Redondo Illescas Triple Riesgo PDF
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RESUMEN
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Revista Espaola de Investigacin Criminolgica
Artculo 7, Nmero 6 (2008) www.criminologa.net
ISSN: 1696-9219
Redondo Illescas
ABSTRACT
In this paper a new and integrative model of crime, named triple risk of crime
model (or TRD), is proposed. The model is not considered competitive and
contradictory with traditional theories of crime. Instead of it, this is conceived as a
more global structure, susceptible of incorporating different explanation processes
of criminal behavior. This proposal takes its bases from the analyses on social
support as hinge for prevention, from the situational theories of crime, and, more
widely, from the criminological research on risk and protection factors, which are
re-conceptualized here as risk dimensions. All the risk dimensions (defined from
couples of present risk and protection factors) are grouped exhaustively in three
categories of risks: a) personals, b) about the received pro-social support, and c)
concerned to crime opportunities. It is considered that the unique combination in
every individual of elements from these three risk categories hurls specific
criminogenic processes (in consonance with classical theories of crime), which
determine the antisocial motivation and the antisocial behavior risk of every
individual. From this, the TRD model defines both the individual risk of antisocial
behavior and the social risk of crime. In order to facilitate the comprehension of this
proposal a vocabulary of the main terms and concepts is included.
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Todas estas cosas dispares, que son tal vez, como presenta Spinoza, meras
figuraciones y facetas de una sola cosa infinita ().
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Quiero mostrar mi gratitud a los profesores Antonio Andrs Pueyo, Jos Luis Dez Ripolls y Alfonso
Serrano Mallo por la lectura paciente de una versin previa de este trabajo y por sus muy estimulantes y
tiles comentarios y sugerencias. Agradezco especialmente al profesor Csar San Juan, Director de la
REIC, su entusiasta acogida de este trabajo y sus sutiles apreciaciones sobre el texto, que me han ayudado
a mejorarlo.
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conceda en esta direccin, todava conceder que en algunos casos graves el factor
personal puede jugar un papel decisivo para el riesgo delictivo.
Al respecto de las sociedades, no es posible afirmar que las privaciones
econmicas, culturales y sociales experimentadas por los individuos les aboquen
inevitablemente a la delincuencia. Pero est bien establecido que muchos de los
delincuentes ms activos y violentos proceden de barrios deteriorados, con
desorganizacin social, problemas de desempleo, altas tasas de delincuencia, tienen
padres u otros familiares que tambin han cometido delitos, han experimentado una
crianza carente de atencin y control, tienen amigos delincuentes y su
escolarizacin y formacin han fracasado (Farrington, 2006; Lipsey y Derzon,
1997; Lsel y Bender, 2003; Vold, Bernard y Snipes, 2002). As, difcilmente
podra afirmarse en la actualidad que los delincuentes lo sean exclusivamente a
causa de su propia maldad, sin relacin alguna con las condiciones crimingenas
experimentadas a lo largo de su vida.
Por ltimo, por lo que se refiere a las oportunidades para delinquir,
probablemente no puede aducirse que todas las personas expuestas a tentaciones
delictivas semejantes estn igualmente dispuestas a cometer delitos. Sin embargo,
los estudios de criminologa ambiental informan de que existe una relacin directa
entre mayores oportunidades delictivas y mayor delincuencia, y entre menores
oportunidades delictivas y menor delincuencia (Barr y Pease, 1990; Brantingham y
Brantingham, 1991, 1993; Clarke, 1993, 1994; Felson, 2002, 2006; Stangeland,
Dez Ripolls y Durn, 1998). En todo caso, como mnimo no puede sostenerse de
manera absoluta que existan personas completamente invulnerables para la
comisin de delitos, sean cuales fueren las oportunidades y tentaciones que se les
ofrezcan (Bloom, 1996a).
En consonancia con todo lo anterior, en la actualidad se considera que tanto
en los individuos como en las sociedades como en las oportunidades delictivas
existen diversos factores que hacen ms probable el delito y las carreras delictivas.
