Evaluacion Tercero de Primaria
Evaluacion Tercero de Primaria
Evaluacion Tercero de Primaria
SUR DE TENERIFE
ndice
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Introduccin
En torno a 1670 la economa de la Provincia de Caracas, tras un perodo
de recensin, comienza a manifestarse vigorosa. En 1684 se contaba en ella
con 434.850 rboles de cacao en 167 haciendas, 18 propiedades dedicadas al
trigo, 26 ingenios y 28 hatos. Ms del 10% de los cacaoteros eran de nueva
planta en una regin virgen a poca distancia de Caracas, los Valles del Tuy.
Comienza una poca que llegar hasta 1740 definida por la disponibilidad de
tierra irrigable para cacao y esclavos. En 1720 haba ya ms de dos millones
de rboles. En 1744 haban ascendido a cinco, estando localizados ms de la
mitad en el Tuy. Mientras que las principales familias de la elite se consolidan,
los inmigrantes que arriban de forma significativa desde mediados de la dcada
de los setenta podan aspirar a integrarse dentro de ella con la riqueza que les
proporcionaba el comercio, las plantaciones y la disponibilidad de obra esclava. Antes de 1700 una parte de ellos comienzan a cultivar cacao en los valles
ms remotos de la provincia, no slo en el Tuy, sino sobre todo en la costa de
Aragua y muy especialmente en el Yaracuy. Una frontera interior que varias
dcadas despus se desplazar hacia Barlovento. De forma paralela prospera el
tabaco en Aragua. En el Valle y los Altos de Caracas centenares de familias se
dedican a cultivos de autoconsumo y a la ganadera. En Guarenas o Guatire
introducen ingenios o se emplean como mayordomos o arrendatarios. La colonizacin de los Llanos Centrales con el xito de la de San Carlos Cojedes en
1678, en la que participaron, supuso un claro avance en la ocupacin del rea
con la fundacin de 17 misiones entre 1679-1700. Se llegara por el sur hacia
Calabozo y por el norte hacia el Estado Portuguesa.
Entre 1670 y 1740 diferentes generaciones de familias canarias se dirigirn
hacia Venezuela atradas por las posibilidades de futuro que se les abran tanto
en su conversin como cultivadores de autoconsumo en el Valle de Caracas, de
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del comercio ilegal por los bajos precios de la Compaa, especialmente desde
que en 1735 el Gobernador Lardizbal ordenase la prohibicin de transportar el cacao desde Barlovento, por mar a La Guaira, lo que supona un coste
considerable por tierra y la imposibilidad de efectuarlo en la estacin lluviosa.
En una dcada el contrabando pas de ser slo el 91 al 399% de las exportaciones de cacao venezolano. Barlovento pudo dar salida a su espectacular
crecimiento productivo a travs del trfico clandestino.
Los sureos, especialmente los chasneros, los santiagueros y los isoranos
participaron activamente en esa etapa dorada de la migracin familiar, entre
1670 y 1740, desde la primera generacin, como analizaremos a continuacin.
La pobreza general del territorio, la aguda concentracin de la tierra en todo
l, el proceso de seorializacin que cristalizara en esos aos en el Valle de
Santiago y Adeje, pero que se puede apreciar tambin en Chasna en los crecientes poderes de los Soler, la crisis general de la economa de la isla, todos
esos factores, junto con agravamientos coyunturales como sequas en esas fechas, coadyuvaron a un considerable incremento de la migracin de familias
enteras, que venden sus casas y sus tierras y deciden emprender la migracin
a una Venezuela que parece proporcionarles la prosperidad que se les niega en
su tierra natal.
Las estrechas vinculaciones con la comarca NO, que sufre la crisis del vidueo con singular intensidad y que adems ve perder con la erupcin de 1706
parte importante de sus mejores tierras de cultivo, se convierten en un aliciente
para la migracin, en la que se pueden apreciar los vnculos de parentesco de
sus pobladores, ligados por la sangre y el matrimonio. Junto con ellas la poltica
de la elite local, interesada en obtener prebendas y cargos relevantes en Tierra
Firme, como se puede apreciar en las gobernaciones en Venezuela del garachiquense Ponte y Hoyo y el icodense Betancourt y Castro, o en el viaje de ms
de 400 personas que sufraga en 1683 Fernando del Hoyo Solrzano, primer
Seor del Valle de Santiago, en el que se enrolan muchas familias sureas.
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Sobre los Revern vase ITURRIZA GUILLN, C. Algunas familias caraqueas. Caracas, 1967. Tomo II, pp.735-751.
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isla se asentaron santiagueros que enlazaron con ellos, como ocurre con Francisco Gonzlez Guanche, casado en 1702 con Mara, originaria de Buenavista,
hija de los tambin emigrado Luis Acevedo y Florentina Borges. Los padres
de esta ltima le dieron en dote una suerte de tierra de riego en La Vega y
dos esclavas. A una de ellas por su asistencia le dio la libertad y un pedacillo
de tierras en Catia. Francisco forma parte tambin de una intensa migracin
familiar santiaguera. No llev nada al matrimonio. El grueso de su fortuna de
partida es la herencia de su esposa. Tuvieron 10 hijos adultos, desposados con
paisanos de su mismo origen. Algunos se establecieron en La Vega, pero otros
lo hicieron en otros puntos del Valle de Caracas. Ampli sus propiedades con
una posesin en la otra banda del Ro Guaire, cargada con un censo y arrendada y con 22 bueyes y algunas vacas en Los Teques. En La Vega cultivaba
dos almudes de maz. Cuatro hermanos (Domingo, Juan, Antonio y Lucas)
se trasladaron tambin para Venezuela. Todos ellos casaron con paisanas, unos
en Caracas, como los dos primeros, y otros en su tierra, como los dos ltimos4.
La elevada descendencia cre tensiones para el reparto de la herencia, como
aconteci en la reyerta en la que se vieron envueltos Francisco, su hijo Teodoro
y su yerno Fernando Gonzlez Abad y el hermano de ste Amaro, con su yerno
Gaspar de los Reyes. ste ltimo result herido por una encerrona a raz de
una deuda cobrada a su suegro. Francisco le profiri una amenaza en la que
le gritaba que haba de empezar por los negros y de acabar con los blancos5.
Gaspar de los Reyes Lugo era marido de una hija de Francisco, como su
hermano Juan Gonzlez Lugo. Para completar la endogamia eran asimismo
hijos de una hermana de Jos y Luis de Acevedo. De su matrimonio con Feliciana Mara tuvieron ocho hijos adultos, que contrajeron matrimonio con las
mismas tendencias endogmicas. Significativamente sus dotes ya no fueron
esclavos sino mulas, lo que demuestra las limitaciones de la tercera generacin
en el Valle de Caracas. Aport 400 pesos y ella varias yuntas de bueyes. No
hered cosa alguna, por no haber dejado bienes sus padres. La particin de los
de su suegro fue compleja. No se haba efectuado todava cuando test, pese al
tiempo transcurrido. Complement sus ingresos con el remate del diezmo de
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che. Como el anterior se enterr a los pies del altar de la Candelaria y dej 300
misas para ser celebradas por los sacerdotes Nicols de Osio, cura de la Vega,
Vicente Crespo y Antoln Prez, a razn de 100 cada uno, lo que era indicativo
de una posicin econmica intermedia8.
A finales del siglo XVIII y principios del XIX los santiagueros siguieron
asentndose en La Vega, como acaeci con Alonso Rodrguez, natural de la
villa de Santiago, casado con Mara del Carmen Garca, cuya muerte acaeci
el 1 de diciembre de 1803 hizo testamento, en el que solicit ser sepultado con entierro cantado mayor y Juan Manso, hijo de Juan Manso y Mara
Garca, fallecido el 2 de septiembre de 1810, que test ante el corregidor del
pueblo el 30 de junio. Pidi ser enterrado con hopa del Santsimo. Su mujer,
Josefa Martel, resida en su pueblo natal con sus dos hijas Mara y Antonia,
ambas casadas. Sus albaceas fueron sus parientes Pedro y Jos Manso. Ya en
plena Guerra de Independencia falleci all el 19 de septiembre de 1812, siendo enterrado a los pies de Nuestra Seora del Carmen con entierro cantado
mayor otro santiaguero, tambin con lazos con el anterior Francisco Vargas,
marido que haba sido de Luisa Gonzlez Manso. No hizo testamento, dej
encargados todos sus bienes y disposiciones a su hermano Bartolom y dej
cien misas por su alma. De la vecina Gua de Isora Pedro Gonzlez Manso,
probablemente pariente de los anteriores, que era soltero, hijo de don Pedro
Gonzlez Manso y de Mara Ximnez, no recibi sacramentos ni hizo testamento por no dar lugar el mal del que muri9
En otras reas del Valle de Caracas, aunque con menor intensidad, se expandieron los sureos. Es el caso de Chacao, donde el santiaguero Toms
Hernndez, sobrino del icodense Gregorio Hernndez Trujillo y de su hermano y heredero, compra la estancia a su viuda. Para completar la endogamia
contrae matrimonio con Rosala, hija de Felipe Hernndez, su parienta, por
lo que para casarse en 1719 tuvo que pedir dispensa de tercer grado de parentesco. Tuvieron 10 hijos, de los que 8 llegaron a la edad adulta. l aport una
mula y un pedazo de yuca que valdra 100 pesos y ella una yunta. Continuaron
la misma poltica matrimonial. Arriendan una parte de sus tierras a su hijo.
Su estancia estaba gravada con un censo de 3.000 pesos y eran dueos de 13
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Ibdem Ante el Teniente de Justicia Mayor del Valle Pedro Flores Crespo, 2 de julio de
1745. Una de sus hijas, Bernarda Encarnacin, se cas con el tacorontero Jos Bello en 1749.
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form una compaa agrcola para arrendar tierras y dedicarlas al cultivo del
caf y para la cra del ganado. Los conflictos blicos le llevaron a la ruina. Por
eso se entierra en tnica blanca en uno de los tramos comunes de la parroquia
de San Pablo13 .
En Macarao, que naci como pueblo de isleos, habita el santiaguero Miguel Gonzlez Alonso, hijo de Miguel Gonzlez Alonso y Luisa Francisca
Rodrguez, que se desposa el 23 de noviembre de 1772 con Mara Tomasa
Salgado, natural de esta parroquia, hija de Pablo Jos Salgado y Florencia
Beatriz Martnez.
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HERRERA VEGA, D.J. Familias coloniales de San Carlos. Caracas, 1987.Tomo II,
pp.27-32.
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gratorias que los conectaron con sus paisanos. Los chasneros Esteban Morn
de Barrios y Ursula Melchora emigraron con sus hijos Clemente y Mara a
San Carlos, donde falleci Esteban en 1715. stos atrajeron a parientes suyos
como los Monroy y los Mena, originarios como ellos del barrio de las Socas
en San Miguel. Jos Lorenzo Monroy falleci en San Carlos en 1802 y otro
tanto acaeci con Miguel Alonso Mena. Varios hijos del primero emigraron
a Venezuela, como Eusebio, afincado en Turmero y Francisco Miguel y Patricio, que lo hicieron en San Carlos. ste ltimo contrajo nupcias con Isabel,
hija del citado Mena. Compr legtimas de parientes suyos, como la de su
hermano Eusebio y las de sus parientes Salvador y Mara de la Paz Mena,
vecinos de Caracas, de Alonso Mena y Agustina Gonzlez, de Francisco de
las Llagas y Nicols Antonio Revern y su mujer Mara Josefa Mena, establecidos en San Juan Bautista del Pao. Prest 319 pesos en San Carlos a sus
paisanos Pedro Bello Marrero, Bartolom Gmez y Antonio lvarez, vecinos
de Barquisimeto, obligados a satisfacerlos en 319 libras de ail flor. Ya mayor
retorn con su esclava Rosala a su pueblo natal donde test a los pocos das
de llegar ante su fiel de fechos en 180315.
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TAVERA MARCO, C.J. Historia de la propiedad territorial en el Valle de Aragua, 15901830. Maracay, 1995, p.130.
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1803.
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Un expediente de casamiento del candelariero de 29 aos Andrs Rodrguez Cuello, labrador de tabaco en la fundacin del Rey en 1804, desde
haca 13 a 14 aos, es bien ilustrativo de su asentamiento. Se quera casar
con una pobre hurfana, Ins Gonzlez, hija de dos labradores isleos fallecidos sin testar Miguel Gonzlez y Teresa Bethencourt. En los interrogatorios
abiertos aparecen los vegueros de Camburito Antonio Rafael Prez, natural
de Gmar, de 32 aos, y de las plantaciones del Rey el tinerfeo Francisco
Alonso del Castillo24. La concesin de tierras y los prstamos para hacer
frente a su cultivo eran sus alicientes. Andrs debi llamar al poco tiempo a
su hermano Francisco Ignacio, pues ambos aparecen en 1808 como albaceas
del labrador realejero soltero Mauricio Hernndez Barroso25.
Entre los hacendados de Turmero de procedencia surea nos encontramos con el aronero Jos de Fraga, subteniente y capitn de las milicias de
blancos de esos Valles, casado con el 19 de febrero de 1797con Ana Joaquina
de Lugo, natural de Tenerife. Era hijo de Jos Domnguez de Fraga y Ana de
Fras, ya difuntos. Dej 600 misas rezadas, 400 de ellas de 8 reales por cuatro
sacerdotes y las 200 restantes de 4 por los religiosos de San Francisco y Santo
Domingo de Caracas, 200 pesos para ayuda del cuidado del altar Nuestra
Seora de las Mercedes que se veneraba en la iglesia de Turmero, y 25 pesos
para los pobres. Sus albaceas lo fueron su mujer y Jos Antonio Betancourt y
Antonia Domnguez Fraga sus sobrinos. Su esposa se convirti en su heredera por no tener sucesin de su matrimonio no tuve sucesin26.
Una prueba evidente de estas transformaciones es la ereccin de la parroquia de Santa Cruz de Escobar en 178127. Su censo de 1786 no deja lugar a
dudas sobre quines eran sus pobladores: 1642 blancos, 26 indios libres, 595
pardos y slo 21 esclavos. No exista en sus contornos ninguna hacienda28.
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Hasta 1781 Turmero es la nica parroquia de la zona, por lo que los pobladores de Santa Cruz de Aragua se registran en ella hasta la ereccin de una
nueva en esa ltima localidad. All fallece con entierro mayor el 4 de abril de
1767 el gimarero Cristbal Delgado, casado con Mara Rodrguez de esa
feligresa y el 7 de octubre de 1760 con entierro mayor Juan de Morales, adulto, hijo de Polinario de Morales y Mara Rodrguez naturales de Vilaflor. No
pocos no salieron de la miseria. Ese es el caso de Domingo, adulto y natural de
Gmar, fallecido en Turmero el 10 de marzo de 1788. Desposado en su localidad natal, no hay quien sepa cmo se llama su mujer, lo que algunos dicen
ser Martn, ni si tuvo hijo o no. Muri de repente, Don Juan Izquierdo, que
lo tena recogido en su casa, pag 20 reales por la sepultura. Por su parte, el
granadillero Francisco Gonzlez, que recibi entierro menor el 17 de agosto de
1792, era hijo de Juan y de Mara Gonzlez, muri de un golpe de hierro. El 25
de noviembre de 1816 muri Juan Agustn Baute Faria, soltero, hijo de Juan
Baute Faria y Anastasia. Era natural de Arafo. A peticin de don Francisco
Cuello se le cant misa. Otro tanto podemos de decir de Jos Antonio Len,
natural de Vilaflor, hijo de Manuel de Len y Catalina de Len muertos, que
se desposa el 8 de mayo 1786 con Mara Eulalia Ruiz, natural de ese pueblo e,
hija de Pedro Ruiz, ya fallecido y Josefa Rodrguez29.
Los santiagueros, como acaece en toda Aragua, son uno de los componentes sureos mayoritarios. Es el caso de Salvador Forte, que, sepultado el 14
de junio de 1773 con entierro mayor cantado, haba fallecido de forma sbita.
Hijo de Sebastin Forte y de Mara Martel, no test por poseer bienes muy
cortos, de Francisco de Abreu, fallecido de accidente el 19 de febrero de 1797
y casado con su paisana gueda Francisca Forte, de Antonio Torres, adulto,
soltero, sepultado el16 de agosto de 1799. Era hijo de Jos Torres y de Brbara
Trujillo, difunta, todos blancos. Tambin de Salvador Gorrn, soltero, enterrado con misa cantada el 2de diciembre de 1805. Hijo de Salvador Gorrn y de
Mara Delgado, vecinos del lugar. Hizo testamento ante el teniente de justicia
mayor de este pueblo, en el que dispuso que fuese amortajado con lienzo
blanco. Don 200 misas de 8 reales, 100 oficiadas por el presbtero Toms
Calzadilla y las restantes por Fray Ignacio Mndez, religioso de San Francisco. Finalmente, Clara Gorrn, viuda de Antonio Gonzlez Barrios, miembros
los dos de dos de los ms significativos y acomodados linajes santiagueros de
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Aragua. Fue enterrada con misa cantada a peticin de su hijo Francisco Gonzlez Barrios, entierro cantado30.
Uno de los hacendados isleos ms ricos de Santa Cruz del Escobar fue el
granadillero Pedro Rodrguez Bello, viudo de Juana Garca del Castillo, falleci en Turmero 10 de enero de 1796, donde hizo testamento ante Francisco
Antonio Ruiz. En l dispuso que como hermano del Santsimo, se amortajase
su cuerpo con la opa de dicha cofrada y tambin con el hbito de San Francisco, que fuese sepultado en esta parroquia junto al altar de los Santos desposorios y le diesen 60 misas por su alma, unas 30 por el cura de Santa Cruz
Manuel Antonio Fajardo y las otras 30 por el de Turmero en el altar mayor,
60 pesos para la fbrica que se pretenda hacer en el pueblo de Santa Cruz,
200 pesos a tributo una fiesta mensual al Santsimo de sus rditos en la de
Turmero, 6 pesos a doce pobres vergonzantes de este pueblo, quince reales a
cada uno. Sus albaceas eran paisanos suyos, el capitn Antonio Gonzlez Betancourt, el capitn Jos Fraga y Jos Villareal. Dej por heredero a su sobrino
Francisco Miguel Rodrguez Bello, que resida en Granadilla31.
El 11 de junio de 1802 falleci all Juan Martn Barreto, soltero, natural de
Granadilla. No hubo quien diera noticia del nombre de sus padres. No test
por no tener de que. Tambin vivi en esa localidad Juan Rodrguez Ledesma,
natural de Gmar y residente en la villa de San Luis de Cura, hijo de Toms
Rodrguez y Josefa Gonzlez de Ledesma, casado el 3 de diciembre de 1793
con Josefa Gonzlez, natural de este pueblo, hija de Antonio Gonzlez difunto y de Mara de la O Rivera. Otro sureo all establecido fue Jos Rodrguez
del Castillo, natural de Arico y vecino de Maracay, hijo de Pedro Rodrguez
del Castillo y de Mara Andrea Torres, que celebr nupcias el 22 de abril
de 1805 con Mara Cipriana Romero, natural de la Gomera y vecina de ese
pueblo, hija de Diego Romero, difunto, y de Juana Gmez. De Candelaria
era Jos Antonio Delgado, hijo de Leonardo Antonio Delgado y Juana de la
Cruz Ramos, difuntos, contrajo matrimonio el 4 de mayo de 1807 con rsula
Ramos, natural de ese pueblo, hija de Domingo Ramos, difunto, y ngela
Bibiana Guevara32.
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Entre los pobladores de Santa Cruz de Aragua a fines del siglo XVIII fue
considerable el peso de los chasneros, especialmente de los originarios de San
Miguel de Abona. Hemos localizado, entre otros, a Jos Rodrguez Sierra, casado con Mara Gracia Prez el 16 de junio de 1794 e hijo de Juan Rodrguez
Sierra y Mara Rodrguez. No recibi el vitico por hallarse muy distante del
pueblo y no haba dado tregua la enfermedad para ello. A Jos Alonso Prez,
natural del lugar de San Miguel de Vilaflor de Chasna33, hijo de Sebastin
Alonso Prez, difunto, y Mara Gracia, fallecido el 19 de julio de 1794 con
nupcias en Chasna con Josefa Antonia Delgado, natural y vecina del pago de
San Miguel. Otorg su testamento ante el escribano Francisco Antonio Ruiz
el ao anterior en el que dispuso que su entierro se hiciese en esta iglesia, dejando la forma a disposicin de sus albaceas segn los haberes del dicho. Sus
albaceas eran su cuado Salvador Xavier Delgado, residente en este pueblo y
su mencionada consorte Josefa Antonia Delgado. Dej por heredero a su hijo
Antonio Jos Prez.
Otros naturales de San Miguel fueron Plcido Lorenzo Monroy y Jos
Francisco Bernal, soltero, fallecido en Santa Cruz de Escobar el 21 de agosto
de 1795, que otorg testamento el 18 ante Francisco Antonio Ruiz escribano
real. En l declar ser natural del lugar de Chasna, parroquia de San Miguel,
hijo de Jos Francisco Bernal y de Mara Alonso de la Cruz. Se enterr con el
hbito San Francisco y dej 100 misas de 8 reales, 25 pesos para el aceite de
la lmpara del Santsimo Sacramento y 18 para que en el da de su sepelio se
distribuyesen entre los pobres del vecindario. Fueron sus albaceas su hermano Domingo Francisco Bernal, Antonio Garabot y Lucas Linares. Dej por
herederos a sus padres. Por su parte, Plcido Lorenzo Monroy, fallecido el 3
de septiembre de 1793 era hijo de Miguel Lorenzo Monroy y Mara Antonia
Bernal. No lleg a testar. De San Miguel eran tambin nativos Toms David
de los Reyes, hijo de Juan Rodrguez Reyes y Catalina Bernal por entonces
difunta, con nupcias el 20 de febrero de 1800 con Cayetana Bernal, natural
del pueblo, hija de Pedro Francisco Bernal y de Juliana Pulido, feligreses de
esta parroquia, que eran parientes, por lo que hubieron de ser dispensados por
el obispo de 2 con 334, Antonio Gracia Betancourt, hijo de Marcos Daz y
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Hay que tener en cuenta que San Miguel fue parroquia un ao despus.
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Contrajo segundas nupcias el 26 de junio de 1805 con Josefa Mara Benedicta Uzcanga,
natural de ese pueblo, hija de Jos Julin Uzcanga y doa Gabriela Rondn, ambos contrayentes
feligreses del pueblo.
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de Mara Gonzlez, casado el 9 de febrero de 1752 con Mara Petronila Correa, natural de Cagua e hija de Francisco Xavier Correa y Mara Dionisia de
Losada, feligreses de esa parroquia, siendo testigo su pariente Dionisio Bernal,
de Manuel Gonzlez Monroy, tambin nacido en esa localidad, hijo de Agustn Gonzlez Monroy y de Catarina Garca, que lo hizo el 7 de agosto de 1766
con Teresa Daz, hija de Jos Domingo Daz y de Josefa Jernima, naturales
de ese pueblo y de los sanmigueleros Miguel Jacinto de Len, hijo de Ventura
de Len y de Antonia Garca de la Cruz, que contrajo boda el 10 de febrero
de 1773 con Mara Manuela Rodrguez, natural de La Victoria, hija de Diego
Francisco Rodrguez y Josefa Marcelina Mendoza, vecinos de esta feligresa y
Juan Bernal, vecino de San Juan de los Morros, hijo de Domingo Bernal y de
Mara Prez con nupcias el 7 de enero 1801 con Mara Serafina Rivero, de ese
vecindario, hija de Juan de la Ascensin Riveros y de Magdalena Rivas.
Entre los granadilleros nos encontramos con Manuel Gonzlez Betancurt,
vecino de Turmero, hijo de Juan Gonzlez Betancurt ,difunto, y de Mara
Gonzlez Betancurt, que contrajo matrimonio el 7 de enero de 1802 con Josefa Rita Fras, natural de la villa de Calabozo, criada y vecina de Cagua, hija de
Antonio Fras y Mara Petronila de Torres, con Pablo Francisco Casanova, hijo
de Francisco Casanova y Josefa Garca, difuntos, con nupcias el 15 de mayo
1803 con la expsita caraquea Mara Francisca de la Cruz Garcs, educada
en ese pueblo, con Domingo Antonio Hernndez, hijo de Andrs Simn Hernndez y de Mara Lorenzo Rivas, difuntos, desposado con la caguense Antonia de la Luz Quintero, hija natural de Leocadia Quintero y con Jos Antonio
Morales, hijo de Bartolom Morales y de Mara Antonia Linares del Castillo,
que contrajo boda el 10 de mayo 1804 con Mara de la Trinidad Martnez de
Abreu, originaria de ese pueblo e hija de Antonio Martnez de Abreu y de
Mara del Rosario Borges36.
En el extremo occidental de los Valles de Aragua, Maracay experiment un
crecimiento espectacular con la expansin ailera a partir de 1773. En 1744
Santiesteban lo describi como un pueblo de indios de bastante extensin y su
vecindario de bastantes espaoles e indios. Tiene calles bien delimitadas, algunas
casas de tejas con plantos de caa, tabaco y maz. Antes de entrar a este pueblo
se pasa un pequeo ro y otro a la salida, ambos por buenos vados 37. Su indiscutible apego con la eclosin del ail a travs de la introduccin de una variedad
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Pero, sin duda, como era caracterstico de todos los Valles de Aragua, la
mayor colonia surea era la santiaguera, con notables vnculos de parentesco entre sus integrantes y con una posicin hegemnica en no pocos casos,
como acontece con la familia Gonzlez de Barrios entre los comerciantes y
hacendados canarios de Maracay. Entre ellos podemos resear a Francisco
Gonzlez Barrios, hijo de Antonio Gonzlez Barrios y de Francisca Martel,
fallecido el 17 de septiembre de 1794, de Sebastin Forte, natural de Tenerife, hijo de Sebastin Forte y de Mara del Carmen Fuentes, muerto el 11
de diciembre de 1794, de Agustn Gonzlez Cano, casado con su paisana
Antonia y enterrado el 10 de junio de 1795, de Sebastin Gorrn, que recibi
sepultura con entierro cantado menor el 15 de noviembre de 1797, desposado con Margarita Guedes el 8 de abril de 1795, natural de ese pueblo, y de
Antonio Trujillo, marido de Margarita Josefa Martel, natural de dicho lugar,
difunto el 29 de mayo de 1798, que test y dej diferentes donaciones en
el convento franciscano de Caracas a la capilla del Nio perdido un lienzo
blanco y 30 misas de San Gregorio y 25 pesos a la parroquia que fue bautizado, siendo sus albaceas su hermano Juan Trujillo, Gregorio Caldera y Jacinto
Cardoso, vecinos de Ocumare. Dej por herederos a sus dos hijos, Juan y
Salvador, y por tutora a su mujer.
Otros santiagueros arraigados en Maracay fueron Antonio Gorrn, soltero, hijo de Jos Gorrn y de Flora Hernndez, fallecido el 1 de noviembre
de 1800, que test ante el escribano Diego Ximnez el 28 de octubre, que
dej por albacea a su paisano Jos Gonzlez Soto y por heredera a su madre,
siendo enterrado con misa cantada menor y tnica blanca, lo que era indicativo de su pobreza, de Juan Martel, hijo de Lzaro Martel y de Eugenia
Gorrina, desposado el 9 de mayo de 1768 con Juana Bernabela Prez, viuda
de Domingo de Crdova, hija de Juan Prez y de Juana Ignacia Martnez,
de Pedro de Barrios, hijo de Domingo Francisco de Barrios y Luca Gorrn,
con nupcias el 6 de abril de 1802 con Mara Jess Aquilina Surez, hija de
Ignacio Surez Pan y Agua difunto y Juana Manuela Garca del Castillo, vecinos de Maracay, Jos Delgado, hijo de Bartolom Delgado y Mara Trujillo,
que haba contrado matrimonio el 12 de abril de 1803 con Mara Merced
Siquiel hija de don Juan Olay Siquiel y de Mara Nicolasa Hernndez, ya
difuntos, de Salvador Martel, viudo de Ana Mara Gonzlez Sotomayor, hijo
de Domingo Martel y Ana Garca Navarrete, cuya boda con Ana Gertrudis
Gmez, hija de don Juan Jos Gmez y doa Cayetana Montalvo, haba
acontecido el 13 de febrero de 1809 y Sebastin Forte, casado con doa Isabel de Barrios, fallecido el 5 de julio de 180440.
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Villa de Cura naci en 1718 como resultado del encumbramiento nobiliario de Juan de Bolvar y Villegas. Tras adquirir algunas propiedades en su entorno solicita en 1717 convertirse en capitn poblador de una villa con el ttulo
de San Luis, erigida a sus expensas. En dos aos debera de contar con 30 vecinos. Sus primeros fundadores fueron agricultores blancos, en alta proporcin
isleos, como se puede apreciar por sus apellidos44. En 1722 se le confirma su
cdula fundacional, que le da jurisdiccin civil y criminal y capacidad de eleccin de sus regidores por su vida y la de dos herederos ms. Se opone a ella el
cura de Cagua y hacendado caraqueo Pedro Daz Cienfuegos, que posea tierras en la zona, que pleitea hasta que en 1731 toma posesin de ella su segundo
capitn poblador, Jos de Bolvar. Los Bolvar se desentienden pronto de sus
propiedades, poco atractivas para ellos, slo adquiridas con ese objetivo45.
En esta localidad destacaron de nuevo entre los sureos los santiagueros y
los chasneros. Entre los primeros, Antonio Gorrn, hijo de Salvador Gorrn y
de ngela Navarro, casado el 23 de julio de 1767 con la hija de isleos Juana
Amador, natural de Turmero y vecina de Cagua, hija de ngel Amador y Teresa de los Reyes, Antonio Fonte, hijo de Antonio Prez Fonte y Antonia Torres,
con nupcias el 13 de junio de 1808 con Luisa Adames expsita, Sebastin
Fonte, hijo de Damin Fonte y de Mara Josefa Gorrn, desposado el 28 de
diciembre de 1803 con Isabel Barrios hija de Francisco Barrios y Mara Ins
Tovar, aquel vecino de Maracay y esta de Villa de Cura y Bartolom Hernndez Guanche, hijo de Bartolom Hernndez Guanche y Mara de la Ascensin Alonso que lo efectu el 19 de mayo de 1800 con Candelaria Carias, hija
de don Jos Antonio Moreno.
Entre los chasneros se encuentran los naturales de Vilaflor Jos Antonio
de Len, hijo de Manuel de Len y de Brbara Antonia Fras, que contrajo
matrimonio el 7 de octubre de 1803 con Manuela Bencomo, hija del regidor
oriundo de las Islas Juan Antonio Bencomo y de Isabel Borges y Jos Antonio Monroy, hijo de Miguel Gonzlez Monroy y de Mara de la Cruz Bello
y Luisa Daz Argote, natural de esta villa, hija de Jos Daz Argote difunto y
doa Bernarda Ramos Villasana, miembros stos ltimos de una de las ms
significativas familias de Villa de Cura, originarias de Buenavista46.
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BOTELLO, o. Historia de Villa de Cura. Villa de Cura, 1982 2ed. p.30. Vase tambin
A.G.I., Caracas. Leg.184 y A.A.C. Libro del Estado y gobierno de la iglesia parroquial de la
villa de San Luis de Cura.
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35
La Regin Guarenas-Guatire
A continuacin de Petare se halla la microrregin de Guarenas-Guatire,
donde se emplazan esas villas a 384 y 321 ms. Guarenas, la primera y la mayor,
fue pueblo de indios desde 1621. Recibi desde fines del XVII una creciente
migracin islea, que explica su elevada proporcin de blancos. En 1784 de un
total de 2.532 habitantes, eran 907. Los pardos y negros libres eran 470, los
indios 575 y los esclavos 484. En 1800 segua mantenindose la proporcin.
De un total de 2.999, 1004 eran blancos, 397 indios, 226 pardos, 655 negros
libres y 717 esclavos. Sus haciendas de caa se hallaban en las vegas del ro. Los
indios conservaban una pequea parte de las tierras. A ellos y otros pobres se
les contrata como jornaleros porque los esclavos son insuficientes47.
Los encomenderos, los Rengifo Pimentel, se aduearon progresivamente
de sus tierras. En 1680 Jos Rengifo denuncia ante el Gobernador la invasin
que distintos isleos con Juan Lucas Caraballo a la cabeza estaban haciendo de
sus propiedades. Se resisten a abandonarlas, alegando que las haban recibido
por donacin. Melo Maldonado, interesado en su colonizacin, no le presta
atencin. Caraballo le acusa de usurpador. Rengifo contraataca afirmando que
ste por su condicin de isleo estaba empeado en introducir a sus paisanos
y expulsar a los indios. Lo cierto es que su nmero crece por las oportunidades
que se le presentan. En 1705 Domingo Daz Betancourt solicita la composicin de un pedazo de una loma donde haba construido su casa y una vegita
donde cultivaba tabaco. Se haba trasladado en 1683 a la provincia48.
La colonia islea se especializa en todas las labores relacionadas con la caa
de azcar y en el cultivo de pequeos huertos. Su trabajo en los trapiches ya lo
haba especificado Humboldt al afirmar que si las primeras caas vinieron al
Nuevo Mundo de las Islas Canarias son generalmente los canarios o isleos
los que hoy todava se hallan puestos a la cabeza de las grandes plantaciones, y
los que dirigen los trabajos del cultivo y la refinacin49. En el acceso a su propiedad y administracin predomina una vez ms las relaciones familiares y de
paisanaje, entre las que destacan los tanqueros, tan estrechamente vinculados
47
48
CASTILLO LARA, L.G. Nuestra Seora de Copacabana de Las Guarenas. Apuntes para
su historia colonial. Guarenas, 1980. pp.. 93-96.
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36
con santiagueros, isorenses y otros sureos. Entre los asentados nos encontramos con el granadillero Jos Antonio Monroy, hijo don Antonio Monroy
y Mara Tomasa Rodrguez, casado el 8 de agosto de 1798 con Mara de los
Santos Correa, natural de ese pueblo, hija de Juan Manuel Correa y de Isabel
Antonia Gratern50 y el sanmiguelero Jos Gonzlez, hijo de Francisco Gonzlez Barrios y de Isabel Rodrguez, soltero, que muri sin testar. No recibi los
sacramentos por una herida que le dieron, no dio lugar a ello pues prontamente
falleci51.
En Guatire, su presencia fue menor. Se limit a mayordomos y pequeos
tenderos y propietarios. Predominan en l de forma abrumadora las haciendas
de caa de azcar. En 1784 haba 20. Otras dos eran de cacao. En ese ao
entre sus 2.000 habitantes, 900 eran esclavos. De los blancos slo haba 18 o
20 familias. Sus vecinos eran regularmente pardos o zambos52. En 1800 segua
imperando una proporcin similar, aunque el nmero de blancos haba aumentado ligeramente, si bien era muy distante del de Guarenas. 264 blancos,
584 pardos, 389 negros, 21 indios y 1.175 esclavos para un total de 2.433 habitantes. Hemos localizado entre los sureos al santiaguero Bartolom Alonso,
hijo de Domingo Alonso y de Flora de la Ascensin, soltero, que no posea en
Guatire bienes alguno y afirm tena en su tierra su parte, que sera un pedacito
de tierra, para cuya percepcin le dio poder a Domingo Gonzlez Grillo de
la misma isla, para que, siendo alguna cosa, si falleciera, lo que le diese fuera
a favor de alma. Fue sepultado con entierro rezado el 14 de junio de 1756. El
chasnero Blas Gonzlez, hijo de Juan Gonzlez y de Ana Gonzlez, desposado
el 29 de septiembre de 1776 con la guatirea Mara Daz, viuda de Juan Jos e
hija de Juan Daz y de Mara Rodrguez 53 y el candelariero Jos Otazo, hijo de
Juan Jos Otazo y de Mara de Jess del Castillo, con nupcias el 1 de marzo de
1794 con Teresa Gonzlez, hija de Baltasar Gonzlez y de Mara de la Concepcin Delgado eran otros dos sureos asentados en esa localidad.54
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Ibdem. Manuel en Juan Hugo Croquer, 2 de enero de 1738. Salvador en Santiago Antonio Cabrises, 5 de septiembre de 1755.
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Entre las familias sureas que crearon una notable cadena en el ejercicio
de actividades mercantiles fueron los santiagueros Delgado Correa. Antonio
posea una mercera en el camino de La Vega, heredada de su primo Juan Delgado Garca. Otro coheredero fue Juan Gonzlez Trujillo, con quien la administr conjuntamente por espacio de 3 a 4 aos con adelantos muy cortos. La
tienda tena unos 9.000 pesos de principal. Arruinado a consecuencia de deudas por valor de 9 a 10.000 pesos a los almacenes, fue encarcelado. La traspas
a su yerno y pariente Jos Julin Trujillo. Su hermano Pedro le haba prestado
como auxilio mil pesos en plata en 1783 y 700 en gneros para su surtimiento.
Francisca, casada en Santiago en dos ocasiones, la primera con Toms Gorrn
y la segunda con el isorense Miguel Melo, en su primer matrimonio tuvo una
hija, Mara Josefa, a la que desposa con su paisano Antonio Jos Alayn. Su
hijo Jos ser, como referimos, un significado mercader de la Caracas de la
emancipacin. Pedro Delgado intent ennoblecerse. En su expediente de limpieza de sangre arga ser descendiente del conquistador de la isla Juan Mndez Lpez de Lara. Sin embargo no se le envan los ascendientes maternos
porque se ha repelado el libro de casamientos donde se hallaban las partidas
de los expresados, lo que es bastante sospechoso de esconder ilegitimidad60.
En la segunda mitad del siglo XVIII la proporcin de sureos es importante entre los mercaderes caraqueos, especialmente de santiagueros e isoranos.
Son los casos de Fernando Gorrn, Sebastin Gonzlez Guanche y Bartolom
Sotomayor. El primero, originario de Arguayo, dej en su tierra natal a su
mujer y a sus 4 hijos. Tuvo una mercera con Cristbal Correa, cuyas cuentas
llevaba en un papel su cuado Sebastin Gonzlez, pues, como la gran mayora
de los mercaderes, era analfabeto. Su paisano Bartolom Sotomayor se despos
en Caracas sin aportar descendencia con Paula Jacinta Galvn. Aport 16.000
pesos en una tienda de gneros y de vveres. Gonzlez Guanche contrajo nupcias en Caracas con su paisana Mara Josefa Gorrn. Tuvieron 2 hijas. Comparta una mercera con su hermano Andrs, que le haba proporcionado 2.800
pesos. Tena un cuado, Jos Antonio Rodrguez en Tagua (Los Llanos) y un
hermano, Fernando Gonzlez, en Parapara, a los que haba prestado varios
cientos de pesos. Contaba con otro hermano, Pedro, en Caracas61.
60
Respectivamente, A.G.N. Escribanas. Fernando del Ro, 14 de octubre de 1791 y Castrillo, 1815, escrito en Curaao el 27 de mayo de 18014 y Barcena, 14 de marzo de 1797.
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Toms en A.G.N. Escribanas. Tirado, 21 de noviembre de 1809. Blas en A.A.H. Civiles.1804. Testamentaria.
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tan ms de 300 hombres. Desde primero de julio hasta fin de octubre prximo
dice dicho ayudante que han salido de este regimiento para la Amrica pagando flete 23 milicianos y uno para la recluta de La Habana. Si de un regimiento
pobre han salido en meses 24 soldados y ninguno para la Luisiana, cual ser
la baja o falta en otros situados en demarcaciones pinges y que habrn salido
para la Luisiana y recluta de La Habana y de fingidos cargadores?65.
Estrada estaba apuntando un dato clave, los sureos, por sus estrechas
vinculaciones con Amrica, emigran pagando flete, a diferencia de gomeros
y grancanarios que, sin ellas, dejan su tierra para Luisiana, muchas hacendadas, arraigadas y bien establecidas, malvendiendo sus haciendas de bastante
consideracin66. De ah que ni siquiera las facilidades ofrecidas por la recluta
de La Habana constituyen aliciente frente a las posibilidades proporcionadas
por sus relaciones familiares y de paisanaje en tierras venezolanas. La colonizacin de Barlovento segua siendo un aliciente. En El Guapo, localidad fundada
por Nicols de Len, hijo del clebre amotinado, vive el aronero del Valle de
San Lorenzo Francisco Martn de vora, que falleci en l en 1795. Se subast
su hacienda y su capital fue conducido a su viuda e hijos en pesos fuertes por
Andrs de la Cruz Rivero. Eran 3.008, descontado el 1% del transportista y 14
de gastos67. En San Francisco de Yare, localidad predominantemente esclavista
en el corazn de los Valles del Tuy, reside el santiaguero Juan Cartaya, casado
con la mulata Mara Rita Moreno. Posea una hacienda de ail en el sitio de
Combito. Haba sido diezmero, como su pariente y paisano Juan Gonzlez
Trujillo, casado y sin hijos. Tena cuentas con su sobrino Jos Trujillo, pero no
posea ms que una casa de bajareque. Su paisano Bernardo Martel, desposado
con una hija de isleos, Mara del Carmen Mirabal y con 4 hijos, trabajaba
en una pulpera con su paisano Rosalo Gmez, a la que haba aportado 600
pesos. Reconoce a Luca como hija suya. Era deudor de 300 pesos a uno de
los mayores mercaderes y hacendados de La Victoria, el granadillero Juan de
la Cruz Mena. Encomienda a su hijo Ricardo a su paisano Feliciano Borges
para que lo eduque y cre como hijo por la mucha confianza que tengo de l68.
65
66
Ibdem.
67
A.H.P.T. Leg.1299. Carta de pago dada por Salvador Agustn de la Sierra, vecino de
San Lorenzo, en nombre de la viuda Mara Rodrguez de Fuentes y sus hijos Mara Ignacia y
Francisco Martn Garca de vora.
68
44
En los Llanos Orientales Chaguaramas fue el gran centro isleo en la segunda mitad del siglo XVIII. La ganadera era su actividad fundamental. All
reside el santiaguero Antonio Hernndez Gunchez, que regenta una pulpera
en compaa con su paisano Salvador Gonzlez. Casado en dos ocasiones y
con tres hijos adultos, su principal era de 600 pesos. Era propietario de 11 esclavos, de los que liberta 2 y de dos leguas de tierra en Urero. Uno de sus hijos
era pensionado en el Seminario de Caracas69.
En el Yaracuy es tambin notable la colonia surea. All residen varios granadilleros como Francisco Garca Bello y los hermanos Antonio y Miguel
Martn Villarreal. El segundo fue mercader y el tercero arrendatario de cacao. Miguel pacta en septiembre de 1745 el arrendamiento de unas tierras
para sembrar cacao en Macagua con el hacendado silense Marcos Figueroa. Se
compromete a plantarlas por espacio de seis aos. Los beneficios se reparten
a partes iguales. El propietario se obligaba a suministrarle el numerario para
los asalariados, dos esclavos y su alimentacin hasta una arroba de carne y un
papeln semanal. Un hijo de Antonio, licenciado en Medicina, Jos Rafael
Villarreal Travieso, fue uno el primero que grit no en el plebiscito de 19 de
abril de 1810 que llev a la proclamacin de la Junta Suprema y fue uno de
los comprometidos en la de independencia de 5 de julio de 1811, falleciendo
vctima del terremoto que asol Caracas70. Unas relaciones que juegan un protagonismo esencial, como se puede apreciar en el caso del hacendado y regidor
de San Felipe, el natural del Valle de San Lorenzo Jos Gonzlez de La Cruz,
casado en dos ocasiones, la segunda con su prima Manuela Garca con tres
hijos, que slo contaba con 22 aos. Nombra por tutora a su abuela materna
y prima suya Benita Torres. Haba heredado una arboleda en Yurub de su to
Francisco Miguel de la sierra, hermano gemelo de su madre, la que mejor.
Compr otra en el Caizo, inundada en parte por el Yaracuy, que arrend a
su primo Jernimo Sierra por 4 fanegas de cacao anuales. Un hermano suyo
haba residido en Yaritagua. Tena negocios con su paisano y pariente Agustn
de Betancurt, el que le deba ms de 3.000 pesos. Se encarga de solicitar su
licencia marital con su prima, en la que declaran sus paisanos Antonio Bernal y
Flix Gonzlez, supervivientes de la gran mortandad ssmica del ao anterior71.
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45
La formacin de colonias locales ligadas a criterios de paisanaje y consanguinidad es bien palpable en la Venezuela de la segunda mitad del siglo XVIII.
Un ejemplo de esta estrategia es la regin Barquisimeto-Carora. Su situacin
a pie de monte entre las sierras de Aroa y de Portuguesa permite la fcil comunicacin con Carora, el Tocuyo y el Yaracuy, por lo que se ubican en ella
en un entorno de gran aridez comerciantes, arrieros y trajineros. Su desarrollo
socio-econmico y su funcin mercantil nodal inciden en un aumento de la
migracin en la segunda mitad del Siglo XVIII. Los inmigrantes tratarn de
ascender a la categora de hacendados. Entre ellos podemos ver a los hermanos
chasneros Pedro Antonio y Bernardo Delgado, que posean en Barquisimeto
una tienda, cuyo principal aportado por el primero era de 1.722 pesos. En ella
trabajaba Agustn Mndez. Haban abierto una pulpera para que trabajaran
en ella sus paisanos Nicols Bello y Jos Marrero con un capital de 39472. La
estabilidad econmica permite a varios mercaderes transportar a su familia.
En 1803 lo hacen las vecinas del Lomo de Arico Agustina Acosta Revern,
mujer de Toms Rodrguez y sus hermanos Catalina y Juana, que se desplazan
a esa ciudad en unin de su paisano Bartolom Rodrguez73. En su jurisdiccin
la extrema aridez es la nota caracterstica. Slo hay algunas haciendas de caa
y siembras de maz. En Yaritagua reside el aronero del Valle de San Lorenzo
Francisco Miguel de la Sierra.
Carora y el Tocuyo son comarcas ridas, en las que en sus poblados son
todava representativos los indgenas. A mediados del XVIII fueron varios los
sureos que, gracias al comercio, pudieron integrarse en su elite acceder a cargos pblicos. Entre ellos los ligados a redes familiares como el santiaguero Valentn Gonzlez de Fuentes o los fasnieros Bartolom y Jos Mara Gonzlez.
Bartolom se asienta a principios del XIX en El Tocuyo, donde es cnyuge de
la hija de del expsito palmero Juan de Dios Toledo. Por esas mismas fechas lo
efecta su hermano en Carora, donde se desposa en el pago de Arenales con
Josefa Domitila, hija del gomero Diego Herrera Montesinos, que fallece en
esa ciudad en 182174. Si Valentn se asienta en Carora, su hermano Pedro lo
hace en El Tocuyo. ste ltimo ser un destacado dirigente realista en Barinas
durante la emancipacin.
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74
PERERA, A... Historial genealgico de familias caroreas. Caracas, 1967. 2ed. Tomo I,
pp.213-217.
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Testamento de Bartolom en A.A.H. Civiles, 1794. Ocumare, 22 de julio de 1770. Salvador al partir para su tierra natal en A.G.N. Escribanas. Reyes, 27 de septiembre de 1770. En
Tamaimo, 11 de diciembre de 1806. Copia propiedad de Ernesto Gonzlez Rodrguez a quien
se lo agradecemos. Sobre Salvador y dems familia en su lugar de origen vase GONZLEZ
RODRGUEZ, E, El Valle de Santiago. El Da, septiembre de 1993.
77
47
Por su parte Antonio y Jos Saravia son dos grandes hacendados aroneros en Ocumare. Emigrados en 1791 hacen una considerable fortuna a travs
de compaas y arrendamientos de trapiches y haciendas. Antonio, que ejerce
como administrador de Francisco Rodrguez del Toro, el clebre Marqus del
Toro, que dirigi el ejrcito de la Primera Repblica de Venezuela, enlaza con
su hermana Petronila, aunque no tuvieron sucesin. Los dos murieron asesinados en la Guerra de Independencia. Se hizo cargo de su hacienda su sobrino
Diego. Contaba con oratorio 76 esclavos y 40.000 matas de cacao78.
El ms certero exponente lo constituye la familia santiaguera de Tamaimo
Gonzlez de Sotomayor. Uno de sus miembros, Jos, es hacendado en Choron en la costa cacaotera de Aragua. Reconoce a una hija natural en su pueblo
natal, cuyo marido Jos Gorrn se embarca en 1802 para hacerse cargo de su
plantacin con 15 esclavos a su fallecimiento el 8 de julio de 1801. La hija de
su hermano Antonio Mara de los Santos es tambin su vecina. Se desposa con
tres compatriotas: el palmero Antonio Jos Gonzlez, el tinerfeo Jos Antonio Poleo y Matas Perdomo. Antonio era propietario de la hacienda Playa
Grande79. Este ltimo, hacendado y mercader en Maracay tiene otros dos
hermanos en esa localidad que se dedican a las mismas actividades: Bartolom
y Alejandro. En casa de este ltimo se hosped Humboldt en su visita a la ciudad. Otros tres hermanos ms residan all: Andrs, Mariana y Mara Teresa,
de los que no sabemos sus actividades80. Antonio, casado con Josefa Jacinta
Nez, hija del lagunero establecido en El Valle Antonio Nez Villavicencio
y con 5 hijos adultos, fue pulpero en sus comienzos, aportando 3.000 pesos al
matrimonio. Su mujer no aport nada porque mis padres eran tan pobres que
no tuvieron facultades para darme ninguna dote. Fue dueo de una mercera
a medias con su yerno y pariente Jos Severo Sotomayor. Su principal fue de
8.803 y el de su yerno de 2.198. Fue albacea de su consanguneo y paisano
Domingo Daz Tarife y de su hermano Bartolom. Era hacendado de cacao
en Choron con un gravamen de 2.560 pesos de una capellana y de distintas
fanegas de tierra en el Cerrito rematadas a Juan Castellanos. Traficaba con
78
79
GALLEGOS, M.M. Apuntes genealgicos de casi todas las familias de que se compona la
ciudad de Maracay. Caracas, 1919. p.21.
48
ail, que venda al vasco Juan Esteban Echezura. Ms tarde tuvo compaa
con su hermano Alejandro. El yerno de Antonio, Jos Sotomayor, al fallecer
abinstestato en 1784 pasara su herencia a dos hermanas pobrsimas en La
Orotava, a las que haba sostenido desde su salida. Tena un hermano Francisco, en San Mateo, otro Jernimo, casado en Barinas y otro Domingo, que no
sabe su paradero, porque la nica noticia que tuvo es que se haba embarcado
para estas Indias81.
Tal presencia atrajo a numerosos parientes y vecinos de su localidad natal y de los prximo El Tanque y Buenavista. Entre sus convecinos podemos
destacar los casos de Jos Delgado, casado en Maracay en 1776, Bartolom
Guanche, teniente visitador de la Renta del Tabaco, Salvador Martnez y Jos
Dorta82.
