Poesía de Antonio de Villena
Poesía de Antonio de Villena
Poesía de Antonio de Villena
SELECCIN DE POEMAS
y otros textos
(Recopilacin de Leonidas Rubio. Slo con fines de difusin.)
Luis Antonio de Villena (Madrid, 31 de octubre de 1951) es un poeta,
narrador, ensayista, crtico literario y traductor espaol, habitualmente
clasificado en el grupo conocido como Novsimos o venecianos dentro de las
corrientes -Generacin del 70- de la poesa espaola contempornea.
Biografa
Fue alumno del Colegio del Pilar de Madrid. En su formacin influyeron los
clsicos grecolatinos y, sobre todo, algunos poetas de la modernidad como
Pound o Cernuda. Es licenciado en filologa romnica y estudi adems lenguas
clsicas y orientales. Su obra creativa en verso o prosa ha sido traducida a varias
lenguas. Recibi los premios Nacional de la Crtica en poesa (1981), el Azorn de
novela (1995), el internacional Ciudad de Melilla de poesa (1997), el Sonrisa
Vertical de narrativa ertica (1999) y el premio de poesa "Generacin del 27"
(2004). En 2007 obtuvo el II Premio Internacional de Poesa El Viaje del
Parnaso, por un libro titulado "La prosa del mundo". Es doctor honoris causa
por la Universidad de Lille (Francia) desde noviembre de 2004 y ha realizado
traducciones de William Beckford (la Excursin a Batalha y Alcobaa), de los
sonetos de Miguel ngel, del poeta ingls Ted Hughes (ex-marido de Sylvia
Plath), del francs Du Bellay, del latino Catulo, de la poesa golirdica medieval
y de la parte de la Antologa Palatina denominada "Musa de los muchachos" y
compilada por Estratn de Sardes, que rene poemas homoerticos de varios
autores. Ha escrito numerosos ensayos de crtica literaria y colabora
habitualmente en la prensa con artculos de opinin; tambin ha sido antlogo
de poesa joven y ha realizado diversas ediciones crticas. Es, asimismo, un
habitual conferenciante y contertulio en radio y televisin.
Obra potica
Obra narrativa
1980 - Para los dioses turcos (relatos). Ed. Laertes, Barcelona (reeditado en Ed.
Planeta, Barcelona dentro de La fascinante moda de la vida)
1982 - Ante el espejo. Ed. Argos-Vergara, reeditado en Ed. Mondadori
1983 - Amor Pasin. Ed. Laertes, Barcelona, reeditado en Espasa-Calpe
1986 - En el invierno romano. Ed. Plaza-Jans, (reeditado en Ed. Planeta
dentro de La fascinante moda de la vida)
1989 - Chicos. Ed. Mondadori, reeditado en Ed. Planeta, Barcelona (Tambin en
bolsillo)
1992 - Fuera del mundo. Ed. Planeta, Barcelona (Reeditado en 2011 por Cabaret
Voltaire, Barcelona)
1994 - Divino. Ed. Planeta, Barcelona
1994 - El trtaro de las estrellas (cuentos). Ed. Pretextos (Tambin en edicin
de kiosco)
1995 - El burdel de Lord Byron. Ed. Planeta, Barcelona (Premio Azorn)
1996 - Fcil. Ed. Planeta, Barcelona (Tambin en bolsillo)
1997 - El charlatn crepuscular. Ed. Planeta, Barcelona
1998 - Oro y locura sobre Baviera. Ed. Planeta, Barcelona
1999 - La fascinante moda de la vida. Ed. Planeta, Barcelona
1999 - Madrid ha muerto. Ed. Planeta, Barcelona
1999 - El mal mundo. Ed. Tusquets, Barcelona (XXI Premio La Sonrisa Vertical)
2000 - Pensamientos mortales de una dama. Ed. Planeta, Barcelona
2003 - La nave de los muchachos griegos. Ed. Alfaguara, Madrid
2004 - El bello tenebroso. Ed. La esfera de los libros, Madrid
2004 - Huesos de Sodoma. Ed. La Odisea Editorial S.21, Madrid
2004 - Patria y sexo. Ed. Seix Barral, Barcelona
2005 - Los das de la noche. Ed. Seix Barral, Barcelona
2006 - Retratos (con flash) de Jaime Gil de Biedma. Ed. Seix Barral, Barcelona*
2006 - Mi colegio Ed. Pennsula, Barcelona
2007 - El sol de la decadencia. Ed. El Aleph, Barcelona. (tambin en libro
electrnico)
2010 - Malditos Ed, Bruguera, Barcelona.
2012 - Majestad cada Ed, Alianza, Madrid.
Ensayo
Otros
Por tanto, nada de simplificar a un gran poeta, que tiene, como mnimo, un
ritmo dual. Creo que se puede captar en el tiempo largo de esta antologa. El
dandy individualista cuya voz indagaba en los placeres selectos ha ido cediendo
a una serie de perspectivas sociales. El ego ha cedido su idioma a los otros:
marginados, mendigos, putas, viejos... El esteta decadente (que lo es) ha bajado
de su torre para asumir un compromiso poltico directo. No ya en la poesa, sino
en la vida. Lo hemos visto leyendo discursos en actos electorales de la izquierda
que para l encarna la alternativa al orden. Afortunadamente, la poesa permite
los matices infinitos de una voz extraordinariamente singular. Todo est
conectado, y ms en la trayectoria de un poeta. Estoy pensando en aquello que
escribi Fernando Pessoa a propsito de Antonio Botto (con el homoerotismo al
fondo): no se trata de una simple cuestin de no haber nacido en el tiempo de
Augusto, porque el paganismo constituye un acto de honestidad. ste es el
punto en el que debe verse un asunto que se ha vuelto entre nosotros los
espaoles o la mitad de ellos ms tab que, por ejemplo, la homosexualidad.
Me refiero a la propia Espaa. O, por decirlo en trminos antiguos, a la relacin
del poeta con su patria. Luis Antonio la ha abordado con decisin y sentimientos
contrapuestos, en un poema de La muerte nicamente, Patria ma que
soprendi en su momento a los lectores, aunque no debera hacerlo, porque era
un tema ya cernudiano: contradictoria madre... Yo que tanto anhelo renegar de
ti / ... te deseo y te huyo / soy por ello, inconfundiblemente, marcadamente /
privilegiadamente, Madre excelente y arisca / hijo tuyo. Desde entonces es uno
de sus temas. Tanto, que su ltimo libro, Las herejas privadas lleva un
subttulo: Infancia y dao en un pequeo pas oscurecido. Puede haber lecturas
freudianas (lanse antes dos poemas de Hymnica: Como en seno materno y
El enigma de Edipo). Y las lecturas psicoanalticas pueden superponerse a las
polticas, pero la valenta civil del poeta se ejerce en el lenguaje, y ah queda.
Quiz ms que ningn otro poeta contemporneo, Luis Antonio ha cuidado los
textos en prosa que acompaan a los textos poticos (los paratextos de los
tericos). Sus prlogos y eplogos cambian constamente de nombre, y de pronto
se llaman ay liminar o postfacio, pero siempre participan de la poesa. La
anticipan, porque la capacidad de anticiparse es uno de los poderes de la
belleza. En La poesa impura se suceden, casi en pginas consecutivas, el eplogo
de La muerte nicamente y el prlogo de Como a lugar extrao. En aqul dice:
La imperfeccin es hiedra a lo perfecto. En ste: Pertenecemos al mundo, y
no somos de l, porque ni nos cumple ni nos sacia. El mundo, la vida, es para
nosotros un lugar extrao, porque existen imposibilidad y dolor, y entonces el
deseo, la perfeccin, el anhelo de belleza, quedan, casi permanentemente,
ajenos. Varios aos separan las fechas de estos dos textos, que sin embargo
muestran una armona de largo alcance. Dado que aqu no se representan,
digamos que en esos prlogos y eplogos tambin hay poesa, pero algo, quiz el
reposo, los vuelve ms serenos que los poemas.
Estas pginas pueden ser ledas de modos contrarios. Como triunfo de la vida o
como crnica de un fracaso. ste (el fracaso) es una de las categoras villenianas
que suelen quedar eclipsadas por otras ms deslumbrantes. Suena raro en un
escritor que lleva probando el xito durante dcadas, pero quienes quieran
profundizar en ello pueden acudir a su Biografa del fracaso, una suerte de
autorretrato elptico y mltiple. Crnica de un fracaso, s. Eros y Tnatos libran
en esta poesa un combate cuyo resultado sabemos de antemano, porque es un
combate a muerte. En el individuo no queda otro remedio que asumir la derrota
(A qu extraa tensin vivimos sometidos, a qu continuo / y pertinaz
desgaste, a qu lenta mutacin poderossima!). En la especie, en la danza
bulliciosa de las especies, el resultado de momento es distinto, y quin sabe si lo
ser para siempre, porque nada ni nadie puede con la vida: todo dios es una
exacta sucesin de muchos dioses.
Sublime Solarium
1971
Raso en la autopista
L'anima sua bianchissima e leggera
Sergio Corazzini
Mar, cbrenos con tus ondas, desata en nosotros la verde curvacin de tu cuello,
haznos sucumbir bajo tus crestas, en nuestros ojos pon el lirio como el fuego de
tus manos, destroza nuestras torres, nuestros navos haz murallas abrasadas,
Edo o Babilonia, la llanura inmensa y larga de tus manos, destryenos para
siempre, dibuja sobre nosotros la flor espiral de la derrota, el torbellino azul
como el penacho muerto, el fin perpetuo. Mar, inndanos, ahganos bajo tus
grandes abetos para siempre y sea slo sobre una estatua intil un blanco
reguero de la espuma...
El viaje a Bizancio
1978
Querubes
Entregados al mal y a los deseos,
aman la sangre y los placeres turbios,
el vrtigo infinito de los labios,
el peligro que acecha tras las curvas.
Pero su cuerpo es bello y seductores
son sus ojos como ramos de lilas,
hay huertos escondidos en sus labios,
clidos ros en su piel nocturna.
Todo se desconoce de su origen.
Son una raza extraa de fulgores
hermosos. Ancho dolor de deseos.
Les daras la vida como un ebrio,
porque hay rosas de amor en sus labios,
y nada importa el mal en cuerpos bellos.
Piscina
Con un ligero impulso la palanca palpita,
y el desnudo se goza un instante en el aire,
para astillar despus en vibraciones verdes
el oro y el azul y la espuma que canta.
Desciendes un momento. Y riela en los visos
del cristal transparente el fuego que galopa
entre las ramas verdes, y es tnica
de seda que amorosa recoge la selva de tu cuerpo.
El desterrado
El cuerpo envuelto en un gabn azul, muy ancho;
la corbata cuidada, y alborotado el pelo por el viento
de tarde, pasea el hombre solo, por una gris ciudad,
hurgando en sus bolsillos cigarrillos rubios y cerillas malas.
Se sienta en los cafs, y bebe mucho; acaso lee
un peridico sin ganas, mientras mira y le rondan ideas,
casi siempre extraas. Habla, quiz, con alguien, un momento,
pero semeja ausente la sonrisa forzada. Se va deprisa,
y caminando, llega a tabernas o clubs de peor laya,
donde de nuevo bebe, y entre una torpe msica, un instante
le embriaga una piel inmadura, que la vista descansa.
(Dulce cuerpo floral, insipiencia suave donde habita la gracia.)
Unas palabras luego. Y medio ocultas citas, ahora o maana.
Entrada ya la noche, con demasiado alcohol y el humo del
tabaco
pegado entre las manos, abrir la puerta de un piso fro,
vacilante, con libros y papeles en desorden y botellas gastadas.
y all, tumbado en un sof antes del sueo -escuchando las
violas
de Rameau en el aire -sentir ese hombre solo brotar lgrimas.
Ha visto aproximarse al fin (hoy tambin) el ngel imposible
que le salva.
