WESTHEIM Elgrabadoenmadera
WESTHEIM Elgrabadoenmadera
WESTHEIM Elgrabadoenmadera
madera
per PAUL W ESTKEIM
95
EL GRABADO EN MADERA
Primera edición en alemán, 1921
Primera edición en español, 1954
A
E rnest R ath en au
Traducción de
T estimonio de una vieja amistad.
M a ria n a F re n k
> /
v'
»m-(Vrw ftwj ,
l - i l u m i n a d o r ; la impresión de
la plañcfia de madera no Je..
proporeionaliaZsiSóIIoi-eonter-
nos* del dibujo. Era tarea suya
agregarle el color, y "con él cier-
to efecto plástico. La valiosa
pintura en colores opacos que
cubría por completo el dibujo
del fondo, empleada antigua
mente en las miniaturas que
ilustraban los libros, ya sólo se
usaba de vez en cuando, como en el Ackersmann aus
Bokeim (“El labriego de Bohemia” ), impreso en Bam-
berg por Pfister. Por reda general, los pintores-que ilu-
minaban los grabados cn madera trabajaban.con -pocos
colores a la acuarela, de tonos vivos, colocados ,iin .tran
sición u n o al lado del otro. A la combinación de dibu
jo'y color estaba confiado el efecto que se perseguía y
del. cual da una idea incompleta la mera prueba por sí
sola. Más tarde, cuando la producción adquirió mayo
res proporciones, cuando en especial la (^presión de li
bros exigió una ejecución más rápida^ sucedió cada vez
más frecuentemente que los grabados quedaran sin ilu
minar. A consecuencia de ellos los grabadores va_ no
se limitaron a las líneas del contorno :— de lo que ten
dremos que hablar más adelante— sino,,que empeza
ron'a ocuparse "del detalle y abuscar una.gradacion^más
rica del blanco y negro.
^4 2 PAUL WESTHEIM
EL GRARAUO EN MADERA ■13
^ Valdría la pena contemplar una vez con atención
^ u n a de las primeras xilografías que se han conservado:
Ia estampa.de San Cristóbal (frontispicio). que probable-
0 m ente data de la seguñH a mitad del siglo xiv y se halla
actualmente en el Museo Geimánico..de.Tíuremberg.
W Se nota con toda claridad la intención del grabador de
^ preparar y facilitar.eLtrabaio"'del iluminador v de fijar
mismo tiempo jQS_límites_de su actividad decoradora
^ en forma tal que ni siquiera un ayudante He categoría'
ínfima pudiese estropearlo.1 Mantiene la cepresenta-
W-^ÍSIL estrictamente _en..la._superficie y es evidente que
sin caer en lo esquem ático procura form ar d en tro de
• cad a sector de ésta segm entos encerrados po r líneas.
A P ara ~ilü m m a flo s ' cuales n o h a c e n 'E E á 'l i i sensibilidad
p ró p if* T ír íniíClTS^^streza. EÍ follaje, el tratam ien to
0 d e l pelo, la configuración de las rocas, tam bién la dis
posición de los pliegos de los paños: todo esto se halla
^ o r g a n iz a d o de tal su e rte que el p in to r sólo tenga q u e se- De una edición xilográfica del D e generatione C hiisti (segunda
A ^ u i r m ecánicam ente las indicaciones gráficas y que que- mitad del siglo xv)
^ d e asegurada cierta estructura aun en el caso — m ás
^ '.r e c u e n t e de que se lim ite a unas cuantas pinceladas tiva seguridad. En los valores del blanco y negro hay
y a una aplicación sumaria de los colores. Esta táctica una tranquila y reposada fluencia, como de tapiz. El
• de dividir la sup£ifície en. pequeüos segmentos cerrados,
^ q u e convierte por ejemplo el follaje en una serie de
^IB Ü kio natural establecido_ entre l^ s u p e if o te s ^ a T
ciadas y las supérliciés.pinjámeiitada^ can,.un-^id© -de
rosetas muy decorativas, recuerda espontáneamente \ líneas revela uq_apk«n£ jns,tintivo, que aseguraba a
..de vidrieras. Pero ese interés utilitario que estas estampas, ya fueran estampas sueltas o ilustracio
^ d e te rm in o él tratamiento del detalle, y que se nos maní- nes de libros, un efecto sorprendente, de ningún modo
a te s ta r a aun mas claramente al estudiar la estampa desde limitado a lo sólo decorativo. En la composición, cada
^ e l punto de vista de la economía del trabajo, no va tan miembro es funcionalmente necesario sin que la libre
lejos como para perjudicar la estructura decorativa del armonía se haya sacrificado a una mezquina sistemati
^ c o n ju n to . Son asombrosas la unidad de la obra, la ínti zación. La actitud estilística es la del gótico tardío.
ma estática de la superficie, la distribución de las masas. En el grafismo de las líneas y la distribución de las
w H a y todavía ese vigor que proviene de las vidrieras, del masas se advierte una tendencia ascensional. Las rocas
^ m u r a l o de la monumentalidad característica de la pá con los arbolitos superpuestos son como una especie de
gina del libro medieval. Las masas que componen la encuadramiento; es como si desde los lados ejercieran
^superficie están estructuradas con una grande e intui- presión sobre las masas, empujándolas hacia arriba, don
de continúan esta tendencia vertical el Niño Dios y la
A 1 No es un argumento contra el principio de estas intenciones corona de la vara reverdecida de San Cristóbal. Los
creadoras que el ejemplar conservado en el Museo Germánico haya pliegues y la estructura de las piedras, un poco enreda
^kquedado sin iluminar.
dos, tienden a un efecto de angulosidad, de cosa aris-
44 PAUL W ESTH EIM EL GRABADO EN MADERA 45
Del libro xilográfico Ars moriendi (primera mitad del siglo xv)
De una edición xilográfica del Canticum Canticomm (alrededor
de 1465)
talla angosta, del ancho preciso de una línea, la cual, .sumamente ardua, reponer una parte ya variaba p rc.
al ímpmrnise. -apareeera -fíegra -sobre ,el -fondo -claro, cisamente este 'm o d o d e trabajar, característico de los
[nútil decir que es bastante difícil retocar una..ialla. principios, supone, pues, extraordinaria circunspección
-u n a vez ejecutado el corte,. y^másdifícil aún, empresa y habilidad manual. Por lo tanto, la_grecaución, a
PAUL W ESTH EIM EL GRABADO E N MADERA 53
52
veces también cierta torpeza, indujeron .a l. xilógrafo,
sobre todo al xilógrafo de esa primera época, a dejar
las tallas bastante anchas. Así surgen aquellos' trazos
robustos y toscos —contémplese la parte dé las rocas
a ía izquierda en la estampa de San Cristóbal— cuyo
vigor constituye hoy día,para_jjQso.tros eL^ncanto espe
cial del estilo xilográfico. En la medida en que se'aspira
en una etapa posterior a mayor refinamiento, se pro-
m
56 PAUL W ESTH EIM EL GRABADO EN MADERA 57
claridad puede apreciarse esto en las partes rocosas y en
tt/t tugent {(? feúmuc /&ú *s»í^ los pliegues de la vestimenta. Muy característico en este
&a(tr«5>tt6l)offart V)5 fumptgcríítat sentido es el tratamiento del pelo. í Se siente material
mente con cuánta facilidad vació el grabador esta serie
aufjf eme panttlt jxc V ñ f u t i a u f f fcnn de segmentos de superficie, con la navaja empuñada en
í)elm cine frang voemstgráné tocrnrci posición p la n a B a s ta el ejemplo de dicha ,hoja para
Jbeti / vñ m Dcm ftijílt 3*»o latttct /
m &empana emm &cvpffai *
Humildad. De Das Buch von den sieben Todsünden und den sieben
T u genden [“Libro de los siete pecados mortales y las siete virtudes”].
Augsburgo, Johann Bamler, 1474
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Fábula deEl león y el ratón. De EZ libro y la vida del muy famoso
1_.! 81 81
-L _A A 2 4 £ _g15.
autor de fábulas Esopo. Ulm. Joh. Zainer, 1475 '¡3.
— í- a | A gj A 8. N &2
■JA 8 8 ± J ' s <r € 2 .£
dor, desligarlo de su propio mundo y concentrar su
IñíErés 's'O'Bre el mundo en miniahira-eñ que se está
<sr &!Í8J á 8 ESIE B S 13
“TSBViraendo el óüactío,. Se recurre, para cautivar y de
8_
1* slt e .SL B E Q n n H
Q
te n e rlo , a toda clase de detalles, a sutilezas y asociacio
nes —muy particularmente a asociaciones con la reali
dad—, a ingeniosas ocurrencias temáticas. Lo que en el
muro fué toque de clarín, mensaje simbólico de validez
universal, se toma diálogo, discusión íntima v personal.
La creación se impregna _de Jndividualisnxo( lo que en
el terreno de ía forma significa que los elementos fun-.
cionales: superficie, color y línea, renuncian a su propio
valor e importancia en favor de la representación ilu
sionista.]) Así como la perspectiva en profundidad pro Calendario (alrededor de 1470)
cura negar la bidimensionalidad de la superficie pictó
rica, ésta pierde también aquella fuerza rítmico-funcional
que es lo que da al elemento formal individual una
elevada existencia tectónica. Para exponer este proceso
con sus multiformes consecuencias, habría que escribir
.6 2 PAUL W ESTH EIM EL GRABADO E N MADERA 63
todo un libro. Es una verdadera revolución, que no
W sólo separa uno del otro a dos mundos artísticos, sino
Im propiam ente a dos edades históricas. Por algún tiempo
w e l grabado en madera sigue resistiendo a las nuevas ten,
A^dencias, alimentándose de una tradición en que la su
perficie todavía no está sacrificada a la representación
^ilu sio n ista sino que está saturada aún de una disciplina
arquitectónica derivada de la pintura mural y la pintura
# de libros medieval. Para él la superficie continúa signi
f i c a n d o un valor acusadamente funcional; le es natural
aprovecharla plásticamente en el sentido de una crea-
^ jc ió n monumental, o por lo menos decorativa, porque
^ ta m b ié n el contenido espiritual de la representación
W ^iguen siendo el mismo. Los valores espirituales que
^ q u ie r e transmitir todavía no son producto de interpre
t a c i ó n individualista. Son símbolos y conceptos, de
^ p stru ctu ra y contornos fijos, arraigados en la conciencia
del pueblo; son tipos establecidos desde hace siglos. El
w p o d er creador, no absorbido por el tema, puede desple
g a r s e ilimitadamente en la disciplina formal. También
#
#
c
De Deutsche Uebersetzung des Eunuchus des Teientius [‘Traducción
alemana del Eunuco de Terencio”]. Ulm, Conrad Dinkmuth, 1486
#
EL GRABADO E N MADERA 65
64 PAUL W ESTH EIM
de esta concentración, en la cual tenemos que ver de
nuevo un limitarse a lo artísticamente esencial, brotan
estímulos de magnas proporciones. La vida interna de la
superficie, la disposición de las masas, la relación de
las partes con el todo, su valor expresivo, su ritmo y tec
tónica, prestan a la obra plenitud y vigor.
