Josefina Vice Ns
Josefina Vice Ns
Josefina Vice Ns
complejos en los que las condiciones históricas, políticas y sociales de una comunidad
económicas que mueven el campo intelectual. De esa manera, las generaciones surgen
cuenta a las y los escritores que logran crear y producir literatura de manera tangente
al sistema, los cuales, a pesar de que participan de él e interactúan con sus actantes, no
se ven limitados ni restringidos por éste, y logran entablar una relación con la escritura
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“Una generación es una unidad totémica en la fórmula spengleriana. A través de ella puede
observarse el sentido de la raza; su actitud es símbolo de un interno impulso peculiar a una
unidad ética…quienes forman una generación, como los miembros de una familia, llevan un
aire común, indefinible en ocasiones, porque es como un arquetipo que en cada uno fuera
realizándose parcial, defectuosamente. (Gómez Marín citado en Curiel sigloveinte 169).
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literaria en México. Uno de los ejemplos más icónicos de este tipo de perfiles es Juan
Rulfo, cuyo mito sobresale por su reticencia a inscribirse dentro de una agrupación
escasa, trascendente y enigmática, así como por una trayectoria profesional que
estableció en la capital tabasqueña tras llegar a México a finales del Siglo XIX2, y su
casarse (solía presumir que uno de sus alumnos había sido Carlos Pellicer). La familia
Villahermosa durante la primera década del siglo XX; sin embargo, los estragos de la
los siguientes años viviendo en diversos estados, como Veracruz y Yucatán, hasta que
6 años.
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La semblanza biográfica de Josefina Vicens que presento a continuación es una síntesis de
la novela biográfica escrita por la Dra. Norma Lojero Vega, Josefina Vicens. Una vida a
contracorriente…Sumamente apasionada, en conjunto con la entrevista a la autora hecha por
Daniel González Dueñas y Alejandro Toledo y transcrita en el libro Josefina Vicens: la
inminencia de la primera palabra. Otra fuente importante es el recuento biográfico presente
en el primer capítulo del libro La masculinidad como producción discursiva y la feminidad
como silencio en El libro vacío y Los años falsos de Josefina Vicens de Isabel Lincoln
Strange Reséndiz.
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juventud. El reclutamiento de perfiles emergentes en la escena cultural suele generarse
mitad del siglo XX presentaron una serie de impedimentos por los cuales gran parte
de la población (en especial las mujeres, las comunidades indígenas y las clases
universitaria como gran parte de las escritoras mexicanas de su época, Josefina Vicens
para poder trabajar como secretaria. Esto le permitió conseguir su primer empleo a los
pesar de su falta de instrucción formal, Josefina Vicens siempre fue una lectora voraz
Cárdenas en 1934.
Fue ahí donde surgiría uno de sus apodos (y, más adelante, pseudónimo) más
reconocidos: la Peque, el cual obtuvo debido a su corta edad. Josefina Vicens entró a
tenía de firmar su entrada con un nombre literario o histórico diferente cada día llamó
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la atención del ingeniero Ángel Posada, jefe de esta dependencia, quien le ofreció el
gubernamentales, tema que inspiraría su segunda y útlima novela, Los años falsos.
Nacional Campesina, donde fue electa secretaria general de Acción Femenil. Ahí,
gracias a sus viajes y visitas frecuentes por las comunidades rurales, comenzaría una
y traductor José Ferrel, con quien se casó a los 26 años de edad3. Ferrel era muy
palabras, “vividora”, y su pasión por el arte y la literatura, durante las décadas de los
el político y el cultural:
A mis compañeros de trabajo los veía mucho también fuera de las horas
de trabajo […] Eran muy íntimos amigos míos. Nos decían Los
mosqueteros. Éramos César Martino, León García, Ramón Bonfil y yo.