Un arte de la vida
Epinicio
Salta al aire, y arde al sol en un brillo encendido.
El msculo se estira victorioso. Ondea el pelo rubio,
y bailan sedas de agua sobre una piel de oro.
Bulle un ro, y el cuerpo es la sed de una batalla.
Los brazos se alargan, y las piernas armoniosas
y brillantes. Se cierra un bosque al cerrar los ojos.
Cantan las manos. El cuerpo adolescente reta al aire.
Como un himno se eleva la figura, y se ondula.
El pelo nada, la piel seduce al mbar, y el impulso
se transforma en joven msica encendida. Salta ahora.
Y es todo victoria. Quien salt y quien baja es otro distinto.
Y va ms all el milagro porque es otro el que mira.
Dominio de la noche
El cabello se esparce suavemente en el lino,
como un mar que es el oro si despacio amanece.
Suavemente se pliegan las pestaas, y los
besos se duermen en los labios y respiran flores.
El verano
Es obvio que no ignora su hermosura.
Camina en la maana, azul y rubio todo como un da de agosto,
esbelto y largo como una tarde clida,
coronado de flores pasionarias,
engendrando el deseo y encrespando la dicha.
No va a ninguna parte bajo el sol matutino,
entre mujeres sin manga que hacen compra, pasos de Corpus,
y torres de gtico tardo, bruidas de una luz radiante.
Llvame, arrstrame contigo...
(Eres un incendio en un mar verde palma,
o el amor simplemente, con guirnaldas y ruidos.
Pasin y belleza habitan en tus das,
y arcngeles cantores circundan tu camino.)
Llvame, arrstrame contigo...
Ufano en la maana, mientras tus ojos cantan
y tu figura larga acicatea el ocio en plazuelas con fuente,
palacio y bar antiguo...
Y al volver ya la esquina,
como una stravaganza de msica barroca,
te vuelves, me sonres (sabes bien que he mirado)
y me guias un ojo, dulce,
feliz,
provocativo...
La tarde dichosa
Era una edad de libros y de escasos placeres.
Yo no pude, por tanto, haber sido uno de ellos,
y es otra cosa ms que el Tiempo me adeuda.
***
Oratio amatoria
Fueron dos o tres tardes de verano. Y esa noche
la primera casa prestada que recuerdo.
Si alguien me hubiese dicho entonces si te amaba,
qu habra contestado? Quera tus ojos negros,
el ro oscuro y casi nio de tu hermoso cuerpo...
***
***
Pas tiempo de nuevo. Y la casa prestada era
al menos la quinta. Yo te ba de noche
y te unt de colonia (era invierno) y tus ojos
inmensos me queran. Hablbamos. Me contaste (y vi)
lo de las purgaciones. Era el amor aquello?
Un nombre que sentaba muy bien a tu belleza.
***
Prncipe di Montenevoso
Soy de los que ardientemente detestan la injusticia,
de los que creen que es indigno casi cualquier privilegio;
y al tiempo soy clasista y amo la diferencia.
Creo en el pueblo y me llena de rabia la pobreza,
mas soy tambin feroz individualista, singular extremo.
Amo al amor sobre todas las cosas, detesto la ternura.
Soy altivo, intolerante, fuerte; pero dbil como nio pequeo.
Aplaudo al que lo mata, mas me uno con el Zar y su destino.
Creo en la bondad como en un bien supremo,
mas haciendo dao - hay das - experimento jbilo.
Vivo en soledad la plenitud ms alta,
aunque el mundo me llame y su halago me encienda.
La vida me gusta toda, fervor de mis sentidos,
pero a su vez la muerte me tienta serensima.
Soy de los que viven y quieren ya estar muertos.
Me gusta el sol y el infinito placer de los crepsculos.
Cesar Moro
Se llegara a hablar -como de varios otros-
de una soledad desdeosa y altiva.
Diran muchos (con desprecio) que se crey un genio,
porque acaso jug algn da a serlo,
y desde luego nunca acept la confusin del gremio.
Fue inevitable hablar de su afn de distancia
y dandysmo. De su penuria. De sus muy malas rachas.
De su nunca estar a gusto. Y naturalmente
(siempre alimenta eso) de sus vicios no ocultos,
y de las vanas locuras a que un obrerito le condujo.
Y es cierto que fue rey y tambin miserable.
Que se aup hasta el delirio, e ntimamente supo
que no vala mucho ms que ningn otro hombre.
Que se pens divino, soando en liquidar el yo,
y padeci y sufri porque la suerte quiso,
y porque l no acept (aunque dudase a veces)
destinos ms oscuros. Centuplic la apuesta,
sabiendo que el croupier no tena fondos,
y ansi lo ms alto, lo perfecto y lo noble,
no ignorando que slo vuela el sueo,
y de fango y basura se levanta lo otro.
Supo que era tan hondo su fracaso
que proceda de antes an de haber nacido.
Y pese a ser slo un raro, un huidizo,
un hurao, un hombre antiptico y engredo
(sin causa) y un maricn solemne,
triste, sin futuro, y tan eufrico a ratos;
a pesar de su hermoso vaco, de su historia frustrada,
de sus palabras bellas, perdidas en el viento,
y que los siglos volvern -como stas- perdidas;
pese a tanta extraeza y tanto horror,
y tanto hueco negro, y sima y disfortuna
(todo cuanto no oculta el porte digno
ni el aire escrupuloso, egtico y vamprico)
escribi: S que amo la vida por la vida
misma, por el olor de la vida...
Probablemente eso (en noches, tan visible)
ese tirn tan slo de delicia y de cieno
le apart del derrumbe, y le otorg valor,
dignidad, honor, resistencia y belleza. Slo eso.
Et omnia vanitas
Como quien todo ha perdido
y voluntario se desprende de lo que an le quedaba...
Lobo-Hombre
Alguien con la boca ensangrentada, pide otra sangre.
Arrastrndose - astilla y no bastn - recorre la acera una mendiga.
El corazn del dao vibra en cada segundo de la vida.
Seguir duele. Duele decir, escuchar o no haber dicho, duelen.
Chapero
Nunca pens hacer eso.
Sencillamente me daba asco
aunque yo hubiese disfrutado de chaval
con otros chicos, t ya sabes...
Pero qu tiene que ver?
Luego te faltan las pelas,
no dura el curro,
en tu casa dicen que te busques la vida,
y un amigo te da la solucin.
Me dijo aquel chaval:
Cuando un to te de mucha grima,
tmate un trago de ginebra,
y djate hacer. Es fcil...
Con el tiempo encuentras que no es tan diferente.
Y hay gente muy legal
Tos que estn dispuestos, de veras,
a echarte una mano. Que se encaprichan contigo...
Y la verdad, te lo montas a gusto con ellos,
en la cama.
Luego hay cerdos, cerdos cabrones,
tos que te tratan como una servilleta:
Que te orinan el cuerpo
o quieren que les des dos hostias fuertes.
En realidad no te gusta esa vida,
siempre en garitos y pensiones malas...
Pero hay das que cuando entras al bar,
temprano, recin dormido, fresco,
y ves a uno de esos que te apaan la noche,
esos das respiras de repente,
y te parece que todo ser como una Kawasaki enorme.
Diras que nada cuenta el tiempo.
El mundo resplandece, hay copas preparadas. La noche es dulce.
De verdad, maana qu significa maana?
Asuntos de delirio
1996
***
***
Pero esa es una lectura perversa. El libertino que celebro y quiero es latino y
francs, feliz y anticatlico. Cuantos he conocido me enamoraron siempre, por
entero.
En la noche perdida
(Else Lasker-Schler)
Magia en verano
Me recreo ante tu cuerpo como ante un paisaje
imprevisto. Me sorprende verte en la desnudez juvenil,
y anso recorrerlo, como una anhelada geografa.
Me ves pensando en la umbra vegetal de algunas
grutas, o en el agua del muslo donde brillan las venas.
Me perder en un bosque que cruzo con mis manos,
y pedir una larga estepa donde los labios hablen.
Me ves sorprendido, anonadado, pensando en habitarte.
Y t, mientras, te abandonas al clido primor del aire.
Te dejas en la luz, que te navega; y si miro tus ojos
vuelvo al jardn oscuro donde es verano el verde.
Te miro otra vez y casi no te creo posible. Fulges,
encantas, guarda tu cuerpo el hechizo insabido de la tierra.
Y despacio sonres al irme yo acercando, atnito,
hacia ti mientras el sol nos cubre con su luz, nos desdibuja,
y nos va metiendo en la calma inmensa y rubia de la tarde.
Las herejas privadas
2001
Ni memoria ni olvido
Yo quise olvidar, estoy seguro. Incluso
aceler tanto los caballos lujosos de mi vida
que pude haber llegado ms all del olvido.
Pero si hay arte en olvidar, cuando el recuerdo
vuelve, no como nostalgia sino cual boca viva,
tambin ha de haber arte en no sucumbir
a esa trepidacin de odio, tristeza y futuro
que es el recuerdo no deseado, aquel garfio
que result, a la postre, ms potente que la fantasa.
Quise olvidar. Quise tapar al nio negro que fui,
a esas tardes tan tristes, a los das violentos,
al extrao odio de unos camaradas de piedra...
Quise habitar un palacio de olvido. Y no pude.
Afortunadamente, dioses, no he podido. Pues si
es un arte olvidar, tambin lo es (y terrible)
volver virgen a morder aquella fruta podrida.
Eplogo
Alguna vez lo ascendiste todo en exceso.
(Y es bueno que muchas cosas sigan siempre elevadas...)
Ahora no debieras, con similar error, bajarlo en demasa.
La desdicha no es pobreza
y una clase pulcra nunca roz el lumpen.
No te vistas con adornos contrarios.
Hubo un barrio y existieron los aos de 1950.
Pero a ti te traan regalos los Magos de Oriente.
Viviste - all - un paraso pequeo...
Luego aprendiste, despus, a caminar los palacios.
No, no fuiste un rey. Tampoco un mendigo.
Pero el dao es otra cosa, s. El dao es un ro
ms sucio y ms hondo, pestilente...
Slo la sociedad est enferma.
Mercedes
Aunque el tiempo nos haya separado
(no es el tiempo sino la vida quien aleja)
no debo, no sera lcito olvidarte y ser injusto contigo.
Porque si tu presente de mujer burguesa
est tan lejos de lo que creo y siento,
a la muchachita que fuiste, junto a m
la am hasta ese natural punto que
no precisa palabras, ni declaracin ni sexo.
Era la amistad el calor, ms all de otros lazos.
Jugaba contigo y me rea contigo
y te buscaba cuando estaba solo (tantas veces)
sin que t nunca me fallaras ni mostrases
extraeza. Te acuerdas de cmo nos reamos?
Jugbamos a chicas y hablbamos del mundo.
bamos al cine y me contabas, por fin,
los chicos que te gustaban, los actores, los sueos
de lo que ambos seramos huyendo de aquella
adolescencia en el opaco, hosco Madrid cerrado
a la libertad, de los mediados sesenta. Adis,
amiga ma, nunca ser como antes y nunca hablaremos
como hablbamos entonces. T vas en tu avin
y yo vuelo -no s cmo- en direccin contraria.
Pero te recuerdo y te doy las gracias. nica
amiga de mi infancia. Por ti no estuve solo del todo.
Por ti sent que la vida podra ser amable.
Para ti fui un nio normal y corriente,
al que quisiste -creo- y te quera. Otro amigo.
Jams sent que me mirases con extraeza.
Pocos -poqusimos- me vieron tan real, tan cerca.
Desequilibrios
2004
Corsario
Piernas tensas. Tacones sonoros. Revuelto el cabello negro...
Era o haba sido, hasta que la noche descubri su cuerpo
largo, fibroso, duro. La magnfica belleza angular de su rostro,
la piel tan fina como el agua dulce, chispazos de fsforo.
La nobleza de la condicin
Todos - casi todos - esconden un pual.
