Derecho de Habitación Del Cónyuge - Conviviente Supérstite
Derecho de Habitación Del Cónyuge - Conviviente Supérstite
Derecho de Habitación Del Cónyuge - Conviviente Supérstite
Derecho de habitación
del cónyuge/conviviente supérstite
Por Gabriel N. E. GUASTAVINO*
Resumen Summary
El derecho de habitación se reconoció primera- Dwell right for the surviving spouse only was
mente sólo al cónyuge sobreviviente, mediante firstly recognised by argentine law number 20798
ley 20798 que incorporó al Código Civil argentino which, as a result, incorporated article 3573 bis in
el artículo 3573 bis. Fue una creación propia del our Civil Code. This original legislative innovation
legislador argentino que no reconoció antece- did not recognise any precedent worldwide.
dentes en derecho comparado. En esta primera At first, surviving twosome couple did not have
instancia, el conviviente supérstite no tenía re- this right legally recognized or any other similar.
conocido este derecho ni ninguno otro parecido. Authors and jurisprudence denied this benefit in
Doctrina y Jurisprudencia eran coincidentes en case of a surviving twosome couple claiming for it.
rechazar este derecho en caso de los convivien- The new Civil and Commercial Code mantains sur-
tes o concubinos supérstite. viving spouse dwell right (with some innovations)
Con el Código Civil y Comercial, se mantiene en and goes beyond it by recognising, with limita-
líneas generales el derecho a favor del cónyuge tions, the surviving twosome couple dwell right.
supérstite (aunque con nuevas notas) y se avan-
za en reconocer, aunque limitado en el tiempo y Key words
características, un derecho similar (aunque no Spouse ∙ Twosome Couple ∙ Surviving ∙ Dwell Right
idéntico), en el caso del conviviente o concubino
supérstite.
Palabras clave
Cónyuge ∙ Conviviente ∙ Supérstite ∙ Derecho ∙
Habitación
*Abogado - UNL/FCJS, egresado año 2000. Especialista en Derecho Alta Tecnología, UCA, Buenos Aires, 2008. Adscripto
a la Cátedra Derecho Civil VI -Sucesiones- en la UNL/FCJS, desde 2006 a 2010 (Titular Dr. Rolando). Ayudante de la
Cátedra Civil VI -Sucesiones- , en la UNL/FCJS desde 2010 a la fecha (Titular Dr. Ferrer). Docente Ayudante en la Cátedra
Derecho Civil VI -Sucesiones - en la UCSF, desde 2016 (Titular Dr. Ferrer). Doctorando en el Doctorado en Derecho que
dicta la UNL/FCJS, año 2016.
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1. Presentación
Por ley nacional 20798 del año 1974 se incorporó al derecho positivo argentino la figura
del derecho de habitación viudal o derecho real de habitación del cónyuge supérstite. Se
trata de una figura autóctona del derecho argentino ya que fue una creación genuina del
legislador nacional, que no reconoce antecedentes similares en el derecho comparado.
Basándose en antecedentes legislativos nacionales que contemplaban supuestos análogos
y en los usos y costumbres patrios, la novedosa figura vino a dar respuesta a una proble-
mática por entonces incipiente y que con el correr de los años se iría haciendo cada vez
más grave: el flagelo de la falta de vivienda digna. En el caso de la figura en estudio, la
misma tuvo un destinatario específico: el cónyuge supérstite y su situación de indefensión
a la hora de la partición de la herencia del causante frente a otros herederos con vocación
sobre el bien que fuera sede del hogar conyugal, en virtud del principio de la partición
forzosa contemplado en el artículo 3452 del Código Civil.
Incorporada al derecho positivo, la figura se erigió como una herramienta práctica,
ágil y pertinente a la hora de asegurar al cónyuge supérstite el derecho elemental a una
vivienda digna.
Más de cuarenta años transcurrieron desde su consagración legislativa originaria y el
Código Civil y Comercial (ley 26994)(1) no sólo mantiene su vigencia legislativa, sino
que también innova en la materia, ampliando sus alcances y dándole un nuevo y más
dinámico impulso. Así, del juego armónico de los artículos 2332 (último párrafo), 2383
y 527 del mencionado cuerpo legislativo surge el derecho real de habitación gratuito a
favor del cónyuge o conviviente supérstite, con un nuevo significado, mayores alcances
y menos requisitos.
