Historia Del Teatro en Barinas (Libro) @
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Historia Del Teatro en Barinas (Libro) @
LCDO. EN TEATRO
MENCIÓN: ACTUACIÓN
Barinas – Venezuela
2001
INDICE
Pág.
Introducción ................................................................................................. 1
Antecedentes Teatrales de la América Latina ...................... 4
Del Teatro Venezolano al Teatro Barinés ................................ 13
Teatro en Barinas (panorama histórico)................................... 24
Archivo cronológico del teatro en Barinas
Desde 1975 hasta 1990 .............................................................................56
Conclusiones ...................................................................................................72
INTRODUCCIÓN
Deberíamos sincerarnos con nuestros actos y
visualizar el punto de lo que realmente deseamos de la
vida, esta será la manera más clara y amorosa de
acercamiento entre hombres y mujeres, propuesta por
una palabra llamada teatro.
HOMCA
Escribir y aun describir la historia del teatro en el estado Barinas, resultaría
difícil si no apoyásemos esta investigación en los cultores de esta práctica, quienes
mantuvieron por mucho tiempo vivo el espíritu de Dionisos, revelándose en contra de
la manipulación que por conveniencias humanas se imponen.
El teatro, como la historia misma, es una de las profesiones más antiguas del
mundo, por eso es sumamente difícil pretender siquiera hablar en esta primera
entrega sobre una historia depurada del teatro en el estado Barinas, ya que para
conocerla, es necesario escudriñar la base misma del contexto que se pretende
significar; así como la vida misma del barinés, sus creencias, tradiciones, etc. Por
consiguiente referirnos a una primera historia del teatro en la región con la
rigurosidad académica requerida, significaría esbozar cronológicamente los
acontecimientos y no permitir, sino someramente emitir juicios de valor al respecto.
Barinas, la llamada ciudad viajera, la muy noble y muy leal o la ciudad pujante
en pleno desarrollo, no contaba con una historia teatral, sino hasta la primera y más
completa investigación sobre el teatro en el estado Barinas, hasta la fecha, realizada
en el IUDET Caracas, año 1996, y denominada la tesis de grado en aquella
oportunidad (panorama histórico del teatro en el estado Barinas), la misma ha
impulsado la presente edición, donde se recopila valiosa información que estoy seguro,
contribuirá de alguna manera al desarrollo del teatro en Venezuela y América latina.
Este trabajo va dedicado a todos los hombres y mujeres de una generación que
no pudo ser silenciada y a todo aquel al que se le ha negado la posibilidad de
participar, de una u otra manera, dentro del supuesto movimiento cultural,
manipulador y conveniente sólo para una minoría de es hombres de “cultura” de mi
país.
Este libro debe servir para rescatar el tiempo perdido y para que una nueva
generación resurja de las cenizas como el Ave Fénix.
ANTECEDENTES TEATRALES DE LA
AMÉRICA LATINA
América mucho antes del descubrimiento, posee una historia tan antigua como
el Renacimiento del Occidente mismo, si se consideran los vestigios más lejanos en el
tiempo de las civilizaciones conocidas.
Mucho antes del choque de culturas, las formas preteatrales existentes en el futuro
continente americano, mucho antes de la invasión, presentaban altos niveles de
desarrollo; de ello existen buenas referencias como Rabinal Achi, de la civilización
azteca quienes llevaban a cabo sus representaciones teatrales en escenarios especiales
para su realización. Así mismo en el Perú, se conocen tres dramas de prosapia incaica
como Ollantay, Usar Pduccar y El pobre más rico.
Las primeras influencias del teatro occidental, llegan a América a principios
del siglo XVII, pero ya en el siglo XVI era una tradición en las ciudades, villas y
pueblos de España la puesta en escena de autos sacramentales. Es Felipe III y Felipe
IV quienes contribuyeron al incremento de las Artes y las Letras.
A la conquista del territorio del nuevo mundo, le sucedió otra, la espiritual, en
la que el teatro como medio de difusión ideológica, desempeñó un papel decisivo, dio
lugar a una producción literaria y a unas fiestas populares cuyas huellas perduran en
toda América Latina hasta nuestros días.
Las primeras formas de conversión de los indígenas, fueron aquellas
relacionadas con la “Catequización”. Ante la actitud indiferente que observaron los
indígenas, y las manifestaciones que representaban el rito católico, tuvieron que
adoptar los recursos externos de las ceremonias autóctonas, es por eso que podíamos
considerar al teatro como conquista espiritual, así como los caballos y la pólvora
fueron la conquista militar.
Los frailes españoles, se encontraron con uno de los mayores obstáculos; la
arraigada visión que tenía del mundo que tenían los indígenas, totalmente opuesta a la
prehispánica del siglo XVI. Los indígenas observaron una actitud de total indiferencia
hacia la nueva religión, como una visión del mundo ajena a ellos, tales como las
manifestaciones que representa el rito católico, por eso el invasor tuvo que adoptar
como estrategia los recursos externos de la ceremonia de los indígenas, para lograr su
objetivo de catequizarlos. Esto trajo como consecuencia, el que se quiera imitar la
espectacularidad de los ritos de los indígenas que posteriormente propició el
surgimiento de una nueva teatralidad, gracias a la compenetración de dos
manifestaciones rituales con contenidos opuestos y que se conocen con el nombre de
teatro evangelizador o teatro en lengua náhuatl.
Este proceso fue incorporado con el tiempo a la diversidad de etnias indígenas
de otras partes de América Latina, como lo es el caso de Lima, Chile, México, entre
otros, siendo influenciada Venezuela por el proceso evangelizador.
Vale citar en esta investigación, la importancia e influencia generada por el
teatro náhuatl, al respecto nos dice Antonio Prieto y Yolanda Muñoz.
A diferencia de las tradiciones orientales, el
teatro prehispánico sobrevive tan solo en los relatos
fragmentados y parciales de los conquistadores,
quienes se dedicaron a destruirlos, junto con los demás
formas de expresión cultural mesoamericana.
Aunque el teatro náhuatl clásico desapareció en su
forma más original a partir de la conquista, ha habido
distintas manifestaciones a través del tiempo. Por un
lado surgió el teatro evangelizador que, si bien tenía
como propósito imponer la cultura y religión Europea,
utilizaba la lengua náhuatl, así como unas mezclas
simbólicas aztecas y cristianas para comunicar el
lenguaje. Por otro lado, continuó practicándose cierto
tipo de danza guerrero religiosa proveniente de la
cultura Chichimeca que hoy se conoce como “Danza
Conchera” (...) (1).
Los caracteres de esta danza, estaban armonizados por sus vestuarios, música
rítmica y secuencias de pasos, los cuales eran anteriores a la conquista. Esta danza se
mantiene viva a la incorporación posterior de elementos cristianos.
(...) En el mundo Náhutl no existió un género
teatral deslindado del rito religiosos, puede afirmarse
de acuerdo a las investigaciones de Fernando
Horcasita, Miguel León- Portillo y Garibay que los
ritos y la vida del mundo náhuatl en general, estaba
profundamente inmersa en un espíritu de teatralidad:
“Existía en ciclo sagrado de teatro perpetuo y que se
sucedió sin interrupción a través de sus 18 meses de 20
días (...) este no era un teatro que buscaba la exaltación
estética, sino lograr que el público extrajera de la
representación cierta intensidad en su experiencia
como ser vivo (...) y conciencia de su temporalidad
como seres vivos, ya que todas las “obras” conocidas
invariablemente incluían a la muerte como final de la
representación (...) el teatro Rito – náhuatl buscaba a
través de la representación un acercamiento a sus
dioses (...) (2).
