Zurro, Spinoza Sistema y Método
Zurro, Spinoza Sistema y Método
Zurro, Spinoza Sistema y Método
Dice F. Alquié’ que hay filósofos del método y filósofos del sis-
tema. Serían filósofos del método aquellos que se sienten obligados
a adoptar el punto de vista del hombre al comienzo de su discurso
filosófico —el hombre se eleva poco a poco hacia la verdad y el
método es la vía, el camino que conduce a ella. Spinoza, por el con-
trario> sería un filósofo del sistema; en él, método y sistema serían
indisociables; no parte del hombre para avanzar en busca de la
verdad, sino que su punto de partida es la verdad misma ya presente
en el hombre, Dios> principio del método y consumación del sistema.
La posesión de esta verdad, ya desde el comienzo, podría significar
la anulación del método, ya que ella es la culminación del sistema,
pero también podría significar el comienzo del método y del sistema
más perfectos 2 Decimos «método y sistema más perfectos» porque
en ellos se realizaría un modelo, un ideal de conocimiento presente
en la filosofía desde la antigUedad: el conocer a partir de las causas;
si desde el comienzo poseyéramos el conociminto de las causas>
podríamos construir el sistema más perfecto de explicación del mun-
do. Esta tarea es la que Spinoza se propone llevar a cabo con la
ayuda del modelo más perfecto de construcción científica: la Mate-
mática y su procedimiento deductivo. Pero semejantes pretensiones
no podrían caber en alguien que tuviera conciencia de las limitaciones
del entendimiento humano, de su indigencia, y Spinoza, alimentán-
colas, hace alarde de una infinita confianza en la capacidad de la
razón.
3De ,Xngelis, E., II metodo geometrico nella filosol ja del Seicento, Felice
Le Monnier, Fironze, 1964, págs. 15-16.
4 Spinoza, Tractatus de Inteueetus Emendatione. Opera quotquot reperta
sunt. Recognoverunt 1. Van Vioten et 1. N. P. Land. Hagae comitum apud Mar-
tinuni Nijhoff, MCMXIV, vol. 1, pág. 27: «...veteres dixerunt, nempe veram
scientiam procedere a causa ad cli ectus».
MÉTODO Y SISTEMA EN SPINOZA 87
añadido alguna que otra> hay muchas que rechaza y a las que opone
una opinión completamente distinta’> 17 Así pues, la duda que nos
asalta es la de si el procedimiento sintético es verdaderamente inven-
tivo y demostrativo o si no lo es; como veremos más adelante, Spinoza
afirma incesantemente que ésta es precisamente «la vía correcta de
invención” ~ pero esto no le libra de la acusación de incoherencia.
Es más, Descartes> en la exposición de sus propios principios a que
acabamos de referirnos, utiliza el término more geometrico disposi-
tum, lo cual pone de manifiesto su escepticismo con respecto a la
capacidad demostrativa del método que está utilizando, pero Spinoza
escribe los Principios more geometrico demonstratum, mostrando su
convencimiento de que dicho método es probativo.
No intentaremos ahora explicar estas incoherencias, pues creemos
que> para hacerlo, es preciso avanzar un poco más y, dejando al
margen toda consideración externa al método, adentramos en el sis-
tema para que el método se muestre en su propio desarrollo. Sólo
apuntamos que posiblemente Spinoza no vería ninguna contradicción
en esta utilización del método sintético para demostrar unos princi-
pios en los que no creía; hay en su exposición demasiadas infidelidades
al pensamiento de Descartes —recordemos lo que dice Meyer a este
respecto— como para no suponer una respuesta por su parte que
aludiera a la inadecuación del punto de partida de Descartes, lo
cual imposibilitaría la deducción a partir de él de una filosofía verda-
dera. Avancemos> pues, y veamos cuáles son los verdaderos princi-
pios de que hay que partir.
número de Anales.
MÉTODO Y SISTEMA EN SPINOZA 93
a) Reflexión y verdad
7
98 MARIA DEL ROSARIO ZURRO
seipsam et tenebras manifestal, sic ventas norma sui et falsi est. Fihica, II,
Prop. XLIII, escolio; Opera, tomo 1, pág. 108.
48 Gueroult, M., o. e., pág. 29.
49 Perfecíissí,na ea erit nielbodus, quae ad datae ideae Entis perfectissinii
norman ostendit, quomodo mons sit dinigenda. De ini. Emendatione; Opera,
tomo 1, pág. 12.
50 De bit. Emendatione; Opera, tomo 1, pág. 21.
loo MARIA DEL ROSARIO ZURRO
entes de razón, pero con respecto a las cosas físicas y reales es muy
importante> ya que no comprenderemos las propiedades de las cosas
mientras ignoremos sus esencias; si dejamos a éstas de lado, perver-
tiremos el encadenamiento de las ideas del entendimiento, que debe
reproducir el de la naturaleza y así nos alejaremos de nuestro fin>’ 72~
He aquí las reglas de una buena definición:
Si se trata de una cosa creada: a) la definición deberá comprender
la causa próxima; ¿4 el concepto de la cosa —su definición— debe
ser tal que todas sus propiedades> considerándola aisladamente y no
junto a otras, puedan ser deducidas de ella.
Si se trata de una cosa increada: a) la definición excluye toda
causa, es decir, que el objeto> para ser explicado, no necesita más
que de su ser propio; /,) dada la definición, no hay lugar para pre-
guntarse por la existencia de dicha cosa; c) concerniendo al espíritu,
no debe contener sustantivos que puedan ser adjetivados> es decir, no
debe contener términos abstractos; cl) de su definición se deben poder
concluir todas sus propiedades ‘¾
Y para respetar el orden ~, para que todas nuestras percepciones
puedan ser unificadas y ordenadas, la razón exige que averigUemos
«lo antes posible” si existe un Ser que sea causa de todas las cosas,
de manera que su esencia objetiva sea también causa de nuestras
ideas, y cuál es ese Ser. Entonces nuestro espíritu podrá, como hemos
dicho, reproducir perfectamente la naturaleza, ya que poseerá objeti-
vamente su esencia, su orden y su unidad ~‘.
Ahora bien, si queremos buscar aquello que precede a todo lo
demás, necesitamos un principio que rija nuestro pensamiento. Y
puesto que el método es el conocimiento reflexivo mismo, «este prin-
cipio que debe regir nuestros pensamientos no puede ser otra cosa
que el conocimiento de lo que constituye la forma de la verdad, así
de los modos.
83 « nec possum, postquani naturam Dei novi, fingere eum existentem aut
non exístentem». Y en nota a pie de página: «Ouamvis multi dicant se dubi-
tare. an Deus existat, illos tanien nihil praeter nomen habere, vel aliquid fingere,
quod Deum vocant.. .». De bit. Emendatione; Opera, tomo 1, pág. 16.
8-4 De ini. Emendatione; Opera, tomo 1, pág. 24.
85 Ethica, 1, Def. VI; Opera, tomo 1, pág. 37.
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3. LA DEDUCCIóN PRODUCTIVA