Entre los ms significados hacendados de Los Llanos destac el arafero
Bernardo Marrero, asentado en el Calvario. Era hijo de Pedro Bautista Marrero y Mara Josefa Ledesma, ya difuntos, que test gravemente enfermo de
achaques. Enterrado con el humilde sayal de nuestro serfico padre San Francisco en la sepultura que posea y tena concedida y sealada en dicha iglesia
para l y sus descendientes por el Prelado de la dicesis, se le ofici misa cantada mayor. Declar por sus herederos a sus cuatro hijos Bernardo Antonio, Isabel Mara, Rosa Mara y Mara Isabel Carmen, a los que les encarga y suplica
por el amor que siempre les ha profesado que se disimulen mutuamente los
defectos propios de nuestra humana flaqueza y que no den motivos a que se
perturben en ellos la paz que es el mejor don de Dios y la mejor herencia que
les puedo dejar. Su testamento fue otorgado ante Juan Jos Carvallo, teniente
justicia mayor interino del Calvario y ante cinco testigos llamados por l: Jos
Francisco Rachadell, Juan Pedro Marrero, Andrs Betancourt Delgado y Bartolom Estvez en ese pueblo el 30 de septiembre de 181283.
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49
Introduccin
El conocimiento emprico y la elaboracin de explicaciones cientficas
sobre la ocupacin guanche del sur de Tenerife, y concretamente de Arona,
tuvieron su punto de partida, en trminos generales, en la segunda mitad del
siglo XX. Sin embargo, la conceptualizacin como patrimonio de los vestigios
arqueolgicos (particularmente algunos de ellos como los grabados rupestres), debe situarse algo ms tarde, en la dcada de los aos noventa del mismo siglo, siendo su referente inicial el inicio de procedimientos de incoacin
de diversos Bienes de Inters Cultural como Zonas Arqueolgicas.
Es a partir de ese momento, y derivado de la realizacin de algunos trabajos de campo (como la Carta Arqueolgica de Arona incluida en el Inventario
del Patrimonio Arqueolgico de las Canarias Occidentales), cuando no solo se
incrementa considerablemente el conocimiento arqueolgico en Arona, sino
que se pone de manifiesto la relevancia que tienen algunos de sus conjuntos
arqueolgicos para construir y comprender la historia de las comunidades
1
51
A todo ello habra que sumar: Propuesta de actuaciones arqueolgicas en el Malpas de Rasca
(1995); Plan Parcial de Ordenacin Urbana de Cabo Blanco (1997); Actualizacin y elaboracin del
Catlogo de Patrimonio Histrico de Canarias (2000); y cuatro informes de impacto patrimonial:
Finca El Gorn (2003); Radiofaro de Rasca (2011); Parcela 252 (2012) y Parcela 592 (2012). Estos
trabajos se complementan con las cuatro excavaciones arqueolgicas realizadas hasta la fecha
en el trmino municipal de Arona: Los Morritos (1996 y 1997); Tinguafaya I (1998); Salinas de
Rasca (1998); y Pal-Mar (2006 pero an sin memoria justificativa).
52
Las resoluciones de los Bienes de Inters Cultural con categora de Zona Arqueolgica del municipio de Arona son: Roque de Malpaso, en la que se establece el entorno de
proteccin por Decreto 84/2003, de 12 de mayo, y publicado en el BOC n 102, de fecha 29
de mayo de 2003; El Yacimiento de Las Toscas, declarada por Decreto 165/2006, de 14 de
noviembre, y publicado en el BOC n 227, de fecha 22 de noviembre de 2006; La Rasca,
declarada por Decreto 175/2006, de 28 de noviembre, y publicado en el BOC n 238, de
fecha 11 de diciembre de 2006; Roque de Hgara, declarada por Decreto 35/2008, de 11
de marzo, y publicado en el BOC n 58, de fecha 22 de marzo de 2008; El Roque de Vento,
declarada por Decreto 77/2008, de 22 de abril, y publicado en el BOC n 90, de fecha 6 de
mayo de 2008; El Roque de Chijafe, declarada por Decreto 208/2008, de 14 de octubre,
y publicado en el BOC n 213, de fecha 23 de octubre de 2008; y Roque de La Abejera,
declarada por Decreto 73/2012, de 2 de agosto, y publicado en el BOC n 158, de fecha 13
de agosto de 2012.
53
Figura n 1: Bienes de Inters Cultural con categora de Zona Arqueolgica del municipio de Arona
54
Por supuesto, esta postura no deja de tener un trasfondo poltico en relacin a la asignacin presupuestaria que se dedica a dicho fin y que, por razones de espacio, no analizamos en
este texto.
Ejemplos claros de ambas visiones contrapuestas son, por ejemplo, las polticas divulgativas de los cabildos de Tenerife y de Gran Canaria.
55
56
57
La socializacin del patrimonio arqueolgico puede generar efectos beneficiosos en tres mbitos. En primer lugar, promueve una mayor concienciacin y participacin social del vecino como ciudadano activo, recuperndolo
como garante y, a su vez, el principal beneficiario de un patrimonio nico,
irrepetible y no renovable. La poltica de difusin patrimonial debe contribuir a modificar la situacin actual, en la que una mayora tiene una actitud
pasiva en relacin al patrimonio y a sus problemas. Las causas a las que
pueden atribuirse esta realidad son simples: desconocimiento y desinters;
ambas, mutuamente interconectadas. La poca relevancia que el patrimonio
arqueolgico posee para la mayora social tiene repercusiones altamente peligrosas para su conservacin.
En segundo lugar, y debido a lo anterior, el ciudadano no disfruta del
patrimonio arqueolgico como puede hacerlo con otros aspectos culturales.
Y esto debe convertirse en otro de los objetivos de una poltica patrimonial
activa. El patrimonio posee, en s mismo, un enorme contenido cultural que
en su forma intelectual ms extendida aparece oculta, o al menos parcialmente inaccesible al ciudadano y en forma de bibliografa especializada. Una
de las consecuencias directas es que, al no contar con una informacin previa,
el ciudadano es incapaz de valorar y disfrutar de sus recursos patrimoniales
prximos. Una poltica patrimonial activa debe facilitar la conexin bidireccional entre esa informacin y las diversas maneras en que se puede materializar ante los ciudadanos. De esta forma adquiere el papel de soporte a travs
del cual el ciudadano puede ampliar o profundizar de una manera objetiva
en su historia e identidad, formndose as culturalmente como individuo. La
conexin entre este enriquecimiento individual y su papel activo como ciudadano en las actuaciones sociales en beneficio de la conservacin y disfrute
del patrimonio arqueolgico es ms que evidente.
En tercer lugar, el patrimonio arqueolgico puede ser, con sus especificidades y limitaciones, rentable econmicamente. Puede convertirse en un
paquete turstico adicional para los visitantes extranjeros y en un producto
de consumo cultural para la poblacin local y fornea. Evidentemente esto
requiere de una regulacin concreta que trasciende lo local, pero como producto turstico se puede aadir a la oferta cultural en los pases de origen, a
travs de las nuevas tecnologas, para atraer un turismo alternativo que genera unas demandas de consumo paralelas tambin alternativas y que podran
58
59
60
Estos itinerarios formativos no solo tienen el sentido de canalizar desde los niveles ms
bsicos la socializacin del patrimonio, sino que se pueden crear otros itinerarios de mayor nivel
previo destinado a un sector ms especializado: el cientfico. Y aunque este sector minoritario
presenta pocos problemas en cuanto a su concienciacin patrimonial, s que puede servir de
reclamo para potenciar la valorizacin del rico patrimonio arqueolgico aronero.
61
62
63
64
Cifra resultante del anlisis de los yacimientos localizados en todos los inventarios y
trabajos tcnicos anteriores. Es necesario indicar que, en ocasiones, el cmputo de algunas de
estas prospecciones se ha visto reducido como consecuencia de la desaparicin de algn enclave,
del empleo de criterios de anlisis diferentes o a errores de adscripcin cultural. De los 215
yacimientos arqueolgicos inventariados, 3 son cuevas sepulcrales, 9 de hbitat, 7 estaciones
de canales y cazoletas, 22 de grabados rupestres y 174 dispersiones de material en superficie de
diversas tipologas (de pequeas o grandes dimensiones, asociadas o no a estructuras, etc.).
65
nicipal, permitiendo adems su tratamiento estadstico9. A diferencia de estudios anteriores, junto a los datos generales, afecciones actuales y valoraciones
in situ del yacimiento, se incorporan las correspondencias y descripciones realizadas en anteriores trabajos sobre dichos enclaves con el fin, no solo de reunir
la totalidad de la informacin disponible, sino con la pretensin de convertir la
base de datos en una herramienta de gestin futura susceptible de ser constantemente actualizada. Se ha intentado simplificar en lo posible su sofisticacin
tcnica, creando as un instrumento de fcil manejo que requiere de un nivel
de formacin bsico (orientado al personal de administracin base). As, e independientemente de quien se responsabilice en el futuro de las competencias
de gestin patrimonial dentro de la corporacin municipal, se dispondr de
una documentacin homogeneizada susceptible de ser consultada de forma
rpida y efectiva.
Paralelamente a este trabajo de sistematizacin de la informacin disponible, y desde el marco de la Investigacin, se ha acometido la redaccin de
un informe que analiza y reflexiona crticamente sobre la situacin actual de
los yacimientos arqueolgicos de Arona. Dicho estudio plantea: una categorizacin tipolgica de los distintos yacimientos arqueolgicos existentes; la
valoracin de la situacin patrimonial global, y especfica, de todos los bienes
arqueolgicos del municipio; la propuesta de una serie de estrategias tericas y
metodolgicas que permitan la difusin, conocimiento y transformacin de las
actitudes de la ciudadana ante el patrimonio; y el desglose, tras su delimitacin
y anlisis sectorial, de las condiciones y posibilidades de puesta en valor del
patrimonio arqueolgico de Arona.
Su finalidad, por tanto, ha sido la de ofrecer una descripcin precisa y actualizada del patrimonio arqueolgico del municipio, una valoracin de su estado de conservacin, de sus posibilidades de puesta en difusin y de las afec-
Son variables interrelacionadas que tienen que ver con criterios de tipo cientfico, cultural, social y econmico. En funcin de la relevancia numrica obtenida al aplicar esta matriz
sobre un amplio espectro de yacimientos es posible discriminar y jerarquizar, entre el conjunto
de bienes patrimoniales, aquellos de mayor relevancia y con mejores posibilidades de difusin y
divulgacin por parte del Ayuntamiento de Arona. Para seleccionar dichos enclaves susceptibles
de ser presentados ante el pblico, es necesario abordar el anlisis y descripcin de cada uno de
los yacimientos arqueolgico a travs de ndices numricos como su estado de conservacin, su
monumentalidad, su representatividad en relacin a otros elementos del registro, la diversidad o
singularidad de las unidades estructurales que lo componen o, entre otros, el nivel de fragilidad
que muestran ante la presencia de grupos de visitantes.
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contenidos de la exposicin parten de las tipologas arqueolgicas ms representativas en el municipio, de aquellas que por su singularidad destacan por sus
valores cientficos y/o patrimoniales.
Adems, la lnea discursiva de la exposicin est orientada por las actividades de gestin, que informan de la situacin patrimonial real de los bienes
arqueolgicos del municipio, tanto de su estado de conservacin como de su
potencialidad para su puesta en valor, as como de los factores sociales que
influyen o determinan esa situacin patrimonial. La importancia de esta lnea
discursiva se justifica en que el objeto fundamental de la exposicin no es el
pasado aborigen del municipio, ni los objetos arqueolgicos en s mismos. La
finalidad bsica es ahondar en la relacin entre el ciudadano y su patrimonio
arqueolgico, mostrando sus contradicciones, potencialidades y limitaciones.
Por tanto, el objetivo de la exposicin no es describir una situacin sino contribuir a transformarla.
Esta aspiracin requiere que el rol del visitante sea activo y que no se limite
a recibir una informacin visual y textual. Esta actitud dinmica se canaliza a
travs de tres elementos esenciales. Por un lado, los recursos materiales, que se
organizan de tal manera que exigen una actitud despierta y activa del visitante.
En segundo lugar, la exposicin requiere algunas sencillas actividades, ya sean
intelectuales o manuales, que implican una decisin, una toma de postura o
una reflexin. En tercer lugar, se solicita al visitante cierta complicidad para
hacer funcionar adecuadamente parte de la exposicin. Estos tres aspectos
(contenidos, lnea discursiva y papel activo del visitante), aspiran a lograr un
grado de transformacin personal al terminar el recorrido de la exposicin.
Conclusiones
El patrimonio arqueolgico de Arona se caracteriza por su extraordinaria
riqueza. Esta importancia se revela tanto en sus aspectos cuantitativos, con una
cantidad y concentracin muy importante de enclaves arqueolgicos distribuidos a lo largo de su extensin municipal, como en sus elementos cualitativos,
con unas impresionantes estaciones rupestres y una excelente representacin
del asentamiento en superficie como elementos ms destacables. Dicha informacin ha sido proporcionada por numerosas actuaciones arqueolgicas, y
materializada jurdicamente en la declaracin de diversos conjuntos arqueolgicos como Bienes de Inters Cultural (BIC) con categora de Zona Arqueo-
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Y es en este contexto en el que hay que manejar los criterios que deciden
dnde hay que invertir el dinero destinado a polticas patrimoniales, y que
vayan ms all de su mera proteccin legal. Al margen de actuaciones condicionadas por factores de urgencia, o las impuestas por los valores de fragilidad
de determinados yacimientos, en una poltica de atraccin del sujeto sobre el
objeto como la aqu planteada, la inversin debera recaer en aquellos yacimientos, o en aquellas acciones, que puedan incrementar el inters de la mayora social sobre el patrimonio arqueolgico. En este sentido, los niveles altos de
accesibilidad, monumentalidad y conservacin de un enclave sern elementos
decisivos que discriminen qu yacimientos se deben poner a la cabeza de las
inversiones, pues sern aquellos que permitan modificar e incrementar al alza
los niveles bajos de inters. Sin embargo, hay que recalcar una vez ms que est
inversin no debe venir dada por las caractersticas intrnsecas de estos yacimientos, sino por el potencial papel de dinamizacin que deben llevar a cabo.
Las acciones de revalorizacin que se ejecuten sobre esos enclaves tienen que
idearse de manera que funcionen como una plataforma desde la cual se enlacen
actividades que profundicen en el conocimiento y revalorizacin del conjunto
patrimonial, y no solo de sus elementos ms espectaculares.
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1.- Introduccin
El estudio que presentamos es el resultado de una investigacin realizada
en el municipio de Adeje, a lo largo del cual se ha llevado a cabo una prospeccin sistemtica del territorio desde la lnea de costa hasta los 900 m.s.n.m.
El resultado ha sido la catalogacin de 337 elementos que corresponden al
patrimonio etnogrfico.
En esta ponencia se pretende la divulgacin social de un trabajo de investigacin, considerando que supone un avance para el mejor conocimiento de
Adeje pues, por primera vez, nos acercamos al patrimonio municipal desde
una visin global en la que se ha contado con todos los elementos y variables
relacionados con el patrimonio etnogrfico. Creemos que hasta ahora no se
haba emprendido una labor de carcter tan genrico, pues aunque existen valiosos estudios sobre aspectos concretos de la historia, la economa o el arte,
con este proyecto nos hemos acercado a la prctica totalidad de los bienes y se
ha buscado su relacin con la bibliografa existente, de tal forma que pueda ser
el germen para desarrollar investigaciones posteriores.
Por otra parte, consideramos importante que era necesario dejar constancia de un patrimonio al que podramos considerar olvidado. El patrimonio
cultural en general presenta un ndice de prdidas y afecciones muy elevado,
unido a que estos estudios no se suelen abordar si lo comparamos con la investigacin arqueolgica o las grandes obras de arte. As nos encontramos con una
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y la configuracin de una forma de vida particular debemos comenzar describiendo las diferentes formas de asentamiento y su distribucin en el municipio.
En primer lugar debemos destacar el ncleo fundacional que da nombre al
municipio, Adeje, con una dilatada historia recogida en diversas publicaciones.
En torno a su va principal, la calle Grande y otras aledaas al margen derecho
del Barranco del Infierno, se fue desarrollando la trama urbana en poca histrica. En ella hemos inventariado 54 inmuebles por su inters como ejemplos
de arquitectura tradicional, asociada a una tipologa ms rural en sus orgenes
y de tipo ms urbano conforme alcanzamos el siglo XX. Aqu existen tambin
dos de los Bienes de Inters Cultural del casco, la Iglesia de Santa rsula y la
iglesia del desaparecido Convento de Nuestra Seora de Guadalupe y San Pablo. Por otra parte, el sector noroeste es el de mayor antigedad del municipio
y en l se encuentran cinco elementos inventariados entre los que destaca Casa
Fuerte, tambin declarado Bien de Inters Cultural.
Al sur de la calle Grande, zona de expansin natural del pueblo, se conservan siete inmuebles, alguno de tipo ms rural pues stas fueron tierras de
labor, tanto es as que an hoy observamos una vivienda rodeada de bancales
y atarjeas, junto a otros de tipologa urbana, con grandes vanos y solera de
baldosa hidrulica.
La presencia de una entidad como Casa Fuerte y su modelo de explotacin
de la tierra junto con una topografa peculiar dominada por barrancos sern
determinantes para configurar el tipo de asentamientos en el resto del municipio.
De este modo, las pequeas aldeas surgen en los terrenos ms rocosos con
una desordenada distribucin que slo pretenda dejar libres las mejores tierras
para el cultivo. Destaca la existencia de tres caseros que han sido tradicionales
ncleos de poblacin, como son La Concepcin, Tijoco Alto y Taucho1.
Existen muchas referencias documentales sobre la importancia histrica
del casero de La Concepcin, vinculado desde el siglo XVI a la familia Afonso
Montesdeoca y al ingenio azucarero que all existi. Aqu se emplaza la Ermita
de La Concepcin y en sus alrededores an se conservan algunas construcciones tradicionales de la arquitectura rural.
1
Declarado Bien de Inters Cultural por el Decreto 94/2005, de 24 de mayo, con categora de Conjunto Histrico.
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Prximo a La Concepcin est el casero de Tijoco Alto cuyas construcciones presentan similitudes con la arquitectura domstica de los caseros de
Taucho y La Quinta. La mayor parte de los habitantes de estos pagos tenan
sus tierras destinadas al cultivo y el cuidado de sus animales, de ah la proliferacin de eras y goros por todo el territorio. Fueron zonas con cierta densidad
de poblacin hasta mediados del siglo XX.
El Conjunto Histrico Casero de Taucho se reparte en varias agrupaciones
de inmuebles, donde se alternan edificaciones tradicionales de una o dos plantas, y una trama urbanstica bastante anrquica, como resultado de un emplazamiento aleatorio slo fundamentado en la necesidad de ocupar los sectores
ms rocosos e improductivos y liberar la mayor superficie destinada a la agricultura. Los inmuebles tradicionales de Taucho se caracterizan por sus gruesos
muros de mampostera en los que se utiliza un mortero a base de barro y pequeas piedras, y, en ocasiones, un enfoscado parcial o total de los paramentos
exteriores con escaso empleo de cal, al tratarse de un producto poco accesible
a las humildes economas campesinas. Suelen presentar una o dos plantas, de
manera que la superior corresponde generalmente al granero, accedindose al
mismo mediante una escalera de madera y balcn de balaustres y cubierta de
idntico material. Las cubiertas a una, dos y cuatro aguas, son de teja rabe
sobre entramado de madera sobre el que se apoyan directamente las tejas. Los
vanos son escasos y en ellos se emplea madera de tea, siendo frecuentes los tapaluces y puertas realizadas con tablones. Las construcciones destinadas a uso
no habitacional suelen ser ms sencillas, mostrando muros gruesos de piedra
seca, con algunos ripios o cuas que los apuntalan y una cubierta de teja a dos
aguas. En este caso, los vanos se limitan a la puerta de acceso2.
Diseminados y aislados, se encuentran los pequeos caseros de Lomo los
Grillos, El Aserradero, Teresme, Ifonche y Aponte, formados por la agrupacin de una o dos viviendas con sus anexos, muchos de los cuales fueron residencia de medianeros, de pastores o, incluso, de colonos que trabajaban en las
tierras del seor.
Caso aparte son los ncleos de La Caleta y El Puertito de Adeje, situados junto al mar y surgidos alrededor de pequeos muelles a travs de los
que entraban y salan las mercancas. El de mayor inters es el de La Caleta,
por la trascendencia de su muelle y por su arquitectura, contando an hoy
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bidem
con algunos ejemplos de viviendas, todas de una sola planta, excepto una con
doble nivel, cubierta plana y sencilla galera de pies derechos de madera. Sin
embargo, el anrquico entramado urbano de estrechas y sinuosas calles se debe
al ltimo tercio del siglo XX, cuando el desarrollo de la zona haca precisa la
comunicacin entre los inmuebles ya existentes y la creacin de parcelas para
otros nuevos.
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mente las estancias eran escasas, una o dos habitaciones que servan de cocina
y dormitorio. En ocasiones, la cocina estaba fuera de la vivienda.
El municipio de Adeje se caracteriza, adems, por la constante presencia de
la casa de medianeros, con una tipologa idntica a las anteriores y que, en definitiva, es una casa solariega en la que destaca por su complejidad la vivienda
del medianero (doble altura, galera de madera..) situada en la propia finca
y cercana a otras construcciones como eras, horno, etc. Destacan las de Morro
Afonso, La Hoya, o Icerse.
Adems del tipo de vivienda rural descrito distinguimos por su singularidad, las Casashacienda y las viviendas para trabajadores.
Casashacienda: con respecto a stas contamos con dos ejemplos de fechas muy lejanas en el tiempo pero con la misma funcionalidad. Se trata de
las residencias de los propietarios de las tierras de gran parte del municipio de
Adeje, Casa Fuerte y Casa Fyffes, que cuentan con una serie de construcciones
asociadas.
Casa Fuerte. Su construccin se inicia junto al ingenio azucarero que existi en Adeje a mediados del siglo XVI y que mantuvo su produccin hasta el
siglo XIX.
En 1556 Pedro de Ponte empieza a construir una residencia fortificada,
mezcla de casa de campo y fortaleza, de planta casi cuadrada, en la que se distribuan el castillo, la torre del homenaje, almacenes, graneros, cuadra, herrera,
panadera, hornos, viviendas para la servidumbre y para los administradores,
oratorio, y palacio principal. Lo ms importante fue el archivo, mencionado
por personajes como Berthelot o Viera y Clavijo y que pudo salvarse del incendio que arruin casi por completo Casa Fuerte.
La abundante documentacin sobre Casa Fuerte, incluido un plano de sta
del siglo XVIII, ha permitido saber con bastante exactitud su distribucin y los
cambios que se han llevado a cabo. En la actualidad se mantienen, entre otras,
la torre del homenaje, las cocinas, el aljibe y la vivienda de tipo tradicional con
galera corrida de madera realizada despus del incendio de 1902.
Casa Fyffes. Era la construccin de ms importancia en la finca Fyffes, perteneciente a una compaa anglo-irlandesa y destinada al cultivo y exportacin
del pltano y el tomate desde finales del siglo XIX hasta los aos 80 del siglo
pasado. Est integrada por varias construcciones y un jardn con fuente. Las
dependencias tenan diferentes usos: una parte estaba destinada a vivienda de
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siones, las dos del Salto de la Cueva del Agua y la existente en la parte superior
del Roque del Conde, con base en la toba y un emplazamiento excepcional.
Aljibes: imprescindibles para el desarrollo de la actividad domstica y agrcola, estn situados junto a las viviendas. En el municipio encontramos interesantes ejemplos, sobre todo los tres del entorno del Roque del Conde, donde
el territorio facilitaba su construccin y las fuentes naturales de agua eran ms
escasas. Estn excavados en la tosca, el del Casero de Surez se muestra al
exterior por una construccin cubierta con bveda de medio can, y reciben
el agua de lluvia mediante una red de canales tambin excavados en las amplias
extensiones de tosca que los rodean. En el resto del municipio suelen encontrarse estanques cercanos a las viviendas, con agua procedente de fuentes o galeras. En ambos casos se sitan lavaderos e incluso abrevaderos junto a stos.
Pajeros: son construcciones muy sencillas, realizadas normalmente con
piedra seca y cubiertas con teja rabe que servan para el almacenamiento de
la paja y en ocasiones como cuartos de aperos. Los encontramos aislados o
formando parte de un conjunto de viviendas.
Rediles y goros: mientras que los rediles se usaban para guardar el ganado
ovicaprino, los goros estaban destinados al cerdo y suelen situarse a pocos metros de la vivienda. Eran imprescindibles en cualquier vivienda rural. Ambos
estn realizados con piedra seca generalmente de planta circular, aunque algunos son cuadrangulares y en ocasiones con cubierta vegetal. En algunos casos
se aprovecha algn abrigo natural o alguna cueva para realizar el redil o goro.
Tambin hemos constatado zonas donde hay una agrupacin de estas estructuras, cercanas a un ncleo poblacional, como es el caso de Faab.
Cuevas: aunque no es una construccin en el sentido estricto del trmino
se aprovechan tanto las cuevas naturales como las labradas, en todo el territorio, especialmente en las mrgenes de los barrancos. Muchas de ellas ya se utilizaban en poca prehispnica y su reutilizacin posterior ha sido, sobre todo,
de tipo pastoril, ya sean aisladas o cercanas a un inmueble.
Destacan por su tamao las cuevas artificiales en los caseros de Surez y la
Cueva del Salto del Agua (Roque del Conde), con muros interiores de tosca y
las del casero de Taucho. En este caso, son tambin excavadas, todas en el mismo afloramiento pumtico y tradicionalmente han pertenecido a los vecinos,
quienes las siguen manteniendo como propiedad particular. Mencin aparte
merece la Cueva de la Estancia (Ifonche), en la que los pastores permanecan
durante la elaboracin del queso.
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Pasil: se utilizaba para el secado de los higos y otras frutas. Aunque slo
se ha podido localizar uno en Adeje, debieron existir muchos ms. El que nos
ocupa est situado junto al casero El Roque (Ifonche) y est construido a base
de muros de piedra seca con relleno de cantos y callaos de barranco.
2.1.2 Infraestructuras hidrulicas
La presencia de agua en el territorio hizo posible la instalacin de una
red de construcciones hidrulicas dedicada a la captacin, almacenamiento y
distribucin de este preciado recurso que fue determinante para el desarrollo
econmico del municipio.
Estanques-depsitos: los siete inventariados estn realizados en mampostera con enfoscado interior de cal y arena, si bien, en algunos la cal se ha sustituido por cemento. Como ya mencionbamos en el apartado anterior, algunos
de ellos estn cercanos a las viviendas, mientras que otros se encuentran en
zonas exclusivas de cultivo. Las formas y los tamaos son muy variables, desde
pequeos estanques de 4 o 5 m. de largo, hasta otros de dimensiones cercanas
a 40 m. En general los ms abundantes son los rectangulares pero tambin
existen circulares, poligonales e, incluso de forma irregular. Los de mayores
dimensiones suelen tener un acceso exterior con escaleras y puerta a la llave de
distribucin, situada en el punto ms bajo del estanque. Igualmente, para acceder al interior muchos de ellos cuentan con escaleras de piedra o mampostera.
Canales de agua-tanquillas: la forma de distribucin del agua se haca
mediante canales o atarjeas, en cuyo curso se encuentran las tanquillas, para
distribuir el agua a determinados lugares e incluso para pesarla. Como es lgico suponer, aprovechan el desnivel del terreno para cumplir su funcin. Los
canales son de muy diversas formas, los hay excavados en terrenos tobaceos,
de piezas hechas en tosca o piedra y de cemento. El sistema de canalizacin
de mayor envergadura lo hemos localizado en la finca Fyffes, pero, sin duda,
el ms interesante es el existente en el Barranco del Infierno construido con
madera de tea y datado en el siglo XVI.
Molinos de agua- cubos: aunque no se conserva ningn ejemplo de este
tipo de construccin completo, s se han encontrado restos de tres de ellos, dos
en el casco de Adeje y uno en Tijoco. En todos los casos slo queda parte del
antiguo molino, pero resultan de gran relevancia al permitirnos comprobar que
existieron, al menos, dos tipos distintos de molinos: el de rueda hidrulica y el
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das del Teide. Otros servan de comunicacin entre los caseros, unan la zona
de la costa con las medianas y permitan el paso del ganado e incluso, eran
utilizados para desplazamientos devocionales como el Camino de la Virgen,
utilizado por los habitantes de Adeje para llegar a la Ermita de la Virgen de
la Encarnacin. De todos los inventariados, trece estn empedrados y algunos
conservan las paredes laterales; en otros se observan partes de las puertas, de
factura muy sencilla hechas a base de palos que impedan el paso del ganado.
Puentes: todava encontramos un puente de la dcada de 1930 en Adeje.
Es el que permiti la unin de las dos partes del barrio de La Hoya, separadas
por el Barranco Afonso.
Lavaderos: eran un elemento imprescindible en la vida cotidiana, muchas
veces realizados junto a las viviendas, sobre todo en pequeos caseros aislados. Sin embargo, en los barrios y caseros de mayores dimensiones estos eran
pblicos y por tanto de mayor tamao. En ocasiones tambin estn junto a
estanques y en cualquier caso cercanos a una toma de agua, como es el caso
de los que an perduran en La Quinta y Taucho o los de Faab. En muchos
casos tanto si se encuentran junto a una vivienda como si estn aislados tienen
junto a ellos un abrevadero.
Fuentes-chorros: relacionadas directamente con el consumo humano, se
constata la presencia de varias fuentes, todas en las medianas. Se forman normalmente en las fisuras de coladas baslticas o en sedimentos de conglomerado por donde mana el agua, especialmente en invierno. En algunos casos, se
construye un pequeo estanque para el almacenamiento del agua. El de mayores dimensiones encontrado es el del Barranco de La Quinta y el ms oculto el
de la fuente del Camino Carrasco. Singular en todo el municipio es la fuente
existente en el pueblo de Adeje, datada en 1890, con tres chorros. Tambin
como sinnimo de fuente, aunque ms coloquial, se emplea el trmino chorro,
que empleamos cuando as lo conocen los habitantes del lugar.
Muelles-embarcaderos: aunque la mayor parte de la actividad econmica
del municipio estuvo vinculada a la agricultura y potenci el desarrollo de la
zona de medianas, especialmente hasta los primeros aos del siglo XX, el
comercio existente se desarrollaba a travs del mar, lo que slo fue posible con
la construccin de muelles. El ms antiguo es el de La Caleta datado ya en el
siglo XVI, por donde sala la produccin azucarera obtenida en el ingenio de
Adeje hacia Cdiz y Amberes. Los del Puertito de Adeje y El Valito, estn
ms vinculados al comercio agrcola del siglo XX. Muy interesante resulta ste
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2. 2. Elementos singulares
Como hemos ido viendo a lo largo de estas pginas son muchos los bienes
etnogrficos con que cuenta el patrimonio de Adeje. Sin embargo, consideramos que son cinco los ejemplos que por sus caractersticas formales son nicos
en el municipio y hasta en la isla de Tenerife: Casa Fuerte, Finca Fyffes, Casa
de Don Luis, Casa del Duque y aljibe del Casero de Surez. Los tres primeros, adems, van mucho ms all de su tipologa, constituyen entidades que,
como hemos visto, de un modo vertebran las relaciones econmicas y sociales
en el municipio de Adeje e incluso en el sur de Tenerife desde el siglo XVI al
siglo XX.
Por lo que respecta a la Casa del Duque, su origen es cuando menos curioso, aunque no se conoce exactamente si fue residencia de verano de los
Duques de Abrantes o fue realizada para el exilio de Alfonso XIII, lo que s
parece claro es que perteneci a la Casa de Abrantes, y fue construida durante
la Segunda Repblica (1931-1936). Levantada sobre un promontorio costero,
recuerda a un castillo medieval con torren defensivo y vanos de medio punto.
En la actualidad est totalmente restaurado y rodeado de exuberantes jardines
que nunca existieron.
La Casa de Don Luis, hay que situarla en su contexto histrico, con la eliminacin del rgimen seorial en 1811, se van a producir numerosos cambios
en la tenencia y explotacin de las tierras. De este modo, parte de las propiedades de Casa Fuerte sern adquiridas por la familia Herrera, procedente de
Gua de Isora, que desarrollar con xito el cultivo de la cochinilla. Ms tarde,
sobrevenida su ruina, ser la compaa Fyffes la que adquiera gran parte de
sus posesiones. Entre ellas, esta Casa de Don Luis. Las primeras referencias
documentadas sobre esta propiedad indican que en 1869, Luis Herrera Prez,
al margen de la sociedad Hermanos Herrera y a ttulo personal en unin de
su esposa, adquiere la finca de Hoya Grande a M de la Concepcin Llarena y
Ponte. Al parecer, en 1872 la finca estaba dedicada a cereales y nopales y contaba con una casa de mampostera5. Suponemos que la referida casa es la que
nos ocupa, tanto por el lugar en que se encuentra como por la propia denominacin. Esta edificacin resulta muy interesante y destaca por tres cuestiones:
Prez Barrios, C.R.: La Grana, de la riqueza a la ruina: Los Herrera Prez de Gua de Isora
(Tenerife), Los Cristianos, Llanoazur Ediciones, 2002, p. 47
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que s se han visto perjudicadas con el desarrollo del turismo y la fuerte presin urbanstica en la costa, con la mayor concentracin de plantas hoteleras y
campos de golf de Tenerife. As, han desaparecido gran cantidad de elementos
existentes en la zona de La Caleta y aquellos que an perduran en la franja que
va del Barranco de Erques a El Cabezo estn en estado de ruina o totalmente
transformados.
El caso ms grave es sin duda la finca de Fyffes, afectada en toda su extensin, cuyos importantes elementos o han desaparecido o estn prximos a ello
a causa de la presin urbanstica, la ocupacin ilegal o la construccin del anillo
insular. Slo la antigua casa hacienda, en el barrio de La Hoya permanece en
uso, aunque con transformaciones irreversibles en su entorno, dado que el propio Plan Insular de Ordenacin del Territorio (PIOT) seala la importancia
de este enclave sera conveniente primero evitar el aumento del deterioro con
un mayor control del acceso y, segundo, la rehabilitacin y puesta en valor de
todo el conjunto.
Aunque en la zona de medianas la presin urbanstica ha sido menor, todos los ncleos poblacionales se han visto afectados por ella, bien sea por la
desaparicin de elementos tradicionales, por su transformacin y hasta por su
abandono. De este modo, la imagen tradicional de los caseros se ve rota por
nuevas edificaciones a diferente escala y la introduccin de nuevos materiales
que distorsionan la imagen tradicional. Tampoco el ncleo urbano de Adeje
se ha librado de ello, con la prdida de casonas histricas en su calle Grande.
En cuanto a los elementos existentes fuera de los cascos urbanos, bien sean
viviendas, eras, hornos, etc el deterioro se ve propiciado por el desuso, pero
no han sufrido demasiadas acciones antrpicas y su deterioro de debe a la
carencia de mantenimiento, abandono de los mismos y en algunos casos al
expolio de tejas y vigas de tea de las cubiertas. En aquellos casos en los que se
mantiene el uso, mayoritario en la zona de Ifonche, las viviendas suelen estar
modificadas con apertura y cerramiento de vanos, cambio de cubiertas y las
eras suelen convertirse en rotondas con la consiguiente prdida del empedrado
y los hornos en soporte de la decoracin vegetal.
De todas las afecciones al patrimonio etnogrfico, las de mayor magnitud
son las localizadas en Adeje casco y el casero de Taucho. En el primer caso,
no existe un catlogo de inmuebles y elementos protegidos que consideramos
fundamental y en general, no se siguen criterios homogneos en las restauraciones y rehabilitaciones y se echa en falta un mayor control en las interven-
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origen, caracteres etnolgicos, histricos y lingsticos. M.A. Faria (ed.). Francisco Lemus editor. La Laguna.
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de Isora.
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Introduccin
Sobre la esclavitud en Tenerife ha habido grandes estudios. Los ms concretos y actuales siguen siendo los de M. Marrero, De laesclavitud en Tenerife y
La esclavitud en Tenerife a raz de la conquista1. De un modo ms local, recientemente E. Guilln Rodrguez ha publicado dos artculos periodsticos titulados
Esclavos en Arico2. Los grandes resultados conseguidos por ambos trabajos
no se cuestionan en ste de ninguna manera, sino ms bien al contrario, sirven como fuente desde la que aportar otros puntos de vista. El propsito de
nuestro trabajo no es otro que el de analizar desde la genealoga las intrincadas
relaciones de parentesco que fue tejiendo a lo largo de los siglos una familia de
esclavos radicada a mediados del siglo XVII en el municipio de Arico.
La condicin de esclavo en las islas surge con la conquista y durante mucho
tiempo incluso los propios guanches estuvieron sometidos a otros naturales.
No obstante, M. Marrero apuntaba que ya en el siglo XVI comenz una creciente importacin de mano de obra esclava extranjera fundamentalmente,
Con este ttulo se publicaron en el peridico El Da de Tenerife dos artculos los das 17
y 24 de marzo de 2012.
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bre de 1597, ante G. de Palenzuela se abre el testamento que dej hecho Juan
Fernndez, morador de Arico y marido de Mara Berriel, fallecido 25 das antes4. Un esclavo negro queda entre la herencia que deja a su hija Luisa de Morales y al marido de sta, el capitn Juan Gonzlez, vecinos de Arico5. Sus hijos
sern los grandes prohombres de la zona y poseedores de numerosos esclavos6.
Luis de Morales, hijo de los citados Juan Gonzlez y Luisa de Morales,
alcalde del lugar ya en 1640, debi casar con Brgida Prez en Granadilla en
1628, fecha en que obtuvo dote en la Escribana de Vilaflor ante A. Hernndez Pinto, 1628, ff. 555-562. La concedieron los padres de la contrayente, Juan
Bello, alcalde de Granadilla, y Catalina Rodrguez, y all se especifica quines
son los padres de Luis de Morales7.
A nosotros nos interesa la familia que se forma a partir de Elena, esclava de
Luis de Morales8: el da 12 de enero de 1643 se inscribe en los libros de bautismo de Arico Gonzalo. En 1645 nace Blasina y con posterioridad, en 1647,
ff. 837r-847v.
Juan Gonzlez test en la Escribana de Vilaflor ante A. Hernndez Pinto, 1629, fol. 30.
All dice que es de Arico y que es capitn. Su mujer es Luisa de Morales y sus hijos: Francisco,
Luis, Catalina, mujer de don Alonso de Fonseca, Mara, Gil y Luisa. Vid. el libro que el Instituto
de Estudios Canarios public bajo el ttulo ndice de los protocolos pertenecientes a la Escribana de
Vilaflor, La Laguna: Instituto de Estudios Canarios 1968, p. 68. Los matrimonios de sus hijos
son los siguientes: el capitn Francisco Hernndez cas con Marta Delgado; Luis de Morales
cas con Brgida Prez; el alfrez Gil Gmez cas con Mara Ana Gonzlez en Gmar en
1638; la citada Catalina; Mara de Morales; y Luisa de Morales quien cas en Vilaflor 1635 con
el realejero Juan Antonio Hernndez de Chaves.
Vase el citado ndice de los protocolos, p. 11. Los libros sacramentales de matrimonio de
la iglesia parroquial de San Antonio de Padua de Granadilla no conservan los registros de estas
fechas.
Nuestra fuente primaria son los Libros sacramentales de bautismo y matrimonio y los de
testamento de la iglesia parroquial de San Juan Bautista de Arico. Las inscripciones bautismales
comienzan en 1639 y las de los matrimonios en 1641.
97
en 1650, en 1652 y en 1654, Elena dio a luz a otros hijos naturales, Margarita,
Vicente, Domingo y Juan. No sabemos cuntos debi tener antes, pero nos
consta que tuvo hijos con Antonio de Barrios, esclavo de Cristbal Delgado:
en concreto en 1656 naci Mara y en 1658 Francisco. Pero la inscripcin matrimonial de esta pareja no consta entre los enlaces celebrados en la parroquia
ariquera. Y an despus Elena volvi a ser madre de otro hijo natural, puesto
que Potenciana naci en 1660.
A. Gonzalo.
Tom el apellido Gmez y como tal cas con Apolonia Prez Marrero,
segn se deduce de los matrimonios de sus hijos9. Sabemos que en 1677 era
esclavo de Gil Gmez de Morales y dos aos despus, en 1679, de su hermano
Mateo Bello de Morales, dos de los hijos de Luis de Morales y Brgida Prez.
Vivieron entre La Zarza e Icor. Gonzalo falleci antes de 1723. Nos consta
que tuvieron al menos once hijos:
a.1. Mara, 1677.
a.2. Ignacio, 1679. Ignacio Gmez cas en 1723 con Marta Delgado, hija
de Diego Delgado y Catalina Delgado Gonzlez. Por los datos que obran en
el testamento que Marta Delgado hizo el da 27 de noviembre de 1754 en La
Zarza sabemos que este matrimonio tuvo un solo hijo, Juan Gmez Bernardo.
a.3. Toms, 1681.
a.4. gueda, 1683.
a.5. Miguel, 1685.
98
B. En 1662, Blasina.
La primera hija de Elena contina siendo esclava de Luis de Morales como
su madre. Da a luz a su primera hija, Andresa. No obstante, el da 29 de octubre de 1665 casa en la parroquia de San Juan Bautista de Arico Antonio Garca, esclavo del capitn Francisco Hernndez, con Blasina Rodrguez, esclava
de Luis de Morales. A partir de este momento, ambos esclavos cuentan en
10
El 15 de marzo de 1773, siendo viuda de Bernardino Prudente, cas Mara de San Pedro
con el conejero Casiano de Len, viudo tambin.
11
La dispensa que solicitaron Juan Gonzlez de los Santos y Mara de San Pedro se conserva en el Archivo Histrico Diocesano de La Laguna con los siguientes datos (1756, 819, 40):
Blasina Rodrguez
(hermana de) Gonzalo Gmez
Antonio Rodrguez
Bernardino Prudente
Luisa Delgado
Mara de San Pedro
Juan Gonzlez de los Santos
Hay que explicar brevemente que en el esquema de la dispensa matrimonial figuran en primer
lugar dos hermanos, que son los padres de los que siguen en columna. De este modo, los hermanos Blasina Rodrguez y Gonzalo Gmez son respectivamente bisabuela de Juan Gonzlez de
los Santos y abuelo de Mara de San Pedro.
99
ocasiones con el apellido que no van a cambiar ms. En pocos aos engendran
una amplia familia en la que hay que tener en cuenta que la descendencia de
una esclava es propiedad del dueo de sta y no del amo de su marido:
b.1. rsula es bautizada en 1666. En su bautismo consta como hija de Antn Garca, esclavo del capitn Francisco Hernndez, y Blasina Rodrguez,
esclava de Luis de Morales12.
b.2. Margarita nace en 1667 y los datos que aporta su inscripcin son los
mismos que los de su hermana.
b.3. En el tiempo que transcurre hasta que nace el primer hijo varn de este
matrimonio falleci Luis de Morales, porque en 1671 se bautiza Antonio y
si bien los nombres y filiacin de su padre son los mismos, su madre es ahora
esclava de Brgida Prez, viuda de Luis de Morales.
b.4. En 1673, cuando bautizan a Diego, la informacin es la misma que
estamos viendo.
b.5. La inscripcin de Juan, el siguiente hijo, en 1676, nombra al padre
como Antonio Rodrguez y a su esposa Blasina sin apellido.
b.6. Entre este nacimiento y el siguiente fallece Francisco Hernndez, dueo del esclavo Antonio Garca, pues en 1678 es bautizado Silvestre y en este
caso su padre pertenece al capitn Pedro Garca del Castillo, hijo del citado
capitn Francisco Hernndez13.
b.7. El ltimo de los hijos de Antonio Garca y Blasina Rodrguez nace en
1680 y se inscribe con el nombre de Alfonso.
La siguiente fuente que usamos para confirmar esta lnea sucesoria es el
testamento que Antonio Garca el Moreno, otorga en Icor el da 12 de febrero
de 1720. En este documento, extrao a nuestro parecer porque se trata de un
esclavo, declara ciertas pertenencias como una colmena de miel o una botija.
12
Como ya hemos visto, el capitn Francisco Hernndez y Luis de Morales son hermanos,
hijos del capitn Juan Gonzlez Meja y Luisa de Morales.
13
Francisco Hernndez test en la Escribana de Vilaflor, ante L. Daz Delgado, 1669, fol.
448. Declara que su mujer es Marta Delgado y sus hijos el capitn Pedro Garca del Castillo,
Juan Gonzlez del Castillo y Mara Garca del Castillo. Son datos extrados del libro citado
ndice de los protocolos pertenecientes a la Escribana de Vilaflor, La Laguna 1968 p.84.
100
En lo que respecta a sus sucesores seala que tuvo cinco hijos: Antn Rodrguez, Margarita Rodrguez, Carlos Garca, Alonso Garca y rsula Prez. Seala tambin que la casa que posee en El Lomo es para sus hijas y a la muerte
de stas para sus nietas Ana Garca y Candelaria Rodrguez14. No sabemos si su
hijo Carlos Garca fue bautizado como Juan o Silvestre, que son los dos hijos
que fueron inscritos y desconocemos si llegaron a adultos. Los albaceas testamentarios de Antonio Garca son sus hijos Margarita Rodrguez y Antonio
Rodrguez. Ah se indica que son esclavos. De ello se deduce que un esclavo
poda actuar libremente no slo en las actividades eclesisticas como padrino,
sino tambin en las civiles en las que su palabra y su firma tenan valor.
Como ya hemos sealado, Luis de Morales, propietario de estos esclavos,
falleci entre 1667 y 1671. Haba testado anteriormente en la Escribana de
Vilaflor ante L. Daz Delgado, donde seala el nombre de sus hijos15: Luisa de
Morales, Luis de Morales, Mateo Bello, Gil Gmez y Carlos de Morales. A
la muerte de Brgida Prez los hijos de Antonio Garca y Blasina Rodrguez
pasarn a dos de sus herederos, sus hijos Mateo Bello y Carlos de Morales,
puesto que se reparten en la herencia:
b.1. Desconocemos a quin perteneci rsula Prez, la hija mayor, puesto
que cuando falleci, el da 25 de septiembre de 1751 a los 85 aos en Arico, era
una mujer libre y soltera. Lo sabemos porque test el da 14 de agosto del mismo ao en la parroquia de San Juan Bautista, donde manda ser enterrada, pues
all tiene una sepultura su abuelo Pedro de lvaro. Dice que es hija de Antonio
Garca, esclavo que fue del capitn Pedro Garca, y de Blasina Rodrguez. Es
propietaria de algunos bienes que deja a su sobrina Marta Delgado, hija de
su hermano Carlos y de Catalina Gmez. Seala, asimismo, que su hermana
Margarita Rodrguez cas con Juan de Sosa. Y por ltimo, nombra a otro sobrino, Jos Delgado -es un hijo de su hermano Antonio Rodrguez-. Tenemos
constancia de un Pedro de Alvarado, esclavo del alfrez Gil Gmez, hermano
del poderoso Luis de Morales, que fue padrino en 1660 de la ltima hija de
Elena, madre de Blasina Rodrguez. Despus un Pedro Alvarado aparece como
marido de Catalina Gmez y padre de sus hijos.
14
15
101
16
El padrino de este nio fue Juan Garca, de color moreno. No especifica que fuera esclavo, pero la indicacin de su color es significativa en cuanto a que pudo ser esclavo.
102
17
Mara Jernima contrajo nuevas nupcias en 1756 con el majorero Andrs Antonio.
103
Felipa de Morales hizo testamento el da 6 de marzo de 1679. Declara que es hija del
capitn Juan Garca de Vera y Mara de Morales, que su marido es el alfrez Carlos de Morales
y su nico hijo Esteban Garca.
104
Conclusiones
Debemos plantearnos varias cuestiones a la luz de los documentos que hemos consultado y todas derivan de una: Mantenan los propietarios de esclavos
de Arico el mismo concepto que tenemos de esta condicin en la actualidad?
Si la respuesta es negativa, como nos parece, podemos entender lo siguiente:
1. Que haya esclavos que casen con mujeres libres con cierto poder adquisitivo.
2. Que los esclavos hagan testamentos en los que indiquen sus propiedades:
una casa, una colmena, etc.
3. Que los esclavos gocen de cierto nombre en la comunidad religiosa,
puesto que pueden actuar como padrinos ya en el siglo XVII y tambin
en el plano civil cuando son albaceas testamentarios.
4. Que los esclavos tengan, en muchos casos, el mismo nombre y apellido
de sus dueos Marta Delgado, Carlos Garca, etc.. Esto, que puede
llevar a confusin, parece tambin una seal de aprecio hacia un esclavo.
Esto no nos impide sealar, por otro lado, que otros matrimonios del grupo
familiar que hemos analizado se celebren entre descendientes de esclavos. No
obstante, en su mayora, como hemos visto, gozan ya de libertad en el siglo
XVIII. Y, por ltimo, sin relacin alguna con la familia y la poca que hemos
estudiado, queremos sealar que el ltimo bautismo de un esclavo que hemos
localizado en Arico tuvo lugar el da 4 de agosto de 1822 cuando se inscribe
Ignacio Domingo del Sacramento, hijo de Andrea Ochoa Gonzlez, esclava de
Don Juan Gonzlez y natural de la costa firme de la ciudad de Valencia.
105
Bibliografa y fuentes
Bibliografa:
GRANADO Surez, S. CALVO CRUZ, M. (2009): Trabajadores libres y esclavos
de la Casa-Fuerte de Adeje (Tenerife) durante el siglo XVIII. Un anlisis histrico-contable, Vector plus 33, pp. 49-60.
GUILLN RODRGUEZ, E. (2012): Esclavos en Arico, El Da de Tenerife, 17 de
marzo.
GUILLN RODRGUEZ, E. (2012): Esclavos en Arico, El Da de Tenerife, 24 de
marzo.
IECan (1968): ndice de los protocolos pertenecientes a la Escribana de Vilaflor, La Laguna.
MARRERO RODRGUEZ, M. (1952): De laesclavitud en Tenerife, Revista de
Historia 10, pp. 428-441.
MARRERO RODRGUEZ, M. (1966): La esclavitud en Tenerife a raz de la conquista, Tenerife.
Fuentes:
- Libros sacramentales de bautismo y matrimonio de la iglesia parroquial de San Juan
Bautista de Arico (Archivo Histrico Diocesano de La Laguna, AHDLL).
- Libros de testamentos de la iglesia parroquial de San Juan Bautista de Arico (Archivo Histrico Diocesano de La Laguna, AHDLL).
- Legajos de dispensas matrimoniales de la iglesia parroquial de San Juan Bautista de
Arico (Archivo Histrico Diocesano de La Laguna, AHDLL).
- Protocolos notariales del Archivo Histrico Provincial de Santa Cruz de Tenerife
(AHPSCT).
106
MESA MARTN, Jos Mara: Datos inditos de la Iglesia del Valle de SantiagoEL
DIA. La Prensa. Santa Cruz de Tenerife, 1 de abril de 2000. pp.2-3. MESA MARTIN, Jos
M: La Desamortizacin en Santiago del Teide: una aproximacin al patrimonio histrico, artstico y devocional de la iglesia parroquial de San Fernando en el segundo cuarto del siglo XIX.