Las diversiones en este tipo de teatro eran elementos de segundo orden ya que lo
esencial era ganar la gracia y virtud de los dioses. Se consideran esencialmente cuatro
singulares momentos en el teatro prehispánico que darán una visión sobre el mundo
existente en la América latina, algunas de esta manifestaciones lograron sobrevivir
hasta la época colonial según Miguel León Portillo, entre ellas pueden clasificarse las
más antiguas que se conocen del mundo náhuatl.
(...) Danzas, cantos y representaciones (son
consideradas las manifestaciones más antiguas que se
conocen) (...) en primera instancia se efectuaban
aisladamente, más tarde se incorporaron de manera
definitiva a las acciones dramáticas que se
representaban en honor a los dioses (...) [las
representaciones cómicas y divertimentos], son
eminentemente festivas, tenían como único fin divertir
al público y eran ejecutadas por titiriteros y juglares y
hasta por prestidigitadores (...) [el último momento está
relacionado con] la representación de la vida social y
familiar. Estas muestran indicios más conservadores
respecto a la estructura teatral (...) (3).
El ritual descrito en sus diversos aspectos, muestra características propias
pertenecientes al teatro occidental (teatro-rito), pero su esencia es tan profana que lo
hacen ser tan diferente y aún más auténtico.
Las características que lo relacionan y acercan más al teatro que al rito son.
(...) Los diálogos o danzas y cantos dialogados
que se llevaban a cabo entre personajes de origen
divino y personajes de origen humano. Algunos
divertimientos servían para resaltar la interpretación
cómica, particularmente el zoomorfismo. Había lugares
especiales para representaciones, danzas y cantos.
También se hacían ensayos como en el teatro
profesional (poseían) escenografía, aunque no en el
sentido estricto o moderno de la palabra. Las
representaciones se efectuaban al aire libre, y los
elementos escenográficos eran totalmente naturales,
como montañas, piedras bosques, etc.; sin embargo
también se utilizaban algunos elementos simbólicos (...)
(4).
El teatro náhuatl evidenciaba una identificación plena del actuante con su
personaje, es decir más que una representación vivida donde el actor realmente sufría
una especie de trance durante la representación, se daba una especie de sumisión
hacia el público, ya que el mismo participaba con toda intensidad, tanto en el teatro
precolombino, como en el teatro colonial ”(...) En los espectáculos prehispánicos (...) los
protagonistas se posesionaban a tal grado de sus papeles, que no solo llegaban a creerse
dioses, sino que los fieles los consideraban divinos “(5).
Se cuenta que cuando llegaron a América los primeros misioneros procedentes
de Europa, encontraron una riqueza cultural llena de creatividad artística y plagada
de artistas de ingenio, lo que aprovecharon los frailes como fuerza creativa a favor del
proyecto evangelizador.
El teatro evangelizador cumplió su misión; prueba de ello fue la famosísima
puesta en escena “La caída de Adán y Eva”, representada en Tlaxcala (México) en 1530.
Al final de esta obra, miles de indígenas eran
bautizados, con lo que se consolidaba su legítima
pertenencia a la nueva religión. Sin embargo, la iglesia
española consideró que el método teatral de
evangelización era profano y poco honesto, por lo que,
a partir de 1574, la inquisición comenzó a censurar las
obras dramáticas. Esto provocó el surgimiento de una
terrible barrera entre indígenas y españoles; los
españoles comenzaron a producir obras profanas
totalmente escritas en español, olvidando por completo
la lengua Náhuatl (...)(6).
Los indígenas, indudablemente pioneros del underground, continuaron
ejerciendo su identidad a partir de manifestaciones inofensivas, a simple vista, como la
danza.
Existe cierta conexión, entre las diversas culturas del continente Americano,
por ejemplo, el vocablo Chés citado por Gilberto Antolinéz en su libro Hacia el indio y
su mundo, es identificada como una deformación del Chin máxima deidad de aquella
zona “padre del germen de la luz Chiminagua”, que se hacían ver como
representaciones de los indígenas venezolanos de antes de la colonia, los cuales no
buscaban cumplir funciones estéticas, sino rituales y educativas. Estos rituales y
ceremonias, surgen de la necesidad de subsistencia, por medio a represalias de los
dioses, además del desamparo ante los embates de la naturaleza. Esta claro que no es
un teatro como tal, porque el espectador está implícito en el espectáculo, forma parte
integral del mismo ya que todos participan de alguna manera en el rito, a diferencia
del teatro occidental del cual estamos fuertemente influenciados por los elementos
actor-espectador que están dentro de la representación pero definiblemente
independientes.
Existen algunos estudios de poca rigurosidad metodológica, pero enormes
proporciones histórico-teatrales que han legado Miguel Acosta Saignes, Américo
Navarro, José Ignacio Lares, Julio C. Salas, pero es Gilberto Antolinéz quien con
mayor amplitud se ocupa del hecho anteriormente comentado, en su libro Hacia el
indio y su mundo, también Miguel Acosta Saignes se encarga de señalar las formas
proto-teatrales rudimentarias de nuestras poblaciones indígenas más evolucionadas.
Algunas de estas poblaciones aborígenes lograron un elevado desarrollo económico,
social y cultural; mientras que en otras poblaciones sus habitantes, lograron un nivel
poco elevado, en los mismos aspectos, permaneciendo al margen del desarrollo
continental que venía gestándose desde mucho antes de la colonización de la América.
Aquellos que lograron mayor desarrollo cultural, fueron los que estaban de
una u otra manera protegidos por los accidentes montañosos que les permitía un
acercamiento semipermanente, a diferencia de los que vivían en las religiones planas y
abiertas, cuya alternativa estaba dada por sus andadas en la búsqueda de cobijo y
comida, lo cual les permitía vivir sedentariamente la mayoría del tiempo. “Por eso en
las regiones más altas como los Andes, se logra apreciar la existencia de un verdadero
teatro en el contexto del sistema sociocultural de los Timotocuicas” (7).
Numerosos cronistas e historiadores, casi desde la conquista, ofrecen breves
datos con relación a las fiestas y danzas que solían representar nuestros indígenas en
sus formas proto-teatrales según nos refiere Rubén Monasterios en su Enfoque crítico
del teatro.
Los Timotocuicas, son una prolongación del área
de la cultura de América del Sur y, según todas las
evidencias científicas recopiladas hasta el presente,
representaban el grupo indígena más evolucionado de
Venezuela. (8).
Podríamos identificar al teatro como una expresión del alma en la época de la
pre-hispanidad, pero como un movimiento de conciencia en nuestros tiempos.
Como es lógico, no existió en nuestros antepasados una dramaturgia que
pudiese descubrir y describir el proceso sociocultural de nuestros aborígenes, ya que
se realizaba un teatro netamente ritualístico, transmitido por tradición oral no
modificado en su estructura o forma pre-teatral, manteniendo su subjetividad sin
perderse nunca su conceptualización u objetivo a lo largo de los años.
Si bien es cierto, nos encontramos con estructuras muy primitivas en
Venezuela, aún si las comparamos con sus similares del Perú, Nicaragua, México o
Yucatán. Este es el caso de la desconocida bajada del Chés propia de los andes
venezolanos, y pertenecientes a los Miguries, la cual se lleva a cabo en Enero de cada
año, según referencias de José Ignacio Lares.
El Piache o sacerdote, siguiendo un ritual
complicado, se retiraba a un sitio solitario y figuraba
hablar con un Chés, otros dos sacerdotes, vestidos con
mantos azules, recibían los tributos de la última
cosecha para ofrendar al Dios y obtener el augurio
acerca del cultivo para el resto del año (9).
