Compositores Cubanos
Compositores Cubanos
Compositores Cubanos
Tras varios siglos de conquista y colonización, al comenzar el siglo XX, el pueblo cubano había
integrado en sus modos de sonar, elementos estructurales, tímbricos, rítmicos, orales, que por
un proceso de transculturación iban conformando géneros con caracteres nacionales, que
aparecían en todos los estratos de la población, utilizados para las más diversas funciones.
Así encontramos mucha música de un ambiente rural o infra urbano, en el que los distintos
modos de uso como música bailable o cantable se aprendían por tradición oral, de manera
que hoy resulta difícil recordar o reconocer como eran aquellos cantos o bailes primigenios
que se mencionan en la literatura costumbrista, porque a nadie se le ocurrió escribir una
partitura de ellos, ya que en una sociedad dividida en clases se les restaba la importancia que
merecieron los elementos más apegados a la base del pueblo y que despertaron la curiosidad
de viajeros y cronistas.
- La música del ambiente urbano, con funciones más específicas, comenzó a editarse a
principios del siglo XIX y se distribuía en pequeñas partituras para voz y piano o para
piano solo, que se vendían en separatas o como regalo a los suscriptores en revistas
de pequeñas editoras con poca circulación y duración.
- La otra música era un tanto elitista, la de los pobladores de algún nivel, tenían como
público el que asistía en la Iglesia a las ceremonias religiosas, o a las veladas del salón
de las familias de rango social, o a los teatros elegantes, diferenciándose del de las
pequeñas "escuelitas o academias de baile", o de los tablados de los barrios, sobre
todo cercanos a los muelles.
Ya en la década de los años 20 se había enriquecido esa música con cambios importantes,
principalmente de la antigua orquesta de metales a la charanga francesa (piano, dos violines,
flauta de cinco llaves, pailitas, guayo, contrabajo) , para ejecutar los danzones. Se iniciaba la
presencia de los sextetos de son, en los que participaron muchos de los autores e intérpretes
de la canción popular.
La música del teatro lírico, casi siempre las arias y romanzas de zarzuelas cubanas cantadas por
solistas acompañados al piano, también tuvo su gran momento. Se iniciaron en l922 los
Conciertos de Música Típica Cubana, inaugurados por Eduardo Sánchez de Fuentes y
continuados después por los Conciertos organizados por Ernesto Lecuona.
Eduardo Sánchez de Fuentes
Comenzó su formación a los doce años en el Conservatorio del pedagogo y pianista de origen
holandés Hubert de Blanck. Posteriormente, fuera del conservatorio, recibió lecciones de
Arturo Quiñones, y fue discípulo, además, de los maestros Carlos Anckermann e Ignacio
Cervantes.
Tú, que fue dedicada a Renée Molina de Kholy, una cubana famosa por su gran belleza, fue
catalogada por Alejo Carpentier como “el primer hit de la música cubana”. En 1899 tuvo su
primera grabación en sistema de cilindro por Chalía Herrera, que luego la grabaría en disco.
Su melodía larga y voluptuosa puede cantarse como una romanza, en contraste con la
contradanza tradicional, casi incantable por su vivacidad. Esta habanera fue rebautizada en
París como tango habanera y gozó de gran popularidad en Buenos Aires. Sin dudas, por su
melodioso lírico y gran belleza.
Graduado en 1894 de Licenciatura en Leyes, desde 1904 Sánchez de Fuentes fue registrador de
la propiedad en Manzanillo y otras ciudades cubanas.
En 1910 la Sociedad Coral Chaminade, dirigida por el profesor Emilio Agramonte, convocó a un
concurso en el que Sánchez de Fuentes obtuvo el primer premio con su habanera Noemí. Un
año más tarde, recibió un premio en Madrid por su Serenata española y es nombrado
delegado de Cuba al Congreso Mundial de Música de Roma.
Su Fuga en do mayor para cuarteto de cuerdas obtuvo en 1912 Medalla de Oro en el concurso
de la Academia Nacional de Artes y Letras, y en 1918 fue premiado en La Habana su Himno a la
libertad, estrenado en Madrid el 12 de octubre de 1919.
Uno de los éxitos más extraordinarios de Sánchez de Fuentes fue el estreno, el 7 de junio de
1921, en el teatro Nacional, de su ópera EL CAMINANTE.
Cuando en diciembre de 1928 la Sociedad Pro Arte Musical inauguró su teatro Auditorium, en
el Vedado, seleccionó para una de las jornadas artísticas con que se festejó el hecho la cantata
Anacaona, de Sánchez de Fuentes, con la soprano Natalia Aróstegui y José Echániz al piano,
respaldados por la Sinfónica de La Habana.
En 1929 es designado, junto a Alejandro García Caturla, delegado a los Festivales Sinfónicos
Ibero-Americanos de Barcelona. En esa oportunidad se presentó Anacaona, cantada por un
coro de ciento cincuenta voces, que integraron mujeres y niños, y el acompañamiento de una
numerosa orquesta en el Gran Palacio de las Naciones de Barcelona.
