Bernardi - Narcisismo de Pel Fina o Gruesa
Bernardi - Narcisismo de Pel Fina o Gruesa
Bernardi - Narcisismo de Pel Fina o Gruesa
Resumen
El trabajo explora dos formas o aspectos clnicos del narcisismo y sus implicaciones
psicopatolgicas: el llamado narcisismo de piel fina (NPF) o vulnerable y el narcisismo de
piel gruesa (NPG) o grandioso. Se pasa revista a la literatura actual sobre el tema,
sealando los diversos nombres y caractersticas con las que cada una de ellos fue descrito.
Se presentan ejemplos clnicos de los dos tipos de narcisismo, se analizan las similitudes y
diferencias entre ellos y los factores que pueden dar complejidad al cuadro clnico. Se
destaca la importancia de las experiencias de vergenza y humillacin. A partir de estas
comparaciones se examinan los mecanismos psicodinmicos que estn en juego en ambos
casos, en especial su relacin con los niveles de funcionamiento mental. Se concluye que
tanto el NPF como el NPG constituyen formas fallidas de hacer frente a la difcil
articulacin entre la afirmacin del self y el reconocimiento del otro.
Abstract
INTRODUCCIN
A travs del tiempo surgieron otras formas de concebir esta cuestin. Por ejemplo,
para H. Kohut (1977) no se trata de que la libido narcisista se transforme en objetal, sino que
ambas siguen lneas evolutivas propias a lo largo de la vida. En el narcisismo arcaico el otro
no pierde su importancia sino que las transferencias narcisistas, sean grandiosas o
idealizadoras, muestran que el otro, vivido como objeto del self, es decir, como parte de uno
mismo, cumple un papel fundamental. Muchas de estas ideas tienen una gran influencia en
muchas corrientes del psicoanlisis relacional actual, pero estn por otra parte en
contraposicin con las de otros autores, como O. Kernberg, que jerarquizan el papel de la
agresin y de las defensas primitivas, lo que implica una limitacin para establecer relaciones
profundas. Tambin para Rosenfeld (1971) el narcisismo patolgico se caracteriza por un self
omnipotente, envidioso y destructivo. El psicoanlisis francs tom otra direccin. Mientras
Kohut puso el acento en el carcter inmaduro del narcisismo patolgico, Rosenfeld y
Kernberg en la agresin, A. Green, en cambio, subray los fenmenos de desobjetalizacin
que diferencian el narcisismo tantico del trfico (Green, 1994). En forma similar Lacan
destaca el papel inmovilizador del movimiento del deseo, obturado por la aspiracin a la
completud.
La distincin actual entre dos formas de narcisismo patolgico ha sido designada con
diferentes nombres en la literatura. Algunos autores la denominan como narcisismo
grandioso versus narcisismo vulnerable (Akhtar & Thomson, 1982); (Cooper &
Ronningstam, 1992), (Dickinson & Pincus, 2003); (Caligor, Levy, & Yeomans, 2015). Otros
hablan de formas del narcicismo de piel gruesa y de piel fina (Rosenfeld, 1987a).
En realidad se han empleado muchas otras denominaciones, a las que conviene pasar
revista pues son ilustrativas de ideas centrales de los autores. As, Gabbard (1989) distingue
entre narcisismo indiferente o insensible (oblivious) e hipervigilante. Britton (1989) lo hace
entre pacientes hipersubjetivos e hiperobjetivos. Russ, Shedler, Bradley, & Westen (2008)
hablan de formas grandiosas y malignas versus formas frgiles, refirindose tambin a
caractersticas de nivel de funcionamiento y exhibicionismo. E. Ronningstam (2009), por
ltimo, distingue el narcisismo arrogante, abierto, grandioso, asertivo y agresivo del
narcisismo tmido, encubierto, vulnerable y guiado por la vergenza.