CHINYERO N 4. Santiago del Teide 2005. p 210.
107
108
la hace inaccesible sucede que casi todos los que mueren de dhos vecinos [les] falta
quien administre los sacramentos porque el parrocho solo los ves[ita] una ves al ao
quando se celebra el santo titular que acuden todos que por lo referido os pareca ser
muy propio de Vtra obligacin y de mi catlico zelo poner en mi Real consideracin
seria bien erigida dha Hermita de Nra Sra de la Luz en la iglesia parroquial y criar
un Beneficiado que la sirva, pues no obsta ser de la juridiccion del Beneficiado de
Buenavista pues en lo dilatado del y de un valle que llaman de Santiago que tiene 3
leguas de circunferencia los Vs que en este distrito y son correspondientes a diferentes
Beneficios y parrochias quitando a cada uno y su fabrica alguna congrua que lo sea
para el nuevo beneficio4.
Como curiosidad debemos resear, que en esta Real Cdula, el monarca
dice aportasteis a una isla llamada Yzora que es lo ms fragoso de las Canarias.
Este hecho puede llamarnos la atencin, pero sin embargo hay que resear,
que en mucha de la documentacin del siglo XVII, para referirse a esta zona,
se hace con el apelativo de tras la Ysla, por tanto no nos sorprende que su
Ilustrsima haya usado este concepto, y el rey y el Consejo de Castilla lo interpretaran como una isla ms.
A partir de ese momento, comenzaran las diligencias para la ereccin de
la parroquia, y el obispo, para cerciorarse realmente de la necesidad de la divisin y creacin de un nuevo beneficio, comenz planteando un sondeo sobre
el vecindario, para conocer cul era el nmero de moradores, cul era su opinin al respecto, y cuales sus penurias y calamidades a la hora de recibir los
sacramentos, as, como cuanto aportaban de limosnas para ayuda de la nueva
jurisdiccin.
Por tanto el 31 de marzo de 1677 se pas a hacer un interrogatorio en el
que fueron entrevistados 21 vecinos de toda edad y condicin, siendo 15 de las
partes de Isora y 6 del Valle de Santiago5.
La mayora coincidieron en que en Tejina y en el Malpas de Isora haban
hasta 30 vecinos de Icod, 9 del Tanque, 9 de Garachico , y 1 de Los Silos, sin
embargo , en Cho moraban entre 15 y 20 que eran parroquianos de Icod, y que
se encontraban totalmente abandonados desde el punto de vista espiritual porque sus parroquias estaban a 5 0 6 leguas, y ni los beneficiados ni los prrocos
les asistan por lo que muchas veces, era el beneficiado de Adeje quien les soco-
Ibidem. f6.
109
rra por caridad; y que stos pasaban mucho trabajo para llevar a sus difuntos a
Buenavista o a las otras parroquias, porque para eso haca falta mucho dinero,
pues haba que pagarle a los porteadores y correr con su manutencin, cargas
econmicas que muchos no podan afrontar, y aun pudiendo, muchas veces las
inclemencias del tiempo lo hacan imposible. Bien por los temporales, o por el
tiempo de Levante, lo que ocasionaba que el traslado pudiera demorarse hasta
tres das. Esto haca, que en muchas ocasiones se hiciera un hoyo en la ermita
de Ntra. Sra. de Gua y se le enterrase sin ms. Por tanto es muy provechoso
que se divida y haya Beneficio porque muchos Vs se han muerto sin tener quien les
administre los sacramentos, ni los entierre6.
Marcos Juan, labrador de 64 aos y vecino de Cho, nos dice que muchas
veces los vecinos se entierran sin recibir los sacramentos debido a las dificultades y asperezas de los caminos, pues en muchas ocasiones no da lugar los temporales a que vayan a dar aviso a dhos parrocos ni aquellos puedan venir por causa de
que para venir a estas partes de qualquiera de los lugares es fuerza pasar la cumbre, lo
qual no se puede haser con temporal sin conocido riesgo de la vida de el que la pasare
por las nieves y varrancos7.
En cuanto a los ofrecimientos de limosnas, los vecinos no quisieron dar
nada, para el sustento del beneficiado, y solo 986 reales para ornamentos.
El 3 de abril comienza el interrogatorio a los vecinos del Valle, empezando
por el alcalde Flix Gorrn, quien dice que en la Villa de Santiago viven 66
vecinos que son parroquianos de Buenavista, 12 del Tanque y 1 de los Silos.
Todos coinciden en la necesidad de la creacin del beneficio de Gua; no solo es
conveniente que se separe el Beneficio sino que en esta Villa se haga parroquia aneja
a dho Beneficio en la forma que hay otros en esta Ysla 8.
Reseando tambin algunos casos en los que se han tenido que realizar
enterramientos en la ermita de Santiago, por ser imposible el traslado de los
cadveres a sus parroquias.
En un hecho curioso que coinciden todos los testigos del Valle, es en la
dificultad que supone la nieve, para poder remontar el paso de la cumbre, como
expone Juan Prez Forte, vecino de Las Manchas:
Ibidem.f6vt.
Ibidem. f25vt.
Ibidem. f30.
110
y ha visto llevar a muchos a otros domicilios asi de esta Villa como de dhas partes
de Ysora a enterrarse con mucho costo y travaxo de los que los llevan por la aspereza
de los caminos y en algunos ocasiones estar detenidos dos das y mas con los difuntos
por no poder darles lugar el tiempo de pasar la cumbre y al tiempo de pasarla ser con
cantidad de nieve por los caminos, por estar cubiertos de ella9.
Este hecho nos parece curioso , y desde luego es el mejor indicativo de un
cambio climtico, pues hace ms de un siglo que no se producen nevadas a una
cota tan baja, lo que al parecer en el siglo XVII, era normal y frecuente.
Un mes despus, el 3 de mayo de 1677, la vecindad del Valle se reuna en la
Casa del Patio, convocados por don Gaspar de Montes de Oca, para leerles la
Real cedula de creacin del nuevo Beneficio y para que ofrecieran las limosnas
que consideraran oportunas.
La alegra fue generalizada, pues no solo los vecinos del agreste Malpas de
Isora vean el fin de las penurias y calamidades que iban asociadas a los cumplimientos sacramentales, como ya hemos visto anteriormente; sino que tambin
el alborozo rein entre los vecinos del Valle de Santiago, pues ahora, no solo
tendran que recorrer un camino ms corto y con unas condiciones climticas
ms benvolas para cumplir con sus preceptos, sino que al crearse un beneficio,
segn constaba en la Real Cdula; la ermita de Santiago poda convertirse
en parroquia anexa al mismo, como ocurra en otros lugares de las Islas. Por
eso, todos apoyaron la nueva jurisdiccin, y ofrecieron limosnas para ayudar a
mantener al beneficiado, as como tributos perpetuos, para el sostenimiento del
culto y el ornato del templo.
Su merced Roque Dias alcalde desta Villa dixo que hasiendose anexo de parroquia en esta Villa al Benefisio que se pretende de Nuestra Sra de la Lus i Guia y
que haya Parroquia en esta Villa y que el Beneficiado o cura asista en ella y en la de
Ntra Sra de Guia , ofrece ocho reales de tributo perpetuo para la fabrica ayuda de
costo para el Beneficiado o cura y sincuenta de limosna por una vez para lo que fuere
necesario del adorno de la parroquia que se hiciere.
As, de lo recaudado por algunos vecinos que dieron voluntariamente su limosna, se alcanzaron 1047 reales por una sola vez; mientras que entre lo aportado por otros se lleg a 95,5 reales de limosna, como tributo a perpetuidad.
Ibidem. f 31vt.
111
Las quales dichas partidas ofrecen dar dhas personas segn y en la forma que
van ofresidas como en esta Villa se erija parroquia anexa al nuevo Beneficio de
Nuestra Seora de Guia de las partes de Ysora que contenga unos mismos limites
siendo ambas gobernadas por un solo prroco al modo que las de Nuestra Sra de
Candelaria y Gimar Tegueste y Texina y San Andres y los Sauces en la Ysla de la
Palma para que dhas limosnas y rixiendose dha parroquia anexa de dho Beneficio
asy lo quedan ofresido de perpetuo10.
Pero no solo los vecinos, sino tambin don Fernando del Hoyo, quien
ostentaba la jurisdiccin seorial del Valle, va a hacer un ofrecimiento, para
vigorizar el recin creado beneficio, con una parroquia anexa al mismo. Ofreciendo un nuevo templo el cual dota en sobre manera, siendo uno de los
pocos casos en Canarias en que se haya hecho una donacin parroquial tan
desmedida, sobre todo teniendo en cuenta la cortedad de lo ofrecido por los
vecinos de Isora.
Don Fernando del Hoyo promete construir un complejo templo bajo la
advocacin del Rey San Fernando, dando detalles explcitos de como quera
que fuera esa construccin, pero no vamos a detenernos en ellos porque estos
ya son conocidos11.
El desprendimiento y altruismo del seor del Valle fue apabullante, sobre
todo porque econmicamente, quizs no era el momento adecuado ya que
los tiempos no estaban para tales desmanes, pues el comercio del vino haba
decado y en la medida que se aproximaba el fin del siglo, la situacin empeorara.
Sin embargo, el ofrecimiento de don Fernando no deja de ser curioso
pues hace gala de un ostentoso templo y lo dota , ponindolo bajo la advocacin de su patronmico, cosa bastante usual en los donantes y favorecedores de templos, pero por otro lado se dan las circunstancias de que el culto
al Santo Rey, ha sido instituido y potenciado de forma oficial tanto por la
Monarqua, como por el ilustre prelado de las Islas, pues el rey Fernando III,
haba sido canonizado en 1671, apenas unos aos antes, y desde entonces, se
haban promulgado varios decretos encaminados a fomentar su culto, y a la
10
Ibidem. f 37.
11
112
12
MESA MARTIN, Jos M: La Desamortizacin en Santiago del Teide: una aproximacin al patrimonio histrico, artstico y devocional de la iglesia parroquial de San Fernando en
el segundo cuarto del siglo XIX. CHINYERO N 4. Santiago del Teide 2005. p 210.
13
Archivo Histrico Provincial de Santa Cruz de Tenerife. Ante el escribano Pedro Mndez de Len. 22-4-1607. F 217vt.
113
deja limosnas a la Virgen del Rosario que est en el Valle14. Y desde luego,
sta no se hallaba en la ermita de Santiago. Puede que esta Efigie Mariana se
hallara en ese desconocido eremitorio, y al arruinarse fuera trasladada hasta la
iglesia de Santiago, donde se constata su presencia a partir de 1634.
La magnitud de la donacin, desde luego, que es inusual; sobre todo si se
compara con las penurias que le ofrecan los vecinos de Gua al beneficiado,
ante esto, el obispo tiene dudas, por lo que se ve en la necesidad de exponrselo
y consultrselo al rey, pues no es normal que una parroquia anexa a un beneficio, disponga de ms prerrogativas que el templo beneficial.
El rey, viendo la situacin expuesta por el obispo, lo poco que haban ofrecido los vecinos de Isora, y que incluso, estos le deban el salario de dos aos
al capelln que les asista; y por otra parte lo ofrecido por don Fernando, que
compensaba y enmendaba con creses, la situacin en que hubiera quedado el
beneficio de Isora, lo someti a consulta de su Consejo, y estando en Aranjuez
promulg una nueva Cedula Real el 10 de mayo de 1678 en la que le expona
al obispo:
Os ruego y encargo dispongais la ereccin de la Parroquia que ofrece haser el
dho Maestre de Campo don Fernando de el Hoyo en la forma que me referis y en
la conformidad que os pareciere mas conveniente con la seguridad y condiciones
necesarias15.
Al ao siguiente se realiza el documento oficial de la obligacin contrada por don Fernando y doa Leonor, ante el escribano Pedro Hernndez de
Vergara, el 6 de septiembre de 1679, del cual, don Fernando le mandara una
memoria o copia al obispo y le pide que agilice cuanto antes la ereccin de la
nueva parroquia. El trmite pasaba por notificarle a don Salvador Vello de
Lara beneficiado de Buenavista, jurisdiccin de la que se separaba la nueva
parroquia, por si la contradeca, pero ste, no solo se muestra muy contento
porque se le escindiera una feligresa tan distante, que no le ocasionaba sino
14
15
Archivo Histrico Diocesano de Tenerife. Fondo 12, leg.32.f42. Esta Real Cdula ha
sido transcrita y publicada por el colectivo cultural Arguayo en la revista Chinyero N 1 en el
ao 1986 y en la tercera edicin de la misma (ampliada y corregida en el ao 2002), por eso y
por la necesidad de espacio, nos remitimos a esta publicacin. La Cdula original, al parecer la
guardaba don Fernando del Hoyo, de donde se sacaron las diferentes copias.
114
trabajo aunque es evidente, que el Beneficiado no cumpla con sus obligaciones-; sino que incluso se muestra complaciente a ceder ms territorio16.
El 9 de septiembre comenzara el auto de ereccin de la parroquia, sin embargo ste es protestado por el beneficiado de Garachico don Jorge Fernndez
Perera, pues el obispo ha sido servido de mandar que la parrochia de este dho lugar
pague a la nueva cien Rs en cada un ao i q el cura de la dha nueva parrochia perciba todas las primicias de trigo y sevada q deben pagar los Vs de dho Valle y los de
Texina e ysora hasta el barranco de erque y por que tengo q alegar por mi y los dems
beneficiados desta isla, cuios poderes presentare en tiempo donde me convenga17.
Ante esto, el obispo comunica al beneficiado a que no soliviante al resto
de los beneficiados, pero ste, el 19 de octubre se queja porque las primicias
de estas Islas, siempre han sido adjudicadas a los beneficiados y no a los curas,
y encima, la parroquia perteneca a una jurisdiccin de seoro, de patronato
particular y no Real, lo que no era un buen ejemplo.
El 15 de septiembre se convoca a los vecinos de Isora y Tejina en la ermita
de Ntra. Sra. de Gua, ante el alcalde Nicols Mndez y fray Marcos de la Pea,
recinto en el que don Gaspar de Montes de Oca les lee el auto de ereccin de
la nueva parroquia de san Fernando en el Valle, y les pide que dieran lo que
haban ofrecido el 31 de marzo de 1677, tanto de aceite, como de limosnas y
de tributos perpetuos, dicindoles que incluso podan hacer nuevas aportaciones; y respondieron Salvador Luis Asero y Julian de Meneses, que contradecan la
nueva parroquia y que se lo diese por fe, y que no solo no aumentaban nada para
la nueva parroquia, sino que retiraban lo ofrecido; pues esto era, para si se haca
el beneficio y parroquia en la ermita de la Virgen de Gua.
Al da siguiente, se convoc a los vecinos de Santiago para la lectura del
auto, y todos estuvieron conformes y se ratificaron en los ofrecimientos y limosnas que haban hecho para el beneficio de Isora.
A continuacin, se pas a recorrer el Valle para elegir el lugar ms adecuado para la construccin de la nueva parroquia, acordndose que el lugar idoneo
era el denominado Las Casitas Viejas, emplazamiento donde el Vicario puso
una Cruz como smbolo y acto de posesin 18.
16
17
Ibidem. f58.
18
Ibidem. f80.
115
Ibidem. f82.
20
Ibidem.f84.
21
116
como les haba ocurrido a los vecinos de Santiago , cuando fue erigida en beneficio la ermita de Nuestra Seora de Gua, los cuales tuvieron la posibilidad
de conseguir ese rango; pero al concedrsele a Santiago solo la categora de
parroquia, no podan los vecinos de Isora, lograr su ambicin. Sin embargo
su Ilustrsima los desoye, y al parecer los excomulga, por lo que los guieros, el
29 de mayo recurren a la Real Audiencia, quien le pide al obispo les levante la
excomunin.
El obispo, que gozaba de gran magnanimidad, no quiso forzar la situacin,
pero oblig a los vecinos de Isora a acudir a la parroquia del Valle, bajo nueva
pena de excomunin y multas, si no lo hacan.
Mientras esto ocurra, el tiempo pasaba y don Fernando no haba iniciado
las obras de la iglesia; a pesar de que tena de plazo tres aos para su terminacin, y ya haban pasado dos sin iniciar los trabajos, pues no es hasta 1682,
cuando concierta la obra del templo convenido, con los maestros Pablo Snchez y Pedro Rodrguez, que se comprometen a hacer un edificio de 100 pies
de largo, especificando que 62 corresponderan al largo del cuerpo de la iglesia,
y 38 al largo dela capilla mayor.
Aqu tenemos que apuntar, que en los documentos consultados, nunca se da
el ancho del templo, pero hemos visto, que don Fernando habla de una medida
proporcional a los cien pies de largo, y que los canteros, aunque hablan tambin
de la longitud; tampoco se refieren a la medida del lado ms corto de la iglesia.
Esta relacin entre el largo y el ancho, debera de ser tan obvia y conocida que
no era necesario estipularla, lo que nos lleva a pensar en la Proporcin Aurea
o Divina. Aplicando sta, tanto de forma geomtrica como numrica, tenemos
que el templo ofrecido para ayuda de parroquia por el seor del Valle, debera
de haber tenido 30 metros de largo, por 18,5 metros de ancho. Y curiosamente,
esto lo refuerza el hecho de que la medida del cuerpo de la iglesia respecto al
largo de la capilla, tambin guarda una proporcin aurea.
Pero el hecho es que a pesar del plazo de tres aos estipulado para terminar
la nueva parroquia, en 1685, todava sta se hallaba en ciernes. Esto dio pie a
que los vecinos de las partes de Isora siguieran con su deseado anhelo de la
ereccin en parroquia de la ermita de Nuestra Seora de Gua; idea, que al
final acabara siendo potenciada por el obispo Jimnez, quien ms de una vez
haba apremiado al seor del Valle para que cumpliera con sus obligaciones.22
22
117
Don Bartolom, ordena una inspeccin ocular de las obras, para lo que
facult a don Gaspar de Montes de Oca, quien nombrara la comisin para
este cometido, que se pretenda efectuar el 6 de diciembre de 1685. sta estara
formada por: Pablo Snchez y Juan Rodrguez, Maestros Pedreros, evaluadores
y peritos; acompaados por el Licenciado don Francisco Gonzlez, cura del
Valle de Santiago; por Juan Prez Forte, alcalde de dicha Villa; y por el Ayudante Francisco Bez. Esto le fue notificado a don Fernando del Hoyo, para
que obrara en consecuencia.
La visita se efectu el da pensado, y en ella se detall el material depositado en el emplazamiento del templo (tejas, cantera, etc.), pero de lo que
la comisin observ se desprende que las obras no haban proseguido23, y ya
haban pasado ms de dos aos de los plazos estipulados; sin embargo, a pesar
de las aspiraciones de los vecinos de las Bandas de Isora, don Fernando debi
de convencer al obispo de sus buenas intenciones respecto a la consecucin del
templo. Pero la realidad, es que las obras no avanzaron y se quedaron en los
cimientos iniciales. Una muestra del inters que debi de tener don Fernando
por la continuidad del edificio, queda reflejada en la peticin que le hace a su
hijo Alonso, que se hallaba en Sevilla defendiendo el mayorazgo de su mujer,
de una escultura de san Fernando, y de algn cliz, objetos que su heredero,
agobiado por la situacin econmica, no pudo enviarle; por este motivo, prueba
suerte recurriendo a otros contactos hispalenses24.
Como vemos las intenciones de don Fernando debieron ser las de proseguir
con la obra, pero es curioso la peticin que hace de la escultura del Santo Rey,
porque ya hemos visto, que en el momento que el seor del Valle hace el ofrecimiento de ayuda de parroquia cuando se crea el beneficio de Nuestra Seora
de Gua, expresa, que tiene encargadas dos imgenes de esta iconografa. Puede que debido a los reveses econmicos, se haya visto en la imposibilidad de
pagar estos encargos, o no lo hiciera en el tiempo determinado y stas fueran
vendidas a otros clientes. Tambin es curioso que el seor del Valle pida un
cliz a Sevilla, pues la ermita tena varios y el obispo haba mandado el suyo
como respuesta la peticin formulada por don Fernando, pieza que ya se hallaba en el Valle en 1681, de lo que se deduce que es muy probable que el obispo
retirara el cliz de su pontifical, ante los incumplimientos del seoro.
23
Ibdem.f124vt.
24
Gonzlez Gonzlez, Estanislao: Documentos sobre encargos artsticos en el NW tinerfeo durante el s. XVII. EL DIA. La Prensa. Santa Cruz de Tenerife, 6 de marzo de 1999. Pp.2-3.
118
Los reveses econmicos de don Fernando del Hoyo, fueron varios, y desde
luego stos fueron un hndicap a la hora de la construccin de la iglesia, idea
que ste nunca abandonara. El seor del Valle se vio metido en negocios
poco favorecedores con un comerciante ingles muy familiar de dho Sr. quien
por seducirlo a la fe Catolica le hacia mucho favor con los exorbitantes precios que le
puso en las ropas; el mercader quera cobrar , pero don Fernando insista en que
primero era la fbrica de la iglesia y luego la deuda. Sin embargo, los apremios
hicieron que ste realizara el pago, y que no quedara dinero para proseguir
con la obra.
Despus de esto, el poco afortunado don Fernando fue fiador de don Bartolom Carranzo , encargado del arbitrio de entradas y salidas de efectos de
estas Islas cargo arrendado al Cabildo-, y por haber sobrevenido guerras y
fallado el comercio faltaron cien para haber uno, resultando de todo ello el embargo de los bienes de don Fernando. Decidido a superar la situacin acopi
ayuda e diferentes personas e hizo fabricar una embarcacin que despach para
Amrica. El navo zozobr y se perdi todo. Pero esta relacin de infortunios
no terminara; pues la casa y bodega de don Alonso del Hoyo en Garachico,
ardera, arruinndose no solo la mansin y las cuantiosas alhajas que posea
sino pereciendo en el incendio una de sus criadas25, haciendo que don Alonso
pasara a residir en Taco. Pero por si fuera poco, la erupcin volcnica de Arenas
Negras vendra a dar la puntilla y a estragar an ms la hacienda de los Hoyo26.
A pesar de todo, el inters por la construccin del nuevo templo por parte
de don Fernando nunca ces, pues a la hora de hacer su testamento en 1699, le
deja la carga de la fbrica y reparos de la iglesia del Santo Rey a su hijo Alonso,
pues a l le tocan los terrenos que estn grabados para esta fundacin27.
Sin embargo la situacin econmica del seor del Valle, no debi de enmendarse, pues tres aos despus, el obispo le requiere que cumpla con la
obligacin contrada del mantenimiento de la lmpara del Santsimo, e imaginamos que tambin le conminara para que reanudara las obras del templo.
Pero nada debi de cambiar pues el obispo don Juan Ruiz Simn quien ocup
la silla episcopal entre 1706 y 1712, viendo el estado de incumplimiento en
25
26
119
29
120
Yo el dho don Fernando del Hoyo he de ser obligado con los vienes que llevo y
van referidos a la fabrica de Parroquia de dha Villa de Santiago con lo necesario y
manutencin anual sin que el dho Dn Francisco de Monte Verde, pr los que lleva y le
van sealados , aunque algunos estn obligados en dho Patronato, tenga obligacin
alguna de concurrir par la dha Fabrica y su manutencin porque toda queda a cargo
y obligacin el pagarlo; como el solicitar para ello del Iltmo. Seor Obispo destas
Yslas, facultad para eximir los vienes porque solo ha de ser de mi obligacin30. Pero
mientras los herederos de don Alonso se debatan en ver a quien le corresponda continuar con la obra de la iglesia, unos meses despus, se iba a producir
un desenlace inesperado, pues como resultado de la visita pastoral efectuada en nombre del obispo Crdenas, por el beneficiado de Fuerteventura don
Sebastin Trujillo Umpirrez; ste, viendo la situacin de crisis econmica y
el estado en que se encontraba el templo iniciado en Las Casitas Viejas ya
entonces ese lugar se haba pasado a denominar Cruz de la Arena, o Cruz del
Arenal-, se les conmuta la obligacin contrada por Los Hoyo, cambindola
consustancialmente, pues el visitador, viendo los tiempos que corran y el grado
de incumplimiento en que se hallaba la promesa efectuada por el primer seor
del Valle de Santiago, expres:
Por tanto su md. Mandaba y mando que la oferta de fabricar iglesia y capilla
mayor se reduzca a fabricar una capilla mor. En la iglesia nuevamente hecha, con lo
cual queda igl capaz para la gente de esta vecindad, haciendo assi mismo sacrista;
y que la obligacion de retablo se entienda un sagrario bueno y decente 31. Esto hizo
que definitivamente, las obras iniciadas en la bifurcacin de los caminos que
iban para el Malpas de Isora y Tamaimo, quedaran en el estado de abandono
en que se encontraban desde 1685, y si bien nada se sabe de lo que fue del
material y trabajos de cantera depositados a pie de obra, segn se desprende
de la vista de ojos ; es muy probable que dada la situacin econmica de Los
Hoyo, stos fuesen vendidos y destinados para la construccin de cualquier
otro recinto sacro de la Isla, una vez que la familia se vio liberada de las obligaciones contradas. Sin embargo casi un siglo despus, en 1789, los cimientos
del templo subsistan en medio de una huerta, plantada de cereales y frutales.
Esto nos ha llevado a un trabajo de campo, y aunque en los mapas actuales
el topnimo Cruz de la Arena se conserva, sin embargo est mal ubicado, pues
30
31
MESA MARTN, Jos Mara: Datos inditos de la Iglesia del Valle de SantiagoEL
DIA. La Prensa. Santa Cruz de Tenerife, 1 de abril de 2000. pp.2-3.
121
122
Cruz de la arena, espacio elegido para la construccin de la iglesia ofrecida por don Fernando del Hoyo
123
Nuestra Seora de Gua. Titular del nuevo beneficio creado por Carlos III
124
125
126
Huelga decir que el erudito tinerfeo destacar de Candelaria fundamentalmente el convento de la orden de Santo Domingo y el templo dedicado a la
Virgen de Candelaria. La descripcin del autor no permite dudar de la mayor
amplitud de esta comunidad dominica, frente a las modestas proporciones de
los conventos citados con anterioridad los frailes cuentan incluso con celdas
destinadas al alojamiento de huspedes y romeros y cuidaban de las ermitas
de San Blas, de la Magdalena y de Santiago-. No slo cuenta el lugar con una
iglesia, ayuda de parroquia de Gimar, sino tambin con un castillo y una hospedera concejil. En todo caso, la mayor parte de los vecinos de la jurisdiccin
no vivan en el entorno inmediato del santuario de la susodicha orden religiosa.
Algunos poblaban los pagos de Barranco Hondo, Igueste, Araya y Arafo. Sostiene que la generalidad de los hombres eran pescadores y las mujeres olleras o
fabricantes de bcaros y otros recipientes estimados en el exterior2.
Una obra clsica, de consulta imprescindible para el conocimiento de los ideales que deban regir
-al menos en teora- el ejercicio de la justicia en los territorios realengos y seoriales es: CASTILLO DE BOVADILLA, J: Poltica para Corregidores y seores de vasallos. Barcelona: Sebastin
de Cormellas, 1624, 2 tomos.
Una edicin comentada de este tratado, a cargo de Benjamn Gonzlez Alonso, fue publicada en
1978 en Madrid por el Instituto de Estudios de Administracin Local.
127
128
SEVILLA GONZLEZ, M. C: El Cabildo de Tenerife (1700-1766). La Laguna: Servicio de Publicaciones de la Universidad, 1984, pp. 301-302.
129
130
ejemplo, que haba ordenado la detencin de Pedro Delgado, vecino de Vilaflor y dueo de una perra que implicaba un peligro para las capturas de los
pescadores, que ponan el pescado en pozos ubicados a la orilla del mar. Tras
escuchar sus quejas, Pedro lvarez haba ordenado en vano al dueo del animal que lo sujetase o lo matase. Adems haba mandado apresar en diversas
ocasiones a Juan Daz a causa de diferentes daos producidos por su ganado
en las parcelas ajenas. Casualmente una hermana suya llamada Mara haba
sido expulsada del lugar por orden del teniente de la Villa, por razn de tratos
ilcitos. En este sentido, la persecucin de las uniones sexuales ilegtimas constitua un importante cometido encomendado a los jueces seculares y eclesisticos del Antiguo Rgimen. En virtud de esta obligacin, el alcalde da tambin
noticia de que haba sido comisionado por el teniente letrado de La Orotava
a pedimento de una hija de Juan Daz Mrquez, vecino de Vilaflor- para que
apresara a Salvador Mndez, acusado de estupro. Casualmente lvarez de la
Cruz desempeaba tambin las funciones de notario apostlico al servicio
de la justicia eclesistica-. Pese a que Mndez se fug de su prisin, fue nuevamente detenido y se resign a casarse con la joven ofendida. Tambin haba
detenido a Pedro Gonzlez, con motivo de su trato sexual con Mara Miguel,
vecina de Chasna.
En lo que concerna a los comportamientos que constituan injuria, menciona una serie de ilustrativos supuestos denunciados, como la querella de Luis
Gonzlez Blandn contra Juana Lorenzo, mujer de Francisco Guilln -vecinos
todos de Granadilla- por palabras de injuria. Para la averiguacin de los hechos se haba desplazado a Chemiche, a una legua de la mencionada localidad.
Tras pretender ordenar la detencin de la mujer, varias personas acudieron a
sosegar al querellante, quien desisti de la denuncia. Por el servicio de las escrituras y el esfuerzo invertido en el camino, pagaron al alcalde treinta reales.
Mara de la Caridad haba presentado querella contra Pedro Daz por palabras injuriosas. Despus de que el alcalde concluyera la sumaria del proceso y
efectuara el apresamiento del acusado, la demandante desisti de la querella y
Daz fue liberado. Por las costas Pedro lvarez de la Cruz recibi tres fanegas
de trigo.
Otros sucesos fueron de notoria gravedad, como el acaecido en el da de
San Juan de 1710. Habiendo pasado el alcalde a una ermita que estaba fuera
de la localidad y hallndose en la celebracin de la fiesta, un vecino llamado
Melchor Prez dispar un arcabuz desde una ventana, hiriendo a un mozo
llamado Rafael. Acto seguido acudi lvarez de la Cruz y comprob que el
131
joven haba cado y perdido el conocimiento; le haba dado la carga del tiro en
la cara y, como supona que estaba muerto, orden apresar al autor del disparo.
Inici la causa criminal y lo llev preso a la crcel del lugar. Antes de remitirlo juntamente con los autos del proceso a la ciudad de La Laguna, vino una
comisin del capitn general, a cuyo tribunal haba acudido Melchor Prez
por ser soldado de caballera. lvarez de la Cruz no quiso entregarlo a menos
que le compensaran el trabajo de las diligencias efectuadas. Recibi entonces
cincuenta reales como respuesta a sus exigencias.
Poco tiempo despus, en 1713, estando en la citada localidad de Chuchurumbache, tuvo noticia de que en los llanos que distan de Granadilla un
cuarto de legua haban herido a un hombre. En cumplimiento de su obligacin pas a dicho paraje y hall all a un pastor que se hallaba malherido de
una lanzada. Apreciando el peligro que entraaba la grave lesin solicit su
curacin y que le administraran al desafortunado pastor los sacramentos. In
continenti pas a la averiguacin de la identidad del delincuente, quien result
ser Jos de Mena, vecino del Charco del Pino, de la misma jurisdiccin. El reo,
no obstante, consigui escapar del brazo de la Justicia. El alcalde emprendi
la bsqueda y, tras realizar varias exploraciones por los alrededores, consigui
prenderlo y llevarlo a la crcel. Cuando iba a remitirlo al teniente de la Villa
junto con la causa, ya se encontraba mejor el herido y sin que corriera peligro
su vida. Por esta razn, ces en la remisin y concedi la libertad a Jos de
Mena. Por el trabajo de las diligencias y el mantenimiento del herido el alcalde
cobr la mdica suma de ochenta reales11.
132
12
TOMS Y VALIENTE, F: El Derecho Penal de la Monarqua Absoluta (siglos XVIXVII-XVIII). Madrid: Tecnos, 1969, pp. 185-545.
133
13
SAINZ GUERRA, J: La evolucin del Derecho Penal en Espaa. Jan: Servicio de Publicaciones de la Universidad de Jan, 2004, pp. 647-662.
134
una indemnizacin del autor o bien mediante la pena que impusiera el juez a
su arbitrio. En la Novsima Recopilacin el delito de lesiones fue agravado al
equipararlo al de homicidio en el ttulo De los homicidios y de las heridas, en
el que se establecan diferentes casos que remitan a las circunstancias en que
el delito haba podido realizarse: las lesiones premeditadas, las cometidas en
la Corte, las ejecutadas con ballesta o arma de fuego y las realizadas contra un
oficial del rey. Para todos estos supuestos la ley estableca la pena consistente
en la prdida de los bienes. En ningn caso podan ser perdonadas las penas
derivadas de las lesiones producidas con arma de fuego. Tambin se agravaba
el castigo cuando concurra la asociacin de malhechores que acordaban cometer el delito, siendo castigados con la pena de muerte aunque el herido no
muriera. No hay que obviar el hecho de que los monarcas adoptaron numerosas disposiciones tendentes a evitar que los habitantes tuvieran por costumbre
llevar armas, prctica muy arraigada en la poca y relacionada con la defensa
del honor y de la seguridad personal.
En 1703 Alejandro Daz Bencomo, vecino del lugar de Gimar, present una querella contra Agustina Martn, una moza soltera del mismo lugar,
por haber castigado y maltratado de palabra a Micaela Marrero, su esposa. La
demanda fue presentada ante el alcalde del dicho lugar y en ella peda que la
joven agresora fuera detenida y remitida a la crcel real de la Laguna -donde el
corregidor proseguira la causa-. Sus bienes deban ser embargados en persona
abonada. En Arafo, el alcalde real tom la declaracin a la mencionada Micaela, que tena unos veinticinco aos. sta manifest que el da de la trifulca
iba a entrar en una huerta suya con su pequea hija en los brazos cuando sali
Agustina Martn. Sosteniendo un palo en la mano, le gritaba que no entrase
en la huerta, dirigindole violentas expresiones. Tras proferir sus amenazas, le
dio a la declarante algunos palos y puetes, de los que a duras penas pudo
defenderse. A causa de los golpes casi haba abortado. Recibi las lesiones en
la espalda y en otras zonas del cuerpo. Como Agustina le puso la mano en la
garganta para asfixiarla, dio entonces voces para hacer desistir a la agresora
de su propsito homicida. El alcalde admiti la querella y procedi a ordenar
la presentacin de testificaciones por el demandante, que fueron las de Juan
Gabriel, Agustn Ferrera, Mara Alberto, Mara Francisca, Diego Daz y Pedro
Marrero. El alcalde de Arafo orden a continuacin la remisin de la causa al
corregidor de la isla para que emitiera su sentencia14.
14
135
La produccin de daos en las posesiones ajenas no siempre era denunciada ante la autoridad judicial competente, sino que el ofendido haca uso
de la violencia contra el infractor, convirtindose, con frecuencia, en la parte
acusada de un proceso penal por lesiones. Un ejemplo reseable de este hecho lo hallamos en la localidad de Gimar en 1702. Pedro Gonzlez Tejera
denunci, ante el corregidor y capitn a Guerra Juan Lpez de Utrera y el
escribano ngel Domnguez Soler, la agresin de la que haba sido objeto su
hijo Juan Tejera a manos de Gonzalo de Mena. ste le haba increpado que
hubiera causado graves daos en su sementera dejando pasar al ganado que
pastoreaba, cuando, segn el texto de la denuncia, el muchacho lo traa por el
camino real. Despus de reprocharle la responsabilidad en los supuestos daos le haba golpeado con dureza, provocando la huida del joven y la dispersin del ganado que llevaba. El corregidor, al admitir la querella, dispuso que
la informacin fuera presentada ante escribano en Gimar, ante la ausencia
de su alcalde, y que ste efectuara la remisin de los que resultaren culpables
a la crcel real de La Laguna, as como el embargo de sus bienes. Dos das
despus, ante el escribano Juan Carlos Zabala y Loreto, fueron presentados
por el demandante los testimonios de Cecilia Mara, Catalina Gonzlez,
Mara Gonzlez y Sebastin Daz, todos vecinos de Gimar. Tan slo la primera testigo era pariente de ambas partes. En su totalidad hacen mencin de
la lesin, producida con piedras, de la autora de Mena y de la circunstancia
de que el muchacho llevaba las cabras por la mencionada va de uso pblico
y no por la hacienda del agresor.
Un da despus de las declaraciones, el dieciocho de noviembre, el alcalde de Gimar, el alfrez Jernimo Lasso de la Vega, consider que el
denunciado era culpable y orden su detencin y remisin a la crcel de la
capital insular, amn del embargo de sus bienes. Puesto que el reo present
ante el corregidor la peticin de que se reconociera a la supuesta vctima de
la agresin con el fin de demostrar que no lo haba lesionado -solicitud en
la que se especificaba tambin que los testigos presentados por el actor de
la causa eran enemigos suyos-, Utrera orden que se le remitieran los autos
desde Gimar y que fuera examinado el muchacho. En el nterin no se deba
proveer una nueva resolucin ni Mena poda ser detenido, so pena de diez
mil maravedes para gastos de justicia. Este auto fue notificado un da despus a Pedro Gonzlez Tejera por el alguacil, ante los testigos Antn Daz y
136
137
16
SANZ, M. C: Modo y forma de instruir y substanciar las causas criminales. Madrid: Joseph
Doblado, 1790, pp. 67-91.
17
138
18
Interesante es el estudio de la prctica de los amancebamientos por parte de los miembros del estamento eclesistico, tal y como pone de relieve la obra colectiva, referida al mbito
peninsular, TORO CEBALLOS, F; LINAGE CONDE, A. (coords.): Abada. IV Jornadas de
Historia en la Abada de Alcal la Real. Homenaje a Don Antonio Garca y Garca. Jan: Diputacin
Provincial, 2003.
20
VIA BRITO, A: La prostitucin en las islas realengas en el siglo XVI, Revista del
Museo Canario. Las Palmas de Gran Canaria: Museo Canario, 47, 1985-1987, pp. 187-193.
139
eran requisitos tericos para poder ser admitida en la casa de manceba21. Felipe IV, en dos pragmticas de 1623 y de 1661, estableci la prohibicin de estos
centros y el recogimiento de las mujeres perdidas y su reclusin en la galera
-ley VIII, ttulo XIX, libro VIII de la Nueva Recopilacin y auto II, ttulo II,
libro VIII-. No obstante, la prohibicin no implic obviamente el fin de la actividad, tal y como podemos deducir de iniciativas como la de 1736 del obispo
de Canarias, Dvila y Crdenas, que abogaba por crear una casa para acoger a
las mujeres arrepentidas de su vida pecaminosa; propsito que no dio sus frutos
y que volvera a ser retomado sin xito en 1779 por el vicario Antonio Isidro
Toledo. Sin embargo, segua viva la idea soterrada en la mentalidad de la poca
de que las meretrices eran necesarias para evitar que las mujeres doncellas y
honestas vieran peligrar su virginidad. Un interesante proceso judicial desarrollado de oficio en 1752 en el rea del seoro de Adeje tuvo precisamente
como finalidad la represin de la prostitucin y de otros tratos carnales ilcitos
como el amancebamiento. El alcalde de aquella villa seorial, Diego Morales
Martel, orden el examen de testimonios para la sumaria del proceso. Fueron
Jos Hernndez Fuentes, Tomasa del Pino, Antonia del Pino, Gonzalo Bello,
Manuel Morales de Acosta, Salvador Daz, Antonia Ramos, Josefa de la Cruz,
Francisco Garca, Francisca Gonzlez de Orta, Josefa Francisca y Juan Gonzlez. Dado que aquel ao la localidad no contaba con escribano, nombr por
acompaado a Pedro de Torres Martel con el fin de que pusiera por escrito
los testimonios. De ellos se desprenda que Brbara de Jess haba parido varios hijos sin tener marido y que haba tenido tratos sexuales con Lorenzo de
Bauta y con el chasnero Pedro Alonso, dos mozos solteros. Mara Clementa
se haba prostituido y haba tenido tambin varias criaturas. Algunos de sus
clientes haban sido Juan Palmero casado en la isla de La Palma y residente
desde haca algunos aos en la villa- y Nicols Bello, vecino de Chasna. Ambos
le haban pagado con algunas cantidades de cebada. Dudosa era, sin embargo,
la supuesta preez de Candelaria Guerra, viuda de Jos Jess, a la que se le
atribua una relacin con su compadre Diego Esquivel, tambin viudo. Por
otra parte, Juan Agustn Alayn supuestamente padre de uno de los hijos de
Mara Clementa- haba dejado embarazada a una esclava de la Casa Fuerte,
21
140
Conclusiones
La documentacin judicial custodiada en los diversos fondos de los archivos histricos insulares refleja con nitidez las caractersticas esenciales del
ejercicio de la actividad judicial del Antiguo Rgimen, como la aplicacin de
las penas en virtud de sentencias carentes de fundamentos jurdicos explcitos,
la frecuente conexin entre las prcticas delictivas y las desfavorables coyunturas econmicas y sociales puesta de relieve por los hurtos de alimentos o por
el ejercicio de la prostitucin-, la irregular valoracin de las diversas pruebas
aportadas al juicio criminal y la detencin y el embargo de los bienes como
medidas inmediatamente aplicadas tras la denuncia. Pese a que los principios
que regan el derecho penal de la Edad Moderna eran sumamente diferentes a
los caractersticos de los ordenamientos jurdicos occidentales contemporneos
la contraposicin entre el antiguo carcter ejemplarizante de la privacin de
libertad y su actual valoracin como mecanismo tendente a la reinsercin so-
22
Archivo del Museo Canario. Seccin Judicial del Fondo Documental de la Casa
Fuerte de Adeje, caja 35001, exp. 123086.
141
142
Introduccin
lvaro Faria Rodrguez, natural de Arafo, en el sureste de Tenerife, fue
un destacado militante socialista de esta localidad durante el perodo de la
Segunda Repblica (1931-1936). Tras las elecciones de febrero de 1936 que
significaron el triunfo de la coalicin del Frente Popular, fue elegido como
concejal de la corporacin municipal. Al poco tiempo de producirse el golpe de
Estado del 18 de julio de 1936, fue detenido y trasladado a las prisiones franquistas, siendo ingresado en el penal Costa
Sur (Fyffes) y, posteriormente, enviado para
formar parte del Batalln de Trabajadores
n180 destinado en Marruecos.
Teniendo en cuenta la intensidad del perodo y de la participacin de nuestro protagonista en tales hechos, hemos centrado el
eje narrativo del texto a partir del testimonio
oral de lvaro Faria. Su participacin en
primera persona y sus impresiones y recuerdos ayudarn a elaborar el argumento del
trabajo que aqu presentamos. Esto ir unido
a otros recursos documentales y bibliogrficos, que nos permitirn completar sus pala-
143
Queremos agradecer la colaboracin prestada por Celsa Faria Mesa, hija de lvaro
Faria Rodrguez y Julia Mesa Hernndez, as como a Febe I. Faria Pestano por facilitarnos las
referencias de archivo que aparecen citadas en este trabajo.
144
el nombre de las calles y las bandas de msica amenizando aquel da de fiesta2. En el sureste de la isla, y ms concretamente en la localidad de Arafo, su
proclamacin hizo que un grupo de vecinos se agolpara entorno a la sede del
ayuntamiento, festejando su llegada mientras se arrojaba a la calle desde el edificio consistorial un retrato del monarca depuesto3. lvaro Faria Rodrguez,
que en esos momentos contaba con 20 aos de edad, describe de la siguiente
manera esa jornada del 14 de abril de 1931:
Estbamos trabajando entonces en una finca que tena mi padre, y all recuerdo que estall la Repblica. [Cmo se enter usted, se lo dijo alguien?]:
por la gente, que lleg la noticia. Y despus, claro, despus empez la gente ya
a [organizarse]. [Y la gente, al comienzo, estaba ilusionada con el
cambio?]: bueno, parte de la gente4.
La poltica de izquierdas durante la Repblica: la Agrupacin Socialista de Arafo
El inicio del perodo republicano en Arafo no signific en la prctica una
ruptura con el gobierno municipal anterior, sino que ms bien estuvo caracterizado por un continuismo poltico de las lites vinculadas con la monarqua,
que se haban adaptado a la nueva situacin. El primer alcalde de la localidad
durante la Repblica sera Jernimo Monje Guzmn, que ya haba desempeado el cargo durante la dictadura de Primo de Rivera5. Gran parte de la clase
conservadora de Arafo se haba adaptado a la nueva era republicana entorno
al Partido Republicano Tinerfeo (PRT), liderado en la localidad por Andrs
Orozco Batista.
FARIA PESTANO, Febe I.: Arafo durante la Segunda Repblica: continuismo poltico y fractura social, en LEN LVAREZ, Aarn (coord.): La Segunda Repblica en Canarias.
Santa Cruz de Tenerife: Libreando Ediciones-Le Canarien Ediciones, 2012, p.142.
FARIA PESTANO, Febe I.: Arafo durante la Segunda Repblicaop. cit., 2012, pp. 143-144.
145
Entrevista a lvaro Fariaop. cit. Uno de los primeros mtines socialistas se celebr el
da 24 de mayo de 1931 en el teatro-cine de Arafo, estando el recinto completamente abarrotado
de pblico. RODRGUEZ DELGADO, Octavio: La ebullicin poltica y sindicalop. cit.,
2006, p.27.
146
La Unin Benfica de Trabajadores (UGT) y los socialistas araferos, junto a la Federacin Obrera Comarcal de Gmar, pusieron en circulacin el peridico Sur, Federacin
Obrera, cuyo objetivo fue la defensa de los trabajadores del valle. Con posterioridad su denominacin pas a llamarse Quincenario Proletario Sur. RODRGUEZ DELGADO, Octavio:
La Agrupacin Socialista de Arafoop. cit.; y FARIA PESTANO, Febe I.: Arafo durante
la Segunda Repblicaop. cit., 2012, p. 148.
10
La huelga a la que hace referencia lvaro Faria haba sido convocada con carcter
general por el sindicato UGT para el da 13 de abril de 1936. Al parecer su origen haba estado
en el despido de dos trabajadores de la Comunidad de Aguas Barranco de Amance, por estar
afiliados al mencionado sindicato. Ibdem, p.156.
147
11
12
148
13
Ibidem, p.197.
149
14
El problema del caciquismo, que en todos los pueblos de la isla ha ido desapareciendo
(), es hoy, todava una afrentosa realidad en este pueblo. En todas las actividades, en todos
los hechos, en la calle y en el ayuntamiento, se sigue sintiendo la fuerza e influencia del cacique
(). El caciquismo en Arafo, en El Socialista, 17 de agosto de 1931. Mientras, la situacin
popular era que: En una cueva denominada El Volcn, vive desde hace un ao en compaa
de sus seis hijos, la vecina () Candelaria Peregrina Gmez Daz, de treinta y tres aos de
edad, soltera y dedicada en la actualidad a las faenas del tomate. Peregrina, todas las maanas,
acuciada por la miseria en que vive, abandonaba el domicilio y se diriga a las fincas de Arafo y
Gmar, para ganarse el diario sustento. () Los nios, hostigados por el hambre, se internaban
en las fincas cercanas y se coman algunos tomates. Sus dos hijos menores murieron por ingerir
tomates envenenados. Hoy, 4 de enero de 1935.
15
FARIA PESTANO, Febe I.: Arafo durante la Segunda Repblicaop. cit., 2012,
p.144.
150
16
() Es de todo punto censurable la apata con que aquel ayuntamiento trata este problema, llegando hasta el punto de no haber hecho ninguna peticin de escuelas con el debido
inters- a la superioridad. Hace pocos das que un telegrama anunciaba la creacin de multitud
de escuelas en varios pueblos de Tenerife, y es muy doloroso, que el nombre de Arafo no apareciera en las listas. Por qu pasa esto? a qu dedica sus actividades el ayuntamiento de Arafo?.
El Socialista, 17 de agosto de 1931.
17
RODRGUEZ DELGADO, Octavio: Datos para la historia de las sociedades culturales y recreativas del Sureste. Los casinos de la comarca hasta la Guerra Civil, en Sureste,
Tenerife, n 6, 2004, p.32 y ss.
18
FARIA PESTANO, Febe I.: Arafo durante la Segunda Repblicaop. cit., 2012,
pp.158-159. El propio lvaro Faria desempe el cargo de vocal en Unin y Progreso. RODRGUEZ DELGADO, Octavio: La Agrupacin Socialista de Arafoop. cit.
151
19
FARIA PESTANO, Febe I.: Arafo durante la Segunda Repblicaop. cit., 2012,
pp.161 y ss.
20
FARIA PESTANO, Febe I.: La Historia de Arafo a travs de sus alcaldes, 1798-1998.
Santa Cruz de Tenerife: Centro de la Cultura Popular Canaria, 1998, pp. 125-134.
152
21
Arafo, con la sonrisa verde y alegre de su vegetacin exuberante, pone entre los pueblos
del sur, la nota atractiva y simptica de sus hombres laboriosos al servicio del campo. nuestro
grito, azul y nuevo, por mandato del Caudillo, es: arriba el campo! en este caso, arriba Arafo!
con sus hombres y sus tierras fecundas donde la vid triunfa en racimos bien cuajados, que son el
exponente de una riqueza y base de su economa. Pueblos de Tenerife. Arafo, en Amanecer, 3
de septiembre de 1937.
22
Algunos de estos ejemplos se pueden ver en los siguientes artculos de prensa de la poca: Las fiestas del Santo Patrono de Arafo, en Amanecer, 2 de septiembre de 1937 y Arafo. La
rendicin de Gijn, en Amanecer, 24 de octubre de 1937.
23
153
154
155
156
STUDER VILLAZN, Luana et al.: En Rebelda. Once desaparecidos de La Laguna durante la Guerra Civil en Tenerife. Santa Cruz de Tenerife: Le Canarien Ediciones, 2012, pp. 133-135.
157
26
La informacin sobre esta Causa se ha obtenido a partir del texto transcrito por Pedro
Medina Sanabria del expediente original de la Causa 210/1937, conservado en el Archivo Militar Territorial Quinto, en Santa Cruz de Tenerife. Consulta del archivo PDF con todos los datos
sobre esta Causa en:
http://lacomunidad.elpais.com/blogfiles/jordigraug/CAUSA210DE1937CONTRASIETEARAFEROS.pdf [Visitado: 10 de julio de 2013]
158
duos llamados27. Esas seis personas eran Jos Marrero Garca, Eladio Ferrera
Nez, Jorge Mesa Hernndez, Antonio Rodrguez Nez, Rutilio Marrero
Curbelo y Felipe Flores Gonzlez. A ellos se uni Jorge Mesa Daz, padre del
tercero al encontrarse una escopeta en su casa. En esta Causa se especifica que
se trataba de caracterizados elementos extremistas del citado pueblo que permanecan huidos desde el 18 de Julio del pasado ao y refugiados en una cueva
en la que fueron halladas una pistola marca STAR y otra ESSPRESS de la
propiedad respectivamente de Jorge Mesa y Eladio Ferrera; y adems, un fusil
REMINGTON y cartuchera, as como vveres y gran cantidad de folletos e
impresos de literatura marxista28. El testimonio de Jorge Mesa Hernndez
durante el segundo Consejo de Guerra celebrado el 25 de noviembre de 1937
es bastante representativo a la hora de justificar su huda al monte. Como se
puede leer en esa declaracin, huy el 24 de julio de 1936 por temor a que lo
persiguieran; que era alcalde del Frente Popular en Arafo y que intervino en
la peticin de destitucin del entonces Comandante General de Canarias29.