El presente trabajo intentará brindar un rápido panorama de este derecho, desde su
originaria consagración legislativa (ley 20798) hasta su reafirmación en el Código Civil
y Comercial (ley 26994), pasando por su interpretación y revisación jurisprudencial y
doctrinaria.
2. Antecedentes. Fundamento
El antecedente legislativo más inmediato de la figura lo constituye sin dudas el antepro-
yecto a la ley 20798, presentado en el Congreso de la Nación por el Diputado Nacional
por la provincia de Entre Ríos Edgar Cossy Isasi.
La mencionada ley tuvo por única finalidad la de incorporar al Código Civil Argentino
la figura en cuestión, haciéndolo mediante el artículo 3573 bis, el cual quedó definitiva-
mente redactado en los siguientes términos: “Si a la muerte del causante éste dejare un
solo inmueble habitable como integrante del haber hereditario y que hubiera constituido
el hogar conyugal, cuya estimación no sobrepasar el indicado como límite máximo a las
viviendas para ser declaradas bien de familia, y concurrieren otras personas con vocación
hereditaria o como legatarios, el cónyuge supérstite tendrá derecho real de habitación
en forma vitalicia y gratuita. Este derecho se perderá si el cónyuge supérstite contrajere
nuevas nupcias…”.
(1)
La ley 26994 fue sancionada el 01.10.2014, promulgada el 07.10.14 por Decreto PEN 1795/2014 y publicada en el B.
O. el 08.10.14.
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Tratándose de una figura novedosa y autóctona del derecho argentino, sus antecedentes
han de recabarse no en la legislación comparada ni en figuras similares allí regladas, sino
que la búsqueda deberá orientarse a la legislación y a la costumbre nacional o antecedentes
patrios.
Al presentarse el anteproyecto de ley en el Congreso de la Nación, se consignó que la
novedosa institución venía a cumplir una función específica, su finalidad era la de impedir
que el cónyuge supérstite quedara sin habitación al producirse la muerte de su consorte,
ya que en virtud del régimen del código civil por entonces vigente, merced al principio
de la partición forzosa (conforme artículo 3452), los coherederos podían abrir y tramitar
el juicio sucesorio y en consecuencia disponer del único bien de importancia: el inmueble
que hubiere constituido la sede del hogar conyugal (bien que para hacerse de sus respectivas
cuotas legítimas, o para pagar legados y/o deudas). Como consecuencia del principio de
la partición forzosa, ante la vocación de otros sobre el inmueble (herederos, legatarios o
acreedores), pesaba sobre el cónyuge supérstite la amenaza siempre latente y concreta de
quedarse sin una habitación digna(2).
De modo que el fin tuitivo de esta figura surge de manera evidente y palmaria: con
ella se trató de salvaguardar el derecho elemental y fundamental del cónyuge supérstite a
una vivienda digna y a no ser desplazado del inmueble que en vida del causante hubiera
constituido la sede del hogar matrimonial.
Por otro lado, con este instituto se vino a dar un nuevo aire al derecho real de habitación
que, en comparación con los otros derechos reales reglados por el código civil, era el que
menos preponderancia y aplicación había observado en la práctica.
Sin perjuicio de lo novedoso de este derecho, podemos señalar los siguientes antece-
dentes:
•Decreto 11.157/45: por medio de este decreto se creó la ex Administración Nacional
de la Vivienda que, entre otras, tenía la función de fomentar la construcción de viviendas
mediante préstamos y facilidades. Muerto el titular de la vivienda construída con dichos
préstamos, el cónyuge sobreviviente tenía derecho real de uso y habitación gratuito, en
los términos y condiciones allí consignadas.
•Ley 14394(3), cuyo artículo 53 otorga el derecho al cónyuge supérstite a oponerse a
la partición del bien inmueble, sede del hogar conyugal y que hubiese sido formado en
todo o en parte con fondos de la sociedad conyugal.
•Ley 17711 que incorpora al Código Civil el artículo 3576 bis, iniciando una etapa en
la que se va ampliando el elenco de derechos surgidos a partir de la muerte del causante,
reconociendo derechos a la nuera viuda y sin hijos. La ley 20798 vendría a continuar esta
senda de ampliación de derechos.