Durante el primer cuarto del siglo XX Sánchez de Fuentes dio un impulso decisivo a la armonía
en Cuba, partiendo del punto conservador en que la había dejado su maestro Ignacio
Cervantes, y paralelamente a la renovación efectuada por José Mauri.
Sánchez de Fuentes compuso zarzuelas, operetas y óperas. Entre las primeras se encuentran
Por citarse en el corral o Los líos de Perdiduela; Entre primos o Cuartel General y La dulce caña.
En el grupo de sus operetas aparecen El caballero de plata y Después de un beso (con libreto
de Tomás Juliá) que resultó premiada con Medalla de Oro por el Ayuntamiento de La Habana.
Y a sus óperas más notables corresponden Yumurí, El naúfrago y Kabelia.
Fue el más conocido y famoso compositor cubano del siglo XX. Originario de
las Islas Canarias, que se radicó en Cuba como gran intérprete, su obra
pianística es lo más significativo de su gran producción, pero quizás lo que más
lo distingue es su obra para el teatro lírico. Había estudiado piano con su
hermana Ernestina, y luego con Peyrellade, Joaquín Nin y Hubert de Blanck,
en cuyo Conservatorio se graduó con Medalla de Oro.
Fue un promotor de varias corrientes musicales. Por una parte la Zarzuela Cubana, por otra los
Conciertos, en los que estrenaba obras interpretadas por él de su propia autoría, dirigía la
orquesta y, además cada cantante que promovía estrenaban obras compuestas especialmente
por él. En más de cincuenta años compuso cerca de 900 obras y presentó a los más
importantes artistas cubanos y extranjeros.
Al hacerse cargo de los Conciertos de Música Típica Cubana, inició y promovió en ellos a gran
cantidad de intérpretes importantes como:
El maestro compuso ocho zarzuelas cubanas entre las que más se destaca: María la O, Rosa la,
China, Lola Cruz, El Cafetal.
Así, las décadas del 20 al 60, tuvieron en el teatro lírico cubano, como máximo exponente, a
este importante autor que estimuló también la obra de Gonzalo Roig, Eliseo Grenet, Moisés
Simons, Rodrigo Prats y otros autores líricos.
En l9l9 llegaron a La Habana María Muñoz de Quevedo (La Coruñá, l886- La Habana, l947) y
Amadeo Roldán (París, l900- La Habana, l939). Ambos y Alejandro García Caturla (Remedios,
l902-l940) y César Pérez Sentenat (La Habana, l896-l973) además de otros músicos de
formación europea crearon la Sociedad de Música Contemporánea, iniciando así un
movimiento hacia la vanguardia de la música cubana que se unía a las corrientes literaria,
plástica y al afrocubanísimo que ya se habían iniciado en la intelectualidad cubana. También
tomaron parte en los movimientos ideológicos y políticos, como el Grupo Minorista,
que incorporaba a casi todos los intelectuales de aquel momento y se sumaban a las ideas que
nos llegaban de Europa, que recién descubría al Africa
En 1929 fundó la Orquesta de Ignacio Cervantes y un año después fue invitado por la Unión
Panamericana para dirigir una serie de conciertos en Estados Unidos.
En 1938 fundó la Ópera Nacional de La Habana, que dirigió durante algunos años. Fundó la
Sociedad de Autores de Cuba, la Federación Nacional de Autores de Cuba, la Unión Nacional
de Autores de Cuba y la Sociedad Nacional de Autores de Cuba.
Zarzuelas
Cecilia Valdés
La Habana de noche
Inicia sus estudios musicales con su padre luego fue discípulo de Mauricio Ortega y Emilio
Reinoso. Ingresó en el Conservatorio Orbón, en La Habana, para recibir clases de solfeo y
teoría con Cándido Herrera. Sus maestros de violín fueron Juan Torroella, Joaquín Molina
Torres y Fernando G. Aday. Benjamín Orbón fue su profesor de piano, y Buenaventura
Sánchez, de armonía y composición. En el Conservatorio Iranzo concluyó su formación musical.
Debutó en 1922 en la Cuban Jazz Band que dirigía su padre, y en el mismo año ingresó en la
recién fundada Orquesta Sinfónica de La Habana, dirigida por Gonzalo Roig.. En 1924 escribió
la criolla - bolero "Una rosa de Francia". Tenía quince años cuando compuso la música, sobre
la letra de un poema que le había entregado Gabriel Gravier.
Condujo en 1926 la orquesta de la Compañía Teatral de Arquímedes Pous, como antes lo había
hecho su padre. Más tarde fue fundador y director de la Orquesta Sinfónica del Aire, así como
de la Orquesta de Cámara del Círculo de Bellas Artes, y subdirector de la Orquesta Filarmónica
de La Habana. Dirigió musicalmente la radioemisora RHC Cadena Azul, que se especializaba en
programas musicales de varios géneros.