Entre aquellas personas que decidieron escapar y esconderse en los montes,
se encontraba Julia Mesa Hernndez, la esposa de lvaro Faria, que en septiembre de 1936 y durante un perodo de cinco meses estuvo escondida:
[Hubo gente que huy de Arafo, cuando la guerra, huy para el monte?]: s, s. [Y estuvieron huidos, escondidos?]: s, s. Mi mujer s estuvo
con ellos, en una cueva (). [Y cunto tiempo estuvo huida?]: hasta que la
cogieron; yo no lo s, yo no me acuerdo. [Y a dnde la llevaron, a Santa Cruz,
o la dejaron en Arafo detenida?]: no, en Arafo no, a Santa Cruz; () antes
de la crcel haba ido a Comandancia () y despus la pasaron all.
La vinculacin poltica de Julia Mesa con el Partido Socialista est en la
base de estas circunstancias. Como ya se ha mencionado anteriormente, particip activamente en este partido, siendo conocida popularmente como La
Pasionaria. Fue detenida y enviada a la crcel de mujeres de Santa Cruz, y
27
Ibidem, p. 9.
Ibidem, p. 13. Tras celebrarse un segundo Consejo de Guerra, fueron condenados a
perpetua (24 aos, 5 meses y 10 das), mientras que Jorge Mesa Daz lo fue a 4 meses y a una
sancin econmica de 500 pesetas.
29
Sobre estos hechos, vase RIVAS GARCA, Ramiro: La Guerra Civil enop.cit.,
pp. 48-49 y GARCA LUIS, Ricardo: Antonio Camejo Francisco, ltimo alcalde republicano de
Buenavista del Norte : que se vaya Franco!. Buenavista del Norte: Ayuntamiento de Buenavista
del Norte, 2003, pp. 29-66.
28
159
31
Por estos hechos Arstides Ferrer fue condenado el 16 de septiembre de 1936 a 6 aos
y 1 da de prisin mayor por excitacin a la rebelin. Fue ingresado en Fyffes y en Gando. Para
mayor detalles sobre su vida, puede consultarse el trabajo de Octavio Rodrguez sobre la Agrupacin Socialista de Arafo citado con anterioridad.
160
32
GARCA LUIS, Ricardo: Crnica de vencidos. Canarias: resistentes de la guerra civil. Islas
Canarias: La Marea, 2003, p. 245. Para conocer en profundidad este tema, vase el captulo Batalln
de Trabajadores n 180: 321 presos gubernativos canarios deportados a Marruecos, pp. 245-270.
161
Cuando la gente [los presos] que se pasaba al lado francs, haba unas
alambradas que les separaban. Y entonces al da siguiente, pues, formaban y
fusilaban. () Pero all no los fusilaron. Era en un ro medio seco, tena en
el fondo del barranco, que haba unas piedras que se poda pasar al otro lado.
Pero ese fue uno de los ratos peores, cuando empiezan a haba algunos que
se caan cuando pensando que les poda tocar a ellos. Y yo, que nunca he
sido hombre valiente, pero tena ideas, yo era un hombre de ideas, y estaba
con gente eso me vali, donde han fusilado y muertos tantos compaeros,
muy superiores a m, en todos los sentidos intelectuales, pues, estaba yo, y yo
me caa al suelo. Pero fue uno de los trances ms malos que viv all.
Conclusin
Finalmente, tras su paso por el Batalln de Trabajadores n180, lvaro
Faria fue liberado: s; lo que tenamos que presentarnos todas las semanas, a
Gmar, a la Guardia Civil. Estuvimos mucho tiempo. Falleci el 1 de febrero de 2012 a la edad de 100 aos. Fue testigo de una poca de cambios y
de luchas, pero tambin de una complejidad histrica muy fuerte que vino
determinada por el advenimiento de la Segunda Repblica y el golpe de Estado que dio paso a la dictadura de Franco. De la movilizacin poltica a las
crceles franquistas y de ah a los batallones de trabajadores forzosos hasta
alcanzar la libertad. Demasiadas vivencias para ser narradas en tan breve
espacio, pero que no por ello han perdido su intensidad.
Con esta pequea aportacin hemos pretendido narrar las vivencias en
primera persona de un testigo de aquellos hechos y conocer cmo pervivieron en su memoria. Se trata no de un recorrido sentimental por los recuerdos
de su protagonista, sino una oportunidad para conocer la memoria colectiva
de quienes padecieron la represin y de quienes, en otros lugares del archi-
162
pilago, pudieron vivir hechos muy similares a los que aqu hemos mostrado.
El testimonio de lvaro Faria ha contribuido a conocer qu sucedi en
Arafo33 en aquellos aos y a mostrar en primera su experiencia, que no es ms
que el reflejo de otros presos canarios represaliados.
33
En febrero de 2007 el pleno del Ayuntamiento de Arafo de mayora conservadora (Partido Popular) aprob una mocin del Partido Socialista y de Izquierda Unida con el fin de crear
una comisin encargada de la restitucin moral e histrica de los represaliados del municipio. El
Da, 22 de febrero de 2007.
163
Bibliografa
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Santa Cruz de Tenerife: Centro de la Cultura Popular Canaria, 1991.
FARIA PESTANO, Febe I.: La Historia de Arafo a travs de sus alcaldes, 17981998. Santa Cruz de Tenerife: Centro de la Cultura Popular Canaria, 1998.
-: Historia de Arafo. Santa Cruz de Tenerife: Ayuntamiento de Arafo, 2004.
-: Arafo durante la Segunda Repblica: continuismo poltico y fractura social,
en LEN LVAREZ, Aarn (coord.): La Segunda Repblica en Canarias. Santa
Cruz de Tenerife: Libreando Ediciones-Le Canarien Ediciones, 2012.
GARCA LUIS, Ricardo: Crnica de vencidos. Canarias: resistentes de la guerra civil.
Islas Canarias: La Marea, 2003.
RIVAS GARCA, Ramiro: La Guerra Civil en Tenerife, en CABRERA ACOSTA, M.A. (coord.): La Guerra Civil en Canarias. La Laguna: Francisco Lemus
Editor, 2000, pp. 47-78.
RODRGUEZ ACEVEDO, Jos Manuel: Caciquismo y cuestin agraria en Tenerife
(1890-1936). Santa Cruz de Tenerife: Ediciones Idea, 2008.
RODRGUEZ DELGADO, Octavio: Datos para la historia de las sociedades culturales y recreativas del Sureste. Los casinos de la comarca hasta la Guerra Civil,
en Sureste, Tenerife, n 6, 2004, pp.27-54.
- : La Agrupacin Socialista de Arafo durante la II Repblica y la guerra civil.
Consulta en web:
h t t p s : / / w w w. f a c e b o o k . c o m / p s o e a g r u p a c i o n l o c a l d e a r a f o /
posts/359787354112402
- : La ebullicin poltica y sindical en el Sureste de Tenerife durante la II Repblica, en Sureste, Tenerife, n 8, 2006, pp. 16-56.
STUDER VILLAZN, Luana et al.: En Rebelda. Once desaparecidos de La Laguna
durante la Guerra Civil en Tenerife. Santa Cruz de Tenerife: Le Canarien Ediciones, 2012.
164
Introduccin
Los pueblos del Sur de Tenerife en el ocaso del siglo XIX se debatan
entre la postracin econmica, consecuencia de la incapacidad de superar la
ruina del cultivo de la cochinilla, y la bsqueda incesante de frmulas que
permitieran mantener la productividad agraria, ya fuera recurriendo a los tradicionales cultivos de subsistencia o a experiencias con el tabaco, las naranjas,
los cebollinos, las almendras, segn zonas.
Y en este contexto, cuando la mortalidad, particularmente la infantil, segua teniendo un carcter catastrfico en muchos pueblos -recordemos el
caso de Fasnia, donde en el mes de agosto de 1893 de los 20 fallecimientos
18 correspondan a nios, muchos de ellos victimas, como ocurra en el caso
de Arico, de raquitismo1-, vino a sumarse una calamidad mayor, la de una
epidemia que estaba causando estragos en la capital, el clera morbo asitico.
Libros de Defunciones de las Parroquias de S. Joaqun, Fasnia, S. Juan, Arico, 1893, A.D.
de Tenerife.
Doctora en Historia.
165
Desarrollo de la enfermedad.
El papel de Eduardo Domnguez Alfonso
El temor al clera ante los casos producidos en Europa era motivo de
preocupacin en Tenerife desde el mes de octubre de 1893. De hecho se
adoptaron algunas medidas higinicas para evitar la importacin, entre
ellas, por ejemplo, el fiscalizar todas las procedencias europeas, saneando y
desinfectando los equipajes y mercaderas, as como al pasaje. Se insista en
las medidas higinicas como nico baluarte donde se estrellaba el clera y
otras enfermedades infecciosas2.
Parece esta noticia una premonicin de lo que pronto iba a ocurrir, pues
el clera introducido por el vapor italiano Remo empez a causar bajas
en el mismo mes de octubre, mostrndose con toda su dureza en el mes de
noviembre3. La enfermedad prendi en todos los niveles sociales, pero se
mostr sumamente agresiva en los barrios ms populares y humildes, caso
de El Cabo, Los Llanos o El Toscal. Se formaron comisiones sanitarias y de
socorro que se encargaban de trasladar a los enfermos a los hospitales de aislamiento, de desinfectar las casas, calles, barrancos, etc. Las cifras manejadas
2
El vapor haba llegado al puerto para renovar la aguada y refrescar vveres el 28 de septiembre. Fondeado frente a Las Cruces arroj al mar las deyecciones de los pasajeros colricos,
lo que provoc el contagio. Segn algunas averiguaciones practicadas, el foco inicial comenz
en El Cabo, siendo la primera afectada una mujer que se haba lavado en la playa: El Liberal de
Tenerife, 20-12-1893.
166
una vez terminada la epidemia en la capital -382 fallecidos y 1.744 invasiones-, son muestra suficiente de la agresividad que alcanz el mal4.
Ser el mdico aronero Eduardo Domnguez Alfonso, establecido en la
capital, quien presida la Comisin de Sanidad e Higiene y dirija las labores
para erradicar la epidemia. Ante el temor irracional de la poblacin, el profesor Domnguez transmiti tranquilidad, al mostrarse convencido de que con
una buena higiene y observando rigurosamente los consejos mdicos, la enfermedad no tendra en la inmensa mayora de los casos resultados funestos5.
Se hace hincapi en la necesidad de mantener unos preceptos higinicos,
publicndose pequeas obras como la cartilla sanitaria realizadas a propuesta
del doctor Domnguez Alfonso, que se reparta gratis en las imprentas de los
Sres. Bentez y Bonnet y que, utilizando un lenguaje vulgar, estaba dirigida
a todo el mundo. Con otra ya publicada, contena todo lo relativo al clera
morbo, como profilaxia, tratamiento y convalecencia. La idea de Domnguez
era enviar estas cartillas a los curas, alcaldes, secretarios de ayuntamientos y
a los maestros de escuelas rurales, donde no hubiese mdico ni botica, por
lo que su redaccin deba ser sencilla para la mejor comprensin del pblico6. Los doctores Diego Costa, Juan Febles, Diego Guigou y ngel Mara
Izquierdo redactaron un pequeo manual, que se venda al pblico al precio
MARTNEZ VIERA, F.: El Antiguo Santa Cruz. Crnicas de la capital de Canarias, Instituto de Estudios Canarios, 2003, pgs. 210-213; DAZ PREZ, A., FUENTE PERDOMO,
J.G.de la: Estudio de las grandes epidemias en Tenerife. Siglos XV-XX, Cabildo de Tenerife, 1990,
pg. 121; CIORANESCU, A.: Historia de Santa Cruz de Tenerife, Caja General de Ahorros de
Santa Cruz de Tenerife, 1978, T. IV, pg. 95; COMISIN DE HIGIENE, SUBSISTENCIAS
Y BENEFICENCIA: Epidemia Colrica de 1893. Santa Cruz de Tenerife, Capital de la Provincia
de Canarias, Imprenta V. Bonnet, 1894, pg. 88.
5
La Opinin, 17-11-1893.
167
La Opinin, 6-12-1893.
10
168
11
12
13
169
La situacin del erario pblico, por estas fechas, en los pueblos sureos
era precaria. Liquidados los beneficios dejados por la cochinilla, como hemos
apuntado, los pueblos intentaban buscar un producto que fuera competitivo
en los mercados, y que permitiera recuperar la actividad econmica. En esta
circunstancia, por ejemplo, el Ayuntamiento de Arona se mostraba incapaz
de afrontar sus obligaciones. Con los fondos intervenidos la Corporacin
presentaba la dimisin al Gobernador el 26 de abril de 189315. En este contexto, la capacidad de afrontar por parte de la municipalidad y del vecindario
el costo de extincin de una epidemia pareca imposible.
Las ayudas pedidas a la capital no llegaron, y los pueblos afectados tuvieron que hacer frente a la enfermedad con sus propios recursos, pues el olvido
que se padeci en ese mes fue de tal calibre que, pasada la enfermedad, la
prensa consideraba que estos lugares no aparecan como epidemiados ni siquiera en los informes oficiales16. Pero, lo cierto es que, a pesar de que no se
dio respuesta a la llamada de auxilio, por carta fechada el 16 de noviembre la
Comisin de Higiene tuvo conocimiento de que en la comarca comprendida
entre Arico y Adeje haba invadido el mal, y que en pocos das eran muchas
las personas que haban enfermado, registrndose 7 defunciones, sealando
la citada Comisin que se estaba preparando el envo de recursos17.
Ante el terror que generaron los primeros casos, ante la falta de mdicos
y la carencia de recursos cientficos, las relaciones vecinales se rompieron,
quedando las familias entregadas a sus propios medios, con el desasosiego
consiguiente18. En esta situacin, la presencia y actitud de Juan Bethencourt
Alfonso result decisiva, pues visit a diario a los enfermos, supo restablecer la calma, dictar las disposiciones ms convenientes para que el mal no
se propagara, sofocndolo en los puntos donde haba aparecido, conjurando
algunos conflictos que se presentaron y hasta proporcionando cristiana sepultura a algunas vctimas19.
15
16
17
18
19
170
Con el ejemplo de Bethencourt Alfonso, otros vecinos se animaron a colaborar en la extincin de la enfermedad. En el caso del Valle de San Lorenzo, se distinguieron por sus servicios, por su actividad y constancia Fulgencio Carballo, Ramn Prez, Jos Daz, Francisco Valentn Sierra y Miguel
Cano20. Pero, en general, los pueblos de Arona y Vilaflor sintieron que se les
abandonaba a su suerte: vimos que aquellas autoridades que tenan el deber
de auxiliar estos pueblos en tan calamitosas circunstancias, los hayan abandonado
a sus propios recursos21.
A principio de diciembre la Comisin de Higiene reciba noticias de
Bethencourt Alfonso de que la epidemia estaba estacionada en Arona y Vilaflor, sin casos nuevos en los ltimos cinco das. Acordaba la Comisin que las
medicinas y desinfectantes enviados quedaran en el lugar de forma preventiva22. Sin embargo, otras fuentes manifestarn que las primeras ayudas fueron
remitidas cuando lleg el nuevo Gobernador Civil Garca Marchante, tras
su toma de posesin el 12 de diciembre23, que remiti un pequeo socorro en
dinero y desinfectantes para el saneamiento de los lugares afectados, operacin que se encomienda al joven mdico sanmiguelero Luciano Alfonso, que
tan tiles servicios ha prestado. Se le encarga todo lo que tuviera relacin con
la higiene y salubridad de Arona y Vilaflor, y del reparto, junto a los prrocos
de dichos pueblos, de los socorros que el Gobernador quera hacerles llegar,
misin que asumi con eficacia24. Como voluntario para desplazarse al Sur
y colaborar con el reparto de socorros se ofreci Manuel Martn Fragoso,
servicio que la Comisin de Higiene en principio, considera innecesario25,
pero que posteriormente realiza en unin de Juan Bethencourt. Juntos se encargaran de que los desinfectantes destinados a Arona y a Vilaflor llegasen a
20
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172
cipios del mes de diciembre. La introduccin se atribuy a la mujer de Antonio Sabina que proceda del barrio de El Cabo, en Santa Cruz30.
Jos Garca Torres, destacado empresario de Granadilla de Abona, inform por carta a Juan Bethencourt Alfonso del brote producido en La Zarza,
pues eran varios los muertos y afectados en los primeros das. Bethencourt
Alfonso se traslad a Arico, desde donde viaj a Fasnia en compaa de Martn Rodrguez Peraza. Al llegar coincidi con una delegacin mdica enviada
desde Santa Cruz y La Laguna31.
Efectivamente, Eduardo Domnguez Alfonso el 11 de diciembre daba
cuenta a la Comisin de Higiene de las noticias llegadas de Fasnia, que hablaban de unas siete defunciones. Como quiera que La Zarza era un pago
pobre y sin recursos, el riesgo de propagacin a otros pueblos era alto, por
lo que pareca conveniente, en beneficio de las localidades de la Isla que con
tanta solidaridad haban actuado con la capital, nombrar una comisin que
se desplazase a Fasnia con los auxilios, de todo gnero, indispensables para
conjurar la amenaza de propagacin. Se comision para la misin al mdico
Jos Llarena, al vecino Cndido Prieto y a Andrs Saavedra32, a los que se
unieron el cannigo Miguel Belamenda, delegado por el Obispo, y Antonio
Garca Beltrn, Inspector de Sanidad. Ya en Fasnia se les uni, como hemos
sealado, Juan Bethencourt Alfonso, que haba sido requerido por el vecindario, y Martn Rodrguez Peraza, sumndose el prroco, el Alcalde y el juez
municipal de Fasnia, Genaro Esquivel, Francisco Rodrguez Perlaza y otros
vecinos.
Los casos detectados se produjeron en un lugar conocido por La Resbal,
en La Zarza (Fasnia), creyndose que el punto de contagio estaba en una
charca donde se haban lavado ropas de un colrico. El doctor Llarena llamar la atencin sobre la falta absoluta de recursos de los vecinos y el psimo
estado de las condiciones higinicas de las viviendas, razones que estaban en
la causa principal de la desgracia. El nmero de invadidos, segn informes
30
31
32
173
dados a mediados de diciembre, ascenda a 16, de los que haban fallecido 10,
encontrndose cinco convalecientes y uno en estado grave.
Los enfermos recibieron asistencia, se les facilit medicamentos y desinfectantes, se organiz una junta de socorro para proveerlos de los alimentos
necesarios -pues algunos carecan de todo-, disponiendo lo conveniente para
el saneamiento de los puntos infectados. Con estas medias y los preceptos higinicos dictados la comisin confiaba en que la epidemia remitiera pronto.
De regreso a la capital, la delegacin tropez con otra enviada por la Comisin Provincial, y formada por Jos Manuel Pulido, Culln y Silva33.
La Comisin de Higiene resaltar en su sesin de 18 de diciembre la
entrega mostrada en el cuidado de los enfermos por el cannigo Belamenda
en el pago de la Zarza, reconocimiento que se hace extensivo a todos los que
formaron la comisin all desplazada, entre otros, Garca Beltrn, Delegado del Gobernador, Genaro Esquivel y Genaro Daz, Francisco Rodrguez
Perlaza y Cndido Prieto. El practicante Federico Castilla, controlada la situacin en Candelaria, parti en direccin a Fasnia, para ayudar al religioso
Belamenda en la atencin de los enfermos34.
Detectada la epidemia, y siguiendo lo dispuesto por los responsables polticos, se establecieron cordones sanitarios para evitar o frenar el contagio,
y con ello entraron en colisin los intereses de los lugares epidemiados que
se sentan abandonados35, y el de los otros pueblos preocupados por evitar el
contagio. Es lo que ocurrira en el caso de San Miguel, Adeje o Granadilla
con respecto a Arona y Vilaflor, constndonos documentalmente para el caso
33
El Liberal de Tenerife, 14-12-1893, 15-12-1893, 19-12-1893; La Opinin, 12-12-1893;
Diario de Tenerife 13-12-1993. Los gastos de desinfeccin y del coche que traslad a la comisin
corri a cargo del Gobierno Civil, siendo el resto de los gastos de cuenta de la Comisin Provincial presidida por Cndido Prieto: El Liberal de Tenerife, 26-12-1893.
34
35
174
36
COLA BENTEZ, L.: Santa Cruz Bandera Amarilla. Epidemias y calamidades (14941910), Ed. Idea, pg. 218; CIORANESCU, A.: Historia de Santa Cruz, T. IV, pg. 94.
37
175
para facilitar las operaciones comerciales, prescindindose de las fumigaciones requeridas, se ofreci llevar a cualquier distancia sealada en la carretera
los efectos que se pidieran, sin aumento de precio por gastos de transporte.
El ofrecimiento se haba hecho cuando se tuvo noticias del primer caso, y se
segua reiterando. Afirman que Gmar no haba permanecido indiferente
ante la desgracia que aflige a otras poblaciones de la isla, y a riesgo de ser
igualmente azotado por la epidemia -aunque en cierto modo procure sustraerse a
la invasin que se propaga de una a otra localidad- mantiene sus relaciones con
todos, llevando a ellas sus productos en cantidad considerable; cuyo proceder no se
ha tomado en cuenta ni ha merecido distincin alguna, pero tambin critican
que determinadas disposiciones oficiales sirvieran de excusa al conductor de
la correspondencia para no entregar su valija en el sitio designado para su
fumigacin. Pero, lo cierto es que Gmar recibir reconocimiento pblico
por su colaboracin a mediados de diciembre, y a travs de la prensa38.
No obstante, el contagio producido en La Zarza acentuar el temor en
otros pueblos, caso de Arafo, que el 10 de diciembre se apresura a agradecer al facultativo Jos Llarena Mesa su ofrecimiento de acudir a prestar sus
servicios profesionales, en caso de que la localidad fuera invadida por la enfermedad39.
Las restricciones en las comunicaciones y las dificultades para trasladarse dentro de la Isla fueron un hecho, y lo manifestaba, por ejemplo, Pedro
Buenafuente, al negar su inters en que se mantuvieran las comunicaciones
abiertas. Afirmaba este empresario estar a favor de todas las medidas que
evitaran el contagio, de hecho, afirma que personalmente haba aconsejado
a algunas personas interesadas en viajar en sus carruajes que desistieran de
hacerlo, pues tendran dificultades para llegar a sus destinos. As haba convencido a Jos Gonzlez, vecino de Gua de Isora, que quera viajar al pueblo
38
39
La carta la firman Pedro Prez, cura ecnomo, Federico Batista, Jos Coello, Jess Romero, Fernando Perera, Eusebio Garca, Juan Dionis, Jos Hernndez Baos, Nicols Marrero,
Ernesto Batista, Isidro Faria, Esteban Garca, Anselmo Batista, Nicols Marrero Batista, Jos
Barbusano, Emilio Daz, Santiago Rodrguez, Marcelino Batista, Cristbal Torres, Cristbal
Torres Prez, Vctor Nez, miembros del Ayuntamiento, Junta de Sanidad, Juez municipal y
varios vecinos: El Liberal de Tenerife: 26-12-1893.
176
junto a 16 familiares40.
A mediados del mes de diciembre se observaba como la enfermedad decreca de forma rpida, pues en los pueblos invadidos de Candelaria, Arona
y Vilaflor no se haban registrado casos en los ltimos 20 das, y slo uno,
respectivamente en los caseros de La Zarza y San Andrs en los ltimos
das, sin que hubieran novedades en pueblos como Arafo o Gmar41. Esta
situacin se confirma el 21 de diciembre, tanto para la capital como para los
dems puntos por donde se haba extendido la epidemia, pues en el ltimo
da no haba habido ninguna muerte y slo una invasin42.
En cuanto al nmero de afectado en los pueblos sureos, la documentacin resulta insuficiente. Como hemos dicho, las referencias a los casos del
Sur son escasos en los informes oficiales, dndose en contadas ocasiones
algn dato cuantitativo, caso de las 7 defunciones que hasta el 16 de noviembre se haban producido en la zona comprendida entre Arico y Adeje, los
16 invadidos con 10 muertos en Fasnia, o las 24 invasiones y 7 muertos de
Candelaria. La estadstica publicada en 1894 por la Comisin de Higiene,
basados en los estudios demogrficos de Pedro Gonzlez Perera, arrojaba los
siguientes datos:
Poblacin Invasiones
Arona
Arico
Candelaria
Fasnia
Gmar
Vilaflor
1.963
3.116
2.623
1.491
3.987
1.081
Defunciones
7
12
60
6
1
1
7
8
12
5
1
1
FUENTE: Comisin de Higiene, Subsistencias y Beneficencia: Epidemia Colrica de 1893. Santa Cruz de
Tenerife, Capital de la Provincia de Canarias, Actas, Imprenta Vicente Bonnet, 1894.
40
41
42
La Opinin, 21-12-1893.
177
Gua de Isora
Adeje
Arona
Vilaflor
San Miguel
Granadilla
Arico
Fasnia
Candelaria
5
2
2
5
3
1
11
6
3
6
0
3
2
0
5
12
6
4
1
0
10
1
1
8
9
5
12
5
1
5
0
5
16
7
9
5
En los pueblos de Gua de Isora, Adeje, San Miguel, Granadilla la epidemia no se dej sentir. En el caso de Arico a pesar de que en la estadstica
de 1894 aparecen 8 defunciones, no hemos encontrado ninguna referencia a
ellas en las fuentes consultadas, pues no consta la causa de la muerte en los
libros de defuncin, sin que tampoco llame la atencin el nmero de muertes
respecto a los meses anteriores. La alta mortalidad en algunos meses sola
responder a causas mltiples, pero afectaba sobre todo a la poblacin anciana
y a los nios, caso de San Miguel donde en el mes de marzo de 1894 de las
19 muertes producidas 8 eran nios y dos eran octogenarios43. En Vilaflor, si
bien nos consta que la epidemia afect al pago de Jama, no tuvo los efectos
mortferos que s alcanz en Arona, en concreto en el Valle de San Lorenzo.
Como en las inscripciones de defuncin en este pueblo dice ignorarse la enfermedad causante de la muerte, su anlisis debe hacerse con ciertas reservas.
Centrndonos en los fallecidos en el Valle de San Lorenzo encontraramos
que el clera pudo ser causa del fallecimiento de David Martn Valentn,
muerto el 16 de noviembre, de Agustn Garca Mena que lo hizo el 17, de
43
178
Agustn Sierra Garca que muri el 22 y de Mara Valentn Sierra que falleci el 24, aunque dada la avanzada edad de sta ltima podra responder
su muerte a otras causas. Con certeza sabemos que la muerte del concejal
Agustn Garca Mena se debi al clera44. Como quiera que dos de los fallecidos, Agustn Sierra Garca y David Martn Valentn residan en Llano
Mora45 en el Valle de San Lorenzo, inmediato al barranco de Arafo (nombre
del Barranco de Chija, en su paso por el Valle), cabe pensar que el foco de
infeccin pudiera haber incubado en dicho barranco, donde la humedad, las
aguas estancadas y los residuos vertidos favorecieran el contagio46. Desconocemos en qu lugares de Arona se producen las defunciones de algunos
vecinos de San Miguel -la interrelacin econmica de los dos pueblos explica
la residencia en Arona de vecinos de San Miguel-, no pudiendo confirmar
que sus muertes fueran fruto de la epidemia.
En Fasnia la documentacin resulta ms clara, pues las inscripciones registran la causa de la muerte, y as vemos que por la enfermedad se producen
en el mes de diciembre, entre los das 4 y 12, seis fallecimientos -Juana Fumero, de 24 aos, Cristbal Prez Marrero, de 52 aos, Mara del Carmen
Daz Fras, Petra Fras Tejera, Felipa Fumero Chico y Felipa Fumero-, todos
en el pago de La Zarza. Sin duda, los mltiples casos producidos en poco
ms de una semana demuestran la virulencia del virus, aunque los datos de
registro de defunciones no coincidan con los ofrecidos por la prensa que
hablaban para mediados de diciembre de 16 invadidos y 10 fallecidos47. La
gravedad de los casos de Fasnia, unido al decrecimiento de la epidemia en
la capital, moviliza a las autoridades provinciales que envan rpidamente,
como hemos visto, comisiones para combatirla48.
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Fue tambin Gobernador acctal. de 1897 a 1898: CIORANESCU, A.: Historia de, T.
IV, pg. 401.
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El Liberal de Tenerife, 24-1-1894. Entre los vecinos que muestran sus gratitud al mdico estaban, entre otros, los presbteros Jos Cruz y Bencomo y Manuel Hernndez Reyes,
y los vecinos Gregorio Fras, Jos Garca Garca, Pablo Osorio y Peraza, Bernardo Gonzlez
Torres, Antonio Osorio y Peraza, Juan Nepomuceno Ramos, Jos Fras Pomar, Domiciano Oramas, Rogelio Bello, Marcos Snchez Garca, Jos Marrero Daz, Antonio Fras Pomar, Teofilo
Oramas, Juan Fras, Domingo Feo, Antonio Oramas Gonzlez, Juan Garca Tacoronte, Daniel
Rodrguez, Antonio G. Garca , Juan Revern Garca, Antonio Garca Oramas, arcadio Marrero
Daz, Andrs Garca Tacoronte, Pablo Rodrguez Gonzlez.
182
Suscriben la carta adems de Jos Garca Torres, el presbtero Jos Cruz y Bencomo,
Bernardo Gonzlez Torres, Jos Garca Martn, Francisco Martn, Evaristo Garca, Antonio
Garca Izquierdo, Antonio Garca Fras, Jos Reyes Martn, Estaban Manzano, J. Sansn y
Noguera, Blas Batista, Jos Gonzlez Marrero, Ramn Garca, Juan Revern Garca, Avelino
Gonzlez, Felipe Hernndez, Vicente Monteli, Jos Gonzlez Rodrguez, Moiss Flores, Laureano Daz Gmez, Antonio Villalba, Jos Batista Prez, Virgilio Garca Reyes, Juan Batista
Fuentes, Manuel Barrios, Bernardo Daz Regalado, Eduardo Rodrguez Lazo, Pedro Fuentes, Alberto Reyes Gonzlez, Francisco Reyes Garca, Agustn Fuentes, Antonio Daz Torres,
Juan Garca, Pedro Regalado Garca, Marcelino Gonzlez, Daniel Rodrguez, Francisco Cejas
Hernndez por indisposicin de Jos Revern Garca, Francisco Cejas Hernndez, Jos Garca
Garca, Vctor lvarez, Jos Guilln Rodrguez, Rafael E. Santamara, Antonio Reyes Casanova, Juan Nepomuceno Ramos, Antonio Osorio Oramas, Gumersindo Pomar, Teofilo Oramas,
Agustn Villalba Delgado, Domingo Feo Morales, Pedro Cejas Hernndez, Juan E. Oramas,
Santiago Villalba Gonzlez, Juan Gonzlez, Antonio Oramas Gonzlez, Juan Gonzlez Torres, Faustino Revern, Cipriano Bello Lpez, Eduardo Gonzlez Torres, Jos Antonio Toledo,
Daniel Alonso, Arstides Guimer, Rafael Vidal, Arsenio Delgado, Diego Gonzlez, Antonio
Gonzlez, Lucas Prez, Francisco Guimer, Antonio Prez, Antonio Rodrguez Gmez, Felipe
Hernndez Martn, Marcelo Reyes Sierra, Antonio Reyes Sierra y Domingo Marques: El Liberal de Tenerife, 8-2-1894.
59
El Liberal de Tenerife, 20-2-1894. Los firmantes del escrito fueron el maestro Antonio Garca y Len, Francisco Bello, Antonio Torres, Juan Rodrguez, Gregorio Llarena, Toms Hernndez Alfonso, Maximino Revern, Tefilo Bello, Nicols Garca, Germn Gonzlez,
Francisco Garca Valentn, Benito Gmez, Evaristo Hernndez y Jos Navajas Santos.
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La Opinin, 12-12-1893.
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Varios vecinos de El Escobonal pedirn que sus 200 quintales, de los cuales 25 deban
destinarse a San Andrs, figurasen por separado de los de Gmar. La polmica estalla por una
nota de agradecimiento a los vecinos de El Escobonal que aparece el da 11 de diciembre en
el Diario de Tenerife, donde se atribua a una comisin formada en El Escobonal por Abelardo
Cubas, Benito Yanes, Vicente Daz Campos, Florentn Daz Rodrguez la recogida de donativos
con destino a Santa Cruz y San Andrs. Las papas recogidas se depositaron en Gmar desde
donde Marcial Garca las remitira a la capital. Tres das ms tarde se har pblico la versin
llegada al peridico desde Gmar, donde se aclaraba que la comisin para la suscripcin parti
de Gmar, y que estaba compuesta por ngel Hernndez Gonzlez, Cecilio Marrero, Juan y
Domingo Martn, Isidro Daz Bello, Elisio Garca, a los que se le unieron en El Escobonal los
sealados en la anterior noticia, con la excepcin de Vicente Daz que no form parte, pero que
s estaban Jos Tejera, Victoriano Daz Campos, Esteban Garca Tejera Buenaventura Marrero
y Pedro Gmez, pasando la comisin tambin a los caseros de Lomo de Mena, Pjara y La
Medida. Reducen lo recogido en El Escobonal a 119 quintales, que fueron remitidos con el
resto a la Comisin de Subsistencia de la capital, puntualizaciones que no harn sino prolongar
la polmica: Diario de Tenerife, 11-12-1893, 15-12-1893, 19-12-1893, 26-12-1893.
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Desde Arafo Felipe Marrero remita una pipa de vino con destino a la
cocina econmica de la capital, que dejara depositada en la loma de Chiguergue, prxima a la carretera. El mismo ofrecimiento hicieron tambin
los hermanos del citado seor. El envo de papas a la capital queda tambin
refrendado cuando Andrs Saavedra, dueo del pailebot Agustina cede para
las cocinas econmicas los derechos del flete de su buque para la conduccin
de las papas que haba trado desde el Sur de la Isla, donando tambin 10
sacos de papas que venan en el pailebot por ignorarse quin era el dueo70.
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Arona.
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En el mes de abril de 1894 viajaron a Candelaria para cumplir una promesa a la Virgen
las Hermanas de la Caridad que haban asistido a los enfermos en el Hospital del Lazareto, iban
acompaadas por el Alcalde de Santa Cruz, Anselmo de Miranda; el Presidente de la Diputacin, Juan Febles; el Vicepresidente de la Comisin Provincial, Pulido; el Teniente de Alcalde,
Mandillo; el Subdelegado de Medicina, Culln; los sacerdotes Mora y Beruff y Saiz, y el director
del Diario de Tenerife, Estvanez: El Liberal de Tenerife, 27-4-1894.
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1. Introduccin:
Esta ponencia surge a raz del primer contacto de este investigador con el
Fondo Antiguo del Archivo Municipal de Arona. (Documentacin hca del
Archivo Municipal de Arona.). La bsqueda de documentacin que me hicieran entender los antecedentes que daran al traste con el sistema caciquil en
Espaa y Canarias ; y que daran lugar a la II Repblica Espaola, me llevaron
a bucear en la documentacin poltica -administrativa, demogrfica y econmica que aparece en este Fondo Histrico. A partir de aqu me fui interesando
por las Actas Plenarias, Censos de la Poblacin (padrones municipales), Repartimientos de contribuciones agropecuarias, industriales, comerciales, profesionales y urbanas, y por documentacin de otra ndole que me puso tras
la pista de una etapa caracterizada por la extincin del caciquismo censitario
como un rgimen de control poltico- administrativo y econmico.
La documentacin analizada nos lleva a establecer una secuencia temporal
que coincide con el final de la Restauracin Borbnica y las Dictaduras de
Primo de Rivera y Berenguer en Espaa (1923-1931) y la convocatoria de
elecciones municipales que acabaran dando lugar a la instauracin de la II
Repblica ; una poca caracterizada por los intentos de implantacin en los
territorios peninsulares de una reorganizacin administrativa que cambiar los
rumbos polticos y econmicos marcados por una fuerte corrupcin de corte
caciquil que ser el paradigma en la gestin Municipal: incluida la localidad
de Arona.
189
En Arona en los aos que van del 1923 a 1931 tendremos un gobierno de
tipo caciquil y de naturaleza censitaria presidido por el oligarca local Eugenio
Domnguez Alfonso.
En este gobierno estuvo acompaado de diferentes ediles que estaran tambin supervisados por el gobernador civil de la Provincia siguiendo un estricto
modelo censitario. Con lo cual la poltica y la economa estaban en manos de
los propietarios de la tierra que con frecuentes pucherazos modificaban a su
gusto presupuesto y cuentas municipales. Esto dara lugar a frecuentes enfrentamientos de tipo jurisdiccional con el Ayuntamiento vecino de San Miguel
de Abona.
En la base de la poblacin tenemos a la masa obrera: pequeos comerciantes, pequeos labradores, jornaleros de la zafra del tomate, etc., y otros
productos agrarios, pescadores, cabreros, etc. Las condiciones de igualdad y
justicia social parecan favorecer, casi siempre, a las clases dirigentes que eran
juez y parte a la vez
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blicas Para ser designado asociados habra que ser vecino contribuyente. Su
designacin se hara por sorteo entre los contribuyentes, repartidos por secciones. Los elegidos desempearan su cargo durante el ao econmico (tenemos
la certeza de que en Arona se elega siempre a los mayores contribuyentes y
personas afines al Alcalde).
Las Juntas Municipales de Asociados desaparecern con la aprobacin del
Estatuto de 1924(1)
1.1. Poltica:
Presidente: Eugenio Domnguez Alfonso.Secretario: M. Gonzlez- Interino.Vocales: Toms Gonzlez Tavo, Jos Manuel Cervino, Froiln Gonzlez
Villareal, Andrs lvarez y lvarez, Miguel Garca, Antonio Bello, Nicols
Prez Gonzlez, Antonio Cabeza Sierra y Eloy Garca Melo.
La eleccin del Alcalde ser dada por su nivel censitario contributivo,
pues era uno de los mayores propietarios del Municipio, este a su vez elega a
sus ediles de los listados de contribuyentes por secciones. Los resortes democrticos del liberalismo espaol, sobre todo en los entornos rurales, se movan
en un marco feudal-liberal (caciquil) que ya analizaremos ms adelante.
1.2. Economa:
1.2.1. Economa y Finanzas Municipales.
1 era Junta: En el Pueblo de Arona el 20 de noviembre de 1923, presididos
por Eugenio Domnguez Alfonso. La Junta Municipal de Asociados se rene
con el objeto de aprobar el presupuesto municipal ordinario para el ao econmico de 1923-24.
2 Junta: En el Pueblo de Arona, el 17 de febrero de 1924.
La elaboracin de los Presupuestos Municipales fueron fuentes de discordias edilicias a lo largo de este perodo,pero sobre todo en aos sucesivos, en
los que son corrientes las impugnaciones de los mismos por el Delegado Provincial de Hacienda (diversas sern las referencias documentales a este tipo de
controversias). Hemos de apuntar que los presupuestos eran listas de ingresos
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B1. Poltica:
Pleno de 29 de Mayo de 1924.(Estatuto Municipal de 1924. Obra de Calvo Sotelo. (2))
Salas Capitulares del Ayuntamiento de Arona. Nombramientos del gobernador civil de la Provincia. Credenciales que se inscriben de concejales: Diego Gonzlez Tavo, Eugenio Domnguez Alfonso, Jos Cano Villa, Mamerto
Gonzlez Mesa, Antonio Hernndez Rodrguez, Juan Bethencourt Herrera,
Jos Mara Fras y Fras, Silviano Garca Moreno, Santiago ODonell Hernndez y Juan Garca Villareal
Eleccin por unanimidad de Eugenio Domnguez Alfonso: Alcalde Presidente.
Eleccin de primer y segundo Alcalde: 1ero Juan Bethencourt Herrera, 2
Santiago ODonell Hernndez
Esta poca va a suponer el principio del fin del caciquismo en Arona. Este
final vendr dado por un grado elevadsimo de corrupcin sistmica en el m-
195
bito administrativo-institucional y en su red clientelar; ah surgir la II Repblica que traer las primeras elecciones mediante Sufragio Universal a nuestro
Municipio. Con la consiguiente desactivacin del caciquismo administrativo
que no el social y econmico que seguir existiendo al calor de las relaciones
entre terratenientes y jornaleros, y sus formulas de relacin aparceras-enfituticas. Al rgimen nacional catlico ni siquiera le har falta estas redes clientelares caciquiles pues el refuerzo de la iglesia catlica a sus posiciones desde un
punto de vista moral y del apoyo militarista (Guardia Civil en las reas rurales)
acabar sobre cualquier duda sobre la autoridad centralista del Estado. Con lo
que la necesidad de un poder centrpeto se resolver con la vigilancia social por
parte de los cuadros de Accin Ciudadana primero y la Falange de La Jons a
posteriori.
Adems no existi cualquier proceso electoral censitario ni mucho menos
sufragista universal en 40 aos.
Pleno del 24 de Agosto de 1924. Salas Consistoriales. Renuncia presentada
por el concejal Juan Bethencourt debido a su incompatibilidad por haber aceptado el cargo de Fiscal Municipal Suplente. Designado para el cargo vacante
de primer teniente de Alcalde: Santiago ODonell Hernndez por unanimidad. 2 teniente de alcalde: Diego Gonzlez Tavo por unanimidad- Suplente
del 2 teniente de alcalde ser _ Silviano Garca Moreno.
El concejal Bethencourt Herrera seguir en el cargo, nunca se le da salida de la Corporacin. No sabemos realmente en que quedo su dimisin.Este
poltico aronero fue un personaje muy dinmico y intermediario bsico con el
Cabildo de Tenerife donde era miembro del Consejo Insular. Rico propietario,
nunca caso y se le atribuye fama de dscolo y liberal. Las primeras plantaciones
de pltanos en Fincas (Moreque, El Carmen) de Los Cristianos vinieron de
su mano y la de su familia. Constituan junto a los Domnguez y Fras un rival
socioeconmico frente al poder de los Feo Bello oligarqua caciquil sanmiguelera con sus ramificaciones clientelares en las fincas de Guaza y las Toscas
de Guaza.
Pleno del 18 de septiembre de 1924. Presidido por el primer teniente de
Alcalde Santiago ODonell Hernndez. La corporacin municipal goza de
competencias en temas militares.
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201
proceden de las estirpes nobles chasneras; sino que se trata de una burguesa
beneficiada por las medidas liberales desamortizadoras. Este periodo del liberalismo espaol les permiti acumular tierras antes vedadas por la nobleza.
Aunque su pensamiento estaba dominado por la moral catlica, salvo excepciones.
Pleno del 15 de julio de 1926. Despus de una amplia discusin en que
intervienen varios concejales, la corporacin acord por unanimidad prorrogar
el presupuesto de 1924-25.
Los presupuestos austeros son el caballo de batalla de estas corporaciones
que andan en precario en los econmico, la picaresca para la exencin fiscal era
una necesidad perentoria para la poblacin aronera. Incluida las oligarquas locales. En Arona no debi abundar el ganado mayor y por lo tanto el impuesto
sobre carne no lo vean obvio. La dieta crnica de la poblacin se debi basar
ms en ovicpridos y ganado porcino y otras aves de corral pero de forma no
declarada.
Pleno del 23 de septiembre de 1926. Presidido por el primer teniente alcalde: Santiago ODonell.
Varias son las preocupaciones de la municipalidad: la bsqueda de recursos
no tiene tregua: las contribuciones industriales y comerciales aumentan en un
22%, con lo que eso implica para la obtencin del beneficio de las personas
dedicadas a esas profesiones. El malestar social en la poca por la presin fiscal
era una realidad. El Ayuntamiento tena gastos continuos: obra pblica, fiestas
religiosas y populares, etc.
A propuesta del Concejal Bethencourt Herrera se acord unnimemente
que en unin de los dems Ayuntamientos de la Comarca Sur de Tenerife dirigirse al gobierno real, a fin de que se condone la deuda de estos Municipios por
ser muy pobres y de mucha dificultad por esta causa para poder arbitrar recurso
para el pago de la misma, puesto que se hallan completamente agobiados con
las enormes cargas que sobre ellos pesan al igual que para poder pagar ciertas
cantidades o consignaciones que hay que gravar los presupuestos municipales
que en estos Ayuntamientos no tienen objeto.
Esa era la realidad de las Arcas municipales, la pobreza en la Arona del ao
1926 era acuciante.
202
Pleno de 19 de noviembre de 1926. Lectura integra de un oficio del Delegado de Hacienda por el que se ordena las modificaciones que en el mismo se
expresan para el presupuesto de 1926-27.
Otros asuntos fundamentales en esta proto organizacin municipl sern
la salubridad y la traida del agua hacia la Costa. No tanto para surtir a los vecinos, que tambin, sino para dotar del lquido elemento a los terrenos de regado de la gran propiedad aronera y sanmiguelera. Ser a partir de estos aos el
edil Miguel Bello un importante elemento opositor a los intereses de los Domnguez de Arona, y tambin fundamental para los intereses de los Bello-Feo.
Pleno de 4 de marzo de 1927. La corporacin por unanimidad en vista
del mximo inters y beneficios que reporta a toda la zona sur, la unin de los
pueblos acord ceder al Cabildo Insular de Tenerife, toda la pista de caminos
carreteras, hecha en este trmino municipal.
En aos sucesivos se sigue incidiendo en lo mismo: obras pblicas necesarias: caminos, cementerio, urbanizacin y muelle de Los Cristianos, Aerdromo en El Camisn, obras en los viales principales: en la Plaza del Cristo,
en la Calle Duque de La Torre ambos en el Pueblo, La Carretera hacia Cabo
Blanco,del Valle a La Camella y Los Cristianos, etc. Habra que ir preparando
el Municipio para el Protocapitalismo que se avecinaba. El sequero se iba a
transformar en un paraso de las inversiones en dcadas futuras.
Los litigios intercaciquiles por el uso de los caminos/carreteras con los Bello Feo van a tomar tambin un cariz insular, en el cual tendr que intervenir
el Cabildo, incluso los municipios van a reglamentar argumentando proteger a
sus vecinos en los usos de los caminos y cmo incida en la pobreza ; sin embargo detrs de estos conflictos se encontraban los grandes propietarios de la
burguesa local y sus pleitos por aguas, tierras caminos y carreteras rodadas: es
la poca de los camiones de ruedas macizas en el Sur de Tenerife..Una evidencia de cmo estos no profesionales de la poltica tambin usaban la Institucin
para sus negocios privados. Sin embargo, a pesar de sus fricciones econmicas
tenan alianzas endogmicas entre stas familias: Feo-Bello y Domnguez Alfonso, en asuntos comunes como el control de la Justicia en el Sur, iban de la
mano.
Volviendo a los plenos ms significativos como eje cronolgico:
203
Pleno del 15 de Enero de 1928. Seguidamente se dio cuenta del expediente de pobres que tienen derecho a la asistencia mdica-farmacutica gratuita
durante el ao actual de 1928 confeccionado por la Comisin de Beneficencia.
Observamos que desde entonces ya el municipalismo de tipo asistencialista
exista, marcado fuertemente por las estructuras de beneficencia catlicas.
Pleno del 30 de marzo de 1928. Oficios del Delegado de Hacienda, referentes a reparos y modificaciones al presupuesto municipal de este Ayuntamiento para el ao actual de 1928.
El Ayuntamiento tiene cada ao ms problemas para confeccionar sus presupuestos pblicos recortando de cultura, jardinesEra necesario elaborar de
una vez por todas un documento fiscal (el amillaramiento) donde quedaran
expuestas todas las rentas y bienes muebles e inmuebles, riqueza agropecuaria,
industrial y comercial. Esta herramienta ser clave en aos posteriores para
sanear las Arcas Pblicas.
La falta de liquidez para afrontar infraestructuras pblicas segua siendo el
caballo de batalla pendiente de esta poca y de las sucesivas. En definitiva la
economa rega la precariedad de medios municipales, el asistencialismo era la
tnica dominante; el burgus terrateniente y catlico velaba por el bienestar
del proletariado jornalero enfitutico.
Las consecuencias de la caresta en esta poca protocapitalista van a ser
dos y claras: la aparicin de movimientos sociales de izquierda (a muy baja
intensidad por el momento) y la vlvula de escape: con un destino primordial,
la isla de Cuba, pero tambin Argentina, Uruguay (Montevideo), Puerto Rico
y Venezuela.
Conclusin
Para concluir diremos que desde 1923 a 1931 el Municipio de Arona presenta la estructura de cualquier pueblo espaol al final del caciquismo administrativo poltico (tambin llamado restauracin Borbnica) y el principio
de la breve pero intensa II Repblica Espaola. Un territorio frgil econmicamente totalmente dependiente del sector agrario de secano y el pastoreo, con
204
pocas inversiones an del regado (muy localizado). Con una inmensa masa
proletaria jornalera arrendataria enfitutica (medianeros y aparceros) que
eran fundamentales en los procesos de produccin y reproduccin social.Frente a este elemento sometido en una red clientelar feudo-liberal se encontraba
una clase media de labradores pequeos propietarios agrarios, comerciantes
y profesionales liberales que configuraban la burguesa media de carcter conservador que complementaban a las lites dominantes y gobernantes en su
sistema de explotacin protocapitalista con la tutela de la compaas exportadoras extranjeras.
Bibliografa Sumaria:
Alcaraz Abelln, Jos. Canarias y la Constitucin de 1931. Coloquios de Historia Canario Americana. Tomo XI (1994).
Ayuntamiento de Arona: Libros de Actas de 1923 a 1931. Amillaramientos Varios y Censo de la Poblacin de 1928. Archivo Municipal. Fondo Antiguo.
Cabrera Acosta, Miguel ngel. Las Elecciones a Cortes de 1931 en Las Islas Occidentales
, Coloquios de Historia Canario Americana. Tomo VIII (1988).
Martn Martn, Vctor O. y Martn Fernndez, Carlos Santiago. La propiedad como
factor de acumulacin capitalista en Canarias. Coloquios de Historia Canario
Americana. Tomo XI (1994).
Martn Martn, Victor O. Agua y agricultura en Canarias: El Sur de Tenerife. (El Secano). Editorial Benchomo (1991).
Madariaga de, Salvador. Espaa, ensayo de Historia Contempornea . Undcima Edicin. Espasa Calpe. Madrid (1978).
Prez Barrios, Carmen Rosa. Aproximacin al estudio de la inversin de capitales indianos en la propiedad de la tierra en el Sur de Tenerife. Coloquios de Historia Canario
Americana. Tomo XII (1996).
Prez Barrios, Carmen Rosa. La Institucin Pblica en Arona (Tenerife) durante el siglo
XIX.