H. Rosenfeld (1987b) que fue uno de los primeros en ocuparse de esta distincin,
propone la existencia de dos tipos de pacientes narcisistas: los pacientes de piel fina y los
pacientes de piel gruesa. Los primeros son frgiles, vulnerables, hipersensibles, se sienten
heridos con facilidad y les resulta muy difcil enfrentarse a cualquier trauma o fracaso. En
contraste con estos pacientes, los pacientes narcisistas de piel gruesa son insensibles a
sentimientos profundos, inaccesibles, se caracterizan por una intensa envidia que produce una
desvalorizacin del analista y del anlisis, as como de cualquier situacin de dependencia.
Akhtar (2000) (Akhtar & Thomson, 1982); (Akhtar, 1989) seala que junto a la
presencia de aspectos manifiestos o visibles (overt) relacionados con la grandiosidad,
podran existir otros encubiertos (covert) tales como las dudas sobre s mismo, la envidia,
etc. No pone por tanto el acento en dos subtipos de personalidad narcisista, sino en aspectos
manifestados abiertamente junto a otros que permanecen encubiertos.
Pincus & Lukowitzky (2010) hacen notar que ambos aspectos narcisistas, grandiosos
y vulnerables, se pueden expresar tambin, tanto de manera encubierta como manifiesta, en
las formas de pensar, sentir, comportarse o participar durante el tratamiento. Dickinson y
Pincus aportan (2003) que a pesar de las diferencias en ambos subtipos de narcisismo, se
observan sentimientos de autoafirmacin y de explotacin en las relaciones interpersonales
en cada uno de ellos. Segn Bateman (1998), el movimiento entre la posicin manifiesta de
grandiosidad y la posicin manifiesta de vulnerabilidad podra incrementar las posibilidades
de enactment en forma de agresin hacia los otros si predomina la piel gruesa, o hacia s
mismos si prevalece la piel fina. Aun as, este autor sostiene que los pacientes que se mueven
entre una y otra posicin son ms pasibles de ser analizados, ya que las identificaciones no
son tan rgidas. Desde la perspectiva de Britton (2004) se agrega que ambas cualidades, piel
fina y piel gruesa, fragilidad y dureza, se alternan a su vez entre paciente y analista y son el
resultado de dos relaciones diferentes del self subjetivo con el tercer objeto dentro de la
situacin edpica interna. Para Britton el tercer objeto sera la versin objetiva del analista de
la experiencia subjetiva del paciente, o sea cuando el analista ejerce su funcin mental
independientemente de la relacin intersubjetiva entre paciente y analista. En ambas
situaciones, piel fina o piel gruesa, el tercer objeto, segn el autor, es ajeno al self subjetivo
sensible. Estos pacientes (Britton, 1989) no se arriesgan a imaginarse una relacin con su
analista, en tanto objeto primario, como un tercer objeto con ideas propias, con una
comunicacin consigo mismo sobre ellos, porque eso representara una amenaza a su propia
subjetividad.
En cuanto a los aspectos tcnicos, para Britton (2004) los pacientes de piel fina o
hipersubjetivos buscan incorporar al analista en su mundo subjetivo y eliminar cualquier
diferencia entre la persona del analista y la interpretacin que el paciente tiene de l. Les es
muy difcil tolerar la tercera posicin del analista. Buscan una transferencia positiva,
superficial y envolvente a la que considera una transferencia (materna) intersubjetiva, que
tiene muchos puntos en comn con la descripcin de la identificacin adhesiva de E. Bick
(1968), y con la identificacin adhesiva de Meltzer (1975). El tercer objeto, de comprensin
objetiva y penetrante, el cual se siente peligroso, es objeto de una transferencia negativa.
Bateman (1998) toma la idea del self idealizado en los pacientes de piel gruesa y lo
identifica con un self autodestructivo cuyo propsito es vivir triunfando sobre la vida y la
creatividad. Son pacientes difciles de mantener en tratamiento, se burlan de las
interpretaciones dirigidas hacia sus necesidades y dependencia, rechazan para no ser
rechazados y mantienen una impenetrable actitud de superioridad. El analista es vivido como
alguien que quiere destruir este self idealizado y generar una dependencia. Dadas estas
caractersticas, la prdida del anlisis o del analista, o de cualquier objeto externo, no es
vivido con dolor, sino que por el contrario los colma de sentimientos de excitacin y triunfo.