U n a e s tampa como la de
jSañ ~Tej£iMño} .qg! Gabine-
te de Estampas de Berlín
(Fig: pág. 39j, nos revela De Speculum humanae salvationis. Lyon, 1488
su sentido artístico sólo
desde ese plano superior de una “armonía inestable”. Más evidente aún es esta
que es la unidad de la su armonía estructural en el grabado de El buen pastor
perficie. Si partimos del (fig. pág. 41), que hay que considerar como un traba
detalle; si examinamos las jo mediano, obra de un artífice no particularmente do
relaciones que crea la com tado, sin originalidad, sin potencia creadora. Lo que
posición entre el león y el santo, la casa y el hombre, a pesar de esto interesa en esta estampa es la distri
el árbol y la roca, nos parecería como si todo aquello se bución precisa y sutilmente equilibrada de las masas
hubiera yuxtapuesto y superpuesto como cupiera. dentro de la superficie. Es como si varias masas aisladas
¡ La forma en que están -hacinados- los-clemeMox estuvieran colocadas una al lado de la otra y sin tran
j del paisaje a la derecha. ray,a.en acrobacia. Pero lo que sición alguna: el ángel bueno arriba a la izquierda, el
? aquT es . deficiente ,no es la obra sino nuestro modo ángel malo arriba a la derecha, los campos de la escri
./ "efe ver erróneo.,, nuestra mirada que se deja absorber tura, la erguida figura de Cristo, el césped con las tres
exclusivamente por el. ..detalle y no sabe ver la vida flores y los dos grupitos de hierbas, transformados total
ritmicd-omamental de una superficie. ..estructurada como mente en ornamentos. Pero en realidad no hay tal ais
• m u organismo. La forma individual sólo tiene sentido lamiento. Lo que sucede es que la vinculación rio está
y valor como parte de este organismo; a él sacrificó su explícitamente indicada, sino que existe, por así decirlo,
independencia, para recibir de él, en cambio, apoyo en forma subterránea, gracias a una latente disciplina
tectónico y expresividad. Sólo existe, sólo tiene signi arquitectónica que señala a cada elemento su lugar y
ficación y grandeza desde esta vinculación, desde esta su estructura; que tiene la energía de transformar cada
unidad que ayudó a crear al fundirse en ella. En una elemento suelto en paTte de una unidad, de un orga
hoja como la de San Jorge (fig. p. 37), donde algunas nismo viviente. Se ha renunciado a todos los recursos
porciones de masa, conclusas en sí, se hallan magistral exteriores; la armonía de la composición es fruto de la
mente equilibradas en la superficie, podríamos hablar intuición.
66 PAUL W ESTH EIM EL GRABADO EN MADERA 67
ciones del Apocalipsis (figs. pp. 32-34) el texto es toda
vía un elemento funcional de la superficie, un factor
esencial de la estructura arquitectónica de la página. A ¡
la nueva época. ~oae'em pezóla impregnar también^las i
artes gráficas_dg la mentalidad del cuadro de caballete^ 1
^ quedo reseñado expajsat..gi texto 3e“ Ja soSposicióii
~3ér'grabado, precisamente porqué y á’'liabía perdiejo
aquel sentiHo^óTKtmctivo^'Erafté'ápíicá'do;" como" di-
“ ríamos h'Oy día, ese trabajo de taller al servicio de las
necesidades de la vida cotidiana, no muy atractivo para
el pintor, cn cuyas manos acabarían por caer las artes
gráficas, siguió conservando por cierto tiempo algo de
su seguridad estilística — dcmuéstranlo numerosos ejem
plos— hasta que él también tuvo que sucumbir fatal
mente al espíritu renacentista.
Santa Margarita. De Heiligenleben [“Vida de santos”]. Nuremberg, San Buccio. De Heiligenleben [“Vida de santos” ]. Nuremberg,
Antón Koburger, 1488 Aiiton Koburger, 1488
pez arriba a la izquierda hay que tomarlo como símbolo mente las alimenta. ¿No sois vosotros mucho mejores
"del estanque de Bethesda; los dos peces a la izquierda que ellas?” La estampa final del Evangelio según San
y la hostia (número 6 ), como los del milagro de la mul Lucas resume, junto al escudo del buey alado, el con
tiplicación de los panes y de la Eucaristía”. tenido de los seis últimos capítulos: el pámpano que
En las otras páginas de este Evangelio vemos ade recuerda la parábola de la vid, el tablero contador
más, al lado de la tercera figura de San Juan y puesto de la representación del Evangelio según San Mateo
sobre la cabeza del águila, un barreño en que se in (fig. pág. 79), el falso profeta y Dios flotando sobre
troduce una mano para lavar el pie que se encuentra las nubes, como alusión al Juicio Final inminente, cá
en él: evocación del lavatorio, descrito en el capítu liz y hostia como símbolos de la institución del sacra
lo XIII. El corazón sobre el pecho del águila significa mento del altar, la bandera de la cruz como atributo
las palabras de consuelo que Jesucristo dirige a sus del Salvador resucitado, tres pomos de ungüentos como
discípulos al despedirse de ellos. En la primera de las alusión a las mujeres piadosas que visitan la tumba;
tres hojas del Evangelio según San Mateo, tres coro Pilatos, lavándose las manos, y, finalmente, entre los
nas recuerdan la adoración de los Reyes Magos; un cuernos del buey, la vista de una ciudad: Jerusalén, cuyo
baptisterio, el bautizo de Cristo en el Jordán; el dia futuro destino ananja lágrimas al Señor.
blo, que tiene en las garras dos grandes piedras, la Todos estos signos' estaban destinados a servir conaq
tentación en el desierto; el libro con las ocho velas recursos nemotécnicas, a apoyar la memoria €n e íe s -
encendidas, la anunciación de las ocho bienaventuran tudio de los Evangelios. Para alcanzar este fin, tam
zas; el pan y la cruz del Padrenuestro, la advertencia bién habría sido posible describir el contenido de las en
del Señor sobre la forma en que hay que dar limosnas señanzas y parábolas; presentar, por ejemplo, a los
y rezar el Padrenuestro. Finalmente dos palomas alu Reyes Magos con su séquito y sus dádivas, como se .ha
den al versículo: “Mirad las aves del cielo, que no siem hecho frecuentemente, en lugar de conformarse con
bran, ni siegan, ni allegan alfolíes y vuestro padre cle d símbolo. Pero el Ars memoiandi no quieie-entre.
PAUL W ESTH EIM
EL GRABADO EN MADERA 75
^ t enemos,, jai proporcionarnos un goce estético. Supone el Juicio Final, “para que los jueces se den cuenta de
espectador para quitK"Tos Evangelios son más que que deben fallar como representantes de la eterna jus
^ ley e n d a rica en peripecias y sorpresas; quien los cono- ticia y cn nombre de Dios”, el arte era Ars memorandi,
* e e , par coeui, si se me permite emplear el giro francés, una clase especial de escritura: eSmtmr"en"'imágenes!
gfctan eminentemente plástico. Quiere evocar cosas cono ° El arte medieval,- los frescos y mosaicos bizantinos, los
cidas y vividas y meditadas por él, y quiere grabarlas relieves y estatuas egipcios, las creaciones del arte pre
^im borrablem ente en la memoria, en el mundo de las colombino no fueron sino esto.
^representaciones del hombre. Por eso trabaja con sig- Nos confirma un testigo histórico que este tipo de
w nos, jeroglíficos, símbolos, impresionantes y fáciles de lenguaje de signos (que, dicho sea de paso, fué apro
^ r e te n e r .r En lugar de usar palabras — instrumentos del vechado por Thomas Murner como modelo para su
^ o r a d o r y del escritor—, recurre a signos-imágenes, tal Lógica memorativa, fig. pág. 80) es el que más per
^peom o en una época posterior las imaginaba Comenio, fectamente cumple con la finalidad nemotécnica, y que
para convencer, para enseñar, para educar.. La represen- desde el punto de vista pedagógico es más útil crear un
w tació n no se contenta con ser reproducción óptica, no jeroglífico que hacer una descripción fácil de enten
flkle basta ser mirada, sino que asume un papel activo, tan der y de interpretar. En la introducción ,n] A k - i m -
^ a c tiv o como lo exigen hoy los más modernos estrate-
morativa, un tratado del arte de aprender ,H^memnnq
^ ? o s del arte. Se dirige a todo el hombre, también a su
^voluntad, a su entendimiento, a su conciencia ética. —arte ffi|kj'i®me-'eií“áfüelíós'''tíeiripós‘ en que todo el
estudio consistía propiamente en memorizar las dife
W Sustav Landauer escribió en alguna ocasión: “Entre
rentes materias—, publicado en 1475,. en Ja imprenta
Mvel signo y la cosa existe la misma relación que entre la
de Antón Sorg, se dice, aproximadamente, lo* siguien
causa tal como la ve nuestro conocimiento y la causa
t e : Sj_ quieres hablar en imágenes, escoge las muy te-
(^real. En la naturaleza sube el mercurio porque aumen-
rribles o Es^jue^STT^obféiHSnera hermosas" y lihdá's,
_ t a el calor: el calor es la causa. Para nuestro conoci- porque de lo extraño y raro nos acordamos más tiempS
w m iento hace más calor cuando ha subido el mercurio. qae diPfó co íS fu rirV em o s toíós los1días" q u e é l sol sale
^ C o n los sentidos captamos el símbolo; lo esencial es y se poné y^ffo nos sorprende, porque estamos acostum
sólo indirectamente accesible para nosotros, sólo al tra brados a esto. Pero cuando hay un eclipse, pensamos
s v é s del espíritu y la intuición. En la naturaleza, en el mucho tiempo en él. Lo mismo pasa con el saber. Si
—mundo de los hechos reales, en la vida tal como nos- hacemos imágenes y parábolas comunes, las olvidamos
p o tro s mismos la llevamos, existen primero las sensacio- pronto. En cambio, de las extrañas nos acordamos mu
Á n es, los sentimientos, los impulsos humanos; de ellos cho tiempo.