205
Rodrguez Acevedo, Jos Manuel. La pervivencia parcial del sistema de propiedad feudal
en la Espaa contempornea: La enfiteusis en Tenerife.HISPANIA NOVA. Revista
de Historia Contempornea. Nmero 7 (2007) http://hispanianova.rediris.es
Rodrguez Acevedo, Jos Manuel La semifeudalidad en la agricultura espaola durante
la Edad Contempornea: La isla de Tenerife entre finales del XIX y el primer tercio del
siglo XX. HISPANIA NOVA. Revista de Historia Contempornea. Nmero 9
(2009) http://hispanianova.rediris.es
206
1. Introduccin
Tras ms de 30 aos desde la celebracin de las primeras elecciones locales democrticas, en esta nueva etapa en 1979, lo acontecido en las mismas
supone el inicio de la trayectoria local de las formaciones que en la actualidad
se asientan en los consistorios y lo sucedido en los comicios tuvo repercusin
en la evolucin posterior y en la creacin de nuevas formaciones polticas que
surgiran aos ms tarde. En 1979, se crean un gran nmero de candidaturas
municipales independientes, muchas de ellas desapareceran con el paso de los
aos pero son la base de la trayectoria local que ha continuado hasta el momento. Cada una de las candidaturas mencionadas se desarrolla para concurrir
a las elecciones de la mejor manera posible, junto con la presencia de partidos
polticos tambin con numerosas dificultades. En la ponencia se atiende a la
creacin de las distintas candidaturas presentadas a las elecciones locales en
los ayuntamientos del sur de Tenerife. As mismo, la atencin se centra en la
repercusin electoral de las elecciones y la evolucin posterior de las candidaturas y partidos polticos.
207
208
Dos aos ms tardes, en 1979, se convocaron de nuevo elecciones generales para el 1 de marzo. En este caso, UCD vuelve a ser la formacin poltica
ms votada en Espaa con 168 escaos de 350 en la cmara baja, pero en
Canarias y en Tenerife la diferencia con respecto al resto de formaciones
polticas se reduce, a pesar de ser ampliamente mayoritaria, con porcentajes
superiores al 60 por ciento en la mayora de los municipios. Especficamente
esa reduccin de apoyos se percibe ya que es el PSOE el partido poltico que
supera a UCD en determinados municipios y mejora sus resultados electorales en todos ellos gracias, entre otros aspectos, a la integracin del Partido
Socialista Popular (PSP).
209
(La Provincia (1979 15 de marzo) La campaa de las municipales arranc con poca fuerza)
(La Provincia (1979 27 de marzo) Un ayuntamiento gil y eficaz. p. 9)
210
Ibdem. p. 153.
(La Provincia (1979 14 de marzo) Iniciado el proceso de unificacin de la ORT y el PTE. p. 11)
211
PSOE y CD que slo gan en Arafo. Las candidaturas municipales independientes obtuvieron ms apoyos en Fasnia y Granadilla de Abona. En
Fasnia, obtuvieron la victoria en las elecciones y la totalidad de concejales en
el consistorio dada la no presentacin de ninguna otra candidatura. Por su
parte, en Granadilla de Abona se produjo un triple empate a cinco votos en
la investidura entre GIRGA, GIGA y UCD dado que el PSOE se vot a s
mismo y como consecuencia de ello, fue elegido Alcalde, Froiln Hernndez Gonzlez de GIRGA.8. Tambin el apoyo de estas candidaturas queda
patente en los casos de Adeje, Arona y Arico dado lograron ser la segunda fuerza poltica con ms escaos los ayuntamientos superando a PSOE,
UPC y CD. AEA obtuvo 5 escaos en Adeje, AIA 3 en Arico, mientras que
GIMA logr 2 en Arona. Los resultados dieron mayoras absolutas en todos
los ayuntamientos, salvo en el caso de Granadilla de Abona y Candelaria en
el que el PSOE ocup la alcalda gracias al apoyo de UPC.
Teniendo en cuenta los resultados comentados, PSOE y PCE llegaron a
un acuerdo sobre poltica municipal, para gobernar de manera conjunta los
ayuntamientos. Se entenda que cada partido poltico apoyara al que tuviera
ms votos en la investidura y a lo largo del mandato, dejando a las organizaciones locales su decisin de participacin en el correspondiente grupo de
gobierno municipal.
212
213
5. Conclusiones
Las elecciones locales de 1979 constituyen uno de los momentos lgidos
de participacin poltica municipal. Los comicios suponen la implantacin
en los municipios de las formaciones polticas que haban participado en las
elecciones generales anteriores. Por otra parte, como respuesta a ello, se crean
candidaturas municipales independientes en varios municipios, sin adscripcin partidista, pero algunas con relacin con otros partidos polticos. Dichas
candidaturas obtienen un amplio respaldo siendo la primera o segunda fuerza
poltica ms votada, obteniendo dos alcaldas. UCD es la formacin poltica
que ms victorias tiene en los ayuntamientos del sur de Tenerife, seguido del
10
214
PSOE. Tras los comicios el conjunto de formaciones polticas inicia un proceso de redefinicin poltica y electoral, siendo el ms importante el que va a
dar lugar a la disolucin de UCD, creacin de ATI apoyado en candidaturas
municipales independientes y de CDS. Todo ello como ncleo de lo que sera
en 1993 CC, junto a ICAN. En general, las actuaciones de estas elecciones
tienen relevancia debido a que suponen la base de la implantacin municipal
de las formaciones polticas y las actuaciones llevadas a cabo entonces guardan
relacin con la evolucin posterior y la situacin actual de los ayuntamientos
del sur de Tenerife.
Generales 1977
Generales 1979
Locales 1979
Adeje
UCD
PSOE
AP
PSP-US
OTROS
78,91
7,87
5,39
3,39
UCD
PSOE
UPC
OTROS
69,28
15,46
5,32
UCD
AEA
PSOE
UPC
ORT
(8) 52,2
(5) 33,9
6,4
5,5
2,0
Arafo
UCD
PSOE
PCC-PCE
PSP-US
AP
OTROS
62,21
15,30
10,59
5,41
3,71
UCD
PSOE
PCC-PCE
OTROS
59,48
24,01
10,99
CD
PCE
PSOE
UCD
(8) 61,7
(1) 14,2
(1) 13,5
(1) 10,6
Arico
UCD
PSOE
AP
OTROS
60,06
30,22
4,04
PSOE
UCD
CD
OTROS
43,22
42,83
5,61
PSOE
AIA
UCD
GIA
ORT
(6) 46,7
(3) 28,0
(2) 17,9
6,9
0,6
Arona
UCD
PSOE
AP
PCC-PCE
OTROS
85,35
5,44
3,28
3,03
UCD
PSOE
UPC
PCC-PCE
CD
OTROS
73,44
11,84
4,67
3,59
3,45
UCD
GIMA
PSOE
UPC
PCE
CD
ORT
(13) 64,4
(2) 13,5
(1) 6,9
(1) 5,3
4,9
4,4
0,6
215
Candelaria
UCD
PSOE
AP
PCC-PCE
OTROS
74,04
12,04
3,95
3,31
UCD
PSOE
UPC
PCC-PCE
OTROS
68,88
16,29
7,13
3,67
PSOE
UCD
UPC
(6) 44,5
(5) 35,6
(2) 19,9
Fasnia
UCD
PSOE
PCC-PCE
PSP-US
AP
OTROS
58,57
16,65
6,53
5,66
4,14
UCD
PSOE
PCC-PCE
UPC
OTROS
60,16
16,89
9,94
7,86
AIF
(11) 100
Granadilla
de Abona
UCD
PSOE
AP
OTROS
80,13
6,93
5,36
UCD
PSOE
CD
UPC
OTROS
72,35
15,46
3,70
3,47
GIRGA
GIGA
UCD
PSOE
CD
(5) 31,2
(5) 30,4
(5) 26,0
(2) 10,6
1,9
Guia de
Isora
UCD
PSOE
PSP-US
AP
OTROS
64,55
16,04
5,91
5,44
UCD
PSOE
UPC
OTROS
60,96
28,02
4,25
UCD
PSOE
ORT
(9) 53,7
(7) 39,1
(1) 7,2
Gimar
UCD
PSOE
AP
PSP-US
OTROS
62,66
12,36
9,81
7,26
UCD
PSOE
UPC
CD
OTROS
64,94
19,49
6,80
3,26
PSOE
UCD
(14) 82,1
(3) 17,9
San
Miguel de
Abona
UCD
PSOE
OTROS
81,84
9,02
UCD
PSOE
UPC
OTROS
73,99
15,22
5,54
UCD
PSOE
UPC
(6) 53,3
(5) 42,8
3,9
Santiago
del Teide
UCD
PSOE
OTROS
80,05
10,17
UCD
PSOE
OTROS
78,78
12,48
UCD
CD
ORT
(8) 73,2
(3) 26,3
0,5
Vilaflor
UCD
PSOE
OTROS
93,44
3,16
UCD
PSOE
CD
OTROS
87,22
6,27
3,76
UCD
ORT
(9) 93,6
6,4
FUENTE: Elaboracin propia a partir de base histrica de resultados electorales del Ministerio del
Interior y de (Garca Rojas, 2003: 510-540). Los resultados electorales figuran en porcentajes sobre el
voto vlido. En concreto en cuanto a las elecciones locales de 1979, figura entre parntesis ele nmero de
concejales obtenido por cada fuerza poltica.
216
Formacin poltica
Adeje
Arafo
Arico
Arona
Candelaria
Fasnia
Granadilla de Abona
Guia de Isora
Gimar
San Miguel de Abona
Santiago del Teide
9LODRU
UCD
CD
PSOE
UCD
PSOE
AIF
GIRA
UCD
PSOE
UCD
UCD
UCD
FUENTE: Elaboracin propia a partir de base histrica de resultados electorales del Ministerio del
Interior
1979
53,23
19,34
10,56
5,40
4,04
2,95
1,56
1,56
1,03
-
56,78
21,75
4,55
4,69
8,38
1,41
0,73
0,67
0,42
0,35
FUENTE: Elaboracin propia, a partir de base histrica de resultados electorales del Ministerio del
Interior.
217
218
Bibliografa
BAEZ GARCIA, A. J.: Las Agrupaciones Independientes de Canarias (AIC) y el
pleito insular (1983-1991), en YANES MESA, J. A. (coord.) Nautis et Incolis.
Boletn de la Real Sociedad Econmica de Amigos del Pas de Tenerife, El Periodismo y
la cohesin territorial del archipilago. Actas del I Congreso de Historia del Periodismo
Canario. San Cristbal de La Laguna. Real Sociedad Econmica de Amigos del
Pas de Tenerife. 2010. Nmero extraordinario.
GARCA ROJAS, J. A.: Un caso de competencia electoral subestatal: la competencia electoral local en Canarias (1979-1999). Tesis doctoral. Madrid: Universidad
Complutense de Madrid. 2003.
HERNANDEZ BRAVO DE LAGUNA, J.: Las elecciones polticas en Canarias 19761986. Madrid. Consejera de la Presidencia, Gobierno de Canarias. 1987.
HERNANDEZ BRAVO DE LAGUNA, J.: El insularismo canario: caracterizacin
poltica, ofertas electorales y resultados. Papers Revista de Sociologa. Barcelona: Departamento de Sociologa Universidad de Barcelona. 1990. N33. pgs. 121-129.
HUNNEUS, C.: La Unin de Centro Democrtico y la transicin a la democracia en Espaa. Madrid. Centro de Investigaciones Sociolgicas. 1985.
PERAZA PADRN, S y LASSO, P.: Canarias, entre la abstencin y la participacin.
XX aos de ayuntamientos democrticos. Santa Cruz de Tenerife. Federacin Canaria
de Municipios. 1999.
219
1. Introduccin
El patrimonio natural de un territorio constituye la sea de identidad ms
emblemtica del grado de conservacin del espacio por parte de los pueblos.
La diversidad natural tradicionalmente ha estado muy ligada al patrimonio
biolgico; sin embargo la geomorfologa slo se ha tenido en cuenta como
valor esttico y paisajstico (Gonzlez y Serrano, 2008). Ahora bien tanto la
biodiversidad como la geodiversidad y la hidrodiversidad forman parte de la
diversidad natural (Serrano y Ruz-Flao, 2007), que se conforma como uno
de los principales recursos territoriales sobre la que se sustentan muchas de
las actuales prcticas del turismo sostenible y ms concretamente de geoturismo (Dniz-Pez et al., 2013). En este sentido, los elementos abiticos
del paisaje (geositios, geomorfositios o lugares de inters geomorfolgico)
Departamento de Geografa e Historia. EUTIriarte. Universidad de La Laguna. jdoniz@ull.es. INVOLCN. Instituto Volcanolgico de Canarias. Hotel Taoro. Puerto de la Cruz,
Tenerife Espaa.
221
se convierte en un importante atractivo turstico (Zglobicky y Baran-Zglobicka, 2013) en funcin de sus valores cientficos, culturales, ecolgicos y
estticos (Panizza, 2001).
El relieve volcnico se presenta como un elemento a valorar, un patrimonio
geomorfolgico excepcional para la ciencia y un recurso social incuestionable
para la construccin, la minera, la agricultura, la geotermia, el turismo, etc.
(Dniz-Pez, 2012). Aun as, existe muy poco inters por incluir las formas
del relieve en general y las eruptivas en particular, como uno de los principales recursos-atractivos tursticos en la configuracin de los itinerarios (rutas o
circuitos); pese a que indirectamente estn presentes en todos ellos bien como
soporte bien como recurso (Dniz-Pez, 2012).
El turismo de excursin combinado con actividades deportivas y la observacin de la naturaleza constituyen actualmente una de las principales actividades econmicas en los espacios naturales protegidos (Dniz-Pez, 2010b).
El inters y la atencin creciente por las formas y los procesos geolgicos y
geomorfolgicos ha dado lugar a una nueva forma de turismo sostenible: el
geoturismo. Este ltimo comprende la observacin y el inters del turista por
el patrimonio abitico ms all de su esttica, con la finalidad de adquirir nuevas experiencias que contribuyan al conocimiento de los aspectos cientficos
y culturales del relieve y a su conservacin, sin olvidar los beneficios para las
comunidades locales (Newsome y Dowling, 2010). Por esta razn el geoturismo se convierte en uno de los objetivos de los mercados y se prev un gran
incremento en un futuro prximo (Coratza, et al, 2008) dado sus excelentes
posibilidades econmicas en relacin, sobre todo, con los cambios que se observan en el perfil del visitante que demanda un contacto ms directo con el
entorno natural y una mayor integracin y comprensin de los elementos que
ste ofrece para interpretar (Dniz-Pez, 2012).
El objetivo de este trabajo es doble y est condicionado por la localizacin
litoral de los volcanes y por la proximidad de ncleos tursticos como el Mdano o Las Galletas. En este sentido, se valora el patrimonio geomorfolgico
de estos tres volcanes y se propone, dado su potencial geoturstico, que sean
incluidos dentro de la oferta volcanoturstica de Tenerife y ms concretamente
de los municipios de Granadilla, San Miguel y Arona, que son a los que pertenecen.
222
223
Los tuff rings de Montaa Amarilla y Escachada son dos volcanes costeros
de origen hidromagmtico, compuestos por materiales baslticos palagonitizados en los que es frecuente la presencia de las microformas propias de este
tipo de materiales (dunas, antidunas, huellas de impacto, laminacin planar,
etc.). Este tipo de volcanes se caracteriza por sus amplios dimetros y escasa
altura (apenas superan los 100 metros de altura) y por una morfologa anular
con crter cerrado. Actualmente su rasgo ms llamativo est en relacin con los
procesos de erosin marina, dado lugar a la formacin de acantilados, playas
(arenas y cantos) y campos dunares con la presencia de alguna duna fsil.
224
225
4. Resultados
Los volcanes baslticos monognicos de Montaa Escachada y Montaa
Amarilla son Monumentos Naturales y Montaa Roja es una Reserva Natural
Especial. Se trata de tres ENPs que albergan, adems de otros elementos,
estructuras geomorfolgicas representativas de la geologa insular en buen estado de conservacin (Esquivel et al., 1995). Este hecho demuestra que poseen
una geodiversidad suficiente argumentada para que estos volcanes se hayan
incluido en la red Canaria de ENP.
La singularidad de la geomorfologa de estos tres conjuntos eruptivos est
en relacin tanto con su gnesis como con su evolucin geomorfolgica posterior. En relacin con su origen se trata de tres volcanes uno magmtico (cinder
cones de MR), otro hidromagmtico (tuff ring de MA) y el anillo de tobas
de Montaa Pelada donde es posible reconocer dentro de la mayora hidromagmtica algunas fases magmticas (Carmona et al., 2011). Este hecho les
confiere aspectos muy diferentes en relacin con su forma, tamao y color. La
morfologa abierta en herradura de MR es ms irregular que la forma anular
de ME y MA. Montaa Roja es ms alta y menos ancha que los otros dos volcanes y posee un color rojizo frente al amarillo-pardo de Montaa Escachada y
Amarilla que est acorde con la oxidacin de los compuestos de hierro en MR
y con los procesos de palagonitizacin en los de origen hidromagmtico. A
ello hay que sumarle que el origen hidromagmtico por si solo les otorga una
226
227
228
Figura 2. Geomorfositios de los volcanes litorales del sur de Tenerife. 1-edificio volcnico, 2
crter, 3 pumitas, 4 barrancos-debris flows, 5 acantilados, 6 playas, 7 dunas-mdanos, 8 duna
fsil, 9 plataforma de abrasin, 10 sismitas y 11 taludes
La valoracin del patrimonio geomorfolgico de los tres conjuntos volcnicos queda recogida en la tabla 1. Los principales resultados obtenidos son:
1-los mayores ndices son para los valores de uso y gestin excepto para MA.
2-todos los volcanes estudiados poseen ndices ms elevados para los valores
culturales que para los cientficos.
3-las menores diferencias entre la valoracin cientfica y cultural se obtiene
para los volcanes hidromagmticos frente al magmtico donde son mayores.
4-las valoraciones cientficas y culturales ms altas corresponden con Montaa
Roja, que tambin es el ENP de los tres de mayor conservacin.
5-en conjunto, el volcn ms valorado es MR y el que menos Montaa Amarilla, lo cual no es de extraar porque ste ltimo fue parcialmente destruido,
aunque actualmente su paisaje est reconstruido.
229
9DORUHVFLHQWtFRV
Valores culturales
M. Escachada
3,1
4,8
7,2
M. Roja
3,4
6,1
6,1
M. Amarilla
2,5
4,8
3,9
5. Discusin y conclusin
En lneas generales se observan claras diferencias en la triple valoracin
de los tres volcanes. En primer lugar, los valores cientficos son bajos aunque
ms en el Montaa Amarilla, esto est relacionado con la desaparicin de una
gran parte de su morfologa original por la explotacin del hombre aunque
actualmente haya sido sometido a un proceso de reconstruccin paisajstica y
est protegido. En segundo lugar, valores culturales medios, aunque ms altos
en Montaa Roja relacionado con la presencia del prximo centro de peregrinacin del Hermano Pedro, los bunkers asociados a la 2 Guerra Mundial, los
restos del antiguo aerdromo del sur de la isla o el edificio del telgrafo. Y en
tercer lugar, ndices de uso y gestin medio-altos, excepto para Montaa Amarilla donde a pesar de su conservacin y proteccin como monumento natural,
histricamente fue sometido a una intensa presin antrpica que prcticamente desmantel el edifico volcnico, adems de estar hoy seriamente amenazado
por la cercana del del ncleo urbano de Las Galletas.
Los volcanes baslticos monognicos de ME, MR y MA constituyen tres
conjuntos eruptivos emblemticos en el litoral del sur de Tenerife. Todos estn prximos a ncleos tursticos como El Mdano o Las Galletas y en los
tres se desarrollan diversas actividades relacionadas con el ocio y el turismo
(baismo, senderismo, buceo, surf, cicloturismo, etc.). Los valores obtenidos
en cada uno de los diferentes tems (cientficos, culturales y usos) de los conjuntos volcnicos da orientaciones sobre su gestin. Est claro que se trata de
espacios donde las actividades propuestas deben ir ms orientadas hacia usos
didcticos, ocio y/o turismo, que a la conservacin exclusivamente. Ello no significa que los usos propuestos vayan en la direccin contraria a la conservacin,
sino que aprovechando sta se propongan actividades en las que se permita
230
231
6. Bibliografa
BECERRA-RAMREZ, R: Geomorfologa y geopatrimonio de los volcanes magmticos de la Regin Volcnica del Campo de Calatrava. Tesis Doctoral. Departamento de Geografa y Ordenacin del Territorio de la Universidad de Castilla La
Mancha, 2013.
CARMONA, J. ROMERO, R. DNIZ-PEZ, J. y GARCA, A: Characterization and facies analysis of the hydrovolcanic deposits of Montaa Pelada tuff ring:
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CORATZA P. GHINOI, A. PIACENTINI, D. y VALDATI, J: Management of
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the alpe di fanes (natural park of fanes-senes-braies, italian dolomites). Geojournal
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COSTA, F: Volcanic a geomorphosites assessment of the last eruption, on april to
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DNIZ-PEZ, J: Caracterizacin geomorfolgica del volcanismo basltico monognicos
de Tenerife. Tesis Doctoral Departamento de Geografa, Universidad de La Laguna, 2004, 397 pp.
DNIZ-PEZ, J: Patrimonio geomorfolgico de los volcanes baslticos monognicos de la Caldera de Gaira-Malpas Chico y el malpas grande en la isla de Fuerteventura (Canarias, Espaa). Nimbus. Num. 23-24, 2009, 89-103.
DNIZ-PEZ, J: Distribucin Espacial, geomorfologa y morfometra de los volcanes
baslticos monognicos del sur de Tenerife. II Jornadas de Historia del Sur de Tenerife.
Arona, 2010a. pp: 209-224.
DNIZ-PEZ, J: Turismo en Espacios Naturales Protegidos en Canarias: el Parque
Nacional de las Caadas del Teide (Tenerife, Espaa), durante el periodo 20002008. Estudios Tursticos. Num. 183, 2010b, 91-103 pp.
DNIZ-PEZ, J: Turismo volcnico. Canarias: productos tursticos y propuesta de itinerarios. EAE, Alemania, 2012, pp: 125.
DNIZ-PEZ, J. ROMERO, C. COELLO, E. y CRIADO, C: Caractersticas
geomorfolgicas de los debris flows recientes del volcn basltico monognico de
Montaa Roja (Tenerife, Canarias, Espaa). Avances en estudios sobre desertificacin Editum, Murcia, 2009, 469-472 pp.
232
233
Introduccin:
El presente trabajo pretende dar a conocer el discurso implcito en las imgenes, aparentemente inteligible, que ofrecen algunos museos del sur de Tenerife, de la figura del aborigen canario a travs del estudio de la museografa e
iconografa que usan en sus salas. Para as definir y clasificar las fuentes literarias e iconogrficas utilizadas en su discurso.
Concretamente se estudian los casos de El Parque Etnogrfico de Las Pirmides de Gmar y de La Reserva Ambiental San Blas, que actualmente
exhiben esta imagen del aborigen de diversas formas, condicionadas por su
naturaleza jurdica y por sus propios intereses ideolgicos y expositivos.
Como es sabido los museos, sean del tipo que sean son identitarios, muestran la identidad cultural genrica de los pueblos, reflejan la personalidad nacional a travs de los objetos que exhiben en sus salas. Esto es aplicable a
todas las tipologas existentes de museos, incluso a los que en apariencia no
pretender ser identitarios, como los Museos de Arte, que llegan incluso a serlo
ms que el resto, ya que lo que expone son sus colecciones (compuestas por
pintores nacionales o las visiones de los pintores forneos que estuvieron en su
pas, obras que el Estado adquiri en determinado momento, etc.) no viene a
ser otra cosa que la Historia del Arte Nacional, para ello, basta con fijarnos en
235
GMEZ PELLN, Eloy: El Patrimonio Cultural: memoria e imagen del grupo social en LISN TOLOSANA, Carmelo. Introduccin a la antropologa social y cultural. Teora,
mtodo y prctica. Ediciones Akal: Madrid, 2007, pp. 379-383.
236
res del museo no poseen autora, son asumidos directamente por el museo.
nicamente se legitima el discurso en las citas de autoridad de historiadores,
viajeros, antroplogos, cronistas y literatos ya consagrados por la historia (si los
hubiere), y no hay rastro de los autores contemporneos.
En todo momento se est siguiendo la definicin de museo facilitada por
el ICOM en sus estatutos2, que dice El museo es una institucin permanente, sin
fines de lucro, al servicio de la sociedad y de su desarrollo, abierta al pblico, que adquiere, conserva, investiga, difunde y expone los testimonios materiales del hombre
y su entorno para la educacin y deleite del pblico que lo visita. Adems de las
instituciones designadas como museos, se considerarn incluidos en esta definicin los sitios y monumentos naturales, arqueolgicos y etnogrficos y los sitios y
monumentos histricos de carcter museolgico que adquieran, conserven y difundan
la prueba material de los pueblos y su entorno bajo esta definicin se encuentran
el Parque Etnogrfico Pirmides de Gmar y la Reserva Ambiental San Blas.
Antes de continuar se hace preciso aclarar varias cuestiones, por un lado
la delimitacin de conceptos que se usan en este trabajo y de otro, el tipo de
representacin que utilizan estas instituciones.
Atendiendo a la primera cuestin, s se consulta el Diccionario de la Real
Academia Espaola de la Lengua, se define aborigen como originario del suelo
en el que vive (tribu, animal, planta aborigen). Hoy en da este trmino es un
tanto confuso aplicarlo a los primeros pobladores de Canarias, ya que no se
cree que stos sean originarios de las Islas sino que arribaron a stas en diferentes momentos y de diferentes lugares. An as ser el trmino que se usar a
partir de ahora para referirnos a estos primeros pobladores de las Islas, ya que
la segunda acepcin de la palabra dice Se dice del primitivo morador de un pas
por contraposicin a los establecidos posteriormente en l, ms acertada para este
caso. Del mismo modo tampoco se puede perder de vista la definicin de indgena que proporciona el mismo diccionario Originario del pas en que se trata
o la definicin de guanche que viene a decir Se dice del individuo perteneciente
a la raza que poblaba las islas Canarias al tiempo de su Conquista aunque no es
del todo correcta (ya que guanche designa slo a los de la isla de Tenerife) e
introduce un concepto clave, esto es, el tema de la La raza.
Estatutos del ICOM, aprobados por la 16 Asamblea General del ICOM (La Haya,
Paises Bajos, 5 de septiembre de 1989) y modificados por la 18 Asamblea General del ICOM
(Barcelona, Espaa, 6 de julio de 2001), Artculo 2. Definiciones.
237
Atendiendo a la segunda cuestin, se identifican dos tipos de representaciones: reproduccin de obras existentes y obras de elaboracin propia del
museo, cada una con sus correspondientes divisiones. Las reproducciones de
obras existentes abarcan desde fuentes medievales hasta fuentes del siglo XX y
dentro de las obras de elaboracin propia del museo se distinguen: las ilustraciones (que pueden ser objetivas-neutrales o subjetivas, en cuyo caso se estara
hablando de recreaciones) y las escenificaciones que pueden encontrarse en
formato audiovisual, fotogrfico o en vivo.
La coleccin permanente
El museo se ubica en la Casa Chacona, edificio del siglo XIX que se divide en cuatro salas y un patio central. En la primera sala se pueden apreciar
ejemplos de esculturas y grabados en los que se muestran dioses de Mxico y
Per con barba, distintos a la poblacin barbilampia del nuevo mundo. La
238
segunda sala sirve de introduccin a la teora de Thor Heyerdahl de los paralelismos culturales; un amplio abanico de ejemplos y objetos culturales similares
que existen a ambos lados del Ocano Atlntico. La tercera sala contiene una
embarcacin de junco realizada por nativos Aymara de Bolivia. En los relieves
se aprecian las embarcaciones creadas por antiguas civilizaciones del antiguo
Egipto, Mesopotamia, Per e incluso la isla de Pascua. Tambin se indican los
distintos lugares del mundo donde se construan barcos de junco. Un mapa
muestra la localizacin de pirmides escalonadas en todo el mundo.
La siguiente sala y el patio central del museo albergan una coleccin fotogrfica de pirmides y estructuras escalonadas del mundo. Finalmente se profundiza en las investigaciones cientficas realizadas en el complejo piramidal
de Gmar, como por ejemplo la orientacin arqueoastronmica del complejo
principal a los solsticios de verano e invierno, los principales detalles constructivos de Pirmides de Gmar, los resultados de las excavaciones arqueolgicas
llevadas a cabo en las estructuras escalonadas y en la Cueva Chacona, y las
distintas teoras desarrolladas para explicar el significado de estas estructuras.
En el Auditorio se proyecta un documental de 15 minutos de duracin sobre algunas expediciones de Thor Heyerdahl, y breves resmenes de sus travesas transocenicas. Este documental explica, adems, el emplazamiento local
sobre el que se alza el Parque y su relevancia para el estudio de los paralelismos
culturales. Se proyecta continuamente con una banda sonora editada en seis
idiomas.
239
Imagen 1. Izquierda: Pintura mural de Plilliestrm. Hall de entrada del museo del Parque
Etnogrfico Pirmides de Gmar. Imagen de elaboracin propia del museo. Posee pie de foto
1492: Los Guanches impiden desembarcar a los espaoles. Los Guanches no se impresionaron por los
extranjeros de piel clara y con barba, los cuales se parecan a ellos mismos. Plilliestrm. Derecha: Reproduccin de ilustracin con figura masculina. Hall de entrada del museo del Parque Etnogrfico Pirmides de Gmar: acceso al Bazar. Imagen de elaboracin propia, ilustracin subjetiva.
No posee pie de foto.
240
Imagen 2. Izquierda: Reproduccin escultrica de Leonardo Torriani. Sala II. Museo Casa
Chacona. Fuente del S. XVI Leonardo Torriani. No posee pie de foto. Derecha: Reproduccin
de fotografa de la escultura de Jos Abad. Bencomo. Paseo de Candelaria. Exterior: Pirmide 1.
Fuente del S. XX, Jos Abad. Posee texto informativo acerca de la figura de Bencomo.
Conclusiones
Son pocas las imgenes del aborigen que este Parque utiliza, pero en ellas se
aprecian en igualdad numrica dos tipos (imagen 3): las de elaboracin propia
del museo (imagen 1) y las reproducciones de obras ya existentes (imagen 2).
En el grueso de imgenes correspondiente a las recreaciones de obras existentes se aprecia el uso de dos fuentes: Leonardo Torriani y Jse Abad (imagen
4). Por tanto se observa el uso de fuentes renacentistas y contemporneas para
las representaciones del guanche.
En el discurso del museo, esta imagen siempre aparece como complemento
a unos contenidos, y relacionada al tema de la Conquista y la Poblacin (ima-
241
gen 1, izquierda e imagen 2, izquierda). nicamente aparece como protagonista del discurso en el exterior del museo cuando se usa para hablar de la figura
del Mencey Bencomo (imagen 2, derecha) y sus hazaas, antes y durante la
Conquista de Tenerife. Este hecho resulta significativo, ya que es la primera
vez que se usa, en este tipo de instituciones, un personaje aborigen como figura
principal de unos contenidos, y por ende, la primera vez que se usa una imagen
del aborigen en torno a la cual se genera un discurso.
242
243
identifica como otra forma de tomar el sol. En San Blas se trata de incorporar a los
atractivos tradicionales de sol y playa una oferta naturalista y cultural basada en los
recursos del propio territorio, aprovechando una parcela de terreno que es considerada
como patrimonio natural y cultural del sur de Tenerife destacndose sus valores
naturales de flora y fauna especficas de esta parte desrtica de la Isla, as como por sus
valores etnogrficos y arqueolgicos que han quedado plasmados en la huella humana
que albergan los dos tramos de barranco.3
244
Imagen 5. Esquina superior izquierda: Relieve escultrico de figura masculina. Entrada a Reserva Ambiental. Muro exterior. Imagen de elaboracin propia: ilustracin objetiva. No posee
pie de foto. Esquina superior derecha: Reproduccin de fotografa de figura masculina. Centro
de interpretacin Reserva Ambiental. PANEL DIDCTICO I. Imagen de elaboracin propia:
escenificacin fotogrfica. No posee pie de foto. Esquina inferior izquierda: Reproduccin de
fotografa de figura masculina. Centro de interpretacin Reserva Ambiental. PANEL DIDCTICO I. Imagen de elaboracin propia: escenificacin fotogrfica. No posee pie de foto. Esquina inferior derecha: Reproduccin de fotografa de figura masculina. Centro de interpretacin
Reserva Ambiental. PANEL DIDCTICO I. Imagen de elaboracin propia: escenificacin
fotogrfica. No posee pie de foto
245
La visita al Centro y la contemplacin de los audiovisuales es previa y obligada a la salida de campo por el Barranco de San Blas.
Para llegar a la reserva es necesario salir del complejo hotelero y dirigirse
hacia el barranco. Un poco antes de la entrada al mismo aparece otra representacin del aborigen (imagen 5, esquina superior izquierda) sin texto identificativo alguno.
La visita guiada por la Reserva puede hacerse libremente o con gua, en
la segunda opcin, sta es a travs de audio-guas, pero tambin con actores
(imagen 5) que escenifican los diferentes usos del espacio que se han sucedido
a lo largo de la historia, desde los guanches hasta los agricultores del tomate,
vendedores de pescado o el trabajo de la piedra.
Conclusiones
Las representaciones que este centro utiliza son de elaboracin propia en
su totalidad, recurriendo al uso de actores para ilustrar no slo sus imgenes en
movimiento, sino tambin para las imgenes fijas, esto es, las fotografas que se
usan en el Centro de Interpretacin.
Estas imgenes aparecen vinculadas al tema de la agricultura, ganadera y
la pesca, as que aparecen como complemento a unos contenidos, es decir, para
explicar estas actividades productivas. No ocurrir lo mismo en la Reserva,
donde aparecen como protagonistas de un discurso; diferentes edades y clases
sociales se ven personificadas en los citados actores: una joven jareando pescado, un joven tocando el bucio o un Guaamee (chamn tinerfeo) realizando
ofrendas al sol.
Al optar por actores para escenificar esta temtica, se est seleccionando un
modelo realista, que en cierto modo introduce un grado de subjetividad. Este
hecho, hace reflexionar acerca del porqu de esta eleccin. No hay que olvidar
que esta institucin es de iniciativa privada, por tanto ms libre a la hora de
elegir sus contenidos y de cmo representarlos.
Adems, este espacio platea una problemtica de mercantilizacin cultural
que se vincula al tema de la representacin, es decir, los discursos y narrativas empleadas para la puesta en escena de los contenidos que se quieren transmitir, qu cosas
se seleccionan, con qu criterios o cules son los repertorios culturales que se exhiben y
246
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249
250
Introduccin
La desilusin del mundo, la fealdad fabril, y las revoluciones fsicas y sociales de los siglos pasados, reflejan hoy la inestabilidad de una poca que
fragmenta sentidos, discursos, ideologas y credos. Dicha relacin o estado de
las cosas, a su vez nos ha introducido en una experimentacin programada,
y paradigmtica, sobre la diversidad gestual. La herencia y los procesos de la
industria mecanizada, una vez desnaturalizados por la muerte de los grandes
libros religiosos, con la deslocalizacin de las certidumbres y complejos industrializados, y por el renacimiento exasperado de los nacionalismos, nos exige la
exploracin de los sentidos en la inercia y en el propio movimiento. Un movimiento, entendido como corriente hacia la alteridad, que tiende a la bsqueda
de los vericuetos y profundidades, que los sentidos adquieren en los recorridos
que guan sus propios procesos de construccin.
Sobre estas lneas, la creacin y la basura se cuestionan, sugiriendo a los
artistas un halo de experimentacin con significados y materiales, que despierten la deconstruccin de los muros que el imaginario de la razn, consolid
durante nuestro pasado reciente. De esta forma, mientras el orden natural se
transforma en inacabado, y lo bello no es tal cosa, los significados fluyen so-
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252
253
II
El caso concreto que nos ocupa, parte de la observacin de un fenmeno social y cultural que ha sufrido un profundo cambio a lo largo de las
ltimas dcadas, dando lugar a un rizoma, de relaciones e instituciones sociales
hasta la fecha desconocidas en Canarias, o al menos, en los barrancos del sur de
Tenerife. En un periodo de menos de diez aos, y de un modo paradigmtico
en las islas, han aparecido nuevos fenmenos sociales, polticos, econmicos
y religiosos, asociados a las representaciones culturales de la montaa y los
deportes de aventura. Una localizacin de ello, la podemos encontrar en la proliferacin de pequeas tiendas y grandes superficies especializadas en la venta
de material de montaa, en el aumento de empresas destinadas a satisfacer la
demanda de actividades en la naturaleza, o en el nacimiento de la oferta de
cursos de escalada impartidos por monitores especializados.
Cercando el problema de estudio y como base central de la presente comunicacin, intuimos que en los aos 50 en Canarias, los actualmente denominados deportes de aventura, es decir, experiencias como el montaismo
o la escalada deportiva eran desconocidas, o se encontraban reservadas bajo
diferentes formas a las actuales, a ciertos oficios minoritarios. En este sentido,
hacemos referencia a personas con habilidades concretas para escalar roques
y recolectar productos como la Orchilla, tal y como ocurra en los escarpes
ms expuestos de los macizos antiguos de la isla, o pastores, que guiaban al
ganado atravesando abruptos collados y apoyndose para efectuar sus saltos
sobre lanzas de madera. Tampoco merecen el olvido los explotadores de piedra
pmez, o los oficios desarrollados con el hielo de las Caadas. Sin embargo,
entendemos que los usos y percepciones que sobre dichos espacios de montaa se generaban hace cincuenta aos en Canarias, obedecan a dinmicas de
produccin, intercambio y consumo muy diferentes a las actuales. Al margen
de dicho perfil sociolgico, adaptado al modelo de economa de subsistencia
que albergaban las zonas de montaa de las islas a principios del siglo pasa-
254
Conclusiones
Primera: Las referencias etnogrficas sobre los usos deportivos y de ocio en
las montaas de Canarias, sto es, descripciones e interpretaciones sistemticas
y holsticas que aborden en un tono cualitativo actividades como la escalada
deportiva, el montaismo, y otros deportes de aventura o neodeportes que
se han venido desarrollando exponencialmente tanto en los espacios rurales
como urbanos de las islas en los ltimos aos, no resultan significativas.
Segunda: Su historia y prctica actual, por el conocimiento previo del que
disponemos, comprende un volumen de informacin y documentacin potencialmente alta tanto cuantitativa como cualitativamente, y que hasta el momento no ha sido estudiada.
255
Tercera: El peso que tienen los espacios naturales de Canarias en la dinmicas econmicas, polticas y sociales de la isla, y la importancia de conocer las
actividades que se desarrollan en los mismos, como una parte fundamental en
los presentes y futuros procesos de Ordenacin Territorial, supone a nuestro
entender un argumento de peso para fomentar tales estudios.
Cuarta: Al interpretar la vertiente ms ntima, personal, e incluso de funcin
teraputica de la actividad realizada por grupos de usuarios de los barrancos,
hemos hallado la hibridacin cultural entre unos rasgos de filosofa de vida, un
comportamiento ritual y religioso, y la expresin de actos arriesgados, como
el caso de la escalada en solo integral, donde se triangulan la experiencia trascendental o de contacto mstico con la naturaleza, una percepcin del riesgo
inexplorada, y el mito del hroe.
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Dicotomas
En este sentido, se sugiere el estudio de un fenmeno que consideramos en
auge, y que resulta representativo de la gnesis y evolucin de un imaginario
montaero particular, que necesariamente se muestra indivisible, de los cambios globales contemporneos que han afectado a las Islas Canarias durante
los ltimos 50 aos. Mediante el estudio de esta actividad deportiva o estilo de vida, trataremos de abrir fracturas sobre algunas asociaciones tericas
que reconocen dificultades clasificatorias en el uso de las ciencias sociales, y
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258
259
Introduccin
El turismo se convierte en un gran modificador del paisaje y en un factor
bsico del ordenamiento espacial de las reas en las que se encuentra presente.
El potencial econmico del turismo canario nos lleva en consecuencia a valorar la percepcin que tiene el turista del municipio de Arona, ya que el xito
turstico de los territorios insulares es precisamente esa impresin sensorial
que capta el visitante a su llegada al destino y que va a predisponer su actitud
durante toda la estancia. Es por eso que realizaremos un minucioso estudio de
los espacios pblicos que percibe el turista desde que llega al aeropuerto Reina
Sofa de la isla de Tenerife, hasta el establecimiento alojativo turstico en el
municipio de Arona. Para ello nos pondremos en la piel del turista analizando
la ruta que realiza y observando el entorno con ojos nuevos, y a travs de documentacin fotogrfica reflejaremos los puntos dbiles en relacin al estndar
de calidad que demanda el turista. Con los resultados determinaremos que
actuaciones podran ayudar a incrementar la apreciacin, valoracin y satisfaccin del turista respecto al municipio de Arona.
261
262
las huellas de su pasado. Todo ello ha exigido un importante esfuerzo adaptador para dar acogida a las sucesivas oleadas de turistas que llegaban a disfrutar
del buen clima y de las playas de la isla. Las transformaciones han afectado a
las redes de transportes, con la creacin de infraestructuras como los aeropuertos, carreteras, autopistas, etc., a las construcciones, que han crecido a un ritmo
endiablado, ejecutndose apartamentos, hoteles, bungals, etc., a las playas que
se han visto reconducidas, rellenadas con arena y modificadas en sus ciclos
naturales, y a los espacios naturales que han sido convertidos en espacios para
el recreo o, incluso, para su parcelacin urbanstica.
Las transformaciones del espacio que se producen son:
En torno a las zonas de alta densidad turstica: Alta densidad de construccin con desprecio del valor paisajstico, mejora de la red de transportes para
acceder a las zonas tursticas, ordenamiento especial de los espacios adyacentes como parques recreativos, complejos deportivos, parques de atracciones, o
campos de golf.
En torno a los centros de inters turstico: Ordenacin de la actividad turstica: comercio y hostelera, reordenamiento urbano de los centros histricos
al servicio de la artesana y los souvenirs, ocupacin de la periferia que se urbaniza para la segunda residencia y en la mejora de la accesibilidad en el entorno.
En las periferias del servicio: La construccin de pantanos, canales de distribucin de agua para dar abastecimiento a las zonas tursticas, canteras para
materiales de construccin, acondicionamiento de montes para creacin de
senderos para excursionistas, etc.
263
un abandono de los espacios pblicos exgenos, su situacin entonces es susceptible de definirse en declive. (SIMANCAS CRUZ M.R., DE SOUZA
IGLESIAS, et al, 2010).
La renovacin de los espacios privados, debe ir acompaada con intervenciones en las zonas urbanas en las que se encuentran (los espacios pblicos), con el fin de ofrecer un entorno adecuado al turista. La premisa es
que la rehabilitacin de espacio urbano es una operacin absolutamente
indispensable e indisoluble de la remodelacin de los espacios edificados, ya
que no solo las hace viables o ms visibles, sino porque las favorece en cuanto
implica inversiones que a su vez, expresan el inters y compromiso de las
administraciones pblicas por evitar o frenar el declive de las zonas tursticas
que se encuentran en esa posicin (SIMANCAS CRUZ M.R., DE SOUZA
IGLESIAS, et al, 2010).
El espacio pblico de las reas tursticas puede diferenciarse en dos
tipos: EXOGENO, el que se genera en el exterior de las reas tursticas, y
ENDOGENO, generado en el interior de la misma (SIMANCAS CRUZ
M.R., DE SOUZA IGLESIAS, et al, 2010).
El espacio pblico exgeno establece una relacin de percepcin directa
entre el rea turstica y el contexto territorial en el que se inserta, siendo un
espacio de recepcin y de paso, de movimientos de origen exterior. Su configuracin viene determinada por aquellos factores que influyen de modo directo e
indirecto en la percepcin positiva del visitante en el destino.
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Uno de los factores de xito turstico de los territorios insulares es precisamente esa impresin sensorial que capta el visitante a su llegada al destino y
que va a predisponer su actitud durante toda la estancia. Se habla de espacios
pblicos y no cabe obviar que su cuidado y tratamiento est en gran parte
condicionado por la sensibilidad de las administraciones responsables de los
mismos. Determinar el nudo en que se encuentra la curva de atraccin, desde
que el destino inicia la lnea descendente del declive, cual es el caso canario,
es clave para poder adoptar las medidas correctoras necesarias para recuperar nuevamente el estado de madurez, siendo estas medidas realizadas no con
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Viviendas en estado ruinoso sin demoler, situadas en la lnea de la playa, blanqueadas para disimular.
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La intervencin sobre los espacios pblicos y privados de las reas tursticas saturadas o en declive.
Las DOT, promueven una intervencin sobre los espacios pblicos como
estrategia complementaria a la renovacin de la oferta alojativa turstica. En
las DOT se contempla una recuperacin de los espacios perdidos y se intenta
integrar a todas las administraciones competentes, reflejndose en los Planes
de Excelencia Turstica, pensados para destinos maduros en los que uno de sus
principales problemas es la saturacin del espacio urbano. Consisten en:
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Las DOT en materia de espacios pblicos promueven generar nuevas estructuras funcionales urbanas de inters pblico, as como el mantenimiento
de las existentes, pero adems se deben realizar estrategias dirigidas a crear
lugares de identidad, de relacin y de articulacin de productos y servicios tursticos, dirigidas a generar una imagen capaz de transmitir las sensaciones de
relajacin y ocio que demanda el turista.
La rehabilitacin urbana se plantea en las DOT, no solo como las obras de
estricto mantenimiento (conservacin) sino con dos tipos de actuaciones, por
un lado las operaciones de restauracin fsica, que buscan la reactivacin social,
econmica y funcional de una zona urbana o de la totalidad del rea turstica
(espacios cvicos, espacios verdes y espacios para la movilidad) y por otro lado,
los proyectos de reordenacin (renovacin) a travs de los que se pretende modificar sus aspectos estructurales (trazados, usos, etc.).
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Un primer grupo de proyectos de competencia municipal, que pretenden la recuperacin del atractivo a corto plazo y el incremento de la
apreciacin, valoracin y satisfaccin del turista respecto a los espacios
urbanos pblicos, se tratan de intervenciones inmediatas bsicamente de mantenimiento (limpieza de las vas pblicas, mejora de playas,
eliminacin de la contaminacin visual), as como obras de mejora, rehabilitacin y aprovechamiento de las infraestructuras bsicas (ajardinados, mobiliario, espacios de sombra, obras de peatonalizacin, acondicionamiento de paseos, creacin de plazas, parques, miradores, etc.)
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El segundo grupo de actuaciones consiste en la reconversin y reestructuracin de la oferta comercial, mejoras ambientales, localizacin y visibilidad de elementos singulares para el turista, recuperacin del paisaje
ordinario, as como la puerta en valor de los elementos patrimoniales.
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Conclusiones
La renovacin urbana de las reas tursticas consolidadas no se ha planteado como una verdadera estrategia que pretende su reposicionamiento mediante su adecuacin a los estndares de calidad existentes y a los criterios de
sostenibilidad, llegando incluso en algunos casos a definir medidas que desde
el destino pretenden configurar el perfil del turista (BIGN, ANDREU, et
al, 2000). Por ello consideramos que el balance en cuanto a su eficacia no es
positivo, limitndose a actuaciones (obras) puntuales y aisladas (SIMANCAS
CRUZ M.R., DE SOUZA IGLESIAS, et al, 2010).
Consideramos negativa la actitud de la administracin autonmica: en lugar de facilitar y estimular la participacin del resto de actores estratgicos
trasladndole el protagonismo del proceso de renovacin, se ha producido un
excesivo control del mismo, pues como las mismas directrices califican: es requisito indispensable para el xito de cualquier poltica de reorientacin hacia
un modelo de desarrollo ms sostenible es tanto ms exigible en un campo de
la actividad, como es el turstico, en el que los agentes privados constituyen,
con puntuales y raras excepciones, la nica fuerza econmica presente (SIMANCAS CRUZ M.R., DE SOUZA IGLESIAS, et al, 2010).
Estimamos preciso que la renovacin de los espacios tursticos se fundamenta en acuerdos que animasen e ilusionasen al sector privado para impulsar
un cambio de expectativas en torno al nuevo modelo turstico que se pretende
alcanzar (Exceltur 2013). Se trata, por tanto, que las reformas necesarias para
abordar la reconversin del modelo turstico no solo sean aceptadas, sino, sobre
todo, interiorizadas por los actores implicados (SIMANCAS CRUZ M.R.,
DE SOUZA IGLESIAS, et al, 2010).
Se trata, por tanto, que el proceso de renovacin de los espacios pblicos de
las reas tursticas se plantee va concertacin, integracin y armonizacin de
voluntades e intenciones, que con carcter preventivo, se dirijan a la obtencin
conjunta y consensuada de soluciones de inters general, con la subordinacin
en todo caso de los intereses privados a los pblicos, y, por ende, la reduccin,
e incluso, eliminacin de tensiones y conflictos (SIMANCAS CRUZ M.R.,
DE SOUZA IGLESIAS, et al, 2010).
Nosotros proponemos la Creacin de un Consorcio Urbanstico en Los
Cristianos, integrado por todas las administraciones competentes, similar al
Puerto de la Cruz, con la idea de consensuar entre administraciones y pro-
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272
Memoria y Concepto:
la escultura pblica en el Sur de Tenerife
La intencin de esta ponencia radica en trazar el panorama que ha dibujado la escultura pblica en el Sur de Tenerife, un gnero artstico, a todas luces
rico en matices, ya que no slo evidencia conclusiones estilsticas sino tambin
sociales, polticas y econmicas. Resulta indiscutible que supone una muestra
de arte en la calle y ello la sita en el punto de mira y crtica de muchos espectadores, profanos y legos, sin olvidarnos de que estos conjuntos escultricos constituyen innegables hitos urbanos, y entre otras funciones, contribuyen
adems, a ornamentar y humanizar nuestro entorno.
A nadie se le esconde, por otra parte, que esta modalidad artstica que hoy
denominamos de forma genrica, Arte Pblico, ha experimentado un desarrollo inusitado en las ltimas dcadas, en casi todas las ciudades del mundo,
influjo que ha arraigado en el archipilago canario y del que tambin encontramos significativos ejemplos en la mayor parte de los municipios que integran
la vertiente sur de la isla tinerfea, pues tan slo dos de ellos, Fasnia y Arico,
muy a pesar de sus actuales dirigentes polticos, segn me han confesado, permanecen ajenos a esta influencia.
Vaya por adelantado que el imaginario escultrico que se ha ido conformando en la zona a estudiar se nos presenta rico en tendencias estticas, fruto
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Esta pieza escultrica fue realizada por Enrique Cejas Zaldvar en 1965 en piedra artificial y mrmol artificial. PREZ REYES, Carlos: La escultura Canaria Contempornea (19181978), Madrid: Excmo. Cabildo Insular de Gran Canaria, 1984, p. 209.