En ninguno de estos mbitos hay una explicacin suficiente para la delincuencia,
sino que todos ellos, cuando los factores de riesgo se anan e interaccionan entre s,
parecen participar de dicha explicacin (Andrews y Bonta, 2006; Bartol y Bartol,
2005; Blackburn, 1994; Hollin, 1989). Puede haber individuos o grupos concretos
en los que alguno de los tres antedichos factores de riesgo (individuales, sociales o
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Aunque tanto desde una perspectiva sociolgica como jurdica podran establecerse evidentes
diferenciaciones entre los significados de las expresiones comportamiento antisocial y comportamiento
delictivo, ambas expresiones sern usadas a lo largo de esta presentacin como equivalentes, tanto para
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hacer referencia a las conductas delictivas juveniles como adultas. En general se preferir el adjetivo
antisocial, ms fenomenolgico, al delictivo, de mayor carga jurdica.
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Esta definicin de comportamiento antisocial engloba manifiestamente toda aquella delincuencia que
comporta acciones violentas directas de una persona contra otra u otras personas. Sin embargo, tambin
incluye comportamientos de agresin y engao ms diluidos, planificados y sostenidos que, como la
delincuencia econmica (incluida la de cuello blanco) o el trfico de drogas, ponen en riesgo la salud,
la libertad y la economa de individuos, familias y grupos humanos. Todos estos comportamientos son
funcionales a la obtencin de alguna suerte de beneficio (econmico, ventaja, etc.) o satisfaccin (sexual,
venganza, etc.) por parte del delincuente o de su grupo de pertenencia (familia, pandilla, barrio, pas,
cultura, ideologa, religin, etc.). El comportamiento antisocial puede producir un dao inmediato y
concreto a la vctima en su integridad fsica (desde lesiones hasta la muerte) o en su integridad
psicolgica y en sus derechos, como resultado de la amenaza, el acoso o el menoscabo de su libertad o de
sus propiedades.
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Riesgos A: Personales
Favorables integracin (y ausencia dficit grave)
(+)
Autocontrol
Buena inteligencia
Empata-sociabilidad
a
rn
te les
te a
p ia
Vnculo en es as s
n soc aria Apoyo
antisocial i st nt ran i
i
s o t prosocial
ns u e p v r n i
Riesgos B: er s p mu
co linc tem p o (+)
Apoyo social (-) in e s Su igo s c
n za s d ne m
A d i da
o io
ria ig nc M
e
C
Am ete Impulsividad
D
Baja inteligencia
Egocentrismo
(-)
Dficit graves
Figura 1. Representa cmo el emparejamiento entre factores homnimos de Riesgo y de Proteccin crea dimensiones
continuas en A y en B, lo que permite explorar las interacciones entre dimensiones A (p.e., A1xA2, A1xA3 A1xAi),
entre dimensiones B (p.e., B1xB2, B1xB3 B1xBi) y entre dimensiones A y B (p.e., A1xB1, A1xB2 A1xBi, etc.).
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considerarse tan slo una metfora cultural, sino que reflejara en buena medida, a
la luz del conocimiento actual, una realidad psicolgica e incluso fsica. Se sabe,
por ejemplo, que nuestro sistema nervioso (el que poseemos en origen, como
resultado esencial de la herencia de nuestros padres) se desarrolla tanto funcional
como estructuralmente de acuerdo con las experiencias vividas y los aprendizajes
(Damasio, 2004; LeDoux, 1999; Raine, 2000, 2002; White, 2000). Somos producto,
en conjunto, de lo que era nuestro sello biolgico de origen y tambin de todo lo
que nos ha sucedido en la vida. Desde esta perspectiva, la influencia combinada de
disposiciones personales y apoyo prosocial recibido permitira contestar a la
pregunta de cmo una persona ha llegado a ser lo que es, y ha arribado a elegir
como habitualmente lo hace. Y, en una formulacin especficamente criminolgica,
en qu grado se halla ms o menos motivada para efectuar elecciones de
comportamiento prosociales o antisociales.
Pese a todo, aunque los dos conjuntos de factores precedentes son decisivos,
para lograr una explicacin ms completa de cmo una persona se integra
adecuadamente en la sociedad, y propende a no cometer delitos, se requiere
considerar una tercera condicin:
C) Que el individuo se vea expuesto a unas dosis moderadas de riesgos
situacionales u oportunidades delictivas, y no a riesgos elevados, tales como una
necesidad econmica grave, una amenaza contra su vida e integridad, etc. Los
riesgos situacionales u oportunidades delictivas son los estmulos o contingencias
precipitantes que anteceden a concretos episodios de conducta antisocial. Pueden
ser ejemplos de dichas contingencias los siguientes: la instigacin hacia un delito
por parte de un amigo delincuente, sufrir una agresin por parte de otra persona,
experimentar una fuerte vivencia de injusticia (verbi gratia, el abandono por parte
de la propia pareja, un despido manifiestamente fraudulento), la carencia grave
de recursos econmicos o la privacin relativa de ellos, etc. En definitiva, en la
categora riesgos situacionales u oportunidades delictivas se incluye un amplio
espectro de situaciones que pueden operar como instigadores o mviles de hechos
antisociales y acciones delictivas4.