Como resultado, las sesiones analticas son dominadas por actitudes defensivas y un deseo de
destruir al analista como objeto fuente de bondad y de crecimiento personal. De acuerdo a
esta lnea de pensamiento, el narcisista de piel gruesa es definido por el autor como
destructor de objeto (object-destroying). Siguiendo esta lnea, Britton (2004) declara que
estos pacientes parecen inmunes a los comentarios interpretativos del analista pero buscan
una alianza con l desde lo racional, aceptando las aclaraciones cognitivas, mientras que lo
emocional es rechazado. Los define como hiperobjetivos, evitan la subjetividad y buscan el
tercer objeto como fuente de conocimiento objetivo.
Para Dickinson & Pincus (2003) los pacientes con caractersticas de grandiosidad son
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En gran medida los desacuerdos giran en torno a la agresin. Para ciertos autores,
como vimos, la agresin es un fenmeno primario y esencial asociado a la grandiosidad,
mientras para otros, como Kohut, la agresin al otro no es primaria, sino el resultado del
fracaso en el establecimiento de una relacin emptica que permita sentir al otro como parte
de s mismo (actitud que el analista puede sentir como agresiva si no la comprende). Se puede
relacionar esta postura con la de Winnicott, quien sostiene que al inicio la agresin es parte
del amor y su finalidad no es destruir el objeto externo (fase de preinquietud). La
destruccin nicamente pasa a ser responsabilidad del yo cuando existe una integracin del
yo y una organizacin del mismo suficiente para la existencia de la ira, y por consiguiente
del miedo al talin (Winnicott, 1999).
La depresin se inicia cuando ella finaliza la sociedad con una amiga en un negocio
que no funcionaba bien, pierde mucho dinero y comienza con contracturas en la base de su
cuello, lo que promueve la urgencia de consultar a diferentes mdicos. Yo quiero tener todo
bajo control, inclusive mi salud. Odio consultar con los mdicos; me deprime Soy muy
ambiciosa. Quiero tener ms y ms. Me convert en una mquina de producir.
Responsabiliza a su socia de lo ocurrido y corta definitivamente la relacin con ella. Este
episodio, junto a la visin de s misma enferma, le ocasiona un pico de stress muy importante,
que deriva en una depresin con reacciones emocionales fuertes de rabia y vergenza. En ese
mismo perodo fue asaltada, su padre tuvo un accidente cerebro vascular y a su hermano le
diagnosticaron un cncer importante. Esto ltimo lo relat sin preocupacin ni dolor. Contaba
que senta furia por lo que le estaba pasando, bronca con la vida y que su mente le deca que
se tena que lastimar y que mereca sufrir. Pero lo que le dola ms en ese momento era que
no poda cambiar las cosas que le haban pasado. An as, se esforzaba por mantener una
percepcin de s misma como alguien superior a travs del poder de la agresin, o se lanzaba
a un sinfn de aventuras sexuales como un modo de sentirse irresistible. Al principio
disfrutaba de estos contactos erticos, pero si senta que el hombre se vinculaba mucho a ella,
tema que la despojara de lo que ella tena para dar: vos das, das y das y despus se
aprovechan y te sacan todo. La relacin finalizaba bruscamente, reaccionaba de manera
indiferente, sin sentir nostalgia, duelo o culpa pues el objeto de su satisfaccin ertica pasaba
a ser alguien despreciable. Presuma con arrogancia de que nunca fue abandonada por ningn
hombre y de su capacidad para enloquecerlos sexualmente.
