Jehov es tu proteccin y ayuda

Introduccin

Dios esta presente en cada rincn de su creacin. El esta con nosotros en

donde quiera que nos encontremos: en el trabajo en el hogar, de compras o
estudiando, en la ciudad o en el campo, en alta mar o en tierra firme. El esta
doquiera y con nosotros no importa lo que estemos haciendo. A lo largo y ancho de
la Palabra de Dios se nos presenta claramente esta verdad: La presencia de Dios
permea todo el mundo. Pero Dios elige en momentos especiales dar a conocer su
presencia y elige lugares y momentos especficos, en los cuales encontrarse con el
ser humano.
Uno de esos lugares especiales es el Templo o Santuario. El Santuario se
converta en un lugar donde la presencia de Dios intimaba con su pueblo y el pueblo
responda con una adoracin reverente. El libro de los Salmos era el encargado de
poner las palabras a los cantos y oraciones que en el servicio de Adoracin el pueblo
entonaba. Cuando leemos los salmos, entramos en el santuario, el lugar donde Dios
se encuentra con los hombres y mujeres de una manera especial. Descubrimos que
la conversacin entre Dios y su pueblo es directa, intensa, intima, y sobre todo
sincera.

Transicin

En esta noche quiero invitarte a que consideremos una de estas joyas de los
salmos, es el salmo 121 y al hacerlo oro para que Dios llene primero tu intelecto y
luego tu corazn con esta profunda verdad: Jehov es tu proteccin y ayuda.
Lo haremos teniendo en cuenta estos aspectos:
Primero un vistazo general del contenido del salmo 121 en segundo lugar
consideraremos la pregunta a la que este salmo da respuesta. En tercer lugar Quien
es este Jehov?, y por ultimo como me muestra su proteccin y ayuda.
 a. Visin de Conjunto

EL Sal. 121 es un hermoso cntico de fe y confianza en Dios. Es uno de los

poemas bblicos ms preciados de toda la literatura hebrea. David compuso este
salmo en el desierto de Parn, poco despus de enterarse de la muerte de Samuel
(PP 721). Cuando David comprendi que su ltimo amigo influyente haba muerto,
se volvi al Seor como al nico socorro que le quedaba. Este salmo ha sido una
gran bendicin para millares y millares de personas que, en un momento u otro, se
han encontrado en circunstancias similares a las que rodeaban al salmista.

Este salmo despierta en nosotros una profunda impresin por la simplicidad

de su lenguaje y de su piedad. Es la impresin del que se sabe protegido de verdad
por Aqul que es el guardin de Israel. El verbo guardar, sea como participio
(guardin) sea como forma finita, se repite seis veces (vv. 3b.4b.5a.7a.7b.8a). La
proteccin divina es tan total como absoluto es su poder: es el creador del cielo y de
la tierra (v. 2b), a la vez que es el guardin de Israel (v. 4b); es decir, la creacin y
la historia estn en las manos divinas. Esta afirmacin adquiere concrecin en el
individuo que se pone en marcha, que se encamina hacia el templo. El viaje es
arriesgado y los peligros son mltiples.
El poema discurre por el cauce de una doble mirada: el orante dirige su mirada
hacia los montes, encubridores de mltiples peligros mortales, en busca de auxilio y
no lo encuentra. El guardin de Israel mantiene los ojos bien abiertos, sin
concederse el ms mnimo reposo (vv 3-4), y ampara los pasos del caminante. De
este modo el poeta sigue y conjunta la trayectoria de esas dos miradas. El peregrino
se pone en camino y sostiene la marcha bajo la mirada de su guardin.

Ilustracin: Una tctica de guerra muy utilizada por los ejrcitos derrotados,
es colocar minas y trampas en la ciudad o tierra que les ha sido arrebatada.

Aplicacin: La vida en esta tierra hermanos es el trayecto entre dos ciudades,

salimos de una ciudad terrenal y nos dirigimos hacia una ciudad celestial, el
camino, el trayecto entre ambas ciudades es un camino angosto, lleno de peligros,
trampas y minas, colocadas por el enemigo.
 Pero no tenemos nada que temer, porque cada vez que alzamos la mirada para
buscar auxilio, para buscar proteccin, siempre encontraremos la mirada de Dios
que es nuestro guardin.

