Padre y Padrinos

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El rol de los padrinos en la vida de los niños

Parece que en la actualidad el rol o papel de los padrinos cada vez está más obsoleto o que se deja en un
segundo plano, pero la realidad es que la figura de los padrinos en la figura de los niños sigue siendo igual
de importante y nunca se debería perder. Aunque los padrinos se tienen en cuenta sobre todo para las
personas católicas, la realidad es que se pueden tener en cuenta y que unas personas tengan este rol
aunque no tengan ahijados.

Los padrinos y el bautismo


Los padrinos serán las personas más importantes en el bautizo de un niño o una niña, ya que son
personas escogidas por los padres y hacen grandes promesas para alentar a su ahijado para crecer en la
fe y se comprometen a ayudar a que el pequeño o pequeña pueda vivir su vida y crecer de una manera
cristina. Dentro de la religión católica los padrinos tienen que tener algunas cosas en cuenta en cuanto a su
ahijado:
 Hablar de cuestiones importantes de la vida como la fe, la esperanza o el amor.
 Ser un buen modelo y animarle a desarrollar valores cristianos.
 Ser amable y compasivo con los demás. Ser generoso con los necesitados, con el tiempo o con el
dinero.
 Que se oponga a cosas del mundo que causan injusticia y sufrimiento.
 Orar por el ahijado a través del camino de la fe.
 Mostrar a su ahijado cómo tomar buenas decisiones en la vida (para sí mismos y para los demás).
 Ayudarle a aprender más acerca de la fe cristiana.
 Ir a la Iglesia con sus ahijados.

El papel del bautismo


Es posible que no haya mucha gente que reconozca la profundidad del compromiso que requiere ser
testigo de un bautismo como padrino. Parece que es tradición (como en una boda), pero la realidad es
que es un signo de que una persona está ayudando a unos padres. Pero después de la celebración parece
que todo se olvida.

Los padrinos deben estar siempre presentes en la vida del niño desde la infancia. Tendrán que asistir a
cada momento importante de la vida del niño, desde la Primera Comunión hasta las
graduaciones. También deberán estar a su lado a medida que crecen y cuando quieran discutir cosas que
quizá no se sientan cómodo a la hora de hablar con los padres. Serán como maestros espirituales.
Aunque la Iglesia no especifica exactamente qué es lo que los padrinos deben hacer, son ideales para que
se mantengan en estrecho contacto con el niño y con los padres a lo largo de los años. La Iglesia Católica
exige que los padrinos sigan la fe cristiana, tengan un mínimo de 18 años de edad. Con un padrino o una
madrina es suficiente, pero las personas normalmente escogen a un hombre y a una mujer.
Los padrinos hoy en día
Las personas que siguen la fe cristiana tendrán muy claro el papel del padrino y la madrina y seguro que
saben la importancia que tiene para la vida de los niños, como te he comentado más arriba. Pero, ¿qué
pasa con todas esas personas que no siguen esta religión? ¿No existen los padrinos en sus vidas? Quizá
no reciban ese nombre pero sí cumplan esta función tan importante.
Esas personas que velan por la seguridad de los niños, de que estén siempre bien a nivel físico y emocional
pueden ser perfectamente los padrinos o las madrinas de los pequeños, aunque no se haya celebrado
una ceremonia o no se haya firmado un papel. En muchas ocasiones, estos roles los toman casi sin darse
cuenta los abuelos o los tíos.
¿Cuál es la función de un padrino?
La Iglesia exhorta a los padres a tomar en serio la elección de buenos padrinos para sus hijos, a fin de que el
padrinazgo no se convierta en una institución de puro trámite o formalismo
Cuando preguntamos a una persona qué función tiene un padrino o una madrina en el bautismo de un
niño es fácil que nos responda que es la persona que debe cuidar a ese niño en el caso de que sus padres
fallezcan. Seguro que en alguna ocasión los padrinos han tenido que llevar a cabo esta labor; aunque, como
podemos entender, la labor de los padrinos no se reserva únicamente a estas fatídicas situaciones sino
que, más bien, tiene como finalidad prioritaria la de acompañar en la educación y maduración de la fe de
sus ahijados.
Por otro lado, muchas personas piensan que para ser madrina o padrino es aconsejable que sean familiares
del niño. Pues bien, cuando nos acercamos al ritual del sacramento del bautismo, lo primero que se nos
recuerda es que, según costumbre antiquísima de la Iglesia, el padrino ha de representar no solo a la
familia, sino también a la Iglesia o comunidad concreta donde el niño se va a iniciar en la fe. Es más, el ritual
del Bautismo invita a los padres a no dejarse guiar únicamente por razones de parentesco, amistad o
prestigio social, sino por un deseo sincero de asegurar a sus hijos unos padrinos que, por su edad,
proximidad, formación y vida cristiana, sean capaces de, en su día, influir eficazmente en la educación
cristiana de aquellos.