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Los factores de oportunidad han sido destacados en criminologa por las teoras situacionales, y
especficamente por la teora de las actividades rutinarias, a travs de su concepto de vctima u objetivo
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Los riesgos situacionales o de oportunidad podran ser de tal entidad que por
s solos, a igualdad de los precedentes factores A y B (e incluso siendo dichos
factores inocuos), podran llegar a provocar episodios antisociales y delictivos
(por ejemplo, en situaciones de homicidios pasionales o en legtima defensa, de
ofrecimiento a un funcionario pblico de elevadas comisiones ilegales, etc.). Sin
embargo, aqu se considera tentativamente que la fuente de riesgos C, u
oportunidades delictivas, tendra en principio un menor peso relativo en el Riesgo
de Conducta Antisocial, o riesgo de que se cometa un acto antisocial especfico
(podra, por ejemplo, operar de forma aditiva con el producto de las dos categoras
anteriores). De ese modo, sujetos con alta motivacin delictiva, como resultado de
una elevada f(A, B) (pongamos del producto AxB) requeriran en principio una
contingencia C de menor entidad para actuar de modo antisocial. Y viceversa,
individuos con muy baja motivacin delictiva f(A, B) probablemente seran
impulsados a un delito slo si los riesgos C son muy elevados.
El sentido profundo de estructurar todos los riesgos que pueden influir la
conducta delictiva en tres categoras o fuentes se entronca de lleno en una
perspectiva evolucionista del comportamiento. Los factores A, o personales,
constituyen de partida la materia prima de accin de los factores B, o influencias
sociales, que moldean al individuo desde su nacimiento, dando lugar a las
potencialidades adaptativas del individuo a su contexto (incluida la potencialidad
delictiva). Dado un tiempo presente t, en el que el individuo es lo que es y tiene
las potencialidades que tiene como resultado de f(A, B), los factores C, u
oportunidades, ofrecen las ocasiones para que dichas potencialidades puedan
expresarse5.
atractivo para el delito (Felson, 2002, 2006). En todas las manifestaciones de la vida familiar y social
existen diversos y continuos riesgos situacionales C, que pueden favorecer posibles conductas
antisociales. stos forman parte de las rutinas e interacciones humanas ordinarias: discusiones, insultos,
propiedades descuidadas, personas que caminan por lugares solitarios, etc.
5
En perspectiva evolucionista, el movimiento y la conducta de los seres vivos en general, y el
comportamiento de los seres humanos en particular, son funcionales a la obtencin de beneficios y
satisfacciones de toda ndole que cubren alguna suerte de necesidad biolgica o psicolgica perentorias
(especialmente cuando existe competencia por los recursos disponibles). El comportamiento agresivo, en
sus diversas manifestaciones funcionales, no slo no constituye una excepcin a esta regla general sino
que es uno de los sectores de conducta ms tpicos y estables para la satisfaccin de mltiples necesidades
(de alimentacin, territoriales, defensivas, sexuales, etc.).
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que, en la mayora de las circunstancias, los factores personales, los sociales y los
de oportunidad se hallan entrelazados. Atendida esta evidencia, el modelo TRD
considera que, para una explicacin ms completa de la inhibicin/desinhibicin de
la conducta antisocial y para una mejor estimacin del riesgo delictivo de los
individuos, es imprescindible considerar los tres tipos de influencias (personales,
sociales y de oportunidad), y propone una estructura para su unificacin.
Como se ha mencionado, el modelo TRD no pretende en absoluto anular o
refutar el conocimiento cientfico procedente de las teoras de la delincuencia que
cuentan con aval emprico. Asume que las teoras y principios criminolgicos
suficientemente probados constituyen explicaciones certeras de algunos procesos
mediante los que se aprende, se facilita o se estimula el comportamiento delictivo.
Desde el TRD se interpretan dichas teoras y conocimientos como descripciones de
procesos frecuentes y relevantes de interaccin entre ciertas dimensiones de riesgo.