En este vistazo general del salmo es bueno destacar la vigilancia protectora de

Jehov se desdobla en una serie de polaridades, exponentes de la existencia
humana, y aun de su inconsistencia. Sol y luna, da y noche, entradas y salidas,
ahora y por siempre. El sol y la luna, seores del da y de la noche (Gn 1,16), pueden
matar de insolacin (2 R 4,11; Jc 8,2-3) o volver luntico al caminante. El Guardin
conjura esos dos peligros como sombra protectora que es (v. 5b). El da y la noche
marcan el ritmo de la vida: el trabajo y el descanso, la vigilia y el sueo, tambin la
vida y la muerte. A lo largo de este itinerario tan humano, Jehov se sita a la
derecha del salmista (v. 5c); ni siquiera la muerte escapa a la mirada vigilante de
Jehov. Dios guarda la puerta por la que accedemos a la vida y tambin aquella otra
que franqueamos en la hora de la muerte. La puerta de la entrada y tambin la
puerta de la salida estn bajo la custodia del guardin. Finalmente, el ser humano es
hijo del tiempo, su vida transcurre en el ahora: el pasado ya no es suyo; la
proteccin ha de sentirse en el momento presente y en el futuro, al menos hasta que
el peregrino finalice el viaje; o mejor, siempre, una dimensin que es propia de
Dios, no del hombre. Lo propio del ser humano es el ir y el venir, el vaivn. Puede
confiarse, avanza por el camino de la vida, porque el Seor es el tutor del vaivn
humano. Es el Guardin de Israel y de cada uno de los israelitas.

b. La pregunta a la que el salmo da respuesta.

El poema se articula en torno a una pregunta y a su respuesta correspondiente.

De dnde vendr mi auxilio? BJ; RV60 de donde vendr mi socorro?; DHH
de donde vendr mi ayuda?
Auxilio, socorro, ayuda, no importa la traduccin, todas hacen alusin a una
situacin complicada, no se nos dice la circunstancia, que motiva tal pregunta, pero
como seres humanos sabemos que existen un sinfn de circunstancias en donde nos
vemos atrapados, impotentes y buscamos ayuda, buscamos auxilio y nos
preguntamos de donde vendr mi ayuda? Todo el salmo es una respuesta a esta
pregunta, pregunta que revela una inquietud humana, una emocin, la sensacin de
desamparo, y ahora que estoy en esta dificultad quien me puede proteger quien me
puede ayudar.

Ilustracin: El hombre moderno vive angustiado por la

incertidumbre y el temor.

Quien hace la pregunta?

Hay quien piensa en la pregunta que formula un hijo, antes de ponerse en

marcha, y le responde su padre; o bien el que pregunta es un fiel que peregrina
hacia el templo y le responde un levita o sacerdote. Puede pensarse tambin en un
dilogo del salmista consigo mismo, un monlogo interior, al estilo de algunos otros
salmos (Sal 42,6.12; 43,5; 103,1-2; 104,1; etc.). En todo caso este poema es la
oracin de un creyente, conocedor de los peligros de su peregrinacin, que busca el
auxilio en Jehov; confa y es exhortado o se exhorta a s mismo a confiar.

A toda esta condicin el salmo 121 da una directa y sucinta respuesta, la cual
inicia con una afirmacin de confianza: Mi ayuda viene de Jehov que hizo los
cielos y la tierra, Jehov es tu guardador, Dios te cuida, Dios te protege, Dios
siempre esta a tu lado. (V5. TLA)
El ncleo de la pregunta y de la respuesta se halla en la repeticin del
sustantivo auxilio: la ltima palabra del primer verso y la primera del segundo
(vv. 1-2). A partir del verso tercero los adjetivos posesivos pasan de la primera
persona a la segunda; el verbo dominante es guardar; el nombre divino
Jehov se repite cuatro veces. En su conjunto es una cancin al
guardin divino.

y esto nos lleva a nuestro tercer aspecto:

c. Quien es este guardin?

 Quien es este guardin a quien se alza la mirada.Alzar los ojos puede
considerarse un pleonasmo de mirar, y tambin un gesto de splica, dirigida al
Dios trascendente, morador de las alturas. El gesto corpreo traduce la actitud
espiritual del peregrino que se encamina hacia la hermosa colina, alegra de toda la
tierra (Sal 48,3). La mirada hacia los montes es suplicante por los peligros fsicos
que en ellos pueden ocultarse oscuridad, precipicios, ladrones, animales dainos,
tambin por la asechanza a la fe en ellos simbolizada: las altas colinas son la morada
de los dioses. Puede esperar el peregrino la ayuda de los dioses en las vicisitudes
del camino? Si as lo hiciera, quebrantara el mandamiento principal que, con
distintas formulaciones, insiste en que slo uno es Dios, el Dios salvador: Jehov.
Esta confesin anti-idoltrica se adecua perfectamente al espritu del salmo.