Como comentar posteriormente en el texto, la obra se deterior con el paso del tiempo, pero el
Ayuntamiento de Gmar, recurriendo al molde original, realiz una copia en bronce que es la
que actualmente se puede observar en el lugar. Dato que debo a Pedro Damin Hernndez, ex
concejal del Ayuntamiento de Gmar.
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En la cara frontal del pedestal reza la siguiente inscripcin: ACORDAOS HERMANOS/QUE UN ALMA TENEMOS/Y SI LA PERDEMOS/NO LA RECOBRAMOS/
VILAFLOR AL/SANTO HNO PEDRO/EN EL AO DE SU/CANONIZACIN/30JULIO-2002. En la base de la imagen, elaborada en piedra artificial, figuran las iniciales de su
autor, Juan Carlos Martn, natural de Salamanca y afincado desde hace aos en Tenerife. Sobre
su actividad se pueden consultar algunas referencias en http://www.artdiscover.com/es/artistas/
juan-carlos-martin-id2574
La escultura fue realizada en Guatemala, en 1992, por Ramiro Valladares, datos que constan
en la base en la que descansa el protagonista. En la placa que luce su pedestal figura un poema firmado por Anglica Acua, seguido de los nombres de los benefactores del monumento. A continuacin se recoge textualmente la inscripcin: TESTIMONIO/AL BEATO HERMANO PEDRO,
HEMOS LLEGADO/ AL LUGAR DE TU ORIGEN CONSAGRADO/POR LA FE, LA
TERNURA Y LA HONDA HERIDA/DE AMOR QUE TU DEJASTE EN EL COSTADO/ DE GUATEMALA, AL PASO DE TU VIDA/ALL TE ARRULLA EL VOLCN
DE AGUA,CUIDA/EN EL SOLAR DE ANTIGUA,TU REPOSO/AQU EL NEVADO
TEIDE ES EL COLOSO QUE AMANDO A VILAFLOR, NUNCA TE OLVIDA!/ DE
TU FERVOR, TU SANTIDAD,TU GOZO,/DE TUS ALTOS DESIGNIOS FRANCISCANOS/NACI EL ACERCAMIENTO PRODIGIOSO:/TU CUNA Y TU SEPULCRO:
ARCANOS QUE HOY ENLAZAN DOS PUEBLOS COMO HERMANOS!/ ANGELINA
ACUA/ LA REPBLICA DE GUATEMALA A SU BENEFACTOR./COMIT HUELLAS DEL HERMANO PEDRO/FRAY GUILLERMO BONILLA CARVAJAL/CARLOS
G. ALVAREZ ANGEL MARROQUN/GUILLERMO SOLZANO C. ENRIQUE MELNDEZ/ELVIRA DE RODRGUEZ, RAMIRO MENDOZA F/1998/
Una pequea placa de bronce, idntico material en el que est realizada la estatua, recoge
junto a la fecha en que tuvo lugar el homenaje, 24 de junio de 1995, una inscripcin muy sencilla: HERMANO PEDRO/UN EJEMPLO DE HUMILDAD/ Y CARIDAD.
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forneos5; la segunda, en 2006, delante de la iglesia del antiguo convento franciscano, vendra a fortalecer el vnculo que durante aos estableci el Hermano
Pedro con un lugar cercano a la costa donde practicaba el pastoreo6.
Santiago del Teide rinde honores, en estratgicos puntos del municipio, a
su patrn el apstol Santiago. Lo hace recurriendo no tanto a la imagen del
santo como a sus conocidos atributos iconogrficos de peregrino: cruz, calabaza, concha y bastn7. La cruz de piedra, a modo de cruceiro, evidencia los
lazos que el municipio sostiene con Galicia, smbolo tambin presente en una
rotonda de Adeje, testimonio del hermanamiento de esta villa con Riveira,
localidad gallega8. Esta frmula con la que se perpeta lazos de unin entre
puntos geogrficos distantes ha determinado tambin la presencia en las vas
pblicas de otras figuras del santoral. Ese es el caso de San Carlos Borromeo,
patrono de Arona Di Novara, (Italia), cuya efigie delante del Ayuntamiento de
Arona, recuerda el protocolo de hermanamiento que en 1987 rubrican ambos
municipios, atendiendo a su comn denominacin9.
La estatua fue inaugurada el 27 de junio de 1999 y es obra de Miguel Cabrera Hernndez (1961-2004). La iniciativa surge de la profesora doa Esther Daz Padilla, siendo impulsada
por el sacerdote don Jos Ventura, mentor de la cueva del Hermano Pedro, a quien debo estos
datos. Fue financiada por los ayuntamientos sureos, en atencin a su nominacin como Alcalde
Honorario de la Comarca Sur.
Fue realizada por Francisco Hernndez, firma que consta junto al ao de su realizacin,
2005, en la parte inferior y posterior de la escultura, la cual, por otra parte, fue colocada en su
emplazamiento en septiembre del ao siguiente, tal como se indica en su base.
En la explanada dedicada a Vicente Febles est ubicada una pieza escultrica de formato
circular que evoca esos atributos iconogrficos. En la zona inferior destaca el nombre de su autor,
Edmundo, y la fecha de su ejecucin, 2010.
Este cruceiro fue donado a la villa de Adeje por el pueblo de Riveira en 2002, tras seis
aos de intercambios culturales y deportivos entre sus vecinos. Fue ubicado en la glorieta de
la Avenida Rosa de los Vientos, pero diez aos despus se traslada a la rotonda situada frente
al Campo Municipal de Adeje como smbolo de la renovacin del hermanamiento cultural y
deportivo de ambos municipios. En una de las caras de la cruz se representa la imagen de un
crucificado, mientras que la otra reproduce la efigie de la virgen de la Encarnacin, patrona de
Adeje. Inventario Bienes Culturales-Patrimonio Histrico Artstico. Arte en la Calle. Concejala de Patrimonio. Excmo. Ayuntamiento de Adeje.
La obra fue donada por el municipio italiano en 2002, eligindose para su ubicacin la
plaza principal del casco histrico, concretamente delante del acceso a las Casas Consistoriales.
ANNIMO: Delegado recibe a una delegacin de Arona de Italia, Diario de Avisos, Santa
Cruz de Tenerife, 7-11-2002.
277
Por razones obvias, esta temtica religiosa encuentra en el fervor popular un relevante aliado, convirtindose en revulsivo de imgenes, de factura
industrial, que presiden, con nimo protector, algunas zonas. As ocurre en
Santiago del Teide donde encontramos la advocacin del Sagrado Corazn.
Su habitual iconografa se alza en la portada que da acceso al camino que
conduce a la fuente denominada La Guancha, junto a la que en 1990, aprovechando una oquedad de la montaa, se cobij y bendijo una imagen de la
virgen de Lourdes, que ahora da nombre al lugar. La leyenda que acompaa
a la efigie que de idntico culto se erige en otro punto del mismo municipio atestigua la expresin piadosa de los lugareos, pues no en vano son los
comitentes del encargo: Monumento que el pueblo ofrece al Divino Corazn de
Jess manifestando as su consagracin. Sagrado Corazn en vos confiamos, 23 de
febrero de 1989. Vecinos de Vento, pequeo barrio anexo a la capitalidad de
Arona, rindieron culto a idntica iconografa en un monumento que reitera
el esquema compositivo del anterior.
No parece que el sur de Tenerife haya sentido la necesidad de perpetuar pblicamente a sus polticos, tendencia bastante usual en la modalidad
conmemorativa, ya que en proporcin con los anteriores, su nmero resulta
sensiblemente inferior. En Santiago del Teide se localizan dos homenajes
dedicados a Pancracio Socas Garca (2004), quien haba desempeado la
alcalda entre 1988 y 2003. En su biografa encontraron los lugareos, la
virtud de la coherencia, segn consta en el modesto relieve ubicado en las
inmediaciones del Ayuntamiento. Ms ambicioso resulta el que le recuerda
en Puerto Santiago, formado por un conjunto escultrico presidido por su figura, identificada por el bastn de mando que porta en una mano. Un adulto
y dos nios representativos del colectivo vecinal, dispuestos en estratos ms
bajos del basamento, completan este grupo realizado por Dcil Travieso10.
Seis aos despus, ser el Consistorio de Arafo el que promueva el monumento al que haba sido su presidente durante algo ms de tres dcadas,
Domingo Calzadilla.
10
El grupo escultrico est realizado en bronce y fue fundido en Funcho esculturas. Esta
artista es autora de varios memoriales, entre ellos el Homenaje al Turismo, pieza de acero cortn, Sobre el mismo vase http://eldia.es/2003-08-06/cultura/8-monumento-Naturista-DacilTravieso-Santiago-Teide.htm Sobre su produccin consultar Paloma Herero: Dcil Travieso;
La Laguna y sus escribas, Tenerife: Ateneo de La Laguna, 2001, pp.217-218 y http://www.
ateneodelalaguna.es/pdf/ATENEO10/pdf/dacil.pdf.
278
Por otra parte, esta misma institucin haba elevado, en 1987, a la condicin
de monumento, otro valor, no menos generalizado, por cierto, que los inherentes a la bonhoma de determinados dirigentes polticos. Me refiero ahora a
la cultura y en este caso concretamente a la msica. La representacin que de
Luis Otazo nos deja el escultor Eladio Gonzlez de la Cruz, en 1986, refleja
la consideracin del municipio por un arte que ha alcanzado altas cotas de
respeto y popularidad entre sus vecinos y que adems ha convertido Arafo en
referencia obligada de los melmanos tinerfeos11, hecho que ratifica la construccin de su cntrico auditorio, donde localizamos tambin la evocacin de
un vanguardista instrumento musical, con el que se rinde homenaje a Euterpe,
mientras una de sus calles nos ofrece una singular imagen femenina, rodeada
por un pentagrama, que representa a Aramus, imaginaria musa cuyo nombre se
ha formado fusionando las primeras letras del nombre de la villa y las primeras
que definen la actividad que le ha dado fama12.
La poesa es valorada por el municipio de Gmar a travs del retrato de
su hijo adoptivo, Domingo Chico Gonzlez, maestro, vate, escritor, cuya efigie
modelara el escultor Javier Eloy Campos, en 200213. En esta localidad encontramos tambin la conmemoracin de un concepto ms abstracto, al que
el gnero conmemorativo desde tiempo inmemorial se ha prestado a darle
diversas formas: La Paz, conjunto escultrico, de curiosos avatares, que ms
tarde relatar. Entre las muchas preocupaciones de la sociedad actual destaca
el problema de la emigracin, sensible tema del que el sur, por circunstancias
conocidas ha sido testigo, dejando Arona constancia del mismo, en El Fraile,
convertido hoy en un gran barrio de marcado acento multicultural14.
11
279
280
Las tareas del mar tambin se han convertido, a razn de los encargos, en
una importante fuente iconogrfica para los artistas. A los pescadores y gentes
de la mar, tal como reza en la placa, dedic el Ayuntamiento de Arona, en
2006, por iniciativa privada, el conjunto escultrico que exhibe en un paseo
de Las Galletas, obra de Inma Serrano, quien concibe este memorial, representando a dos figuras sedentes, ante las que se extiende un trasmallo18. Visin diferente recrea el escultor Miguel Cabrera Hernndez, en el cruce Las
Chafiras, San Miguel, ofrecindonos la imagen de La Pescadora o marchante
de pescado, fcilmente identificable por la cesta que porta sobre su cabeza.
Dejando a un lado las lneas temticas abordadas por la escultura conmemorativa, pero sin apartarme an de ella, paso a comentar ahora algunas
cuestiones relacionadas con los modelos tipolgicos que nos ofrece. A grandes rasgos podemos clasificarlos en tres variantes. La primera, se nos muestra
vinculada a los memoriales que evocan a personajes concretos; consiste en un
pedestal formado por un paraleleppedo sobre el que descansa el protagonista, un esquema a todas luces muy simple que responde a homenajes modestos, en su gran mayora condicionados por las limitaciones econmicas de sus
comitentes. La funcin del pedestal consiste en aislar la escultura del suelo,
anunciando su autonoma, pero adems sita a la figura en un plano un poco
ms alto, lo que implica una situacin de jerarqua o dominio sobre el espectador, quien asume as, el mensaje moral que se le transmite. La base sirve a
su vez para ratificar dicho mensaje, reflejando en ocasiones los motivos que
impulsaron la obra, as como los nombres de sus comitentes, actitud que no
esconde sus innegables fines propagandsticos. En otros casos, se recogen las
virtudes del representado o se acompaa de textos y referencias histricas
con objeto de aleccionar de forma didctica al transente. En el monumento
que la corporacin municipal de Adeje dedica al que fuera el ltimo mencey
tinerfeo, su autora, Inma Serrano, extrae de documentos histricos dos citas
textuales. De Fra Alonso Espinosa destaca la siguiente frase: Muchos aos
estuvo esta isla y gente della sujeta a un solo Rey que era de Adeje, mientras que
de Nuez de la Pea, recoge: El ltimo rey que gobern la isla se llam el gran
18
El conjunto escultrico fue donado al municipio por Pedro Surez Martn, quien cont
con el apoyo del Ayuntamiento de Arona, entonces presidido por Jos Alberto Gonzlez Revern, cuyo nombre tambin ha quedado registrado en la placa ilustrativa.
281
tinerfe19. Por su parte, Jos Abad recurre tambin a la historia para justificar
la escultura que realiza por encargo del municipio de Santiago del Teide, si
bien en este caso el mensaje es redactado de su puo y letra, indicando: Al
guanche Alonso Daz (Cherfe?), hijo de Don Diego Daz Pelinor, Mencey de
Adeje, cabrero del Valle de Santiago defensor de su honor y plaza ante el robo de
200 cabras efectuado por el adelantado Alonso Fernndez de Lugo, actitud que
ayud a la integracin con dignidad del pueblo guanche y de los conquistadores20.
Clarificador escrito con el que refuerza la iconografa que el escultor ofrece
de este aborigen: musculatura, juventud y belleza nos hablan de las condiciones fsicas del protagonista, mientras que el ejemplar caprino que porta
en su mano derecha y la lanza, que casi a modo de cetro real sostiene con la
izquierda, ilustran la gesta y su digno talante, tal como infiere el texto.
La segunda tipologa formal se corresponde, en lneas generales, aunque
tambin encontramos excepciones, con el grupo integrado por las esculturas
destinadas a exaltar las labores econmicas del pueblo. Y es precisamente su
carcter popular lo que va a motivar las diferencias estructurales que estas
ofrecen. En efecto, se prescinde ahora de elevados pedestales, as como de su
factura rgida y geomtrica. Frente a la visin frontal y posicin casi esttica
que exige al espectador, el esquema antes comentado, este segundo modelo
sita a los intrpretes en el mismo plano que el transente, hacindolo sentir
no slo en situacin de igualdad, sino tambin mucho ms cercano. Por otra
parte, el carcter escnico y narrativo con el que aparecen revestidos muchos
de ellos, eludiendo incluso la individualidad en busca de una mejor teatralizacin de la escena, exige el movimiento del espectador, vindose obligado
a rodearlo, al intentar apropiarse de los distintos smbolos que ambientan la
representacin. A esta modalidad se adscribe, el Monumento a las alfareras de
Arguayo, en Arguayo, Santiago del Teide, en el que a pesar de contar con un
basamento, su rigidez se suaviza recurriendo al acero cortn, que por su color
evoca al barro, a la tierra del entorno, aspecto que se enfatiza al amontonar
en la parte inferior distintas piedras locales sin desbastar. Mientras una de
19
La obra, realizada en 2003, fue ubicada dos aos despus en la calle Tinerfe el grande,
denominacin que tambin recibe el monumento. Inventario Bienes Culturales-Patrimonio Histrico Artstico. Arte en la Calle. Concejala de Patrimonio. Excmo. Ayuntamiento de Adeje.
20
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22
El busto fue donado al Ayuntamiento de Gmar, que afronta su conversin en monumento, por Olav Kare Watnoy y el Centro de Iniciativas y Turismo. Se localiza en las inmediaciones del Parque Etnogrfico Pirmides de Gmar, ya que el homenajeado fue el investigador
noruego que en 1991 trabaj sobre la hiptesis que atribua su construccin a antiguas civilizaciones y determinaba su primitiva funcin como templos de adoracin al sol, teora desmentida
por los historiadores. En un lateral de la efigie puede leerse la firma de su autora de cuya vida y
trayectoria se ha ocupado RUIZ RODRGUEZ, F. lvaro: Vicky Penfold, Coleccin Biblioteca
de Artistas Canarios, Canarias: Gobierno de Canarias, 2006.
23
Este conjunto form parte de los actos que en 2003 conmemoraron el quinto centenario
de la fundacin de la villa, contando el Ayuntamiento con la colaboracin de la Cooperativa Agrcola de Tamaimo. Consiste en un alto monolito en el que se enredan las matas de la tomatera.
284
que los artistas plsticos carecen de referencias, o al menos de estereotipos prefijados por la sociedad. Esta idea es palmaria en aquellas piezas que recuerdan
hermanamientos entre distintos puntos geogrficos. La reproduccin de Dos
G entrelazadas, letra coincidente en la inicial de Gua de Isora y de Garachico,
recuerda a propios y extraos, en la explanada que precede al Centro Cultural
de Gua, el acto de fraternidad que celebraron estos municipios, en septiembre
de 2005, en atencin a sus ancestrales vnculos histricos, entre ellos la comn
devocin que profesan a la Virgen de La Luz24.
Adeje, Tas (Lanzarote) y Llanes (Asturias) rubrican, en octubre de 2006,
un protocolo de hermandad basado en la emigracin a Amrica, constante
histrica en la que coinciden los tres municipios. La promesa de establecer cordiales relaciones de unin y afecto, adems de fortalecer las relaciones inspiradas en la prosperidad econmica, cultural, artstica, social y turstica, quedaron
selladas en Adeje, mediante la escultura denominada Domus, de la que las otras
dos jurisdicciones tienen sendas rplicas. Esta obra conceptual se inscribe en la
produccin artstica del madrileo Antonio Sobrino y la asturiana Mercedes
Cano25, binomio de escultores que cuenta en su haber con numerosas intervenciones en el mbito pblico de distintas zonas de la Pennsula. Un arco de medio punto es interceptado por lneas fragmentadas originndose tres puertas,
que permiten el libre trnsito del espectador, sugiriendo asimismo vas abiertas
a la cultura, a la colaboracin y a la comunicacin.
Al margen de conmemorar, objetivo que an conserva en determinados
casos, el arte pblico, desde hace ya ms de medio siglo, viene desempeando
24
La memoria del proyecto escultrico, propuesto por su autor, Luis Gonzlez Camacho,
explica la simbologa, as como justifica la eleccin del material: piedra artificial. Agradezco este
documento a don Jos Vidal Domnguez Gonzlez, coordinador de la Concejala de Cultura
del Ayuntamiento de Gua de Isora. Por otra parte, la Virgen de la Luz, en cuya peregrinacin
se sustentan los lazos de unin de los dos municipios, tambin ha sido objeto de homenaje
mediante una pequea imagen inaugurada en diciembre de 2006, que conmemora el 5 Aniversario de su Coronacin. Se encuentra situada en la plaza que precede a la iglesia parroquial
homnima.
25
La pieza est ubicada en el Callejn de los Frailes parte integrante de la Plaza del
Emigrante. En una placa se lee; Un lugar simblico y abierto a todos los pueblos. Inventario
Bienes Culturales-Patrimonio Histrico Artstico. Arte en la Calle. Concejala de Patrimonio.
Excmo. Ayuntamiento de Adeje. Sobre la trayectoria conjunta de estos dos artfices constan
breves referencias en http://www.kaosart.org/images/DESCONEXIONES/imag/artistas/SobrinoyCano/desconexionesF.htm
285
26
Consltese al respecto SOBRINO MANZANARES, Mara Luisa: Escultura Contempornea en el espacio urbano, Madrid: Electa, 1999.
27
FRAGA GONZLEZ, Carmen: Plazas de Tenerife, La Laguna-Tenerife: Consejo Superior de Investigaciones Cientficas. Instituto de Estudios Canarios, 1973, p.59.
286
Ibdem, p. 60.
29
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32
Ibdem, p.62.
34
La recuperacin de esta zona hay que encuadrarla a su vez dentro de un proyecto ms amplio, financiado por el Ministerio de Fomento, Gobierno de Canarias y Cabildo Insular de Tenerife.
Se trataba de dotar a todo el frente martimo de los municipios de Arona y Adeje, alterado por el
desarrollo turstico, de un paseo que materializara el lmite fsico entre los espacios urbanizados y la
rivera del mar. Este proyecto llevaba implcito la regeneracin de la playa a las que servira de acceso.
Segn la memoria del proyecto, la intervencin escultrica resultaba fundamental, incorporando la
iniciativa diseada por Miguel Berroa, quien propone Cilindro Tendido. En palabras de su autor su
discurso es sencillo tan sencillo como el horizonte, una lnea que trada hasta nosotros adquiere materialidad.(). Su terminacin en madera teida, su accesibilidad por parte de los viandantes, la calidez de sus
materiales, forma, color la convierten en un mueble, en un juguete de dimensiones prodigiosas. En este sentido la posicin de la pieza, tendida, as como el material y la forma de construccin se asocia ntimamente
con el suelo que la contiene, haciendo de ambos una misma cosa, una asociacin coherente que favorece una
vez ms su lectura espacial y formal. Memoria del Proyecto de ejecucin. Acondicionamiento Paseo
Martimo Amricas-Costa Adeje. Memoria que debo a Correa+Estvez arquitectos.
289
Resaltar la naturaleza y no competir con ella, es la misma idea que subyace en las piezas escultricas que completan esta regeneracin costera. El
escultor Juan Lpez Salvador concibe su Trampa del Viento, formada por la
combinacin de una columna levemente inclinada que, tras un desarrollo en
espiral, desemboca en un rectngulo, esquema con el que intencionadamente
se apropia del territorio, originando una perspectiva cautiva del horizonte,
como si de una ventana se tratara35. El binomio arte naturaleza se ratifica
con la aportacin, entre otros autores, de Manuel Drago, quien sugiere una
especie vegetal, popularmente conocida como ua de gato, estableciendo
una metfora potica que sintoniza hbilmente con el tapiz natural que le
sirve de base.
La segunda intervencin afect al waterfront del antiguo puertito de Gimar, Plaza de las Indias e inmediaciones, obra que realizan en colaboracin con
el estudio Cabrera-Febles Arquitectos, inserta en el contexto de iniciativas del
Programa Tenerife y el Mar, cuyo ideario se bas en actuaciones de pequea
envergadura destinadas a rescatar los rincones costeros ms populares, tanto
los situados en suelo urbano consolidado, como los enclaves de intenso uso
turstico. Este modelo de accin pretenda, adems, identificar la actuacin
territorial de su promotor, el Cabildo de Tenerife, y convertir a las esculturas en
elementos protagonistas que reforzaran, con su presencia, el sentido e imagen
de cada proyecto36. En el caso concreto de Gmar se disean paseos, muelles
y solrium, transformando el espacio en un lugar armnico destinado al ocio.
La gran pantalla de hormign que cierra la escollera se convierte por decisin
del artista Gonzalo Gonzlez, en soporte de una obra plstica que, a modo
de enredadera, se propone suavizar su sobriedad y rudeza. Supone una invitacin, a decir del autor, a la complicidad social o a la festividad incluso. Es una
propuesta de un espacio desde el que idear modelos de libertad. Estos estn repletos de
sugerencias erticas, no slo por su posible sentido sensual, sino por lo voluptuosas que
35
CORREA BRITO, Mara Isabel: art. cit., p.63. Sobre la trayectoria artstica de Lpez Salvador, quien cuenta con distintas intervenciones en el espacio pbico del Sur, consultar
http://www.jlsalvador.com/.
Un valoracin crtica de sus aportaciones en la plstica canaria ha sido realizada por CASTRO
BORREGO, Fernando: Laudatio de don Juan Lpez Salvador, en Anales Real Academia de
Bella Artes de San Miguel Arcngel, n 2; Santa Cruz de Tenerife: RACBA, 2009, pp.21-24.
36
LUENGO, Alberto y MARN, Cipriano: Tenerife y el Mar. Esculturas en el Mar, Tenerife: Excmo. Cabildo Insular de Tenerife, 2000, p.13.
290
parecen las abstracciones grficas de sus formas vegetales: la reflexin sobre el estar
en un territorio, la invocacin a la dimensin tica del proyectar en un escenario
pblico, la apelacin a la levedad, al juego y al humor, juntndolos, explorando sus
conexiones, minando sus evocaciones y significado, ofrecindose como hitos para hacer
observaciones y para observar37.
La memoria del lugar alterada intencionadamente por Gonzalo Gonzlez
a travs de la irona y la provocacin, recobra su equilibrio en otra pieza escultrica, en la que el mismo creador interviene en colaboracin con tcnicos del
Cabildo Insular y del Ayuntamiento local. Cinco tubos anclados verticalmente
sobre una base de piedras, reiteran la estructura de un monumento que en
hormign haba erigido Gmar Al Radioaficionado, en 197438. Con un nuevo
material, acero cortn, la pieza se reviste de contemporaneidad, ofreciendo una
imagen mucho ms acorde con el nuevo entorno. Sugerente simbiosis de la
que participa tambin una tercera pieza escultrica, trabajada en hierro y madera, con la que Juan Lpez Salvador nos reduce poticamente la visin de un
agreste acantilado.
Fruto del mismo programa, el Estudio Luengo S.L. interviene en el acceso
al Muelle de El Mdano (Granadilla), dentro del Plan de Restauracin Paisajstica de El Cabezo, formando conjunto con la Plaza de la Piedra y el acceso
a la Playa Chica. Las obras consistieron en la restauracin del muelle histrico,
peatonalizando en gran parte el viario de acceso y resolviendo su conexin con
el paseo colindante. La actuacin se inspir en la antigua imagen portuaria,
de ah que tanto en pavimentos como en muros predomine la piedra basltica. Tres grupos escultricos presiden la remodelacin. Uno de ellos, Vrtebra,
realizado por Guillermo Batista, se alza en la plaza Chica. En un extremo del
paseo y en el solrium colindante plasma su discurso plstico Javier Camarasa.
En el primero se localiza Cono de Bronce, nombre que toma de una de las piezas
con las que est realizada: la cspide de la hlice de un antiguo trasatlntico, el
American-Star, que haba encallado, en 1944, en la costa de Fuerteventura. En
37
CORREA BRITO, Mara Isabel: art. cit., p.64. Sobre la trayectoria artstica de Gonzalo
Gonzlez consultar SADARANGANI, Gopi; G. Gonzlez, Coleccin Biblioteca de Artistas Canarios, Canarias: Gobierno de Canarias, 1994.
38
La pieza fue diseada por Jos Enrique Dvila a instancias de URE (Unin de Radioaficionados Espaoles, Seccin comarcal del valle de Gmar. Dato que agradezco a Pedro Damin Hernndez, ex concejal del Ayuntamiento de Gmar.
291
39
40
Memoria Tcnica del Acondicionamiento del Borde Litoral de los Abrigos, documento
que debo a Jacob Donate Gonzlez, Concejal Delegado Medio Ambiente, Patrimonio Histrico Artstico e Integracin Social. Ilustre Ayuntamiento de Granadilla de Abona.
41
Este proyecto se llev a cabo en el ao 2000, eligindose como motivo escultrico una
veleta con forma de pez, icono ste que ilustra la herldica del municipio. Fue su autor Javier
Camarasa. LUENGO, Alberto y MARN, Cipriano: op.cit., pp. 28-29.
292
42
Datos que agradezco al escultor Roberto Martinn. Una valoracin crtica sobre la formacin y discurso plstico de este creador ha sido realizada por DELGADO CAMPOS, Sebastin Matas: Laudatio de don Roberto Rodrguez Martinn, en Anales Real Academia de
Bella Artes de San Miguel Arcngel, n 2; Santa Cruz de Tenerife: RACBA, 2009, p.93-100. Para
completar informacin consultar su pgina web: http://www.robertomartinon.com/indexA.html
43
Esta pieza no supone la nica representacin que a la princesa aborigen se le ha dedicado
en Gua de Isora, ya que en el centro histrico, se le recuerda con un busto.
44
CLEMENTE OCHOA, Manuel: Clemente Ochoa: escultura, Barcelona: Universitat de
Barcelona, 2002, pp. 76 y 132.
293
45
46
47
La efigie fue realizada por Luis Boix Lpez, en 2005, recurriendo a una tcnica mixta:
poliestilleno, cartn fallero, yeso y capa de polister, pintada de verde, que imita al bronce. Le
acompaa la siguiente inscripcin; Haz lo necesario para lograr tu ms ardiente deseo y acabars logrndolo. Inventario Bienes Culturales-Patrimonio Histrico Artstico. Arte en la Calle.
Concejala de Patrimonio. Excmo. Ayuntamiento de Adeje.
294
Inventario Bienes Culturales-Patrimonio Histrico Artstico. Arte en la Calle. Concejala de Patrimonio. Excmo. Ayuntamiento de Adeje. El siguiente enlace recoge breves referencias
sobre la obras comentadas:
http://culturayocio.diariodeavisos.com/2012/05/20/seis-esculturas-de-arnoldo-evora-embellecen-un-jardin-de-adeje/
295
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50
Esta obra, aunque realizada durante su estancia en Crdoba, presenta bastantes concomitancias
con la serie Atlntica que desarrolla a finales de los aos ochenta, interpretando visiones geometras del
paisaje insular, por lo que sta que nos ocupa, supone un ejercicio plstico que sintetiza sus impresiones
sobre la orografa canaria y cordobesa. El devenir de su produccin ha sido investigado por CASTRO
MORALES, Federico y GONZLEZ REIMERS, Ana Luisa: Ncleos, Canarias: Gobierno de Canarias, 2004 y CORREDOR-MATEOS, Jos; GONZLEZ REIMERS, Ana Luisa y CASTRO
MORALES, Federico: M. Beln, Coleccin de Artistas Canarios, Canarias: Gobierno de Canarias, 2010.
296
51
Segn consta en la placa, el conjunto acorde con el entorno urbanizado en el que se ubica
fue donado por D. Eugenio Valds Escudero, en agradecimiento al pueblo de Los Cristianos el
11 de marzo de 2011.
297
298
Datos que debo a Pedro Damin Hernndez, ex concejal del Ayuntamiento de Gmar.
Bibliografa
CASTRO BORREGO, Fernando: Laudatio de don Juan Lpez Salvador,
en Anales Real Academia de Bella Artes de San Miguel Arcngel, n 2, Santa
Cruz de Tenerife: RACBA, p.21-24.
CASTRO MORALES, Federico: Jos Abad, t. II; Madrid: Universidad Carlos
III, 2000.
CASTRO MORALES, Federico y GONZLEZ REIMERS, Ana Luisa:
Ncleos, Canarias: Gobierno de Canarias, 2004.
CLEMENTE OCHOA, Manuel: Clemente Ochoa: escultura, Barcelona: Universitat de Barcelona, 2002.
COLECTIVO CULTURAL DE ARGUAYO: Las vendedoras de Pescado
de Puerto de Santiago, en Chinyero, n4, Revista Histrico Cultural de la
Villa de Santiago del Teide, Tenerife: Colectivo Cultural de Arguayo, 2005,
pp. 164-168.
CORREA BRITO, Mara Isabel: Razones para una arquitectura
contempornea en este nuevo siglo, en Anales Real Academia de Bella Artes
de San Miguel Arcngel, n 3, Santa Cruz de Tenerife: RACBA, 2011, pp.
55-67.
CORREDOR-MATEOS, Jos, GONZLEZ REIMERS, Ana Luisa
y CASTRO MORALES, Federico: M. Beln, Coleccin de Artistas
Canarios, Canarias: Gobierno de Canarias, 2010.
DELGADO CAMPOS, Sebastin Matas: Laudatio de don Roberto
Rodrguez Martinn, en Anales Real Academia de Bellas Artes de San Miguel
Arcngel, n 2; Santa Cruz de Tenerife: RACBA, 2009, pp. 91-100.
FRAGA GONZLEZ, Carmen: Plazas de Tenerife, La Laguna-Tenerife:
Consejo Superior de Investigaciones Cientficas. Instituto de Estudios
Canarios.
299
300
301
[2. Domus]
Domus, Antonio Sobrino y Mercedes Cano, 2006, Adeje,
Crditos fotogrficos Ana Mara Quesada
302
[4 Monumento a la Agricultura]
Monumento a la Agricultura, Jaime Alonso Fernndez, 2009, Gua de Isora,
Crditos fotogrficos Ana Mara Quesada
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304
[6 Monumento a la Cochinilla]
Homenaje a la mujer recolectora de cochinilla, Eladio Gonzlez de la Cruz, 2007, Arona,
Crditos fotogrficos Ana Mara Quesada
305
[7. Dialogantes]
Dialogantes, Clemente Ochoa, 1989, Arona,
Crditos fotogrficos Ana Mara Quesada
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Tcnica y obra.
La escultura de Javier Eloy Campos Torres
Jos Lorenzo Chinea Cceres
Introduccin
La razn principal que nos lleva a plantear el presente estudio es la de
aproximarnos a la obra escultrica del artista tinerfeo Javier Eloy Campos
Torres. Se trata de un anlisis con el que pretendemos observar de forma lineal
la trayectoria plstica del autor, un estudio que entendemos urgente y necesario
por la escasez de trabajos que analicen sus principales producciones, las tcnicas con las que el autor se expresa y la iconografa que le identifica.
A partir de un repaso a la carrera de Javier Eloy, iniciaremos el estudio de
las etapas que se distinguen al analizar su obra. No obstante, debemos aclarar
de antemano que estas etapas no deben comprenderse como compartimentos
estancos ni como ciclos agotados por completo. Ello es consecuencia de que
en su obra se identifica una constante expresionista que evoluciona desde el
barroquismo a la simplicidad y pureza formal.
La comprensin de estos ciclos vitales se acompaa del anlisis de una serie
de esculturas y de sus tcnicas. No pretendemos elaborar un catlogo de su
obra, por lo que las piezas escogidas deben comprenderse como elementos que
ejemplifican un corpus analtico mucho ms amplio.
De forma paralela, se abordar la participacin del escultor en diferentes
proyectos expositivos de mbito insular, autonmico e internacional. Pretendemos de este modo contextualizar sus obras en los diversos escenarios conceptuales en los que Javier Eloy ha concurrido. Ello nos ayudar a revelar las
preocupaciones y los retos a los que se ha enfrentado el artista durante su
309
310
En 1982, mientras cursaba su segundo ao de carrera, particip de una experiencia expositiva muy interesante, desarrollada en la Sala de Arte y Cultura
de CajaCanarias del Puerto de la Cruz. Se trataba de su primera exposicin
individual, en la que present nuevamente sus plumillas intricadas, piezas que
volvera a exhibir en diciembre del mismo ao en el Ateneo de La Laguna.
A estas intervenciones le sucedieron dos nuevas convocatorias. La primera
en 1983, en el Museo Municipal de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife en
el marco de la exposicin anual de Bellas Artes. Y la siguiente en 1984, donde
present su obra en la colectiva Expovalle en el municipio de Gmar.
Javier Eloy culmin sus estudios en la Universidad de La Laguna en 1985,
obteniendo la titulacin de licenciado en Bellas Artes, especializndose en
pintura. De su paso por la institucin acadmica es necesario destacar la huella
que en su trabajo dejara la profesora Maribel Nazco. Con ella redefini las
tcnicas del color que previamente haba ensayado de forma autodidacta. Se
trata de una pintura acadmica, tamizada por un proceso de interiorizacin del
color que le define de forma inconfundible.
A pesar de que su especialidad es la pintura, Javier Eloy siempre ha trabajado la escultura. Justo en el ao en que finalizaba sus estudios, particip en
tres exposiciones con trabajos escultricos. En la ermita de San Miguel de La
Laguna present, por un lado, una serie de leos y terracotas policromadas en
una muestra individual organizada por la Sala Conca. Por otro, particip en un
proyecto colectivo que supuso un revulsivo en su trayectoria. Fue seleccionado
para la exposicin Lmites de expresin plstica en Canarias, que pretenda dar
a conocer los trabajos de los artistas emergentes de las islas. A la muestra, que
primeramente se desarroll en el Colegio de Arquitectos de Santa Cruz de
Tenerife y, posteriormente, en el Castillo de La Luz de Las Palmas de Gran
Canaria, Javier Eloy present unas esculturas en terracota policromadas al leo.
Tambin en ese ao, su horizonte expositivo se ampla al participar con una
serie de esculturas de temtica religiosa en la muestra Atlntica 85, organizada
por la Casa de las Amricas de La Habana (Cuba).
A partir de 1987 inicia una nueva lnea de trabajo derivada de la investigacin con fibras vegetales y colas naturales. Los resultados obtenidos los
present en la exposicin organizada por el Colegio de Arquitectos de Santa
Cruz de Tenerife bajo el ttulo Anaga. Figura 10.
El historiador del Arte Celestino Hernndez Snchez rene en 1988, en
torno al ttulo Escultores canarios de los 80, a diez artistas, en una exposicin
311
colectiva que pretenda ser el resumen de los trabajos realizados durante esos
aos en el archipilago. La idea naci del debate establecido en torno a la
ponencia Aos 80: renace la escultura en Canarias?, dictada por Hernndez
Snchez en el Congreso de Cultura de Canarias, celebrado en agosto de 19861.
La muestra tuvo lugar en diversas calles del Puerto de la Cruz y en la Sala de
Arte de CajaCanarias de La Laguna.
En el ao 1989 participa, con varias obras, en cinco proyectos: las exposiciones Alegora y Domingo Prez Cceres, un homenaje, desarrolladas en Gmar;
la muestra Escultura en el Valle realizada en Valle de Guerra; por otro lado, fue
seleccionado para formar parte de la colectiva organizada por la Sala Conca en
la que someta a revisin los trabajos escultricos de los ltimos aos bajo el
ttulo Una historia. Escultura fin de siglo; y tambin particip en la muestra de
la Sala Iarte de Santa Cruz de Tenerife.
La dcada de los noventa arranc para Javier Eloy con la misma intensidad
con la que acababa la anterior. La Sala Conca, celebrando su vigsimo aniversario, cont nuevamente con la obra del gimarero para montar la exposicin
Conca 20 en 1990. De la mano de la misma galera de Arte, en 1992, present
una nueva individual en la Sala Toyota y particip en el proyecto San Sebastin.
Tambin en ese ao, el Ateneo de La Laguna cont con su participacin en la
exposicin colectiva Sin ttulo.
En el ao 1994, sigue colaborando estrechamente con la Sala Conca de La
Laguna, participando en la exposicin Conca. Una vanguardia y su poca que
se desarroll en la Sala de Arte La Recova de Santa Cruz de Tenerife. Por
otro lado, estuvo presente en la II exposicin de profesores de la Escuela Fernando
Estvez que tuvo lugar en la Sala de exposiciones en la Plaza Irineo Gonzlez
de la capital tinerfea.
Otro proyecto en el que particip fue la exposicin Artistas en torno a la
muerte desarrollada en el marco del ciclo La Muerte en 1995 en el Ateneo de
La Laguna. En estas jornadas, dirigidas por la Facultad de Enfermera de la
Universidad de La Laguna, se abord la temtica de la muerte desde diversas
ramas del conocimiento.
1
Hernndez Snchez, C.: Escultores canarios de los 80. Nuevo Rumbo. Segunda
quincena de noviembre de 1987, p. 21.
312
313
314
La obra escultrica
Como advertamos anteriormente, ceirnos a la explicacin de la obra de
Javier Eloy como la superacin de etapas nos llevara a engaos. No obstante,
es comprensible que procedamos al estudio de su obra atendiendo a evoluciones expresivas. Podemos entender su trayectoria plstica como una lnea
que, en ciertos momentos ha necesitado o prescindido de elementos complementarios, que no han afectado a su planteamiento esencial. Por ello, si ser
conveniente hablar de ciclos en los que el autor explota unas u otras temticas
y se aproxima o aleja a ciertos elementos formales.
La comprensin de su obra pasa, de forma necesaria, por la inmersin en
una potica religiosa. Se trata de un todo que articula su discurso plstico, de
una realidad que Javier Eloy ha vivido y manifestado con intensidad en todo
momento. El mismo artista explica que su principal influencia ha sido la plstica religiosa, que descubre por primera vez con fascinacin en la iglesia parroquial de San Pedro Apstol de Gmar. Desde el azul ultramar de las pinturas
de Lpez Ruiz que jalonan el testero de su altar mayor, a la imaginera, pasando por el ceremonial litrgico, se plantea ante s una fuente de inagotable
riqueza a la que no duda recurrir. Ello le lleva a profundizar en el estudio de la
imaginera religiosa del Siglo de Oro espaol.
Pero tambin Javier Eloy acude a otras fuentes, con las que nutre progresivamente su discurso plstico, a travs de lecturas formales o estilsticas de las
obras de maestros como Grnewald, el Greco, Valds Leal o Goya. En pintura
no puede ocultar la admiracin que profesa por el trabajo mural de Jos Aguiar.
Construyendo un lenguaje
La componente formal y simblica de la plstica religiosa que se aprecia en
su obra, halla en el expresionismo el lenguaje con el que se define. Desde sus
primeros dibujos a plumilla, Javier Eloy desarrolla y cultiva un lenguaje con el
que se siente cmodo y al que ha despojado de todo elemento ideolgico que le
envuelve. Vivi con intensidad la Transvanguardia, el nuevo movimiento cultural y esttico que se afirmaba en la Bienal de Venecia de 1980. Para aquellos
jvenes artistas ya no exista el compromiso de responder con obediencia a las
315
316
Primera escultura
A pesar de decantarse por la pintura como especializacin en Bellas Artes,
la escultura jug tambin un papel fundamental antes de su paso por la universidad. Durante su infancia ya desvel su inters por el modelaje, realizando
cermica junto a sus amigos de juegos. De aqu quizs provenga su preferencia
a trabajar directamente la materia, sin moldes. Javier Eloy se enfrenta con sus
manos o con gubias a la materia, a la que da forma con un ritmo frentico.
A lo largo de su carrera ha trabajado diversos materiales de forma directa:
terracota, madera, cera, bronce, fibras naturales, resinas sintticas o incluso escayola directa. Le interesa el trabajo de la materia maleable que de una u otra
manera se endurece con posterioridad. La utilizacin de moldes le parece un
procedimiento aburrido, ya que interrumpe la dinmica frentica con la que
afronta la gnesis de su obra. No obstante, no ha declinado por completo su
uso, ya que se hacen fundamentales en la escultura religiosa debido a la cantidad de detalles anatmicos de las imgenes representadas.
Fue a partir de 1985, al finalizar su formacin acadmica, cuando comenz
a explorar, en escultura, lo que vena desarrollando en plumilla. Fue el momento en el que, junto a otros escultores ( Juan Lpez Salvador, Alfonso Serio,
Alfonso Garca, Evelina Martn, Roberto Martinn) particip en varias exposiciones, de las que destacan, por su proyeccin, Lmites de expresin plstica en
Canarias y Atlntida 85. A ellas acudi con una serie de esculturas en terracota,
policromadas al leo, con las que revelaba su inters por la plstica religiosa.
317
Garca Dez, S.: Del polister a la forma escultrica: Rachel Whiteread y Duane
Hanson. Revista Iberoamericana de polmeros. Vol. 14 (1), enero de 2013, p. 40.
318
Periodo de transicin
La segunda etapa de su trayectoria plstica se cierra con la exposicin individual en la Sala Toyota de La Laguna, organizada por la Sala Conca en 1992.
A esta muestra presenta altorrelieves sobre plintos ovalados realizados con papeles y cartones reciclados. Celestino Hernndez, en su crtica a la muestra,
apunta que Javier Eloy se sita:
() en la direccin adecuada para la consecucin de un trabajo, cuyas
perspectivas son totalmente prometedoras, tanto como el vuelo que parecen seguir estas representaciones nubosas, o incluso csmicas, super-
Hernndez Snchez, C.: Catlogo de la exposicin: Escultores canarios de los 80. San
Cristbal de La Laguna: Sala de Arte y Cultura de CajaCanarias, 1987, p. 11.
319
estelares, tanto como el rapto del que somos objeto, en lo que pudieran
ser torbellinos, epicentros de infinitos huracanes pacificados, reducidos
a escala y hechos piezas de arte, para una exposicin10.
Y decimos que este ciclo escultrico se cierra aqu porque, a partir de este
momento y con este tipo de piezas, Javier Eloy inicia una etapa reflexiva que le
conducir a una fase donde huye de lo accesorio y se centra en la simplicidad
y pureza formal.
A este momento de bsqueda pertenece el proyecto Corpus Misticum desarrollado durante la celebracin del Corpus Christie de Las Palmas de Gran
Canaria de 1994. Javier Eloy coordin el proyecto expositivo en el que se abordaron conceptos religiosos desde la ptica contempornea, sin abandonar las
lneas establecidas por la teologa11. El autor particip con una escultura realizada en fibras naturales con resinas de polister a la que titul Mano [Figura
4]. Esta pieza desvela el planteamiento principal de la exposicin: partiendo
del concepto Cuerpo Mstico de Cristo, se han acercado, a travs de miembros
o fragmentos del cuerpo humano, a interpretar el concepto mstico del Cuerpo
como un colectivo que funciona como un individuo en nuestros das12. Por eso,
esta escultura presenta un brazo que brota de las entraas del orbe terrqueo,
extendiendo la palma de su mano. Una mano que se abre conciliadora desde el
interior de la tierra, que funciona como organismo vivo nico. Es una obra que,
junto al resto de las presentadas en este proyecto, buscan reflexionar sobre la
esttica religiosa contempornea que, Javier Eloy, considera antiesttica por el
fruto de la malinterpretacin de textos vlidos que acercaron en su momento
el arte religioso a la contemporaneidad13.
10
11
Campos Torres, J. E.: Dptico de la exposicin: Corpus Misticum. Las Palmas de Gran
Canaria: Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artsticos de Las Palmas, 1994.
12
Muoz, C.: La recuperacin del cuerpo en el arte religioso. Entrevista a Javier Eloy,
coordinador de la muestra de los alumnos de Artes y Oficios. La Provincia. 7-VII-1994, p. 36.
13
320
dem.
14
321
Por otro lado, presenta sus islas-esculturas, una serie de piezas de pequeo
formato realizadas en papel artesanal y fibras vegetales con colas naturales,
que responden al siguiente esquema: sobre una base ovalada (isla), se erigen
rboles o pequeas construcciones o utensilios. En ellas es evidente encontrar
una relacin directa con la tierra que habita Javier Eloy, con el paisaje en el
que se ha desarrollado y con los elementos que en l ha descubierto. Cipreses,
escaleras que se transforman en rbol o de las que brotan hojas o un cuarto de
aperos son elementos en los que Celestino Hernndez encuentra enraizados
en una matriz supra terrenal que conecta lo humano con lo divino15.
Con estas obras acudir a la exposicin Paisaje, hombre y espritu en los aos
2005 y 2006, muestra que implementa con una serie de plumillas en las que
refleja la soledad del paisaje rural de la comarca de Agache (Gmar). Tanques
de agua, muros contraviento, piteras y pencas interrumpen la silenciosa aridez
del terreno que le vio nacer. En este paisaje reflexiona sobre la vida y la muerte
y, vislumbra la presencia de lo sagrado en sus formas. Por medio de ellos se
dispone a estudiar, desde un nivel local, problemticas globales. En el seno de
una sociedad aparentemente aislada por su geografa y castigada con hostilidad
por la naturaleza, analiza el florecimiento de la cultura en las comunidades
humanas desarrolladas en El Escobonal16.
Como miembro del equipo de comisariado de esta exposicin, en las notas
para el catlogo de la muestra realizada en el espacio La Bveda, apunta que
la rudeza del medio en el que se ha desarrollado El Escobonal nunca ha
impedido que el germen de la cultura haya madurado. Y al contrario de lo
que cabra suponer, los canteros secos, el viento y el sol, el aislamiento, han
constituido un territorio propicio para el cultivo del espritu17.
Durante la ltima dcada, la produccin escultrica del gimarero se ha
visto reducida al volcarse de lleno en la pintura, especialmente en el muralismo.
Su participacin en estas exposiciones y en Imgenes de Mara en 2009, han
sido las nicas muestras en las que ha presentado nueva obra, sin contar con
15
dem.
16
17
322
La escultura religiosa
Es necesario que distingamos, con esta separacin, el estudio de la obra
religiosa del resto de trabajos escultricos de Javier Eloy, ya que responden a
exigencias que se alejan de los planteamientos que hasta aqu hemos venido
tratando. Quizs, lo ms notorio sea el empleo de moldes en la hechura de
18
Regalado Daz, A.F. (coord.): Catlogo de la exposicin: Imgenes de Mara. San
Cristbal de Laguna: Excelentsimo Ayuntamiento de San Cristbal de La Laguna, 2009,
p.19.
323
19
324
Revisin bibliogrfica
El presente trabajo, como ya se ha advertido, surge de la necesidad por
contar con un anlisis evolutivo de la obra escultrica de Javier Eloy Campos
Torres. Consideramos que, a pesar de haber desarrollado una trayectoria productiva intensa, no ha contado con un soporte terico que analice las claves de
su obra.
La presencia de Javier Eloy en numerosas muestras individuales y colectivas
despert el inters del historiador del Arte Celestino Hernndez Snchez por
su obra. As, en una serie de catlogos, folletos de presentacin o artculos de
prensa sobre las exposiciones en las que participa, ofrece pequeas reseas biogrficas del artista y plantea, a modo de ensayo analtico, un estudio sobre su
potica. De ellos cabe destacar sus artculos Javier Eloy, la creatividad latente
y Escultores canarios de los 80, as como su intervencin en los catlogos
de la exposicin Atlntida 85 y el de la individual del Ateneo de La Laguna
en 1997, bajo el ttulo El territorio de la vida y la muerte en Javier Eloy. Por
otro lado, el tambin historiador del Arte Julin Capote, interpreta el empleo
del lenguaje barroco en su primera escultura, en el catlogo de la exposicin
Lmites de expresin plstica en Canarias.
El catlogo de la exposicin Imgenes de Mara tambin ofrece una reflexin sobre la obra Etiepes Epmeri del autor, as como en La Semana Santa
en Gmar: imgenes de la Pasin, la doctora en historia del Arte, Carmen Milagros Gonzlez Chvez, realiza lo propio sobre los conjuntos escultricos de
temtica religiosa.
De especial inters resultan las reflexiones del propio artista recogidas, por
un lado, en la entrevista concedida al peridico La Provincia en 1994 con motivo del proyecto Corpus Misticum y, por otro, en los catlogos de la exposicin Paisaje, hombre y espritu. Tanto en Abrupto, alejado, expoliado, como
en Paisaje, hombre y espritu. Experiencia plstica y social de la Parroquia
de San Jos de El Escobonal, ofrece sus reflexiones sobre la interaccin del
paisaje en el hombre, centrndose en la comarca de Agache.