Las cualidades que pide la Iglesia


La Iglesia pide que el padrino tenga la madurez necesaria para cumplir con esta función. Para ello, el Código
de Derecho Canónico pide que el candidato a padrino haya cumplido dieciséis años, a no ser que el obispo
diocesano establezca otra edad o que, por justa causa, el párroco o el ministro consideren oportuno hacer
una excepción. En todo caso, el Código de Derecho Canónico señala que dicha persona ha de tener
capacidad para esta misión e intención de desempeñarla (cf. CIC 874).
En segundo lugar, el padrino ha de haber recibido los tres sacramentos de la iniciación cristiana: Bautismo,
Confirmación y Eucaristía. Es una condición que podemos comprender fácilmente: será muy difícil que una
persona acompañe a un niño hacia la adultez en la fe cuando dicha persona no lo es todavía.
En tercer lugar, el padrino debe pertenecer a la Iglesia católica y su vida debe ser congruente con su fe y
con la misión que va a asumir. A este respecto, puede admitirse en calidad de testigos del Bautismo, si así
lo desean los padres, a personas que pertenezcan a una Iglesia o comunidad separada, siempre que lo sea
juntamente con un padrino católico o una madrina católica (cf. CIC 874 §2). En todo caso, se tendrán en
cuenta las normas establecidas en materia ecuménica.

La cuestión del número


Otra cuestión importante de cara a la elección de los padrinos es la relativa al número. En este sentido,
cada niño que se bautiza puede tener padrino y madrina, o solamente padrino o madrina. En ningún caso
podrán ser o dos padrinos varones o dos madrinas. En el caso del sacramento de la Confirmación
únicamente se pide un padrino o madrina y se aconseja, para subrayar la unidad entre el Bautismo y la
Confirmación, que sea el mismo que ejerció de padrino en el Bautismo.
Teniendo en cuenta la importancia de los padrinos de cara a ayudar a los padres para que los niños lleguen
a profesar la fe y a expresarla en su vida, se comprende que el ritual del bautismo exhorte a dichos padres
a tomar en serio la elección de buenos padrinos para sus hijos, a fin de que el padrinazgo no se convierta
en una institución de puro trámite o formalismo. Y también es, por tanto, muy lógico que la comunidad
cristiana, y más en concreto sus pastores, velen para que realmente la elección de los padrinos sea la más
adecuada; siempre pensando, conviene no olvidarlo, en el bien del que va a ser bautizado.