Generalmente, se tratara de representaciones de la influencia negativa que
ejerceran algunos riesgos B (o dficit en el apoyo prosocial), o determinados
riesgos C (en las oportunidades delictivas), sobre algunas dimensiones personales
A, lo que favorecera que un individuo cometiera delitos e iniciara una carrera
delictiva.
Por ejemplo, la teora del aprendizaje social prioriza la influencia de los
modelos delictivos reforzados (que en el modelo TRD corresponderan a una
dimensin B, en su lado negativo o de mayor riesgo), sobre las definiciones pro-
delictivas del sujeto (que en TRD sera una dimensin A, tambin en su vertiente
negativa) (Bandura, 1987; Akers, 1997). As, el anlisis terico del aprendizaje
social es de gran relevancia para comprender uno de los modos ms frecuentes en
que los jvenes se inician en la delincuencia: a partir de la influencia de modelos
delictivos. Esa es probablemente la razn por la que esta teora cuenta con tantos
avales cientficos (Akers, 2006). La teora de los vnculos sociales (Hirschi, 1969)
realza cmo la ruptura de las conexiones afectivas con diversos contextos
prosociales (como resultado de decaer el apego, la participacin, el compromiso
social y las creencias convencionales), proceso que constituira en el modelo TRD
una dimensin B negativa, puede producir una cada de las restricciones personales
para el delito (lo que sera una dimensin A negativa, en el marco del TRD). De ese
modo, la teora de los vnculos sociales constituye una explicacin alternativa a la
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anterior y tiene tambin gran relevancia para explicar mltiples observaciones sobre
el origen de las actividades delictivas de muchos jvenes. La teora general de la
tensin, por su lado, prioriza como mecanismo explicativo la relacin entre
privaciones y tensiones sociales graves (dimensin B negativa en el modelo TRD)
y vivencias personales de malestar e ira (dimensin A negativa en TRD), que
podran llevar a la agresin y la delincuencia para el alivio de la tensin acumulada
(Agnew, 1992, 2006). Este mecanismo puede ser una explicacin razonable de
diversos episodios delictivos de gran virulencia, como algunos robos violentos y
ciertos homicidios. Por su parte, la perspectiva del labeling propone que el influjo
de los procesos sociales de etiquetado (dimensin B negativa en TRD) producira la
estigmatizacin del individuo y la devaluacin de su autoconcepto (dimensiones A
negativas en el modelo TRD), lo que acabara promoviendo en l la desviacin
secundaria o repeticin delictiva (Bernburg y Krohn, 2003; Lemert, 1981). Este
proceso probablemente explicara algunos de los efectos crimingenos que puede
tener el sistema de justicia sobre los propios delincuentes, especialmente sobre los
jvenes (Liebling y Maruna, 2005; Maruna, LeBel, Mitchell y Naples, 2004). Por
ltimo, las ms recientes teoras situacionales o de la oportunidad vendran a
proponer como explicacin preferente de la actividad criminal la exposicin de
individuos delictivamente motivados (motivacin delictiva que depende en el
modelo TRD de la combinacin de dimensiones A y B) a especiales oportunidades
delictivas (dimensiones C, en TRD), ya se trate de propiedades desprotegidas o de
vctimas vulnerables (Brantingham y Brantingham, 1991; Felson, 2002), lo que
ayudara a comprender la mayor concentracin de delitos en ciertos barrios y zonas
de las ciudades. Y as sucesivamente haran las otras teoras de la delincuencia que
puedan considerarse que, atendida la estructura ms global del modelo TRD, se
interpreta que realzaran algunos procesos relevantes de interaccin o transaccin
entre especficas dimensiones A, B y C.
De acuerdo con lo anterior, el modelo TRD definira, como sugiere la imagen
de la Figura 2, un marco estructural ms general, en el que las teoras
criminolgicas actuales tendran plena cabida, ya que constituiran descripciones
elaboradas y relevantes de algunas de las interacciones ms frecuentes entre
dimensiones de riesgo.
