ciega. Opina que los nervios son
parte orgnica y que a ellos se debe el movimiento de la mano y que
si no se sueldan se forma una callosidad en medio. Dice que l siempre
los apunta y que si no se curan a la primera lo hacen a la segunda y
si no es as, se debe a que el cirqjano no tiene ninguna habilidad374

372 ARIAS

BENAVIDES, P. (1567), 144r-145v.


BENAVIDES, P. (1567), 144r-145v.
374 ARIAS BENAVIDES, P. (1567), 145v-147r.
373 ARIAS

164

De la misma opinin es Calvo, que afirma que muchas veces se ha visto

tomar a cobrar el sentimiento que se haba perdido, si se obra bien375


Segn Arias puede establecerse un diagnstico claro porque se ven
los nervios y tendones cortados. La causa est de nuevo en las
espadas, cuchillos, etctera La cura consiste en corregir accidentes y
ordenar la vida como es habitual. Es importante -seala-, prevenir los accidentes porque puede acabar apareciendo gangrena. Despus de comentar el tipo de curas que hacen otros, aborda la
descripcin de su tcnica. Hace poner una mesa en la que el enfermo
debe apoyar la mano completamente rel~ada. Retira la piel de
encima del corte y apunta los dos cabos. Pasa la agqja por uno de ellos,
luego por su compaero y la saca por la piel del brazo y hace un nudo.
Este procedimiento376 permite aflojar o estirar los puntos segn la
evolucin. Prosigue igual cuando hay ms nervios cortados. Dice que
hay que tener destreza en practicar este tipo de cura. Las sustancias
que recomienda como complemento para que cierre y cure totalmente la herida consisten en trementina caliente y claras de huevo con
aceite rosado. Tambin lava con agua y vinagre. Al tercer da repite la
cura y aade aceite de lombrices, que es muy bueno para los nervios Ytres
dedos por encima de la herida pone ungento de bolo annnic0377 Debe
pasarse despus a la mundificacin. Cuando la cicatrizacin haya
concluido recomienda al enfermo ejercicio activo ayudndose con un
trozo de caa en la que dentro de ha metido plomo derretid0378
Sabemos que, an hoy, no es fcil interpretar correctamente las
lesiones nerviosas recientes. Est claro que la aparicin de un dficit
sensitivo o motor en el territorio de distribucin de un nervio indica
lesin neural del mismo. Esto es dificil de averiguar en ciertas
ocasiones, especialmente cuando coexiste con otras lesiones que
impliquen impotencia funcional. No menos esfuerzo requiere la
distincin entre lesiones completas e incompletas. Estas, as como las
J. (1674), p. 202-203.
376Tambin describe de fonnasomera otras tcnicas que se empleaban en la poca.
377 El ungento de bolo armnico se compona de aceite de almciga, aceite
rosado, aceite de membrillos, polvos de sndalos colorados y bolo armnico. El
bolo armnico era un trmino que se utiliz6 para designar a un grupo de arcillas
ferruginosas de color pardo, rojizo o amarillo, compuestas fundamentalmente
por silicatos alumnicos y frricos hidratados.
378 ARIAS BENAVIDES, P. (1567), 147r-154v.
376 CALVO,

165

rupturas totales y parciales, exhiben fen6menos histol6gicos peectamente conocidos como la degeneraci6n walleriana del segmento
distal y la regeneraci6n nerviosa del punto de partida proximal. La
primera se produce en la totalidad del segmento distal y se inicia
unas horas despus de la secci6n nerviosa. Idntico fen6meno puede
observarse tambin en los ltimos milmetros del tracto proximal. La
regeneraci6n nerviosa, por su lado, se mantiene a expensas del cabo
proximal, que conserva la conexi6n con las neuronas y se inicia en los
primeros das despus del traumatismo. Cada neurita emite numerosas ramificaciones rodeadas cada una de ellas por una vaina
mielnica y clulas de Swann. Cuando esto se hace por neurorrafia o
por sutura, las ramificaciones del cabo proximal son atraidas por las
vainas repletas decelulas swannianas del cabo perifrico. La neuritas
progresan a raz6n de varios milmetros por da y se van cargando de
mielina. S6lo el azar gua el empalme de determinada ramificaci6n
con una particular vaina schwanniana, producindose en ocasiones
equivocaciones. De ah que estos errores se perciban despus como
pequeas alteraciones sensitivas y motoras.
En el caso de que no hubiera afrontamiento de los dos cabos o
superficies, estas se quedan separadas por la interposici6n de tejido
conectivo que actua a modo de tapn; las neuritas proliferan de forma
anrquica y llega a formarse un neuroma, mientras que en la
superficie de la parte distal se forma un glioma. Por eso es necesario
que si se va a hacer el tratamiento pasadas unas semanas o se
interviene una herida vieja sea necesario refrescar la secci6n de los
cabos a fin de afrontar debidamente las superficies de corte no
obliteradas por la esclerosis.
A raz de lo dicho parece claro que en el caso de secciones nerviosas
debera intervenirse inmediatamente y suturar cuanto antes. Sin
embargo, durante la Segunda Guerra Mundial, se pudo demostrar.
estadsticamente que era mejor tratar la herida, evitar la infecci6n
y suturar al cabo de tres a seis semanas. En la prctica civil se ha
aplicado el mismo procedimiento debido a que el traumatismo inicial
desvitaliza los cabos y provoca una esclerosis inicial que impide la
regeneraci6n nerviosa; de ah que se prefiera afrontar las superficies
de secci6n nerviosa al desbridar con un Frierichs inicial e intervenir
denuevo entre las tres y seis semanas. Entonces se resecan los
casquetes esclerosados de las dos partes del nervio y se suturan las

166

dos secciones completamente refrescadas y sanas. No obstante, hay


cirujanos que opinan 10 contrario.
Despus de efectuar esta breve revisi6n del tema desde nuestra
actualidad, podemos comprender perfectamente c6mo un cirujano
hbil al que le acompaara la suerte de que no hubiera infecci6n o de
que sta fuera poco importante,y de que el traumatismo no llevara
consigo gran prdida de sustancia, solucionara satisfactoriamente
problemas tan significativos como ste. Hemos visto, adems, que es
partidario de iniciar una rehabilitaci6n temprana con el fin de
ayudar a restablecer la funci6n motora.

Lamparones
El tema de los lamparones es complejo por la dificultad de reconocer con exactitud el tipo de enfermedad y de saber con precisin si los
distintos autores estaban de acuerdo en los procesos que agupaban
bajo este nombre. Con la finalidad de clarificar mnimamente el tema
sin nimos de extendernos, traemos las distintas lesiones que
Calv0379 reune bajo el trmino de excrecencias flemticas). Distingue entre glandula, cuando el tumor tiene similitud con la bellota
y ha de ser nico y no debe multiplicarse; escrfula, o lamparones en
castellano, porque se multiplican como las puercas) y segn Guy de
Chauliac han de reunir tres condiciones (que sean muchos y se vayan
multiplicando, que sean duros y escirrosos, y que estn firmes o bien
arraigados movindoles con gran dificultad); las lupias, que se
denominan as porque son como los altramuces y que son excrecencias
blandas, redondas y aparecen siempre en partes blandas especialmente en las junturas; el nudo, o tumor que guarda similitud con los
nudos de las cuerdas, que son fijos y duros; el testudo que segn la
regi6n donde asiente recibe un nombre (talparia en la cabeza, bocio
en el cuello, y hernia en los testes); y, por ltimo, la nata, excrecencia
grande y carnosa que se localiza en la espalda. Como podemos intuir
se reunen aqu enfermedades de orgenes distintos.
379 CALVO,

J. (1674), p.112-113.

167

Para Benavides los lamparones son escrfulas y glndulas hechas


de humores flemticos. Una vez ms dice que su intencin al tratar
de esta enfermedad no es teorizar ni distinguir distintos tipos de
lamparones, puesto que ya hay muchos que han hablado del tema.
Anuncia que se limitar unicamente a abordar la curacin de los
mismos, porque le ha ido bien tanto en las Indias como en la ciudad
de Toro. Tambin informa de que ha visto muchos lisiados a casua de
este padecimiento, ms a pobres que a ricos.
En primer lugar diferencia la glndula (a manera de bellota) de la
escrfula (paperas de puerco). Las primeras aparecen en los
emuntorios, detrs de las orejas, bajo los brazos y en las ingles. Los
lamparones nacen en el pescuezo habitualmente y estn arraigados
en los msdos. Dice que Aecio afirma que tienen pelcula o membrana, aunque puede ser tan delgada que l nunca la ha visto380
Los lamparones se reconocen por su dureza y porque no tienen
movimiento aunque se toquen con la mano. Aparacen en muchachos
y muchachas adolescentes, por la mucha humedad que tienen y por
el mal regimiento que llevan. Pensando quizs que la enfermedad
aparece en un determinado tipo de individuos, le lleva a decir que
stos tienen poca frent.e porque tienen los ventrculos de la sustancia
medular pequeos, expeliendo las reumas y superfluidades a las
partes del cuello como las ms cercanas. Para la curacin ordena que
no se realicen comidas que engendren humores flemticos y melanclicos. Asimismo se deben efectuar sangran y purgas. Despus se
debe tomar soliman y azarc6n381 en la misma cantidad y deben
molerse; se echan en un recipiente vidriado donde se han batido dos
claras de huevo. Se van sacando trocitos y se ponen a secar al sol.
Corta con una lanceta la piel que es sobre el lamparon para que
quepa una pastilla de las que se han elaborado antes del tamao de
medio garbanzo. Los lamparones van saliendo por el orificio poco a
poco. Debe guardarse el cirujano de no profundizar demasiado y de
evitar las venas de alrededor.
Prosigue diciendo que hay que cortar unos nerviecillos que hay en
medio del cartlago de la oreja y otros que estn en los labios de la
boca que los tienen asidos como frenillo de criatura). Despus de
380 ARIAS
381

168

BENAVIDES, P. (1567), 154v-156r.