^ —de adentro afuera— brotan actos, relaciones, con En este mismo texto se ilustra también con algunos
v i c t o s . " En el caso del Ars memoran di la intención ejemplos la forma en que hay que desarrollar y desci
— nemotécnica presta una extraordinaria energía a aque- frar estos signos-imágenes: “La liebre te recordará un
• l l a tendencia “a convencer, enseñar, educar”, pero hombre pusilánime, porque ella es también muy pusi
^ e n el fondo se trata de la meta establecida originaria- lánime. Viendo un lobo acuérdate de un hombre vo
" m e n te para todo lo que es artes plásticas. También para raz, porque el lobo come mucho,2 y de un hombre
0 p l antiguo derecho municipal de Sajonia, que pedía
que en los muros de los Ayuntamientos donde se ad- 2 Compárese con mi intento de interpretación de los Lobos de
®m inistraba justicia se pintara el juicio de Salomón o Franz Marc en El pensamiento artístico moderno, Editorial Ars
México, 1945. 1
76 PAUL W ESTH EIM EL GRABADO E N MADERA 77
ficioso; las aves, del vuelo; una serpiente, del arrastrar
se; el orfebre, de lo sutil; un manantial, de lo fresco, etc.
Y si es atinada la interpretación de San Ambrosio, los
símbolos usados para designar a los evangelistas fueron
exactamente lo mismo: el rostro humano significa dis
creción; la cabeza de león, valentía; el toro, modera
ción, y el águila, justicia. Se disponía, pues, de un rico
lenguaje de signos-imágenes.
El pensamiento artístico era un pensar en imáge
nes^ eñ conceptos plásticos. La nueva era, la dél Re
nacimiento y del HumáTnísifto, lo sustituye-^or uñ' inte-
lectüfflismo amorfo que conduce ál análisis científico
y,"en'el arte, a' un álegorismo formulista o a su corre
lato, una exposición de hechos ísTSeAamfent¿'’áp^ad a
a la naturaleza. Más adelante hablaremos de la influen
cia —y digámoslo de una vez: la influencia nefasta—-
que este sacrificio de la expresión auténticamente pías-
tica a favor de la representación descriptiva ejercería
precisamente sobre la xilografía.
Una feliz casualidad me pone en condiciones de de
mostrar esa decadencia de la forma, en el ejemplo
de la misma Ars memorandi. Esta obra, como la ma
yoría de los libros de estampas destinados a la ense
ñanza religiosa y a la interpretación de la Biblia—la
Biblia pauperum, el Ars moriendi, el Speculum huma-
nae salvationis, el Canticum canticorum, el Apocalipsis,
el Endkrist y otros más— , encontró una fuerte demanda
y se reeditó a menudo. El ejemplar conservado en el
Museo Germánico de Nuremberg y publicado por
Hagelstánge es de una de las últimas ediciones, del
añp 1510.
} Reproducimos de este ejemplar una de las páginas
del Evangelio según San Mateo, a fin de compararla
Evangelio según San Juan. De una edición xilográfica del Ars con las representaciones (figs. págs. 78 y 79) que tie
memorandi (principios del siglo xv)
nen aproximadamente un siglo más) Vemog, entonces
casto y puro acuérdate al ver un corderito.. . ” Otros —y por eso la comparación resulta tan extraordinaria
signos de este tipo eran: la bodega, como símbolo del mente instructiva—
frío; una barca, de lo móvil; la paja, de lo seco; el conservaron durante todo eL siglo;que lo único_ qu&
retrete, del mal olor; una máquina de reloj, de lo arti cambió, de acuerdo con el cambio en la mentalidad
75 PAUL W ESTHEIM EL GRABADO E N MADERA 79
Fábula del capón y del azor. De una edición de Esopo hecha por
Tuppo. Ñapóles, 1485
¡ÜSBSF
podemos
e l a x il o g r a f ía
decir que fué aún más
lo que sacrificó: la fuer
za expresiva de su técni
ca. Precisamente en ella
se precipitó la evolución.
Descuidada por los artis
tas durante toda una cen
turia, se había quedado
muy a la zaga, si vemos
w las cosas desde el punto
# d e vista de este desarrollo. Cuando hacia fines del
—siglo xv tanto los pintores como los dibujantes em-
w pezaron a interesarse en el grabado en madera — por
^ tra ta rs e de un medio de reproducción que aseguraba a
sus obras cómoda y amplísima posibilidad de difu-
# ; i ó n —, inmediatamente introdujeron en él sus nuevos
conceptos artísticos. Un proceso muy parecido al que
• estamos presenciando en nuestros días: los xilógrafos
A l e categoría inferior y también espiritualmente atra
sados, en cuyas manos estuvo el grabado en madera hasta
# f in e s del siglo xix y todavía más tarde, van desapare-
—ciendo poco a poco hasta su total extinción en el
W m om ento en que unos cuantos artistas descubren en
A é l un nuevo medio de expresión susceptible de desarro
llarse en múltiples direcciones. Con un entusiasmo
# q u e raya en la obsesión se apoderan de él precisamente
— los artistas más jóvenes y más progresistas de la nueva
W generación, entre los cuales no habrá ni uno que no se
A h a y a ensayado alguna vez en la plancha de madera. No
fué menos intenso el fervor con que los artistas del si-
# g l o xvi se dedicaban a dibujar modelos para el xilógra-
_ fo, con la diferencia de que en aquel entonces no se
# co n v e rtían en grabadores, sino que seguían siendo dibu- Lucas Cranach: El Paraíso, 1509
^ j a n t e s y veían en el grabado mismo un mero procedi
miento de reproducción que les garantizaba grandes
0 tiradas.
Se supone que en sus principios Durero grabó per-
124 PAUL W ESTH EIM EL GRABADO E N MADERA 125
»
128 PAUL W ESTH EIM EL GRABADO E N MADERA 129
L as d o s últimas décadas
del siglo xv y las tres pri
meras del xvi constituyen
el lapso, no precisamente
muy largo, en que apa
recen aquellas xilografías
clásicas que sobre todo
en Alemania llegaron a
ser propiedad artística del
pueblo y siguen siéndo
lo en nuestros días. Un
arte menor, en que el es
píritu alemán manifestó
lo mejor de su idiosin
crasia. La xilografía era
entonces — como ha vuelto a serlo en la actualidad
la pasión de la época. Si no fuera falta de respeto ante
aquella era ya clásica y consagrada, nos sentiríamos
tentados a hablar de una moda. El Emperador —yun
que sólo se trataba de aquel romántico iluso de Maxi
miliano— encargó, arrebatado por esta pasión, grandes
series de grabados en madera, que consideraba el mejor
medio para trasmitir a la posteridad el mito de su glo
ria: la Genealogía, Weisskunig, Teuerdank, Freydai, en
las cuales colaboraron los más eminentes artistas de la
época y los grandes talleres de xilografía. Su inquieto
espíritu le sugirió empresas cada vez más audaces, sin
tomar ep consideración la posibilidad de realizarlas.
En la Triumphpforte (“Puerta triunfal” ) y el Triumph-
zug (“Entrada triunfal” ), obras de dimensiones desco
munales, ni siquiera se arredró ante lo monstruoso. Con Albrecht Altdorfer: La Sagrada Familia junto a la fuente
raras excepciones, entre las cuales Grünewald es la más
notable, todos los artistas de aquel tiempo dibujaban
modelos para grabados en madera. Es posible que en lugar de los trescientos estipulados. Escribe: “. .. p o r
esto hayan influido hasta cierto punto consideraciones esto se vuelve uno mendigo. Pues puedo hacer un gran
de índole económica. Por lo menos lo inferimos de una número de pinturas corrientes en un año, aunque nadie
carta de Durero, en la cual se queja de que por el Altar crea a un hombre capaz de esto. Con ellas se puede
de Heller solamente le pagaron doscientos florines, en ganar algo. Pero lo que se hace con diligencia no deja
130 PAUL W ESTH EIM EL GRABADO E N MADERA 1
nada. Por esto quiero dedicarme a mi grabado. Si lo
hubiera hecho hasta el día de hoy, tendría mil florines
más.” De todos modos es curioso pensar que los gra
bados en cobre y madera de Durero (y probablemente
no sólo los de Durero) son trabajos que hizo un pintor
mal pagado para ganarse la vida, y que muchas de estas
hojas, admiradas hoy como grandes obras de arte, quizá
no existirían si hubiera obtenido precios más altos por
sus pinturas. Entre los artistas dedicados al dibujo de
modelos para el grabado en madera, los más importan
tes fueron: en Nuremberg, Durero y el grupo de sus
discípulos, los Springinklee y Schón; en Augsburgo, el
gran taller de Burgkinair y, al lado de éste c indudable
mente influidos por él, Jorg Breu y el ágil ilustrador
Hans Wciditz; cn Nórdlingen, Hans Scheifelin. En el
norte de Alemania tenemos la sobresaliente personalidad
de Cranach, que desplegaba en el grabado en madera,
muy especialmente en su primera época, toda la barroca
originalidad de su espíritu ingenioso, de su estilo terco
y anguloso, bajo el cual trataba de esconder, huraño, su
cordialísima humanidad. En el sur, en Ratisbona y
Hans Baldung Grien: Caballos Nicolás Manuel, llamado Deutsch: Una de las Vírgenes locas
EL GRABADO EN MADERA 133
132 PAUL W ESTH EIM
Passau, trabajó la “escuela del Danubio’ : Altdorfer,
Huber y el maestro conocido solamente por sus iniciales
H W G artistas que con un trazo enérgico y expresivo,
muy de ellos, empezaron a representar paisajes de
amplias perspectivas. En Estrasburgo vive Baldung
Grien que trata de captar lo diabólico, y no solo en
el tema. En Basilea practican el grabado en madera el
maestro DS, artista vigoroso y seguro de sí mismo, y
Urs Graf, el dinámico y vital descriptor de la vida de
los lansquenetes. Parecido a él y como él un picaro
libre y andariego es Nicolás Manuel, llamado Deutsch,
de Berna. Hay que mencionar además a Hans Leu y al
gran consumador del Renacimiento aleman: Hans Hol-
bein. Sigue a todos ellos una segunda generación, la de
los herederos, de los maestros menores, gente de la ca
tegoría de los Beham y Pencz, cuyas obras, adaptadas
a la exigencia del día, tuvieron un público numeroso.
