Veraneando en Zapallar
Veraneando en Zapallar
Veraneando en Zapallar
Teatro en la Escuela
FICHA TECNICA
1. Datos generales y contacto :
Espectáculo
Compañía
Autor
Dirección
Colaboración en la dirección
Investigación y movimiento escénico
Escenografía
Diseño de iluminación
Diseño y realización de audiovisuales
Ayudante de iluminación
Composiciones musicales
Ilustraciones
Contacto
2. Personal Técnico para montaje y función:
Personal Técnico que aporta la 1 técnico de iluminación y audiovisuales.
compañía : Personal técnico que aporta el teatro :
1 técnico de iluminación.
1 técnico de sonido
1 técnico de maquinaria
(1 técnico de maquinaria para servicio de función en el
hombro derecho según público.)
2 personas de carga y descarga.
2. Necesidades El espacio de trabajo debe estar limpio para la
especificas del espectáculo : realización del montaje, se adjunta planos de implantación
de escenografía, y de iluminación para la realización del
afore escénico.
1 técnico de maquinaria para servicio de función con
intercomunicación con el técnico de la compañía.
Tiempo de montaje del espectáculo 6 horas.
Tiempo de desmontaje 2 horas.
Para el control de iluminación y audiovisuales es
necesario tirar un cable de red desde el hombro derecho
(según público) hasta la cabina de control. (material que
aporta la compañía)
Control de la luz de sala desde mesa de luces.
Se dispondrá de camerinos para 1 actriz.
Durante la función, los actores utilizan el patio de
butacas, se tendrá previsto una escalera de desembarco
del escenario al patio de butaca, al medio del escenario.
FICHA TECNICA 4 Esta ficha técnica se concretara individualmente en
cada teatro con su jefe técnico, tanto en necesidades
propias del montaje como en los horarios del mismo.
VERANEANDO EN ZAPALLAR.
ACTO UNICO
Procopio y Robustina.
ESCENA SEGUNDA
ESCENA TERCERA.
Dichos y Luchito.
ESCENA CUARTA
Procopio (solo).- Al fin. Voy a respirar aire, a estar un rato en libertad, lejos de la
férula de esta Reina del hogar. Compraré las provisiones de costumbre, las
dejaré encargadas donde un amigo de confianza -en casa de Jerez-, en
seguida iré a echar una modesta cana al aire y a beber unas copitas con
unos buenos amigos que están veraneando como yo. Este Jerez es muy
diablo. Anoche me facilitó para los efectos de esta aventura una barba
postiza, con la cual podré andar tranquilo, sin que nadie me reconozca. (La
saca del bolsillo y la examina.) Por cierto que no le he dicho ni una palabra a
mi mujer de este disfraz. (Hace aspavientos y habla mientras oculta la barba
en su bolsillo.)
Robustina (entrando y sorprendiéndolo).- ¿Qué es eso?...¿Qué estás hablando
solo? ¿Qué significan esos movimientos?
Procopio.- Problemas, hija mía. Problemas...
Robustina.- ¡Ah!
Procopio (después de ponerse el sobretodo y el sombrero).- Bueno, mujer. Hasta
luego.
Robustina.- No tardes, ¿eh?...Y mucha discreción.
Procopio.- Pierde cuidado. Hasta luego, esposa mía. Robustina...
Robustina.- Válgame, Dios. Lo que cuesta mantener el prestigio de nuestra
posición social.
ESCENA QUINTA.
Robustina y Amparo.
ESCENA SEXTA
ESCENA OCTAVA
Amparo.- -¿Qué será de Ernesto? La última vez que lo vi, fue a la salida de
misa...(Se oye ruido en el patio de una de las casas vecinas.) (Alarmada):
¿Quién podrá ser si no hay nadie allí ahora? ¿Habrá entrado algún ladrón?...
ESCENA NOVENA.
Amparo y Ernesto.
Ernesto (asomando arriba del tejado, por la casa vecina).- Soy yo, Ernesto.
Amparo.- Cielos, ¡qué placer! ¿Tú aquí?...Pero, ¿a qué se debe esta sorpresa?
¡Qué vergüenza me da al mismo tiempo!