Por último, el Código Civil y Comercial sancionado en 2014 por ley 26994 trae, en lo
que respecta a la figura en estudio, tres artículos que son el objeto del presente estudio.
Por un lado, el artículo 2332 reza: “El cónyuge también puede oponerse a que la vivienda
que ha sido residencia habitual de los cónyuges al tiempo de fallecer el causante y que ha
sido adquirida o construida total o parcialmente con fondos gananciales, con sus muebles,
sea incluida en la partición, mientras él sobreviva, excepto que pueda serle adjudicada en
(2)
Diario de Sesiones de la Cámara de Diputados, año 1974, pág. 6074.
(3)
Ley 14394, sancionada el 14.12.1954, promulgada el 22.12.1954, publicada el 30.12.1954.
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su lote. Los herederos sólo pueden pedir el cese de la indivisión si el cónyuge supérstite
tiene bienes que le periten procurarse otra vivienda suficiente para sus necesidades…”.
Este texto tiene como antecedente evidente el artículo 53 de la ley 14394.
A su turno, el artículo 2383 del mencionado cuerpo normativo unificado establece:
“Derecho real de habitación del cónyuge supérstite. El cónyuge supérstite tiene derecho
real de habitación vitalicio y gratuito de pleno derecho sobre el inmueble de propiedad
del causante, que constituyó el último hogar conyugal, y que a la apertura de la sucesión
no se encontraba en condominio con otras personas. Este derecho es inoponible a los
acreedores del causante…”. El antecedente inmediato de este artículo lo constituye sin
dudas el artículo 3573 bis del Código Civil, incorporado por ley 20798.
Finalmente tenemos el artículo 527 reconociendo un derecho similar pero no igual al
conviviente supérstite, estableciendo: “Atribución de la vivienda en caso de muerte de
uno de los convivientes. El conviviente supérstite que carece de vivienda propia habitable
o de bienes suficientes que aseguren el acceso a ésta, puede invocar el derecho real de
habitación gratuito por un plazo máximo de dos años sobre el inmueble de propiedad
del causante que constituyó el último hogar familiar y que a la apertura de la sucesión
no se encontraba en condominio con otras personas. Este derecho es inoponible a los
acreedores del causante. Se extingue si el conviviente supérstite constituye una nueva
unión convivencial, contrae matrimonio, o adquiere una vivienda propia habitable o
bienes suficientes para acceder a ésta…”.
(4)
BORDA, Guillermo A, “Acerca de la naturaleza jurídica del derecho de habitación creado por el artículo 3573 bis del
Código Civil”, en El Derecho, T. 60, pág. 883.
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(5)
MOLINARIO, Alberto, “Estudio del artículo 3573 bis del Código Civil”, en Diario La Ley del 24.03.1975.
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(6)
BARBERO, Omar U., El derecho de habitación del cónyuge supérstite, Editorial Astrea, Buenos Aires, 1977.
(7)
ZANONI, Eduardo A., Derecho de las sucesiones, 2º Edición, Editorial Astrea, Buenos Aires, 1976.
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4.1. Objeto
Este derecho recae sobre un inmueble exclusivamente, el cual debe reunir tres requisitos
esenciales, dos positivos y uno negativo. Los dos recaudos positivos: ser de propiedad del
causante y haber constituido la sede del último hogar conyugal. El elemento negativo: el
inmueble no debe estar en condominio con terceras personas.
La redacción, en orden a los requisitos exigidos en relación al objeto, peca por impreciso
y/o exiguo.
Nos parece acertado la exigencia de los tres requisitos, aunque nos parece que utilizan-
do una redacción no del todo feliz, ya que incurre en las mismas imprecisiones que su
antecedente más inmediato (el artículo 3573 bis del Código Civil), o quizás aún mayores.
126| REVISTA de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales
Una figura llamada a cumplir una función social y tuitiva preponderante debió haberse
regulado con términos más precisos.