Estas eran formas pre-dramáticas, donde se manifiestan en sumo grado la
mezcla de liturgia y mito, junto con magia y religión, política, agricultura, economía y
vida social que conforman una cultura propia.
Es muy cierto que a la llegada del colonizador al territorio venezolano, sus
pobladores como ya fue anunciado, poseían diferentes grados de desarrollo cultural,
unos aún dentro de un marco de la cultura Paleolítica: nómadas, cazadores y
recolectores, y otros vivían ya dentro de una cultura Neolítico, eran sedentarios,
cazaban, pescaban, cultivaban, fabricaban viviendas y obtenían beneficios de algunas
animales domésticos, elaboraban cerámicas y artesanía (como las encontradas en el
estado Barinas, clasificadas entre las artesanías polícromas más antiguas del
continente). Todas de un singular valor artístico, confeccionaban cestería, así como
otros productos de artes aplicadas, además de textilería. “Practicaban la poesía y la
música y también [se llevaban a cabo] ceremonias dramáticas donde las danzas y los
textos orales [como en la antigua Grecia] se unificaban”. (10).
Dentro de este marco, el indigenista Gilberto Antolinéz citado por Rubén
Monasterios nos dice lo siguiente:
Antolinéz considera al teatro como una de las
principales instituciones de los Muku y los Jirajara de
las regiones andinas venezolanas, para quienes tuvo el
doble objetivo de servir como medio educativo y de
cohesión espiritual. Estos aborígenes llegaron a
desarrollar estructuras físicas destinadas a la
representación: el tinglado, es en verdad no muy
diferente al que en el siglo XIV se utilizaban en la
España rural; en este escenario rudimentario los
hombres disfrazados –exclusivamente los hombres-
dialogaban narraban, cantaban y gesticulaban,
haciendo ver a los espectadores una historia (...) (11).
Buen ejemplo de ello lo refiere Américo Velero en su libro La ciudad portátil,
donde afirma haber presenciado de niño, una representación teatral en la plaza de
una localidad cercana a la ciudad de Trujillo, efectuado por los indios descendientes
de los Timoties y en su idioma natal, lamentablemente Valero no aporta datos sobre la
puesta en escena ni sobre el contenido textual de lo representado.
Las danzas y las ceremonias dramáticas constituían manifestaciones de suma
importancia y trascendencia para la vida de los antiguos pueblos que habitaban las
regiones adyacentes al Orinoco y sus tributarios. Estas actividades eran ricas en
coreografía, en música, en contenido social y lógicamente arraigada en su mitología y
sus existencias, como el caso particular de la ceremonia de nominada “las turas [las
que se constituyen como] una pieza coreográfica teatralizada, alusiva al cultivo y a las
fuerzas de la naturaleza (...)” (12). Las danzas y ceremonias guerreras de caza y sexo
reproductivas, son propias de los pueblos paleolíticos y neolíticos; en estos últimos se
manifiestan ceremonias dramáticas más orgánicas y dirigidas a los cultos de la
naturaleza.
La otra causa del desarrollo de algunas comunidades indígenas, estaba dada
por el carácter netamente agrario de los indígenas pertenecientes a la región andina,
quienes contrarios a los indígenas del Amazonas y el Orinoco, debían rendir culto a la
agricultura que era para ellos su único medio de subsistencia, y para lograrla,
veneraba con devoción a sus dioses agrícolas y sus Kinakuyes o eternizadores,
transformándolos en dioses humanos, dadas tales características, estos indígenas
pueden ser clasificados entre el grupo de los Totemistas.
Con el indígena desapareció su cultura y al extinguirse a fines del siglo XVII,
XVIII, las últimas colectividades indígenas autóctonas, exterminadas por el hambre,
las persecuciones, el trabajo embrutecedor y las enfermedades, se apaga el sonido de
su auténtica música, el baile de sus danzas y sus narraciones orales e interpretativas,
quedando sólo recuerdos vagos de sus manifestaciones auténticas, conservada por sus
influenciados y marginados descendientes. Esto no podía ser de otra manera, ya que la
existencia de una cultura aborigen, era un freno a la dominación extranjera, a su
dominio total, por lo que se impuso el genocidio.
DEL TEATRO VENEZOLANO AL TEATRO BARINÉS
La historia del teatro barinés era casi inexistente en los primeros siglos de la
colonia, permaneciendo en la oscuridad de una cultura que sobrevivió a una serie de
terribles acontecimientos bélicos, de carácter político, religioso, económico, y social.
La cultura y la educación, permanecían al margen de todos acontecimientos.
El teatro no tenía asidero en ningún espacio, ocultando su rostro de la marcara
incertidumbre, para luego comenzar a renacer en un clima lleno de esperanzas,
desarrollando acompasadamente la prosperidad teatral, consecuencia de procesos
sociales sucesivos, que con el correr de los años, darán un nuevo brillo a la asolada
ciudad llanera, la muy noble y muy leal ciudad de Barinas, pujante en pleno
desarrollo.
Así damos inicio a la primera investigación de esta magnitud, sobre la historia
del teatro en el estado Barinas, desde sus primeras manifestaciones, hasta 1990.
El estado Barinas, es una ciudad de hermosos paisajes y temperatura que
oscila entre los 30º y 37º en los días más calurosos, está situada en la sección centro
suroeste de Venezuela, al pie de la vertiente suroccidental del sistema montañoso
andino-llanero y comprende parte de la región alta de los llanos sudorientales.
Limita por el norte con Cojedes, Portuguesa y Trujillo, por el sur con el estado
Apure, por el norte con Guárico y por el oeste con Táchira y Mérida.
Hidrográficamente bañan los ríos: Masparro, la Yuca, Calderas, Santo Domingo,
Pagüey, Canaguá y Ticoporo.
Los pueblos indígenas que lo poblaron en su fundación eran las comunidades
formadas por Tucuriguas, Tabores, Torunos, Baraures, Barrancas, Dararos ,
Duriguas Cucaros, Curaguas, Amaibas, Aituires, Checherimas, Güeros, Guaruries,
Payares, Suripaes y los Varyná, de quienes se especula se toma el nombre que adopta
posteriormente la naciente ciudad de Barinas (aunque no se tiene ninguna referencia
real de su existencia), ya que así era llamado el viento barinés que bajaba de la
montaña.
El acta de fundación de la ciudad de Barinas archivada en las Indias (Sevilla-
España), dice que fue el 30 de junio de 1577 cuando en una incursión por el “Balle de
los Alcaydones” el Capitán Juan Andrés Varela, funda la ciudad llamada Altamira de
Cáceres, la cual fue erigida provincia de Barinas por la real cédula, el 15 de febrero
de 1786, cuatro años más después en 1790, Carlos III Rey de España, autoriza a la
provincia para que llevase en su escudo de armas, el título de “Muy Noble y muy leal”
por su valentía y generosidad demostrada en esos años a la defensa de España.
En 1628 se realiza el primer traslado a la Meseta del Moromoy, y allí fue
mudada a San Antonio de los Cerritos en 1759 donde quedó asentada hasta la fecha.
Es por eso que hoy se le denomina “La ciudad viaje”.
Es importante señalar que la fecha de fundación de Barinas fue corregida a
finales de los años 80, ya que se creía fundada, el 25 de mayo de 1577. Es realmente
un imperativo económico el que hará que Barinas sea mudada en dos ocasiones por
sus vecinos.