En los primeros meses del tratamiento la actitud de la Sra. A, estuvo marcada por una
fuerte ambivalencia. Por un lado me consideraba una analista muy buena y se describa
ansiosa de asistir a la consulta porque yo la comprenda mejor que nadie; por otro lado, en
algunas ocasiones llegaba tarde, casi diez minutos antes de finalizar la sesin o faltaba sin
previo aviso, o no tomaba en cuenta lo que yo le deca. Desde la contratransferencia la
analista (uno de los autores de este trabajo) experimentaba sentimientos de impotencia y
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frustracin frente a estas conductas. Si bien las interpretaciones existan, su analista, al igual
que su marido o sus amantes de turno, deba simplemente escucharla y ayudarla a sentirse
mejor, pero si intentaba mostrarle algo diferente de lo que ella pensaba, lo senta como un
ataque a su persona. La sensacin de perder el control sobre m era sentido como una prdida
de su omnipotencia que no dudaba en restablecer y en poner nuevamente en escena a travs
de un trato burln, dominante y hostil: Yo no s si ests capacitada para entenderme (dicho
entre sonrisas), es muy complicadita mi vida. Me parece que se necesitan aos de estudio y
esto me est costando salado. Yo dejaba de ocupar el lugar de una analista que iba a
solucionarle todos sus problemas y rpidamente me converta en alguien incompetente que lo
nico que quera era sacarle dinero. Quedaba as anulada toda posible utilidad de su analista.
desvalorizarlo como una forma de aniquilarlo como objeto significativo para no reconocer su
necesidad de dependencia y por ende sus propias carencias. Siente ms vergenza por su
humillacin de sentirse disminuida frente a s misma y frente a sus amistades que por culpa
de haberlos lastimado. En consecuencia se retrae socialmente porque no quiere que la vean
as, aunque persiste en la bsqueda de contactos sexuales que la colmen de sentimientos de
excitacin y triunfo: los enloquezco sexualmente y despus los tiro para afuera. Su lucha
est destinada a no dejarse dominar por sus aspectos ms dbiles.
Hemos tomado este caso de Skodol et al., (Skodol, Morey, Bender, & Oldham, 2015)
pues es uno de los ejemplos que fundamentan la inclusin del NPF en el DSM, propuesta que
fue parcialmente aceptada, al ser incluida en la seccin III como tema en estudio para el
futuro. Esta visin modifica sustancialmente la definicin del narcisismo del DSM-IV que
considera exclusivamente al grandioso. Pero: Por qu considerar central en la Sra. B. el
trastorno narcisista y no otras perturbaciones que podran a primera vista explicar tambin sus
problemas, como ser la fobia social? Skodol et al. creen que el diagnstico diferencial entre
ambas es fundamental, criterio que compartimos, por su utilidad para el trabajo analtico.
Dada la retraccin social de la Sra. B ante la exposicin pblica, podra plantearse que se
trata de una fobia social o de un trastorno evitativo. Pero una exploracin cuidadosa muestra
que el ncleo del trastorno no es el temor a ser desbordada y avergonzada por su ansiedad
ante las situaciones sociales, sino que radica en la hipersensibilidad a las evaluaciones
negativas que afectan sus aspiraciones de perfeccin. De all surgen las dificultades de
relacionamiento que la llevan a la inhibicin e inadecuacin social. Su problema central se
relaciona con la necesidad de regular su autoestima a travs de la aprobacin de los dems.
Necesita que se compruebe su perfeccin, difcil de percibir pues permanece encubierta y
solo se pone de manifiesto en sus autoexigencias. Oscila as entre la expectativa de que el
perfeccionismo grandioso sea reconocido y el temor a experiencias que la frustren y por eso
ve como salida la retraccin social. Si bien en los trastornos evitativos tambin se da la
hipersensibilidad a las crticas, en el caso de la Sra. B se agrega la dificultad para percibir lo
que los otros esperan de ella y cmo valoran su actuacin. Solo ve sus propias expectativas y
no logra colocarse empticamente en el lugar de quienes ven su actuacin de un modo
distinto. Junto a las fallas en la empata estn presentes dificultades para las relaciones de
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intimidad, porque los dems interesan ms como fuente de autoestima que por ellos mismos.