Ernesto.- Amor mío, “a Zapallar me dijiste que te ibas”, y a Zapallar fui. No
estabas. Entonces dije: “Estará en otro Zapallar”... Y, efectivamente, aquí te
veo. Amparo.- Pero, ¿cómo...cómo has sabido?
Ernesto.- Por una casualidad. Verás. Rondaba frente a tu casa, imaginándome
verte en los balcones, fresca como una rosa y encantadora como siempre,
cuando con gran asombro mío veo salir sigilosamente a tu hermano Luis;
¡tate! me dije. Aquí hay gato encerrado. Y como tocó la coincidencia que la
casa vecina estaba desocupada, aquí me tienes.
Amparo.- Bueno, Ernesto; pero no vaya a verte alguien en esa postura, con lo cual
nos comprometerías. Voy a abrirte la puerta de calle y conversaremos unos
pocos minutos con más tranquilidad.
Ernesto (asustado).- ¡Ay!
Amparo.- ¿Qué es eso?
Ernesto.- Que me parece que tiembla...
Amparo.- De veras. Por Dios, bájate.
Ernesto.- Hasta luego. (Ernesto desaparece tras el tejado).
ESCENA DÉCIMA
ESCENA UNDÉCIMA
Amparo y Ernesto.
ESCENA DECIMOQUINTA.
Ernesto, solo.
Ernesto- Lo malo es que no traigo arma alguna. (Se registra los bolsillos.) ¿Y si el
bandido lleva puñal?... (Pausa) ¡Ea!...ánimo...resolución. (Dirigiéndose a una
puerta y retrocediendo.) Pero no. No me atrevo... ¡Qué falta me hace mi
revólver! Hay que tener presente que está empeñado...mi amor propio, mi
honor de caballero. Debo, pues, afrontar la situación. ¿Qué hacer? La
verdad es que yo, al salir de casa, no me figuré el lío en que iba a meterme.
Pero, por ella, estoy dispuesto a todo. Moriré por ella como un paladín de los
tiempos heroicos. (Transición). El escándalo que voy a formar si el ladrón
pretende atacarme, no va a ser para contarlo. La verdad es que tengo miedo
de penetrar en las habitaciones. Yo preferiría esperarlo aquí, en el patio.
Aquí hay más cancha, más campo para la lucha...y para huir en caso
necesario. Pero no. Huir no. ¿Qué diría mi Amparo?... Debo mostrarme ante
sus ojos como un valiente. Venga, pues, como revólver improvisado: la llave
de mi casa. Con ella apuntaré al bandido, si se atreve a presentarse.
ESCENA DECIMOSEXTA.
Ernesto y Amparo.
Amparo.- ¿Lo encontraste, Ernesto?
Ernesto.- No. Todavía no; pero estoy buscándolo... Debe estar escondido,
¿sabes? Posiblemente me ha visto y ha dicho para sí: voy a tener que
habérmelas con un hombre... “ésta no es conmigo”... Y se ha ocultado.
ESCENA DÉCIMOSÉPTIMA
Dichos y Robustina.
Robustina (entrando).- ¿Encontró usted al bandido ya?
Ernesto.- Todavía no, señora, pero estoy buscándolo. Debe haberse escondido,
posiblemente debajo de las camas, porque no se apuesto al alcance de mi
vista.
Robustina.- Búsquelo pronto, señor, para salir de esta situación angustiosa.
Amparo.- Sí Ernesto mío, búscalo, pero no arriesgues tu vida. Tú sabes que ella
me pertenece.
Ernesto.- Voy, amada mía voy. (Con un gesto heroico.) Empiezo a registrar las
habitaciones... (aparte) y empiezo a sentir un temblor de piernas que no
puede sostenerme. (Entra por una puerta lateral.)
Amparo.- Tranquilízate, mamá, por Dios. Ya ves. Ahora no estamos solas.
Tenemos quién nos defienda. Y Ernesto es un valiente, no cabe duda.
Robustina (asustada).- Escóndete, hija mía. Escóndete.
Amparo.- ¿Qué hay?...
Robustina.- El bandido... ¿ves?... El bandido... el hombre barbudo (se refiere a
Procopio, que entra pensativo a escena, sin verlas).
Amparo (corriendo a ocultarse con su madre en el costurero).- ¡Virgen santa!
ESCENA DÉCIMOCTAVA
ESCENA DÉCIMONOVENA
ESCENA VIGÉSIMA.