Barinas lógicamente, estaba poblada por indígenas herederos de antiguas
ceremonias, que constituían sus formas pre – teatrales más antiguas de
representación, las que eran transmitidas oralmente de generación en generación.
Con la llegada del colonizador, el proceso se trastoca con el mestizaje cultural
y social. Así Don Virgilio Tosta, devela uno de los momentos más antiguos de los que
se tenga referencia teatral en Barinas, basado en testimonios del documento legado
por Fray Jacinto de Carvajal, de su libro, descubrimiento del Río Apure.
Tuve ocasión en Barinas, de presenciar la visita
que le hiciera a Don Francisco Martínez, gobernador y
capitán general de la provincia de Mérida [de la que
dependía Barinas] indios Guamonteyes que habitaban a
las orillas del Río Boconó (...) Acudieron al encuentro
vistiendo paños primorosos y bajo un derroche de simpatía
y cordialidad, ofreciendo a los extraños, el grato
espectáculo de las fiestas, danzas y juegos animados por la
acción de sus bebidas peculiares. (21).
Podría presumirse en este acontecimiento, la existencia de una estructura pre-
dramática primitiva, aun así podría relacionarse de alguna manera con sus similares
del Perú, México o Yucatán. Estas formas pre-dramáticas, especialmente en el estado
Barinas, no logra desarrollarse en la región, desapareciendo con el paso del tiempo.
Con el indígena, desapareció su cultura y al extinguirse las últimas
colectividades indígenas, exterminadas por las persecuciones, la explotación, el
maltrato del conquistador y las enfermedades, se apagaron sus narraciones, cantos,
danzas y sonidos musicales, que antes sucumbían en toda la región.
Los conquistadores españoles, lamentablemente no pudieron entender; por
qué nuestros indígenas respondían a otro nivel cultural, pero esto puede ser explicado
de manera tácita, ya que los escribanos y aún frailes, ya sean jesuitas o dominicos,
carecían de elementos críticos e históricos para juzgar correctamente ese fenómeno
social y cultural, a esto me refiero con el hecho concreto descrito anteriormente por
fray Carvajal.
Rine Leal, amigo fiel y hombre de una extensa cultura teatral con quien
sostuve muchas conversaciones en la cátedra de historia comparada de las artes,
describe lo siguiente, en su libro La selva oscura.
Era (...) parte de la justificación de la conquista:
si se presentaba a los indígenas como seres pensantes con
alma, capaces de crear una cultura y hasta una ideología
“primitiva” pero coherente, entonces España sobraba del
otro lado del mundo y su categorización era inútil (...)
(22).
Es cierto que en Venezuela, no existió un teatro como se conoce hoy día en
Occidente. Aquí el investigador difiere el criterio propuesto por Pérez Vila en su
trabajo El teatro en la Venezuela Colonial, donde afirma sobre la no existencia de
manifestaciones teatrales en la época pre-colombina, pero sin negar el sentido
dramático, es allí donde tiene mayor validez la propuesta antes citada por Rine Leal
cuando dice que, no solo pueden ser considerados como teatro, las formas venidas de
Europa y Grecia, porque esto limitaría los alcances verdaderos, en correspondencia
con los cambios sociales y culturales dentro del contexto en el que se desarrollen.
De acuerdo novedosas investigaciones, el teatro se abre a la posibilidad de
nuevas expresiones, tal como se concebían en la antigüedad. De esta manera podría
hablarse de un teatro pre-colombino.
En las representaciones indígenas, no se seguía una estructura formal, sino tal
como se elabora un Happening o un Performance en nuestros tiempos, así, podemos
especular con la idea de la existencia de formar pre-teatrales en la región.
Los Dominicos, fueron los primeros misioneros en llegar a estas tierras, pero al
parecer la orden Jesuita, fue la que en primera instancia, logra fundar colonias o
pueblos de indígenas en la región.
Es a partir del año 1704, donde podríamos decir que comenzó oficialmente el
teatro barinés , partiendo del documento legado ese año por el misionero jesuita
Miguel Alejo Schabel, diversos autores, como Virgilio Tosta, Víctor Mazzei, Antonio
Arellano Moreno, el hermano Nectario María entre otros, reseñan el documento de
manera parcial, a excepción de Nectario María, transcribe el mismo en los volúmenes
VI y IX del Boletín del Centro Histórico Larense en 1943 y 1944 en su totalidad, aquí
señalaremos en casi toda su extensión, el documento sobre el teatro colonial más
completo que se conoce hasta hoy, realizado por Schabel durante las festividades
anuales en honor a la Inmaculada Concepción y Santa Lucía. Al respecto Nectario
María en relación a la misión de Miguel A Schabel nos dice:
Poco después llegó la fiesta de Santa Lucía, del
fuero de la ciudad de Barinas. En ella fue expuesta la
reliquia de la Santa a la pública veneración del pueblo, la
víspera de la fiesta y procesión. Allí fue llevada la estatua
por la ciudad, donde relucía para un gran consuelo
espiritual un estuche pendiente del cuello de la santa, de
vidrio labrado y cortado, y en un círculo de plata, obra
filigrana como dicen, donde decentemente está incluida la
reliquia de dicha santa. Su fiesta como también la fiesta
principal de la ciudad esto es la santísima virgen
concebida Inmaculada fue celebrada con la mayor
celebridad. En el templo primeras vísperas, misa, sermón y
cantos, afuera procesión, convite, fuegos artificiales,
comedias y corridas de toros. Las cofradías o
confraternidades (las llamadas hermandades) instituyen
anualmente tales solemnidades. De año en año convienen
los cofrades en la iglesia en las mismas fiestas después de
las vísperas y eligen el nuevo alférez portabandera o sea el
que debía llevar la bandera y tres capitanes. El capitán de
locos, el capitán de toros y el capitán de pólvora.
Al que lleva la bandera le toca por oficio en la próxima
fiesta adornar e iluminar el altar de la iglesia, nombrar y
salariar al celebrante y predicador, ordenar la procesión
por la ciudad con la bandera que el mismo lleva. Por eso
en las fiestas de las primeras vísperas y de la misa
solemne se le lleva igualmente en procesión de su casa al
templo y se le coloca en la primera sede ante el
magistrado de la ciudad. El capitán de pólvora, debe
cuidar que en la noche de la vigilia y de la misma fiesta y
las noches en que se hacen las comedias en la plaza, que
toda la plaza alrededor esté adornada e iluminada con
lámparas y también en la vigilia de la fiesta y en las
vísperas de la misa y antes de las comedias se encienden
cohetes o fuegos artificiales. El capitán de los toros debe
cuidar, buscar y traer en determinados días de la octava
cierto número de toros para todos los juegos. Para eso
debe nombrar y buscar compañeros que traigan los toros
con él y hombres a pie y a caballo que azucen los toros y
los ataquen con picas y espadas. Deben también cerrar las
puertas de las casas y las entradas de las calles en la plaza
parapetearlas con árboles; entre nosotros llaman
empalizadas los pirotécnicos.
Luego tienen que hacer de semejantes estacas en un ángulo
de la plaza un corral, esto es un establo, que se hace como
un seto cuadrado, para que custodien los toros que allí se
traen y que a su tiempo sean llevados a la plaza o sea al
teatro uno, dos o tres, según les plazca. Toca al capitán de
locos buscar socios convenientes para salir con ellos por el
espacio de ocho días antes y ocho días después disfrazados
y enmascarados como decimos, por las plazas, por las
encrucijadas y por las casas y alegrar a los ciudadanos de
todos los modos, pero principalmente con la música. Estos
se atreven a todo, todo lo que sea decente se les permite,
sin escándalo o grave ofensa de nadie. Necesaria e
inexcusable fui espectador de dos fiestas de esta clase en
esta ocasión, que de paso estuve en la ciudad barinense
como peregrino y huésped. Sin embargo de ellas saqué
gratísimos frutos muy agradables, según espero, ya
predicando, ya oyendo muchísimas confesiones.