Slo esperan el momento mejor para clavarlo.
En tanto, sonren, saludan, ponen buena cara,
pues algn gesto o cara hay que poner...
Hcate divina
Es un sueo. Y en el sueo (que es despertar abrupto)
hay un amigo antiguo, ahora ilustre,
con gran batn barroco
en barcas que figuran el ro del adis
o del olvido...
Ese amigo ha traicionado la moral que quiso.
Ha traicionado, en el altar del sol,
los fuegos de la luna que quisimos,
fuegos fros de dioses antinormativos,
dioses del no, del nunca, dioses rebeldes, vivos...
No fue nunca mi amigo en su verdad lunar?
Fue slo ocasional su luna?
O es la traicin -incluso la ms simple-
corrientsima moneda de la vida?.
ramos, no somos.
Slo un trecho caminamos con alguien.
El camino, frecuentemente, se hace slo,
y cambian, mudan las fugaces
y dulces compaas...
Traicin o imposible?
Yo no s si existe la amistad
y muchas veces dudo del camino y la meta...
Pero nunca he dudado de la luna y la noche.
De sus dioses salvajes, rebeldes, juveniles...
(Incluso cuando no saba).
Slo he querido la ley contra la Ley.
Slo he querido rehacer el mundo.
Slo la radical desobediencia.
(Pese al ro que pasa y que es constante olvido).
Rmulo Augustulo
Querido maestro: Sobre l poco s decirle. Acaso sea Nadie como casi todos
nosotros, fantasmas de fantasmas. Y la vaga idea de lo mucho que pudo ser, de
un reino que ni s si lleg a imaginar, se le diluye en sueos y en catstrofes, en
das de paz y moradas raspaduras de incendio. Aqu en la torre de Npoles
contempla a menudo el mar, como si su mudanza fuera lo nico continuado
cierto. Y tal vez sea verdad. Los que viajan cuentan de muertos y calamidades,
arcos rotos entre escoria en los que viven manadas de perros con hambre.
Algunos afirman que existe alguna villa remota en Sicilia donde no saben nada o
intentan no saberlo. Saber? Que nada queda de lo que fuimos y que las
bibliotecas y los hombres cuerdos hablan a necios, ciegos o sordos. El oro brilla
sin pulir pues no se estima el pulimento, sino el lingote. Los jefes se tratan como
filibusteros y todos maldicen de todos. Si hay Averno no dar abasto para tanta
sanguinaria calaa. El ms noble es el ms cruel, el ms feliz el ms servil. Un
cuello no vale nada y tampoco una mente. Los templos yacen saqueados y las
estatuas cubiertas de grafitos vulgares u obscenos. Ovidio? Qu malparido es
ese?, gritan quienes trafican con todo al fondo de la taberna. Sucio el mundo y
sucia la vida, tambin las paredes estn sucias como el mar y el aire, prietos de
incendios y degollina. Esto es el mundo? Esta bazofia, esta cochiquera, este
burdel sin belleza, donde todo es horror y ruido, y a unos salvajes suceden otros
ms ridos y peores, ms ineptos y con la voz ms alta y ms rota? Maestro,
incluso en las almenas de un castillo de olvido es arduo seguir. Nadie entiende
lo que hablamos. l sabe quien es. Quiz recuerde el da en que Orestes, su
padre, le sent en un trono de oro, junto a las viejas guilas y con el calzado
bordado de pequeas perlas. Recuerda que una mujer anciana alab entonces
su delicada belleza mientras los hrulos rean por lo bajo. Sabe que perdi el
mundo como todos y que ya no es un muchacho, ni mucho menos. Lleva su
propia moneda en un saquito, y a veces me dice, cuando le leo viejas historias a
la luz de los candiles: Esto es el mundo, Otn? Esto la vida, el reino, el placer,
la ceniza? Para qu habr venido? Y yo no s responder. No conozco otra
respuesta que el sol y la marina. Pero s que no bastan ni a l, ni para m
siquiera. El desconsuelo es el ntimo hbito de los que no existimos.
La gaviota
Al despertarse sbitamente, en medio de la noche, sinti la presencia de Antn
Pvlovich. Silencioso le pregunt: por qu soabas eso? Eso? Una inmensa
llanura, azotada por la nieve (una nieve resplandeciente) en la que se perdan
caballos y jinetes, escitas, trtaros, cosacos, en medio de la vasta oscuridad
nevada, como si no existiera nada ms que un viaje hacia delante, slo ese viaje
interminable, bajo las fulgentes, magnficas ventiscas de nieve
* * *
* * *
Benvolo y triste, hay un atardecer eterno. Desde el jardn, pensamos que dura
un rato (segn la estacin) pero dura siempre. Se van, nos vamos, se desdibujan,
se deshacen, los rboles, el regato, la niebla, los alerces Querido Antn, todo se
va. Lo que hicimos, lo que qued a medias, la voluntad, el hueso, la bruma, el
rub del broche perdido
Familia
No podra compararme a ti. Aquella infancia terrible bajo los bombardeos y el
atroz sinsentido de la guerra, aquella misrrima villa asediada, te llenaron de
fuerza y de optimismo, es cierto, empujaron cruelmente tu vida hacia arriba,
como el potente surtidor de un giser, y aprendiste a luchar, a sobrevivir, a
valerte esplndidamente por ti misma, resistiendo como un parapeto de roca
viva. Supiste el valor de lo alto, lo singular de la escalada, y de aquel trgico
mundo espantable y acre, derivaste, mam, la excelencia del no caer, de no
dejarte apartar, de jugar todas las cartas, pero tan slo a los nmeros potentes.
Has sido una slida roca de hierro y oro, y apenas la edad te ha hecho mella. No
supiste lo que era retroceder ni temblar. Nunca te dio miedo la vida, y alguien
mezcl en ti coraje indmito y elegancia. Yo resisto mal, carezco de empuje, y un
extrao sortilegio me volvi solar hijo del pesimismo. Una educacin
aristocrtica: ningn esfuerzo vale la pena, el medrador es miserable, y nada
que no sea intrnsecamente tuyo vale el puo, la batida, cohorte de tunantes.
Ms que roca, me s sangre tibia y dbil, su manar pausado por el labio. Poseo
un alma tsica y no s resistir. La lucha por la vida, que en ti fue nobleza, yo la
vuelvo oficio de malevos. Y ms que hacer, deseo contemplar haciendo como el
orientalista. Pensando ay de mi- que el lujo se hereda (el lujo del alma) y no se
pelea, como un dios con la pitn vulgar. No resistir muchos embates, ni tengo
trapo de batalla. Los daos del corazn quin lo dira- araan ms hondo que
los bombardeos franquistas. No s luchar ni s creer. Tiemblo, anhelo, espero y
soy desesperanza. T supiste alargar la mano, con toda la inmensa tensin del
msculo.
No has conocido otra derrota que el tiempo, tan comn. Yo dudo (y siempre
dud) de cualquier victoria. No valgo. Soy menesteroso, donde t abundante.
Soy noche, donde t alba. Gato donde guila t. Mis palacios son ocaso, los
tuyos eran fulgor de cabalgadas en coraje. No llegar a tu orilla. Desvalido, no s
ayudarte. Roca ma, ola gigante, raz de alegra. No te alarme saber que slo
poseo cuando me es ofrecido. Amo el fulgor. Y me da miedo alcanzarlo. Miedo
es mi voz. Vuelo la tuya. No aguantar tanto. Saber caer quiz valga (de otro
modo) tu temple, tu amor, tu valenta. Saber caer: ya s, no lo has odo.
La prosa del mundo (2 Edicin)
2009
Fedra
Lo he visto saltar la tapia, para huir. Por qu? El mito es absurdo. Y en la vida
hay slo vida. Desnudas las piernas largas (tan bellas) se le enredan a las ramas
peladas de los rboles, y el pelo es una gresca maravillosa y deshecha, mientras
entreveo el sexo (la ms vulgar deseosa) entre el ancho calzoncillo cogido al azar
entre las viejas prendas de su padre, intiles Rmpete, tela sucia (pens) y que
mi amorcito no se avergence del tesoro casi visible, del torso desnudo y los ojos
de miel, porque su madre lo ama, como los pjaros y el sol de junio y el humo
hostil de las chimeneas que se arrodilla Quin no dira a su esplendor, en ti
comienza la vida? Quin no lo hara perseguir por los sabuesos, pero degollara
al que apenas rozase su piel de magnolia, sus labios mordidos levemente por
esos dientes de luna, mientras cree que huye hacia el garaje arriba? Dulce
Hiplito. El amor es ms lejos. Y el deseo es ms lejos todava. Yo lamer tu
cuerpo como una lluvia, y tu belleza estallar en mis manos oferentes. Porque
nada calmar mi amor sino tu desmayo saciadsmo, ni mi sed otra fuente que el
hontanar que celas y se encrespa. Saco tu vello an de mi boca y mis manos de
tu fin y mi caricia de la longitud de tus piernas, y otra vez ms mis manos de tu
perfeccin mareante como lo perfecto. Pero en verdad dormas? En verdad
ignoras tu humedad, tu salvaje perfume a tierra frtil, mi embriaguez codiciosa
y absoluta? El amor no tiene lmites. Y ninguno el deseo. Nadie hay ms bello
que tu, cachorro. Y es absurdo pensar que soy la mujer de tu padre, porque tu
madre ha muerto. No me saciar de ti, mi dulce muchacho. No ignores que te
copi las llaves de tu apartamento. Hiplito, goza. Eres hermoso al huir y
hermoso en el lecho, que revuelve tu pelo y alarga tu sexo. Nunca te desnud
una mujer treinta aos mayor que t? Tu padre suea en sus negocios y sus
vuelos. Yo sola te amo delirantemente. Y no tengo miedo, no puedo tener miedo
al esplendor de tu joven belleza. Hasta luego, precioso. Que no hieran tu piel
esas secas cortezas. Gurdame tu muerte, y por favor, toda, toda tu vergenza
Cementerio de elefantes
Dicen los aventureros (el tiempo es otro) que en remotas colinas del frica
devastada y verde, los grandes y fabulosos paquidermos hallaban un lugar
retirado, un inaccesible recodo -incluso para aquellos vidos buscadores de
marfil- donde esperar tranquilos la muerte bajo el sol, lejos del mundo, cerca de
nada, porque el tremendo ser, el gran ser de la vida, estaba excesivo de costras,
muy cansado ya Padre de los Orichas, ngel precioso del Sinfn del Tiempo,
hermoso Gato polar del lmite del mundo, yo te pido, humildemente nosotros
los cansados te pedimos, un lugar as, semejante y lejos, un apartado rincn de
la maleza, la cumbre altiva de un zigurat rojizo, una caverna de amatistas
hmedas detrs y an detrs del desierto, te pedimos ( nosotros te pedimos) un
lugar para descansar, un rincn sin viento ni amargura, fuera del reloj y lejos del
vaivn urbano, lejos de la madre, del auto, del negocio, lejos del desenfrenado
apetito de la vida, un apartado lugar donde descansar, la manta sobre la cabeza
y una msica delgada y oreada sin ruido, un lugar donde decir: ya llegu.
Djame estar un rato. Slo un rato. Gracias. Llegu ya.
Ciudad lmite
Vuelve, a veces, ese viento amarillo. Amarillo y denso. Es ms que polvo del
desierto. Una sucia intuicin de trastorno, de desorden, de espeluncas abiertas...
Brbaros, dicen?. Otros que andaran escondidos, ms ac o ms all,
mirndonos?. El polvo amarillo hace casi imposible ver. Y debes recordar, as,
que los tules que ondean en aquella terraza, esos tules suaves en otra atmsfera,
son de exacto color violeta. Violetas tules de brisa, en la terraza de una casa que
ahora con la densidad de este viento amarillo- prcticamente resulta invisible.
Un viento amarillo que incomoda a los habitantes de la ciudad. Qu haramos?.