Ceniza o tierra de color azul, que se saca del plomo quemado.

cortados se cauterizan y se curan. La cuestin sobre cortar o no las


ternillas de la boca es abordada tambin por Juan Fragoso. Cuando
la causa de los lamparones se debe al corrompimiento de los
humores de la cabeza, aprovecha cortar el frenillo que hay encima de
los dientes, bajo el labio, con las dos venas que van all, as como las
ternillas de las orejas382; seala que ha experimentado que este
remedio aprovecha notablemente a muchos.
Benavides afirma que donde estaba ellampaI'n la naturaleza vuelve
a engendrar came. Su experiencia en este tema abarca ms de docientos
casos atendidos tanto en Toro como en las Indias, tanto de personas que
los han adquirido como aquellos que ya nacieron con la enfennedad.
Este tratamiento fue recogido casi con toda seguridad por Juan
Fragoso en su Ciruga:
Un moderno escribe cierto custico en fonna de trociscos para
extirpar lamparones, que es tomar solimn y azarcn, de cada
uno una media onza, mulase bien y tengan una clara de huevo
en unaescudi11a, y chense aDlos polvos, ysquense con unas pinzas
pedacillos, y pnganse en un plato para que se sequen al sol...383
En este captulo Beriavides hace menci6n de otro tratamiento para
los lamparones que estaba en boga en aquella poca, y que toma de
Bemard de Gordon. Consista en ir a Francia para que el rey
impusiera sus manos. A partir del siglo XI -y quizs desdl anteshasta bien entrado el siglo XVIll, en las cortes francesa e inglesa se
repeta con frecuencia la siguientes escena: en das convenidos
acudan centeneraes o miles de enfermos afectados de escrfulas; el
soberano, despus de rezar, se iba paseando entre los pacientes y
tocaba con su mano la excrecencia, localizada en el cuello, y luego
haca la seal de la cruz sobre la cabeza del sujeto. Esta prctica lleg
a alcanzar mucha popularidad durante toda la Edad Media en
Europa y estaba revestida de fonnalidades rituales muy precisas384
Quienquiera que fuese llamado a ocupar el trono, adquira por l solo
la facultad milagrosa de curar. Benavides, no obstante, que no se
propuncia ni a favor ni en contra (creemos que en el fondo era un
escptico), 1irma que mucha gente no puede costearse un viaje que
est lleno de dificultades.
382 FRAGOSO,

383 FRAGOSO,

J. (1666), p. 178.
J. (1666), p. 373.

384 Un excelente

estudio sobre el tema puede encontrarse en BLOCH, M. (1988).

169

Juan Fragoso385 tambin se ocupa de este asunto y lo hace con


cierla incredulidad, porque dice que s610 se cura una pequea parte
de los que asisten. Refiere que en 1565 cuando estaba la reina Isabel
con su madre en Bayona, vio al rey Carlos IX que santig a muchos
enfermos en el claustro de la Iglesia mayor cuando acabaron los
oficios en honor del Santsimo, la Trinidad y de los santos Juan y
Pedro. El soberano pronunciaba estas palabras: El Rey te santiga
y Dios te sana. Los que se curan -dice-, es por el trabajo del largo
camino que divierten los humores, pero que de regreso a Espaa les
salen denuevo y e~ mayor nmero.

Modo de aplicar sin dolor los polvos de Juan de Vigo


Benavides comienza el captulo haciendo referencia a la gran
bondad de los polvos de Juan de Vigo, que suelen aplicarse en el caso
de ulceraciones de llagas, pero que su uso se ve restringido a causa
del gran dolor que producen. Arias de Benavides propone echar tanto
albayalde romo de polvos de Vigo y el paciente soporta mejor la cura386
Los polvos de Vigo se componan de agua fuerte y azogue. La primera
se confeccionaba con caparrosa387, alumbre y salitre388 y segn
Fragoso deba fabricarse por destilaci6n con alambique, pero dice
que la mayor parte de los boticarios obtenan los polvos por
sublimacin: dejando consumir y evaporar toda el agua que han
adquirido de los plateros)). Aade adems que la color de este polvo
ofende con la vista al enfermo y hace que imaginando le duela, an
sin comenzar su obra, y despus de comenzar mucho ms de lo que
haba de dolef))389. Debido a sto recomienda varios procedimientos
para enmascarar el aspecto entre los que figura el propuesto por
Benavides con albayalde y otro con polvos de alumbre.
385 FRAGOSO

386 ARIAS

(1666), p.178.

BENAVIDES, P. (1567),161r-161v.

387 Hay dos tipos de caparrosa: la azul o sulfato cprico, fuerte astringente y
vasodilatador, y la verde o sulfato ferroso o sal de Marte, que por va tpica obra
como astringente. Posiblemente se tratara de la primera.
388 Nitrato potsico.
389 FRAGOSO, J. (1666), p.351.

170

Los polvos de Juan de Vigo se usaron para las lceras rebeldes a la


curacin. Llegaron a emplearse por va oral tal como 10 recomend
Laguna: bebiendo cinco o seis granos con vino hace maravillas en
dolores de bubas, evacuando y desarraigando fuertemente los humores embebidos en las junturas,.

Agua magistral para la boca


Benavides hace refrencia en este captulo a las llagas que se
producen en la mucosa bucal. Algunas -seala-, son dificiles de
curar sobre. todo si ennegrecen. Seala que algunos mdicos y
cirujanos recomiendan gargarismos de agua de llantn, miel rosada
y arrope de moras; otros aaden algo de unguento egipciaco. Es
necesario actuar si no se quiere que la Daga se extienda a la campanilla
e incluso alcance a la traquiarteria o trquea.
Es necesario que se purgue primero al enfermo. Despus se
mezclan dos partes de azarcn y una de solimn. En una escudilla de
agua clara se echa tanta mezcla como dos dosis se cojen con una rama
de las pinzas. Despus se ata Wl paito del ancho de un dedo a WlO de los
brazos de Wlas pinzas y se moja en la disolucin que se ha preparado; se
aplica dos veces al da sobre la lcera o llaga. Con este procedimientoseala-, he curado muchas llagas y canceres viejos de boca390

Como curan las caidas en las Indias


En Espaa -dice Arias Benavides- a los que caen les dan una
pocin consistente en ruibarbo tostado, carne de mumia y rubia de
tintoreros, deshecho en jarabe acetoso yagua de llantn. Despus
sangran al paciente y 10 meten en una saWla de vino para que suden.
En Amrica, en cambio, dan la pocin pero no sangran hasta que no
saben en qu zona se depositar la sangre y dnde le doler al que ha
caido. Despus, en vez de vino, mojan una sbana con agua, sal y
390 ARIAS

BENAVIDES, P. (1567), 161v-163v.

171

vinagre y envuelven al enfermo para que sude. El vinagre abre las


vas y exhala el humor. Benavides dice que es una prctica til y que
en nuestro pas se podra usar en verano. Tambin se muestra muy
escptico respecto del empleo de vino391
Por ltimo Arias de Benavides incluye un captulo que titula
Como el autor ha comunicado este libro con hombres doctos y claros
de sangre y raros en letras)) En l pone de manifiesto que ha
comentado el contenido de su libro292 especialmente con el doctor
Zavala, mdico y cirujano de su Magestad)).

391 ARIAS

BENAVIDES, P. (1567), 163v-165r.

Para la realizacin de este trabajo hemos utilizado un microfilm del


ejemplar que existe en la Biblioteca Nacional, de Madrid. Aunque contiene
algunas erratas en la numeracin de las hojas, stas no se han tenido en cuenta.
Nuestras referencias remiten a la paginacin correcta.
292

172

REFERENCIAS BmLIOGRFICAS

ACKERKNECHT, E.H.Medicinay antropolcgfa,social. Madrid,Akal, 1985.


ACKERKNECHT, E.H. La mdecine hospitaliere aParis (1794-1848).
Paris, Payot, 1986.
AKERELE, O. Plantas medicinales y atencin primaria de salud: un
calendario para la accin. Boletn de medicamentos esenciales, 8-12, s.a.
LvAREZ LOPEZ, E. Nicols Monardes y los botnicos europeos del
siglo XVI. Las Ciencias, 14, 221-228, 1945.
LVAREZ PELAEZ, R. La medicina en las Reku:iones de Indias. En:
Viejo y Nuevo Continente: la medicina en el encuentro de dos mundos.
Madrid, SANED, p.II9-141, 1992.
ARRIZABALAGA, J. De morbo gallico cum aliis: snother incunabular
edition of Gaspar Torrella's Tractatus cum consiliis contra
pudenclagram seu morbum gallicum (1497). La Bibliofilia, 89, 145157, 1987.
ARRIZABALAGA, J. Medicina universitaria y morbus gallicus en la
Italia de finales del siglo XV: el arquiatra pontificio Gaspar Torrella
(c.1452-c.1520). Asclepio, 40, 3-38, 1988.
BENNASSAR, B.LaEspaa del Siglo de oro. 2' ed. Barcelona, Crtica, 1990.
BERNAL DAZ DEL CASTILLO. Historia verdadera de la conquista de
la Nueva Espaa. 9 ed. Madrid, Espasa Calpe, 1992.'
BLOCH, M. Los reyes taumaturgos. Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 1988.
BROTHWELL,D.;SANDISON,A.T.(eds.)(1967).DisecisesinAntiquity.
A survey of the diseases, injuries and surgery of early populations.
Springfield, Charles C. Thomas pub.
BRUNTON, L. Lecciones sobre la accin de los medicamentos.
Farmacologa y teraputica. Madrid, Admn. de la Revista de Medicina y Ciruga Prcticas, 1905.