En ambas redacciones (Código Civil y Código Civil y Comercial) se incurre en la misma
y doble imprecisión en relación al objeto de esta figura:
•nada se dice sobre la situación patrimonial particular del beneficiario de éste derecho:
el cónyuge supérstite (y ahora también el conviviente supérstite) puede ser titular de uno
o varios inmuebles a título personal o incluso poseer una gran cantidad de bienes muebles
de gran valor, y exigir igualmente se le reconozca este derecho. Nos parece una situación
no deseada por el legislador que, de plantearse, daría lugar a controversia. Atendiendo al
fin tuitivo de la figura (garantizar al supérstite una vivienda digna o el acceso a ella), se ha
dicho que una situación tal configuraría un ejercicio abusivo y antifuncional del derecho
que no merece reconocimiento, y que iría en evidente perjuicio de los demás herederos
quienes, legítimamente, tienen derecho a pedir la partición de los bienes. Por tal motivo,
se ha negado la procedencia de este derecho cuando quien lo reclama (cónyuge supérstite)
es dueño de bienes en cantidad suficiente para garantizarse una vivienda digna(8). Así, se
ha dicho que “…si el viudo posee oros bienes en carácter de propios, no se configura el
supuesto que intenta amparar el art. 3573 bis del Código Civil. En este caso, no existe
fundamento para otorgar el derecho real de habitación al cónyuge supérstite, por lo que
no corresponde acordarlo…”.
•tampoco se aclara nada sobre la posible existencia de otros bienes (muebles o inmue-
bles) dentro de la misma herencia en la que se pretende hacer valer este derecho que,
liquidados o vendidos, permitirían al supérstite acceder o gozar de una vivienda digna, sin
tener que para ello condicionar o violentar el legítimo derecho de los demás herederos.
Aquí también, acudiendo al fin de la figura, no se debiera reconocer la procedencia del
derecho alegando un ejercicio abusivo por parte del supérstite.
El artículo 2383 del Código Civil y Comercial incurre en una imprecisión aún mayor
en relación al inmueble objeto de la figura.
En el Código Civil (artículo 3573 bis) se reconoce el derecho a condición de que no
exista en el acervo hereditario otro inmueble habitable (condiciona la procedencia del
derecho a que exista un solo inmueble habitable como integrante del haber hereditario),
con lo que, de haber algún inmueble habitable, la figura no procedería. El Código Civil
y Comercial elimina dicho requisito y declara su procedencia directamente y de pleno
derecho sobre el inmueble de propiedad del causante, independientemente de la existencia
de otros bienes muebles o inmuebles.
Más aún, el texto del código unificado tampoco exige que se trate de un inmueble
habitable, aunque lo da por entendido al mencionar que debe tratarse del inmueble que
fue sede del último hogar conyugal.
En relación al objeto de este derecho, hubiese sido más acertado especificar que su
procedencia está condicionada a que:
•se trate de un inmueble habitable
•que hubiese sido sede del último hogar conyugal
(8)
Véase entre muchos otros, “Z., E. H. c./ L. E. H. s./ división de condominio”, Cámara Nacional Sala M, 11.10.2005, en
El Derecho, 13.03.06.
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4.2. Sujetos
En este derecho juegan los intereses de dos sujetos claramente diferentes: el beneficiario
o titular del derecho y quien debe soportar su ejercicio.
El destinatario o beneficiario de este instituto es el cónyuge supérstite.
Tanto en el código civil (artículo 3573 bis) como en el código civil y comercial (artí-
culo 2383) se reconoce este derecho al cónyuge supérstite, tratando de dar una respuesta
adecuada y pertinente a su situación de indefensión y de desprotección en la quedaría a
la muerte del causante en relación a la vivienda digna.
Este derecho se erige como una eficaz herramienta en manos del cónyuge supérstite
para contrarrestar los usos y abusos del principio de la partición forzosa a que tendrían
derechos los demás herederos sobre el inmueble.
Se debe tener presente que en ausencia de este derecho, rige con toda amplitud el prin-
cipio de la partición forzosa (artículo 3452 del Código Civil), aunque atenuado a la luz
del código Civil y Comercial (artículo 2365); y en virtud de tal prerrogativa, los herederos
tienen derecho a pedir la partición inmediata de los bienes del causante, incluyendo lógico
está, el inmueble que fuera sede del hogar conyugal.
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Quienes deben soportar el ejercicio de este derecho son los demás herederos, los que
verán postergado su derecho a pedir la partición del inmueble en la medida de que el
cónyuge supérstite esté en ejercicio de este derecho de habitación.