Ius Canonicum - Derecho Canónico - El sacramento del bautismo


Los padrinos del bautismo en el derecho canónico

Categoría de nivel principal o raíz: Derecho sacramental


Categoría: El sacramento del bautismo
Escrito por Pedro María Reyes Vizcaíno

Fruto de la larga experiencia de la Iglesia Católica, el Código de Derecho Canónico ha establecido la


conveniencia de que quien vaya a ser bautizado reciba un padrino. El padrino cumple funciones de apoyo
y ayuda al nuevo cristiano, que el derecho canónico establece oportunamente. Así lo indica el canon 872:
Canon 872: En la medida de lo posible, a quien va a recibir el bautismo se le ha de dar un padrino, cuya
función es asistir en su iniciación cristiana al adulto que se bautiza, y, juntamente con los padres,
presentar al niño que va a recibir el bautismo y procurar que después lleve una vida cristiana congruente
con el bautismo y cumpla fielmente las obligaciones inherentes al mismo.
El pastor de almas, y los padres y el mismo neófito, no deben olvidar que -sin menoscabo de la
importancia de los padrinos- no se trata de una figura esencial para el sacramento del bautismo. De
hecho, como se verá más abajo, es posible celebrar bautizos sin que haya padrinos.
En ocasiones se ha resumido la función del padrino como la del sustituto del padre. Como se ha visto, el
Código de Derecho Canónico prefiere enumerar sus funciones. Y lo hace estableciendo para el padrino
distintas funciones, dependiendo de si quien se bautiza es niño o es adulto. Es posible comparar estas
funciones con las del padre, pero desde luego -a la vista del canon 872- parece una simplificación reducir
estas funciones a la actuación del padrino si eventualmente faltaran los padres. Quien asume el encargo
de padrino en un bautizo asume unas obligaciones graves con su ahijado, que deben empezar a
desplegarse desde el primer momento, no en el momento en que faltaran los padres si esto sucediera.

El Bautismo. Tríptico de los Sacramentos (Roger van der Weyden)


El derecho canónico instituye al padrino en guía del nuevo bautizado, pretende que sea en cierto modo
su modelo de vida cristiana. El padrino ha de velar por el crecimiento espiritual del recién bautizado -niño
o adulto-, acompañarle en sus primeros pasos en la fe, que aprenda, como de su mano, los fundamentos
doctrinales y morales de la fe cristiana. Ya se ve que estas funciones son tan graves que en absoluto se
pueden considerar de suplencia de los padres, en el caso de los niños que se bautizan: más bien se
complementan con las funciones de los padres, por supuesto sin sustituirles.
Muchas veces el padrino del niño recibe posteriormente el encargo de ser padrino de la confirmación. El
canon 893 § 2 lo recomienda. Desde luego -no siendo obligatorio- en esta recomendación va implícita la
concepción del padrino como guía del fiel cristiano.
Si se trata del padrino de quien recibe el bautismo a la edad del adulto, sus funciones son la asistencia a la
iniciación cristiana. Para el bautizando adulto, como se sabe, se constituye el periodo de catecumenado.
El padrino no es necesariamente quien se encarga de la formación catequética previa del adulto que
desea bautizarse. Puede ser conveniente que el catecúmeno escoja como padrino a quien le está
preparando en su formación cristiana, pero el Código no parece que pretenda establecer una obligación
al respecto, ni siquiera una regla general. El padrino se instituye en el momento del bautismo, no en el
catecumenado, y las obligaciones del padrino nacen en ese momento, no antes.
La iniciación cristiana de que habla el canon 872 se debe referir, por lo tanto, a la iniciación cristiana
posterior al bautismo. Como es sabido, por regla general el neófito adulto recibe en la misma ceremonia
los sacramentos de iniciación cristiana. La iniciación cristiana a la que debe asistir el padrino se refiere,
por lo tanto, a la iniciación en su vida de cristiano, no a los sacramentos de la confirmación y de la
eucaristía, puesto que normalmente ya los ha recibido en el momento en que el padrino comienza a
ejercer sus funciones.
En cuanto al padrino de un niño, sus funciones son las de presentar al niño que va a recibir el bautismo y
procurar que después lleve una vida cristiana congruente con el bautismo y cumpla fielmente las
obligaciones inherentes al mismo. La presentación del niño se refiere no sólo a la ceremonia litúrgica
prevista en el ritual del bautismo solemne de un niño, en el que los padres y los padrinos presentan al
niño. Más bien esa ceremonia alude a una realidad previa, y es que son los padres y los padrinos quienes
presentan a la Iglesia al niño para que sea recibido. La ceremonia indicada lo que pretende es reflejar esta
realidad previa.
Las funciones de procurar que lleven una vida cristiana y ayudar al niño a cumplir los compromisos del
bautismo, como se ve, se prolongan indefinidamente. Son obligaciones graves, y se debe ayudar a
quienes vayan a aceptar el encargo de ser padrino a que lo hagan con plena conciencia de la
responsabilidad que asumen ante Dios y ante el niño. Ciertamente no se responsabilizan del crecimiento
espiritual del niño -que corresponde a los padres- pero han de procurar cumplir diligentemente sus
funciones, ayudando a los padres y siendo, como venimos diciendo, guía y modelo del niño en las
diversas etapas de su crecimiento y maduración.
Es posible bautizar a una persona sin designarle padrino: el canon 872 así lo prevé. Pero parece que -
salvo en los casos de bautismos de urgencia por peligro de muerte- habitualmente siempre será posible
designar un padrino al bautizando. Desde luego, en caso de urgencia, se debe bautizar a la persona
aunque no se encuentre alguien que pueda ser designado como padrino, puesto que prima el derecho de
la persona a recibir el sacramento que abre las puertas del cielo, sobre la norma eclesiástica de designar
padrinos. En estos casos, si el neófito sale del peligro de muerte está previsto que se completen las
ceremonias: y entre ellas se debe contemplar la designación de padrinos.