173

CALVO, J. Primera y Segunda partes de la Cirugia universal y particular del cuerpo humano. Madrid, por Antonio Gonzlez de Reyes, 1674.
CARRERAS PANCHN, A. Miasmas y retro virus. Cuatro capttulos de
la Historia de las enfermedades transmisibles. Barcelona, Fundacin
Uriach,1991.
CSPEDES DEL CASTILLO, G. Amrica Hispnica (1492-1898). 6
reimpr. Madrid, Labor, 1988.
CHRISTENSEN, V.M. Les orignes de la syphillis et de la lepre.
Abbottempo, 1, 20-25, 1969.
CIRUGIA MEXICANA en los siglos XVI y XVII. Mxico-Nueva York,
E.R. Squibb and sons, 1936.
CURIESES DEL AGUA, A. Rodrigo Dfaz de Isla: su obra y el origen de
la stfilis. Mahn, Imp. M. Sintes Rotger, 1949
DVALOS HURTADO, E. Investigaciones osteopatolgicas
prehispnicas en Mxico. En: Memorias del Congreso Cientifico Mexicano. Mxico, 1964.
DVALOS HURTADO, E. La patologa sea prehispnica. En: Actas y
Memorias del XXXV Congreso Internacional de Americanistas. Mxico, vo1.3, 1964.
DAZA CHACN, D. Pratica y teorica de ciruga en romance y en latn
Valencia, Francisco Cipres, 1673.
DAZ, F. Tratado nuevamente impresso de todas las enfermedades de los
Riones, Venga y Carnosidades de la verga y Urina, dividido en tres
libros. Madrid, Francisco Sanchez, 1588.
DAZ DEL CASTILLO, B. Historia verdadera de la Conquista de la
Nueva Espaa. Edicin de Carlos Pereyra. gD ed., Madrid, Espasa
Calpe, 1992.
DICCIONARIO de Autoridades. Edicin facsmil. 3 vols., Madrid,
Gredos,1969.
ENCICLOPEDIA Universal Ilustrada Europeo-Americana. 100 vols.
Barcelona, Espasa, 1905-1933.

ESTEVE BARBA, F. Cultura vi"einal. Barcelona, Salvat, 1965.


ESTRELLA, E. Los sistemas mdicos precolombinos. En: Viejo y Nuevo
Continente: la medicina en el encuentro de dos mundos. Madrid,
SANED, p.35-91, 1992.
FARNSWORTH, N.H. et al. Las plantas medicinales en la teraputica.
BoL Of. Sanit. Panam 197, (4),314-329,1989.

174

FERNNDEZ DEL CASTILLO, F. La ciruga mexicana en los siglos


XVI y XVII. Mexico, Squibb & sons., 1936.
FONT QUER, P. (1979). Plantas medicinales. 5' ed.Barcelona, Labor.
FOURNIER,E. Traitde la Syphilis. 2vols. Paris, RueffetC. editeurs, 1898.
FRAGOSO, J. Discurso de las cosas Aromaticas, arboles y frutales, y de
otras muchas medicinas simples que se traen de la India Oriental, y
siroen al uso de la medicina. Madrid, en cas de Francisco Sanchez, 1572.
FRAGOSO, J. Ciruga universal ahora nuevamente aadida con todas
las dificultades y cuestiones... Madrid, por los herederos de Pablo de
Vals, 1666.
FRESQUET FEBRER, J. L. La Cirugia universal y particular (1580)
de Juan Calvo. Anlisis de texto y estudio de las referencias. Valencia,
tesis de licenciatura, 1979.
FRESQUET FEBRER, J .L. La diversidad de mentalidades en la Ciruga (1580), de Juan Calvo, a travs del estudio de sus referencias. En:
Estudios sobre la medicina y la Ciencia valencianas. Siglos XVI-XIX.
Valencia, Ctedra de Historia de la Medicina, p.71-90, 1985
FRESQUET FEBRER, J.L. La difusin inicial de la materia mdica
americana en la teraputica europea. En: Medicinas, drogas y alimentos vegetales del Nuevo Mundo. Textos e imgenes espaolas que los
introdujeron en Europa. Madrid, Ministerio de Sanidad y Consumo, p.
317-385, 1992.
FRESQUET FEBRER, J.L. Los inicios de la asimilacin de la materia
mdica americana por la teraputica europea. En: Viejo y Nuevo
Continente: la medicina en el encuentro de dos mundos. Madrid,
SANED, p.281-309, 1992
DENNIE, Ch.C. (1962). A history of syplhilis. Springfield, Charles C.
Thomaspub.
GARCA BALLESTER. L. Galeno en la sociedad y en la ciencia de su
tiempo. Madrid, Ed.Guadarrama, 1972 a.
GARCABALLESTER, L. Galeno. En: Historia Universal de la Medicina, (dir. P. LAIN), vo1.2, Madrid, Salvat, 209-269, 1972 b.
GARCABALLESTER, L. Los moriscos y la medicina. Un captulo de la
medicina y la ciencia marginadas en la Espaa del siglo XVI. Barcelona, Labor, 1984.
GARCA ICAZBALCETA, J. Don Fray Juan de Zumrraga. 4 vols.
Mxico, Porra, 4 vols, 1947.

175

GISBERT CALABUIG, J.A Medicina legal y toxicologa.. 4' ed. Barcelona, Salvat.
GONCALVES DE LIMA, O. El maguey y el pulque en los cdices
mexicanos. 2 ed. Mxico, Fondo de Cultura Econ6mica, 1978.
GRANJEL, L.S. Cirugfa espaola del Renacimiento. Salamanca, Ediciones del Seminario de Historia de la Medicina espola, 1968.
GRANJEL, L.S.La. medicina espaola renacentista. Salamanca, Ediciones de la Universidad de Salamanca, 1980.
GUERRA, F. La materia mdica en el Renacimiento. En: Historia
Universal de la Medicina, ( dir. P. LAIN), vo1.4, Barcelona, Salvat,
p.131-149, 1973.
GUERRA, F. La disputa sobre la sfilis. Europa versus Amrica. Medicina e Historia, 59, 1976.
HACKETI', C.J. On the origin ofhuman trepaematoses (pinta, yaws,
endemicsyphillis and venereal syphillis). Bulletin ofthe WorldHealth
Organisation, 29, 7-41, 1963.
HIPOCRATES, Aforismos y pronsticos de. (1845). Traducci6n y notas
de C.Bosch Canals. Valencia, Imprenta de D. Benito Monfort.
HIPOCRATES.Aforismos,En:TratadosHipocrticos, vo1.1,p.211-299.
Introducciones, traducciones y notas por Carlos Garca Gual et al. 13
reimpr. Madrid, Gredos, 1990.
JAN, M.T. Paleopatologa en Mxico. Anales de Antropologa. Mxico,
UNAM,1977.
JIMNEZ MUOZ, J.M. Mdicos y cirujanos en Quitaciones de Corte
(1435-1715). Valladolid, Ediciones de la Universidad de Valladolid, 1977.
KRAYER, O.; ACHESON, G.H. The pharmacology of the veratrum
alkaloids. Physiological Reviews, 26, 283-446, 1946.
LAGUNA, A PedociDlJioscoridesAnazabeo, acerm de la materia medicinal
y de los venenos mortferos... Salamanca, por Matlas Gast, 1570.
LAN ENTRALGO, P.Historia de la medicina. Barcelona, Salvat, 1978.
LAN ENTRALGO, P. La medicina hipocrtica. l' reimpr. Madrid,
Alianza, 1987.
LAN ENTRALGO, P. El cuerpo humano. Oriente y Grecia Antigua.
Madrid, Espasa Calpe, 1987.
LEN PORTILLA, M. Hace cuatro siglos. Diario Novedades, 25 de
septiembre de 1968, editorial.

176

LEN PORTILLA, M. Las comunidades mesoamericanas ante la instituci6n de los hospitales para indios. En: Historia general de la
Medicina en Mxico. Mxico, UNAM, Academia Nacional de Medicina, vol. 2, p. 217-227.
LlTTER,M.CompendiodeF~.BuenosAires,Ed.elAteneo, 1975.
LITTR, E. Coleccin completa de las obras del grande Hipocrates
traducidas nuevamente al francs del testo griego. 4 vols. Madrid,
Imprenta de Pita, 1842-1844.
LPEZ AUSTIN, A De las plantas medicinales y de otras cosas
medicinales. Estudios de Cultural Nahuatl, 9,125-230, 1971.
LPEZAUSTIN, A Textos de medicinanhuatl. Mxico, UNAM, 1984.
LPEZAUSTIN,A Cuerpo humano e ideologa. Las concepciones de los
antiguos Nahuas. 2 vols., Mxico, UNAM, 1989.
LPEZDEGOMARAHistoriaGeneraldelasIndias.2vols.Barcelona,
Editorial Iberia, 1965.
LPEZ PIERO, J .M. La disecci6n y el saber anatmico en la Espaa
de la primera mitad del siglo XVI. Cuadernos de Historia de la
Medicina EspaMla, 13,51-110,1974.
LPEZ PIERO, J.M. Ciencia y tcnica en la sociedad espaola de los
siglos XVI y XVII. Barcelona, Labor, 1979.
LPEZ PIERO, J.M. Los primeros estudios cientficos: Nicols
Monardes y Francisco Hemndez. En: Medicinas, drogas y alimentos
vegetales del Nuevo Mundo. Textos e imgenes espaMlas que los
introdujeron en Europa. Madrid, Ministerio de Sanidady Consumo, p.
111- 303, 1992a.
LPEZ PIERO, J.M. Tradici6n y renovaci6n en la medicina espaola
del Renacimiento. En: Viejo y Nuevo Continente: la medicina en el
encuentro de dos mundos. Madrid, SANED, p. 35-91, 1992b.
LPEZ PIERO, J.M. et al. La trepanacin en Espaa. Clsicos
neuroquirrgicos espaoles. Madrid, Editorial Tcnica Espaola, 1967.
LPEZPIERO,J.M.;BUJOSAHOMAR,F. Tradici6ny renovaci6nde
los saberes mdicos en la Espaa del siglo XVI. Medicina Espaola,
77, (457),355-366.
LPEZ PIERO, J.M.; CALERO, F. Las Controversias (1556) de
Francisco Valles y la meclicinarenacentista. Madrid, Consejo Superior
de Investigaciones Cientficas, 1988.