Grandísima concurrencia de hombres devotos asistían al
sermón, a la misa y a las demás solemnidades, Muchos
altares adornados principalmente con cera virgen y
blanca. Expuesto también el santísimo sacramento en el
ostensorio y llevado profesionalmente por la iglesia con
suma reverencia y decencia. El incensario o turibulo
pasaba de mano en mano de nosotros los cinco sacerdotes,
que estaban presentes, por turno incensábamos al señor
nuestro, señor Dios, alrededor de la iglesia, de rodillas.
Había niñitos también vestidos como ángeles, derramaban
flores indias delante del venerable en la procesión. Entre
aquellos ángeles yo mismo adorné a uno, el hijo del señor
Capitán Dr. Francisco Martínez de Concha, patriota de
nuestro padre San Ignacio. Rodó muy graciosa y mereció
aplausos una peluca o sea pelo ficticio que yo había
llevado de los países herejes. Las comedias también (que
pocos europeos creerán que éstas se pudiesen hacer en el
nuevo mundo tan bárbaro y tan lejos de las cortesías
europeas) las comedias digo, en número ocho, escogidas
decentes español e impresas en España fueron
representadas en el teatro erigido en la plaza de noche con
luces y lámparas. Algunas de ellas se podían exhibir en
cualquier ciudad europea muy dignamente.
Todas empezaban con canto y música de instrumentos con
un prólogo en que se dedicaban las primeras a la
Santísima Trinidad virgen concebida Inmaculada y las
últimas a Santa Lucía. Desde la vigilia de la fiesta de la
Santísima virgen el 8 de diciembre hasta la fiesta de Santa
Lucía se presentaban todas las tardes algunas comedias.
Las extemporáneas y las que se hacen tumultuariamente se
llaman pandorga en las cuales hay muchas veces
entreactos, entremeses y casos ridículos y graciosos que
sucedieron o pueden suceder. Estas se hacen sin teatro y
sin lámparas. Como los actores y comediantes de repente
ponen una cortina en un ángulo de la plaza y detrás de ella
se ponen los músicos y comediantes. Empiezan con canto y
música como suelen empezar las grandes comedias. Se
alumbran con fuegos que se hacen de haces y líos de cañas
silvestres. No solamente los hombres blancos, es decir, los
españoles hicieron comedias, pero también los etíopes y
esclavos representaron las suyas.
Los mismos celebraron con algo de solemnidad la pérdida
de Jesús de doce años en el domingo precedente a las
fiestas de Santa Lucía. Olvidé indagar por que causa estos
esclavos celebran anualmente la festividad de Cristo niño
perdido en Jerusalén. Dentro y fuera de las iglesias se
celebraba esta festividad como lo hacían sus señores,
hicieron aunque con menos pompa. Las iluminaciones
festivas eran coherentes de todo género de lámparas:
pomas doradas que se vacían cuando están frescas
todavía, llenas de grasa y manteca. Así en estas tierras,
siendo deficiente el arte, la misma necesidad y naturaleza
enseña y afila el ingenio, y da inteligencia la falta de cosas
apropiadas. En cuanto a los juegos y peleas durante dos
días con toros de esa especie. En una y otra corrida
mataban más o menos doce toros, hiriéndoles
principalmente con la lanza a dos o tres pasos y frente a
frente, en el ataque y corrida del toro contra el jinete y del
jinete contra el toro. Todo consiste al caballo tan hábil y
felizmente que se evite corriendo o con un salto oblicuo el
toro que corre contra el adversario con todo ímpetu y
furor, al mismo tiempo y de una vez le clava la lanza con
un golpe mortal. A tal golpe siguen las aclamaciones,
aplausos del pueblo y los premios. Sea lo que fuere, la
cosa está llena de peligros y sabe a paganismo; pero
excepto España y Portugal no se ha visto eso en ninguna
parte de la cristiandad. Pero qué, si todo lo que hacen los
hombres se juzga por la intención ciertamente tienen estos
juegos una intención sumamente buena; y así celebran las
fiestas de nuestro señor y santísima virgen y de los santos
del modo que pueden y saben según las costumbres
antiquísimas de la patria y de los padres con toda las
señales de alegría que se pueden imaginar. El mismo
juicio formó de sus entre juegos bacanalísticos en
semejantes fiestas. Mientras disfrazados, y como decimos
bárbaramente enmascarados asisten a las procesiones y
misas y allí a imitación del Santo Rey David bailan delante
del arca; y además representaban la abominación de la
desolación en el lugar santo (del tiempo de judaísmo,
paganismo y mahometismo) para perpetuar su memoria.
Por el fin, la buena intención, y la modestia de su trato
excuso a esos hombres locos, de los que estaba llena de
tiempo de las fiestas la ciudad de Barinas. Como todos le
es permitido se atreven a hacer todo, no dejan a ninguno
de los que encuentran en paz, pero no sobrepasan los
límites de la decencia y de la modestia. Tampoco
perdonaron a su pastor, ni a su párroco, ni a mí tampoco,
su huésped pues mientras menos lo, pensábamos, nos
atacaron también; lo que sucedió así.
Existen una práctica y costumbre entre estos españoles
barinenses que llevan como procesión a su hijo recién
nacido al bautismo, y vuelven a traerlo a la casa paterna.
Así sucedió que una hijita del Sr. Alfonso Bragado
(hermano del muy Rdo. Señor Didaco Bragado) nacida en
el tiempo de esas fiestas fue llevada al bautismo con la
misma solemnidad y pompa.
Yo también convidado asistí a la sagrada función en la
comitiva del magistrado de la ciudad, de los ciudadanos
más nobles y una turba de aquellos locos que se habían
asociado a nosotros contra nuestra voluntad. Cuando
habíamos vuelto de la iglesia y del bautismo y estábamos
en la casa de Don Alfonso Bragado, estando presentes
todos los huéspedes según la costumbre se ofrecieron
varios dulces hechos de azúcar. Después, cuando
pensábamos retirarnos, se presenta en el medio el capitán
de los locos y pretendiendo algún delito delesa majestad
que pronto debía examinarse suspende de su oficio ambos
primados o jueces de la ciudad (los españoles los llaman
alcaldes). En eso les toma las varas y les da a mi señor
Didaco Bragado y nos constituye próceres y primados de
la ciudad, por la autoridad real, confiada a él, según
decía, por un tiempo. Esa acción inesperada fue grata a
todos y mereció aplauso.
Solamente para mí fue desagradable porque no era
conveniente ni proporcionada con estado y persona.
Principalmente porque por el oficio del primado y juez
civil tenía que llevar a todas partes y siempre en la mano
ese bastón o vara, pues bajo pena de multa, que se debía
pagar al rey, ninguno de esos jueces podía presentarse en
público sin aquel bastón o vara. Pero que haría yo único
contra todos para Cristo, en cuanto podía, juzgue
conveniente ser todo para todos (también loco) por Cristo
y por 24 horas a ejemplo del vicario y párroco barinense,
el muy Rdo. Dr. Didaco Bragado, acepté aquel bastón o
vara con el derecho y potestad, de juez de la ciudad me dio
motivo y ocasión buena de sacar buen fruto y espiritual
utilidad. Pues conseguí con esta potestad mayor libertad
de reprender más y más libremente (con bromas pero
seriamente) a muchos que tenían discordias y odios entre
sí, a los que estaban entregados demasiado al juego de
dados, sin perdonar ni domingos ni fiestas. En resumen
(confieso y debo confesar, para dar gloria a Dios) con
respecto y reverencia siempre y en toda parte fui bien oído
y visto por todos mayores y menores (difícil, fácil, jocoso,
severo) para el mayor obsequio de Dios y lucro de las
almas. Tanto ayuda por la gracia de Dios haberse atraído
y vencido una vez las almas de los hombres. (23).