Estos trabajos nos aproximan a la obra de Javier Eloy, pero siguen siendo
escasos para la comprensin de muchos aspectos de su trayectoria plstica. A
modo de conclusin, queden algunos apuntes del trabajo que an est por ha-
325
Bibliografa
Capote, J.: Javier Eloy. Catlogo de la exposicin: Lmites de expresin plstica en
Canarias. Santa Cruz de Tenerife: Parlamento de Canarias, 1985, pp. 37-44.
Campos Torres, J.E.: Abrupto, alejado, expoliado. Catlogo de la exposicin: Paisaje,
hombre y espritu. Gmar: Planet Proyectos Integrales, 2006, pp. 12-15.
Campos Torres, J.E.: Paisaje, hombre y espritu. Experiencia plstica y social de la
Parroquia de San Jos de El Escobonal. Catlogo de la exposicin: Paisaje, hombre
y espritu. San Cristbal de La Laguna: ISTIC, 2006.
Gonzlez Chvez, C.M.: La Semana Santa en Gmar: Imgenes de la Pasin. Gmar:
Excelentsimo Ayuntamiento de Gmar, 2007.
Hernndez Snchez, C.: Catlogo de la exposicin: Atlntida 85. Gmar:
Excelentsimo Ayuntamiento de Gmar, 1985.
Hernndez Snchez, C.: 7 artistas canarios en Cuba. Catlogo de la exposicin: Siete
artistas canarios en Cuba. Gmar: Excelentsimo Ayuntamiento de Gmar, 1985.
Hernndez Snchez, C.: Catlogo de la exposicin: Escultores canarios de los 80. San
Cristbal de La Laguna: Sala de Arte y Cultura de CajaCanarias, 1987.
Hernndez Snchez, C.: Escultores canarios de los 80. Nuevo Rumbo. Segunda
quincena de noviembre de 1987, p. 21.
Hernndez Snchez, C.: Escultores canarios de los 80. Jornada. 12-X-1987.
Hernndez Snchez, C.: Esculturas en las calles del Puerto. Catlogo de la
exposicin: [Fotografa, pintura y escultura en el Puerto de la Cruz]. Puerto de la
Cruz: Excelentsimo Ayuntamiento de Puerto de la Cruz, 1988.
326
327
328
[Figura 2] Javier Eloy Campos Torres. Mater Regina. (1985). Terracota policromada al leo
329
[Figura 3] Javier Eloy Campos Torres. Jarrn. (1985). Terracota policromada al leo
330
331
[Figura 5] Javier Eloy Campos Torres. Vanitas. (1996). Fibras vegetales con resinas naturales
332
Leprosera de Abades:
arquitectura, sol y aislamiento
Francisco Javier Castro Molina
Tras el completo dominio insular por los castellanos, tanto la lepra como
la elefanca, se convirtieron en un problema de considerable magnitud. Los
numerosos casos que afectaban a los primeros pobladores eran el resultado de
la carencia de las mnimas condiciones higinicas en la poblacin canaria, a lo
que se una un desconocimiento sobre su propagacin y tratamiento. Esto oblig a que se promulgaran decretos y ordenanzas mediante los que se procuraba
legislar evitando as las epidemias y el contagio de la enfermedad1. Leonardo
Torriani, en su Descripcin e historia del Reino de las Islas Canarias, puntualiz
como la isla de La Palma careca de suficientes y adecuados pozos para el abastecimiento de agua a la capital, as como de escasa superficie domstica y pobre
luminosidad en sus casas2. De igual manera, George Glas enfatiz la precaria
situacin de los individuos de condicin humilde que se haban aventurado a
poblar las nuevas tierras insulares en busca de fortuna3. Poco a poco, iniciando
1
TORRIANI, L. Descripcin e historia del Reino de las Islas Canarias antes afortunadas, con
el parecer de sus fortificaciones. Santa Cruz de Tenerife: Editorial Goya, 1978, p. 242.
GLAS G. Descripcin de las Islas Canarias, 1764. Tenerife: Instituto de Estudios Canarios; Goya Ediciones, 1982, p. 242.
tienen bastantes piojos y no se avergenzan de ello, pues las mujeres pueden verse sentadas
en las puertas de sus casas quitndose unas a otras los piojos de la cabeza. La comezn es como
corriente entre todas las clases y no se preocupan de curarla. Lo mismo puede decirse de las
enfermedades venreas, aunque esto ltimo no es tan general como lo primero
333
la centuria del siglo XX, este estado se fue circunscribiendo a los ncleos
marginales y rurales, habitualmente alejados de las grandes concentraciones
poblacionales, que progresivamente procuraron remedar tanto las calles como
las condiciones higinicas de las construcciones de las principales urbes.4
En este contexto de necesidad y penuria, exista una cierta preocupacin
por conseguir unas condiciones de salubridad mnimas para la poblacin islea, que se materializaban en la atencin a los aquejados de lepra y elefantiasis.
Su nmero era considerable pero no tan elevado como para reconocerle la categora de epidemia. El problema, presente desde el conclusin de la Conquista,
oblig a plantearse la habilitacin de lugares para su aislamiento, tratamiento
y cuidado, ante la inexistencia de instituciones que prestaran tales servicios.
Por iniciativa del Cabildo de la isla de Gran Canaria, en noviembre de 1510 se
cre una institucin que asumi tal cometido5, aunque ya desde 1508 se haba
instado a que los enfermos con estas dolencias se ubicaran en las proximidades
de la ermita de San Lzaro, bajo castigo de ser enviados a lazaretos castellanos.
En el resto del territorio canario, la poltica fue la de procurar aislar a este tipo
de enfermos en recintos apartados o enviarlos a Gran Canaria para su alojo y
tratamiento. El ao 1518 se caracteriz por la altsima incidencia de infectados
en la poblacin local, lo que condujo a que las instituciones crearan un establecimiento. Esta intencin no prosper, aduciendo la carencia de condiciones
ambientales ptimas para la sanacin. En Tenerife la necesidad lleg hasta tal
punto, que se propuso la construccin de una casa de acogida con el nombre
de San Lzaro6. El proyecto qued tan solo en un propsito de las clases dirigentes insulares, continuando con el ingrato envo de estos enfermos a la isla
vecina. En sus orgenes, este asilo debi estar formada por un grupo de casas en
torno a un amplio espacio que hacia de plaza, prxima a la muralla norte de las
ciudad de Las Palmas. El Hospital de San Lzaro, mediante Real Cdula de 25
de noviembre de 1556, naci bajo la jurisdiccin del Patronato Real, forzado
MADOZ, P. Diccionario geogrfico-estadstico-histrico de Espaa y sus posesiones de ultramar. Tomo V. Madrid: Estudio Literario y Tipogrfico de P. Madoz y L. Sagasti, 1846, p.
420-434.
5
334
por la presin efectuada por los responsables del establecimiento y las diferentes autoridades insulares7. Pese a que se realiz un reconocimiento pblico,
al que se una la mxima proteccin, poco cambiaron los avatares en el recin
creado hospital, manteniendo su rgimen interno perenne. En l reinaba la
desorganizacin y el desorden ante el nutrido nmero de enfermos alojados.
Se edific un modesto inmueble sustentado por humildes rentas, que nunca
fueron las necesarias para el mantenimiento de sus enfermos, precisando en
algunas ocasiones el uso del patrimonio de los asilados para sufragar los gastos
producidos por su estancia.
El ataque del pirata holands Van der Does que en 1599 asedi el Real
de Las Palmas8, ocasion la destruccin parcial del edificio hospitalario. La
reconstruccin del inmueble fue inviable ante las precariedades econmicas.
Esta situacin llev a que surgiera la necesidad de desprenderse de parte de
las propiedades existentes, entre ellas la venta de los terrenos a censo perpetuo.
Con el dinero obtenido se pretenda la construccin de un edificio de nueva
fbrica9. Los ingresos procedentes de las limosnas particulares y la dotacin
efectuada desde la Corona fueron el alimento para la construccin del nuevo
asilo, de planta rectangular irregular y tipologa claustral, con unas dimensiones considerables, 60 varas de frontis por 58 de fondo. Se opt por ubicarlo
dentro de la muralla de la ciudad en el extremo norte, aislado de la urbe por
una amplia huerta, en uno de los sitios ms amenos y frescos de la ciudad,
lugar que ocup hasta el siglo XIX10. El nuevo edificio contaba con cinco celdas
altas y ocho terreras para dormitorios de los recluidos, as como una casa para
el mayoral, el mampastor y el capelln. Aunque a partir de 1614 se comenzaron
RUMEU DE ARMAS, A. Piratera y ataques navales contra las Islas Canarias. Tomo II.
Madrid: Instituto Jernimo Zurita, 1947-1950.
335
11
SOSA, FRAY J. DE. Topografa de la isla afortunada de Gran Canaria. Las Palmas de
Gran Canaria, Ediciones del Cabildo Insular, 1994, p. 73-74.
12
13
14
336
Ibidem.
15
Ibidem.
Los ingresos que iban a sostener a la Institucin procedan de: arbitrios de los fondos
subsistentes de los jesuitas expulsos; arbitrios sobre los bienes de Espolios y Vacantes; los productos obtenidos de los bienes pertenecientes a la Inquisicin; una pensin sobre mitras de
ambas Dicesis, la de Canarias y la de San Cristbal de La Laguna; las rentas de los Hospitales
de San Lzaro cerrados en la Pennsula y el de Bubas en Sevilla; solicitar al Comisario General
de la Cruzada que de la renta cuadragesimal se diera una limosna; as como conceder un permiso
real que faculte para la venta de bienes del Hospital en otras Islas, a excepcin de la de Gran
Canaria.
17
337
18
Del total de lazarinos censados en 1835, 19 eran leprosos y 9 elefancacos, desconocindose la enfermedad de los restantes.
19
Los hospitales a los que se le solicit informacin fueron de Asturias, Palencia, A Corua, Murcia, Sevilla y Granada, a lo que se le unieron de Portugal y Habana.
20
Ibidem.
21
Ibidem.
338
22
Ibidem, p. 48.
23
339
BOSCH MILLARES, J. El Hospital de San Lzaro y de Curacin de la Ciudad de Telde. In, El Museo Canario, Ao XIII, n 41-44. Las Palmas de Gran Canaria: enero-diciembre
1952, p. 68-96.
25
Ibidem.
26
340
27
28
A su vez, dej varios legados para el Hospital de los Desamparados de Santa Cruz de
Tenerife.
29
30
Ibidem, p. 26.
341
leprosos de Las Palmas o crear un nuevo Sanatorio en Tenerife. Si pensamos que, por
su situacin y construccin, el de Las Palmas es difcil o imposible de transformar en
una leprosera modelo o, por lo menos, aceptable, que el nmero de casos (por lo menos
de censados) es considerablemente mayor en esta provincia, en la que tres cuartas
partes de sus enfermos estn sin recluir por falta de plazas, convendremos en la utilidad de ir a una nueva instalacin provincial o regional moderna. Una creacin de
este tipo viene, adems, aconsejada por el hecho de que el nmero de enfermos que
en ella se alojaran es el que aproximadamente debe considerarse como el ptimo en
rendimiento mdico y econmico de los centros sanatoriales de esta clase, que no son
meros almacenes de enfermos. Una instalacin sobre nuevos moldes permitira, por
otra parte, un rgimen econmico y una colaboracin provincial y del Estado que
facilitase a los modestos presupuestos de las islas menores la solucin de sus respectivos
problemas de lepra.31
Ya desde noviembre de 1935, durante el periodo republicano, se haba manifestado claramente la preocupacin del Cabildo Insular de Tenerife y del resto de los autoridades insulares por proporcionar a la provincia de un recinto en
el que poder atender y asla a los enfermos, a tenor del nmero de casos presentes
en la isla de Tenerife, que en ese momento ascenda a un total de 150 censados,
lo que supona para el Cabildo un gasto aproximado por paciente y da que oscilaba
entre 200-250 pesetas, es decir, de unos 73.000 a 91.000 pesetas al ao. La Corporacin local inst a la Mancomunidad Sanitaria para establecer la proporcin
en que cada institucin deba contribuir al cumplimiento de aquella y otras
obligaciones sanitarias, buscando una solucin en la que colaboraran cada una
y que ayudaran a la construccin de un Sanatorio-Leprosera, con la intencin
de sustentarlo mediante las cuotas por enfermo de los Cabildos y la subvencin del
Estado. Se estipul el coste de la obra entre 500.000 a 600.000 pesetas, de las
que el Cabildo abonara entre 90.000 a 120.000 pesetas distribuidas en tres
cuotas anuales.
Una cuestin de relevancia era su emplazamiento. Se plante la posibilidad
de ubicar la nueva fbrica en Las Palmas de Gran Canaria, motivado por la
facilidad para adquirir solares (la Corporacin local ofreci la cesin de los que
fueran precisos para tal fin). El propsito de llevar el dispositivo a esta isla, no
31
342
343
36
344
un importe de 146.287,70 pesetas, para el que se empleara el hormign armado y tejado en azotea, cuya ornamentacin, estructura, monumentalidad
y distribucin recordaba en algunos aspectos a los empleados para el Jardn
Infantil de la Sagrada Familia o el Mercado de Nuestra Seora de frica, ambas
en Santa Cruz de Tenerife, pero nunca con la misma cantidad de recursos
plsticos que caracterizaban a su estilo neocanario.37
El 5 de marzo de 1942, en Comisin Especial de Beneficencia se desech
el proyecto ante la situacin econmica de la Corporacin que no permita actualmente afrontar la construccin de la Leprosera38. Ante la necesidad imperiosa
de incluir este tipo de dispositivo dentro de la red asistencial de Beneficencia
de la provincia, el Cabildo insular solicit ayuda al Mando Econmico de
Canarias, que junto a la Direccin General de Sanidad aprobaron consignar 500.000 pesetas cada uno, para sufragarlo39. La Jefatura Provincial de
Sanidad dud en continuar adelante en el proyecto para el municipio de El
Rosario, a lo que se uni la protesta del Concejo capitalino, manifestando su
descontento por la construccin de este tipo de dispositivo en esta zona y en
la provincia, as como solicitando su emplazamiento en un lugar ms adecuado, lejos de la urbe y del turismo que progresivamente llegaba al puerto
de Santa Cruz.40
La inseguridad con respecto a la ejecucin de la obra era tal, que se barajaron numerosas propuestas que procuraban dar una solucin al problema
existente. Entre ellas se pens en la posibilidad de instalar en Gran Canaria
una colonia de leprosos, destinada a acoger a los malatos de todo el Archipilago. Esta situacin de incertidumbre de los rganos competentes para
establecer la construccin y diseo del establecimiento, oblig a que desde
los rganos centrales de Madrid se emitiera la Orden del Ministerio de la
Gobernacin de 28 de agosto de 1944, que dispona la edificacin del Sanatorio Leprolgico de Arico con carcter provincial.41
37
NAVARRO SEGURA, M. I. Arquitectura del Mando Econmico en Canarias. La posguerra en el Archipilago. Santa Cruz de Tenerife: Aula de Cultura de Tenerife, 1982, p. 102-110.
38
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja n 7184-7185; expediente n 74; opus cit., p. 43.
40
Ibidem, p. 37-48.
41
Ibidem, p. 70-76.
345
42
CASTRO MOLINA, F.J. Arquitectura, asistencia y cuidados. Manicomio Provincial de
Tenerife. Santa Cruz de Tenerife: Colegio Oficial de Enfermera de Santa Cruz de Tenerife,
2013, p. 85-91.
43
346
44
Ibidem.
45
BHMSCT-Fondo Mando Econmico de Canarias. Memoria de las actividades realizadas por este organismo durante el tiempo de su funcionamiento. Captulo XVI, Obras Sanitarias y de Beneficencia; septiembre de 1941- febrero de 1946.
46
47
La fecunda labor del Mando Econmico de Canarias. La Tarde, Santa Cruz de Tenerife,
18 de julio de 1942.
347
era el de mayor cuanta48, el clima de la zona muy propicio para este tipo de
enfermedad y la distancia con la capital, que mitigaba el miedo existente, que
estaba presente en la poblacin, hacia la enfermedad49. En junio de 1943 se
habilit, desde Ministerio de la Gobernacin, la cantidad de 3.000.000 de pesetas para la construccin de la Leprosera50, destinando para la adquisicin de
terrenos la cantidad de 250.000 pesetas. Existan dos opciones con respecto a
la posible ubicacin: en San Miguel, la finca La Pelleja con coste de 40.000
pesetas, teniendo como inconveniente el estar cruzada por una carretera, adems de estar en regin con escasa agua; la otra finca est en Arico, de unas
300 fanegadas, limitada por el mar, en terreno desrtico, aunque un tercio era
laborable, poseyendo una atarjea, 100.000 pesetas en acciones de agua y pista,
por la que se pedan 150.000 pesetas. Todava en septiembre, no se tena una
ubicacin definitiva en el sur de la isla de Tenerife para la instalacin del establecimiento, como quedaba reflejado en la carta enviada por ngel Vinuesa al
Jefe Provincial de Sanidad, Jos Alberto Palanca.51
El proyecto fue diseado por el arquitecto Jos Enrique Marrero Regalado,
para el que se dispuso una partida presupuestaria de 2.400.000 pesetas. ste
contemplaba en el articulado del edificio de nueva fbrica la separacin absoluta entre los enfermos y los individuos sanos por sexos, alejando a su vez a
los malatos infectantes de los que no lo eran. Estos requisitos preestablecidos
obligaron a que el arquitecto preparara dos propuestas que se diferenciaban
bsicamente en la distribucin del edificio. Tras un largo examen de los planos
y la memoria del proyecto, las autoridades locales se decantaron por la Solucin
48
Como se ha comentado con anterioridad, ya desde 1937, ngel Vinuesa haba calculado
un total de 200 leprosos en la provincia de Santa Cruz de Tenerife, cifra que se mantuvo hasta
los inicios de la dcada de los cuarenta, en el que estaban censados un total de 197, de los que
108 eran hombres y el resto mujeres, es decir, 89 en total. Si tomamos como referencia la edad,
las lesiones y el estado, se poda considerar como tiles entre el 46-55 % de los hombres y entre
un 45-56 % de las mujeres.
49
El emplazamiento a su vez estaba cerca de las vas de comunicacin, situacin que favoreca la vigilancia, el aprovisionamiento, la asistencia y la visita de familiares y profesionales
cualificados. Adems, presentaba una distancia entre 10 a 20 kilmetros de la metrpolis, a lo
que se unan las caractersticas propias de la vertiente Sur de la Isla, carente de nieblas y lluvias.
50
AHPSCT- Negociado de Gobierno Civil; caja n 2.6.1. (1936-48); papeles sueltos sobre Leprosera 1944.
51
348
Ibidem.
52
Ibidem, p. 47. Debe destacarse, que aunque el proyecto original pertenece a Jos Enrique
Marrero Regalado, existe documentacin de pago a Toms Machado Mndez, en concepto de
honorarios, por la redaccin del proyecto del Sanatorio Leprolgico de Abona entre la documentacin del Negociado de Gobierno Civil con fecha de 27 de abril de 1945.
56
Ibidem, p. 42.
En todas las construcciones deba ponerse una carrera armada de hormign que cierre el contorno construido y sirva de asiento a la plancha del techo. Esta plancha poda ser sencilla o dividida en vigas
() pudiendo ser construida con hormign armado, ladri-hierro o con bloques del pas y viguetas
intermedias de hormign. El techo del saln de conferencias e iglesia se construira con cerchas de hierro
y cubierta de teja plana, as como los almacenes de luces superiores a seis metros. Conviene advertir que
para mayor economa de la construccin, y no siendo necesaria la utilizacin de ninguna terraza, se han
suprimido todos los antepechos de stas
349
57
58
Ibidem, p. 42.
59
350
60
351
Abreviaturas y Siglas:
ACIT - Archivo del Cabildo Insular de Tenerife.
AHPSCT - Archivo Histrico Provincial de Santa Cruz de Tenerife.
BHMSCT - Biblioteca Histrica Militar de Santa Cruz de Tenerife.
Bibliografa
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In, El Museo Canario, Ao XI, n 33-36. Las Palmas de Gran Canaria: Museo
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MADOZ, P. Diccionario geogrfico-estadstico-histrico de Espaa y sus posesiones de
ultramar. Tomo V. Madrid: Estudio Literario y Tipogrfico de P. Madoz y L.
Sagasti, 1846.
352
353
354
Figura 1. Proyecto para la Leprosera Provincial de Tenerife en la Costa del Chorrillo, entre
los barrancos de Cuevas Blancas y de Tinoco o Pilarito, en el trmino municipal de El Rosario
(1941). ACIT- Negociado de Beneficencia; caja n 7184-7185; expediente n 74.
355
El Llano de la Magdalena:
un frustrado proyecto arquitectnico
A la memoria de don Jess Mendoza (O.P.)
357
Esta ermita, aunque escasamente estudiada, aparece citada por diversos autores, entre los
que destacamos: ARRIBAS Y SNCHEZ, Cipriano de: A travs de las Islas Canarias. Aula de
Cultura de Tenerife, 1993. RODRIGUEZ MOURE, Jos: Historia de la devocin del pueblo
canario a Ntra. Sra. De Candelaria. Ed. Librera y Tipografa Catlica, Santa Cruz de Tenerife,
1913. RIQUELME PREZ, Mara Jess: La Virgen de Candelaria y las Islas Canarias. Aula de
Cultura de Tenerife, 1990. Ya ms recientemente en RODRGUEZ DELGADO, Octavio: Los
santuarios de la Patrona de Canarias y el Convento Real de Candelaria en La Baslica de Candelaria. Crnica de una construccin. Del encuentro con el pueblo guanche al Santuario Mariano:
Del encuentro con el pueblo guanche al Santuario Mariano: Investigacin histrica multidisciplinar, Captulo II. Ed. Ayuntamiento de Candelaria y Baslica Ntra. Sra. de Candelaria, 2012
2
Este muro diriga las aguas hacia el sur, es decir, hacia el barranco de Samarines. Debido al mal estado de conservacin no pudo contener la tromba de agua de 1826, por lo que el
convento y la vieja Baslica, as como el resto de las dependencias, que inclua la Cueva de San
Blas, se vieron notablemente afectadas por la llegada impetuosa de las aguas, que a manera de
cascadas, caan sobre estos edificios
3
RUIZ RODRGUEZ, lvaro: La arquitectura regionalista. Marrero Regalado y la Baslica de la Candelaria en La Baslica de Candelaria. Crnica de una construccin. Del encuentro
con el pueblo guanche al Santuario Mariano: Del encuentro con el pueblo guanche al Santuario
Mariano: Investigacin histrica multidisciplinar, Captulo VI. Ed. Ayuntamiento de Candelaria
y Baslica Ntra. Sra. de Candelaria, 2012. Es el trabajo ms reciente realizado por este Profesor
Titular de la Universidad de La Laguna, sobre el autor de la referida Baslica mariana.
358
Aparte de los sealados en la nota 1, es de obligada consulta el captulo III de LORENZO LIMA, Juan A.: Culto, decadencia y reflexin histrica. La Candelaria ante un perodo
hostil (1789-1826). Catlogo de la exposicin Vestida de sol. Iconografa y memoria de Nuestra Seora de Candelaria, que tuvo lugar en la ciudad de La Laguna con motivo de la visita de
la imagen de Ntra. Sr. de Candelaria (mayo/julio 2009). Ed. CajaCanarias, 2009
359
que el hermano Carrillo, que entonces era maestro de novicios del convento
de San Benito de La Orotava, pretenda dirigir a su antojo las proyectadas
obras con el fin de obtener el cargo de Prior de la Candelaria, como as sucedi
(septiembre de 1796), no reparando en adulaciones y otros subterfugios,
impropios de un hombre consagrado a la vida religiosa6, llegando incluso a
engaar al citado Laprieta en la redaccin del documento dirigido al Rey, en
el que deban constar la firma de las autoridades religiosas. Prescindiendo de
todo protocolo, confeccion l mismo el recurso envindolo a la Corte por
medio de un Procurador, y a nombre del Convento de Candelaria, se present al
Soberano con un instrumental sin pie ni cabeza, que mas bien pareca una querella
contra los ingenieros7.
No slo fue fray Carillo el agitador de aquella poca. Hubo muchos ms.
No sabemos si la crisis vocacional desatada entonces y que se prolongara
a lo largo del siglo XIX, aparte de la escasez de novicios8, fue el origen de
estos prototipos con los que Viera y Clavijo se enfrent una vez instalado
en Canarias despus de su largo viaje por Europa. El hermano Carlos de
Lugo fue uno de ellos, demostrando ser una figura algo turbia y sospechosa,
que traa de cabeza al Prelado de la Prova. en el Priorato de Gimar por
su carcter violento, revoltoso y altivo, pues si llegase a ser Maestro ser el
escndalo de la Provincia y la turbacin de los Captulos9. El documento se
deshace en detalles sobre el comportamiento de este religioso que alter
la vida de la comunidad; as, en la referida ciudad de Gimar, origin
un enorme escndalo difamando con calumnias la inocencia del P. Director
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Alvarado y de una seora10. Del mismo modo estuvo bajo sospechas el Padre
Auvert, ya que le implicaron, junto con el anterior, en el robo del arca que se
hizo en el Convento de Santa Cruz11. Nadie escapaba por tanto de la mirada
examinadora de los superiores, que buscaban una mayor cordura en el
comportamiento y formacin de los miembros de la comunidad. Sin embargo,
fray Andrs Carrillo pareca no acatar las recomendaciones correctoras, pues
aprovechaba incluso sus intervenciones en el Captulo para escandalizar
con sus stiras a muchos de los religiosos y seglares asistentes. En medio de
este maremgnum, de cartas, de discusiones, etc., se debata el asunto de la
construccin del convento y Baslica de Nuestra Seora.
Como sabemos, el arquitecto y eclesistico Diego Nicols Eduardo y
Villareal (1733-1798) intervino en el trazado del nuevo templo mariano, cuyo
dictamen deba ser aprobado por la Real Academia de Bellas Artes de San
Fernando (Madrid). Estuvo en Candelaria en Diziembre de ochenta y nueve
para reconocer los terrenos, manifestando su desacuerdo con la eleccin de
los viejos solares, por las muchas imposibilidades as por parte de la naturaleza,
como del arte, y ninguna dificultad en el de arriba, y fue encargado de hacer el
diseo para arriba12. En este informe, redactado y firmado por el propio
seor Eduardo, incluido en la documentacin del Captulo por su Secretario
Fray Antonio Estvez, se plantea toda una serie de razones (arquitectnicas,
fsicas, estratgicas, morales, etc.) en pro del Risco o Llano de La Magdalena:
que habiendo examinado de propsito la situacin del antiguo templo y
monasterio de N. Sra. de Candelaria, devorados por un inopinado incendio el
15 de febrero del ao anterior de 1789; y asi mismo el terreno que ofrece el Llano
de la Magdalena para su edificacin, seria violentar los principios mas solidos
de la Arquitectura, los de una sana y prudente economa, con transgrecion de las
ordenes Reales relativas a la ereccin de edificios pblicos de consideracin, tanto
sagrados y religiosos, como profanos, el mejorar ahora la situacin del Santuario de
Ntra. Sra. de Candelaria procurando ponerlo a cubierto para su perpetuidad, no
10
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Exista una Real Orden por la que quedaba prohibida la utilizacin de maderas en los
edificios de nueva planta, as como en todas aquellas construcciones de carcter lgneos como,
por ejemplo, retablos. Aunque en algunos casos estas rdenes fueron cumplidas, en otros, la
tradicin pudo con ellas. Nos hacemos entonces una idea del proyecto del seor Eduardo para la
Baslica de la Candelaria, prescindiendo de las techumbres de maderas tan comunes en las iglesias canarias. Era, por tanto, una propuesta de corte neoclsica. Para este arquitecto y cannigo
de la Catedral de Canarias (Las Palmas de Gran Canaria), la construccin de la nueva Baslica
supona su obra cumbre, como lo hubiera sido para Alioth y, felizmente, lo fue para Marrero
Regalado.
362
que hace al designio de fabricar prontamente algunas piesas del convento que
pasarse los Religiosos, destinando una de ellas a Oratorio publico; siempre que esto
sea despus de regularizarlo el Plano general de toda la obra para que lo que se
fabricase de pronto venga a ser parte de ella quando est concluida, no encuentro
que pueda haber reparado, como sin duda lo hay en proceder antes de la formacin
de dcho. Plano levantar algunas piesas de consideracin, que con el tiempo
sea indispensable demolerlas, violentar el todo de la obra para darlas cabida
regular en ella, lo que jusgo no ser el intento del R.P. Provs. Cuya prudencia tengo
reconocida, ni el de los Caballeros Capitanes del Ayuntamiento de la Ciudad de la
Laguna en la fabrica de un Monasterio de Real Titulo que en la mayor parte se ha
de construir a expensas del publico, aunque voluntarias, y en la Era presente. Este es
mi dictamen que someto a la superior Decision del Sr. Gobernador Provl. Y Vicario
General del Obispado14. Este informe fue redactado en Las Palmas de Gran
Canaria, el 6 de noviembre de 1790, un ao despus de su visita a Candelaria.
Se ley, para su aprobacin, en el convento dominico de San Benito Abad,
de La Orotava, el 10 de mayo de 1794. Fue por tanto el primer intento de
trasladar el conjunto monstico al referido Llano de La Magdalena. Pero
los apoyos para conseguir este proyecto, no fueron suficientes. El Prior, fray
Andrs Carrillo logr que las obras se resolviesen en el solar del edificio
siniestrado, abandonndose, por tanto, el programa constructivo del maestro
Eduardo. Segn los nuevos planos realizados en Madrid por los arquitectos
Manuel Martn Rodrguez y Joaqun Rodrguez15, fray Carrillo, que pareca
sujeto de gran ilustracin16, conocedor de tcnicas constructivas y de cultura
artstica, con ayuda de las aportaciones de la obra del matemtico y arquitecto
Benito Bails (1730-1797)17, ajust a las condiciones fsicas y econmicas los
referidos planos, tomando l mismo las riendas de las obras.
14
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15
16
RODRGUEZ MOURE, Jos: Historia de la devocin del pueblo canario a Ntra. Sra.
de Candelaria Patrona del Archipilago Canario y de sus dos Obispados. Ed. Librera y Tipografa
Catlica, Santa Cruz de Tenerife, 1913, p. 225
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ARCHIVO DOMINICANO
Santa Sabina. Roma Scripturae Variae. Serie III, 29890
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ARCHIVO DOMINICANO
Santa Sabina. Roma Scripturae Variae. Serie III, 29800
La imagen desaparecida en el aluvin de 1826, jams se encontr. Inmediatamente, el escultor
tinerfeo Fernando Estvez del Sacramento (1788-1854), llev a cabo la que hoy se venera, de
acuerdo con los dictmenes acadmicos imperante entonces. En la iglesia de Santa rsula de
Adeje se halla expuesta al culto una rplica de la anterior.
22
365
23
Estas son las apariciones marianas reconocidas por la Iglesia Catlica a lo largo de los
siglos XIX y XX a raz de la proclamacin del Dogma de la Inmaculada Concepcin (1854),
especialmente la acontecida en la pequea localidad de Lourdes, en el Pirineo francs, en la que
Mara revela a Bernardette Soubirous este misterio. Sin embargo, hubo muchas ms que la
Iglesia, sin necesidad de un reconocimiento oficial, ha sabido custodiar como vivas expresiones
de fe en Cristo y adhesin a su Santsima Madre.
24
RODRGUEZ MOURE, Jos: op. cit., pp. 263-65. El primer reconocimiento, en cambio, tuvo lugar en 1599, cuando el papa Clemente VIII, bajo Bula Pontificia, la declara Patrona
General de todo el archipilago canario.
366
25
BURCKHARDT, Sibylle: Max Alioth (1883-1968). Ein Basler Architekt in St. Moritz.
Ekud, Basilea, 2003
La mayor parte de los datos referentes a la vida y obra de este arquitecto se han obtenido de
esta obra.
367
368
26
De igual modo ocurri con el proyecto de la iglesia de Nuestra Seora del Carmen y
del conjunto de la plaza (Los Realejos), firmado por el arquitecto Toms Machado y Mndez
Fernndez de Lugo (1908-2002), que inclua el Ayuntamiento de El Realejo Bajo y una airosa
arquera. La unificacin de ambos Realejos (Alto y Bajo) en un solo municipio (1954), dio al
traste con todo esta empresa, reducindose todo a la citada iglesia. Fue realmente una pena que
Toms Machado no hubiera llevado a cabo dicho conjunto arquitectnico, pues hoy constituira
un interesante planteamiento urbano, espacial y patrimonial ante una plaza (plaza de San Agustn) actualmente desangelada, mal estructurada, sin perspectiva alguna, impropia para acoger un
escenario eminentemente devocional.
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377
Este trabajo resume las novedades de una investigacin en curso, por lo que a buen seguro necesitar una revisin o correccin en el futuro. En l se expone cuanto revelan documentos
conocidos hasta ahora, aunque resta por investigar a fondo en archivos a los que no hemos
podido acceder por circunstancias muy diversas: el de la comunicad dominica de Candelaria, el
de la casa provincial de Santo Toms en Sevilla y, muy especialmente, el general de Santa Sabina
en Roma. Nos limitamos, pues, a documentacin del convento conservada en Madrid [Archivo
Histrico Nacional, AHN] y Tenerife [Archivo Histrico Diocesano de La Laguna, AHDLL,
y Archivo Histrico Provincial de Tenerife, AHPT].
As lo expresaron testigos presenciales, resultando elocuente la narracin de BERTHELOT, Sabino: Primera estancia en Tenerife [1820-1830]. Santa Cruz de Tenerife: ediciones Idea,
2004, pp. 185-194.
379
Existen varios estudios al respecto, pero se antojan imprescindibles los ltimos artculos
de PREZ PADILLA, Miguel ngel y LVAREZ GARCA, Jernimo David: Las prdidas
humanas y materiales del aluvin de 1826 en el Valle de La Orotava, segn las fuentes parroquiales, La Prensa, Santa Cruz de Tenerife, 11/IV/2013, pp. 25-27; y Las prdidas humanas
y materiales del aluvin de 1826, segn las fuentes parroquiales, La Prensa, Santa Cruz de
Tenerife, 19/IX/2013, pp. 29-31.
COLA BENTEZ, Luis: Sed. La odisea del agua en Santa Cruz de Tenerife. Santa Cruz
de Tenerife: Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, 2009, pp. 55-68.
380
de desaparecidos y el alcance de los destrozos10. El sur de la isla tampoco permaneci ajeno al temporal, aunque la comarca ms perjudicada fue el Valle de
Gmar. Opuesto en lo geogrfico al de La Orotava, el agua tambin corri por
sus barrancos y llev con fuerza todo lo que encontraba al paso11.
La tragedia vivida esa noche derivara en un desnimo generalizado y, como
indicaba el prroco Antonio Santiago Barrios a los pocos das, ese sentimiento
se torn en un pesimismo que los clrigos mitigaron con auxilio espiritual. Dicho religioso era consciente de que ciertos fenmenos atmosfricos alertaron
sobre el terrible castigo con que la Justicia Suprema nos amenazaba, pero nadie
imagin lo que iba a suceder al poco tiempo. Despus del temporal, muchos
sobrevivientes conoceran el peligro a que estuvieron expuestos y la misericordia
divina que escribe de nuevo Barrios nos conserv en medio de sus iras12. Juicios de este calibre previenen sobre una idea repetida con frecuencia en las
semanas siguientes, cuando sacerdotes y frailes valoraron el aluvin como un
castigo de Dios por la impasividad con que muchos fieles atendan sus costumbres y obligaciones piadosas. Desde el plpito recordaron con insistencia
una desgracia que evidenciaban en aspectos concretos y que aqu radica lo
importante no fue ajena a la propia Iglesia por circunstancias de diversa
ndole. Alentados para ello por el obispo Luis Folgueras, muchos clrigos
aprovecharon el temor que rein en la isla para rezar por los fallecidos y reconducir la piedad colectiva hacia prcticas del pasado. En este sentido, algunos
documentos informan sobre la celebracin de rogativas, toda clase de oficios
religiosos y procesiones extraordinarias con las que dar gracias al Altsimo ante
tanto desastre, porque como explicaba una y otra vez el obispo debido a su
benignidad los daos no son mayores13.
10
ORAMAS LUIS, Jos Antonio: Cinco siglos en la historia de San Juan de La Rambla. San
Juan de La Rambla: Ayuntamiento de San Juan de la Rambla, 1999, pp. 77-80; ESPINOSA DE
LOS MONTEROS Y MOAS, Eduardo y GONZLEZ GONZLEZ, Estanislao: Historia de
la Fuente de La Guancha. La Guancha: Ayuntamiento de La Guancha, 2005, pp. 479-500.
11
HERNNDEZ MORN, Jos: Efectos del aluvin de 1826 en Gmar, Revista
de Historia Canaria, La Laguna: Universidad de La Laguna, nm. 157-164, pp. 222-231; RODRGUEZ DELGADO, Octavio: Los efectos del aluvin de 1826 en el Valle de Gmar, El
Caizo, Gmar: Ayuntamiento de Gmar, nm. 20, 2001, pp. 14-15.
12
Cit. ESPINOSA DE LOS MONTEROS Y MOAS, Eduardo y GONZLEZ GONZLEZ, Estanislao: Historia, p. 494.
13
El obispo Folgueras propuso la celebracin de rogativas y oficios de rquiem en la catedral, esperando que su iniciativa fuese imitada en otros pueblos de la isla. AHDLL: Fondo
Catedral de La Laguna. Caja correspondencia, oficios sin clasificar.
381
Las rentas eclesisticas se resentiran tambin por los problemas que propiedades agrcolas tuvieron a la hora de reestablecer los cultivos y ganar as
tributos, limosnas y retribuciones acostumbradas a fin de ao, pero las adversidades fueron considerables en lo concerniente a prdidas materiales. Ya
era sabido que las lluvias y cuanto derivara de ellas a altas horas de la noche
da a la catedral de La Laguna14 y a las parroquias de Tegueste, San Juan
de la Rambla o La Guancha, entre otras, aunque no seran la nica medida
a considerar al respecto. Ms traumtica result la desaparicin de algunas
capillas de cruz, de pequeos calvarios o humilladeros, y de al menos dos
ermitas antiguas: la del Jess o Chiquinquir en La Orotava y la de Santa
Catalina en La Guancha, revistiendo inters la ltima por los problemas que
su derribo acarreara entre el vecindario prximo15. Pero, sin duda, la circunstancia ms notable en ese sentido fue la prdida de la primitiva Virgen de
Candelaria, de cuya existencia no hay noticias despus de que una tromba de
agua, lodo y piedras arruinase parte de la iglesia o capilla donde reciba culto.
Como ya es sabido, los efectos del aluvin en esta localidad fueron importantes y desembocaran en la ruina del castillo de San Pedro que resguardaba
el complejo conventual, el fallecimiento del cabo Pablo Jos Bentez junto
a varios miembros de su familia, y los daos causados a varias casas que se
emplazaban en la llamada plaza o descampado del convento16.
14
15
16
382
17
RIQUELME PREZ, Mara Jess: La Virgen de Candelaria y las Islas Canarias. Santa
Cruz de Tenerife: ACT, 1991, pp. 146-147, 214-218; RODRGUEZ MOURE, Jos: Historia de
la devocin del pueblo canario a Nuestra Seora de Candelaria. Santa Cruz de Tenerife: Ayuntamiento
de Candelaria y Cabildo Insular de Tenerife, 1998, pp. 163-167; RODRGUEZ DELGADO,
Octavio: Los santuarios de la patrona de Canarias y el convento real de Candelaria, La Baslica
de Candelaria. Crnica de una construccin: del encuentro con el pueblo guanche al santuario mariano.
Candelaria: Ayuntamiento de Candelaria y Baslica de Candelaria, 2013, pp. 102-104.
18
LORENZO LIMA, Juan Alejandro: Una escultura para los nuevos tiempos. Fernando
Estvez y la Virgen de Candelaria, Vestida de sol. Iconografa y memoria de Nuestra Seora de
Candelaria [catlogo de la exposicin homnima]. La Laguna: Obra social y cultual de CajaCanarias, 2009, pp. 119-135.
19
20
22
RODRGUEZ DELGADO, Octavio: La primera desamortizacin de 1821 y el traslado de la parroquia de Santa Ana al santuario del suprimido convento dominico, Fiestas patronales de Santa Ana y la Virgen del Carmen. Candelaria: Ayuntamiento de Candelaria, 2001, s/p.
383
Problemas y adversidades
De acuerdo a la coyuntura descrita23, las consecuencias del aluvin de
1826 no fueron ms que el punto final de lo que varios clrigos llamaban una
ruina manifiesta para el culto candelariero. Sin olvidar del todo ese hecho, la
relectura de algunos documentos sugiere que lo acaecido aos antes esconda
o por lo menos, intentaba eludir tanta adversidad. Desde que los frailes
reabrieron el convento el 31 de diciembre de 1823 procuraran repararlo y
otorgar mayor solemnidad a los cultos de la Virgen, por lo que contrataron
a varios oficiales para rehabilitar las dependencias claustrales, mejorar el aspecto de un templo que volva a ser capilla conventual y, principalmente,
obtener la tutela sobre bienes, alhajas y ornamentos que fueron incautados a
la comunidad al tiempo de su extincin en 182124. Estas actuaciones implicaran la recuperacin de incentivos devocionales que eran propios del Antiguo
Rgimen, puesto que los mismos religiosos auspiciaron durante ese tiempo
la bendicin y entrega de objetos piadosos tan dispares como estampas y
grabados, pequeas velas de color verde que rememoraban la candela del
simulacro primitivo, las cintas o medidas de la Virgen que escribi el clrigo Agustn Daz Nez [1796-1866], los hilos de San Blas y papeles con
oraciones impresas25.
Las mejoras de esos aos se tradujeron en la construccin de un trono
de madera para la imagen, en la refundicin de varias alhajas de plata y,
muy especialmente, en la compra de bienes necesarios a la hora de organizar las fiestas mayores de febrero y agosto26. No es casual, pues, que Sabino
Berthelot [1794-1880] describa lo contemplado all en agosto de 1826 con
trminos elogiosos, ya que entonces conoci prcticas a exaltar por su singularidad e inters etnogrfico. De ah que refiera con asombro el volumen de
devotos que se dieron cita en el pueblo, su sincera religiosidad, el ambiente
que rodeaba al convento durante el da y la noche con gritos alegres y cantos, el
sombrero que muchos fieles portaban con una estampa de la patrona rodeada
23
LORENZO LIMA, Juan Alejandro: Culto, decadencia y reflexin histrica. La Candelaria ante un periodo hostil [1789-1826], Vestida de sol, pp. 119-135.
24
25
26
384
28
DAZ NEZ, Agustn: Noticia de la Iglesia Parroquial Matriz del Apstol San Pedro,
beneficio curado y vicara fornea de Gmar. Cdiz: Imprenta de El Comercio, 1850, pp. 33-35.
29
385
das. Ese hecho explica que, por ejemplo, en el seno del Cabildo no leyeran
su comunicacin hasta el 17 de noviembre30.
La comunidad de padres dominicos y por extensin las autoridades polticas y diocesanas de la isla, inmersas en los problemas que trajo consigo la
dcada ominosa o ltima poca de represin fernandina afrontaron entonces una situacin compleja. El desaliento de los frailes se manifest en las
iniciativas que impulsaron para encontrar la efigie por el litoral y las playas de
Candelaria, si bien nada de ello fue efectivo. Entretanto cantaban misas al mar
para que la Virgen volviese, pero los pescadores de la zona, oficiales pagados al
efecto y los propios dominicos con redes cedidas no tuvieron pistas sobre ella o
su paradero. La documentacin conventual previene que el resultado de dichas
bsquedas fue siempre infructuoso y que entre los das 8 y 9 hallaran nicamente parte de una lmpara de plata, un cliz, una cucharilla del incensario y
dos pedazos de la corona mariana con una perla grande31. En este sentido, el
beneficiado Daz Nez recordaba en 1850 que no localizaran restos importantes por ms excavaciones que se practicaron cuando fue de da32.
Esas circunstancias ponan de relieve la necesidad de contar con una efigie para celebrar la inminente fiesta de febrero y, como ya se sabe, el trmite
intentaron solventarlo con un prstamo temporal de la Virgen de Candelaria
existente en Adeje33 [fig. 1]. Es probable que por proximidad solicitaran tambin la Virgen del Socorro de Gmar, pero de momento esa intencin no se
ha podido esclarecer documentalmente y queda relegada a una tradicin oral
ms34. La peticin del facsmil sureo deja entrever que era una pieza conocida
por los religiosos e invalida la idea tantas veces repetida de que sea el icono
original o una copia exacta del mismo. En este sentido, Amador Marrero propone datarlo en el siglo XVIII y estimarlo como creacin del imaginero local
Sebastin Fernndez Mndez [1700-1777], quien reinterpretara en clave dieciochesca la obra previa. Lo importante de esta hiptesis y a nuestro juicio
30
Archivo Municipal de La Laguna [AMLL]: Actas capitulares. Oficio nico. Libro 77,
ff. 56v-57r. Cit. LORENZO LIMA, Juan Alejandro: Notificacin de la desaparicin de la
primitiva imagen de la Candelaria, Vestida de sol, pp. 191-192.
31
32
33
34
Recoge esa idea, entre otros, RODRGUEZ DELGADO, Octavio: Los santuarios,
pp. 102-104.
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35
AMADOR MARRERO, Pablo F.: Virgen de Candelaria, Vestida de sol, pp. 188-191.
36
37
RODRGUEZ DELGADO, Octavio: Don Agustn de Salazar [1747-1833], beneficiado propio de Adeje y cannigo de la Catedral, La Prensa, Santa Cruz de Tenerife, 7/X/1990, p. 6.
38
388
aluvin. Tal vez ello explique que los propios religiosos pagaran 8 reales a Mara Brbara por llevar y traer el cuadro nuestro mandado a reformar a La Laguna,
al igual que medio tostn por llevar el cuadro prestado a Gmar mientras se compuso el nuestro39. La cesin del segundo lienzo debi ser un trmite transitorio
y no queda del todo clara en los documentos que manejamos, si bien tampoco
se conoce la identidad de artista que retoc el cuadro en La Laguna40, a quin
perteneca la obra gimarera y cul es la pintura concreta que eligieron los
frailes para su entronizacin temporal en la ermita de San Blas41. Sin embargo,
como han sealado ya otros autores, parece probable que fuera un retrato de
la Virgen de medio cuerpo y con acabado inusual por el cortinaje carmes que
presenta al fondo, quiz una consecuencia ms de la intervencin decimonnica que refiere el libro de cuentas42. De ser vlida esta hiptesis y no otras43,
el cuadro escogido sera una obra atribuible al pintor Cristbal Hernndez de
Quintana [1651-1725], maestro que dor el retablo del primitivo santuario a
finales del siglo XVII y que ltimas publicaciones estiman como uno de los
mejores retratistas de la Virgen44 [fig. 2]. Avala esa idea el pequeo formato
de la pintura 95 x 67 cm y el hecho de que por sus dimensiones pudo
reformarse fcilmente en La Laguna, aunque lo derivado de ltimos procesos
de restauracin no aporta pistas en ese sentido ni permite deducir hiptesis
39
40
RODRGUEZ MOURE, Jos: Historia., pp. 168-169 recogi una tradicin oral que
refera su emplazamiento previo en una granja que los frailes posean en Arafo.
42
43
La baslica exhibe en la actualidad un lienzo del siglo XVIII junto a una cartela posterior
que alude a su relacin con el culto candelariero en 1826-1827. Sin embargo, esa opcin parece
inviable dado el amplio tamao del cuadro 270 x 160 cm, la representacin del icono primitivo sin el atuendo textil y el fin de la propia obra, que no es otro que divulgar la interpretacin
propuesta por el obispo Garca Jimnez a inscripciones que posey la efigie perdida. HERNNDEZ PERERA, Jess: Precisiones sobre la Virgen de Candelaria venerada por los guanches de Tenerife, Anuario de Estudios Atlnticos, Las Palmas de Gran Canaria-Madrid: Cabildo
de Gran Canaria, nm. 21, pp. 33-35; RIQUELME PREZ, Mara Jess: La Virgen, p. 90.
44
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390
45
HERNNDEZ PERERA, Jess: Exposicin iconogrfica de la Virgen de Candelaria. Santa Cruz de Tenerife: Crculo de Bellas Artes, 1963, nm. 12; DELGADO, Rafael: Exposicin
Restauraciones 1973. Santa Cruz de Tenerife: Cabildo de Tenerife, 1973, nm. 30; RIQUELME
PREZ, Mara Jess: La Virgen, pp. 117-118; RODRGUEZ MORALES, Carlos: Quintana. Cristbal Hernndez de Quintana [Biblioteca de Artistas Canarios, t. 42]. Islas Canarias:
Gobierno de Canarias, 2003, p. 77.
46
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48
391
tidades por sus trabajos en ese inmueble49. Sin embargo, antes de febrero de
1827 se sucedieron reparos de carpintera, albailera y cantera en el convento
y la misma ermita, as como el arreglo de los velos que resguardaban al lienzo
de la Virgen en el improvisado presbiterio de San Blas. Ms efectivas fueron,
en cambio, las atenciones dispensadas al Cabildo de La Laguna y a las autoridades diocesanas, puesto que en enero de 1827 los frailes forraron las sillas
donde sus integrantes iban a sentarse en dicha funcin50. El prior se dirigi en
varias ocasiones a los regidores de la isla para informar sobre la precariedad
en que se encontraban l y otros compaeros de la Orden, por lo que no es de
extraar que recibieran la cesin de algunas fanegas de trigo con el propsito
de afrontar su manutencin y los trabajos de reconstruccin previstos51. En
esos momentos habitaban en el convento tres religiosos muy diferentes: fray
Toms Texera, fray Francisco Sabina y fray Manuel Fresneda, a quienes cupo
la responsabilidad de rehabilitar el edificio cuanto antes52.
A pesar de tanto contratiempo, los dominicos no dejaron de esforzarse para
infundir solemnidad a las fiestas de febrero. Rodrguez Moure es ms explcito
en ese sentido e intuye lo que rode al retrato de la Virgen en la cueva de San
Blas, porque, segn explica, la capilla se encontraba an ruinosa a causa del pasado
desastre53. Las cuentas del convento no detallan gastos adicionales por ello, pero
s previenen sobre una fisca pagada a su mujer de confianza, Mara Brbara,
ante la necesidad de conducir a Gmar los angelitos de la fiesta y flores54. Acabada la festividad, los frailes acordaron la adquisicin de una nueva imagen de
la Virgen para que presidiera las prximas funciones de agosto. En un ltimo
estudio referimos esas cuestiones y las ventajas que ofreca su contratacin
con el escultor de La Orotava Fernando Estvez [1788-1854], cuyo arte no
era desconocido entre los vecinos de Candelaria y disfrutaba ya de una fama
merecida en el Archipilago55. No es casual, pues, que los frailes intentaran
reconducir el fervor popular hacia esa efigie con celeridad [fig. 3].
49
50
51
Los gastos de su traslado son descritos en AHPT: Conventos. Sign. 38, f. 136r.
52
RODRGUEZ DELGADO, Octavio: Fray Toms Texera y fray Francisco Sabina, sacerdotes dominicos del siglo XIX [y II], La Prensa, Santa Cruz de Tenerife, 14/III/1993, p. VI.