La reciprocidad de los sentimientos es escasa, pues el otro es antes que nada un medio para
regular su autoestima. Todo esto confirma el lugar central que ocupa el trastorno narcisista en
su personalidad.
Para entender mejor las relaciones entre estas dos presentaciones del narcisismo
examinaremos su relacin con los niveles de funcionamiento mental, lo cual constituye un
tema relevante para la psicopatologa psicodinmica actual.
Los trabajos de O. F. Kernberg, (1970), fueron pioneros para determinar los criterios
para evaluar gravedad de los trastornos de la personalidad. Kernberg toma en cuenta tres
variables para establecer la gravedad de un trastorno: la identidad (cohesin vs. difusin), los
mecanismos de defensa (evolucionados vs. primitivos) y el sentido de realidad (conservado o
no). En base a ellas estableci una gradacin entre el nivel neurtico de organizacin de la
personalidad (en el que existe rigidez defensiva, pero el self es cohesivo, las defensas
maduras y el sentido de realidad est conservado), el nivel borderline (en el que existe
difusin de la identidad, defensas primitivas y el sentido de realidad est conservado, aunque
es vacilante), y un nivel psictico en el que juega un papel central la prdida del juicio de
realidad.
Estas distinciones corresponden sobre todo a las formas grandiosas, que son las nicas
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tomadas en cuenta clsicamente (DSM-IV). Pero, como hemos visto, en los ltimos tiempos
creci el inters por las formas vulnerables del narcisismo. En consecuencia el DSM-5
incluy en su Seccin III (perspectivas para el futuro) (American Psychiatric Association,
2013) una versin alternativa para el diagnstico de los trastornos de la personalidad que est
ms cercana a una perspectiva dinmica. Al mismo tiempo en el campo psicoanaltico se
desarrollaron sistemas diagnsticos, muy afines en algunos aspectos a la versin alternativa
del DSM-5, que permiten comprender mejor las vulnerabilidades narcisistas (PDM Task
Force, 2006), (OPD Grupo de Trabajo, 2008).
En la versin alternativa de los trastornos de la personalidad que trae la seccin III del
DSM-5 estn incluidas las formas vulnerables, lo que, como sealan Skodol et al., (2015),
lleva a incluir casos con nivel de organizacin neurtico. El trastorno narcisista es definido de
este modo: Las caractersticas de la personalidad narcisista son la autoestima variable y
vulnerable, con intentos de regularla buscando la atencin y la aprobacin, con
grandiosidad manifiesta (overt) o encubierta (covert) (American Psychiatric
Association, 2013, p. 767). La Escala de Niveles de Funcionamiento de la Personalidad
(LPFS), que es uno de los criterios centrales para realizar el diagnstico, evala cuatro reas
de la persona, dos de ellas relacionadas con el Self (Identidad y Autodireccin) y dos con lo
Interpersonal (Empata e Intimidad). En los trastornos narcisistas deben estar perturbadas al
menos dos de estas reas. Por ej, la identidad y la autodireccin pueden estar afectadas por la
inestabilidad de la autoestima y su excesiva referencia a los otros. La capacidad de empata y
de intimidad muestran, como en el caso de la Sra. B., la dificultad para interesarse
genuinamente por los otros al quedar la relacin al servicio de la autovaloracin.
El OPD-2 aporta una perspectiva diagnstica de gran valor prctico y terico, a saber,
la distincin entre los problemas generados por conflictos y los relacionados con fallas de
estructura. Desde esta perspectiva podemos ver que los problemas narcisistas pueden estar
relacionados con conflictos inconcientes de nivel neurtico pero que tambin pueden existir
fallas subyacentes a nivel de las funciones estructurales bsicas que afectan la regulacin de
la autoestima y la percepcin de s mismo y de los dems. Es importante distinguir entre
ambos pues la posibilidad de que el paciente pueda trabajar en el anlisis sus conflictos
inconcientes est condicionada por el nivel de integracin de dichas funciones estructurales.