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El matrimonio de Josefina Vicens y José Ferrel fue, esencialmente, un matrimonio por
conveniencia mutua: “La única posibilidad de salir de casa sin ocasionarles un gran disgusto
a sus padres, ni mal ejemplo a sus hermanas, era el matrimonio. De modo que decidió
emprender ese viaje al que algún beneficio tendría que encontrarle. Para sí la mayor y única
ventaja: salir “como Dios manda” de la casa familiar.” (Lojero 107). De acuerdo con varios
biógrafos y estudiosos de Vicens, (Aline Pettersson, por ejemplo, quien fue sobrina de José
Ferrel), tanto Josefina como José eran homosexuales, y su breve matrimonio de 14 meses les
permitió lidiar contra la presión social de la época. Incluso siguieron siendo muy queridos y
cercanos amigos después de su divorcio en 1938.
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También tuve amigos muy intelectuales, amistades de Pepe que
conservé después de la separación. Nandino, Xavier—Xavier
Villaurrutia—, cuya muerte me dio una pena tremenda, Luis Cardoza y
Aragón, que fue mi padrino de bodas […] los frecuentaba en el Café París,
allí eran nuestras reuniones. Oír a Novo y a Villaurrutia discutir era un
deleite […] Aurora Reyes, la pintora, era muy amiga. También Concha
Michel.
(Vicens citada en Lincoln Strange 33)
A través de su amistad con Aurora Reyes, Concha Michel y Adelina Zendejas, Josefina
Vicens dedicó gran parte de su vida y su activismo político a la lucha de las mujeres
por el derecho al voto. Al mismo tiempo, muchos de sus intereses artísticos y culturales
abiertas sobre los aconteceres políticos bajo el pseudónimo “Diógenes García”. Más
la que firmaba sus reseñas como “Pepe Faroles”. Al igual que en su escritura política,
las esferas del poder. Debido a una serie de reseñas negativas que escribió sobre un
torero “que le traía mucha publicidad a la revista” (Vicens, citada. en Lincoln Strange,
38), Vicens comenzó a recibir mucha presión por parte de los editores de Sol y sombra
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para censurar sus opiniones controversiales. Esto la llevó a publicar su propia revista
de la Producción Cinematográfica como secretaria del Oficial Mayor (puesto que ella
centró en conjugar sus dos pasiones principales: el arte y la lucha social. Así, Josefina
por los derechos de los guionistas dentro de la industria, la cual acusaba de ser una
se llamó Aviso de ocasión y compartió con su amigo cercano, Gabriel Figueroa, quien,
apoyo que recibió por parte de diversos escritores y directores, no sería sino hasta 1954
Algunos de los guiones más reconocidos de Josefina Vicens, como Las señoritas
Vivanco (1958), Los perros de Dios (1973) y Renuncia por motivos de salud (1977),
del medio, junto con las exigencias comerciales de las productoras, limitaban mucho
el desarrollo y el alcance del trabajo del guionista. Durante las casi tres décadas que
trabajó en el cine, sólo los tres guiones mencionados anteriormente lograron brindarle
alguna satisfacción, y, cansada de pelear por muchos años contra los requerimientos
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arbitrarios y banales de las productoras, terminó viendo el guionismo como una
vacío, en 1958. La novela ganó el premio Xavier Villaurrutia (Vicens fue la tercera
persona, después de Octavio Paz y Juan Rulfo, en ganar este premio a la mejor novela
mexicana del año, y fue la primera mujer). De inmediato, al publicarse el resultado del
jurado de dicho galardón, Vicens se convirtió en una célebre figura pública, y recibió
presencia en las letras mexicanas, como Octavio Paz, Rafael Solana y Rosario
Pasarían 28 años para que Josefina Vicens pudiera publicar su segunda novela,
Los años falsos, en 1982. Su última obra recibió el primerio Juchimán de Plata por
pasión lectora, su amor al cine y su labor como escritora habían recibido un golpe fatal:
durante la última década de su vida, Josefina Vicens sufrió de una ceguera que la
de guiones, por el que pasaron escritores y directores como Alberto Isaac, Julián
Pastor, José Estrada, Gabriel Retes, Ricardo Abraham y Enrique Taboada, entre otros
(Lojero 270).