Con esto la xilografía viene a incorporarse a la
historia del arte en general, puesto que casi todos
aquellos que la practicaron no se limitaron a la plancha
de madera; eran pintores y en la mayoría de los casos
también grabadores en cobre. Caracterizarlos uno por
uno e individualmente sería escribir una historia del
arte de la primera mitad del siglo xvi y hablar una vez
más de todas esas personalidades ya harto conocidas.
El carácter especial que adoptan sus dibujos al tradu
cirse a la xilografía, ese algo que podría calificarse de
“estilo del grabado en madera”, es a menudo tan solo
una pérdida de delicadeza debida a la técnica, pérdida
no siempre intencional ni inevitable, que se explica
porqué en la mayoría de los casos eran manos ajenas
las qué ejecutaban el grabado. Se sabe que Holbein
quedó sumamente decepcionado de sus primeros gra
bados en madera, que resultaron muy inferiores a sus
dibujos, hasta que por fin logró formar a un ayudante,
Lützelburger, que sabía sujetarse a sus concepciones. Georg Pencz:: El planeta Marte
Sólo podemos adivinar, no comprobar, cuántas veces
traicionó el grabador las verdaderas intenciones del ar
tista dibujante. “Seguramente — dice F. Lippmann
134 PAUL W ESTH EIM EL GRABADO E N MADERA 135
bado en cobre y sus diferentes variantes, manifestaciones
artísticas más sutiles y no adulteradas. Así es que el
xilógrafo tuvo que renunciar casi automáticamente a
trabajos de categoría artística, destinados para el cono
cedor, para el buen catador del arte. La decadencia
del grabado en madera, su agonía de dos centurias, no
data propiamente del momento en que perdieron su
interés en el los artistas de prestigio, sino que se per
filaba ya como inevitable destino en la hora en que se
apoderó de él el artista del Renacimiento —que era ar
tista en el nuevo sentido de la palabra, o sea dibujante,
diseñador y de ningún modo artesano— imponiéndole
sus intenciones de dibujante y convirtiendo al artesano
en ayudante subalterno a quien incumbía calcar y gra
bar el modelo lo mas exactamente posible, lo que quie
re decir: con la menor originalidad posible. A medida
que aumentaba más la ambición del artista, a medi
Pieter Breughel el Viejo; Danza de carnaval da que éste sometía al xilógrafo a exigencias cada vez
los modelos de muchos de los trabajos que nos parecen mayores, el resultado era cada vez más deficiente. Den
mediocres eran dibujos excelentes que lá torpeza del tro de su propia manera el grabado en madera puede
xilógrafo trasladó en forma desfigurada a la plancha de lograr una expresividad intensa y vigorosa. Pero cuan
madera.” do a la fuerza se le quieren sacar los efectos del dibujo
Puede ser que esto haya sido una de las causas de
que los artistas, una vez perdido el entusiasmo por el
grabado en madera, se dedicaran casi exclusivamente
al grabado en cobre. La xilografía quedó reducida cada
vez mas a un arte de segunda categoría. Su vena popu
lar fué degenerando hacia lo vulgar. Las personas de
buen gusto se apartaron de él insatisfechas. El artista,
que ciertamente necesitaba un medio de reproducción,
no podía por otra parte resignarse a presentar al espec
tador una versión tosca de lo que había llegado a
considerar lo más íntimamente suyo: su escritura ar
tística.
La parte más selecta del público, ya no insensible a
este encanto subjetivo de la escritura, y acostum
brada, gracias al desarrollo de la pintura, a un cier
to refinamiento y diferenciación de los medios expresi
Virgil Solis: Viñeta de las Fábulas de Esopo.
vos, forzosamente debía tener mayor aprecio para el gra Francfort, 1560
136 PAUL W ESTH EIM EL GRABADO EN MADERA 137
EFFIGIES ACCVRATISSIMA.
o del grabado cn cobre, es imposible que dé resultados
plenamente satisfactorios.
Generofiísimi Domini, D. Otconis Heinrici, En la decadencia de la xilografía influyó como fac
COMITIS SCHVVa R Z E NDVR GE NS I S . ac
Dommi ik Hohv'n L»ndíp<rcCTi,&.'C.Gub<miforíl tor importante el que la época empezara a desestimar
la línea en general por demasiado nítida y clara; que
aspirara a lo sugestivo, a lo insinuante, a la imprecisión
creadora de atmósfera, a un colorismo pictóricamente
diferenciado. Sin duda no era casualidad que a ese
siglo ni siquiera le bastara ya el delicado juego de líneas
del buril; que surgiera la técnica de mezzotinta con sus
aterciopeladas profundidades, sus superficies ricamente
matizadas. Como lo vemos hoy, el grabado en madera
puede alcanzar, en su estilo genuino y legítimo una
“policromía” pictórica, un desvanecimiento del blanco
y negro. Pero como los artistas habían perdido la capa
cidad de basar su concepción en el oficio, no descu
brieron estas posibilidades. Hicieron el intento, con
denado al fracaso, de trasplantar a la plancha de madera
los efectos pictóricos propios del grabado en metal.
Recordemos una frase de Goethe, de su pequeño ensayo
acerca del grabado en relieve, sobre estas tendencias
de los xilógrafos. Dice: “Podríamos compararlos con
un trompeta que con su propio instrumento se pro
ponga imitar a un flautista.” Esta meta errada es lo
que hace tan problemáticos trabajos como los de T o
bías Stimmer, para citar a uno de los más diestros
en su arte. Stimmer, no cabe duda, desplegó una gran
maestría en el oficio e hizo un enorme esfuerzo por
producir,una gama de tonalidades múltiplemente gra
duada, un juego animado de claros y oscuros que se
compenetren y entretejan; por sugerir superficies tor
ÍZijnfdatxtgleñtfv***¿amus. laMStámsjtufmL. nasoladas y el brillo del brocado y la seda. Trabajo de
b¡n¡» timir^etorrni Scxlpter(*mfttmtftn* monjilirtf¡¡¡0£
OrfmJ»íbi*átU*iu,tS*f*peu**'
C+&pyrbe,f<tr¡rm ¿rftwim itx t/t
jámpuem ftÜkceyrmarfjcjtv:
& uicmfñm h tnam jcfr/Jiuu am e
Sísifo sin más valor que el de una obra de virtuosismo.
TrtMfttu,<f aMpi¿MÍJ*ru, tegsgtá ltí Qarfxtñt/muifitnátfinicU ¿¡ik! Estos grabadores hicieron alarde de su habilidad y de
c b a t í a p tiv iL E cto Q y e c u s A U t x n r . *.
JUwewul.»» B«*whe kUwa. A w n » LXXim
los insospechados efectos que gracias a ésta supieron
sacar de la plancha de madera, y que mostraban a qué
Tobías Stimmer: Retrato del conde Otto Enrique von gradó era posible acercar la xilografía, por ejemplo, al
Schwarzenburg aguafuerte. Pero lo que lograron con tanto artificio
era en el fondo bien pobre, bien duro, en comparación
138 PAUL W ESTH EIM EL GRABADO E N MADERA 139
C t 'M r R IV I L £ C / I S O -W V M .
subdividían la superficie negra — que era la base desde expresamos en otra forma, en cierta elasticidad y adap
la cual se trabajaba— según vemos en el esquema am tabilidad, que ya anticipa la confección fotomecánica
plificado que reproducimos. Este “gra- de clisés, el ideal de nuestra época. Además es por lo
sssíím S::;:. bado en tallas blancas” como se suele pronto el único procedimiento aprovechable por la pren
¡ ■ ■ ■ i ü ü ü ! llamar al procedimiento, se caracteriza sa a vapor —invento de Friedrich Kónig— para im
«!!*■ {'![!' por una dureza que recuerda el grabado primir en un mismo proceso de trabajo el texto y las
en acero y que el mismo Bewick procuró ilustraciones. Mientras el libro de los siglos pasados
superar posteriormente: mediante incisiones de diferen había sido patrimonio de un reducido sector de gente
te largo y diferente grueso en las rayas negras, logró rica o erudita, el del siglo xix se dirige a la amplia capa
cierto colorismo y se acercó a lo que posteriormente de los lectores burgueses. La prensa a vapor, que por
fué el grabado de claroscuro. El “claroscuro”, con sus definición exige las grandes tiradas, satisface a la vez
profundidades matizadas, sus transiciones suavemente que provoca el hambre de cultura de la clase media.