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Riesgos A: Personales
Favorables a la integracin (y ausencia dficit grave)
(+)
Riesgos C:
Oportunidades
(-)
Etiquetado
Aprendizaje Teoras de la
Vnculo antisocial Apoyo
social Control oportunidad prosocial
Riesgos B: social
Apoyo social (-) (+)
Tensin
(-)
Dficit graves (alta impulsividad, baja inteligencia, falta de empata)
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En los estudios sobre carreras delictivas los factores de proteccin se han concebido de tres maneras
posibles (Farrington, 2006): como extremos opuestos en la escala a los factores de riesgo (cuando
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las cosas, los factores de riesgo y de proteccin constituyen en realidad, por pares
de contrarios, los polos negativo y positivo de dimensiones continuas, lo que
convierte los actuales factores de riesgo y de proteccin, no en factores dicotmicos
de naturaleza distinta, sino en grados especficos (generalmente extremos) de
diversas dimensiones de riesgo. De ese modo, como ya se ha mencionado, en el
marco de la fuente A, personal, el factor de riesgo impulsividad tiene su extremo
positivo en el factor protector autocontrol, la baja inteligencia (riesgo) lo tendra en
una inteligencia y competencia social suficientes (proteccin), mientras que el
egocentrismo (como factor de riesgo) tendra su lado positivo en la empata o
capacidad de afecto por otras personas (factor de proteccin). De los riesgos B o
dficit en apoyo prosocial, la disciplina paterna errtica (factor de riesgo) tendra
su lmite favorable en la adecuada supervisin paterna (proteccin), tener amigos
delincuentes (riesgo) en poseer vnculos prosociales (proteccin), o, desde la
perspectiva del posible influjo de la justicia sobre los jvenes delincuentes, los
internamientos tempranos en centros de justicia juvenil (que podran ser un factor
de riesgo) tendran su extremo positivo en el uso preferente con los jvenes de
medidas de control y tratamiento comunitarios (factor de proteccin). Todos los
anteriores pares de factores definen, as pues, los bordes de diversas dimensiones de
riesgo de carcter continuo, en las que los individuos concretos podran puntuar en
distintos grados, y no slo en sus extremos antagnicos.
presentan relacin lineal con la conducta delictiva), como factores protectores per se, sin que posean un
factor de riesgo antagnico (cuando no guardan relacin lineal con el comportamiento delictivo), y como
variables que interaccionan con los factores de riesgo y amortiguan sus efectos. Pese a ello, son escasos y
poco concluyentes los estudios que han identificado factores protectores de naturaleza distinta y ajena a
extremos de riesgo (Lsel y Bender, 2003). Por ello, aqu se asume de partida, a efectos de su
investigacin exhaustiva, que los factores de riesgo y de proteccin constituyen, en el comn de los casos,
dimensiones continuas, y que dichas dimensiones se hallan en interaccin unas con otras, lo que puede
llevar, segn se ver, a resultados de riesgo muy diversos.
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Sin embargo, uno de los retos principales del modelo del Triple Riesgo Delictivo es
operativizar dichas fuentes y las dimensiones incluidas en ellas mediante las
especificaciones que se efectan seguidamente.
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El signo (+) incluido en el polo positivo, o protector, de algunas variables quiere significar su
concepcin aqu como dimensiones de riesgo, que igualmente se consideran susceptibles de gradacin en
cuanto a su mayor o menor influencia crimingena. La dependencia a drogas admite distintos grados, as
como tambin los admite la vivencia de victimacin que pueda haber experimentado una persona. El sexo
como tal es una variable discreta (varn o mujer), aunque tanto desde un punto de vista endocrino (por
ejemplo, en relacin con los niveles de testosterona que pueda presentar una persona) como psicolgico
(cogniciones machistas, roles sociales, etc.) podran establecerse ciertas gradaciones de inters al efecto
del modelo TRD.
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En este primer acercamiento tentativo el modelo TRD plantea que, en el estado actual del conocimiento,
la medida de un sujeto en cualquier dimensin A (por ejemplo, en impulsividad) puede ser equivalente en
la prctica a su medida en cualquier otra dimensin A (por ejemplo, en empata), a efectos de su inclusin
en la funcin f(A,B) que define la motivacin delictiva. Pese a ello, no se considera que todas y cada una
de las dimensiones A (impulsividad, empata, inteligencia, etc.) sean idnticas ni deban tener siempre
magnitudes paralelas. Sera tambin posible que las diversas dimensiones personales empricamente
asociadas a la conducta antisocial funcionaran en realidad como un cluster (o agrupacin) de variables
personales, que se sumaran o restaran entre ellas en direccin al riesgo delictivo de un sujeto, siendo
adems este primer resultado dependiente del cluster de variables B de apoyo social. Ello constituira una
buena analoga criminolgica de lo que sucede en biologa, de acuerdo con la sntesis moderna de la
teora evolucionista, en la transmisin gentica de aquellos caracteres que son afectados por genes de
diversos loci (no de uno solo). Generalmente, dichos genes tienen un efecto pequeo en el fenotipo de un
determinado carcter, y adems el resultado final suele ser modulado por el ambiente en que el individuo
se desarrolla, lo que da en conjunto lugar a una gran diversidad de resultados posibles (Boyd y Silk,
2001).