novelas, Vicens escribió un cuento breve titulado “Petrita”, una serie de poemas, una
escritores, artistas, directores, actores, músicos y políticos con los que convivió en
diferentes escenarios icónicos de la vida cultural en el México del siglo pasado, como
Josefina Vicens como parte de la generación del 29. Sin embargo, debido a su
literaria muchos de los rasgos comunes que algunos teóricos e historiadores han
que esa “unidad ética” o “aire común” no haya estado presente en los otros ámbitos
una que “nació en la Revolución sin contemplarla” (Krauze citado en Curiel 231),
como una generación a cuya segunda promoción “le sale al paso la fe de los treintas,
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el marxismo” (Curiel 231) y que se caracteriza por el choque dialéctico entre “la
federal en el primer año del sexenio cardenista. Los valores del enfoque socialista que
Lázaro Cárdenas había planteado para reestructurar las políticas e instituciones del país
que el capital y las autoridades habían cometido durante tanto tiempo contra el pueblo.
Fue por eso que dedicó gran parte de su vida a la lucha agraria y sindical. Sin embargo,
buscó reconstruir y sanar las tan afectadas estructuras sociales del país participando de
las mismas.
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En su prosa política encontramos la voz de la indignación y la denuncia. Por ejemplo, su “Carta a
dos suicidas ingenuos”, publicada bajo el pseudónimo “Diógenes García” tras el suicidio de Jorge
Meixueiro en la Cámara de Diputados y Senadores, denuncia con un tono irónico y mordaz el artificio
de la política mexicana, de la creación de partidos que simulan la oposición y que ocultan el nivel de
impunidad con el que el gobierno violenta los derechos de la población (Lojero 150).
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Si bien podemos encontrar ecos muy claros de su crítica social en su obra literaria
(con mayor énfasis en Los años falsos5), ésta se ocupó, principalmente, de dos temas
como un oficio sino hasta mucho después de comenzar a publicar. Al igual que José
(Vicens citada en Lincoln Strange 50) que refleja la constante dicotomía en la que la
autora vivió, y la cual ilustra claramente su relación cariñosamente distante con las
hizo tres preguntas: ¿por qué escribes? ¿para qué escribes? y ¿cómo escribes? En su
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Su larga trayectoria dentro de las instituciones gubernamentales le brindaron una perspectiva única
sobre las estructuras de poder que se construyen sobre prácticas culturales determinadas. Uno de los
temas más recurrentes en su segunda novela es la manera en la que los esquemas patriarcales sustentan
la violencia y la corrupción que distinguen a la clase política mexicana. Asimismo, el retrato que hace
Vicens de la cultura patriarcal mexicana también se distingue de la obra de otras escritoras como
Rosario Castellanos ya que Vicens encarna los valores patriarcales en la voz de narradores
masculinos. Las mujeres en su obra existen en el silencio, en el discurso del hombre. Para un análisis
más profundo sobre las dinámicas de género e identidad en su obra, véanse los estudios de Lincoln
Strange (2017) y Sáenz Valadez (2011).
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también vivir es importante, aunque no escriba. Y a eso recurro con pasión:
a ganar mi sustento, a pensar, a escuchar, a contemplar, a amar, a compartir
y soslayar, con mil pretextos vitales, el no escribir, o el escribir sólo cuando
ya me estoy ahogando por no hacerlo. ¿Para qué escribo? Pues para eso:
para no ahogarme, y cuando escribo lo hago estrictamente para mí, para lo
más mío de mí.
(Citada en González Dueñas y Toledo 69)
escribió para producir; su relación con la creación literaria surgió de una necesidad
anímica, incluso ontológica. Josefina Vicens es una figura que se distingue por haberse
rebelado contra una serie de obstáculos sociales y políticos diseñados para perpetuar
de México proviene de la libertad tan genuina con la que se desarrolló en todos los
ámbitos que la apasionaron; una libertad que le permitió convivir con y experimentar
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BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA:
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