Requisitos para ser padrino


El canon 873 exige que haya un padrino, o una madrina, o un padrino y una madrina:
Canon 873: Téngase un solo padrino o una sola madrina, o uno y una.
Por su parte, el canon 874 establece los requisitos para ser admitido como padrino:
Canon 874 § 1: Para que alguien sea admitido como padrino, es necesario que:
1º. haya sido elegido por quien va a bautizarse o por sus padres o por quienes ocupan su lugar o, faltando
éstos, por el párroco o ministro; y que tenga capacidad para esta misión e intención de desempeñarla;
2º. haya cumplido dieciséis años, a no ser que el Obispo diocesano establezca otra edad, o que, por justa
causa, el párroco o el ministro consideren admisible una excepción;
3º. sea católico, esté confirmado, haya recibido ya el Santísimo Sacramento de la Eucaristía y lleve, al
mismo tiempo, una vida congruente con la fe y con la misión que va a asumir;
4º. no esté afectado por una pena canónica, legítimamente impuesta o declarada;
5º. no sea el padre o la madre de quien se ha de bautizar.
§ 2: El bautizado que pertenece a una comunidad eclesial no católica sólo puede ser admitido junto con
un padrino católico, y exclusivamente en calidad de testigo del bautismo.
Habrá de ser el ministro ordinario del bautismo o el párroco quien juzgue si se cumplen los requisitos del
canon 874. Los requisitos son todos objetivos, aunque se debe realizar una estimación personal del 3º, y
también del 2 º en cuanto a la posibilidad de establecer una excepción. El ministro o el párroco deben
tener en cuenta, a la hora de apreciar el cumplimiento de los requisitos, que el derecho a escoger
padrinos es del bautizando adulto, o de los padres si es niño. El párroco o el ministro no pueden
establecer otros requisitos distintos de los previstos por el derecho de la Iglesia, ni tampoco rechazar a
una persona que cumple los requisitos. Pero a la vez les compete la obligación de rechazar a las personas
que no cumplen con los requisitos previstos, por el bien del bautizando. Esto es especialmente
importante en el caso del requisito 3º. Ningún padre -o ningún bautizando adulto- se debe extrañar si el
párroco rechaza un padrino que lleva un estilo de vida incompatible con las enseñanzas de la Iglesia
Católica, pues es obligación del párroco actuar así.
En la práctica se impone, a la hora de preparar un bautizo, que el ministro o el párroco hablen con los
padres acerca del nombramiento de los padrinos. De ese modo, si se hace necesario, se pueden con
tiempo solucionar los inconvenientes que surjan. Por parte del párroco se impone que actúe con la
necesaria fortaleza para rechazar un padrino que podría causar escándalo entre los fieles: el hecho de
que determinada conducta pública e inmoral esté muy difundida entre los fieles no hace que estos fieles
puedan ser admitidos como padrinos. Es esta una ocasión práctica de actuar como el buen pastor, que
impide que sus ovejas se dejen confundir. La fortaleza con que debe actuar se debe ejercer,
naturalmente, con amabilidad y empleando el tiempo que sea necesario para explicar los motivos de su
actuación, pero nunca admitiendo a alguien al que no se puede admitir como padrino.