El viento del desierto se ha ido espesando, s. Ahora es ms acre. Va, vuelve?.
Todos somos extranjeros para el viento amarillo. Hasta los tules de la casa
violeta. O ellos, quizs, especialmente.
Cada de Imperios
2011
Hermenutica
Por los dioses! Este mundo confuso y terriblemente reaccionario merece
llamarse mundo? Dicen que los hambrientos negros del sur algn da no podrn
ser ya contenidos; pero el Emperador (el ms feroz de los feroces galileos)
exhorta a una virtud sin grietas y sin vida. Con todo, matan cada da a diez de
sus soldados y todo se va deteriorando, porque "libertad" no significa nada y
"terrorismo" es un arma para cinco filos distintos... La prohibicin es la Ley y el
Derecho la fuerza. Demetrio construye una gran bodega bajo su jardn. Octavio
cree que la cultura -nuestra capacidad de hablar ms all del ahora- quedar
confinada a infimsimos guetos, y Erixmaco (el ms astuto de todos) invoca a
Hermes, el dios de lo confuso iluminado, el seor de la poesa inquietante y de
los estados ambiguos, el intrprete, el compaero de las almas muertas...
La villa romana que descubre sus esplendores ocultos es siempre nuestra propia
vida. Todas las vidas. El simn siempre sopl en ellas. Elega y sensualidad: la
vida, el tiempo.
Epitafio
Amigo que pasas, detente un instante.
Yacen aqu las cenizas de alguien
que no pidi venir (al que nada
le hubiese importado no venir)
y que, sin dolor, nunca temi irse.
Como t, pensaba que este mundo
es oscuro y sucio, y crueles y necios
la mayora de los hombres, avaros y egostas.
Hay momentos de lujo: la belleza
y el arte. Los chicos y los libros.
l no busc ms. Y agradece
a los dioses que le impidieran llegar
a la vejez, tediosa y terrible.
Atrapa el presente, amigo.
Goza y no tengas miedo.
El mundo no tiene arreglo
y los hombres tampoco. Suciedad
y traicin colman la vida.
Coge los momentos fugaces de luz
y calienta con ellos la tumba.
Aqu slo hay silencio y olvido.
Claro que hubiera dado igual no venir.
Pero ya que llegaste (sin pedirlo)
psalo lo mejor que puedas
Te lo dice quien, sin dolor,
no temi partir. Y lo hizo de golpe preciso.
Tranquilo, el Averno es benigno.
Y en verdad nada es peor
(salva los dorados momentos de oro)
que la vida misma. La inclemente
y dulce vida. Entrar, salir No temas.
Nada hay, slo el presente existe.
S feliz, caminante. Me llamo Nadie.
Como t, como aquel, como todos
Nadie descansando en Nada.
Fantasmas
A veces en el sueo
y otras no escasas- en los fugados rostros
de la duermevela, vens solcitas a verme,
imgenes adorables de quienes quise ( o quise querer)
y no estis ya conmigo.
Cmo es posible que pudiese vivir sin vosotras?
Contigo, Rosa, quisiera hablar de nuevo
y notar el brillo de tu genio, tan benvolo a mi lado
De ti, Carmen, quisiera otra vez tu ternura,
como cuando miro de nuevo tus manos delgadas y plidas,
benignas como el ser profundo,
delicadas como la caridad que prescinde de atributos.
De ti, scar, busco la perfecta belleza al viento de la tarde,
afirmando muda- que puede ser loable el mundo.
Que es tangible lo divino
Sentir que slo retengo retazos de vuestra precisin
es una pena honda y un ntimo deseo de infinito.
Cuando creemos que todos ( o casi todos)
nos han abandonado, porque traicin y miseria
son las palabras ms comn y desdichadamente humanas
cmo no volverse hacia vuestra limpia verdad
hacia el tesoro de vuestros sentidos
que el tiempo (voraz o civil) han limpiado de impureza
Dulces seres puros,
yo no os temo, nunca os he temido.
Os deseo, al contrario, como el slo momento
en que me s acompaado y querido.
En el lodazal y el albaal de este turbio universo,
vosotras, benditas imgenes fugaces,
seres perdidos y amados,
seres llenos de paz y magnificencia,
sois para mi casi la nica serenidad,
casi la sola razn para seguir la salvaje selva.
Cuando todo se vuelve tan hostil,
cuando los seres humanos son hilachas de hrrida miseria,
slo vosotras, evanescentes y claras imgenes de bondad,
justificis la vida, la mirada adelante, el horror a la codicia.
Imgenes de nobles seres idos,
amigos los ms puros,
maravillosos cendales,
viento en manos y labios,
que an (an, pese a tanto) me mantenis erguido.
Gatos
Ahora me acuerdo de los gatos de mi casa.
De la vieja casa de mis abuelos,
llena de sol y uvas los veranos
y de nieve y de lea los inviernos
Mariposa era blanca y negra
Tabita (a la que yo ms quise)
plural de colores vivos.
Gatos comunes y preciosos,
giles, mimosos, esbeltos,
que me devuelven a una infancia
que a ratos creo triste
y otros das feliz y luminosa,
como los aos en que ocurri,
tan luminosos y oscuros
Preciosos gatos de mi infancia,
acordos de m desde el cielo de Mut.
Yo soy (lo sabis bien)
aquel nio que os quiso tanto
y que siempre tena nostalgia.
Soy la melancola de la melancola
La belleza pura
Indito, 1990
Entre el sueo intranquilo de la vida
qu dulce es ir a cenar contigo!
No es verdad si dijera que no anhelo
compartir tu carne y tus caricias,
mentira si pudiendo no te ofrendase
cuanto esperes de balad y de hermoso.
Pienso que por ti en un instante
echara ro abajo los dogmas de mi mundo.
Pero algo tuyo, ms que el ardor, serena,
algo trae una brisa de paz, leve,
un concierto invisible de armonas
que regala a los ojos
y hace amar por tu causa la humanidad entera.
No conoces las prendas de tu triunfo,
ignoras tu donaire,
bebes, sonres, miras con fulgor de inocencia
y ausente as de tu belleza
eres un ser, en perfeccin, ms bello todava.
Madrid
Indito, 1983
Acaso tendr que estar siempre aqu.
No moverme nunca.
Bajo el sol abrasador del esto
y la glacial ventisca de un invierno largo.
Sin apenas leyendas, ni mitos, ni mar.
Yo que deseara una villa en Luxor,
habitar las playas de Sousse mucho tiempo,
recorrer la India, instalarme en Italia,
la feliz, melanclica Italia...
Y saber que no ser all sino un ocasional,
un remoto visitante, y que es esta inmensa
ciudad (alguno de cuyos barrios tan bien conozco)
la que me pertenecer para siempre...
Sin apenas leyendas, ni mitos, ni mar.
Mas, con todo, tampoco me importa.
Porque la ciudad que habitamos,
con sus carencias y esplendores,
su ruindad y su orgullo,
con sus emociones y toda su fealdad,
las casas vetustas y los brillantes das,
esa ciudad, siempre nos gusta...
No es por el palacio recoleto de una esquina,
porque anduvo por ac Villamediana,
o porque en otra poca (pasada)
la gente pareci feliz y absurda,
hambrienta y fulgurante.
Amas el horror y el breve fuego de tu ciudad,
porque es exactamente igual a tu vida,
exactamente (diras mejor) como toda la vida;
un da te gusta mucho,
y la detestas, despus, noventa y nueve.
Antnoo, herido
Indito, 2003 (por J. A. G.-I.)
Tambin es posible que esos ardidos buscadores
de belleza, acechadores del minuto hermoso de la juventud,
tambin es posible que ellos no sepan amar, sin ms.
La infancia, siempre. Un oscuro, herido dao primordial,
Procuremos trazar unas cuantas calas que induzcan a un tema de suyo muy
amplio, y que si contempla la revoluciones debiera tambin (aunque la
importancia no suela ser igual) las contrarrevoluciones En el final de Antiguo
Rgimen el Ancien Rgime- las cortes europeas, a partir de Francia, haban
instalado como arte de moda el refinamiento alambicado del rococ. Sin
embargo ya antes de 1789 fecha de la Revolucin Francesa, que instalar, entre
sus borrascas los derechos del hombre- algunos pintores jvenes, alentados
por el descubrimiento de las ruinas de Pompeya y por cierta tendencia clasicista
en la literatura alemana, Goethe, sin ir ms lejos, haban comenzado a rechazar
el barroco azucarado para volver los ojos a un mundo ms puro, ms sobrio y
ms bello, basado con algunas imprecisiones inevitables- en el orbe y el estilo
de la Grecia antigua. Pensemos en David. Jacques-Louis David (1748-1825) ser
uno de los grandes del neoclasicismo bonapartista y un creyente en la
Revolucin de los sans culottes (conservamos un esbozo suyo con el rostro
desolado y aviejado de la reina Mara Antonieta, en un carro, camino de la
guillotina), pero ya en los ltimos aos del rgimen absolutista, haba trazado al
menos dos importantes cuadros neoclsicos, El juramento de los Horacios
(1784) sobre un episodio de la historia republicana de Roma. Y el hermoso
Paris y Helena, puro idilio helnico ya, en vahos de Homero, donde resaltan
todas las caractersticas ms puras de la belleza neoclsica, en los dos jvenes
protagonistas, incluyendo el hecho curioso (y muy frecuente en todo el perodo)
de que la muchacha aparezca vestida, mientras que es el chico en este caso
sentado y con una lira- quien se muestra desnudo. Solamente cierto rubor en las
mejillas, algo levemente melfluo en la expresin del rostro, nos llevara como
un viento loco a Boucher que est tan lejos- pues todo lo dems es triunfal y
pleno neoclasicismo, cuando an no haba cado la Bastilla. No mucho despus
David (cuando todava Napolen es Primer Cnsul) pasa, de alguna manera, a
convertirse en el pintor oficial de lo que ser el efmero, pero decisivo Imperio
napolenico, que no lo olvidemos- bajo sus fastos y maneras imperiales,
conllevaba la propagacin de las ideas bsicas de la Revolucin Francesa. David
ya est en su magnificencia clasicista cuando pinta en 1801, Bonaparte
cruzando los Alpes, ese soberbio cuadro con el hroe a caballo sobre las
cumbres, no slo sealando el futuro nuevo que todo cambio quiere comportar,
sino logrando que la figura de hombre y equino tengan en la pintura algo
estatuario, algo que poda ir implcito en algunas reglas neoclsicas Sin
embargo a David le queda an (entre otros) el enorme cuadro de la coronacin
del emperador en Notre Dame (Le sacre de Napoleon, 1808), delante del
Papa, mostrando con toda solemnidad el momento en que el ya coronado
Bonaparte corona l mismo a la arrodillada Josefina. David era una gran pintor
que aqu se muestra en un cortesanismo nuevo. Por cierto, que ser otro de los
grandes del neoclasicismo (aunque a la larga tendi a acercarse a la pintura
romntica, Jean-Auguste-Dominique Ingres, 1780-1867) quien poda de algn
modo haber dado la rplica a David, con un cuadro casi de majestad mitolgica
cual es su Napolen en su trono imperial (1806), donde este aparece con los
laureles de oro y todos los atributos del poder, casi como un Zeus tonante. De
hecho aunque Ingres hizo luego muchos retratos burgueses y escenas
orientalistas- ser en un gran cuadro mitolgico, Jpiter y Tetis (1811) donde
la figura del gran dios parece directamente inspirada en su propio Napolen
entronizado. Estudiante en Italia, durante su juventud, Ingres es un caso
arquetpico del devenir neoclsico cuya fecha de cierre suele sealarse entorno
a 1830, cuando ya los grandes sueos cesaristas han cado- pues comenz
haciendo cuadros con temas grecolatinos, as Los enviados de Agamenn de
1801 la guerra de Troya y sus mitos fue un asunto muy socorrido- pas a dar