De dnde vendr mi auxilio?, pregunta retricamente el orante. Bien sabe

que no le vendr desde los montes en general ni provendr de los hombres, cuya
ayuda es frecuentemente falaz (vase Sal 116,11; 118,8-9), sino del Omnipotente,
creador y seor del cielo y de la tierra (Sal 95,3-5; 96,5; 115,15; 134,3). Es tan
enorme su grandeza, que no cabe ni siquiera en el cielo de los cielos, en los cielos
ms sublimes y elevados (1 R 8,27); sin embargo, es tan cercana y eficaz su
presencia que los que confan en el Seor son como el monte Sin, / inconmovible,
estable para siempre (Sal 125,1).

La fe en el Creador no es la afirmacin de un dogma abstracto,

sino la proclamacin de una experiencia personal: la adhesin al Dios
de todo poder, a la vez sumamente cercano a sus fieles. Tan cercano,
como diremos a continuacin, que es el guardin del ser humano.

Este es el Guardin, este es el protector la fuente de toda proteccin y ayuda.

Jehov el Dios del Pacto.
 d. Como me muestra su proteccin y ayuda este
Todopoderoso Guardin?.

d.1 Como un centinela

El peregrino tiene un camino bien trazado y protegido, aunque se ponga en

marcha durante la noche y caiga sobre l un sol inclemente. Dios no permitir que
resbale el pie del caminante y se precipite en la muerte; no lo permitir porque
vigila los caminos. No sucede as con los guardianes denunciados por Isaas: Los
guardianes estn ciegos / y no se dan cuenta de nada: / son perros mudos incapaces
de ladrar; / los vigilantes se tumban, / tienen ganas de dormir (Is 65,10).
El guardin, en efecto, que es el guardin de Israel, no duerme ni dormita
(vv. 3-4).

Cada noche en un hospital es triste, lbrega, pueden orse los quejidos, el

sufrimiento es palpable, pero aun ah el guardin no se duerme el esta siempre
atento al dolor de sus hijos.

d. 2 Como un Pastor

El guardin de Israel es un ttulo afn al pastor de Israel (Sal 80,2). El

pastor, como el guardin, ha de cuidar de todo el rebao y de cada una de sus
ovejas. Cada uno puede decir en singular: El Seor es mi pastor (Sal 23,1) o el
Seor es mi guardin. Como los pastores nmadas, el pastor ha de proteger al
rebao incluso de noche. No puede concederse el derecho de entregarse al sueo.
Jehov es el pastor supremo de Israel (Sal 23,3-4; 66,9; 80,2; 84,6; 127,1; etc.).
Otros dioses, Baal, pueden dormir (1 R 18,28), llegado el invierno, y resucitar en
primavera. No son dioses, sino seres inertes (Sal 115). El Creador no se da tregua;
tampoco el Seor de la historia con la que se ha vinculado con lazos de alianza.
Veamos Salmo 23:4
Juan: 10: 10-14; 27-28
 Si quieres tener un guardin que no duerma, elige a Dios como a
guardin, aconseja san Agustn (Enarraciones, IV, 228).

d. 3 Como la sombra protectora durante el xodo.

El v. 5a identifica al guardin: Es tu guardin Jehov: el Dios del xodo es el

guardin. Cuando sac a su pueblo de la esclavitud egipcia, lo protegi mediante la
nube que daba sombra (Sb 19,7), y Jehov marchaba delante de ellos: de da en
columna de nube, para guiarlos por el camino... (Ex 13,21). La divina sombra
protectora se ha adelantado a lo que el peregrino anhela encontrar en el templo:
vivir a la sombra del Altsimo (Sal 91,1). Jehov est con su pueblo, y con cada
uno de los hijos de ese pueblo, como sombra protectora; nada tiene que temer el
peregrino (vase Nm 14,9: la sombra de los dioses cananeos es dbil y se retira,
Jehov, en cambio, est con nosotros).