desvanecidas, es la técnica que más satisface las exigen El libro, cada vez más barato, es casi ya un instrumento
cias pictóricas del romanticismo. Francia llega a conocer muy pesado para este afán de lectura. Llega a ocupar
el grabado en madera de pie de Bewick por conducto de el primer término algo diferente: la revista, ágil, multi-
Thompson, a quien el conocido editor Didot llama a facética, de publicación más frecuente. Ya no la revista
París en 1817. Inútilmente se opone al “claroscuro” destinada a un grupo de personas de determinados inte
un grupo de xilógrafos —Best, Bréviére, Porret y La- reses, sino — según el modelo del Penny Magazine,
vielle— que se aferran al grabado en tallas blancas, has fundado en Londres, en 1832, por Charles Knight— la
ta que a mediados del siglo triunfa el taller de Pisan “revista para el hogar”, que por entonces emprende
—del cual salió la mayor parte de las planchas de las la conquista del mundo entero. La ilustración grabada
ilustraciones de Doré, acogidas con júbilo por todos en madera contribuye, como grato complemento de
los amigos de las pomposas “ediciones de lujo”— y esta gran cantidad de impresos, a su popularidad y atrac
con él definitivamente el grabado de claroscuro. En ción. Representa figuras y sucesos de las novelas; re
Alemania es donde encuentra éste más dificultades para produce célebres obras de arte y hasta se encarga de
imponerse, a pesar de los esfuerzos de Gubitz y Unger. parte del servicio de información, interpretando gráfi
Los Schnorr von Carolsfeld, Comelius, Schwind, Rich- camente los acontecimientos memorables de la época,
ter, Rethel, etc., siguen ateniéndose a un grabado lineal tal como antaño lo había hecho el pliego suelto provisto
sin tonalidades, de acuerdo con su estética clasicista- de maderas o grabados en cobre. Desde las ediciones
nazareniana. tipo Penny, desde las revistas semanarias o mensuales,
Las razones por las que el grabado en facsímile al hasta el libro de lujo, de presentación pomposa, ¡qué
canzó, y forzosamente debía alcanzar, una importancia campo tan enorme para la ilustración xilografiada, cuán
y divulgación fantásticas son fáciles de explicar. En tas posibilidades ávidamente aprovechadas en todos los
primer lugar, permitía reproducir con absoluta fidelidad países civilizados! Los más eminentes dibujantes del
al original cualquier modelo, tratárase de dibujo o de siglo proporcionan los modelos. En Francia, Gigoux,
pintura. La adquisición que se celebraba tanto, lo nue Meissonnier, los hermanos Johannot, Vemet, Grand-
vo frente al grabado en madera de hilo, que nunca ha ville —apreciado por sus chuscas caracterizaciones de
bía podido superar la rigidez de la estructura del ma animales— , Raffet, Daubigny, Daumier. Y sobre todo
terial, consistía en cierta falta de carácter o, para Doré, ese Doré que dibuja una tras otra las ilustrado-
150 PAUL W ESTH EIM EL GRABADO E N MADERA 151
tria que mediante un trabajo manual ya perfectamente
mecanizado confeccionó planchas de madera para la
impresión. Aparte de excepciones poco numerosas, ya
había desaparecido el tipo de grabador que trabajaba
solo en su estudio. Alrededor de los xilógrafos de re
nombre, o bien —y esto era lo más usual— anexos a las
editoriales, surgieron amplios talleres de xilografía, don
de se producía en gran escala, a base de rigurosa dis
tribución del trabajo y hasta con medios mecánicos. En
algunos casos salieron de estas empresas obras valiosas.
Menzel —que por cierto molestaba a sus grabadores
tan implacablemente como un caporal prusiano a sus
reclutas— consiguió que hasta xilógrafos de cierta cate
goría le hicieran grabados que reproducen con perfec-
>
<l de impresión alcanza con él su mas alta perfección. Su
£ técnica de impresión “reproduce el tono de la piel que
refulge al través de un velo tenue, al través de una red
"5> tupida, y permite al artista matizar el color de un ves
tido a tal grado que está en condiciones de transformar
lo paulatinamente, dentro de una misma superficie, en
: r - f i l ) 'e fe un tono totalmente diferente, puede partir, por ejem
,\ ')‘vV l V7. ““Vi plo, de un tono morado y llegar al rojo” (Perzynsky). Lo
que en aquellos primeros años llegó a Europa junto con
/V*V*J % las obras de Utamaro: los grabados en madera poste
V ’W,„ «•*< riores, ya pertenecientes al siglo xix, de Hokusai y, so
bre todo, los cuadros del género de Hiroshigué, era de
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I , i ............. V-V.'?’\
o, segunda y tercera categoría. Un arte naturalista, de ca
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rácter popular, que describía al pueblo su vida co
tidiana, su paisaje, los quehaceres de las diversas capas
^ -rx sociales. Cuadros de costumbres de tipo burlesco, que
re ' -O frecuentemente rayaban en la parodia, cosa divertida
y, en resumidas cuentas, de discutible valor artístico.
Era exactamente aquello que el espíritu del arte orien
Moronobu: De El libio de los ermitaños singulares, 1689 tal no sabe perdonar: imitación de la naturaleza, copia
de la realidad, en lugar de una visión del mundo hecha
menos de noventa y una planchas. Las palabras son
insuficientes para dar una idea de la sutileza y variedad forma y figura. Es bastante interesante que la palabra
de las gradaciones, pero también fallan las reproduccio shashin, con la cual Hokusai designaba sus bosquejos del
nes, aun las policromas, si no están hechas en el Japón natural, signifique en el Japón contemporáneo: fotogra
mismo y por xilógrafos nipones, como, por ejemplo, las fía. Así se explica el desprecio de que fueron víctima
164 PAUL W ESTH EIM EL GRABADO E N MADERA 165
el destino de Sharaku morir perseguido por el odio de
sus compatriotas y por qué Hokusai, de ser verdad
lo que nos cuentan, tuvo que sufrir hambres hasta su
senectud.
En el siglo xvn, época en que la xilografía se impo
ne tan vehementemente en el Japón, se inicia en este
país una revolución social decisiva. La vieja jerarquía
se desmorona, se restringe el poder de los Samurai, un
nuevo estado, la plutocracia, la burguesía enriquecida,
llega a ocupar el primer plano y empieza a determinar
el modo de vivir y la mentalidad del pueblo. Se entabla
una lucha por el predominio material y cultural, que
Fenollosa compara con el movimiento de independencia
antifeudalista de las ciudades europeas. También en el
terreno del arte podemos comprobar un paralelismo.
Tal como en la sociedad europea en la transición de la
Edad Media a los tiempos modernos — con su econo
mía encauzada hacia el capitalismo— se sustituye la
creación monumental, hieráticamente austera, por un
arte de actitud mundana, cultivando en lugar de la pin
tura mural el grabado en madera y en metal; así, a
medida que va ganando influencia esa nueva capa so
cial, el kakemono se reemplaza casi totalmente por un
arte xilográfico ameno, empeñado en representar la rea
lidad. Entre la pintura y la cromoxilografía surge una
verdadera rivalidad, que se va agravando de generación
en generación y que en la época de Utamaro termina
con el triunfo del grabado en madera. “Durante todo
un siglo, de 1750 a 1850 — observa uno de los viajeros
al Japón— lo que representa la pintura nipona es me
nos el género pictórico del kakemono, típicamente ja
ponés, que -el grabado en madera en colores.” En con
sonancia con el gusto y el interés del nuevo público, se
ilustran novelas e historias populares; se graban láminas
Moronobu: De Cantares de los 36 poetas, 1696
de tipo didáctico para tratados científicos: obras de zoo
logía y botánica, enciclopedias, guías de viajeros. Al
en su propio país aquellos grabadores del siglo pasado, través de una interminable serie de pliegos sueltos se
durante algún tiempo tan tremendamente sobreestima describe gráficamente el teatro y ló que —en Oriente
dos en Europa. Y sólo así se comprende por qué fué como en Occidente— interesa más a la buena sociedad:
166 PAUL W ESTH EIM EL GRABADO EN MADERA 167
el actor. La mujer, su donaire y sus encantos, sus artes el dibujante de carteles Nicholson, en Inglaterra, y en
de tocador, es un asunto inagotable, el erotismo un Alemania, artistas como Eckmann, Behrens y muchos
tema que nunca deja de ser atractivo. Y finalmente este otros. Uno de ellos, el checo Orlik, hasta cruzó el océa
género divertido llega a la caricatura (Sharaku), al pai- no para familiarizarse con la mentalidad y el modo de
sajismo sensiblero (Hokusai) y al episodio. trabajar de los grabadores japoneses. Pero, como la ma
Es natural que el entusiasmo con que se acogió en yoría de los artificiales intentos hechos por el movi
Europa la xilografía japonesa se tradujera en impulso miento de las artes aplicadas y decorativas, también este
para aprender esta técnica. Claro que los xilógrafos trasplante del grabado japonés no pasaba de ser una
que se afanaban en el grabado de facsímile no eran ilusión, una adaptación exterior y hasta puede decirse:
capaces de entender ese arte exótico traído del Lejano ecléctica.