gloria y brillo al cesarismo napolenico, y cuando este cay (antes de que el
neoclasicismo se convirtiera en academicismo aburguesado) se dirigi a
aspectos romnticos, que no olvidan la idealizada factura neoclsica, como en la
clebre Gran odalisca de 1814, que nada ya entre dos tendencias
Es cierto que toda la modernidad y hasta la vanguardia del arte ruso, haba
comenzado antes de la Revolucin bolchevique, en lo que nosotros llamamos
belle-poque, en parte por los muchos viajes al extranjero, singularmente a
Francia y a Alemania que hicieron muchos de sus creadores. Podemos tomar un
cuadro perfectamente cubista como Naturaleza muerta de Alexander Ekster
(1913) como perfecto ejemplo: Un bodegn trasladado a la geometra y
superposiciones del cubismo ms ortodoxo. Y por supuesto el ejemplo no es en
absuluto nico, Natalia Goncharova, ya en 1915, haba hecho decorados y
diseos, en Ginebra, para los Ballets rusos de Diaghilev. El propio Kandinsky
hijo de pianistas- haba pasado fuera de Rusia, sobre todo en Alemania, buena
parte de su juventud formativa. Por eso estaban ms que en contacto con el arte
nuevo, formaban parte de l (no olvidemos el importante papel que como
terico de la abstraccin jug el propio Kandinsky) sino que todo ello lo fueron
llevando a Rusia, primero porque era su pas, pero poco despus porque al
estallar la Guerra Mundial de 1914, la mayora (por uno u otro motivo)
regresaron a Rusia, y la mayora al inicio, al menos al inicio- apoyaron la
Revolucin. Quizs, entre tantos casos como podramos citar (el propio Chagall
pas la guerra y el inicio revolucionario en Rusia, donde pint por ejemplo La
casa gris de 1917, uno de sus singulares cuadros, con primitivismo y cubismo
que ahora posee el Thyssen) podramos ceirnos a Malvich y a Kandinsky, tan
cerca y tan lejos. Kasimir Malvich (1878-1935) pas, antes de la Revolucin,
por todos los ismos posibles, desde el simbolismo inaugural , hasta el
fauvismo, el cubofuturismo, como l llam a su singular mezcla del cubismo
a lo francs y de futurismo italiano, hasta llegar (ya tras la Revolucin) al
suprematismo, la victoria de la abstraccin cuando el lienzo, la pintura, trata
de buscar un lenguaje ms all de la razn. Malvich que inicialmente con
cierto aperturismo- es el pintor ideal del revolucionarismo sovitico, empieza
pronto a ser tachado de insensibilidad popular. Sin embargo Kasimir no fue
nunca contrario a la Revolucin y procur irse adaptando. Y as ( aunque
concluy volviendo a la figuracin) uno de sus cuadros ms singulares,
Cuadrado negro, represent a Rusia en 1923 en la Bienal de Venecia. Haba
pasado tambin por las exquisitas geometras coloristas puro abstracto- que le
avencindaban momentameamente con Kandinsky, pero dentro de la URRS. En
Torso con camisa (1932) la abstraccin lucha, de nuevo, con la imagen. El caso
es curioso (entre tantas purgas y destierros como conocemos) pues Malvich,
tan extremado, aguant aunque poco a poco lo fueran ladeando de toda
oficialidad. Cuando muri en Leningrado en 1935, los funerales fueron pblicos
y a cargo de la municipalidad, pero basta saber que entre 1935 y 1962 no hubo ni
una sola exposicin de Malvich en la Unin Sovitica, para darse cuenta de
cmo su arte perturbaba profundamente el enseguida omnipresente y
publicitario realismo socialista. Wassily Kandinsky (1866-1944) que durante
la guerra y los primeros aos de la Revolucin estuvo en Rusia, abandon ya el
pas en 1922 (fue a Weimar, en Alemania) porque su abstraccin era
considerada reaccionaria y elitista. Aunque tambin empez en el simbolismo y
el cubismo, desde 1910 haca ya experimentos con esa abstraccin geomtrica y
de colores muy vivos que llegar a ser su estilo ms caracterstico. Viviendo en
Munich, en 1908, ley el recin aparecido libro del profesor viens Wilhelm
Worringer, Abstraccin y empata y ah empez su camino propio,
irreconciliable con los postulados de un arte marxista, y an con algo de la
vanguardia de Mlevich. En uno de sus primeros libros sobre la abstraccin, La
espiritualidad en el arte (1911) Kandinsky haba escrito ya: El negro es como el
silencio del cuerpo tras la muerte, el fin de la vida. Obras como Tensin suave
(1923), con todas las lneas y el fulgor de Kandinsky no eran soviticas. Vivi en
Weimar hasta 1933 y luego fue a Pars, en cuyas cercanas muri en 1944. Claro
que si l sali de la URSS en 1922, Goncharova estaba ya en Pars en 1921, y
nunca volvi a Rusia. Muri en 1962. Casi todos los vanguardistas como
Varvara Stepanova o Mijail Larinov tuvieron que pactar o irse. Slo
vanguardistas iniciales como el muy sugeridor Aleksandr Rdchenko (1891-
1955) lograron convivir, pasando desde la abstraccin al arte publicitario
filosovitico, usando (al estilo de Renau en la Guerra espaola) tcnicas de
origen vanguardistas como el cubismo o el collage, pero usndolas a favor de
la propaganda del Estado. El realismo socialista (arte figurativo y plano a
favor de las consignas del partido comunista) reinara aos, como rey absloluto
en todos los pases de la rbita sovitica y en la China maosta, a partir de
1949 Un arte no malo en s, al inicio- pero que fosilizaba el arte al no
permitir avance o experimentacin ningunos
Quiz por ello la Villa Adriana acaba de dedicar una exposicin a Antinoo
(tambin un icono gay) con el nombre Antinoo, la fascinacin de la belleza. En
la muestra se exhiben joyas con la efigie generalmente el perfil- del bitinio, y
multitud de estatuas, llegadas de muchas partes de Italia, aunque como dije hay
Antinoos por todo el antiguo Imperio de Roma. La primera parte muestra las
estatuas, ms sencillas y con el amado de aire ms joven, que se suponen hechas
cuando Antinoo viva an. As el delicado busto en mrmol muy blanco,
procedente del palacio Altemps de Roma. La segunda parte (la exposicin
permite adems darse una vuelta por el esplendor de la Villa Adriana) recoge
una ms amplia coleccin de estutuas, bustos o de cuerpo entero, hechas tras la
muerte del favorito, y en las que Adriano pidi que se le asimilara a muchos
dioses del panten romano. As hallamos a Antinoo, en mrmol o bronce, con
aspecto de Apolo, de Dioniso o de Osiris. A este ltimo la mitologa egipcia,
entre otras cosas, tambin le atribua una muerte en el Nilo, antes de devenir
inmortal. Vemos a un Antinoo insistente y variadamente divinizado, como
gloria al Amor. Pero es inevitable que veamos tambin y acaso de modo
principal, no solamente un monumento inmenso a la pasin efbica, sino una
divinizacin de la belleza juvenil masculina, tal como la entendieron griegos y
romanos, desde Fidias hasta Praxiteles. El joven dira Luis Cernuda- como
encarnacin de las gracias del mundo.
En 1932 sali editado en ingls el libro que hoy se reedita en nuestra lengua,
donde apareci por primera vez (igual que ahora lo vemos) en 1934, editado por
Biblioteca Nueva de Madrid. Pero es el caso que ninguno de los grandes
bigrafos de Wilde (digamos Richard Ellmann, por ejemplo) se dignan citar
estas Conversaciones con Oscar Wilde ni a su autor, el casi olvidado A. H.
Cooper-Prichard. Por qu? Indudablemente porque dan poca fe a un hombre
que conoci a Wilde siendo muy joven (la abuela de Prichard era amiga u
ocasional contertulia de Lady Wilde, la madre de Oscar) y que 32 aos despus
de la muerte del personaje quiso reproducir unos dilogos de los que l habra
sido testigo, y que en verdad no aportan nada nuevo a la biografa de Oscar,
como no sea alguna que otra frase, muy de su estilo. Son dilogos con pintores
como Whistler o Lord Leighton, con la propia mujer de Wilde, con el marqus
de Queensberry (que aqu se llama Dodderington) y que pide consejo al esteta
sobre su joven hijo Algy (Bosie) que quiere ser poeta y que es un consumado
intil; ente otros que ocurren en un t, en un restaurante o visitando un castillo
medieval entre turistas yanquis, sbditos del pas que Oscar denominaba
Vulgaria. Fue Cooper-Prichard juvenil testigo de todo ello y pudo recordarlo,
treinta y tantos aos despus con tan meridiana claridad? No yo, sino la entera
crtica wildeana, viene a responder que el seor Prichard fue un feliz
aprovechado que conoci a Wilde (pero no tanto) y que tuvo la feliz idea, en el
momento en que el nombre del autor irlands, tanto aos maldito, volva a
sonar, de publicar un libro con un ttulo que no ha vuelto a repetirse ni se
repetir: Conversaciones con Oscar Wilde.
Sin embargo hay algo importante que debemos afirmar a favor de este
presumible truhn Cooper-Prichard, y es que logr imitar muy bien el decir
wildeano, lo que no es difcil para quien no slo lo haba escuchado en directo
alguna vez, sino que haba ledo sus comedias y sus libros. Poco nuevo hay en
estas Conversaciones y no escasa trivialidad y pudor, pero de cuando en
cuando (y sobre todo en el prlogo, donde an no acta la inventiva del dilogo
sabido) surgen frases sueltas que, sin duda, son Wilde puro, aunque sepamos
que su estilo es fcilmente imitable. He aqu algunas: Una paradoja es una
verdad expuesta con palabras al parecer insinceras. O esta otra: La fantasa no
se atreve a ser tan extraa como la Verdad. Y una ms: El concepto de la
felicidad que tiene el americano es gastar mucho dinero. Reconozcamos, en fin,
que si Cooper-Prichard invent un poco a Wilde y no fue muy lejos, leerlo (y con
cuidado) lo haba ledo. Y quiz guardaba todava el timbre de su voz, ya
perdido.
La argentina Reina Roff publica su tercer libro sobre Juan Rulfo desde 1973,
cuando an viva el biografiado. Sin duda esta biografa no autorizada es lo
mejor que se poda hacer en este terreno sobre Rulfo, porque la autora no busca
slo erudicin (que hay mucha) sino un tono literario o perspectiva literaria,
que haga amena la lectura, que lo es, si uno tiene algn inters por ese narrador
exiguo, mgico y mentiroso ( otros agregaran y depresivo) que se llam Juan
Rulfo (1917-1986).
Juan Rulfo (su nombre inicial fue Juan Prez, Rulfo era un apellido que adopt
de su lado materno) naci en tierras de Jalisco Mxico- en plena Revolucin.
Perteneca a una familia criolla que haba tenido bienes, pero que esa
Revolucin y la contrarrevolucin cristera asol o depauper. El padre de
Rulfo muri asesinado y la madre opt por enviar al chico a un internado u
horfanato, que como el escritor maduro dijo una vez, me sirvi para aprender a
deprimirme. Parte del misterio Rulfo (llmemoslo as) tiene que ver con una
infancia y primera mocedad desdichadas, que logran un muchacho muy amante
de la lectura, pero introvertido, tmido y un tanto patolgicamente silencioso.
Rulfo nunca fue a la Universidad, result un claro autodidacta, que durante
muchos aos trabaj en lo que iba saliendo, como ser vendedor de llantas de
automviles Todos dicen que naci en Apulco, pero l sola decir que en el
cercano pueblo de San Gabriel y fue registrado en Sayula. A Juan le gustaba en
todo liar un poco y su biografa juvenil se presta admirablemente para ello.