177

LPEZPIERO,J.M.;GLICK, T.; NAVARRO, V.;PORTELA,E.(dirs.)


Diccionario histrico de la ciencia moderna en Espaa. 2 vols. Barcelona, Pennsula,1983.
LPEZ TERRADA, M.L.; PARDO TOMS, J. Las primeras noticias y
descripciones de las plantas americanas (1492-1553). En: Medicinas,
drogas y alimentos vegetales del Nuevo Mundo. Textos e imgenes
espaolas que los introdujeron en Europa. Madrid, Ministerio de
Sanidad y Consumo, p. 17-100, 1992.
LPEZ TERRADA, M.L. El tratamiento de la sfilis en un hospital
renacentista: la sala del mal de siment del Hospital General de
Valencia. Asclepio, 41, (2), 19-50, 1989.
LOTsCHERT, W; BEESE, G. Pflanzen der Tropen. Mnchen, BLV
Verlagsgesellschaft,1989.
LOZOYA, et al. Herbolaria de Indias. Madrid, Turner, 1990.

x.

LLED, E. El surco del tiempo. Barcelona, Crtica, 1992.


MAGENDIE, F. Formulario para la preparacin y uso de varios medicamentos nuevos. Madrid, Impr. de D. Jos del Collado, 1827.
MANQUAT, A. Tratado elemental de teraputica, materia mdica y
farmacologfa. 2 vols. Barcelona, Salvat y Ca. (s.a.) (traducido de la
quinta edicin francesa).
MALVIDO, E. Las epidemias: una nueva patologa. En: Historiageneral
de Medicina en Mxico, vol.2, p. 110-118, Mxico, 1990.
MARGOLN,J.C. <Ed.). Los inicios de la Edad Modema. Madrid,Akal, 1992.
MARTN DE LA CRUZ. Libellus de medicinalibus indorum herbis,
manuscrito azteca de 1552 segn traduccin latina de Juan Badiano.
Versin espaola con estudios y comentarios por diversos autores. 2
ed. Mxico. Fondo de Cultura Econmica e Instituto Mexicano del
Seguro Social, 1991.
McNEIL, W.H. Plagas y pueblos. M~drid, Siglo XXI, 1984.
MARAVALL, J.A. Estado moderno y mentalidad social. Siglos XV a
XVII. 2 vols. Madrid, Ediciones de la Revista de Occidente, 1972.
MARTlNEZ, J.L. Pasajeros de Indias. Madrid, Alianza, 1984.
MARTNEZ, M. Catlogo de nombres vulgares y cientficos de plantas
mexicanas. Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 1987.
MAR1'NEZ,M.LasplantasmedicinalesdeMxico.Mxico,Ed.Botas,l933.

178

MEDINA, MoA Los dominicos en Amrica. Presencia y actuaci6n de los


dominicos en la Amrica colonial espaola de los siglos XVI-XIX.
Madrid, Editorial Mapfre, 1992.
MERAT,F.V.; DELENS,A.J.Dictionnaire universelde matrere mdicale.
7 vols. Paris, Bailll!re, 1829-1847.
MEYER, P. La revoluci6n dA! los medicamentos. Mitos y realidades.
Madrid, Espasa Calpe, 1986.
MONTAlGNE, M. Ensayos. 3 vols, Barcelona, Editorial Iberia, 1968.
MONTAlGNE, M. Essais. 3 vols, Paris, Librairie Gnrale Fran~se, 1972.
MONTORO, J.Virreyes espaoles en Amnca. Relacin de virreinatos y
biografa de los virreyes espaoles en Amrica. Barcelona, Editorial
Mitre, 1991.
MULETPASCUAL, L. Estudio etnobotnicode la provincia dA! Castelln.
Castelln, Diputacin de Castelln, 1991.
MURIEL, J. Hospitales de la Nueva Espaa. 2 vols., 2 ed. Mxico,
UNAM-Cruz Roja Mexicana, 1991.
NUMBERS, R.L. (ed).Medicine in the New Worlcl. Knoxville, The
University ofTennessee Press, 1987.
NADAL, J. La poblaci6n espaola (siglos XVI a XX). 3 ed. Barcelona,
Ariel, 1988.
PARDO TOMS, J.; LPEZ TERRADA, M.L. Alimentos, drogas y
medicinas en las primeras relaciones y crnicas de Indias. En: Viejo y
Nuevo Continente: la medicina en el encuentro dA! dos mundos. Madrid,
SANED, p.195-221, 1992.
PARDO TOMS, J.; LPEZ TERRADA, M.L. Las primeras noticias
sobre plantas americanas en las relaciones de viajes y cr6nicas de
Indias (1493-1553). Valencia, Instituto de Estudios Documentales e
Histricos sobre la Ciencia, 1993.
PASO Y TRONCOSO, F. La botnica entre los nahuas Y otros estudios.
Introduccin, seleccin y notas de Pilar Mynez. Mxico, Consejo
Nacional de Fomento Educativo, 1988.
PESET CERVERA, V. (1905-1906). Teraputica, materia mdica y arte
de recetar, con hidrologa mdica. 2 vols. Valencia, Imprenta de
Francisco Vives Mora.
PATIO, V.M. Plantas cultivadas y animales domsticos en Amrica
Equinoccial, Cali, Imprenta Departamental, 1963-1970.

179

PLANS y PUJOL, F. Leccio1WS de Botnica Farmacutica. 2d. Barcelona, Librera especial de Lus Niub6, 1870 a.
PLANS y PUJOL, F. Lecciones de FarmacofitologL. 2 ed. Barcelona,
Librera especial de Lus Niub6, 1870 b.
PLANS y PUJOL, F. Lecciones de Minerealogta. Farmacutica. 2 ed.
Barcelona, Librera de Luis Niub, 1870c.
PORRAS MUoz, G. Personas y lugares de la ciudad de Mxico. Siglo
XVI. Mxico, UNAM, 1988.
POULSSON, E. Farmacologa para mdicos Y estudiantes. ~ed. Barcelona, Editorial Labor sa, 1931o
RABUTEAU, A. Teraputica Farmacol6gica. Madrid, Manuel
Rodrguez ed., 1872.
RABUTEAU, A Elementos de Toxicologa y medicina legal aplicada al
envenenamiento. 2 vols., Madrid, Manuel Rodrguez, 1876.
REUTER, L. Trit de Matrere Mdicale et de Chimie Vgtale. Pars,
Librairie J.B.Balliere et tils, 1923.
RUBIO MANE, J.I. Don Luis de Velasco. El virrey popular. Mxico,
Ediciones Xochitl, 1946.
SNCHEZ, F. Que nada se sabe. Edicin de Fernando A Palacios.
Madrid, Espasa calpe, 1991.
SNCHEZ CAPELOT, F. La obra quirrgica de Juan Fragoso. Publicaciones del Seminario de Historia de la Medicina. Estudios, 1,395-463,
1956-1957.
SCHMIDT, E. Tratado de qumica farmacutica. 3 vols. Barcelona,
Hijos de J.Espasa, ed., 1911.
SCHNEIDER, W. Lexikon zur Arzneimittelgeschichte. Sachworterbuch
zur Geschichte der pharma.zeutischen Botanik, Chemie, Mineralogie,
PluznnctJlologie, Zoologie. 7 vols. Frankfurt, aM., Govi-Verlag, 1968-1975.
SOMOLINOS D'ARDOIS, G. (1979a). Captulos de Historia mdica
mexicana.JJ.El fen6meno de fusi6n cultural y su trascendencia
mdica. Mxico.
SOMOLINOS D'ARDOIS, G. (1979b). Captulos de Historia mdica
mexicana.JJJ. Relacin alfabtica de los profesionistas mdicos, o en
conexin con la medicina, que practicaron en territorio mexicano
(1521-1618). Mxico.
SOMOLINOS D'ARDOIS, G. Los mdicos y los cirujanos. En: Historia
general de la Medicina en Mxico, Mxico, UNAM,Academia Nacional
de Medicina, vo1.2, p. 279-294, 1990a.