Oriente. También en esto se reveló la apatía mental La cromoxilografía — seguramente de otro tipo que
causada por una rutina aniquiladora de todo pensar y la japonesa, que en cuanto al número de matices y co
sentir independientes. En cambio hubo gentes que en lores no necesitaba imponerse ningunas restricciones—
seguida pusieron manos a la obra: un puñado de artis ya la habían conocido los maestros renacentistas. Es
tas inquietos, que en las postrimerías de la centuria cierto que no hicieron gran cosa por desarrollarla y que
pasada y a principios de la presente dirigían sus mira pronto la abandonaron. Durante mucho tiempo se con
das a todas partes, en busca de nuevos estímulos y sideró a Cranach como el primero en practicar el
sugestiones artísticos. Entre ellos había algunos discí grabado en madera en colores, a causa del añ o — 1506—
pulos de los impresionistas y, en primer lugar, los após que figura como fecha en dos de sus estampas: San
toles de las artes decorativas, proclamadores de todo Cristóbal y Venus. Actualmente se opina que esa ci
un programa de art nouveau. El más conocido entre fra debe interpretarse como 1509 y se está inclinado
ellos era el pintor Félix Valloton, que en el grabado en a reconocer la prioridad de Ugo da Carpi, que en una
madera en blanco y negro logró efectos sumamente petición dirigida a la Señoría de Venecia se designa a sí
refinados, parecidos a los del arte linealista de Beardsley mismo como inventor del camafeo. Al fin y al cabo es
y Thomas Theodor Heine. Así como en París fueron una cuestión para tesis doctoral y dejamos a los historia
propagadas a un mismo tiempo —por Bing, importa dores del arte en libertad para dilucidarla.
dor de las cromoxilografías japonesas— el arte nipón De todas maneras consta que en la primera década
y las modernas artes decorativas europeas, así los jóve del siglo xvi el deseo de librar al grabado en madera de
nes artistas dedicados a éstas en Inglaterra y Alemania su “pobreza” y de su dureza lineal dió motivo a serios
adivinaron en el grabado en madera en colores nuevas esfuerzos encaminados hacia la cromoxilografía. Se veía
posibilidades de expresión. Ya anteriormente un grupo en ella una posibilidad más para prestar al género mayor
de artistas ingleses, reunidos en tomo de Morris, había riqueza decorativa y con esto mayor atractivo. No se
recurrido al grabado en madera en la ilustración del li trataba propiamente de imprimir en varios colores, sino
bro, tomando como modelos, de acuerdo con su espí de enriquecer la gama de los valores mediante un
ritu prerrafaelita, las ilustraciones cortadas en los albo fondo de Color. Se grababan dos planchas: primero la
res de la xilografía italiana. Lo que Morris había esperado llamada plancha del trazo, con la cual se imprimía
encontrar en el Prerrenacimiento: una norma orienta el dibujo conforme al usual procedimiento de. impre
dora para una producción artesanal carente de seguridad sión en blanco y negro; y, como innovación, la plancha
estilística, lo esperaban de la cromoxilografía japonesa del fondo, con que se introducía en la estampa algún
168 PAUL W ESTH EIM EL GRABADO E N MADERA 169
tono de color que servía de fondo. Las luces se dejabán
libres en el fondo blanco del papel. Todo el procedi am es M c N e il l W h is t l e r y
miento consistía, pues, en insertar entre el blanco y Emil Orlik cultivan un “japo
negro algún valor intermedio: verde oscuro, azul o color nismo” que es cosa bien distin
tabaco. Ocasionalmente, por ejemplo en el retrato ta de ese algo imponderable
del príncipe elector de Sajonia, en que Cranach repre en que consiste la relación re
senta a éste como caballero armado de su coraza, se mota, difícil de definir, entre
aumentó el efecto ceremonial y solemne imprimiendo un pastel de Degas o una lito
las luces en oro. También la plata se empleaba para grafía de Toulouse-Lautrec y el
este propósito. Cranach tuvo un gran interés en estos arte japonés.
recursos. Como es sabido, grabó toda una serie de Y este algo imponderable,
camafeos. Aquel retrato del elector, al que seguramen que quizá sea una sesibilidad
te atribuyó cierta importancia, lo envió también a específica para el valor del ma
Burgkmair, con una carta en que llama su atención tiz y para la estructuración pla
sobre el nuevo procedimiento, y que probablemente na de la superficie, es lo que la
alentó a Burgkmair a grabar el retrato ecuestre de Ma voluntad de arte europeo asi
ximiliano. A esta manera de sacar de la plancha de miló, más intuitivamente que
madera efectos pictóricos recurrieron más tarde varios en un plano de conciencia, y
artistas conocidos: Baldung Grien, en su extraño Aque que determinaría asimismo el estilo peculiar del nue
larre, Johann W echtlin, Alberto Altdorfer y muchos vo grabado europeo. El japonismo fué una moda artísti
otros. En Italia, donde se aspiraba aun más al efecto ca, ni más ni menos, pasajera y perniciosa como todas
pictórico; donde Ugo de Carpi se afanaba por reprodu aquellas modas que constituyen el elíxir de los espíritus
cir bocetos de Rafael mediante una impresión con tres carentes de poder creador. De aquella fecundación, en
planchas, fué ante todo la escuela de Parmigianino la cambio, que no era imitación ni cosa prestada, .que no
que se sirvió de la nueva técnica. Pero la cromoxilo había nacido de una sugestión directa, brotaron fuentes
grafía no pudo tampoco detener la decadencia general de energía y vitalidad.
del grabado en madera. Se empleaba para reproducir Es difícil suponer que Gauguin, Munch y, más tar
pinturas, sirviendo de modelos cuadros de Rubens, de de, los expresionistas alemanes Kirchner, Heckel, Nolde,
Tiziano y de muchos otros maestros. En estas copias Pechstein y Schmidt-Rottluff, creadores del nuevo es
mecánicas de las pinturas se desplegó en el siglo x v iii , tilo del grabado en madera, se hayan dedicado conscien
sobre todo en Inglaterra, notable destreza, una asom temente al estudio de la cromoxilografía japonesa. Más
brosa habilidad técnica para reproducir fielmente gamas bien nos inclinamos a creer que su visión y pensamiento
de tonalidades ricamente matizadas. Pero también en artísticos obedecían a intenciones creadoras que tenían
esto faltaba lo esencial: el espiit artístico. Y cuando su origen, en parte, en el grabado, japonés. Su aspira
llegaron del Japón los primeros grabados policromos, ción era volver a concebir y a crear como artistas arte
documentos del espíritu del arte oriental, ya nadie re sanos. Para ellos la superficie sé había convertido de
cordaba que también en Europa había existido hacía nuevo en unidad estructural, sujeta a un orden inma
siglos algo como una xilografía en colores. nente que alienta en todos sus elementos funcionales.
Sobre todo volvieron a considerar la xilografía como
EL GRABADO
EN
MADERA
Em ü Nolde: Jestri
• '.Y
. v
inventor del género. Éste alcanza su cima artística con Trinidad Pedrozo editó un pequeño semanario pro
José Guadalupe Posada, cuyas numerosas “calaveras” gresista, El Jicote, cuyo atractivo principal eran las ca
son de sus obras maestras. ricaturas litografiadas. La postura oposicionista del pe
He aquí la tradición de que surge el nuevo grabado riódico provocó en Aguascalientes tanto escándalo, que
mexicano del siglo xx. Ha cambiado el estilo, han cam Pedrozo tuvo que trasladar su taller a León, Guana-
biado los contenidos. Pero estas dos tendencias hacia juato, adonde le siguió Posada. En E l Jicote aparecie
lo popular y lo nctual subsisten; por la Revolución han ron sus primeros dibujos y caricaturas. En 1888 Po
cobrado mayor energía y profundidad. sada fué a la capital
a probar fortuna. En
contró un empleo de
grabador en la edito
rial de Vanegas Arro
yo. Esta editorial, la
más grande en su gé
nero en México, pu
blicaba literatura ba
rata para las masas:
oraciones, historias
de santos, descripcio
nes de casos raros,
relatos d e crímenes
espeluznantes, mila
gros, comentarios, a
veces humorísticos,
a los acontecimientos
José Guadalupe Posada: Pleito en la vecindad del día, corridos y, para el Día de Muertos, las “cala
veras”. Todo esto impreso en hojas volantes en todos
Se ha dicho que gracias a la Revolución los mexica- g los colores del espectro, por las que la gente pagaba
nos se descubrieron a sí mismos. En este sentido, José * uno o dos centavos. Posada se convierte en una estu
penda atracción para la editorial. Resulta el artista ideal
Guadalupe Posada (1852-1913) es uno de los más gran-' W
des y geniales precursores de la Revolución mexicana. para este público, que se siente comprendido por él
Sus veinte mil grabados, que tienen la autenticidad de y que, a su vez, comprende el lenguaje plástico claro,
lo documental, son una verdadera enciclopedia de lo íp conciso y llano en que él habla. Durante veinticinco
mexicano. años, hasta su muerte acaecida en 1913, este infatigable
Posada fue un artesano. El oficio —el dibujo, la li trabajador hace las ilustraciones que Vanegas Arroyo
tografía, la xilografía, la impresión— lo aprendió en su necesita para sus volantes y folletos, hace miles y miles
ciudad natal, Aguascalientes, en una pequeña imprenta : de grabados, en que se halla captado intuitivamente,
cuyo dueño, Trinidad Pedrozo, era litógrafo y grabador* genialmente, lo que se llama “la opinión pública”.
en madera. El rasgo singular en el arte de Posada —singular tam
240 PAUL W ESTH EIM
EL GRABADO E N MADERA 241
bién dentro de los lindes del arte popular— no es que
sus grabados sean descripciones magistrales del mundo
de la gente pobre, de los diferentes tipos populares, de
las escenas de la vida cotidiana. Lo extraordinario, aque
llo en que estriba su importancia social, históricocul-
tural y también artística, es que haya logrado mostrar
nos ese pequeño mundo tal como lo ven los que lo
componen: el hombre en la calle y en la pulquería,
la mujer en la cocina, la comadre de los mercados. En
aquellos grabados suyos, hojas de tamaño pequeño, se
expresa el pensar y sentir del pueblo. Del pueblo me
xicano.
Un caso muy parecido es el del dibujante berlinés
Heinrich Zille, contemporáneo suyo, como lo fueron
Porfirio Díaz y Guillermo II. Observador agudo, tan
José Guadalupe Posada: Calaveras de los periódicos
agudo como Posada, se dedicó durante toda su vida a
retratar el inframundo proletario de Berlín, el “quinto cigarros, etc., en que no se aparta del estilo de la época.
estado”, como se le ha designado. “Mi medio”, lo lla E n el catálogo a la exposición de Posada en Chicago,
maba Zille. Posada no hizo otra cosa. También dibujó afirma Femando Gamboa q u e '“en México el graba-
“su medio”. do en madera se había prácticamente abandonado en la
Pero no hacemos justicia a Posada si nos ocupamos segunda mitad del siglo xix. De las mil planchas origi
sólo del aspecto documental y costumbrista de su obra. nales que se han conservado de la obra de Posada, sólo
Este hombre modesto, a quien durante su vida nadie unas cuantas son de este material. Todas las demás son
había considerado artista; que trabajaba en su taller de la aleación que se usa para los caracteres de imprenta
como artesano, un artesano a la antigua, creando obra y que es suficientemente suave para trabajarla con la
tras obra sin sospechar siquiera que eran obras de arte, gubia y suficientemente dura para tirar varios miles de
se forjó su propio lenguaje formal, su propio estilo copias”.
gráfico.