Extinguido el derecho de habitación en cabeza del cónyuge supérstite (por su muerte,
renuncia o no ejercicio), renace en cabeza de los demás herederos y con total vigor el
principio de la partición forzosa en virtud del cual van a poder llevar adelante la partición
del bien (partición en especie, adjudicando en concreto el bien íntegramente o en partes
alícuotas, o partición en valores, vendiendo el bien y distribuyendo su producido entre
los herederos).
A falta de alguno de los sujetos antes señalados, no procede el derecho ya que no tendría
sentido reconocerlo.
Así, ante la falta del cónyuge supérstite (porque el causante era soltero o viudo), ningún
heredero va a poder invocar el derecho de habitación supérstite en su favor.
En cambio, ante la falta de otros herederos o legitimados con vocación sobre el bien
(como legatarios) no tendría sentido que se le reconozca al cónyuge sólo el derecho de ha-
bitación cuando en dichas circunstancias le correspondería el dominio pleno sobre el bien.
La falta de otros herederos o legitimados con vocación sobre el bien fue expresamente
previsto en el artículo 3573 bis del Código Civil como condición para que procediera el
derecho. El artículo 2383 del Código Civil y Comercial no contempla dicha condición,
lo cual podría dar lugar a ciertas dudas sobre la procedencia de este derecho en ausencia
de tales legitimados. Creemos que a pesar del silencio del legislador en este aspecto, no
debieran quedar dudas sobre la no procedencia del derecho en caso de que falten otros
legitimados con vocación sobre el bien. Quizá el legislador dio por sentado dicho razo-
namiento, aunque creemos que la buena técnica legislativa sugiere no dar por sentado
nada y ante la duda, contemplar expresamente el supuesto.
Una última mención en relación a los sujetos de este derecho está referida a los acree-
dores del causante.
En el artículo 3573 bis nada se dice al respecto, lo que mereció la labor integradora e
interpretativa de la doctrina y jurisprudencia, que en forma coincidente concluyen que el
derecho contemplado en dicho artículo no resulta oponible a los acreedores del causante.
Con buen criterio, el artículo 2383 del Código Civil y Comercial previó expresamente
la situación de los acreedores del causante, para quienes resulta inoponible esta figura.
En consecuencia, los acreedores personales del causante (por definición lógica, anteriores
a su muerte y al nacimiento de este derecho) no van a ver afectado en lo más mínimo
sus derechos y pretensiones y podrán continuar normalmente con su trámite judicial o
extrajudicial contra los herederos tendiente al cobro íntegro de su acreencia.
5. Caracteres
La figura prevista en el artículo 2383 del Código Civil y Comercial participa de los
siguientes caracteres específicos:
•se trata de un derecho real de habitación, con las características, alcances y limitaciones
establecidas en el artículo 2158 y siguientes del Código Civil y Comercial
•se ejerce sobre cosa parcialmente ajena
Gabriel N. E. GUASTAVINO - Derecho de habitación del cónyuge/conviviente supérstite |129
•es gratuito, ya que el cónyuge supérstite no debe contraprestación alguna por ejercer
este derecho
•es vitalicio y personalísimo, ya que su eficacia y vigencia se extiende a lo largo de toda
la vida del beneficiario y ningún otro sujeto puede continuar su ejercicio o goce
•es facultativo u optativo y renunciable, ya que no existe obligación de ejercerlo por
parte del supérstite, e incluso una vez reconocido el derecho, se lo puede renunciar sin
responsabilidad ulterior alguna (de hecho, una forma implícita o tácita de renunciar al
derecho es no ejercerlo ni invocarlo)
•es registrable en los asientos de los Registros de Propiedad respectivo, a fin de darle
publicidad y eficacia erga ommes
•es modificable, en cuanto a su alcance y extensión, por acuerdo de partes
•procede de oficio. En este aspecto se marca una sustancial e importante diferencia, para
bien desde nuestra óptica, entre la actual redacción de la figura (artículo 2383 del Código
Civil y Comercial) y la que tiene en la versión del Código Civil (artículo 3573 bis). En
la actual redacción de la figura se señala expresamente que el derecho procede de oficio,
siempre y cuando se hallen reunidos los demás requisitos exigidos; a diferencia de lo que
ocurre en la versión consagrada por la ley 20798 (artículo 3573 bis del Código Civil) que
guarda silencio al respecto. Este silencio normativo ha sido integrado por la jurisprudencia
y doctrina interpretando que la figura procede sólo a pedido de parte interesada (cónyuge
supérstite) y que su solicitud debe ser formulado en tiempo y forma oportuna (en el
expediente sucesorio y hasta la partición). De lo contrario (no invocado ni solicitado por
el cónyuge antes de la partición), no sería ya posible su reconocimiento. Por el contrario,
el artículo 2383 del Código Civil y Comercial, mejorando sustancialmente la redacción
del artículo 3573 bis del Código Civil expresamente declara la procedencia de oficio de
la figura, dejando de lado dudas interpretativas y conflicto de intereses.