180

SOMOLINOS D'ARDOIS, G. Mdicos y libros en el primer siglo de la


Colonia. En: Historia general de la Medicina en Mxico, Mxico,
UNAM, Academia Nacional de Medicina, vo1.2, p. 159-174, 1990b.
SOMOLINOS PALENCIA, J. La medicina galeno-hipocrtica y el
Renacimiento espaol. En: Historiageneral de la Medicina en Mxico,
Mxico, UNAM, Academia Nacional de Medicina, vol.2, p.121-126, 1990.
TRATADOS HIPOCRTICOS (1983). 3 vols. Madrid, Gredos.
TROUSSEAU, A.; PIDOux, H. Tratado de Teraputica y Materia
mdica. 4 vols. Madrid, Viuda de Calleja e hijos, 1842.
TROUSSEAU, A.; PIDOux, H. Trataoo de Teraputica y Materia
mdica. 81l ed.2 vols. Madrid, Carlos Bailly-Bailliere, 1872.
VARGAS, L.A. La aculturaci6n del saber mdico. En: Historia general
de la Medicina en Mxico, Mxico, UNAM, Academia Nacional de
Medicina,vo1.2, p. 154-158, 1990.
VARGAS, L.A.; CASILLAS, L.E. La alimentaci6n en Mxico durante los
primeros aos de la Colonia.En:HistoriageneraltklaMedicinaenMxico,
Mxico, UNAM, Academia Nacional de Medicina, vol.2, p.78-90, 1990.
VALVERDE, J.L.; BAUTISTAMNDEZ, M.A.; FERNNDEZNEGRI,
M.A. La materia mdica americana en la obra de Arias de Benavides.
Ara Pharmaceutica, 27, 143-151, 1986.
VALVERDE, J.L. Las drogas americanas en la Farmacologa europea.
En:Anales de la Medicina Hispanoamericana. Cdiz, Excma. Diputaci6n Provincial, 1989.
VIESCA TREVIO, C. Medicina prehispnica tk Mxico. Mxico,
Panorama, 1986.
VIESCA TREVlo, C. Epidemiologa entre los Mexicas. En: Historia
general de Medicina en Mxico, vol.1, 93-102. Mxico, 1989.
VIESCA TREVlo, C. Las enfermedades. En: Historia general tk
Medicina en Mxico, Mxico, UNAM, Academia Nacional de Medicina, vo1.2, p.93-102, Mxico, 1990a.
VIESCA TREVIO, C. Los mdicos indgenas frente a la medicina
europea. Historia general de Medicina en Mxico, Mxico, UNAM,
Academia Nacional de Medicina, vo1.2, p.132-153, 1990b.
VIESCA TREVlo, C.; MARTNEZ CORTES, F. Plantas medicinales
americanas. Su injerto en la medicina hipocrtica. En: Historia
general de la Medicina en Mxico, Mxico, UNAM,AcademiaNacional
de Medicina, vo1.2, p. 175-202, 1990c.

181

VIESCA TREVIO, C. El Cdice de la Cruz Badiano, primer ejemplo de


la medicina mestiza. En: Viejo y Nuevo Continente: la medicina en el
encuentro de dos mundos. Madrid, SANED, p.105-119, 1992.
VIGO, JDELibroo practica en Cirugia del muy {amosoyexpertoDoctor
Juan de Vigo. Traducido de lengua latina en nuestro vulgar castellano por el Doctor Miguel Juan Pascual Valenciano. Toledo, en casa de
Saeta Cathalina defuncto que Dios aya. A costa de Juan de Spinosa,
mercader de libros, 1548.

182

NDICE ONOMSTICO
A

Abu al Kasim 28
Ackerknecht, Erwin H. 114, 115
Acquapendente, Fabrici d' 25
Aecio de Amida 28, 163, 168
Albucasis 156
Alczar, Andrs 57,62,154
Alderete, Lorenzo 150
Aliabab, Paulo 28
Almenar, Juan 124
Altamirano 43
Alvarado, Pedro de 43
lvarez, Raquel 39
Alvarez Chanca, Diego 84, 109
Amato Lusitano 150, 151
Amerquita, Juan de 48
Andemach, Gunther de 30
Anglera, Pedro Mrtir de 31
Anguis 52, 156
Antonio, Nicols 23
Aponense,Pedro 132
Arceo, Francisco 57,62,154
Argellata, Pietro d' 27,163
Aristteles 123
Artista, Andino 40
Avicena 25,26,28,29,60,76,156,161
B

Benedetti, Alessandro 25
Bennassar, Bartolom 40
Bichat, Xavier 114

C
Cabeza de Vaca, Alvar N11ez 31,84,
107
Cabral 48

Calvo,Juan 62,71,85,122,125,126,
127, 148, 149, 150, 155, 161, 165,
167
Calvo, Jose 106
Carlos 1 32,46, SO, 57, ISO
Carlos IX, rey de Francia 170
Carlos vnI, rey de Francia 119, 120
Carnicer, Lorenzo 27
Carpi, Berengario da 25, 154
Casaldevol, Bemat 27
Castillo, Bemardino del 46, 93
Cataln, Bartolom 48
Caventou, Joseph Bienam 80
Cieza de Len, P. 84, 105, 108, 110
Clusius 105
Cobo, Bemab 82, 84, 105, 108, 109,
110
Colombo, Realdo 59
Coln, Cristbal 31,84, 109, 119, 120
Coln, Hemando 84
Collado, Luis 59~ 60
Concepcin, Domingo de la 53
Constantino el Africano, Fray 132
Corts, Hemn 31, 43, 49, 55, 84
Corts, Martn 102
Craciolo, Ren 106
Cremona, Gerardo de 26
Croce, Andrea della 154
Cruz, Martn de la 82

CH
Chauliac, Guy de 27, 28,62, 151, 154,
156,167
Chaves, Jernimo 63, ~
Chevalier 96
Chinchilla, Anastasio 23

183

D
Daza Chacn, Dionisio 57,62,63,64,
154,159,161,162
Deslongchamps 96
Dias, Diego 151
Daz,Francisco 58,141,149,150,153
Daz de Isla, Ruy 28, 29, 120
Daz del Castillo, Bemal 43, 121
Daz, Francisco 148
Dioscrides 28, 29,62,63,98, 113, 163

E
Egjna,Pablo 28,132,166
Esteve, Pedro Jaime 59, 60
F
Falopio, Gabrielle 25
Felipe n 57
Femndez deOviedo, Gonzalo 31,84,
90,107,108,109,110,121
Ferri, Alfonso 124, 152
Font i Quer, Po 107
Fournier, Edmond 133
Fracanciano 132
Fragoso,Juan 55,58,62,72,80,84,
85,86,88,101,102,107,125,146,
, 150, 155, 161, 169, 170
Frisio, Laurencio ,124
Fugger 90
Frbringer 133

Gmez Pereira 59
Goodman, Alfred 81
Gordon, Bernard de 29
Gordon,Bernard 28,169
Gran Capitn 120
Gubler 97, 99, 112
Guisado, Alon80 48
Guzmn, Jes11s 106
H
Hackett , C. J. 120
Hayem, GeOl'ges 93
Hernndez, Francisco 67, 105
Hemndez Morejn, Antonio 23
Hernndez, Pedro 48
Hidalgo de Agero, Bartolom 58,
150,154,155
Hip6crates 28, 138, 155
Horozco 52
Huarte de San Juan, Juan 59
Hutten, U1rich von 90, 91

1
lamerlo 28

J
Jimeno, Pedro 59
Juan Pascual, Miguel 27
Jusserandot, L. N. 114

Kromberger, Juan 50

Galeno 28,29,37,60,62,70,71,77,
123,125,155,164
GarcaBallester, Luis 26,70,153,156
Garca Quintana 80
Garcilaso, el Inca 38
Gibourt 97
Gibrale6n, Domingo de 53
Gil Gonzlez 43
Gilinus, COJ'Odas 124
Gimeno Cabaas, Amalio 91

184

Laguna 58,59,63,86,91,98,107, 113,


150,151
Laguna, Andrs 29
Lan Entralgo, Pedro 60, 69, 121
LafranchideMilano27,154
Las Casas, Bartolom de 41
Ledesma, Miguel Jernimo 59, 60
Loiseleur 96

Lpez Austin, Alfredo 54, 80, 106,


108,115
Lpez de Gmara, Francisco 31,34,
36,84,90,107,109,110,121,122
Lpez Piero, Jos Mara 57, 63, 95,
96,101,153
Lozoya,Xavier 80,85,89,95,97,100,
101,102, 111

M
Maese Felipe 150
Magendie, Fran~ois 80
Maravall, Jos Antonio 31, 63, 65
MaJtn, Esteban 50
MaJtnez, Maxi 101,102
Massieu, Guillermo H. 106
Medina, Cosme de 59
Medina, Miguel Angel 42
Meissner 80
Mena, Francisco de 60
Mndez, Cristbal 44
Mendoza, Antonio de 46, 48, SO, 113
Merat 105
Merget, Antoine 133
Miranda, Faustino 83
Monardes, Nicols 55, 67, 68, 80, 84,
85,86,88,91,95,98,101,110
Monctezuma 49
Mondino de Luzzi 146
Montaigne, Michel de 64
Montaa de MonselTate, Bernardino
59
Montlifar, obispo 49
Mulet Pascual, Luis 107
Mller 133
Muriel, Josefina 49, 51
N

Nadal, Jordi 32
Narvez, Pnfilo de 49
Nicandro 60

o
Obregn 52,157
Ordua, Juan de 46
p

Pan, fray Ram6n 84, 109, 110


Paracelso 89,141
Par,~roise 152,154,162
Pascual, Miguel Juan 60
Patio, Vctor Manuel 82
Pedraza, Diego 48
Pelletier, Pierre Joseph 80
Peset Cervera, Vicente 81,91
Plaza, Juan 105
Ponte, Alonso de 26, 28
Posa 48
Q

Quintana 54
Quiroga, Vasco de 49
R

Rabuteau, Annand 132


Rmond, Antoine 133
Reyes Catlicos 120
Riera Palmero, Juan 141, 149
Robles Cornejo, A. 28
Rodrguez de Guevara 59
Ruelle, Jean de la 28, 29