Pero ni siquiera este procedimiento es bastante rápi
Sólo en sus primeros tiempos de León cultiva el gra do para dar abasto al trabajo en la editorial, a la enorme
bado en madera, produciendo imaginería, cajetillas de cantidad de volantes que tienen que salir lo, más pronto
posible, antes de que se haya volatilizado el interés por
el caso espeluznante que acaba de suceder. Posada tie
ne que renunciar a la gubia, al grabado en el sentido
estricto de la palabra, tal como Daumier abandonó la
técnica del grabado en madera, a favor de la litografía,
procedimiento más rápido, cuando en las agitaciones
políticas de la Revolución de Julio su colaboración en
la revista Caricature le impuso velocidades vertiginosas.
Posada inventa para su producción expiess un pro
242 PAUL W EST H E IM
si
EL GRABADO E N MADERA 243
cedimiento propio. Con una tinta química especial di
buja directamente sobre las planchas de zinc, les da un
baño de algún corrosivo, y ya el clisé está listo para la
prensa.
El punto de partida de Posada son los grabados me
xicanos del siglo xix, instrumentos de propaganda de la
Iglesia y de la agitación política. Su estilo conciso y
lapidario, que tiene la energía y monumentalidad del
grabado en madera, se inspira sin duda alguna en la
imaginería popular. Muchos elementos de sus graba
dos proceden de allá: el diablo con cuernos, garras y
cola, las fauces del infierno que echan llamas, etc.
Todo su repertorio de formas y figuras está arraigado José Guadalupe Posada: Eleuterio Mirafuentes
en las representaciones del pueblo. Su manera de refe
rir hechos no es jamás mero reportaje; es concentración también que lo que bastaría para el intelectual, la escue
a lo esencial, simplificación y potenciación a ló esencial, ta comunicación del hecho, no basta para el hombre de
con el fin de lograr el más intenso efecto plástico. Su la clase humilde. El pueblo necesita la emoción para
objetividad corresponde siempre al mundo imaginativo comprender. De ahí parte la expresión artística de Po
de las masas. Al lado del aspecto social, éste es su as sada. Escoge siempre el momento de la más alta ten
pecto, digamos, poético. sión dramática y encuentra la forma que lo convierte
Y como conoce el pensar y sentir del pueblo, sabe en vivencia óptico-sensible. Aprovecha los escasos re
cursos que ofrece la hoja gráfica para producir dentro de
la superficie, mediante una estupenda distribución
de los blancos y negros, movimiento dinámico, contras
tes, ritmo, tensión. Contemplemos una vez desde este
punto de vista, el de la estructura formal, la Calavera
zapatista (fig. pág. sig.): la vigorosa diagonal del cuerpo
equino, que atraviesa vehementemente la superficie,
corta la vertical del jinete, trazo de no menor energía
estructural que parte de la punta del pie y llega hasta
el sombrero, casi hasta el borde del grabado. Acentúan el
movimiento diagonal, a la vez que lo interrumpen, el
rifle y las calaveras amontonadas abajo. La masa de la
bandera, arriba, equilibra el montón de calaveras abajo
a la derecha. No cabe duda que el efecto elemental
del arte de Posada, y precisamente su efecto sobre las
multitudes, se debe a esta estructura artística, que no es
producto del azar sino creación consciente.
José Guadalupe Posada: Amor pecaminoso Cuando Posada consigue, en 1888, su empleo en la
PAUL W ESTH EIM EL GRABADO E N MADERA 245
244
Francisco Díaz de León: De Francisco Castillo Nájera: E l gavilán Julio Prieto: Ataúdes
256 PAUL W ESTH EIM
Procesión
Avila:
Grabado de un cartel para anunciar la feria de Max Pechstein: Muchacha frente al espejo, 1922 194
Francfort, 1758................................................... 141 Franz Marc: La pastora.......................................... 195
Juan Miguel Papillon: De Traite historique et pra- * Franz Marc: T ig r e ............................................... 196
tique de la gravure en bois, París, 1766 . . . 143 * Ernst Barlach: De Die Wandlungen Gottes
Thomas Bewick: La zorra de Select fables, 1784 147 [“Las metamorfosis de D io s " ] ..................... 197
Colección Museum of M odem Alt, Nueva York
Alfred Rethel: La muerte como amiga. Grabado
final de la Danza de la Muerte de 1848 . . 150 * Ernst Barlach: Tempestad.................................. 198
Honoré Daumier: En la taberna. De La grande * Raoul Dufy: De Guillaume Apollinaire, Le bes-
vilie, 1842....................................................... . 151 tiaire, París, La Siréne, 1 9 1 9 ..........................200
Gustave Doré: Viñeta de Histoire de la Sainte * André Derain: De Max Jacob, Les oeuvres bur-
Russie, 1854........................................................ 152 lesques et mystiques de Frére Matorel, mort
Adolph Menzel: La biblioteca de Sanssouci. De au Couvent, París, Henry Kahnweiler, 1912 201
la Historia de Federico el Grande, de Kugler 155 * Aristide Maillol: De Longo, Daphnis et Chloe,
Indra. Atribuido al sacerdote budista Nichiren París, Gonin, 1936 . . . . ' • ..................... 202
(1222-1282)...................................: • • • . • 158 * Aristide Maillol: De Virgilio, Eclogae et geór
Moronobu: De El libro de los ermitaños sin gica. Leipzig, Insel-Verlag, 1926 ................. 203
gulares, 1689....................................................... 162 * Maurice de Vlaminck: El p u e n t e ................. 204
Moronobu: De Cantares de los 36 poetas, 1696 164 * Maurice de Vlaminck: De Communications. Pa
Paul Gauguin: De Le sourire . .............................. 170 rís, Galerie Simón, 1921.............................. - 205
Paul Gauguin: De Le sourire.................................. 171 * Raoul Dufy: La pesca. Colección Museum of
Edvard Munch: Los amantes, 1 9 1 2 ................. 174 Modern Art, Nueva Y o r k .............................. 206
Edvard Munch: Escena m o rtu o ria......................175 * Henry Matisse: El toro. De Henry de Monther-
Edvard Munch: Autorretrato, 1 9 1 0 ..................... 176 lant Pasipbaé. París, Fabiani, 1944 . . . . 207
* Edvard Munch: Hombre prim ordial................. 177 * Max Em st: El ch a le co .............................. 208
Emil Nolde: A dolescente.......................................178 * Pablo Picasso: De Balzac: Le cheí-d’oeuvre in-
Emil Nolde: J e s tri................................................... 179 connu, París, Vollard, 1931 . ...................... 209
Karl Schmidt-Rottluff: Cristo, María y Marta . 180 * Pablo Picasso: Cabeza de mujer. Grabado en
Karl Schmidt-Rottluff: El s a n t o ..........................181 1906, impreso en 1933 .............................. • 210
Erich Heckel: Paisaje prim averal..........................184 * Femand Léger: De André Malraux: Lunes en
Erich Heckel: Pareja, 1 9 1 0 ..................... .... 185 papier. París, Galerie Simón, 1921 . . . . 211
* E. L. Kirchnér: Campesino de los Alpes bávaros 186 * Jean Arp: De Dreams and projects. Nueva York,
E. L. Kirchnér: Retrato del director de orquesta Valentín. ............................................................ 212
O tto Klemperer .............................. 188 * Edgard Tytgat: La Carreta. D e F. Timmer-
* E. L. Kirchnér: B ailarin a.................................. 189 manns: The triptych oí the three kings. Nue
Christian Rohlfs: El fu m a d o r.............................. 190 va York, McFarlane, Warde, McFarlane, 1936 213
Christian Rohlfs: El preso. ...................................191 * Frans Masereel: De Charles de Coster: Die Ges-
Heinrich Campendonk: Hombre sentado . . . 192 chichte von Til Ulenspiegel. Munich, Wolff,
* Kaethe Kollwitz: Autorretrato. De Die Schatien 1926 ................................................................... 214
den, 1912 . ...................................................., 193 * Gustav Wolff: Ulises y C ir c e ..........................215
294 PAUL W ESTH EIM INDICE DE CAPITULARES Y VIÑETAS 295
* Ewald Mataré: V a cas........................................... Luis Arenal: Lázaro Cárdenas y la reforma agra
* Otto Pankok: El gallo........................................... ria. De Estampas de la Revolución Mexicana 264
* Gerhard Marcks: La promesa (Noé) . . . . Alfredo Zalee: La dictadura porfiriana. De Es
* Gerhard Marcks: Cuentos del río Saale . . . tampas de la Revolución Mexicana . . . . 264
* Josef Scharl: Flores en un florero . . . . . Mariano Paredes: El cam p esin o ..........................265
* Margret Bilger: El Llanto de A n a .................. José Chávez Morado: Calavera contra el pueblo 265
* Lyonel Feininger: Naturaleza muerta, 1937. . Leopoldo Méndez: Lo que no debe venir . . . 267
* Louis Schanker: Cuele im a g e .......................... Francisco Dosamantes: Ignorancia y fanatismo.