Ellas incluyen la capacidad de percepcin de s y de los dems, de regular sus afectos en
situaciones traumticas, y de procesar emociones y comunicarse y vincularse consigo mismo
y con los dems. Estas capacidades, determinadas por mltiples factores (caractersticas
constitucionales, experiencias traumticas y estilos defensivos que pueden perpetuarlas), son
el soporte psquico del funcionamiento mental y son necesarias para que pueda darse una
expresin organizada de los conflictos y su elaboracin en el anlisis. Cuando fallan, este es
el punto que la psicoterapia debe abordar en primer lugar.
Una entrevista realizada de acuerdo con los criterios del OPD-2 probablemente
mostrara en la Sra. B un nivel de integracin estructural medio, lo que estara en consonancia
con la LPFS. La distincin conflicto/estructura lleva a que el analista vea si es posible
comenzar el tratamiento trabajando los conflictos inconcientes nucleares o si es necesario
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primero buscar caminos compensatorios para las fallas en las funciones estructurales bsicas,
de modo de lograr un mejor funcionamiento mental.
Interesa destacar el lugar central que en ambas pacientes ocupa el temor a las
experiencias de vergenza y humillacin y los sentimientos de depresin que las acompaan.
La Sra. C, al igual que la Sra. B, teme exponerse en pblico pues anticipa la vergenza
que sentira si no acta en forma perfecta. A diferencia de la Sra. B, la Sra. C est especialmente
dotada para las tareas que realiza y su nivel de mentalizacin le permite darse cuenta de lo que
se espera de ella, lo que la vuelve exitosa. Pero no puede disfrutar de sus xitos ni incorporarlos
a la imagen que tiene de s misma. Se siente un fraude y se culpa por recibir una consideracin
que no merece. Logros que le parecan inalcanzables, luego de obtenidos se le vuelven
insignificantes o los atribuye al azar. Por eso tiene que buscar nuevos desafos que nunca
alcanzan para cimentar una autoestima positiva. Podemos ver que la desaprobacin que la Sra.
B teme de los dems, la Sra. C la encuentra en el sometimiento a su propio juicio interno. En
el curso del tratamiento, ella misma relacion estos juicios internos crticos con los comentarios
que desde pequea recibi de su madre. Pero su madre real no es ahora la parte principal del
problema ni es hoy tan severa como la interna. La Sra. C vacila cuando a nivel de realidad se
le pregunta hasta dnde realmente cree que sus logros carecen de valor. Sabe que lo tienen,
sabe que no existen brujas, pero an as Su propia voz y sus funciones yoicas indemnes no
logran imponerse en esta batalla contra la voz materna crtica que ahora le llega amplificada
desde su interior. Como seala Freud (1924), la batalla se vuelve especialmente difcil cuando
el sadismo del supery en quien est depositada la grandiosidad se une con el masoquismo
del yo, el cual vuelve hacia s mismo la agresin, con la consiguiente afectacin de la
autoestima. En este caso que el paciente pueda permitirse logros externos es slo un primer
paso, que no debe hacer olvidar que el combate decisivo se juega en torno a la integracin de
estos logros en la percepcin de s misma y en el poder aceptar el legtimo disfrute que le
producen.
DISCUSIN Y CONCLUSIONES
La distincin entre las formas grandiosas o de piel gruesa y las vulnerables o de piel
fina ayuda a comprender mejor aspectos del narcisismo que tienen inters clnico, terico y
teraputico.
Nos habamos preguntado en qu medida el NPF y el NPG correspondan a dos tipos
de pacientes o a dos aspectos del narcisismo que estn en toda persona. Los casos
examinados muestran que ambas respuestas son parcialmente vlidas. La Sra. A y la Sra. B
presentan formas distintas de patologa narcisista que es til diferenciar a nivel clnico. Pero
tambin es cierto que a nivel psicopatolgico y psicodinmico a medida que profundizamos
encontramos aspectos comunes en ambos casos, tanto en relacin a la grandiosidad como a la
vulnerabilidad. Estos aspectos que son en parte similares y en parte diferentes permiten
orientar el trabajo analtico.