S
Sabuco, Miguel 59
Sahag11n, Bemardino de 38, 80
Salerno, Rogerlo de 28
Saliceto, Guglielmo 28
Saliceto, Guillermo de 156
Snchez, Francisco 65
Schmidt, Ernst 81
Schroff 93
Segovia 48
Serapion 28

185

Servet, Miguel 59
Soll, Narcs 27
Somolinos d'Ardois, Germn 23, 29,
30,43,48,49,52,53,61

T
Toro, Francisco de 28
T01Tes, Damin 28, 52, 157
T01Tes, Pedro 28, 56
Trousseau, Armand 97
Tschirch 95

V
Valds, Javier 83
Valpuesta 53,164
Valverde de Amusco, Juan 59
Valle, marqus del 55,102
Valles, Francisco 60,69

186

Vasco de Gama 120


Vega, Cristdhal de 60
Velasco, Francisco de 157
Velasco, Luis de 54
Velasco, Luis de (hijo) 157
Vergara 52, 156
Vesalio,Andrs 25,28,29,30,58,161
Vigo, Giovanni da 27,28,60,62, 119,
123, 125, 126, 127, 128, 129, 151,
154
Villasaila, Angel de 54, 107
Vivero y Velasco, Rodrigo de 157

z
Zavala, Esteban de 28,56,172
Zumrraga, (obispo fray) Juan de 49,
50

Zurita, Alonso de 30, 42, 55

NDICE DE MATERIAS

A
abrtano 73
aceite 134
aceite de aguacate 108
aceite de almciga 165
aceite de bayas 134
aceite de ladrillos 134
aceite de linaza 157
aceite de liquidmbar 78,79, 100-101
aceite de lombrices 163, 165
aceite de manzanilla 163
aceite de membrillos 165
aceite de ricino 97
aceite infancino 157
aceite rosado 139,147,163, 165
acbar 77, 93
cido benzoico 99, 100, 112
cido catrtico 93
cido cebdico 80
cido cinmico 99, 100, 112
cido crisofnico 93
cido fumrico 130
cido glico 93
cido guayarnico 92
cido reotnico 93
cido ricinoleico 97
Achillea milli(olia 80
Adiantum caplus Veneris L. 163
afecciones catarrales crnicas 100
afecciones dermatolgicas 100
agrico 77
Agave 118
Agave sp. 105, 106
A. americana L. 105

A. americana varo marginata-aurea


Trel. 106
A. atrovirens Karw. 106
A. atrovirens varo sigmatophyIla
Berger 106
A. foetida L. 105
A. muicana Lam. 105
A. patatorum Zucc. 106
A. vivipara L. 105
agua almacigada acerada 109
agua de llantn 109, 110, 134, 160,
171
agua fuerte 170
aguacate 78, 79, 108-109
aj 36
albayalde 163, 170
alhobas 134
almciga 134, 140, 161
aloe 105
alquiira molida 161
alteraciones de la piel 110
al~re 42,134,136,149,170
Anagyris (oetida L. 82, 118
anestsico local 92
antidiarreico 110
antisptico 92
antocianinas 130
antraquinona 93
aporetina 93
rbol del fruto de arena 111
arbol tronador 54
Arbor crepitans 54
arcillas 165
arrayn 163

187

8lTOpe de moras 171


artritis 102
asma 100

Astragalus 161
A. gummifer L. 161
astringentes 44, 110
atona gstrica 93
avellanas 54, 96
axi 37
azafrn molido 139
aza~n 168,169,171
azogue 42,132,135,136,142,170
8Z11car 46
azul de guayaco 92
B
blsamo 163
blsamo de Judea 98
blsamo de la Meca 98
blsamo de las Indias 79, 98-99
blsamo de las Indias 78
blsamo de Pero 98, 100
blsamo de Tol 99, 100
Balsamodendron 140
B. africanus L. 139
B. mukul L. 139
blsamos 98, 118
batatas 36
bdelio 139
benzoato 99
benzoato de guayacol 92
berraza 78,79,79~4, 129
berros 79
bicloruro de me~urio 42
bolo armnico 165
Borago offreinalis L. 130
borrajas 130
Boswelia 140
B. bahu-dajiana Birdw 140
B.carlerii Birdw 140
B. papyrifera Rich. 140

188

bronquitis cronica 99
bronquitis plitridas 92
Bryonia dioica Jacquin 96
bubas 37,79,89,104,121,122,171
Bursera
B. bipinnata Engl. 102
B. fragilis Wats 101
B. gracilis Engl. 102

e
Cacao 79
calabaza 106

Calamus draco L. 112


calenturas cotinas 86
calomelanos 134
Calophyllum inophyllum 101
cmaras 44, 109, 110
cmaras colricas 45
cmaras sanguinolentas 45
canela 134
cafiafstola 93, 141, 160
caparrosa 170
carafia 102
carbonato de xido de plomo bsico
163
carbunculo 126
cardenillo 134
crtamo 77
cscara sagrada 93
Cassia obovata Colladon 147
catarro 38
catarro pulmonar 99
cathapucia o higuera del infierno 78,
79,96-97
custico 92
cazabe 84
cazabi 83, 84, 129
cebadilla 78, 79, 79-84, 129
cebadina 81
cebolla albaJTana 134
ceniza de sarmientos 134

cera 134
cera negra 113
cinabrio 132
cinamato de bencilo 99
cinamato sdico 98
cinamena 99
claras de huevo 168
clavo 134
cloruro de mercurio 134
cloruro mererico 136, 141
cochias 160
cochinilla 47,79,107
clchico de otofio 81
coloquntida 77
Commiphora opobalsamum L. 98
confecciones de amech 138
conjuntivitis 159
contusiones 102
Convolvulus 54, 118
C. mechoocan Vandelli 95
C. orizabensis Pellet 95
C. scamonia L. 147
C. turphetum L. 94
copal 102
copalme 100
cOlTOsivos 75
Coutarea latiflora L. 106
cozticmetls 106
creosota 92
crisaborina 93
crisofanol 93
Croton draco L. 112
croton tiglio 97
cuauhtlatlatzin 54
culantrillo de pozo 163
Curcas purgans Endl. 96
curcasino 96
Cynanchum acutum L. 147

eH
chapetonada 38

chapetones 38
charcherqun 35
chichiepatli 106
chilcoztli 106
chile 37
D
Dahlia 85
Dalea zimapanica (Schauer) 82
Datura stramonium L. 82
depuracin 89
derivados del antraceno 93
derivados elagtaninos 111
dermatosis pruriginosas y tuberculosas 99
desinfectante 113
diaforticos 75
dialtea 134
diaquiln amoniacado 139
diarreas 44
disentera 111
dismenorrea 91
dolor de hijada 85, 100
dolores de cabeza 102
Dorema
D. ammoniacum Dom. 139
D. auckeri Boissier 139
draco 118
dracocarmfn 111
Dracoena draco L. 112
dracorreseno 111
dracorrubina 111
drago 34,78,111-112

E
eglope 160
Elaphrium
E. tecomaca (D.C.) Standl 101
E. tomentosum Jacq. 101
elboro 77
elboro blanco 81

189

electuario 138
empiema 100
Encelia fari1WSa A. Gray 102
encordio 125
enfermedades de la verga 148-153
enfermedades del est6mago 98
enfermedades estafiloc6cicas 39
enfermedades estreptoc6ci~as 39
enfermedades parasitarias 39
enfermedades virales 39
enjundias de gallina 113
eritroretina 93
Eryngium beecheyanium HolIx 105
escabiosis 39
escamonea 77
escrfula 167, 168
estearina 80
estiomenos 126
estomatitis 137
estoraque americano 100
ticos 86
euforbio 134
Euphorbia resinifera Berg. 134, 136
excrecencias flemticas 167

F
fculas 113
feoretina 93
fil-i-agulla 105
flavonoides 111
flema salada 42, 82
flor de cobre 134
formicas 126
Fourcroya 105
frambesa 121
frngula 93
fruto de arena 111
Fumaria officinalis L. 130
G

gachupines 38

190

galbano 134
gangrenas 126
gengibre 46, 79
glndula 167, 168
glicerol 97
gofio 35
gonorrea 126
gota 91
Guaiacum
G. officinale L. 91
G. sanctum L. 91
guancavilcas 88
guayabas 36,78,79,110-111
guayacn 78, 79, 89-92
guayaco 49,88,90, 118, 129, 130, 132,
142
guayacol 92
guayo 84

H
habas purgativas 54, 55
helmintiasis 39
Helonias officinalis Lindley 80
Heloscyadium nodiflorum L. 79
hemolTagia 45
henequn 105
herida penetrante 37
heridas 100, 102, 105
heridas de cicatrizaci6p torpe 80
heridas de la cabeza 106
heridas frescas 98
herpes 97
hierba hedionda 79-84, 129
hierba mora 163
hierba para el dolor de la ijada y mal
de la orina 78, 79, 84-85
higuera del infierno 78, 96-97
hoitzitzilmetls 106
Hospital Amor de Dios 49, 50, 51
Hospital General de Valencia 151
hovos 78,79

Hura erepitans L. 55

I
lciea
1. heptaphyllum 101
1. heptaphyllum Amblet 101
l. tm:~a H.B. 101
incienso 134,140,161,163
Incienso de Indias 46, 79, 102
incienso de Indias 78
lpomea 54
1.jalapa 95
1. purga 95
iridina 113
Iris
1. florentina L. 112
l. germaniea L. 112, 118
1. pallida Lamarck 112

J
jalapa 96
jarabe acetoso 171
jarabe de borrajas 138, 139, 141
jarabe de fumaria 136, 147, 152
jarabe de palomilla 138, 139
jarabe de violetas 163
jarabe rosado 160
jarabes .desticados 136, 152
Jathropa
J. eureas L. 55, 96
J. multifida 54
J. eureas L. 97
J. gosipifolia 97
J. multifida 97