Courtesy International Graphik Society, Nueva York De Estampas de la Revolución Mexicana . . 268
José Guadalupe Posada: El jarabe de ultratumba Feliciano Peña: Fuente del Salto del Agua . . 269
José Guadalupe Posada: Balada del fin del mundo Alberto Beltrán: A legoría.......................................270
Picheta: Lolita y P a n c h ito ................................... Leopoldo Méndez: De Juan de la Cabada: Inci
José Guadalupe Posada: Pleito en la vecindad . dentes melódicos del mundo irracional . . . 271
José Guadalupe Posada: Calaveras de los perió Leopoldo Méndez: Libertad de Prensa. De Es
dicos ..................................................................... tampas de la Revolución Mexicana . . . . 272
José Guadalupe Posada: Amor pecaminoso . . . Leopoldo Méndez: El r a y o .................................. 274
José Guadalupe Posada: Eleuterio Mirafuentes . Ehécatl. Sello precortesiano................. .... 279
José Guadalupe Posada: Calavera zapatista . . . Sello de A zcapotzalco.............................. .... 282
Manuel Manilla: Ojos que te ven......................... Mariposa. Sello precortesiano. De Jorge Enciso:
Manuel Manilla: El toro em bolado ...................... Sellos del antiguo M é x ic o ..............................284
Manuel Manilla: Escena de a m o r ......................
Picheta: Monos en actitud y tren de literatos . .
Leopoldo Méndez: Z apatistas.............................. ÍN D IC E DE CAPITULARES Y VIÑETAS
Francisco Díaz de León: M u j e r ..........................
Gabriel Fernández Ledesma: La puerca con sus José Guadalupe Posada: Calavera: Huyen antes
cochinitos............................................................ de la m u e r t e ................................................... 16
Fernando Leal: Danza de la “Media luna” . . . Capitular S. De Boccaccio: Von berühmten Fra
Xavier Guerrero: Emiliano Zapata, 1924 . . . . uen [“De mujeres célebres”]. Versión alemana
de Heinr. Steinhoewel. Ulm, Joh. Zainer,
Francisco Díaz de León: De Francisco Castillo
Nájera: El g a v ilá n ........................................... 1473 .................................................................... 17
Viñeta. Nuremberg, Museo Germánico (alrede
Julio Prieto: Ataúdes...............................................
dor de 1 4 0 0 ) ................................................... 20
Carlos Alvarado Lang: C ab allo s.......................... Capitular F. De Un alfabeto humano, 1464 . . 21
Abelardo Ávila: El árbol m u e rto .......................... Viñeta. Del libro xilográfico Vita et Passio Do-
Abelardo Ávila: Procesión....................................... mini cum oratio n ib u s ...................................... 25
O tto Butterlin: Madre e h i j o .............................. Capitular S. De Boccaccio Von berühmten Fra
Rufino Tamayo: El ángel . ................................... uen. Ulm, Joh. Zainer, 1473 ......................... 29
Enrique Climent: F la u tista ................................... Capitular D. De Rudimenta novitioium. Lubeck,
Leopoldo Méndez: El gran obstáculo.................. Lucas Brandis, 1475.......................................... 36
■294 PAUL W ESTH EIM INDICE DE CAPITULARES Y VIÑETAS 295
* Ewald Mataré: V a c a s.................................. 216 Luis Arenal: Lázaro Cárdenas y la reforma agra
* Otto Pankok: E l gallo............................. 217; ria. De Estampas de la Revolución Mexicana 264
* Gerhard Marcks; La promesa (Noé) . ' 219! Alfredo Zalee: La dictadura porfiriana. De Es
* Gerhard Marcks: Cuentos del río Saale . 220’ tampas de; la Revolución Mexicana . . . . 264
* Josef Scharl: Flores en un florero . . . 222 Mariano Paredes: El cam pesino..........................' 265
* Margret Bilger: El Llanto de Ana . . ! 223 José Chávez Morado: Calavera contra el pueblo 265
* Lyonel Feininger: Naturaleza muerta, 1937 224 Leopoldo Méndez: Lo que no debe venir . . . 267
*Louis Schanker: Chele im a g e ...................... 225 Francisco Dosamantes: Ignorancia y fanatismo.
Courtesy International Graphik Society, Nueva York De Estampas de la Revolución Mexicana . . 268
José Guadalupe Posada: El jarabe de ultratumba 231, Feliciano Peña: Fuente del Salto del Agua . . 269
José Guadalupe Posada: Balada del fin del mundo 232. Alberto Beltrán: A legoría...................................... 270
Picheta: Lolita y P a n c h ito .................................. 236 ■ Leopoldo Méndez: De Juan de la Cabada: Inci-
José Guadalupe Posada: Pleito en la vecindad ! 238 ' dentes melódicos del mundo irracional . . . 271
José Guadalupe Posada: Calaveras de los perió Leopoldo Méndez: Libertad de Prensa. De Es
dicos .............................. 241 tampas de la Revolución Mexicana . . . . 272
José Guadalupe Posada: Amor pecaminoso 2423 Leopoldo Méndez: El r a y o .................................. 274
José Guadalupe Posada: Eleuterio Mirafuentes 2431 Ehécatl. Sello precortesiano.............................. .... 279
José Guadalupe Posada: Calavera zapatista . 244” Sello de A zcapotzalco........................................... 282
Manuel Manilla: Ojos que te ven............... 245 Mariposa. Sello precortesiano. De Jorge Enciso:
Manuel Manilla: El toro embolado . . . . Sellos del antiguo M é x ic o ..............................284
245
Manuel Manilla: Escena de amor 246
Picheta: Monos en actitud y tren de literatos 2471
Leopoldo Méndez: Zapatistas . . . . . . 248: IND ICE DE CAPITULARES Y VIÑETAS
Francisco Díaz de León: Mujer . . 249 1
Gabriel Fernández Ledesma: La puerca con sus José Guadalupe Posada: Calavera: Huyen antes
cochinitos............................................... .... 251 de la m u e r t e ................................................... 16
Femando Leal: Danza de la “Media luna” . Capitular S. De Boccaccio: Von berühmten Fra
252
Xavier Guerrero: Emiliano Zapata, 1924 . . uen [“De mujeres célebres”]. Versión alemana
253 de Heinr. Steinhoewel. Ulm, Joh. Zainer,
Francisco Díaz de León: De Francisco Castillo
Nájera: E l gavilán . .......................... 1473 ............................................... 17
254 Viñeta. Nuremberg, Museo Germánico (alrede
Julio Prieto: Ataúdes.............................. .... 255 dor de 1 4 0 0 ) ................................................... 20
Carlos Alvarado Lang: Caballos . . . . 256 Capitular F. De Un alfabeto humano, 1464 . . 21
Abelardo Ávila: El árbol muerto . . . . 257 Viñeta. Del libro xilográfico Vita et Passio Do-
Abelardo Ávila: Procesión.......................... 258 mini cum orationibus....................................... 25
Otto Butterlin: M adre e h i j o ................. 260 Capitular S. De Boccaccio Von berühmten Fra
Rufino Tamayo: E l ángel . ...................... 261 uen. Ulm, Joh. Zainer, 1473 .......................... 29
Enrique Climent: F la u tis ta ................. 262 Capitular D. De Rudimenta novitiorum. Lubeck,
Leopoldo Méndez: El gran obstáculo . . 263 Lucas Brandis, 1475...................................... - 36
296 PAUL WESTHEIM IN D IC E D E CAPITULARES Y VIÑETAS 297
Capitular A. D e Hohenwang y Pflantzmann, Viñeta. André Derain. De René Dalize: Ballade
Augsburgo................................................ .... 40 du pauvre Macchabé mal e n te r r é ................. 199
Ángeles con trompas anunciando la Resurrección Lyonel Feininger: Pequeña casa forestal . . . . 226
(alrededor de 1 4 6 0 ) ........................................... 49 José Guadalupe Posada: Calavera con vaso de
Capitular O. De una edición xilográfica del Ais c e rv e z a ......................' .............................. .... . 227
memorandi........................................................ 59 José Guadalupe Posada: Hiena, la mujer conquis
Joñas y la ballena. De Spiegel menschlicher tadora...................... .............................. .... . 237
Behaltnis. Espira, Peter Drach (alrededor de José Guadalupe Posada: M u jere s.......................... 237
„ H 8 0 )........................................... V
. .................... 62 José Guadalupe Posada: India con niño en la es
San Germano. D e Vida de santos. Augsburgo palda ...................................................................... 239
Johannes Bámler, 1475 .............................. 64 José Guadalupe Posada: Dos Hombres con jaula 240
Capitular V. De Keller, A u g sb u rg o ................. 68 Francisco Díaz de León: Árbol. Viñeta . . . . 250
El caballo de Troya. De History von Troya. Es Isidoro Ocampo: V i ñ e t a ....................................... 276
trasburgo, Joh. K n o b lau c h .............................. 71 Calavera. Sello precortesiano. De Jorge Enciso.
Viñeta con escudo. Erhard Reuwich: De Bern- Sellos del antiguo M é x ic o .............................. 277
hard von Breidenbach: Reise nach dem heili- Sello precortesiano. De Jorge Enciso. Sellos del
gen Land [“Viaje a Tierra Santa”]. Magun antiguo México................................................... 286
cia, 1486 ............................................................. 96
Capitular E. De E . Ratdold. Venecia, 1476 . . 104
Lucas Cranach: Firma (Detalle de Venus y
A m or) ......................................................................... 109
Capitular D. De la cuarta Biblia Alemana de Fris-
ner y Sensenschmidt, N u rem b erg ................. 122
Juan Holbein el Joven: La muerte y el Ancia
no, 1538 .............................................................128
Capitular Q. Juan Miguel Papillon. De Tiaité
historique et platique de la giavuie en bois.
Paris, 1766 ........................................................ 142
Capitular D. Honoré Daumier: El disgusto coti
diano. De La fisiología de la conser/a, 1841 144
Adolph Menzel: Viñeta de la Historia de Federi
co el Grande, de K u g le r...................................154
Viñeta. Moronobu: De Cien cantares de Gue
rreros...................................................................... 156
Capitular J. De Karl Schmidt-Rottluff . . . . 169
* Paul Gauguin: E l crucificado.......................... 172
Capitular L. André Derain. De Guillaume Apol-
linaire: Enchanteui po u rríssan t......................,183
IN D IC E GENERAL
Prefacio........................................................................ 9
La evolución del grabado en madera desde el si
glo xiv hasta el siglo x x .................................. 17
El nuevo grabado en madera mexicano . . . . 227
El estampado de imágenes en el México antiguo 277
índice de ilustraciones...........................................287
índice de capitulares y viñetas.............................. 295