Cuando la grandiosidad de la Sra. A se derrumba aparecen aspectos vulnerables, pero
ellos no tienen las mismas cualidades que en la Sra. B. En la Sra. A ms que piel fina aparece
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una llaga viva que se pone de manifiesto en su depresin y en diversos tipos de desregulacin
de sus afectos y comportamientos que afectan su nivel de funcionamiento mental. Intenta
escapar del sentimiento de humillacin a travs del desprecio explcito hacia el otro, sumado
a una autocrtica feroz y a comportamientos autodestructivos.
1982). Esta interrelacin es fundamental para comprender la polaridad NPF NPG, la cual se
sita en la encrucijada donde se genera la dialctica de conjuncin/disyuncin que caracteriza
la relacin del self con el otro. Para comprender el desarrollo de la subjetividad e
intersubjetividad del beb es necesario atender tanto a las experiencias del self-con-otro como
del self-versus-otro. (Stern, 1991). La regulacin de los intensos afectos vinculados a los
sistemas de apego necesita tanto del desarrollo del sentido de la propia autonoma como de la
conexin con otros (Emde (1988). Estos sistemas regulatorios no surgen como el resultado de
procesos nicamente intrapsquicos, sino a partir de las regulaciones mutuas e interactivas
entre el nio y quienes lo cuidan (Beebe & Lachman, 1988). No podemos entrar aqu a
estudiar los mltiples aspectos de las experiencias de apego y de espejamiento vinculados al
narcisismo, pero al menos es importante destacar que a lo largo del desarrollo es necesario
que se d un equilibrio dialctico entre el reconocimiento que proviene de uno mismo y el
que proviene de los dems. Estos aportes ayudan a comprender la importancia que muchos
autores actuales dan a los ciclos de encuentro y desencuentro, de ruptura y de reparacin
tanto en un tratamiento analtico como en los vnculos en general.
Esta perspectiva es afn a la de S. Blatt (2004) quien ha jerarquizado el papel que juega
en la patologa la polaridad entre las necesidades de autodefinicin o introyectivas, y las de
relacionamiento o anaclticas. Ambas dimensiones de la personalidad, que en el desarrollo
normal resultan complementarias tienden a contraponerse en la patologa (Shahar et al,
.2003).
Queremos hacer un ltimo comentario sobre el aspecto teraputico. Hemos visto que
los fenmenos narcisistas abarcan un abanico de sentimientos que va de la desvalorizacin y
la vergenza a la grandiosidad y el dominio sobre el otro. Kohut destac la importancia de la
comprensin emptica para el anlisis del narcisismo. Pero empata no es simplemente
simpatizar con el paciente, sino tambin, como seala Kernberg, el poder acercarse a
sentimientos que pueden desagradarnos o repelernos, como la agresin o la destructividad,
para comprenderlos desde el interior del paciente. El narcisismo, sea de piel fina o gruesa,
pone en juego nuestra propia capacidad de empatizar tanto con la grandiosidad como con el
temor a la vergenza o la humillacin. Muchas veces con este tipo de pacientes sentimos que
caminamos en un campo minado, pues las fallas en la empata pueden producir tormentas
transferenciales o incluso poner en peligro el tratamiento. Pero nos atreveramos a decir que
estas zonas explosivas se encuentran tambin en nuestra propia contratransferencia en cuanto
nos expone a sentimientos que muchas veces son conflictivos en nosotros mismos. En ese
sentido, el comprender mejor en nosotros mismos los aspectos grandiosos y vulnerables,
nuestra arrogancia y nuestra vergenza, as como la relacin que los une, puede ayudarnos a
analizarlos mejor en nuestros pacientes.
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