Se puede afirmar que es a partir de ese documento donde se oficializa el teatro
en el Estado Barinas. Aunque el teatro venezolano de esa época carecía del aura
histórico. Romántico que caracterizó a los teatros del otro lado del Atlántico, en
algunas ocasiones (al parecer) contaban con representaciones a la altura de los
grandes escenarios europeos, con obras escogidas en idioma español e impreso en
España, de esta manera el conquistador, mantenía su dominio colonial.
A los actores o protagonistas de estas comedias, se les retribuía y agasajaba
con alimentos y bebidas posiblemente como era ya costumbre en el teatro español de
los siglos XVI y XVII. Estas solemnidades atraían a pobladores de aldeas y pueblos
apartados, quienes viajaban varios días para asistir a dichas actividades.
La disposición que probablemente ocupaban los espectadores era tal vez la circular,
sentados los señores a quienes posiblemente se les hacía traer una silla por uno de sus
esclavos y el resto de la población de pie, ya que no existía una conversación exacta
sobre la manera de observar, indicativo que se desarrolla a partir de la no existencia
de un escenario convencional como lógicamente se conocía en Europa.
Como la preparación de las festividades estaban a cargo de los cofrades, es
posible que existiese un mínimo de ordenamiento en el espacio teatral, ya que en su
mayoría tenían conocimientos leves sobre las disposiciones y norma de representación
de la época, el mismo Schabel describe la existencia de un lugar preparado
especialmente para el cambio y salida de los actores, el cual estaba improvisado al
margen del llamado lugar del evento. Este vestíbulo provisional, era improvisado con
unos palos y sabanas, dando otra idea de cómo posiblemente estaba ubicado el
público con respecto al escenario donde se llevaba a cabo la representación.
El Dr. José León Tapia comenta con beneplácito la llegada a Barinas de dos
ilustres forjadores del teatro venezolano. Es relevante señalar la presencia del actor y
director teatral Antonio Saavedra en Barinitas, invitado por el señor Sergio Lupo y en
donde se representaron algunas obras en la casa de los Arvelo, de la cual no se poseen
referencias escritas. También estuvo en Barinas alrededor del año 1939 don Teófilo
Leal con su compañía de teatro.
El 31 de julio de 1941 se llevó a efecto una velada teatral en el cine de la ciudad
a cargo de los alumnos de la escuela Soublette, además de otras 2 veladas realizadas el
25 de marzo de 1942 y el 5 de mayo de 1946 y la participación de los alumnos de la
escuela en la popular fiesta del árbol efectuada en 1941, los niños asistieron alrededor
de 200 cada uno con un árbol a la plaza Bolívar donde se realizaron dramatizaciones y
se recitaron poesías.
El periódico El Llano del 4 de noviembre de 1956, se encuentra un interesante
artículo de prensa de Don Cesar Acosta donde recuerda sus evocaciones sobre las
funciones de teatro “cuando y donde se efectuaron aquellas diversiones en mi arrabalosa
Barinas” (42) cita las funciones teatrales que se llevaban a cabo en los corrales de las
casas de la ciudad, tales como las que pertenecían a los señores Dr. Ulises Balestrini,
Juan Ramón Silva, Samuel Martínez, entre otros, además de hacer importante
referencia sobre la construcción y proyección de los primeros cines de Barinas.
En 1957 en la escuela Simón Agustín Jiménez realizan un acto de clausura en
la semana del anciano acto que se realizó el 5 de octubre se efectuaron parodias de la
niña Rosa Quintero basada en una poesía del poeta Gustavo Adolfo Becquer
“Golondrinas”. Información extraída del periódico El llano del 12 de octubre de 1957.
Un artículo del semanario El llano del 16 de noviembre de 1957 señala lo siguiente:
Cuando Barinas estaba apegada a lo
arcaico y a sus tradiciones y diversiones llaneras; de
cuando en cuando solían presentarse espectadores que
iban sembrando en el espíritu del pueblo el amor al teatro
(43).
Solo de referencias verbales se conoce el teatro realizado entre los años 1962 al
63 en el Club Español. Carlos León Mejías comenta al respecto del señor Agustín
Expósito, que al parecer se desempeñaba como apuntador de una sala de teatro en
España, específicamente en Tenerife, según datos vagamente recopilados, conforma
una agrupación a finales de 1963 construyendo una sala de teatro modesta, pero con
mayor detalle nos comenta el señor Juan Ascón.
Estrenamos la obra “Madre Alegría” en la
pequeña sala que acondicionamos en una quinta ubicada
en la Av. Libertad, en la misma trabajaron alrededor de
15 personas, eso fue como en el 64, la obra fue escrita por
Luis de Sevilla y Rafael Sepúlveda, también ese mismo año
en el natalicio de Simón Bolívar presentamos “Manos de
Plata” escrita por Serrano Angarita .las hacíamos a la
manera de las grandes capitales, tenían cada una
intermedios de media hora y (sic) estructuradas en 3
actos... trabajamos por un periodo de 3 a 4 años y
montamos entre 10 y 12 obras, me acuerdo que viajamos
hacia algunos lugares del país, todo lo hacíamos de
manera intuitiva con lo poco que habíamos visto, con
nosotros trabajaron..
Francisca Bermejo, Ana María Sánchez,
Antonio Sánchez, Willy Bascuñan, Andrés Sánchez, Ismael
Madriz, Tita de Salvador, Lourdes Sánchez, Mirta Chejín,
Matías Alemany, Esteban Romira, Josefina Salvador,
Dolly Quiñones entre otras personas que trabajaron así
como algunos niños... ( ).(44)
En la década de los años 70, comienza a generarse un nuevo proceso que dará
como consecuencia la integración definitiva del teatro barinés al contexto teatral
nacional. La creación de la primera cátedra en artes escénicas en el liceo Daniel
Florencio O´leary y a cargo del profesor Isidro Flores, donde se inicia realmente la
formación teatral en el estado Barinas.
Carlos León, actor, director, dramaturgo he importante recopilador del
material documental sobre el teatro barinés dice al respecto de los inicios de lo que
podría llamarse formación teatral en la provincia, donde se vivía una situación difícil
en la mayoría de los estado, debido a que el desarrollo teatral tenía sus bases
exclusivamente en Caracas y que reunía la “intelectualidad” de entonces debido a su
privilegiada posición como capital poseedora de una de las más prestigiosas
universidades del país “La U.C.V.”.
Barinas lógicamente no escapaba a los problemas socioculturales vividos por la
mayoría de los estados, el teatro con su técnica Stanislavkiana y con un ligero sentido
hacia la profesionalización, llega tarde si se compra con otros estados “(...) Es Isidro
Flores el primer director de teatro en Barinas que maneja la técnica y tiene perfecto
conocimiento del hecho teatral “(...) (45).
Trabaja por espacio de unos cuatro años llevando a escena obras de Santana y
Rengifo entre otros, retirándose luego por un tiempo prudencial del teatro. Es por ello
que puede considerarse como el que “inicia (...) la educación estética de la población (...)
si bien no logra masificar esa actividad abre las puertas para que la gente comprenda lo
importante del teatro” (46).