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Como se ha explicado en la nota anterior, el signo (+) consignado en el polo positivo de algunas
variables quiere indicar que son concebidas como dimensiones de riesgo, que admiten una gradacin de
su mayor o menor influencia crimingena.
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sujeto (sin que ello signifique que el sentido de todas las influencias
sea necesariamente colineal en cada caso). De ello se deriva que, a
efectos prcticos, cualquiera de las medidas avaladas por la
investigacin como dimensiones sociales de riesgo puede constituir, en
principio y en el actual estado del conocimiento, una estimacin
razonable de la fuente de riesgos en el apoyo prosocial recibido por
el individuo. En todo caso, esta presuncin constituye nuevamente una
premisa tentativa a la vez que una prioridad emprica del modelo TRD.
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Ver nota anterior.
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El modelo del Triple Riesgo Delictivo asume en relacin con las situaciones
y oportunidades delictivas lo siguiente:
La presencia de contextos y vctimas vulnerables para el delito
aumenta el riesgo de comisin de delitos.
Para investigar adecuadamente la influencia crimingena de las
oportunidades delictivas deberan operativizarse tanto medidas
especficas para delitos concretos (robos de coches, robos a turistas,
estafas inmobiliarias, agresiones sexuales, etc.) como medidas de
oportunidad globales (por ejemplo, para el conjunto de un
determinado barrio o ciudad).
En la estrecha interconexin entre fuentes de riesgo que sugiere el
modelo TRD, se considera que los riesgos situacionales o de
oportunidad C no se presentarn aleatoriamente y por igual a sujetos
con cualquier grado y combinacin de riesgos f(A,B). Por el contrario,
las oportunidades para la violencia y la infraccin delictiva (o factores
C) se ofrecern en principio con mayor frecuencia y fuerza a
individuos que posean mayores gradientes de riesgo f(A,B) (o sea,
mayor motivacin antisocial). Ello es as debido a que dichos sujetos
probablemente efectuarn una bsqueda ms activa de objetivos
delictivos, a la vez que tendrn mayor contacto con sujetos que se
exponen a situaciones y oportunidades antisociales.
El postulado central del modelo TRD establece que para cada sujeto pueden
realizarse estimaciones en las tres fuentes de riesgo referidas, combinar dichas
estimaciones, y ponderar de ese modo su riesgo individual de delincuencia. A este
efecto, se considera que los riesgos para el delito que se han mencionado
(personales, carencias de apoyo prosocial y oferta de oportunidades delictivas)
pueden ser concretados y estimados a partir de variables y medidas ya existentes en
la actualidad, que se han reconceptualizado aqu como dimensiones de riesgo. Por
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Un argumento ms a favor de la necesidad de considerar las tres fuentes de riesgo mencionadas
procede del mbito del tratamiento de los delincuentes. En la actualidad una de las estrategias teraputicas
cuya eficacia ha recibido mayor apoyo emprico es la denominada Terapia Multisistmica, cuya principal
caracterstica es la intervencin combinada sobre el propio individuo y los sistemas sociales que ms
directamente lo influyen (familia, amigos, escuela, vecindario, etc.) (Edwards, Schoenwald, Henggeler y
Strother, 2001; Henggeler y Borduin, 1990; Littell, 2005; Redondo, 2008). Constituye una prueba
circunstancial de que todos estos sistemas resultan relevantes en la gnesis del riesgo individual de
conducta antisocial, el hecho de que la influencia positiva combinada en todos ellos sea la manera ms
eficaz de reducir dicho riesgo (Cullen y Gendreau, 2006; Vzquez, 2003). En la misma direccin, tambin
es un argumento circunstancial que apoya la relevancia crimongena de los factores C, la eficacia
teraputica mostrada por la tcnica de prevencin de recadas, cuyo objetivo principal es preparar a los
sujetos tratados, mediante el entrenamiento en estrategias de afrontameinto de situaciones de riesgo, para
no sucumbir ante las oportunidades delictivas que puedan presentrseles (Laws, 2001; Pithers, 1991;
Redondo, 2008).