L
lamparones 56
laringitis crnica 99
laurel 134
leishmaniasis 39

lentisco 82
lentisco hediondo 82
Lilium candidum L. 140
linaza 134
Liquidambar 39, 40
L. Orientalis Miller, Lamck 100
L. styraciflua L. 100, 118
lirio crdeno 47,78,79, 112-113,160
litargirio 138
lupias 167
llagas con podedumbre 80
llagas frescas 105
llagas gangrenadas 100
llagas infectadas de los caballos 80

M
macietn 134
maguey 47,78,79,103-106,108,113,
130
maguey del vino 105
maz 40, 79, 113
mal de los rifiones 85
mal de madre 101
malaria 39
Malva silvestris L. 156
malvavisco 134
mandioca 84
Manihot
M. dulcis 83
M. eseulenta Crantz 83, 84, 118
manteca de vaca 42
manzandlla 73,134,147,157,163
marrubio 73
Marrubium vulgare L. 73
materias tnicas 113
matlalquahuitl 91
mechoacn 46, 79
Medicamentos anodinos, narcticos y
confortantes 75
Medicamentos atrayentes 75
Medicamentos custicos 75

191

Medicamentos emolientes y ablandantes 75


Medicamentos encarnantes y cicatrizantes 75
Medicamentos repercusivos 74
Medicamentos supurantes 75
meliloto 139
Melilotus officinale Medikus 139
me~o 132,137,142,143
metalotionena 137
metlcozli 106
mexoxochtli 106
miel rosada 171
mirabolanos 77
mirabolanos asiticos 109
milTa 140
mocanes 35
morbo glico 64, 78, 79, 104, 119-145
mumia 171
Myrabalans sp. 109
Myroxilon balsamum L., Harms varo
balsamum 99
Myroxilon balsamum L., Harms varo
pereirae 99
Myrtus communis L. 163

N
nafta 134
nata 167
nerolidol 99
neumonas 92
nexmetl 106
nitrato potsico 170
nitro 42
.
nohpalli 108
nudo 167
nuez negra 95

o
ocpatli 105
opilaciones de bazo 110
Opuntia 108, 118

192

Opuntia sp. 161


oxalato de cal 93
6xido de plomo 138, 148
oximelis 141

P
palo 104, 152
palo santo 47,49,78,88,89-92,132,
142
palomina 130
paltas 109
paltay 109
pan cazabe 36
pasiones de cabeza 86
pasiones de las junturas 98
pasiones de madre 100
pasiones flemticas 89
pasmo 53
Passiflo1Tl8 85
pelitre 134
periplemona 100
Persea americana Mill. 108
petroleo 134
pez griega 134picadura de las vtboras 105
pldoras aureas 160
pldoras cochi8Slt 139
pldoras ftidas 14-7
pldoras ftidas 136
pldoras fumarlas- 130, 139, 147,
160
pias 36
Pistacea 118
P. lentiscus L. 82, 118, 134, 140
pita 105
Plantago major L. 134
plomo lavado 163
polipodio 77
polvos de Juan de Vigo 170,171
polvos de lilio 140
polvos de sndalos colorados 165

Polypodium vulgare L. 147


pomada Whitfield 99
potuyuca 84
Protium heptaphyUum 101
protopina 130
prot6xido de plomo 138
Psidium guajava L. 110
Pterocarpus
P. drcu:o L. 112
P. santalinus L. 112
pujos 45
pulque 106
purgacin 77
purgantes 44,54,55,110,113
purgantes hidragogos 95
putrefacientes 75
Q
quametl 106
quemaduras del cuerpo 108
quimichpatli 80

R
raz de brionia 96
raz de China 91
raz de mechoacn 78, 94-97
reaccin de Wassermann 133, 142
remedios mayores 76
resina 93, 134
resina de guayaco 91, 92
reumatismo 97, 102
reumatismo crnico 91
Rheum 93, 118
R. officinale 46
Ricinnus comunnis L. 96
ricinoleina 97
rija 161
rubia de tintoreros 171
ruda 134
ruibarbo 77, 79, 160
ruibarbo de las Indias 46, 78, 93-94

ruibarbo tostado 171

RU1ne% 85
S
sagapeno 139
salcomD 42
sal de Marte 170
salitre 170
sangre de drago 79, 111, 140, 161
sangra 76
santiguadores 160
Santolina chamaecyparissus L. 73
sarcocola 140, 160
sama 97,110
sen 77
sfilis 91, 122
silicatos alumnicos 165
silicatos frricos hidratados 165
sivocos 86
Smilax 89,118
S. aristolochiaefolia 86
S. aspera L. 88
S. coudifolia 86
S. febrifuga 86
S. jalapensis 86
S. regelii 86
Solan.um nigrum L. 163
soliman 168
solimn 42, 136, 140, 169, 171
iL. 109,118
styrax lquido 100
. Styra% officinalis L.100
sublimado corrosivo 42
sulfato alumnico potsico 134
sulfato cdprico 170
sulfato ferroso 170
supergalato de veratrina 80

T
tacamaca 101-102
talparias 126

193

tamarindos 77
Tamus communis t. 95
tapayaxmetl 106
tpsia 73
teometl 106
tequemahaca 78, 79
tercianas 86
testudo 167
ttanos 39
Thapsia garganica L. 73
tifus exantemtico 39
tintura alcohlica de guayaco 91
tintura de guayaco 92
tia 100
tlacametl 106
tlah~lpahtli 83
tlalquequtzal 80
tlanexnopalli 108
tlatocnochnopalli 108
tlayectiani 54
tletlmaitl 80
tragacanto de Grecia 161
traumatismos 102
trementina 134,139,147,163,165
trepanomatosis 39
treponema 120
Trigonella fomum-graecum L. 156
tuberculosis 39
tuberculosis pulmonar 92
tunas 47,54,78,79,107-108

ungento de aragn 134


ungento de azarcn 163
ungento de bolo armnico 165
ungento de milPo 148, 163
ungento egipciaco 134
unto 42

V
veneno para ratas 80
veratrina 81
veratrina cristalizada 81
verruga infecciosa 38
verrugas 92
vinagre 134,172
vinagre rosado 134
viruela 39
Visnea mocanera 35
vitriolo de hierro 42, 136

X
xaIxococuahuitl 111
xaIxocotl 111
xochiocotzocuahuitl 100
xochiocotzotl 100

y
yedra 134
yema de huevo 139
yeso 161
yuca 78,79,79~

ulceraciones rebeldes 80
unciones mercuriales 48,51
ungento amarillo 138
ungento blanco 138, 163
ungento de albayalde quemado 163

zarza 91,141
zarzaparrilla 47, 78, 79, 85-89, 91,
104, 118, 121, 139, 142, 147, 152,
160
zarzaparrilla de Honduras 88

194

Se termin de imprimir
en Artes Grficas Soler, S. A.,
de la ciudad de Valencia,
el 28 de mayo de 1993

CUADERNOS VALENCIANOS
DE HISTORIA DE LA MEDICINA Y DE LA CIENCIA
SERIE MONOGRFICA PUBLICADA POR LA
UNIl>AD DE HISTORIA DE LA CIENCIA. DEL
INSTITUTO DE ESTUDIOS DOCUMENTALES E HISTRICOS SOBRE
LA CIENCIA
UNIVERSIDAD DE VALENCIA - e.S.I.e.

Nmeros aparecidos:

l. J. M.a LPEZ PJERO: Orgenes histricos del concepto de neurosis. Valencia, 1963, 296 pgs.

11. J. M.a LPEZ PJERO y L. GARdA BALLESTER: La obra de Andrs Alczar sobre la ,trepanacin. Valencia, 1964, 79 pgs.
(Agotado).
III.

SAN MARTN BACAICOA: La lepra en la Espaa del siglo XIX.


Valencia, 1966, 164 pgs. (Agotado).

IV.

A. ERCILLA VIZCARRA: La medicina del pueblo Khad. Valencia, 1966, 43 pgs., + 15 lms. (AJtotado).

V.

J. R. ZARAGOZA: La medicina de la Espaa Protohistrica. Las


civilizaciones autctonas. Valencia, 1967, 68 pgs.

VI.

J. TOMS MONSERRAT: La obra mdico-quirrgica de luan Creus


l/

VII.

Manso. Valencia, 1967, 235 pgs. (Agotado).

J. M.a LPEZ PIERO, M. PESET REIG, L. GARdA BALLESTER.


M.a L. TERRADA FERRANDIS y J. R. ZARAGOZA RUBIRA: Bibliografa histrica sobre la Ciencia l/ la Tcnica en Espaa. Val~ncia, 1968, vol. 1, 195 pgs. (Agotado).

VIII.

J. A. PANIAGUA: El Maestro Amau de Vilanova, Mdico. Valencia, 1969, 92 pgs., + 6 lrns.

IX.

P. FAUS SEVILLA: Catlogo de la Exposicin Histrica del Libro


Mdico Valenciano. Valencia, 1969, 111 pgs., + 28 lms.

X.

R. PASCUAL: El botnico los Quer (1695-1764) primer apologista de la ciencia espaola. Valencia, 1970, 88 pgs.

XI.

A. GIMBERNAT: Oracin inaugural sobre la importancia de la


Anatoma l/ la Ciruga. Valencia, 1971, 33 pgs.

XII. L. GARdA BALLESTER: Alma

l/ enfermedad en la obra de Galeno. Traduccin U comentario del escrito "Quod animi mores
corporis temperamenta sequantur." Valencia-Granada, 1972,
347 pgs.