En 1975 llega a Barinas el actor ecuatoriano Félix Salazar quien renueva el
gusto por lo teatral en la población en ausencia de Isidro Flores. Ese mismo año
refunda lo que podría ser considerado como el primer curso libre de teatro a dictarse
en la casa de la cultura Napoleón Sebastián Arteaga, antigua cárcel de Barinas con
este taller se crea la primera y única “escuela de teatro” existente en Barinas cuya
dependencia era del INCIBA, observándose con ello el primer intento sistemático de
estudio que permitiría al alumno alcanzar un nivel actoral aceptable para iniciar el
engranaje hacia nuevos procesos los cuales se desarrollarían posteriormente en las
agrupaciones que se desprenderán de esta escuela de teatro. En su corto periodo, la
escuela promovió nuevas actividades y proyectos que dieron como resultado la
creación del teatro estable en 1978.
El cúmulo de información aportado por el material hemerográfico, ha
permitido verificar de manera parcial, los acontecimientos importantes que generaron
durante los años 70, 80 y 90 en el ámbito teatral en el estado Barinas, además de dar a
conocer el aporte de Barinas a nivel nacional e internacional. Todo esto ha permitido
evaluar de manera general el proceso histórico teatral barinés.
En la década de los 70 comienza a generarse un nuevo proceso, como lo
demuestran los datos antes citados, que permitirá la integración definitiva del teatro
barinés al contexto teatral nacional.
La escuela se convierte en un incentivo para la creación de nuevas alternativas
teatrales, patrocinando cursos de formación en los barrios y Barinitas etc.
En 1975 comienza a funcionar el teatro de títeres en Barinas, talles iniciado por
Mery Carruido en la misma escuela de teatro y que en 1977 con el cierre inminente de
la escuela, Eduardo Di mauro transforma lo iniciado por Mery Carruido, en el teatro
Barinés de muñecos, donde se integran Alexis Liendo, Israel Morillo Lewis Montero
entre otros.
Otras agrupaciones a partir de 1975, conforman el panorama del teatro en el
estado Barinas.
El teatro de la UNELLEZ fundado y dirigido por Félix Salazar en 1977, el teatro el
claustro fundado y dirigido por Alexis Antiguez en 1979. El teatro infantil Los
Carricitos dando con ellos el inicio del teatro infantil de manera formal en el estado
Barinas, ya que a principios y mediados del siglo XX se realizaron actividades
teatrales de manera improvisada con niños.
Los Carricitos fue fundado y dirigido por José Luis Medina en 1979, se funda
en 1980 el grupo de teatro penitenciario Certeza, iniciándose también dicha actividad
en la cárcel barinesa, dicha agrupación estuvo dirigida por Pedro Mendoza, interno
del penal de Barinas, se funda en 1980 el grupo de teatro Theaomai, dirigido por
Simón Rojas, también en 1981 se funda el grupo de teatro Lídice fundado y dirigido
por Alexis Liendo, en 1984 se crea el teatro universitario de títeres el Gargaro Malojo
de la UNELLEZ dirigido por Carlos León. En 1987 la profesora Mery Carruido
funda y dirige el grupo de títeres Tulipan, en 1989 comienza a funcionar el taller de
Artes Dramáticas Casa Azul fundado por Carlos León, Alfredo Ramos y Orlando
Araujo insigne escritor sino el excelso trabajador y amigo del teatro el joven amigo
Orlando Araujo, en 1989 Dana Zarela funda La Petaca Nacional.
Al parecer la década de los 80, es la década del teatro para niños, cuya
característica fundamental de dichas agrupaciones a excepción de la petaca nacional
es la de escribir y representar sus propios textos teatrales.
En 1977 con la creación de teatro universitario de la UNELLEZ fundado y
dirigido por Félix Salazar, se penetra en uno de los procesos más sólidos del teatro
Barinés, a pesar de las adversidades. Al respecto dice Feliz Salazar en una entrevista
realizada por Carlos León en el Diario El Espacio:
El teatro universitario (... ) carece de un estudio
sistemático y permanente, [dándosele] un carácter
especial dentro de la formación, debido a que en dicha
agrupación los integrantes, estudiantes en su mayoría, no
pueden dedicarse al teatro, imposibilitando la
permanencia de una agrupación estable; el máximo
tiempo que permanecen es por un año (47).
El más importante de ese proceso y lo que se le ha permitido a dicha
agrupación ser una de las más consecuentes en el teatro Barinés, es la permanente
autonomía que le concede la universidad para la ejecución de proyectos teatrales en el
área de formación, promoción y difusión de la actividad dentro y fuera del país.
Entre las obras representadas se encuentran Diez velas de a locha por un
Bolívar1977 de Guillermo de León Calles, Las dos caras del patroncito 1978 creación
colectiva del grupo O`llantay, Los criminales 1979 de Rodolfo Santana, La
madriguera 1983 de Jairo Aníbal Niño, Evocación a Bolívar 1983 recital poético-
musical, Agonía de una esposa cursi 1984 de Abraham Ensayay, Dulcita y el burrito
1985 de Carlos José Reyes, El padre del teatro venezolano 1986 remontada en 1999 de
Sergio Arrau, Baile de máscaras 1988 de Hugo Ulive y Mala hembra 1990 creación
colectiva Teatro Universitario de la UNELLEZ.
Por todo ello el teatro universitario es sin duda alguna, la agrupación más influyente y
de mayor continuidad en el teatro barinés, ya que logra en primer término la
formación del material humano para el hecho teatral desde 1977 hasta la fecha.
En los últimos años el trabajo teatral barinés se ha visto minimizado y
obstaculizado por la falta de una política cultural firme. En Barinas y en muchas
regiones del país. Existen agrupaciones con gran talento y sensibilidad, pero la
mayoría pasan inadvertidos, incluso llegan a desaparecer, porque en Caracas lugar de
origen del presupuesto nacional que debe ser delegado a la provincia para que la
promoción e intercambio de las agrupaciones se realicen, no lleguen a cubrir los
gastos bases para el proceso sea efectivo y se concreten nuevas alternativas teatrales.
Por eso los grupos teatrales del interior del país deben comenzar a generar sus propios
recursos a partir de claras estrategias de producción que pueden permitir un logro
efectivo de los objetivos y ya no depender en suma al ente regente de la cultura en
Venezuela el CONAC, ¿sino para que se habla innecesariamente de la ansiada
descentralización?. Debemos empezar a generar los recursos que permitirán el
reconocimiento del teatro Barinas a través de nuevas y novedosas políticas de
producción y este libro es una primera alternativa al nivel de investigación para dicho
reconocimiento del proceso histórico teatral.
La formación teatral en Barinas aunque ha comenzado en los años 70, es claro
que dicha formación ha estado a cargo de los directores más representativos en la
región Isidro Flores, Félix Salazar, Ramón Lameda y José Luis Medina entre otros. El
teatro telón dedicado al teatro infantil y la petaca nacional son dos agrupaciones
teatrales que se rigen bajo el mismo esquema de trabajo del Teatro Universitario de la
UNELLEZ. En el caso del grupo telón, Efraín Arteaga su director y fundador junto a
Juan Pablo Soto, desde 1984 e incluyendo posteriormente a Carlos Iglesias, quienes
han mantenido una extensa actividad educativa en el campo del teatro infantil,
desarrollando los primeros pasos del futuro semillero teatral del estado Barinas.