Como fuere, de todos esos pueblos y de la lucha cristera en Jalisco, saldra el
clima de sus dos casi nicos libros que terminaron hacindole famossimo.
Como alguien dijo (no recuerdo si mezclando tambin a Salinger) unos son
famosos por lo que escriben y otros por lo que no escriben. Tal el caso de Rulfo
que, pese a ello, siempre acept vivir como un escritor ( y al fin muy
homenajeado), es decir, como alguien que si en ese momento no escriba, podra
volver a hacerlo en cualquier instante. Hora que nunca lleg. Juan Rulfo los
amigos lo llamaban Juanito y decan que en la intimidad poda ser muy
hablador- ser siempre el autor de dos libros narrativos excelentes: El libro de
cuentos (algunos se publicaron en revistas ya en los 40) El llano en llamas -
1953- y la novela, medio mgica, Pedro Pramo de 1955. Claro est que en ese
momento los libros tuvieron un xito relativo que, a partir de los mediados aos
60, se fue extendiendo e incrementando con nuevas ediciones y mltiples
traducciones hasta devenir clsicos, lo que al tmido Rulfo debi halagar tanto
como fastidiar, pues segn deca su suma aspiracin era la tranquilidad. Rulfo
escribi algn fragmento ms: Un pedazo de noche (1959), el fragmento de
una novela futura, algn guin de cine como El gallo de oro (llevado al cine
con otro ttulo por Arturo Ripstein) y pstumamente la coleccin de cartas de
noviazgo con su luego mujer, Clara, que era una muchachita cuando la conoci.
(Dicen que, ya en los 70, el poco faldero Rulfo, tuvo alguna relacin con otra
mocita argentina que, al parecer, podra vivir ahora en Madrid.) Pero Rulfo, a
quien Reina Roff termina llamando el hijo inconsolable del desaliento, fue
siempre el secreto de su bloqueo como escritor, lo excepcional de sus dos libros
(pioneros del boom), su aficin temprana a la fotografa otra de sus
habilidades que se conoci tarde- su afn por inventar y tergiversar (alguien le
pidi escribir lo que hablaba entre amigos, se neg.) y su relacin cordial, a
rfagas, con amigos tempranos como Juan Jos Arreola algo competidor desde
lo distinto- o el acadmico Antonio Alatorre, y su falta de simpata (mtua) con
Octavio Paz, seres caracteriolgicamente en las antipodas Reservado, huidizo,
alcohlico muchos aos hasta curarse de la adiccin, que qued en cigarrillos y
coca-cola, el personaje ms parecido a Rulfo (nada amante de fastos ni de
trepadores) en la novela latinoamericana, es el uruguayo Juan Carlos Onetti. Se
profesaron simpata aunque coincidieron poco. Rulfo muri de cncer en su
casa del D.F. a pricipios de enero de 1986. Haba renacido un mito. Pero hay
muchas ms cosas y Reina Roff las narra muy bien.
Muere Chopin, muere Musset ( siempre dejados por la mujer que los ha
seducido) y George Sand se eleva como personaje fuerte, como mujer que sabe y
elige su destino. Despus de sus heronas juveniles -y en buena medida
autobiogrficas como Lelia y casi al tiempo, tambin, que su narrativa se
acerca ms al realismo, Sand inicia otra relacin, esta vez con un hombre mayor
que ella, que la har entrar en el camino del socialismo y del inters poltico por
los problemas de los desheredados. Pierre Leroux (1797-1871) fue uno de los
fundadores del socialismo francs y al parecer de los primeros sino el
primero -en usar el trmino socialismo en su significado actual. Fruto de esta
historia de amor ( quiz ms profunda si mucho menos teatral que las
anteriores, y slo hemos mencionado las clebres, hubo otras) brotar la novela
El molinero de Angibaut (1845) y alguna posterior que inician el camino de la
novela social, gnero de largusima duracin, al que se apunt algn que otro
romntico en retirada, como el clebre Alphonse de Lamartine. Quin
imaginara, en fin, a la apasionada y joven George Sand, vestida de hombre y
castigando como una seductora dominante, escribiendo despus un ensayito
con este ttulo, Dilogos familiares acerca de la poesa de los proletarios?.
Tenemos la inevitable sensacin de que los autores del siglo XIX disponan de
mucho ms tiempo que nosotros. Hace 200 aos que naci George Sand/Aurore
Dupin. Y la pregunta que no he contestado, que no s contestar- sigue en el
tablero de ahora mismo. Una escritora de transicin entre el romanticismo y
el realismo, atenta ya a los problemas sociales?. O la mujer la apasionada
mujer -que quiso ser ella por encima de todo, libre y plenamente, an asolando
la carcasa o la calavera de sus amantes ms famosos?. Sand quiso ser una
escritora y lo fue, pero ha quedado en personaje. Un gran libro de Jacques Barry
sobre nuestra dama se titula: George Sand o el escndalo de la libertad.
Exacto.
Shangay Lily
[El ao 2000 hice una entrevista al escritor Luis Antonio de Villena para
Portalgay. Me permito reproducir aqu la entrevista por su inters.]
En fin, teniendo en cuenta que en mi caso tendra que compaginar tan prolfica
obra con mi maquillaje que me roba no pocas horas entro en el caf
completamente disuadida de la posibilidad de suplantar a esta mquina de
producir arte.
Shangay Lily: Mari, me encanta que hayas elegido el Caf Figueroa para
quedar. Es muy simblico. Un clsico en el ambiente ahora que Chueca se ha
desarrollado tanto. Por cierto, t, que has vivido mucho en el ambiente, ests a
gusto en Chueca o te sientes un poco como esas seoras que desde su mecedora
miran asombradas como su pueblo va cambiado y se llena de discoteques y
jovenzuelos?
L.A: (Escptico) Bueno, pues si, si creo Pero yo creo que ya se ha hecho. Es
decir, si eso iba a dar algn resultado, o sea: que no nos importase que nos
hablaran en femenino, ya ha ocurrido. Porque, evidentemente, no nos importa
Pero, yo me parece que debe haber pluralidad, es decir, que el mundo gay, en
este momento, de lo que est falto es de una pluralidad. Porque hay muchos
gays que intentan ir por un camino, que es el modelo norteamericano, que ha
sido bueno para muchas cosas y es malo para otras y hay que dejar que la gente
sea gay del modo que quiera a lo mejor unos hablarn en femenino, y otros no,
y unos llevarn tacones, y otros irn vestidos de seores antiguos, y otros se
vestirn como una travest que conoc yo en un bar de valencia hace muchos
aos que iba vestido (corrige rpidamente), iba vestida de seora mayor, de
seora de pueblo, de anciana (risas) Pues, bueno, estupendo!
S.L: Darling, Tienes ms xito con los chulazos desde que te has convertido
en un icono gay? Porque, eres consciente de que te ests convirtiendo en un
icono intelectual gay, no?
S.L: Sabes? Hace poco, una persona con la que yo trabajaba en la radio me
deca yo no te he contratado porque seas gay, te he contratado por tu
profesionalidad, y t no dejas de decir que eres gay. Yo le intent explicar que si
no fuese por mi homosexualidad, no estara en esto, porque lo nico que yo
quera era cambiar la percepcin de la gente sobre la homosexualidad, para que
dentro de unos aos nadie le hiciese a un inseguro adolescente de Mlaga el
mismo dao que la sociedad me hizo a m. En tu caso, tienes un compromiso
poltico con tu arte? Tu sexualidad repercute en tu escritura?
S.L: Y piensas utilizar el foro privilegiado que tienes en la prensa nacional para
apoyar temas gays?
L.A: Hombre, eso ya lo utilizo como puedo Lo que pasa es que, yo creo, un
articulista, cuando hacemos periodismo, los que hacemos periodismo, no tiene
porqu especializarse en un tema es decir, yo hablo de muchos temas, hablo
de poltica, hablo de temas que afectan a todos y, cuando surge, hablo tambin
de temas gays desde la posicin de una persona que conoce ese mundo, pero me
parece que Mira, yo soy buen amigo de Pedro Zerolo (Presidente de la
Federacin Estatal de Gays y Lesbianas), pero no somos lo mismo, yo soy un
escritor que es gay, y el es un militante gay. Son dos cosas distintas. Es decir, yo
no soy un militante gay, soy un seor normal que escribe, y que es gay, como
podra ser otra cosa
S.L: Bueno, Mari, aqu llega la pregunta del milln: existe la literatura gay,
marica u homosexual?
L.A: Pues, como t sabes, sobre eso hay para todos los gustos Mi opinin es
que no, no en el sentido profundo de la palabra, es decir: las literaturas se hacen
por idiomas, o sea, que la literatura gay que se escribe en Espaa, es decir, la
literatura de tema gay que se escribe en Espaa, pues forma parte de la
literatura espaola Porque lo que si existe es la temtica gay, la temtica gay
en literatura o en arte, eso, si existe Y lo que ocurre por eso se plantea el
problema de si hay literatura gay es que la temtica homosexual ha crecido
mucho, como es lgico, quiero decir, como esto es un fenmeno que se ha hecho
ms pblico, ha crecido, se ha abierto, se ha expandido, pues es normal que esa
temtica crezca Pero yo creo que sigue siendo un tema, y a lo mejor, en casos
muy especiales, podra ser hasta un estilema, es decir, puede haber un estilo
gay, pero no una literatura gay
S.L: Y sin el mando a distancia! Claro que, hace poco, me sorprendi saber que
algunos maricas jvenes ya sabes, los que pasan sus das en el Ohm, el
Coppelia el Weekend no tienen ni idea de quien fue Pasolini Qu opinas de
esto?
L.A: Bueno, pues me parece triste Mira, el gay tpico en mi poca tenda a ser
un poco culto, porque tenan una idea de concienciarse de su historia, al menos
de su historia Es decir, ellos queran saber porqu haban sido marginados,
porqu haba sido la homosexualidad perseguida y eso les daba cierto apetito de
cultura. A m, me parece muy triste que ese apetito lo hayan perdido. Porque,
esos chicos que hoy llevan una vida ms normal, tendran que saber de dnde
vienen, cules son sus orgenes, que ha ocurrido con las historias de las
personas que son como son ellos Entonces, que no les suene Pasolini, quiere
decir que son personas mucho ms manejables, por eso puede existir un modelo
nico de gay, que representan ellos Por qu?, pues, porque son tontos
S.L: Por cierto, Oscar Wilde, Jean Genet, Andr Gide Pier Paolo Pasolini,
con qu forma de compromiso poltico te quedas?
L.A: Bueno, cada cual la tuvo a su modo, porque eran pocas distintas. En su
momento, el compromiso de Gide fue el compromiso por antonomasia, era
homosexual y adems de izquierdas Genet era ms bien la rebelin y la
subversin, el estar absolutamente en contra del sistema, es ms, a Genet le
hubiera horripilado la existencia de movimientos gays de liberacin, porque l
hubiese pensado que, al contrario, el gay tiene que ser marginado, porque eso le
mantiene viva la rebelin Y Pasolini, es el hombre que quiso ser comunista,
que crey que se podra volver a un pueblo libre, donde se pudiese vivir la
pansexualidad como l la haba vivido, como la haba visto Italia antes de la
burguesa, la pansexualidad natural Pero la burguesa capitalista ha arrasado
con todo eso
S.L: Pues, nos queda Oscar Wilde, cuyo Aniversario se cumple ahora. Cmo les
presentaras a los jvenes maricas que no lo conozcan a Oscar Wilde?
L.A: Pues Wilde fue un hombre muy moderno para su tiempo y, a la vez, un
hombre muy de su tiempo, cosa que est muy bien, es decir, quiz todo talento
tendra que ir por ah Wilde es un gran escritor del fin de siglo, sus libros son
muy buenos, tienen el tono del fin de siglo como El retrato de Dorian Grey
y al mismo tiempo tienen algo chispeante, algo lleno de ingenio, de fuerza, de
una inteligencia enormemente aguda, que est muy por encima de su tiempo.