XIII.

J.

M.a LPEZ PIERO, M. PESET REIG, L. GARCA BALLESTER,


M.a L. TERRADA FERRANDIS y
R. ZARAGOZA RUBlRA: Biblio-

J.

grafa histrica sobre la Ciencia y la Tcnica en Espaa. Valencia-Granada, 1973, 2 vals.


XIV.

XV.

E. BALAGUER PERIGELL: La introduccin del modelo fsico y


matemtico en la Medicina Modema. Anlisis de la obra de
]. A. Borelli "De motu animalium" (1680-81). Valencia-Granada,
1974, 166 pgs. + 19 lms.

J.

M.a LPEZ PIERO, L. GARcA BALLESTER, M.a L. TERRADA,

E. BALAGUER, R. BALLESTER, F. CASAS, P. MARSET y E. RAMOS:


Bibliografa histrica sobre la Medicina Valenciana. ValenciaGranada, 1975, 75 pgs.
XVI.

La Academia Mdico-Prctica de Mallorca


y documentos. Valencia, 1975, 166 pgs.
F. BUJOSA HOMAR:

(1788-1800), Catlogo de sus Disertaciones, Censuras

XVII.

G. OLAGE Ros: La literatura mdica sobre epilepsia. Siglos XVIXIX. Anlisis bibliomtrico. Valencia, 1976,. 96 pgs., 21 lms.

XVIII.

R. BALLESTER, F. BUJOSA y G. OLAGE: Coleccin historicomdica de la Facultad de Medicina de Valencia. Valencia, 1976,
54 pgs., 21 lms.

XIX.

T. M.a LPEZ PIERO: Medicina moderna y sociedad espaola.


Valencia, 1976, 326 pgs. (Agotado).

XX.

J.

M.a LPEZ PIERO: El "Dialogus" (1589) del" paracelsista


Llorenf COfar r la ctedra de medicamentos qumicos de la
Universidad de Valencia (1591). Valencia, 1977, 90 pgs.

XXI.

T. M.a LPEZ PI ERO, F. BUJOSA, M.a L. TERRADA: Clsicos


espaole.'1 de la anatoma pato16gica anteriores a Cajal. Valencia,
1979, 254 pgs.

XXII.

1. M.a LoPEZ PmERo y F. BUJOSA: Clsicos espaoles de la anestesiologa.


Valencia, 1981,306 pgs.

XXIII.

F. BUJOSA, V. NAVARRO, E. PORTELA, M. L LoPEZ


Y J. PARDO: Los impresos cientficos espaoles de los siglos XV
y XVI. Inventario, bibliometrla y thesaurus. Volumen 1: Introduccin.
Inventario A.c. Valencia, 1981, 157 pgs.

J. M.a

LoPEZ PlrilERO,

lERRADA

XXIV.

J. M.a LoPEZ PlrilERO y F. BUJOSA: Los tratados de enfermedades infantiles


en la Espaa del Renacimiento. Valencia, 1982,169 pgs.

XXV.

F. BUOSA: La afasia y la polarizacin ideo16gica en torno al


sistema nervioso central en la primera mitad del siglo XIX. Valencia, 1983, 299 pgs.

XXVI. J. M.o LPEZ PIERO, M.Il....Jos BGUENA CERVELLERA, Jos LUIs


BARONA VI LAR, FRANCESC BUJOSA HOMAR, Jos LUIs FRESQUET
FEBRER, M.o Luz LPEZ TERRADA, VcrOR NAVARRO BROTONS,
JOS PARDO TOMS Y EUGENIO PoRTELA MARCO: Los impresos

cientficos espaoles de los sigloYiXV y XVI. Inventario, bibliometria y thesaurus. Volmenes 11-111: Inventario D-Q. Valencia,
1984, 296 pginas.

XXVII. La "Medicina de laboratori", a Valencia en la transici deis segles


XIX al xx. Guia de I'Exposici. Setembre 1985. Valencia, 1985.
64 pgs.
XXVIII.

M.o-Jos BGUENA CERVELLERA, Jos LUIs BARONA VI LAR, Jos


LUIs FRESQUET FEBRER, M.o Luz LPEZ TERRADA, JUAN ANTONIO
Miro NAVARRO y VICENTE LUIS SALAVERT FABIANI: Estudios sobre
la medicina y la ciencia valencianas (Siglos XVI-XIX). Valencia,
1985,200 pgs.

XXIX. J. M.O LPEZ PIERO, M.Il....Jos BGUENA CERVELLERA, Jos LUIs


BARONA VILAR, Jos LUIs FRESQUET FEBRER, MARA Luz LPEZ
TERRADA, VcrOR NAVARRO BROTONS, JOS PARDO TOMS Y EuGENIO PORTELA MARCO: Los impresos cientficos espaoles de los
siglos XV y XVI. Inventario, bibliometria y thesaurus. Volumen
IV: Inventario R-Z. Valencia, 1986, 136 pgs.
XXX. J. M.o LPEZ PIERO, M.o-Jos BGUENA CERVELLERA, Jos LUIs
BARONA VILAR, Jos LUIs FRESQUET FEBRER, MARA Luz LPEZ
TERRADA, JOS PARDO TOMS Y VICENTE L. SALAVERT FABIANI:
Bibliographia medica hispanica, 1475-1950. Volumen 1: Libros y
Folletos, 1475-1600. Valencia, 1987. 232 pgs.
XXXI. E. PORTELA y A. SOLER, Bibliographia chemica hispanica, 14821950. Volumen 11: Libros y Folletos, 1801-1900. Valencia, 1987,
554 pgs.
XXXII. J. M.O LPEZ PIERO, M.o-Jos BGUENA CERVELLERA, Jos LUIS
BARONA VI LAR, Jos LUIs FRESQUET FEBRER, MARA Luz LPEZ
TERRADA, JOS PARDO TOMS, VICENTE L. SALAVERT FABIANI y
MARA LUISA GARCA NJERA: Bibliographia medica hispanica,
1475-1950. Volumen 11: Libros y Folletos, 1601-1700. Valencia,
.1989,312 pgs.
XXXIII. J. M.a LPEZ PIERO y M.o Luz TERRADA: Bibliographia medica
hispanica, 1475-1950. Volumen VIII: Revistas, 1736-1950. Valencia, 1990, 194 pgs.
XXXIV. J. CASTRO SoLER, A. E. TEN Y V. ZoRRILLA PALAU: Bibliographia
astronomica et geodaetica hispanica, 1795-1905. Volumen 1: Introduccin. Inventario A-Z. Valencia, 1990,243 pgs.

xxxv.

1. M.a LPEZ Pn'ffiRO, M.D-Jos BGUENA CERVELLERA, JOS LUIs


BARONA VlLAR, Jos LUIs FREsQUET FEBRER, MARIA-Luz LPEZ
TERRADA, JUAN A. MIC NAVARRO, JOS PARDO TOMS, VICENTE
LUIS SALAVERT FABIANI, CARLA AGUIRRE MARco, RAFAEL ALEIXANDRE BENAVENT, ISABEL PREZ SALINAS Y MARIANO PESET MANCEBO: Bibliographia medica hispanica, 1475-1950. Volumen IV:
Libros y Folletos, 1801-1850. Valencia, 1991,487 pgs.

XXXVI.

J. M.DLPEZ P~ERO y MARiA-Luz TERRADA: Bibliographia medica hispanica, 1475-1950. Volumen IX: Bibliometra de las revistas, 1736-1950. Valencia, 1991,98 pgs.

XXXVII.

J. M.a LPEZ P~o: El cdice Pomar (ca. 1590), el inters de


Felipe II por la historia natural y la expedicin Hernndez a
Amrica. Valencia, 1991, 128 pgs.

XXXVIII.

1. M.a LPEZ PI~ERO, M.a-Jos BGUENA CERVELLERA, Jos LUIS


BARONA VILAR, JOS LUIS FRESQUET FEBRER, MARIA-Luz LPEZ
TERRADA, JUAN A. MIC NAVARRO, JOS PARDO TOMS, VICENTE
LUIS SALAVERT FABIANI Y MARIA LUISA GARCfA NJERA: Bibliographia medica hispanica, 1475-1950. Volumen 111: Libros
y Folletos, 1701-1800. Valencia, 1992, 295 pgs.

XXXIX.

Jos M.a LPEZ PI~ERO y FRANCISCO CALERO: "De pulvere


febrifugo Occidentalis Indiae" (1663) de Gaspar Caldera de
Heredia y la introduccin de la quina en Europa. Valencia,
1992, 53 pgs.

XL. Jos PARDO TOMS Y MARiA Luz LPEZ TERRADA: Las primeras
noticias sobre plantas americanas en las relaciones de viajes y
crnicas de Indias (1493-1553). Valencia, 1993,364 pgs.
XLI.

Jos LUIS FREsQUET FEBRER: La experiencia americana y la teraputica en los "Secretos de Chirurgia" (1567) de Pedro Arias
de Benavides. Valencia, 1993, 194 pgs.

XLII.

Jos MARIA LPEZ PI~ERO y THOMAS F. GUCK: El megaterio de


Bru y el presidente Jefferson. Una relacin insospechada en los
albores de la paleontologa. Valencia, 1993, 157 pgs.

También podría gustarte

pFad - Phonifier reborn

Pfad - The Proxy pFad of © 2024 Garber Painting. All rights reserved.

Note: This service is not intended for secure transactions such as banking, social media, email, or purchasing. Use at your own risk. We assume no liability whatsoever for broken pages.


Alternative Proxies:

Alternative Proxy

pFad Proxy

pFad v3 Proxy

pFad v4 Proxy