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Oportunidades
(+) Delictivas (-)
(+)
-c C
Riesgo de conducta
antisocial f(A,B,C)
-a
-b
A
B
Riesgos (-) Motivacin (-) Riesgos en el
personales antisocial f(A, B)
apoyo social
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Tiempo t
Riesgos personales A
x =Motivacin antisocial
B
Riesgos en el apoyo prosocial
RCA
Oportunidades delictivas +C
Figura 4. Representacin longitudinal del modelo TRD. Los riesgos personales A y los riesgos
en el apoyo prosocial B interaccionan a lo largo de la vida de cada sujeto y producen, en cada
tiempo t, un cierto grado de Motivacin antisocial. La estimacin del Riesgo de conducta
antisocial (RCA) requiere tomar en consideracin tambin las oportunidades delictivas C que
se ofrecen al sujeto en el tiempo t considerado.
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Riesgos B:
Vnculo Carencia
antisocial de vnculos 2 1 Vnculos prosociales
en apoyo
prosocial
(-)
nmero pequeo de
sujetos
(-)
Dficit personales graves (alta impulsividad, baja inteligencia, falta de empata )
Figura 5. Predicciones tericas sobre la motivacin delictiva en una sociedad dada (con una
magnitud de delincuencia moderada), en funcin de las combinaciones de riesgos A y B.
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factores sociales negativos y aliviar a medio y largo plazo sus efectos crimingenos
sobre los individuos y grupos sociales (Blomm, 1996b).
Cuadrante 3. Algunos individuos presentan caractersticas y dficit
personales (-A), tales como impulsividad/hiperactividad o falta de empata, que
pueden enlentecer y dificultar los procesos habituales de integracin social. Pese a
ello, si cuentan con el suficiente apoyo prosocial (+B), en su mayora no mostrarn
especial motivacin antisocial y alcanzarn una integracin social razonable. Sin
embargo, algunos sujetos con dficit personales graves, como puedan ser alta
impulsividad o fuertes rasgos psicopticos, pueden mostrar una elevada motivacin
delictiva y llegar a cometer graves delitos. Desde el marco de la prevencin, sera
necesaria una deteccin precoz de los casos de alta motivacin antisocial y alto
riesgo delictivo para intervenir intensiva y precozmente con ellos.
Cuadrante 4. En los sujetos en l confluyen graves dficit individuales (-A)
(psicopata, impulsividad muy elevada, carencia absoluta de habilidades de
comunicacin, etc.) con una radical falta de apoyo prosocial (-B) (como enfatizara
la Teora de los vnculos sociales) o con la presencia de vnculos antisociales (como
destacara la Teora del aprendizaje social). El resultado sera que en el Cuadrante
4 debera esperarse, en consonancia con el modelo TRD, el mayor nmero de
individuos delictivamente motivados. As, muchos de stos seran los delincuentes
ms graves y persistentes, que requeriran mayores controles y supervisin, y la
aplicacin de tratamientos especializados.
A este perfil de confluencia de riesgos A, B y C responderan aquellos
jvenes que ya han sido nios difciles en la infancia (riesgos A), pero adems han
sido desatendidos y escasamente controlados por sus padres y maestros o han
tenido amistad con jvenes delincuentes (riesgos B), y, por aadidura, han
frecuentado lugares de alta exposicin a estmulos favorecedores de robos, peleas,
consumos y trfico de drogas (riesgos C). Cuntos delincuentes habituales y
persistentes no presentan unas condiciones e historia personal de estas
caractersticas?
Es razonable esperar que las sociedades con menos sujetos delictivamente
motivados (y, en consecuencia, con menos delincuencia) sean aqullas que
administran a sus ciudadanos un mayor apoyo prosocial a lo largo de su vida. Ello
implicar mltiples acciones prosocialmente orientadas en el marco de los sistemas
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sociales fundamentales tales como las familias, las instituciones educativas, los
barrios, los contextos laborales, los sistemas de salud y los servicios sociales. Esta
previsin es coherente con diversas propuestas en criminologa (por ejemplo, el
modelo de Apoyo social de Cullen (1994; Cullen et al. 1999; Colvin et al., 2002)
y con mltiples observaciones: las sociedades desarrolladas que cuentan con buen
apoyo social a sus ciudadanos tienen menores tasas delictivas (por ejemplo, los
pases europeos occidentales) que aquellas otras que no ofrecen dichos apoyos
sociales, ya se trate de sociedades pobres (diversos pases de latinoamrica) o ricas
(Estados Unidos). Debe recordarse, segn se ha mencionado, que las dimensiones
A y B (personales y sociales) estn estrechamente interrelacionadas en el proceso
del desarrollo de las personas, de modo que es esperable que un apropiado apoyo
prosocial (B) redunde en unas condiciones personales (A) tambin ms favorables e
inhibitorias de la conducta antisocial.