De tal manera que t lees, hoy da, cosas de Wilde y parecen escritas ayer.
Entonces, a la vez es muy de su tiempo y muy contemporneo. Es enormemente
contemporneo. Es un tipo divertido, transgresor, inteligente, y a la vez, ha sido
el primer mrtir de la homosexualidad. Bueno, el primer mrtir oficial de la
homosexualidad, porque, naturalmente, haba muchsimos antes. Pero, digamos
que ese es el primero que se convirti en un mrtir oficial de la homosexualidad,
a pesar de que estaba casado y tena dos hijos, no lo olvidemos
S.L: T has escrito que los tres grandes pilares que sustentaron al Wilde Total
fueron el neopaganismo, el esteticismo y el cristianismo. Qu ismo sustentara
hoy a Wilde si viviese en Chueca?
L.A: Bueno (algo escandalizado), es que yo creo que Oscar Wilde no vivira en
Chueca! Porque no lo necesitara, supongo que vendra a Chueca, pero no vivira
aqu Y le sustentaran los mismos pilares, es decir: el esteticismo, porque, de
otra manera, pero hoy se puede ser un esteta. Ese socialismo utpico que l
buscaba, porque sigue siendo necesario un socialismo utpico. Y ese
neopaganismo, que sigue siendo igualmente necesario, porque el neopaganismo
es una manera de pensar en un mundo que alguna vez sea feliz: el mundo como
El Jardn del Edn y no como un valle de lgrimas
L.A: Pues, en eso coincido un poco con Wilde, pero, naturalmente, en otro
tiempo, porque a m el ismo que ms me sustenta quiz sea ese neopaganismo,
entendido como la necesidad que tiene la sociedad occidental de buscar una
moral nueva, sustitutiva del cristianismo, del catolicismo, la necesidad de abolir
esa historia que ha sido tan daina. Yo creo mucho en el neopaganismo como
una nueva lectura de lo pagano. Teniendo, sin embargo, en cuenta, una de las
cosas que el cristianismo y la rebelin comunista han podido tener en comn: el
amor por el desheredado, el amor por las personas humildes, por las personas a
quienes les ha ido mal, en fin, la ayuda a los humillados y ofendidos y buscar
un cierto nivel de justicia
L.A: Pues, que le falta diversidad, que casi toda es muy igual, que est cortada
por el mismo patrn, que ya nos la sabemos un poco de memoria Entonces,
necesita hacerse ms amplia, es decir, necesita meter ms temas y no pensar
que todos los gays andan, nicamente, yendo de discoteca en discoteca los
sbados por la noche y todos en masa y que todos son muy guapos, y que
todos van al gimnasio Ni todos son muy guapos, ni todos van al gimnasio, ni
todos van las noches de sbados de discoteca en discoteca. Entre otras cosas,
porque, a estas alturas, vivimos en una sociedad enormemente masificada, y
salir los sbados por la noche es una gran horterada, es de ser muy hortera
(risas)
S.L: Por cierto, no han intentado ver en el hecho de que escribas desde una
perspectiva de mujer la ratificacin de ese famoso tpico de los heteros que a
m me pone de los nervios de que todos los homosexuales queremos ser
mujeres?
L.A: Si, hombre, claro, de hecho, hay quien me ha dicho: seguro que la mujer
que sale en la novela eres t y yo, muy tranquilamente, le he dicho que no,
que los sentimientos de esa mujer no son los mos y que, bueno, yo no niego que
todos tengamos algo femenino, que yo incluso tenga un lado muy femenino,
pero nunca he querido ser una mujer
S.L: Por cierto, tu novela se abre con una cita de Sylvia Plath, un icono
feminista, Tomas algo del discurso feminista?
L.A: No, esas citas iniciales estn puestas como una pequea provocacin
Porque lo que la novela cuenta es la transformacin de una mujer muy normal,
de la alta burguesa, casada, con hijos, que de repente, al filo de los cincuenta
aos, se transforma en una mujer distinta, que empieza a tener relaciones con
hombres jvenes, con chicos muy guapos (Se abstrae) Ah, s, quiz, se pueda
ver un elemento colindante con el mundo gay pero se convierte en una mujer
nueva (De repente se pierde y, tras preguntarme de qu hablbamos, yo le
recuerdo a Sylvia Plath) Ah, s! En ese sentido Sylvia Plath sirve como un
referente, en tanto que ella Adrienne Rich, la otra cita, que es una lesbiana
feminista, son imgenes de mujeres que, o bien ellas mismas han hecho, o bien
han pretendido que haya transformaciones, y esta mujer de mi novela se
transforma
S.L: Hablando de transformar, hace poco o decir que en los aos sesenta y
setenta los artistas e intelectuales queran cambiar la sociedad, y que ahora solo
quieren ser ricos y famosos, ests de acuerdo?
L.A: Bueno, yo creo que s, que la comunidad gay en esto ha sido especialmente
dura, y todava lo es, es decir, en la medida en que toda la sociedad tiende a
valorizar lo joven en exceso, pero es que en el mundo gay una persona con
cuarenta aos ya est fuera de circulacin! y eso es muy triste
L.A: Hombre, yo creo que Wilde sigui en eso la vieja tradicin griega, que
vena del mundo de los dorios y que luego se institucionaliz, tal como lo vemos
ahora, en el mundo alejandrino, de admiracin por la juventud Pero yo creo
que ese tipo de pareja sigue siendo una de las cosas que la sociedad acepta
menos, es decir, la idea de una persona madura con un hombre joven, sea
hombre o mujer que la pareja tenga edades desiguales, es decir, que alguien,
de cincuenta aos, vaya con alguien, de veinticinco, pues a m me parece muy
bien. Sin embargo es una de las cosas que siguen estando muy mal vistas.
Cuando, realmente, son muy creadoras Uno da madurez y el otro da juventud,
uno ensea experiencia y el otro ensea entusiasmo, a m me parece una pareja
estupenda
S.L: A mo, tambin Por cierto, qu consejo le daras a una marica escritora
como yo?
L.A: Bueno, pues que sigas escribiendo ms y que sigan como el ltimo y
mejor
Celebracin mediterrnea
Dicen los maldicientes: Qu poco le queda a Miguelito!
Fue rey -como tantos- de unas horas: Cinco o seis primaveras.
Poca cosa. El tiempo se lo lleva. Quin recordar su edad maravillosa?
Cipariso
Costura propia
He ido muchas veces ataviado de tristeza,
hundindoseme el mundo a cada rato,
fingiendo entre los amigos que me interesaba algo...
Me da miedo quien me mirase,
y angustia me produca no ser perfecto,
tener que competir, luchar por el oficio, por la vida, el nombre...
Y pensaba: la tragedia de todos consiste en no ser Dios.
Todos quisiramos ser un pequeo Dios omnipotente..
Y hacamos bromas sobre la muerte, chistes sobre la soledad,
Pequeos disparates sobre el amor comprado.
(Y yo soaba en ti, mam, como lo nico seguro).
Me daba miedo la autoridad, la ley, el mundo, el futuro.
Pensaba: Incluso si alguna vez me cre libre.
Y la noche engaaba -como los amigos- con cierto parecido
a bondad o indiferencia.
Y yo iba ataviado de tristeza
y hubiera querido llorar -no poda-
o simplemente hundirme lentamente.
Y me vea en una barca negra (acaso en una gruta)
navegando hacia un negro horizonte...
la tristeza me llena la cabeza de plomo,
los bolsillos de piedras,
las manos de artrosis dura
y tira de m tanto hacia abajo
que me vuelve imagen verticalizada, estirada, de un
espejo deformante.
Dame la tristeza, chamela -gira la soledad.
-Lnzame la pelota -repite el miedo.
Aqu, aqu, centra -reclama la angustia,
chtame a m- y no s qu agobio extrao lo sugiere.
Slo s que cuando voy ataviado de tristeza
quiero enraizarme en el sueo,
bogar en un ro de calma
y susurrar junto al silencio: Dame la mano, mam, ya he vuelto...
Cuarto de duchas
No, no me gusta. En realidad detesto la crpula
de las saunas: Cpulas en la tristeza del anonimato. ..
Pero las lneas de los poemas mejores, sus ritmos,
su ceniza, su carmn, no conducen a la belleza
del amor? Me siento aqu -un viejo es invisible
para la juventud- y observo los cuerpos bajo el agua.
Glteos, suaves ascensiones del vello: El torso
reluciente. y todos juntos, como si fuese posible
un orgasmo de espadas. Lo entiende? La limpieza
de la juventud que mancha. Alguna vez, siguiendo
sus piernas, su mirada, o su sexo, voy a la oscura
y hmeda cabina. Extraigo de la funda de las gafas
una barra de labios, y pintado, asumo su eminencia.
Qu pensar de ese viejo sucio?
Qu pensar algn da de los versos de la vida,
planos, difciles a la felicidad, llenos de liquen?
Benevolencia. El agua, al caer, arrastra los sentidos...
El nombre de la desesperanza
Los viejos pederastas lloran por la noche.
No es extrao.
Entre el riesgo y el milagro su vida toda,
dudan de si es el Bien o el Mal
quien los posee.
Soaron siempre una Hlade turbia.
Una paternidad ertica.
Una hermandad de goce primigenio.
Soaron un mundo solar.
Pero las horas fueron, con frecuencia, temor y desventura.
Bajaron a los fondos de las cuevas.
Volaron sobre praderas dulces.
Su sueo -tan palpable- se deshaca en sueo.
Los viejos pederastas, ya muy viejos,
bajan al Metro por las tardes.
Los ojos les lloran por el humo.
Un cantautor les llam sapos del subway.
Estn ms que habituados al desprecio.
Los viejos pederastas -humillados, heridos,
torpes, sin futuro-
lloran solitarios por las noches.
Rezan al ngel de la Guarda.
Piensan en el Nio Dios.
No saben si abrirse las venas
(el rojo es un color muy hermoso).
Los viejos pederastas sienten
que la vida se les va de las manos,
y la nada sucede a la nada.
Los viejos pederastas leen a Voltaire,
y escriben su epitafio:
Si no pudiera ser un joven guerrero sioux,
Seor del Universo,
no volver. Slo pido no volver, de nuevo...
Infancias y suicidios
S, claro que pens en el suicidio. Tena diecisis aos
y haban logrado -tras un aparente primera felicidad-
mancharme de m mismo hasta lo abyecto...
Ser como era me condenaba, me hunda.
La verdad es que antes, cuatro aos atrs,
ya podra, consecuentemente, haber pensado en desaparecer.
Me salvaron los libros, la fantasa, los sueos?
La falsa maravilla acaso con que pensaba edificar mi vida?
Todo me condenaba. Lo sabas?
Pese al silencio, pese a las ofensas, pese a la oscuridad
tan sola, llegu a pensar en el suicidio.
Es extrao que lograra sobrevivir.
Lo pienso ahora, lejos. Inslito haber llegado ac,
Si bien se mira.
Algunos tambin como yo, se ahogaron casi en sus islas.
Alguien me dio el nombre y la sea salvadora:
los proscritos tenemos tambin un reino.
La sea de Can. Algo parecido.
Los deshauciados por el infame reino del Bien.
En los ojos un vago nublo de melancola...
Acaso me lo dijo el decadente, slida y rotunda efigie.
Somos tu mundo. No ests solo.
El reino de los rprobos. La raza de los acusados.
Te acuerdas?
Saberme en el mal
me devolvi entonces a la bondad de la vida.
Del suicidio no qued, lgicamente,
ms que una notoria disposicin a la bruma
y la fraternal nostalgia hacia todas las cadas.
Intntalo, sensitivo
Si me lo hubieran descrito, hubiese dicho
no, no se puede vivir ah. La oscuridad que hay
dentro quiere destruirte. Y el desprecio,
la desgana, la fatalidad buscan la muerte.