Se sita concretamente a la derecha del peregrino (v. 5c), quedando as libre la

derecha divina para ayudar a su protegido. Aunque no sea totalmente coherente con
la dinmica del camino, Jehov est a la derecha del peregrino como su abogado
defensor o bien como el pastor que se pone al lado de su rebao amenazado por las
sombras mortales (Sal 23,4). La sombra evoca inmediatamente el calor del sol y los
rayos de la luna. El que se expone al sol de Oriente corre el peligro de morir de
insolacin (Jdt 8,3). La proteccin de los rayos del sol se convierte en imagen de la
felicidad escatolgica: No tendrn hambre ni sed, / ni les dar el bochorno ni el
sol... (Is 49,10; vase Sal 17,8; 19,7; etc.). A lo largo del da (el sol) y de la noche (la
luna) Jehov protege continuamente a su pueblo y al peregrino. No ha de temer mal
alguno, como se dice a continuacin.

d.4 Como una proteccin vitalicia.

La proteccin del guardin de Israel abarca, en efecto, todo el espacio y todo el

tiempo: las entradas y las salidas, ahora y por siempre. Ya dije que la entrada y la
salida demarcan todo el espacio de la vida humana, desde el nacimiento hasta la
muerte. Puede reducirse a una escala menor, al diario vivir: al comienzo del nuevo
da y a su ocaso; a la salida de la casa, en el momento de emprender el viaje, y al
retorno a casa, una vez que ha regresado al hogar (v. 8a). La custodia de Jehov
abarca toda la vida del orante, desde el comienzo hasta el final. La vida humana
discurre no slo en el espacio; tambin a travs del tiempo: ahora y por siempre.
La cronologa humana desemboca y est abrazada por la eternidad divina. La
grandeza de la visin de Dios en el salmo abraza creacin, historia y eternidad. A
partir de ella se acrecienta la inquebrantable fuerza de la fe, que este salmo la ha
convertido en una fuente de consuelo an hoy inagotable (Weiser, II, 823).

La proteccin y ayuda que Dios te da va mucho mas all de la fsica, tiene que
ver con tu interior que es donde mas desesperadamente la necesitamos, tu puedes
estar rodeado de toda clase de seguridades y alarmas, pero si en tu corazn no
tienes seguridad estas temblando aun cuando ests muy bien protegido, porque un
corazn inquieto es un corazn inseguro y que necesita proteccin.

Conclusin.

A veces nos parece que a lo largo de la vida caminamos por un valle de

lgrimas. Desde las profundidades de este valle, envuelto en oscuridad acaso
mortal, elevamos nuestros ojos a lo alto en busca de auxilio. Hemos de tener muy
presentes tres de las afirmaciones de este salmo: 1) Creemos en el Dios
poderoso, creador del cielo y de la tierra; 2) Jehov, como guardin,
vela constantemente por todo los miembros del pueblo y no cesa un
instante en su accin salvadora; 3) Jehov, unido a m con vnculos de
alianza, es mi guardin, est presente en todos mis caminos, sobre
todo en aquellos ms angustiosos como son el del nacimiento y el de la
muerte. Mi vida en sus manos, y l la protege, guardndome de todo mal. Juan
pone en labios de Jess en el discurso de despedida: Padre Santo, protege t
mismo a los que me has confiado, para que sean uno como lo somos nosotros.
Mientras estaba con ellos, yo los protega en tu lugar; t me los confiaste, yo los tuve
seguros (Jn 17,11-12). As, mientras nos encaminamos hacia el monte
Sin, ciudad del Gran Rey, nuestros ojos se dirigen no ya a los montes,
sino a Dios creador del cielo y de la tierra, y gua de nuestra historia
personal y comunitaria.

Quiero Hacerte una pregunta y no te apresures a contestar, reflexiona en al

respuesta, Quien es tu protector? Quien es tu fuente de ayuda? De donde viene tu
socorro?

El Guardin del salmo es Jehov el Dios del Pacto, pero Jess nos ilustra su
tierno cuidado con otra metfora, mis ovejas oyen mi voz y yo las protejo y de mi
mano nadie puede arrebatarlas, Estas tu en las manos de Jess?, corre mi
querido amigo hoy cuando aun hay tiempo de salvacin. Todos en esta tierra
llegaremos a hacer esta pregunta De Donde Vendr mi socorro? al final de los
tiempos unos alzaran sus ojos a los montes y les pedirn que los sepulten, otros
vern que su socorro viene de Jehov que hizo los cielos y la tierra.