A inicios de la década de 1930, junto con su colega Gonzalo Roig y el director y escritor teatral
Agustín Rodríguez, libretista de muchas zarzuelas y autor de letras de canciones, Prats se
incorporó, en calidad de maestro concertador, a las temporadas de arte lírico cubano del
teatro Martí, durante más de un lustro.
En ese marco estrenó las zarzuelas "Soledad", "María Belén Chacón" y "Amalia Batista",
considerada esta la más completa de las que escribiera. Obtuvo por oposición el cargo de
director de la Orquesta Sinfónica del Ministerio de Educación, y al inaugurarse la Televisión, en
1950, fue nombrado director musical del Canal 4.
En 1954 organizó una orquesta con calificados músicos, para interpretar danzones con arreglos
suyos en el disco que se tituló "Danzones para bailar", que distribuyó la firma Puchito. Esa
orquesta danzonera de lujo estaba integrada, entre otros, por José Antonio Fajardo (Flauta);
Jesús López (Piano); Israel “Cachao” López (Bajo); y Ulpiano Díaz (Timbal). En Enero de 1960, el
maestro Rodrigo Prats dirigió la Orquesta Típica Nacional, conformada para el Festival del
Danzón por los mejores intérpretes del género.
Hasta sus últimos días dedicó sus fuerzas al cultivo y la promoción del género lírico, los géneros
tradicionales y la mejor canción nacional. El maestro Rodrigo Prats murió en La Habana, el 15
de septiembre de 1980.
Repertorio
Su repertorio estaba compuesto por piezas consideradas "clásicas" del género, como:
"Masacre", de Silvio Contreras; "Virgen de Regla", de Pablo O’Farrill; "Fefita"], de José Urfé; "La
Gioconda", de Juan Quevedo; "La flauta Mágica", de Antonio María Romeu; "La mora" y "Si
muero en la carretera", de Eliseo Grenet.
El éxito que alcanzó la producción discográfica permitió que el maestro Prats repitiera la
experiencia y, básicamente con el mismo elenco, grabó "Danzones para bailar. Vol. II" para la
firma Puchito, y "Danzones completos", para el sello Montilla. En esas placas se encuentran
arreglos danzoneros de "Una rosa de Francia" y "Amalia Batista", y "Ausencia", de Jaime Prats.
Eliseo Grenet
Eliseo estudió música con Mercedes Valenzuela y Leandro Simón Guergué, padre de Moisés
Simons. En 1905 tocó el piano en el cine silente de La Caricatura, y en 1909 dirigió la orquesta
de zarzuela del teatro Politeama Habanero. Más tarde se unió a la compañía de Regino López
en el Teatro Cubano.
En 1925 Grenet fundó su jazz band con la que se presentó en el cabaret Montmatre y en
el Jockey Club. En 1927 se presentó la première de la zarzuela La Niña Rita, o La Habana de
1830 en el Teatro Regina, con música de Grenet y Ernesto Lecuona. De esta zarzuela, la
canción de Grenet, el tango-congo Ay, Mamá Inés, se hizo popular y continúa siéndolo hoy día.
Sus orígenes provienen de una comparsa de 1868, pero en esta nueva versión se convirtió en
el tema emblemático de la vedette Rita Montaner. En 1930 le puso música a algunos poemas
de Motivos del son, del poeta Nicolás Guillén
Grenet abandonó Cuba en 1932 tras caer en desgracia con el dictador cubano Gerardo
Machado por las letras de su Lamento cubano: Oh, Cuba hermosa, primorosa, ¿por qué sufres
hoy tanto quebranto?. Al caer Machado retornó a Cuba. Después viajó a España y
en Barcelona dirige la opereta La virgen morena, presentándola también en París, donde tocó
piano en el night club La Cueva, del músico Julio Cueva. Allí con su hermano, el percusionista
Ernesto, e interpretando La comparsa de los congos, se dio cuenta del potencial de los ritmos
de carnaval. Se ha dicho que introdujo la conga en Estados Unidos aunque en esto hay una
coincidencia temporal con los trabajos de Lecuona Cuban Boys y el ritmo de la conga.
Composiciones
Grenet escribió, arregló y, algunas veces dirigió música para revistas musicales y grabó
para Columbia Records y Brunswick Records. Su estilo influyó fuertemente en la música
afrocubana durante el período comprendido entre las dos guerras mundiales.
Música de películas
Escándalo de estrellas
Conga bar
Zarzuelas[
Grenet escribió música para zarzuelas y otras obras para teatro musical.
Bohemia
El mendigo
Canciones
Grenet escribió numerosas canciones populares entre las que mencionaremos Drume
Negrita, Las perlas de tu boca, El sitierito, Lamento esclavo, Tabaco verde, La comparsa de los
congos, La mora, México, La princesa tam-tam, Papá Montero, Rica pulpa, Mi vida es
cantar, Lamento cubano, Negro bembón, Tu no sabe inglé, Sóngoro cosongo y el clásico Ay!
Mamá Inés.