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58
Recoge esta tradicin, entre otros, RODRGUEZ DELGADO, Octavio: Los santuarios, p. 193.
59
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las de febrero de 1828, los frailes invertiran una amplia suma en habilitar el
convento y la casa de la Virgen donde eran alojados los romeros, as como
en adecuar la efigie a la dinmica cultual del momento. De ah que a principios de ao el carpintero Lucas Navarro construyera unas anditas para el
Nio Jess, que las pintase luego aunque no sabemos si ese trabajo corri
finalmente de su cuenta, o que en febrero el propio Navarro efectuara una
primera composicin al Nio, [a la] Santsima Virgen y [al] rostrillo61.
La ltima referencia es de gran inters, ya que, ante todo, previene sobre
dos hechos significativos. Uno tiene que ver con la dinmica cultual de las
funciones que frailes, fieles y presbteros diocesanos organizaban cada mes
de febrero, en las que, como sucedi siglos atrs, se continu escenificando
la presentacin del Nio en el templo con la ofrenda comunitaria de trtolas
y pequeas velas. Slo as se justifica la necesidad de contar con unas anditas del Nio Jess, en las que intervinieron en diversa forma Navarro y fray
Francisco Sabina; y la otra cuestin notable quiz no exaltada lo suficiente,
pero tambin clarificadora guarda relacin con cierta incompatibilidad de
la escultura y el uso que iba a procurrsele de inmediato. La premura con
que Estvez le dio acabado en la Villa explicara ese primer arreglo de Navarro, aunque no fue el ltimo del que tenemos noticia. En abril de 1828 el
mismo carpintero cobr un duro por varios reparos en el templo, entre ellos
hacer de movimiento los brazos de la Virgen62. Obviamente, ese hecho confirma
intervenciones constantes sobre la obra del imaginero de La Orotava, y en
concreto sobre el maniqu interno y otros dispositivos de talla que no veran
los fieles.
Pese a que las circunstancias eran difciles, los frailes no dejaron de promover el culto de la Virgen y canalizaran el fervor popular hacia la nueva
escultura de vestir. Su bendicin en 1827 debi ser el punto de partida para
un acertado plan de reconstruccin en el convento y la iglesia donde pudo
entronizarse con posterioridad. As, aunque en enero de 1830 se quitaba
entullo del barranco y de la plaza, meses antes pudieron rehabilitar la capilla
provisional como el mejor espacio de culto posible. Gran parte de esas tareas
las coordin el ya citado Lucas Navarro [1791-1875], personaje que resulta
61
62
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63
FUENTES PREZ, Gerardo: Canarias: el clasicismo en la escultura. Santa Cruz de Tenerife: ACT, 1990, pp. 379-396.
64
65
AHN: Clero. Libro 2.347, s/f; AHPT: Conventos. Sign. 38, ff. 136r-139v.
66
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concluyera el ao 182868. Las cuentas no precisan si Lucas Navarro dio acabado a un nuevo retablo para la imagen de Estvez, aunque en enero de 1829
se habla escuetamente de su reforma con la compra de madera de pinsapo y
engrudo. Adems, en otra ocasin Texera refiere con exclusividad materiales
para la mesa del altar mayor y la de San Blas. Lo que s consta, en cambio, es que
tanto Navarro como Jos Domingo, otro carpintero de la zona, construyeron
en los meses siguientes bienes indispensables como el plpito, la mesa del altar
mayor, tres sillas para la sede y un confesionario. Sea como fuere, entre marzo y
abril de 1829 Lucas Navarro pint todo el retablo, el plpito, el confesionario
y el arco de la iglesia, el ltimo con gris y engrudo para disimular la ms que
probable reutilizacin de piezas ptreas. Las cuentas del momento describen
la compra de materiales con ese propsito69, por lo que debemos intuir que, si
no lo estaba ya, a la conclusin de dichos trabajos la Virgen pas a presidir un
templo rehabilitado para ella.
68
AHN: Clero. Libro 2.347, s/f; AHPT: Conventos. Sign. 38, ff. 136r-139v.
69
AHN: Clero. Libro 2.347, s/f; AHPT: Conventos. Sign. 38, ff. 136r-139v.
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397
71
LORENZO LIMA, Juan Alejandro: Una escultura, pp. 125-135; FUENTES PREZ, Gerardo: La escultura del siglo XIX. La tradicin imaginera y la Academia, El despertar
de la cultura en la poca contempornea. Artistas y manifestaciones culturales del siglo XIX en Canarias
[Historia cultural del arte en Canarias, t. V], Islas Canarias: Gobierno de Canarias, 2008, pp.
220-222.
72
Contradice esta idea el primer juicio de PADRN ACOSTA, Sebastin: El escultor
canario D. Fernando Estvez. Santa Cruz de Tenerife: Imprenta Catlica, 1943, pp. 10-12, seguido hasta fecha reciente por autores tan dispares como TARQUIS RODRGUEZ, Pedro:
Biografa del escultor Fernando Estvez, Anuario de Estudios Atlnticos, Madrid-Las Palmas:
Cabildo de Gran Canaria, nm. 24, 1978, pp. 553-556, 583-585; RIQUELME PREZ, Mara
Jess: La Virgen, pp. 146-153; o FUENTES PREZ, Gerardo: Canarias, pp. 341-343.
73
LORENZO LIMA, Juan Alejandro: Una escultura, pp. 125-135; RODRGUEZ
MORALES, Carlos: Iconografa, pp. 301-305.
398
al de una mera copia [], y dio a su obra el sello de hermosura que caracteriza
su labor de escultor al representar personajes del bello sexo74. Aunque en realidad
aconteci as, tambin es cierto que el maestro tuvo grandes limitaciones a la
hora de idear su obra como un conjunto apto para recibir atuendo textil. El
recuerdo del simulacro previo fue notable y esa circunstancia determinara que
en su puesta al culto acomodase roles representativos del Antiguo Rgimen,
respetando con ello el criterio que manifestaron por igual los frailes, las camareras y los vecinos de Candelaria. La documentacin conventual no aporta
muchas noticias sobre esas circunstancias, pero cabe suponer que la encargada
de ataviar a la nueva escultura fuese una camarera designada al efecto75. Sabemos ya que para las funciones de 1827 se prestaron a la Virgen y al Nio dos
coronas de plata, si bien esos atributos y otros adornos que eran recurridos para
su exposicin momentnea al culto pudieron comprarse o donarse con posterioridad. En este sentido, el inventario desamortizador de 1835 enumera las
piezas con que se vesta y adornaba la efigie hasta entonces, pormenorizando
lo relativo a joyas, tejidos y otras alhajas de plata76.
El volumen de bienes descrito en ese momento confirma que algunas prendas no desaparecieron en adversidades como el incendio de 1789 o el aluvin
de 1826, puesto que se reconocen fcilmente al contemplar veras efigies del
simulacro previo y confrontar su enumeracin con los pocos inventarios que
conocemos del siglo XVIII. El tema requiere de un estudio especfico, pero es
interesante constatar que durante un tiempo la imagen de Estvez pudo lucir
antiguos broches de oro y perlas, lazos, rosas de pecho con esmeraldas, toda
clase de pulseras y anillos, rosarios muy diversos, dos hilos de perlas, y de
modo singular por la importancia que se le concede un aderezo en forma de
guila de oro y piedras, acaso el mismo donado por Juana de Mesa y Lugo en
1735 que describen algunos retratos de ese momento77. El ornato se completaba con piezas notables como una vela o candela de madera recubierta con oro
y perlas, as como una cobija del Nio con pedrera fina78. Los propios frailes
74
75
Cuya identidad desconocemos en 1826, aunque durante la dcada de 1810 ejerca esa
responsabilidad Josefa Botino, vecina de Santa Cruz. RODRGUEZ MORALES, Carlos: Espejos marianos, p. 294.
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86
RODRGUEZ MOURE, Jos: Historia, pp. 170-172; ORAMAS LUIS, Jos Antonio: Cinco siglos, p. 190; LORENZO LIMA, Juan Alejandro: Una escultura, pp. 120-122.
87
AHN: Clero. Libro 2.347, s/f. Cit. RIQUELME PREZ, Mara Jess: La Virgen, p. 152.
88
402
El estudio del retablo en Canarias podemos considerarlo como una cuestin pendiente de desarrollar dentro de la historiografa artstica del archipilago. La publicacin de la tesis doctoral de Alfonso Trujillo El retablo
barroco en Canarias en 19771 slo fue el asentamiento de las bases de una
lnea de investigacin no continuada. Publicaciones en revistas cientficas2,
PREZ MORERA, Jess: Los retablos de los extinguidos conventos de Santa gueda
y Santo Domingo de Santa Cruz de la Palma, Revista de Historia Canaria, La Laguna: Universidad de La Laguna, vol. II; n 175, 1984-1986, pp. 641-658; GMEZ LUIS RAVELO,
Juan: Modelos de pervivencia contrarreformista en la retablstica tinerfea del siglo XVII. El
retablo de Tbora de la iglesia de San Marcos de Ycod, Ycoden. Revista de Ciencias y Humanidades, Icod de los Vinos: Asociacin para la defensa del patrimonio de Ycod, nm.: 3, 1999,
pp. 81-134; GMEZ LUIS RAVELO, Juan: Aportaciones del arte canario a la retablstica
hispana. Los retablos de estilo rococ de Ycod de los Vinos. Probable obra del artfice tinerfeo
Cristbal Afonso, Semana Santa. Revista del patrimonio histrico religioso de Ycod, Icod de los
Vinos: Comisin de Semana Santa, 2008, pp. 17-24; FUENTES PREZ: El retablo mayor de
la parroquia de San Pedro Apstol (Vilaflor): motivo de litigio, Homenaje al profesor Hernndez Perera, Madrid: Gobierno de Canarias, 1993, pp. 535-537; GALLARDO PEA, Mara:
El retablo mayor de la iglesia de San Francisco de Santa Cruz de Tenerife: motivo de pleito, Tebeto, Fuerteventura: Cabildo de Fuerteventura, nm.: 12, 1999, pp. 201-210; TUDELA
NOGUERA, Mara de los ngeles, DE LA ROSA VILAR, Dcil: Tipologa constructiva y
formal del retablo barroco en la isla de Tenerife. Canarias, Bellas Artes: revistas de artes plsticas,
esttica, diseo e imagen, La Laguna: Universidad de La Laguna, nm: 6, 2008, pp. 13-36.
403
4
TUDELA NOGUERA, Mara de los ngeles: El retablo barroco en Canaria. Tenerife siglos XVII y XVIII. Estudio tipolgico de materiales y tcnicas, Santa Cruz de Tenerife: Universidad
de La Laguna, 2005.
5
LORENZO LIMA, Juan Alejandro: Arquitectura, Ilustracin e ideal eucarstico en los
templos de Canarias (1755-1850), (tesis doctoral), Granada: Universidad de Granada, 2010, pp.
315-347.
6
BAIRD JR. Joseph A.: Los retablos del siglo XVIII en el sur de Espaa, Portugal y Mxico,
Mxico: Universidad de Mxico, 1987.
404
El estudio que planteamos, tan slo quiere abrir un nuevo camino para
futuras investigaciones, que hemos centrado en una particular tipologa de
retablo que tuvo repercusin en las islas durante el siglo XVIII, especialmente
en su segunda mitad, al que Alfonso Trujillo define como retablo rococ
chinesco. Sus variantes se clasifican en: retablo apaisado majorero, retablo
ilusionista, retablo achaflanado, retablo de marcos ondulantes, etc. En nuestro
caso estableceremos una nica denominacin para agrupar los retablos que
analizamos en este trabajo. A la espera de nuevos planteamientos clasificatorios,
los denominaremos bajo el apelativo de retablos pintados. stos a manera de
mquinas ilusorias, comprenden un tipo nico de arquitectura lignaria, que
gozan de interesante generalidad en islas como Fuerteventura y Tenerife, en
esta ltima, especialmente en el norte y los ejemplos concretos del sur de la
isla, casos que estudiamos en el presente trabajo. Aqu el retablo cumple, ms si
cabe, con ese fin de ser instrumento para el adoctrinamiento y la catequizacin,
asimismo de escenario teatral para la liturgia y la devocin del fiel10, donde
a travs de la simulacin se consigue una transfiguracin espacial, recargada
de coloristas diseos y engaosas representaciones tridimensionales, donde
realmente se oculta una deficitaria realidad material.
El tipo de retablo ilusionista o fingido es el producto de varias tendencias y
circunstancias que se dan cita a lo largo del Setecientos y que van precisando
a nivel artstico esta nueva arquitectura lignaria donde la madera es la base
estructural y la pintura el componente esencial que se apoya en un avanzado
dominio de la perspectiva. Con todo ello se consiguen los efectos de
trampantojo que se quieren representar11. Por ende, no podemos desentender
la fusin entre los componentes arquitectnicos, ornamentales y pictricos,
todos ellos dispuestos al servicio de la transmisin de un mensaje religioso y
de captar la atencin de los fieles.
Las realidades que se plantean durante la centuria son evidentes en la
evolucin estilstica del propio retablo y las influencias emanadas del gusto
10
405
12
CASTRO BRUNETTO, Carlos Javier: Pintura, Luces y sombras en siglo ilustrado. La
cultura canaria del setecientos, Historia Cultural del Arte en Canarias, tomo IV, Canarias, 2008,
pp. 159 161.
13
406
14
BRUGUETAS, Roco; CARRASON, Ana; GMEZ ESPINOSA, Teresa: Los retablos. Conocer y conservar, Bienes Culturales, Madrid: Instituto Patrimonio Histrico Espaol,
nm.: 2, 2003, pp. 13-47.
17
ARCHIVO HISTRICO DIOCESANO DE LA LAGUNA (AHDLL): Fondo
Diocesano, legajo 1315, doc. 5.
407
18
LORENZO LIMA, Juan Alejandro: Arquitectura, Ilustracin e ideal eucarstico en los
templos de Canarias (1755-1850), (tesis doctoral), Granada: Universidad de Granada, 2010, pp.
317-335.
19
Vase como ejemplo el retablo mayor del convento de San Juan de Dios y San Francisco
de Paula en Teguise (Lanzarote). CONCEPCIN RODRGUEZ, Jos: El retablo mayor del
convento dominico de Teguise, XII Jornadas de Estudios de Lanzarote y Fuerteventura (2005),
vol. 1, tomo II, Lanzarote, 2008, pp.149-158.
20
LORENZO LIMA, Juan Alejandro: Nuestra Seora del Carmen y el arte genovs de
su tiempo en Canarias. Nuevas propuestas de anlisis, Vitis florgera. La Virgen del Carmen de
Los Realejos, emblema de fe, arte e historia, Parroquia de Nuestra Seora del Carmen: Los Realejos, 2013, pp. 157-223.
21
ACOSTA JORDN, Silvano: De la China vienen guarnecidasAspectos histricoartsticos y tcnicos de las chineras en Canarias, Revista de Historia Canaria, nm. 195, La
Laguna: Universidad de La Laguna, 2013, pp. 31-42.
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22
23
409
pueblos del sur de la isla, cuyas vas de comunicacin estaban trazadas desde
el siglo XVI25, a lo que unimos las cierta dependencia administrativa a la
que estaban sometidos estos pueblos en determinadas ocasiones de la poca
moderna.
25
MESA LEN, Cristobalina: Viejos caminos para nuevos pasos: de Abona al Realejo
de Arriba (ao 1564), indito. Agradezco a la autora la consulta del trabajo.
26
27
410
bulbosidades que, en este caso, aparecen talladas con conchas, palmetas, elementos vegetales e hilos de perlas28. En lo que respecta a la policroma, podramos apuntar a una factura muy posterior a la conclusin de los trabajos de
carpintera, el gusto por la imitacin de mrmoles, jaspeados en tonos blanco,
amarillos y azules, est presente en la obra, adems de los dorados que resaltan
las tallas y cornisas, caractersticas propias de un gusto rococ avanzado en el
lmite con el neoclasicismo.
Los otros dos retablos son los pertenecientes a Nuestra Seora del Rosario
y de la Misericordia. El primero de ellos, se comenz por el maestro Andrs
Botazo hacia 1761 cuando aparecen las primeras cuentas sobre su ejecucin
por parte de la Cofrada de Nuestra Seora del Rosario, no obstante su lento
trabajo conllev que el obispo Francisco Delgado Venegas, en su visita al templo en 1767, mandara su pronta conclusin, hecho que no se llev a cabo hasta
diez aos despus. Las labores de policroma fueron algo tardas segn aboga
el acuerdo fechado en 1785 entre la mayordoma y Mara Martn sobre cierto
prstamo de cera por el compromiso de acabar la obra29. La estructura a nivel
general es muy similar al retablo mayor, y al retablo de la Misericordia que
luego veremos, cuatro amplios pilares abalaustrados recorren verticalmente la
obra; dividido en tres calles, siendo la central la de mayor amplitud y desarrollo,
en ella se plantea la nica hornacina del conjunto, con arco de medio punto
y remarcado por dos pilastrillas y coronamiento adintelado, sobre el cual una
pintura de la Anunciacin es sostenida por dos ngeles portantes de una filacteria. En las calles laterales y a manera de nichos, dos pinturas representan a
Santo Domingo y San Francisco de Ass. La policroma vuelve a convertirse
en complemento esencial, sobre blanco se dibujan cuarterones y tarjas de tonos
azules y perfiles dorados, simulando jaspes y superficies marmreas. La simulacin de maderas recortadas, figuraciones de angelotes y tallas son elementos
que intentan mostrar una realidad inexistente.
En el correspondiente a la capilla de la Misericordia, la arquitectura lignaria
guarda notorias semejanzas con el anteriormente estudiado de la Virgen del
Rosario. A nivel estructural se levantan tres calles entre pilastras abalaustradas,
la central rematada con arco de medio punto mientras las laterales con corni-
28
29
411
30
En este sentido, hay que recordar que ambos temas de la Pasin, tuvieron ms repercusin en la escultura que en la pintura. MARTINEZ DE LA PEA, Domingo: Iconografa
cristiana y alquimia: el Seor de la Humildad y Paciencia, Homenaje a Alfonso Trujillo, Santa
Cruz de Tenerife: Cabildo de Tenerife, 1982, pp. 579 623, nota 40; GOMEZ LUIS-RAVELO, Juan: Cristo tinerfeos de la Humildad y Paciencia. Su antigua devocin en el Puerto de
la Cruz, Sacra Memoria. Arte religioso en el Puerto de la Cruz, Puerto de la Cruz: Ayuntamiento
del Puerto de la Cruz, 2001, pp. 56-67. En el caso del Seor atado a la columna, el nmero de
lienzo es an menor, citar el conservado en el segundo cuerpo del retablo mayor de la parroquia
de Nuestra Seora de Montserrat en Los Sauces (La Palma) o la pintura annima de Cristo
azotado perteneciente a los bienes de la Catedral de La Laguna (Tenerife).
31
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412
33
LORENZO LIMA, Juan Alejandro: Religiosidad ilustrada, arquitectura y culto eucarstico en las parroquias de Tenerife. Un ejemplo en Arona y San Miguel a principios del siglo XIX,
II Jornadas de Historia del Sur de Tenerife, Arona: Ayuntamiento de Arona, 2010, pp. 373-397.
34
PREZ BARRIOS, Carmen Rosa: Noticias histricas acerca de la vida religiosa en Arona,
Arona: Ayuntamiento de Arona, 1987, p. 48.
35
36
37
413
rica del mueble, tonos azules, rojos, blancos y dorados predominan en un alarde
de diversas composiciones de formas vegetales estilizadas, chinescos, cenefas
y orlas, donde aparecen motivos florales y figurados como los dos paisajes de
la predela. En ambas figuraciones aparecen arquitecturas, rboles, que parecen
representar pequeas aldeas, muy propio de este tipo de decoraciones de gusto
oriental. Aunque posiblemente intervenido a nivel pictrico tras su colocacin
en 184238, debemos de apuntar la repeticin de motivos que comparte con el
retablo de la parroquial de Santa rsula de Adeje, como analizaremos ms
adelante.
38
Se plantea como una hiptesis evidente ante el trasiego que supondra el traslado desde
el vecino pueblo de Adeje, adems de aparecer en el mismo registro de gastos la partida correspondiente a un pintor. PREZ BARRIOS, Carmen Rosa: Noticias histricas acerca de la vida
religiosa en Arona, Arona: Ayuntamiento de Arona, 1987, p. 48.
39
414
40
AFONSO GARCA, Sergio: La historia de Granadilla de Abona, Granadilla: Ayuntamiento de Granadilla, Centro de la Cultura Popular Canaria, 1998, pp. 145-147.
41
AHDLL: Fondo parroquial San Antonio de Padua, Granadilla, Libro 37, (Cuentas de
fbrica) f. 259v.
42
Sobre las obras acontecidas en el templo vase LORENZO LIMA, Juan Alejandro:
Arquitectura, Ilustracin e ideal eucarstico en los templos de Canarias (1755-1850), (tesis doctoral),
Granada: Universidad de Granada, 2010, pp. 685-686.
415
AHDLL: Fondo parroquial San Antonio de Padua, Granadilla, Libro 40, f. 102r. Cfr.
INFANTES FLORIDO, Jos Antonio (estudio, introduccin y notas): Diario de Tavira, Crdoba, 1998, p. 149.
44
AHDLL: Fondo parroquial San Antonio de Padua, Granadilla, Fondo asociado, Libro
2 (Cofrada del Santsimo Sacramento), sf. Visita de 1767.
45
LORENZO LIMA, Juan Alejandro: Arquitectura, Ilustracin e ideal eucarstico en los templos de Canarias (1755-1850), (tesis doctoral), Granada: Universidad de Granada, 2010, p. 686.
416
tcnico que los ya citados de los retablos de la iglesia de Arico, en este caso
el dominio de la perspectiva es mayor y la conformacin de sombras en las
hornacinas que acogen los dos personajes a manera de esculturas, intuyen una
mano experta en este tipo de ilusionismo pictrico. La solucin aportada en
el nicho central donde se compagina la tridimensionalidad de la cpula con
la pintura configura un efecto nico en la realizacin, causando al observador
dudas entre lo real y lo ficticio. La lectura iconogrfica est acorde con el uso
eucarstico que adquiere como manifestador para exponer a los fieles la sagrada
forma en la custodia, y a su vez como sagrario donde se acoge permanentemente el Santsimo Sacramento. El pintor represent en los paneles laterales, dos
de los personajes que en el Antiguo Testamento prefiguran el culto eucarstico,
Melquisedec y Abraham. El primero de ellos, aparece representado con tnica verde y capa roja, en cuyas manos sostienen un racimo de uvas y una vara,
mientras su rostro dirige su mirada al cielo. En cambio Abraham se reviste con
atavos militares, grebas, tnica sobre el muslo, lorica, capa, casco emplumado
y lanza, mientras sostiene dos panes entre sus manos, ambas figuraciones son
deudoras de estampas grabadas. La unin de ambos personajes se relata en el
Gnesis (14: 18-24) en el ofrecimiento que hace Abraham al rey de Salem de
cierto diezmo de su botn mientras Melquisedec le presenta pan y vino46. En la
hornacina central dos ngeles sobre nubes muestra actitud adorante.
Sobre su posible autora, apuntamos al pintor Cristbal Afonso (17421797) como ejecutor a nivel de diseo y pintura del conjunto. La correspondencia existente entre las obras de su produccin y el planteamiento desarrollado en este sagrario manifestador, queda constatada en la simple comparacin formal de la presentacin de Melquisedec con las fisonomas masculinas
salidas de su pincel como el rostro de San Jos, el de San Pedro y San Pablo
del retablo de Nuestra Seora de la Pea en Fuerteventura, obra firmada en
1769 por Afonso47. Asimismo comparte similitudes estilsticas y formales con
otras pinturas atribuidas a su pincel, como las decoraciones del retablo mayor del convento franciscano de Icod de los Vinos, el retablo de San Jos del
46
REAU, Louis: Iconografa del arte cristiano. Iconografa de la Biblia. Antiguo Testamento, tomo I, vol. I, Barcelona, 1996, pp. 158-159.
47
417
AHDLL: Fondo parroquial San Antonio de Padua, Granadilla, Libro 40, ff. 2r-2v.
AHDLL: Fondo parroquial Santa rsula, Adeje. Libro de cuentas de fbrica (16331840), f. 167v. Cfr. DAZ FRIAS, Nelson: La historia de Adeje, Adeje: Ayuntamiento de Adeje,
Centro de la Cultura Popular Canaria, 1999, p. 214.
53
LORENZO LIMA, Juan Alejandro: Arquitectura, Ilustracin e ideal eucarstico en los
templos de Canarias (1755-1850), (tesis doctoral), Granada: Universidad de Granada, 2010, pp.
673-674.
52
418
A modo de conclusin
Hemos pretendido acercarnos a una serie de piezas distribuidas en recintos
sacros del sur de Tenerife que comparten una serie de pautas morfolgicas,
tipificadas durante el siglo XVIII en el archipilago. Las estructuras lignarias
marcan una tipologa de sencillez constructiva, aunque no menos decorativa;
tablones de madera recortada, columnas abalaustradas y estpites, delimitadas
con cornisas y molduras, que en su mayora se decoraban con diferentes
repertorios polcromos. No menos interesantes resultan otras muestras
conservadas en la comarca, como el retablo de la ermita de San Juan de Gimar,
los retablos laterales de la parroquial de Arico, ejecutados en la centuria pero
policromados muy avanzado el siglo siguientes, los retablos del cuerpo de la
iglesia de Vilaflor, el mayor de Santo Domingo de Gimar entre otros54.
54
419
Retablo mayor, segunda mitad del siglo XVIII. Parroquia de San Juan Bautista. Arico.
(Fotografa Manuel Jess Hernndez Gonzlez)
420
Retablo mayor, ltimo cuarto del siglo XVIII. Parroquia de San Antonio Abad. Arona.
(Fotografa Manuel Jess Hernndez Gonzlez)
421
Manifestador, ltimo cuarto del siglo XVIII. Parroquia San Antonio de Padua.
Granadilla de Abona. (Fotografa Manuel Jess Hernndez Gonzlez)
422
423
424
425
El concilio de Trento, reunido los das 3 y 4 de diciembre de 1563, sensible a la importancia del purgatorio y el desasosiego que causaba al fiel el
incierto destino de su alma tras la muerte, proclam en la Sesin XXV:
Como la Iglesia catlica, instruida por el Espritu Santo, a la luz de las
sagradas Escrituras y de la antigua tradicin de los Padres, haya enseado en los sagrados concilios, y ensee ltimamente en este concilio
ecumnico, que existe un purgatorio, y que las almas all detenidas
son socorridas por los sufragios de los fieles, y sobre todo por el santo
sacrificio del altar; el santo concilio prescribe a los obispos que se esfuercen diligentemente para que la verdadera doctrina del purgatorio,
recibida de los Santos Padres y de los santos concilios, se ensee y
predique en todas partes a fin de que sea creda y conservada por los
fieles 4.
Este decreto aunaba la oracin por las nimas con la participacin del
sacramento de la comunin; Trento reforzaba as la esencia de la Iglesia frente a la hereja protestante. Pero el papel de la Virgen Mara, pintada en el
cuadro de Granadilla, no se explica de forma sencilla, simplemente porque la
doctrina al respecto no inclua a la Virgen. Sin embargo, el mismo concilio
aceptaba la costumbre de la Iglesia de invocar a Mara como mediadora y corredentora, aunque nunca lo convirtiese en dogma5, y apel a ello en la aprobacin del decreto Cum Quorundam por el papa Pablo IV en 1555, en pleno
concilio, donde se reforzaba el papel de Mara como virgen, la ms perfecta
de las mujeres y socorro de los creyentes6. As pues, la figura de la Virgen sa-
Durante toda la Edad Moderna, solo se haban proclamado dos de los cuatro dogmas
marianos actuales. El de la Maternidad Divina de Mara (Concilio de feso, del ao 421) y la
Virginidad perpetua de Mara (Concilio de Letrn, del ao 649). Los otros dogmas son el de la
Inmaculada Concepcin, aprobado por Po IX en 1854, y el de la Asuncin a los Cielos, por Po
XII en 1950.
Sobre los avatares del concilio bajo el pontificado de Paulo IV, antes cardenal Carafa,
cuya actitud influy mucho en el rumbo del mismo, recomendamos GARCA VILLOSLADA,
Ricardo; LLORCA, Bernardino. Historia de la Iglesia Catlica III. Edad Nueva. (3 edicin).
Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos n 199, 1987, p. 808-816.
426
Existe una interesante edicin en latn y espaol de los textos ntegros del Concilio, con
traduccin de Ignacio Lpez de Ayala, bajo el ttulo El sacrosanto y ecumnico Concilio de Trento.
Madrid: Imprenta Real, 1787. Disponible en: http://books.google.es/books?hl=es&lr=&id=g
tP3Xly2pYwC&oi=fnd&pg=PA1&dq=virgen+maria+concilio+de+trento&ots=eG9erRsxOZ
&sig=6JQ_pYVZVxhs2_dBhJ7QfARKpBw#v=onepage&q=virgen%20maria%20concilio%20
de%20trento&f=false. Consultado el 29 de diciembre de 2013.
427
8
VIERA Y CLAVIJO. Jos. Noticias de la Historia General de las Islas Canarias. 6 edicin.
Santa Cruz de Tenerife: Goya Ediciones, 1971, Tomo II, p. 537.
9
Idem, p. 543. La nota al pie de esta pgina indica que las Constituciones Sinodales fueron
publicadas por Juan Gonzlez en Madrid en 1631, conociendo una segunda edicin en 1634 por
la imprenta de la viuda de Juan Gonzlez, tambin en la capital del reino.
428
San Miguel, abogado divino en las causas del purgatorio. Por ltimo, cerrando
la composicin en el nivel superior, Dios Padre o, ms probablemente, la Santsima Trinidad, como Juez Supremo.
No sugerimos esta composicin arbitrariamente. Al contrario, nos basamos en la tradicin iconogrfica que desde finales del siglo XIII fija a travs
de ejemplos italianos o espaoles una evolucin iconogrfica reforzada por la
visin de la muerte post trentina10. Adems, los grabados incluidos en los
frontispicios de los libros publicados en Espaa desde la dcada de 1490 solan
presentar una estructura piramidal en tres niveles, e inspirarse en grabados fue
constante por los artistas del mundo hispano hasta comienzos del siglo XIX;
dicho de otro modo, que ese tipo de organizacin espacial era adecuado para la
ideologa piramidal de la salvacin.
Escrito lo anterior, creemos que abordar en este artculo un estudio sobre
la representacin iconogrfica el purgatorio nos parece innecesaria y excesiva.
Sin embargo, hay un elemento que debemos destacar: el cuadro de nimas
que hoy podemos ver en el templo, presenta un esquema similar al que hemos
detallado. Pudo la composicin del primero sugerir la composicin del segundo? Existi cierta continuidad? Esto lo analizaremos en el siguiente apartado.
MLE, Emile. El arte religioso de la Contrarreforma. (1 edicin de 1932). Madrid: Ediciones Encuentro, 2001, p. 199-222. Parcialmente disponible en: http://books.google.es/books?
id=YVZywjDQKJ8C&printsec=frontcover&hl=es&source=gbs_ge_summary_r&cad=0#v=on
epage&q&f=false. Consultado el 30 de diciembre de 2013.
429
11
430
A.H.D.O.T. Libro n 39. Libro de cuentas de fbrica de San Antonio de Granadilla, fol. 103v.
del quadro, y Retablo, ha suplido de su propio caudal mas de veinte pesos corrientes, de que no pretende interez ni remuneracin alguna solicita que al mayordomo se le da Poder y facultad para que pueda percivir
y recolectar todas y quales que limosnas que contribuyeren los fieles.12
Este texto nos advierte que desde 1769 la cofrada haba desaparecido, pero
ningn documento nos garantiza que tuviese algn movimiento apreciable
con anterioridad a esa fecha; por otro lado, el libro de fbrica no indica nada
reseable y los protocolos notariales del siglo XVIII que hemos consultado
relativos a la parroquia de Granadilla, han desvelado algunas informaciones
tiles, pero nada sobre la cofrada. Teniendo en cuenta la profunda reforma del
templo en la dcada de 1740, es posible que el primitivo cuadro de nimas
estuviese en mal estado o se perdiese en el transcurso de las obras; en cualquier
caso, estara con toda seguridad indecente, como era costumbre adjetivar en
aquellos tiempos.
Por eso, el hacendado local, Juan Gonzlez Guilln, tom la decisin en
1778 de restaurar la cofrada, justo tras la llegada a la silla episcopal de Canaria
del monje cisterciense, fray Joaqun Herrera de la Brcena. Y aunque sea tentador aproximar este personaje al obispo Herrera, creemos que Gonzlez Guilln actu siguiendo los planteamientos del antecesor episcopal, el franciscano
fray Juan Bautista Cervera, quien dirigi la dicesis entre 1769 y 1777, los aos
en que triunf la mentalidad ilustrada en las islas con la direccin indirecta
de Carlos III. El rey haba proclamado en 1760 a la Inmaculada Concepcin
como patrona de Espaa, decisin ratificada por Clemente XIII ese mismo
ao: es uno de los mejores ejemplos prcticos del catolicismo ilustrado y la
devocin religiosa.
Cervera estimul la aproximacin del arte de la Ilustracin a los artistas
canarios y de hecho, bajo su gobierno se realizaron obras artsticas memorables. Los obispos Herrera, Martnez de la Plaza y, sobre todo, Antonio Tavira y
Almazn (1791-1796), acabaran por introducir el gusto clasicista en la dicesis13. Solo bajo estos obispos y su influencia se entiende la renovacin esttica
12
A.H.D.O.T. Libro n 38, Libro de la Fundaion de la cofrada de las Animas de San Antonio
de Granadilla, sin foliar.
13
Sobre la biografa de estos obispos de Canaria: CAZORLA LEN, Santiago; SNCHEZ RODRGUEZ, Julio: Obispos de Canarias y Rubicn. Madrid: Eypasa, 1997.
431
Fotografa 1. Cuadro de nimas. leo sobre lienzo. Annimo lagunero hacia 1770-1780.
Iglesia parroquial de San Antonio de Padua, Granadilla
432
de muchos templos, as como la obra plstica del pintor Juan de Miranda y los
escultores Jos Lujn Prez y Fernando Estvez. Pero ese captulo, adems de
conocido, est bien divulgado14.
Cuando el hacendado Gonzlez Guilln, en su empeo de recuperar la
cofrada, encarg un nuevo cuadro de nimas, hubo de recurrir al gran centro de produccin artstica, que no era otro que la ciudad de La Laguna. El
maestro indiscutible de la pintura barroca haba sido Cristbal Hernndez de
Quintana (1651-1725), quien, hacia 1717, instituy definitivamente su composicin en el gigantesco lienzo pintado para la parroquial de Nuestra Seora de los Remedios de La Laguna. A partir de entonces, fueron muchos los
que se inspiraron en este ltimo para efectuar otros cuadros, aunque sin tanta
complejidad, si bien todos tienen la huella de Quintana. Pero como seala
Carlos Rodrguez Morales,15 es difcil hacer un seguimiento exhaustivo de sus
discpulos, por la escasa produccin de la que tenemos certeza y por los exiguos
datos personales de quienes realizaron las pinturas de lo que comnmente conocemos como la saga quintanesca.
No cabe duda de que el lienzo de Granadilla est directamente vinculado
a la obra de Quintana: de hecho, todos sus elementos, incluyendo el dibujo de
los rostros y la aplicacin del color, siguen a Quintana, pero de una forma ms
burda. Esto nos hace pensar dos cosas: en primer lugar, que su annimo autor
pudo trabajar directamente con Quintana o sus seguidores, e incluso que aun
siendo de una generacin posterior, solo conceba pintar como Quintana. En
segundo lugar, que este lienzo no persiguiese una modernidad, que nosotros
entendemos bajo la influencia italianizante, sino ajustarse al concepto bien
arraigado que se tena en Tenerife de lo que deba ser un cuadro de nimas.
En definitiva, que el papel del artista y su formacin era un dato marginal en el tiempo de su ejecucin y adquisicin; consecuencia de ello es que
apreciar en la actualidad y por encima de todo su autora, sera alterar su valor
en la historia. El dato mayor es que en l se consagra la iconografa diseada
14
LORENZO LIMA, Juan Alejandro. Ideal ilustrado y renovacin artstica en Canarias. Un ejemplo de modernidad en entornos perifricos. In: ASTIGARRAGA GOENAGA,
Jess; LPEZ-CORDN CORTEZO, Victoria; URQUA ECHAVE, Jos Mara (orgs.).
Ilustracin, ilustraciones. Real Sociedad Bascongada de Amigos del Pas: Sociedad Estatal de
Conmemoraciones Culturales, 2009, vol. 3, p. 393-414.
15
RODRGUEZ MORALES, Carlos. Quintana. Biblioteca de Artistas Canarios n 42.
Santa Cruz de Tenerife: Gobierno de Canarias, 2003, p. 149-163.
433
por Quintana, a pesar de que sospechamos que fue pintado aos despus en
la ciudad de La Laguna por un continuador del maestro. En realidad, lo que
Gonzlez Guilln adquiri no fue una obra adecuada a un estilo concreto,
sino a una temtica coherente al concilio de Trento y a los snodos diocesanos.
Ah radicaba su xito. Por eso, el cuadro de Granadilla, aunque ingresase en la
parroquial de San Antonio en torno a 1780, sera pintado antes. Pero cundo?
En este punto retornamos al obispo Cervera. Era franciscano, de la familia alcantarina.16 Bajo su gobierno diocesano (1769-1777), coincidi con
fray Jacob Antonio Delgado Sol (1719-1782) como provincial franciscano de
San Diego de Canarias en los periodos 1766-1769, 1772-1775 y 1781-178217.
Adems, fue padre guardin del convento de San Pedro de Alcntara de Santa
Cruz de Tenerife y acerc la poltica ilustrada al arte franciscano, cuyo mejor
resultado son los frescos de la iglesia del ex convento del mismo nombre, hoy
parroquia de San Francisco18, hacia 1777, donde se hace un canto al patrocinio
de la Inmaculada sobre los reinos de Espaa y la orden franciscana.
El cuadro de nimas de Granadilla tiene por protagonista a San Antonio
de Padua, patrono de la localidad, pero tambin fue el primer santo orador de
la historia franciscana, taumaturgo, como San Francisco de Ass, y uno de los
santos ms populares de la cristiandad. Recurrir a l como mediador en los
quehaceres cotidianos era comn en el siglo XVIII cmo no habra de ser en
el purgatorio un defensor del alma pura y fiel ante Dios? Esa idea conectaba
tres puntos: la devocin local granadillera, el apoyo que la orden franciscana
daba a los intereses del Estado y el reconocimiento al gobierno de un obispo
franciscano. A buen seguro, Gonzlez Guilln era consciente de la realidad de
su tiempo, y el autor del lienzo tambin.
16
17
18
CASTRO BRUNETTO, Carlos Javier. Pintura. In: Luces y sombras en el siglo ilustrado: la cultura canaria del Setecientos. Historia Cultural del Arte en Canarias IV. Santa Cruz de
Tenerife: Las Palmas de Gran Canaria: Viceconsejera de Cultura y Deportes del Gobierno de
Canarias, 2009, p. 233-235.
434
19
435
436
20
Es siempre de justicia citar a los maestros. RAU, Louis. Iconografa del arte cristiano.
Tomo II/Volumen 3. Barcelona: Ediciones del Serbal, 1997, p. 123-131.
437
438
21
Para la relacin entre la orden franciscana y los cuadros de nimas, vase: CASTRO
BRUNETTO, Carlos Javier. Devocin y arte en el siglo XVIII canario: los cuadros de nimas
y los santos de la orden franciscana. Revista de Historia Canaria, n 185 (2003), Universidad de
La Laguna, p. 27-47.
23
439
La azucena s que est pintada, pero interviene como simple atributo para
identificar al santo, porque en este cuadro su papel no es la exaltacin de la
pureza y la castidad, sino el de mediador en el purgatorio, funcin compartida
con Mara, la gran mediadora. Es tal vez el mayor honor que se haya dado a
San Antonio en el arte y la piedad canaria. Cierra la composicin San Miguel
Arcngel y aunque no lo veamos porque el cuadro est evidentemente recortado, figurara en la cspide la Santsima Trinidad, donde, de nuevo, est Jess,
como Segunda Persona.
Pero retornemos a la composicin. No es arbitraria. Sin duda, tanto el cliente, Juan Gonzlez Guilln, como el pintor, por probable indicacin de ste, tuvieron en cuenta la figuracin de la Virgen en el cuadro de nimas que existi
hasta el siglo XVIII, como ya sealamos. El nuevo cuadro est simtricamente
dividido en dos mitades. En el lado de nuestra izquierda figura centralmente
la Virgen. Bajo ella un grupo de cinco nimas: un fraile, un papa y un rey, y en
el ngulo inferior izquierdo un hombre y una mujer que, evidentemente, representan a los no poderosos, al mundo seglar, con claras resonancias al pecado
original con el que nacemos y que encarnan Adn y Eva. El lado derecho est
presidido por San Antonio y bajo l cuatro figuras: un nima indeterminada,
un obispo, un presbtero y una mujer rica, a quien identificamos por el collar de
perlas al que se aferra, como imagen de la perdicin que representan los bienes
de este mundo. En la parte superior el Arcngel y ms arriba, hoy inexistente,
la Trinidad. Sin embargo, las miradas de la Virgen con el Nio, San Antonio y
San Miguel Arcngel confluyen sobre una sola figura, la del presbtero, que se
muestra de espaldas al pblico y a quien reconocemos por la tonsura.
Qu puede significar todo esto? No es habitual esa confluencia de miradas
y s que alguno de los personajes sacros mire al espectador, al fiel. Pero nadie en
este cuadro mira a los fieles, todas convergen en el rostro, invisible para nosotros, del sacerdote. Es extrao, aunque deba tener una explicacin. Sugerimos
que este cuadro esconde la exaltacin del orden sacerdotal, un reconocimiento
subliminal de la preeminencia social del prroco. Su figura se vio reforzada por
los obispos ilustrados frente la frecuente preferencia por las rdenes religiosas,
lo que encaja con la propia historia de Granadilla, donde conviva el poder
diocesano con la existencia de un convento franciscano, el de San Luis Obispo.
No se tratara de provocar un enfrentamiento, sino de estimular el reconocimiento social del orden de los presbteros.
440
Fotografa 4. Cuadro de nimas. leo sobre lienzo. Annimo lagunero hacia 1770-1780.
Iglesia parroquial de San Antonio de Padua, Granadilla.
(Composicin a travs del juego de miradas)
441
Bajo esa perspectiva, el cuadro es moderno, pues sobre la estructura tradicional y piramidal organizada en torno a niveles de importancia (nimasmediadores-jueces), encontramos una estructura romboidal, siendo el vrtice
inferior el prroco, el superior San Miguel Arcngel y la Trinidad (desparecida) y los extremos laterales, la Virgen Mara y San Antonio. Toda una novedad.
Conclusiones
Lo que hemos expuesto hasta este momento nos sita ante una obra excepcional por su contenido, ms que por sus formas, aunque sean, a su vez,
singulares. Concluido el siglo XVIII, poco ms se sabe de la cofrada de nimas
y de su querencia en Granadilla. De hecho, la presentacin de cuentas de la
hermandad se va distanciando en el tiempo y reflejan una gran pobreza. Solo
encontramos registros en 1804 y en 1830, siendo su administrador Manuel
Gonzlez Guilln, seal del aprecio de esa familia al rezo por las nimas. El
ltimo registro anotado en el libro es de 1836.
Podemos concluir que el cuadro de nimas de la iglesia de San Antonio
de Padua de Granadilla, a pesar de su limitada calidad artstica, es una obra
que refleja el catolicismo ilustrado conviviendo con las seas tradicionales de
identidad de un lugar. sta personifica en la figura de San Antonio, el legado histrico y devocional de Granadilla. Tambin nos dice que la eleccin de
una esttica conservadora est forjada por la fama del modelo plstico que la
inspira. Este lienzo nos confirma, una vez ms, que la obra de arte es la mejor
fuente de informacin que existe para obtener la fotografa de un tiempo, una
fotografa que hay que mirar bien si queremos descifrar todas las claves que
oculta, en este caso, el pensamiento barroco.
442
443
444
La coyuntura poltica y las estrategias econmicas ligadas, primero, a un mercado de exportacin y luego, a la industria turstica y el sector servicios y constructivo, influyen
en los comportamientos demogrficos propiciando desde mediados del siglo
XX, un evidente desequilibrio espacial en detrimento de las medianas.
445
En este contexto, el
ncleo de Arona logra
conservar la morfologa
urbana heredada de los
siglos precedentes. Sin
embargo, en las ltimas
dcadas del pasado siglo, en aras a un supuesto
progreso y al ritmo que
marcaba la galopante especulacin urbanstica, el
casco histrico de Arona
empez a verse afectado
por la irrecuperable
Calle Duque de la Torre. Arona. An hoy, se advierte el marcado
carcter rural de la trama urbana de este asentamiento
desaparicin de antiguas
viviendas y elementos representativos del patrimonio natural y etnogrfico; vindose sustituidos por
modelos edificatorios que desairando lo antiguo, creaban inmuebles irrespetuosos con el entorno, rompiendo con sus formas y volumetra la tipologa
arquitectnica que defina el ncleo de Arona.
Los nuevos modelos constructivos en Arona, antes de la publicacin de B.I.C. con la categora de Conjunto
Histrico, rompen con el paisaje arquitectnico que defina el ncleo de Arona casco, lo que supone, adems, una
notable amenaza a su valor paisajstico urbano tradicional
446
447
Parroquia de San
Antonio Abad en
la Plaza del Cristo
de la Salud, Arona.
En torno a la
misma, se ubican
las edificaciones
de mayor entidad
arquitectnica
Ayuntamiento de Arona. Expediente incoado en 2005 en virtud de convenio de colaboracin para la restauracin de la Parroquia de San Antonio Abad en Arona casco, entre el
Ayuntamiento de Arona, la Consejera de Cultura y Patrimonio Histrico del Cabildo Insular
de Tenerife y el Obispado de Tenerife.
448
R5
El pavimento de loseta bastante deteriorado se sustituy por el de piedra de la cantera de Arico. Al mismo tiempo, se reemplazaron los tres
escalones de piedra volcnica por rasillos de barro.
R5
R5
449
En el ao 2006, y mientras el proyecto se encontraba en plena fase de ejecucin, se recibe en la Concejala de Patrimonio Histrico del Ayuntamiento
de Arona por parte del cura prroco de la Iglesia de San Antonio Abad, una
carta solicitando de aquella administracin la colaboracin econmica para poder
costear el 10% que le corresponda al Obispado del coste de la restauracin del templo,
debido a las penurias econmicas por las que atravesaba esa Institucin por motivo
del reciente incendio del edificio de la Sede Episcopal de La Laguna. Hecho que
atiende compresiblemente la Administracin Local.
450
Con todo, en Arona, no ser hasta el segundo cuarto del siglo XIX cuando
se construya el primer recinto funerario, pero debido a los riesgos que supona
para la poblacin, tanto por su cercana a las casas, como por el tipo de suelo
existente, se levanta un nuevo Cementerio en Montaa Fra. Efectivamente,
tal y como admite en 1975, don Esteban Martnez Arroyo, cura prroco de la
Parroquia de San Antonio Abad, en Arona, el viejo [cementerio] debera desaparecer por su proximidad a la poblacin sobre todo por su estado de derrumbamiento,
por lo descuidado que se encuentra y porque en la actualidad no invita a la devocin
ni es lugar digno para un camposanto4.
El antiguo cementerio, con el paso de los aos y la falta de uso y conservacin, sufri un continuo deterioro, lo que lleva, en las ltimas dcadas del
siglo XX, a la Administracin Local a decidir su derrumbe. Se idear recuperar el lugar como espacio urbano, y, as, se proyect una plaza, que por sus
caractersticas pareca querer romper con cualquier vestigio de pocas pretritas5. Los trabajos acometidos se hicieron siguiendo los dictados de la moda
de ese momento en materia de arquitectura, en donde nada debera recordar
al pasado. As, se consigui un espacio enterrado, oculto al resto de las
calles que desembocaban en ella, a la vez que
resultaba bastante discrepante con su entorno.
La estructuracin del
nuevo espacio, unido al
recuerdo vivo del recinto
que haba albergado, hizo
de l un lugar poco acogedor para el vecindario.
Razn, que unido a los
presupuestos recogidos en
Informe sobre la Clausura del Cementerio Viejo (Lugares sagrados. Legajo 1. Doc 27.
Diez de enero de 1975 a cuatro de abril de 1975. Archivo Histrico Diocesano de San Cristbal
de La Laguna]
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Si bien es verdad que determinadas actuaciones por parte de la propia administracin local han provocado la desaparicin de elementos patrimoniales significativos, en este caso, se logra dotar de contenido histrico el lugar.
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El edificio conserva de la poca originaria la fachada principal. El interior fue objeto de un proyecto que se inicia en el ao 2004, mal llamado de
rehabilitacin, por cuanto, a simple vista, parece no recupera del todo lo que
exista. Las actuaciones efectuadas desposeen de muchas piezas originales al
inmueble e integra al mismo elementos constructivos secundarios. Adems, se
incorporan nuevos espacios, recurriendo a soluciones que parecen de una poca anterior, falsos histricos, con lo que se presta a confusin en el lenguaje
arquitectnico, distorsionndose el estilo original del edificio.
Con todo, la intervencin en la casa, que prcticamente, no afecta a su fachada, logra insertarlo con cierto xito en la tipologa edificatoria del entorno.
El edificio est situado en el extremo noreste del ncleo fundacional de Arona,
relativamente cerca de las arterias principales de transporte y comunicacin
interna entre las comarcas sureas de las medianas altas y norte de la isla. Y,
podra ser referencia de trnsito para visitantes y turistas en direccin a las
mismas y Parque Nacional de Las Caadas del Teide.
En su entorno prximo se encuentran dotaciones administrativas, culturales y recreativas, en un contexto presidido por un paisaje agrcola que aunque
muy modificado todava es posible contemplar construcciones de la arquitectura popular y urbana en relacin con unidades productivas de explotacin de
carcter tradicional.
Conclusiones
En el modelo constructivo de Arona, de las ltimas dcadas del siglo XX
y principios del XXI, la especulacin condicion en gran parte, la imposicin
de una figura jurdica de proteccin del patrimonio histrico en este ncleo
(B.I.C.). Y, aunque es notoria la palpable ausencia de espectaculares inmuebles
en su conjunto, si es cierto que Arona es un modelo de asentamiento que nos
permite conocer y reconocer el patrn socioeconmico en el que se apoyaba
una economa basada en el sector primario.
La declaracin de B.I.C. como Conjunto Histrico a favor de Arona casco
requiere de un marco legal especfico que deber concretarse en un Plan Especial de Proteccin. Mientras tanto, administrados afectados por el Conjunto
Histrico y la propia Administracin debern ser autorizados por el Cabildo
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Bibliografa
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