De acuerdo con lo anterior, la prevalencia de sujetos en riesgo de delincuencia
en una sociedad dada podra reducirse, a medio y largo plazo, promoviendo el
apoyo prosocial tanto de manera general como, de modo particular, hacia aquellos
ciudadanos que presentan especiales riesgos antisociales. Mediante el apoyo
prosocial, en el modelo grfico de la Figura 5, los cuadrantes 2, 3 y 4, podran
reducirse paulatinamente en favor del cuadrante 1, correspondiente a la poblacin
de individuos prosociales, disminuyndose de ese modo la proporcin de sujetos
delictivamente motivados.
La situacin contraria se producira como resultado principalmente de la
carencia de apoyo prosocial: los cuadrantes 2, 3 y 4 aumentaran de tamao, en
detrimento del cuadrante 1. El resultado sera una sociedad ms crimingena, como
consecuencia de que los potenciales riesgos personales son exacerbados por unas
condiciones sociales desfavorables.
Una implicacin esperanzada de todo lo anterior es que el menor volumen de
motivacin delictiva y de delincuencia en un sociedad dada dependeran
esencialmente del Apoyo prosocial (B) que dicha sociedad brinda a sus
ciudadanos. As, las mejoras en el Apoyo prosocial, particularmente mediante
intervenciones de prevencin primaria y seduncaria, podran tener efectos
relevantes en la reduccin de las tasas delictivas a medio y largo plazo.
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Pese a todo, una consecuencia algo ms pesimista que puede derivarse del
modelo propuesto es que, aunque la motivacin y el riesgo delictivos pueden
reducirse, muy probablemente no podrn eliminarse de una manera completa: por
ms que el apoyo prosocial mejore notablemente, el RCAs, o riesgo social de
delincuencia, depende tambin de los riesgos personales A y de las oportunidades
delictivas C. Algunos de los riesgos individuales, que tambin cooperan a la
motivacin delictiva, tales como la alta impulsividad/hiperactividad o la falta de
empata, son ingnitos a algunos individuos por el mero efecto de la variabilidad de
los seres humanos, y slo son parcial e imperfectamente resolubles mediante la
educacin y otras formas de apoyo prosocial. Por su lado, las ofertas de
oportunidades delictivas dependen del juego variopinto de las rutinas sociales,
guardando relacin con el comercio, los desplazamientos, el turismo, la emigracin,
las nuevas tecnologas de la comunicacin, etc. La paradoja irritante para los
ciudadanos y los gobiernos es que la propia riqueza y el mayor desarrollo social
tambin implican, como han puesto de relieve las teoras situacionales, mayor
disponibilidad de objetivos atractivos para el delito, y, a la postre, podran favorecer
la comisin de diversos delitos (Felson, 2002, 2006).
El modelo del Triple Riesgo Delictivo (TRD) intenta responder a una pregunta
fundamental de la criminologa: De qu depende la motivacin y el riesgo
delictivos de un sujeto particular y, en definitiva, el que se convierta o no en
delincuente? En una segunda instancia el modelo se expande tambin hacia la
prediccin del riesgo social de delincuencia.
Al igual que otras propuestas criminolgicas cientficas, el modelo TRD se
mueve en un plano probabilstico: propone un sistema para estimar la motivacin y
el riesgo delictivos de un sujeto en un tiempo t dado, pero no puede afirmar o
negar con certeza plena la comisin futura de un determinado delito. En la
perspectiva del TRD, el plano de los hechos delictivos concretos requiere una
especial atencin a los Riesgos tipo C, situacionales o de oportunidades delictivas.
El modelo TRD es conservador en algunos de sus planteamientos en la
medida en que acoge e integra las principales lneas de reflexin y de conocimiento
sobre la explicacin del delito, a saber:
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