Claro que tampoco quieres morir, o no exactamente
morir, cesar acaso. Porque es muy difcil vivir ah.
Los pensamientos te tambalean. Se despean.
Gesticulan. Golpean contra ti. Buscan herirte
fingiendo otras destrucciones. Tu pensamiento
se vuelve violento, paria, obtuso, y quiere,
quiere morir, o no exactamente, cesar. No se puede
vivir ah. Un yermo. Ajeno al aire. Poca la luz.
Ajeno al movimiento. Sin gozo, sin voz casi,
con luces agrias. Si te lo describo con imgenes
de delirio y pesantez: No, no se puede vivir ah.
El dolor es un pas inhabitable, que
est habitado. Y cuantos recorren ese pas
-por un mismo camino- viajan solos...
No se puede vivir. Voy caminando.
Las rosas
Entonces hubiera gritado:
Seor, salva a Juan!
He visto deshacerse muchas bellezas;
sera bueno que quedase
una como emblema de nuestro
tiempo, un licor joven
que -contra el uso-
no envejeciera nunca...
An es hoy como monda
de naranja, y sonre,
y un aroma delgado
an llena el aire...
Pero no, tampoco mi oracin
obtuvo respuesta.
Martas cibelinas
Morboso
Los ojos eran extremadamente hermosos.
Los labios de una carne muy dulce.
No era, en fin, tan joven como su belleza.
Gema, se turbaba, descenda a los stanos
ms hmedos del cuerpo,
usaba su saliva como miel,
simulaba trances de pequea muerte,
indudablemente efmeros y ciertos. ..
Algo en l era terriblemente delicado,
algo semejaba un perfume muy oscuro
de jazmines enfermos.
Era la suavidad de un lecho de agua,
la escurridiza obsesin de las ojeras,
la blanca piel, suntuosamente condenada.
La sexualidad ms srdida se le volva azul.
Era el fin del mundo en filo de primavera.
Sabes que no era amor, ni amistad;
slo un placer que se mira en espejos de noche.
nicamente esperaba deshacer tu sensualidad en sus muslos.
Cada amanecer deseaba el horror del amor romntico.
Como hmeda flora,
putrefaccin, y hermosura.
Luz lunar en un valle de caricias.
Era la belleza extremadamente turbia.
Su sexo descansaba, magnfico, como un len satisfecho...
Quimeras
Mi perfecto, mi dolo de noche, provocacin
de mis gozos solitarios mentales...
Te pienso, djame que te piense. Me dirn
inmaduro, idealista, incapaz de amor.
Djame suponerme entre tus piernas
(qu bien nos veo) coronarte de hiedras africanas
en idilios fingidos, con agua de rosas rociarte
los pies, pintarte un corazn sobre la cama
revuelta, con el pelo mojado y los ojos ardientes,
encendidos de sexo. En realidad te alabo solo
el perfil, me olvidar del mundo luego. Tirar
a la letrina todo, hecho un rebuo. Inmaduro,
del amor incapaz, te he amado por encima
del mundo, ms all de cualquiera...
Vino el amor mental. Siempre viene. Perdona.
Sed pagana
Yo miraba aquella noche arder la maravilla.
Os vea abrazndoos, bebidos, tan jvenes los dos,
bailando entrelazados, alegres, entre la msica
festiva y la entibiada luz de un lugar clandestino.
Observaba los ojos cariosos, el biselado exacto
de los cuerpos tersos -seran apenas diecisiete aos-
el fogoso frescor de pestaas y labios. En ambos
la hermosura. La indolencia natural de lo perfecto.
Y pensaba, mirndoos, que mi placer de belleza
y de ginebra no iba desinteresado con la envidia.
Que deba sufrir, claro, por no participar en ese reino.
Pero miraba y era deleite slo vuestra danza,
deseo vuestras ondas de euritmia jovencsima.
Y pens: No buscamos el logro, anhelamos deseo.
Que no es la fuente slo, sino la sed que invita.
De pie en el antro penumbroso, sumido entre la msica,
yo miraba aquella noche arder la maravilla.
Tractatus de amore
I
No digas nunca: Ya est aqu el amor.
El amor es siempre un paso ms,
el amor es el peldao ulterior de la escalera,
el amor es continua apetencia,
y si no ests insatisfecho, no hay amor.
El amor es la fruta en la mano,
an no mordida.
El amor es un perpetuo aguijn,
y un deseo que debe crecer sin valladar.
No digas nunca: Ya est aqu el amor.
El verdadero amor es un no ha llegado todava...
II
Y es que el verdadero amor -nos dicen- nunca jams
se parece a su imagen.
Disociadas la forma y la materia,
se nos obliga a elegir,
considerando en ms a la anterior morada.
(Pequea traicin, dulce retaguardia, muy humana!)
Porque el verdadero amor coincide
con s mismo,
y dice bien Novalis que todo ser cuerpo
un da que anhelamos.
Columna de oro y nio de azul,
el tetractys entregado en la mirada,
t fuiste al tiempo unsono
el amor y su imagen
y slo la realidad trastoc nuestros cuerpos
o confundi con falsa voz nuestra amistad equivocada.
Porque no siempre es posible el encuentro
y hostil es, a menudo, el bosque y su carcoma,
y se cubren los senderos de hojas malas...
Mas el verdadero amor, el alto amor,
-lo s y te vi-
coincide, inevitablemente, con su alta representacin afortunada.
III
Ser el amor vencer tan slo al cuerpo
con el cuerpo? Porque el ansia de beldad
empuja hacia dentro, para alcanzar un alma
confundida con las formas mismas de la materia...
Y al succionar los labios bebes alma,
y al estrechar el pecho tocas otro jardn
cuyas ramas te alcanzan. Queremos romper
el cuerpo para encontrar el cuerpo, baarnos
en el pozo acutico de adentro con la imagen
misma que la luz nos muestra. Posesionar
el cuerpo para tocar un alma que es el mismo cuerpo.
Pues al ver y palpar el dorado desierto
de tu cuerpo, saltaba el alma en mis labios
deseando entrar en ti, restregarse a ti, ser en ti,
chupando tus axilas y tus nalgas y tu cuello,
ebria de ti, la absurda, la infame, la degenerada...
IV
Ya que el ms alto amor es imposible.
Ya que no existe el alma pura convertida en cuerpo.
Ya que el instante detenido
(oh, prate un momento, eres tan bello!)
no es ms que un grato sueo de la literatura.
Ya que se muda el dios de un da
y el tiempo torna falaz toda imagen armnica.
Ya que el eterno muchacho es slo mito
y fugaz representacin que solemniza el arte;
cuando alguien nos provoca amor,
cuando sentimos el ansia irreprimible
de estar con fuertemente, y de abrasarnos,
cuando creemos que aquel ser es toda
la dorada plenitud, sin dudar nos engaamos.
(Una magia y un deseo nos embaucan.)
No existe el sumo amor. Es tan slo
un impulso del alma, y unas horas o unos meses,
ciegos, felices, burlados...
V
Aunque quiz todo esto es mentira.
Y el nico amor posible (entindase, pues el Amor con mayscula)
sea un ansia poderosa y humilde de estar juntos,
de compartir problemas, de darse calor bajo los cubrecamas...
Rer con la misma frase del mismo libro
o ir a servirse el vino a la par, cruzando las miradas.
Deseo de relacin, de compartir, de comprender tocando,
de entrar en otro ser, que tampoco es luz, ni extraordinario,
pero que es ardor, y delicadeza y dulzura...
No la bsqueda del sol, sino la calma da a da encontrada.
El montn de libros sobre la mesa, tachaduras y tintas
en horarios de clase, el programa de un concierto,
un papel con datos sobre Ophuls y la escuela de Viena...
Quiz es feliz tal Amor, lleno de excepcionales minutos
y de mucha, mucha vulgaridad cotidiana...
Amor de igual a igual, con arrebato y zanjas, pero siempre amor,
un ansia poderosa, pobre, de estar unidos, juntos,
acariciar su pelo mientras suena la msica
y hablamos de las clases, de los libros,
de los pantalones vaqueros,
o simplemente de los corazones...
Aunque quiz todo esto es mentira.
Y es la eleccin, elegir, lo que finalmente nos desgarra.
VI
Pero no utilices la palabra desprecio
si no aceptan el amor que regalas.
Si es un amor de palabras dulces,
de comprensin, de afecto, de ternura,
sabrs bien que el obsequio que
ofreces no lo has de dar t solo...
Y si es pasin tu amor,
si es un arrebatamiento que desborda
y desdea la vida cotidiana,
entonces el regalo recae sobre ti propio.
Desprecio no habr en ningn caso.
Slo carencia. Echar algo en falta.
Pero es que todo gran amor,
el poderoso amor, el importante amor,
el que llenara plenamente un vivir,
se es siempre ausencia, hay un foso
siempre; lo ves y no lo alcanzas...
VII
Eres, al fin, el nombre de todos los deseos.
No importa sin en ti buscamos la solicitud o la amistad.
No importa si es el ro dorado de la carne,
o el alma, el inasible alma,
siempre la ltima frontera.
Son tuyos todos esos nombres, y en ellos te vemos
pero nunca, jams te acercas.
No eres el codiciado calor de la lea
que temen perder quienes tienen morada y compaero.
No eres el brillo acutico, ni la piel del dolo solar
que buscan paseantes solitarios.
Tampoco la marcha alada, el cendal bello, la pltica antigua
del que desea la corprea forma (aunque espiritual)
del ngel...
Sombro dios sin devotos, les prestas tu mirar a todos ellos,
pero ninguno eres.
Ests siempre ms all, ms lejos.
Y no te adornan aljabas ni rosas.
Ni proteges en tu seno a quienes nombran la palabra amor,
o dicen cumplirla, clibes y familiares.
Sobre tus largas uas pones fro oro molido,
y en tus ojos oscuros dejas entrar la luna...
Qu nombre darte? Amor Hiplito, Cupido?
Eres un dios de muertos. El dios, por excelencia.
Y pues que nada te cumple, ni rosas te sirven
ni anacrenticas imgenes.
Fro cuerpo de oro, las rojas amapolas te coronan
y las plantas del largo sueo eterno.
Un cuento en azul
Seguramente estaba sola.
Llevaba los ojos muy cercados de negro.
Era mayor, vieja, con ropas gastadas.
Por la noche -ms an en invierno-
se acercaba a los jardines del convento o del parque
con su bolsa de plstico
llena de despojos para gatos.
Junto a las verjas, entre las plantas, por las aceras
nocturnas,
la vieja dama de los ojos negros,
ms sola que el ms solo de la tierra,
buscaba a los gatos.
Bonito ven. Ven, mi rey. Para ti tambin, mimosa.
Toma, linda. Ay, qu bueno, tesoro...
y los gatos callejeros, los gatos atigrados del jardn,
la iban rodeando zalameros, altivos, dulces,
formando una Piedad extraa
de una madre y sus hijos, en el fin de los tiempos.
Mira a la gatera (o decir otra noche
a unos que pasaban) vaya vieja loca...
Pero la vieja dama de los ojos negros,
con su bolsita de plstico y despojos,
ya no oa. Nunca oa. Porque el mundo
-desde haca mucho tiempo-
no era afortunadamente real para ella.
Por ello nos sorprendi saber
que una noche de aquellas,
un hermoso muchacho con uniforme azul
se acercase a la dama y le dijese:
Soy el Rey de los Gatos, madame.
Y se cruzaron sus miradas.
Y el muchacho de los ojos gatunos la bes en la boca.
Los gatos se restregaban en sus piernas.
Y tom de la mano a la dama.
Y se fueron hacia un mundo perfecto,
un maravilloso mundo de luz
que un benvolo dios cre para las viejas locas,
donde los gatos son chicos
y los chicos son gatos
que tienen siete almas, y no envejecen nunca,
como quiso aquel Rey
del Da Primero del Antiguo Mundo Bien Hecho.
Una escena del mundo flotante