Duración del oficio de padrino


La designación de padrinos por parte del catecúmeno adulto o de los padres del niño es de duración
indefinida. El derecho canónico no prevé la revocación del nombramiento. Se recomienda por lo tanto
que el catecúmeno o los padres piensen bien las personas a las que piensan designar para un encargo tan
delicado. Deben tener en cuenta no solo consideraciones sociales o familiares, sino sobre todo que los
designados sean verdaderos modelos de vida cristiana para los que se van a bautizar.
Si a pesar de la atención puesta para escoger bien al padrino, este no corresponde con las expectativas
puestas en él, no se puede revocar o anular su nombramiento. Cuando llegue la confirmación sí es
posible escoger un padrino o una madrina distintos, pero esto no anula el nombramiento de padrinos de
bautismo. Son padrinos que se añaden a los de bautismo sin sustituirlos.
Si el padrino o madrina incurre en censura de excomunión, se debe entender que queda prohibido el
ejercicio del oficio de padrino de acuerdo con el canon 1331. A tenor del § 2, 4 del mismo canon, sería
inválido nombrar padrino o madrina a una persona cuya excomunión ha sido declarada o impuesta.

Los padrinos y testigos no católicos


La regla general es que solo pueden ser padrinos los católicos. El motivo de esta norma es la de atender a
la educación católica de los bautizandos. Sin embargo, el Directorio para la aplicación de los principios y
normas sobre el ecumenismo, promulgado por el Pontificio Consejo para la promoción de la Unidad de
los Cristianos el 25 de marzo de 1993 en el número 98 establece una excepción para los ortodoxos:
98. La concepción católica es que los padrinos y madrinas, en el sentido litúrgico y canónico, deben ser
ellos mismos miembros de la Iglesia o de la Comunidad eclesial en la que se celebra el bautismo. No
asumen sólo la responsabilidad de la educación cristiana de la persona bautizada (o confirmada) en tanto
que parientes o amigos, sino que están ahí también como representantes de una comunidad de fe,
garantes de la fe y del deseo de comunión eclesial del candidato.
a) No obstante, basándose en el bautismo común, y a causa de lazos de familia o de amistad, un
bautizado perteneciente a otra Comunidad eclesial puede ser admitido como testigo del bautismo, pero
sólo junto con un padrino católico. Un católico puede ejercer el mismo papel para una persona que va a
ser bautizada en otra comunidad eclesial.
b) Por razón de la estrecha comunión existente entre la Iglesia católica y las Iglesias orientales ortodoxas,
está permitido que por una razón justa se admita a un fiel oriental como padrino al mismo tiempo que un
padrino católico (o una madrina católica) para el bautismo de un niño o adulto católico, a condición de
que se haya provisto de modo suficiente a la educación del bautizado y que sea reconocida la idoneidad
del padrino. No se prohíbe a un católico el papel de padrino en un bautismo administrado en una Iglesia
oriental ortodoxa, si es invitado a ello. En tal caso, la obligación de cuidar de la educación cristiana
corresponde en primer lugar al padrino (o madrina) que es fiel de la Iglesia en la que el niño es bautizado.
Como se ve, se establece además que cualquier cristiano bautizado puede ejercer como testigo del
sacramento del bautismo administrado en la Iglesia Católica.

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