6. Extinción
Este derecho se extingue por las mismas causales de extinción que el derecho real de
habitación:
•muerte del beneficiario: como se apuntó al señalar sus caracteres, se trata de un dere-
cho vitalicio y personalísimo, razón por la cual se extiende a lo largo de toda la vida del
beneficiario, y no más allá ni a favor de ningún otro sujeto
•renuncia o no uso: tratándose de un derecho optativo o facultativo y no de una carga o
imposición legal, una vez reconocido el derecho, su titular puede perfectamente renunciar
a él, momento en el cual se producirá su extinción. Por otro lado, el no ejercicio o uso
de este derecho implicará una renuncia tácita del derecho (excepción al principio general
según el cual la renuncia de derechos debe ser expresa y no tácita ni presumida)
•confusión o consolidación: consecuencia lógica y necesaria del dominio desmembrado
a que da lugar la figura (nuda propiedad por un lado –a favor de herederos o legatarios- y
usufructo/habitación por el otro –a favor del cónyuge supérstite-), cuando se produzca la
confusión o consolidación de ambos aspectos del dominio en una misma y sola persona
(sea que el cónyuge o los demás herederos adquieran por cualquier título -gratuito u
oneroso: compraventa, cesión, donación-, entre vivos o por causa de muerte), se producirá
necesariamente la extinción del derecho
130| REVISTA de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales
•nuevas nupcias: en la redacción dada a la figura por la ley 20798 en el artículo 3573
bis del Código Civil, se contempla expresamente como causal de pérdida del derecho las
nuevas nupcias del cónyuge supérstite. Se trata de una causal de extinción propia de este
derecho de habitación viudal, no prevista para el derecho real de habitación regulado en
la sección correspondiente y que mereció la crítica unánime de doctrina y jurisprudencia,
ya que se sanciona con la pérdida de un derecho importante al cónyuge supérstite por el
solo hecho de contraer nuevas nupcias, estando legalmente habilitado para ello. Por otro
lado, la crítica también se relación con el hecho de que se incitaba al supérstite a mante-
ner una relación de hecho (concubinato) sin regularizarla y también porque se somete el
derecho a una condición prohibida: que el supérstite conserve un determinado estado civil
(viudo). Con total justicia, equidad y razonabilidad, el artículo 2383 del Código Civil y
Comercial elimina a las nuevas nupcias del supérstite como causa de pérdida del derecho
de habitación viudal. De modo que en la legislación unificada, el goce del derecho de
habitación del cónyuge supérstite no es incompatible con sus nuevas nupcias, pudiendo
coexistir perfectamente y sin pérdida o extinción del derecho.
(9)
Véase entre mucho otros, “D. F. , J. O. s./ Suc.”, Cámara Nacional Civil, Sala C, 28.10.2005, en La Ley del 23.03.2006.
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Referencias bibliográficas
BARBERO, Omar U., El derecho de habitación del cónyuge supérstite, Editorial Astrea, Buenos Aires, 1977.
Diario de Sesiones de la Cámara de Diputados, año 1974, pág. 6074
BORDA, Guillermo A; “Acerca de la naturaleza jurídica del derecho de habitación creado por el artículo 3573 bis del Código
Civil”, El Derecho T. 60, pág. 883
MOLINARIO, Alberto, “Estudio del artículo 3573 bis del Código Civil” en Diario La Ley del 24.03.1975
ZANONI, Eduardo A., Derecho de las sucesiones, 2º Edición, Editorial Astrea, Buenos Aires, 1976,
Fallo “Z., E. H. c./ L. E. H. s./ división de condominio”, Cámara Nacional Sala M, 11.10.2005, en El Derecho, 13.03.06
Fallo “D. F. , J. O. s./ Suc”, Cámara Nacional Civil, Sala C, 28.10.2005, en La Ley del 23.03.2006