El teatro no solamente es un fenómeno de interpretación sino que se encuentra
ligado a una serie de elementos que coaccionan y dan sentido a dicha representación,
tales como el texto, el maquillaje, iluminación, el sonido, etc.
El maquillaje en Barinas posiblemente tiene su inicio en los antepasados indígenas,
cuyo sentido mito-mágico se pierde a raíz del proceso de colonización. Ya en el siglo
XX a principios del nuevo centenario en las escuelas se utilizaba incipientemente, a la
manera de los antiguos comediantes, un maquillaje que permitiera en primer lugar
dar un carácter al personaje y en segundo lugar que permitiera esconder la verdadera
imagen del actor que representaba apoyado por el vestuario, acordado según el rol
que dicho autor debía interpretar a grandes rasgos esto era lo que posiblemente
manejaban las personas que no conocían de teatro, pero que instintivamente
elaboraban el espectáculo. Ya en los años 60 se tiene una información más precisa
sobre un matrimonio encargado en el grupo de teatro del club español, de maquillar y
realizar la escenografía de la obra. Los esposos Biscuña, españoles de origen de
quienes no se poseen mayor información, recientemente Carlos Iglesias y Atala
Maninat son los encargados de valorar la imagen desde el punto de vista estético en el
maquillaje
La escenografía tiene antiguas referencias coloniales, en donde se elaboran escenarios
que permitían visualizar el espectáculo desde todos los ángulos visuales, el público
posiblemente era colocado en círculo a la manera de los antiguos rituales y
ceremoniales.
Así como en la actualidad en Barinas, la escenografía siempre ha funcionado de
acuerdo al criterio del director o a un acuerdo colectivo entre los actores en este
sentido no se diferencia mucho de las formas de realización de otros estados del país y
esto es comprensible si se toma en cuenta la poca asistencia técnica que se le ha
presentado a la provincia en este sentido, por lo tanto el poco manejo de los conceptos
básicos, correspondientes al estudio del espacio, dimensión y volumen, color y forma,
etc. no ha permitido la evolución hacia nuevas propuestas escenográficas que
permitan la confrontación con otros espacios y nuevas maneras de ver y sentir el
movimiento cinético de los cuerpos en acción.
La iluminación ha sido reciente su aplicación con un claro concepto de lo que se
maneja ha permitido renovar en memorables montajes el sentido mágico de la
imaginación, recreándose atmósferas y profundos e infinitos lugares de juego donde
ambos (el actor y el espectador) se intercambian mutuamente añoranzas, anhelos y
sensaciones. Aquí cabe señalar la presencia de dos valiosos técnicos en iluminación,
como lo son William Correa, quien ha realizado trabajos para diversas agrupaciones,
además del grupo Rajatablas, en los años 70 y Pedro Castro joven con excelentes
condiciones dentro del campo de la iluminación teatral.
El sonido ha carecido de especialistas durante mucho tiempo. El asistente de
dirección a alguno de los colaboradores del montaje era el encargado de colocar la
música y de elaborar lo que precisara la representación, pero recientemente Carlos
Espinosa ha sido de vital importancia en este sentido y Orlando Manrique, así como
Pedro Castro.
La dramaturgia ha tenido una larga historia que necesita ser rescatada ya que
al parecer Barinas en los años 20, 30 y 40 tuvo una producción dramática importante
debido a la presencia de diversos y valiosos poetas, entre ellos los Arvelo Torrealba y
Larriva.
Diversos textos han sido rescatados por la profesora Carmen Mannarino y el
Dr. Víctor Mazzei interesados en grado sumo en rescatar los valores culturales de
Venezuela y en especial el estado Barinas.
La información más precisa en este campo se posee a partir de los años 70 y
comienza con un grupo de teatro que conformaron Avilmark Franco, Ángel Muñoz y
Edgar Pérez quienes escriben en colectivo un texto y es Edgar Pérez quien estructura
la obra. Este grupo no se consolida y el texto ha sido difícil localizarlo.
Pero la dramaturgia comienza con mayor fuerza y continuidad a partir de los
años 80; a raíz de la dramaturgia para niños y el teatro de títeres con Mery Carruido,
Alexis Liendo, Carlos León y Efraín Arteaga. Alfredo Ramos gana en esos años un
concurso de dramaturgia y Ramón Lameda quien desde los años 60 en Francia y otros
países de Europa y escribe y lleva a escena algunas obras de su puño y letra. Pero es
Carlos León hasta 1990, el único que ha publicado la mayoría de sus obras de teatro
para niños y Ramón Lameda.
Entre sus obras se encuentran Un mensaje del bosque 1984, Ahora podemos
jugar 1987, La competencia 1988, etc. La mayoría de las obras de los dramaturgos
antes mencionados no ha sido publicada encontrándose inédito su trabajo.
Entre los actores que contribuyeron de alguna manera a perpetuar la actividad teatral
en el estado Barinas en los últimos 30 años, se encuentran Félix Salazar, Mery
Carruido, Arnaldo Erazo, Alfredo Ramos, Calos León, Orlando Araujo, Agni
Linares, Jorge Jaimes, Blanca Arevalo, Francisco Cnocikov, Francisco Aranguren,
Manuel Darío Grüber, Efraín Arteaga, Lewis Montero, Melquíades Ocaña, Carlos
Viva, Violeta Valero, Carlos González, Betty Garrido, Alonso Graterol, Dana Zarela,
Adelso Vizcaya, Emiliano Álvarez, José Ramón Roa, Adelso Vizcaya, Marcelo
Morillo, Cornelio Rodríguez, Rosa Moreno, Nereida Briceño, Enrique Monsalve,
Williams Correa, Ramón Rivas, Violeta Gallardo, Jacson Herrera, Isaías Padilla,
Carmelo Uviedo, Mariela Rondón, Johnny Reyes, Luis Pérez, Alejandro González,
Ligia Villa Mediana, Héctor Márquez, Javier Fonseca, Yamileth Sanguino, Ángel
Osorio, Gloria Victoria, Elíseo Ordóñez, Adelis Terán, Sor Valero, Ysmary Marín,
Mario Mantilla, Luis Ramírez, José t., Venancio Pérez, Beatriz Carvajal, Mariela
Rivas, Julio Unda, Amelia Gómez, Cristóbal Parra, María Rodríguez, Magalis
Vázquez, Iván Pereira, nereida Torres, Crisanto Hernández, Yondelis Montilla,
Yosmen Sivira, Jhonny España, Sidfredo Lameda, Eloy Vázquez, Wladimir
Gutiérrez, Luis Alberto Farias, Yinmy Flores, Carlos Moreno, Héctor López,
Marsolaire San Miguel, Junior Palacios, Liliana Urbina Serrano, Elsi Torrealba,
Kathiuska Francis, Josefa Paredes, Abnes Hernández, Ysleyer Yajaira, Tomás
Torrealba, Karinya, Beira Cáceres, Katy Serrano, Luz Marina Bonilla, José Monroy,
María Castillo, Tibisay Sánchez, José Ramón Panza, Edis Vielma, Víctor Marquina,
José Garrido, Jorge La Cruz, Lubin Vielma, Nelly Roa, Iraida de Rojas, Omar
Perdomo, Dalia Zapata, Vicenta Garrido, Enilde Duran, Oscar Briceño, Asdrúbal
Hermoso, Flora Ovalles, Sonia Rodríguez, Zuleima Monroy, Rafael Jaime, Miguel
Soto, Jesús Mora, Silvino Vázquez entre otros que de alguna manera se vincularon
con la acción teatral desde 1970 hasta 1990.
Archivo Cronológico del Teatro en Barinas
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